o lii Bogotá, Septiembre 16 de 1899 NUM. 117
DRGANO DEL MI NIST ERIO DE GUE RR A Y DEL EJERCITO
--~·~--
DIR~CTOil AD-HONOUM, FRANGISGO J. VERGARA y V.
Coron el, Mie mbro d e la Socieda d Colombia na de Ingenieros
·Q~2~~~~~2~~2~222~~~ ~ 2~2~2~2~~2~~22~2~~~222~~222222222222~2~ ~l~
Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefe» y
Oficiales del Ejército de la República
~~~~l~~~~~~~~~~~~~b~~~~~~~~~~~~~~l~~~~~~~,~~~~~~~~· ··~···~· ~
OFICIA L
que deroga la número 111, de 2. 5 de Enero de 1897, sobre pasaportes
Minist~rio dt· Gu~rra -Sección 1.a- B ogotá, ., de s~ptinnbr~
de 1899
CO , SIDEkANDO
Que en el Decreto ejecutivo número 1 53, de 31 de Marzo de
1897, orgánico de la Contabilidad militar, quedó reglamentado el
· ramo de pasaportes militares, con arreglo á los artículos 8, 14 y 16 de
la Ley 39 de 1896, quedando, por consiguiente. virtualmente abrogada
la Resolución número 1 1 1 de este Despacho, fechada el 2 5 de
Enero de 1897, que dio al mencionado ramo una reglamentación tran itoria
SE RF.SUELVE
Revócase la Resolución número 11 1 de este De pacho, sobre pásaortes
militares, dictada el 2 5 de Enero de I 897.
Comuníquese y publíq•1ese.
El Ministro, JOSÉ SANTOS
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162 BOLETÍN MILIT.!.R
sobre nombramiento• de Oíicialea menores del Ejército
Ministerio ae Guerra-Sección I. •-Bogotá, 11 de Septiembre de 1 88g
En consideración á que con arreglo á los artículo;; 77 y 92 del
Código Militar, corresponde al Poder Ejecutivo el libre nombramiento
de Oficiales inferiores del Ejército, lo que puede hacer directamente
al tenor de aquellas disposiciones, ó mediante propuestas de
candidatos, pedidas en cada caso al Comandante en Jefe, 6 á los Comandantes
generales divisionarios ó Jefes militares respectivos conforme
al artículo 8 I del Código Militar,
SE RESUELVE
El Poder Ejecutivo hará en adelante libremente los nombramientos
de Oficiales inferiores del Ejército. En consecuencia, revócanse las
siguientes resoluciones: la de 25 de Mayo de 1896, que dispone la formación
de ternas en los Estados Mayores para los nombramientos citados;
la de 5 de Marzo de I 897: que señala requisitos á los Oficiales
propuestos como candidatos, para llamarlos al servicio; y la I 3 de Marzo
del mismo atio, que adiciona la de 5 de Marzo, indicada.
Comuníquese y publíquese.
El Ministro, JosÉ SANTOS.
RepúP/i, a de C ,/ombia-Ejército permanente- 1 • Brig~tda de la 1. a
Divúión-Batallon Nariño número 4.o
Sr. General Jefe del Estado Mayor General-Bogotá.
Para dar cumplimiento á lo dispuesto en el artículo 156 de la Orden
general del día 3 de Abril del corriente año, paso á rendiros el informe
correspondiente, de regreso de la población de Tau a, donde me
hallaba destacado con una guarnición de quince hombre . Antes de separarme
de allí, me permito hacer mención que en dicha población se
encuentra en la parte Sudoe te, una elevación de tierra como de 400
metros de altura, de de cuya cima se divisa la ciudad de Ubaté, la laguna
de Fúquene, las poblaciones de Nemocón, Cogua y parte de la
ciudad de Zipaquirá. Esta elevación de tierra, después de estar ocupada
aunque sea por una pequeña fuerza, no puede ser flanqucablc por ninguno
de sus costados.
En lo que se refiere á la población, ésta es sumamente escasa de
recursos para una tropa. El día 9 del presente y acompañado de los individuos
ya indicados, salí de dicha población con dirección á Zipaquirá
á las 9 a. m., y á una ¿istancia de tres leguas encontrámos un pe-
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BOLE'l'ÍN MILITAR 163
queño caserío denominado "Casablanca," situado en una hermosa planada;
allí pueden encontrarse recursos para una tropa. A una legua, 1
por la misma vía, encontrámos el río Neusa, obstáculo que se presenta
en tiempo de invierno por carecer de puente. A dos leguas encontrámos
la población de Cogua, donde también pueden encontrarse
recursos, y sus habitantes son hospitalarios. A las 3 p. m. llegué á esta
ciudad, después de haber recorrido el trayecto de seis leguas.
En el trayecto del camino no encontré más observaciones que hacer
sobre posiciones militares.
Dios guarde á usted.
El Comandante de la guarnición,
IND ... LECIO CORREA
República ae Colombia-Drpartamento de Cundinamarca-Zipaquirá.,
Mayo 19 de 1 899-Ejérczto Perma11ente-1 ~ Brigada de la I.
Diflisión-Batallón "N nriño" número 4· 0
Sr. Coronel primer Jefe del Cuerpo
Por vuestro honorable conducto y en cumplimiento de lo dispuesto
en el artículo 156 de la Orden general, tengo el honor de rendir el
informe al ciudadano General Jefe de Estado Mayor general del Ejército,
de mi comisiÓn:
El día 10 de Abril de 1899 salí de esta ciudad acompañado d .
quince individuos de tropa, en dirección á Nemocón; la distancia .(le
aquí á ese lugar es próximamente de 12 kilómetros; á un cuarto ,(1
hora de esta ciudad parte, por la derecha, un camino que conduce a
Gachancipá; media hora después y por la vía de N emocón, en el punt()
denominadoLa Granja, se trifurca el camino en uno que toma hacia Cogua,
por la izquierda, uno por el centro á Nemocón, y otro por la derc
cha que va á Gachancipá; un cuarto de hora adelante por el centro r hacia
la izquierda arranca el camino para Chiquinquirá; á poca distancia de
elita bifurcación se encuentra un puente de construcción e pafiola sobre
el río Aguatá, y de este punto se continúa el camino ha ta emocóa
sin tener observación que hacer, pues e una buena carretera con tlll
peq uefio dc~ni ve l. cmocón estrt situado al pie de un ramal de la Cordillera
Oriental, con temperatura media de trece grados del centígrado;
es notable por su minas de sal, agricultura y la ceba de gana o_
En el trayecto comprendido entre esta ciudad y emocón no ha .,
e? mi humilde concepto, posición militar alguna que merezca mcn
c10narse.
Dios guarde á usted, Teniente, LUCAS JIMENEZ C..
República de Colombia-Ejército Permam11te-1.• DifJiJión- BataUó
".Á)'tlCttcJ¿(), 11Úmero 3· 0
·- f.& C ompaiíÍa
Sr. General Jefe de Estado Ma)or general, por conducto del Estado Mayor divisionario.
Dando cumplimiento á lo dispuesto en el artículo 156 de la Orden
general del día 3 de Abril próximo pasado, os rindo el informe oc.-
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1G4 BOLETÍN MILIT.!.R
rrespondiente á la comisión que se me confió el 18 del pre~ente para
conducir el correo de encomiendas á la población de Fusagasugá.
Día 18- Salí de esta ciudad á las cuatro de la tarde, acompañado
de un sargento y de un cabo segundos, y tres soldados, y tomárnos el
camino nacional, del cual se aparta, á la izquierda, el que conduce á}:¡
hacienda de Tunjuelo, y sigue á la derecha el que va al Puente de
Bosa y á la vecina población de Soacha.
A las cinco y media de la tarde llegámos al puente de Bosa, en
donde pernoctamos, por haberme informado el correísta que, al seguir,
era difícil encontrar posada á hora oportuna. El camino recorrido es
plano y arenoso, y el puente ya mencionado tiene aproximadamente
diez metros de alto por otros tantos de largo y cinco de ancho, sostenido
¡>or tres arcos que dan 2aso á un caudal de aguas bien abundante.
Día 19- A las cinco y media de la mañana salímos de este punto
en dirección á Soacha, trayecto que se recorre en hora y cuarto, y
que tiene á sus lados valiosas haciendas cubiertas de sementeras. La población
no es escasa en recursos; tiene s,ooo habitantes y una temperatura
de 1 so.
A las siete y veinte minutos tomámos camino, y á la salida de la
población se encuentra el que conduce á la hacienda de Canoas y ciu<
iad de La Mesa. Llegámos al punto de Puerta de Teja, en donde parte
un camino para el Salto.
De Puerta de Teja se sigue á la hacienda de Puerta Grande, )r~.
que agrega á la fertilidad de sus terrenos la abundancia de aguas.
A las diez de la mañana llegámos á la hacienda de Sibaté, en don<
le nos demorámos un cuarto de hora para almorzar; en esta hacienda
hay abundante cría de ganados y suficientes recursos.
De aquí seguímos el camino de Fusagasugá, que es de herradura y
montañoso. A los doce y media llegámos al alto de San Fortunato, en
donde hay una altiplanicie: á la una Jlegámos al punto llamado Las
Cuevas ; de aquí seguímos á la una y media, y diez minutos despué
llegamos al Peñón, de donde se divisa el valle que redea á Fusagasugá.
De aquí se toma camino montañoso, quebrado y de bajada, en el que
abundan las agua . A las tres y media llegámos al sitio llamado
Gu1dualito, en donde hay un puente cub1erto de zinc.
De aquí se toma travesía que se anda en diez minuto y se llega al
Mermejal, continuando camino de herradura y montañoso.
A las cinco y cuarto de la tarde pa amos por el punto llamado
Los Luceros, quedando á sus lados las haciendas de Piamonte, La Palma
y otras, cultivadas de café, cte.
A nue tra llegada á Fusagasugá, é inmediatamente de pués de entregado
el correo, me trasladé con la escolta á la casa de la Prefectura,
en donde nos ho ·pedamo .
A los Sre . Prefecto y Alcalde di cuenta de mi comisión, sin noedad.
Fusagasugá e abundante en víveres, y en especialidad son muy solicitadas
en las plazas del interior sus panclas y mieles. El clima es
:¡ano, y tiene aproximadamente 8,ooo habitantes.
Las vías principales conducen á esta ciudad, á Arbcláez y Pandi r
á Pasea.
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DOLETfN MIL11'AR 165
No hago relación del regreso, porque habiendo recorrido la misma
vía, lo creo impertinente.
Dejo así cumplida la comisión, y espero perdonéis los errorei ó
deficiencias que halléis en este informe.
Bogotá, Mayo 2 5 de I 899.
Señor General.
JUAN A CARDOSO
República de Colombia-Ejército permanente- 1 .& DiviJivn-Batallón
'' Ayacuc/¿6" número 2. 0
- 3· • Compañía.
Sr. General Jefe ele Estado Mayor general.
Doy cumplimiento á lo ordenado por la Orden general que dispone
rindan un informe los Oficiales que desempeñan comisiones, y paso
á rendir el que me corresponde, relativo á la qu~", conduciendo el Correo
de encomiendas, desempeñé de esta ciudad á la de Zipaquirá el
día diez del presente.
La vía férrea mide cuarenta y nueve (49) kilómetros de extensión,
los que recorrimos en dos horas, esto es, tomando el tren de cuatro de
la tarde en esta ciudad, y llegando á aquélla á las seis.
No es posible marcar las distancias precisas entre una y otra estación,
porque la velocidad del tren está sujeta tanto al terreno que recorre,
como á los obstáculos que puedan presentársele, y también á la
urgencia que tcn¡a de llegar á puntos determinados y horas fija .
La población de Zipaquirá es rica por sus producciones agrícola
y la excelente calidad de sus pastos; pero si hay algo que la haga notable
son sus Salinas, que se explotan desde los tiempos de la Conquista
y que cada día presentan mayor fuente de riqu~za pública.
Zipaquirá tiene un abundante mercado cada tres días, y su población
puede calcularse en Io,ooo personas, contando los que \'Íenen
de fuera al mercado.
Bogotá, Mayo 19 de I 899.
El Oficial de la comisión.
SAMUEL CARDEN AS
Subteniente
República de Co/ombi.1-Ejército Permanente- I .• División-3. • Brigada-
Batnlló11 "Granaderos" número 8.•-4-.a Compañía
Ciudadano General, Jefe de Estado Mayor encargado de la Comandancia de la 3.• Brigada.-
Tunja
En desarrollo al oficio número 3 5+ del E tado l\Iayor General del
Ejército é impreso en el Boletín Militar número 96, tomo v, os informo
sobre el camino recorrido de Sogamoso á esta ciudad, para lo que
es timéis á b en.
Distancia de Sogamoso á Santa Rosa de Víterbo 20 kilómetros. Camino
plano, bueno en verano y fangoso en invierno hasta C u che (vereda);
terreno montañoso de este último punto hasta Santa Rosa (hay casca-
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166 BOLETIN MILITAR
al y tierra gredosa), el que mide aproximadamente 7 kilómetros. En la
parte plana pásanse los ríos Chiquito y el Sogamoso 6 Chicamocha, éstos
tienen por donde se pasa puentei débiles de madera. Pasando este último
rio se desprende el camino para Nobsa (población). Antes de llegar á
Puntalarga se desprenden unos atajos para Floresta ; á la izquierda
'luedan los caminos para Tibasosa, Dui rama y Paipa. En Puntalarga
(casa, y hay recursos) se desprenden dos caminos: el que va por la
orilla del río Chicamocha, el cual es intransitable á pie como á
caballo; cuando se rebosa el río en invierno forma una laguna en todo el
valle; entonces se toma el camino que va por la falda de la cordillera
'JUe queda á la derecha. Estos caminos vuelven á unirse en el alto del
portachuelo de "Cuchi," desde donde se divisa y domina á Santa Rosa
(ciudad con 7,ooo habitantes, capital de la Provincia de Tundama). El
camino nacional queda dominado por las cordilleras que encierran el
v.alle.
Una guerrilla de buenos tiradores en cualquiera de estas cordilleras
puede causar grandes pérdidas á un ejército que transite por lo plano,
y aun hasta estorbarle el avance.
En todo el camino hay pequeños bosques, vallados, cercas de piedra
y paredes. Para transitar esta vía, en caso de guerra, debe hacerse
con mucha precaución para evitar una sorpresa.
Tiempo que se gasta en marcha .de Sogamoso á Santa Rosa, 5~ ho:
ras con tropas de infantería, dándoles su respectivos reposo~ y que cada
soldado cargue 20 kilogramos (comprendidos el rifle, cartuchos, el
morral con su \·estuario y rancho).
Temperatura del valle 12°, término medio.
Enferme dad reinante en é te, fiebres palúdicas.
Temperatura de Santa Rosa, 10° término meclio.
Enf<:rmedadcs reinantes: reumatismo y pestes 6 catarros pulmonares.
Dejo así el presente informe, sintiendo tan sóio que por mis poai
luces en la materia, éste no quede conforme á mi deseo.
Dios os guarde.
CLEME:-.rTE A RI S H.
Capitán ....
Conferencias de los· Oficiales de la Misión Francesa
IN 'l'RU CIÓN PROVIS~ONA.L PARA EL TIRO
(Continú:l)
Des pué el In tructor hace apuntar el fu, il por un hombre,
y manda á todo los otros á verificar la puntería. Cada soldado le
da su opinión eu voz baja; él mismo verifica la puntería é indica
las faltas.
11 l. Manejo de la alza-reglas de tiro-puntería con las dijer¿ntes
líneas de mira.
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BOLETÍN MILITAR 167
16 -El instructor hace repetir este último ejercicio con las
diferentes líneas de mira.
Para este efecto, el soldado toma el arma con la mano iz
·quierda, entre la alza y la llave, el Instructor le en-;eña el manejo
de la corredera y las reglas de tiro.
r 7-Manejo de la corredera-A la indicación de la distancia,
dirigirá la vista hacia el alza y colocará la corredera en el lugar
que indique el número designado, cogiendo la corredera con los
dos dedos pulgares, la mano derecha debajo de la mano izquierda.
(El soldado debe colocarse en la posición del tirador de pie).
r8-Reglas de tiro-De o hasta roo metros se apuntará por
la ranura de mira de la chapa ( 1 ), estando la corredera sobre el
número roo. De roo á 400 metros se apuntará por la ranura de
mira de la chapa, colocando la corredera sobre )a grada que indica
la distancia señalada. En el caso de una distancia contada entre
dos centenas, se colocará el graduador sobre la centena superior.
A la distancia de 500 metros se apunta con la raaura de m1ra
baja, estando la chapa vertical.
De 6oo h~sta r,900 metros, se apunta con la ranura de mira
de la corredera, colocándola á la distancia que indican los trazos
grabados sobre la chapa.
A la distancia de 2,oo.:J metros, se apunta con la ranura de
mira superior de la chapa, colocánd la en Ia p~sición vertical.
117. Comprobación de la regularidad de la puntería.
I 9 - Algunos tiradores, aun de los bien ejercitados, hallan
mal la línea de mira.
Para hacer comprobar este defecto, el Instructor procede del
modo siguiente :
Estando el arma sobre el capallete de puntería, y no inclinada
ni á izquierda ni á derecha, el Instructor apunta con la línea
de rnira de roo metr0s á un blanco puesto á distancia de ro
metro . ·
1 soldado, sin tocar el fu ·il, halla la línea de mira y hace
colocar sobre la prolongación de e~ta línea la parte inferior de un
círcul negro que tenga un centímetro de diámetro y que estará
fijado á la extremidad de una pertiga 6 V< r<:~. Un ayudan te hace
mover e·te círculo sobre el blanco, con arreglo á lo que indica el
soldado por señales, in abandonar la línea de mira. Cuando el círculo
le parece al soldad que está bien colocado, lo avisa al ayudante,
quien á su vez marca con un lápiz la posición indicada por el
centro del círculo, que estará agujereado para e · te propó ·ito.
Se repite tres veces la operación sin mover el fusil.
Reuniendo, dos por dos, los tres puntos marcados de este
modo, el Instructor delínea un triángulo. Si uno de los lados del
( 1) Llámasc chapa la parte de la alza que se levanta y baja, respectivamente, pa
situar bien la corredera, después ele oprimir el fiador.
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[68 BOLETfN MILITAR
triángulo tiene más de dos centímetros, hace volver á empeza
la puntería, verificando cada puntería y señalando los errores ..
Cuando las medidas del triángulo indican una puntería constante,
el Instructor pone una mosca en el centro del triángulo,
después verifica la posición de esta mosca respecto de la verdadera
dirección del fusil. Si el arma está mal apuntada, lo hace comprobar
por el modo que se indica en el número 14; explica al soldado·
que esta falta proviene de que halla mal la línea de mira por más
que haya apuntado siempre del mismo modo.
1/-Corruciones de la puntería.
20. Las causas de irregularidad en el tiro provienen princi-·
palmente del tirador y de las circunstancias atmo féricas.
21. N o obstante todos los cuidados puestos en la fabricación
de las armas, pueden producirse desvíos imputables al fusil; cada
soldado debe aprender á conocer las particularidades de su rifle y
á arreglar su tiro en consecuencia.
22. Las causas de irregularidad del tirador provienen casi
siempre del golpe ó movimiento del hombro hacia adelante y
del golpe del dedo sobre el pie del gato.
El golpe del hombro proviene del temor del culatazo ó rechazo
del fusil ; para corregir este defecto, estando en el campo
de tiro, el instructor pide al soldado el rifle, lo carga, ó hace el
simulacro de cargarlo sin que d soldado pueda verlo, le restituye su
rifle y le manda continuar el tiro.
El golpe del dedo proviene de la no aplicación de los principios
indicados para ejercer la presión del dedo sobre el gatillo:
los hombres repetirán dicho ejercicio hasta que sepan manejar el
gatillo (disparador) según las reglas.
Las circunstancias atmosfé ricas influyen también sobre la
regularidad del tiro.
El viento que sopla de la derecha ó de la izquierda, produce
un desvío lateral en sentido contrario. Este d s v10, que aumenta
con la di tancia, puede, con un viento de 5 metros por segundo,
alcanzar de 8 á 1 o metros para una di stancia de 1 ,ooo metros.
El viento de atrás aumenta el alcance ; el de adelante loacorta.
Cuando el viento sopla oblicuamente, produce en el mi¡mo
tiempo desvíos de direccióA y de alcance.
Los akances aumentan á medida que la temperatura se eleva;
disminuyen á medida que baja.
La sequedad di minuye la densidad del aire y aumenta el
alcance. La humedad la lluvia, ]a nieve aumentan la densidad del
aire y producen una disminución del alcance
Según que el sol esté á la izquierda ó á la derecha del tiradar,
alumbra el aparato de puntería de tal modo que el tiro puede
desviarse hacia el lado contrario.
24- Así, pues, la corrección de la puntería es la regla y n<>
la excepción, aun cuando se dispare con un buen fusil.
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BOLETÍN HILIT A R 169
El soldado debe saber corregir el tiro, según las indicaciones
del Instructor y los defectos particulares de su rifle. .
El Instructor pone sobre un blanco una mosca cuya posición
respecto del punto apuntado representa el desvío del tiro. Manda.
á cada- soldado corregir la puntería con arreglo á la posición de
esta mosca. Así, si el punto apuntado está en O, y la mosca colocada
en A, el rifle bien apuntado debe dirigirse sobre el punto B.~ siendo.
BO igual en longitud á O A, y hallándose B sobre la prolongació
de AO.
El Instructor verifica las correcciones de puntería, haciendo
él mi~tmo colocar una mosca en el punto donde viene á tocar e!.
blanco la línea de mira hallada por el tirador.
PIIÍfÍones dtl tirador-Cr-locación del rifle en el hombr1-Puntería.tk un
punto dtsignado usando de las díftrentn líneas de mira
25-Estando el soldado en la posición de descansen armas ol
instructor mandará: Posición del tirador de pie.
Se levantará el rifle con la mano derecha, se tomará con la
mano izquierda entre el alza y el mecanismo de cierre, el pulgar
extendido á lo largo de la caja, la mano á la misma altura que el
codo, después se tomará con la mano derecha por la garganta: a
mismo tiempo se dará media vuelta derecha, girando sobre el talón
izquierdo y colocando el pie derecho de I 5 á 20 centímetro
hacia atrás y de 25 á 30 centímetros hacia la derecha, de acuerdo
con la estatura del hombre, la punta del pie vuelta un poco hacia
adentro.
Se inc1inará el rifle con ambas manos, colocando la izquierda
entre el rifle y el porta-rifle, el pulgar extendido á la izquierda
sobre la caja la extremidad de los otros dedos á la derecha, el codo
izquierdo contra el cuerpo, la culata sostenida entre el cuerpo
el antebrazo derecho, la boca del cañón á la altura del hombro; se
e trechará con fuerza la garganta con la mano derecha, el pulgar
al través, y la segunda falange del índice, adelante y junto al
gatillo.
26- Estando en la posición del tirador de pie, el ins tructo
se colocará delante y á la derecha del soldado, tomará el rifle cogiéndolo
con la mano derecha por debajo del mecanismo, y le mandará
suelte los brazos con naturalidad, levante el hombro derecha
y Jo mueva ha ia adelante sin cambiar de posición del hombro izquierdo.
El Instructor apoya con firmeza el arma sobre el hombro derecho
del soldado que él sostiene con la mano izquierda, el pulgar
debajo del sobaco, el talón de la culata. igualando más ó menos 1
parte superior del hombro, el corte exterior de la cantonera dentr
de la costura de la manga, el rifle horizontal sin inclinarlo á la derecha
ni á la izquierda.
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170 BOLETÍK MlLITA.lr.
El instructor mandará al soldado coja el rifle, primero con la
mano derecha por la garganta, después con la mano izquierda entre
el alza y el almacén á una distancia proporcional con la longitud
de su brazo y su corpulencia. Hecho esto suelta el rifle, que
el soldado mantiene en la posición indicada, apoyándolo sobre el
hombro; al aviso del Instructor volverá el hombre á la posición
del tirador de pie.
27-Cuando el hombre aprenda la colocación del rifle en el
nombro, el Instructor lo ejercita en apuntar con las diferentes líneas
de mira.
Para esto mandará: estando en la posición del tirador de pie,
../¡ 1 oo mttros ( ú otra distancia) apunün.
A la primera voz arreglará el alza para la distancia indicada.
A la voz de apunten levantará el arma horizontalmente con
las dos manos, como queda dicho, manteniendo el cuerpo á plomo;
colocará la culata en el hombro, el codo izquierdo caído, el codo
derecho á la altura del hombro; buscará la línea de mira inclinan.()
o lo ménos posible la cabeza hacia adelante y á la derecha; es trechará
con firmeza la garganta con la mano derecha, el pulgar por
encima y la segunda falange del índice junto al disparador.
Estando el soldado en la posición de apunten volverá á la posición
del tirador de pie á la indicación del instructor.
28. Estando en la posición del tirador de pie, para apuntar á
un punto designado, el Instructor mandará:
Sobre ter/ objeto.
A tantos metros.
Apunten.
A la primera voz mirará el soldado el punto designadet.
A la segunda voz graduará el alLa señalada para la distancia
mirará de nue\ o al punto indicado que no deberá perder más de
vista.
A la voz de apunten, apuntará el soldado dirigiendo la línea
.
~ 1 El tirafrictor: la cuerda, la lazada, el nudo, la canilla, el ganch~
~ 1 El punzón de barrena.
< La rodillera.
1:11
t:l < Loe; tirantes : la bandolera, la cuerda, el gane ho. o 1 \El vástago: las divisiones.
2. :i el ocular: las divisiones, la tuerca de orejas.
~ 1 ..;'§ 1' La cabeza d61 alza; la ranura; la plancheta de los desvíos ;
§ La corredera, la mira, el tornillo de presión.
1 El ni ve) de puntería.
L La plomada.
La derecha é izquierda de la pieza con limonera, l>On la derecha
la izquierda de la mula enganchada. La derecha é izquierda de la piez
in limonera son la derecha y la izquierda del hombre colocado detrás.
de la cureña, con el frente hacia la boca de la pieza.
La derecha y la izquierda de la pieza armada con su limonera son
la derecha y la izquterda de la mula enganchada.
La derecha y la izquierda de la pieza no armada en su limonera
son la derecha y la izquierda de un hombre colocado detrás de la e ureña
y dando frente á dond~ lo dé la boca de la pieza.
1 1. El instructor hace conducir la pieza del parque al campo de
maniobra por medio de simples indicaciones: :t fJanguardia á retaguardia,
á la derecha, á la izquierda. Alto.
El instructor hace armar la limonerc1 á la contera y &i los sin·ientes
no están equipados los hará equipar. Lo .. terceros sirvientes quedan
con las cajas.
A la npalda (paso MlrÓI}
Si los sirvientes están ya equipados el movimiento se ejecuta de lz
misma manera; pero los terceros sirvientes se colccan junto á la (aj.z
izquierda ccmo está prescrito en el número 1 5·
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
16 BOLETÍN :MlLIT A.R
El instructor puede mandar los sirvientes á ocupar sus puestos con
movimientos individuales, diciendo:
A rus prustos, cuando el pelotón está en balalla ó marcha á una
cierta distancia de la pieza.
Se vuelve á traer la pieza al r-arq u e del campo de la maniobra
d.e la misma manera y el Instructor hacer coloc.u de nuevo la lim'Jera
corno está prescrito en el número 1.0
NOCIONES DE rro~OORAFIA
(Continuación)
Prlnaea•a parte- P!Ianhn.e•ría
C ,pítul• l. o - DifereTJtes mét•dos de le..antami ento
En general las operaciones que se han de ejecutar en topoafía
son:
1.• El levantamiento del polígono topográfico;
2.0 El levantamiento de los detalles.
§ 1.0 -Levantamiento del polígono topográfico
Después de hacer un reconocimiento general del terreno se
tij an en éste las posiciones de los puntos vétices del polígono topográfico,
procurando, no sólo que este polígono se aproxime lo
más que sea posible al contorno del terreno, sino también que los
la dos del polígono se puedan recorrer con facilidad, y que de cada
uno de los puntos se vean el anterior y el que sigue.
Sólo la práctica enseña el modo de escoger e tos puntos coneniente
y rápidamente.
En cada uno de los puntos elegidos se clavan, hasta el nivel
el suelo, estacas numeradas, y en el cuadern() de las operaciones e
puntan las señas de los vértices respecto \!e los puntos notables
el terreno, 6 m ~jor se dibuja un croquis de la posición de estos
vértices, tanto para no equivocados ó confundirlo como para enOlltrarlos
fácilmente cuando esto sea nece ario.
En re ·um '!n , tenem )S que hacer medicione en el terreno,
y luégo e nstruír gráficamente, en la hoja de papel, una figura
que represente, á la e cala dada, la posición de lo puntos del polígono
top gránc proy ... ctad'J5 sobre el plan') horizontS principlle- m !todo- que pueden
mplear e en la planimetría.
1.-Jl·totlo COil inslnLim.:nlos de medir distancitls
Sea ABCDE (figura I.a) el polígono topográfico. Operadones
en el terreno. Se descompone el polígono ABCDE en trián-
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BOLETÍN MILITAR 177
-gulos ADE, ADB, BCD y se miden horizontalmente todos los
•lados de estos triangulos: AE, ED, AD, AB, BD, CD, CB.
B b
.. -
-~·
1
/
1
a - 1
~i'
:~ d
e
FIGURA 1.3
Construcciones en el papel. Se calculan con Ia escala dada, las
longitudes de las líneas que deben representar en la hoja de papel
las distancias medidas, y con estas longitudes se construyen sucesivamente
los triangulos a d e, a d b, b e d.
f/erijicaciDnes. Se miden también en e} terreno las líneas rectas
AC, BE, EC, que deben corresponder exactamente á los valores
de las líneas a e, be, e e del plano.
NoTA-Esta descomposición en triangulos se puede hacer .
también empleando uno, dos ó más puntos auxiliares MN, figu ra
(2). Siempre se miden todos los lados de los triángulos formados
FIGURA 2. ·
S rÍa muy difícil emplear t ~ metod_o e n~~ terreno cubiert
o de obstá culos que impidan medir las distancias, por lo ... cual r~~
se emplea sino para levantar un terreno poco exten ~ o, Y a gran
. 1 d 1 ... 1 escala, por CJemp o, e 1 oo a ~o-o
2
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178 BOLETÍN MILITAR
2.° Caminamiento. Sea ABCDE el polígono topográfica,.
figura (3).
Operaciones en el terreno. Principiando en cualquier punto Ay
se miden : 1. 0 AB y el ángulo ABC. 2.0 BC y el ángulo BCD.
3·o CD y el ánt;ulo CDE. 4. 0 DE y el ángulo DEA. 5· 0 EA
y el ángulo EAB, midiendo las distancias horizontalmente.
Construcciones en el papel. Se calculan con la escala dada, los
valores que corresponden á las distancias AB, BC, CD etc. etc.,
y se construyen :
1. 0 a b, y el ángulo a b e igual á ABC.
2.0 b e, y el angulo b e d igual á BCD.
3.0 e d, y el ángulo e d e igual á CDE.
4.0 de y el arreglo e á b.
f7erijicaciones. La suma de los ángulos medidos debe ser iguai
á tantas veces dos rectos, cuantos lados, menos dos, tiene el polígono.
Cuando la diferencia er· tre estas dos cantidades sea compatible
con la precisión de los instrumentos, se reparte igualmente
entre todos los ángulos, y se hace la construcción en el plano con
los ángulos así rectificados. Cuando sea muy grande la diferencia
es seiíal de que se ha equivocado el operario, y tiene que volver
al terreno á medir los ángulos.
Además, el polígono debe cerrar convenientemente, es decir,
que i se construye el ángulo de a y la longitud e a el extremo
del lado e a debe coincidir con el primer punto a
Si no sucede así, hay lo que llamamos un error de cerradura a a"
Cuando el error a a' sea compatible con la precisión de los
instrumentos, se reparte igualmente entre todos los vértices del
polígono, del modo siguiente:
En cada uno de los puntos a b e d e se traza una paralela a
a a' (figura 4). Si por ejemplo, el polígono tiene 5 vértices, se mi-den
en estas paralelas b b,=~c e= zaa dd,= 3a'a ee,= 4aa'
5 5 5 5
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BOLETÍN MILITAR 179
El polígono a' b' e' d' e' es el polígono rectificado.
Cuando fuere muy grande el errror de cerradura, hay equivocaciones
en la construcción ó en las operaciones.
En ambos casos, se buscarán estas equivocaciones, haciendo
la construcción en el plano, y las operaciones en el terreno, en
sentido inverso, es decir, en el sentido a e d e b y A E D C B.
Muchas veces dos equivocaciones independientes se anulan
en la construcción y no se hacen visibles, sino haciendo la construcción
en sentido inverso. Por consiguiente, aun cuando fuere
admisible el error de c:erraduraJ sería buena precaución hacer la
construcción en el plano en sentido inverso; si no hay equivocaciones
debe encontrarse para todos los puntos errores iguales á los
de la primera construcción, y el mismo error de cerradurra que,
desde luego, se reparte entre todos los puntos.
3 °-lntersecci6n dt t'isuales
Operaciones en el terreno.-Se mide muy exactamente y por
el método de caminamiento una base auxiliar ABCDE (figura 5)
que es generalmente una línea quebrada.
Luégo, para determinar cualquier punto M del polígono to-pográfico,
se miden:
J. O En cualquier punto A de la base el ángulo 1t1A B.
2. 0 En otro punto C de la base el ángulo MCB.
3.• De un tercer pur.1to E de la base el ángulo MED.
Construcción en el papel. -Después de marcar la base a be d e
con mucha precisión en el plano, con la escala dada, se construyen
los ángulos m a b, m e b, m e d, iguales y correspondientes á los
medidos en el terreno.
Yerijicaciones.-Las tres líneas m a, m e, m e, correspondientes
á un punto M, deben en el papel concurrir al mismo punto, ó
sus intersecciones deben formar un triangulo de error m m' m",
cuyos lados no excedan de ! milímetro. En este caso se tomará
el punto medio para repre~entar á lVJ..
Cuando sean mayores, hay equivocaciones y es preciso rectificar
las opcracione sobre el terreno.
Para que sean muy claras las intersecciones de las líneas a, m,
e, m', e, m", es preciso que los ángulos que formen estas línea no
sean inferiores á 30 grados.
La ycrificación puede hacerse por medio de la intersección
de 3, 4 ó más visuales dirigidas desde 3, 4 ó más puntos de la
base.
Los puotos A, , C, se llaman estaciones ó puntos de primer
grado.
Con las estaciones de la base se pueden así determinar varios
puntos M del polígono topográfico. Estos puntos M se llaman es-
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180 DOLETÍN MlLITAR
taciones ó puntos de segundo grado. Los puntos M ya determinados
pueden servir para de terminar otros puntos que no se vean
suficientemente desde la base. Estos puntos, que se determinan
empleando uno ó más puntos de segundo grado, se llaman estaciones
ó puntos de tercer grado. Para evitar una acumulación de
errores no se emplean puntos de un grado mayor que el tercero.
Hay varios otros metodos de levantamiento del polígono topográfico
Pero, además de que éstos no .se emplean sino en casos
muy especiales, son la consecuencia de la resolución de problemas
de ge.)metría y de trigonometría que no podemo' estudiar en este
cur~o elemental.
§ 2- Lrvrwtamieuto de los rletallts
1.0 Método por abscisas y ordenadas -Sea AB (fig. 6) un lado
del polígono topográfico y 1\1 un punto de los detalles que se quieren
determinar. Se traza en el terreno la perpendicular M P sobre
A B (operación que se enseñará más tarde), y se miden M P (ordenada)
y A P (abscisa). Luégo se señalan estas líneas en la hoja
de papel en la escala dada.
2.0 Descomposición en triángulos- Así como para el levantamiento
del polígono topográfico con instrumentos apropiados se
forman triángulos con las líneas del polígono topográfico y los
puntos de los detalles, se miden en el terreno los lados de los
tritingulos que se constituyen en el plano.
Se emplea este método, por ejemplo, para levantar el plano
de un terreno descubierto.
3. 0 Método por irradiación - Sea AB (figura 7) un lado del
polígono topográfico, y M el punto que se quiere determinar.
Se miden en el terreno, y luégo se construyen en el plano, en la
escala dada, A 1\1 y el ángulo J.\1AB.
4. 0 Medio caminamiento-Siendo A B (figura 8) un lado del
polígono topográfico, y M, N, O puntos de los detalle , se miden
los ángulos 1\1AB, NAB, OAB y las distancias AM, MN, NO,
y se construyen en el plano los elementos correspondientes.
Cada uno de los puntos sirve para determinar la posición del
punto siguiente, y como los errvres pueden acumularse con este
método, se nece ita hacer comprobaci ne (del punto O, por ejetnplo,
midiendo además la distancia O B.)
5. 0 Alineamientos--Sea ABCDE (figura 9) el polígono topográfico.
Se prolongan hasta lo puntos de encuentro con el polígono
topográfico la_ recta principale de lo detalle .
i, por ejemplo, se trata de levantar el plano de una casa
M N P Q, se prolongan MN hasta R y S, PQ hasta T y U, MP
hasta G y H, NQ ha ta 1 y K, y se mid~n en el terreno la dis ·
tancia AR, DS, BT, CU, EG, BH, CK, EI, que sirven para
construír, en el plano en donde está ya dibujado el polígono, las
c~atro rectas RS, TU, GH, IK, cuyas intersecciones determinan
una figura que representa el objeto M N P O del terreno.
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BOLETÍN MILITAR 181
NoTA-En el levantamiento de los detalles no se emplea
exc1usivamente uno solo de los métodos precedentes, sino que es
preciso combinarlos, y también emplear los métodos de levantamiento
del polígono topográfico, á fin de obtener la precisión
máxima, gastando un tiempo mí ni m u m; es decir, que para el levantamiento
de los detalles así como para todas las operaciones
topográficas, sólo la práctica puede indicar el método más conveniente
en cada caso particular.
Cuando el pollgono topográfico ABCDEF no se acerca bastante
al contorno de los detalle~ puede descomponerse en polígonos
parciales con líneas quebradas AMN PD (fig. 10) llamadas
travesías, que juntan dos vértices del polígono. En el levantamiento
de estas travesías, se necesita una exactitud menor que en el
levantamiento del polígono, porque tienen menor extensión y además
se comprueban inmediatamente las mediciones. Así, construyendo
en el plano la línea quebrada AMNP D, el último punto
debe hallarse en el vértice D del polígono.
En todo lo que precede es bien entendido que se supone que
la distancia entre dos puntos se ha medido horizontalmente.
Capitán SABARTHEZ (de ingenieros)
( Co11l111Uará)
• 4
SECCION DOCTB IN AL
Guerra de Iaulependeneia
(Conferencias á los Oficiales de la Guarnición de Bogotá)
J - l 8 1 O, J 8 1 1 Y 1 8 1 2: L REBELIÓN DE LAS PROVINCIAS
CAPITULO I- VENEZUELA
Primern. campaña de Guayrwa ""
(Continuación)
Entre tanto, el ejército de Moreno, que permaneció en el Pao
hasta recibir aviso de la entrada en campaña de la escuadrilla, se
aproximó lentamente al Orinoco, de suerte que á principios de
Marzo apenas había adelantado 16 leguas y ocupado á Santa Bárbara
á orillas del Caris. Aquí estaba el 4-, cuando recibió oficio de
V:ill 'p 1 pidiendo municiones de artillería · y como la contestación
del General en Jefe da gran luz sobre los acontecimientos de la
época, conviene insertarla aquí:
"' Véase la nota del número anterior.
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182 BOLE'l'ÍN MILI'!' AR
"Inmediatamente que recibí el oficio de V. S. de 28 del
próximo pasado, oficié al Gobierno de Cumaná para que diese sus
providencias oportunas á socorrer la falta de municiones, como podría
hacerlo en efecto, respecto á que, además de las remisiones de
pólvora que se le han hecho desde Caracas, tengo reciente aviso
de habérsele enviado 50 quintales en 3 de Febrero de este año ; y
desde luego me persuado á que si no prevalece en Cumaná el prurito
de contradecirme, al bien común, como lo ha padecido la provincia,
será V. S. Eocorrido oportunamente; no haciéndolo yo por
mi parte, á causa de que, careciendo de artil1ería gruesa, las municiones
de esta clase, pedí. á Caracas las enviasen todas á Cumaná,
que era donde podían necesitarse. Mucho me temo que así como
el año pasado el capricho causó taRtos males á la Confederación,
en éste la demasiada confianza vuelva á causarlos de nuevo. Esto
1o digo porque sé que uno de nuestros vocales del Ejecutivo se
dejó decir, que para conquistar a Guayana no eran menester muchos
aparatos, y no extraño que de su opinión resultase dar á su
escuadrilla las municiones con tanta economía."
El oficio que antecede ha de tenerse muy en cuenta, además,
para el estudio de otras campañas, porque es clave preciosa que explica
multitud de hechos que sin tal auxilio parecerían incomprensi
bies.
Mas como los hechos cumplidos no pueden deshacerse, la carencia
de municiones en la escuadrilJa obligó á González Moreno
á modificar su primer plan de ataque contra la ribera derecha del
Orinoco, y, en consecuencia, el día 6 comunicó á Villapol lo últimamente
resuelto, en )a:; siguientes líneas:
"Como el primer inconveniente que se presentd. para poder
obrar la escuadrilla es la falta de municione~, y é ta no puede remediarse
t · n breve como debería, la escuadrilla se aproximará todo
lo posible á lo. enemigos, apoyándose con alguna artillería en tierra,
desde cuya situación observará las operaciones de aquéllos. En
consecuencia á que por noticias recibidas, y por la cobardía con que
huyeron los buque enemigos en la acción del 2 7 último, debemos
estar convencidos de nue tra up6!rioridad en calidad de gente,
máxime para el abordaje; y teniendo, como tenernos, la ventaja del
barlovento, encuen rro utilí ·i m a la partida de un abordaje general
de noche. Para esto deberán repartirse nuestras embarcaciones del
modo siguiente: sobre las alas los buques de gruec:a artillería, y
hacia el centro los más ligeros, en la primera línea, que deberá
constar de la mitad, á lo menos, de los buques. Los restantes servirán
de cuerpo de reserva para socorrer á los que flaquearen.
"Para concertar esta acción será muy conveniente alarmar á
los enemigos una ó dos noches seguidas, á fin de que su su~ño los
coja más pesados. La noche en que se deba dar el ataque se dispararán
temprano algunos cohetes, se encenderán fogatas, ó hará alguna
otra demostración que los ponga en cuidado, haciendo, ade-
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BOLETÍN MILITAR 183
más, que algunos buques den la vela con dirección hacia ellos, y
luégo se retiren á sus puestos. Preparada así la cosa, se ejecutará
el ataque general, en términos de dar principio á él una hora antes
del día, verificando la vela con la anticipación correspondiente á
llegar á dicho plazo, tomando las debidas precauciones contra los
bajos de piedra que se encuentran cerca del puerto á presidios, según
el paraje que ocupen los buques enemigos. También será conveniente
verificar el desembarco que propone el plan anterior por
Usupamo (media legua al Este de Vieja Guayana), aunque sin empeñarlo
mucho, Q mejor dicho, sólo en apariencia para llamar la
atención de los enemigos; y por tanto se deberán practicar estas
maniobras por la tarde, en términos que cierre la noche quedando
Jos enemigos dudosos de nuestra~ verdaderas intenciones. La ocupación
de algunas fuerzas nuéstra• ~n las inmediaciones del cerro
N aparima, de que trata un plan anterior, deberá ser la de alarmar
también al enemigo ; en el supuesto de qu~, careciendo los contrarios
de tropa para atacarnos, un cuerpo de cien hombres en situación
de ser brevemente socorrido, puede bastar por ahora para perjudicar
á nuestros enemigos, y mucho más si tiene alguna artillería.
Sirva de advertencia general la de que siempre se procure evitar
cañoneas, ó tener mucha economía en el consumo de las municiones,
y que en cualquier tiempo que los enemigo¡ ataquen se
trate de abordarlos. Para lo primero tienen los enemigos suficiente
con el Capitán y cuatro ó seis indios más que carguen y manejen
)a artillería de cada buque; pero cuando se trate de lo segundo, entonces
su tripulación, compuc ta casi toda de indios y g~nte forzada,
sirve para poco. E to e lo que ahora he considerado oportuno,
en virtud de los partes que he rer.ibido sobre el estado de fuerza y
municione de 1~ escuadrilla y tropa~ que se hallan al Sur de Cutnaná.
Si la Providencia nos concede fortuna favorable y Jogramo ,
como Jo espero, ]a completa d rrota de las fuerzas naval s enemiga
, ntonces ]a. nué. tras ba tarían para poner en ejecuci .... n en
todas u. partes el plan de ataque que anteriormente he remitido,
pui'S es i J111t~[[able que una 'lJeZ d/JmÍnado el Orinoco está concluí da la
r;uerra de Guayana. onclu •o con repetir lo que antes he di ho,
es á abe1·, que el pormenor de as rreracione qu pre crib, y el
aprovechar cualquiera oca. ión favor.- ble que se presente, J dej á la
prudencia de los respectivo Jefe ."
Por lo pronto, ]as tropa de mar y tierra de Cumaná se conformaron
con las órdene de González, y de Barranca· pa~aron á
oc u par las playa~ y ensenada de orondo, que el Ori noco forrna
dos legua y media al N.E. de Vieja Guayana, en su ribera izquierda:
en dicho sitio desde luego la ventaja del barlovento pasaba
al enemigo si ·abía aprovechar la situación. Pero es de advertir
que Vil1apol al n'lismo tiempo protestaba contra los planes del
"General de los Ejércitos unidos," pedía se modificaran, y aun le
.envió una representación de los Jefes que lo acompañaban con el
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184 BOLETÍN MILITAR
mismo objeto, la cual se firmó el I I de Marzo á raíz de la ocupación
de Sorondo. González sostuvo sus determinaciones porque
había resuelto obrar con lentitud á fin de dar tiempo á que por el
Apure bajara al Orinoco una expedición que el Gobierno de CaracG~
s preparaba en la Provincia de Barinas, y debía ejecutar una
marcha de cien leguas por agua, siendo de advertir que no podía
emplear sino embarcaciones menores, únicas que e usan en
aquel río. Entre tant '"' , el Ejército de tierra permanecía en Santa
Bárbara, es decir, amenazaba á Angostura y obligaba á los realistas
á mantener divididas sus fuerzas, pues tenían que defender las
dos plazas fuertes en que se apoyaban, y distan sobre 200 kilómetros
por el canal del río : el plan era peligroso si no se desarrollaba
y mantenía con grande habilidad, por lo cual creían los Jefes de
Cumaná preferible reunir todo el Ejército y tratar de realizar el
paso del río en un solo punto. Pero en el modo de realizarlo olvidaban
que el teatro de la guerra, en la banda derecha, era cortado
en dos por el caudaloso Caroní: estaba reservado al genio de
Piar hallar Ja solución del dificil problema.
Mas sea de ello lo que fuere, los Jefes del Ejército de Cumaná,
al conocer la última resolución de González, en Junta de
guerra, en Sorondo el día I 7, extendieron una acta que no fue en
verdad sino un atentado á la disciplina militar. En ella se afirma
que los españoles proyectaban atacar nuevamente ]a escuadrilla,
según el dicho de tres sujetos pasados de Angostura al Cuartel
general ; que un oficial del Ejército de Caracas escribía de Santa
Bárbara á Arismendi carta en que afirmaba que el ataque se realizaría
esa semana ó la siguiente, que los realistas habían aumentado sus
tropas para derrotar á las de Cumaná á lo que pasaran á la banda
derecha del Orinoco; que d G eneral en Jife equivocó la situaciÓ1'l
del cerro P.laparima, según dijo,por estar errado el plano que Ü había
servido d e gma para dictar sus órdenes , concluyendo con disponer
que el desembarco se verificara frellte de la isla de Cabrián, y que
el General en Jefe mande> se atti c ,lra en forma el Padrastro (uno de
los castillos de Vi ja Guayana) y entre tanto se amenazaran los
castillos por la espalJa, por lo cual se resolvió: no verificar el paso del
Ejército deCumaná á la banda derecha del Orinoco hasta que el General
en Jefe no Jevolviera el cuerpo de tropa que reg1 a Solá y estaba
en anta B irbara. Com o ju tificación se agregó: 1. 0 Que en
caso de que la e cuadrilla fuera atacada nuevamente, era mejor
tener reunida la tropa de tierra en la orilla izquierda, y auxiliar
la escuadra, reemtJL.Iz á ndole las baja que había sufrido en per anal;
y 2. 0
, que si la escuadra llegaba á sufrir un descalabro, de
suerte que tuviera que repasar el río el Ejercito de tierra, como este
apenas llegaba á 500 hombres, ni podría mantenerse en país enemigo
resuelto á defenderse, ni tomar por asedio los cast:Ilos, mientras
que I,ooo sí podían imponer respeto al enemigo, rendir á Guayana
ó á Angost ra, ó defenderse mientras se buscaba modo de
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BOLETÍ.N MILITAR 185
repasar el río y de ejecutar una honrosa retirada. El acta se mandó
transcribir á González, reiterándole eficazmente la petición
de que enviara la Columna de Solá, y pidiéndole contestara pronto,
porque acostumbraba entretener los postas, de suerte que éstos
empleaban de diez á doce días en ir á Santa Bárbara y volver
; y mientras se recibía su respuesta, permanecer allí (Sorondo)
para no dar co:tocimiento de lo resuelto al enemigo, que viví
en asecho y podía atribuí r la retirada á cobardía. Y el acta concluía
mandando á Villa poi resistiera para que "ó se le reúnan lastropas
de que se ha desprendido, ó se haga el desembarco de todas por
esta parte, respecto que hay una escuadra que la protege y puede
verificarlo en veinticuatro horas, pues el esperar la de Barinas n
sólo es gravísimo á la Confederación, porque en su retardo da lugar
á que el enemigo se refuerce, si que también se debilitan los
Ejércitos combinados, por las deserciones y enfermedades, al paso
que se arruinan las Provincias con los considerables gastos que están
haciendo; autorizán-:lole al mismo tiempo para que haga la
más seria protesta s )bre cualquiera funestos resultados que pueda
sobrevenir al honor de las armas cumanesas y al interés común de
la Confederación." ·
Puede juzgarse la impresión que en el ánimo de González
causara el anterior rescripto recibido en los momentos en que, levantado
el campo de Santa Bárbara, marchaba hacia la boca del
Caris, con canoas y flecheras preparadas en ese tributario del gra
río, navegable una docena de leguas, y principiaba el paso del
Orinoco (el 20), h~ciéndolo en último termino la columna de Sol.i,
por lo que el21,antes de embarcarse él, dirigió á Villapol la siguiente
comunicación: "Cuando escribí á V. S. mis oficios de I 5 y I 6
del corriente, tenía previsto el modo de pasar el 0rinoco con mi
tropas, y ata ar al enemigo en su capital sin fuer2as navales, ni numerosa
artillería. La Divina Providencia se dignó proteger mi
id~as; y como habra V. S. vi to por mi último oficio, pisa ya mi
ejército las tierras de Guayana. En consecuencia, pues, todo cuanto
puedo contestar á V. S. y á esos jefes que celebraron la junta
del 17, que me acompaña con su oficio de igual fecha, es que cumplan
mis <)rcJenes y ataquen al enemigo."
La suerte estaba echada: V dlapol dio largas al cumplimiento de
la orden del General en jefe y los e pañoles, seguros ya de estar entre
las dos fuerzas enemigas, aprovecharon el tiempo y u posición
central con suma habilidad, cosechando con ello espléndido triunfo.
El nuevo campamento de González apenas distaba cuatro leguas de
Angostura y sobre la ribera estaba la columna de Solá, última que
cruzara el río; la noticia de que los patriotas pasaban el Orinoco
alarmó, como era natural, á los realistas de Angostura, quienes en
el acto enviaron tos barcos que trllí estaban anclados á que impi
d"eran el paso, pero llegaron tarde; el jefe de ellos, amigo de Solá.
se vio con éste en la orilla del río, y convencido de que nada má~
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186 BOLETÍN MILITAR
tenía que hacer allí, retrocedió, t.mto para comunicar el suceso
como para ayudar á la defensa de la plaza. El jefe español se dio
cuenta clara de la situación, y cuando recibió de González la intimación
para que entregara la pla7a so pena de entrarla por asalto,
manejó el asunto con habilidad y lo planteó de suerte que el
Comandante de la ciudad pudo entretener unos cuantos días á los
patriotas, sin dt:jarlos adelantar de Orocopiche, donde el General
en Jefe de los Ejércitos unidos de Venezuela había establecido su
campo y cuartel general.
Entre tanto el GobPrnador, sin perder un minuto, preparó las
naves que estaban en Angostura, con cuantos recursos fue dable
embarcar en ellas, descendió con rapidez el río, se reunió con las
que defendían á Vieja Guayana, alistó su escuadrilla para la lucha,
zarpó del puerto en la mañana del 1.5 y, á las dos de la tarde de ese
día, cayó sobre los patriotas con 9 goletas, 2 balandras, 6 cañoneras
y otras tantas flecheras.
(Continuará)
--·~·--
GEOGPwAI'IA :M:I~ITAPw :CE OOI.O:M::S:tA
EL ESTUDIO DEL TERRENO
(Conferencias á los Oficiales de la guarnición)
Si nos imaginamos colocados en la cumbre ó parte más alta de
una cordillera, cadena de montañas, serr ;nÍa ó cualquiera otra clase
de relie·ve, y miramos hacia abajo, siguiendo uno de los flancos
de la altura, veremos en el acto que á nue tros ojos se presentan
dos clases de caminos para descender de la cumbre, caminos que
llamaremos líneas para la mejor inteligencia de la cue tión. Por
una de e as líneas, que será el fondo de una grieta, cañada ó valle,
según su distancia, es decir, está como en una hondura, v remos
correr aguas en más ó menos can ti d . d, y la llamaremo línea dt?
má.Yima pe1zdientt', váguada que dice el Diccionario, ó tha!weg
(camino del valle) de los alemanc·. A lo lado: de e a línea veremos
otra do., m á. altas, por la cuales no sólo no corren aguas
ino que las de lluvia que caen sobre ellas se de vían á derecha é
izquierda para rodar hacia el fondo de la vaguada ; también esas
dos líneas se alejan de nosotros con mucha menor inclinación, de
suerte que á la vi:,ta parecen como si fuesen el caballete de una casa,
y por e o se las llama líneas de mínima pendiente, la· que desempeñan
siempre, como aqué1, el oficio de divisorias de aguas, y en el caso,
que veremos luégo, el de línea rnagistrtd.
De lo dicho resulta que la palabra pendiente tiene significación
propia de descenso, es decir, cuando se mira de lo alto hacia lo bajo,
pues cuando se procede al contrario, ó ~ea subiendo, en lenguaje
técnico se la llama contrapendiente ó rampa.
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BOLEl'fN MILITAR 187
Además, si una línea de max1ma pendiente queda siempre
guardada entre dos de mínima pendiente, como éstas en verdad no
son sino el lomo de tierras altas, de estribos, ramales, etc., es decir,
l y
gozan de la notable propiedad de cortar en ángulo recto á todas
las línea de nivel de la misma superficie, como que éstas re ultan
engendradas por lo planos horizontales, paralelo y superpuesto ,
con que imaginariamente podemu · cort. r u11a serranía ó monte en
tajadas, que p r lo mismo resultarán m 'is y má. _grande:;; de arriba
hacia ab jo ó á la invcr ' l. Y e as líne, imaginari5s que en c. te ca o
v ndrían á ser m .'i<; 6 menos circulares se llaman curvas dr' nivel y
o:::on el elerPent< m;Ís importante para repre entar un relieve, es
decir, un cuerpo sólido, sobre el papel, donde el dibujo no tendrá
in< do~ din1en ionc., largo y ancho, y le falta la que m;'i interc'a
á los · militare , la altura.
i esa curvas de nivel la imagina m os pintadas en el flanco
le una montaña, con forme ve m o las cintas que delinean las teja,
tran versalmentc en el tejado de una m,·dia naranja y las miramos
de frente, no sólo veremos que la. de arriba están como abarcadas
por las de abajo sino que todas, por trechos, se acercan hacia nosotro.:~,
y por trechos se alejan, es decir, parece que penetran entre
la montaña; las porciones que están en el primer caso quedarán
sobre una línea divisoria de aguas ó de mínima pendiente, y las
otras sobre una vaguada ó línea de máxima pendiente. En una
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188 DOLETiN MILITAR
palabra, si de lo aho de la cumbre miramos hacia el foncio de una
cañada ó valle, la línea de máxima pendiente se aleja de nosotros
formando un arco vuelto hacia arriba, en tanto que la de mínima
pendiente lo hace vuelto hacia abajo, y juntas las dos formarán una
especie de óvalo más ó menos ancho ó prolongado que erá una
de las vertientes atrás nombrada ..
Ahora, con decir que las líneas de mínima pendiente arrancan
siempre d" las partes más elevadas de una cumbre, monte ó serranía,
y las de máxima pendiente de las partes más bajas, ó sea de
los boquerones ó puertos, y que las condiciones de unas y otras acá
en lo alto pueden e tudiarse de un modo correcto desde allá en lo
bajo, y que el ca mi no más corto para cruzar una cumbre es el que
sigue la línea de máxima pendiente que arranca del boquerón menos
elevado de la magistral, quedará indicada la importancia de su estudio
para el soldado. En efecto, si suponemos que sobre dos líneas
de máxima pendiente podemos construír sendas escaleras, y
por la una es preci o subir 100 metros y 200 por la otra, el tiempo,
la fatiga y el esfuerzo muscular que empleemos para trepar
ésta, será el doble deJ que exige la otra, suponiendo que en ambas
los escalones sean de igual altura.
Supongamos ahora que en la de ro:::> metros de elevación no
hemos podido construír sino 100 escalones de á un metro de altura
cada uno, y que en la de 200 pudimos construír 400 de medio
metrv: es claro que si el tiempo empleado en subirla en cierto
modo no varía, no sucede lo mismo con el esfuerzo y la fatiga
muscular. Y si en la una siendo más alta pudimos poner más escalones
será porque se ha cumplido un hecho capital, á saber: tiene
m h d •sarnl!? 6 se m ~nos pJndimte r.dativtJ, pxq u e en terreno
quebrado la longitud de un camino guarda estricta relación
con fa altura dP. la cumbre á que hemos de ubir y con la inclinación
de us fald.ts que permiten ó nó los desarrollos sin los cuales
no podría dar,e al camino una inclinación ó pendin·zte adecuada
para qu J lo recorra ora una locomotora, ora un carruaje, ora un
mulo cargado, ora un hombre e cotero.
i recordamo que altitud e la altura absoluta á que un lugar
se encuentra sobre el nivel del mar, y que la cifra que expre a esa
altitud se JI-ama cota, que la difer<:ncia entre do cotas es la altura
relativa entre las d >S curvas de nivel á que ella pertenecen, y que una
curva de ni ve] pasa por todo las cotas de igual cifra, fácil nos será entender
lo que se relaciona con altura , de ni veles, pendientes relativas
ó absolutas, etc. En primer término diremos que se llama
plano horiz.?ntal del ob ervador el que podemos imaginar le pasa
por los ojos cuando mira al frente, en tanto que serán inclinados
hacia arriba ó abajo todos los demás por sobre los cuales, sin cambiar
po. ición, 'alcanzan á ver objetos que esten más altos ó más
bajos que sus ojos. Estos planos formarán con el horizontal
una serie de ángulos cuyo valor ei fácil medir por medio de
instrumentos, y que será el mismo de las líneas normales que en
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BOLE'l'ÍN MILIT .AR 189
ellas tracemos, ó sea el que resulta de cortarlos por un plano vertical
que pase á lo largo de nuestra nat iz. Ahora, si dejando aquellos
planos en su situación primitiva suponemos que subimos ó
bajamos con el de los ojos, es claro que cortaremos á aquéllos en
áno-ulos que variarán de diverso modo, siendo siempre distancia horiz~
ntal la que haya entre nue·tros ojos y los puntos donde éste corte
á los otros planos, y diferencia de nivel la altura entre esos puntos,
según que el corte se haya hecho cuando subimos ó bajamos,
de suerte que porlremos expresar la pendiente por una fracción
ordinaria en que el denominador sea la distancia horizontal y el
numerador la diferencia de nivel, ó bien reducirla á fracción
decimal por la división del primer término por el segundo, ó bien
indicarla por el ángulo que forman los planos inclinados con el horizontal.
Si para la distancia horizontal tomamos á 100 como unidad,
la relación será de tanto por 1 o o. En fin, si en los planos inclinados
trazamos líneas que se separen á derecha é izquierda de·
la normal, serán tanto más largas cuanto más se alejen de ella, de
suerte que su pendiente se irá reduciendo hasta ser mínima, y su
longitud crecerá hasta ser máxima: la más corta--la normal- y
por lo mismo más pendiente será la seguida por cualquier sólido
esférico que baje por el centro del plano. · (Continuara)
VARIEDADES
lCZ.. O:S:OOO A MEt;IA:COS :CEL SIG:.O
POR SANTIAGO PÉREZ
1 unto de partida-Ansermanuevo-Paso de la montaña-Juntas de Tamaná
(Continúa)
Desde el momento que se penetra en la montaña, va estrechándose
el horizonte, no quedando en torno del viandante sino
un círculo de b sques impenetrables, donde la más rica y vigorosa
vegetación se ha de arrollado por siglos y siglos, libre como el aire'
que la circunda.
Pero en aquella aparente unidad de perspectiva siempre de árboles,
de palmas, de ramo., de hojas y tle flore , se o tenta á las miradas
del viajero e-tudioso la más extraordinaria variedad, como en
el sen opulento de ,la naturaleza. Allí se ven las gesnereáceas con
su brillan te corola de forma di versa y de variatlo matiz, con su
hojas cubiertas de vello finísim , y verdes una como la esmeralda,
sembrada otra. de líneas negras, ya del color morado, ya del rojo,
ya del de la canela, en su reverso. Hay un grupo de esa familia,
que se hace notar por las pintas idénticas á las manchas de sangre
que tienen, ora en su extremidad, ora en su contorno, ora en toda
la extensión de sus hojas. N o son menos hermosas las Aroideas,
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190 ROLETÍN 1riiLITAR
que al mecerse, sacudidas por el viento, parece que hacen o~tentación,
unas, de sus verdes hojas de terciopelo, cruzadas por listas
blanquecinas, otras de las hendiduras más ó menos profundas de
su limbo. Bastando haber observado una sola de ellas siquiera,
para conocerlas á todas, como del número de las que llaman los.
naturales contras, por el uso que de ellas se hace contra el veneno
de las víboras; tal es el lazo estrecho de semejanza con que la naturaleza
las ha atado á un solo tipo característico. Son también
notables las Rubiáceas, y sobre todo, las célebres .i\1elástomas, de
las que deben admirarse tanto las bellísimas flores, como apreciarse
el utilísimo tejido leñoso. En esta región las palmas no descuellan
por su grande elevación, ni por el grosor de su hastil;
pero en cambio son más gallardas, y hay un cierto donaire adicional
en sus compas redondeadas como por la mano de un artista, no
menos que en sus hojas de un verde brillante y de formas caprichosas,
de las cuales la más elevada y central aparece como la extremidad
caudal de UH pájaro que estuviera escondido entre las otras ..
¡Cuántos vegetales desconocidos, especies distintas y hasta
familias enteras crecerán profusamente en los senos jamás explorados
de esas selvas, que sólo conocen el ave que sobre sus árboles
vuela y la sierpe que por entre ellos se arrastra! ¡Cuántos tesoros
ocultos, que algún día habrán de utilizar el comercio, la industria
y la Materia médica!
En estas serias consideraciones entretenido el ánimo, veía
pasar ante mis ojos las ondas majestuosas de aquel mar de verdura,
por entre el cual se distingue lo que se llama el camino. Es
una línea tortuosa y profunda, que va casi siempre encajonada entre
las paredes que le han formado las aguas, que son 1:: única
cosa, como decía yo no sé cuál de nue tros Virreyes, que en nuestro
país nunca va fuera del camino. Por lo gen~ral es tan estrecha,
que no cabe de frente sino un solo carguero; y en ocasiones
baja á una profundidad mayor, aju tada entre las murallas laterales
que escurren agua continuamente. Puntos hay en donde la
luz penetra con dificultad por entre la ramas que se entretejen
extendiéndose del uno al otro borde, formando á la manera de un
bosque flotante; mientras que por lo. recodos de la grieta retumban
las pi ·adas tlel viajero, que, sin poder moverse á ningún lado,
va sondeando con su larga vara lo profundo de los fangales que
pi a, ó de la corriente que, en la misma ó en opuesta dirección,
lo acompaña con tenacidad en su sendero. (Continuara)
--···--
Errata-En el número anterior, página I 38, por descuido salió
impreso: (1v) 1. 0 , fuego á vo/rmtad; z.o, fuego de salvos. Léase: 1. 0~
fuego ó discreciÓ11; z.~, fuego por descargas. En la página 143, línea 6.\
en vez de 5 ó una, léase 5 dt u.rJa. Página 145, última línea: en vez de
1,765.45, léase 1,766.45·
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Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 117", -:-, 1899. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691034/), el día 2025-07-02.