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R l T O S
REVISTA MENSUAL
Director : O U 1 L L E ~M O E D M U N D O C H A V E !i"
Administrador : Salomón E. Gordillo M.
1'•~8'1'0, MAR~ : 192~. ~ NUMERO 4
Ha ll~gado la hora de la actividad y el tiempo
propinio para que la juventud, que es el brazo v la
pal~nca de los pueblob, principie a deRanollar e1
máximun de su energ(a a fin de remover el engranaje
de las ruPdas sociales, no eH el sentido Je vol· ·
cnt· ias instituciones que descanzan ~oLre bases sóli ...
da~ de verdad, sino ~u el de estirpar, de uua só]a
,.f'~, todos aquellos falsos principios y arcaicas costu
m br·es que están rorroyeudo sus entraña~.
Si la juventud se cruza de brazos e inactiva
mira desfiJar los tiempos y ron éllos ]as generaciones,
veremos htn1bién con honda tristeza como desandan
l'Os pueblos el camino del progreso y van
a estrellarse a su vida salvaje y primativa.
Los pueblos que miran a la juventud como el
peligro y no cotno la esperanza del futuro, o tienen
inocuJ.ad'O el \7eneno del egoísmo en sus ~ntrañas o
no han ~nbido darle formación moral 1netódica y
coucientP :; y por lo m!smo en uno y oho caso son
pueblos t'i n j 11ieiati va y no ti~n~n ~a llia sufif:jtn te
para existi·t' y a furr d€' débil('S pel'CL'('U . •
Üún tod<> el valor de nna sangre hirviente prin·
eipiemos nuestra tarea de reuova(lión, aunque se nos
titule de aventureros; pero si('mpre teniendo en
cuenta que la renovaeión que pregonamos no está
reñida con ]a moral,ni ella PS un campo estrecho que
110 admit-e evoluciones, -antes por el contral'io las
gt·andes tr-ansformac·iones que en ·el trun.:;curfo ·de
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!os tiempos hemos experimentado y ver~mos desa-,
rrollarse en el fu tu ro en los pu blos de óptimo progreso
hán sido motivadas por la npli<·ación lógita y
prudente de su principios fundamentales.
Lancemos nuestro programa, que tenga por
lema la lJatria y aportemos u uestt as fuerzas a fin de
1·edimirla, demos brazos a la Vt>j :t.: que se detTumba
y laboremos juntos, porque si es la e.·periencia que
tiene por norma el pasado, aquoila es. la ptrevieión, y
el futuro es una e$peranza. Ut idas estas dos cualidades
qua re~ultan en los dos estados de la vida del
hombre tlS como se llega con rápido andtu· a la c:iwa
de la ci viliza~ión.
La sociedad nos espe1'a, la socitdad nos ha dado
cita y a ella debemo'3 acurlir, a medida de nuestr&...,
fuerzas, siempre eso si que sobre nuestras cabezas
no gt·a vlte el peso del despoti m o ; y desde las ~olumnas
de nuestra humild~ Revi ta propenderemos
si nos fuere positle al ~ngrandecimiento de nu tro
pueblo, tratándolo de sacar de sn estan<>amiPnto,
a •isando al mundo que acá en el rineóu de olomuia
e.·i te una raza fecunda, fuerte y vigorosa sobre
n u tcrritot io de áureos filos d(? l'iq U(?za iogeu te.
Como u o es p si ble las ren o\·acioues bruscas, sin
dnr margen a trn tornos, llBvemos nnestro aporte según
un proceso determinado, lento pero efiraz,y para
61lo eduquemos nuestro pueblo; y ést "'erá el primero
de nuestros fines y el fundamento s re el cual ha
do descansar u u estro edificio de renovvción.
R. VERDUGO SOTO.
EL MAESTRO DE ESCUELA
D. do que el destino de la humanidad no sea otro quept
· gr ,s, r padeciendo-como ha dicho un gl'andc pen aot-
la mi ión del maest1·o, que en swtesis e reducir esos
padecimientos y hacer menos peliO'roso y dificil el camino,
es sublime y casi podría decirse di vi na.
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RE\ISTA 1\IENSUAL 5
Y tanto es así que los hombres más · célebres en la
llistoria mundial fueron ungidos con ese 'excelso caráctet·.
En los albores de la humanidad, Licurgo, Burla, Confucio,
Zoroastro; más tarde Sócrates, AristótE-les, Platón ; t.les·
pués el di vino Jesús, el 1\laestro pot• excelencia, de stl
tiempo, del tiempo presente y de todos los venideros
tiempos.
La pt·ofesión de insti,tutor, ee por su naturaleza, la má~
elevada de las profe iones. Pet·o por una incomprensión
lamentable la más de preciada entre nosotros.
Larga saría la nómina de los húmbr·es eminentes que
fueron mae ·tros de escuela en la América latina, desde el
Cura Ilidalg , libertador de Méjico, hasta Domingo F.
Sat'miento que fué Presidente de los Estados Unidos del
H.b de lA Plata.
~1 hi tot·iad0r· Eligio Ancona, el inteligente comerciante
Olegal'i,> l\1olina, el poeta y abogado Roberto CaseHas
l{i vas y otros muchos mejicanos di:itioguidos en el
foro, en el comercio, en la política, son en los presentes
día.s ejemplos vi voi que conobt)ran nuestro aserto.
Siempre han salidv de las e cuelas los hombres t.l e l
progt·eso, los hombres de la al ara, los hombres de la libertad.
La Escuela-madre car'-osa-acoge también los
grandes infortunios : el Rey de talia, Carlos Alberto, y
el Rey de Francia, lui3 ~.,elipe de Orleans, fueron maestros
de escue!a en el destierro.
Ojalá que el Magisterio or.upe en Colombia el lnga1·
prominente que le corresponde en la con~idet·ación y respeto
de los hombres, lugar del cual está const'lntemente
alejado, acaso por el miserable aalario con que ~e cree
recompensar la ponderosa cuanto delicada labor de aqu '"" 1
que tiene en sns manos el porvenir de las naciones, debido
también al despt•ecio de las autoriclades municipales, a la
brutal oposicion de los caciques de pueblo y a la aspereza
o ingratitud de los adres de familia.
E mny alta, muy noble y delicada la misión d ·l
mae tro. l\Ioi és de todos los tiempos: sn mi ión cual la d<>¡
LegiHlador, hebreo, es la de guiar a las generaciones al
tra .. ;és del yermo de su t e rrenal peregrinaeión, le vantftn.
dolas en sus caídas, confortándolas en sus desgracias, fo1·.
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BIT OSI
taleciéndolas en los supremos momento..,- de dealiento, y
sin perder jamás eJ rumbo, a deapecllo de todas las amar·
guras, avanzar con ella , lentamente, pero avanzar hacia
la tierra prometida.
¡ Enorgullecéos, apóstoles de la juyentud, de Nr llamados
maestros de escuela ! Y no olvidéis que para Je•
sucristo no había un título más dulce y grato que el de
maestro.
RoBERTO PA TIRo V .ALt:~ e••· ---o---
YA :NO SOY Y
Mi juventud pasó : los gratos días
que ]a ventura a. mi existeneia diera,
por la snerte ~ voluble cornpañera-t:
e conf ndieronc n las penas mías.
Mi juventud pa ó : las alegrfas
que alimeu té en aquella lisonjera
Yida de ensnefios poco dut·ndera
se confundieron con mis agotiías.
ii corazón, ay ! d-e sar transido,
para siempre, pot• causa q• aun tne tlsombraf
permanece entre penas derruid
Toa a esta historia q' el dolor rue non1bra
n1e hace pensar en lo feliz que he sido
porque ya no soy yo sino n1i sombrR.
EFRA fN Có'RDOR\ A LBÁ .
VIRTUDES Df LOS ANTIGUaS PASTUSOS
.El ilustl·e dominicano bábaro Alberto Weiss, con
apoyo e1.1 J doctrina de qu la Gracia, no amengua la
naturaleza de los santos, sino que la dá bdllo y magnititencia,-
opina '}Ue cada Santo viene a ser como el tivo re-
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pt·csentativo del pais que le dió nacimiento~ y que su 1,
Mnthbul e:alta má8 las cualidades especiales que adornan
n su nación. Dice y asegura que si San Gerónimo nacie-
·a francé , por ser u índole úspera y bravío, corno de· ·
gente es la ·;a, de eguro la Iglesia no le · canoni~ara, por~
l'le no tenía la gentil cortesania que es como flor ¡ expon·
trinca de 1 nacion francesa. Y discurriendo más largam~
nte de~pues de anotat· la cualidad más caract€rÍstica deo ·
cacln pueblo, afirma que el espaf10l s~ disting.ue por su lealtat:
i e hida !guía.
~¡ es verdad, y así parece el discurso de este s&bio, ,
nó puede menos de tenerse que los antiguos pastusos, como
leales e hidnlgos que fueron, BIJn legítimos descendientes
de In nación española poroue es fácil probar que esa--s.·
cualidades resaltaban en su Sndole con más l10nda intensi·
dnd. Si sus descendientes bPmos bastardeado de éllos es·
punto que no quiero averiguar, no sea -que nre ~ncu~ntre
~on t:i & prueba afirmativa.
Éa que dc,tnuestra q tJe nuestros ante'Ccsor~s fueron
lealas e hidalgos, no la saco de n1i propia cosedta, sino que
para que tenga más visos d.e imp·nrciaJidad, tengo dt proponer
unos suresos que cuentan por tnodo unánime, vario!
historiadores colombianos; por supueeto sin ad\·ertir que
son prob~n2:as de mu<~ha cuenta a favor de la índole de Ioft
pastusos ; al tnodo de quien, pnsmado, por la Jutnbre y
fulgor de un magnífico espectáculo, no sata de llU contemplación
más del regalo de los ojos, ningún documento ni
ense.Eánzn, si y a no sirve le para hacer ludibrio y burla e
del éspéct·áculo.
Vn día de mayo de 1814, apenas trascurridos po<'08
4el en qtl'é,- por la Casa Fuerte del ~ah·ario, red1azaron a
1 a.riño l<>s pastusos, por su mal, cotno después se vió~ porque
sú \· ictoria dió coyuntura al fun e sto influjo Ut; lJulhur,
to.rrió el ~us 'nro que lnego tomó mns cuerpo, de que un
nficial preso en l;ts casqs del Ayuntamiento, que hacian 1·
es·quina sur de la plAZa mayor, frontera al actual palaci o
de go ierno, ofrec5a presentar al mismísimo Nariño. Y
t:on esto, y con recordar que éste al intimar rendición a la
'Cindnd, había amenazado, si se resistía darse a partido,
tlntrarla a 8aco y no dejar hombre con vida ; y con pondetar
que ,·arios ·de sus deudos y cotnpafieros, por su causfl 1
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IT-OS
habrían pe1·dido la vida Pn el campo del hodot·, form::u·on
los pal)tusos granll.e estrépito y horrible tumulto, y bramando
de ira, agolpándose ante el Ay·tHJtamiento y cor.
voces descotnpnestas y ademanes fiet·os; pjd ·e ron a gritos .
que el oficial cumpliese Sil< ofet·ta, y.. presentáse a Nariüo
para luego al punto hacer justicia dP él. El oncial sinembat
·go que el'a el mismo Nariño, con modesto ademán, que
nu cabía otra cosa a la sazón, y aumentada su tartamudez
natu•·al por el temor del caso, con balbuei~nte vez declaró~
se corno el pa·isionero que se solicitaba. Y aquí e:, rle
uonsidera~· que es pura ley.enda se presentó arrogante, como
el escultor de la estatua que se eleva en la pla3a de la
Constitución de esta ciudad, le modeló, y eso- poniéndole A.
}a zaga y cerno pi~ado pol' su bota, el libro de los derechos.
del hombre, quizas por procural' una estable gravedad;
pe1•o que oon ello puede sugeri•· qu~ el oab~llero santafereiio,
ilust•·e por varios visos, abajaba los derechos ante l&
espada, oon que contradice su carácte1· histórico.
Y también es de considerar y es lo que l1acs a m·
intento, que los pastusos viendo la indefensión del pr.i
oion~wo., su pálida faz y la grave pesadumb.te de la den·o.ta,
en su mente al punto cambian su colérico enojo en
blanda y suavísima piedad ; qt:te no S'lfre su hidalguía..
insultar siquiera a un horn hre inerme y acongojado, y le ..
jos de l}rocua·ar su muerte le &gasajan en lo posible y con·
·vi viendo en Pasto trece mese~ con el, de tal modo le regatan,
que agt·adeoido así lo ouenta al P1·esidente 1\Iontes de
Quito.
P~ro bay historiadores colombianos, de ningún modo
parecidos al eminente historiador doctor Eduardo Posada.
que a vueltas de contar el suceso r1o ahorran dh-terio algn·
no contra los pastusos, como por ejemplo Soledad Acost~
rle Snmper, cuya obra por desgracia compró y publico el
Departamento ; por donde viene a airarse uno de r¡ u
e, oa tales sean incapaces de comprendet· la alteza e hi-t
lguía, de quienes trocaron pa8ioneQ !:roces, en m~nsa }
dulee lástima, con solo la contemplacwn del des~1 hade
priaioner(). Y n? ha de faltat· _quién, más. ,simple y ne~io
,1n c los; otros, atnbuya el ca m bw a F:ugestwn, por se¡· m~.
npaz, por su ánimo ment>steroso de comprender In nobleza
e la acción i pues según Rafael comprender es igualarse
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REVISTA UENSUAL
!. eso mi rnos historiarlores han forjado la fábnh rle
In crlleldad de lo pa.o;tusos, sin tener en cuenta que a existit
· por rara con cta, la habrían empleado en Ml.\.~riticar
humild soldacln y no jefe ; pues no citan nomhn~ alguno
ele es~os y e bien cier·to que priuioner·os de los pa3tllsos
fueron el borr·aeho espaüol geoeml 1\Iires, qn~ aül)s
rlr.~puós fuó asesinado en ~amborondón, según es fama po.t•
11 lorns; el inculto y znfio negro Infante, qne po.r insign
feehoría fuó fuMilado en Bogotá; el bát·baro y gro e ·o .rménez
qne en 1 :30 tuvo la triste ele brirlad de S(}r revolt -
cionario de Colombia, y el incendiadct· del Patia Eu ebio
llorrero, qne con el andar del tiempo cruel y ~nemigo d
lo. Jesuítas que et·a. l!egó•a ser candidato para la Pr·es¡.
deucia de una ft·acoión mini~Jterial, y muchos otro jefe~
que sería largo refer·ir.
Ütt·o snoeso he de contar ; pe•·o para qne no se diga.
qnn po.r eiego y des~tinado amor· a los míos, le celebro, diré
antes qne no es digno de imitar tsino de vituperil); per
que sí prueba cuán fllerte era la tll'ditnhr·e y ouán recia la
tr· ma de la. lealtad pastusa.
De"puós de vencido Bolívar en Bomhoná, como e:Spe·
t'O on Dio que he de demo trat· cumplidamente algún día,
si p.ritnero no me quita la vida, entró por tratos en esta
ciudad; y como lnego hubo la rebelión de Bobe , c-t.andl)
terminada, dispu.so que se p.regonasc un aparante pAruót
a quienes se pt·ea-entab.an, ccm señales. de paz, perfl que so
leo *ornase prisioner(} y atados codo con codo, e le-s lleva"
e al PerÍt a combatir eL realismo que ellos profesaban.
Pnntn~l cumplimiento dió. a la órden ~alom pué~ tomó 130
tJ()Ill brcs, íloJ' y nat~ de la j n ventud de Pasto, y des pué~
d ordenat· que se die e muel'te sect·eta a varios nüs em p
..... cit a lod en el reali~mo; lo que jecutó el VeuP-zolano.
Paredes, arrojá.nnolos apareado:il en nn punto del ahoeina·
do Guai tara, endilgó a los re~tantes para el Pe1·ú ¡ Inrtigno:,
y fe¡·oee hechos, q ne con razón esct·ibía Bolívar e u,
l ~.j a ~hntandet·, q•1e ya tenían pal'a. acordarse lo:l ptbtn
·o;:, IJOl' un siglo, de sns providencia de e ?le¡·minio ·
J \" pued nos acordar -:m os f Q.uiera el cielo pot·q u e no e _,.
honra el ol vid al' la ofL•nsas de la. Patria, y quiera q ne a:
cumplirse el ,' iglo, digamos a llolívat·los pastusos,. en cna~
~o a}!licabJe lo qnc dceía 1\Im·cuol al tirano Ro.l~ ..
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! ;
!O RITOS
''Como hombre te perdono mi caree] y cadenas
Pero, corno Argentino, las de mi patria, no. ''
Y fué el Rnceso m~í, qu~ yendo los pr tSOS por un precipicio
del Chimbornzo, uno de ellos, clárnando que mál!
quería ii'Se a los infierno~ que servir a sus verdugos, de
improviso se lanzó a la sima, arrastrando cons ... gt) ~ ~. tt
compañero, y dió en el fondo, convertidos ambos en horripilante
carnicería.
Escribe Jo é María Barayn, que tratnbase de form~r
en Cuenca un batallón con reclutas, y entre eJios establt~
un sa•·gento pastueo rle los traicionados ; el cual pastoso
empezóa hacer propaganda de rebelión entro lo~
reclutas, y como lograse el éxito, pnra d: ,rles municiones,
se abstenía de la ración, cuyo valor invertía
en comprarlas; con lo qua demostró lo entero d<' ,u
ánimo, y que no perdonabt\ medio por escapar de la indig• ua
violencia de ~u" l'Onviccionts. Cuan otra la conducta
de H~rrán, qurl llegó a ser Pl'esidente de Colombia, y has·
tn propuso ceder, este Departamento por auxilios, al Ecua ..
dor; pues habiendo sido preso como republicano en la cut
· billa del tl'am bo, e incorporado en l:1s filns realistas, sit·viólas
eon tan buena voluntad que llegó a obtetlet el grado
de capitán, y sólo tc,rnó al real 1 epublirano, cuatro añoe
rle;:;pués, cuan io advirtió qne la estrella de Espaf1a decli~
tu,ba en la \111 \rica ; mas nada extrafia es e~n cond ctn,
en quien escribía a l3olívar, con vil lisonja, que la voluntad
dt> éste era su única Ley y Constitución.
Por esa misma época ~40 de loA cnutivos iban t'igi·
lt!nrlo por la chusma del bergantín l~omeo, la vurlta del
Perú ; más se dieron l'UB trazas para hacer motín, y desarmaron
la g-uardia. y obligaron al piloto a '·irar de redondo
por dese m bar('ar en 'rumaco, y venir~ e :¡ 1 eunir ron lo
pn~tu~os quP andaban ya alborotador-. a fln de resistiJ• las
crueldart~s QUe cometía Salom, quien como tan mi( f P rlr
alma como rle ojos, se ayudaba en su tarea, irnpnrsta poi'
B<~líV:\1' dP. hombres feroces como !Inza; el cual Maza sobre
ser t<1rpe, era borrad10 y asesino ; lo que no impidióse
le erigiese un busto en Bogotá, donde se erha menos el
de M arr oquin. uno de los mayores ingenios de esn ciudad,
t> de Ptro~ nobles hijos de )a misma.
1\Inla fuJ tur,a tu vieron lo! alzados, porque un buque
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-de .gnena inglés dióles eaR y turnados por A'tacames, has:
antes ,fueron ·sacrificados; ptu•s Bolívar >Ord~nó s-e l~s die~
·5e cn1elisima mllerte.
Voy a referir otro cas-o que es dignisim() ~mate de lo
·expuesto. Preso Ag al'Ongo, por .artificio traicionero de
"Sil a.ntigtlo earu:uada J os·é Mada O bando, ofreció le la He~
ública hac·erle Gene·ral si ~uraba sus banderas ; pues d'Onde
nó, había de ser fusilad-o sin duda Glguna; él empero
:hidalgu y leall dijo cómo el único .favor que pedía ~ra que
:se diese libertad ·a sus compañeros apresados con tl, pue&
' l sólf, merecÍR la rnuea·te ; y pu.esto caso que habta jua·ado
la band~~a ·e-spafml.a, prefería morir., primero que faltar
a s11 juramento.; y RSÍ terminó su dura .pasión, con una
mtJerte llena de dignidad., en P.opayán. Est-e sí-, grande !lOr
iealy por hidalgo ; este s-í, glorioso, por heróico, exponente
de nuestra raza, -este sí merece que ~e consagre siquiera.
una pl•z-a de eeta ciodall, que no Caicedo y Cuero, de tan
:a·pocado ánimo, que estaba 4goniEante anles ·que se le lle\
·ase al suplicio.; y el suicida Ricaurte, descendi-ente de
individttos de mal trabado seso, y él mismo bastante de~alumbradu
..
. Para terminar mi desnt1ñado ·discurrir, •debo cont~sta·r
a ,mooes •digan 'que si hea•óicos fueron los pastusos del
tiemipo de la lJ!odependencia, Jfué su ·heroismo mal emplea·
Go, .pr~r· ·Bponerse n {}Ue ésta se verificl\se ; pues no es este
reparo )nst'O, ya que la Independencia fue prematura. Ili-
ciérase aüos después, cuando los colombianos practicaran
:algún tiempo, la constituci6n que España les brindaba, .y
cuando acrecen1taran más su riqueza e ilustración, no lamentaríamos
tantas desdichas, ni el hondo ttnebranto de la
raza, ni lfts ·a·herracim,es que por tan largo tiempo tprodu
,jeron cuantaa revPiuciones. Hubiérase hecho )a Indepen-
dencia, como cae una fruta en sazón de su árbol, cuanto
más que TlO debe t>lvidarse que Ministros como -Arancla y
el prng"fesista Gorloy , ya en ~1 ~iglo XV11l habían. ¡·opuesto
a sus rey e~. la independE-ncia. arlministrati va de laB
Colrlnias. Ni ha orÍbmOs snfrido el influjo de loa que
'larn~n próceres, que era-n de lo mtís atra~ado de Vene.zue·
a y de Cülorn1l1ia, si se esc~ ·ptffa a runos poc?s, como . 'ucr ntos y roba la
pnreea de una línea con qut:- concibe sus estrofas, de'3-
-cuaja los iutinitos tintes de las flores para interpretar
' musicalmente us ensueños festonados de imágenes, colmados
de tropos como vasos de elección. Y si en cada
verso se adivina la ardua Jt,bor de quietJ labra, comprime,
expande, rompe ha ·ta que revienta el polen n6tase asi-
1llismo en esa ·fr(mda poética tallada a golpes ·de cincel oque
-con frecuencia es espontánea.
La obra de Albán llamos ·ondonea oa gratrel; ·en corto
-espacio ha producido más -de cincuenta floraciones, sin
embargo la antología naciom~l aún no Jo señala con su
-p1m~ón de oro; en la flora poética colombiana no se ha
'cl-asificado aún e~ta rama ya tinrdura, con ella preténdese
~hvr-ar toda la joyería precioe;a de nuestros dulct:-s bardos.
e olvida acaso rnaliciosatnente este orden distinto de
nuestros poetas fragantes a montaña. En la prensa dia o
ria; en las publicaciones a pincel ; en los relieves del
mármol, del yeso o del metal s-e incienea ardientemente a
versificadores de todas las latitudes del pais, mas para
nada mientan a los montañtlros sinf6nicos del sur. ¿ Hállase-
quizás -·-.:ohibida esa fo 1mentación -por h1gias ocultas 1,
¿se ha e:xfrouterizado estog hihmderoe del ideül, o ·a·ún
háse dado ~n dudnr de su vivir 1 Cenizat~ am ·~rga& de
Anlba) Micolta, exelsas y benditae manes de Cébar Mon cayo,
Adolfo Górnez, Javier Santacruz, no me dej ói
embustir. Los ecos trinados dt> ese oh o grupo ttmpt an o
y en sazon de pulsadores rítmicos, CéEar Pantoja, Ma o
Chavea, Luis :Felipe de la RoEa etc., son devueltos por el o-- 0
-
f~oismo cultural capitalino, se rB, ninguna
mano con ¡;navidades mi oscura frente viste,
el alma está como esos caminos que la luna.
amortaja en silencio con su blancura tris e.
l\Iujere. que ~n mis labios tejisteis un tesoro
de claveles ardientes; pasad con vuestro enca11to
mujeres que llevasteis la lamparilla de oro
a la caverna mnda de mi hondo de. encnnto.
* * *
En volviendo de su paseo al Pacífico, llamó 1\lbán
Ramos a las puertas de la épica, arrebatado por el ardor
de las playas marinas, colgó la desga!tada y quejumbrosa
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:tttVISTA M~NSUAL 18
lira de Eros para brindarnos con su c.anto epopéico Simón
Bolívar en el cual sopla un halo calientó empapado en la
fantasía de los heróicod mártires patricios, la calidez de la
sangre patria zumba en el alma de sus estrofas; pinta a
golpes de luz toda la efigie genial y atormentada del Campeón
americano, desde el instante en que sobre la cumbre
del A ven tino se electriza con la antigüedad romana y vota'
llamaradas de amor· y de fuego, ha1ta el punto en qutr
J.aelancólicamente se ahoga su pasión y ee hiela su vida :·
¿ Qué lumbre en ese jov~n resplandece?
¿ qué oculto l"ayo Tihra. en su mirada?
su mano e:;:tá cri~poda
y dolitante y trágira parece
apri1'1Íoner el pufiQ de una espnda.
f .. • • • • • • • • • • • ••••••• 1 l •• ; •••••••• '4 ............ 4 4 ••••• •
La mustia tarde se borró, en la tierra
todo es le\'e y fugaz, todo se e~furua
como una brisa que pasó besando
la copa -vitginnl rle unaH pnlmnres,
todo ~e va en la \·ida cual la e~putna
entre el vaiTén rugiente de los mare~ .
. . . . . . d~ ·~¿bit~ ·e~· i~ ·~At~~~i·a· . .... •. • .•........•... •.
de Bolívar, diluyen su fragancic..
albo:- copos de incienso lJuvias de oro
riega una. lamparilla,
con su voz de cri!'tnlln campanilla.
va proclamando en su doliente coro
el consnelo final de los humnnos
que ~.;e u veciuau a la eterna orilla.
lfa~, no es preciso que la mente cunda por toda la
nhJ'a del p()eta Ramos para encontrnr las nota que hayan
de caer soLre .:u cabeza como un oleo de cvnHagracion;
por dcmá$ satisfaría su oda sagrada de encendido acen~
to y elevada poesía, El Sa1tfua1·io de Las Laja,, de ln que
npenas eh concebible la compusiera nüos há cuando hluruno
de Hetórica, con élla asceLdió a ln cumbre del Parnaso y
unancó violeta de oro ; recordad la justa de potencialidad
nacion!ll, aquellocS Juegos Florales celebrados en el
Teatro de Colón de Bogotá: l 919. Para su justipre•
-.·ación mene&ter es conocer: la íntE>gra, hnllanse tan tinQ·
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mente hilvanados los ·hemistiquios deJa silva que ostentan
una hilaridad inconsútil. Sin embargo leed tfragmentos
' omados al acaso::
Allí vive ~taña.
en u nicho de roca!l'DDche y día,
como en t\g-tio cRmino In palmera
que br'nda sombra y refrigerio y calma,
~' difnnde en el alma
)a iwpre ·iún de una dulce primavera;
~;ua a. todos escucha, a nadie d{'ja ;
a tutlos mit·a, a. todos alboroza
tien~ amor para el alma que se qnéja
y ritmos para el alma que solloza.
Y a lo infinito elevn el pensamiento
su mnnto impreso de fulgeLJtcs rnstros,
como un ¡ji rón azul del firmamento,
dondertiembla·la lumhre de l)os astros.
Continuad ·]oven 'poeta acopiando vuestro buquet
·hechicero ; C')ntinuad engastando perlas en vuestra 'ful
·ooente diadema; continuad arranC'ando notas a vuestra en-
cantada lira, et~pecialmente aquellas •que saltaron caden•
uiosas, límpidas y sonoras, y os ciñeron de lauros.
~EMÍSTOCr1ES PÉREZ DEt.GAno • ....
] ilósofo, e~cúchntne : qud largo el camino,
por las altas hojas va llorando el viento ;
·eu toda vereda y ·en todo destino
·siempre vaga el su a ve volar de un lameli t .
ilósofo, mira las vnel'ta-s lejanas
d 1 \Tiaje, tus ojos se sienten cobardes .y
'\Testidas. rle novias vienen ]as mafiaHas,
·on tooa de viudas se alejan las tta.rde •
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REYIS T A !EN U AL
Oyes una música lenta de violines 1
és tras de lo::s vidrios formas ilusorias
que giran de blanco? los ricos festines
inician un áureo programa de glorias.
¡ Qué triste, filó ofo ! allí la alegr·ía
incensarios mece de gratos nhurn~dos·. ~
... _para aquellas ví~genes se abrirá algún día}·
la puerta enigmática de los.tJementerios.
Ves aquella novia' del e vejo en freu te.
apareja el casto, nítido tesoro
de su faz; y l uégo recoge riPn te
el orgullo regio del eabel·lo · de oro.
1\Ias todo en el m n ndo tiene su morta ·a • ·
después esa virgen de fugaz neanto,
será alguna a huela. q ne rece ~n \Toz baja
1a dulce plegaria del recuerdo santo.
¡ Qu' tri .. ·te filósofo, si todas las coBa
parecen ensueü - de no<·h banales
.. 'tienen un leve pfi'rfurnar de rosas;
raudas alegdas de fiestas u u pcial es,
de lirios de un día, de copa escanciad
en bordes de ubisrno, de canción viajera
~ue huyó por el río, de flor deshoJada
bnjo el palio mí tico de la prima vera!
l..J vanto el filósofo su· frente seveJ a
rli(li 'ndotL : n1ira sin miedo 1 azar,
lü fiol· de las zarzas ado1 na la vera
y es alobre y recia la oada azul del mar.
Pre>sigue el camino sin miedo al barrauc ,
~i i.eute · causaucios y f--ncuentl'tt dolor,
en algún reeodo hallarás el blanco
r .galo que ofrece la rosa de amor.
Si ht ruta se abre huét·faua en 7 erdore.
si en fango • pec:nas se ha hundi o t 1 p
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RI'!OS
nbre el eofr·e de oro, báls.am~ d~· amores
y ponte la túnica olancu de la fe.
Unye los fe~ti~esl·que el festín es va~o 9 •
de la s da inútil no sigas en pos,
y ~n vez de la cupa del viuo pi:tgano
b 'Je el mañanero•Inan·lnti&l de Dius.
A.tat.e un Jueero de ideas en 1a irente,
coloca en la alforja tu blanco ideal,
cíüete plat.eada coraza fulgente,
r \'Ó por la. vía iudifel e u temen te
ha t a hallar el ,í,ureo, di vino fanaL
TEÓFILO ALB.~N RAMOS~
AÑORANDO
Caía. ttn crepúsculo dd mayo y ht8 cnmpanas de la
·ieja alquería llamaban al 1·ecogimiento. Por el camino
qne conduce a ella, pasó la ZAg,tla di ~cretn. y ligera. Llevabl\
un m' nojo de rosas enorme. y fre cas que luf'gD
CQ}ocó cuidadosamente en el altar do la Virgen nlad:t.
Principiaron la.s Jetu.nías y cubierta su cabecita murille"
c t con fina malla Je seda, con la.s ruanos unidas y etí
actitud devot~.l y ferviente 1 parecía la .Bernardita do la
l~yenda azul de los milagr:>s de uueHtro Señor J esucri:t0.
Terminado el Iezo, bo ó Ja cruz dimiuub de su rosario de
nácar y salió. Su pa ito leve y acariciador repercntJÓ en
la iglesia arom•l.d<\ de incienso. Lo~ mozos salientes del
lttga.r se agruparon a mirarla pasar y entnsiasrna.dt>S en·
cominron su virtud y su belleza. .
~Ianuel no volvió a verla. El tiempo lo llevó mu
lejoH y desdo alhl. todo lo VHÍa agradablemente pero tra~
dl3 un cristal de disminución : era la distancia, cruel
distancia que todo lo desvanece. ·
Cuando ::Manuel tornó al caserón ele sus mayor~R , p}
tiempo lo había cambiado todo. Entonces ~upo qne
aquella fior exótica. había estado en un convento dé! monjas
donde lució por sn hnmilda.d y 3onsugración ; que
b i 'lllpt·e ~e la VbÍa ante los pies del Seilor implorando su
~ x lío para apagar la llama de un amor que le quemó e!
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REVISTA MEN'SUA~ 22
eora.zóu ; que con sus ojos grandes y bueuos lloró mucho,
qni~tt u única falta ; elrecuN·do de un ideallE>jano y de
imposible olvido en su corazón de mujer ; que luego enÍel'mÓ
y en una tarde hermos:.t de mayo, ~e la llevaron
para el cementerio entre un esquife blanco cubierto de
flores.
Dosde ese día 1\Ianuel se hnbía convertido en un per.
son aje raro. Parecía un tipo ~u·raucBdo de las no' elas
de Daniel Lesueur. Una tarde fui a , .. erlo a su aposento
y no lo encontré. Sobre la ruosa miré boi1'oneadas algunas
cual'tillas de papel con fr:lA~A de honda melancolía.
. Habluba de "Horas tri... tes'' tocadns ~n el piano bajo
el chapartún eh¡JeiHloroso de unü. luz blanca 8U:t vemeut •
veladu. por el encaje de un stor ; del perfume oriental
que Hromo.ba la. estancia en ]as noches íntiruu~::~ de confi·
dtlDcill ingénuas. del perro que besa La el búrde de su
f~-llda esn1eraldina batiE:'ndo su fino p1nmón pnradisínco.
Ha hlabn. de suspiros. " ])e ese aire qne YuelYe al aire,
Ilevrinduse el cansuncio y las melnncolías de los bombter.
, Por último habluba de su noviecita ruuet·ta y d
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~ns e perunz:1s que en) eron ·como Ios lirios bajo el im
·mlso del invierno.
Pobre !\1n.nu l: E:Jt-ovccs me n~ordé Ud los ver0 0R
qne ~raban una .ígina entim~ntal €u un álbum de • -
ni:itas írnguncia. y termuas .:
"c,lrn.zón e. 1.rellado, t:Já~ n gro que la noche
Y qn<' la nmr m6.R b'l.·nnl m:\s loco y conmovido,
·, (.1uién devu •!ve la ·lllmbre n las e ·trellas muertas,
Quién devuel' la vida n los nroores idos .... ?
alí a buscarlo. E, inba. en éxtasis el campo. La.
'¡nen te parecía ensoñar la ronn1ntica hi~toria y copiaba en
~u cristal la sereniducl · del pai:-{nje. La brisa trüÍa el
l)erfume de los dpreses y la tnmbu de Sot· Alicia de los
Angeles, de aquella monjita sutil y d.ivina, estaba cuLier-
;Jta. con una vnga tristeBa, con la tri teea vaga de un
tHo. infinito.
H. PuYAN ••
~ CUE,_ -rro DE Rl'I'O )
1..11 una tle las ciudad~s del N u evo Heyno de Granada,
lo la,:¡ muy nobles y muy leales como dieron en llamarlas
~ os R rcní imos Reyes de España cada vez que de ellas re"<
·ibían un se1alad') eervicio, viv'ia un hidalgo natural do
~~ urcin, avecindado de iargos años atrás en la ciudad en
uestión, de la cual era Regidor perpetuo.
El dicho hidalgo era ct~sadu y tenía un hijo ya mozo
:y no mttl parecido de nomtre don Jorge, el cual en lleg:mdo
que llegó a la edad en que la pasión de amor se despierta
(•n ·l f¡omlii'C y le hace escJa,·o suyo, enamuróse perdí-
. lamente d unn tloiJcella llHÍs rica d(' virtudes que de Lifl 4
ne de fortu11a, aunque leH tenía a pedir de boca y tan die·
cr 'ta cm 10 ermo~a, cuya her.11osura era celebrada en dieYA
"'o'llas a. b. r donda. llamábase la· doncella doña Dtanca,
y en\ Lija do un caballero muy principal, que en el guar-
darla de plegaba tauto celo, que no le ·iba en zaga el celo zo
Extremeiío. l)or tanto habíala confiado a la guarda do
mn dueña C} u e Ja conigiese hasta en las menores accione
_y la vigilase en todo~ sus pasos, tal como ·lo ! luwí~n · e ·
,__.../
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REVISTA .... IENSUAL ') .. . _ ....
aquella época, esa clase de agentes ele confianza de padres
y maridos.
Excusndo está decir, .pues, que doña. Blanca ~ra una
_"01·taleza harto codiciable si bien tan difwil de tomar, qu~
bien pudiera calific~rse de inexpugnable; pero don Jurge
·Ie puso el cerco con tal ahinco y se dió tal maña en vencerla,
que no embargante la tierna solicitud d~l paclt-e y a ,
pesar de la adusta ~everidacl de la dueña, logr.ó abrir enor-me
b1·echa en el corazón de la doncella. r ·así pues, ~l .\ •
despecho de todos se amaron con esa impetuo idad del
áuimo que no repara en sacrificio , ni se amilana ante •
peligro, ni se cansa, ni se abate ; q ne lo ve todo de color -
de rosa, por que tal es el encanto que despie•·t~ en los senti
·los esa primera ilusión de la vida.
El Hegidor, sin embargo, no pudo menos de ala•·mar-c
tan luego como tuvo barruntos de la temprana pasión
da su hijo; y no por que le di~ gustase la pasion do sí misma,
que no era un padre torpe par::l no comprender ht •·
clase de sangre que corría por las venas de don Jorge, ni ·
por doña Blanca, a quien él mismo a ser mozo y s lte'l'o
hubiera rendido amoroso va allaje, sino por algo más hon·
do que se presentaba a su contemplación como un im posibl
mural, por ser como era don Manuel de Cifue ntes y ·
Urquinaona, que así se llamaba el padt·e de Blanca, su
mortal enemigo. Por igual y no menos alarmado se intió
é:;te, cuando notó el sensible cambio que iba op eFándosc
en su hija, a :nedida que crecía el fuego de éata primera
pasión. En aquellos hidalgos podían más loa rancios
odios y el puntillo de honor, que la cunveniencia d~ sn ...
hijo y por nada del mundo hubieran consentido no deci~
mo" en un eulace tan de igual a igual~ pero ni l!Íquiera en
que so diece cabida a un penliamiento amoroso hacia et
• tcmig .
Co 1 todo, ni el R('gidor ni el de Cifuentes hicieron n ·o
d • largos y destemplado~; discufsos para sofocar en su
hijos e tos pl'imet·os arrebatos moceriles. por que uno y
)tro halló inmediatamente la solución que el u~o requería:
•t R gidor enviando a don Jorge a cualquiera universidad
rlel Rey no, Salamanca. V al!adolid, Toledo ... las había tan
lllena" y el de Cifuentes poniendo a buen recaudo a doüa
B lanca eu un conventv de monjas, bajo la matel'nal virr.i~
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<")_
i_) RITOS
lancia de una abadeza su parienta. Y como lo pensaron,
a í io llevaron a obra e ' tos dos modelos de hidalguía castellana
quedando a8Í tan pHgados de su honor, como satis·
fechos de su mucha prudencia.
Hechos los aprestos de viaje, en una fría mañl:l.na del
mPs de diciembre de H340, salieron de la ciudad el Reo-idor
y su hijo ; éite, con determinación de ir a la cGrte
a tentar carrera, bien provisto de cartas de recomendación
y la8 alforjas repletas do doblones y aquél, pam acompañarle
siquiera una jor·nada del camino. Don .Jorge iba
taciturno y profundamente melanoólico, entregado a tristi ·
imos pentiamientos. De vez en cuando dej<1ba escapar de
su pecho hondo:~ suspiros q u~ eran como otros tant lS adio·
se' a la tierra donde quedaba su esperanza~ su ilusión, su
vida misma.
El padre que lo notó en tan lastimoso estado de án.imn,
qui:so reamrnarlo y así con mal disimulado embat·azo
drjule :-Bien se echa de ver, hijo mío, que un gran dolor
tiene destrozada tu alma y esto a mi ver te acontece por
do!i razones: es la primera la ninguna costumbre quP. has
tenido de separarte de tus padres. y naturalmente te aflije~
ante una aus~mcia que forzost~mente habrá de prolongarse
por lat·go tiempo; y es la segunda, la poca preparación
que tienes para entrar de lleno al teatro del mundo, lo cual
te haca temer pot· las dificultades que hallaras en el trato
con los hombres, los muchos peligro:i a que te verá~ expuesto,
los tt·opiezos que quieras que no encontrarád en tu
camino, y tantas otras cosas agrandadas por tu iruaginn -
./ cióu, para dar asidero a la tristeza . S:ibete empero hij o
mío, que ni ha de angustiarte la separacion, ni han de
ar.obat·darte ]o:; obstáculos, por qne tus padres así lo quie ·
ren y esperan de tí muchas y nobles proezas, y el munrlo
nunque te parezca lo contrario, es facilísimo de conquistar
l'On algo de ing nio y mucho de entereza.
Ante que e tar triste, deberías alegt•arte, pues qu(•
tus oj s van a contemplar cosas que jamás soñaste: la aten
·adol'a majestad del mar océano, lus puertos con sus m tw
lles como inmen os brazos abiertos para recibir mil embat~
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/
REVI ?:A l.IE...,.Sl AL
caci-ones que vienen, y de!pedir mil que Re vnn; lo viñedos
y olivarc qne son la mayor riq'.JCZa del H<'yno, e on los
cualet~ trop zarás a cad:\ paso ; ls gmnjaha entender e ál era -el u otivo de su clau nra.
-Bien venida en esta clau~Stro eiior y pariente
1Ío: In joya de vuestra CHRa y lé lumbre de vuestros ojol'.,
dijo la abadesa en viéndolo8 llerrar. Esta sauta casa abr
sus brazos y se regocija en el eñor cuando las flores del
mundo !!e tra!!planhm a ella. Hegrese en p.nz a la uya
vuc tra me1·ced, y tenga la . cguridad de que con la n i~e~
ienrdia de Dios, en<.:ontnH·á 511 tesoro así como lo d po-itf>,
el día qne vuestra mereed eea servido de restituirlo
~ dll casa. Y plegue al cielo, que esta valiosa aunque m o·
ment:\nea adquisición qn.-~ hoy hace el convento sea defir,
itiva. Y voz, hija mía, no os dejéis conturbar por la s-e-taractóu
de nuestros padres, pués que ce:¡ volYntad de elJo:t
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:..7
1
y aquí encontrareis Ion halagos que afuera dej:ais, antes
debeis felicitaros y tenerofl por muy di('hosa, por esta mer-ced
que Yue tro ¡.>adre quiere dispE-nsaros.
Y diciendo y haciendo la abadesa empujó suavemente
a la doncella hacia t>l interior del d.austro, cuya puerta
~erróse tras de ella con un ch-irrido tan quejumbroso, qtte
al mi~mo don Manuel con ser quien era, no pudo menos
migos 'C(lmo antes, pet~tmdo
cada cual para su capote, qut su fTO'Ceder representaba un
triunfo moral l!úbre su adversarw. Sin t'n:Jbargo, uno y
otrn echaba a mala parte la ligereza de su conducta. Si
lUbiese sabido, se decía el ' Regidor, que el de · CHuentes
haría lo que hizo, no P.l'a • menester env:iar a· mi hijo tan
ejos ; y el de Cifuentes pensaba a EU vez : si el Regidor
se apr~sura a obrar como obró, ya no había necesidad de
-enc-err·ar a doña Blancn. Pero ambos se tragaron en siienci()
las Jágrim as que ]e cost11 ba E-U rnu<·ha pt udencia.
Pasaron varios meses. Un dia llegó el corre(\ del
Reyno y como lo es'peraba el Re.gidor, tuvo una carta.
Dióle un vuelco el corazón al recibirla y rápido como su .
edad achaó!osa se lo permitía, fuese a su ca!a para leerla
con más holgura. La carta decía así :
'' Respetado !eñor y padre mío : El placer que experimento
al comunicarme por primera vez con vuestr~
merced, no requiere ponderación y sabe Dioe cuá.nto mayor
sería "), si é!ta cf>muni~ación fuese para darle a vues- .
tra mer<-ed noticias sati!lfactorills de mi y muy halagadoras
de la empresa que persigo ; pero puesto oue vuestra mereed
me enseñó a decir aiempre 1h verdad, dirésela sin
· ~mbajes hi rodf>OS: a~~Oe qUe ]legué a est:t COrte CaÍ postrado
a Ja c::~ma y así he continuado de mal en peor, si.r
· que los médicos que tan sol5 citos se han mostrado conmigt',
h ayan podido decir hasta ahora cuál · es el verdadero mal.
que me aqueja. En este punto Jas opiniqp_es .. s on muy
diversas, aunque di(·ho sea para tranquilida' ' ' de vuestr o.'
. -
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RITO S
la salud de mi hija doña Blanca que en vos está el reme~
diaria, como vais a verlo: haee el largo de seis meses,
juzgué prudente internar a doña Blanca en el convento de
la ciudad con fines laudables. Pet•o como una cosa el
hombr~ propone y otra Dios dispone, doña Blanca enfermó
desde el día sig.uiente al de su entrada, y siguió
agravándose día por día sin que se supiese qué cl~se de
enfermedad fuese aquella; quise voiverla a casa, pero ella
me rogó con lágt·imas en los ojos la dejase continuar en el
convento, y allí ha permanecido hasta el día de hoy, en
que la abadesa me mandó recado de que la retira8e, si al
menos quería verla morir en casa, porque los médicos que
ella ha consultado h~n desesperado de salvada. Hícela
t•etirat· inmediatamente y .•.• ¡os lo juro pot· lo más san·
to ! al verla, es tu ve a punto de desfallecer, de la tan pondet•:
ida belleza de doña Blanca, apenas li ueda Ja voz lo
demás es un esqueleto. ___ ••
Al decir esto el infeliz padre prorrumpió en zollozos
y no pudo hablar máa. El Regidor sin podet· contenerse
hizo otro tanto, y como quei'Íerdo darle a su enemigo nna
prueba de que comp~rtía su dolor, cogió la cal'ta.,y ee la
alargó con mano te m Llorosa. Leyóla don l\'Ia11uel con ojos
espantados y en acabando prosiguió:
-Precisamente, señor Regidor, de vuestro hijo quería
hablaros; si estimais. en algo la vida de mi hija y
quereis salvat• la del vuestro, disponed que regrese inmediatamente
de España, porque no se os oeuha, cuál es la
causa de la enfermedad que en ambos ha hecho presa.
-Sea enhornbuena tal cc,mo lo decís, seño1· dnn 1\Ianuel,
dijo el Regidor; mañana mismo despacho un propio
para el Reynv, YYIÍentras tauto hacédselo ~aber así a. doña
Blanca, hasta tanto que yo mismo pueda darle la misma
esperanza.
Con esto se de~pidieron reconciliados los dos hidalgoR,
y un tanto rPanimados de la postración en que el dolo•· Jos
tenía sumidos ; pero pur una de es!ls ironías sangrientas
con que el hado se 'btll'la de los hombres, sucedió q uP,
cuando brillaba para todos la esperanza. se ~P •gó la vida
de doña Blanc:a, y el propio enviado por el Regidt>r regresó
efectiva mente, pero trayendo sólo los despojos mor
tales de don Jorge,
-/
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/
,.
REVISTA MENSUAL 30
N o es para pintRrse el dolor que con dichas muertes
experimentaron tos dos hidalgos. Jamás un pc&dre lloró
eomo ellos llor ron la desaparición de sus hijos, y como
para bacera más solidarios en la desventura, con vinieron
en Que la m ma sepultura. sirviese para ambo& cuerpo&,
juntando así muertos a los que por un destino implacable
no pu ieron juntarse vivos.
SERGIO ELíAS Ü.RTIZ • ......
EL ADIO L HOGAR
fi:n el nWtrinwnio de mi prima
1
Límpido el cielo en la extención •acía,
tra iesas olas en el mar retozan,
una barca se pierde en lejanía,
y en la playa•auspiran y sollozan.
Bejel ligero por el mar cónd u ce
a la púdica novia, casta, bella ;
pura como la fuente que trasluce
el lejano fulgor de rubia estrella.
Y sigu~ el ancho piélago. Violenta
tempe tad amenaza el ronco trueno
que en hslotes fantástico& revienta.
Viene luego la calma, el trueno ce
y bajo un cielo de speranzaa lleno
aigue su marcha la barquilla ileaa.
It
í mil que encierra el viaje verdadero
de tu nuevo vivir ; la dulce calma,
hoy dejas de tn hogar, tranquilo alero
que emhriag6 de ilusiones a tu alma.
Y trae nueva ilusión, pura creencia
t'fo esquife lanzas al a~ul lejano·
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''RI'TO'S
'l'ormentas tiene ·el•mar de la existencia
·como tiene tormentad el oceano.
: fas "o temas sus furins ; ei hoy 1te alejas
·!iel hogar donde fuiste bien querida
os lloroeos hermanos que tu dejas
felicidBd ~tern-a te ·predicen,
1 aquéllos que te ·diert>n sér y vida
desde •inaólita playa te bendicen.
JOAQUÍN 'MAUÍA PAZ.
''Tu maco, noviembre :S ·de 1921.
DE NUESTRO Al~TE
La sef10rita Maria Bucheli B., siente la quejumbre
'l' Í tmita de In g~ma ·romo una honda poeti'!a. Compoaitoro.
e n la escala policroma, el lento gotf'ar de los sonidos de luz
:graban en sus eotudios •una maravillo~a almonía: cantan,
. juE-gan, lloran como si ·fueran átomos organi~ados. Ha
ac·opiado todo el tinte musi(•al de la pintora flamenca. y
toda la novedad sugestiva 'del ·claro-obscuro de estos sumos
sacerdotes ·del color Vinci y Camaraci para cllndensarlos
en escuela suya. En los estudios que-hace tiempo- ha
~xhibido con derroche de é:Kito, heridos a golpes de lucee
-.y dft ensueüos, ha eausado viva impresión en las últimas
notas de la eetética subjetiva ; aquellos respiran el aliento
de •un ambiente Jímpidament~ loral, apaJ·t:cen abra~ados
(' n líne'Bs ardientes d~ incomparable originalidad confundida
('On las tintas suav~s y l os raprichoso" d~talles té<'niros:
son netamente suy{)s, tomados dt' 1 nhturnl y comple- ·
jizndos con la urdimbre de su gusto. ~ue asuntos •ic1 en
-empapados dt" un sentimentalismo místico, de emotividad
.piadot~a; ·la cautivan la atenc·ión aquellas figuras de hat nposos
méndigos cansados al peso de la Yida que lleva n
11an1bre de pan y hambre de luz en el alma y eomo dij o
·_.. rayón. ''Ama los cuadros m~lancólicos de Alberto Du .
r ero y' las lejanias tristes en los paisajes andinos de Fran~
Ütcovich '' · Sus ·estudios sin ponderación al una ocup- ...
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/
¿
3:! .
han lugar prominente ~-tl lado de las obras de aquellas exflUÍsitas
artistas bogotanas, Margarita Ilolguín, Alieia
Uuvides Mercedes de Leudr,, y 1\lnría Antonia Cuervo.
La señorita Bucheli, no es sólo una soñadora en las.
tOnalidades de visión, así mismo es una lu:osa pianista,
. rroba con la interpretación de la melodía vapor·o a de
Vinci y 8choubert con la complicada cientíiiea alem~na;
su alta mentalidad y su retinada cultura la han familiarizado
con la música de los sublimes locos de los soni·
clos: Listz, Chopaín, Wagner, etc.; es una pensador·a an ..
·iosa de la alegría, de la luz y de ese mas allá qua b-dtisfa-
· ~a la aspiración infinita que las musioalidades dol arte no
son suficientes a colmar.
La cabeza de estudio con que RITOS engalana su portaua
alcallzÓ el primer lauro en el torneo de la pasada E-xposición:
1919.
Hnos se congr·atula, y aplaude la labol' de arti ta
1 e como / sta han tenido la saua rev ldía de propender a 1
1· im ovación y al rompimiento de los vie_jo~ moldoJ ac:ad~
rnicos en las líneas de los l\Iurillos y Ticianos.
T. P. D,
OTA CIEN'l'IFICAS
¿ES MALO LEER EN LA· CAMA?
Corno todo mundo sabe, los oculistas y fisiolo
gistas nunca se causan de repetirnos que el leer en
la. eama es una pésima costutnbre; pero de acuerdo
con algunas autoridades respetables, ~1 leer en la ·
(·ama no es necesariamente nocivo para la vista, cou
.tsl que uno tenga elliuro o el papel debajo el~ lo
jo y que mire hacia abajo. Por cierto que la luz
t ebe ser n.n y buena, y además debe caer sobre la '
váginn. desde la parte superior o desde un lado, sin
ue brille directamente en los ojos del lector. Si
un o o a c uesta de espaldas y ti~ne que mirar el libro
o el pa 1 hacia arriba, es muy natural que la vista
q u c da .st ieta a una tensión snma1nente nodva, que
e.., lo" qne ·e deb e ·itar. Se ob l'Vllrá que uatnra ·
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RITOS
tnente tenemos la costnmbre de mirar hacia abajo, y
d con iguiente f3S muy razonable el dedudr que los
m{ 'Ccn los de tinado a vol \~er los ojos hac1a abajo
·táu desarrollado · con rná;::, pel't ccióu que aquellos
.q e desempeüau el oficio de vol verlos hacia arriba,
. y esta es precisa meo te la razón para q ne se can P. hÍ
, '.:ista cuando mirarnos cuadros u otros ·artíeulos que
·e t 'u a considerable altura. Por lo tanto, si no po-
• detnos reprirn irnos de la costuru bre de leer en la ed~
ma, debemos, por lo menos, hacerlo de la mauera
tuá. segura.
CIRUCIA CONTRA LAS ARRUCAS
Las mujeres están de plácemes, porque ya no
~e1·á posible el adivinarles la edad por sus semblau~
te ! Los cürnjauos modet·nos estáu en con<.licion "
ele hacer desapare~tH' las arrugas de la cara, dejándola
perfectainent.e rejuvenecida.
Dul'autt la gn rra mundial que hace pocos aüüs
b:rminó, fnó po ·ible volvet· easi a su estado na.tnral
1as ·earas de ·tigul'ada tle muchos soldados, gra.Pin.
ul adelanto de la eirujía modern8. Entl'fl otras f~o-as,
rnet·ece lneucionat·se el hecho de que gran nú-
1nero de narices y de orejas fueron perf8ctatneuto
11'asp1antac1as a las caras de soldados que las habíau
perdido, y en otro ca 'o , porciones cotnpletamPtltt}
rlesfiguradas e su totalidad. E tos magníficos l'fsultados
iudnjeron a los cirujanos a t1atar de convencer
a las 1nujel'e. de la posibilidad de eliminar
por medio de la eu\:billa, la apariencia que los afi")S
rleja!l en la cara 1 y en efecto, así lo domostt·arou.
La operación consiste en cortar ciet·tas poesiones de
la piel, una vez echo lo cual, se exthmde la piel y se
la cose; de manera que la operación es runy seuei~
lla.
Los m 'todos que se u an para recunstruír la~
part desfiguradas de la cara son muy semejante,
' la de un escultor. En primer lugar se hace n
vaciado n yeso (lú la eoudición de la cara, y lnPg
e tnod 1 a e u a n~i lla las perfecciones desen.c1a !":, biou
· )'l la ual'iz2 las 1 .. jillt s. la n1jada o l, é rbita f ol
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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REVISTA ~IRNSUAL 34
ojo. De la eara asi rernorlelada se hacP otro vaciar1n
en yPso, y se e ubre las faecioues de~( a das con boja
de (18taño <'on el o hj eto de o btenP.t' u u molde. na
vez hecho esto se tra planta tP-jido muscular o carti·
Jugo de la parte superior de la pierna, se lo cose y
~e lo deja ,1ue se ci('atrice.
Se rPgi tra el caso de haber recon~truíJo la mitad
de una cara destruida por· cáncer, lo que p1·ueba
los maguíficos adelantos de este raUJo de la cirugía
moderna.
NUEVA COMBINACION DE METAL Y DE
MADERA
Acaba de introducirse n el mercado un nuevo
producto para eonstt·uccione~, el que eonsiste e u uua
dHn binaí·ión de mPtal y de madera. Para esto se
u~a ('Omo fondo una tabla muy d lgada, la que e
<·nh e con una lámina dP metal. La madera sirve
para separat· '-'Uficióutemente la· láminas de metal
c•ou el objeto de aunar la fuet·za máxima cou el peso
mínimo, mientras que las lámina~ de metal añaden
fuerza al conjunto. Las superfi<.·ies de ]a .. láminas
son lisas y uniformes; el produc•to es impermeabl~;
no es hu en ('OD dnetor del ealor ; no tiene pe!igro de
tor ee1·se; resiste las abresiones y es sorprenden te-mente
livL no en peso. .
Los experimentos que S€' ha he<'l1o han demostrado
que este producto es <·iuco ve~es má~ rigido
q ne u u pPdazo de uJadera de igual grosor, y ochenta.
~eces tnás rígido que una laruina de metal de iguaL
rP~O. Fi~te pl'odneto S hace )11 lámina de :i0 por
96 pulgadas l ~U tr~:s grosores uiftn·eutés, y Sf\ lo fo·
rra r0u hierro negro o galvanizado. Su peso es de
26 a 30 onzas por pié cuadrado. Eutt·e otras cosas
~e lo usará para cnrrorerfas de automóviles, para
ntneb es, para copones de embarque, para puertas,
para letrero~, etc, ete.
EL SAHARA NO SIEMPRE HA SIDO UN
DESIERTO
Un explorador y geógrafo francés nos asegura
que él ha encontrado evidencias para afirmar que un
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
¡: .
REVISTA MENSUAL 1 \
.)
y virtuosísimo Canónigo Penitenciario doctor Leonidas
Rojas.
-Grado El 7 del presente mes recibio Diploma de
Doctor en Derecho y Ciencias PolíticaCJ el seiior don Rafael
Alcides Guerrero, distinguido alumno en la Universidad
de Nariño. Coronó su carrera con lucidez y nosotros
auguramos muchos triunfos en el ejercicio de su
profesión.
-El señor 11 idel 1\Iárquez, ha dado publicidad por la
imprenta a una obrita en la que recopila varias voces de
mando para ejercicios gimnásticos de acuerdo con nuestra
táctica militar. Es digno de aplauso, el señor l\1árquez,
por su . interés en hacer conocJr del recluta lo que éste
uecesita1·á cuando le toque pr l)tar su '' s~rvicio mili tal'
,Liigatorio '' en el
Citación recomendada (normas APA)
"Ritos: revista mensual - N. 4", -:-, 1922. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683706/), el día 2025-05-12.
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