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V311 ni anto Sepulcro e.lrgad08 con los
pesares y tormen tos q uo r ecogen ell e l 11l ulldo ;
y aquella amarguras .o cOI1\'i rt o n sobre la
I:ípitla sagrada en no sé qué suavidad, que 1)articip'
tic las inefab,es dulwras de la vi da et rn
' . Despues do Ul i breva mcion al Sa II to 'epulcro,
p1sé:"L be3ll" la columna on que azot:lrOIl
al Señor, y lile pu o do rodillas en 111 capilb
ele la Virgen Dolorosa, con ánimo ele ha cer
m éd ia hora de meclitaciol1, :í,lltes de eolebrar la
S'lnta misa; pero confieso dolores de Jesus;
ninguno presenci ó sus mortales agonías, ni sinlió
su roca bañada con la. sangro divina. del
Redentor. En los decretos del l~terno estaba
ordenado, que la vida del horr.Lre dependiese
de la muorto elel Criador; y por eso fué para
la humanidad como un cántico de alegría y de
felieidatl el último gemido de su Dios. Al bajar
al sepulcro el sacro ncelltos de tristeza que parecian los
queji(lo" lejanos de un cora~on at,ríbulado, ontóaces
si Ilor.! ; lloré mucho; dulces lágl'im:ls de
compasiony de tJrnur:l, que consrgró á los dolores
de Maria, que hubiera quel'ido enjugar en su
maternal y amoro"o llIanto; y le roguó que no
las olvidara en la aflicciones de mi muerto;
y que me diera un consuelo de madre, en cam·
bio de aquellas lágt·ima de mi filial amor.
El domingo de ramos me levanté muy tomprano,
y dije mi8:l en 01 altat· de Santa Maria
Magdalona; y salí á tomar el dcsayuno para
volver :í. los oficios de aquel memorable dia.
llenuijo las palmas el patriarca y pontificó en
meuio de Ha gran conCUt"ilO cn que eshlban
presentes tod,ls la' nacionea del mundo, ropresent-
tuas pOI' algun indiviu.uo. Despues dc la
bendicion solemne, se hizo la m:\. augu~ta y
tierna procesion con los ramos ell torno do la
c 1 pilla; y se pusieron todas las palmas sobre el
Sa.uto Sepulcro, donde per..¡¡auecieron durante
la funciono
No es posible comunicar las impresiúnes que
se experimentan al Oil' cantar la Pasion junto al
Calyario y el Sepulcro; es decir, en los mismos
lugares donde se verificaron las es~enas dolorosas
de la. muerte y sepultura del Redentor. 'ferminada
la funcion, el patriarca. reparti6 los
l'amos; y yo Ncibí una palma, que traje á mi
país con dificultad; pero con interes y afecto,
como un precio o y etorno recuerdo de aquella
fiesta que no olvidaré jamas.
El lúnes santo entré tí ejercicios en el convento
que está contiguo :1. la iglesia, para dispoDerme
al cumplimiento del precepto auual!de la confesion
y para decir lUim en el Santo Sepulc:·o.
Dos dias de retiro tuye en aquel sitio donde pas6
las dos noches en vela, y visito,ndo los nrios
lugares sagrados que encierran aquel templo.
Al :l.lÍlanecer el mtlrtes santo dije la misa de
• • resurt'eecion, porque el Santo sepulcro tiene ese
privilegio, que en cualquier dia que se celebre
en él, la misa os la del domingo de Pascua. Qué
impresicn tan profunda siente el alma, al pronunciar
la3 primeras palabras del introito:
" Resucitó como lo habict dic!t? !" Le parece al
celebrante que siente mover la losa que le sirve
de altar, y qua vé los resplandares de Jesucristo,
que se levanta glorioso del sepulcro.
El miércoles se dió principio á la. funeíon con
la misa. solemne por la lOañfl.na, y con las tinieblas,
que se cantaron ántes de anocheoer.
Cuando el pntriarca ooupó una silla forrada
do tt-reiopelo negro, revestido de alba, capa y
mitra, pero .in solio, q1l0 no 10 hay en la. iglesia,
todo el clero del país y el extranjero ó innumerables
peregl'in03 do todas las naciones, ¡;e colocaron
en derredor del venerablo pontifice. DeslJues
do haber cJntau.o los snlmos del primer
noctul no, hubo unos momento de suspensioll
en que no se oia 1lI:.l'! ruido quo el canto de las
golondrinas que revolotoaban bajo la cúpula i
\lO se veian mis que semblantes meclitabundos,
que dabau bion :í. cnl10cer la tristeza que enlutaba
intorinamonte los espíritus.
Un religioso español de nrlmirnble voz, pero
ciego, porque habia perdido complotamente la
vista en la pOI'secucion qut: sufrieron los frailes
en E paña, rompió el silencio, entonando las
meditacionos do Jet'amias, con un:t voz tan melancólica,
que produjo un s (!ntillliento uuánime
en aquella COllculToncia úlenciosa. Aquel padre,
á quien la carencia !lb oluta de la luz hacia
concebir las ideas uuís tri ' tes, y recoger en su
corazon los sentimientos mi lúgubres, arrancaba
:í. su pecho acentos tan (1:>1010S0S, que vcrdauel'amente
parecía la voz del profeta que atravesab:
l la nocho (¡terna de los siglos, y resonan'
uo por entre las tumbas de mil y mil generaciones,
venia á espirar con agonía en los oídos
de J erusalen dusgraciada y de la humanidad
afligida al pió del Oal\':1rio.
BI juéves santo pertenece oxclusivamente ti,
los católicos; y se hace el depó i to sirvibndo de
monumento el Santo Sepulcro. Eu aquel dia no
funcionan alli las sectas, y yo ví muchas veces
hs fuerzas del Sultan colocallas en la¡,; puertas
del templo, con el fin, no solo de mantener el
órden, sino de dar proteccion á los eat6licos
contra toda agresíon que pudieran hacer los
otros individuos de diferentes religiones. Si, yo
fuí testigo presencial de los hechos que refiero;
yo "í durante la Semana Santa y particularmente
el ju6ves, ir el Bajá de Jerusalen al Santo
Sepulcro, para ver que no so inquietnra á los
católicos en el ejercicio de su culto. Oonfieso,
sin embargo, que me dlbo. un pesar profundo
ver aquella conducto. de parte de los gobiernos
desp6ticos y no católiccs, y compannla eon la
de otros quo se llaman republicanos, liberales,
civilizados, progresistils y tolerantes. Si, yo pensó
quo son Dlás libros y felices los que viven bajo
cl resplandor de la Media.-Luna y con la cabeza
inclinada bajo el cetro de la sublime puerta,
que los que viven en modio d? las farsas
despreciables quo se llamau repúLltcas.
Bl juéves pOi' la tarde, estando yo en la sacristía,
revistiéndome para asistir á la funcíon
del lavatorio, me llamó el maestro de ceremonias,
de parte dcl Patr~arca, que ~st:\bu y.a en
la iglesia. Fuí con prontttud, pero sllllmagmarmo
el objeto de aquella órden: lleguó y me
colocó en m(~dio de once sacerdotos que estaban
ya preparados paro. representar á los apóstoles,
en aquella funeion lo. más tierna. sin d.uda de la
pasion, por encenar el mis subltme ejemplo de
hu mildad, de amor y de fraternidad, que nos
dejara 61 divino maestro á sus discípulos en el
mundo.
Nuevas impresiones de gratitud y de ternura
para mí, que llegaba de las remotas regiones
de América á. representar el clero de mi pa.ís
en el Apostolado de J erusalan. Concluida la.
funcion, el Patriarca me dió una hermosa cruz
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228 LA TARDE
quo contenía muchas reliquias de la pasion ; y
]0 mismo hi7.o con los otros, que eran todos saccrdotes
de difel'enbs naciones, que habian ido,
como yo. en pel'egrinaeion :i J el' u 'alen,
Aqnolla cruz recibiJa en 01 Calvario, r etooa da
e11 el Santo, epulero, llena de reliquias de
los Santo" Lugaros y tl'aicla por mí mi mo do
Jerusnlen, os UI1 objeto muy caro 6 inte r esa nte
tí mi corazon. Ella 010 a compañad, todos los
dias de mi vida i en olla fijarán mis (¡jos 11I01'ibundf\
s sus última' miradas; reooger.í. el postrer
suspiro de mi corazon; d c¡:¡eans al'ü .. obre
mi pecho despues de mi Muerte y bajará con ,
migo al se pulcro para Cll>t ldiar mis cen~zas y
reanimarlas, cnando resuene la v o z de DIOS, en
cl último gran dia de la resmeccion.
Despues hubo el canto ue tinieblas como 01
dia antorior, y la funoion tel'mir.ó á Id ' siete de
la noche, hora ell que todos los UI'i s tolltes \Jos
retiramo"', quedando los religio sos sola melJ te on·
cargados de la custodia y adol'aciou del Santí·
simo Sacramento, á puerta cerrada.
El vi6rnes se col ocó al fren te del Sepulcro 01
altar portátil, donde cclobró el Patriarca y se
hizo la procesío n solemne con la SJgraua Hos·
tia, para poner fin á los oficios de la mañana,
A péllas puedo dar una idea muy imperfeota
dc las sensaciones experimentadas p or mi alma
durnnte dt:l la Semana Santa 0n Jerusalen,
El pensamiento de qua está uno en la ciudad
santa, sobrc el monte Uulvflrio, entre el suplicio
y la sepultura del Rodentor, en los mi, mos
dias y lugares dc su pasion; el aspecto ruinoso
del templo y sus galerías oscuras; 01 I' uido le·
jano y confuso de los tambores de los soldados
otomanos, que se relevan en guardia, y que pa,
rece que vicnen con Jesus por la calle de la
Amargura; los arrullos de las palomas que ani·
dan en ellel>ho ; la voz de los cantores repitien·
do los lamentos de los profetas, y 01 órgano
exhalando acentos d9 dolor y de agonía; los
vestidos extrai'!os y tantas caras diferentes,
pero todas silenciosas y tristes, y los sollozos y
gemidos que se oyen por todas partes; sí, todo
se reune para forDlar un concierto doloroso de
indefinibles y misteriosas memorias.
Por la tarde se cantó el oficio de tinieblas,
como los dias anteriores, y ya entrada la nuche
se dió principio ti. la procesion más imponente,
solemne y aterradora que pueda imaginarse:
el vía Crucis, para llevar al Señor al monte
. Calvario y lcvantade 'en la cruz. En seguida
la ceremonia del descendimiento y conduccion
del Sagrado Cuerpo al lugar de la uncion, y
pasar de allí á encerrado en la sepultura.
El patriarca dirigía la procesion y rezaba las
estaciones, y el coro respondia con melodías
lúgubres. '1.'odo el clero, formado eu dos fihs,
llevaba antorohas encendidas, y soguia. el inmenso
concurso en profundo silencio. Al frente
iba un religioso, vestido de luto, que conducía
<'n nlto un gran crucifijo, cuyo aspecto inspiraba
compasion y terro\'.
Comenzó la procesion en 1'1 capilla donde el
Señor apareció á. su santa madre, ya resucitado;
y allí tuvo lugar el primer sermon en italiano,
de los siete que se predicaron en diferentes len·
guas aquella noche ... "" .............................. .
MANl1BL C. RESTREPO.
LA ENVIDIA.
ITay pasionos terribl es quo 1I0van en sí cl
gél'lllon do cierta grandeza que las hnco digllas
de admir:1cion. Ellos habitan por lo COlllnll on
alm'lS do elevndo tomple, Como el t'll'1'euto des·
bordado, que an eg'a los campos, r¡uc :n'rnstra
en sus nguas h omb re , y brutos, nrboles y cho·
zas, que a so rda los ecos de la montaña con sus
muO'idos de fier:\ cólora y d~ja sus e ' pumas cn b ,
las cimas do la arbuleda , e, as pll 11111es, una vez
deslJ ordaJas, todo lo atl'OpelInll, todo lo devastan,
y dej'¡n las huella d e sus pasos on lus l'uina
s que nglumel'an. Al jandro, po eido de una
ambicion insaciable, sombró el A!>ia do cadáver
es, y habria inundado en sangl e el 0 1 be todo,
si la muerte no lo hubiese contenido en su carrera
de destruccion. Q'lé impollentese !lOS repre·
senta c~o hOIll bro en la valien te ex presion bíblica:
d · . I"} " y la tierra on01U OCIÓ en 5U presencia, ~a
alll bicion de Alejandro i nspi ra idea s sublimes,
como las que brobn de una nln11. poéti ca, uando
se holla en preseneia de un ... ·olca n mugidor, de
un abismo sin fond , de una gigantesca. catarata
ó del inconmensurable océallo," cerco fo l'aS quo lo e nvencnau,
como guarda la. flor en I'U c;,iliz gusanos
r oe dores: que la ei enci't lo habrá d escubierto
todo, ménos el problema de la folicidad : que los
apbu!'os arrancad os pór In gl oria no p agan los
afan es que e lla cuesta: si su piera todo estu, cn
ven'ad que no se atormentnria túnto á sí mismo
rabiando por las agenas dichas, gimiendo cuan~
do los demu$ ri en, ren egando cuando los demas
cantan. ¡Hay tautas sonri , as que no son ino
la careta que sirve de disfraz en lo~ festines soci¡~
l es! j Hay tántos cantos que no son sino el
gnto de corazon es que pretenden aturdir SH
dolor !. ..... Qué Lay e nvitliable sobre la tiel'l'a ?
No sabe el envidioso que :í. las yeces el duoño
de un palacio suspira por una 'hosa? que el
potentado tiene nocLes de in omnio que no coD?
re el humildc labrador? qlle un hombre saCI.
ido por la gula envidia al hambriento que le
pide un mendrugo do pan? Dóude está, pues,
esa felicidad que tanto lo desazona?
El envidioso no deja de comprender EU impotencia.
para llevar :í cima sus proyectos de
d~struwlOn, y acaba por morderse :í sí mismo,
Clego en su loco furOI·. Quioro reducir á p olvo
la fe l ic~d.ad que cree poseen los d ema ; p ero a y!
e:a feh cIClad va tomalldo progresi vamen te, ÍL sus
OJos, pl'opol:cioncs colosales, sin que él pueda
poner térmlOO :í ese gigantesco crecimiento. L o
que entónces suÍl'e el infeliz, no lo puede comPI'ender
sino el diablo, su maestro.
Su\.:ede :í las veces que los planes y mrLl]uinnciones
del envidioso, elaborados con el fin de
aniq uilar una reputaeion, prod ucen todo lo
cont~ario de lo que él se propone. Aquel que
ha .sldo el b.lanco de sus tiros, gana más reputaClOo,
debido á tales calumnias, porC).ue, por
una parte, él se cuida con mayor solicitud de
no caer en algo realmente indigno, y por ot!'a,
sus h?c~os, ql.le de otra manera pasarian des·
aperCIbidos, fijan la atencion general, excitadas
por las habladul'ías del envidioso. Muchas reputaciones
ruidosas se deben ála envidia. Harzentbusch
exprimió atinadamente esta idea en
la siguiente fábula:
" Magnífico manzano
En el corral de un clérigo crecía,
Un vecino de envidia se maria,
Viéndolo tan feeundo y tan lozano;
Él ni ma.nzano ni corral tenia.
y ya. C). uo uo otro mouo
No supo de, fog , l' su en cono fi er o,
Al'r j aba a l corra l d esdo un gran ero
El de p ordicio de Sil casa t lJd o,
IIaciendo d el conal esterculero.
B ien en uci6 el ramaj e ;
Mas la 1 'uvia:í su t iempo lo limpi tlba ;
La tierra con la 1.)1'0 7.:1. se abon ab a,
y e l r esultado f ué del yil ultrajo
Que mÍls fruto y mejol' el ár b ol daba.
lllás {(,tU r¡ue n ociva
J.!/s la {/eilt~ m ordaz que tanto aúunrla,
I)u es hace c",n S il rabia fur iúunda
Que el íntegro L'u r O¡¿ m.ás cauto vwa -
y más pronto á sus él/Ht!OS confunda."
COJ/c/ttÚ'á.
----c~o=----
LOS GUANTE S .
Conclusion.
Otros nnales ménos t ri st t.!s y de fecha más
racie d e, n os han d ej ad o ese r ecued o.
D espucs de un bri ' la n te t rnoo en que se
distinguió la n obleza fran co a, se r e'ohió terminal'
las fiestas, que so dieron en ¡¡cluella nacion,
con una lucha de fi eras á l a. manera antigua.
Ya en el circo un a ltivo lean, r ey de la
arena , h auia desganado á touos los a n imales
que acababa'} de lanzar sob:'e él, y h a bia puesto
fu era. de combate á dos céle bres gla diadores:
en todas las miradas so pintaba el espanto, los
corazones eran presa d e : terr0r.
Bajo el régio dosel donde estaba colocada b
corte, se veía tí la noble señora de Chalys, la
flor de las hermosas. En medio del te rror general,
una sóla idea ocupaba bU a !llla, un pensamien
to de org ul lo. E l i nstante en 'lun todos se
e~ tr e m ec ian fué precioso pa ra mostrar el poder
de su bell ez'\ soberan a . J u u to tí !la estaba el
vali e nte de Long e, ca ba lloro fran co. De pronto
la seiiora do Chal j's tI ja caor su guaTJ te en la
arena, y con la c ll cantad ora. mano que ha puesto
al descubierto, señalando :
--Id á cogerle! me caso con vos, dice á de
Long.
Con p eligro de su vida se lanzó. Un estremocimi
ento d i) muerte pareció circular por la mul-ti
tlld. .
Hubo un ¡'udo combate en cl circo; hiciéronse
ardie n tes votos estre los espectadores. Ligero y
valiente, de Longe excita á su aclvcr s81·io. consigue
cansarle, y al fin sc ve caer al lean dando
el último y honoroso rugido : habia sido h erido
en el corazon.
Asi d guante fué conqui t auo valerosamcnte,
pero el noble soñar DO se casó. Acaso temía
comprometerso con un casamiento que oomenzaba
con tal capricho de muje l·.
En el siglo XVI fué sobre todo cuando en las
clases nristocrliticas llegó :í ha0erse indispensable
el guante, y en la clase media comenzó el
modestG miton á suplir ese adorno. Ni un noble,
ni una señorita. de alto linoje hubiera dejado
de ruborizarse viendo sus manos sin guan-
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,
230 LA TARDE
tes, El buen t o no de l os caballeros do la corte ' diatos i In. cal'l'utera ¡\ fin d e preservarse del calor y
y de lo s cJ b al lero ,:; del camp , pres c:'ibin.n el del p olvo, ,
guau t e c o m parte os e oci ,tI dol t r aj e , En tre los ,En llnfl de e 'os , c nel e ros b O I'l]~,l.os ele encma y ta"
- ' ¿ 1 d I IJlzado,;; ,10 corto ce, pcu, e p e rclllHl1I, eparado como
s e n o r es ora una e s p c c,o , e (c s nu ez no tener os, :\ llll O ~ cin c u c nta pa s o s r~,
ea dos so lUCI e ron c é !ebre~, y el de bellota de :í q u ienes on e e momento Re podia comparar 1\ dos
01' 0, que so escopa y juega e n t re l os d e d o R de las cUC' l'p OS cele" tes atr aitlo~ fat:thnente p or un:l fuerza
má s li ndas, pl'u eb:l la rara imaginucion dc esos in vi s ible ~ e ntr ec ho ca~'se, Asi, ucedió: 1:1 fu e~7;a d e l
genios de la. eleganGia 'obe rana. clHlr¡uc fLlt: tal que el hbro volo pOl'...un la celes t e ~ se pusieron :í mer1ir ,~e con h ,i5t:\.;
ta~l.Jl e n cuando se qu e l'l!l. adornar eompasama- luego, desplles de un mom : llto de s¡ l~n cio consagrad()
n,erltl, de elegantos arabeseos do guantcs de 50- por amba~ parte!> al asombl'o, el hom~r e de In s?tana
cleclad. iba á abrir la. boca cuando su antogo fil o; ta, estl'uJnndo
En nuestros dias, si el guante no pertenece su", pape les con c ó le ra, le lanzó brutalmente este
ya á las Illagnificencias de la vida historica per- ap ost ro~e : - 1 t' t t d t' é d t dI' - ' 010":\ u ste d senor abate; ustec es muy 01 pe •
enece, P?r e~ mos ~ nos mo e s os e o, que -bab~dl ero, l~e plic6 esto con muctH~ dulzura, creo
S6 ?ree, a I~ Vida ,pl:lv~da, Eotl'O las n,aclOnes qu e la falta es recíproca, Sin embargo, m e di s ponia á.
vecluas, ~s SIgno distintivo de la eleganclD. y del h'\cel' á usted mi:; eSCllS:l - por la parte que me conbuen
gu s to, En Ing l a t e rra, la ari stocracia d e cie l'J1 e, y tengo el mayor gu to en J\en~l' este ueber,
perga min os y In. de fortuna, s~ ha aficionado al aunque, en ¡'i go r, pu eda. dispensarrue de eno el len-inevitable
guante alll l~ rillo , y al blanco pal'a so- guajc de \l ,ted , " '.
cibdad; c o n más i ndepen dencia e n los colores Poco s.ntls,recho de ~3ta r espues ta tan corte::., el Jo-
1" ,'t ' ' 1 'd bl 'vcn contmuo en el lUlSrnQ t o n o ,
e .. ans oc ra eta a ema na gasta conSl o ra emcn- C d t' , ted di stracciones ver- t t ' 1 I - uan o \l1l0 ltn E:', como ,
e e n es ~ artlCU o e eg;a n~e , , ,daderas ó fal;;a s , (hlbie ra ¡'guardar ú catar en su casa
H o y ,e ,t~ a~orno prlDCl pal d e l CUl to exterIOr p ara leer su brc\'in ri o , en 1 ugal' de poner~e de ,especde
la clv!lIZI1CIOn mod e r o a, ha iDvadido todo , tácul0 á fin de edificar ú l os transeuntes o dernbarlos
I? esdc el salon, el guante ha penetrado hasta la 'Jor tierra,
tienda; 01 talle r hace sus ensayos sobre ellos: ' Estas gl'Oseras palabras hicieron encendcr la ?ar:"
cl guante está. por todas partes. del eclesiástico; p e ro léjos d e do'concertase, prlllCl-pió
pOI' examinar d e pié:; :í cab<:> za nI que ,de esa suerte
acababa de injurial'le, y acabó por d ec irle:
-Amigo mio, i pretcnde usted nrmarme Ulla camorra,
ó bien me ha pre pamdo usted un lazo?
JosÉ l\fuÑoz y GAVIRIA..
EL DUELO DEL CURA.
A fines de Agosto de 1849 y en una de sus más
her~osns mañana s, e l sol lanza ba SUR rayos sobre los
admm\bles arbolados ,del bosque de Fontainebleau, y
los ocultaba. altel'l1atlvam e nte ti'as <.le d~nsas nubes
blancas que la brisa parecia. amontonar expresamente
bajo la bó'i'eda celeste.
La ca 7retera que atraviesa el bosque para. ir á Moret
y Vllleneuve,la-Guyard estab,a casi desierta ca-d
' " mo suco e en muchos puntos desde ]a existencia de
los ferro-carriles. Los raros transeuntes atraidos hácia
ese lado por su') negocios 6 c')n objeto ile p!\searse,
tenian cuidado de elegir los senderos c\lbiertos inme-
A csta pregunta fOl 'mulada n etament~, ~I descopocido
se enderezó cuan alto era, y le r epltco :
_' A quién llama u.~t ed ain igo? Primeramente
sepa ~Jsted que yo Il? so~ amigo de un ~l.el'Ízonto, Lue"'
o acaba u sted de I11sul tarme, supon¡endome capaz
b" , d' h de tenuer lazos, Lo pruDero que u." te va a acer,
es recojer este paqu e te; despues yerem,os , , .
A esta órden intimada con alTogonclU, el cl,}rtgo
dió un paso, se baj ó y recogió Sil breviario diciendo
con un tono entre severo y burlan:
--Si no es Ul,ted un malhechor, tí 10 ménos me parece
un jóven muy mal criado, Vamos: haga usted
10 que yo: recoja!iu paquete, y soparómon?s.
-Le repito; i qui«:re ,u,sted l:ecoger mI paquete
gritó el extranjero prmClplando a enfurecerse?
Por toda. respuesta, el eclesiástico se encogió de
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LA TARDE 231
llOmbros ligcI'nmente, y ¡:;e d ponia á nlejarsr, cuan- pIe ob'erncion ncnbaba de producir t'1 rfcc to de un
do,lI advrrsario se plnntó de un nIto delante de él calmnnte. Pero, aiiadió al punto, er:í fácil pror; urÍl ry
levantó la mano como para darle un . opapo; p ro n05las. Yo soy extrnnjno n este p'-'I ~ , y u5trd debe
no hnbia hecLo m:í. que In !11itnd del ndeman, cuan· ~(>I' conocido, y c o n ~u medi:!ciLln prCt nto , e nllnnnd la
do se, intió agill'l'ntlo por cl brazo, hi7.o una doble pi- diliclIltad, V~lnlOsjuntos .-í Fontainebl ea u, d on de hay
rueta y fué á caer ~entado:í clIatro pn:o elu allí. Con arll1n~, y ....
no Illéno prontitud, e halló en pit" jadeante de ra- -j 'ingular comí. ion Yil usted á tl a rmr, pllrn un
hin, y con YOZ olocad:\ y solemne a¡ ' ticuló estas pa- min: · tro de paz'y l'l'ligion; intelnnnl'i lí el nlwte lien-labra':
do ¡o,in qU<>fer, sted no lo rejj(' xio1la bicn.
-j U , ted acabn. de hacerme \lll doble insulto que · te¡} trarn 'mn de c s c:lp:ír eme, pero en vano;
110 puede invar ~e sino con ngre! A m~ll os que ,e n le he de segu ir ha tn. las entriliias de la tierra.
ted el m:1 cobarde de 105 hombrl's, no podria usted - o tendr:í u s ted ese trab:ljo, nrti c uló el eclesiás-rehu.
nrme la nti. f.lccioll que le piJo ! tico con un ncento de re. olucion iITl·VllC:ll;!t,. Primo-
-C()mo! ¿ Q".t: ted proponermo un duelo l in- ramente, arreglcmo, In s condiciOIlt'. el!'1 cumb: tp, y
terrumpió el ecle~iá tico. i onquo no ye u."tcd mi en eguida ya vcremos ¡J e hnllar nrlnas. En efl!l'to, tal
unje? \'('7. podró yo encargnrmo rle (' s e cuidado; pero ya ve
-Su traje no debe sen'ide de salngnardia para wted que con el cadeter de que <' toy r e \ e t idu, nos
ofender á 10 - dema : j e , o l>eria cómoc!o :i fe mi:l ! I ,PI' ia impo"iule t ene r padrino, porque nadie querl'Ía
-Pero, caballero, objetó el ecle - U. tico con dul7.u- pres t:lr;;c á e so . De co 1,iguiente \lOS lJatirt'mus in
ra u;:tcd pretende sel' el ofendido, y me p a rece que padrino.
us'ted trueca lo pnpeles. De to cIos Uiodos yo perdo- I -ne acu('nlo, ml1rt:1uró so rclr.m en to Hl nd\·crs :;rio.
no á usted de todo COI'nZOI1; le ruego que me imit<" I -Queda entendido, seiio r Yal ent ill Dubre uil, que
y continuemos cada uno nue tro camino. I u, t <>d va á for7.ar,ne: :t cometer UIl doble crimen ....
-j _ ada de e_o nada de ei'o! gritó el desconocido. i Plegue nI cirio quo el castigo no caiga sobre I} s ted
i Es I~ccesario que yo le arranque á tI ted la vida, ó solo! Ahora ocupémoncs de las armas: Yoy yo sólo :í.
que u ted 1I1e arl'nnque la mia! voy á seguir á usted uu carlas,
sus pa o~, y ya sabré forzarle, .. , -Si, pero estnré yo nI larlo de u s ted como su som-
-i Decitlidamcnte, querido, está Ilsted loco! ex- bra, niiadió I'esueltilmente 1)1 extranjero.
clamó el a~nte impaciento ya. En fin, déjeme usted -En cuanto á 0.0, es usted duoiio de hacer lo quo
el1 pn, pue' me están nguardanclo. lo cOlwenga. Sin embnrgu, no es á Fontainebleilu
-Ah! no crea usted escapárseme! vocifl'ró el des- donde Yanto!>: porque, como usted dice mur bien, toconocido
exasperado. Dell1e usted una satisfaccion, 6 dos me cOllocen alli, y nuestro paso excitaria o!' pochas
de lo contrario .... Y miéntl'as esto decia teltÍ:l el y nos seguirian, Yo tengo un medio de ulln <'jccucion
aire de un presi,lario capaz de lI<.'gar á todos lo mñs f:lcil, que es e"te.
cxce. o , Yo soy cllra de un puublo iluadn á tres cuartos do
-Pel'o á lo ménos, caballero, dijo el abate, me pa - lC:'gua de nquí; nlli .Ile será f:icil prop o rci o I~ a rmc los
rece que me ruiste el derecho de sabor con quién ten- in, trumentos de que deberemos ¡;:cnil noi', sin que nago
que hauél'melas. die tenga que snbtrlo. De consiguiente, vengn u ted
-Nada má justo: prevengo:í. usteu que yo no conmigo ha, ta mi casa rectoral, y luego Yolrerem o~
soy un noule, al sitio del bosque que más agrade á u ted, Acepta
-Ya lo creo, ob rrvó el abate sonriendo; bien sa- u tt'd?
be u ted que hoy no hny ya nobles. Aquel á quíen se diligia esta preguntn, reflexionó
-COIl gran pe¡;:ar de usted, no es ,-erdad? roco un momento; luego, rompiendo de súbito el ilencio
importa, soy aun de ba tante buen linaje )la rn tencr y rnt'11:Inndo la cabeza, dijo:
la preten ion de medir mis fuerzas con un CUl'a de -Señor cnr:t, ,u plOp sicion seria en efecto acepta:
t1dea. E t:í u t.ed viendo nI hijo de un nntigllo oflcial ble, si la. cosas debie en pasar et'ruo usted lo anunde
dragone!', aposentildor cuando dejó el servicio, cin. Sin ombargo hL rechazo,
110m bratlo má¡:; ta rde reca udador de con tri buciones -POI' qué?
del di. trito de Auri!lac, cuyo empleo t'jt:;rcin aun cuan- -l)or~ué! porque una ,ez hubiese llegado á su
do tuve la desgraci.\ de perderle. LlanHíba e Jorge, pueblo, haria Il ted que me prendiesen como á un
y yo me llamo Vnlrntin Dubreuil. En 10 qlle mc con· tnnjaclero, y nuestro negec io se hallaria terminado
cierne periwnalUlente, soy licenciado en leyes, ex-pa- con gran sati faccion ele usted.
sante de notario, luego hombre de letra5 y pel'iodistn. -Cabnllero! exclamó vivamente ",1 eclesiástico:
A e tas huras, viajo, y no :lcecho :í lo transeunte;; ¿puede u ted sospechnr do mi lealtad brl ta e e puno
en el bo. que. A mf.yor abundamiento, aquí tiene to? Yo le prompto á u!'ted á fu de sacerdote ...
usted mi tmjcta. Está usted at.i.feeho} -A fe de saCCl'dote! repiti<Í el jÓ\'en con irOnJa,
Miéntl'as exponia su jenenlojía y .u po ' icion social, -Prometo:í u , ted:i fe de hombre honrndo, á fe de
el hijo del drn.;on recnudadOl', el ex-p,l':;:lnte de nota- ciucl:1d:1I10, si u¡:;tecl lo prefierr, que se gunrdal'á el
rio, palccia dOlllinatlo de Ulla \'Íolenta excitacion fe- secret0 má invio1:lble, y quo mi influencia en mi cohril
; su decir ern breve y su actitud mngnífica, muna 5010 se rmplcnd ell proteger:l ustl·d, si fuese
Su interlocutor le cOllternplabrl con plll ticlllal' aten- llece ario. ¿ ~le cree usted nhol'n. ?
cion, cual i procurnse defini¡' al extr pel'"ol1aje (; na declara e illll tan enél'glca hizo en su novel' ario
que tonia dl'lante, ciertn impre, ion, alll1i)ue trató de disimularla con
Estas palabras: "está usted snti. fecho?)) sacaron (!sta. cJe s ueiiosa re: (lispllne : un negocio inpredsto me
llama ,í Ini en a. Lo iellto pOI' mi pobre compaiíero
el cura que me nguardnba :í come1", y toy seguro
de que me reconvendrá por J.abl' l' raltado á mi palabra.
Bien hubiera querido avi(ial'lc .....
--Nu quede por eso, dijo el alcaidl', voy á mandar
á mi muchacbo que monte á caballo, y estad encantado
de desempciíar la comision de u ted, qu:! le servirá
de pa eo.
.-Es. uema iada atencion, 'i,e üol' al calde; la acept.o
. In ceremonia, y ya que cs a l, ru<'gue u!>ted á Sil hi-jo
oe mi par tevq ue (liga :i mi cofrade que ya trataré
de desquitarme m~:iana.
- ::\le guardar¿ bien de hacerlo, re pI icó el [,leal de,
puesto que mañana retengo :i usted tí. comer conmigo.
Tengo Uil:\S pit'za- de caz;, primorosas que exigen su
pre. encia, de otro modo la CMla eria dI:' graciaua todo
el res to de la <' tacion. P ~ ro se puede conciliar
todo: mandaré decir al cura que cuento tambien con
é l. Así, pue , quedo entendido, tengo la promesa de
usted.
-y la cumphré ciertamente, añadió el cura, si soy
aun de este mundo.
-Ya estamos allá, diju para sí Valentin Dubreuil j
mantengámonos firme.
Su pensamiento fué interrumpido por la ,oz sonora
del alcalde que gri taba dejando c capar una risotada:
-Si es usted de este mundo! Pardiez! espero que
lo sed y tod;, la comuna tambit·ll.
-Hasta otro rato, señor alcalde.
-H~ ta la vista, mi maestro, respondió este con
una e pecie de atect;lcion que n ', dejó de fier notada
pUl' el j úycn ~in comprender su importancia.
Esa segunda prueba habia rehabilitado en parte al
cum en la estimacion del ex-pasante de notario, quien
se p regu ntó Jlor la primera ver. si no haLia andado
algu imprudc:nte; pero ya no babia medio de retroced
.. r.
Esas nuev,~s impre~ ione5 fueron de corta duraci. n,
porq "e casi en el mismo momentu llegaron delante
de la puersa de la casa rectoral.
Era una casa muy asenda y elegnnte, situada en el
tondo de un patio sepa rado de la calle por Ul\a velja.
No hubo necesidad de tirar de la enmpanilla, porque
al punto acu(li6 una j6vell de notable hermosura,
vestida con ulla sencillez del mejol· gusto. Su cara
expresaba la alegria. y la solicitud. .
-Dios miu! De vuelta tan pronto, señor tlO!
~ Qué le ha sucedido !Í.usted? éxclamó uproximánuose.
-Señor tio! dijo pura sí el extranjero. Una sobrina
h ech icera; <,s la. compnñem obligada de todos 103
• curns .
y sal ió ue su retlexion por la respuesta del pastor
que dijo:
-Nada me ha sucedido, tr!lllquilízate, querida mia!
pero he encontrado á este señor con quien tengu quo
tratal' sobre ciertos negocios.
Durante esto, se habia abierto la verj ¡', y Jos tres
personajes haLian ntravesado el patio y se hallaban
en la snla de entl'ada.
L~ jÓl'en examinaba furtivamente al desconocido,
cuvas trazas no le inspiraban grande conHanza, con
tañta más raZO\1 cuanto que habia notado el aire graye
de su tic. o obstante ese exámen rúpido, que es
uno de los in tintos de la mujer, baj .. ba los ojos y
parecia. agunrrlar una órden.
Casi al mismo tiempo, exclamó con amabilidad como
es cost.umbre en la aldea:
-Ustedes van i refrescar.
-No ahora, bija mia, respendi6 el cura. Dame la
llnve cel pabellon: r al mismo tiempo hacia seña al
extranjero para que se sentara.
(Cuntinu ará.)
•
Citación recomendada (normas APA)
"La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 29", -:-, 1897. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2092955/), el día 2025-05-09.