Publicada por la editorial Cromos en 1925, esta es la primera edición de De sobremesa, la única novela que se conoce de José Asunción Silva. María Mercedes Carranza recuerda en un libro conmemorativo sobre el poeta bogotano publicado en 1996 que los editores se basaron en los manuscritos de la novela, cuya ubicación se desconoce actualmente. Una segunda edición, a cargo de la editorial Minerva, apareció después con pocos cambios, por lo cual este volumen ha sido la fuente primaria de posteriores ediciones.
Biógrafos y estudiosos de José Asunción Silva, como Enrique Santos Molano, Fernando Vallejo, Ricardo Cano Gaviria y Eduardo Camacho Guizado, coinciden en que el poeta bogotano escribió De sobremesa luego de su regreso de Caracas como delegado diplomático, en 1895. El vapor que lo traía desde esa ciudad naufragó en Bocas de Ceniza (Barranquilla, Colombia) y el poeta perdió allí buena parte de sus manuscritos. Durante los primeros meses de 1896, Silva se dedicó a compilar los poemas que agrupó en El libro de los versos, a organizar financieramente la fábrica de baldosines que tenía en mente y a reescribir De sobremesa, novela que dejó lista a principios de mayo, antes de su muerte. Al respecto, Baldomero Sanín Cano escribe en sus “Notas” a José Asunción Silva que el manuscrito de la novela tiene dos partes. La primera, expresa Sanín Cano, “encierra la sustancia de una serie de novelas cortas escritas antes de 1849 y que desaparecieron en el naufragio del Amèrique, en 1895”. La segunda, continúa Sanín Cano, “está premurosamente ejecutada. Parece obra de otro autor”.
Enrique Santos Molano relata en El corazón del poeta (1992) que los manuscritos de esta novela, así como de El libro de versos y otros documentos, desaparecieron del escritorio de José Asunción Silva en la fábrica de baldosines, en mayo de 1896. Aquellos documentos terminaron en manos de Roberto Suárez Lacroix, primo lejano del poeta, y solo hasta 1925 el político Gustavo Santos Montejo rescató los originales, que recibió en mal estado y al parecer incompletos. Ese mismo año publicó la novela en la edición que aquí se presenta. Fernando Vallejo comenta en Almas en pena chapolas negras (1995) que los papeles originales de la novela tenían un dibujo de una mariposa en la portada, la misma que se reproduce en esta edición, y que se titulaba “De Sobre Mesa”. Debajo del título estaban las fechas “1887-1896”.
De sobremesa apareció casi treinta años después de la muerte de José Asunción Silva, cuando ya se habían editado algunas antologías de sus poemas. El argumento gira alrededor de José Fernández, un escritor latinoamericano acomodado, rico, culto, dueño de una casa lujosa y de personalidad refinada, que reúne en su sala a un grupo de amigos que le piden que lea en voz alta los manuscritos de un texto que cuenta detalles de su vida. Fernández lee los pasajes, organizados a manera de diario, y los intercala con digresiones sobre el arte, la literatura, el lujo, los objetos y las drogas, entre otros temas. Desde su publicación, la discusión sobre las semejanzas entre José Fernández y José Asunción Silva ha sido eje de estudios y aproximaciones a la novela.
En un capítulo dedicado a De sobremesa en su libro La novela hispanoamericana de fin de siglo (1991), el académico e hispanista Klaus Meyer-Minnemann recuerda que esta novela no tuvo mucha resonancia cuando fue publicada, pues a Silva se le conocía sobre todo por su trabajo poético. Solo hasta los años 60 y 70, señala el investigador, y gracias al trabajo de Juan Loveluck, Ludwig Schrader y Edward Sarmiento, la obra empezó a considerarse en la academia y la crítica. Las valoraciones son diversas. El ensayista Rafael Gutiérrez Girardot enmarca a De sobremesa como “el único ejemplo pleno en las letras de lengua española de una variedad de la épica, esto es, la «novela de artistas»”, seguidora de una tradición que incluye, entre otros, a Oscar Wilde o Joris Karl Huysmans, dos de los autores predilectos de José Asunción Silva. Eduardo Camacho Guizado ubica a De sobremesa como una obra que engloba la sensibilidad modernista y afirma, en la introducción a la Obra completa (1977) editada por Ayacucho, que es “la primera novela urbana y la mejor de las que produjo el modernismo en nuestro país”, aunque también señala que “adolece de grandes fallos” y “no llega a tener gran decoro novelístico”. La académica Rosa Pellicer propone una mirada similar al afirmar que De sobremesa “representa, pues, el punto de evolución de la novela finisecular hispanoamericana, que dará lugar a distintas líneas de desarrollo”.
Citación recomendada (normas APA)
José Asunción Silva, "De sobremesa", Colombia; Francia:Casa Editorial de Cromos, 1925. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3681664/), el día 2025-05-03.
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