Al QUE LE VENGA EL GUANTE QUE SE lO PLANTE:.
LOS T J\flTUfOS~
SE~II-PERIODIOO, ORIT I OO, SA TIRI OO, 1\IECIIERIOO-PULLOSO.
LOS TARTUFOS .
REDACTOR , EL QU E REDACTE.
EL CRÉDITO.
TiP.ne la riqueza su perfume como l as
flo res , su espuma como el agua, su atm ós ·
fera como la tierra, su espac io como el
U n i verso, s u poe sía como el co razoo, su
espiritualism o como l as ideas.
El cré dito es al diner o lo que el resplandor
a l a lur., lo q u e l a somb{·a al cuer·
po, lo que e l eco a los sonidos .
Se pu~de d ec ir que la ri que za es una
especie de ari tm ética , e n que l os g uarismos
iufleccibles no suman nun ca mas que
la cautidad exacta, esto es, la cantidad
que hai : al mismo t iempo que el créd it o
es una especie de áljebra que nos r epre·
senta por medio de letras fantásticas las
ca ntidad es que se sueiian. .
Aunque pare zca rar o, es ind udabl e que
la riqueza tiene su metafísica, su parte
abstracta , su fantasí a.
El dinero es la rea lidad i el crédito la
ilusion.
C r éd ito, digan l o que quieran l os economistas,
no es mas que p o mpa del capital,
el brillo d el oro, e l r uido del dinero.
Por medio de injeniosas combina ci ones
de cristales, se ha conseguido da r a los
objetos mas impe r ceptibles dimensiones
fab ulosas.
Así es, que al travei del microscopio,
una gota d e agua nos pa reee el mar, un
g rano de arena u na mont_aña: . .
M u cho ántes que la 01encta descubnera
este m edi o sencillo de engrand e cer todo
l o pequeño, la razon, las pa s iones i l os
deseos h ab ían hec ho mares de gotas de
agu a i mundos de g ran os de a r ena.
La razon t omó· po r su cuenta a ese grano
de a r ena que se llama hombre, i nos
lo hace ver por un esfuerzo d e óptica bajo
ln s formas jigantes cas de un Dios.
El amor no qu iso se r m é nos que la razon
i ap oderánd ose de nuestros ojos, coji
ó esa gota de agua que se llama muj er , i
la hizo aparec er sob re la tierra, t an grande
como un oc é ano de felicidad.
L os deseos, ese vidrio de aumento al
traves de l cual miramos todo l o que apetecemos
, nos presenta continuamente mundos
ignorad os i cielos desconocidos, que
· a la simple vista, no son mas que g ranos
de ar ena i gotas do agua, que el vie nto
de u na noche se lleva o el sol de una mañana
di sipa.
El nombre, esa contraseña con que viajamos
per la vida, tampoco qui~o contentarse
c o n l os lím ites propios de su natur
aleza, e inventó el eco prodijioso de la
fama i: el cris tal fantá stico do l a gloria.
P o~ medi o del injenioso m ecan ismo de
la posterid ad, ad q uiri ó el privilej io es clusivo
de irse engrandecie ndo en la misma.
proporci on que se v.a al ej a ndo .
Este sistema in es plicable que con sis t o
en aument ar una canti dad s in añadirle
nada, se interpuso misteriosamente entr e
las íntimas r el acion es de los n úme r os i se
enc uentra me dio escondido· en las primera
s nociones de la aritméti ca.
Ce ro: h é aqu t la demostracion m.atem:
i ti ca de ese s is tema.
Aplíques e el cero a la d er echa de cua l quier
guarismo i la s um a crece indefect i-
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58 LOS TARTUFOS.
1 lem ente, sin que pueda ·d ecirse que se le
h a añadido una nueva cantidad.
La rique za, cuya propension natural es
nume ntarse, debió pensar sériamcnte sob
ro todo esto i debi ó buscar para s í la
aplicacion d e un sistema tan maravilloso.
A fue rza de discurrir, tropezó con un
n y o de luz.
Brill ó a sus ojos el oro como un pensamiento
luminoso, o m ejor dicho, como la
f or 1u a do s u pensamiento.
Jjjl probl ema l e debió parecer r es uelto
a pri mera vi sta. La cuestion era ll enar
u n es pacio vacío i adquirir al mismo tiempo
la felicidad de moverse en todas direcc
i ones.
E l or o por una condescendencia sin
ej em plo se prestó a la prueba, sin duda
1)or la !!odicia de aumentar s u valor.
E ntr egóse a l as terminantes exijen cias
d ,l cuño i la moneda apareció como una
cs p resion feliz, como la fórmula ignorada
d e una idea que todavía no había tenido
su perfecta r epresontacion.
La riqueza adquirió, por decirlo así, s u
p ala bra, s u frase corri ente, su traduccion
l >' (,u ral, i el dinero se hizo el inté r prete
d todo valor abarcando hasta el va l or
i w lllenso q ue u n hombre necesita para vend
;; rs e.
Así empezó el dinero su brillante call'CI'a,
S u mision e ra ll enar el vacío i se hizo
d e oro pa ra deslumbrar, se hizo sonoro
p n a mete r ru ido i redondeándose poco a
}>Oc o consigui ó la figura mas a propós ito
l> ra circul ar rápidamente por la superfici
de In tierra .
Pero todo esto no era en r ealidad mas
q e un p aso ; la ilusion fué desvaneci ó oc
eso i r es ultó al fin :
P rime ro, qu e el resplandor era mayor
q 10 la luz.
Segundo , que era mas el ruido que las
l1U cces .
Terce ro, que la r api dez no co nsig ue jam
~ s que un cuerpo pueda estar a un mis.
1u o tiem po en todas partes.
Suma total: qu e el dinero no llenaba
e1 vacío d el bol sillo público ni o! de los
· l: d si llos particula¡·es.
·En vano corría d e un punto a otro Ba l tando
de una a otra man o, escapándose
s uc esivamente de todas partes para no hacer
falta en ninguna.
E l bolsillo es intransijente como el estómago
i cuando se siente vacío no h¡,i
manera d o convencerl e.
Había necesi datl de descubrir un me dio
más seguro, un procedimiento más
completo, porque el dinero no era bastante
i la r iqueza no crecía con la rapidez
neces aria.
Era preciso crear el microscopio, ol espejo
d e aum en to, el cer o maravilloso.
Un dia la riqueza, fatigada de verse tac
pobre de recu rso¡¡, debió q u edarse dor-mida
. -
Si l os sueños so n algu nas veces las r epresentaciones
engañosas de nuestros máb
vivos dese os, la r iqueza debió soñar que
s e multiplicaba como las arenas del mar
i com o las estrellas d el cielo.
Si lo soñó, debió creerlo; porqu e un a
de las cosas más admirables del sueño, ee
que dcspues de habernos engañado mi!
voces, no hai una vez siquiera que soñando
no nos parezca verdad todo lo ue so ñamos.
La mentira no ha encontrado otra manera
de vivir i así es que muere en e l I!l o,
mento que deja de parece r verdad.
Dea¡:1crtar es simple mente salir de uc
error.
Pero la riqueza se e n contraba en ol caso
de aprovechar hasta el último recurs
i la verdad es, que durante el sueño ha
bia creído en su prodijiosa mul tipli cacion.
No se daba cu enta de có mo habia pe·
dido d ejarse engañar.
Sin saberlo estaba al borde del desou
brirnient o.
El feuóme no que no comprendía, era,
ni más ni ménos, que lo que buscaba.
i Creer en u na riqueza i majinr.ria ! Esto
no cabía dentro d e la cab eza positivol
del dinero. ·
N o obstante, el din ero es calculador i
al fin p enetró e n el secreto.
En él estaba ~l miorosc_opio, el espej
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t.bS TA'R TU FOS. 50 '
de a um ento, el cero in ago t able : allí est ab
a el CRÉDITO .
A esta pa l abra m:íj i cn, el bolsillo se di.
la ta como u n pocho que res pira i se t rasfor
ma en Bolsa.
N ecesitaba un n ombre proporcionado
a su n u eva magn itud.
Existía e l j é rm en de una ra za os cur eci
da, ign or ada, que a ú u no habia encon trado
l a apl icac ion de s us facultad es ; u n
nuevo s ór que necesita ba ot r a at m ós f e ra
par a viv ir i d etras d el cré d ito bro tó el
b anquero, como br otaron n uevas j eneracio
nes d e p l antas despues de las a g uas d el
diluv io.
Le ll eg6 s u vez, i apareció : ántes n o
hab ia t enido na da q u e hac e r so br e la
t i er ra .
H asta entónces n o' s e habían conocido
mas que en e l ma r l os banc os d e arena, ·
e n l os jardin es los b an cos d e piedra, l os
ban q uetes en c i e rtas s olemn i d ad es i e l
banq ui ll o de l os acu sados en todos los tr ibun
ales . ·
De ·r ep ente apareció el Banco.
B anco es l a fac ult a d de d isponer d e m il
no t eni end o ma s q ue qui n ie nt os .
E s d obl a r u n capital con l a mis ma
pron tit ud i con la misma fac ilidad con·
q ue s e d obla un a. esqui na..
E s· omitir d inero i emi t ir papel.
Es e l mo d o sencill o i breve de pedir
d in e ro prestado a tod o &1 mundo por m e-,
dio d e billetes. ·
N o es solamente el mo do senci llo d e
pedirlo, sino tambi en el modo de ·obten
erlo, s in r édito ning uno,
Cré dito, qu e se gun los eco nomistas,
q u.iere d ec ir confianza, es un a palabra q u e
s e aplica indistintamente al bolsillo d e
cu alq uiera..
Más que confianza debia llamars e fr an.
qu eza . ·
E s una promesa que va. de un. punto a
otro con incansable movilidad i que nunca
se cumple por compl e to.
. Cré dito es el dé ficit que no se-liquida
jamas d efinitivamente.
C olóquese un· duro en el centro de· un
c ~r-eulo . de. . espejos i la multipljcacion sal.
ta rá a la vis t a. Tra t á n dos e d e espejos ,
es ta e s una ver da dera es pec ulacio n.
E l q u e t iene un d u ro, tiene muchísimo
má s d e vei n t e reales . Tie ne tant os dur os
como per sonas sabe n que l o t ien e .
P or otra pat·te, el cré dito no es l a me dida
d e lo qu e ·hai, sino l a suma tota l
do lo que d ebía h aber . .Po r eso es tan
gra nde .
E n todo g rano d e trigo h ai una espiga .
No falta mas que se mbra rla , cui d a rla por
es pa uÍQ d e m uchos m eses i que al fiu la
esp iga c uaje i se sazone.
E s t o, como se ve , es minuci oso, la rgo
e i ns eg ur o. El c réd ito es la r á pida abr e viat
ura d tl t od o e sto .
N o n ecesita sembrar el ¡¡; r a no de t ri go
n i cui d a rlo par a trad u cir en pan la e s pig
a q ue no h a na ci d o toda ví a.
E l cré d i to ha ve n id o en ciert o m odo a
Eu st itui r a l a. car ida d . Antes el qu e n o
tenia un c u a rto, vivi a de lim os na ; ahora
e l qu e na ti one dinero vi ve d e crédi t o.
No d ebe es trañars e, p or lo t anto, q u e
el c r éd ito h aga ta nto papel.
Lo natura l, l o lójÍco, es q u e el hombl'e
se coma l o que se le pon e d elan te, i d ela
nte t iene s iempre todo lo q u e es t á po r
v enir.
El cré di to ha sup rimido el t ie m p o i ha
bo r ra d o e l es pacio.
L o que p u e de ser al g un a. ve z es ya, ha
d ic ho i es .
L a fu erza de todo sofis ma consist e en·
h ace r que las cosas se an l o co nt r.ari O' d·e l o
qu e son . .
Así es que se ha hec ho del crédi t o una-.
inm e.nsa r iqueza , ~i e ndo por e l co ntrar io ,
u na mmen sa neoes tdad.
N os p arece q u e es l o q ue so bra , cua ndo,
no es mas qu e l o que falta . .
ZARA NDAJAS.
F·AB ULAS POLITICAS.
EL BURRO DIPU TADO •
Ci erto arrier o te ni a
U na cr ecida r.éc ua d e pollinos, ·
Con la cual a. sus hij os mantenía
Penando todo el añ Q en los oam inaa, s .
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LOS TARTUFOS.
. Queriendo el int'"eliz; púes ya ora \'iejo,
-Conserv.ar algun tanto su p_ellojo,
A un criado entregó su arriería,
D ándo le un bue n salario cada di a;
'I é l se quedó en su casa., disfrutando
Sosegado i tranquilo . _
. De un caudal que juntó, no mm pequeno,
,Del descanso privándose i del su eño.
. Salió por fin ·el mozo a su jornada,
I llegando a la noche a la posada,
Le dió a cada jumento
La mitad nada mas de su alimento;
I echó la otra mitad en su bolsillo,
Para hacer lo que llaman el ·trapillo.
La jornada siguiente
A sus bun;os cargó muí dilij ente,
I a pesar de lo escaso d el sustento,
En cargarlos tal vez con d emasía
N o se anduvo con tiento;
Pues al mirar que alguno se rendía.,
Su vara. levantaba,
I con golpes terribles le ayuda.ba.
Siguen los pobres asnos su camino,
Do su fiero destino
Qu~jánddse en silencio,
I a paso apresurado,
A cual mas de la carga fatigado,
Entre Hiel sol se ausenta o no se ausenta ,
Llegaron a· uno. venta,
D onde, habiendo soltado el peso enorme
Que sobre el dé bil lomo condujeron,
I libres ya tambien de su uniforme,
Al pesebre sus pasos dirijieron.
Con borrical anhelo allí esperaron
El pienso, en que pensaba o pensarian;
La venta con rebuznos atronaron,
l\1as la paja i cebada no traían.
El mozo a media .noche condolido,
(Que a tanto rebuznar .nadie r esiste),
A la cuadra llegó medio dormido,
·r a la récut~ encontró penosa i triste.
Dicen que a alg uno ·halló casi difunto
Por el hambre i los palos que sufriera,
.I su corta racion lo llevó al punto,
,Por temor de que al oabo se muriera.
¿Cómo hemos de llevar, todos decíAn,
La carga tan atroz, que tanto pesa,
Si la pobre raci oo que nos envían,
Es corta i ol tra.bajo nunca cesa?
Entó nces los murmullos borricales
De la cuadra los ámbitos llenando,
Se fueron escuchando
C ada .vez con ma s fuer¡~a i mayor brío;
Porque lo s animales
El rum or aumentaban
T. .. uc hancl o fieros con el hado im pío:
I d e hambre ya fren étic os masca ban
El pese bre fat al, que un tiempo bueno,
D e paja i d e cehada hallaron lleno.
Viéndose en este trance tan t e ~rible ,
El burro mas sensibl e
Q ue entre la r écua habi a ,
Dijo con ·V OZ entrecortada,
I p e gando e n el suelo una pa tada :
-Compañe ro s, oid por vida mia:
Que mi é ntras no he pensado,
Quizás he discurrido bravamente
El modo de evitar que ese m alvado
Entre 5us tristes ví c timas n os cuente.
Los bur ros empinaron las orejas
En señal do que estaban at e ndiend o,
I e l b orrico orador siguió di ien despierto,
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' LOS TAI~TliFOS. 61.
I que no babia perdido
Una sola palabra de l disoursQ,
e en me di o d e .la réc ua dil a tad~,
I en una cua dr a op a rte lo coloca ,
E chánd ol e a l a v ez paja i cebad,a
En cantida d no p oc a.
D ado y a e l prim er paso ,
~E lm o z o . se le puso allí delante,
I asi l e di jo : Acas.o '
1\1e juzg as mui distante
D e sabe r v ues tras l ocas preten siones :
Pues sab e que es cu ché vu es tras razones.
S é tambi en, q ue t ú fu ist e el elejido, · ·
Para habl ar co n el am o,
I por es .o t e llamo , '
I solamente a tí uie he dirijid.o.
.Escúchame, i· si si g u es mi consejo,
•Pronto no h as d e' cab er en el pellejo.
Si al amo vas contando
Lo que os está. pasando,
No lo dud o tal vez p ondri remedio,
Bus cando o tro sirviente;
Pero n.o es ese el medio
D e enc o nt r a r q u e co m er sobradamente.
Q u e el qu e en este lugar me su stituya
· Q uiz:í con to dos de una vez concluya.
I tú, pu es que la. Sl.le rte te es propicia,
No quie ras des prec iarla en e ste instante.
Q :.te vale mns v ivir con la malicia,
Aún a co sta ·d e l míse ro ig norante,
Que pres umir d e h onrado en esta era,
I llevar la bai'ri ga mui lijera.
Tú irás a ver al amo sin t ardanza,
I así con se rvat· án la confianza
Q ue en tí h ap d epos itado
Esos que t e eliji cron Diputado .
Entrarás en la c as a mui contento.
'¿, Cuál la cau s a dirá n pe esta v e nida?
I tú en aquel momento
Le dirás que la récua agra.deoida
Al solícito trato gue me debe,
Por tí a mostrar su gratitud se atreve,
Si esto· hicieres, así cual te lo encarg~,
~a. comida. tepdrás ¡¡iempre :que quiet-ál!
Abundante i sobrada; i sin embargo
De que tan regnla!lo has d e ep.cp!Jtrarte,
Tus cargas serán cortas i lij eras,
I yo tratat:é bien de . Elngalan~t~ te.
l~a carga de los otros .¿ qu é te itppor.ta
Que sea mui larga i lá racion mui co r. ta ?
Al escuchar el a.sno estas razo ne s ,
01Yidó su fatal filantropí~,
I ceqiendo a las malas ,. tentaciones
Que de comer tenia
m par~ido abrazó que le brindaba
La vida regalpna a que aspiraba.
A las mil ma.ravilla.s
Junto ~l amo evacu{J su comct!do ;
I ya de V!l E: lta en premio de su celo
'Ii' iel el mozo cumpli.ó lo prometido ,
Sin causa r el má s mínimo r ece lo
A los pobres borricos, que le honraron 1
I a su lealtad mentida se entregaron.
Pero los infelices advi~tiendp
Que su sue\' t e ,fatal no mej oraba,
J se iban consumiendo, ·
~Iartos de l eña, fal t os de comida.;
I al ,ver cual engordaba ·
.El ·Di putado en ~u poltrona . vida
Acudieron al du eño, pero en vano;
Porque és te, preparado .de antemano
P or 11\ astu c ia d el mozo fementid o,
A S l,IS contínua s qnejas.po dió oido;
I ellos al cabo de hambre sucumbiero n
.P or la .t rai <; ion ·del burro que ~liji e ron .
E l oro vil, los t ít!tlos i ho no res
A los lertle$ tornan en tr aidor es .
P uE BLO : Si al avarie nto
Fías de tus derechos la defe nsa,
T endrás por 1·ecompensa ,
La q¡te a .sus co?J?.p añeros dió el fum ento .
LO S PERROS I L.AS GALLI NAS .
Un cazador mantenía
Entre una pot: cion de , perros
L os dos perros ma s goloso s
Q ue hube nunca entre pod encos .
Los tras to s de la cocina
Andaban sie mpre revu'eltos
I no hnb ~a cosa e.n ln cas~~>
;Bast ante seg-qra .de ~llos .
Entre las mil travesuras 9ue sie~pre estaban.,hacieuAo
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LOS TÁR'rÚFO'S.
Discurri eron una noche
Asaltar el galli nero ~
Porque, es muí duro, decí an ,
Ver que el amo esté comiendo
U ua hoi i otra ma ñana
Con admirable contento,
I a nosotros, infolioos,
Solo porque scmos perros '
N os echen, como por lástim a,
E l dosperdi·cio i ·to s huesos.
Ya no Ínas en este dia
T an comedidos serémos;
I pu és que lo hai en la casa,
Siquiera una vez hartémo nos.
Entónce un galgo, que estaba ·
Escuchándolos, mui sério
1 maravillad o dijo.:
- ·¿ I cómo ha beis de hacer eso ?
Con un animal, qu e apónas
Pe rcibo algun movimi ento
Atruena toda la casa
Con su fatal cacareo ?
- Po r múi poco se fatiga,
Con testó al punto un podenco,
Cuando no ha i cosa más facil
Que lograr nu es tro deseo.
¿ De qué moc1o? -De este modo :
Es.cuchadme un rato atentos,
1' oireis un plan, que no ha habido,
Q ui e n mejor lo haya propuesto.
Maña na al volver ·de caza,
Cuando el amo esté comiendo,
S in que mi au se ncia se note,
JH:e· esc urriré al gallinero.
Alcanzaré para todos
l\1 edia 'docena a lo mé nos ,
I las llevaré hasta el sitio
En·donde las comeré mos.
~o procuraré matarlas,
Con . tollo el mayor silencio,
Pues habilidad me sobra
Para lances tan espuestos. '
]\'(~~ voso tros, por si acaso,
En algun avance yerro,
Cón el cuidado estareis,
I b oyendo algun estruendo,
Procurais hac er ruido
P orque no se entere el dueño, ·
I perdamos de ese modo
Un botín de tanto prec io .
Cuan{}o oyeFon el di sc urso
Que hizo el astuto podenco,
].J OS perros, que ·Jo escucharo n,
Mil parabienes le dieron.
En el venidero dia
T odos vol vieron di spuestos,
I aunque era grande el cansancio,
Era mayor el contento.
Al fin el momento llega,
I audaz se encatnina el pe r ro
A su empresa tem eraria
Ansios o· de pon er térmi no.
Los otros perros quedaron
Cerca del amo , atendiendo
A si algun ruido sonaba,
Para sofocarlo presto.
Dió el cazador un avance,
I el gallo cay ó en el suelo,
P or sus formidables dientes
Atravesa do el pescuezo.
U na gallina ·al segundo
Pilló con el mismo acierto
I otra despues i luego otra,
Todo con g rande silencio.
Alegre con s u fortuna,
A avanzar volvió de nuevo ;
Pero en esta vez no estuvo
En el golpe tan CE1rtero.
Comen zó, pues, la ga..tlina1
A cacarea r de reci o,
J; al percibir el ruido
S e alborotó el gallinero.
Apéna s que lo escucharon
L os centinelas de adentro,
Todos al amo· rodean
I le h a·lagan con estremos.
Unos ahullan, otros ladran,
Otros con locos festejos
Sus plantas lamen ansiosos,.. ·
Con el fin de distraerlo.
Al fin su intento lograron:
. · Las poores aves . mul'ieron;,
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LOS TARTUFOS. ~3
Sin bastar a libertarlas
S u ajitado clamoreo.
Pu es apagaron sus ayes
Co n la adulacion los perros,
Porque ol d)leño no uscuchara.
Sus tristísimos la me ntos.
, , IJ e los PUEBLos los clamo r es
.JVunca al podm· Zlega¡·án,
lliiéntras cercándole están
S e.rvi/Js ad·uladores .
REMITIDOS.
IIOLGA.~ZA.S PIADOSAS.
Era el año de 1875 , año de intrig as,
de candidaturas oficiales, de disp u tas i ca·
mo rras eleccionarias. Eotónces se encon t
raba reunida en es ta ciudad una quisicosa
que llama ban L f!Jz'sla tzwa. ¡ Qué zamb
ra aq u ella! Qué Licurgos esos!
En aquellos d esdichados tiempos era
manía procede r en todo al r eves, i po r
e nde se escojia par a lo s pu estos públicos
l o pe or de la fami li a ,catqlica.
. E l catóvico do~;~ Reca redo q ue sentía alg
unos tem orcill os tocante a su anhelada
reele coion hizo elcjir Diputa dos a su gus .
to i d e confi anza, valiéndose pa ra ello de
. un fabrican te de candidatos que estaba
.. da do por Cabüdo como buen es cojedor d e
jeut e apta para l ejislar . ¡Ah tiempos
aquellos, cuándo volve r á n !
HoJ;Dbres de cáscara am arga, convertidos
, de l a noche a la mañana, en sap i en .
t ísimos, h onorabil ís im os e il ustrísimos l ejisladores
, con el don por d e l ante, se des .
h icieron en eli jir i encomi ar al si n par
. don Recaredo, i le conc ed ieron patente
de pri vil ejio po r las bestialidadeB com etidas
i por cometer,
N uestro ho mbr¡¡, -apcsar de su prover-b
ial avaricia, quiso echarla de ob seq uio·
. s o i gastador para ser grato a sua Di -
putados, i de bu~nas a pri.meras tomó la
. heróica re so lucion de dar algo qu é m eter
debajo de la nariz a los in-apetentes l ejisladorea;
i de boca en boca corrió la voz
de que el J;>rc:;idente del Estado iba ~
honrar con una c e na a los miembros. d e
la lwno¡·ab le Lejislatura.
La cenata. estuvo digna de don Reoaredo:
poca carne, alg o de golosinas de
entretenimiento den"tal i bastante aguardi
en te del que se confecciona co n cal, yer·
vabuena i gotas amargas. En c u anto a
compostura i ó rde n por parte d e los convidados
ba st a decir que una moliendct de
oaña, a me di a noche, en casa de ba lcou ,
co n trapich e nuevo, tirado por bueye s sin
amt.n sa r, apé nas daría ide.a de la algazara
i d es.ó rd en que caraotet:izó el ambig li
villista.
Qué .diantres ! Se había ofrecido un di sparate
i . era prec is o .cumplir la pt.l ab ra ,
sa liera l o qu e saliera, con t al que no costase
muchos r ea les .
D e las n u eve a las di ez com enzó a entrar
la p eonada i a cto continuo se dió prin ..
cipio a "La gran merienda de vo ga1. "
¡Santo Dios! Qué bebedera aq u ella ,
qué hambre aquella! Los p ocos blancos
que h abían concurrid o comprendie,r on
t emprano e n lo que iba a parar tanto em.
pinar e l c odo , i con di si m ulo se fueron
desgranando para la s posadas, quedando
en el circo solamente lo s anim ales de una
mi sm a especie.
E n el bullicio d e l a algazara lejisl ativa,
e n el ru ido incesante d e los vasos que
subian i baj aban, a lte rna t i vamcnt@ , de la
mesa a los l a bios, se dis t in g u ía l a voz ce tentó
r ea d el Diputado Papana t as, que en
alas de patriótico en tu siasm o, b rindaba, o
mas bien anillaba e n h onr a del j cneroso
R ec ar ed o, profundo polí tico, h éroe sin rí·
val i futuro e inf,dib le P r esidente de Co l
omb ia. I en tr e fr ases peculia r es a l l eog
u aje t abernario ce.cbraba la l arg ueza i
de sp rendi miento adm irab l es de l gran Majistrado
d es tinado po r la Providencia para
lab rar la dicha de los a ntio queños aquí
abajo i l a bie navent u ranza en l a eternidad
. ¡ Lo qu e pu ede un trag o a tiempo !
Sentarse i comer con rapid ez te l egr áfica,
oomo si se tratase d e es pedir una l ci
d e sobre-su el dos, todo fué u no. Devoraron
oomo la ngos tas lo que había. d e maso
tic able al a lcance de la mano. Al fin hambre
de _D\putado ail !loo! Eo, medj9 d e
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
LOS TARTUFOS.
tan descomu-nal algarabía, no pasó ' desa·
percibido un t asgo de paternal solicitud.
Cierto Diputad o, en un momento de lú·
cida beode~ , 13e a'Cordó de nus tiernos pi m·
pollos, i queriendo llevarlos una muestra
del festín oficia l, atestó los bolsillos do la
levita i del pantalon, i ademas, un pañuelo
de muselina que traía, de los confites,
pedazos de carne, pan i otros com estib l es
para regalo de s u prole. r-Tasta una muñe·
ca de azúcar que babia sido puesta para
adorno de la m·eaa cayó en las manos muertas
del Diputado, qui en, para m~s fácil
trasporte, la hizo trozos ya que íntegra
no era posible acomodarla i ocultarla en
un· so lo bolsillo. A dios , muñeca;· adios,
confites.
El licor no se estuvo ocioso, · i comen·
zó a revolver l os honorables est ómagos;
pronto el vómito, haciendo t errible es·
plosion, produjo un estrépito jene ral que
alarmó a los espectadores. Los que no es·
taban en el· secreto, al o ir tamaño al boro·
to, croyeron que era el maestro 1\iart.in
que, con la bomba de apagar incendio,
estaba celebrando a jeringazos el 20 de
julio de 1810, único modo qnc entó nc es
se conocía para fe stejar esta fecha inmor·
tal. Pronto salieron del susto i al saber
la verdad estallaron las risotadas del pú·
blico d'espiertO',
Los que al di'a siguiente se a·cercaron
al teatro del banquete decían que aquello
se parecía más a la cuadra de una gran
brigada gue al edificio doude todo un espléndido
Presidente babia obsequiado a
los Representantes del pueblo.
I las malas lenguas ee han atre vido a
decir que hasta parte de la vajilla de platina
corrió peligro, a causa del bo chinche
de ir a adornar l os armarios de los mo11~
tes do piedad de los Chilicos que tanto beneficio
hacen al pt'reb-lo pobre i necesita·
do de 1\iedellin.-'R. DE V.
UNA DE TAN'l'AS IIIS'l'O RIAS;
, Enriquito era una especi e de muñ eco ,
cbi~uitio, delgado como un huso i tieso
com'o un alfiler, Jo q ue le valió el apodo
esp rc í vo de '· Sota de bastos ".
Cuando todavía era un pollito sin emplumar
sintió los espelusn os del hambre,
i a fin d·e acallar lo s rujid os de su elásti'co
vientre, se presen t ó a don Recaredo,
le bati ó todo el humo de una libra de in·
cicnso i Jo adoró como a su D io s i Seño r ,
E ste acto de sublim e dignidad le valió a
nuest'ro Enriquito un r egu lar empleo pa·
ra ir llena,ndo la tripa i amolar la~ uñas.
Llegó la revol ucion i el mocozuclo que
ya era todo un Coron el, sin sulir a campaña,
apareció comien do a dos carrillos i
buenos bocados : teuia sueldo corno empl
ea do civil i percibía racion como mi·
lit.ar.
E n este u ltimo oficio estaba haciendo
tan rápidos progresos que fu é una lástima
que esa n otabilidad en ambic ien fra·
casase, gracias al 5 de ~ bril; pues ya ea·
bia estender situaciones i presentar como
fuerza disponible la que no existía, pero
él llenaba las li stas con los nombr es de los
contribuyentes para caminos! El hombrecito
_iba a vaozando a pa so de carga por el
cammo del verdad ero patri otismo.
_Seg uir émoa otro d ia pintando al patnota,
al deno dado, al fentit, al gallardo do1¡
Enriquito Pelagallos .
El 30 de julio del año de l 8i6, hubo
la oonversacion siguiente, entre el doc tor
Marceliano V é lez i el presbítero Aldemar
Palacio, C11ra i Vicario de Yarumal
en Jericó, i en la casa del presbítero Ra:
mon Cada vid: dijo el d octor V élez al
presbtero Palacio: "Si triunfamos en la
revolucion que vamos ~ hacer, todo lo
que sea soldado raso lo darémos libre ·
pero a todo Jefe i a todo el que teng~
ul g un cargo, se fusilará "; i r e pondió P a·
lacio: "Sf, as( debe de se r , para acaba r
con esa semilla, i que d entro de 50 años·
no vuelva a resucitar " .
Eotónces V élez, se dirijió a un jóven
que estaba escuchando aqu el diálago i
le dijo: "Qué buen soldado está este jÓ.
ven".
Imprenta del Estado- -Director Manuel de J . Barrera,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"Los Tartufos: semi-periódico, crítico, satírico, mecherico-pulloso - N. 8", -:-, 1877. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3682300/), el día 2025-05-02.
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