Un sábado lluvioso de 1992, el escritor bogotano Fernando Molano Vargas enterró las cenizas de su novio en el Parque Nacional. Seis años después —también bajo la lluvia, también un sábado—, unos pocos buenos amigos cumplieron su promesa y regaron allí mismo los restos del autor de Un beso de Dick, quien soñaba que, a partir de ese momento, la gente fuera a "traficar amor en ese árbol".Con esta anécdota, el periodista Pedro Adrián Zuluaga inicia su peregrinaje biográfico por la vida de un escritor que, desde su temprana muerte en 1998, ha pasado de la devoción de unos cuantos a ocupar un lugar destacado en el canon de las letras colombianas. Para entender esa transición, en estas páginas Zuluaga nos traza los mapas afectivos de Molano: el de sus lecturas, el de sus escritos, el de su Bogotá, el de sus amores y sus rabias.Esta es la primera biografía que se escribe sobre Molano Vargas. Pero este libro es, además, la historia de una búsqueda —la de Zuluaga— por descifrar el lugar que ha ocupado dentro de sí un autor que lo ha acompañado desde hace años. Así, en la tradición de las obras de Carrère, Zuluaga nos recuerda que la exploración de los otros puede ser, también, un viaje hacia el interior de uno mismo.
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Reseña
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Un sol en un papel
27 de Julio de 2023
Fernando Molano dejó una huella imborrable en el panorama literario bogotano con “Un beso de Dick”, novela que terminaría por volverse de culto. A pesar de haber ganado el Premio Nacional de Novela de la Cámara de Comercio de Medellín en 1992, el tema de la homosexualidad alejó la obra de los altos círculos, pero se siguió leyendo con voracidad, así fuera a escondidas. Esta suerte de clandestinidad –de sus escritos y, también, de su identidad que pocos aceptaban– hizo que la corta vida del autor bogotano, contada de boca en boca, tuviera muchísimas versiones. Sin embargo, en la biografía “Todas las cosas y ninguna”, Pedro Adrián Zuluaga no intenta casarse con una interpretación única y oficial de Molano; más bien, exalta la vida prismática, orgánica y polifacética del escritor. Notarás que esta no es una biografía cualquiera: Zuluaga se vale de su imaginación y sensibilidad para reconstruir la vida de Fernando Molano y, más que eso, para trazar el paisaje afectivo de Bogotá a partir de sus escritos.