Director:
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E D !\'_ lJ N O O C A V · S
101 ón E. Gordillo M •
l'A,"r J , BRlL. 1!>:?2. Nu.mno '5
'l'ú la ca ,~a ... · n a' oye : yc q a e Die s
no te Gi o. é 11í unir, y ent · l l s dos
es itn¡ o ible q1 otro an1or r~ea ·ierto,
Hoy que los fit,les van a lo. di ·u1J tos
te up1ico, rnnjer, que van1o jt !1tos
a sepultar rli cornzón ya m nm'to.
EFRAÍN ·~rDOIL\. ..:\Ln. ,:'.
--~~~~~~~--E?_~~g_tE~~~~-~_:--~-~~-~:_ _____________________________ _
Imprenta Ram "rez
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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REVISTA NSUAL
,Director: UILLERMO EDMUNDO CHAVE ., '
Administrador: Salomón E. Gordi lo M.
AfiO 1 t PASTO, A.BRIL : .1022. ~- NUMERO 6
BA'rALLA BOMBONA
Primer premio en el Concurso
abierto por la Dirección de
Instrucción Pública par los
eetudiantes de N a r i ñ o con
motivo del Centenario de lct
Batalla de Bom boná.
' o ..
Eutre los jalones glorioso"" de la triunfal epopeya
magna, en la marcha in vencible de las legiones
lib~rtadoras, hay un gesto supremo en que palpita el
alm~ toQ.a del movimiento emancipador: es la Batalla
e Boro boná. No es esta acción de armas de' las más brillantes
v deslumbradoras que honraran nuestra edad lieróié~;
nada tiene que ver con el trueno divino de Boyacá.
ni con la centella fulgurantB de Junín, y es una
mera sombra ante el sol' ~omérico de Ayacucho. En
est~ océano de nunca. colmados heroísmos, es como
una gota; pero en élla, hay tal suma de nobleza e
hidalguía, de excel~1tud y sacrificio, tanto valor y
e piritu caballeresco, que bien puede decirse que allí
está el romance de la independencia.
Desde todo punto de vista Bomboná seduce y
s~tisface al pensador; es mas, lo fascina. Toda ]a
&fosofía de la contienda libertadora allí está resumida.
P ta el poeta es una cisterna escondida y legond
ria donQ.e bulle a través de los tiempos una linfa , ' .... , t • '
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4 RlTO."
pura, que irradia todas las claridades, que contiou·e
todos lus delirios de ideal.
En las más l'emotas bre:Gas de los 1\.ndes tuvo
lugar la espartana justa, y el torrente de los siglos
ahogó su inmortal resonancia. Los despojos heróicos
y palpitantes; el turbión de los cuerpos quo
avanzan como cíclopes a derribar el baluarte inaecesible
para caer sf-'gados cual sublimes trigos por e}
huracán de las descargas; las oleadas cálidas y estremecidas
de flor de vida, que se escapa ele las arterias
rotas de los valientes adalides, no existen ya
sino en el recuerdo vago, en la remembranza botTosa
del vidente: que en la noche eterna hasta el clatnor
y el c·laríu de la victoria se amortigua y desvanece.
Sólo 'l_Uedau las rocas yermas y amenazantes,
erectas como escollos soberbios, donde aun parece
congelarse un supremo aliento de asomlJro y de tragedia.
A 1lí el viajero sobrecogido no encuentra una
i5ola reliquia humana, porque en alas del viento han
volado las ceniz::1s de tantos corazones generosos,
como para sacudir esta ptogenie que vive una vida
estancarla, que ya no alienta la locura divina de un
ideal desinteresado ni la t·ebeldía heróica, que ya no
vibra. delante de nna mujer o de una idea.
Pero es tal el poderío inmenso de la gloria que
brilla en ese calvario de la libertad ; es tan grande
su valor espiritual, que la Historia, que es una resurrección
al decir de su gran lírico, 1\fichelet, ha de
recoger todavía admirada esa página de luz y de fuego,
como una de las más portentosas y augustas manifestaciones
de humanidad que inspira Ariel.
La Filosofía de la Historia descubre en Bomboná
las más trascendentales lecciones: De un lado el
sentimiento del honor y do la lealtad, llevado al más
alto extremo de la aberración; del otro, la djgnidad
humana, la justicia inmanente que reivindica para.
una humanidad oprimida en su cuerpo y en su alma
e~ solar libl'e y propio, doude extender ese cuerpo
~lét.ico, hecho para sorber el sol tropical y forjado
para las luchas titánicas, para las grandiosas realida..
fJ~s de la acción ; el derecho a llevar ~se espír.tu
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TIF.Vll::)'l A l!ENSUAT~
nuevo, souúmbulo do 1nz e ilhnitados horizontes, un
e ·píritu de ~n~ueiíos que no co1nprendc la vida sino
eomo una de bordantB sed de libe1·tad y justicia,
(•omo un iJenli. mo de ligado da todo ,concepto utilitario
v materialista.
Dos ::;nblimes Quijotes fl'ente a frente: el antiguo
y ~1 nuevo, eso t3 • Bomboná. El antiguo para
quien es un e\'augelio la ley d~ }[., cabailería, la bravura
indómita, y es su religión la fe jurada, la hidalguía
y el puudouor; pero le falta el eoncopto a1nplio
do la vida humana, del cual hace divisa y escudo el
Qnijote nuovo, t}llO mpezó a correr sus aventuras
en los campo de la dulce Francia; y luego vino a
t' ta tierra americana e hizo tantas proezas, desde el
Caribe hasta la tierra de los incas, desde ~1 Orinoco
h~1sta el Plata, qüe la eternidad pareció quedar sus
peusa y so espantó la muerte.
I
Para comprender la intima significación de la ·
hatalla de Bombouú. en el conjunto del movimiento
omancipadur, es pt·eciso estudiarla a la luz del anali-
.. :i: filosófico, medir su índole y alcance, determinar
·u va 1or humano.
En e te sentido, la independencia es ]a J'esnrrec-
~iún de ]a jn ticia contra un sistema que desconoció
la dignidad htnnana, practicando la explotación de
una raza en provecho de otra ; la reacción inevitable
th: las fuerzas y valores espirituales. d,ei pueblo americano
contra lllla tirauía que se empeñó en desconocer
y vulnerar ~u personalidad.
De allí viene la fu rza prodigiosa deltnovimiento,
qne tuvo algo de centella y hu1·ncán y conmovió
hondamente el nuevo munuo.
Por eso se impuso inevitablemente, a pesar de la
a va lancha do vi61encias y exte1·ruinio desatado po:r
l aplastante nlnd (de soldados y cañones con que
E~ pafia quiso ahog r el grito . Ji})eJ·tador que na~~~
en lo más lündo de la conciencia colectiva de u tia .
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•REVISTA MENSU AL 7
La causa española estaba condenada a sucumbir,
porq.ue no se inspiró en un ideal humano que di~ra
met·vio a su acción, sinó que tuvo por móvil el · inte
·és de conservar para España un vene1·o de riqueza
· rp~diante la explotación de una raza que consideraba
inferior. Y los hombre no s deciden a morir p(n·
()} simple interés ! ....
En cambio, la causa americana derivaba su fuerza
fie trascf1ndentales aspiraciones humanas ; de un
ideal sublime que sacudió los más íntimos pliegues
de las masas: fne u u grito di vino y una sacudida
portentosa del alma do las multitude~, más fuerte
que la muerte y los desfallecimientos de la carne,
sup rior a todos los cálculos y todos los obstáculos.
Por eso la embriaguez dQ entusiasmo de los independientes
ante la fría: y desgarbada defen8a de los españoles
1 por eso la humanidad americana asombl'ó
al mundo con el espeetáculo de un pueblo que, desnudo
y hambreado, sin otro escudo que el pecho al:
ti vo, ... e lanzó con la fuerza de la desesperación contra
el torrente de metralla y el turbión de bayonetas
de las aguerridas legiones peninsulares, sin m1edo~
ni desmayos, y arrancó a sus mismos opresores las
armas de la mano para la lucha.
y . en esta gloriosa epopeya las mujeres dieron .. el
más alto ejemplo; tal fué la embriaguez sublime -del
ideal libet·tador, que transformó e~e desfalleci·miento
·en ' Valor invencible y esa debilidad en fortaleza · de
'hierro.
Toda la explicación del milagro de nuestra independencia
re~id~ en esta con ·ideración. A cada paso
se vislumbra en nuestra epopeya ese asombl'o, ese
estupor de las huestes vencedorhs de Napoleón, ant6
el denuedo de nuestros bisoños soldados ; estupor
que les impidió tomar la ofensiva enérgica-que hu·
hiera podido aplastar la insurrección-; se observa, al
contrario, el raro, fenómeno de que, a pesar de la superioridad
en número de hombres y . material bélico,
es el ej 'rcito español el que asume la defensiva bus· ~
cando la protección de posiciones inexpugnables o de
atrincheramientos artificiales; . y es el ejército, iudec- . - ·.
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R1Tu•
p~udiente e1 que toma la oreu~i ·n. a p .:ar d( su inferioridad,
lo enal le dió IR.~ \"'t'UtHjas do la rniciatÍ\"'a
y rlPl in)p~tlso, coudieiouos est udales de la victoriu
u1ilitar.
De estas ~at neteri~t.icas dependió 1a fnerza. ex·
p.ansiva dA la 1ueha libertadora, y su uniplHl de ac
·~ión. La tarea impu~sta a lo.· llbt:~rtl\dores fué indu·
flablemeu te atacar ul ent:~m igo donde qn}Pra q no se
l' enco~trase, y atacar y VtJilf~t·r irwesa 1ten1Pute so
pena de fra,·a~ar eu ol objeto. b . ~ <.•hu·o qne la ol)ra
~mancipadora no podfa limitar~ úoicarnente a ... rueva
Gt·auada, o a Venezuela. o al Er!nudor, o al Perú.
'rodo e~fnerzo ~epnra(lo o di ~ perso hnhit:J·a stdo anonadado,
comn lo fu , ,¡ pt·irwipi.o ~n '\ eJ..Jezueh La
lógiea de la aeeión i.mpu~o una a manera de cruzada
solidaría de todos los americanos, y el dest1no señaló
en la persona del Libertador, al hombre p1 vid3ncial
que habia de condneirla.
Pulveriza( ns las fuerzas (;~pañolas en Boya<'t.
quedaba virtualn1~nte libre la Nueva hranada, put' ·
si bien quedaban en su territorio facciones enemigas,
ellas e~taban condenadas a perecer po1· con. nnc]
ón y aislamiento. . P~ro la concepción estratégica,
imp.uesta por la fuerza de los hechos, era bastí-ima.
La batalla de Boyacá y la libertad granarlina
eran apenas la iui('iación de la gran obra; su objeto
y re ult 'u 1é otro que formar el nervio para la
luch~: o ado granadino.
... ta -:~z óu estaba en grave ri~sgo de caer bajo la
arra e ,. · ñola el pueb o ecuatoriano. El ejército
libertador, al mando inmediato del General Suet·e, ·
estaba af~lado y en peligro de ser en vuelto por las
fuerzas españolas del Ecuador y por las Jegioue~ pasten
'es. De aquí el imperati"Vo estt·atégico de la mar-ha
del Libertador nl Sur, hacia Pasto, para d truí
th fuer¡,a naeiente que allí se or·ganiza b.a.
L:-t batalla Je .Bon1boná fué el result do d a ue}
1 ~ ~oncopción estratégica, y casi coincidió con la
-. .i 'toria del Pichincbfl. ·
~ • 1 n:Studiernos la S(.'mblanza moral de stn e a,
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' ······-------------~~~--------
antes de hac t· su análisis tfJ.etico y de valorar su sigu
·ificaeió n v r ;;ultado .
Eu(!la~'adn en lo má~ escondido de las breñas
itndinas, vivía ei pu~blo de Pasto abandonado a su ·
propias fuerzas;, y alejado del mar y de los centro.
rle donde más fuertemüote llegaban las palpitaciones
de las nuevas ideas de! sig!o.
Sus especiales condieiones étnicas y ~ociales le
dieron al pueblo past.ense el temple espartano, austero
y sufrido. Obligado a valerse de sus propios recursos
para uo desaparecer, hubo de crear por si solo
~us ot igina es y · rlmirable~ industrias para suplir la
defie'jen<:i rlel co met cio. Fué a mauera de un Hér•
· ul~s, qhn d .~· ( jó los bosques y los trocó en ciudades
y c, m p s de labranza florecientes.
~>a l u ·ha intensa y sana con la naturaleza vír!
en; esa cou~eutraeióu e\1 sí tnismo; ese sobrehulnano
esfuerzo de energías, le formaron un nmbiente
moral, en qu resalta sobre todo sentimiento humano
f!ll honor por etH·ima de la vida, la bondad ingénita,
la nobleza, la lee. tad a }a palabra empeñada, el
pensamiento y el sentir elevados y, más que todo, la
l~gendaria religiosidad.
Causa asombro ver como ese pequeño pueblo
hubiera podido sobrevivir floreciente, a pesar de todas
las fuerzas del medio que le fueron contrarias, y
ele las espantosas calamidades que hubo de soportar,
pues todas las plRgas de destrucción se desata1 on
eontra él, como en otro tiempo contra memorable
pueblo.
El entusiasmo con qne Pasto abrazó la causa
española no debe buscarse ni en )a incomprensión
del movimiento lib~rtador, ni en el ID(lzquino espíritu
de servilismo, sino en el exaltado sentimiento de
lealtad a la fe J rada, a la autoridad, sentimi nto
levado a tan alto grado, que ofuscó todo raciocin · o y
~od otro sentimiento.
No fué tampoco un simple interés el qu~ jrnpu1-
~ ) p·:~ bJo nsten~a ]a J t.'ba titánica y rlesjgnal: /(
,~on DS indt:pendien es. Las ventaJas conómicas y -:·· .. ·
so in1es de la 'mancjpación eran tan patentes qtle ·;-:- ·
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10 RITOS
no podían escapar a su penetracjón. Al contrario.,
sé observa que Past9 . luchó con la conciencia del
renUnciamiento de perentorias ventajas y contra las
halagadoras p~·om ·esa~ de los libertadores. · ·
Toda el al-ma de ia lucha está en ese exaltado
sentimiento del honor y de la lealtad que don ~Pomás
de Santacruz especificó en la frase celebre del l'(lSpeto
a la autoridad legalmente constitnída.
Raro fenómeno de psicología colectiva el de este
pueblo, que sólo y aislado supo hacer frente al huracán
formidable desatado por el genio de Bolívar, y
~ucumbir gloriosamente! El puso a la tragedia el
toque final decoroso y sublime del noble venciJo.
Las legiones españolas tiempo ha fueron fundidas
por la centella victoriosa de la libertad; y est~
pueblo luchaba todavía contra la inund9.ción arr.o.lladora.
Para el historiador, el realismo pasten&e ser~
si(lmpre digno de admiración y respeto, como debe
serlo toda .actuación humana en que resplandece ur)'
désinteresado sen ti miento moral. .
En ley de justici~ es preciso que ]a Historia rec-tifique
el concepto equívoco sobre el asunto. Por-·
q:ue si bien es cierto que Pasto procedió contra la·
lógica histórica-y quizá con'tra el derecho, ello fué el·
fruto de la pasión por el honot a la fe jurada, qneofuscó
la armonía anímica de este noble pueblo h0-
cho por destino providencial el personaje hidalgo de
la gr!ln tragedia. El supo lhacer menos <;>diosa la
huella de la huestes peninsulares en América, y as- r
clarecer su derrota con toques de caballerosidad y· ce tnz. Gracias a él se libró, así mismo, Ja causal
trealista de la ironía histórica por su obscuro derrunt-'
bamiento y por no tener ante el futuro vindicación
posible.
Antes de entrar al estudio de Bomboná en sus
1 _diversas fases, comprendiendo en ellas el desarrollo
--:- estratégico y táctico de la acción, y antes de valorar
_ _ su significación y consecuencias1 pr-ecisa descubrir
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RE)ISTA MENSUAL 11
el nervio de la resi::;tencia pastense y hacer·, de.spue~,
la descripaión · más verídica de•la acción de armñS.
Es todo ·un problema histórico el descuhrimiento
del factor que motivara la admirable resistencia y
constancia de Pasto en la lueha •.!OU los libet·tador~s.
Se iosiuuó ya la idea de que aquellas no pueden (\Xplicarse
por ·la ignorancia ni el fanatismo, como tratan
de explicar el f~nón1eno ciertos historiadores su
·per'ficiales; 1nny al contrario, aquella afirmaaión
'{}Ueda i nfirmada al consider.ar que si tales hu bier4n
sido •las causab de semQjante resistencia, apenas sí,
'habt ía tenido la fuerza de lo inerte.
~las, si se analiza cou alguna ateneión el casQ.,
se dese ubre que el seutitniento realista de Pasto ~rala.
en~r·gía de un entusiasmo moral; sólo así se e:xpli~
fll 'lle('ho de q 'le aíslado 'Y solo, deE:pués de veneidos
todos los ejércitos pouinsulares, mantuviera en jaque
a los indepeudientesj}asta caer .anonadado.
La fuerza o nervio de la re::;istencia que tr&ta de
hn~<·arse, se halla en la austera ot.tganizaeión de la
familia pastéuse en e~:>e entonces, en la .sobriedad y
fortaleza de su raza. Si ha habido en el , mundo espejo
do11da se copiase ví \ridamente la organización
de la familia romana es en la antigua Pasto. El
grupo familiar de ac¡uellos tietnpos tenía una cohesión
de la quo no hay idea al pte. ente, y que influía en
todos los speetos do la vida,eBpecin.lmente en el civil.
Esa cohe ión dió y ha podido conservar hasta el
pt·osente la prodigiosa v· to.Edad y resistencia del pueblo
pasteuse.
La organización de st gobierno en tiempo de 1a
Colonia era también la sembht.nza de la organización
familiar, síntesis de cohesión y vital· dad, que dió a
las empresas de todo g 'u ero esa fuet za adtnira'"ble
que se nota a través de la historia c1e estos pueblos
del Sur. \1) •
Se insinnó ya la idea d~ que la concepción estratégica
de la marcha hacia el Sur ~e ligaba íutirru('"' ... -/
(1] Aquí la descl'ipción de la Batalla¡ por falta de espa9--,r.:
cio la hemos omitido. ·
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· tEVT. TA MEN8tL L 13
tlecesidnd de tnucho annlisis, un grave erl'or, cu~1
•fu' el decir a etnp(.)finr u u combate en terreno desfavorable
y mal conocido de las fuerzas independient
e , error que pudo traer fatales consecueneias para
retardar la emancipación americana.
En efecto, no ..,e concibe la necesidad que tuviera
el Libertador de ir a trabat· combate en Bomboná~
dond+-) se hallaban apostadas casi todas las fue1·zas
l'Nl.li tas de Pasto, en 1 ugar de opta1· por una reversión
y marchar directameute a Pasto, para obligar
así a las fuel'zas aeampadas en Bomboná a dejar su
ventajosa posieión para acu<.lir a la defensa de la
ciudad amenazada, caso en el cual la acción httbz'ía
sido más favorable para Bolívar.
Empero, si se tiene en cuenta las condiciones de
tiempo y lugar, aparece muy disculpable t)} error
de Bolívar. Es muy probable r¡ue el Libertador,
a peRar de su previsión y prudencia, no baya
'tenido el conocimiento indispensable :lel terreno, ·que
e 1 ese tiempo era muy escabroso y cubierto ~ de bosque;
y que bien pudo suponer la existencia de otra-s
fuerzas ¡·ea]istas en dirección a Pasto. El rocuerd&
del de, alabro sufl'ido por \ aldé"' en Jenoy, obro
si u dnda en su ánimo para no s~guir esa vía en S1l
n1archa a Pasto, y tonwr ruta hacia atiaco en busoa
do una po_ición dominante, par·a dirigirse luego •&
J>a~to por el car ts o de Consa~á y sol'pr~nder las
1tropas realistas.
e nota, además, que e] Libertarlor fu' dominada
'[lOl' el impulso de atacar a todo trance, idea do1ninante
en las ofensivas., h~ cien do abstracción de la
pr de cia 1 ilitar y de los principios de táctica.
Pued coo.1prend e rse la importflncia vital de la
b atallt't el e Boro boná en la estra.t~gia dfl toda la ca'ln·
pañ · d e pendiente si se valora el resultado qoo
hubi t'a podido t e ner una derrota de Bolívat·; el n~r-vio
d e lo s Pj -é rcitos independient ~, lo más :floridQ de
los L· oldados g r nnr. d · no", habría sido destruido; ~~
1n i s mo Li b ~rt a cl o · hn b JAra podj do caer prisionero; . "
1a )!'' 11 .. d a l 11 p o d e. ue los realistas ]os ele-;.,_:'
.f e ~·u 1'1'< J ojf rc i jnde:pendionte. S~ •e_ /;
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14 HIT S
Bomboná hubiera sido un éxito realista hubiera repercutido
en Nueva Gr·anada y Ecna ent.reguen impávido::
s su vida sin saber si su sacl'ificio será ~stéril o
fructuoso, es un hecho que pasnu\ y haee enmude ..
cer.
Los tiempos pasan y en las hojas de la historia,
en el olvido de las generaciones que como un desiet·to
se interponen antre el pasado y el presente, quedan
siempre grabadas con un buril de luz estas epopeyas,
como un reproche a las generaciones que languidecen
.....
Aquf cabe hablar del factor moral, del alma colectiva,
que desempeña en las contiendas a muerte el
papel más importante.
Hoy es cosa sabida que ~a ciencia militar debe
tener en cuenta este factor, porque el enemigo más
formidable puede ser vencido por el débil que lucha.
con la conciencia de su derecho, con la convicción de
un deber sagrado.
Esta es la fuerza moral de que nos habla un
gran crítico suizo cuando dice: " que de dos humanidades
que luchan a muerte, tiene la vent.aja aqueJJa
que está convencida de la realidad moral de su sacrificio;
y que este factor es de tal importancia, que
viene a ser el primero de ]as guerras".
En efecto, cuando los hombres van a la 1nuerte,
no es el hierro ni el acero, ni los ele m en tos de des·
trucción son los que dicen la última palabra; por
encima de todos está el alma, y el alma es in vencible.
El factor moral de que hablamos es la resistencia
de los espíritus caldeados por el entusiasmo
de las ideas redentoras y trascendentales, que son el
al·ma rnater de las humanidades nacientes y opri- ...
midas. -
Siempre será la libertad la ener_gía latente
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Jos pueblo~, y la reacc~iún 'de la personalidad opd ..
1Hida, f:)l factor supremo de lns gl'ande:' ob1·as.
La supedoridad material llt-'ga a ser vaua, hn·
potente, nute el her\yor de e'l tnsiasrno del débil qYutleue
conci~ueia de su derec:bo.
Tal oet.1ITÍÓ eu Bvu1boná. Hnmanarneute hablando
la. aéción ~l>ía terminar por el Jesastre del
oj'ército independie lt~-; ¡_>ero fue al contrario.
E-l Jpfe realista debió ·seutir en el foudo d~ eu
espíritu algo de espanto, y eu su corazón de león
uu ~oplo helado ante el espeet.áeulo de aquellos
h9mbres qno caían al .golpe de muel'te como racimos
hermo~os y palpitantes por la obsesión libertadora.
Es preciso imaginar este supremo episodio, euyo
fuego inextinguible, ceutelleante, como la lhuna de
eieio que evocara el divino ciego de la lliada, caldeará
la historia humana: al!í los adahdes qne dejaron
en la roca una huella de sangt·e con su manQ
frenétira; los cuerpos palpitan tes que se .saeudierou
en las duras piedras; .allí los supremos gritos de eutusiasrno
cortados por la· bala 'fría ... ~
Hay en 0stas horúéricas luchas casos tan sobrehumanos,
que toda filosofía es inadecuada para
- compr-enderlo~.
·Los realistas f)O Bomboná se cansaron de matar
y tuvier·on la impresión de la derrota; su espíritu
sufdó la dP-presión moral ante algo que nada tonía
-de humano .... Cejarou, retrocedieron abandonando el
campo sin haber sido vencidos ni diezmados ....
La derrota no consiste en la silnple destrucción
material del enemigo; consiste, sobre todo, en la
-impresión rnoral de cansancio y uesa1i3nto. Toda la
ciencia militar ·tiende a conseguir este resultado.
En Bomboná se produjo eu las fuerzas realistas
esa depresión, ese cansancio ante el prodigio de unos
;hombres superiores a todos Jos desfallecimientos.
Allí compreudieron que jamás podrían vencer a los
independientes.
,
1 i En aquel histórico campo se hallaron las huestes
_ .. )·. ile Pasto en pret5éneia de un sentimiento nuevo y
. -:·~ . ·avasallad >r: fué eutonce .. · cuando, comprendiendo
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}UO el sentido de ln. independencia era una religión,
nn uue\~o e "angelio, sellado con sangre, ··germinó en
't'llas ln. dudel, la inquietud de que acaso bU causa no
·Dra justa. Y fué arnengaaudose su decisión por
E~paüa. .
·El sentinliento de pnsrno y admiración, que, · a
}H.,sar de vel' el agotamiento del ejército libertador
iu va ió al ~re f. e realista, le impidió ordenar una ofensiva
que habría acabado con el desastre de Bolívar.
Esu tni:::;mo sentinliento puso como un toque de
lurz hertno"am nte melancólico, de$pués del combate-,
a aquel noble ra go de volver las banderas tomadas
a los repuhlicauos. . .
El noble Basilio García ·se sintió vencido .... Y
la religión del honor dejó paso a ·Ia religión de la libertad.
y ........... .
Huyamos muy lejos, volemos hacia el pasado!
Solament~ a i podremos hallar el adecuado signo con
quo valorar la gloria de Bomboná, de esa acción d-e
· extraños tiempos.~:. Y así podremos deshojar a su
recuerdo-como lerna imper~cedero~aquel verso de
1ia antigua Ron1a:
· DULCE E'r DECORU~1 EST PRO PATRIA MOR!.
]tlANUEL S. Qui:'"oNES O.
• •
BOMBONA
U na marchn triunfal ••...•
YLos regios tricolores al azul desplegados
Son divinas enseñas de los tiempos pasados;
La':1uz nieva en el cielo .... y es la gloria del día
De euseiías y laureles fecunda ~pifanía!
Hay un reir son oro y un florecer de palmas:
Parece que vibrarau cla··ines en las almas ....
Todo eanta recuerdo"', todo a cantar convida
ltecuerdo.., y blasone~ de una gloria vivida:
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REVI T A MENSl'J AL
ue brillará por todo el Continente
(Jon la caricia azul de una alborada !
Es Libertad. ____ .Los Andes se cubrieron
De laureles y palmas ;
Y despertaron de su eterno sueño
Al vibrar de su voz todas las almas.
García ! .... con los hijos
De la bíblica Leona L ____ •
Los altivos pastusos
ue h1cieron de su fé-de sus creencias .
De su noble lealtad, y bizarría
Un invensible y poder<>so-oscudo!
Una marcha triunfante
Para ir a constelar en el Pichincha,
La herencia que guat·data palpitante,.
De la ardorosa sangre de los Incas;.
Luego una detención-y en una tarde
Se cinceló el poéma esclarecido
Con la fecunda sangre
De los qud en la jornatia perecieron
Despedazados pero no vencidos ! . ____ _
U na densa tiniebla,.
De humo y de centellantes resplandot~
Aridec~ el azuL ... Todo se acalla
Entre el fragor rugiente
Del cañón y la bárbara metralla !
Los escuadrones-trágicos
Sin deteneuse avanzan ... _
y en el loco nnracán de su heroísmo,
Quedaron en la insólita pendiente
Luchando entre la gloria y el abismo ! ____ ...
Sobre las viejas cumbres
Y a la luz moribunda de la tarde
El ''Argón'' declina. __ Y el "Rifles '' en la trágica trinchera
En que flameara el español trofeo,
Clavó como una cruz-ensangrentada
La enseña tricolor de su bandera !
¡ -
..... - j
-- ·-· --r.
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:R I T O g ·
Y cayeron las sombras. ___ . _
Y no fué más .. _. Un cálido recuerdo,
Que cantará en la historia
En alas de su 1uz-eternsm8nte
El valor-la grandeza-el heroisn1o r
Un deshojar de vidas
Como un caer eterno de laureles
En el hondo recuerdo de un abismo t ... -
Torres-París-Valencia con GalindoLuque-
Valdés-Barreto .. ..
El Ultimo crismado
Con el riego feeundo . ...
Los valientes Garcías
Los bravos Ratamales
Y los Guerreros Inchtos !. . . .
Para qué más t .... Las cumbres del Galeras
Miraron esa tarde
Un desfile triunfant~ de condóres
Entre un flotar glorioso de banderas!. ...
............................... ______ ... ____ . _____ ··---- ~
Por qué pues empeñarnos
En buscar el motivo
Si Bom boná de gloria
Tan solo fué un motivo f ••••••
Por qtlé estudiar el tl'iunfo
Si nadie canta el triunfo T. ____ _
Por qué nombrar los héroes
Si todos fueron héroes T. ___ ..
No sólo hay luz y gloria
En la magna epopeya
Y en el himno triunfal de una victoria!
--.,. Hay gloria en el recuerdo
Qae brota de los ti e m pos fulgurante ,
. .. Oomo brota la luz ele la neg tura ,
- ,.W"'". ,. ' • Transformada en la gloria d e u n d i ~ n1 an t c! ,. _.r ,. r 1
¿~ / ·.
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1 EVISTA MENS"CAL
Hay loria en los c]arines
Aunq ne vibren tristeza;
lfay glo1 ia en el ocaso,
Y en la tímida luz do una a.lborc. da!
Y hay infinita gloria en lo qué dice
La Libertad-aunqn desfleque triste
u bandera al azar despedazada ! ... _
Hay gloria en las creencias,
En la fidelidad. __ .y en ese orJn.Lo
Que tieue por blasón ~1 heroisrno
Y un sí m bolo de leones por escudo ! . _ . _
Y BOl\iBON A os un sírubolo!. ...
N o será del pasado solo enseñ~
Que solitaria vivirá prendida
De un flanco milanario del Galeras! ....
En nuestra magna historia ,
Flotará eternamente su recuerdo
Como un eterno sfmbolo de gloria L •. _.~
¡Loor a los valientes luchadores
Y a los viejus laureles obtenidos!
¡ Loer a los que fueron portadores
Del triunfo .... y perecieron
Despedazados pero no vencidos L. ___ _
¡Honor para la gloria del pasado,
Honor a las banderas !
¡ Honor a es(' recuerdo que olvidaJo
Ha vi vid o en un :flanco del Galeras ! ....
21
----·-····----·-·····-·· .. -----·------·-·--·------
Y el águila simbólica-irguió regia y triunfante
La olímpica cabeza de la ci ente sima ! .. __ ..
Y entonces, lent..- me o .. ~ ..
4} i u· del poema-se d"1uyó nnheh nte
En el on o i tolJO roj· pu il ·------- ·--
(J H.JLE o E u. :r o CH VE
Pas o, 7 < o "bri do 1922 /
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RITO R
REMITID0
El Valle de Atríz
La vieja España de Fernando Católico, se se·
ñi>reó . de la América e!l el siglo ..~. ~v por derecho de
conquista. Por esta razón el español venido a nuestto
suelo no se consideraba pues como extl'anjero,
más sí como hijo y dueño legitimo del vasto y virgen
territorio de e8te Nu~vo 1\fundo. Y en sus aventuras
y ex~ursiones eu busca de algo que pudiera
satisfacer sus &nsias de conquistarlor indomable, se
~ncont1·ó de repente cou una región que parecí~
~ivienda de alguna Diosa; pues que la naturaleza
&YQ.ó~da por el arte ostentaba en la región descubierta
sorprendente lujo de encantos: un cielo primav~
ral,. campiñas siempre verdes, arroyos cristalinos,
~ve~ de cantar sabroso no apn~ndido, flort~s
de variado& matices y exquisito perfume. Esa región
er~ el V.alle de Atriz y el des<=ubridor de ese
Valle tan asombrosam(jnte pintoresco fué don Lorenzo
de Aldana-quien se dijo para sí ''en esta
región fav:orecida por Dios con tan larga mano .
levantaré una ciudad la que algún d1a será el valnarte
de la fé española. "
Los años y aun los siglos transcurrieron y de
repente vemos que nuestros mares ponen resü;tencia
a las naves españolas y éstas a su empuje violento
tu 'tiéron que decir, adiós para siempre a la tierra.
del N u evo M un do.
La obra de la IndependeBcia quedó pues aseg'tlrada,
y España no tuvo ya dominio sobre la tierra
que libertó .Bolívar con su espada y su genio.
¡ 1\Iás durante la guerta de la InJepende.ncia qué
fué de la ciudad del Capitán Aldana T· agradecida
sobre todo con quien le babi a dado la e ~i stencia no
quizo manchar su nombre con la ingratitud, sentimiento
mezquino que .sólo puede anidar en corazones
,. ,. ... ---- déviles ; creyó que los verdaderos 1utereses de los,
x. pueblos estaban vinculados a la monarquía espa-
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-It~VISTA MENSUAL 23
üola \!OD e pecialidad los inmateriales de la Religión;
cpero al1 eco u oc r que los Próceres tatnbiéu le daban
lleligión y Patria no vaciló en re u di rse y aelan1ar
por padre a Bolívar; Pasto ha logrado ya vindicarse
~nte el Tribunal sevet:v de la Historia y hoy con orgullo
vemos que se v1ste ele gala, entona el hosana
de lo libr s y se dil'ige preRurosa a Jos campos de
Bowboná a deposita1· sus coronas ante el altar de
los 600 h ~roes que dejaron en cambio de las ofrendas oo este día, su sangre que aún tiñe las turbulentas
aguas dei Guáitara y sus huesos que parecen encallados
en las alturas <¡e Cat·iaco. Si, en ese 7 de abril la
nqcho y la oscuridad fueron los obstáculos para e
triunfo definí ti vo de la Patria; hoy la 1 uz de la reivindicación
brilla esplendorosa para la ciudad de
Al dan a .
MARIA lGN ACIA M UÑOZ.
• • •
Al}(;ELINO MENENDEZ Y PELAYO
Al R. P. Doctor Mauricio Cruz 8. J.
I
En el cercan0 mes de mayo el mundo literal'io latino
!a menta la desaparición de don Maree lino , M en" ndez y
Pela yo y conmemora el decimo aniversario de su muerte.
Pero ni el lento gotear del tiempo sobre la clépeidra
productora de olvido, ni aquella oruga que punza el corazón
y roe la vida, herrumbrarán ni podrán amenguar
en un ampo la excelsa pompa de este preclarísimo hijo de
tEspaña. Como Newton, como Pitágoras, como Cervantes,
como Galileo, como todo pensador inmortal, como todo
hombre faro, el autor de La Ciencia Española, brotó del ¡-
8eno de un hogar obscuro. En Santander ( España ) res- ..---/
piró el aliento primero, el aire fresco, sano, de aquella
tierra montaiiesa, r:ue produjera a Escalante y a Pergda.
Acerca de su alborescencia comenta uno de sus biógrafos:
" Al estudiar las primeras letras en Santander ya llamaba
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1E ~ISTA 1\IENSUAL
tivo peregrinó :sin cesar de biLlioteca en biblioteca por
'tod ~s las flor •cieutes capitales del mundo. ~u estante• ia
privada contm ía mns de cuarenta mil volúmcne:.) entro los
que prefería la ]_,tblia y don Quijote, que los recitaba dP.
tnenwrHl, y de caJa uno de 1us utro:s mantenía fresco un
exacto ~U:!Jc- 1 iu. Clc t.ifl catie a don .i\1 t,t·celino, como al•
espaüol má' ilu tr ~, mú:s gPnial, que haya producido la
Pemnsub. lberica Pn till (tltima genet·aeiun: asombrotw
e::;critor, sabio cl'Í tico, concienzudo historiador, filólogo,
hnm.widta, po tv., pedagogo; polígrafo artista ; toda espe·
cialidad ::wperú con magnificencia~ todo lo dominó con admirable
mae:stl'Ía e te raro brote Je la humana familia ; y
su on..!iclGpedia ·e halla fundida en el calor dulcísimo de
un católico sin ejemplo. Proverbial, su prodigiosa memoria,
y con u aguda intuición creó un fanal maravilloso
de ciencia.
• Literato mundial • Ion "': ndez y Pelayo, las letras de
tod la cultura latina se orieutaron a sn luz ; ninguno se
consagró a ellas eou ahin o 1uás extraño en los anales, de
la Ili...,toria; ninguno más nnsio o én de:.;entrañar mi terios
y abarcar todo euanto el mundo científico y literario encerraba
; ninguno inspiró más pánico a los enemigos de la
Iglesia en más de dos cuartos do siglo. Juzgó con sobriedad
de erudición las literatul'as del Viejo Continente y
Nuevo l\lundo penetrando en los íntimos problemas de su
historia y filosofía~ y lanzó el postrer concepto qud reverenciarán
los tiempos. ~e afilió a todas las Academias de
Espaüa, y a casi todas las del orbe ilustrado, por condescend<.~
ncia, para aqué:stas el modesto polígrafo era necesario.
Vasto crA(lo por dicJw ~~trQ
· ~J l9 d~l pre¡SeJlte . JD~~
.J -
11' ' ' ... '" . ........
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.·
ZB R 1 '.f O 5
Eusebio Ca.ro, Gregorio Gutién·ez González, José Joaquín
Ortiz, y Julio ArbolGda: ''En estos cuatro poetas líricoa-
dice-tan diversos entre sí, se cifta lo mejor del tesoro
poético colombiano, al cual la posteridad juntará las obras
de algunos ingenios, de los cuales hay tres, por lo TY~enos,
«!fUe escasamente encuentran rivale$ en América.'' En los
tres, sin duda ee acordaba de Miguel Antonio Caro, Rafael
Pombo y Diego Fallón.
Admirablemente dotado de la triple cualidad del ana'lista:
" erudición, imparcialidad, y buen sentido; llamó a
juicio a la crí ti ea del Siglo X VIII, en extremo hostil a
Calderón, y entroncado en la tradición castiza dictó casi
un novenario de conferencias con su peculiar poderosa
fluídsz de verbo, y celo conventual ; en que nos enseña a
Calderón cristiano, a Calderón teólogn, a Calderón cuasi
inmoral, y así dice en su sexta conferencia : " La moral
es absoluta, y no atiende a distinciones de tiempo, ni de
lugar, ni a preocupaciones sociales. Estas obras ( de Calderón
) son en su fondo, en su esencia, radicalmente inmorales;
pero dentro del Siglo X VII, dentro de España, dentro
de las costnmbt·es y de las preocupaciones del tiempo; dlen"tro
de esa moral social, moral relativa, que, como en ott·a;
0casión he dich0, no solamente está por bajo de la mora)
cristiana, sino muchas veces contra ella, Calderón respondí~
perfectamente a lo que snntían y a lo que penaaban
todos sus espectadores"· Discrepa don l\Iarcelino con toda
documentación tradicional acerca del tronco genealógico
def poeta Calderón, cuenta que los libros ignoran su ascendencia
y aclara : '' Calderón descendía, ~omo casi todos
nuestros grandes ingenios, desde el marqués de Santillana
llaHta Lope de Vega y Quevedo, de nobilísimo solar montañés,
del solar de la Barca, insigne en nuestra historia,
por jactarse ~us po.seedores de que alguna vez se hospPdó
en él San Frm.cisco de Asís, y de haber dado un mártir a
la fe en la persona de Sancho Ortíz Caldcr6n. Sea de esto
lo que quiera-continúa-lo cierto es que Calderón no nació
en la 'Montaña, sino en :l\Iadrid, aunque todos sus ape·
ltidos son montañeses''·
. La ll~slo'ria de las Ideas Estt~ticas, es uno de los monumentos
que m~ís conoa.gra ·on a .Menéndcz y Pelayo, tra.-:::
- bajo que preocupo infinitamente su atención, cargado· de
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---..::;-,
...
q·~ fdi;:. rl ' cnmcntación; en el profunJizó con mnyor notab!
lidad ·los fundamentos de la fil<)sof1a, de h eotéticn y
d<~ la hi<1toria c~:>pc üoi::t::~; sienta corno verdad histól'ica que
la Ct;CUeln. filo úíica do l~~paüa, An ciet·ta ópoea inm"'morial,
patrono como preeu1·sora del alemana, en cuya~' a ~uellas
.bcntes pan~ec qt e flle a abrebnrse Kant. Esta puoli~a<~ión
; ::Hnubró a odn~ los gimnastat; intclectnales, hasta el extremo
de que 1<)$ pondPrados eríticod coetáneos se eximit~l'(Jll
dn analizarla y la pt·ecor.izaron como un libro cuya lectura
y clasiticacir'm competía únicameut~ :1 lo~ mé\s afamado~
t;abios e.·tranjeros. No es meno.s digno de memot·ia su elocuüntc
brindis pronunc'aclo en honor de c~tderón, en el
que e.·hibió la valentH\ ele voluntad de un cristiano ::>crisolado
; c11audo aquelios decano~ del paganismo vociferaban
torreucialm ~nte en loores al mn:s desenft-enado epicunüsmo,
la tigtlra. ce esiústiea de Don Maree ino, se destaeó ovoeativa
como un RÍmbolo : "Lrindo-dijo-por que nadie ha
bri el~ rlo wst:\ :::~hora por las grallde~ ideas '1 u e fueJ·tm
alma e i H>pirn.ción de los poemaH c~lderonianos. l~n pri-
11e1• hbar, pür la fe eatóli~.:a, apo~túlie3, romana, que on
·iett: ·iglor dP lueha not~ hizo rceonqnistar el patrio suelo,
y que en lot-O albores del R.enacimicnto abrió n los east.ellano~
las vírgP.l l'S ~elvas dP- América y a lo~ portngncl:;es los
fabnlosos ~antunrioH de l. lndia. Por la fe católica que es
el su!JstrnttUII, la c8oncia y lo más grande, y 1o máb hermoso
· nvestra t<•ología, de nuestra filosof1a, de nuestra literatura
y de nue ·tro :u· te". En &us 1"'.-,siutlios de crítica lite7·a~ria,
en que con.1e1 ta Hmpljamente las ·emblanzas de Qnadrnrlo,
Tirso de l\folina, El ALate rlan·hena etc., con su estilo
suelto, expontáncü, vibrante, se reconcilia y presenta al
mehmcólico poeta II cine conJo al vate alemán más contagindo
de la poeRía enferma y en poca::; líneas pinta bU alma:
l' Los nromas del Oriente perfuman sus (·antos: el ruiseñor
de Hafiz vuelYe a sonar en sus verjeles f ruedan solemr.es
las aguas del Gm1ges sagrado, donde la simbólica flor del
loto aguarda el beso de la luna: cruzan entre las nieblas
del N ortc los dioses de la G 1·ecja dest<'rr::1dos ; y la sombra
austc.ra de nuestro J ehuda-Leví de Toledo se levanta como
llameante columna que gui, La a la caravana de Israel
por su nurvo destierro. La mi ma e.·traiia mezcla de s:mgre
y de educación que había en Enrique Beine contribt.t-_
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(
-
30
~· ye a dar peregrino saber a estas poes!as. Hebreo de raza,
' alemán de nacimiento, francén po•· largl;\ residencia y por
algunas pal'tes de su genio, buscó en el Mediodía calor, luz
y libertad para su poesía meditabunda y germ~nica ''.
. . La robusta y prolija obra de l\1eriéndez y · Pela yo, 'no
es para analizarla en un raquitico ar'ticulillo de Revista,
· 'aquella ha menester más madura prépáración, mayor sosiego,
más,alentada pluma ; y auncuando l~a de Gonzá.
fez 'Blanco, Clarín, García Romero, Lluch, Soiza ReiUy,
· Gomez Restrepo etc., hayan pretendido penetrarla, no satisfarán
la justa fama de su tradicional leyenda que ae
· · ~creci e.nta cada día. Aquí cierro este puntillo bibligráfic()
· con IR rliotoria de las Hetm·odoxos, libro que costó la mayor
· actividad mecánica y mental del ilustre humanista español,
en donde en gran grado se depura la saña y se desenraízan
los errores de sofisma y libertinaje, con la• 8nmb•
·as descarriadas de Valera, Campoamor, l\Jend~zábal 1
Castelar, Echegaray, Bartrina, Pérez Galdbs,' Pi y· Margall
etc., sentenciadas por don 1\'Iarcelino con severa acrimonía
y limpieza de justicia; corre acaudalada la historia
legendaria de Espaüa ; es un gigantesco monumento (le
granito a nuestra dacrosanta Religión,en un orden compa·ct6,
nutrido, granado ; libro profundo y misterioso como Ja Bi- .
blia, y oloroso al emblemático incienso ~e las viejas catedrales.
En una página del epílogo dice : " Dios uos con cedio
la victoria, y premió el esfuerzo perseverante dán donos
el destino más alto entre todos los destinos dé Ja
historia humana : el de completar el planeta, el de bórrar
los antiguos linderos del mundo, Un ramal de nuestra
raza forz ó el cabo de las Tormentas, interrumpiendo el
sueño secular ue Adamastor, y reveló los misterios deJ
sagrado G anges~ trayendo por despojos los aromas de CeyJán
y las perlas que adornaban la cuna del Sol y el tálamO'
de la Aurora. Y el otro ramal fue a prender en tierraintacta
aún de caricias humanas, donde !os ríos eran comO'
m~res y los montes veneros de pláta, y ~n cuyo hemisferi&
'brillaban estrellas nunca imaginadas por Tolomeo ni pov
]l í parco ".
IV
Pasarán generaciones sin que se repiHl la sólida humanidad
de MarceJino 'Men é ndcz y Pelayo; perdónertme
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U1\VIRTA :\IBXRUAL :n
los hi panos sabios del día, don l\Iig11el tle Unamuno. y RanH)
n y ..,ajnl) fl'io racion:di ta el nno, y carente de la ardencia
psicológi<.'a do la raza el otro. Porque Menéradez y
Pelnyo, apareció ~.:orno un prede:tinado, como un fiero lu.
chador, eomo un Don nijote de In 1\liliria Cristiana; su
carrera de astro de priuJCI'a magnitud alul)lbró todo el haz
de la tierra. . .. ·
Snfi'Ía amargamente. el afable filólogo, cuando ~ledjtnba
en una posiLle decadetH~ia nacional ; con te m plalja al
tra luz de la dititaucia, su P· tria, va"3ta, próspem, Patwn•
rle otro mundo; y allí su grito solemne y arrebatadoa· reflejo
de la angre española, a la E:ipllña llel'óiea, a la España
Clásica, a la Espaüa rtodoxa, a la España de Loyola, a
la E:spaña Conqui ·tadora, n la Espaüa Mentora de América,
a la España en cuya lengua andan fabl'irada~:~ las Siete Partidas,
y en la qne un Manco In" pirado forjó el Quinto E\'clngelio
con la sublime per~onalidad de Don Q.uijote de Ja
Afancha, a la España-~n fin-cuya fe y cuya sangre no
podrán todos los siglos desligarla ui limpiarla de sus predilectas
hispano&mericanas.
El 19 de 1\layo de 1912 una Yiolenta sacudida conmovió
honda'mentc la pren. a mundinl, bs letras latinas se en·
lutarQn, clamorearon las campanas y girnio el cable debajo
del agua- del mar; Don :l\larcelino l\lenéndez y Pelayo llabía
m u e a·to.
'l'EMÍSTOcL~s PEREz D1n.GADO.
---·~·---
DE
En la última Expo~ieióu Iudui::iti ·ial y A1 tí~tica
q_ne ·e celebró en esta ciudad, E:>l Salóu de Bellas Artt.
s sot·pretHiió ~ por lo~ uun1erosos t t abHjos de pintura,
ntre los <;uales descolle:non <.: adrot) de ba~tante
m ;rito. A e te propósit\_)' ret:otdu os que !ldemás de
esa exhi bidón, se re u u ieron n otra Oí'asión y e u ·
di ~ tiuto Salón~ cuadros que sin ... t>r d tinados a obtPner
premio, sirvieron e ruo un exponente deJa riqueza
artística de Pasto. Es Yerdud que se logr~
rennir uua Luenn caut.jdad de obu:1 pero 1" mentable-
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. ~
' 32 nITO~
m nt e1 salón u~ fue ·isitado sino por muy pocos
aficionados.
E to demuPstta la iudiferen.cia conqu\1 siempre
se ha mirado entre nosotros 1 ad l nto t! J Bell s
rtes, y e a p~sar de la ti •i(1n y buen s dispo i·
e-ion e que ra ella han tnan ·r~et do n todo tiempo
lo hijo de Pasto. onc etán onos a la pintura,
AD efecto contamo bo. con poco , pero háb"Je pintores
que i llevaran sus a pirac:aione a producir algo
propio, a c'Pear, si tuviet n l valor sufiei nte r
npa1·tarse'del rutinario i t rna des r simp1 copistas,
llegarían a Aanar e l l'eputaoión de e d e os
maestros. Por eso es digna de aplau ·o la labor de
Humberto Pu ana, que de ando romper e a valla,
busca e s orieutacione para la pintura,. y e esf
Pna n b se :r Pstímulos que ..-::irvaa para 1 mejor
desarrollo del a-rte entre nosotros. Sin terminar
todavfa sus estndios en la Capital de la República,
fue llamado or el Gobiet·no Departa m n t l pa1~
oenpar la cátedta de dibujo en varios plantel s de
dncaeióu, y d sde entonces como n virtuoso del
arte, además d sus diari s tare , se ha cons grado
con entn ia mo y con el d licado eutimiento del ue
persigue un id al, a fijar el lieuzo, no ya las líneas
meoánicas del copista, sino algo propio, ese algo de
que ha entrevtsto la. beUeza de la forma y quiere
perpetuarla con las notas fn~gurantes ·y r' pi :las de
la pintura moderna; porque eguo lo reveJan sus
cuadros, hay en ellos nn marcada tendencia a 1
escuela llamada "· impre ioni ta, la cual con la má-
8ica gama de los colores, p oduce el ritmo luminoso,
el tono armónico de la belleza que deb~ pe durar,
r ándole en un instante a la luz su~ férico e ~
biant~s. Ya en Bogotá Puyana, fu' Presidente del
'' Circulo de Bellas Artes ,'" S(lcied de pinto es que
guiados por los aestros Bernal, Zamora, C no y
otros, cultivan con é ito el div·no arte de Le&nardo
e inci y e RafaeL Pocos cuadros ha producido
tod vía el pincel de n nestro joven artista ; sus últi-e
tudie~ intitulado Ofelia lor son de
fl!O:tante médto.
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RE I T E UAL
J
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1 r
<---·
R 1 TOS
italit!nos, fr·anceses y, holandases pat'a. encausar el
arte ibérico; pel'o a pesar de es(), los esfuet·zos de
Hovasse, Tiépolo y otros no dejar·on huel1a perdurable
hasta que ~urgió Goya, cuyo apogeo lo tuvo ya
cuando los paises latino"' entraban a la guerra de la
indt3pendencia. Desde esa 'poca basta hoy, a las
Bella .Artes tampoco se les ha prestado la atención
que se les dá en otros pai es y de allí la decadencia
en que se hallan. Estimular pues a los que se consagran
al cultivo de ellas, es uu deber patriótico, y
por eso nosotros lo cnruplitnos con gusto hoy, por
medio de las pt·esentes línea~, en viaodo la voz de
aliento a nuestro amigo Puyana, vara que sin destnayar
en su empresa, pned en no 1 jano día, cosechar
los laureles a que lo barii.u n1orece or sns talen:
tos de artista.
VERNET.
RL PLAN DE ñora JOAQUINA
( CUENTO DE RITOS )
Al Sr. Canónigo Sofonías !barra,.
I
1.-~a escena ocurre hacia el 27 de Julio del nño de gra1"
eia de 1823, en un sitio conocido de antiguo con ~1 nombra- .
del Alto de Pi~dras, nu muy distante de la ciudad de Pasto.
En tal sitio, que dicho s~a de paso en aquella ~ poca estaba
cubierto de espesa montaña hnbía una clwza rudimentariamente
construída en el punto mas despejado y como para
servir de asilo seguro en es0s luctuosos tiempos, h los paa.
teños indemables que ni se doblegaban aBte la derrota, ni
se acogían a UIJ indulto que muchas veces les resultó
mentido.
Dentro de la choza hay seis hombres sentados en pequeños
troncos,. que hacen el oficio de asientos, y una mujer
vieja de complexión flaquísima y medio encorvada por
los años, quo atisa la lumbre. Hablan de los últimos acomt'ecimientos
con el tono de quien perdio la última es~
ranza.
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"E~ STA iEN... ~ 3a
-Nosotros ani~mos, exclama lHerchancano, hombre.
aqstero a quien todos llaman don Estanislao, por que es ua .
Jetrado y desempeñó en otro tiempos el honrosísimo cargo
d~ Mayor de PJaza, 111osotro mismos tenemos la culpa de
pq_est~us quebt·antos, pc>r la ciega confianza en no ser atacados
en San Antonio de Ibat·r·a, sin contar con que e{
''Zambo" es astuto además.
-Aotuto, si, confirmó el Coronel Agualong.o, hom bra
qt.le parecía hecho de hierro, pero al liiguieote dla debimoi
vencer.
-Si no se venció eÍ 19, dijo entonces Enríquez, quo
tenía un bt•azo en cabestrillo, fue porque la mitad de Jos
nuestros habían muerto y para d~fendernos apenas noa
quedaban garrotes. _ ..
-Los mismos garrotes con que derrotamos al General
Flóre~, acentuo Augualongo ¿ r'3cuerdan Uda. cuando ellos
gritaron " vuelvan caras " 7
-Y so dP-rrotaron como perdices, que da~ gozo de
Dios el vel'los, dijo Terán.
-Pero lo que yo no me explico, reanudó Enríquez,
es porqué nos dejamos batir aquí mismo en Pasto. & Acaso
la Providencia nos abandona T
Luego la conversación se generalizó tomando parte· en
ella Angulo e Inzuarte que hasta entonces no habían dicho ,
nada. La única que permaneció sellada los labios fue 'Jtora
Joaquina. que asf se IJamaba la vieja, la cual meneaba con ,
insistencia una olla negra asentada en mitacl del hogar.
Los últimos acontecimientos que los seis hombres comentaban
con trist za, para que el lector se entere, los
narrarcmo sumarjzunente: de' pu •. que los pa tusos derrotaron
al General Flórez, a garrote limpio cdmo ellos decían,
encawináron e a t itu con intento de tomado ; pero Dolí.
var que a la ~azón H halbba en Guayaquil, vínose también
hacia Quito, a ataj:.HleA el paso como en efecto les atajó era
mitad del cnmino, decir en San Antonio de !barra donde
Jes cayó de sol'!lr za, dejando fuera 'd~ combate 800 de
ellos. Esta acción ocurrió el 1 de julio del propio año
23. Al siguient d1a volvieron a la carga los pastusos,
con el dec;esperado afán de impedir que Bolívar a su vez.se
dirigie~:~c a Pasto, pero también fueron rechazados. o
cejaron s"nembargo en su ernpeüo y los que pudieron es'-'3• ·
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~n 1 ·:r o
JHl.r a uña. de caballo, fuéronto a esper·ar a Pasto, peru aquí
también tras un combate sangt·iento por·que a nadie se di6
cuartel, quedaron aniquilados.
Entonce3 abatidos y más que todo cansados, fueron e
buscar refugio en la montaña, donde ñora Joaquina hacía
las veces de ángel protecto•·, los seis cabecillas que conocemos,
hombres valiente~ a toda prueba y más que valientes
•heróicos, y de una lealtad inYencible en la cual no mediaba
el interés, sino, la convioción ciega en "los sagr;·adostJ?'incipios
que nos conducen '1, una lealtad razonada, porque vivían
''satisfechos y contentos con nuest1·as leyes, gobiernos.,
'l,tsos y costumb1·es'' como lo expresaro11 en el año 14. Ademá8
en su abono tenían la voz de su prelado, el 1lustr1simo
.Sr. Jiménez y más de otras voces de aplanso, la del mismo
Don Pablo Morillo, el famor:o Trabuco, el cual complacido de
tanta lealtad, les había dicho : " mis buenos pastcños '', que
Bt'a como si el mismísimo Rey Fernando, \ji Tig·rckan como
)e apodaban los patriotns exaltados de Madrid, les hubiese
dicho ''Hijos míos "· Por eso sa entristecían ante la de-
. fección y sentían si se quiere más hondamente que la misma
España, el derrumbamiento de la autoridad real en
América, _por que l~s cosas en la Península andaban tan a
: mal traer por la inepcia del Rey y la ambición incoutenible
~ del "cabzto '', que no había tiempo de pensar· en los graves
. negocios de India~.
La conversacion continuaba, y a medida que se enfrascaban
en ella, el desaliento crecía y tomaba cuerpo en
"E>píritus en otros dí"as tan serenos. El desaliento, la ma.
?or de las calamidades en los hombres de guerra. Por fin
~Ierchancano propuso :
-:Mi opinión en este asunto, dijo, es que nos marchonos
Jos aquí reunidos a España, a querellarnos ante e~
Rey ....
-¡No, interrumpió Agualongo, no nos querellaremos,
nañana mismo me sepulto en la montaüa y no saldré jamás,
po1•que antes quiero morir· de hambre que vivir humillado
ajo este infame gobiet·no de entromisión. En el Reyno no
nos harían caso y puesto que se acabaron los nuestros para
dE:fender al Rey, mu ·amos en voluntario destierro por el
ismo Rey!
:-- La silenciosa ·fío ·ra J oaquina que tal oyó, estavo en un
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tris de soltar la escudilla de mazamor·ra, que en ese momento
le alargaba a 1\[erchancano ¡cuál no set·ía su indignación
ante el abatimiento del más grande de lo~ caudillos
realistas!
-Uds. no saben nada, son unos cl1iquillos ! fue lo único
que pudo balbucir la vieja, parecida de cólera ; y me'
leando Ja hirsuta cabeza señal evidente de que en su cerebro
cascado por lo3 años se libraba una espantosa luchH,
~iguió llenando las escudillas el alimento que dt?bía reparal'
las fue•·zas de los héroes.
¡ Unos chiquillos ! ¡ 1\Ienguados estaban ! ¡ Insult~r de
chiquillos en sus propias harbas nada menos que a seis
guerrilleroc:~ formidables, a seis valientes como jamás Jos
hubo! Chiquillo Agualongo, cuyo sólo nombre era una
pesadilla para los patriótas; el hombre más astuto que na-
. ció al pie del Galeras; más irreductible que el famoso
1Chouan, de los rebeldes vendeanos ; mas hermosamente
bárbaro que el barbaro y temible Sal~ndrousse, de la Epopeya
Napoleónica! ¡Chiquillo el que arrojaba la espada
cuando no creía herir bastante con ella, y embestía con sus
puiios de hierro, como debieron hacerlo los gigantes de la
edad de piedt·a! Chiquillo el que derrotaba sin armao, a
Generales encanecidos en la victoria! ¡Chiquillo también
1\lerchaucano, que aunque no tan diestro militar, sabía
empero más leyes que todos los abogados del Nuevo Reyno
! __ ..
Decididamente ñm·a J oaq uina t?lStaba loca, loca de atatr;
y ya pudo su avilantez costar le la cabeza, si aquellos hombres
temibles, no respf".tasen más las canas de e11a, que el
propio amor injuriado.
Reinó profundo silencio tras la invectiva mujeril. Los
guerrilleros cambiaron entre ellos una miradll de asombro;
dirigieron otra de soslayo a la enteca ti gura de ñora J oaqui:.
na, y luego como hombres q' no guardan las rel1ugnantes leyes
de la etiqueta, empezaron a triturar el ~ustancioso gran
·o y a beber con la avidez propia del apetito campesino,
~1 delicioso liquido. ¡ l\Iomcnto solemne en que ..,ólo se
oyó el mascujar apacible de seis bo(·as, y el crepitar de la
leña verde atisada por una mano hue::;osa! .. _. ¡ Tal vez era
ei último momento feliz que pasa an juntl)s aquellos enormes
guerreros ! ·-
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...-- r
H I 'J
En ese momento también,-¡ quién lo hubiera pensay
do !-el flaco y arrugado cuerpo de fíora J oaqninn, se hallaba
poseida del demonio o del dios de la guerra, que par&
~1 caso todo es uno. Una idea · lumino n, la única tal vez,
pero sin duda ]a más grande ~ue forjó su viejecito cerebro.
en toda su vida, la tenía agitada y nerviosa y le quemaba
la mollera como una ascua arrojada allá adentro y le producía
vértigo, el vé1·tigo de las gt·andes concepcioned, y
sin embargo, no s-' atrevía a decit· nada, porque ya lo intentó
nna vez, y al empezar, toló un insulto, tal era la conm •
ción que la embargaba.
rta. :Joseli11a .:J. uaheli :J
q .iene:s contr j ron . a trimonio
en la Ca ifla episcopal.
:do es
u 8 •
e ha
uo rcanu .....
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REVIST.\. 1IENSUAL
-Birm digo yo, Uds. no sauen nada .... hablan o m~ ,
chiquillos .. __
-Bonita gracia ha apre~diclo la tía, dijo Enríquez,
qno tenía vend~da la frente con t n trapo sangriento. Ha,. .
Lle Ud. pues. _ ..
-Si, hable U d. que lo sabe todo, rugió Agualongo.
-Pues si no e,c les ocurr-e, yo diré.
-1,í a J oaq uina está soñando, atajó en este punto In· ~·
zuarte, riendo estrepitosamente.
-Cállate, tú, descomedido, gtitó furiosa la vieja.
Bien digo yo, se ae.aharon los hombres .. _.
-Pero tía Joaquina de mis pecado!:!, que nos quier-o
decir Ud t llaule por favor·, que ya la escuchamotl, inter-vino
Merchancano. ·
~Si no los viese a Uds. temblar como gailinas, n&
dijera nad..l.
-¡Pero le parece poco lo que hemos hecho ? dije
Terán.
,-Si, ya sé que han hecho bastante.
-¡ Entoneet~ Y
-Que todavía hay por hacer.
-Lo que falta por hacer, dijo entonces Angulo, ya ll efecto que sus palabras habían hecho en esos rostros
rudos como la piedra, cuanto para descansar, como quien
respira al soltar un pesado fardo qUé traía a cuestas; y
fue obra de milagro ¡quien lo hubi~ra dicho! Los que
antes estaban a punto de desesperar y poco después ton-ados
a reir a mandíbula batiente ante lo que creían chocheces
de la vieja, se transfiguraron repentinamente, y
sin poder contenerse, como en las grandes acometidas, como
al dar la carga más furiosa, rugieron más que gritaron :
-¡ Viva el Rey !
La chooo tembló como sacudid~ por el huracán ;
la leña verde que chisporroteaba en la ·oguera, se encendió
con más fuerza e iluminó la escena con fulgor siniestro.
~ figura de ñora J oaquina se destacó ectonces como una
macahra encarnación del dios Marte, y los héroes más que
hombres, parecían cíclopes dispuestos a lanzarse en descomunal
batalla.
II
Al siguiente día, a In del alba, la octogenaria ñora
Joaquina se dirigió Ja la ciudad armada de su bastón nudoso.
¡Ah si hubiera sido dable ver ese corazón franco
que le palpitaba con más fuerza a medida que andaba, y
ese cerebro rudo heeho un volcán atisado por la fé en el
prodigioso plan que había concebido norabuena para la
causa que ella creía más santa ! Dir1ase que esa misma
fé, dábale alas para andar más a prisa y más recta, ella
·tan joroBada y achacosa •••. La esperanza habíala rejuvenemdo
y así en menos de la mitad del tiempo que antes
gastaba, y sin saber a qué hora, llegó a las puertas de
Pasto.
· En esP. momento la ciudad empezaba a despertar y las
. '!ecinas madrugadoras encaminábansa a la iglesia, con b
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RE ISfA dENSl ~ AL
'fnnllida alfombra en la cabeza, a manera de quitasol. Lo:'!
octogenaria se dió inmediatamente a la tarea, pues no le
. sobraba el tiempo; y fue de verse entonces ese cambiar
de signos misteriosos y Asas medias palabras con que se
despedían inteligenciadas dA la con piración. A la legua
echaba de verse que esas muieres que estaban en el seereto,
. se mudaron repentinamente hasta en el paso, pueA seguían
marcándolo marcialmente, y tosiendo con una tocesita .•.. y
parloteando con frases tan militares .... que si inmediatamente
no hubo un alboroto fue porque ftora J oaquina les
había dicho, ''Ellos vendrán .... " Pero si hubo un día
en que todas las plegarias se dirigieron a Dios con más
fervor y con determinado objeto, fue ese sin duda ( ¡ oh
vosotras por mil títulos ilustres abuelas de los que en estos
tiempos de rastacuerismo pastamos ~stos mismos trigoR !
Vosotras todo entu.3iasmo, todo fé, todo largueza ! V oso tras
.que llevasteis en vuestras venerables entrañas los renuevos
de una raza formidable, cruce maravilloso de ~caros y
quillacingas! Vosotras, si, nobles por vuestras virtudes,
acorrednos contra la enfermedad del egoísmo que se ha
vuelto endémica, y salvadnos en este universal naufragio
del entm~iasmo ! ... _)
Pocas horas más tarde, la ciudad ardía en conspiradoras,
porque 'ttO'i'a Joaquina no fue allí a ganar prosélitos,
sino a comunicar un plm a gentes bien dispuestas. Todo
lo visitó : la casa señorial, la del mediano burgués y hasta
la del infeliz pechero y a todas comnuicó su fuego, la incendiada
viejecita, que en efecto pat·ecía arrastrar cons1gQ
un l(>:iio encendido, por en medio de inmenso pajonal reseco.
La plebeya la aplaudió ; la burguesa a más ,de aplaudir,
ofreció dinero ; la aristócrata más del aplauso y del di11ero
ofreció salir al frente.
--Y no hay qno eccir más._ .. agregaba la genial 11ora
J oaq uina al despedirse de una casa, para salir inmediatamente
a otra,
-No se sirve una tacita de chocolate 1 f'lm·a Joaquín~.
-No señora, Dios le pague, ellos ebtán solos y tengo
que moler •..•
o sentía hambre. Los apóstoles convencidos no ·la
icntcn y ya se serv·ría nü 5ÓJo una sino . muchas tazas, :
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RITOS
el db ''der Tag" en que ellos y un enjambre de ellas, les
diesen a los herejes para mal rato.
III
En la ciudad reinaba en aquellos días el General Salom,
y reinaba tranquilo, porque en lo humano, era imposible
que se rehiciesen los pastusos después de los últimos
desastres sufridos po1· ellos, y la copio~a sangre vertida.
De tantos hombres lozanos y robustos, quedaban
apenas algunos maltrechos, otros habían huído a las montañas,
tal cual aguardaba mejores tiempod escondido en su
casa, pero con todo eran poquísimos, hasta tanto que no
había con quien contar, y ya soplaban vientos nuevos, que
dabari indicios de que la ciudad rebelde por excelencia, la
última fortaleza del realismo, entraría bien pre to por el
buen camino. Además la pacificación seguil'ía su curso,
ora agotando la prudencia, o ya e. tremando el castigo,como
el tiempo lo indicase. En estas y otras cosas de política
y buen gobierno pensaba el General Salom, sentado pierna
sobre pierna el mismo día de los suce os narrado::J, cuando
de improviso y saltando por encima de las odenanzas, entrósele
al aposento un sargentón de los de rompe y rasga,
el cual tras un apurado saludo militar, dió la razón de su
entrada ....
-Perdone, mi General si lle ue así, y atiéndame por
Dios, que el caso urge ; pues ya lo tenemos encima nuevamente,
y a lo que se me alcanza, esta vez nos armarán una
tnfulca de t'Jdos los diablos, que si en tiempo no se remedia,
no sé cómo nos veamos ; porque si antes nos molieroa
a palos, esta vez nos acabarán a piedra.
Queuóse Salom no poco sorprendido al oir el discurso
del sargentón, entendiendo demasiado lo que éste quería
decirle, aunque por el momento fingió no entP.nderle, para
disimular su sobresalto.
-Pero .... qué es lo que quieres decir Y Te refieres
acaso a los pastusos 1 & les has visto'
¡ Quiá, yo no digo tanto. Verle, no le he visto la
ereia a ninguno, pero en cambio desde esta mañ&na en las
mujerzuelas hay un no se qué de hostil, que nada buentJ
trasluce; ciertas miradas .... ciertos gestos •••• y lo más
grave, lo que me da la davc de todo el lío que se arm:&
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H.EVISTA MENSUAL 43
allí, os .... U . se va a reir nti general, pero que ojalá ·ne
nos resulte lo de siempre) os digo, una vieja que de·be tener
parentela c0n el diablo, la cual muy malicio~amente entra
aquí y allí, y los de dentro cienan la puerta y corren el
cer1·ojo, y sale y vuelve a entrar, y las Zambranos mandaft
a comprar inmediatamente papel, y .... Ud. sabe' lo que
esto Rignifica.
Respit·ó Salom cuando concluyó el 0tro de hablar, por
que vió que la cosa aunque era muy posible, no iba parA
pronto. Arrugó el ceño como hombre contrariado que a &ll
pe ar ti •nc que resolverse en un asuuto desagradable, 1
luego dió orden al sargento de que toma~e una escolta fuerte
de diez hombres, y con ella siguiése prudentemente, loa
pasos de la vieja, por t~i se descubría alguna cosa más.
mientras él se ponía inmediatamente a redactar un bandtal
vez, no advirtió que ha respetable distancia, la seguíaR
once hombres armados, once pillastres que no le qttitabaD
el ojo de encima, corno si ella fuese un personaje' de cuenta.
Y claro ost tÍ. ella no podía ad v~rtir nada entonces,-taa
advertida siempre~-porque otra idea,-ñora Joaquina era
mujc1· de ideas,- le talt.draba el seso: '' ellos están solos y
tengo que m olor .. _. ,. había dicho en todas partes, y en ese
iba pon ·andt), y el tal pensamiento, dáhale alas para devo·
rar 1::1. distancia.
Llegó al caLo a la choza, jadeante y llena de inquietudes
y tan inquieta, que a penas si reparó en que ellos, ae
entretenían en algo muy importante: en espulgar sus cami~:-~.
c y d más prendas de vertir, que en tantos días· de
combat, no 1 a 1an podido remediar, que la guerra no da
tiempo pa1 a n· da.. Cualquiera hubieran desternillado ele
riua ,¡ ndolo' n posturas tan incómodas, y en ocupación
tan reñida con la noble profesión de las armas; pero etljl,
li4 viejecita, encontró la cosa necesaria y hasta muy nat~-- _,
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44 nrTo
ral y sin contestar por cle pronto a la lluvia de pregunta'&
que le hicieron, fuese derac 10 a la piedra de moler y con
brazos que parecian de esqueleto, pero enét·gicos, empezo a
quebrar el m~iz y a hablar de lo que ellos t>mbres revolcándose en el suelo, asidos fuertemente con
brazos aquina hecha una furia, gritaba como loca y trituraba
~~ ~ e zas ~ con la pieds~a ·de moler, hasta q u e un soldado le-
, _/ ' ,
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hE ÍSTA M:ENS. AL
descargó un tremendo calibrazo en la cabeza que la derribO
sin s ntido.
La lucha sinembargo no duró máe allá de ún coarto de
hora, que ~pen habría quedado hombre par& contar el
cuento, a prolongarcte más tiempo. Los soldados de Ja pesquiza
e lcularon q' de nQ buír ya podían contarse e~:tre loa
difunto , y calcularon bien y echaron a correr como nunca
corrie <>O en •u vida, perseguidos por ellos los seis buéspe
des d ñora Joaquina. En el frente de la choaa quedaban
cinco ~ombres, durmiendo el mejor sueño: el sueño de la
muerte; uno d~ ellos era el aatgeotón qne se marchó al
otro mundo, con el señuelo de una roer cida charretera .•••
CuaQdo regresaron Jos eia guerrilleros al sitio de la
lucha, ya oscurecia, pero a pesar de la oscuridad, pudieron
distiog "r ¡oh ironias de la suerte! que al lado de lOa cinco .
"ad4 eru y rod ad de una char~a de sangre, se hallaba
extendida cuan larga ella era, y con la piedra de moler eo
un mano, la her6ica ñora J oaquina. Al verla e tal estado
una nube de tristeza les oscureció la vista, y la furia del
demonio les entró _,n el cuerpo ¡Infames, tal vez la babiao
m11ertú 1 Sinembargo, no, aun respiraba y ese coraz6n auyo
n vie)o y tan leal, todavía palpitaba aunque débilmente,
como un reloj al que se le va acabando la cuflrda! .•.•
Asi ~oDJb asf, levantáronJa con v~neración y t'ncamit~i·
t\lnae inm~diatamente montaña adrentrof porgue eQ. la chot.
a tan querida y tan segura, no podían permanecer un minuto
más, pues de un momento a otro Jas tropas toa sitiarían
y la desgraciada tia en caso de morir, se qued ria ain
hon osa sepultura, que a ~u os nada se les imptltab~ eetar
descubiertos, tal era la sed de v nganza que sentian.
Caminaron la mayor parte de la noche, siempre entre
árbolea gig.autescoa, hundiendo loa pies eli un inmenso colchón
deL jas y apartand'o las lprichosas ramas que lea
eérraba el paso. Caminaban olvidado• de sS miamos, beridoa
y con uaoa como ea~aban, cubiertpa de sangre y a medio
ves r Una sol pena 1 • taladraba el alma: ñora JoaquiDa;
grave *• ·da y la pena se e m "ó en amargo deaco
suelo, o ndo ongo les idicó que la adorada viej ecita,
1 y r nto a a del ouo Jñunto. D mviéroaae
enton , y epoeitaron sorlv&men e, en ,1 e ho~
e lai fi ere una reliquia el exánime cuerpo. tr vez dil~
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REVISTA. M.ETSUA:
-Ajedrez-Hac~ algún tierupo ~e ha de"'pertt\d ,
f'!D E' ta ciudad uu gran entusiasmo por ol justamentellamado
n y de los jnrgos: EL AJEDREZ. RITOS.
~o vi ta de la alta moral dad de dic·bo juego y del
iano ·
pura. servi1· de texto en E cuelas y Col egios. El texto
a q no no· referimos ti en el méri t.o Pspecial e ser
tl t xtraeto comf-lntado do las mt->jnres produ.ccione~
d .. ~ P~l.!ritort!H nn.eiona.les. .Ño dudamos que la Honor
ble Asamblea. a la cua l sed'rigirául< s atltores1oldanarú
la im:presi<ín de did·ta obta qu~ biene a llenar
llll ,·a cío t•n lo que se rPfiere a le(·hna ~ ... tética, emitttlntemeote
colomuiaua. Para los Srs. Ortíz y Pé1·e~ .
IllltJSti'OS m á:-~ Ct 1 UJ'OSOS np]aUSOS.
lncertamos n las primeras págin· s de esta revis-.
t .;.¡ la eompo ·ieióu en pro~m Bata.lla de Bombouá pre-miada
con medalla de oro de nuestro inteligente rellactor
?\lauuel S. Quiñones, quien actualmente ocu¡)
u. una cnru! en la A.:amhlPa D~partamental.
Por la pl'Pn a de B )g tá uos hemos informad01
qne el señor Ri,:i.u·do Puya u u coutt·ajo compr·omiso.
n a. tri mnu ial en Bnear a m :toga <•o u la seüoríta 1\Iargarita
Ogliit8tri, pert~u~eiente a la primera. sociedad de·
~t;a capital. Lo felicitamos.
Gra sur ·do deOl o afias
uesde 5 centavos ha3tl 4 pesos oro cada una. .
dond• J. F . .P.l&RDE:-
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., Á~TENCIO ATENC ON t
La Botica y D1 og·uería U ni versa
de D ·o 11mfig 1Eo 'L\ i- fu \0~ introduce
d ·og·as de 1· s n1 j res casas le mundo.
Renl eva coi t( 1te ente ·u existencia;
vend únicai ente lo e o como
u t:;a- ( a clie1 te
E rent· ar mayor ~- e hacen
rebaJas con si e ·able . Ens y e 1 n
edido y qt edará satisfecho.
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familio .. ~_;-
asteles enconfitados, y galleb\8 en caja¡:¡ tlc fan a
ta ' a p1·opio pan1. regalo tlnnd O rl os '' llu t'l·o.
Plaz~ ¡ 1 ill ci p< l.
BL. .,'l ULO .... PRI ,.'~d .. nco, de r::m a eance pm·a hacen_--.
dados, militares, tm ista. , cazadores, etc. donde Cm · los
· T. Rosero. Pbza principal.
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Citación recomendada (normas APA)
"Ritos: revista mensual - N. 5", -:-, 1922. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683707/), el día 2025-07-17.
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