EL MONITOR
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REVISTA DE INSTRUCCION PUBLICA
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SERIE I. ~ NovmMBRE DE 1897. ~ Nm1. 9
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t:J EDITOR:
0 () EL SUBSEC!tETA&ID DE INST&UCCION PUBLICA
PER.]Y.[.A.N"EN"TE:
EHte periódico e publiea. mcn ualmente y . e canjea, con lo
periódico. nacional e y cxtranj \ro,· del ramo.
·-
CONTENIDO·
Relación de los decreto~ oxpecliclos por ls~ Gobernación, por comlncto ele lit
Rccretaria ele Instrucción Pública en ol ruos do Octubre nto del Este,
"que tuesta la vid y despedaza loJ bajeles de Tarsís", atraviesa entonces
el desiet"to, y, hasta el mes de Junio sopla sobre la Palestina~
Por lo demás las tempestades son raras, y el estío sin nubes.
CI·.I·MAS
La Palestina tiene, atendiendo á su altitud y la exposición lG
cal, toda elase de climas, cruzándose hasta lo infinito la red de su~
líneas isotérmicas.
En sus partes bajas, como en las costas del mar Interior, en el
valle del Jordán y en la depresión del Mar Muerto, tiene un clima
ardiente; pero en sus valles y planicies altas es templado y suave,
y fríe y saludable en lo más alto de sus montes.
En lo general, su parte ·meridional, la Judea, es cálida, lo mismo
que su parte oriental (Perca) debido esto á su proximidad á los
ardientes arenales de los desiertos de Siria y Arabia, á la sequedad
del suelo, y á la escasez de yegetales:.
La parte central (Samaria)., es más fresca, y todavía lo es más
la septentrional, la Galilea, donde. se une á la belleza de los lugares
l'a prodigiosa fecundidad del terreno.
FERTILIDAD DE PALESTINA
Su fertilt'dad comproóada con la Biblz'a.-"Jehovah, nuestro
Di'Os, os itttroducirá en una türra excele-nte, en u.na tz'e1ra llena de
torrentes, de fuentes y de lagos, desde donde las aguas se esparraman
por los valles y por los mo?Ztes; e1t una t-ierra de trigo, de cebada, de
viñas, {le lt.igos y granadas.; en ttna tierra de actite de oliva y de-
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tniel/ en una tierra en que comeréis vuestrGJ pan sin experimentar la
carestía, e1z que no os faltará nada.,- en una tierra en qu.e las piedras
so?z de ld~rro, y de cuyas mOJttaiias sacaréis cobre,- y vosotros comerét"
s y seréis saciados, y bendeciréis á Jehovak, nue.stro Dios. por haberos
dado una tzerra tan ezcele1zte."-(Deuteronomio, Capítulo
VIII).
Contrastes de fertt'Ndad y aridez.-En esta región, el terreno
feracísimo al Norte, va perdienJo su fertilidad á medida que se
acerca hacia el Sur, hasta llegar á ser completamente árido en los
confines con la Idumea, é inmediaciones del Mar Muerto.
En la Judea, hacia la época de la mayor opulencia y poderío
de la nación, sus lab~riosos habitantes habían corregido en parte la
aridez del terreno, levantando en las laderas de los montes y al rededor
de las colinas, gigantescos muros de piedra, que llenaban de
tierra vegetal; y estas artificiales llanuras estaban cubiertas de árboles
frutales, hortalizas y preciosas flores.
La fertilidad va decreciendo igualmente hacia el Este. La por·
ción del país situada al Oeste del Jordán es más feraz que la que
se halla al Levante del gran río. Los declives de los montes de Samaria
y Norte de Judea, que dan á las costas del mar Interior, son
más frescas y productivas que las vertientes que van á terminar en
el valle del Jordán; y éstas, á su vez, son menos áridas que los grupos
de montañas que se alzan en la Perca, al Oriente del territorio.
Gratt feracidad de sus valles.-Las dos llanuras del litoral y
Jordán, separadas por los montes de Samaria y de Judea, se adnptan
á toda clase de cultivo. Esas Jos llanuras desde Gaza hasta
Beyruth, y desde el Mar Muerto hasta el lago de Tiberiades, como
también muchos valles intermedios, están cubiertos de una
densa capa de tierra vegetal, que puede dar los productos más ricos,
y alimentar una numerosa población. Algunas de sus montañas,
como el Thabor y el Carmelo, conservan restos de su antigua
belleza. La llanura de Sarón se cubre en la primavera de vtstosas
flores; los frutos de las palmeras se sazonan en Caipha, en Tiberiades
y en Jericó; no le faltaría á esta desgraciada comarca más que la
bendición del Cielo para ser de nuevo uno de los más hermosos
y fértiles países de la tierra, y llegar á ser, según la expresión de
la Escritura, la tierra que ma1za leche y mil!.
PRODUCCIONES VEGETALES
La flora de Palestina es abundante y variada. Grandes espacios
de territorio estaban cubiertos de doradas mieses. Los hebreos
cultivaban el trigo y lo importaban del país de los Ammonitas. Salomón
daba aceite y trigo en cambio de los cedros y cipreses del
Hirám. Se cultivaba también la avena y la cebada, y se da el arroz
en las orillas del lago Meron. ·
Se produce el douralt (especie de mijo), las habas y las lentejas;
la lechuga, · compañera inseparable del cordero pascual; la endivia,
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el ajo y la cebolla, ese recuerdo y ese lamento del Egipto. Las
sandías de Jaffa son muY" estimadas. Isaías habla de la niebla y
del comino, y Jesucristo mismo menciona el a1utlt (eneldo) y la
mentlt.e (menta), plantas de que los fariseos pagaban el diezmo.
Del pequeño grano del cenabe (simiente de la mostaza) ha quedado
noticia en los Prov1rbios para designar con él el humilde principio
de las grandes cosas.
Se produce igualmente en Palestina el lino, el cáñamo y el algodón.
El lino se utilizaba aun antes de la llegada de los Israelitas,
y el algodonero no se introdujo sino bajo los últimos reyes de
Judá.
Flora sz·lvestre.-Lac;¡ plantas, producto espontáneo dd suelo,
son numerosísimas y en extremo interesantes.
En los lugares pedregosos se encuentra el hisopo aromático,
qae crece entre las ruinas y sobre los viejos muros; en el desierto,
la retama espinosa; el añil, en las orillas del Jordán y en el país de
Basán, y el sésamo en todas parte~. En varios parajes se ve el papiro
; en el Eclesiástico se hace mención de la alcaparra, y de la
saponaria en Jeremías. Se daba igualmente gomas y resinas, y en
los montes de Galaad, en las campiñas de Jericó y en los jardines
de Engaddi, el bálsamo precioso, tan estimado de los antiguos.
La flora venenosa produce : la cicuta, que causa la muerte; la
zi~aña, que produce vértigos; el árbol de Sodoma, de jugo corrosi~
vo, y d ajenjo y la coloquíntida, amargos.
Fnstas.-La Palestina es riquísima en árboles frutales. En sus
huertas, jardines y bosquesillos se ve el manzano, el peral y la noguera
(árbol que produce la nuez); el guindo, el albaricoque y el
almendro ; élla tiene también el naranjo, el limonero, y en los
libros de Moisés se hace mención de la toronja. El alfónsigo fue
muy apreciado desde los tiempos más remotos, é Isaías compara
la montaña desierta de Sión á la cabaña del guardián en un campo
de pepinos. Los granados se encuentran en todo el territorio.
Salom6n tenia un jardín de graRados. Vense los melones por el
suelo aliado de los trigos, las yerbas y las flores ; y abundan las
uvas, los higos y los dátiles.
La /ziguera, la vid y el olivo.--Estos tres vegetales, tan queridos
de los antíguos habitantes del país, decoraban sus huertos, y
daban sombra á sus habitaciones. El Profeta Micheas dice: "Ellos
habitaron cada uno bajo su viña y bajo su higue-ra.,
La higuera da frutos durante diez meses, contándose tres cosechas
de calidades diferentes. Cuando han caído las últimas lluvias,
la higuera "perfuma sus frutos verdes", siendo éstos los
más agradables. Los higos de estío ó de la segunda cosecha,
se conservan más largo tiempo; pero los de invierno, violáceos
y más grandes, maduran cuando el árbol ha perdido yá su follaje.
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La vid fue mucho tiempo la bendición de Israel y la riqueza de
J udá. Los más ricos viñedos eran los de Engaddi, Sorek y Escot
que daban el vino más afamado; los de J esrael, teñidos en la sane-
re de Naboth y de Acab; los de Themnath, de los que se hace
mención en el libro de los Jueces, y los viñedos de Sibima en el
país de Moab.
Algunas veces la cepa vigorosa se eleva hasta 30 pies de altura,
y sus ramas, formando espaciosas bóvedas de verdura, producen
enormes racimos. En ocasiones los sarmientos caen desde los
altos terraplenes artificiales, formando inmensos festones y guirnaldas
de pámpanos; y á veces van á unir los árboles plantados en
fila, entrelazándose á ellos.
Todavía hay en Palestina viñedos notables, en Hebrón y en
Bethlehem, y se agrupan las vides en los bajos que dejan las diversas
crestas de los montes en Samaria y Galiea.
El olivo, caro emblema de la dulzura y de la paz, es uno de
los más ricos dones de esta célebre región.
Los antiguos habitantes hacían un valioso comercio del aceite
de sus olivos.
Jardúzes.-Magníficos jardines hacían de esta tierra de bendición
una especie de paraíso. La mayor parte de las ciudades y
aldeas desaparecían bajo bosques de verdura. Veíanse por las avenidas
ó calles inmediatas á éllas, enramadas de pámpanos y trepadoras
que caían como guirnaldas de pajas, de flores y de frutas.
Las azoteas de las casas estaban decorada5 de plantas odoríferas; y
por todas partes ostentaban sus matices y esparcían sus perfumes las
más raras y hermosas flores.
Todavía, y á pesar de la desolación de esta tierra, se ven restos
de estos jardines en Jaffa, Belén, Hebrón, Naplusa, Tiberiades,
Jericó y otros lugares.
Florecen las rosas en Jericó, en la llanura de Sarón y en el
desierto de San Juan; se ven lirios en los valles de Djennín, jacintos,
junquillos y anémonas en el Carmelo; el nenufar y el jacinto en
el Tabor; alelíes, violetas y colocadas en todas partes. Las orillas
del mar se coronan de lentiscos, palmeras y nopales; las del lago
ñe Tiberiades, de álamos, sáuces y laureles; los bosques naturales
se componen de cipreses, andracnas y terebintos; en el borde de
los torrentes, los tamarices y las acacias confunden sus ramas espinosas
ó dejan caer sus racimos de flores sobre los terrenos pedregosos.
En distintos puntos los encinares abandonados así mismos,
forman espaciosas plazoletas cubiertas de una yerbecilla fina y
aterciopelada, salpicada de menudísimas flores; y en fin, la tierra
aparece cubierta de romeros, cistes y tuberosas.
LA PALMERA.-EL TEREBINTO.-EL SICOMORO
La palmera ha sido siempre uno de los más bellos ornamen·
tos de Palestina. Las más hermosas se encuentran, aisladas ó for-
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mando bosques, en el litoral del Mar Interior, especialmente en
Caiffa, en Naplusa, en Tiberiades y en Jerusalén. El Deullrenom,io
llama á Jericó la ciudad de las Palmas. La palma es entre nosotros
el emblema y el sinónimo de la victoria.
De la resina del terebinto se prepara una especie de bálsamo.
Sus hojas se asemejan á las del laurel, y su fruto varía de colores:
verde, amarillo y al fin negro. Este hermoso árbol tiene un valle
para el solo.
El sicomoro es una higuera salvaje: su tronco es fuerte; sus
hojas semejantes á las del moral, y sus ramas, horizontales, rectas,
tersas, largas y siempre verdes. La sombra del sicomoro es un lugar
de cita muy agradable bajo el cielo abrasado del Oriente. Los árabes
hacen salones en su follaje.
Otras plantas raras.-Una de ellas es la mandrágora "que esparce
sus perfumes", como dice la amante de los Cantores; y el famarice,
que produee una substancia ó maná azucarado, que sale de
las ramas por unos pequeños agujeros, abiertos por los insectos.
En el bosque, regado por la fuente de Eliseo, abunda el zakkznn, de
cuyo fruto se extrae aceite, y se hace cuentas de rosario; y el azafaifos
que florece dos veces al año esparciendo á lo lejos sus perfu-mes.
En lugares pedregosos de Judea se produce una planta de la
familia de las crucíferas, como de tres á cuatro pulgadas de longitud.
Seca la planta, con la humedad se le hacen revivir y extender
sus pétalos. Este curioso vegetal es la rosa de Jericó. También en
las inmediaciones del mar Muerto se da la célebre ma,ttzana de Sodoma,
que, con un exterior hennoso, sólo contiene polvo en su interior.
En la Judea hay dos árboles del mismo nombre: el asclepiadeo
gigante, que mata á los animales que lo comen, y el de Siria
cuyo fruto, entre amarillo y encarnado, produce una substancia
blanca, semejante á hermosísima seda.
El cipro (en hebreo copher) produce flores blancas y olorosas,
cuyos frutos cuelgan en grandes racimos. El árbol pequeño y espinoso,
de corteza roja, que da la mirra, tan común en Arabia, se
encuentra al Sur de Palestina; y de la espiga del nardo se preparaba
el unguento aromático más estimado de los judíos.
IMPORTANCIA EN LA HISTORIA DE ALGUNOS VEGETALES, Ó SU RE·
LACIÓN CON LA BIBLIA
El trigo era considerado por los hebreos como grano sagrado.
pues las espigas doradas eran colocadas entre las ofrenrlas del templo
: se las presentaba con las primicias. Gedeón estaba limpiando
el trigo en la era, cuando fue llamado á ser libertador de Israel. En
un campo de Zabulón, los Apóstoles, teniendo hambre, cogieron
algunas espigas.
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Hacia el tiempo de la siega de las cebadas fue cuando Ruth la
Moabita espigó en los campos de Booz. Ezequiel hace mención del
dourah ó mijo, y Samuel habla también de un campo sembrado de
habas. Se conoce por Esaú el sabor de las lentejas ·; un solo plato
de las cuales, no pareció pagarse demasiado con la cesión del de-·
recho de primogenitura y la bendición paterna.
Para las aspersiones de la sangre de los sacrificios y del ag.oa
lustral, los hebreos hacían uso de un manojito de hisopo. David,
~n uno de sus salmos dice: "Me rociaréis CB1Z el hisopo, y seré pun·foado,
me frotaréis con el hisopo, y quedaré más blanco que la nt·eve. ,.,
El Profeta Elías, fugitivo, durmió á la sombra del enebro ó retama
espinosa. En uno de los salmos se compara á la brasa ardiente
de este árbol del desierto, la lengua quemante del calum·
niador.
Eliseo para proporcionar alimento á los hijos de los profetas,
durante el hambre, sanó lo venenoso de las coloquíntidas, yerbas
tan amargas, que con razón eran llamadas "lziel de la #erra."
El Génesis nos enseña que en tiempo de Jacob, los orientales
buscaban en la mandrágora un remedio para la esterilidad. Las vestiduras
de los sacerdotes hebreos y de los grandes personajes, eraR
de lino; y bajo unas matas ó haces de rno ocultó Rahab los espías
mandados por J osué.
Jesucristo al condenar á 1os escribas y fariseos les dice: '·¡Ay
de vosotros escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo hasta
de la yerba buena, y del eneldo, y del comino, y habéis abandonado
las cosas más esenciales de la L : la Jzlstic-ia, la misericordia y
la buena fe" 1 Y en una de sus m' s bellas parábolas compara el
Reino de los cielos al menudísimo grano de mostaza, que, sem~
brado en el campo, llega á ser árbol frondos0, dende las aves del
Cielo posan y hacen sus nidos.
Se encuentra la vid en las imágenes y en las comparaciones
de los poetas bíblicos: "itl ata su asno á la v ·id, y á la cepa, 1/ pequeñueto
de su as11.a.,. u Él lava su v~stido con el11ino y su ma1zto ~,.
la sangre de las uvas." "Tiene los oJos brillantes po, el vt"tu1, y los
·dt"tntes blancos por la leche."
"Los dueños de las nac·iones d~struyen las cepaJ de Sibima qu1
!Jocaban á Jaazer,; ióan á perderse en el desierto, y sus vástagos se
eztendían á lo leJos y pa&aban el mar."
En las comparaciones de los Profetas, Israel, virtuoso, es la cepa
de vid trasplantada de Egipto; culpable es el viñedo que engaña
las esperanzas del viñador. La misma imagen se encuentra
también en los labios del Salvador, ya en sus célebres parábo.Ias:
la de los obreros llamados á trabajar en la viña, y la·de los viñadores
homi.cidas; ya en las divinas instrucciones que dio á sus discí.
pulos eH la última Gena~
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Leemos en San Lucas : H Y tomando el cáliz, dio gracias, y
diJo: tomad y distribu!dlo entre vosotros. Porque os digo que no beberé
más del fruto de vid, hasta que venga el Rt3ino de Dios.
Por San Juan nos dice : "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre
es el labrador. Todo sarmiento que en mí no lleva fruto, lo cortará
j y á todo aquel que lleve fruto lo podará para que dé tná&
fruto. Y o soy la vid, vnsot1·os los ~armientos J. y el qu• está en mí y
yo en él, é&te lleva mucho .(1·uto.
De la Qspiga del nardo (ra el bálsamo precioso que María de
Bethania derramó en los pies del Señor; y del nardo se dice en el
Cántico de los Cánticos: ''Cuando estaba el Rey en su reclinatorio,
mi nardo df'o su olor.'' Del cipro y del lirio se hace igualmente
mención: "Racimo de cipro es mi amado para mí en la& viña~ de
Engaddi." "Yo, flor del campo y lit·io de los valles." "Como el lirio
entt·e las espinas, así mi amiga entre las h{jas." "Mi amado
para mí, yo pa·ra él, que apacienta entre lo& l-irios."
En el Sermón de la montaña el Divino Maestro dice: :'Oontemplad
los liTios del campo como crecen y jlot·ecen: ellos no labran
ni tampoco hilan ,; sin embargo, yo os digo, que ni Salomón
en medio de toda su gloria se vistió con tánto primo·r como uno de
estos lirios."
El fruto del manzano que es de un olor y sabor muy suave,
simboliza los frutos del santo y divino amor. "Como el manzano
entre los á1·boles de las selvas, así mi amado entre los hijos. A la
sombra de aquel á quien yo había deseado, me senté ; y su fruto
dulce á mi garganta." "b'ostenetlme con flores, cercadme de maw~anos,
porque desfallezcfJ de amor."
La granada simboliza los frutos de la caridad, de la paz y unión
fraterna. "Tu& ret11uevos son vergel de granados, con frutos de lo8
man~anos. Oipros con 'lta'rdo." ''Levantémonos de mañana á las
viñas, veámo3 si jlo1·eció la vid, si p ·roducen frutos las flores, si están
yá enftor los granados."
En el nardo, se simboliza la esperanza en Dios ; en el azafrán,
la fe ; en la caña aromática, la prudencia; en el cinamomo, que es
de naturaleza cálida y fuerte, la justicia; en la mirra y aloe, que
preservan de la corrupción, la fortaleza y la templanza.
"Na·rdo y azafrán, caña aromática y cinamomo, con todos loa
árboles del Líbano, mirra y aloe, con todos los primeros perfumes."
(Cánti~o de los cánticos).
"Me he exaltado como ced1·o sobre el Líbano, y como ciprés en
el monte de Si6n. Me ensalcé como la palma en Oades, y como planta
de rosa en Jericó. Me he elevado como oliva vistosa en los campos,
y como plátano en las plazas Junto al agua. Como cinamomo y bálsamo
aromático di frugancia; y como mirra escogida di suavidad de
olor. Yo como terebinto extendí mis ramos; y como vid eché fruto
de suave olor / y mis flores son j1·utos de honor y de riqueza.'' (El
Eclesiástico).
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ÁrboletJ histórioos.-Son celébres en la escritura: El roble de
Mambré, que dio sombra á Abrahám; la palmera de los montes de
Ephráim, á cuyo pie la profetisa Débora juzgaba al pueblo; la encina
de Ephra debajo de la cual se apareció á Jedeón el Angel del
Señor; la encina del bosque de Ephraím, en territorio de Galaad, donde
pereció Absalón; los olivos del huerto de Jet~semaní, que presenciaron
la agonía del Hijo de Dios, y la higuera estéril, maldeci·
da por Jesucristo. Dirigiéndose el Señor de Bethania á Jerusalén
tuvo hambre; y viendo una higuera junto al camino, la cual no tenía
sino hojas, la dijo : "Nunca ;"a más cóma yá nadie fruto de ti."
y la higuera quedó luégo seca .
.ANIMALES
...4. ni mal e~ doméstico&.-Se encuentran en Palestina todos los
animales domésticos, entre ellos el búfalo y el camello de 1.1na sola
jiba; y abundan el buey y el asno. Los mejores bueyes se encuentran
en las dehesas del país de Basán. El asno de Oriente es mayor,
más fuerte y ligero que el de Europa. F1:1e la cabalgadura regular
de los Jueces y primeros Reyes de Israel. Además del asno
doméstico hay el onagro ó asno silvestre, que ha inspirado á los poetas
sagrados: ";, Quién defo el onng1·o que eBtá ~libertad, y quién
lo libe·rta de 8UB ataduras? Yo le he dado, dice el Señor, la libertad
por albergue y por tienda el rle&ie 'rto. Et desprec·ia el tumulto
de las ciudades. No oye ta injuria de un amo Lo• montaña• que
descubre aq1"~ y alU son sus pa¡tales ; y él va buscando los satio1 retirados,
abundantes en yerba."
El mulo se hizo común en el reinado de David, y Salomón introdujo
de Egipto y de Arabia el caballo. Ell•Jjo de los caballos
bajo los sucesores de Salomón, escandalizó más de una vez á los
Profetas. .
Se conoce la poesía espléndida de Job, cuando habla dd caballo
: ".El relincho de sus narices catMa t~~·ror. Ét escarba la Uerra
con sus ca8cos; encabritase con brio: vuela delante de lor; guerre'l·o&.
Desprecia el miedo, y no saca el cuerpo á la espada. Él hace espuma
~n la boca, tiembla, devora el espado, se extrem'ece de contento
al sonido del clarín. Oye la trompeta y dice : ¡V á m os .' Desde lejo&
anhela la bataUa, la voz at1·onadora de los iefes, el estruendo del
t!.Jército. ''
La antigua tierra de Canaán ha sido famosa por la abundancia
y frescura de sus pastos, donde los Israelitas apacentaban numerosos
rebaños, constituyendo éstos una de las mayores riquezas de
esta región. Además de las cabras de pelo fino y muy largo, trepan
á las rocas y se suspenden de los cistos (plantas florecidas) las
pequeñas cabras de Mambré, de cuerpo largo y delgado, de cuernos
desgastados, de pelo corto y de un un rojo pálido; y se en_
cuentran también esos carneros célebres, de cola larga y gruesa
mirada por los antiguos sacrificadores, como la parte más delicada'
de la víctima. Se hallan igualmente el cerdo, mirado con horror por
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los orientales ; y el perro e 1yo contacto evitan como inmundo; éstos;
en gran número errantes y sin dueño.
ANU.lALES SALVAJES
Los leones son raros hoy en Palestina. La Escritura nos habla
de la lucha del Juez Samsón y la temible fiera, en las cercanías
de Thamnath~ ; el león desgarrado, y el enjambre de abejas que fabrica
su panal en su boca desarmada, imagen graciosa de la suavidad
que nace! de la fuerza. David y Benaía lucharon también con
leones, saliendo victoriosos Un profeta fue devorado por un león
cerca de Bethel ; otro cerca de Aphek, en las costas de la Fenicia.
Se hallan también los osos; y por la Biblia sabemos cómo David
mató á uno, y cómo estos terribles animales vengaron á Eliseo
de las burlas de una tropa de muchachos que lo apellidaban calvo.
LJ. palabra schual ó sc/zoual de la Escritura, significa á la vez
el lobo y el zorro, ó más bien el animal que participa del uno y del
otro: el chacal, Los lobos escasean en el país; pero los chacales
abundan en extremo, y lo mismo sucede con las raposas ó zorras ;
Samsón empleó como instrumento de su venganza, tre~cientas raposas,
las que llevaron la desolación ,por todas partes, destruyendo las
mieses, las viñas y !os olivares de lo· fili teos.
Se encuentran Jab::tlies en las malezas del Jordán; hienas en Jericó;
panteras en el Ante-Líbano, y onzas en el Carmelo, dándole
los árabes á esta fiera el nombre de namer La liebre es común, el
conejo raro, hay ciervos en los bosq~es, gacelas en la llanura y gamuzas
(:n la montrtña. Salomón en los Proverbios apellida á la jo·
ven amante y fiel ",;orza llnza de amor, gacela llena de g1acias."
Aves.·-- Hay en Palestin 1 infinita variedad de aves, desde el
águila hasta el pequeño sueriet (azucarero), el más elegante y el
más vistoso de los trepadures En el Deu.terenomio leemos : "Si
and';lndo por un camino, hallaréis un ntdo de ove t'n un árbol 6 en
tierra, y á la madre erhada sobre lo8 pollotJ 6 los huevos, no la cogerás
con los hijos, s1:no que la d~farás que se vaya, qu,edándote
con los hilns cogidos, para que te vaya bien y viuas lurgo tie.mpo!'
Así Moisés habí extendido su solicitud hasta los nidos de las aves,
prohibiendo arrebatar á la vez á la madre y los polluelos.
Había una antigua ciudad que llevaba el nombre de Ormithópolis
(ciudad de las aves).
Es notable el sinnúmero de palomas y de tórtolas que se en·
cuentra en las grietas de las peñas y en las n1inas. La paloma era
en los tiempos biblícos la humilde y pura ofrenda del pobre. María
presentó en el tc!mplo dos pequeñas palomas.
Jeremías nos aconseja ser "como la paloma qtte hace su nido
en la cima de las aberturas más nltas de la roca." E~ Esposo de
los Cantares dice á su amada: "Ven, paloma mía, ven á abrigarte
en los agz~feros de la roca." David en sus Salmos esclama: "; Ql,ién
me dará alas como á la paloma, para volar y reclinarme Y"
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O DE LA.
tfrv •
La paloma, mensajera de paz, llevó á Noé un ramito de olivo
verde ; y Jesucristo en sus instrucciones á sus discípuloH, les dice :
"Habéis de ser prudentes como serpientes, y sencillos como palomas."
Se encuentra en el país el implacable enemigo de las palomas :
el milano; y también el grifo, el. buitre y el ezión de la Escritura
(especie de buitre de vista penetrante.) El ave sagrada de los antiguos
egipcios, el ibis, suele verse igualmente. Abundan las perdices,
conocidas con el nombre de katta; hay cisnes, y el ruiseñor
canta en los bosquecillos del Jordán.
En el Et-Esmenlt, pequeño y delicioso oasis, abundan aves
cuyo plumaje es amarillo y azulado. El somo1mui'o ó cuervo de mar,
conocido en la Escritura con el nombre de scltalach, se alimenta de
pescado. Otra ave muy común en Palestina es el sama·nnan, algo
mayor que la golondrina; es enemiga acérrima de la langosta.
PECE5, REPTILES É INSECTOS
Hay abundancia de peces en el Jordán, y en los lagos que atraviesa;
encontrándose entre ellos algunas especies del Nilo, el . sz."lutus,
el sparus, el mu¡i't. En el lago de Tiberiades, el más rico en peces,
fue donde el Señor hizo la pesca milagrosa. ·'Guía mar adentro,
dijo á Simón Pedro, y echad vudst1·as rede8 para pescar." Los
discípulos obedecieron, y fue tan considerable el número de peces
que sacaron que las dos barcas se llenaron y estuvieron á punto de
zozobrar. El milagro se repitió después de la Resurrección del Sal·
vador. No habiendo logrado sacar nada en toda una noche, por la
mañana se les aparece Jesús y les dice: "Echad la red á la derecha
del barco, y ~ncontraréis." Y los Apóstoles en premio de su obediencia
sacaron á tierra la red llena de ciento cincue11ta y tres pe-ces
grandes. •
Entre los moluscos se distingue el que proporcionaba la púr·
pura preciosa, que teñía el traje de los reyes. Los cocodrilos abundaban
antiguamente en el estanque de Cesarea y en el pequeño lago
que lleva su nombre. Los profetas los citan con frecuencia en
sus imágenes alegóricas. A menundo se ven tortugas; las serpientes
se deslizan por entre los escombros y matorrales; y en todas
partes se ven lagartos; lo mismo que enormes escorpiones, sumamente
venenosos. En la escritura el escorpión lleva el nombre de
hakrab.
A veces la langosta cae sobre ia Palestina y cubre los campos
como una nube. El Profeta Joel al anunciar la ruina y desolación
de la tierra de Juda por l!tna lluvia de langostas y otros insectos,
compara su llegada á la invación de un pueblo enemigo.
•'Óyese á conside'rable distancia el ruido que. hacen al roer las
ojas y los árboles, ruirlo sem~jo:nte al que h rwe un eiército al arra4
s.ar una campiña. (Volney). Pero con frecuencia el viento del Este
arroja las langostas hacia el Mediterráneo y el país se libra de
ellas. Algunas especies de langostas son buenas para comer ; San
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502 EL I\10NITOR
Juan se alimentó con ellas en el desierto, y aún se usan en las co·
midas de los árabes.
Otra plaga terrible es 1a de una especie de moscas pequeñas y
negras que penetran en todas partes; acometen á hombres y animales
y entran á viva fuerza en la nariz y en "el órgano del oído.
Las más temibles son las que llevan el nombre de burgasch. Los
filisteos tenían un dios especial, al que invocaban contra esos molestos
enemigos : era Baal · Zebub.
Esta región es también riquísima en abejas domésticas, que
i zumban familiarmente y fabrican su panal en los jardines; y las
! abejas silvestres que depositan en los huecos de los árboles y en la
hendidura de las peñas una miel perfumada, que á veces se derrama
visiblemente.
La Biblia habla de una especie de kermes cuya picadura hincha
b encina y le hace producir una tintura carmesí, que se reflejaba
en vivos rayos, dice el Exodo, en los velos del Templo.
( Cpntinuará).
PRI TC1PIOS GEr ERALES .
de Esilética y compendio de la. Historia. de la. Literatura c•pn:ft.ol
POR
EUSEBIO ROBLEDO
(Proftlsor Je la materia en la. Univereidbd de Antioquia, hoy Colegio de Zel\).
(Continuación).
CAPÍTULO VIII
Estudiámos en los capítulos anteriores la palabra, como
medio de que se sirven los seres racionales para la manifestación
de sns estados de conciencia, de sus pensamientos ó ideas;
pero la palabra misma tiene también su representación ó forma
sensible, y es, en consecuencia, necesario analizar esa forma
é indagar cómo el hombre, no contento con el lenguaje
únicamente, halló nuevas maneras ó modos de transmitir su
pensamiento, de darle formas durables y sensibles, inventando
el arte de la Escritura.
Desde el estado primitivo debieron comprender los hombres
la urgente necesidad de encarnar en formas imperecederas
sus pensamientos: la palabra hablada, por naturaleza pasajera
y mudable, no podía hacer inmortal la idea, ni conservar
las leyendas. tradicionales~ los cantos poéticos, la hi:.toria
de los héroes legendarios, los triunfos de la patria, las conquistas
de la religión, los descubrimientos de la ciencia, e¡1
general, las creaciones todas del espíritu. Confiado todo esto
á la memoria de los hombres perdíase 6 adulterábase con las
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EL MONITOR
~====~~==============================================
mudanzas históricas, con la continua transición de un pueblo
á otro y de generación á generación.
N ecesitábase, en consecuencia, un medio que estereotipara
en formas perdurables y sensibles esa misma palabra hablada,
y de esta necesidad, origen por lo común de todos los descubrinlientos
humanos, nació el arte prodigioso de la escritura
que, remontando su génesis á la noche de los tiempos prehistóricos,
tiene á la imprenta como manifestación última, 'maravillosa
y sorprendente.
Los trabajos de los sabios no han dado hasta ahora la menor
luz sobre el origen de la escritura y seguramente el secreto
de cómo y dónde nació este arte que pone en comunicación
el mundo de las ideas con el mundo de las formas, no llegará
á ser nunca conocido por los hombres, y será este fenómeno
un misterio má.s en la ciencia de los mortales. Los antiguos,
que se hallaban en condiciones rnás favorables que las nuéstras
para la investigación histórica del nacimiento de la escritura
porque estaban más cercanos á la época de su origen
y poseian documentos hoy desconocidos, se contentaban con
hacer venir de los dioses tan maravilloso invento: de ·cd néi_r¡ari,
esto es, escritura de las divinidades, lo llamaban los indios~
y los griegos, inclinados siem1Jre por orgullo de raza á hacer
venir de sus dioses ó de sus hombres todos los inventos, confesaban
haber recibido el de la escritura de un exti.'anjero, del
fenicio Cadmo; lo que más tarde confirmaba Lucano cuando
decía:
Pluenices prlmi, famce si creditur, ausi
Mensuram rudibus vocem signarejiguris . .
Para averiguar, en consecuencia, el origen de la escritura
habría necesidad de ir hasta la cuna del género humano, penetrar
al desconocido Jlllundo de los tiempos prehistóricos y
hacer completa luz en el caos de la más remota antigüedad;
no siendo esto factibl~ á los hombres de los tiempos presentes,
fuerza es que se hayal! contentado con hipótesis más ó menos
racionales, con suposiciones más ó menos acomodadas á las leyes
de ]a historia y á la naturaleza humana, para indicar de
qué manera principió el hombre á sensibilizar su palabra, á
darle forma& tangibles á una cosa de suyo inmaterial como
el pensamiento, á hacE:r, en fin, que una idea impalpable, aérea,
se estereotipara en rasgos viRibles sobre la roca, la madera,
la corteza del árbol ó el papel.
Creen algunos-y no parecen andar muy errados-que el
primer período de la escritura fue indudablemente la representación
gráfica del objeto manifestado por la palabra hablada.
Por un procedimiento semejante al empleado para representar
con sonidos las imágenes de la fantasía y los estados
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EL MONITOR
del espiritu, lo primero que racionalmente debió hacer el hombre
para retratar esos sonidos fue pintar la imagen del objeto
mismo, y de aquí que en la historia de la e critura ocupe el
primer lugar, con1o la más rudimentaria manifestadón, la escritura
llamada figurativa, ideográfica ó j'ero,qlífioa. Pero la
lentitud que este procedimiento exigía y la mucha inteligencia
y pacienzudo estudio que requería la traducción de esos
signos jeroglíficos, que no eran sino retratos, más ó n1enos perfectos,
de los objetos reales, hizo necesario escogitar un medio
más sencillo y expedito, en virtnd del cual los signos escritos
no representaran objetos ni ideas sino las letr·as ó sílabas
de las palabras habladas. Tal es la escriturafonética ó al-fabética,
usada hoy por todos los pueblos civilizados.
Muchos hay, por el contrario, que rechazan la hipótesis
anterior sohre el origen y progresos del arte de escribir, y
sostienen que jantás el signo, imagen de una cosa, pudo pasar
á significar una sílaba ó letra, esto es, que de la escritura jeroglífica
se pasara á la fonética. "Puf>de qne aconteciera así, dice
Cantú, pero ésto , los jeroglí.fi o , repre entando la idea,
no era po ible se convirtiesen jamás en escdt.nra, en el sentído
de signos con que expnrar los sonülos y tran mitir una
noticia ó la memoria de h ech0s. La pintora, á p e ar de los refinamiento
actuales, no significa nada, si le falta el auxilio
de la palabra. Por otra parte, la historia contradice e ta genealogía;
y pasando en silencio la Biblia, donde se habla yá
de libros escritos por los patriarca , algunos sal m o d~ David
son acrósticos, esto es, escritos necesariame nte con let.ras alfabéticas.
Quedan las escrituras Pgipeias; pero en pl'imf'r lugar,
no pueden considerarse corno las más antigua s, y arlPmas
se necesita saber si los jeroglíficos son fonéticos ó simbólicos.''
Cualesquiera que hayan sido las varias etapas de la escri ·
tura y el origen divino ó humano, fig rativo ó alfabético, qne
haya tenido en época á que no alcanzan las investigaciones
de los sabios, es lo cierto que si se consideran en conjunto las
distintas formas qne revisten las escrituras hasta hoy conocí
das, pueden dividirse en dos grandes grupos ó clases: jeroglíficas
y fonétinas.
Las escrituras figurativas más conocidas y estudiadas son
la de los americanos, la del antiguo Egipto, la de los chinos,
japoneses y annamitas.
La de los antiguos pueblos americanos fue en un principio
figurativa y después fue fonético-figurativa.
EscRITURA. EGIPOIA.-La más conocida de las escrituras
figurativas es la del Egipto, cuyo e5tudio principió desde 1779
durante la expedición de Bonaparte, cuando se encontró la famosa
estela de Roseta, traducida por Champollión.
Siendo las conclusiones á que llegó este autor en el examen
de la escritura egi cia las mejor recibidas hoy en el mun-
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EL MONITOR
do científico, á pesar ele haber tenido notables refutadorest como
Goulia noff y otros, expondremos su sistema, tenido por
el más racional.
Según Champollión, los antiguos egipcios, como todos los
demás hombres, sintieron la necesidad de transmitir el recuerdo
de algún objeto ó hecho, de no dejarl0 encomt>ndado solanwnte
a la me1noria, frágil y mudable; y al querer Psto, lo
primero que tuvo que ocurrírseles fue pintar el objeto mismo,
delinear su fignra, "ejecutándolo en un carácter puramente flg?.
trativo, que pinta directamente el ohjt--to y no indirectamente
la idea del objeto." Pero este procedimiento rudimentario
adolecía de muchos defectos é i nsufici(-'ncias, porq ne con él no
pcdia repre entarse más que los objetos er1 general, v. gr., el
árbol, el león &c., pero no alcanzaba á dar idea de un lugar,
sér ú objeto determinado ó particular. De aquí snrgió necesariamente
la invención de nuevos signos qne sati ficieran aquella
necesidad, y resultaron los llamados si1nbólicos ó trópicos
que unidos á Iosfigurativos y simultáneamente empleados con
éstos, alcanzaron á dar idea de objPtos particulares. A e te punto
llegaron Jos mPjicanos, entre qnieues la idea ge eral de eada
individuo se indicaba <·on la figura de. una cabeza humana
(signofigurati?.>o), á la cual ·e agregaba junto á la boca la figura
de un objeto cualquiera, una sPrpit:>nt , un lobo &c. (, ignos
simbólicos), para mo trar a:í que los individuos se llamaban la
serpiente, el lobo, &c.
Pero toda vía este sistema de escrHura era insuficiente pue~to
que por medio de él no podía dar e idea alguna de los seres
inmateriales, Dios, el alma, &c. &c., ni rlarse expresión á las
ideas metafísicas; necesitábanse, por tanto, nuevos signos, y
el Egipto Jos inventó, tomándolos por analog1a de los objetos
materiales, expre ando, v. gr.~ la idea defncrza con la figura
de un ]eón. Estos signos son lus llanutdos por Champollióa
enigmáticos.
Por medio de las trAS clases ele signos que deja m os indicados,
figurativos, simbólicos ó trópico y enigmátic0s, pod1an
entenderse los egipcios má ó menos bien, y la escritura que
de ellos resultaba, puramente ideográfica, esto es1 expre.,iva de
las ideas de ]os objetos en ella representado , en'Ía para ei
uso común del pueblo. Pero comoq ni era q ne é ·te fue ~xtendiendo
sus relaciones y adqniriendo diariamPnte m<Ís conocimif~
ntos, hubo de llegar el caso, por ~jemplo, de representar en
lo escrito la idea de un nombre extranjPro ó de un objeto no
conocido, y entonces no le fueron bastantes los signos qne poseía,
porque el non1bre del individuo extranj~ro carecía de sentido
en la lengua egipcia. "Ana !izaron, pues, no se sabe cómo,.
dice d hermano de Champollión exponiendo su sistema, los
sonidos que con.pon1an este mismo nombre, y comprendieron
al mismo tiem ·o lo útile que serían signo qne expresasen los
sonidos mismos." Así nacieron los signo fon¿t-icos, que no ex-
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so6 EL rv10NITOR
presaban, como los anteriores, una idea sino un sonido. Para
esto escogieron sin duda entre los signos figurativos el signo
gue representara un objeto cuyo nombre en la lengua hablada
fuera una sílaba del que quería expresarse fon8ticarnente; por
ejemplo, el signo figurativo del sol, esto es, un sol pintado,
expresó la sílaba re, porque est~ sílaba era el nombre mismo
del sol.
Tales son los signos empleados en la escritura egipcia y tal
la manera y orden como aparecieron en este pueblo, según las
in vestigaciónes más serias de los sabios. Veamos ahora las distintas
clases de esa escritura, ó sea las varias formas materiales
que to1nó. La escritura egipcia se divide en.j"eroglífica, hierática
y dernótica.
La}eroglífica está formada de signos figurativos, de imágenes
&c. que representan los objetos sensibles, una casa, un
buey, &c. &c., imágenes aquéllas pintadas con más ó menos
perfección y muchas veces con colores según la importancia
del escrito 6 la expresión mayor que quiera dársele.
La escritura hierática, llamada también sacerdotal, por
ser la que usaban los sacerdotes egipcios en sus eomunicacio ·
nes y ritos, se compone también de signos figurativos, de un
valor enteramente igual al de los usados en la escritura jero glífica.
J..,a diferencia consistía sólo en que los de la sacerdotal
eran como el compendio ó taquigrafía de los signos de la escritura
jeroglífica, de tal manera que en lugar de pintar, v. gJ:.,
un buey echado, con todas sus partes, como se haría en la escritura
jeroglífica, en la hierática sólo se delineaba, ó se expresaba
la parte posterior. Este sistema se originó probable-
• mente de la necesidad que notaron de hacer extensiva la escritura
y no limitarla á los que sabían el arte del dibujo.
La escritura demótica ó popular, así llamaba por emplearse
por el pueblo, se formaba de los mismos signos de la hierática,
esto es, de abreviaciones de los jeroglíficos, y tenían id~ ntico
valor. La diferencia entre la escritura hierática y la d mótica
consistía sólo en que los signos empleados eu ésta eran en
número mucho rnenor á los empleados por aquélla.
Se ve por lo que hasta aquí tenemos estudiado acerca del
valor de los distintos signos de la escritura egipcia y de sus varias
formas 6 maneras de escribir, que en esta escritura hubo
una progresión creciente desde el rudimentario sistema de los
signos puramente figurativos, esto es, de los que sólo represen taban
con la imagen de nn objeto el objeto mismo, hasta os
signos fonéticos. Comenzaron los jeroglíficos por represen:iar
objetos materiales, 1 uégo representaron por traslación 1 S vSpirituales
y, por último, se indicaron con un signo convencional
los sonidos del lenguaje.
Frecuentemente se juntaban estas varias clases de sgr.os
en un mismo escrito, en una misma frase y hasta en una n:isma
palabra ; así, por jemplo, la proposición Pedro trabaia la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL MONITOP 507
tierra, podría escribirse con U!l signo simbólico que expresase
]a iclea de Pedro, trabaja, cou los signos fonéticos del caso, y
la tlerrra, ron nn signo figurativo ó con uno fonécico. La imagen
6 pintura de una abeja podí!l, por ejemplo, representar, ó
la abeja misma, ó significar jefe ó rey, si la tal imagen se usaba
como signo simbólico, ó representar la letra con que principiara
sn nombre en el lenguaje hablado, si la imagen se toma.:
ba como signo fonético.
Esta confnsión de caracteres de tan distinto valor y empleados
á un mismo tiempo, tenía necesariamente que hacer
difícil, y mucho, el aprendizaje de la escritura y la lectura entre
los egipcios mismos, pese al sabio Champollión, quien parece
atenuar estas dificnl tades y querer probar que hasta las
mtís bajas é ignorantes clases del pueblo aprendían fácilmente
á leer y escribir.
Para hacerse uno cargo de los mil tropiezos y dificultades
que deb1a presentar e te sistema, bastaría observar cuántos serían
los homófonos en la le11gna, una vez que para representar.
por ejemplo, la , ílaba la, había que apelar á la imagen ds
un objeto cuyo nombre eu la lengnn hablada comenzase por
la¡ pero ¿cuántos no serían esto objetos y nombres~ y t qué
regla de eseugencia ú qué principio había para elegir entre
tántos uno determinado, al eual se le asignara, digámoslo así,
la función especialísima de significar con su imagen la sílaba
la?
Tántn. es la dificultad on este puuto, que aún hoy, después
de más de F>E'senta aüos de constante estudio, no ha podido ser
descifrada de una rna1H~ra que satisfaga&. todos los anticuarios
la inscrip(•ióu do Roseta, á pesar de ser trilingüe, esto es,
escrita en tres formas : C.3ll caracteres jeroglíficos, en caracte:
res den1óticos y en griego. Conocida esta última lengua y sa-biéndose
que lo mismo que en ella 8stá escrito es lo que se
repite en las dos primeras (un decreto de los ·sacerd~tes en
honor de Tolo meo E pífanos), parece debería ser más que sencilla
la traducción. Sin embargo ésta ha sido hecha de muy
distintas maneras, lo que prueba, contra el mismo Champolión,
la dificultad grandísima del sistema de escritura egipcia
que este autor pretende mostrar como sencilla y fácil.
EscRITURA CHINA.-Los orígenes de la escritura china se
remontan á los siglos XXVI y XXVII, antes de Jesucristo.
Los signos más antiguos de esta escritura tenían un carácter
figurativo y retrataba!l, por tanto, los mismos objetos, de
los cuales querían dar una iden. En este pueblo, como en
el Egipto y otros muchoe, los primeros signos debieron ser
los representativos Je los objetos más conocidos, ó más notables
por cualquier circunstancia; así se observa, por ejemplo,
que entre los chinos, sAgún la clasificación y análisis de los
caracteres, hecha por Ren1usat, el cielo suministró siete
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soS EL MONITOR
signos: un círculo con una línea en el medio para figurar el
sol; una. rned·ictluna para representar el satélite de la tierra;
una luna partida en dos, la obscuridad; lí·neas en zigzag, las
nubes y los vapores; gotas bajo una bóveda, la lluvia.
Los objetos de las habitaciones, las partes del cuerpo humano,
los animales n1ás conocidos, 1o.3 árboles, los granos y
comidas más nsadas &c. &c., suministraron á los antiguos ehinos
nuevos signos ó figuras para representar en lo escrito la
idea de -esos objetos.
La combinación postet·iordo estos mismoscara.cteres fi¡u,·ativos
y la in venció u de signos simbólico3, por un procedimiento
semejante al empleado por los egipcios, dio por resultado
nu~vos signos pat·a expresar ideas metafísicas ú objetos inmateriales.
Pero es de notarse que no existen entre los chinos
la espiritualidad y elevación, que son patentes en muchos de
los car·aeteres del antiguo Egipto, pues basta observar, por
ejemplo, que entre aquéllos, para r~presentar la felicidad so
pintaba una boea llena de arroz, dos figuras de mujer indicaban
la disp11ta, y tres, el libertinaJe; sin que esto quiera decir que
no (j .. isten en la antigua eseritura china muf'hos caracteres
ingeniosos, os lo cierto que se nota en su misma pritniti.va
escritura el genio de su ra.za, menos espirHual que la egipcia.
Los siguos de la antiqnísitna escritura china que fueron,
como lo dejáo1os dicho, figurativos, se convil'tieron después
en idPogn\fieos y llegaron á tornar un valor fonético, siguiendo
así el mismo curso de casi todas 1asescrituraseonocidas.Pero
como los caracteres figurativos pueden usarse como fonéticos,
re~~;nlta de aquí una tal complicación de la escritura que
los mismos chinos se han visto prPcisados á buscar lo que
Jlaman }t'fes de clave que le sirvan para la clasificación de los
signos, que ascienden á 50,000.
Los annamitas poseen una escritura que no es sino derivación
de la de los chinos y, como éstCJs, escriben de arriba
abajo en columnas verticales y paralelas.
EscRITURA JAPONESA.-En el siglo III de nuestra éra se
introdujo al Japón la escritura china; pero el carácter innovador
de los japoue~es que tan claramente se ha mostrado en
Jos últimos tiempos, la cultura de que han dado muestras y
muchas otras circunstancias, debieron influir para que ellos
introdujeran subst.aneiales variaciones en la escritura que
habían recibido de ajena man0: en efecto, así sucedió, porque
en el Japón dio un 11aso más hacia adelante en este arte
maravilloso, de tal suerte que los signos ó caracteres ideográficos
de los chinos yá no representaron ideas ú objetos sino
silabas, cr0ando de esta manera una eseritura fonética, un ·
alfabeto silábico, que si no alcanza la perfección del nuéstro,
sí está á gran distancia del chino.
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EL MO¡:q-ITOR 509
En la escritura japonesa hay 47 signos, y se escribe en
la misma forma usada por los chinos.
Las escrituras que hasta aquí hemos estudiado somerameo
te son las más conocidas -entre las jeroglíficas; las de las
naciones semíticas sou todas alfabéticas, la hebrea, la aramea,
la árabe &c. &c. &c. Es opinión aeeptada g13neralmente
que todos los alfabetos dependen del fenicio.
Entre los alfabetos semíticos se cuenta la escritura babilónica
llamada ctlnecula ó cuneiforme, por teuor la figura de cuñas
6 de lanzas ó dardos de cabeza triangular que ~oro binados
constituían el alfabeto de Babilonia, usado principalmente
en los monumentos.
CAPÍTULO IX
Expuesta la doctrina general de la palabra como medio
de que se sirve el hombre para manifestar sus estados de
conciencia, veamos ahora las condiciones que esa palabra necesita
para servir de expresión al Arte bello literal'io, esto
es, los caracteres y forma que debe t·evestir como materiadigámoslo
así-que el artista modela en la producción de su
obra.
Lo primero que á este respecto ocurre obHervar es que
la palabra, considerada como órgano ó instrumento de un
arte bello, aile.
En la literatura latina predominó la cantidad silábica
hasta principios de la Edad 1\fedia, pero se ca1nbi6 por el acento
que es el elemento má importante en todos los sistemas
rítmicos, y que es base en la poesía de las lenguas modernas.
La rima, 6 sea la correspondencia de palabras de sonidos
:finales iguales 6 semejantes, es un proceditnieuto relativamente
nuevo, y desconocido por griegos y latinos .
.Puede ser de dos clase :rima oonsonante ó a8onante. I.Ja
primera con iste en la identidad de sonidos de ·de la vocal
acentuada, in el u ·ive, de la última palabras de los ver os. que
e corresponden: palcwio y topacio, loca y roca, son palabras
consonantes; la segupda es la identidall de sonidos vocales
desde el ~centuado, inclusive: carta y a,lma., polo y todo, son
a onantes.
N o es la rima elemento e.~encial de la poesía, pues hay
e~trofas in ella, como se observa en los llamados ver os bla.ncos
ó SlM~lto ; es más que todo un adorno 6 modificación accidental.
El ac~nto es, como queda dicho, lo esencial en todo
sistema rítmico y en él se basa la poesía castellana.
( Oontinmará).
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EL MONITOR
BREVES OBSERVACIONES
sobre el Código Civil Uolombiano
POR
FERNANDO VELEZ
fROFESOR DE LA. MA.TERIA. EN EL foLEG40 DE 'fE/4..
( Continuaci6n).
TÍTULO XV
513
Trata de la emancipaci6n, que es un hecho que pone fin á
la patria potestad (articulo 312).
Ejerciendo hoy la madre los derechos de patria potestad
de acuerdo con el artículo 53 de la Ley 153 de 1887, nos parece
claro que los caso de e1nancipaci6n que establece el Titulo
XV, la comprenden tanto á ella como al padre.
Annqne la emancipación, según el artículo 312, sólo pone
fin á la patria potestad, e~to es, á los derechos mera1neute
civile de quien la ejerce, al bahlar del Título XII qu trata
de la autoridad paterna, indicámos qne algunos de los decechos
que ésta comprende, como la facultad que tienen lo padres
de corregir y castigar á sus hijos meuore , raciona1wcnte
tienen qué rlesaparecer con la emancipación legal y la judicial,
pues no sería aceptable, por ejemplo, que si el hijo se
casa ó el padre lo maltrata habitnalmente, con ervase éste
tales facultades, incompatibles en el un caso con el e tado civil
del h!jo, y en el otro con la causa de la etnancipación.
Cuanto á la obligación qne tien~n los hijos de respetar y alimentar
á sus padres y de cuiclarlos en su ancianidad, en el
estado de demencia y en todas las circunstancias de la vida
en que necesitaren sus auxilios, no hay motivo para qne desaparezca
con la emancipación. (1)
La emancipación comprende á los hijos legítimos y á los
legitim~ulos qne son los que se encnentrao bajo la patria po.testacl.
'l'atnbién debe comprender á los hijos adoptivos en el
caso en que quedan bajo la patria potestad del padre adoptante
(artículo 281).
Como la emancipación sólo saca al hijo del podPr del padre,
6 mejor dicho, sólo priva á éste de los derechos civil es
que comprencle la patria potestad, ella no in1plica que el
hijo emancipado adquiera siempre el derecho atria potestad
de la viuda en virtud del artículo 53 citadv, puede llegar el
caso de emancipación voluntaria otorg·a.cla por la tnadre. Por
tanto, el artículo 313, despué de saucioufHlo el 53, debe referirse
tanto al padt·e eon1o á la 1nadre, p 1esto que an1l>os pueden
emancipar voluntariamente á sus lJijos.
La emancipación voluntaria no puede verificarse si 110 se
reúnen estos requisitos:
1.0 Qne se haga por 1nedio (le instrtunento público;
2. 0 Que el hijo sea adulto, es decir, qüe haya cumplhlo
catorce aiíos si es varón, y doce si es mujer;
3? Que el hijo consienta eu la emancipación; y
4? Que el Juez la ~utorice con conocüniento de causa.
El instru.rnento público que exige la etnancipación uo puede
.ser sino una escritura pública otorgada ante N otario. De,..
)Jiendo contener la declaración del padre y 1a. aceptación del
)lijo, quedan excluidos los demás instrumentos públicos, in-
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EL MONITOR 515
elusivo el testamento, como bien se comprende. Desde qne la
emancipación requiere el otorgamiento de escritura pública,
constitus·e un acto solemne. Qui:~;:'i, ~ería preferible qt~e el articulo
313, en vez de hablar de instrumento público, se refirie.
se exclnsivan1ente á escritura pública.
El hijo emaucipado voluntarian1ente debe sor (tdu}to, porque
reqniriéndo¡;e su consentimiento, no podría prestarlo si
fuese hnpúber, pnes los impúberes son absolutamente incapaces
por falta de di. cernin1iento, y sus actos no producen ni
aun obligaciones naturales (artícn1o 1,504).
No debiendo ter1er la muancipación por objeto sino el
provecho del hijo, es natural que se requiera el consentimiento
de éste para 1levarla á cabo. Si no la acepta, no habría razón
para imponérsela contra su volnntad.
La autori.zaci6n judic-ial e la n1ejor garantía contra emancipaciones
pet:jndiciales, pues aun 1 hijo en nn n1ome11to de
irrefie. ión podría aceptar lo que no le conviene.
Si el J nez no puede otorgar la autorización in conocinliento
de causa, e:s claro que en el e. -atnen ele los hechos pt>ntlencia y antori(latl incompatiules
oon la. sujeción á la patria pot.esta, potestaotestad.
Si el padre ó la 1uaclre que ejerce aquélla, no provocan el
juicio de interdicción del hijo mayor demente 6 sordo-mudo,
¡>neden ocurrir do. casos: ó han conservado la adn1inistraci6n
de los bienes del hijo, ó nó. "En el prilner caso, parece qno el
padre debería ser considerado como gestor ó agente oficioso
del hijo, y como habría tomado sobre sí la administración ubstitnyéndose
indebidamente al curador, á quien, según la ley,
esa administración debe encomendarse, respondería de toua
especie de cu1pa, en conforn1idad á la parte última del inciso
segundo del artículo 2,288 (artículo 2,306 del Código' colombiano).
En el último ca'o, sin duda alguna, ~;;e constituiría el
padre legalmente rcsponsalJle de todos los pe1juicios que, en
consecuencia, sobrevinieran al hijo." (1)
El decreto que.da la posesión de los bienes del padre 6
madre desaparecidos, puesto que el artículo 314 no distingue,
puede ser tanto el de posesión provisional como el de posesión
definitiva. Tendrá que ser el último cuando se haya omitido
el primero en los casos permitiuos (articulos 97, número
7.0 y 98).
No señala el número 4. 0 del artículo 314, como día en
que se verifica la emancipación, la fecha de la muerte presun-ta
(número 6? del artículo 97) 1 prescindiendo de guardar analogía
con el número 1? de dicho artículo 314, seguramente en
atención á que no obstante que dicha fecha es legal, no hay
certeza de que en ella haya verdaderameute ocurrido la muerte
del padre. (2)
{1) C0oo y FABREs, Explicaciones ~·c. Comentario al artículo 266.
(2JCOOD y FABR.Es, Explicaciones &e. Comentario á los artículos 83 y 26& ..
VERA, Código Civil, &c., Comentario al artículo 266.
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520 EL MONITOR
No fignra con1o 1uotivo de emancipación legal el decreto
qne rlé la posesión de los ~)lenes del hijo desaparecido por la
misn1a rmr.ón por la cua; no figura la de la 1nnerte natural del
hijo, razón qne antes iudicán1os.
Tampoco 6gnra cotno causa de emancipaci6n la habilitación
del hijo, pot·qne á ésta debe proceder aquélla. l\1ás claro:
n1ieutras el hijo uo esté ernancip:ulo no se le puede habilitar.
Por tanto, la l.Jauilitación qut} es consecuencia, no es la que
emancipa.
Ernancipaci6njtulicial. Pudiendo ejercer hoy la n1adre la
pntria potestad, los caso· de emancip. ción judicial del artículo
315 deben comprenderla á ella. Por lo 1nistno, creemos
q ne esos casos deben redactarse e u estos términos, poco
más 6 tnenos:
1 '! Onando el padre 6 la tu adre que ejerza la patria potestad
maltrata habitualmente al h~jo, en ténninos de poner en
peligro sn vida ó de cansarle gTave daño;
2'! Cuando el padre ó la 1uadre que ejer~a la tJatria potestad
ha abandonado al hijo;
3'! Onando h depravac· ón del padre 6 de la madra que
ejerza la patria pot ·tad 1 , hace inc paces de ejercerla;
4° Cnando por una sentencia, pasada n autoridad de co-a
juzgada, se ha declarado al padre 6 á la madre que <{jerza la
patria pote ·tad, culpable de nn flelito á que se aplique la pena
de cuatro años de presidio, ú otra de igual 6 mayor gravedad.
Como el articulo 53 de la Ley 153, no per1nite á la viuda
el ejercicio de la patria potestad sino n1ientras guarde buenas
costumbres, y co1uo éstas pueden no tener las proporcioues
de depravación en la conducta adre 6 bre la
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.L MONITOR
ejecución de tres· ó n1ás hechos de una 111isma especie, en nn
lapso do tiempo qne no e¿·ceda de un 1ne. "·El padt•e ó la 1nadre
no podrían in1pcdír la emancipación alegando sn capacidad
para aresidente de la. República
la facultad de otorgar indultos particulares; pero es que
la Carta fundamental no ha necesitado expresar lünitacione. ·
que fluyen de la nattualeza mis1na de la· cosas y del genuino
sentido de sus preceptos. Concluiremos esta materia ob erv
·ando que no nos hemos referido al tratarla, á los indulto.
generales, porque nada tendría de irregular ni an61nalo que la
ley deshiciera lo que la misma ley había hecho."
EnuHwipaci6n parcial. Se refiere al peculio profesional ó
in(lnstrial del h\jo de familia y hablamos de ella al tratar del
articulo 294 (pág. 433).
Efectos de la e'tnancipaci6n. Como ésta pone fin á la patria
votestad, según lo tenemos visto, el padre 6 la nutdre en su
caso pierden en vi rtnd de ella el usufructo legal de los hi ne. ·
del hijo, la administración de éstos y la representación judicial
y extrajudicial del hijo. Cuanto á los efectos qne la
emancipación produce respecto de la autoridad paterna, no _.
(1) Codificaci6n 11aoional del Dr. Angarita. Comentario al artículo 30. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL MONITOR
referimos á nue tras observacione · anteriores (•¡>ág·s. 377 .
513).
La emancipación parcial no afecta la autoridad paterna.
"'roda e1naucipaci6n, una vez efectuada, es irrevocable,
aun por causa de ingratitud." (artículo 317). .
Bien está que la en1ancipaci6u voluntaria consentida por fll
padre ó la n1adre, sea irrevocable. El Derecho romano y t>l e:-;paííol
pern1itían la revocación de ella por cansa de ingratitud.
Sin mnbargo, tal vez el principio qu~ consagra el articulo
317, principio que se basa en que con vieue evitar los c~uuhio. ·
del estado civil ero subsiste la mnaucipación
r specto al cónyuge de buena fe que tenga hijo bajo
~n patria potestaa y en tm1to que los conserve''. (1) Como el
nrtícnlo 14U 1
sino que el hijo, propimnente 1lablaudo, obten()'a la emaucipadón,
el padre verá si en e tas condiciones le conviene 6 n6
aceptar para su hijo la donación, herencia 6 legado, proce•
liendo según las reglas generales." (3)
Bl segundo inciso del artículo 316 que dispone que tainpoco
tendrá el padre la ad1ninistración de los biene donado
al hijo ó dejados á é te en herencia ólegado con la condición
que indica el inci~o primero, es repetición del artículo 296 (4).
(Continuará).
(1) VERA, Cócligo Civil &e,- Comentario al artíc~lo 269.
(2) -COOD y FABRE , Expltcaciones &c. Comentano al artículo 268. VERA, Có digo
Ci1•il &c. Comentario al artículo 268. CIIACÓ-T, Jt..xposici6n &. t. 1?, I>ág. 25;;.
(3) Cooo y FABRE , Explicaciones &c. Comentario al artícnlo 268.
(-1> CooD y FABRF.:S, Explicaciones &c. Comentario al artículo 268. VERA 1
Gódi o Civil &c. Comentario al articulo 268. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"El Monitor: revista de instrucción pública - N. 9", -:-, 1897. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3683672/), el día 2025-06-17.