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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo II N. 9

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  • Año de publicación 06/09/1902
  • Idioma Español
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
"Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VII Serie IV Tomo I N. 1", -:-, 1903. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3691203/), el día 2025-07-17.

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Imagen de apoyo de  Podcast: "Rock al Parque: la música"

Podcast: "Rock al Parque: la música"

Por: Red Distrital de Bibliotecas Públicas. BibloRed (Bogotá. CO) | Fecha: 2019

Podcast que recopila testimonios del público asistente al ciclo de charlas "Libertad Sublime" realizadas en las Bibliotecas Públicas de BibloRed. Dan cuenta de la experiencia musical relacionada al Festival Rock al Parque. Los participantes relatan sus vivencias: donde compraban los discos, los primeros conciertos a los que asistieron, como se difundían los nuevos exponentes del rock colombiano en los medios públicos, la relación de los rockeros con seguidores de otros géneros musicales y la influencia que tuvo esa música en un momento en sus vidas.
  • Temas:
  • Rock (Música)
  • Música

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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VII Serie IV Tomo I N. 10

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VII Serie IV Tomo I N. 10

Por: | Fecha: 14/03/1903

~ su.ra IV-'ro"'_o .I -=• A.O.o Vll-NcrJotBRO 10 Boletín Militar de Colombia ~ ! ! ¡ ORG!NO DEL MINISTERIO DE GUERR! Y DEL EJÉRCITO l ·.~~ ~~~ -~::::::~.~::i~~:jiL~~:::::.::;:::~'~''0 ~~.: PueiU muv bier' •uceder que nueatro reapeto tf toda• la• conlltccwnea, wenga 4 ,arar .,. la j::. indiferencia 1f no• deje ain en•rviaa para defender la1 ntdatra• !:.:: ESRIQ.UE SI&NKIEWICZ ~r······ ·: ..... : .. · ~ ·-·· ~-~~~~~: ·¡;~~~~ - ~~ --~~ -- ~~~~- - ---~· .. : · :·····-T- -------------~----------------------- ~ Oficial = DECRETO N MER 258 D ~. 1903 (FEBRERO 25 ) por el c ual se hace un nomb ram ie n to El Viuprtsidmte de la República, encarg ado del Poder E.JecuJiv •, DECRETA Artículo único. N6mbrase al Sr. Ciro Castañeda Ayudante de la Sección 3.• de la Intendencia General del Ejército, en la vacan­te qne de j6 el Sr. Joaquín Toledo, con anterioridad del 17 de los corrientes, fecha desde la cual viene prestando sus servicios. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á. 25 de Febrero de 15)03 - JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, . \. V .Ásouxz Coso DECRETO NUMERO 259 DE 1903 (FEBRERO 25) por el cual se reconoce un grado El Vicepresi'dmlt de la Repúblz'ca, encargado del Poder Ejeculi'v•, DJtCR.ltTA Artículo único. Recon6cese al Teniente Coronel Pablo G. Rubio el grado de Coronel efectivo á que fue ascendido por el SJtRIK IV-TOllO 1-19 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 290 _J Jefe Civil y Militar del Departamento del Tolima, por Decreto· número 14-6, de 23 de Abril de 1901. §. Dése cuenta al Honorable Senado en sus próximas sesiones,. para los efectos constitucionales. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 25 de Febrero de 1903. ]OSE MANUEL MARROQUIN. El Ministro de Guerra, A. V ÁsQuxz Co•o DECRETO NUMERO 262 DE 1903 (FEBRERO 2 5) por el cual se hacen dos nombramientos El Vt'cepruidmle de la Reptiblica, encargado del Poder EjtctJitil~, DECRET.A Artículo único. Hácense Jos siguientes nombramientos : Médico Ayudante de ]a Inspección Médica del Ejército, al Dr. Abraham Salgar, asimilado á Coronel para los efectos fiscales. Vacunador oficial del Ejército al Sr. Efraím Casas Fernández. Comuníquese y publíquese. Dado en Bo2"otá, á 25 de Febrero de 1903. ]OSE MANUEL MARROQUIN El 1t1inistro de Guerra, ALFREDO V ÁsQUEZ CoBo. DECRETO NU~IERO 263 DE 1903 (FEBRERO 25) por el cual se elimina un empleo El Vii:tprtst'dmll dt la República, mcargado dd Poder ./!.,'jecuHvn, CONSIDERANDO Que con motivo de la terminación de la guerra han cesado las circunstancias que motivaron la creación de la segunda Subse­cretaría en el Ministerio de Guerra, DECRETA Artículo único. Derógase el Decreto número 1001 de 1901,_ por el cual se crea el empleo de 2.0 Subsecretario de Guerra. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 25 de Febrero de 1903. JOSE 1IANUEL MARROQUIN El Ministro de Gobierno, encargado del Despacho de Ha­cienda, ARISTIDRS FERNÁNDEZ- El Ministro de Guerra, ALFRIDO Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín t-.lilitar de Colombia \...._ 291 _) V ÁsQuxz Cono-El Ministro del Tesoro, encargado del Despacho de Relaciones Exteriores, FRANCisco MRNDOZA P.-El Ministro de Instrucción Pública, JosÉ JoAQUÍN CASAS DECRETO NUMERO 264 DE 1903 (FEBRl!:RO 26) por el cual se hacen dos nombramientos en interinidad El Vú:tpresidmle de la República, encargado del Poder Ejecutivo,. DECRETA Art. 1.0 Nómbrase interinamente Subsecretario de Guerra a] Sr. Dr. Javier Tobar. Art. 2. 0 Nómbrase asimismo interinamente al Sr. Luis Carlos Corral, Intendente General del Ejército. Comuníquese y publfquese. Dado en Bogotá, á 26 de Febrero de 1903. JO E M NUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ALFREDO V ÁsQUEZ CoBo DECRETO NUMERO 266 DE 1903 (FEBRERO 26) por el cual se hace un nombramiento El Vicepresüienle de la Rep!Íbb'ca, mcargado dtl Poder Ejeculi'IJo,. DECRETA Artículo único. Nóml>rase al General Cristóbal Urdaneta Jefe de Estado Mayor General del Ejército de Antioquia. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 26 de Febrero de 1903. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, Ar.FREoo V ÁsQUEz Cono DECRETO NUMERO 282 DE 1903 (MARZO 2) por el cual se declara insubsistente un nombramiento y se hace otro El Vicepresz"denle de la ReptÍblzca, encargado del Poder Ejewlw~, DECRETA Artkulo único. Declárase insubsistente el nombramiento be­bo en el Sr. Timoteo Gutiérrez para Síndice del Hospital Militar Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \.._ 292 _) de La Mesa, y nómbrase en su reemplazo al Sr. Fernando Bal­cázar. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 2 de Marzo de 1903. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ALFREDO V ÁsQuEz Coao DECRETO NUMERO 303 DE 1903 (MARZO 6) por el cual se reorganiza el Hospital Militar Central .El Vietpresidenlt dt la RepúbHca, mcargado del Poder .E.fe,utiv~, n ·ECRETA Art. 1. 0 Los empleados 1el Hospital Militar Central de esta ciudad devengan sus sueldos desde el 1.0 de Enero del presente año conforme á las asimilaciones que tienen actualmente y con las asignaciones que fija el Decreto número 87 de 26 de Enero de 1903 á los individuos del Ejército. Art. 2.0 Desde el día 15 del presente mes el personal de em­pleados de dicho Hospital será el siguiente, con las asimilaciones que se expresan en seguida : Un ~1édico Jefe, asimilado á General de División; Tres Médicos auxiliares, asimilados á Generales de Brigada ; Cinco practicantes, asimilados á Subtenientes ; Un índico , asimilado á General de División; Un yudante de l S índico, a simi lado :í prim r jefe de Cuerpo; Un Inspec to r de sa lón , as imilado á T nie nte ; Doce Hermanas de la Caridad, asimiladas á arge ntos pri­meros; Un Capellán, asimilado á Coronel; y Los asi~tentes que sean necesarios á juicio del Síndico, los cuales devengarán los mismos sueldos que les asigna el Decreto número 1491 de 6 de Octubre de 1902, según su clase. Art. 3. 0 Hácense los siguientes ·nombramientos de empleados para el Hospital Militar Central : Médico Jefe, Dr. Abraham Aparicio; Médicos auxiliares, Dres. Julio M. Escobar, Salomón Higuera y Gabriel Durán Borda ; Practicantes, Sres. Tomás Acero, Ismael Pinilla, Marco A. Barrientos, Ezequiel Mejía y Eliécer Espinel .: Síndico, Sr. José Ignacio de Castro; Ayudante del Síndico, Sr. Antonio Parra; Inspector de Salas, Sr. Joaquín Garcés Baraya; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 2 93 -' Capellán, Dr. Jeremías Rodríguez C. Los Asistentes serán nombrados por el Sín ico. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 6 de Marzo de 1g03. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ALFREDO V ÁsQUEZ CoBo DECRETO NUMERO 304 DE 1903 {MARZO 5) por el cual se hace un nombramiento El Vicepresidente de la Rep1íblica, encargado del Poder EjuuHv41, DECRET.-\ Artículo único. Nómbrase Empacador del Parque General al r. J ulián Alonso. Comunfque e y publíquese. Dado en Bogotá, á 5 de Marzo de 190 )• JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, ALFREDO V ÁsQun CoBo DECRETO NU.M:ERO 305 DE 1903 (11IAR.ZO 5) sobre organización de las fuerzas de Cundinamarca .El Vüepresz'denü de la Rtpúbb'ca, encargado del Poder E.feculzvtJ, CONSIDERANDO Que para la buena marcha y disciplina de las fuerzas que hacen actualmente la guarnición en el Departamento de Cundina­marca, es innecesaria la organización por Cuerpos de Ejército, DECRETA Art. 1.0 Elimfnanse los Cuarteles Generales de los dos Cuer­pos de Ejército en que están organizadas las fuerzas que se hallan acantonadas en el Departamento de Cundinamarca. Art. 2.0 Las fuerzas que hacen la guarnición de Cundinamar­ca dependerán directamente de la Comanda~cia en jefe del Ejér­cito de la República; las Divisiones en que dichos Cuerpos de Ejército se hallan divididos, conservarán la misma organización que tienen, y serán servidas por el personal de empleados que existe actualmente, tanto de los Cuarteles Generales como de los Batallones. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- l94 _; Art. 3. 0 El General Rafael Pulecio V., quien desempeña el puesto de Jefe de Estado Mayor del 2.° Cuerpo de Ejército, pa­sará á prestar sus servicios en el Cuartel General del Ejército como primer Ayudante general de la Comandancia en Jefe. Art. 4. 0 Queda derogado el Decreto número 3 de 9 de Ene­ro último. Comuníquese y puhlíquese. Dado en Bogotá, á 5 de Marzo de rgo3. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Gtierra, ALFREDO V ÁsQURZ Coso RESOLUCION NUMERO 89 DE 190 3 (MARZO 5) sobre pago de Libranzas militares El Mim'slro de Guerra RESUELVE En lo sucesivo el pago de las Libranzas giradas á favor de los Comisarios Pagadores para gastos del Ejército, se hará del modo siguiente: Las de los Comisarios Pagadores de fuerzas acantonadas en Cundinamarca serán cubiertas en la Pagaduría Central, previa ordenación de este Ministerio, para lo cual se presentarán á esta Oficina, por conducto rle la Comandancia en Jefe del Ejército, los comprobantes de dichas Libranzas y los cuadros de situación de ersonal respectivos. n lo demás Departamentos de la República el ago de las Libranzas se hará en las Administraciones de Hacienda nacional, departamentales ó de Circuito, á cuyo efecto se constituyen en Oficinas pagadoras militares, para lo cual se situarán allí los fon­dos necesarios, previa ordenación del Comandante General del . respectivo Cuerpo de Ejército, División, Brigada ó Columna, acompañando asimismo á las Libranzas los cuadros de situación de personal correspondientes. Comuníquese y publíquese. 'Dada en Bogotá, á. 5 de tvfarzo de 1903. El Ministro, A. V ÁsQliEZ Coso Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia RESOLUCION NUMERO 92 DE 1903 (MARZO 9) sobre pagos administrativos del Ejército El Mt"nútro dt Gutrra RESUELVE Los empleados administrativos del Ejército tienen derecho á · pasaporte auxiliado para regresar á su domicilio, y á. sueldo de ex .. cedencia en caso de licenciamiento ó de quedar excedentes en vir .. tud de reorganización, en la misma forma y condiciones que los empleados militares del Ejército. Comuníquese y publíquese. Dada en Bogotá, á 9 de Marzo de I 90 3. El Ministro, A. V ÁSClUEZ Coso r ~ Doctrinal ~- FERROCARRIL INTERCONTINENT AL EN COL0\1BIA (Continúa) El río Santa :María lleva sus aguas hacia el Este al golfo de Parita, al través de un ancho valle, después de recibir sus princi­pales tributarios de la falda sur de la cordillera. El río Grande, su vecino del Este, parece recibir sus aguas directamente del in­terior del Istmo, que en aquel paraje aparece muy quebrado y comparativamente bajo. Si no fuera por el proverbial engaño de las apariencias, el transeúnte observador afirmada que allí existe un buen paso de un mar al otro. Entre Natá y Chame abunda la espina dt cuerno de buey, de co­lor castaño oscuro. Las espinas, mellizas, alternan á cada pul­gada, en los troncos y ramas de un arbusto de escaso follaje, de hojas semejantes á las del Gled/tschia Triacanlhos (honey locttsl). Las espinas más perfectas miden de 1! pulgadas esparcidas cada .2! pulgadas, y rematan de ordinario en puntos sobre las líneas curvas de una sección elíptica de la juntura, de media pulgada de ancho y una cuarta de largo. J ustiñcan singularmente el nombre que llevan. Cerca de las puntas se encuentra un hoyo pequeño en .cada espina, que abre el paso á pequeñas hormigas rojas, que ,consumen el meollo gue llena las espinas, y después fijan su mora. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- ~96 _.) da en el espacio vacío que resta. Estos animales hacen la distin­ción sin equivocarse entre el empuje del viento y el de la mano, la pata ó la garra, y se aglomeran para repeler al intruso. Su pica­dura es instantánea, multiplicada y aguda, como la de la ortiga, pero e] dolor no dura por mucho tiempo. Algunos naturalistas han creído que éste es un caso de la protección animal á los vegetales; pero parece que las mismas espinas se protegen ampliamente á sí mismas, y que la furia de aquellos animalitos tan sólo tiende á defender su propio bienestar. En la misma región las llanuras onduladas, anualmente salpi­cadas de aguas lluvias rebalsadas, se veían cubiertas de lo que se nos dijo eran hormigueros abandonados, de color gris claro. Con apariencias de monumentos funerarios se presentan en forma de co­nos bajos, de cuatro á seis pies de diámetro en la base, de dos pies de altura y de todas figuras, cóncavas y convexas en su parte ex­terior, de cono bajo con la cúspide en figura de pico; los más grandes miden de ocho á diez pies de altura sobre el suelo. En algunos casos la cúspide era esférica ó tenía la forma de lanza ; en otros las inclemencias del tiempo dejaban al descubierto una construcción espiral con el tope torcido, como la antorcha de una losa sepulcral. El material era arcilla gris, cimentada probable­mente con secreciones del insecto, en el supuesto de que lo hayan hecho insectos, y muy duro, tan duro, que el hacha separaba las capas interiores que podían haber existido, y no pudimos distinguir su sistema de fabricación: si eran realmente viejos hormigueros como lo parecían, las grotescas señales esculpidas por la incle­mencia del tiempo en una materia de tanta resistencia, indicaban una edad remota. Dudamos si estas reliquias interesan más al na­turalista que al geólogo. Nuestra marcha por la ribera del mar, entre Antón y San Carlos, nos hizo ver el gran número de pelícanos que nos acom­pañaban, algunas veces reposando en los grandes peñascos, otras veces en el agua. Todo ellos levantan el vuelo cuando se acerca un cardumen. Sus evolucion s en el aire son demasiado curiosas. El sabio romano dice que la naturaleza es bella no sólo en sus usos, sino en sus accidentes y concomitancias, que parecen encami­nadas á darnos placeres. Aun estas a ves pesadas y de formas ra­ras tenían gracia en sus movimientos : surcaban el aire en calma, dos á tres pies sobre el agua, sin declinación perceptible de la línea horizontal, ni aflojamiento en la rapidez de su vuelo, por lo menos 200 pies después de batir las alas por una distancia de 50 pies, Deslizándose así á razón de 35 á 40 millas por hora, podían dete­nerse de repente, como si emplearan un freno neumático, con sólo revertir las alas, para desmontarse en el mar, por así decir, sin el menor tropiezo. O deslizándose así, levantaban el vuelo á la in­dicación misteriosa de haber peces adelante, hasta 20 ó 30 pies de altura, y de esa cima se precipitaban á sumergirse con la cabeza hacia abajo, para levantarla luégo, sin errar el golpe. General .. mente salen haciendo frente al lado opuesto. La evolución era tan rápida, que no pudimos distinguir exactamente sus pormenores.~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colornbia \._ 297 --' parecía el salto mortal de un muchacho. Acaso la voltereta del animal confunde al pez y facilita su captura. Después de ésta que­dan sobrenadando á flote, por uno 6 dos minutos : si es mientras engullen la presa, 6 para gustarla, mejor no podemos decirlo. Luégo mueven hacia arriba las largas mandíbulas, y dando una especie de tijeretazo con cUas, concluyen la función, tajando de un golpe al pez aprisionado. El ave parece que goza con las contor­siones de la víctima en el fondo de su gargüero, y espera á que cesen antes de continuar la caza. Las llanuras de Chame so:1 de arcilla blanca y gris con guijas y cascajo esparcidos en grandes lechos. La superficie del terreno está peinada por las aguas, como si hubieran sido hechos por los dedos de una mano enorme, á veces un poco más próximos. Las partes más altas miden como 100 pies (300 metros) sobre los cauces de las mayores corrientes. Los puentes de los ferro­carriles medirían de 50 á 70 pies de altura, y 500 á 8oo de longi­tud 1 Las plantas llamadas barba capuchina (suguella damascena) estaban floreciendo allí, y también los convónvulos azules, blancos, carmesíes, amarillos y mezclados de otros tintes. Hay muchas es­pines de cutrno de bueJ', y también helechos trepadores con muy de­licadas y pequeñas palma , adornando lo árboles ó colgando en forma tle grandes borlas. Los vientos del Norte del mar Caribe soplan con ráfagas tempestuosas en la mañana, se moderan por la tarde con las contracorrientes del Pacífico, pero vuelven á domi­nar por la noche. Las llanuras se encuentran matizadas con man­chas y cintas de florestas bajas. Hay pocos habitantes entre las aldeas de Chame y Chorrera. La última es residencia de verano, á 20 millas (32 kilómetros) de Panamá. Es la mayor población entre David y esta ciudad. Sus habitantes son una mezcla de es­pañol, indio y negro. Aproximándonos á Panamá cncontrámos á muchos negros de Jamaica, que quedaron allí al abandonarse la obra del Canal; al­gunos de ellos se dedicaban al negocio de hacer carbón, y otros al cultivo de vegetales para el mercado. l\fuchos de ellos de faccio­nes groseras y expresión tosca; pero como el gato escaldado, eran mejores de lo que parecían: urbanos de porte y lenguaje, y al parecer, prosperan. No ocurren observaciones de otro orden que puedan añadirse á las ya mencionadas en la primera parte de este informe. , CAPITULO XVI , - DE YAVIZA A CANASGO~DAS Antes de dejar la región del Pacífico en el Istmo, quisimos recorrer las posibles vías alternativas, para llegar al territorio del Atrato; pero nos persuadimos, parte por la faz del suelo, par­te por los informes de los .antiguos vecinos, de que los tropiezos de 1 terreno eran tales, que imponían la ruta usual. Esto hacía nece- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 298 -' -saña la pérdida de algún tiempo en ir al campo y vol ver, como .aparecerá en el siguiente itinerario. Llegámos á Panamá, de regreso de la bahía de San Miguel, ·el 11 de Marzo de 1893. Dimos la vela de Colón el 25 de Marzo, ~ desembarcámos en Cartagena el 27. Partimos para el Atrato el fi de Abril, y desembarcámos en la aldea de Riosucío el lunes 17 e Abril. Mr. Garrison y Mr. O'Connell fueron destinados á llevar la lí­nea de los estudios arriba del valle de Riosucio, por 93 millas ( 130 . kilómetros), hasta un empalme con la línea de los estudios previos, de Antioquia á Cañasgordas, con la intención de vol ver á Riosucio (del Atrato) después de completar aquella obra. El mal tiempo, el lodo, las inundaciones, la destrucción de un puente importante y 3e su equipaje desbarató el plan, obligándoles á volver á Cartagena, .por Ja vía de Medellín y el Magdalena. Mr. Parker y el que escribe hicimos dos extensos reconoci­.. Wentos de Riosucio, uno á los orígenes del río Cacarica y la di­• isión entre las aguas del Atrato y el Tuira, y el otro arriba del rlo Solaquí, al lado Oeste del valle del Atrato, y de allí al Norte, por las colinas de la base de la Cordillera hasta el río Rayo. Por incidencia se hizo el sondeo del paso del río Atrato, y el de una línea de prueba al través de la Gran Ciénaga. Estas ex­ploraciones dan una distancia total de 230 millas (373 kilóme­tros), ida y vuelta, parte á pie y parte embarcados. Completámos el trabajo el 7 de Mayo de 1893. Cuatro días después llegó el pe-gcjqo vapor de Cartagena con rumbo al Sur. Aprovechámos e;ta. oportunidad de hacer el viaje á Quibdó y regresar, viaje que vo por objeto cerciorarnos de si el Ferrocarril Intercontinental debiera ó nó cruzar 1 Riosucio. Estas consideraciones las ano­tamos, porque nos hemos cerciorado de que es hacedero el camino el valle del Cauca por la vía de Bolívar al valle del Atrato, y será útil el futuro desarrollo de la riqueza agrícola y mineral el suelo, cuyo centro debe ser Quibdó, iendo po ible determi-r el trazo de la vía por allí, en vi ta de consideraciones comer­ciales preponderantes. Conlinría Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia TEORIA DE LA ESTADISTICA EsCRITA POR J. P. H U RTADO (ESPAÑOL I I CLASIFICACIÓ~ ESTADÍSTICA Necesidad de clasificar los hechos para observarlos-Sistema de Mr. Dufau: PoblaciÓ1t, considerada en su estado físico y moral; T erritorio, considera­do en la agricultura, las manufacturas y el comercio; Esta4o, considera· do en la política y la administración-Sistema de Mr. Morca u de J onnés : Territorio, Población, Agricultura, Industria, Comercio interior, Comer­cio exterior, Navegación, Colonias, Administración pública, Hacienda, Fuerzas militares, Justicia, Instrucción pú blica-Sistcma de Vaneschi : Territorio y Población en número, Población en las variaciones del nú­mero, Estado económico, Estado intelectual, Estado moral, Estado políti. -co-Juicio crítico de estas clasificaciones y razón de la adoptada . El análisis, procedimiento natural de la Estad ística, como aca­' bamos de ver en el anterior capítulo, reclama que la primera 'inves ti g a ció n de la ci e ncia se dirija á bu sca r una clasificación ~ene­ral d e los fenóm e no~ que e studia, para qu e sirva de base á la for­mación de esas agrupaciones sucesivas de h echos análogos, que cons­tituyen la materia de sus trabajos. El examen de los aconteci­mientos sociales, falto de guía, sin un sistema preconcebido, ade­más de que ofrecería gravísimas dificultades, sería poco fecundo ·en resultados : es necesario comenzar por introducir en el inmenso y variado conjunto de los hechos algún principio de unidad, que haga posible Jividir entre ellos ordenadamente la atención y los trabajos experimentales. Acordes los estadísticos en reconocer esta necesidad y en de­dicar sus primeros cuidados á satisfacerla, se dividen, no obstante, al tratar de conseguirlo. Entre las clasificaciones propuestas, me­recen citarse las de l\1rs. Dufau y Moreau de Jonnés, y las del es­critor italiano Vaneschi ; vamos, pues, á exponerlas con los argu­mentos que las defienden, para hacer luégo su juicio crítico. Si tendemos una mirada sobre la sociedad, dice Mr. Dufau, habremos de convenir en que el principio generador de todos los hechos que nos presenta, reside en la inteligente actividad del hombre. Con su genio y con sus brazos, la criatura · humana hace sufrir á la naturaleza esa sorprendente metamorfosis que se llama la civilización. Como Dios, de que es imagen, el hombre hace sa­lir un mundo de la nada, y puesto que todo en el orden social de­pende de él, justo será que le hagamos el objeto primero de nues­tro estudio, que le consideremos como fundamento de todas las aplicaciones de la Estadística. En la mayor parte de los trabajos de este género, los cálculos que se refieren al territorio suelen preceder á los relativos á la población; pero, ¿acaso no es más lógico el sistema contrario ? Se coloca en primer término la des­cripción del suelo, dividido en campos, viñedos y arbolados; pero Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \._ 300 _j ¿quién crea los únos y los ótros? ¿No es la mano del hombre? Pues comencemos por estudiar al hombre en sus relaciones físicas y morales, conozcamos su persona antes de llegar á sus produccio­nes. Por eso creemos que todos los hechos referentes á este obje­to deben reunirse en una categoría ó sección primera, á que dare­mos el título de Población. Pasamos luégo al 'Ierrilorio, de que el hombre se hace dueño por el trabajo, sobre el que ejerce su in­dustria y en el cual halla la fuente de todas las riquezas que acu­mula; este será el objeto de la sección segunda. Finalmente, uni­dos la población y el territorio, resulta el Estado, que resume to­dos los elementos comparativos de la explotación de la superficie terrestre por las diversas ramas de la gran familia humana. Tal es la clasificación general que proponemos : población, territorio, estado, todo está comprendido en esta triple repartición, cuyo con­junto presenta sucesivamente al hombre como miembro de la so­ciedad civil, de la sociedad industrial y de la política. Veamos ahora cómo todos los hechos parciales que son del dominio de la Estadística, se colocan naturalmente en cada uno de esos grupos. Hemos d1cho que la sección primera de be dcdic.arse al estu­dio del hombre en sus relaciones físicas y morales, es decir, que se trata en ella del individuo social, del miembro de la ciudad. El cuadro, pues, resultará el siguiente : 1.0 -POBLACIÓN E stado .fÍsz'c~ Número absoluto de habitantes. Idem por cada milla urbana ó kilómetro cuadrado . Idcm por cada kilómetro ó milla rural. ldem por sexos y por edades. Nacimientos por sexos. Número de matrimonio s. funcione por sexos, por e d ades, rofesiones y enferme-dad es . Ji. J/ado moral Condición civil. Nacimientos legítimos é ilegítimos. Crímenes y delitos. Mendicidad. Prostitución. Instrucción pública. Cajas de ahorro. Establecimientos de caridad privada y beneficencia pública. Religiones y cumplimiento de las prácticas religiosas. Bibliotecas, con el número habitual de lectores. Sociedades sabias, con el número de miembros activos. Periódicos y publicaciones, con el número de ejemplares ven-didos, &c. &c. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-- 301 _./ La segunda categoría, dijimos, comprende todos los hechos que tienen por objeto la aplicación de las fuerzas físicas é intelec­tuales del hombre á la explotación del suelo, y que tienden á pre­sentarle como miembro de la sociedad industrial. La considera­ción del territorio, bajo el aspecto de la producción, da lugar á las subdivisiones siguientes : 2. 0 -TERRlTORlO Agn'cullura En todos sus ramos deben formarse cuadros exactos y minu­ciosos que presenten el conjunto de los productos del terreno, in­dicando las cantidades que sirven para la reproducción, las que pasan al consumo, las que se transforman en nuevos productos por la fabricación, las que se cambian por el comercio con losar­tículos extranjeros~ &c. Manufacturas Se considerará además la población por el punto de vista del trabajo, r partiéndola entre los diversos ramos de la industria y siguiendo su movimiento de emigración é inmigración. Comt1'cio Se indicará, en fin, la repartición de las riquezas mineralógi­cas en toda la extensión del territorio, así como también los hechos que conciernen á las vías de comunicación de toda especie. La tercera sección, cuya materia son los hechos relativos á la institución social, es la que más comúnmente ha llamado la aten­ción 6e los estadísticos, por el carácter político que han solido dar á la ciencia. Esta parte considera al hombre en la calidad de ciu­dadano, y puede formularse en estos términos: 3. 0 -EST A DO ~s necesario mencionar aquí todos los derechos que el indi­viduo ejerce en la sociedad política y todos los deberes que le ligan al poder de los Gobiernos: hay que estudiarle en los colegios elec­torales, en las filas de la guardia cívica, y contribuir, según sus fa­cultades, al sostén de las cargas públicas. Se estudian, pues, las diversas clases de impuestos en su acción sobre la sociedad, y se conseguirá. establecer la importante clasificación de la población relativamente á la propiedad, fijanwo ea cada parte del territorio el número respectivo de los que poseen y los que no poseen. La • división administrativa del territorio y el reparto de los habitantes en las circunscripciones que resulten de ella, pertenecen igualmen­te á esta sección. Esas mismas circunscripciones son objeto de un estudio especial, para saber las rentas provinciales y municipales y determinar de un modo exacto las facultades contributivas de los habitantes y el gasto total que ocasiona el mantenimiento del or Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-- 302 _.) orden civil. Por último, las noticias que conciernen á la hacienda pública, el ejército, la marina, las colonias, &c., entran también en el cuadro como términos generales, que resumiendo el progreso de los pueblos en las vías de la civilización, marcan sus rangos respectivos entre las diversas porciones de la especie humana. Mr. Moreau de Jonnés, protestando que es indispensable tra­zar lo más sencillamente posible el plan de la Estadística, estable­ce, sin embargo, una clasificación de trece miembros, en la forma siguiente: 1. 0 -TE R R I T O J1t 1 O Es el suelo natal con sus recuerdos, la patria con sus afeccio­nes, la propiedad con sus grandes intereses, el dominio agrícola con el trabajo, que es la fortuna del pueblo. Primer elemento de un país, hay que considerar en el territorio: 1.0 El estado físú:o de las comarcas: su situación, sus límites, costas, montañas, ríos, lagos, pantanos, y la constitución mineraló­gica de las diferentes clases de terrenos. 2. 0 El clzina: temperatura media y máxima, cantidad de llu­via que riega sus llanuras y montañas, presión atmosférica, vien­tos y otros agentes rr.eteorológicos. 3. 0 La divisz!m físz'ca: extensión de las regiones montañesas, de las llanuras y de los valles, d e las ti erras de labor, de los pas­tos y de los bosques. 4. 0 La d/visión po!íll'c a)' admüuslraüva, antigua y vigente. 2 .0 -P O B LACIÓN Es el alma d el país, su fu e rza, su poder, su riqueza, su gloria. Objeto de todos los inte res es sociale s, la población forma la base de las operaciones de la Estadística y el término en que se miden sus re sultados. Hay , pu es, q ue e studiarla: I .0 Eu su estado actual J' anliguo: comparándola en época diversa y durant períodos más 6 menos largos. 2 .0 ..l!.it sus movhmentos interiores: naci mi entos, defuncio n es, matrimonios, ya n las c iudad es, ya en los campos, ya en la tota­lidad del país. 3. 0 E1z el tstado á m'l : célib es, casado , viudos y viudas, hijos legítimos é ilegítimos. 4. 0 En la di.fermáa de l os st ."l' OS : al nacer, al monr, durante la vida, en la viudez y según el estado civil de cada uno. 5. 0 .En la dt'versz(lad de edades: de los vivos y de los muertos. 6. 0 En la mortahdad ordinan'a: enfermedades comunes 6 epi­démicas, accidentales 6 violentas. 7. 0 En el aummto medio y anual del número de habitantes, 8. 0 En la difermcz'a de las 1·azas, cultosy condz'cioncs soda/es: en épocas antiguas ó modernas. g. 0 En la capacidad polítz'ca de los individuos, conforme á las condiciones exigidas por la ley. 10.0 En la naturaleza)' el valor de la propiedad: distribuída por categorías de propietarios, según la especie de los bienes raíces. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-- 303 ..J 3. 0 ·-A G R 1 C U L TU a A Es el primero de todos los intereses de los pueblos, y sin em.;. bargo, por una fatalidad inconcebible, es el más abandonado. Para. llegar á su conocimiento hay que establecer: 1.0 La superfide de cada especie de cultivo. 2. 0 Su sz"tmbra, en cantidad y en valor. 3. 0 Su producd6n anual, total y por hectárea. 4. 0 El valor y los predos de esta producción por provincias yr en conjunto. 5. 0 El consumo de los productos agrícolas por localidad, pos· habitante y en todo el reino. 6. 0 El comercio de estos productos, tanto en el interior com~ en el Extranjero. 7. 0 El domtnio agrícola en general, en su estado actual y tal como era en diferente& épocas memorables de la historia del país 8.0 Los animaltS domésticos criados por la agricultura, su nU­meración por especies, por sexos, por edades, por localidades; sus; valores, sus productos, la cantidad y el precio de los que se mata para el consumo, con su peso en bruto y en limpio, y las cantida­des de cada especie de carne consumidas por cada habitante, cada di~trito y cada provincia. Este vasto trabajo debe terminarse, como se ha hecho e Francia, por una recapitulación general de los diferentes ramos de la producción y de las rentas que dan anualmente por término medio. El resultado final será la cantidad total de la riqueza agrí­cola del país. 4. 0 -INDUSTRIA Es la reina de nues•ro siglo; pero no estando sus productoa· limitados, como los de la agricultura, á las cosas naturales, es muy difícil hallar una clasificación lógica que pueda abrazarlos todos y encadenarlos unos á otros. Sin embargo, hé aquí una clasificación sancionada por el uso que se ha hecho de ella en Francia. La industria se divide en dos órdenes de eslablecemienlos, muy distintos por sus grados de imptortancia, pero análogos por su ob­jeto; á saber: 1 .0 Manufacturas y explotaciones. 2. 0 Artes y oficios. Únos y ótros deben repartirse por regiones, provincias, dis­tritos, localidades, y ser después agrupados y enumerados, según:. la naturaleza de los productos que dan. En cada establecimiento se ha de indicar el número de los obreros, por sexos, por edades,. con el jornal de cada uno; el mobiliario industrial; los motores.. (molinos de agua, de viento, máquinas de vapor y animales); lo fuegos (hornillos, forjas y hornos); las máquinas (husos, genera­dores, &c.). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia Además, la estadística de la indu.;tria está dividida en todas sus partes, según la naturaleza de los elementos de que se valen las fábricas; á saber: 1. 0 Los productos minerales. 2. 0 vegetales. J. 0 animales. El artículo de cada especie de industria comprende dos series de investigaciones numéricas: 1 •0 Los valores: patentes, alquileres, materias prim~...ras y pro­ductos fabricados. 2. 0 Las canHdades: materias primeras con su precio parcial y total, y los guarismos análogos para los objetos de la fabricación. 5. 0 -COHERCIO INTERIOR Está formado de las ventas por mayor y menor de los pro­ductos de la agricultura, de la industria manufacturera y de las artes y oficios del país, menos los exportados al Extranjero, más los importados del Extranjero. Los medios necesarios de este comercio son : 1.0 Los depósi­tos generales, las ferias, las bolsas, los bancos, los bazares, los mercados de toda especie; 2.0 Los transportes por cabotaje y la navegación de los canales y ríos, y los que se hacen por las carre­teras, los caminos vecinales y los caminos de hierro. Pero siendo sumamente difícil la estadística del comercio in­terior, y no pudiendo ejecutarse en mucho tiempo, sería inútil in­vestigar aquí cuál debe ser la clasificación de las materias que abraza. 6. 0 -COMJ<:RCIO EXTERIOR Es la parte más conocida de la E'itadística, ttorque las adua­nas que rodean las naciones son eficac s medios de investigación. Este comercio se divide naturalmente en dos grandes sec-ciones: 1.0 La importación. 2.0 La exportación. Cada una de ellas está di vid ida en otras dos : 1: Mercancías importadas para el consumo y exportadas per­tenecientes al suelo ó á la industria del país, lo cual constituye el comercio especial á la importación y á la exportación. 2! Mercancías importadas del Extranjero y dejadas en depó­sito, unidas á las exportaciones que no pertenecen al país, lo cual compone á la importación y á la exportación el comercio general. Por razón del origen y del destino, el comercio especial se di­vide como sigue : I. 0 En la importación, productos coloniales y mercancías ex­tranjeras. , - 2.0 En la exportación, mercancías destinadas á las colonias y al Extranjero. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 3o6 _J 9· 0 -ADl\UNJSTRACIÓ~ PÚBLICA Es una de las partes de la Estadística que facilitan más me­dios al Poder para el cumplimi·ento de sus deberes; comprende las instituciones dé utilidad pública y las clasifica como sigue : 1.0 Establecz1nienlos políticos : elecciones, jurados, cuerpos le-gisladores, &c. . 2.0 Establcdmzenlos finanderos: bancos, cajas de ahorros, ca­jas de retiros, compañías de seguros. .. 3.0 Estableámünlos de beneficenáa: salas de asilo, hospitales, hospicios, montes de piedad, &c. 4. 0 Establecimz'enlos de represz'ón: cárceles, casas de corrección, depósitos de mendicidad, casas centrales de detención, presidios, colonias de deportación, &c. Se han de indicar en todos estos establecimientos su situación y sus moYimientos, y en los de beneficencia y represión la morta­lidad, los gastos, el valor de los trabajos que se ejecuten en ellos, y otros curiosos pormenores sobre el origen de los condenados, sus edades, sus profesiones antiguas y actuales, los crímenes que han cometido, sus reincidencias, su grado de instrucción, &c. 10.0 -HACIE. 'DA PÚBJ:ICA Esta estadística se contiene en los presupuestos y cuentas del Estado; pero en ell s está sobrecargada de pormenores que deben suprimirse en una obra especial. Se divide en tres partes: 1.• Rmtas del Estado: ordinarias y e.·traordinarias, impuestos de todas clases, su importe anual y su reparto por localidades y por habitantes. 2. • Gas/os jJlíbl/cos: según u objeto y por ministenos. 3.• Deuda narz"onal: perpetua y flotante, ·u situación en diver­sas época y su aumento ó disminución. Deben, además, encontrar~e n es!a tadí ·tica investigado­es sobre el numerario qu hay en irculación con un cuadro de las misiones d mon da, de papel mon a y otro •alares. 1 1 . 0 -F ERZAS l\IILIT RE Forman dos secciones distintas: 1: Ejército. 2: Marina. Cada uno de estos objetos se e nsidera en su pt..!rsonal y en su material, sus medios de consl!nación y de aumento, sus gastos durante la paz y durante la guerra. 1 2. 0 -J 'S 'f 1 C I A Este es uno de los objetos m3s intere5antes de la Estadística, y su sección, cuya materia es muy c6mpleja, debe contener el nú­mero de delitos cometidos anualmente, su naturaleza, sus medios de perpetración y las penas que se les han aplicado. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín l\1 ilitar de Colombia I 3. 0 - INSTRUCCIÓN PÚBLICA .A9uí es necesario estudiar por edades, por sexos, por esta­blec1m1entos, y por la naturaleza de las instituciones, las escuelas del país, sus colegios, universidades, academias, enseñanzas espe­ciales, las sociedades científicas, bibliotecas, museos, libros y pe­riódicos que se publican. Añade Mr. de Jonné que las dudades capllaüs de las naciones son en nuestros días tan poderosos centros de civilización, tan ricas plazas de comercio y poblaciones tan numerosas y condensadas, que debe tratár e las aparte, haciendo de ellas un capítulo espe­cial. En este caso, dice, com·iene considerarlas como un Estado, y buscar dentro de sus muros la expresión numérica de Jos mismos objetos como si se tratara de un imperio. · P:tra concluír, advierte e l estadístico citado que toda clasifi­cación está subordinada en Estadística á la· existencia, el descu­brimiento y la reunión de m a teriá les: muchas veces será inútil el trabajo anticipado para formar un plan, cuya ejecución resultará imposible. 1Icjor s e. aminar primero los recursos d€' que se dis­pone y reunir lo materiale antes de clasificarlos. • Conluuía LA l~STP ATEGIA \r LA TÁCTICA EN ALEMANIA (E tu<.lio p:tra el Boldíu iJf¡/¡far) El General Picrron, uno de los J fes más distinguidos del -t.jército francé-, y escritor militar considerado como autoridad en tod o los ejércitos europeos, publicó recientemente un libro sobre La 1·stralt'g/a )' la /del/ca almuwa al pnimjll'ar el s/glo XX. Este libro no es un resumen 6 análisis de las opiniones emitidas sobre esas maLerias por los Jefes autorizados del Ejército alemán y del Esta­do 1\1ayor ¡.Jrusian\J, método en el cual es fácil desnaturalizar ó in­terpretar mal las ideas de un autor, sino una compilación en que habian los intere ados, pero arreglada de tal suerte, que puede miran e como un gufa inestimable para seguir la transformación que el E:.tado 1-fayor alemán busca en sus antiguos métodos á la luz de las enseñanzas de la experiencia y el progreso. En efecto como lo afirma el distinguido escritor, merced al trabajo y al j~icioso estudio de l?s hechos, 6 se~ la experien­cia, puede un Estado Mayor, aun sm P?seer un gemo, preparar la victoria. Después de Napoleón r mnguna guerra ha mostrado cuando más sino como la de 1870-7 r, espíritu de previsión en el vencedor, método y ciencia práctica que han suplido al genio y Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-- 308 _) preparado éxitos inesperados, pues "el único militar que tuvo una idea gen/al fue el General Sherman, cuando en su marcha de At­lanta (1864) al mar, se atrevió á abandonar su línea de comunica­ciones de tierra para ir á la costa á buscar otra marítima, dando con ello el golpe de muerte á la Secesión.' Por otra parte, conforme há tiempo lo indicó Gasparín, todo progreso está condenado á pasar por dos faces ó períodos críticos : en el primero todos dicen "esto es absurdo "; en el segundo "ha­ce tiempo que se sabe, todos lo han dicho ., ; de donde la dificul­tad y resistencia que en los países, en especial en los menos civi­lizados, se opone por las masas á las mejoras, no tanto por espíri­tu de antiprogreso, sino por pereza, puesto que por ellos y para ellos se forjó el conocido adagio: "el buen Capitán deja las cosas como están.'' La guerra que acaba de terminar ha sido una elocuente lec­ción de la verdad sostenida por el General Pierron; á saber: que la evolución ele las doctrinas militares en Alemania mejora, no so­bre lucubraciones teóricas, sino sobre hechos bien observados, de suerte que forman la ba~e natural de las guerras modernas hasta tanto que nuevos elementos Yengan á ejercer su influencia y exigir una nue,·a transformación. Si esta transformación cumplida allen­de el mar hace algún tiempo, la hubiéramos tenido en cuenta opor­tunamente, ¿.la guerra que ha arruinado al país hubiera sido lo que fue·? 1 ro Jo creemos. En efecto, aquí como en Francia antes de 1870 se tQmaban en cu nta las llamadas leyes de la guerra, conforme á las cuales el derecho de la guerra no es ilimitado, ni son lícitos todos los medios que puedt:n a~cgurar la victoria; que está prohibida la de lrucción del ncmio·o como acto de barbarie; que está v .dado causar daños inútile ; qu condena el incendio y la deYastación, y que e ·ige el re peto uc l entimientos humanitarios. Se cr ía, decimos, que el e a u rle la guerras iban á s r más humanas, menos ·iolen­ta . m. ci iliza a , cuandu en realidad no lo piensan a í los ale­mane , que n un todo e atuvieron entonces á los preceptos de Clau ewits, y continúan observándolos estrictamente, á juzgar por Jos rt.;cientes acontecimientos de su semi guerra con V cnczuela. Según e e " maestro," la guerra es un acto de viol ncia que ennoblece al \'Cocedor; no tiene sino zm fin: anonadar el ad ,·ersario de tal modo que no pueda continuar la resistencia, es decir, des­truye su voluntad y la somete á la propia. La guerra no tiene sino un medio de acción: la fuerza; no conoce otro, y el empleo de esa fuerza debe manifestarse por medio de heridas, muerte y destruc­ción. El empleo de la fuerza es absoluto. Por esto el Derecho de Gentes no puede ser para los militares sino "una restricción insig­nificante del fin y del derecho de guerra; no puede ni debe debili­tar la energía." Toda idea de filantropía es en la guerra un error perniciosísimo; introducir un principio moderador en la filosofía de la guerra es cometer un absurdo. Aquel que emplea la fuerza física m toda su amphtu.d, sin ahorrar sangre, adquirirá preponderancz'a sobre el adversart'o que tto procede de la mt'sma manera. Hoy, cuando no se Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 310 _1 á Julia Popea. Al pisar la arena, su primera mirada fue para ella; no vio sino su cabecita blonda con cabellos de ámbar abri­llantados con polvos de oro, y como los ojos de ella lo miraban, avanzó con paso cadencioso, como si fuera llevado por las nubes en una ascensión lenta hacia el país de la beatitud. Y no vio sino á ella, y la saludó con un Salve Domz'na!, que do­minó la gritería del pueblo. ¡ Ella!, no era una esclava ilírica; ni la liberta Phebea, ni Tercia la patricia, ni una de las vestales; él había llevado su amor á la cumbre de las humanas ambiciones; de un vuelo audaz su corazón había alcanzado la cima: amaba á Julia Popea, la hija de los Césares ! Ella estaba allí, en lo alto, en el palco imperial, sobre su silla de marfil, al lado del rostro sereno, de la cabeza tonsurada de su padre, de Augusto que ceñía una corona de laurel atada con una blanca faja. En los ojos claros del Emperador lucía una especie de fuerza divina que deslumbraba como el sol. Publio Clodio desdeñó pronunciar el avt' César de los que van á morir : había dicho adiós á la vida y á sus vanidades ; en esa ho­ra solemne para él, no existían ni Dioses ni Césares: sólo existía una mujer : Popea. :Midió con desdeñosa mirada á la multitud palpitante de placer, que venía á solazarse c>n su agonía. En esa muchedumbre había galos, germanos, sirios de las riberas del Ownte, y griegos de Heladc. Los Senadores con la toga y ;a laticla vi a; los caballeros, los procónsule , los decenviros, los tribunos militares; también se veían vestales, sacerdotes de Isi · y de Cybcles con manojos de espigas por in ignias, bailarines orientales tocados con una mitra e carlata, negociantes y ladron s, magos de Caldea y ven­dedores de amuletos; un verdadero rebaño de esclavos de larga cabellera y reja horadada , y, en fin, niño en traje pret .·ta, que ya n los ojo mo traban fer cidades le lobatillo . E a multitu jadeaba en e pera del conmo,·edor espectáculo : un hombre, un patricio, Publi Clodio, notable por sus riquezas y su elocuencia, iba á morir por su gusto y por los ojos de una mujer. ¿ d:oriría? La incertidumbre <1evoral a á los espectadores: en efecto, el condenado iba á ser el árbitro de su destmo, y todos los ojos se clavaron en ese hombre para seguir sus paso., que vaga­ban entre la vida y la muerte. Y el nuevo espectáculo apasionaba más á los romanos que una lucha de atletas en el carripo de Marte, más que un combate naval en el Tíber, más que una carrera de carros en el circo, más que los juegos troyanos, gratos á la juvt:ntud romana; más, en fin, que una pírrica bailada por los hijos de príncipes asiáticos. En efecto, el suplicio era una novedad. Dos puertas daban sobre la arena: la una cerraba un largo pasadizo que terminaba en el antro donde dos tigres de Tartaria, hambreados por un lar­go ayuno, esperaban una presa con ansia indescriptible; la otra conducía á la celda donde una hermo ·ísima virgen, patricia de Judea, esperaba cubierta con el velo de las despo adas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 311 --' Las dos puertas eran iguales, y aparecían herméticamente ce­rradas y mudas, sin dejar sospechar siquiera dónde rugían las fie­ras ó entonaba sus cantos la joven virgen. El condenado debía encomendarse, pues, á los Dioses, y dejarse guiar por sus voces in­teriores. Tenía Ja elección de la puerta: la infamia y l::l. muerte, 6 el amor y la vida ; la elección azarosa entre los dientes de la ti­gre y los brazos de la doncella. Y sin embargo, Publio Clodio ni aun siquiera miraba las ruer­tas; miraba á Popea, pues era en los ojos de la joven donde quería leer su sentencia. Sólo ella, la hija de los Césares, conocía el se­creto de los subterráneos de la arena: la mujer aquí, la fiera allá f; sólo ella podía salvar ó condenar con un parpadeo de su lindos ojos, con un movimiento de sus dedos de rosa. Y-Publio esperaba esa señal. Y se sentía como mareado por el cruel deseo de la multitud bestial que lo hipnotizaba con su voluntad ; porque el pueblo ha­bía venido al circo por la tragedia y no por el idilio: quería san­gre, y no caricias. Publio miraba á Pope a y recordaba .... Arrastrado por su pasión, había osado penetrar en el palacio imperial disfrazado d bailarina, mere d á er lampiño y á tener la gracia y gentileza dt.: un efebo. Abra, la ese la va favorita de Popea, comprada á peso de oro, lo había introducido ha ta los tabernáculos de vid, cerca del dragón sagrado, al pie de la estatua de la Buena Dina. Al siguiente día no más el Senado ordenó se le siguiera juicio por sacrilegio; los centuriones fueron luégo á golpear á la puerta del mancebo y á arrancarlo de su diván de madera de ciprés. En el atrio sus esclavos se lamentaban de la catá~trofe, deseándole se trocara más bien en un arriero de lo!:. montes de Albania, puesto que al patricio Publio Clodio se le iba á conducir á las gemonías con una cuerda al cuello. Y él marchaba envuelto en las nubes de su embriaguez de amor, encontrando clemente el castigo que le permitía arrojar la vida como un trofeo de guerra á los pies de la bien amada. Acababa de darse la señal del suplicio. Publio miraba á Po­pea, la hija de los Césares, que enigmática en su postura de inmó­vil y terrible esfinge, veía esa mirada y comprendía su singular significado. ¿ Qué pasaba en el alma de esa mujer, alma de cortesana en un cuerpo de reina ? Había tenido un capricho por ese hombre reputado noble y hermoso; pero ante la idea 1e que otra mujer doblara su cabeza bajo el brazo de Publio, entía celos de fiera qu~ la incitaban á abrir de par en par la puerta de la jaula de los hamhrientos tigres .... ...... Pero al mismo tiempo veía con nitidez extrema ese cuer­po de joven dios tendido en la arena, como pasto de las fieras, di­ciéndole en su última mirada que la amaría por una eternidad, y reprochándole su conducta con la ternura de ojos agonizantes ...• y la puerta de la piedad se entreabría en su alma, y la virgen cán-dida, la virgen que salva, parecía triunfar. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 312 _.) ...... Mas ese hombre había tenido la audacia de conquistar su afecto, de vencerla. La caricia de la hija de los Césares debía perderse en un mar de sangre ; esa boca que podía recriminada algún día, debía enmudecer para siempre; esos brazos que la ha­bían estrechado, debían quedar rígidos bajo el imperio del sueño de los sueños, antes de que pudieran formular un gesto acusador; esos pies, que habían caminado tantas veces tras ella, debían ir á hollar la pradera de asfodelos. Impasible vio á Publio avanzar hacia las puertas, atravesando la arena con paso l~nto y dominador. El silencio señoreaba el circo. El aliento de todo ese pueblo, ávido de un sangriento espectáculo, lo empujaba hacia el antro de las fieras .... :Mil manos impacientes por ese deseo, abrían en vo­luntad la jaula y lo entregaban á los tigres con un fervor de salva-je pensamiento.... . El marchaba mirando á Popea. La majestad de la muerte bañaba su frente.; en ese instante no había en Roma un hombre que pudiera comparársele. En esos ojos brillantes Popea miró ce­rrarse los paraísos entrevistos. Que muera ó que viva Publio, sólo á ella amará eternamente. ¿Acaso Julia podía tener una rival? ... Y ella hizo un gesto sólo perceptible para él; su cabecita blonda se inclinó ligeramente á la izquierda, y la mirada despren­dida por entre sus largas pestañas fue como un hilo conductor co­locado entre las manos del condenado. Publio se estremeció .... ¡estaba salvado! Se dirigió hacia la puerta de la izquierda, pues había comprendido : la bien amada le ofrecía la vida. Y marchó hacia ella. Ya delante de la cerrada puerta se detuvo un instante, que fue decisivo para el joven, porque en ese instante su espíritu abar­c:; ó su vida ntera y v1"o el porvenir. Si golpeaba allí, saldría á su encuentro la doncella desconocí ... da, la e, ·traña para él, y para él, dominado por un amor absoluto, no e, i tían la d más mujtr s. Si golpeaba allí, se veda obligado á vi rir una vida sin alegría y sin luz, puesto que perdía para siem~ pre á Julia Popea; no ignoraba que la hija del César Augusto era la pretendida de Tiberio, quien para poder desposarse con ella acababa de repudiar á Agripina. Y esa rabia de los celos le lace­ró d pecho mucho más violentamente que lo que hubieran podido ha( rlo las garras de los tigres al arrancarle la carne viva. De antemano Publio había renunciado á la yida, y la pers­pectiva de volver á ella repentinamente, lo desalentaba, por­que la veía á la manera de un camino polvoriento bajo un sol de fuego. ¡No, cien veces no !. .. Era preferible una muerte heroica á una '"ida ~in dignidad. La Bien Amada era generosa, puesto que con realeza le otor~aba la vida. El tenía que ser más generoso que ella. La vida!, sería él quien la daba por ella 1 La felicidad de haber sido amado por ella no resultaLa cara al ser pagada con una rápida agonía, y los dioses Eros y Psiquis debían tener en ul­tratumba asilos de alegría para los que sucumbían víctimas del ~al de amor. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia En un momento tomó también su resolución definitiva ; retro­cedió el camino andado, atravesó la arena, y, ante el palco impe­rial, alzó las manos y en el silencio formidable del circo lanzó estas dos palabras de frenética despedida "¡ Vale caríszrna!, en tanto que con los ojos fijos en ella, le decía: "Bendita sea la muerte, que me libra de una vida que iba á vivir sin ti!, Todo el pueblo entendió ese grito de amor; todo el pueblo comprendió que ese hombre ofrendaba su vida en holocausto de su audaz declaración de amor, y que para tener el derecho de amar á una reina, iba á morir como un héroe. Y Publio, arrastrado por el fanatismo de la pasión, sin mirar atrás, se abalanzó hacia la puerta de la derecha, la golpeó con firmeza, y esperó la muerte .... con los ojos cerrados, los brazos abiertos y la cabeza erguida.... · El rastrillo se abrió. Un clamor inmenso surgió de entre la anhelante multitud .... parecía que el circo se desplomaba bajo un alud de gritos. La suerte estaba echada; Publio Clodio había sido juzgado. El joven abr¡ó entonces los ojos, y tuvo una visión irreal, por así decir: en el estrecho y sombrío pasadizo columbró una apari­ción blanquecina como un cirio, la cual, envuelta en un largo velo, avanzaba hacia él lentamente llevándole n las manos lirios y ro­sas .... Y sufrió como si ya alguna de las fieras le hubiese saltado al cue1lo; volvió á mirar á Julia Popea .... y sus ojos, iluminados por la infame traición, vieron claro. Y una muerte descendió sobre su corazón: la muerte de su noble y grande amor. Entre tanto, la blonda cabecita ele la imperial doncella mos­traba el rostro lívido por la rabia del golpe dado en falso ; él vio de cuerpo entero la venalidad y el feroz egoísmo de tila .... En la ca vcrna de la izquierda los tigres, chasqueado~ en su esperanza de encontrar pronto una presa, rugieron .... Publio vio á Popea tal cual era: la digna esposa oc Tiberio. Y su pasión se desplomó: sepultó el pasado al tañido único de un se­gundo vale carísz'ma, que gritó en la arena acompañado de una car­cajada. La multitud, versátil, indulgente con todos los triunfadores, lo aclamó entusiasrrada. Luég-o Publio se volvió lentamente hacia la virgen que le ofre­cía las rosas: separó el velo que le cubría el rostro, y la encontró pura y hermosa como la paloma de un templo. Sobre su frente le­vantada hacia él vio asomar el alba de un amor, y en sus ojus de hija de Judea y contemporánAa de Jesús, Publio Clodio vio lucir un reflejo de la Estrella de Nazareth. La tomó de la mano, y con todo el vigor de un resucitado, mar­chó gozoso hacia la nueva vida, que momentos antes le infundía tan­to pavor .... lsABI~r. KAISER , Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \__ 316 _) Coronel (hoy General de División) Ignacio Torres, por no saberse el paradero del Coronel Rodríguez. Misterio es éste, lo repito, que mientras más lo recuerdo, más me da qué pensar, y más me embarazo en la investigación de tan extraordinaria conducta. El Coronel Rodríguez era valiente, y n<9 le faltaba el genio que debe distinguir á un Jefe militar en tiempo de guerra. El desorden de esta malhadada retirada causó en nuestra co­lumna la disminución de los tres cuartos de su fuerza, sin haber oído siquiera un ¿quién vive?, 6 un tiro de fusil del enemigo. Es­tábamos, pues, reducidos á unos 200 ~hombres, aunque nuestros Oficiales no habían abandonado su puesto. Por disposición del Comandante Torres se había reducido á prisión en Palmira á un español llamado Tufiño, y había sido con­signado á la guardia de prevención á que yo pertenecía, con ór­denes severas para supervigilarlo y aun matarlo si trataba de es­caparse. Fa Yorecido n~estro prisionero del desorden, y de un buen ca­ballo en que iba montado, se abrió campo por la retaguardia á todo e ·cape. Como yo era el único de la guardia que iba á ca­ballo casualmente, le perseguí y le disparé mi tercerola, habién­dole fallado ; bien que el tiro se lo hice á más de 6o pasos y al movimiento de mi caballo. El Comandante Torres me manifestó su sati facción, porque había llenado mi deber, y desde ese día le merecí distinciones. A pocos días llegámos á Cartago, ya reducidos á cosa de 1 50 hombr s. Allí encontdmos al Teniente Coronel francés Manuel Roergas de Serviez, recomendado por el Gobierno de 5antafé para que se le dies~ serv;cio en nuestra columna. Inmediatamente se le confirió el mando de ella; y este Jefe aguerrido en Europa, y acostumbrado á la autoridad y á la discipli 1a militar, empezó á hacer~e conocer por rasgos tan severos y tem rarios, que á no hab r sido por las circunstancias crítica· en que no hallábamo , y por el patrioti mo de nuestros Oficial s, no habría tenido dos ías el mando. Apenas se hacía entender en muy mal español; pero, á pesar de eso, él mismo nos enseñaba 1 manejo del arma á la franc sa y las evoluciones principales. Constantemente reunía, ya á los Oficiales y cauetes, ya á los Sargentos y Cabo , para inculcarles sus deberes en todo; y se puede asegurar que este hombre extraordinario é infatigable no dormía nunca, pues pasaba las noches rondando las guardias, ha­ciendo pasar listas, ejercitándonos algunas veces en el campo y en la oscuridad, y dando sorpresas á las centinelas, en términos que llegó el caso de arrojarse sobre una, desarmarla y matarla con un fuerte golpe que le dio sobre la cabeza con la 11a ve de una ca­rabina que 11evaba siempre terciada á las espaldas, porque no le había dado el ¿quién vive? á tiempo. Llenos de confianza esperábamos en Cartago los auxilios de tropas que se nos habían prometido de Santafé; pero éstos nunca llegaron, y entre tanto el enemigo, aunque lentamente, mar­chaba sobre nosotros. El duro carácter de Serviez había disgusta- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 318-' migo de que no eran ya 6o hombres sir. o 12 solamente los que le hadan frente. Confieso que pasé una noche cruel, acosado del hambre, amenazado de riesgos positivos, pues nos hallábamos á quemarropa, y oíamos cuando hablaban los realistas. Nuestra se-_ guridad la debimos á los troncos de- los árboles que nos servían de parapeto. Los enemigos tenían perros que ladraban incesantemen­te de la parte donde nos encontrábamos, lo que les advertía nues­tra aproximación; aunque en vez de explorar el campo, se conten­taban con hacer grandes descargas dirigidas al pie de la barranca. No puede negarse que en terreno igual habríamos podido batir con 200 hombres toda la columna realista, que desde entonces mostró su cobardía y la impericia de sus Jefes. Serviez se había retirado á poca distancia. A la seis de lama­ñana habíamos repasad_o el río, y á las siete continuámos nuestra retirada en el mejor orden y á la vista de las avanzadas enemigas. El Teniente Pizarro, con 10 hombres que le restaban de los 12 que mandaba, pues había perdido ~ durante la noche, marchaba á re­taguardia, destinado á proteger la retirada. A poca di tancia orde­nó nuevamente Sen-iez hacer alto, y defender un destiladera lla­mado el Salto de la Parida, á cuyo fin construímos parapetos é hici­mos algunas palizadas. Mas como llegó á noticia de nuestro Jefe que el enemigo podía cortarnos marchando por una ruta paralela que iba á r sultar "'n el punto del Roble, á nuestra retaguardia, continuó la marcha en retirada, ya casi entrada la noche. Al día sio·uiente lleg:lmos á Las Cai1as, en donde se nos ase­guraba que encontraríamos algunos destacamentos a u. ·iliar .s, que se sabía habían marchado ya de !bagué, pero no encontrámos ni noticias. Serviez re olvió hacer ito allí ha ta el último c.·tremo, siempre con la e ¡ eranza de los au.·ilios de antafé, que e 1 raba de un momento á otr . Al segundo día se reunieron lo. Oficial s bajo unos guayabos, con el designio de quitar el mando á rviez, fundados en que los proyectos temerarios d 1 Jefe no poclfan pro­ducir otro efecto que e] sacrihcio infructuoso del re to de la co­lumna, r ducida ya á uno 70 hombre ntr ficial s y tr pa á la ez que continuando la marcha retrógrad ha ta. enco ntt ar los au ·ilio , reunidos i é t s, nos hallábamos a¡ tos para las opera io­ne que debieran emprender e. Otra de las razone ra la abso­luta falta de víveres, y la ninguna esperanza que hauía de poder­los adquirir. La resolución había ya sido ad ptada unánimt mente, y se iba á poner en ejecución, cuando el fu go del enemigo nos anunció un nuevo desesperado combate. Ya no era posible depo­ner del mando á Serviet. La mayor parte de los Oficiales huy6, y á su ejemplo l_os dos tercios de la tropa. No 'luedaban haciendo frente sino el Comandante Serviez y los Oficiales Pizarro, :t\folina y Esparza, con cosa· de 20 soldados, entre los cuales e taba yo. · Cunluuía Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 319 _) ----'---- Variedades- PEREGRINACION DE ALPHA 1 POR MANUEL ANCIZAR (Continúa l Tres galerías encontrámos abiertas y corrientes. La principal de ellas perfora el cerro por su base, y la portada se halla á ocho metros sobre el lecho del río, donde hace un salto ; á poco andar comienzan las tinieblas, que por lo pronto, y hasta que los ojos se acostumbran á ellas, impiden ver más allá del reducido círculo alumbrado por la vela que se lleva en una mano, mientras la otra se adelanta instintivamente por los novicio.; en este género de viajes, para palpar obstáculos que no existen, pues el estrecho camino sigue desembarazado por entre los órdenes de maderos gruesos que sostienen con un techo de vigas el peso del cerro. A los 180 metros de galería ~e nos anunció un pozo de 16 metros de profundidad, al cabo del cual continuaba el tramo inferior de la galería. Lós golpes de pico y barra manifestaron que a11í se trabajaba: •arios puntos luminosos y sombras indeterminadas en lo profund , me indicaban los lugares ocu ados IJOr los mineros, pues mis ojo toda da no distinguían los obj tos algo distantes. El r. Villafrade, con la soltura de un minero veterano, co­menzó á. bajar la escalerita de palos redondos y mojados, de la que sólo Cl principio se veía, advirtit:ndo que á la mitad del pozo cesaba ésta, y habíamos de tomar á tientas otra colocada á la izquierda. Ya se concibe cuán lenta y desairadamente bajaría yo, ciego y recluta en el oficio, á presencia de los mineros, que sus­pendieron su labor para mirarme, ac rdándome en aquel trance, y con referencia á mis cspectadore , del menosprecio en que el llamro tuvo á cierto letrado que visitaba los llanos, y convidado á lidiar toros, confesó con humildad que no entendía de aquello: "vean!, decía el llanero, no sabe torear, no sabe enlazar, no !:.abe colear- ¿,qué aprendió entonces en sus Colegios'?" El menor de los peones mineros debió reírse de mi ignorancia en materia de bajar por escaleras oscuras y resbalma-. Por fin llegué al ~uelo, y ya más habituado á las tinieblas, paseábamos la galería inferior que se prolonga cerca de 30 metros, atravesando una multitud de vetas del mineral, apenas bosquejadas las más, y algunas atacadas por el pico de lo mineros con la destreza y 1 \'igor que estos desterrados de la luz del cielo adquieren, :i causa de la uniformi­dad de sus tareas y de la persistencia con que trabajan. La ganga del mineral es ( 1 cuarzo, que se presenta en filones numerosos, y de tal manera variados desde el lu'alz'no cristalizado en bellos prismas exaedros, hasta el arenoso cargado de arcilla y mica, que bien pudiera decirse que en aquellas profundidades se le sorprende en todos los periodos de su formación: á estas masas cuarzosas acompañan granos y aun nidos de pirita de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VII Serie IV Tomo I N. 10

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BACH, J.S.: Viola da Gamba Sonatas, BWV 1027-1029 / Preludes (Wispelwey, Yeadon, Egarr)

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