dTO- NRÍÑO
.Dir~e: E'duardo artíoez.. Esponda
~edacla: e!]io E'lio. ÜriTz.., Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
IDEARIUM
~.evi\lta lfltl.en~ttal
Organo ~e la Escuela Norma1 de Occidente
FuNDADOR: Germán Peña Martíne;,;
Drtor.: EDUARDO MAR'l'INEZ ESPONDA Redactor: SERGIO ELlAS ORTIZ
AÑo :r { Pasto, diciembre de 1938 } Nos. 16
llueslro m)érolio
EOUARDO SANTOS
Existe entre nosotros cierta tendencia al descontento
y a la desconfianza y suelen las gentes inclinarse
más a la queja y al desaliento que a la satisfacción
con lo que se tiene y a una visión risueña del porvenir.
Algo debe haber en esto de ancestrales melancolías
que aún pesan sobre nuestras almas y quisiera yq
que una de las orientaciones de nuestra educación
fu~ra precisamente la de crear sentimientos de alegría,
de fe y de optimismo que son maravillosos elementos
de acción.
Mucho se ha hecho en cuanto a la defensa nacional
se relaciona, en los últimos tiempos, aunque no
lo crean los pesimistas. Si volvemos los ojos diez
años atrás, nos será fácil advertir el largo camino recorrido.
No existía la Marina de Guerra, a pesar de
nuestras extensísimas costas y de nuestra excepcional
posición geográfica sobre dos océanos, y hoy ya tenemos
en Cartagena una base naval y un grupo de
marinos colombianos de que podemos estar orgullosos,
y elementos que nos permiten confiar en un
desarrollo tan rápido como halagador. Nuestra aviación
apenas si se iniciaba tímidamente y hoy contamos
con cuatro bases aéreas, realmente espléndidas:
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las de Palanquero y Guavito, que recuerdan los nombres
gloriosos de Germán Olano y Ernesto Samper;
las de Tres Esquinas y Buenaventura, todas ellas
para nacionales y extranjeros motivo de sincera admiración,
y antes de uno o dos años estarán completadas
con una red de aeródromos que cubre todo
el país y ha de colocarnos a este respecto en situación
privilegiada. Y ello se complementa con la existencia
de un selecto grupo de aviadores que por su
pericia y valor son dignos de la confianza nacional y
augurio de los mayores éxitos.
Las mísiones que para la aviación y la Marina
hemos contratado permitiran dar a esas instituciones
todo el desarrollo necesario con la adquisición de
Jos muchos elementos de que todavía carecen, con
la intensificación de los estudios y de los esfuerzos,
con el desarrollo de Ul1 programa debidamente estudiado
que en esas materias ha de colocarnos a
envidiable altura.
Para las armas terrestres, que en estos años
se han visto dotadas de un arn1amento que no existiera
antes y que será completado y mejorado sin cesar
existía el problema de los cuarteles, tan deplorables
en otro tiempo y que va solucianándose poco a poco,
según lo permitan los recursos del país y de acuerdo
con el ritmo tranquilo y seguro de nuestro progreso.
Lo que se ha hecho en Bogotá con los Cuarteles
de Santa Ana, en Barranquilla, donde en breve se completarán
las instalaciones necesarias, en Medellín y
otros lugares, se irá desarrollando paulatinamente y
esperamos que en el curso de la presente administración
ese problema quede resuelto. Resuelto, claro está,
como lo aconsejan las condiciones de nuestro país,
que no es de millonarios ni de gentes seducidas por
el lujo espectacular, sino de gentes sencillas que
quieren vivir con decoro e higiene.
Y tanto como la construcción de cuarteles-en
donde nuestros jefes, oficiales y soldados llevan una
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vida decente y cómoda-y que permitan ampliamente
la instrucción del soldado y su preparación técnica;
tanto o más que eso nos preocupa la sanidad que
permita cuidar, oportuna y eficazmente, la salud de
nuestros soldados. Tenemos ya aquí en Bogotá un
Hospital Militar, de primer orden que recibirá cada
día mejoras y nos proponemos crear otros tres o
cuatro del mismo tipo en las distintas zonas del país,
para que por ese aspecto la vida militar, tenga toda
clase de garantías. A las guarniciones del Sur y de
los climas deletéreos procuraremos llevar cuanto contribuya
a mejorar sus condiciones y a defender su salud,
como trataremos de que en todas partes la vida
del cuartel sea grata y se traduzca en una efectiva
preparación del soldado y del ciudadano. Y aquí se
destaca uno de los aspectos de nuestra vida democrática:
queremos preocuparnos intensamente por el bienestar
del hombre colombiano y como diez o doce mil
muchachos colombianos han de pasar por los cuarteles
anualmente (como han de pasar también por las
diversas secciones de policía millares de nuestros
.compatriotas), nos preocupamos intensamente por sus
condiciones de vida, por su alojamiento, por su salud
y por su porvenir. Aspiramos a que la misión social
del militar a que ayer aludí brevemente, se cumpla
de la manera más completa para que sea el ejército
escuela de patriotismo, de efectiva solidaridad entre los
colombianos, de preparación moral y física, y forme
ciudadanos completos, útiles, en todos los órdenes.
Muchos de vosotros conocéis sin duda las luminosas
teorías del Mariscal Lyautey, sobre el papel social del
militar en la vida de la Nación, que si es tan importante
en grandes países, en naciones incipientes como
la nuestra puede ser factor decisivo en el desarrollo
patrio.
El que seamos un país de paz, cuyas relaciones
con las repúblicas hermanas y vecinas son cada día
mejores, más amistosas y más seguras, el que no hayamos
abrigado jamás ni abriguemos planes imperia-
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listas, rotundamente contrarios a nuestra manera de
ser, el que no amenacemos a nadie ni nos sintamos
por nadie amenazados no implica que no hayamos
de tener un Ejército vigoroso, suficiente por sus elementos
materiales y su preparación técnica y moral 1
que en todos los momentos nos permita garantizar
eficazmente nuestros derechos. Tenerlo es, precisamente,
garantizar la paz y poner el derecho al amparo
de toda loca tentativa; es crear una situación
clara que no se presta a equívoco y que aprestigia
y garantiza esa política internacional de cordialidad
permanente y de cooperación estrecha, íntima que con
ardor preconizamos y que será tanto más provechosa
para todos cuanto más evidente sea que somos un
país fuerte, organizado, bien defendjdo y cuya política
internacional de fraternidad no obedece a íntimas
debilidades sino a generosos idealismos y a una comprensión
noble e inteligente de las necesidades y
destinos de América:
Y para el Ejército vigoroso que hemos de tener,
que ya tenemos e'n tanta parte, será indispensable
intensificar, estimular, desarrbllar la preparación de
nuestros jefes y oficiales no sólo en la Escuela Militar,
sino a lo largo de todos los institutos militares a
los que nos proponemos dar un impulso que los
coloque a la altura de los tnejores de su clase.
En varias ocasiones he expresado la aversión
que el armamentismo me inspira. Lo he visto de cerca
en muchas partes y tiene un aspecto de explotación
capitalista que horripila. La g1:1erra se va convirtiendo
en una explotación monstruosa, que crea
una forma de esclavitud no soñada antes. En las
épocas caballerescas los pueblos eran defendidos
por sus paladines y el heroismo y la sangre constituían
el mejor baluarte. Pero ya ahora todo se convierte
en un gigantesco negocio industrial que anula
casi la individualidad humana y la reemplaza la máquina
cuya eficacia responde sólo a su costo creciente.
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Hasta donde le sea posible, el gobierno de C-olombia
no caerá en esas redes. Procuraremos alejar de
América, continente de paz y de concordia, el espectro
de los armamentos excesivos y de las absurdas máquinas
de guerra que las más de las veces sirve
sólo a los grandes negociantes. Tenemos el sentido
de las proporciones y haremos de nuestro ejército
el organismo que corresponde a nuestra realidad económica,
internacional y política, y que ha de bastarnos
por sus elementos modernos, por su discreto y
suficiente armamento, por la calidad de su comando
y la maravillosa condición del elemento humano que
lo forma, y que no ha de constituir nunca un peso
excesivo para nuestra economía ni una carga inmoderada
para el fisco. Y a toda esa labor pondremos el
sello de nuestra vida democrática, el respaldo creciente
de una capacidad técnica que ha de mejorar
sin tregua el diario refuerzo que haga el ejército de
Colombia el más vivo y constante ejemplo de energía
y la mejor fábrica de ciudadanos.
Porque nuestro ejército no será sólo una máquina
de guerra: más altas y nobles características tendrá.
Será la suprema garantía de nuestro derE:cho y de
nuestra paz; del crisol del sentimiento patriótico, el
yunque áureo donde ha de forjarse lo mejor del ca-
rácter colombiano .
•
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r ~e a~ de & u aci' ~
~ ================================== =====~=====]@
El niño canta y baila
El 1·ol de la música en la educación infantil.
Se acostumbra decir: «la música suaviza las costumbres»,
sin preguntarse por qué tiene este privilegio. Un análisis somero
basta, sin embargo, para comprender el mecanismo sedante
de la música. ¿Qué es ella, en realidad? Es ritmo y armonía;
estas dJS palabras contienen todo el secreto de la música.
El ritmo es tal vez la cualidad más accesible a los oídos
profanos, porque es, a la vez, fuente de energía y de reposo.
¿Cuál de nosotros no ha sentido, mientras volvía en grupo
de una excursión cansadora, desvanecerse su laxitud, desde
el momento en que una canción venía a acompañar su marcha?
Viniendo de vuelta, nuestro paso se arrastraba, cuando
de repente, gracias a un estribillo que irrumpe, vemos tomar
más bríos a la cara vana; el pasu se acelera poco a poco,
el cansancio desaparece al punto que, mientras dura la canción,
el grupo de excursionistas que parecía tan aniquilado,
encuentra nuevas energías y toma el paso de marcha sin esfuerzo
alguno.
El ritmo popular ha hecho, por lo tanto, olvidar el cansancio
y lo largo de la etapa.
El ritmo es también un reposo. La vida moderna-bien
lo sabemos-adopta una cadencia cada día más acelerada.
Darse un descanso consistirá, entonces, en quebrar, mediante
un nuevo ritmo, aquel al cual nos habíamos ceñido. ¿Qué
es una recreación, si no un cambio de ritmo de nuestra
acción?
Los colegiales dan de esto un ejemplo cotidiano. Mientras
transcurren las clases o los estudios, viven horas lentas
y reflexivas; durante Jos recreos viven minut os turbulentos
y acelerad os, que no por esto dejan de ser un reposo. Pasa
lo mismo con Jos adultos, y esta necesidad de cambio de
ritmo es la explicación, en parte, del éxito que obtuv o la música
del jazz.
El jazz traía a nuestra vieja Europa cadencias nuevas, sonoridades
en extraña oposición con aquellas a que estábamos
acostumbrados. Debió su gran boga a estos efectos sorpre-
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sivos que nos proporcionaba y al reposo a qne nos indu-cía.
~ .:
¿Por qué los aires nuevos son llevados, sea al fracaso,
sea al éxito? Esto proviene de la segunda cualidad esencial
de la música: la armonía.
Si abrimos un diccionario, veremos que la armonía es
la ciencia de los acordes. Un acorde es grato a nuestro oído
si es equilibrado, si guarda una cadencia. La cadencia, el equilibrio,
he aquí la segunda razón por la cual la música dulcifica
las costumbres. Nos ensefia que es posible expresarlo
todo guardando el control de si. ¿No hay, acaso, en algunas
sinfonías, páginas de pasión descencadenada, frases coléricas
o vengativas, que conservan su equilibrio, su dominio? Si la
música puede expresar con compostura la excitación o la serenidad
de Jos sentimientos humanos, es entonces por excélencia
uno de los mejores medios educativos. Platón definió
como música todo lo que se relaciona con la educación del
alma.
Dar al alma de los chicos una formación musical, al
mismo tiempo que una educación intelectual, sería un hermoso
programa.
En todo momento el ni fío parece decirnos: «Necesito música,
poesía ..... » Hay un libro encantador de Tristán Déreme:
Patachon, Petit Gár(:on. Patachon tiene siete afios; está
aprendiendo La Cigale et la Fourmi. Se da cuenta de que la
misma sonoridad se repite al final de ciertas líneas: •La fourmi
n' est pas prétt5use, la cigale ést emp1'Unteuse». A él le extrañan
estas consonancias. Pregunta la razón. Se le explica que
es una poesía, que son versos, rimas y que todos los poetas
escriben así. Algunos días más tarde, Patachon se detiene
ante una tienda y exclama:
,--Esta es la casa de un poeta!
Y, mostrando el letrero, lee: Pastelería, Vinos finos, Confitería.
Ustedes ven como Patachort es sensible a la música de las
rimas, y como él, todos los chicos sienten la cadencia de un
verso. Apenas aprende a hablar, el niño tararea aires que inventa
con palabras que apenas balbucea. Canta sin saber música.
¡Qué gran ocasión para los educadores, utilizar esta tendencia
y guíarla, mediante ejercicios musicales,. que serán, a
la vez, una enseñanza!
Los gestos del niño son en general, bastantes torpes, y
así nos parecen, porque en su natural atolondramiento, los
ejecuta en forma des ordenada. ¿Qué se requería para que tuviesen
gestos más graciosos? Un poco de cadencia, un poco
de ritmo. Fue esta constatación la que inspiró a un músico
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de talento, Jacques Dalcroze, y le sugirió la idea de escribir
rondas ~n música senciJia, durante el curso de las cuales los
chicos aprenderían a moverse a compás, a ejecutar gestos en
cadencia y a ponerse de acuerdo con un ritmo musical, es decir,
a hacerse armónicos.
jacques Dalcroze fue más lejos aún en este camino. Pensó
que inculcarle al nifio la noción de la gracia física era excelente,
pero que sería aún mejor despertar en él el sentimiento
de lo bello y Jo exacto. Para esto, bastaría adaptar música
a palábras muy sencillas, que encerrasen una ensefianza moral.
El alma infantil se impregnaría así de melodía, de dulzura
equilibrada, mientras los bracitos y los piececitos ejecutarían
gestos graciosos, debidos al acompafiamiento musical. Además,
las exigencias de un compás marcado por un metrónomo les
ensefiaría automáticamente que deben obedecer a una orden fijada
de antemano, igual que un músico que, en una orquesta,
toca su parte con toda su alma y toda su personalidad, cifiéndose,
sin embargo, a obedecer al director de orquesta.
Los niños que cantan en coro, dirigidos por su maestro,
tienen ya la noción de esta disciplina, de la obediencia y del
deber. Noci0nes esenciales que hay que adquirir a muy temprana
edad, porque esta dentro de la naturaleza humana el instinto
de rebeldia c e ntra la autoridad, de reivindicación de derechos,
en vez de querer cumplir deberes. ¿Es posible que meras
canciones produzcan efectos tan maravillosos? Ustedes lo dudan,
porque recuerdan lo que se acostumbra decir respecto a los
nifios que no hacen ningún caso de los consejos que se les da.
-¡Ah 1 ¡Es como si uno les estuviera cantando !
Tomar esta frase al pie de la letra es desconocer el poder
de una canción. Un estribillo, aún el rr.ás banal, puede
tener una utilidad moral. Para alcanzar esta finalidad, basta
asociarle una idea elevada y se hace así un excelente elemento
educativo. Un cerebro joven es más fácil de guíar que el de
un adulto: es una tierra ávida de prc ducir, y en la cual no
hay que sembrar más que buena semilla.
Las ca nciones de Da lcroze son buenas semill as , que es
conveniente enterrar en el alma incu lta de un nifio; porque,
cuando germ inen, asistiremos, gracias a ellas, a la irrupción
de sentimi entos muy nobles que n os permitirán ser nuestros
propios juec es: la sinceridad y la conciencia.
-¿Qué es la conciencia, mamá ?-preguntaba un chico.
-La conciencia, hijito, es una especie de juez, de voz
interior, qu e nos aprueba o nos condena si es que obramos
bien o mal.
Poco tiempo más tarde, el chiquitín hacía una bulla atroz
y se movía como una ardilla; su madre le dice.
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-¡Cuándo piensas obedecer 1 Quédate tranquilo. No hagas
tanto ruido, ¿qué no oyes .la voz de tu conciencia?
-¿No la puedo oír, mamá, con esta alharaca que estoy
metiendo!
Desde que me contaron este cuento, me he preguntado
muchas veces si los nifios insoportables y bulliciosos no son
aquellos que tienen algo que reprocharse a sí mismos, así
como los apacibles y caJiaditos serían aqueJios que tienen la
conciencia tranquila. Pero no es así; tos niftos presentan, com~
la gente grande, e iferencias de temperamento. Har algunos de ·
natural alegre y otros que son taciturnos. A est c s últimos
convendría enseñarles que hay que ponerle buena cara aun a
fa adversidad y verle el lado bueno a todo. Obrar así e~ procurarse
opción a la felicidad; es preferible en la vida iomar,
Ja actitud de Juan que ríe a la de Juan que Hora. ·
¡Sin fijarme les he dado el título de una ·canción de
Carlos Bollerl
l]uan que ríe y Juan que llora 1 He aqui una 1ección de
(}ptimismo. Juan que ríe es un sabio a quien le ha sido otorgada
la gracia de mirar todo con conformidad y de aceptar
alegremente la grande y a veces dura ley del trabajo, contra
ia cual rez )ngan los Juanes que lloran, quienes, las más de las
veces, se transforman en revoltosos. Para éstos, el trabajo es
siempre penoso; les parece que es un rescate que deben pagar
para granjearse el derecho a vivir. Para los otros, al contrario,
el trabajo es un deleite que permite obtener ot os deleites,
puesto que es por su intermedio que se adqnieren los elementos
para una mejor existencia. El dinero no hace la felicidad,
pero la hace más accesible por las facilidades que da y por
tas preocupaciones que evita~ El adolescente aprende muy Jigero,
¡demasiado ligero!, la manera de usar el poder del dinero,
y es necesario inculcarle muy temprano que el trabajo
es el único medio moral de adquirir una fortuna.
Esta noción no era comprendida, sin duda, por un pequeñito
que yo conocí; era muy flojo y su padre se gastaba
alabandole la utilidad del trabajo.
-Hay que trabajar siempre en la vida-le decía.-Cuando
se es joven, hay que trabajar para instruirse, y cuando se
es grande hay que trabajar para ganar plata.
El niño contestaba;
-Lo que es yo, cuando sea grande tendré plata sin tra ...
bajar.
-Pero, ¿cómo harás para que sea así?
-Ganaré en la lotería.
A este niño, los caprichos de la suerte le parecían preferibles
al esfuerzo por el cual el hombre ve acrecentarse su
dignidad.
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,El trabajo, cualquiera que sea, es noble siempre. «No
hay oficio lonto; sólo hay gentes tontas•. ¡Qué útil es ensefiarle
a la juventud la poesía de su futura profesión 1 Decirle,
por éjemplo, al aprendiz de carpintero:
-Un hermoso mueble es una obra de arte, como lo es
un bonito vestido para la costurera, y un beJJo edificio para
e arquHecto que lo construye.
Cada cual debe ejecutar su labor alegremente, cantando
si es posible. Es esto lo q_ue ha querido indicar jacques Dalcroze
en su Ronda de los Trabajadores. La mú~ica no es un
esfuerzo penoso; por el contrario, es un goce.
Esta Ronda de los Trab('jadores no es solamente una alegre
apología del trabajo, es mucho más. Contiene tres versos
sobre los cuales es necesario llamar la atención. En la casa
del hombrecito, dice la canción, cada cual debe pagar su cuota
y trabajar en su oficio. La casa del hombrecito es una casa
muy grande, a cuya· prosperidad debe contribuir cada uno de
sus habitantes, con su trabajo. Debe ser ella el objetivo de
lo"s esfuerzos y de la buena voluntad de todos: la imagen de
la vida social.
La conciencia, el trabajo, la vida social, i qué grandes
ideas 1, y~ sin embargo, han bastado dos pequefias rondas para
hacerlas penetrar en cerebros jóvenes. _
Tal es el poder de la música, esta ada a quien le bastan
las siete notas de la escala para exaltar nociones tan .
vastas como el mundo, para ensefiarlas y para hacerlas recordar.
Si la educación por la música puede ensefiar ideas generales,
puede también para los pad¡·es ser una llave mágica que
les abra caminos del alma de sus hijos.
Ustedes habrán notado que entre los aires que conocemos,
hay algunos que preferimos. N J son siempre los mismos, varían
según la disposición en que nos encontramos. Si se nos
ocurre entonar, cuando estamos melancólicos, será una canción
grave o nostálgica la que vendrá a nuestros labios; si
al contrario, estamos de buen humor, tarareamos un aire alegre.
El nifio es más influenciable que el adulto por las itl)presiones
momentaneas; dará en sus cantos un reflejo fiel de su
estado de alma. Por eso deberíamos siempre escuchar con atención,
con toda nuestra inteligencia y nuestro corazón, cuando
canta el nifio: está entregándonos, sin sospecharlo, el secreto
de sus ensuefios.
Los objetivos de los antojos de los nifios no so.i1 muy
numerosos. Los juguetes y las golosinas. ocupan un gran lugar.
Prueba de ello son los chascarros infantil~s que giran sobre
esto. Me contaron uno: .
A una nifiita le han dado permiso para asistir a una gran
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comida, a condición de portarse muy bien y de no hablar. Llega
el momento del postre. De éste se sirve todo el mundo salvo
la nifiita, a quien olvidaron; a ella le dan muchas ganas de · reclamar,
pero no se atreve; por fin exclama:
-¿Nadie necesita un plato limpio?
Otra vez, la misma nifiita fue sorprendida tratando de comerse
un pastel ante un espejo.
-¿Por qué te pones delante de un espejo para comerte
tu pastel?
-¡Porque así me da la idea de que me estoy comiendo
dos!
Los dichos de los niftos no son siempre tan ingenuos.
Hay algunos que revelan indolencia, otros flojera. Por ejemplo,
un nifio a quien le pregunté un día lo que haría cuando
fuese grande, me respondió:
-Seré auior dramático o senador.
Al notarme sorprendida, agregó:
-Si soy autor dramático, escribiré piezas con muchos
entreactos. Pero me gustaría, aún más ser senador.
-¿Por qué?
-Porque asi no se principia a trabajar sino a los cua-renta
anos.
Los suefíos infantiles revelan, a veces, deseos mayores.
Se entremezclan anhelos de gloria, riqueza, grandeza, y de lo
que manifiesta orgullo. Me parece que todos los deseos magníficos
que hacen los nifíos son sobrepasados por los que
formulan las madres para sus hijos. Todos hemos esbozado
de nifíos, ensuenos maraviJJosos, nos hemos visto médicos
cé!ebres, actores renombrados, grandes terratenientes. ¡Ah,
los ensueños de los ni tíos!
Sería fácil profundizar lo que revelan los suefios infantiles.
Una teoría moderna, la psicoanálisis, ha visto en· los
suefíos, mediante su explicación, un medio de descubrir los
secretos del alma humana.
Un muchachito, hijo de un médico psiquiatra, había oído
con frecuencia a su padre, hablar en la mesa de la importancia
atribuida a Jos suefios por el método psicoanalítico; viendo
un día a su padre dormido, le pregunta a su madre:
-Dime, mamá, mi papá se pone anteojos para ver mejor,
¿no es cierto? Entonces, ¿por qué no se los deja puestos
para dormir?, ¡así vería mejor sus suefios!
No hay necesidad de anteojos para penetrar el misterio
de los suefios infantiles. Basta fijarse solamente en lo que
los niños entonan.
Es bastante curioso constatar que en materia de psicología,
la música ha ido más al1á que la ciencia, puesto que en
todos Jos tiempos, las rondas han sido el reflejo de la aspi-
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- 172' _ ..
ración secreta de los nifios. Ponen su almifa al desnudo,
demuestran su ansia de lo maravilloso, que es una necesidad
humana. Los cantos que la juventud prefiere, tienen a
menudo como tema, una anéedota maravillosa, una leyenda o
aventuras fantástiCas.
Lo extraordinar.io sobrecoge al niño. Ve en ello una explkación
atrayente de todo ~quello que para él es misterio.
Las hadas desempeñan un gran p~pel en el folklore de los
pequeñitos. Muchos padres materialistas, encuentran absurdo
dejar que su prole siga creyendo · en la existencia de las
hadas. ¡Qué horror! Destruyen en esas almas candorosas todo
lo que es suefío y poesía, sin darse cuenta de que mientras
:más jovon es un alma, más n~cesita volar sobre las alas de
la quimera.
Las hadas no deben ser alejadas de las canciones infan ...
tiles. La sonrisa de una hada es la recompensa para los que
hacen el bien.
Así, de to~o Jo . qu~ el nifío canta, se. desprende una
lección moral. Si el canto y la músi~~ pueden servir como . medios
educativos, tienen también, no obstante, que $ervir ~omo
medios recreativos. · ·
. Tal es, sin duda, la opinión del compositor Massenet,
qu{en, para premiar a su ; nieto, .- lEt prometió · llevarlo a una re-presentacíón
óe Manon .. El niño tenía seis o. $.iete afíos; jamás
había id e} .. a~ . teatfo, . y. sofíaba con asistir a la representación de
~na 9q~a._ de su ilustre. flPUelo. ·
. Llegó el día tán ansiado. Ef nifío, loco de alegría, s.e
instaló en .su .· butaca y oyó , bien quieto la obertura de Manon;
pero, en · cuanto .se· alzó el telón y los actores comenzaron á
cantar, el pequefío espectador c Jmenzó a agitarse, a suspirar
y a dar signos de gran nerviosidad. Inquieta, y creyéndolo enfermo,
su madre le dijo: ·
-¿Por qué te. mueves así? ¿Qué no estás · contento de
estar escuchando la música de tu abuelito?
-Por cierto que no, me impide oír las palabras.
La partitura de .l\fanon era, sin duda, algo demasiado
serio para tan jonven auditor. Existen otras, joviales, graciosas,
que son una fuente de alegría. Estas obras han sido
clasificadas en una categoría que Jos grandes musicos desprecian
un poco. Al hablar de estas obras, dicen despectivamente:
-Es música liviana.
Sí, es música liviana, y le sienta muy bien el calificativo;
pero liviana no quiere decir fútil ni mediocre. Liviana
para el alma, a la cual alivia como un soplo primaveral, y
liviana porque transmite a todos su buen humor.
Algunos grandes compositores modernos no se han sen-
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tido indiferentes ante la alegría de esta mustca. Algunos han
oído su llamado. Acordémonos de la fantasía de Ravel en la
Hora Espaiiola, de la frivolidad de Honegger, en Las Aven
turas del Rey Pausole, y en tantos otros compositores. Sus
obras no son para niños, me dirán ustedes; pero no tienen razón.
La música es siempre limpia, son las palabras las QlJ
a veces no lo son. Una frase musical, sea cual fuere, no herirá
nunca los oídos más puros. Cualquiera puede oír mitsica
liviana, y sólo recoger de ella motivos de alegría. Una música
sin palabras no satisface completamente al niño, la anécdota
del nieto de Massenet nos lo está probando; por eso es
que algunos grandes músicos, que han dedicado obras a la
infancia, han escogido la letra~_ al alcance de las inteligenci-as
infantiles.
Citaremos uno, que F~ancis Ponlenc compuso para unos
versos humorísticos de Jabonne, acordes y notas más alegres
todavía. Se llama este trozJ Ln Trágica Historia del Peque
ño René, por Francis Ponlenc.
Esta canción subraya el ridículo inherente a una mala costumbre
(se trata de un niño que se mete el dedo en la na·
riz ), y se esfuerza por corregirlo; la música liviana logra hacer
de una reprimenda, un tema agradable. Veremos, en seguida,
cómo puede transformar en pintoresco y sonriente lo que
nos parece generalmente más árido y más opacó. ¿Habrá algo
más fastidioso que una lección pe solfeo? Hay que marcar
el compás, leer las notas: es un ejercicio temible y temido.
Pues "bien, hubo antaño, en Francia, un mago que se llamaba
Charles Lecocq. Gracias a él, una lección de solfeo, es
decir, una cosa gris, sin interés, llena de molestias, se transformó
en algo espiritual, Heno de colorido, Hevadero.
Hasta ahora sólo hemos contemplado las influencias inte·
lectuales de la música. El niño no es solamente un cerebro;
es también un cuerpecito que tiende a desarrollarse. La gimnasia
))amada «sueca• es aburrida para el niño, pero como
es necesaria durante sus primeros años, es menester hacérsela
atrayente, transformarla en un ejercicio rítmico que se ejecute
con gusto; es decir, hacer de ella una danza. Entonces se
convierte para el niño en un deporte, en un juego al cual se
entrega con frenesí. No podría ser de otra manera; la danza
no es jamás triste, porque es acción y movimiento, por oposición
al dolor, que es siempre inmóvil. El niño que llora, se
esconde en un rincón, vuelve a sonreír en cuanto comienza a moverse.
El primer gesto de una nodri·za o de una madre cuando
un bebé llora, es el de tomarlo en brazos, mecerlo, agitarlo,
en una palabra, someter al chico al balanceo de una danza.
Un movimiento cadencioso tiene, por lo tanto, un poder
&edante, puesto que el bebé que refunfuñ3ba ha dejado
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de IJorar, desde que se han puesto a mecerlo. El movimiet1to
que tranquiliza al recién nacido no pierde su eficacia cuando
ese nifio ha crecido, y aquellos que forman parte de un grupo
de bailarines experimentan, no solamente los goces que procuran
la música y la danza, sino también el de saberse objeto de
atención, porque al nifio le encanta saberse admirado.
Al observar y al escuchar a estos pequefios seres, me vienen
a la memoria las críticas que se les hacen a los que organizan
representaciones teatrales con intérpretes infantiles.
Presentar nifios en publico es fomentarles, dicen elJos, el deseo
de atraer la atención, es darles desde muy temprano defectos
de arribistas.
Este es un reproche severo, del cual yo tomo la parte que
me corresponde. Existe un cuento encantador recogido por León
Treich, que me servirá de respuesta.
Una mamá llega al Teatro del Petit--Monde, al final de una
representación, a la cual no ha asistido. Ve a su hijita salir de
la escena llorando.
-¿Por qué lloras, mi linda?, ¿que no anduvo bien la representación?
~ -No, mamá, lejos de eso, me hicieron cantar dos veces
todas mis canciones.
El bis, que es la gran recompensa de los actores, para
esta chica constituía un castigo.
A la par que esta chica, el verdadero artista se reprocha
siempre, sea cual fuera su éxito, el no haber estado a la altura
de su labor. Quiere progresar siempre, duda incesantemente
de si mismo, y por eso es que lo toma el temor. Una actriz
joven, una noche de ensayo general, decia a Sarah Bernhardtquien
siempre se estremecía de susto antes de entrar en
escena: ·
-Yo no comprendo sus temores, yo que soy sólo una
principiante, no siento nunca la menor inquietud.
Sarah Bernhardt le replicó:
- . -Ya le llegará el día en que la sienta, hija, cuando usted
tenga talento.
La genial actriz demostraba así que es en la duda de
sí mismo, en la intuición de su propia perfección, en lo que se
reconoce al verd dero artista.
Se debe desarrollar en el nifio el deseo de la perfección.
No cansarse de repetirle que aún en lo que mejor se sabe ejecutar,
habtá siempre un detalle que puede mejorar, un sonido
más puro que sentir. Tomando en cuenta todo esto, ~e ve de
qué gran utilidad educativa serán las nociones de música para
el nifio.
Desde hace varios afios se ha despertado un interés apas
ionado por la infancia, p~r su desarrollo físico e intelectual;
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-175-
se pregona la necesidad del aire puro, de los deportes, de la
vida higiénica para los niños, y eso está muy bien. La geografía
y la historia se han hecho más llevaderas, gracias al advenimiento
de toda una literatura infantil. Se ha hecho un gran
esfuerzo en este sentido; no así en la música; ésta no tiene
el sitio que debería tener. Los discos y la radio, que tanto sirven
p~ra difundir las canciones de bulevar, podrian utilizarse
para poputarfzar las rondas modernas, ya que las antiguas parecerían
un poco pasadas de moda.
Sé de una chica que guarda cuidadosamente las mufiecas
que le han dejado de gustar, y que responde, cuando se le
pregunta el por qué de esta costumbre:
Las guardo para mis niños.
-Pero tú dices siempre que no te vas a casar. Entonces
no tendrás nifios.
-Pues bien, las guardo para mis nietos.
A esta nifiita encantadoramente ingenua, me dan ganas de
decirle:
-Puesto que tu piensas en tus nietos, cuéntame qué canciones
les. vas a cantar. Tú te acuerdas, no es cierto, que, en
cuanto comenzaste a hablar, te pediste a tu madre o a tu abuelita
que te contasen cuentos o que te cantasen alguno de esos
estribillos infantiles que tantas generaciones han entonado; nunca
te cansabas de oír, Malb1·ough se 1:a a la Guérra o La Ruru
Pata. ¿Desprecias ahora esos cantos? ¿Te parecen aburridos?
¿Por qué otras canciones los reemplazarías tú? ¿Con qué
cuentas entretener a tus nietos?
Yo le recomendaría una canción de Dalcroze, en que se les
enseña a los chicos que existe una justicia permanente, a la
cual hay que darle cuentas, a la que no se le puede disimular
nada. Esta justicia es una especie de divinidad tutelar, bondadosa,
y lleva un nombre muy dulce: se llama la mamá. Esta
canción demuestra q4e las mamás tienenen el poder de saberlo
todo, y de conocerlo todo, gracias a un habilísimo policía secreto.
¿Cuál es? Trata de conocerlo, se llama Kir·i-J(iricán, y no
lo olvides, y más tarde cántale a tus nietos sobre J(iri--J(iricán.
EDMEE FAVART
(Traducción especial para «Tres Ensayos de Verdadero
Interés•, de «Conferencia •. Editores: Societé Nouvelle de Ptiblici
té. París). · ·
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- 176-
Por Franz Boas
. 1
Las medidas actuales del gobierno alemán reposan sobre
la presunción de que un «ario• posee ciertas cualidades, biológicamente
determinadas, que son totalmente extrañas a todo
«no--ario». Los miembros de teda una raza, se pretende, tienen
ciertas características hereditarias ineludibles que determinan
su vida mental y su comportamiento social.
Esas creencias están basadas en una completa incomprensión
de lo que constituye una raza y del medo cómo se Hega
al concepto de un tipo racial. La población de muchas
partes del mundo ha permanecido estable durante un largo
tiempo, y existen ciertos caracteres corporales que se manifiestan
con gran frecuencia. En Sicilia, por ejemplo, encontramos,
entre otros caracteres, los de pequeña estatura, complexión
morena, cabello obscuro y ojos pardos. Con estas impresiones
generales construimos un tipo de verdadero siciliano.
Si fuéramos a buscar, en toda la población, individuos
que se ajustaran estrictamente a nuestro tipo ideal, enccntraríamos
que su número es muy reducido, tanto más reducido
cuanto más rigurosamente hayamos definido el tipo sobre la
base de numerosos caracteres. La razón de ello es que muchos
de los rasgos que llaman vivamente la atención del observador,
por su gran frecuencia, son en realidad bastante
variables. Hay sicilianos que son altos, ctros que son bajos,
unos morenos y otros de piel clara, de ojos castaños, grises o
azules, etc., de los cuales no se hace caso en lo que se ha
darlo en llamar «raza•. En otras palabras, toda «razé.•, aun
la más homogénea que se conozca, consiste en individuos que
difieren considerablemente en su forma corporal.
La unidad de raza, fundamento de las medidas del gcbierno
alemfm, no existe. Una raza está compuesta de individuos
de diversa estructura física, y la herencia es algo c.ue
tiene su importancia en el estudio de las formas de la progenie,
pero no hay una cosa tal como la herencia racial, aun
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- 17í-en
grupos relativamente puros con respecto a aque~las características
que se manifiestan en muchas formas diferentes en
dichos grupos. Mas aún, la similitud de algunos rasgos no
prueba una homogeneidad de descendencia, porque hay a
menudo otros rasgos fundamentalmente distintos, no tan fácilmente
observables, que prueban una diversidad de origen. Así,
por ejemplo, las características hereditarias de la sangre de
la raza «nórdica» son decididamente diferentes, en diferentes
regiones y est) puede muy bien ser más significativo que el
hecho de s er rubio. Si queremos hablar de una herencia racial
debe íamos demostrar que tod s 1 1s miembros de la raza
participa¡1 de los mismos rasg lS en oposición a los de otra
raza. Esto es irrealizable ·con las razas de Europa y del Asia
Occidental. El eminente antropólogo alemán Eugen Fischer
fue tan lejos que hasta llegó a afirmJr~antes de la revolución
hitlerista-que cada individuo es de por sí una unidad
racial, bien que haya creído ahora conveniente unir su voz a
11 del panegírico de la nórdica loa; y E. Kretschmer trató de
demostrar, en 1932, que los mejores tipos humanos desarrol!
áronse a raíz de un cruzamiento de tipos de la raza blanca;
empero, su libro ha sido retirado de la circulación por el
editor.
Hay aún menos sentido en la pretensión de que las características
fisiológicas, mentales o sociales están determinadas
biológicamente. Las diferencias de comportamiento entre individuos
de la misma raza son tan grandes que toda tentativa de
probar h existencia de rasgos raciales constantes, no puede ser
tomada de otro modo que como una expresión de impresiones
subjetivas, carente del más mínimo esfuerzo para demostrar su
significado racial.
Debe considerarse como un axioma fundamental que la
herencia es tan sólo una cuestión de transmisión de cualidades
de padres a hijos, y que en cada raza están contenidas tantas
formas diferentes, que los rasgos de aquélla son meramente
el conjunto de las numerosas y diversas líneas de descendencia
contenidas en la población.
Es una pseudo ciencia construída para mantener antiguos
prejuicios, a la que el actual gobierno alemán ha recurrido
para justificar su pretensión de que una sola gota de sangre
no-aria es suficiente para excluir de la comunidad de los
germanos aún a aquellos que son más intensamente alemanes
de mente y de corazón.
* * *
Ante todo, ¿qué es un ario? Ario es un término lingUístico.
La mayor parte de los idiomas europeos y un buen núme-
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- 178-
ro de idiomas asiáticos, tales como el armenio, el persa y el
indostánico, son llamados arios porque tienen en común ciertos
rasgos que indican que existió otrora un lenguaje, hoy día
denominado el lenguaje ario, que se extendíó gradualmente sobre
una gran área, no sin asimilar muchos elementos lingüísticos
extraños, y se desenvolvió en tod ')S Jos diferentes idiomas
«arios• hoy día hablados. En este sentido, un ario es todo
aquel que habla un lenguaje ario, sea sueco, negro, americano
o indú. Al hablar de los arios como de una raza, no se hace
más que compartir la indemostrable hipótesis de ciertos estudiosos
que pretenden que el tipo de hombre que habita el noroeste
europeo, comúnmente conocido como el tipo nórdico,
habló ario y no otra lengua antes de que dicho idioma se esparciera
ampliamente. Cuando se dice ario quiere significarse
en ese sentido el rubio europeo del Norte.
Ahora bien, nadie puede decirnos si los blondos de la Europa
septentrional hablaron realmente el ario. El origen de los
lenguajes «primitivos•, reconstruídos gracias a L rmas posteriores
del habla, data de mucho tiempo atrás, y, en vista de las
constantes migraciones del género humano y de la fluctuación
entre períod 0s de intercambio y de aislamiento, es por demás
imposible afirmar qué lenguaje fue hablado por seres humanos
que vivieron diez mil añ cs ha o aún antes. Podem os averiguar
qué clase de utensilios de piedra, talladuras de hueso o
de alfarería produjeron, pero no existe nada que pueda indicarnos
qué lenguaje utilizaron. Los métodos empleados en la alfarería
o en la canastería fueron transmitidos de un pueblo a
otro, de tal modo que hasta la identificación de un pueblo gracias
a sus trabajos manuales, a menudo deja también Jugar a
dudas.
El punto de vista del actual gJbierno alemán consiste en
considerar Jos términos ario y no-ario como términ 0s biológicos
con significación hereditaria. De ahí que p odamos descartar
la cuestión acerca de qué lengua fue hablada por los anteJ)
asados de los germanos, y, simplemente, dejar sentado que el
uso de los términos ario y no-ario reposa sobre una ignorancia
de su significado.
Para poder juzgar las medidas del gobierno alemán, es
preciso responder a dos preguntas: una, ¿qué son racialmente
los erróneamente llamados «arios• y «no arios?•; la otra: ¿hasta
qué grado el comportamiento de un pueblo depende de rasgos
hereditarios.
Toscamente hablando, podemos dividir, quizás, la población
de Europa en tres grupos, situados en estratos que se
extienden de Oeste a Este; en el Norte, el europeo alto, rubio
y de ojos azules; en el centro, la región de Jos Alpes, y al
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Este y al Oeste de la montaña, el tipo más moreno del alpino;
y en el Sur, el tipo mediterráneo, de pequeña estatura y de complexión
muy obscura, de España, Italia y la Francia meridional.
Va de suyo que hay otros tipos locales que no se ajustan a una
tan ardua y apresurada clasificación.
No conocemos la edad de esos tres grupos. Por analogía
con el desarrollo de las formas animales, podemos presumir
que en una edad muy remota grupos de seres humanos
quedaron aislados durante un tiempo bastante largo como
para desenvolver ciertos tipos mediante la entrecruza, la selección
y la influencia del ambiente en el cual vivían. Difíci~mente,
se puede decir cómo ese proceso tuvo lugar. Solamente
sabemos que animales estrechamente relacionados, cuando
han permanecido largamente aislados por condiciones naturales,
exhiben con frecuencia leves diferencias de formas. Así,
por ejemplo, en el caso de animales terrestres que viven en
diferentes islas, podemos hallar características distintas en
cada una de ellos. Estas características no están, empero, necesariamente
presentes en todos Jos individuos.
Además de la ocurrencia de variedades locales, encontramos
que muchas formas raciales son comparables a las de
animales domesticados. El color claro de los ojos, la obscuridad
profunda de la piel y el encrespado en el negro, son
análogos a los mismos rasgos en animales domesticados. Eugen
Fischer y B. Klatt han demostrado, en forma conclnyente,
que los colores blondo y azul de los ojos son característicos
de animales domesticados y muy raros en animales salvajes.
Tenemos caballos, conejos y cerdos blondos. Tenemos
perros lanudos negros con pelo fuertemente ensortijado. Estas
formas raramente se presentan entre mamíferos salvajes.
Anatómicamente, la rubicundez humana es exactamente paralela
a la de los animales domesticados. Su presencia en toda
clase de animales domesticados prueba que puede haberse
desenvuelto independientemente en diferentes razas, como en
las regiones del Este y del Oeste europeos.
Ahora bien, la domesticación de animales está basada,
esencialmente, en un cambio de dieta y en la protección contra
el clima y los enemigos. En el tipo más primitivo de
domesticación, la cría artificial de ciertos caracteres desempeñó
un papel insignifcante. Sabemos que hasta en el período
glacial, quizás cincuenta mil años atrás, el hombre preparó
su alimento mediante el uso del fuego, y supo como protegerse
con armas. Podríamos decir, por consiguiente, que el
hombre es el más antiguo animal domesticado, autodomesticado
por me ~io del uso del fuego y de las armas.
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- 180
** *
El aislamiento completo, esencialmente necesario para el
desarrollo de tipos fijos, no perduró hasta tiempos recientes;
en verdad, apenas sí duró hasta fines del período glacial.
Todo lo que se conoce de la historia de la humanidad
denota una constante migración. Durante el período glacial,
los severos cambios climatéricos obligaron al h Jmbre a abandonar
las regiones heladas. La disecación del Asia Central
empujóle hacia distritos distantes, en Europa y el Asia meridional.
Del Asia, el hombre se trasladó a América y ocupó
e'l Nuevo Mundo del extremo Norte al extremo Sur, pasando
de la zona ártica a la templada, a los trópicos, y yendo
tan lejos que hasta alcanzó el inhospitalario cabo meridional
de la América del Sur. Los negros de la región superior del
Nilo cubrieron la mayor parte de Sud Africa. Probablemente,
mucho más tarde, los malayos atravesaron en toja su amplitud
los océanos Indico y Pacífico, llegand? hasta. Madagascar.
Hasta la ·distribución de las lenguas modernas indica la
inestabiEd Jd del hombre, puesto ·que la diseminación de las
lenguas requieren un contacto personal entre los pueblos. En
América, el nativo de Nuevo México habla un idioma estrechamente
emparentado con el de Alaska. El lenguaje de los
caribes es hablado en el Sur del Brasil y en las Indias
Occidentales. Rusia cobija hoy día a muchas tribus que hablan
idiomas fínicos, lo que indica una reciente expansión de
los rusos hacia el Este. En les tiempos medioevales el árabe
llegó a ser el lenguaje d omi nante del Africa septentrional.
Todas esas migraciones originaron una mezcla de tribus. La
historia de España ofrece un buen ejemplo de e ~ l o . En la
época remota, la península fue habitada por los iberos. Luego
los fenicios fundaron sus colonias en la costa. Más tarde,
los celtas de la Galia arribaron en número elevado, mezclándose
con los nativos. Fueron seguidos por los colon izadores
romanos, los cuales colonizaron todo el país. Vino luego la
migración de los godos, los cuales dominaron la península
por un largo tiempo. Durante el gran período mahometano,
los moros conquistaron una buena parte de España, estableciéndose
en ella y mezclándose con los nativos. En aquel
entonces, numerosos judíos vivían acá y allá, y se mezclaron
con esos otros tipos. La grandeza de España floreció
en un tiempo en que la mezcla de pueblos se enc ontraba en
su apogeo.
En otras partes de Europa, las condiciones han sido similares.
Alemania, particularmente, fue siempre la escena de
migraciones: de Norte a Sur, de Este a Oeste, y viceversa,
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- J81-
multitudes de hombres pasaron sobre su suelo. La asimilación
de elementos eslavos orientales, mediante la colonización,
fue una fase posterior del proceso de mezcla. Lo que se observa
ah ora es el resultado de esos acontecimientos históricos.
Hasta la estructura corporal del ser humano de períodos
anteriores, ate ~ tigua la importancia de remotas migraciones.
Inglaterra fue una vez habitada por un pueblo caracterizado
por cabezas largas y estrechas . LLiego vino un pueblo en el
cual predominaba la cabeza ancha y redonda, y que trajo consigo
una diferente civilización. Ese tipo desapareció, siendo
reemplazado por el blondo europeo del Norte, el cual ocupó
la mayor parte del país. Tan só :o en Ga ~ es, en varios otros
distritos, hallamos tipos que sugieren los de Portugal. En Noruega,
considerada de ordinario como un país puramente noroeste-
europeo, el Sur está habitado por gente de diferente tipo,
de piel y cabello más obscuro y de una estructura física distinta.
En América encontramos un tipo de nativo que se presenta
esporádicamente desde México hasta la California septentrional.
Cuando la tierra volvióse propiedad privada, ya sea del
libre aldeano, ya del amo cuyos siervos estaban ligados a su
propiedad, desarrollóse una vida sedentaria. Desde entonces,
se han desenvuelto tipos locale3 más definidos; todos ellos estan
basados, empero, en las mezclas raciales for-madas durante el período
migratorio.
En una región en que la propiedad de la tierra es transmitida
de padres a hijos y en que la esposa es elegida en el mismo
lugar, tipos locales pronunciad os pueden llegar a desarrollarse
gracias a la entrecruza, por más que las diferencias entre los
ascendientes se harán sentir tod:.wía en los individuos que componen
cada familia.
Estamos dem1si::tdo inclinados a suponer que si todos los
individuos de semejante grupo son similares con respecto al
color de su cabello y de sus ojos, y a la estructura física, ellos
deben ser similares en todos los otros órdenes también. Esto
dista mucho de ser el caso ; los atributos físic os del cuerpo
no están íntimamente lig~dos entre ·sí como para ser heredados
en masa. Por el contrario, el estudio de la herencia
muestra que la forma física nunca es heredada como un te do,
sirio que las características de una larga línea de ascendientes
reaparecen en combinaciones siempre nuevas.
Podríam os suponer que la alta nobleza de Europa representa
una raza más pura, pero lo contrario es lo cierto. Las
geneal ogías muestran que, particularmente en este caso, ·la
mezcla es ley. La n')b1Ez1 de Su¿cia, por ejemplo, es en gran
escala de origen extranjero.
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- 182 --
Es una ficción hablar de una raza germana. Deberíamos
preguntarnos más bien qué tipo de estructura física están representados
entre los germanos. Entonces hallaremos una absoluta
alta de uniformidad. Blondos de larga cabeza en el Norte,
gente de piel más obscura y de cabeza pequeña en el Sur, anchas
caras acá, caras estrechas allá; narices respingadas y aquilinas;
estatura general alta y baja, ancha o pequeña.
No existe una «raz:l germana•; solamente hay tipos locales
que difieren mucho entre sí y cada uno de los cuales comprende
individuos de características diferentes, de tal modo
que uno puede hallar representantes de todos esos tipos en
cualquier parte d~ Alemania y los países vecinos. El alemán
del Este e.stá mas emparentado con su vecino polaco que
con el frisio; el tirolés muestra una mayor singularidad con
el eslavo del Este alpino, que con el alemán del Norte; el
habitante de las inmediaciones del Rhin se asemeja más al
francés colindante que al aleman de regiones más alejadas.
Grupos nacionales y tipos locales, nada tienen de común
entre si.
* * *
Ya qne los judíos son considerados como un elemento en
un todo diferente, debemos definir también su posición racial.
Hay tanto una raza semita como la hay una aria, puesto que
ambos términos definen a grupos lingüísticos y no a seres
humanos. Solamente nos es dado hablar de tipos del Cercano
Oriente. Ahora bien, existen por lo menos dos o tres diferentes
tipos de tal naturaleza; armenios de piel obscura, kurdos
de piel más clara y ellonguicéfalo tipo del Sur. Toda vez que
se ha tratado de un grupo de judíos, los tres mencionados
tipos estuvieron en él representados. Los judíos no son una
raza uniforme. El tipo armenoide está estrechamente emparentado
con el de los pueblos dinámicos,-los habitantes de
Ja región oriental del Mar Adriático-de tal modo que en
ciertos casos, el tirolés y el armenio apenas si pueden ser
distinguidos con certeza. Una análoga relación existe entre
los tipos sirio y mediterráneo. El contraste entre el rubio europeo
del noroeste y el obscuro germano de sudeste, es tan
grande como lo es la diferencia entre este último y el judío
armenoide.
Esta afirmación nJ excluye, empero, que existan diferencias
más sutiles entre las estructuras físicas de la mayoría de
los judíos de Europa; las diferencias no son, sin embargo, fund1mentales.
Es un hecho por demás conocido que los morenos
judi.os sirioides son tJmados a menudo por españoles o
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- 183-
italianos, los armenoides por eslavos meridionales u otros
alpin os, y Jos judíos rubios y de ojos azules por europeos
del noroeste.
Además de esto, los judíos de diferentes países no son
similares en sus características físicas. Más aún, existe cierta
similitud entre ellos y sus vecinos. Este hecho resalta especialmente
en el caso de los viejos judíos del Africa oriental y
del Asia, que denotan un gran parecido con la gente entre la
cual viven o han vivido.
Hacia fines de la antigüedad y en el Medioevo, cuando los
judios convirtieron, como los cristianos, a pueblos de otros
credos, el fenómeno de la mezcla no fue raro. Los judíos convirtieron
a sus esclavos al judaísmo haciendo prosélitos, como
lo hicieron los cristianos. En los primeros siglos de nuestra
era, los casamientos entre judíos y cristianos fueron frecuentes.
En el año 633, el Concilio de Toledo decretó que las
uniones entre judíos y cristianos fuesen disueltas a menos de
que el judío abrazara la religión cristiana, prueba de que semejantes
matrimonios eran bastante comunes. En la Alemania
Meridional prodújose el caso de que todo un ghetto fuera
arrastrado hacia el río y bautizado por la fuerza. Con ello sus
c'Jmponentes volviéronse susceptibles de ser casados con
cristi~nos.
La entremezcla no es, probablemente, el único factor que
ha conducido al desenvolvimiento de tipos locales entre judíos.
El cuerpo humano no es absolutamente independiente
del ambiente que lo circunda, y es probable que Jos tipos locales
dependan en parte de ese ambiente, natural y social,
al cual están expuestos.
De todo esto se desprende que no podemos trazar líneas
precisas de distinción entre los grupos europeos de hoy día,
y que en los grupos más grandes-el alemán, el francés, el
judío, el finlandés, el húngaro, etc.,-existen muchas líneas
hereditarias con características similares, de tal manera que
hasta cuando ciertos atributos físicos, como, por ejemplo, e.l
color rubio del cabello, aparecen con gran frecuencia, otras
características físicamente condicionadas varían en gran escala.
** *
Sin embargo, todo esto es tan sólo respaldo para la
cuestión en la cual está basada toda la teoría «aria» sobre
la singularid3d del carácter germano, vale decir, sobre la cuestión
de hasta qué grad ) el comportamiento psíquico depence
de la forma corpora l. Es indudable que existen relaciones
entre la estructura física de un individuo y su mentalidad.
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-184-
Un ser humano cuyo cerebro tiene defectos anatómicos, y, por
lo tanto, no funciona propiamente, no puede ser mentalmente
normal. De un idi ota no se puede sacar un geni o.
Sin embargo, es imprudente sostener que toda diferencia
en estructura cor_poral, está inevitablemente ligada a una diferencia
. en la vida psíquica. Las funciones del cuerpo s on
extraordinariamente adaptables. La circulación sanguínea de
una persona físicamente inactiva, que vive en un clima caluroso
al nivel d el mar, y de otra persona del mismo tip o que
vive en una elev ada meseta, donde la presión atm osférica es
baja, s on f undé\m eni alm ente distintas. T odas las funciones corporales
cambian de un modo consider a ble de ac uerd o con
las condici ones ambi entales. Esto es igualmente ciert o con respecto
a la mentalid ad. Las condiciones sociales influencian del
modo más enérgic o la actitud mental como un t odo. Se ha intentado
establecer ·, una correl ac ión entre el comportamiento
mental y la estructura física de un hombre.-averiguar, por
ejemplo, si una persona rubia y de cabeza larga ti ene reacciones
difer entes de las de un individu o de piel obscura y d e cabeza
r ond a. T cd 1 3 los experimentos estrictamente científicos de
esta naturaleza prueban que, dentro de una misma atmósfera social,
semejantes relaciones no existen. Hasta los estudios sobre
la constit ución humana, en los cuales se investiga las relaciones
entre los fenómenos anormales de la mente y la estructura
física, nos de muestran que todo ser humano de cierta organizació
n corporal extrema debe padecer de disturbi os mentales.
Est s disturbi s se presentan con más frecuencia, es
cierto, en les tip os extremos, pero no hay grupo que consista
so lc. mente en tipos extremos. Por el ce ntrario, los más
comunes S l. n los tipos intermedios, a cuyo respecto ninguna
relación entre estructura física y comportamiento mental es
demostrable.
Resul ta dificil negar, es verdad, que grupos cono los
swabios y Jos frisios, por ejemplo, no se parecen mentalmente.
Hasta puede admitirse que aldeanos swabios y frisios, que
han permanecido estables en un lugar durante un largo tiempo,
mult iplicándose por cruza interna, pueden demostrar diferencias
menbles basadas en fact ores físicos. Se puede demostrar
fácilmente, sin embargo, cuán dependientes son las
diferencias mentales de las condiciones sociales. Así, p r ejemplo,
se han hecho observaciones exactas en negros que se
trasladaron de la campafia a la ciudad, y se ha descubierto que
la asimilación de dicha gente a los hábitos ce la población urbana
se lleva a cabo en el espacio de pocos años. Se ha demostrado
análogamente que los inmigrantes italianos se asemejan,
con el correr del tiempo, más y más a los americanos en
sus costumbres. Una de las más instructivas ilustraciones de
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
-185-
esta asimilación cultural, es la facilidad con la cual los ntnos
adoptan el dialecto y el modo de expresión de su ambiente.
Naturalmente, las formas corporales no son parecidas ~n
regiones distantes las unas de las otras o en diferentes estra·c-:tos
de la sociedad. Empero, en cada población hállanse tipos tan
comp~etamente diferentes, que sería una empresa temeraria la
de querer asignar con certidumbre un individuo al grupo social
o local al cual pertenece, guiánd .:: nos tan sólo por su
forma corporal. Cada región y capa grupo posee también un
carácter mental definido. Nunca se ha probado, empero, que
-este carácter esté determinado por el tipo físico de la gente,
y hay muchas observaciones que indican que ello se debe, por
el contrario, al lazo cultural que los une. La herencia puede
explicar una parte de las manifiestas semejanzas mentales
entre padres e hijos, pero esta explicación no puede aplicarse
a naciones enteras, en las cuales se acusan las más variadas
líneas hereditarias. Estas-las naciones-asumen sus formas
características bajo la presión de la sociedad. El grado
en que el tipo de civilización condiciona las manifestaciones
de la vida mental puede observarse en fenómenos tales como
los trastornos epidémicos de la mente en la Edad Media.
Masas enteras de gentes cayeron víctimas de danzas extáticas,
semejantes a las que se observan aún hoy día en los
«reviva] meetings» de los negros. Hasta qué grado semejante
comportamiento extático podría repetirse en una gran escala
en el prese .. te, es una cuestil)n a la cual, en vista de las
prevalecientes histerias, bien podemos vacilar en responder.
El fanatismo religioso de las Cruzadas, probablemente no sería
susceptible de repetirse hoy día. Empero, otros tipos de fanatismo
han ocupado ahora su lugar.
La tentativa hecha por los que están ahora en el poder
ep Alemania, de justificar de un modo científico su actitud
para c ::; n los judíos, esta construida sobre una pseudociencia.
Nadie ha probado jamás que un ser humano, debido a su
descendencia de un determinado grupo de gente, deba poseer
necesariamente ciertas características mentales. Una nación no
es definible por su lengua y sus costumbres. De otro modo,
los alemanes, los franceses y 1 os italianos no serían nacionalidades.
El lenguaje y las costumbres están mucho más determinados
por el ambiente en el cual el niño crece, que por su
descendencia física, porque los atributos del cuerpo, en el
supuesto cas::> de que ejerzan del todo cierta influencia, se ma.
nifiestan con extraordinaria variedad dentro de cada grupo.
Así como los eslavos y franceses germanizados se volvieron
alemanes por su cultura; así como los alemanes afrancesados
volviéronse franceses, y rusos los rusificados; así también
los judíos alemanes se volvieron alerr.anes en su cultura.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
- 18'6'-
Ignacio Rodriguez Ouerrero.
Jorge lsaaos
Conferencia dictada en el Aula Máxima de la Universidad de Nariño1
con ocasión de celebrarse el primer centenario del nacimiento del
autor de «María».
(Continuación)
Quiere salir de lbagué a todo trance, pues ef ambiente de
la ciudad provinciana lo ahoga, como al Hugo Viane de Rcdenbach
lo soi Jcaba la tétrica melancolía y la sórdida pequeñez
de Brujas, la neerlandesa ciudad de las aguas muertas..
Ha quemado todas sus naves, confiando su salvación sólo
a) buen suceso de sus €mpresas mineras. El 4 de mayo de
1888 le escribe a justo Sierra; «Acabé les estudios de J;a
costa felizmente, con mucha fortuna. Las nuJieras que descubrí
en el Golfo de Urabá ( Darién del Norte) son una riqueza
fabulosa. Estoy ya asociado para coronar la empresa, contratar
en el extranjero, etc., ek., con la ftterte y bien acreditada
casa de los señores José Ca macho Re ldán & Ccmpañia . ... Es
vía recta ya. Sólo se requiere un úlfimo esfuerzo y ya está,
como dicen )o s chilen s. Le prometo que tan luego com o
deje organizado aquí, después, el bienestar de mí familia y
el trabajo de mis dJS hijos mayores, Lisímaco y jorge, me
dirigiré a los EstadJs Unidos, para de ahí, ya estudiad os por
algunos meses, pasar a Méjico ..... Quizá vuelva medio muerto
de mi último viaje a Urabá. Pero, cómo no he de tener merecida
la felicidad de ver a mi famila ccmpletamente dichosa
algunos años ...... ?•
Estaba escrito, por adversos hados, que no tendría a
la postre esa felicidad, tan largamente acariciada y e n tan justo
fuero merecida. Qué encruelecido martirio el suyo de ver
fugarse, un.a a una, y a cada tarde, las esperanzas ccncebidas
en la mañana al despertar. Tragedia horrenda del corazón del
poeta, tan amarga como la del israelita que, en la leyenda
bíblica, no pudo sino de muy lejos columbrar las fr( nteras prédigas
de la tierra prometida, que él no había de pisar ja
más.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
- i87-
En 1889, asediado sin ·clesoanso por los diarios mel1'esteres,
por el apremio sin tregua -de no caer en la más extrema
indigencia-él, que con la lámpara de Aladino de su genio
y de su constancia, había descubierto para la patria millonarios
tesoros !-le escribe-a Sierra, el ilustre mejicano, admirador
suyo: «En el resultado de mi penosa labor en las costas
cel Atlántico-que estudié mucho desde 1882, desde Cabo
Falso a Punta Espada, en la Guaira; hasta Pisisí, en el Golfo
del Darién,-tengo fincada ia esperanza de aliviado vivir
en lo venidero, y la posesión de algún patrimonio para mi
familia. A veces me figuro que son inútiles mis esfuerzos para
adquirir esa fortuna modesta; que debo resignar m a que no
tenga mi familia, mientras exista yo, más de lo puramente indispensable
para no caer en horrible miseria ....... •
Destaca, con categóricas afirmaciones, la presea de su
honradez, a prueba de toda sospecha, al declarar que tuvo
ocasiones de enriquecerse, en tos altos puestos que ocupó desde
1876, y que por elfo es hoy su pobreza su mayor orgullo.
La persecución política que extremó el gobierno regenerador
en quienes fueron sus adversarios y no quisieron avenirse
a tolerar en silencio el desconocimiento de sus propios
derechos, le hace entrever la oposición que pondrá a sus miras,
así se juegue en esa venganza el porvenir de las riquezas
patrias. Tiene conceptos que reclaman la oportunidad del
instante actual, y que serian aplicables no sólo a las riquezas
de todo género que tiene Colombia en olvido en el extremo
liude goajiro, sino a las que posee en los llanos de oriente,
a las márgenes de los grandes rios y en los litorales recónditos
de la costa narifiense.
Dí cele el poeta a su corresponsal: eTerno también que
gobernando hoy a este país los hombres que usted sabe-conservadores
ultramontanos,-se estorbe de algúu modo, al fin,
que yo obtenga resultado definitivo de las arriesgadas labores
de que antes hablé. Mucho valen para el pais, realmente,
aquellos yacimientos de hulla, tan inmediatos a Colón; mucho
le valen por su grande riqueza, que el comercio del mundo
aprovechará: pero, ¿qué quiere usted? No he trabajbdo en
un país que sepa y pueda recompensar tales esfuerzos afortunados:
hecha en Méjico, la Argentina o Chile tal obra, hoy
sería yo rico. Aquí es diferente: aún no poseo ni uua casa
humilde para hogar de mi familia, y todavía batallo para vivir
en pobreza •.
Siempre la cuotidiana tragedia de la tierra ingrata con
el mejor de sus hijos; la dolorosa experiencia de sentirse desadapta
o al común ambiente, rebelde ante la dura realicad,
sorda y ciega como la Esfinge implacable.
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-188-
Con la dignidad más pe·rfecta, soberbio en medio de su
miseria, Isaacs sabe sobrellevar su pobreza como un patricio
antiguo. Allí, en Ibagué, escribe dos novelas, «Camilo• y «fanía
». dese nocidas hasta hoy, pero que él consideraba sus
obras maestras, tal vez con el mismo error con el que Cervantes
conceptuaba mejor que «Don Quijote• los «Trabajos de
Persiles y Segismunda •. lsaacs escribió también algunos dramas,
iguarmente inéditos, y un admirable poem3, inspi ra d:::J en
Jos ame>res de Pedro Abelardo y de Eloísa, cuya historia narró
Cousín; intitulad) •Saulo•, cuyo primer canto, de solemnes acentos
'hebráicos, c on muchísimo de técnica m dernista, fue reeditad)
por el General Roca, presidente argentino, en Buenos Aires.
Ningun motivo de inspiración tan cabal y fecund o para el
numen de jorge Isaacs como la historia atormentada del monje
benedictino que en el siglo XII asombró a París con el prodigio
de su inteligencia y la audacia de sus concepci on es í ilosóficas,
cayendó luego en el lazo que le tendió él amor en
su discípula, Eloísa, la sobrina del canónigo Fulberto, poderoso
y vengativo, cuyo rigor hubo de sufrir aquél, hasta t omar su
idilio en una profunda tragedia sentimental y en un símbolo
de desdichada pasión.
Las treinta estancias del Canto 1 de •Saulo», en las cua~
les puede observarse algo de las vaguedades sugestiva s de la
escuela simbolista, no permiten formarse idea cabal acerca
de la estructura completa del p ') ema. Mas su argumento, que
no es sino la lucha del instinto contra las trabas leg a les al
amor, podría condensarse en este paisaje:
Podrá ser que destruya
lazos que Dios formó la ley impía? .
¿Podráse hacer que . de tus plfinta3 l1üya
tu sombra bajo el sol del medi 5 dh ? ...... .
Alzame de tu Dios a la presencia:
dile cuánto luché ..... cómo in "' cente,
sobre el sepulcro de la madre mía,
antes único amo"r de mi existencia,
nació tu amor vehemente .......
tal vez en mis ensueños anhelad o,
frenético, indo mable!. .....
Díle que tú ..... que yo fuí la culpable.
Si él, piedad y clemencia,
otro rebelde amor ha perdonado ...... .
¿Mujer que mucho amó fue perdonable?
Como te amo, mortal nunca fue amado!
Tu Dios es mi testigo:
Llévame al cielo; sin temor te sigo !
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--- 189 -
El arte será el refugio postrero del poeta, para quien los
mirajes azules de la Thulé de sus sueños, se habrán desvanecido,
devorados por la noche de su miseria. Cuántos castillos
de ilusión, cuántos propósitos de bienestar para sí y
para los suyos, jerrumbados a 1a postre, al golpe del implacable
destino. Enfermo, agotado por el esfuezo cuasi sobrehumano
de tántos años de rudo bregar, con una familia amorosa,
cuyo porvenir no se esboza con risuefias perspectivas, el poeta
asiste, como el héroe de una tragedia antigua, a la fuga de
sus postreras esperanzas. No tiene ni propia casa, él, que
anheló descansar su vejez a la sombra de los árboles del
huerto familiar! A Rivera Garrid~ le dice: «Usted y Juancho
Uribe hablan de mi casita a orillas del Combeima. Ninguna poseo.
Desde 1881 mi familia ha vivido en casas pobres y alquiladas,
míseras a veces: menos tienen las aves de los desiertos,
y muchas veces envidio a las que cruzan el azul del cielo, sobre
las nieblas y cumbres de Jos altos montes ...... • La lectura constituye
su última distracción y su postrer refugio. En sus últimos
afias, remoza Isaacs todas sus excelencias espirituales leyendo
a Plutarco, a César, a Macaulay.
En el número 3.557 del «Diario de Cundinamarca•, de 21
de julio de 1891, puede leerse el siguiente soneto, casi desconocido,
que demuestra cuánta fue la decisión de Isaacs por ·el
narrador austero de las •Vidas Paralelas»:
Espíritu inmortal! Cuánto se admira
por él lo grande, la Virtud .. . .. la Gloria,
que del bien sobre el mal es la victoria
y patrio amor al corazón inspira 1
Allí enfrentada 'la venal mentira,
execrable del crimen la memoria
y en el juicio temible de la Historia,
tiran·os mudos ...... estupor su ira.
Y renacen aún bajo tu planta,
odian y oprimen en tu nombre mis m~,
ardmgel de Jehová, libertad santa!
Sima inc.olmable ...... Siempre el servilismo
tinieblas pide y déspotas levanta:
luz e 1 la3 cumbres, sombra en el abismo 1
Conve:1cido Isa 1c:s de que los manantiales de riqueza p o r
él descubiertos en la C)Sta Atlántica son para su dese J como
las linfas de Tántalo, recurre al último medio para so:ventar
su ruina: el cobro de indemnizaciones y derech J S de n ovelista.
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Más de veinticinco ediciones de «María» se habían agotado
en América, y otras tantas circulaban libremente en los países
de Europa. Todas habíanse impreso sin la autorización de
lsaacs y sin satisfacer sus derechos de autor. Con aquel propósito,
dícele a jústo Sierra: •Usted sabe que en Méjico se
han hecho ya catorce ediciones de « l\Iaría • y las hechas en
los demás países de Hispano-América, sin contar éste, pasan
de veinticinco. ¿Qué resultado supone usted que daría en Méjico
algo que se hici era con el fin de excitar a los editores del
libro a formar un fonjo que recompensara, siquiera en parte,
mis derechos com o aut or de e5e libro? ¿Qué efecto daría, hecha
desde allá, una excitativa semejante a los demás editores de
América, que, perjudic á ndome tanto, han hecho ediciones sin
consentimiento mío? ...... No olvide, al proceder en un sentido u
o tro, que está de por medio mi n ombre; que no pido limosna a
los editores que en América han especulado c on mi trabajo ..... •
Parece que ni Sierra, ni S Jsa, ni Altamirano, ni ninguno de
Jos mejicanos am igos de Isaacs, hicieron nada en procura del
fin indicad), y si algo realizaron, ello fue tal que no produjo
resultado práctico alguno. Y el poeta torna a sumirse en la
penumbra de su mdesta vida, atentJ sólo a la belleza de los
paisajes que avizora, perenne el Nevad) del Tolima, y a la
í.ntima consolación, sencilla y pura, del hogar en exilio.
En 1891 muere en Bogotá E lvira Silva, e Isaacs entona
en su elogio uno de sus últimos cantos de cisne. Sólo el autor
de •María• era digno de cantarla!, exclamó su hermano, el
poeta de los •Nocturnos•, alma gemela de la suya, por su refinamiento
exquisit J , la excelsitud de su numen y hasta por
la tragedia tormentosa y sin fin de su vida. Sólo que el poeta
caucano quiso llegar mansamente, al brazo de la Melancolía
y de la Pobreza, hasta la barca sin remos y sin velas
del eterno piélago, que diría Littré, al paso que el mundano
bardo que plasmó con pulgar maestro la figura divina de
Helena, prefirió tomarse por su propia mano, violentamente,
el derecho al reposo sin término.
•Esas estrofas-decíale Isaacs a Silva, al enviarle el poema-
son el homenaje de mi cariño y gratitud en la tumba de
su hermana. Todavía le quedaban a mi corazón muchas lágrimas!•
José Asunción le envía al cantor de su heramana, en reciprocidad
emocionada y cordial, el retrato de Ja muerta y Jos pañuelos
de Elvira. Cuéntale la tragedia inmensa que la soledad desata
e n su corazón y sueña con editar la elegía de Isaacs, c on s oberbio
lujo, en Nueva York. Isaacs, desde su lecho de enfermo, le
contesta tres días después: «Su carta del 17, que muchas vec
es he leído, produce en mi ánim o indefinible impresión. Lo
qu e en ella dice del d olor que lo tortura, los recuerd J s que
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191-
evoca y acancta como para matarse, su ternura por la muerta
adorada y casi divina, me quebrantan el corazón. Lo que
me habla usted de ese canto a E'vira, quizá el · postrero del
poeta que la conmovió en otros días, es superior a cuanto yo
pueda ambicionar y merecer. Quedaré recompensado sobradamente,
con su noble y leal afecto de amigo, y poseyendo
todo lo que de ella me ofrece: su retrato, para que sea ángel
guardián de mi hogar, y admirada, querida allí, como yo la
admiro y venero: los pañuelos que usó en horas felices, fragantes
aún con el perfume de sus manos, los he recibido
en este momento. Que tesoro le cede usted al poeta y al
amigo 1 La gloria no es uua alucinación, un delirio febril e in-sano,
como lo creen algunos ciegos y ruines. Aquí los tengo ...... .
Los guardaré con las trenzas y juguetes de :mi Clementina; fue
la primera de mis hijas, el embeleso y alegría de mi casa, el
consuelo mío ...... todo para mí; y nos dejo cuando apenas
contaba once años, el 10 de enero de 1869. Si el descanso
viene y bien merecido será después de tan penosa y larga
lucha y mi vida se prolonga así unos años, recompensa unica
que mi familia ambiciona, ya verá cuánto haremos, y Elvira vivirá
mientras se oiga de nuestras estrofas un eco. El p c etarey,
hijo de Isaí, lloraba en desesperación, lamentándose de
que sus muert os amados no volverían a él: El vira vendrá a
nosotros: en nosotros no vive? Ella anhelaba mi repeso y alivio,
la prosperidad de mis trabajos que todavía no sabe apreciar
este país!, y a ella, a su poder de ángel bendito y protector,
tengo encomendado el éxito final de mis esfuezos, y somos
los incrédulos y los ateos!.. ..... Yo le pagaré, regocijándola, en
amor y beneficios a los pobres y desamparados. Lo que usted
piensa se haga en Nueva York con el canto a Elvira, es demasiado.
Pero a ella le pertenecen esas estrofas, y, por lo mismo,
a usted. De ella son: quién se atrevería a afirmar que
Elvira no las leyó antes que usted? Si las envía para que se
haga esa edición, le pidJ que antes me deje revisarlas unos
momentos. Creo que estaré mejor de aquí al sábado: si así
sucede iré a abrazarlo en la noche de ese día ....... ,.
Asistimos al diálogo de dos grandes espíritus macerados
por el dolor y unidos por un sólo sentimiento en la religión
de la belleza. · Ambos nacieron bajo un síno extraño, que al
orientar sus vid1s por los caminos del ensuefio, dotados con
el dón del canb. dióles también una suprema sensibilidad capaz
de v brar sutilmente, como la cuerda tensa bajo el arco, a
todas las rachas del dolor.
Regresa Isaacs al Tolima, pero no está a sus anchas, según
parece, en lbagu¿. A!lí permanece como en un destierro,
forzado por la dura necesidad, más no fraterniza con los
tolimenses de entonces, a juzgar por lo que refiere en sus era-
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tas: A justo Sierra le escribe . pidiéndol~ . gestione ante su go.bíerno,
para lsaacs, el Consulado General de Méjico en Colombia,
que al fin no logra obtener. No se trata de una intriga vulgar,
de una solicitud menesteros.a ·Y balbuciente. lsaacs demanda,
con gallardía y altivfz, lo que en justicia ha debido otorgársele,
hal)ida cuenta su genio y sus excelsos méritos, pues,
expresa: « ••••••• que es digno de admiración y tcdo acatamiento,
el Presidente de Méjico, (el General Díaz), yo ....... yo soy, p cr
carta de naturaleza, ciudadano de te da la América latina,
hermano de todas las almas que en ellas laboran bendecidas
y luchan glori r ~as, complementando la obra de nuesfros
libertadores ........ »
Cómo se hermanan, al través der tiempo y del espaciQ,
las almas de los bardos gigantes del contir.ente. Mientras lsaacs,
olvidado en su r a tria pe r gcbiernos que nada tuvieren de
patriotas, demanda del gobiet no azteca, en términcs de orguJlo,
un cargo ce nsular, en el rredicdía de Arr.érica, en el remoto
Uruguay, un gran poeta también, rr.odesto pero orgulloso,
solicita, ccn la ~eñorial c crtesanía de su estirpe, desde la
Torre de los panoramas, poblada de emcción y de gloria, un
cargo semejante. Son memorables los términos que empleó
Herrera y Reissig para tal solicitud: «La ocasión la pintan
calva y juzgo que sería del caso demostrarme en un acto que
por todos lados me satisfaría, la confianza y la buena voluntad
de V. E. y del señor Presidente, ya anticipadas en
generosas promesas y en ce nceptos de sincera amistad ....... Yo,
que no he queride incomodar personalmente al señor Bachini..
..... acudo a la alta magnanimidad y luminoso criterio selectivo
del señor Ministro, con tcdos mis escasrs méritos políticos
y con la frente bien ancha y bien limpia por si juzgare
la hora digna de mis aspiraciones. No sé qué we dice el corazón
de obscuro y negativo como la sentencia infernal del
Dante, pero, conste en el peor de los casos, que a mí no me
han hecho, sino que SOJJ; que es más lo que merezco que lo
que he pedido, y :que siempre daré más de lo que se me ha
dado. Mi ilustre amigo el teñor Bachini, en cas o de serie
grato, podría valientemente hac,er valer mi nombre y mís palabras
al sefíor Williman y tal vez algún día se rre hiciera
jus1icia y el país fuera digno de Julio Herrera y Reissig ...... • . .
Herrera y Reissig no obtiene nada de su gobierno, como
nada logró Isaacs de los mejicancs. Al pensar en la tadanza
·de las gestiqnes que habran de p onerlo en pe sesión de los
yacimientos petrolíferos p o r él descubiertos en la Goajira, se
siente profundamente .mortificado, pues esa tardanza obligará
a él y a su famili~ a continuar habitando en lbagué, donde
ella vive como desterrada desde 1881, según sus propias pa.
labras. Si la solución de su problema económico no llega
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pronto, dícele a Sierra : '·Tendré que ausentarme de cualquier
modo en busca de trabajo, dejándola en tristeza y casi aban-donada,
como otras veces. Ya es demasiado para mis fuerzas,
amigo mío; y en tal situación tendré, como siempre, la indiferencia
"respetuosa" de los payos ricos que hay en este lugarejo
(Ibagué), ricos para vivir aquí, y la indiferencia cruel de los
hombres que hoy gobiernan a Colombia .......... •
No quería morir en lbagué ni que sus huesos reposaran en
tierras del Totima. Por eso los legó a Antioquia, donde moran
hombres de su raza, hermanos de su ancestro, familias patriarcales,
que recuerdan las tribus judaicas de Palestina, vírgenes bíblicas,
semejantes., en su esbeltez, a la novia eterna del Cantar
de los Cantares. Quería para sus despojos el abrigo de las tie rras
de Córdoba que él supo exaltar en estrofas que perdurarán
mientras aliente sobre el planeta ese noble ¡Jueblo. Así lo escribió
veinte meses antes de morir, a su amigo Juan Clímaco Arbe-láez,
de Medellín; c .......... Quizá te habrán dicho que deseo pasar
en el valle de Medellín: los últimos -días de mi vida. Es cierto.
Bien pocos han de ser porque Jos he gastado sin lástima en durí-simas
tareas .......... Pero oye: si aquí en este lugar (!bagué) me
dan tumba prestada, que pronto envíe Antioquia por mis huesos
: a ella le pertenecen; y tú y tnis amigos haréis que los sepulten
en el valle de Medellín o cerca de la tumba de Córdo-ba
.......... •
Qué historía secreta de amor guardó quizá el paisaje antioqueño,
para ser querido y evocado tan hondamente por el poeta ,
en esta rima de puro sabor becqueriana?:
Los sauces alineados del camino
dejaban soñolientos
sus verdes plumajes peinar a los vientos,
jugar con sus sombras a un sol mortecino.
Ya nada nuestros labios se decían,
mas sus ojos bu scaban
mis húmedos ojos, después que miraban
los últimos rayos del s ol que morían.
Vencida por mi amor y su ternura
reclinaba in ocente
entonces en mi h ombro su pálida frente.
turbando su peso mi marcha insegura.
Vegas del Medellín, ¿qué se juraron
su corazón y el mío?
Llevadme a las vegas que baña ese río,
volvedme a las noches que nunca tornar on ..........
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Sólo tendría la noche definiva de· su sepulcro, abierta en ra
tard·e del 17 de abril de 1895, en los umbrales del alba perenne
de su gloria.
Cuarenta afios de inmortalidad han bastado para que· el
nombre de Isaacs llene con su resonancia los ámbitos del mund-o
hispano. A la evocación cariñosa, su figura se nos aparece siempre
con el ropaje deJa florida juventud, grata a los dioses. Será
el galán de María, de fa más bella novia que sofi) jamás poeta alguno,
hermana de las grandes sombras edénicas del arte excel·so:
Laura, Beatriz, Helena. En torno suyo, los personajes que convivieron
con su felicidad en la quimera del suave idilio: Emma7
la dulce y amorosa confidente de sus amores y de su tragedia;
Juan Angel, el esclavo abnegado y fiel; el niño Juan .......... El canto
de los bogas del Dagua resuena en nuestros oídos. Desfilan ante
nosotros los colonos comarcanos, Zoila, Emigdio, Custodio,
Salomé, trayendo consigo el aroma patriarcal y primitibo de sus
montañas. Pero sobre todo eso, idealizando más, si cabe, la figura
femenina que la evocación nos recuerda, el esplendor del
paisaje caucano; el Zabaletas, el Amaime, el Nima. Los senderos
familiares, húmedos bajo la bóveda verde de las guirnaldas
salvajes. Los atardeceres del Valle, plenos de solemne melancolía.
Las noches virgilíanas, adormecidas al triste arrull o de las
cigarras. Los naranjos y los rosales del Paraíso. Y en la 11anura
lejana, en la desolación y el silencio del cementerio campesino,
la piedra blanca de María, florecida con todos los lirios de
la tarde, como las estelas fúnebres de las vírgenes antiguas.
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-195-
~ ·~
~~ Temas de Historia- Entologfa- ~
1~ Ijinguística 11!í1l
~=============================== :::::;:::::::::============)Qi;
lntropttnimia, Toponimia, y Dialectologmlndígenas
del ~uroeste de Colombia
Sergio Elías Ortiz
••• RBS 1• IGBRA PLA.TAS Y • A.I.AL•S BL
SUROB TB • COLOMBIA
a Mr. Paul Rivet
1.-BOT ÁNICA. H.-ZOOLOGÍA
Como complemento del estudio que .adelantamos .sobre Antroponimia,
topon-imia y dialectología indÍIJenas del suroeste de
Colombia, creemos que bien merecen una sección especial las
voces indígenas que hemos podido recoger de nombres de plantas
y de nombres de animales, algunos de ellos sin clasificación
científica que sepamos y la mayor parte pertenecientes, según
parece, a la lengua Keshua. Quizá en la fauna y en la flora es donde
más se han conservado los restos de las antiguas lenguas habladas
en el suroeste colombiano porque el conquistador español
se conformó, en esta parte, con el modo de decir de Jos indios, ya
que el vocabulario que traía estaba restringido a la fauna y a la
flora europea. Es posible que muchos nombres de plantas y de
animales hayan desaparecido, pero es muy posible, también, que
mediante una investigación metódica y detenida, existan aún varios
miles de palabras en estas regiones que pudieran dar materia
para un verdadero diccionario de zoología y botánica indígenas.
La contribución que ofrecemos aspira únicamente a llamar la
atención de los entendidos, tanto en lo que se refiere a la influencia
de la lengua Keshua en el sur de Colombia, como en lo que
dice relación con la riqueza de la flora en esta región hasta ahora
inadvertida o poco estudiada.
ACHIOTE.-B-ixa orellana L., familia de las bixíneas.
De ordinario se dice solamente achote. Se emplea en lugar del
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azafrán como colorante de las comidas. Hay achivte cimarrón
( Bixa spheorocarp(J¡) y achiote de monte t Sil vanea castanaeoca~
rpa ), según Cuervo Márquez. Sinónimos, según Pérez Arbeláez:
B. purpurea Hort. ·• Otros nombres: bija, bicha, bixa,
onoto, anatto, color".
ACHIRA.- Ganna warzsewiez y Canna achira o i ·aniculata
? . También Alpinia occidentalis, según Cuervo Márquez.
Del Keshua: achira, "raíz de comer". En el suroeste
de Colombia se usan solamente las hojas para envolver pasteles
de maíz, para efectJ del cocimiento (envueltos); igualmente para
cataplasma. Rociadas con vinagre y calentadas al fuego se
aplican a los costados para aminorar la fiebre. Se produce hasta
los 2.700 metros sobre el nivel del mar. Según Tascón, en
Cundinamarca se da a esta planta el nombre de chisl}ua.
ACHONCHA.-Cyclanthera subinermis, según Tascón;
quien la señala como de la familia de las cucurbitaceas y conocida
en el departamento del Valle del Cauca con el nombre de
archucha. Del Keshua: achoccha, "una fruta hueca co m) hombros''.
Se produce entre los 1.200 a 2.500 metros s. n. m.
Achupalla.-Pouretia piramidata o Puya 11iramidata,
según Tascón. Bromiliácea, conocida con el mismo nombre en el
Perú y descrita por González H olguín y Lobato con los mismos
caracteres que tiene en el suroeste de Col o mbia, pero haciéndola
figurar como de la familia del maguey. Es una penca espinosa
que sirve como de alimento a los osos. Se produce entre los
2.500 a 2.900 m t. s. n. m. Del Keshua: achupalla, "la piña fruta'".
AGUACATE.- Persea [Jratisima L. P. Oaertn. Sinónimos,
según Perez Arbeláez: Laurus indica Sieb.; P. 1J ers ea
L.; P. am ericana C. Aauch; Per se ct C ock; P . pra eco .r;
Poepp.; "otros nombres: curo, plata, (Chile, Perú), agucatl
(México). Se produce hasta los 1.500 metro s s. n. m.
AHUY AMA.-Cucúrbita verru.cosa, según Cuervo Márquez
y Oucúrbita nub:ima Du_ch., según Pérez Arbeláez. "Es
el de la ahuyama el fruto más grande que dan los vegetales". Se
produce de preferencia en tierras templad=ts. En algunas partes
se lo conoce con el nombre de zapa ~ l o .
AJI.- Capsicum longwn; C. annwwn L., pimiento. En
otras partes se lo llama chile. Según Pérez Arbelaez: C'ap sicum
beacatwn L.), "ají chivato, chiplin, ají pique, apo ne". ~egún
Fridirici: "agí" Aruack: Capsicwn ('e ra::új orm e Willd;
oder C. baccatwn; Caps~c wn frut escens L. ; C. lllicr oc nrpum
D. C.; O. bicolor jacq.. En el suroeste de Colombia
se conocen entre otras variedades las siguientes: ají pique, ají
píqiucho (del Keshua: uchu, ají, pimiento picante y piqui, pulga,
nigua, agrio?), ají rocoto, ají yunga. Se pr o duce hasta tos
2.600 metros s. n. m.
AL TUSARA.-Planta medicinal para hinchazones o mata-
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duras de animales. Se produce en clima medio; 1.000 a 1.70)
metros s. n. m.
ANANA.-Bromelia anqna; ananassa sativa Lindl..
Otro nombre! ananás. Del Keshua: ananu, "la pifia fruta", según
Tascón. La pifia americana. Se produce hasta los 1.700
metros s. n. m.
ARRACACHA.-Conium arracacha y su variedades: C.
sculenta y C. xanthoriza, de la familia de las umbelíferas;
raiz comestible. Según Cuervo Márquez: O.ralis crenata, arracacha
esculenta. Se la llama también: racacha, en el suroeste de
Colombia. Del Keshua: racacha, según Grim, una especie de
zanahoria, la A1-racacia Xanthorriza Bancroft, arracacha, sa ...
racacha, según Pérez Arbeláez. Se produce en clima medio y
frío, entre 1.200 a 2.700 metros s. n. m.
ASNALULO.-Ericácea del género Thibandia, según Tascón
y del Keshua: ásnac, hediondo, y lulún, huevo, fruto redondo;
aunque no es lo mismo que el chaquilulo, como cree este
autor. Se produce en climas fríos; entre 2.500 a 3.000 metros
s. n. m. Hay dos variedades: asna lulo blanco y colorado.
AT ACO.-Del Keshua: átak o ataku, bledo, según Tascón.
Planta medicinal en muchas partes; de flores muy pequeñas y
amontonadas en forma de racimos que dan un tinte rojo oscuro
muy empleado para dar el mismo tinte a la chicha y también a
cierta clase de dulces llamados '·colaciones". Se produce en
climas medios y fríos; entre 1.500 a 2.500 metros s. n. m.
A Y A GUASA.- o Ayahuasa o ya9nasa; planta de propiedades
medicinales especialmente el zumo que se administra
contra la fiebre; el muciJago se emplea en algunas partes para
clarificar la miel. Según Tascón esta palabra proviene del Keshua:
de aya, cadáver y huasca, bejuco. "Planta trepadora de
especie indeterminada. El P. González Holguín dice que el zumo
del ayaguasca es narcótico y que los jívaros lo toman supersticiosamente
como los chinos_ el opio. D. Felipe Pérez ( Geografía
de Colombia) enseña que es vomitivo y purgante. Sospechamos
que este bejuco es el mismo que los ceonas llaman yage,
porque sus propiedades fisiológicas son iguales. Nosotros creemos
que pertenece a la familia de las malváceas y que es muy
distinto del ya.r;é". Se produce en los climas dtlidos y medios,
hasta los 1.700 metros s. n. m.
BALAT A.-Jlimusops Bala tu; por extensión se da este
nombre al Purgo o falasa gutapercha, según Duque Jaramillo,
constituída primero por un látex blanco, espeso, inodoro, de sabor
agradable y algo alimenticio, después convertido en una
masa pardo-rojiza, poco flexible e inelástica, que es el sustituto
de la falsa gutapercha. Se produce en toda la costa del suroeste
de Colombia.
BEJUCO.-Bani teria caapi. Se d:1 este nombre en gene-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
-198-
ral al tallo de toda planta trepadora. Según los entendidos puede
calcularse en más de doscientas las variedades de bejuco en
estas regiones. Hay un bejuco de monte, el bejuco Guacharaca
Ghmnissoa ait-ísima Jacq. H. B. K., según Pérez Arbeláez, que
es el más conocido y empleado en el sur de Colombia como medicinal,
para enfermedades venéreas y para ligaduras; es muy
resistente y soporta la acción del tiempo más que las mejores
maderas a que sirve de amarra.
BERRAQUILLO.-Aunque dudamos del origen indígena de
esta palabra, la asentamos a título de información. Se da este
nombre a un árbol que produce vl- ras sumamente resistentes
y finas que se usan como bastones.
BILIBIL.-Arbol poco conocido que algunos confunden
con el manduro. Se atribuyen a la corteza propiedades curativas
contra las llagas.
BIJA.-Véase achiote. En industria, "especie de betún
hecho de achiote con que se pintaban el cuerpo los indios caribes
de las Antillas y aún usan los que viven en las selvas
del Orinoco y Amazonas", según el Diccionario Enciclopedico
de la Lengua Castellana. En el suroeste de Colombia se empleó
y se emplea aún en algunas comunidades indígenas, entre
ellas la de los coaiqueres, la pintura del cuerpo con bija,
especialmente en las fiestas en que entran matachines.
BIJAO.-Se escribe también Bihao (Heliconia sp.). Se
produce en tierra caliente y es muy apreciada la raíz para enfermedades
de los riñones.
BIRINGO.-Arbol sin corteza, de tierras frías y templadas.
Madera fina y resistente. El nombre biringo, palabra
indígena que en el lenguafe popular significa desnudo, le ha
sido dado precisamente por la ausencia de corteza. Por extensión
la palabra biringo se aplíca a la persona pobre de solemnidad.
BIYUYO.-Arbusto de tierra templada; produce una pepa
de sabor dulce y una goma de mucha fuerza adherente. En
la medicina indígena se emplea el cocimiento de las hojas de
biyuyo para los resfriad Js.
CABOCASPI.-Véase Caspi. Creemos que este nombre
se aplica a una variedad del caspi en ciertas regiones, sin que
se trate de especie distinta.
CACAO.-Theobrmua cacao. Otros nombres: Pataste o
Bacao, Cimarrón. Se produce en toda la costa del suroeste colombiano,
hasta Jos 500 metros de altura sobre el nivel del
mar.
CALAGUALA.-Polipodiwn calaguala, según Cuervo
Márquez; P. Glauco phyllum Kzt., según Pérez Arbeláez.
Otros botanicos la distinguen como Gonophlebút?n synamo?
nia o Polipodi?.t?n tTilobunt Cav, segun el Diccionario
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Enciclopéd,ico, cit.: "Planta perenne de América, especie de
polipodio, con hojas de un pie de largo, de f i g u r a de
hierro de lanza, lisas y de color verde oscuro y cuya raíz,
que es rastrera, dura y de color pardo oscuro, se usa en medicina".
De muchas aplicaciones en la medicina de los indígenas
antes y después de la conquista espaftola. La raíz, especialmente,
se usa como depurativo. En otras partes se llama
"yerba de lagarto". Tascón trae el nombre Caraguara,
"de Ka'ra, cáscara corteza, huara, calzón, en Keshua: Arbol
conocido más comunmente con el nombre de damagua. Con
su corteza se abrigan los indios del Caquetá". Es de climas
fríos y templados. Entre los indios pasa esta planta como un
"sanalotodo" y es objeto de mucho comercio, l o que nos ha
hecho pensar si no tendrá algo que ver esta palabra Calaguata
con los "Collaguayaso Callahuayas, cuyo nombre originario
fue el de Kolla Huayo, vendedores ambulantes de yerbas,
remedios y amuletos, según Pardal, que en el Perú actual
se c onocen con el nombre de 11úJdicos bolivianos", y
"constituyen una persistencia viva del pasado", como en el
suroeste de Col ombia los "médicos de Sibundoy ", portadores
de medicina, como los Callahuaya...
CALLAMBA.-Del Keshua: Calla1npa, "hongo de comer,
según Nicolás Hurtado, citado por Tascón. "Usase especialmente
para designar los hongos que crecen en la bófiiga ".
Hay que agregar que tales hongos crecen también en los árboles
y en las piedras; tienen forma de oreja y son comestibles.
Se producen en tierra fría y parece que tienen el sabor
de la coliflor.
CANCHALAGUA.-E1·ythraea chilensis Pers. El autor
de "La salud por medio de las Plantas Medicinales" ( Santiago
de Chile, 1922), cree que el nombre indígena de esta planta
es Cachanlahuen y que el de Cachanlagua, con que
también se la conoce le fue dado por la farmacopea espaftola.
Del Keshua: cancha, rebaño, manada, y llahuay, saborear,
lamer, según Tascón, quien agrega que, "se da este nombre a
varias plantas herbáceas, medicinales, propias de la América
del Sur. En Chile y en el Perú es la Erithraea chilensis;
en el Ecuador y en el departamento de Nariño (suroeste de
Colombia) la E. quitensis; en el Cauca, el Huila y Oundinamarca
son especies del género Euforbia, S. Cortés".
CANANGUOHO.-Tascón trae la voz Oanangucha, del
Keshua: "Kanankucha; de Kana, vegetal; anku, fibroso, y
aycha, carne. Palmera cuyo fruto es alimenticio y cuyo corazón
sirve para hacer una bebida, especie de vino".
CANAYUYO.-Oart-qayuyo, según Tascón; del Keshua:
« kanayuyo, cerraja, yerba lechosa. Planta de la familia de las
labiadas; sus hojas s 8n opuestas, lanceoladas y viscosas al tacto,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
- 200 --
y sus flores, moradas, tubulosas y axilares.• El mismo Tascón
hace la advertencia de que canayuyo y cauqayuyo, son plantas
distintas. El canayuyo del suroeste de Colombia crece en los
montes; es muy parecijo a la borraja, pero de mayor tamafío
que ésta; las hojas son espinosas y prcduce una especie de algodón
que se emplea para contener las hemorragias. Es planta de
tierra fría, entre 2.500 a 2.800 metros s. n. m.
CAPULI.-( Caerosus salicifolius D. C.): algunos autores
la clasifican como (Physalis alkektngui L.). Según Pérez Arbeláez:
Pru.mts rapuli e a V a ni 1 1 e S. Sinónimo/: Prunus
serotina-salic~folia H. et B. Koehne. Se produce en tierras
frías, 2.500 a 2.700 metros s. n. m. La cereza es comestible y el
árbol alcanza hasfa seis metros de altura. En ciertas épocas las
ramas se ven atacadas {ie munchiras, gusanos de pelo sumamente
venenoso. Tenemos noticia de que en la costa del suroeste
de Colombia se produce también un árbol parecido al capuli,
que quizá sea el capulí cimarrón que anota Pérez Arbeláez
com'O Rhammus lwmboldtianus.
CARAÑO.-Icica cm·anna, árbol que produce la resina llamada
carm7a, muy estimada como parche contra las quemaduras,
designada como B~tr::wTa caranna, según Duque jaramillo y
recomendada como pedoral, analgésico, antireumático y cicatrizante.
Se prcduce en tierras calientes, hasta 400 metros s. n. m.
CARIPACUNGA.- Poten tilla sp. caripacunga, Alchimilla
orbiculata R. et P. A. Polylepis vVcdd ; A aphnodesL., según
Pérez Arbeláez y conocida también con el nombre de Plegadora:
orejuela, cargarocio. De uso medicinal interno como astringente.
En el suroeste de Colombia se emplea también para las enfermedades
del estómago, rifíones y como purgativo en la dieta
de las mujeres. Los indígenas la aprovechan como alimento para
los cuyes ( curi ). Es planta de tierra fría, entre 2.500 a 2.700 metros
s. n. m. Del Keshua: caripakuycunrr de cari, espina, seglin
Tascón y pakuykuna, e cualquier yerba de comer cruda ...
CASAMARUC.HA.-Xautium cafltarticum, según Santiago
Cortés. Tascón le supone etimología Keshua: casamarucha,
«una planta medicinal,., de caslw, espina. Se trata, ciertamente,
en el suroeste de Colombia, de una planta espinosa de uso medicinal
conrra las enferme !a des venéreas. Crece en tierras frías,
entre los 2.500 a 2.700 metros s. n. m.
CASPI-CASPICARACHO.-Rhus jugandifolia Willd.; R.
~'enenata, conoci ~a también con los nombres de: manzanillo,
Pedro Hernández, fresno, ajicito, según Pérez Arbeláez, quien
trae en su obra el nombre de Caspicaracho, que quizá corresponda
al nombre de cauucaspi que se le da en algunas regiones. Se
produce entre los 1.500 a 2.100 metros s. n. m. Del Keshua:
Raspi, árbol, karacha, sarna. Venen oso; produce hinchanzones
y muy graves irritaciones de la piel.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
-201-
CAUCHo.-Tambiett caueh~t y aaucltue~ 8íphocdtttpylus
etrutchúuc, caucho de Popayán, Siphonia elastiaa. Se produce
e tierras ardientes y húmedas y aunque caucho es palabra múy
común en el suroeste de Cobmbia, nJ tenemos noticias de que
se produzca en esta región, Sino en la vecina del Caquetá y Putumayo
(Amazonia Co~ornbiana).
CEROTE.--En el IJiccionario' Enciclopetlico, aparece esta
palabra co:no castellana, cJn el sentido de: '• Mezcla de p .. :z y cera
de que usan lo3 zapateros para encerar los hilos con que cosen
el calzado", pero en el suroeste de Colimbia, los indígenas dan
este nombre a un arbusto de tierra fria que produce anualmente
unas pepitas de Slbor acidc>, C,)mestibles, aunque no en grande
cantidad, porque su abuso causa mareJs y vómitos. Se produce
entre los 2.500 y los 2.900 metros s. n. m.
COCA.-E,·ythro:állum coca Lam y Erythroxilon hondettse
H. B. et Kun.th., según Priederíci; también ErgthroxiU?A-m popttyanense,
coca de Popayá11, según Cuervo Márquez y Berbesina
sp., según Pérez Arbeláet., que asegura qu·e Triana ha haUado
catorce especies de Verbesina en Colombia. Se produce· este arbusto
en el suroeste de Colombia entre los 1.000 a 1.400 metros
s. n. m. Los indígenas de estas partes la usaron, y aún la usan
los cuaiqueres, mezclándola con llipta, especie de ceniza alealina
y en o.tras partes "con una sustancia llamada Toccro, que es urt
polvo o ceniza de varias plantas como Chertopodiun quinoa
WiUd". Cactus per,uvianus Tabern. Según Middendorf: "coea
quih. ''cuca": Getrocknete BHiter eines in den· hiessen Talero
wachsenden Strauches, Erythroxilon Coca, welche die Eingeborenen
mit der Asche der Quinoa llipta Kauen; der massige Gebrauch
der Coca erhalt die Krafte, auch wenn nur ganz unbedeutende
Mengen Nahrung genomen werden."
CONOONA.-Peperomia inaeq ·ualifolia R. et P., originaria
del Perú; (J()ngonita cimarrona, según los tratadistas, pero
muy frecuente en las tierras frias y templadas del suroeste de
Colombia, entre los 1.500 a 2.500 metros s. n. m. Tiene aplicaciones
medicinales, especialmente para el dolor de estómago, e
índustriales para aromatizar Jos jarabes.
CUCACHO.- también cucaso; es un arbusto de hojas
grandes y espinosas lo mismo que el tallo, que crece espontáneamente
en las ciénagas. Se produce en regiones muy frías,
desde los 2. 700 metros s. n. m.
CUITO.-árbol de tierras muy frías y de madera dura. Se le
atribuyen propiedades medicinales contra las fiebres intermitentes.
CUICA.-Caesalpinia spiniscen'S, segun Cortés. La trae
Tascón en su obra como perteneciente al suroeste de Colombia,
con la siguiente nota: "Planta leguminosa cuyo nombre debe a la'
forma del fruto". Del Keshua: Kuyka, lombriz. ·
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
CUJI.-Acacid cinerea, según Cuervo Márquez. Es un espino
red ndo que se produce en tierras templadas. En el suroest~
d~· Colombia se ha conservado el dicho p::>pular de "querer
una c_dsa de cuji", vale decir, de balde. ·
CUICHUNCHULO.- Yonicliutn p-rr,rviflo1·u:n. La cita
igualmente Tascón como del suroeste de Colombia~ con el sigui"
ente detalle:. "Planta de raiz emética y laxante, que pertenece
a la familia de las vi e>láceas." Del Keshua: Kony, cuy y chun
chulln, tripas, segL1 '1 el mismo aui'Jr.
CUJACO,-Arbol hasta de tres metros de altq, de hojas y
ramas espinosas que produce pepas en forma de racimos, de sabor
amargo y m u y empleadas para lavar ropa~ La pepa se llama
cujaca. Se produce en tierras frías ..
CUNDUR.-Pipe1· angustifolút?n R. et P. Vahl., Por otro
nombre: cordcmcillo. De propiedades medicinales para las nfer
medades del estómago. Se produce en tierras altas y frias.
CURACO.-Arbol de madera blanda, conocida en algunas
partes con el nombre de juraco. Crece en tierras templadas.
CUY ANGUILL0.-0 «rama del bien querer», designación
que le han aumentado a esta planta los traficantes y consumidores
de élla. por Jos efectos misteriosos que segun es fama tiene
como bebida para efectos del amor. Aunque desde tiempos inmemori
1les los índios de Sibundoy [Putumayo] han tenido el monopolio
del comercio de esta planta por producirse exclusivamente
en el territorio de éllos, se sabe que también crece en el
suroeste de Colombia, en tierras cálidas y templadas:
CHACHAFRUTO.-·Eryth1·ina. ednlis, s e g ú n Tascón,
quien Jo hace derivar del Keshua: c!zliachha, árbol y pu1·utu,
fr.éjol y la describe como un cárbol pequeño, de fruto comestible,
perteneciente a la familia de :las leguminosas:.. Duque JaramilLo
da como otro nombre de esta planta el de Sachapurutn o Balay,
que nos parece más primitivo. Crece en tierras frías y templadas.
CHACHAJO.-Arbol de madera muy resistente y por ello muy
estim1da para construcciones lacustres o sobre terrenos húmedos,
pues es fama que se endurece con el andar del tiempo hasta
convertirse en «palo de hierro•. Se produce en los climas ardientes
de la costa del suroeste colombiano, hasta )os tOO metros
s.n. m.
CHAGRAQUIGUA.- Yerba que crece en los sembrados
de maiz y se estima mucho como alimento de los cuyes (curi].
Se le atribuyen, igualmente, por los indios, cualidades medicinales,
especialmente para el cólico.
• CHAO U ARQUERO.-A g a v e americana y foum·oya.
planta que produce la fibra denominada cabuya. Se produce en
los climas fríos. Vease sobre esta palabra lo que dijimos en la
nota 1 respecto de los nombres terminados en quer, en la An-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
203 ~
.troponimia, toponimia y dialectotogía lindigenas del suroeste· de
Colombia. IDEARIUM, Pasto, Vol. l. 1938. pág. 557.
CHAMBURO.-Arbol parecido al papayo que se supone de
ta familia de las Passifloraceae, quizá del suborden Papayineae,
carica papayr:L L. ?; se produce ·en tierras frías y templadas,
desde Jos 17ú0 a 2.500 metros s.n.m.
CHAMICO.-Datura 1:nnoxia Mili., según Perez Arbeláez,
quien anota que es esta «una de las planlas que tienen una área
de dispersión más extensa pues crece en tierras calientes lo mism0
ql:te en los páramos.• Administrada esta planta en la ya clási
ca bebida llamada tonga, produce alucinación, locura, sueño, según
el decir .popular.
CHAQUILULO.-arbusto de :uerras muy frías, entre los
2.700 a 3.000 metros s.n.m., que produce una especie de cere7:a
-comestible, en forma de racimos.
CHAMORLAN.-Arbusto, como el anterior de tierras muy
altas y frías desde 2.700 metros hasta casi la región del frailejón
Produce una pepa de sabor ácido, en forma de racimos.
CHICHIRA.-Planta pequeña, de flores blancas, de uso medicinal
para las indigestiones. Crece en tierras frías, entre la maleza.
CHIGUA.-Zamia cl~igna. Tascón la anota co.mo «de la
familia de las cicadáceas, propia de la costa del Pacífico y que
produce fruíos comestibles." Del Keshua: Chihu(t, fruta silvestre
en racimos, lla, sufijo diminutivo. Según Cortés, es una bromeliácea
de la laguna Cocha, llamada por André Puya gigantea.
CHILACUAN.-Arbol que se supone una degeneración del
papayo en tierra fría. Se produce entre los 2.500 hasta los 2.800
metros s.n.m.; el fruto es comestible y muy semejante, aunque
más pequeño, a la papaya.
CHlLCA.-CHILCO.-Baccharis scanden s Pers. Baccha?
·is e rnpatott·ion~ y Baccharis salicifolia ?; arbusto muy abundante
en las tierras frías, desde los 2.500 hasta los 3.000 metros
s.n.m. Lo usan lo s indígenas para cercados de sus parce1as
y las ramas para escoba. Procederá esta palabra del Keshua: chitlca,
un arbusto? Existe tambi é n en el suroeste de Colombia la
p1labra chilco, para design~r un arbusto que algunos b otánicos
llaman: Fachsia n~acrosten~a R. et Pav. y Cuervo Márquez
Baccharis chilco, también de las tierras frías. Produce, según
parece, materias tintóreas.
CHILINCHILI.-Lo anota Tascón como del suroeste de Colombia,
en la forma siguiente: «De chilichili, hoy chilchil [Kes
hua], planta de flor amarilla; dentro de la cápsula suena la semilla.
Leguminosa del género Cassia; C. indecora Debe su nombre
al sonido que producen las semillas al mover las vainas se-cas:
chili, como ya hemos dicho en otra parte, significa casca- ~
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,
-204-
bel. Posiblemente por un lapsus oalami dice Cortés que esta
especie es la Casia occidentalis. •
CHIMBALO.-Una planta trepadora, pequefta, de uso medicicinal
para el cólico epático. Se produce en tierras frías y templadas,
entre los 1700 a 2600 metros s.n. m. Se da también este
nombre a la pepa que produce la planta de la papa, inmediatamente
antes d~ secar.
CHIQUIRAGUA.-También chuquiragua, [Chuquiragua
microphilla e insignis}, planta de sabor amargo, muy empleada
para curar el paludísmo y, según es fama, para endurar la dentadura.
Se produ{;e en los páramos_
CHIRIMOYO.-Annont,l cherimolia. «Es una especie c osmopolita
en la América Tropical», según Duque jara millo. Se pro
duce en el suroeste de Colombia entre los 600 a 2.200 metros s.
n.m. El fruto se llama chirimoya. Tiene este árbol usos medicinales,
como astringente.
CHIRIPANOA.-Seg.in Tascón, del Keshua chiri, frío; y
panka, lo que se come o se bebe. El mismo autor la anota como
«yerva purgante que los indios del Caquetá mezclan con el ya,qe
para evitar los malos efectos que produce este bejuco cuando lo
toman solo, con el fin de obtener alucinaciones agradables•. Se
produce, según tenemos informaciones, en la región de Cumbitara,
del suroeste de Colombia.
CHOCCHA.-Legctmino3a que produce una vahm como el
frijol y una frutl no co;ne3tible llamad1 torta. Crece espontáneamente
en las tierras alt1s, especialmente, según informes del
profesor J. Demetrio PérezJ en la región de la Cruz.
CHONT A.-Bactri.' s.p: d )S variedades en el suroeste colombiano:
B. balanoidea Wendl. y B. maroma Mart. Palma.
Se produce en los climas cálidos de la c::>sta. De la ultima variedad
se hace algún C)mercb entre los indigenas del Putumayo y
los del departamento de Narifio, como instrumento muy resistente
para asentar el tejid) del telar indígena. Del Keshua: clwnta,
palmera, según Tascón, quien cree que se trata de la variedad:
Ea e tris hon·ida.
CHONT ADURO.-Bactns insiqnis B. r;achipues o cachipay,
comJ se llama en Cundinam:uca el fruto de esta palma~ de
epicardi carnoso y comestible. Del Keshua, ch~tnta, palma y ntrtt,
frutJ, segLÍn Tascón. El fruto e3 puecido al obo de color rojo;
se usa en las c.)midls y p1ra hacer chicha.
CHUCHAPANCJ).-.\rbol de especie indeterminada. Sólo
sabe .n::>3 qJe las hojas so:-t anclus y la madera pesada. Se produce
tanto en tierras templadas como en frías.
CHULCO.-Oxalis peorialoides de Bogotá, y Abronia parvi
flora de Popayán, según Cuevo Márquez. También O.ralis pubes
cens H. B.K .• según Pérez Arbeláez. Crece entre los 2.400 a
2.600 metros s.n.m. Se le atribuyen propiedades medicinales, es-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
-205-
pecialmente 'como depurativo. Del Keshua: t.:hAullco, acedera,
pimpollo, según Tascón.
CHURIMBO.-También churimo, guama) ln!)a sapida, según
Duque Jara mUlo, quien la describe como «arbórea, con legumbres
algo arqueada [o, 15 centímetros de longitud), hojas gla·
bras y lustrosas por encima•, que es la variedad que crece en e 1
suroeste de Colombia, en Jos climas templados.
OUABO.-Amyris silvatica, A. plttmieri y Phytolaca bogo
tensis, segL!n Cuervo Marquez. Phytmacca icosanrlra, según Pé•
rez Arbelaez. Se produce en el suroeste de Colombia hasta Jos
1.700 metros s.n.m. El fruto se denomina guayaba y gua billa, según
la calidad. Se le atribuyen propiedades medicinales.
OUACO.-Macamia guaco [Mutis) H. et. B. según Pérez
Arbeláez. Otro nombre: yerba capitana. Según Cuervo Márquez
hay guaco blanco, M. scandens, 9~taco morado, M. radicans y
quoco contracapitana Aristoloquia anguicida q'se supone propio
de Cartagena, pero que es la variedad, según informes que tenemos,
que se produce en el suroeste de Colombia. Tiene propiedades
medicinales.
OUADUA.-Guadua latiplwlia, y guadua anqusiphÓlia
Kunth; también Banbltsa guadua H. et B.; «del género ,Quadua
creado por Mutis hay unas quince especies•, según Pérez Arbe ...
láez. Se produce en tierras cálidas y templadas.
O U ALANO A Y.-Jacaranda r¡ualanday, según Cuervo Márquez,
y Jacaranda caucana, según Duque jaramillo. Crece en
tierras cálidas. En el suroeste de Colombia, especialmente en la
provincia de Barbacoas, se lo estima por sus propiedades depurativas.
GUAL TE.-Arbol de madera muy resistente, muy corrÍún en
la costa del suroeste de Colombia. Se produce hasta los 500 metros
s. n. m.
OUAMO.-lnga Sp., según Pérez Arbeláez; e lnga sápida,
J. vere, l. lúcida, según Cuervo Márquez. Hay muchas variedades.
e Acabando de publicar su estudio sobre mimosáceas y
cesalpinaceas Britton y Killip, dice Pérez Arbeláez, podemos decir
que hay claridad en el asunto de la clasificación de nuestros
gua m os •. Se le atribuyen propiedades medicinales astringentes.
Se produce este árbol en tierras cálidas y templadas. Se confunden
ordinariamente los nombres ,q ·uamo y _quabo por sus frutos.
GUAMUCA.-Arbol pequefio, parecido al floripondio. Se
produce en tierras frías desde los 2.500 metros hasta 2.800. Pertenece
a la clase de plantas, no bien conocidas, que producen
alucinación o locura administradas en los brebajes que se conocen
con el nombre de tonga.
OUANABANA.-Annona rnuricata; se produce este árbol
hasta los 1.500 metros sobre el nivel del mar y se le atribuyen
propie jades medicinales, aunque también se cree que el fruto,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
-206-
guanába,na, es el causante de la enferme:lad de "fríos" o "mal
caliente" o paludismo.
OUARANGO.-Hem.atox;l}lon campechianum, campeche.
Una leguminosa muy común en tierras altas. Algunos botánicos
la clasifican como Acacia toruosa Willd o Caesalpinia aculeata.
De la corteza se extrae un tinte negro para teñir la ropa y el
fruto, o pepa, se emplea para curar las enfermedades de las
encías. Duque jaramillo la llama también: guarango o dividivi
andino, Coulteria tinctórea.
GUARUMO.-Cecro]Jia peltata; de tierras templadas y calientes,
entre 600 a 1.800 metros. Tiene propiejades medicinales
como astringente y antiblenorrágico. Duque Jaramillo distingue
el guarumo macho, Pourouma áspera, que alcanza hasta
35 metros de altura, que es, a nuestro juicio, el que se produce
en el suroeste de Colombia.
GUASIMO.-Guazuma ~tbnijolia Lam., según Pérez Arbéláez
y Sinónimos: G. tomentosa H. B. K. y G. guazuma Cockerell,
aunque qJizáen el suroeEte d' Colombia, lo q' se llama guasimo,
es el guácim.o que trae en su obra Duquejaramillo, Cordia
jlm·ibunda, que coincide punto por punto con las características
que dicho autor da de este árbol. Crece hasta los 1.500 metros
s. n. m. y se lo cree medicinal.
GUAYABO.-Psidiun pomifent'm, P. pyri/erwn, P quaial)
a. Hay muchas variedades y entre ellas el guayabillo que pudiera
corresponder a la clasificación que Duque Jaramillo asigna
a la guayabilla, coronilla o gzwyaho arrayán, Psidiopsis moritziann.
Se produce hasta los 1.600 metros y se le atribuyen diversidad
de usos medicinales.
GUAYACAN.-Bulnesia arborea, Guayarmn san ctum, G.
arbor eum. Sus maderas se caracterizan com o duras, pesadas y
resistentes a la acción del tiempo. En el suroeste de Colombia
existen numerosos b osques de este árbol. Se le atribuyen propiedades
medi cinales.
GUA Y ACO,- Guaiacwn ujf ic inale o Guaya cán verdadero;
otro nombre: palo santo. Se produce hasta los 900 metros
s. n. m. y a la resina se le dan numerosas aplicaciones en la farmac
opea indígena.
GUAYUSA.- yerba de especie indeterminada que de ordinario
crece en las montañas. En la medicina indígena tiene fama
como regulad ora del períod o da las mujeres.
GUCHUNCHULLO.-Jodit~úm parviflurum, según Cuervo
Márquez, quien le asigna como lugares de producción "las cordilleras
de Bogotá, de Pasto y de Túqurres"; entre los 2.300 a
3.200 metros s. n. m.
GUILQUE.- árbol muy común en las tierras templadas, de
madera fina y muy resistente. En medicina indígena se lo usa
(las hoias) como antiespasmódico.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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IBILAN.- Arbusto de tierra fría, de flor morada y hojas
redondas . . Se cree que posee propiedades medicinales especialmente
contra los "fuegos" de los labios.
IPAMO.- Arbc,l de tierra templada. El vulgo le atri-buye
propiedades medicinales contra el cáncer: ·
IRA CA.- Cm·ludovica palmata R. et P. inwa. según Pérez
Arbeláez. "de sus hojas jóvenes, paja toquilla, se hacen los sombreros
suazas, jipijapas y de Panamá, y más tiernas, se comen como
ensalada llamada nacuma. En el suroeste de Colombia se da
el nombre de paja nacuna a la hoja de iraca en estado de beneficiar.
Crece hasta Jos 1.500 metros s. n. m.
ISCANSE.- yerba pequeña de color verde morado. Se le
llama también escanse. Es muy estimada como depurativo y se
la usa también como planta) ornamental en los jardines.
JIGUA.- Criptocarya s. p. Otros nombres: chaqHiro. Según
Pérez Arbeláez el nombre jigua es del Cauca, aunque bien sabemos
nosotros que también d' Narifio suroeste de Colombia. Es un
árbol frondoso, de madera liviana, que produce una pepa muy
apetecida por los pericos. Se produce hasta los 1.200 metros
s. n. m. Se le atribuyen propiedades medicinales contra el coto
"corteza de coto." Duque Jaramillo distingue dos clases de jigua:
colorado y blanco, Nectandra.
JI QUIMA.-Eupato'riwnz y"iquimilla, también .facilla. Se pro
duce en regiones frías. Tiene uso medicinal como diaforético y
antisifilítico. Hay támbién en el suroeste de Colombia una especie
de degeneración de la jiqui1na denominada jiquirniZZ.a, yerba
olorosa que crece con el maiz y cuya raiz es comestible.
JURACO.-Arbol de climas cálidos y templados, de madera
fofa como el balso, buena unicamente como combustible.
MACO.-Arbol frondoso hasta de 25 metros de altura que
produce un fruto denominado también maco. Se produce en los
climas cálidos y templados hasta los 1.700 metros s. n. m.
MAIZ.-Zea maíz L., gramínea de casi todos los climas
del suroeste de Colombia. Se produce desde los 300 a los 2.700
metros s. n. m. Hay muchas variedades: chulpi, morocho, capia,
yucatán, granizo, maicena, etc. Es la base de la alimentación en
estas regiones, especialmente en la sierra.
MAJAOUA.-l ·achira alba?, según Cuervo Márquez. Se
produce en la costa del Pacífico hasta los 300 metros de altura.
Se la estima mucho como madera de construcción.
MAJUA.-Tubérculo parecido a la oca: se le atribuyen propiedades
medicinales, especialmente contra la ictericia [raiz].
MANDUR.-También mandul, Freziera Serisea, según
Cuervo Márquez, quien le atribuye un áre~ de dispersión muy
extensa y abundante en Pasto y Popayán, donde se le llama
chanre. Es de clima frío y templado.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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M,ANQLS.-Avicennia níl'ida jru:i]. uece. en ta cnsta del
P~ijicO> {Cabo Manglares}. De propjedades medicinales para
las afecciones del pecho. En las playas bajas, segun Cuervo
Márqu~ hay la varieda . ~'Jamada tw.~nqle negro, Oinoea' ptrs enceta.
Otro maNgle, según Pérez Arbeláez,. también es la costa
dcl Pacífico, es el conocido en botánica con el nombre de Rizophor:
a mfNtgle L.
MANOO._,..Mangif6ra indica, aru1que el arbol es. originario
de la tndia, según todos los botáni~os, no sabemos si también
Jo ~a la p-alabra mango. La colocamos aquí provisionalmente.
Crece en el suroeste de Colombia hasta los 1.600. metros
s. n .. m. y se le da uso medicinal contra las enfermedades
del est&mago.
MANOUIP AQUI.-0 e yerba para el cuy~,. según l-os indigenas.
Crece dentro de los sembrados de maiz. Es de flor azu,, desa.~
acdce y se le atribuyen propiedades medicinades contra
las iaftamaclones. Se produce en las tierras altas: 2.500 metros
s. n. m-..
MANI.-A.rachis hgpogoelt L., originaria del Brasil, aunque-
n0 sabemos si también lo sea el nombre. Se· produce en los
climas templados del suroe-ste de Colombia.
MOjULLO.-Arbusto de madera pulposa, la cual cortada en
láminas tiene la apariencia de la seda. Se prod~e en los climas
cálidos.
MOPA--MOPA.-Elae,qia utilis~ de Weddell y Condamina
utiiis, de Goud jt, según García; es el árbol que produce el afamado
barniz de Pasto, industria especial de esta ciudad. cEn
la dudad de Pasto, según este autor no es conocido el árbol que
suministra este barniz. Los indios sibundoyes lo extraen de las
plantas cuando está en condiciones de cosecharlo, lo reducen a
bolas de cierto p~so, lo empaquetan en hojas de bichao y lo
venden a los industriales de la- ciudad con el nombre de mo
pa-m.opa,.. Por 1 o que hemos averiguado, m 1pa--mopa también
es el nombre del árbol.
MOQUILLQ . ...-Saurauja peduncularis. Según Cuervo Már
quez, se produ.ce a 2.400 metros en la cordillera de Túquerres.
MORTINO.-HespeTomeles glabrata, según Cuervo Márquez
que se produce entre los 2.500 metros a 3.000; muy astringente
y da frutos comestibles. Según Perez Arbeláez se trata
del Besperomeles goudotiana [Dne.] Killip, «arbusto subandino
de renuevos cubiertos de cera y frutos ácid-os. procedentes
de flores blancas•. Tiene uso medicinal como pectoral, según
este último autor y se lo conoce también con los nombres de
mot:;-nwt~ y cerote. Debemos acl~rar a este respecto que en el
suroeste de Colombia el mortiiio y el cerote ·son dos plantas
distintas. . i
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MOTILON.-Arbol de tierr.as -'altas~ · ~ntre 2.800 a 3.500
metros s. n. m. Produce una pepa comestible, ligeramente áci
da y de tinte negro. · La madera se emplea . en construcción,
como muy resistent~
NAPAN.-Arbusto medicinal de tierras muy frías. Se le
atribuyen propiedades medicinales, especialmente para las hinchazones.
En el leguaje popular se dice: «hinchazón napanada•,
cuando se trata de una hinchazón rebelde. ,:
OCA.-Según Tascón eS .J?,alabra qel Keshua: oka, «raiz dulce
y comestible•. Es un tubérculo de tierras frías y constituye un
alimento muy apreciado por lds indig~nas. Parece que en Cundi-namarca
lleva el nombre de ibia.
· OLLOCO~-También ollucoyulloco. De la familia de las Baselásea~,
segÚ!J P~rez A~~~láez, quien lo llama olloco o chu.r;ua
(Ullucos tuberosus Lozano). Tascón asigna a · esta palabra origen
Keshua: ullucp., «una raiz de comer, que es babosa; quenopodiácea,
que se cultiva como pt~nta ,al,imentici.a». Parece que
esta planta en Cundimarca se llama rubta.
PACUNGA..-(V. 'CA.RlPACUNJA). P..ara algunos estos
d)3 no:n)res corre5ponden a plantas d~ stintas y que la pacunqa,
es propiamente :una yerba que crece espontánea en Jos campos
de maíz o de papas y es muy estimada en la medicina casera para
las inflamaciones. Otros toman' a la Caripacun_qa y pacunga
como una misma planta.
P AICO.-A.mbrina pinnatisecta Spach., Hennaria Paico.
Mol. Según Cuervo Marquez es el Chenopodium anthielminticum
de propiedades ver mí gas y propio de las tierras frías. (Che
nopodiurn ambrosioides L.), «paico usado universalmente•, según
Pérez Arbeláez¡ quien asigna a la palabra origen aimará.
Tascón la tiene como del Keshua; paiko, «yerba de comer y medicinal.•
PANGANA.-Tascón cree que esta planta es de Nariño y
que la palabra procede del Keshua: ppankana, fiambrera. «nombre
de una palmera cuyo fruto se come cocido; es originaria de
la costa del Pacífico. •
P ANTE.-Arbol de montaña, de- madera dura; produce una
pepa que c.omen los chihuacos. Parece que crece entre los 2.500
a 3.200 metros sobre n. m.
P AP A.-Solanum tuberoswn L. En el suroeste de Colombia
hay entre otras las siguientes variedades: ch(lucha, quata,
pamba, sixe, ojo de buey. Según Tascón es palabra Keshua: pa
pa, «raíz de . comer•; Midd~l)dorf: papa , (quich. die Kartofeln]
Entre las monografías sobre la papa1 no nos cansaremos de recomendar
la intitulada: El solan~trn tuberosum a tra~·es del .de-envolvimim}
tú. de las acti1;idadcs !tumanas, por jorge VARGAS
C. (Revista de [Muse_oNacionai),_T. _V .. Lima, 1936.pp. 1~3 a248
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
porque nos parece mtildeld en ~ú géheto pot ~·1 mHodo~ como por
la erudición cdn que estli escrita; ·
PAPA Y A.t.- naricu papaya L, se produce en tierra& calieh-.
tes hasta los 1.500 metros sobre el nivel del mar. Según Tascónt
d.el Keshua: papaya cfruta dulce y fresca; que es como el melón.•
PENDO.-SÓio tenemos noticia de que esta plan,ta se produce
en tierrras frías y es de hojas anchas y espinosas, propia
para cerc.ados.
PIARAN.-Arbol de tierras templadas, usado para leña. Se
lé atribuyen propieda~des mediéinales contra el cara te. ·
PICHANGA.-0. Escudillá. Tascóh cree que esta palabra
es de origen Keshua: Pichana. ·«escoba, escobilla; todo iustrumento
para limpia~; de piéhil!J, barrer, limpiar, (genero Sida}•.
Es un arbt.tsto ert\pleado por los indígenas para cercados y para
escoba.
PICI-ÜCUMUL.-Arbusto espi~oso de tierras altas. •especie
de naranjiiJa• qúe produce una fruta conocida eh otras .partes
con el nombre qe lulo (lulo de perro).
PICHINCHE.-Yerba de monte, apreciada cohlt> medicinal
por los indígenas. Se produce eh tierras altas y frías.
PICHUELO.-Arbol muy común en tierras calientes y templadas.
Produce una flot amarilla parecida a la del alcaparro. se
usa :para leña.
PILCHE.-Segun Tascón es palabra del Keshua: pilchi,
fruto de la familia del coco, de que se hacen vasos. En el suroeste
de Colombia se produce este átb)l en tierras templadas y
calientes.
PINDO.-También pindu. Del Keshua: pintu, caña delgada,
junco. .
PINGULL0.-0 tunda. Según Tascón del Keshua: pinkullo,
flauta de caña. Es de tierras templadas. El tallo se emplea para
construir una especie de flauta de pan.
PIQUIMULLO.-il,largaricarpus setosus R. et. P. Produce
una pepa dulce. Es planh de tierra fría El fruto se conoce también
con el nombre de nil}zta.
PISPUR ·\.-Arb:.tst) de liern fría, de rrnl olor, • yerba hediond:
i•, empleada p1ra destruir la pulg:t, seg~n uso de los indígenas.
Produce una florecilla de color azul.
PITAHAYA.-También pitajaya. Ctreus p'itnhaya, según
Cuervo Márquez. La hay dé dos variedades: blanca y roja. Se le
atribuyen propiedades medicinales como vermífugo y emétic~.
Entre los indígenas se ere que tiene la virtl:td de hacet crecer el
cabello. Se produce en tieri'as templada-S entre 1.000 a 1.500
metros s. n. m.
POROPORO.-P.alabra del Keshua, según Tascón: de lJttr
·upur-u, •granadilla obl'dnga, de cotteza muy dura; es dulce•. En
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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J~s ti~.rra~ !lH~~ deJ §Ut9§§te «:te C .QJoflJbi~, dpp• ~e produ~~ sif,.,
vestre se la conoce también ~IJ elll9RJbr~ cl1 fllMRQ. Es planta
trepador,a.
POROTO.-Phaseolus vu,lgaris L, S~gúq Tascón del Kes-
11ua: purutu, •fréjol, habjchuelas, judías•. o~ tierras frias y templadas.
Ep algunas partt:s se .la ~mplea eq Ja alimentacjón.
PUCACASPI.-Del Kesllva: puka, rojo~ colorado y kaspi,
iubol? Parece que se trata de un árbol de la familia del caspi, de
tierra fría.
PUCASACHA.-Del Keshua: puka, rojo; y sacha, monte?
Yerba de monte, que de tiempo en tiempo produce uua florecilla
roja.
PUCA Y ANTO.-Arbol de tierras altas y frías. Se le atribuyen
propiedades curativas especia1mente para las erupciones
de la piel.
PU MAMAQUE.-Arbol de tierra tempiada. Produce buena
madera de construcción y para lefia.
PURO.-Del Keshua, put·u, calabazo? Planta rastrera como
la calabaza, cuyo fruto cuando maduro se vacia para fabri-:car
cántaros. Se produce en tierras templadas.
PUSCALA.-Cerastium glutinosum, según Cuervo Márquez
y propia de las tierras aitas de Túquerr
Citación recomendada (normas APA)
"Idearium: revista mensual - N. 16", -:-, 1938. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683686/), el día 2025-05-06.
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