Después de una destrucción sistemática de la naturaleza durante varios decenios, el discurso de la biodiversidad es la réplica de lo que podría llamarse “la irrupción de lo biológico”; esto es, la supervivencia de lo biótico como problema central del orden moderno; en este sentido, el discurso de la biodiversidad se declara garante para salvar a la naturaleza de las prácticas destructoras y solvente para instituir en su lugar una cultura de la conservación. Sin embargo, el discurso aún tiene vacíos que se ha pretendido llenar a través de debates que últimamente han versado sobre la importancia que tiene el conocimiento local, las formas de vida —usos y costumbres— y la producción tradicional, dentro del andamiaje que soporta el signifi cado de la biodiversidad. Por una parte, para los gobiernos de los países industrializados y las instituciones gubernamentales internacionales el conocimiento tradicional es un bien de la humanidad que cuando es mejorado se convierte en una innovación tecnológica susceptible de ser patentada y fi nalmente comercializada, sin que los dueños del conocimiento base se beneficien en ningún momento. Por otro lado, para campesinos, intelectuales y activistas el conocimiento local, las formas de vida y la producción tradicional son la base para reconstruir el territorio de campesinos e indígenas, para fortalecer la cierta autonomía y autosufi ciencia en la que viven; pero con su participación activa en la defi nición de todo aquello que les impacte. A partir de estas refl exiones se están construyendo espacios que den respuesta a la privatización, respuesta fundamentada en el concepto de “lo comunal” (Grain, 2005).
Citación recomendada (normas APA)
"El Alba: literatura, industria y noticias - N. 4", -:-, 1869. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3682243/), el día 2025-06-27.
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