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1
DE
NUMERO 13.
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BOGOTA .
IMPRENTA DE OVALLES I COMP.a
185 a.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Basta :Londres.
Una v e z en casa dr Silva, comí como quien no ha com ido en
tnucho tiempo. Tenia, ademas, algunos compañeros granadinos,
q u e comieron como es de moda entre nosotr0s I, sobretoao, despues
d e a lg unos ayunos, aunque para hacer justicia al )... evern no eran
ayunos de que su c9cina tuviese 1~ culpa ; no, qu~ e~ el Severn: ~s
fa tna q ue cada comida era un fe~tln; mas L de que suven esquts ito
s , ab undantes, variados i bien sazonados 1nanjares, si el mar,
e n r migo terrible del apetuo, le Ünpide al novicio en l os viaJeS ma-rítimos
el tomar parte en ellos~ . . .
Fuitnos a pasearnos por la ctudad, I como era domtngo n1 las
tien das estaban abiertas, ni habia una alma en la call e , que to.das
es ta ban en la i g lesia o en sus cas a s , entreg adas al honor de Dtos.
Qu é so le dad aquella, qué d esi e rto, i qué desengaño para el que
está pe r s uadido de qu e no pu e d e s e r d~ otro modo stno . q~e en
E ur opa d ebe haber aun en lo s c e me nte nos constante movtmtento
i a n in1 a cion. 1\Ialo es lle g ar a Inglaterra en domingo; tnalo porque
n o pue de uno dispon e r de baúles, malo porque no se sabe qué hacer,
m a lo po rque no hai jente ni nada en la calle, malo porque no se puede
e nv i ar una carta a ninguna parte, i lo que es peor, por el terrible
d esen g año que se sufre.
S e ntado estaba yo a la mesa mondando una rica manzana, cuando
se prese ntó un caball e ro hac iénd otne mil cariñosas reverencias,
e r a un rni ster comple to, con cu e llos la rg os, blancos i ties os en. la
c a m is a, corbatin ancho, soll!b~e ro colo c ado en la part~ poste nor
d e l a cabez~, que dejaba perctbu una fr e n~e d e mas de c1n.c9 d~dos
de ancha, s1n contar lo que la peluca podna ocultar, una nslta Inoc
e n to na i un "Tengo el honor de hablar con el señor Fulano" ~
d e lo 1nas cortes d e l mundo, que me hizo la in1presion mas e s traña.
Al prin c ipio creí que era un caball ero de indus tria; tnas lu ego que
m e espl icó el obJeto de s u vis ita m e le franqu e é cuanto pude e h1ce
los mayores esfuerzos por d ecirle e n mal Í!l¡ales lo que. habia de
nue vo en los paises que yo aca b a ba de deJar, 1 o que hab1a o1do de
otros pasajeros qu e venían d e Pana1ná, California; Chile, \T enezue
la & c., &;c. Era el corresponsal del Times. Apenas hubo oido
mt rela cion, que le pareció importante, m e convidó a ir a la oficina
del t e légrafo eléctnc o, lo que me vino d e molde por se r uno de mis
tnayores des eos . El aparato del telégrafo no tiene en sí nada de
s o r prendente, mas una v e z que se ve el efecto, queda uno mas petrificado
que un salvaJe sentado en la luneta de la ópe ra italiana un
dia d e gran r epresentacion. Lo primero que se hace cuando se quier
e mandar una comunicacion es tocar la campana por medio de la
ele ctricidad, para que el que la recibe en el lugar a que se manda
esté alerta para escribirla en el papel. Rízose e s to en Southan1ton i
al n1omento se oyó en la tnis ma oficina el toque del empleado en
Lóndres, en que manifestaba que estaba pronto a r ecibir l a comunicacion.
N o ~ dijo entónces el secretario del telégrafo que iba a
decirle en palabras a su cam a rada de Lóndres que tocase la can1pana:
R in g the bell, le d lJO : señalando con la mayor vi veza cada una de
las letras que se halla en esta frase por medio de una especie de aguja
de reloj que se movia al rede dor de un circu1ito en que estaban las
letras del alfabeto, cotno Los números de las horas en una mues tra
de reloj. Apénas habia señalado la U de bell cuando res onó en nuestra
oficina la campana tocada en Lóndres. Hai que sabe r que de
Southatnton a Lóndres hai muchas leguas de distancia.
Las noticias que el c o rres ponsal del Tz:rnes r ecibió de mí, se reInitieron
en el momento a Lóndres, i poco tiempo despues las le í en
Southamton, por 1n edio de l' n caballe ro que vino a ver a su h ermano
que acababa de llegar conmigo, i que traia l eyendo el Times para
matar el tiempo en el ca1nino de hierro.
A la hora de comer n os pusieron m u! buenos beabsteacks; yo los
alabé, como ami~o de ellos que soi, i Silva m e dtjo, d e de que ten
emos gaz en el fog o n, los bcabsteacks se hacen escelentes. Gaz e n
el fogon ! diJe y o , i dejando a un lado bruscam ente mi sabroso bocado,
con perjuicio de la camisa de mi vecino, que se enzució un
sí es no es con salpique ~ de salza, salté a la coci na, i ví efectivamente
e l asador, l a pa rrilla i )as ollas , encima de una con s telacion
d e llamitas mui vivas i puras, que se podia n apagar dándole vuelta
a una llavecita i que torctendo esta en sen tido contrario i a rrim ando
en el mismo instante al luuar de donde v enían las llamitas un
f ósforo encendido, ardia todo de nuevo. Tanto fué lo que me gustó
la invencion que inmediatamPnte despues de comer m e fuí al otro
e~tremo de ]a ciudad a ver el Gazómetro que hubie ra yo querido
llevar e n el instante a Bogotá; porque hasta e&o, no hai nada bueno
que uno vea que no lo h aga pen!aar con amargura en ese Bogotá, que
tantos dolores de cabeza proporciona.
Viniendo del< .az6metro para la posada¡, cuánta no fué mi admiracion
al ver las calles alumbrada con ga z 1 Y o había oido hablar
d e este maravilloso alumbrado; mas¡ cuán diverso es oir hablar a
ver con sus propios ojos! Qué efecto aquel! Una llama pura, clara,
grande, tranquila, rep e tida a v e inte pa os de distancia en toda la
ciudad. Dichosos los que viven donde se goza de tal alumbrado,
terror de los malvado ~ nocturno s, de los traidores cobardes, amiiaos
de d a r palizas, dar puñaladas i cometer robos bajo el escudo de as
tinieblas. Solo eso detestan la llama del gaz ; solo ellos quisieran
emplea r ese fluido benéfic o, mas bien en hacer saltar la ciudad
que en darle claridad. No imp orta lo que e1los digan; dejarlos
regañar, d ejarlos gritar. Bajo la llama lee el honrado obrero, que
ha trabaJado durante todo el dia, las noticias i dis cusiones del periódico,
i no se acuesta ya en su vivie nda oscura, sin haber dado
aJgun pasto a su alma, que el trabajo material del dia ha medio
adormecido. Al verme bajo la llama que me pareció mas resplandeciente,
saqué mi Times, i me puse al lado de un jornalero, a
releer las noticias q_ue yo habia presenciado comunicar a este diario
por medio del telégrafo a una distancia considerable. Comencé
a leerlas medio recio para ver si era cierto lo que veía. Mi joma-
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lero que estaba embebido leyendo las maravillosas nue.vas de C_ali·
fornia, sacudió lo s homb r o · al v e rme, n1ol e stado con tntlectura 1 s e
fué ácia la hte rna inmediata. Yo me fuí tras de él maquinalme nte;
i él individuo con mucha cachaza se pa,só ~ l.a otra n1as. ad.elan.te,
sacudi endo de nuevo la cab e ~a. N.otc 1nt 1n1p_r~denct~, 1 qu!se
escu s arme. N o me aguardó n1 un mtnuto; no dJre corno, vol o a
la linterna d e enfrente, i yo continúe mi camino para la posada, a
donde llegué tardí ·iJ?lO, embobado bajo ~ada linte r11a que veía. Era
mucho para un semt-salvaje lo que habta presenciado en un s olo
dia . Estaba mui fatigado. IVIe acosté; n1as la idea de ver en NtJeva
Granada telégrafos i gaz i vapor, no me d~J Ó dotmir. A las c1nco
d e l dia si g ui e nte m e levanté. N o habia mucha jente en la calle,
fue ra de lo s individuos ocupad os en apag ar las linternas d~l gaz i
de lo s carreteros que recojian en g rande s carruajes toda Ja rrtugre
que habia en las c a ll es ; mu~re qu e lo s habitantes arroja n por la
noche con mucho órden ah1, para que esos carres la tra"porten
fu era de l a ciudad ; in s titucion que 1n e s orprendió i agrado en
estremo, i qu e yo hubi e ra querido e s table cer inmediatamente en
Boaotá . !\lucho tiene que sufrir un corazon de veinte año" , cuando
hacien do comparaci O i al tercero le comisaron un tomo de
\V alter Scott, impres o en los Estados Unidos, que le había se rvido
de diver&ion en todo e l vapor i que era propiedad de su tia G reaoria,
con1o él decía al aduanero J?_ara abla nd arle e l corazon. Mas
d~ nada valió al sencillo antioqueno su peregrina aunque v e1 í dic a
disculpa.
El ca1nino de hierro queda a veinte pasos de la A duana; e nviamos
ahí nuestras cosas, tomamos voletas pa ra Lóndres 1 no s preparamos
Henos de c i erto no sé qué en todo e l cuerpo a e ntrar po r
prime ra vez a · n carruaje de esa naturaleza, para u a conocer esa
ciudad monstruo que llaman Lóndres.
Tilin, tilin, tilin ! La campanill~ ! ya es h o ra! e l corazon palpita
co.mo de s esperado. I\Iarhe haste dice . un ingles que quiere entrar .al
m1smo coche que yo. Al carruaje ! g ntan los mozo del ferrocarnl.
Un empuJon, otro i otro, i estamos adentro instalados en nuestros
asientos . Eramos ocho en el mismo cupé , un antioqueño, v eterano
ya en esos viajes, un fr ance s que venia de Lima, desertor
cuando simple m ~nin e ro, de un buqne fra n ces i hoi rico capi talis ta
en el P e rú; una vieja ingle sa, fiaca como un gato, laraa como
una Jirafa, i atormentadora e inqui e ta como un mo .... quito de 1\Iompos
; dos ide m muchachos con el sombrero inclinado para atras..
boca abierta i s ilencio completo; un español, que no se cansaba
de r eleer la cuenta de la posada de ' ilva, pareciéndole mui crecida
apesar de que venia de Puerto-Rico, en donde ejerc1a el oficio de
barbero, a r ecojer una grande herencia que un tio l e habia dejado
en Sevilla, como al pariente mas cercano; i de que en el vapo r no
se habia pa r ado e n pelillos para tomar de los nleJorPs vinos ijugar
con algu_na dec~ncia ; i por soqr eca1ga un Belga, n atu ral de Anvers,
q ue v e nta de Ltma, segun dec1a, ~olo con e l objeto de matar cuanto
frances intentara echar ~ e con BélJica . El no q u ería República ni
calabazas. ·venia con los ojos ne~ros i lleno de descalabraduras ;
pues en Southamton lo habian aliviado del peso de algunas onzas
que traia, despues de haberle d ado una conveniente paliza. El pobre
se figuraba, un poco bebido, que los traidores gabachos habian
sido lo s que lo h abian tratado e n la posada de la misma laya que
al hidalgo manchego e n sus dichosos tiempos.
U n enoque, un halon, un r eculoncito i rus ! rus! rus! sss! ssss!
i l as locomotivas n os llevan como por el aire s iguiendo la herradura
del camino. Qué lleno de g lo ria iba yo, con la espe ranza d e conocer
ta n pronto l a inn1ensa capita l como cua ndo nuestros peregrinos
van llegando a Chiqui n quirá. Qué afegres van! qué no se les presenta
delante de los ojos ! Cómo tocan las chuchas, el tiple i la
pande r eta, i cómo vacian por s u gar guero tima n ejas de la amarilla!
Nosotros e n v ez de t odo eso, mirábamos por las ventanillas del
coche lo collado s, las vacac::, las ctudades, las praderas, los sembrado
s, que con la rapid e z de la locomotiva apénas se acababan de ver
cuando d esapar ec1an, i nuevos objetos las J eemplazaban. A qu í un
túnel, en donde qu e da uno cinco rninutoc:; en las tinieblas, mas allá
un puente, otra vez un túnel, i despues tilin! tilin! tilin! La locomotiva
modera su marcha, el vapor de la c::tldera se esca.Pa con
estrepitoso mujido por las válvulas, se d e ti e n e todo el convo1, i ahí
nos t1ene U., al cabo de dos horasi m e dia, en la ciud ad de Lóndres.
(Continuará.)
-
Modas de Paris.
Primer traje. Vestido de gró de Tours, color de castaña,
con tres volantes, bordados de terciopelo liso, del mis.
mo color : el cinturon es de gr6, tambien de color de castaña,
sujeto con una bola de esmeraldas. Cuello parisien,
cerrado por una hebilla pequeña en miniatura: gruesa
bufandas de muselina clara, con puños bordados. Guantes
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
__ . __ OSAICO.
con botones de oro. Albornoz de paño de cache mir, gris, llares de espcrimentos hizo el pers everante aleman ántes
de fieltro, bordado con un galon verde i amarillo de oro. que lograse preparar la superficie. d.el papel, de modo que
Capuchon forrado d e tafetan verde, con bellotitas árab e~ efectuase perfectamente la traspos1c1on de Jo escrito en el
mezcJado verde, gris, i amarillo de oro, E~ cada pu.nta pap~l ~?bre la. piedra; i hab1 éndo~o logrado, obtuvo el
del alb o rnoz bellota árabe . Sombrero de terciopelo, SUJeto pr1 vdeJIO de eJercer su arte csclus1vamente en Baviera.
con alfileres blancos con vies de terciopelo ruso verde es- Hecho público e l secreto de imprimir por litoo-rafía en
meralda. Por uno de los lados un pañito de margaritas de 1 Alemania, apareció tal multitud de competido~es en Jo
violetas de seda : en lo interior tres margaritas repartidas otros est~dos a donde no se estendia su privilejio, que ap een
medio de la beJlota. Cintas verdes guarnecidas con un nas pod1a ganar lo sufi cie nt e para mantenerse. Esto le ing
uipurc negro. dujo a abandonar su privilejio en Ba viera i veni r a Lón-
S egundo traje. Vestido droguet azul de Sevres con ra- dres a estab lec er su litografía ; pero no encontrando promas
pequeños: sobre los lados están dispuestos afollad os teccion, se halló obligado a pasar a Viena, a donde se
de tafetan azul, separados por tiritas azules en forma de acomodó en calidad de subperintendente de una fábrica
quillas; cuerpo con aldetas simplemente guarnecidas por de estampar zarazas, situacion que no siéndole mas venta·
una cinta proporcionada: en la delantera del pecho pe· jo sa que la litograf1a, la abandonó 1 se retiró a Munich, su
queños afollados d e tafetan, i tres filas de botones de t er- patria, d onde e l rei Maximiliano le dió una colocacjon en
ciopelo azul. Man g as nuevamente compuestas de peq u e- el establecimiento r ea l de litografía con un sueldo de 7)000
ños afollados a Jo l\laría Stuardo, con un ancho velo fio- pesos anuales como premio de su invenc ion .
tan te. Cu ellec ito de guipure. Bufandas de muselina con Eloi Senefelder nació en 1771, en Praga segun unos,
1nanguitas de guipure; pulseras de g ruesas perlas blancas .. pero se asevera i es lo mas cierto que fué en M unich.
Alfil er es azules en el pecho. ~
T erce r t1· aje . Para niñas de seis años. Vestido de poplin
violeta con cuadros negros. La falda tien e tres vol an·
tes· bordados de un ancho vies de terciopelo ne g ro. El
cuerpo medio esco tado i bordado de terciopelo negro, adornado
de u na pañoleta de ter (. iopelo negro cruzado, sujetándolo
al lado con un lazo de terciop elo negro. Camiseta
plegada con entredoses de bordados i pequeños valenci enn
es. Bufandas de muselina con manguitas bordadas. Pantalones
bordados mas bajos que la falda recortada. Botitas
~rises . T erciopelo negro en el pelo.
• Litografía.
Este desc ubrimiento fué hecho por un aleman llamado
Senefeldcr, el que habiendo compuesto un libro i no te·
niendo medios para costear su impresion, se aplicó a idear
algun medio de imprimirlo é l mi smo por otro método. Dotado
de un jénio inventivo i poseyendo un gran fondo de
paciencia, por mas frustraneas que hallaba sus tentativas,
jamas perdió la esperan za de lograr finalrnente su obj eto .
Despues de haber ensayado en vano escribir en láminas
de varios tnetales i tablas de madera diferentes con una
tinta química de su propia invencion, le ocurrió hacer algunos
preparativos en lozas de piedra bien pulidas, teniendo
noticias de que ciertas especies de piedra estampaban
algunos diseños.
Ocupado en esta idea, entró un dia su madre al cuarto
dond e hacia sus esperimentos, pidiéndole escribiese la lista
de la ropa para Ja lavand era que estaba esperando ; i
no teniendo a la mano pedazo alguno de papel, esc ri bió
1 a lista con la tinta química sob re la piedra que había pulido.
Viendo al día siguiente que la tin ta se habia pegado
fuertemente> le ocurrió que pasando agua fuerte por la
superfic'ie de la loza,la tinta de las letras tomaría suficiente
elevacion para embebeser la tinta de imprenta, i pasaría
al papel por medio de la prensa, i el esperimento satisfizo
su esperanza. Así, pues, vemos que la mas simple
ocurrencia fué el oríjen de un arte que ahora tiene en Europa
la mayor importancia, no tanto para imprimir en letra
como para los dibujos, i estampar Jáminas finisimas i
a precios mui baratos. Pero las dificultades que e mbarazaban
a Senefelder no cesaron con este descubrimiento,
si endo u na de las mayores la de escribir hacia a tras, o al
re vez por decir lo así, las letras sobre la piedra para que
resu 1 tase la impresion como debia ser. Para obviar este in·
conveniente, imajinó que escribiendo naturalmente sobre
un papel, si lograba traspasar la tinta de las le tras sobre
la superficie de la piedra conseguiría todo el objeto. Mi·
Iaa pasion dominante.
El sigujente es un ejemplo si ngular, pero bien auténtico
de lo que llama Pope" la pasion dominante aún en la
muerte." Mr. de Sagny, de la academia de ciencias de
Paris, que era g ran calculador, cayo en su última enfern1
edad en una j nsencibilidad completa. ·o obstante esta ,
Mr. Mau pertnis e acercó a su cama, i procu ro escitarlo
un poco g ritánd ole : "l\1r. Sa gny i cuál es el cuadrad o
de 12 ~" '' 144, " r ep licó Sagny, i poco despues espir o.
Tan cierto es que las j entes, en lo jeneraJ, r etienen hasta
el último momento cualquiera pasion pr edominante qu e
haya caracterizado su vida .
Dominus tecum.
La costumbre de decir dominus tecum, o Dios Jo haga
bueno, cuando al g uno estornuda, tuvo su oríjen en R oma ,
segun se as eg ura, en tiempo deJ Papa Gregario comun·
tn e nte llamado el Grande, cuando el estornudo era sintomatico
de una peligrosa enfermedad epidémica que preval
ec ía entónces.
Monte di Pfetá.
Este establecimiento ha existido en Roma desde el año
de 15 85 . Es, ciertan1ente, la mas g rand e tienda de pren·
dero que existe en el mundo, i, en su especie, un o de los
mas nobl es establecimientos de caridad. Cualquiera persona
que lleva a él una prenda, puede tomar prestado desde
el valor de un real hasta el de treinta pesos fuertes sin pagar
interes alguno; pero todo lo que se da prestado, en
pasando de esa suma, gana in te res a razon de dos por ciento
al año. Al fin de un año e] que ha tomado prestado
puede renovar su obligac1on para el siguiente, lo cual se
le concede sin g asto adicional; pero al fin de los dos años.
si la prenda no ha sido resc atada, ni pagado e l inte res del
dinero, se vende dicha prenda, i el sobrante, des pu es de
deducida la deuda, queda a favor del dueño qui en pued e
exijirlo en cualquier tiempo dentro del período de cien -anos.
!.as mujeres en China.
Los idólatras de la belleza, los chinos, están sien1pre a
los piés de los seres a quienPs persiguen ; i cuando a]guna
de sus esposas está indispuesta, le a1narran la estrernidad
de 11,na. hebra: de seda a la cintura, i dan al rnédic o la otra
estrer:n,dad, 1 es so.lamente por e1 movimiento que se le comunica
1~ pulsac1on, que se le permite juzgar del es tado
de la .paciente. Esta precaucion celosa es casi única en su
especie.
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e o.L EL l)RESENTE u iERO de la DIDLIOTEC A
termina el primer trin1cstre, constante de 13 e ntregas
o sean 108 páj inas.
~Tanto los suscritores al primer trim es tre de la BrlOTEC
como los que se suscribieren al ... cgundo tri m estre
tomando e l primero. recibiran grátis la novela caballe resca
escrita por el señor FELIPE PJ~REZ i titulada EL
CAB ~LLER DE L1:\. B.t\.RB1\. "'" E :t R . Pero esta
entr é':\Q'a no se hará sino n todo e l mes de nbril. ....
.. t\. nue.Jros ajentes nos r e ... e rvamos el honor de ob~e-quiarles
los ton1os d la B1DLIOTECA, empastados, con su
portada e índice al fin de cada año o sernestr ~, ecr un se
·esol viere. Tambien djsfrutarán de las prima~ de qu e go·
z en los suscritorcs.
A lVIIS PAB.ROQU'IANOS.
'I engo el placer de anunciar} que he tra Jada do mi
antiauo aln a e en nún1ero 7. o al nÚ1nero 1 O de Jo--- Portales
d ]a Casa onsi "' torial, dond . ncontrarán de v-enta
a n1 u i buen o p re e i os :
Papel liso para carta.
.Id . ra_ ·ad o para ic .
o-ua de colonia.
Re1oj s de sobr me'"' a con
ca tnpana.
~aip · s finísimo.
"" íaarrillos habanos d · 'arias
fábrica ...
Zardinas fresca'"".
Encurtidos.
J3otine frans. para hotnbrc
1) rfurnería fina.
'1 inta inrrle , .
. - ce s, no para . enoras.
1 d. para hotn br · ....
, o rnbr r o· de pa ño .
P in de tn n r fi 1 • . & .
l) ero sobre tod o un nu1o-nífico surtido de ri os licor s.
J n e l J n i s 111 o a 1 n 1 a e n ""' e n e u .. n t r a d venta a 1 p re e i o
de reales ejetnpll r 1 poctna titulado ~' l.~ui a , por
iariano lVIanr i u . .1 AMJLO , . 1\1;\ "IHQ E .
lMP01fiA ~E
a los literatos, periodistas i empresarios en libros
de todo jénero.
En 1 impr ... ntZ.
Jl 1mt i '1 H iní. .... · . . )"lnl i en rpo O In rt •
f nrc 110 •••••.••.• l g n u ·io ' '{trgns.
flt1Jil •.••. . •... ..
~ ti fll t ll1Hf l'1' • • • • • • • •
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J• r nnc·i co Jur\llo.
• hlvad r 1\ ] . a J\l \'Hl'C'l. .
'.rnljÍJlo,H«'HIJt''pO Í '.IÍp« .. Zupata.
l,auamc1 . . . . . . . . . Gtl.llo ~ l. A rn sc tncnn.
l'urlt•t u m~la ••.•... f J,.onidn~ < rlu• go~o.
P o}JII?/fO I.. .. . .. • • • Julio . V c•ln'l. ·o.
Puri/it•at imt • ...... l\1 urce. lo Bárrios.
ll iulurrlw •..•...•• 1\1cJi t s , '(dnA •
Jli o'nrgr:n ...••.... ],rudc: n in (Lrdcnne.
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A rnngo i ornpnñul
1· ídolo G onz~lcz.
Jos(\ l. 1 crn u l.
~ l "1' ar os \)rres
]~ un1on laviJo.
Aquilino Pnrrn.
Fructno o TntJiUo.
'(unez l\1 {Lrque . i { .
Antbrosio Gonzálc2.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"Biblioteca de Señoritas - Año I Suplememto N. 13", -:-, 1858. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2094806/), el día 2025-05-09.