A~OlV Bogotá, Marzo 10 de 1900 NUM. 142
--~· ....... --
ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO
Dnt1tCTOR AD-HONOREM, FRANOISGO J. VERGARA y V.
General, Miembro de la Sociedad Colombiana de Ingenieros
Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefes y
Oficiales del Ejército de la República
OFICIAL
por el cual se honra la memoria de un Prócer
El Proidentt de Id Repúh!itll
CONSIDERANDO
Que hoy se cumplen cien años del nacimiento de Daniel F. O'Leary,
hijo de Irlanda, que en Colombia fue General del Ejército que combatió
por la Independencia nacional, y Edecán del Libertador;
Que este ilustre hijo adoptivo de Colombia prestó importantísimo•
servicios á la República, ya como soldado valeroso, vertiendo su sangre
en los campos de batalla, ya desempeñando empleos importantes, ora
por el ejemplo de altas virtudes morales que hacen su memoria digna
de veneración,
DECRETA
Art. 1.0 El Gobierno honra la memoria del distinguido ciudadano
y benemérito Prócer GePeral Daniel F. O'Leary, y propone su amor
á Colombia, su desprendimiento, su valor y su lealtad como ejemplo i
los colombianos, á los cuales recomienda, por dignas de imitación, las
virtudes públicas y privadas del Prócer cuyo centenario se con memou
hoy.
Art. z.o Por el Ministerio de Guerra se darán las órdenes del caso
á fin de que la fuerza pública que hace la guarnición de la capital, tri-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
290 BOLETíN MILITAR
bute á la memoria del General Daniel F. O'Leary los honores militare•
que le corresponden por la alta jerarquía militar, política y social que
dicho Prócer ocupó en Colombia.
Are. 3.• Copia auténtica de este Decreto será enviada con nota de
estilo á los deudos sobre vi vi entes más próximos del General O'Leary.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Tena, Departamento de Cundinamarca, á 1. 0 de Marzo
de 1900.
MANUEL A. SANCLEMENTE
El Ministro de Guerra, JOSÉ SANTOS
------~·~------
Conferencias de los Oficiales de la Misión Franeeaa
SERVICIO DEL CARÓN DE MONTA~A
(Continuación)
TRANSPORTE DEL MATERIAL Á LOMO DE MULA
1. Los artilleros se presentan á la maniobra con el mismo uniforme
que para la ejecución de la boca de fuego; cuando estén armados,
el instructor les manda poner el arma á la esralda.
El material estará dispuesto como ]o indica el número •. ; ademá:
se traen por sus conductores cuatro mulas albardadas que se llamans
mula de pieza, mula de ruedas, mula de cureña, mula de cajillas. Lu
tres primeras van equipadas con un basto (alabardón) de pieza y la
cuarta con un baslo de cajillas.
CARGAR EL MATERIAL
2. Ant('s de hacer cargar el material, el instructor manda colocar
las mulas en hilera detrás de las cajillas en el orden siguiente: mula
de cajillas, mula de ruedas, mula de curefia y mula de pieza; la primera
á un metro de las cajillas, las demás á un metro de distancia una de
otra.
El instructor hace entrar loa sirvientes á sus puestos, los manda
equipar, ordena quitar la limonera como está prescrito en el número .. ,
y en seguida da á los artilleros la nomenclatura sumaria de la palanca y
de los bastos.
Les enseña al mismo tiempo que la pieza y su cureña pueden llevarse
á lomo de mula ó engancharse; que en el primer caso la mula de
pieza lleva la pieza, la mula de cureña, la curefia, la mllla de ruedas,
las ruedas, la limonera, los frenos, las palancas y el escobillón; que en
el segundo caso las mulas de pieza y de curefia ~e enganchan ~ la limonera
(tronco y guía). Les enseña también que las cajilla• ae cuelgan para
el transporte al basto de la muJa de cajillas.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN MILITAR 291
CARGAR LA MULA DE PIEZA
3· Rnunun de la maniobra-Introducir el escobill6n en el ánima.
Levantar las sobremufioneras. Colocar la palanca debajo de la culata y
amarrarla. Levantar íntegramente el tornillo de puntería. Llevar la pieza,
colocarla sobre el basto, ]a culata hacia la cabeza de la mula. Sujetarla
al basto.
Para cargar la mula de pieza, el instructor hace disponer las correas
de la manera siguiente:
Colocar las correas con el clavillo hacia arriba, de adentro hacia
afuera, en las mortajas del tirante de derecha del basto, las dos correas
delgadas en las mortajas de los extremos, la correa gruesa en la mitad,
pasarlas después por las mortajas del tirante de izquierda, de afuera
hacia adentro, y sacar los extremos de modo que las hebillas queden á.
unos 30 centímetros del tirante de derecha.
El instructor manda después: 1. 0 Prepárense á cargar 1" mula d1
pieza; 2.0 e argtttfl la mula de pieza.
A la voz preptírenu á cargttr la mula de pitza, el conductor de
la mula de pieza coloca su mula á tres metros atrás de la curef'ia, la
grupa vuelta hacia la contera.
El segundo sirviente de derecha introduce el C!'cobil16n, el atacador
adelante, dentro d e l á ni ma, levanta la s o br:mutíoneras y agarra el
escnbil16n con ambas manos fre nte á la mula.
El primer sirviente de derecha vuelve ~ coloc ar el tirafrictor en
su saco, trae l.t pa lanca de culata, que estará puesta sobre la limonera,
umada con el lazo, y la coloca debajo de la culata, lo más cerc.t que se
pueda de los muño nes y la agarra c on ambas manos.
El primer sirviente de . la izquierda saca el alza que vueh·e á colocar
en su saco; amatra la palanca á la culata ccm el Jazo y agarra el
otro extr~mo de ell , y ambos irvientes dan frente á la mula.
El segundo sirviente de la izquierda le\ anta Í i.tegramente el tornillo
de puntería y vuelve á o cupar su puesto.
A la voz rarguen la mula de pieza, y á la indicación alfen, hecha
por el segundo sirviente de derecha, los dos primeros sirvientes, ayudados
por el segundo sirviente de derecha, ahan la pieza, h. hacen pasar
por encima de la rueda derecha y marchan á colocarla sobre el basto,
la culata hacia la cabeza de la mula, el guión hacia arriba, de suerte
que los muñones encajen en las muñoneras.
El primer sirviente de izquierda quita el lazo, pasa las hebillas de
las correas al primer sirviente de derecha y sostiene el basto para impedirle
se vuel \'a. Aseguradas las correas, va á , raer el tapaboca y el tapaculata,
entrega este último al primer sirviente de derecha y coloca el
tapaboca.
El primer sirviente de derecha pasa la palanca al segundo sirviente
de derecha, asegura las correas, dando una vuelta al rededor deJa
pieza con las de los extremos, r coloca el cubreculuta que le entregó el
primer sirvicn te de la izqui e rda.
El segundo sirviente de derecha quita entre tanto el escobillón del
ánima, recibe la palanca de manos del primer sirviente de derech~
los coloca sobre la limonera y vuelve á ocupar &u puesto á la altura d~
la contera.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
292 BOLETÍN MILITAR
CARGAR LA MULA DE CURd~A
4· Resumen de la mafJiobra-Volver á colocar las sobremuñoneras.
Levantar la cabeza de curciia. Quitar las ruedas y colocarlas en tierra.
Levantar la cureña. Colocarla sobre el basto, la contera hacia la grupa
de la mula. Sujetarla al basto.
Para hacer cargar la tnnla de cureña el instructor manda cargar la
mula de pieza, después hace colocar hs correas del basto de cureña del
modo siguiente : colocar las correas con el clavillo hacia abajo, de fuera
hacia dentro en las mortajas del tiran te de derecha del basto, las dos
correas delgadas en las mortajas de los extremos, la correa gruesa en la
mitad; pasarlas después por las mortajas correspondientes del tiran te de
izquierda, de adentro hacia afuera, y sacar los extremos de suerte que
una vez cerradas las hebillas éstas queden del lado izquierdo de la mula
y cerca de la parte superior de la curefia.
El instructor manda después: 1.0 Prepármse á cargar la mula de
cureña~· z.o Carguen la mula de cureña.
A la voz prepáreme á cargar la mula de mreiía, el conductor de la
mula de cureña coloca su mula á tres metros adelante de la cureña, la
grupa vuelta hacia la cabeza de la cureña.
Los terceros sir ientes se acercan á la cureña á paso de trote, quitan
los pernos y las arandelas de las ruedas, los que conservan en la
mano izquierda, y agarran las ruedas con la otra mano.
El segundo sirviente de izquierda se a egura de que el tornillo de
puntería está íntegramente levantado, á paso de trote pasa á la cabeza
de la curefia y la levanta agarrándola con ambas manos, de ·pués de haber
vuelto á colocar las sobremuñoncras.
El segundo sirviente de derecha coloca el pie sobre la contera para
impedirle que retroceda.
Los terceros sirvientes quitan las ruedas y las colocan en el suelo
detrás de ellos, vuelven á colocar las arandelas y los pernos y agarran
el eje por los extremos de los pesones.
El segundo sirviente de izquierda se acerca á la contera y la agarra
lo mismo que el segundo sirviente de derecha.
A la voz carguen la mula de cureña, y á la indicación alcm, hecha
por el segundo sirviente de derecha, todos hacen fuerza, 1a levantan y
avanzan á colocarla sobre el basto, la contera hacia la grupa de la mula,
de suerte que el eje éntre en el alojamiento que para ello tiene el basto.
El tercer sirviente de derecha alcanza las hebillas de las correas al
tercer sirviente de izquierda, haciendo pasar antes las delanteras por las
muñoneras de la cureña, y sostiene el basto para imper:lirle se ladee.
El tercer sirviente de izquierda asegura la cureña cerrando las hebillas,
ayudado por el tercer !$irviente cie derecha.
Los segundos sirvientes vuelven á ocupar sus puestos.
CARGAR LA MULA DE RUEDAS
5. Resumen de la maniobra-Enganchar los frenos en el basto. Colocar
la palanca sobre el basto. Transportar las ruedas, colocarlas sobre
el basto y asegurarlas. Alzar ]a limonera, el escobillón y la otra palanca,
colocarlos sobre las ruedas y sujetarlos al basto.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN MILITAR 293
Para hacer cargar la mula de ruedas el instructor manda cargar
previamente las mulas de pieza y de cureña; después hace colocar las
correas del basto del modo siguiente:
La correa gruesa se coloca como ya se dijo para la cureña, debieudo
quedar la hebilla del lado izquierdo de la mula, cerca de la llanta
de la rueda izquierda.
Otras dos correas deben colocarse en los anillos triangulares, la
hebilla colgando hacia abajo, á so centímetros m:\s 6 menos del anillo.
Cuatro correa más se colocanin en las mortajas de los extremos de los
tirantes, las dos de adelante de adentro hacia afuera, el clavillo hacia
abajo, la hebilla á 6o centímetros m:ls ó menos de la mortaja; ]as dos de
atrás de afuera hacia adentro, el clavillo hacia arriba, la hebilla á so
centímetros de la mortaja.
El instructor manda después: 1.0 Prtptíreme á cargar la mula dr
r11edas; z.° Carg11en la m11/a de r11edas.
A la voz prepáreliJt á cargtzr !tz mula de r!ledfJs, el conductor d~
la mula de rueda la coloca entre ellas dando frente al lado opue to al
marcado por lo brazo~ de la limonera.
Los segundos sirvientes cuelgan ]os frenos en los gancho del basto
de modo que una vez colocados queden horizontales; el segundo sirviente
de derecha coloca la palanca de culata en las mufíoneras del
basto.
A la voz carguen la mula de rued111, los terceros sirvientes colocan
las rueda sobre el basto, de modo que el pequei'ío cabo del cubo quede
contra el arnés y las cuelgan á la palanca por las llantas, escogiendo
un intervalo en donde no haya tuerca, el cu~10 t.:n la mitad del basto,
un rayo _vertical; el t.erc;er sirviente .de derec;ha P.asa la correa grucs~
por encima de las llantas al tercer sirviente de izquierda, quien cierra
la hebilla apretándola.
El segundo sirviente de izquierda vuelve á colocar la clavija y los
segundos sin·ientes alzan la limonera, colocando obre el brazo derecho
el escobillón, sobre el izquierdo la otra palanca, y la llevan á colocarla
sobre las ruedas, el telerón hacia la cabeza de la mula.
Los segundos y tercero sirvientes aprietan las correas empezando
por las de arriba, y los terceros sirvientes se sitúan cerca de la cabeza
de la mula.
Para apretar las correas de las mortajas delanteras se pasa la hebilla
de la mortaja de adclan te por entre los brazos de la limonera, atrás
del telerón; se da una vuelta al rededor de los dos trozos del brazo, y en
fin, despué de pa aria por el grapón de adelante, vuelven los sirvientes
la correa por debajo de la llanta y cierran la hebilla de modo que el
telerón quede abarcado por la correa.
Para apretar las correas de las mortajas de atrás hacen pasar la hebilla
de la corrc.t por encima del brazo de la limonera, le dan una vuelta
pasándola por el grapón de atrás y la ajustan debajo de la rueda.
Para cerrar las correas de los anillos triangulares abarcan con ellas
los dos rayos más cercanos, dan una segunda vuelta á la correa y aprietan
las hcbi.llas.
A cgurada la carga, los terceros sirvientes se trasladan á la cajilla
de izquierda y los primeros sirvientes á la cajilla de derecha. Los segundos
sirvi('ntes ocupan sus puestos á la altura de la mula de ruedas.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
294: BOLE1'ÍN MILITAR
CARGAR LA MULA D! CAJILLAS
6. El instructor manda: Prepárenu á cargar la mula de cnjilllaJ;
z.o CarguPn la mula de cajdlas.
A la voz prcpárn:se tÍ ct~rgar la mula de caji!Ias. el conductor die la
mula de cajillas coloca su mula entre las c:.jillas frente á la pieza.
Los terceros sirvlentes del lado izquierdo r lo! primeros sirvicmtes
del lado derecho agarran las empuñaduras de las cajillas, los sirviemtes
de izquierda cerca cic la cabeza de la mula.
A la voz cargue11 la mula de pieza y á la indicación alce11, hecha
por el tercer sirvicute de derecha, todos llevan las cajtllas y las cuc:lgan
por las cadenas á Jos ganch os , de modo que las cajillas queden un poco
inclinadas de adelante hacia atr s.
L os terceros sirvientes aj usran la hebilla de la sobrecincha, patsándola
por los gr;~poncs de las cajillas, cada uno del ladu de su hilcrra, y
se colocan después á la altura de la mula de e ureña. Los primeros sirvientes
lo hacen : la de la mula de pieza.
Se cuelgan las CJ.jillas por el primer anillo de la cadena del lado
de la grupa y por el segundo a1 illo del lado de la cabeza de la IUlula.
(Continúa)
INAL
POR H. HELVIG, DEL ESTADO MAYOR ALEMÁN
Versión libre para el Boletín Jfilitar
PARTE PRJlliEHA-EL BATALLON
SEGUNDO EJEMPLO
Un batallón contra un batallón (cuatro compafHat eontra cuatro compafHu)
Consideraciones tácticas
Si el adversario se divide para atacar, es preciso moverse rápida- -
mente contra una de sus porciones con fuerzas mperioreJ y arrollarla; si
se consigue esto, las tropas enemigas que retroceden deberán contenerse
con un destacamento relativamente débil, en tanto que todos los demáa
hombres se reúnen para atacar la otra porción del adversario
El batallón se supone en marcha en columna de pelotones, la izquierda
en cabeza, á distancia entera, y con la cuarta compafiía de vanguardia.
PlliMER MOMENTO. Nuestra flanguardia encuentra la del enemig1.
Disposición: cuarta (ompañía, despliega un pelotón en tiradores.
MANDATO: tómense intervaloa de despliegue sobre la primera com-ratiía.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETfN MILITAR 295
En~migo
J
•• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• • •• 4·8 1'
l.·~®~
SEGUNDO MOMENTo-E/ numigo
despliega fuertes ntjambrn .ie tiradores
y dirige su prinúpal eifuerz.•
contra el ala deruha de la t"llarfll
compañía.
/ )'(
Ulsposlcl6n: cuarta t"ompañía,
toda en tiradores; primera C#mpañía,
prolonga la cadena á la derecha
con dos pelotones; ugunda y
terara compañías, á 240 metros á
retaguardia del centro de la cadena
de tiradores.
./ ,,"
/ :,,,'
Segundo momento
TERCER MOMF.NTo-DoJ compañíaJ
en ji!aJ urr,zdaJ u muntran
delrtÍJ dt lrn l iradorn enemigos_· parue
que el entmigo 'pr11yuta un ata que
sobre nuntro centro.
• •• •• • ••• •• • • •
J)lspo lc16n : cuarta compañía, 4· a
un octavo de conversión á la dere-cha;
primera comp añía, movimien-to
igual hacia la izquierda para
concentrar el fuego de ambas sobre
el centro del enemigo.
. ... • •• • •
-:· ~$$ • . "\.·
®®®
0:61181
®181®
2.a
Tercer momento
CuARTO MOMENTo-E/ advenario aprcxima ÜJ compañíaJ en formación
unidtz á los t i r .1dorn; Jtt centro prinopia á dfltmz.ar con rapidez.
Ulsposlción : ugu11da y ttrura compañías, á paso de carrera á reforzar
la línea de tiradores; fuego por descargas; primera cQmpoñía, sostén
de la cadena.
Señal: fuego rápitlo!
J·a 2.a
C ttarfo mome11t0
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
296 BOLETíN MILIT.A.:B.
QurNTO MOMENTO- El ene mi-
• • • • go es antenido en su movimientg
• • • • • • *é...... de avance contra nuestro frente;
• • •• • • •• ~.Lb._
• • • v repliega con viveza stu compa-
• a •• 4· * • * 1. a • • ñías en formación un; da, pero
• * • •
1
• •¡ • • aprieta de firme las alas de nues-
1 1 + tra línea de tiradorn. + • Disposición: primera y cuar-
•¡• ta compañías, forman martillo
181®181 4- ~ defensivo en las alas; ugunda y
~00 ®1&~ tercera compañías, se retiran á
!8)18)~ 0®181 paso largo, pelotón por pelotón
J. a 2 .a y forman de nuevo sendas co-
Qui!llo momento 1 u m nas de compafiía, á doble
intervalo de despliegue, 240
metros atrás de la línea de tiradores.
SEXTO MOMENTo-E/ enemigo emplea dos compañías cmtra cada una
de nuestras alas.
Señal: para todos, ltTJtamentt en retirada.
SÉPTIMO MOMENTO- El enemigo
aprieta en t.rpuial nuestra ala deruhll.
Disposición: clase la señal para
todos, ALTO!; ugunda y tercera compaliías
se acercan á la carrera á la
línea de combate, hacia el ala derecha,
despliegan en tiradores y de
concierto con la primera atacan á
la sefial de de frente, marchen! marchen!;
cuarta compañía, con fuegos
rápidos contiene cn.tre tan ro los
destacamentos enemigos que tenga
á su frente. La ugtmda y tercera
compañías se aproximan al ala derecha
durante la retirada de los tiradores.
• • ••• •• •• •• •• •• .. ~
• b(•
Octavo momento
• • • • • ....... ~~- •• • ---w• • • • •
• • 1 +·· 1 1.. 1 ••
~ ~
G éptimo momento
ÜCTAVO MOMENTO.
Las compañías del ala
derecha enemiga empujan
con eJCaso vigor,
pero las de la izquierda
avatJzan r;pidamente.
8 eñales: para todos,
alto! y 1 uégo marcha
dt trente!
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLET fN MlL.t.T AR 297
NovENO MOMENTo-E/ ala izquierda del numigo retrocede rechazada
p1r nte ataque ine1perado.
J)isposidén: ugunda compañía, signe sobre la dirección que llevaba
y persigue con enjambres de tiradores al enemigo que se retira;
primen1, tercera y cuarta compañías, vuelven á ocupar el frente primitivo,
y cada una mantiene dos pelotones en tiradores y guarda otro en filas
cerradas como sostén.
Seña!eJ: para todos, avancen!
Noveno momento
•• ••
DÉciMO MOMENTo-E/ adversa- • • • • • • • • • • • • • • • • • .•
rio, dividtdo un momento, u retira • • • • • • • • • •
para reorganizarse mtÍJ lejqs, á re- 0~ · 1813~
taguardia.
Disposición : primera y tercera ""
compañías, continúan avanzando; "----
7
181 ~
segunda y cuarta, tornan á formarse =181
en columnas de compañía á Ínter-
4
a
valo de despliegue. ·
Décimo momento
U N DÉCIMO MOMENTo-E/ numigo cofltinÍta retrocediendo, pero aún u
flf71 algunoJ grr1.p'Js de él hacia la aerecha.
Disposición: primera compañía, durante la marcha de avance cubre
el frente y la derecha del batallón.
Señal: tercera compañía, llMnadn, para que venga á ocupar su
puesto.
El batallón continúa su marcha en columnas de compafiía á intervalos
de despliegue.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
298 BOLETÍN MILITAR
SOBRE EL EJÉRCITO ALEMÁN
(Continuación)
lnspución de los reclutas
El período de instrucción individual que ácabamos de describir
se termina con la inspeccion de if)s reclutas que pasa el jefe del
regimiento, dt- pués de la cual éste decide la admisión de éstos á
la escuela de comp.tñía.
Esta in pección, que tiene lugar hacia mediados de Febrero
en la Guardia y quince d1as más tarde próximamente en la línea,
constituye en todo el ejército alemán uno de los acontecimientos
más importantes de la vida militar, y por lo tanto excit.t vivamente
el interés no solo de los oficiales de cada regimiento en particular,
sino también de todos los de la guarnición.
Durante algunos día es el objeto de todas las con\'ersaciones
mili tares y en todas partes no se oyen más que discusiones respecto
al modo como se ha hecho tal ó cual inspección, los resultados
obtenidos por este ó el otro capitán al seguir tal sistema de instrucción,
etc.
Las cosas pasan, por lo demás, con una solemnidad propia
para dar á los reclutas una alta idea de esta primera prueba que
tienen que sufrir delante de sus jefe~.
El General Comandante del Cuerpo de Ejército, en el punto
de su residencia, asiite por lo regular, así como los personajes militares
que puedan encontrars.! en la ciudad: en fin, el Emperador
algunas veces las preside en persona. En cuanto á la manera de
hacer la inspección, depende únicamente del jefe del regimiento.
Cada coronel tiene, naturalmente, su modo de ver y sus exigencias
particular es, pero en general debe decirse que todos ponen en
este asunto el mayor cuidado, y que lo más frecuente es que los
reclutas sean examinados aisladamente, urio después de otro, en
todos los ramos de la instrucción.
Los soldados son presentados al coronel por el teniente de la
compañía que ha dirigido su instrucción. No por eso deja el capitán
de desempeñar el papel principal; pero el teniente instructor
es siempre el que manda y h?ce ejecutar las diversas formaciones
ó maniobras que ordena el jefe del cuerpo.
La inspección comprende dos partes: una, que se refiere á l_as
maniobras, constituye la inspección propiamente dicha, y se pasa
el día fijado con toda la solemnidad que hemos indicado; y la otra,
relativa á las diversas especialidades, gimnasia é instrucción teórica,
etc., tiene lugar generalmente en los días siguientes, según
el tiempo de que se dispone.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN MILITAR 299
En virtud de la inspección de maniobras se juzga de los resultados
obtenid0s, y al día siguiente, para no perder el tiempo, ingresan
los reclutas á la escuela de compañía.
Hé aquí cómo pasan las cosas comúnmente:
Los reclutas de cada compañía se forman en línea en tres
filas. El coronel pasa p r el frente de caJ.1 una de ella , haciendo
ejecutar á todo ~ , uno d e spués de o tro, aiJú n movimiento del manejo
del anna. Seg uidam e nte sale un h · mbre de la fila, lo !Íguen
los de más á 8 ó 1:) pa so.; y desfilan por delante del coronel :
primero al paso lento, después al ordin a l io r por último al ligero.
Después s e rompe la m .trcha p .x hlas suces ivas, siguiéndose unas
á otras á di s tanci a s regulare para que se pu.:da ob ·ervar mejor
cada una de ellas. El mo v imiento se ejecuta de nuevo á los distintos
p sos, ll e vando los solJ.1dos el arana al hombro.
Una vez examinada la cadencia cJel paso, * se forman los reclut4'
s en un p e lotón de dos fil as, al que se le hace ejecutar el manejo
del arm a , m a rchas en lin ea , po r el íl.anco y ob licuas. Luégo
se hace des, lar á lo.> recl ut as , p r imero por fila s , de pués todos reunidos
al sc>n del tamb r, t e rm i nándo ~ e p o r último las maniobras con
un corto ejercicio de tiraJorc , en el que sin sujetarse demasiado á
la exacta ob~ervancia de las di s tancias, se adquiere seguridad de que
los soldados conocen las formacione:, en orden disperso, como también
los di ver:>OS toques de la escuela de tiradores.
La inspección de los 50 rec1uta de una compañía exige do!
horas próximamente.
Cuando todo ha terminado, el coronel dirige por lo común
la palabra á los nuevos soldados, les felicita si há lugar, y en un
discurso más ó menos largo procura hacerles comprender la importancia
del servicio militar, á la vez que emite su parecer sobre
los progresos realizados en las di versas partes de la i n~trucción.
En fin, después de haber hecho sus observaciones al capitán de la
compañía y á su teniente instructor, manda que se retiren los soldados
y pasa á examinar la compañía siguiente, la cual, durante este
tiempo, ha tomado sus disposiciones y se mantiene pronta á sufrir
el mismo examen.
Período de los ejercicios de primavera
Después de ser inspeccionados los reclutas por el coronel, cesan
de formar una clase aparte. Se les admite en las filas de la compañía
y concurren junto con los soldados veteranos á todos los actos
del servicio. No quiere esto decir qu~ su instrucción se considere
terminada, pues aún deja mucho que desear sobre bastantes puntos,
• El ayudante del regimiento-oficial de la clase ele teniente, que viene á ser en
cierto modo el ayunante de campo del coronel- se asegura, reloj en mano, de que la cadencia
del paso ordinario ea exactamente de 1 I:t por minuto.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
300 BOLETíN MILITAR
pero se supone que la parte que van á tomar en el servicio general,
el ejemplo y contacto con lo otros soldados, combinado con los variados
ejercicios del período de primavera, constituyen el med· o
más eficaz para concluír su educación militar.
Disponiendo de tocios en lo sucesivo para el servicio de guardias,
éste ya no es tan frecuente, y el turno de cada hombre vie e
á presentarse, por término medio, cada diez ó doce días. El cap·tán
tiene entonces toda3 las facilidades deseables para reunir s
efectivo completo y ejecutar la escuela de compañía en las mejores
condiciones posibles.
Primero procede á la rt~organización (rangirung) de su tropa.
El puesto de cada soldado se designa rigurosamente según su talla,
y la compar1ía entera se divide en tres pelotones, que se forman en
dos filas, constituyendo cada una una seccion mandada por un sa -
gento. Los gifrcite, ordenanzas, etc., ~e distribuyen igualmente
entre las secciones, á cada una de las cuales se procura destinar un
número casi igual de recluta . '
Durante e te período, el servicio es más variado que en el
precedente. Lo ejercicios de primavera comprenden, en efecto,
como ya lo hemos dicho, las escuelas de compañía y batallón y las
evoluciones de regimiento y brigada. Además, comienzan á ocuparse
seriamente en el tiro al blanco, y es, en fin, la época del año
en yue las inspecciones son más frecuente , como lo veremos más
adelante.
Inútil decir que los soldados continúan igualmente la práctica
de los ejercicios individuales, tales como ]a gimnasia, la esgrima,
etc., pero éstos están en cierto modo relegados al segundo plan y
subordinados á la instrucción del conjunto.
Sabido es cómo por consecuencia de l<1 última guerra se ha
afirmado la importancia de la compañía como unidad táctica. Así
pues, desde esta época los capitanes prusianos hacen más que nunca
grandes esfuerzos para dar á la vez á su tropa la cohesión y elasticidad
que en igualmente indispensables hoy, recurriendo ante
todo, para conseguirla, á una progresión sabiamente determinada.
Cada uno se confecciona su pt o grama, ca i siempre semana por
semana y según sus propia inspiraciones.
Los ejercicios de compañía propiamente dichos son por lo
general precedido de algunos pa eos mili tares preparatorios, cuyo
objeto no sól es ejercitar á los hombre. á hacer larg3s jornadas,
sino también familiarizarlos con las principales reglas y precauciones
que deben observarse durante una marcha.
Habitualmente se marcha en columna por secciones, con los
cornetas y tambores en cabeza, pero in obligarlas á llevar unidas
las fila como en las maniobras. 'También desaparecen rápidamente
las distancias entre las secciones, y en suma, conc1 u yen los soldados
por marchar á di creción y sin guardar cohesión entre sí. E 1 tiempo
empleado en e tos ejercicio se aprovecha para in truír á los
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN MILITAR 301
soldados con la explicación del objeto y utilidad de tai ó cuál disposición
reglamentaria, y se aprovechan cuidadosamente todas las
ocasiones que se pre entan para demostrarles las consecuencias que
acarrearía su inobservancia . .r.Jstos ejc..:mplos son fáciles de hallar
cuando se ejercitan al mismo tiempo varias compañía , las que entonces
pueden llegar á encontrarse ó cortarse recíprocamente el
camino, etc.
El paso ha de ser vivo y decidido, de manera que los soldados
tengan siempre idea d 1 movimiento general de la tropa. De cuándo
en cuándo se manda paso ordirwrio. Lo soldados marcarán entonces
el paso tomando con viveza una formación regular, uniéndose
las filas á la distancia reglamentaria. Otras veces se detiene
la compañía y se forma en línea, pudiendo entonces los soldado&
juzgar claramente por sí mismos si C011 servan ó nó la distancia.
Cuando la marcha se prolonga alg , se la interrumpe con alguno
que otro alt . El capitán hace formar pabellones y da á los
~oldados algunas indicacione sobre la manera de organizar un vivac,
y más tarde sobre el servicio de segurida durante las marchas
en tiempo de guerra.
El traje de los soldados de de los primeros paseos es con armas,
casco y equipo completo, y morral para el pan, pero la. mochila
vacía. Se le agrega de pué la marmita individual; más tarde, en
los últimos día , á medida que se prolongan los trayectos, se aumenta
la carga del soldado, haciéndole llevar, por ejemplo, el capote
cruzado al cuerpo.
El calzado se examina iempre cuidadosamente antes de marchar.
Durante ]a marcha á di-;creción se permite fumar, pero á la
voz de unir ias jifas, los hombres deben tomar la formación regular,
pudiendo, sin cm bargo, conservar sus pipas.
Estas marchas preparatorias no constituyen, por otra parte,
una práctica absolutamente general en el ejército alemán, y hay
muchos cuerpos que no la practican, en especial los de la Guardia,
cuya instrucción se conduce con mayor rapidez que en la
línea, y en la que estos paseos son también menos necesarios, á
causa del trayecto bastante largo que tienen que recorrer las compañías
para ir desde sus cuarteles al campo de maniobras, en dunde
pueden tener lugar estas prácticas.
Por último, empieza la escuela de compañía propiamente dicha,
la cual se hace en la plaza de ejercicios, terreno llano ó supuesto
como tal, no preocupándose á este respecto de su forma
desde el punto de \'ista táctico. No se aspira más que á hacer ejecutar
á los soldados con la precisión más rigurosa las diversas formaciones
prescritas por el reglamento. Es lo que se llama SchuiExerciercn,
el ejercicio de escuela ó doctrinal si se quiere, por
oposición al ejercicio de aplicación que ha de tener lugar más tarde,
y en el que se aprenderá cómo en los casos concretos se pueden
utilizar las formas abstractas, modificándolas en caso de necesidad
según las circunstancias.
CO Df EPtl U
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
302 BOLETfN MILITAR
U na cosa sumamente curiosa es el método empleado por algunos
capitanes durante el curso mismo de estos Schui-Exercitren ó
ejercicios reglamentarios por excelencia, método que consiste en
mandar á veces nwvimientos completamente contrarios á los que
indica el reglamento. Este sistema tiene la ventaja de obligar á los
soldados á estar muy atentos, les da desenvoltura y se penetran de
la idea de que lo que se les mande, sea lo que fuere, debe siempre
ser ejecutado sin vacilación. Una compañía así enseñada resulta
extremadamente dócil y manejable para su capitin. Se desentumece
á los soldados, pa se la palabra, y adquieren el convencí miento
de que su jefe es el único responsable de lo que mande, y que ellos
no tienen otra cosa que hacer sino ejecutar correctamente lo que les
ordena. No olvidemo añadir que los capitanes jamás hacen prevención
alguna á sus soldados antes de mandar estos movimientos
irregulares. Por el contrario, los mandan exprofeso de improviso y
en el momento mismo en que los soldados menos puedan esperarlo.
Uno de los ejercicios que se considera más útil consiste en
ordenar prontamente la compaiita en tal ó cu á l formación. Para
ello se hace primero tomar la formación de-ead a, de la cual se indica
su nombre y objeto; d espués se dispers a n los hombres por
dondequiera, y á la YOZ del c a pitán, dada de repente, acuden á la
carrera á tomar la posición que ocupaban. Una vez que les son
familiares todas las formaciones, de t.! ícanse á hacer pasa r á los soldados
de una á otra á la carrera y sin seguir progresión alguna
reglamentaria. Se persigue únicamente obtener una ejecución instantánea
y maqu ; nal del movimi e nto, sin Pmplear otra voz de
mando que la sencilla palabra que indique la formación que se
quiere presentar.
Estos ejercicios son también variados á veces con intermedios
de gimnasia, formando entre tanto pabellones los soldados y suspendiendo
en ellos sus equipos.
Todas las formaciones y principios relativos al orden disperso
se enseñan con un cuidado enteramente particular y siempre primero
en el campo de ejercicio!, es decir, sin preocuparse por las
formas del terreno.
U nicamente cuando la compaíi ía ha adquirido soltura en todas
las formaciones reglamentarias, es cuando se pasa á lus ejercicios
de aplicación al terreno. Se comprende que en el período que
nos ocupa no se dé sobre este asunto sino una especie de instrucción
preparatoria, reservando su de arrollo para más tarde, en el
período especialmente consagrado al servicio de campaP.a.
Véase en resumen con qué cuidado se conduce la escue]a de
compañía. La prolongada duración de los ejercicios, cinco ó seis
semanas, dice bastante respecto de la importancia que se les atribuye.
Al principio, una progr('sión minuciosa; jamás se hará un movimiento
cuyo mecanismo y también el ob} t! to táctico no sean claramente
explicados al soldado. Más adelante, y cuando éste está
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN MILITAR 303
suficientemente familiarizado con las distintas formaciones, una
rapidez extrema para las maniobras, sucediéndose los movimientos
sin descanso, casi siempre ejecutados al paso ligero; la regularidad,
el compás del paso y la corrección de los alineamientos,
siempre se exigen estrictamente tan pronto como ha terminado
el movimiento. Tales son los procedimientos que se emplean, y
gracias á los cuales se consigue dar á la compañía una destreza
extraordinaria, á la vez que se mantiene despierta siempre la atención
de cada cual porque frecuentemente no se han llegado á dar
tres ó cuatro pasos en la formación que acaba de ordenarse, cuando
un nuevo mando se deja oír.
Después de las inspecciones de compañía * se pasa á la escuela
de batallón, la que se encuentra grandemente facilitada si la instrucción
de las compañías es bien completa. Así pues, le bastan
sólo tres ó cuatro semanas al jefe del batallón para unificar su
tropa y ponerla en estado de satisfacer á todas las exigencias del
reglamento. Los ejercicios de batallón no tienen lugar generalmente
más que tres vet:es por semana. Cada sesión dura por lo
regular tres horas, y agregando el tiempo que se emplea en el
trayecto, con frecuencia bastante largo, desde el cuartel hasta el
campo de maniobras, se invierte toda la mañana de modo bien laborioso
para los soldados. Los tres días restantes de la semana se
consagran á los ejercicios de compañí3, que se cuida bien de no interrumpir.
Por el contrario, se procura perfeccionar la instrucci6n
insistiendo sobre los puntos débiles que se hayan puesto de manifiesto
en la inspección de las compañías. Adt.más se da vigoroso
impulso al ejercicio del tiro al blanco, que suele hacerse durante las
horas de la mañana, reservada á la escuela de compañía. Por la
tarde se hace gimnasia, esgrima, práctica de puntería, ejercitando
á lo~ soldados en la apreciación de distancias á simple vista, etc.
Sobre todo, pónese gran esmero en que la in trucción del batallón
se dirija de manera de prepararlo para desempeñar su misión como
unidad táctica principal, haciéndole maniobrero y capaz de obrar
por sí mismo.
En cuanto á los detalles del procedimiento, son Jo¡ mismos
que los de la escuela de compañía. Encontraremos aquí también
los ejercicios doctrinales (Schul-Exercieren), destinados únicamente á
dar soltura á los hombres en la práctica de las formaciones reglamentarias;
después, los ejercicios con objeto táctico, en los cuales
siempre hay que hacerse cargo de la naturaleza y de las formas
verdaderas ó supuestas del terreno.
Generalmente también se aprovecha e] trayecto que ha de
recorrerse para ir al campo de maniobras, para enseñar á la tropa
las medidas de seguridad que deben tomarse durante las marchas.
• Máa adelante trataremos de estas inspecciones de compañía, como también re•·
pecto de laa de batallón, etc., que sirven de clausura á cada una de lu fasea de la in•.
trucción.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
304 BOLETÍN MILITAR
En fin, en ciertos regimientos preceden á la escuela de batallón
algunos ejercicios ejecutados con dos compañías reunidas, con
el objeto de que los capitanes antiguos adquieran práctica para
mandar en caso de necesidad medio batallón.
Después de la presentación * de los batallones vienen las evoluciones
de regimiento, que duran de diez á quince días, pero no
se verifican, á ser posible, sino un día sí y otro no, á fin de no interrumpir
los demás ejercicios, particularmente el tiro al blanco,
que se practica entonces con la mayor actividad.
A los ejercicios de regimiento, terminados como de costumbre
con una inspección, suceden por último los de brigada, que
duran próximamente una semana, después de lo cual las brigadas
son inspeccionadas, y el período de los ejercicios de primavera cede
lugar al de servicio de campaña.
Es necesario decir que en la línea, el período de los ejercicios
de primavera está muy lejos de ser tan perfectamente determinado
como en la Guardia. Así, los regimientos de línea, espués
de haber terminado sus escuelas de compañía hacia mediados de
Mayo, pasan á la de batallón, pero empiezan al mismo tiempo la
instrucción sobre el servicio de campaña.
De suerte que, en definitiva, la escuela de batallón y las evoluciones
de regimiento se conducen paralelamente con otros varios
ejercicios durante todo el curso del verano. Seguidamente, en el
otoño, cuando la co a es posible, se ejecutan evoluciones de brigada
antes Je empezar las grandes maniobras.
Como consecuencia de la viva impresión que ha dejado en
todos los espíritus los acontecimientos de la última guerra, ha resultado
que hoy la instrucción de l:a.s tropas ha Yenido á ser, puede
decirse, más esencialmente realista que nunca. Es siempre y en
todos casos la repetición del combate bajo cada una de sus formas.
( Conitnuará)
a) SISTEMA BANGE
(Continuación)
PROYECTILES
(Arr~lado de orden superior para el servido de loa cuerpos del arma.
La carga del cañón de 8o milímetros de montaña 'sistema
Bange) se compone siempre de dos partes: un proyectil y un saquete.
• Frecuentemente se designan con esta palabra á las inspeccione~.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN MILIT .A.R 305
Los proyectiles son de tres clases: granada común ó granada
de bala.r, shrapnel y bote de metralla.
GRAN ADA COMÚN: es de hierro colado, hueca, de forma cilindro-
ojival, por fuera pintada de negro con plombagina. Dentro de
la granada se colocan 93 balas, de 30 gramos de peso, del mismo
metal, dispuestas en once capas, en parte alojadas en ]a pared interna
de la granada y arregladas de modo que entre ellas dejen un
vacío central, en el cual se coloca la carga de ruptura, ó sea I so
gram.:>s de pólvora F 3 ó 240 de la común de cañón. Las balas
de las dos capas superiores y las de la inferior tienen forma especial;
las demás son esféricas con muchas porciones planas. Mide
la granada 228 milímetros de altura y pesa S kilogramos 6oo gramos
(S kilogramos roo vacía).
SHilAPNEL. Compónese de una cubierta ó envoltura de planchón
de acero batido, pintado de rojo por fuera, barnizado por
dentro, de modo que presenta una parte cilíndrica ó inferior y
otra ojival ó superior; de una cintura de cobre que debe forzarse
al introducir el pro yectil en el ánima; de un culote de acero; de seis
rodaja ó d i co. , ó e rona (ó galleta ) fundidos; de ros halas (ó cilindros)
de plomo endurecido (plomo y antimonio), encerradas en
la porción cilíndrica de lot envoltura, en cuya pared se alojan en
parte, y de una granada de hierro colado que se aloja en la ojiva y
va cargada con 7 S gramo de pólvora F' ó I so común de cañón,
entre la cual se coloca la plancheta de inflamación. El shrapnel, lo
mismo que la granada común, termina por su parte superior en un
ojo eu el cual se atornilla la espoleta. El shrapnel mide 228 milímetros
de altura y pesa 5 kilogramos 970 gramos.
EL BOTE DE METRALLA se compone de un culote: de una
tapa y de un cuerpo del b?te, todos tres de zinc. Sobre el culote se
fija la rodaja de contención, de madera ó metal, con una asa de hierro
que tiene por objeto mantener el bote dentro de la recámara de
la pieza en la posición conveniente. El bote de metralla, que mide
20 centímetros de altura, contiene 8 5 balas de plomo endurecido ('~de
plomo, 1
1
0 antimonio), de 20 milímetros de diámetro y 44 gramos
de peso, ligadas entre sí con 590 gramos de azufre fundido y
di. puestas en nueve capas anula re , de 8 cada una, y además 13 en
el centro: pesa !J kilogramos 5SO gramos.
EL PESo de los dichos proyectiles es, pues; de poco menos de 6
kilogramos (r3 libras). La explosión de la granada común se produce
por medio de una espoleta percutanü que se atornilla en el ojo
del proyectil, se arma automáticamente en el instante que ella sale
del cañón y da fuego á la carga interior de pólvora al estallar cuando
la granada choc:a con un cuerpo resistente.
La e.xplosión del shrapnel se produce por medio de la upoleta
de doble efecto, que encierra un aparato percutante análogo al que
2
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
306 BOLETÍN MILITAR
acaba de menci narse y un aparato fusantt *, que permite conseguir
que el proyectil estalle en el aire en un punto cualquiera de
su trayectoria.
El bote de metralla se abre automáticamente en el acto del
disparo, y las balas se dispersan y obran cotno otros tantos proyectiles.
' La carga de pólvora va encerrada en un saquete cilíndrico
de tela amiantina de 15 g ramos de peso, y consiste en 400 gramos
de pólvora e, de grano grueso, 6 bien en 220 gramos de pólvora
sin humo: la primera J a al proyectil 255 metros de velocidad inicial
por segundo, y la segunda 265 metros. U na carga ya confeccionada
forma un paquete de 95 milímetros de longitud por 68
de di.ímetro, en el que se di ringuen el culote y la ligadura, y se
le da fuego con 1 estopín, que es un tubo de cobre que contiene
polvo de fulminato de mercurio y está atravesado á lo largo por un
hilo de cobre lhlmado rugoso: al arrancar violentamente el rugoso,
halando el cordel tirafnct or, se incendia por roce el fulminato, y
el fuego del e topín se comunica á la carga. Para el tiro por lo alto
se emplea pólvora MC'.
Cuanto á las e~poletas que emplea el cañón de So milímetros,
dicho queda son dos:
r.o. EsPoLETA Pl!.RCUTANTE - Se compone de dos partes:
a) el czurpo que encierra el mecanismo; y b) ":! 1 yunqut ó tuerca en
cuyo centro va engastado el fulminante.
El mecanismo comprende un portacarga provisto de un percutor
y cargado con pólvora negra comprimida, entre la cual se
deja un canal central: el portacarga va coronado por un resorte
de cuatro ramas sobre las cuales se coloca el macho. Por causa del
choque que sufre el proyectil al salir del cañón, el macho ó martillo
hace ceder las ramas ó brazo~ del resorte de contención, y se
desliza entonces hasta la cabe7a de la espoleta, ó sea el pie del yunque,
dejando por lo mismo al descubierto la punta del percutor
Después, cuando se produce un nuevo choque (el del proyectil al
dar contra un cuerpo resistente), el sistema percutante continúa
moviendose á virtud de la fuerza de inercia que lo anima, y el
percutor va á chocar con el fulminante, que e s talla y determina
la inflamación de la carga de pólvora negra comprimida dentro
del portacarga, la cual se comunica á la que se halla en la granada,
por el agujero ú oído central, y produce el estallido del proyectil,
que se abre en cien pedazos.
La colocación de la espoleta en la granada es muy sencilla:
primero se coloca el cuerpo de la espoleta con las piezas que va n
dentro de ella, y luégo se atornilla sobre la misma la tuerca de
cierre. Al hacer la operación debe cuidarse que el macho quede
• Palabra intraducible: en francés se deriva de cohete y significa que en su acción
se asemeja á este artificio pirotécnico.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETfN MILITAR 307
bien en su lugar, pues de lo contrario fácil es que sobrevengan gravísimos
accidentes al manejar ó transportar el proyectil.
2.. 8 EsPOLETA DE DOBLE ACCIÓN-Esta espoleta se compone
de dos partes: a) el sistema percutan te; y b) el sistema fusante.
El sistema percutante colocado en la base de la espoleta, es
igual al que acaba de describirse, y funciona del mismo modo. El
fusante, que ocupa la cabeza de esta espoleta, se compone en primer
término de una rodaja ó disco de metal vaciado en el centro, con
la superficie inferior plana, y en ella una corona ó reguero circular
de pólvora comprimida en figura de C casi cerrada. Esta pieza, que
se llama regulador). descansa sobre la mtsa ó porción plana del proyectil,
en la cual está abiert0 un oído oblicuo que comunica con la
cámara de pólvora del si t~ma percutan te y está ctbado con pólvora
comprimidn do- milímetros cada una, de suerte que
los 70 del total equivalen á 15 centímetro -, y con ci [ra grabada
van señaladas sus decenas: en el lugar dd o hay una especie de
sacabocado en el bisel del regulador, y cuando esa cavidad, también
pintada de rojo, se coloca frente á la flecha del cordón, la espoleta
no funciona como fusante, sino como percutante, porque entonces es
la porción donde no hay cordón, la que queda sobre el oído abierto
en la mesa. Es de advertir que por defecto de construcción á veces
d fuego se comunica á destiempo en e te último ca. o, y el proyectil
estalla como no conviene: e~ preferible lanzarlo con el disco de madera
ó destruír la corona de pólvora cuando se quiera evitar el posible
yerro. En te is general, cada cinco divisiones de la escala equivalen
á un segundo de tiempo ó a 200 metro de recorrido, de suerte
que dividiendo por 40 la distancia á que se haya estimado se encuentra
el enemigo, se tiene la di vi ión de la escala (en partes enteras y
fraccionarias) que conviene emplear, con el item de que habiendo un
ligero error por defecto, el proyectil estallará siempre antes del blanco,
dejando campo para que funcione debidamente su metralla; si
así no sucediere al primer disparo, facil es hacer la corrección del
caso para los siguientes.
CARGA DE LOS PROYECTILFS -Para introducir }a cuga de
pólvora en la granada y el shrapnel se emplea una medida de cualquier
metal, acondicionada de modo que en ella no quepan sino
150 gramos para la primera y 75 para el segundo. Para llenar la
medH1a se la introduce en una caja de pólvora, se la rasa por los
boTJes con una regla, y la pólvora se vierte dentro del proyectil por
medio de un embudo. Luégo, con un taco de madera, se averigua
si dentro de la ojiva queda campo suficiente para colocar la esp~leta,
y si no se aprieta la pólvora dando al taco golpecitos con un
m·tzo de madera hasta conseguir tal re ultado. Hecho e to, con
una escobilla de cerda se limpian con cuidado las roscas del tornillo
del ojo de la ojiva, de modo que en ellas no quede pólvora,
tierra ú otro cuerpo e.xtraño alguno, y en seguida se atornilla la
espoleta. Esta operación se ejecuta muy despacio, y si al ejecutarla
se halla la más ligera dificultad, es preciso deshacer lo ya hecho,
verificar el estado de la rosca, limpiarla con cuidado y recomenzar
la operación. Cuand la espoleta ha entrado bien é íntegramente
y sól? en ute m()mento, se la aprieta vigorosamente. Para desatornillar
una espoleta ya colocada se emplea una llave adecuada, pues
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN MILITAR 309
por ello la cabeza tiene dos depresiones á fin de que pueda agarrarla
una llave inglesa.
Para cargar el bote de metralla las balas se engrasan previamente
con mant,..ca rancia y luégo se introducen en el bote Je
zinc invertido, por capas, colocándolas en torno de un cilindro de
madera; ant \! s, y para cerrar bien las junturas, se vierte en el fondo
del bote un poco de alquitrán. Puestas las balas, se quita el cilindro
de madera y se introducen en ese espacio las 13 del centro, y cuando
están en su lugar, se vierte encima de tod.as el azufre fundido,
de modo que penetre en los intersticios, á fin de que al enfriarse
las mantenga en su lugar. Encima del todo se coloca otra delgada
capa de alquitrán y de ~ pués se asegura al culote. Para el bote de
metralla se emplea el zinc, porque siendo este metal blando, no lastima
ni el ánima ni el rayado. El disco de madera es un algo más
~rande que el ánima para mantener el bote en la p os ición de carga.
Como se comprende, el bote de metralla no es en verdad !ino una
fogata transportable.
------~-· · ~---------
:. ~-s 14:~. IOEii.-~S :l!lN -~:.:SlMANIA
DE 1896 Á 1898
Opinionce de In preuaa. nlilita.r ru•~
(Venión libre pua el Boletín Militar)
Lo mismo que las otras partes del arte militar, la táctica ha
alcanzado notable uniformidad en estos últimos aÍ1os en todos los
ejércitos europeos, lo cual no obs ta á que en cada país se bu.quen
con ahinco los mejores procedimientos posibles, de de el punto de
vista del combate, á tin de obtener alguna superioridad sobre el
adversario, superando las prácticas en uso en los ej é rcitos vecinos.
Esta labor es interesante cuando se estudia en el ej é rcito alemán,
por cuanto las instrucciones que allí se comunican pa ra las grandes
maniobras, y que de ordina rio tienen el carácter de directivas confidencia
le . , encierran importantes novaciones en pugna abierta con
las opiniones dominante · en otros púes, por lo cual es útil analizar
cómo se han aplicado esas dir ·ctivas en las grandes maniobras
de 1896 para a á *.
La iniciativa e el rasgo caracterí tico del mando en Alemania,
y se la exige lo mismo á los sup .... riores que á los subordinadoc;,
por lo cual e frecuente que el principio del combate y el despliegue
inicial se realice conforme á como miran la c;ituaci 'n jt;fes
subalte rno· : en previ-:ión de lo . errores qu ~ ellos pudieran cometer,
• ~Iu y ~ e.,; u ro e que la práct ic'l rl e nuevas directivas en carla maniobra sólo tienda á
acostumbrar la e tropa á esas no vedades. y así no c o munic11rles sino al est:tllar una guerra
ba que r<'almente quiera poner en práctica el Estado M a yor general-N. del T.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
310 BOLETIN MILITAR
se recomienda á todo jefe de columna que encuentra resistencia
en su camino que sólo tome las medidas de: seguridad del caso
y limite su acción á dirigir la lucha que entable, de modo que no
entrabe el movimiento y empleo de la reserva genera l. Las columnas
vecinas marchan á donde suena el cañón * y se esfu erzan por
caer sobre el flanco del adversario.
Empero, natural es averiguar si esas reglas teóricas se aplican
en verdad en la práctica. Por ejemplo, ¿cómo se dirigen por el estampido
lateral del cañón colu:nna á que amenaza un comb1te al
frente, ó cuando aún no se ha deterrn i nado la importancia relativa
de los objetivo ? ¿La exagerada iniciativa de los c. u balternos no
perjudica á la unidad de mando y de dirección de las tropas ? Lo
que sucede en las maniobras permite contestar afirmativamente
esta última pregunta.
Los alemanes, partidarios de la iniciativa particular, afirman
que la unidad de reglas y principios e table cidos por el grande Estado
Mayor garantiza la unidad de acción, y que para obtener en
la batalla los m á s fructuoso s res ultados es necesario dejar á los jefes
y oficiales ente ra libe rtad p r lo que re pccta a l mando de la
tropa que tienen á sus órdenes.
Con todo, el aforismo al e mán g erade aus und vorwagrts (de
frente y adelante) no e lógico sino en el combate, porque su
aplicación absoluta en otras circunstancias equivaldría á la negación
de la táctica y de la unidad de mando. En la luch de las
masas, cuando es preciso dirigir la acción de múltiple cuerpos, el
enlace entre sus esfuerzos particulare y la coordinación de éstm;, ó
en otros términos, su modo de maniobrar: es la base principal
del éxito. Y esto se de s prende de un modo irrefutable de que hasta
en el caso de lucha entre fuerzas importante~, el éxito del combate
depende á veces de la maniobra de una unidad de fuerza reducida,
de donde que podam o: afirmar que el jefe supremo n0 puede
abandonar la acción de aquélla á la sola iniciativa de un subordinado.
Por lo demás, los mismos alemanes reconocen esta verdad, y
en sus instruccione~t confidenciales para las grand es maniobras, lo
mismo que en la prescripciones orales ó e s critas de los jefes de
más nombradía, se enseña que el ataqu e deci ivo se subordina á
la situación táctica y estratégica de la tropa. Sobre el particular
el reglamento no puede ser más claro: "El mejor modo de aprovechar
la superioridad numérica sobre el punto decisivo, es envolver
al enemigo; pero esta op~ración debe prepararse cie3de el despliegue
inicial, por cuyo motivo la marcha de avance se ejecuta sobre
muchas líneas (en profundidad ó en escalone )., El movimiento
envolvente, en cuanto es p sible, se oculta al adversario para beneficiar
la sorpresa que entonces entraña su ejecució11: esto se con-
• Por e'to los escritorea m:Iitare so n d e opiniónque el primer coñonazo del combate
no debe diapararae sino por erden de los jefes superiores.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN MILIT.AF 311
sigue sujetándose al principio napoleónico: "Marchar separadamente
para vivir, y reunirse para combatir."
Desde este punto de vista las maniobras de I 896 merect"n
atención. Al principiar las operaciones, las unidades de cada ejército
aparecían colocadas á distancias considerables una de otras,
y el modo de concentrarlas para el combate constituyó el medio
de acción de los jefe superiore·: uno de los dos ejércitos log-ró
ejec ar dicha concentración sobre el mismo campo de batalla.
Empeñado el combate, una parte de las tropas obró sobre el frente
y el resto dio el golpe decisivo sobre uno de los flancos. Es de observarse
que esa marcha por columnas muy separadas fácilmente
puede tornarse pelig-rosa enfrente de un enemigo ágil y bien informado
por su caballería, por cuanto entonces lograría detener la
marcha de ciertas columnas y destrozar la" demás aisladamente,
una tras otra.
Este modo de obrar en ningún otro país tiene carácter tan
acentuado como en Alemania: el ataque de flanco puede ser ventajoso,
es cierto, pero no es el único medio de vencer, y aJem:ls,
cuando resulta de un movimiento envolvente, es dificilí imo coordinarlo
convenientemente con el ataque de frente. El primero
debe subordinarse en cierto modo al segundo, sin lo cual puede
pagar~e caro la intentona. Los ataques de flanco salieron bien á
lo~ alemanes en I 870, gracias á su superioridad numérica; y después
de haber perdido el t:wor de que gozaron, parece tornan á
reconqui t.trlo, generalizándose la idea de que el ataque d~ frente
da resultados poco fructuosos. El combate de frente aparece entonces
como una demostración cuyo objeto es atraer la atención
del adversario y fijarlo al terreno, lo que no puede conseguirge sino
mediante la superioridad del fuego. El flanqueo de ordinario será
empresa larga y dificil, á causa de la necesidad que hay de reforzar
con trincheras los sitios que se ocupen, como p•mtos rte ap -
yo, pues todo convienen en que e indispensable la fort: ~cación
en esos cas )S, según se deduce del empleo que de ésta se hace en
las maniobra~. Claro es que tales trabnerse á lapo ible ofensi\·a del contrario. Con el
armamento rno1erno ese re ultado se obtiene cuando se ha llegado
á 6:>o metr s del enemigo, en terreno de·cu bierto: aproxim'lrse
már de nad.1 serviría, y p?dría arrastrar las trop.'ls á recios combates
de detall, inc?nj?rm"s co•z !?s deseos de/jefe, sin contar con que la disciplina
del fue0 o es necesarísima en esta faz de la lucha, y no se
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
312 BOLETIN MILITAR
consegutna a menor distancia cuando ya falta la sangre fría para
apuntar y para el ('mpleo juicioso del terreno y el fusil.
Observando esta regla y utilizando el terreno y la fortificación
de campaña, las pérclidas que se sufren no serán considerables.
Además, si se admite que l 1s armas actuales permiten asegurar el
frente del asaltante ~ontra un contraataque directo del enemigo, es
claro que las re ervas destinadas á sostener á lai tropas que corl'lbaten
de frente pueden ser poco numerosas. El principio es cierto,
pero á lo que parece en Alemania se pierde de vista un factor esencia
1: la acción del adversario. A un en las maniobras, tropas destinadas
á tomar la ofensiva se han visto obligadas á colocarse á la defensiv;¡,
y recíprocamente. En una palabra: el plan concebido (teórico)
ha desaparecido, y las tropas obraron conforme á las circunstancias,
esforzándose sobre todo por sacar el mejor partido posible de un
éxito obtenido, ó de atenuar las consecuencias de un revés. Por
esto se ha visto emplear las reservas destinadas á ejecutar el ataque
decisivo de flanco en sostener á las tropas que combatían sobre
el frente, y ese movimiento de las reservas es muy natural. En
una palabra: el plan previo de combate resulta modificado de hecho
cada vez que el adversario no permanezca impasible y ejecute
movimientos, porque éstos desarreglan el programa del asaltante.
El ataque decisivo es, pues, en general, la consecuencia de un
movimiento envolvente, y la colocación de las re ervas sobre uno
ú otro llaneo depende de las circunstancias y el terreno. El movimiento
envolvente hay que r<"alizarlo aprisa y de sorpresa, pero
exige mucho tiempo cuando deben ejecutarlo fuertes unidades: los
lugares e u biertos, sobre todu los bosques, facilitan los m o vi mi entos
preparatorios del flanqueo y permiten darle e ' e carácter de
instantaneidad que interesa más desde el punto de vista moral que
del material. En efecto, un ataque decisivo preparado á descubierto
puede ser observado con antelación, y entonce el enemigo lo
parará con el fuego, cuyo efecto será tanto más eficaz cuanto de
ordinario es preciso reforzar, y mucho, la línea encargada de ten·
tar el ;¡salto.
* * *
En las maniobras la caballería ha mostrado su aptitud evolutiva,
pero se la acusa de no haber atendido debidamente a servicio
de exploración: para defenderla hase dicho que le era difícil
forzar el servicio de seguridad con que se cubre la infantería; pero
el hecho indica más bien que es poco su hábito de combatir á pie,
y sin demora se han dado instrucciones para remediar este defecto
y así permitirle venza la resistencia que pueden oponerle pequeños
grupos de infantes, y salve los obstáculos que pudieran
impedirle llenar su tarea exploradora: trátase de inculcarle ia idea
de que ante todo cumpla esa misión, aun cuando para ello deba
obrar á pie.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLE1.'ÍN MILITAR 318
La caballería ha funcionario en las maniobras apoyada por ciclistas,
ó sea infantes que marchan tan aprÍ!:4l como ella, de suerte
que en Alemania la arma en referencia es en verdad una agrupaci<>
n de todas tres y mucho más móvil que si la columna comportara
infantería, en la propia acepción de la palabra. Para asegurar la
posesión de un punto importante que haya rebasado, lo deja guardado
por los combatientes á pie (ciclistas), que lo custociian hasta que
llega la infantería, y desde que ésta asoma los otro (cicli. tas) se
ponen en marcha y la columna reasume su misión normal: la ofensiva.
En caso de tener que retirarse protegen el movimiento los
infantes ciclistas.
En las maniobras de 1 8g8 se recomendó á la caballería exploradora
de ambos partidos evitara la lucha, e decir, lo contrario de
lo mandado en Francia, donde Jos jinetes tienen orden de buscar
á los contrarios y ponerlos fuera de combate: cuando una de esas
caballerías retrocedía ante la enemiga, establecía avanzadas en lai
localidade ~ que esta no ocupaba, á fin de contener sus reconocimientos
y no cederle el terreno gratuitamente.
1 ras la caballería marchan las columna, cuya concentración
produce el · hoque con el enemigo: en el combate ofensivo de
masa lo. principales factores son la rapidez., la movilidad y la instantaneidad.
Para conseguir este resultado los alemanes marchan
en columna separadas, ocupando un gran frente, y para acelerar
... ú n más el despliegue, la artillería se n1ueve por los caminos, á la
alt11ra de la cabeza de las columnas de infantería, que lo hacen á
derecha é izquierda de la vía, conforme también lo acostumbran
los rusos y lo hizo normalmente Napoleón.
En Alemania el número de las columnas de marcha se fija
de acuerdo con la situación táctica y el plan del jefe, cuidando sí
que cada columna este P.n situación de empeñar aisl.adamente el
combate. N ótase tám bién tendencia á reunir las tropas durante la
noche anterior al combate, para que estén prontas á la lucha al
amanecer: las vanguardias de empeñan en e te caso el papel de
avanzadas que refuerzan su po ición creándose puntos rle ttpoyo,
lo cual puede engendrar combates nocturnos por la posesión de
las l0calidades.
Cuanto al combate de encuentro, el reglamento dice "lo empeña
una columna en marcha contra un adversario que se encuentra
ya en orden de combate. En este caso las cabezas de columna
deben a egurar el tiempo y el espacio necesarios para el despliegue.
Los jefes ubordinado deben obrar con plena iniciativa, pero sin
perturbar el desarrollo del despliegu~ del conjunto. Por una parte
es preciso an telarse al enemigo en el despliegue, y por otra conviene
obrar con precaución para no usurpar derechos de los pertenecientes
al mando supremo, y por lo tanto no estorbar sus planes."
El papel de la vanguardia alemanas en la actualidad ha venido
á menos y su acción se ha restringido. De seguro no olvidan
que en 187o~los comandantes de ejército se vieron obligados á
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
314 BOLETÍN liiiLITAR
empeñar batallas contra su querer, á ello obligados por sus jefes de
vanguardia. Y si bien es cierto que esas batall:ts terminaron en victoria,
por lo cual machos e5critores proclaman la iniciativa de la:t
vanguardias, los jefes dt.! l ejército creen que esos encuentros así
empeñados pueden tener malas consecuencias y por esto restringen
la libertad de acción Je las vanguardias para que el comandante
de la columna pueda ó nó aceptar el combate según le convenga
mejor.
Hasta I 896 la mayor parte de la artillería marchaba con la
vanguardia; al pre~ente lo hace con el grueso: r .0
, para disminuír
la importancia de la vanguardia; 2. 0 , porque se piensa que la artillería
no debe romper su fuego sino reunida en grande masas para
producir sobre el contrario, desde el primer momento, poderoso
efecto moral y á la vez alcanzar resultados materiales importantes.
A la fecha, .la idea dominante es que el combate de las vanguardias
debe dirigirse con gran prudencia; trátase de no dar á su acción
carácter ofensivo que pueda contrariar los proyectos del jefe
superior. En una palabra, una nueva teoría reemplaza á la antigua,
consistente en pensar que d e ordinario la van g uardia debía
empeñar la lucha y servir de esqueleto al de pliegue, ósea al paso
del orde n de marcha al de combate. Ho\', al contrario, la vanguardia
6lo está encargada d e reconocer al enemigo, fij :ulo y cubrir el
desplieg ue del grueso; antes la acción de la vanguardia permití•
suponer cuál sería la marcha probable del combate; hoy no da á
este respecto indicación alguna *
Tras el recono..: imiento practicado por la vanguardia, las baterías
avanzan al trote y se retíncn en ma5a en la posición, protegidas
por líneas de infantería débile atín, y el reglamento recomienda
se ocupen puntos de apoyo sólidos para cubrir el despliegue
de infantes y cañones, que por marchar á corta distancia á retaguardia
pueden ocuparlos á su turno.
De de el principio de las maniobras de I 896 pudo notarse la
nueva tendencia de la arti !le ría alemana de llegar á corta distancia
del enemigo y mantenerse cerca de su propia infantería, para lo
cual renunció á ocultarse al fuego del contrario en cumplimiento
del principio alemán que dice ff/irkung g r ht vor Deckung (obrar
primero, desenfilarse despue~).
En Alemani ... á diario gana terreno la idea de que la artillería
debe seguir á la infantería en el momento de la crisis, pero de
esa idea sobre la importancia relativa del caiión no puede deducirse,
como erróneamente lo han hecho varios, que los alemanes hagan
de la artillería el arma principal. En realida-i la> baterías
constituyen la armazón del orden de batalLa., pero siempre son un
auxiliar subordinado á la infantería. En las instrucciones del emperador
( I 89 5) se lee: tl cañón no ts sino una máquina dada al gt-
• Ea de notnr qtte e!te c1mbio ci'! ide as coiMide con la nparición ele ;tr~illería, ~ltrapoder033.
en el ejército írancéi, c o n l a cual n o pu ede luchar la alemana ele 1gual a tgual.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLET:lli MILITAR 315
n~ral para destruír los obstácul?s y abrir paso á la p1rción dd ejircittJ,
que u siempr~ fa más importante en todas fas circunstancias y la único
qu~ puede augurar fa victoria; he nombrad? la infanterÍa."
El empleo de la artillería en Alemania se basa sobre los tres
principios ~iguientes: I.0 Superioridad numérica de piezas desde
el principio de la lucha; 2.o Emplazamiento de ellas á una distancia
tal del enemigo, que siempre puedan apoyar la infantería con
sus proyectilc ; y 3. 0 Rápida é inopinada ruptura del fuego. En
Alemania, pues, la primera tarea de los cañones e:; apagar con sus
disparos los de la arcillerÍ2 enemiga; luégo, al entrar en línea la
infantería, batir lo objetivos elegidos por ésta, "sin tener en cuenta
las pérdida que puedan sobrevenirle, por grandes que sean," por
lo cual deben entrar en batería mác; aprisa y en mayor nÚIIlero
que en el campo contrario. Dicho principio de conseguir desde el
principio la superioridad del fuego impera de tal modo en Alemania,
qu~ el reglamento llega ha ta á prevenir que se demore la ruptura
del fuego intertanto no se haya concentrado un número suficiente
de baterías!
Para obtener la sorpre sa y evitar pérdidas y las dificultades
inherente á las m aniobras en terreno descubierto, los alemanes recomiendan
apr vechar la noche para acercarse al enemigo y empeñar
la acción al romper el día, pur lo cual en la próxima campaña
la artillería alemana ocupará sus posiciones durante la noche.
En fin, p:tra obtener del fuego efecto completo, los alemanes prefieren
la · posiciones de donde se ve el blanco que ha de batirse, y
estiman que la brusca aparición de la artillería en ellas ejerce
grande influenci .L moral sobre el adversario. Y lo mismo que ponen
en acción íntegra la artillería para preparar el ataque, también
la emplean toda al fin de la batalla para aumentar por el
fuego el resultado de la victoria; en caso de revés, tiene orden de
di parar contra el enemigo el mayor tiempo posible sin preocuparse
por la perdida de las pieza .
Bajo la protección del fuego de la arti11lería se ejecuta el despliegue
del grueso de la infantería. Bajo el fuego de los cañones
enemigos los batallones avanzan en línea de columnas de compañía
ó en línea desplegada, si el terreno es descubierto, á res~rva
de plegarse de nuevo en columna apenas se hallen abrigos convenientes:
si al paso se hallan obstáculos, como etos, muros, etc.,
la línea de combate se rompe en tantas columnas como pasus
haya. Bajo el fuego los batallones se acuest:tn al recibir la orden
del caso, y se tornar• invisible s en un abrir y cerrar de ojos. La
rapidez y la precisión con que se ejecuta e te movimiento indican
la importancia que lo ale mane:> a tri bu yen á la operación de
abrigar los solda 1o3 contra el fuego. C 0 n el mismo objeto de dismi
n uír las pérdid a colocan las fracciones de tropa en posición de
espera, "sobre la5 pendiente que miran al enemigo, y no en las
opue:>tas." En efecto, sobre estas últimas pueden formarse zonas
poderosamente batidas, en tanto que las que dan frente al ad-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
311 BOLETÍN MlLIT.A.B
versario sólo reciben los proyectiles disparados directamente contra
ellas, lo que exige un tiro muy preciso. Además, las tropas que
el enemigo ve, hasta cierto punto le imponen respeto.
Con el mismo fin de evitar pérdidas, loa batallone se escalonan
más bien atrás de los flancos que del centro, sin contar con
que esta disposición facilita el rápido movimiento de avance de los
escalone! posteriores, hasta la altura de la primera línea.
Cuando la anterior disposición se hace vulnerable, cada batallón
de primera línea toma la formación de combate: p·imero aparecen
cadenas elásticas de tiradores, en las que los hombres se
mueven por grupos ó enjambres en línea delgada, y utilizan hasta
los más pequeños accidentes y resaltos del terreno pall abrig.:trse
y observar al enemigo. Es de advertir que Íntegro el ejército alemán
realiza grandes progresos en el arte de utilizar el terreno.
Tras esta cortina ó hacia los flancos de la vangu rdia se sitúan
oficiales aislados, prcwistos de buenos binóculos, encargados
de examinar con cuidado el terreno que se extiende al "rente, y de
darse cuenta de todos los detalles de la posición del enemigo.
A 2,000 ó 1,6oo pasos del enemigo todas las compañías de
primera línea despliegan sus secciones de cabeza, ca i inmediatamente
reforzadas por las secciones de sostén. Las fracciones en
filas cerradas~ que sirven de apoyo á la cadena, se muc1en tras !os
intervalos de la compañías de ella, casi siempre en order. desplegado.
Si el terreno es cubierto avanzan de abrigo en abrigo , 280 pasos
de la cadena. Las compañías de reserva siguen á 500 e 6oo pasos.
A I,roo ó I,ooo pasos del enemigo las compañías de primera línea
ya están desplegadas íntegramente.
Los batallones de segunda línea se colocan, se~ún las circunstancias
y el terreno, en columna doble ó en línea de columnas
de campañía, y aun en línea desplegada. Al pri cipio de la
lucha siguen la primera línea á 500 ó 6oo pasos de di tancia.
El refuerzo de la cadena se ejecuta sea por du pi' caci ón, sea
por prolongación, de ordinario por secciones enteras. La sección
designada e desplie;a marchando, y como los sostenes en ge-neral
se hallan trás los primitivos intervalos de la línea de tiradores,
puede decirse que por regla ordinaria prolongan la cadena. Todos
los movimientos se ejecutan al paso gimnástico. La~ compañías
Je reserva también refuerzan por lo común las de la c:adena por
prolongación. En caso de duplicación los jefes de sección se reparten
rápidamente la cadena, y hasta el fin del combate los hombres
siguen al ?ficial bajo cuyas órden€s quedaron en e e momento
ó por lo menos hasta que se han podido reunir las secciones.
Recomiéndase á la cadena avance con movimiento ininterrumpido
hasta llegar al límite del alcance eficaz de. fusil, ó sea
8oo pasos del contrario; los alemanes prefieren este sistema al d
saltos sucesivos, porque egún ellos entre más se aproxima un
tropa al adversario, más difícil es levantar los hombres acostado
bajo un fuego mortífero.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BOLETÍN MILITAR 317
Cada vez que una tropa se detiene á menos de 1,400 pasos
del contrario, cualquiera que sea la formación en que se halle, los
hombres se acuestan y hacen fuego en esta posición; en las maniobras
nunca se ven fracciones que en pie y ni aun rodilla en tierra
permanezcan inmóviles l:>Í la distancia no f!xcede de I ,400 pasos.
Corno los alemanes buscan ante.! todo un fuego certero, poco usan
el tiro á grandes distancias. El reglamento dice que el fuego no
puede tener in R uencia decisiva sino á distancias en que realmente
puede herirse con fijeza al enemigo, y por esto se encuentra en él
escrita la frase siguiente: 'cavanzar de frente hasta 8oo pasos del
enemigo, aun en las condiciones más desfavorables."
Pero no iempre puede llegarse á esa distancia sin disparar y
á veces hay que romper el fuego á lejanía mayor; en todo caso, se
mira como poc eficaz el tiro del asaltante ejecutado á más de
1,400 pasos; cuando la di tancia es mayor de 1,1 oo pasos, se emplean
doa alzas que entre sí difieran 140 pasos.
Por regla general, pues, el fuego no se abre sino á 8oo pasos,
aun cuando no faltan quienes digan que procediendo así se
pierden las ventajas inherentes al grande alcance del actual fusil, y
una parte de la prensa militar mira de reojo este nuevo modo de
combate impuesto á la infantería.
Los alemanes prefieren francamente el tiro individual á las
descargas usadas en .Francia y Rusia: la sección forma su unidad
el tiro, y cerca del jefe de ésta permanecen dos ó tres hombres
e¡pecialmente ejercitados en la apreciación de las distancias. Los
soldados se ejercitan, además, en reforzar el fuego, sin esperar órdenes,
cuando el adversoario deja un abrigo para avanzar, y á la
inversa, á disminuírlo, cuando los tiradores enemigos, después de
un avance, se ocultan y no presentan sino blancos poco visibles.
A 700 paso" los batallones de primera línea están ya fundidos
íntegramente en la cadena. A 500 ó 6oo se estima que la
acción del fuego es decisiva, y no se pasa al ataque á la bayoneta
sino después de haber adquirido la superioridad del fuego. En este
momento la cadena, cuya intensidad se ha aumentado hasta el último
límite posible, se esfuerza por romper ]a resistencia del enemigo
con sus disparos. Las reservas destinadas á provocar el choque
se reúnen á la cadena en filas cerradas, de ordinario sobre dos filas.
Creen los alemanes que el mejor medio que tiene á mano el
jefe para hacer sentir su influencia sobre la marcha del combate
en los batallones de primera línea, consiste en indicarles objetivos
precisos. La coordinación de los movimientos de batallones que combaten
unos al lado de otros, se obtiene siempre mediante la indicación de
objetivos situados al frente de ellos, y nunca tratando de reglar su
marcha por el alineamiento sobre una unidad directriz.
En las condiciones normale:s el resultado del combate de infantería,
dice el reglamento, lo decide el fuego, por Jo cual es preciso
esforzarse por adquirir superioridad en él. Para los alemanes
el fuego es el factor más importante del combate, y la consecuen-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
318 BOLETÍN MILITAR
cia lógica de esta opinión es que tal principio tiene que dominar
la instrucción del tiro, las formaciones de combate y la táctica:
ellos resumen toda la táctica de la infantería con esta sola palabra:
tirar.
La convicción de que el resultado del combate depende de
la eficacia del fuego, los llc::va á hacer todos los esfuerzos imaginables
para instruí r al soldado, en el período de las grandes maniobras,
en el empleo inteligente del terreno, de lo cual depende la
precisión del tiro, en especial con el armamento moderno. Hasta
han llegado á instituír árbitros especiales encargados de apreciar las
vents antes publicados en
este semanario, publtcamos hoy la traducción de diwersas piezas recientemente insertas
en el Courrier de$ Etats Unís, periódico escrito por plumas civiles y que demuestran
que la verdad tiende :Í abrirse paso y ceden error('S que habían penetrado en el público de
casi torios loa países, con peligro para la integri lod de su buen nombre militar.
• Hasta el 10 de Enero, 1,027 muertos, 3.675 hl; ridos, 2,5II desaparecidos (clesertores
?), sin contar ni l0s muertos por enfermeda1, ni las pérdiuas del ejército sitiado en
Ladyamith.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
noLETíN MILITAR 319'
general de las pérdidas desde el principio de las operaciones, sin contar
prisioneros, apenas asciende al 7 por 1 oo.
Es cierto que determinados batallones han sufrido de un modo espantoso:
en Elandslaagte el Gordon Highltmders perdió el 33 por Ioo;
en Graspan el CMti11gente 11aval fue segado por mitad; en Magersfontein
uno de los batallones de H ighlrmders, fuerte de 6oo hombres,
quedó reducido á 1 20; pero en estos tres caso~ las tropas así diezmada~
formaban las cabezas de la5 columnas de ataque, y en tanto que ellas
se hacían destrozar, el resto del ejército apenas sí era alcanzado por
los proyectiles enemigos. En el combate del río Tugela, donde Sir
Redvers Buller fue derrotado, su ejército de 20,000 hombres abandonó
su artillería cuando apenas había tenido 7+9 (82 muertm) bajas!
Esta sorprenden re derrota ha provocado en la prensa europea comentarios
nada honrosos para el ejérci~o inglés: un periódico ruso llega
hasta preguntar si los soldados de Albión tienen disciplina y espíriru
militar. Lo cierto es que el promedio general de las pérdidas de los ingle~
es (7 por 100) es en extremo pequeño si se le compara con lo que
sobre el particular enseñan las últimas guerras europeas. En 1870 en
las batallas de Mars- lc-Tour y Gravelotte, donde lidiaron 4-5o,ooo
franceses y alemanes, 70,coo cayeron en el campo ( 1 5~ por 1 oo); en
Wisscmburg las pérdidas subieron al 2 3 por I oo; en Woerrh, al
21 por Ioo; · n Spickeren los asaltantes (alemanes) perdieron el 17
por 100; en 1866 en Koenig Graetz los prusianos registraron el 10 por
100 de bajas; en Magcnta y en Solferino los franceses dejaron el 11
por 100 tn el campo.
r"enem~s, pues, q11e el extraordiJJario perftuionamiento de las armas
no ba attmelltado los peligros de la gt~erra, como se ba creído gmeralme1tte.
Los soldados bárbaros con armas primitivas, los de la Edad Media
con dagas y arcabuces, los que usaron fu!.il de piedra, todos ellos
mataron más enemigos y corrieron más peligros que ingleses y bocrs, no
obstante que disponen de fusiles de repetición con pólvora sin humo
y cafiones ultra perfeccionados, y que los boe'rs son los primeros tiradorn
del mundo.
Ahí están la~ cifras: apenas 7 p0r 1 oo de los combatiente~ ha caído
en el campo de bataiJa. Seguramente la intensidad misma del peligro
hace que no se le afronte: en ambos bandos se trata de mantenerse
el mayor tiempo posible fuera de una zona terriblemente mortífera. •
Las instrucciones comunicada~ á los ingleses en su lucha contra los
boers les previenen rastrear por el suelo, aprovechar tod0s los abrigos
• Segtín el primer parte detallado de estl derrota, sin igual para loa ingleses, la
artillería debía ser apoyada por las brigadas Ha.rt, Barton y Dundonald: la primera
!le extrl\vi6, la tiltima no hizo lo que de e lla se esperaba, y la otra e comprometió
en un terreno donde no pudo maniobrar; ademá el j~fe de la artillería adelantó con
exce:so los cañone . y éstos cayeron en manos del enemigo. Los jefe~ ingleses ni conocen
el territorio en que obran, ni poseen buena cartas del tea,ro de la guerra.
• Debe obsetvars e que las p~rdidas que <'ausa el fuego so11 una bicoca comparadas
con las que producen las enfermed:.ues y las fatigas de la campañ;~, en especial
en ciertos climas: en Cuba, por ejemplo, durante la 6ltinla guerra los españole~ tuvieron
2,427 muerto en el campo de batal111, 1,371 de resultas de .. us heridas, 74 desaparecidos,
30,083 de enfermedades comunes, 20,801 de fiebre amarilln, 6 . ea por
todo:-. 54,756 y 14,842 heridos. Geueralizan;lo tendríamos por 1 muerto en combate ..
heridos v 16 fallecidos por enfermeflad.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
320 BOLETÍN MILITAR
para guardarse de los proyectiles. El fuego de los fusiles de repetición
es infernal, y tánto, que puede aniqwilar íntegros á lo~ regimientos que
no se abriguen. • En orro tiempo dos infanterías se fu~iiaban á boca de
jarro: los hombres de pie, á cien metros unos de otros, se cntreascsinaban
con fusiles defectuosos, con sa11gre fría absoluta y sin que nadie
pensara ni aun en inclinar la caheza.
Di s tancia y grande hay de esos métodos antiguos á los que es preciso
e m picar en la actualidad. Además entra en la táctica de los bocrs
eoitar el combate cuerpo á cuerpo: e os admirables jinetes. armado de
carabina de repetición y de revólver, ignoran lo que es el arma blanca,
y cuando llegan á ver enfrente la bayoneta ó la lanza de los ingleses,
montan de un salto, e repliegan, ~e vuelven á formar m:ls lejos y allí
continúan, de montados, el fuego de fusilería Ahora bieJJ, los combates en
realidad fll{lrtiferos son aquéllos e11 que dos trop1ts choc rm, rompe11las filas
y u t11(anúza11 en lucha casi perso11.ll. En la prescn te guerra cada vez
que los inglese han atacado á descubierto han vi sto caer en un instante
el 40 ó 50 por 100 de sus soldados, y es difícil exigir de continuo
semejante sacrificio, aun á las m e jores tropas : ante un fuego destructor,
el itutillto de comervaci Ó11 los i mp11/sa í prifcrir los si tios tÍ cubierto.
Un diario inglés, el Dt1 ily Ma i l de Londrc discutiendo el asunto,
escribía recientemen e: "El hombre del día tiene un organi mo más
nervioso que el de 1 8oo." Lo que equi\'ale á decir que el instinto de
conservación lo domina con may o r fuerza, y teniendo conciencia más
clara del peligro, lo rehuye también con más franqueza.
Hasta aquí el artículo en referencia; pero el mi mo periódico habla
en seguida del brío con que las mujeres del Transvaal secundan á
sus esposos en la guerra, lo cual da á los soldados bocrs confianza inquebrantable
en el r~ ultado de la lucha, y cita numerosos é irrecusables
testimonios de la conducta cobarde r bestial de los soldados ingleses
con los prisioneros, con los que se rinden, con las ambulancias y
con los habitantes inermes. Esta sí es la verdadera explicación de por
qué un ejército de 2o,ooo hombres huye, abandonando sus cañones,
cuando apenas cuenta 8o muertos: cuestión psicológica, pues si todo
soldado es un hombre, no todo hombre es un soldado, y la historia nos
enseña que siempre los pseudo ejércitos capaces de ultrajar á quienes
carecen de medios de defensa, fueron fácilmente arrollados y vencidos
por puñados de hombres res u el tos á vender cara su existencia. Inglaterra
descuidó formar soldados, y recoge las consecuencias de su error.
La guerra es y será la misma, porque sea cual fuere el perfeccionamiento
de las armas, el hombre es igual en todos los tiempos y lugares:
si ois paam, para be/lum.
• El mi ··110 Courrier, al rehtar ~1 comlJ;,te del Suffolk Regiment, dice qne los
boers lo dejaron llegar ha<:.ta 30 pa o de su lfnea ante de romper el fuego, y que
150 de los ingl e. es que fueron rodeados por aquéllo., no e rindi ron sino de pué,
de encarnizada defen n. Añ:tdarnos aqul un hecho de u u stra historia militar: el '1.7
de Julio de 1876 una fuerza de 900 revolucionari t' !.' c on:;ervadores, armada de fusil
de carga por h boca, combatió trece hora.~ á campo ra o con 500 · oldarlo~i armado de
1émingtou, y no e declaró en derrota sino cuando en el calllpo había dejado el 25
por 100 de su efectivo y tra · defender sei · po iciones suce ivamente.
• Lo dicho antes infirma e te aserto hecho 't í sin otra aclaración.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año IV N. 142", -:-, 1900. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691059/), el día 2025-06-06.