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El Heraldo: comercio, industria, literatura y variedades - N. 666

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  • Año de publicación 09/07/1898
  • Idioma Español
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
"El Heraldo: comercio, industria, literatura y variedades - N. 588", -:-, 1895. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2092010/), el día 2025-08-02.

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Imagen de apoyo de  Podcast: "Rock al Parque: la música"

Podcast: "Rock al Parque: la música"

Por: Red Distrital de Bibliotecas Públicas. BibloRed (Bogotá. CO) | Fecha: 2019

Podcast que recopila testimonios del público asistente al ciclo de charlas "Libertad Sublime" realizadas en las Bibliotecas Públicas de BibloRed. Dan cuenta de la experiencia musical relacionada al Festival Rock al Parque. Los participantes relatan sus vivencias: donde compraban los discos, los primeros conciertos a los que asistieron, como se difundían los nuevos exponentes del rock colombiano en los medios públicos, la relación de los rockeros con seguidores de otros géneros musicales y la influencia que tuvo esa música en un momento en sus vidas.
  • Temas:
  • Rock (Música)
  • Música

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Podcast: "Rock al Parque: la música"

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Imagen de apoyo de  El Granadino: periódico político i literario - N. 14

El Granadino: periódico político i literario - N. 14

Por: | Fecha: 23/10/1842

IL IIA\R!IIKI~ Otnniunt rraler--nulllus servus--pn~rlll an'te Ol.ttnia. SERIE 2.a ] BOGOTA, DOMINGO 23 DE OCTUBRE DE 1842. [ NUM. 14. AL Sn. Dtt. JOAQUJN .MO~QUBRA, ~BRP. 'EL PRINCIPIO UTILITARIO ENSEÑADO COMO TEORIA lllORAL N NUESTROS COLEJIOS, I SOBRE JJA RELACION QUE H.U ENTRE L.\~ DOCTRINAS I L.AS COSTU1\1BRES. Señor: L'6vénement est dans la -colonlé des dieux, l' intention est dans le coeu1· du {:Ítoyen. ....... Non, Athéniens, non, ·votts n' atez poirzt Jailli en bravant taus les dangers pour le salut et la liberté de tous les G1·ecs; t·ous n' arez 1joinl Jailli, i en jm·e et pa1· les me'nes de vos ancet. es qu.i ont p¿ri dans les champs ck Jl!malon, ct 1 a1· ceux qni ont combaltu a Platée, a Salamine, a Arlémise, pm· lous ces g1·ands ciLoyens dont la Gréce a 1·ecueilli les cendres dans des monuments pubtics. Elle lem· accorck ;, tous La meme sepullu1·e et les mt:'mes 7wnneurs: oui, Eschine, a tous; ca1· tous at·aienl eu la meme vertu, quoique la destinée souveraine ne leur el1t pas accordé a tous le meme succes.-DEr.IÚSTENES, Oracion por la corona contra Esquino, ( •rracluccion de LA-HARrE. ) ..... ConsiJe, o como impía i dete-taule ta máxima de que en materia de gobierno la mayoría de un ¡meblu tien~ darect o para hacerlo todo ...... llasta ahora nadie ha habido en los Estados Unidos que haya osado presenta?' esta máxima: que todo es permitido en el in te res ele la sociedad-múxima impía, que pa1·ece haberse intentado en un siglo de libertad para lejitimar a todos los tira­nos venideros. rl'OCQUEVILLE ('l'raduccion de SA~ClfEZ BUSTAI\tANTE.) Como profesor en los colejios, como escritor ~n .los periódicos, como diputado en los Congresos, habe1s s1do entre nosotros el primer defensor de las sanas teorías en que se basan las costumbres, i el apóstol vivo de la alta 1ei moral del cristianismo. Intachable majistrado, in. maculado ciudadano, vuestra conducta pública i privada siempre ha correspondido a vuestras doctrinas, vuestras obras siempre han estado en armonía con vuestras pala. bras. -En el Senado de la nacion, cuando hablabais, la augusta majestad de vuestra persona empezaba el prestijio que el sincero calor de vuestro entusiasmo i vuestra sen­cilla elocuencia completaban. - Séame permitida la es­presion pública de los sentimientos de re peto i de gozo que abundan en mí al dirijirme en esta ocasion á vos, porque cabalmente voi a hablar sobre una de las materias que mas interesan a nuestra patria, i aun a la humanidad toda ent~ra, con uno de Jos mas eminentes ciudadanos que nuestro país ha producido. Sí! séame permitido confesar que me siento enaltecido con la doble grandeza de mi interlocutor i de mi ar. gumento. 1 sin embargo •••• tropie7.o con una dificultad que casi me retrae del todo i desde el principio, -dificultad grave qth; apénas sé si con mis dóbiles arbitiies podré vencer. ¿Cómo ser csacto i ser claro? i Cómo ser profundo i ser popular ?-Porque no voi a hablar con vos solo, sino tambien con la numerosa juventud, con el pueblo entero; ni voi a escribir un libro sir:.o un fugaz artículo de pe. riódico. Si, haciendo por ser popular i ameno, trato la materia de un modo incompleto i vago, i dejo apénas resbalar mi mano sobre la superficie de las cuestiones; nada he lo­grado. i aun así mejor me hubiera salido callar del todo, porque mas bien l.abré robustecido que debilitado las in. müi~lcs doctrinas que comba a. Tienen esas doctrinas la fatal singulariQad de deslumbrar a primera i aun a. segunda vista con el matemático rigor que aparen an; presentadas bajo cierto aspecto parecen irrefutables, como en un tiempo me lo parecieron a mí: resulta, pues, que si el que se propone refutarlas seriamente no lo consigue i sale desairado, léjos de haberlas hecho perder, las habrá hecho ganar en el ánimo de les que ya estaban empapados en ella .• - Con otras causas, c~~o ha contribuido mucho ha ta ahora a que la. juventud no abandone tale. t.eorías. Hasta al ora, en efecto, má.s se ha declamado que argu. mentado en forma contra ellas; i estas frívolas aunque bien intencionadas declamaciones solo han parecido el efecto de la impotencia que se esforzaba por alucinar no pudiendo persuadir.-En toda lucha se gana de dos modos, por lo que uno gana, i por lo que el otro ¡nerdc. Si, por el contrario, pretendiese yo i aun lograse tratar la materia con toda la severidad de la razon i sequedad de la lójicn ; resultado infructuoso! pocos me leerían i seria casi lo mismo que si no hubiese dicho Dada. Habria escrito en algun modo un tratado de A1jebra. Sin em. bargo, a todo trance, prefiero caer en este illconveniente mas bien que en el otro. Prefiero ser seco a ser fútil. Prefiero la verdad al agrado. La verdad. sin el agrado algo puede, mas el agrado sin la verdad no consigue anda. A vos i a todos los que me lean les suplico me perdonen estos preámbulos, por la doble consideracion de la estroma importancia del fin que me propongo, i de la estrema dificultad que debo hallar en la eleccion de los medios para lograrlo. Voi ya pues al gmno; solo me atrevo a suplicar toda. vía a nuestra juventud me disp~mse una reflexion preli. minar que someto a su imparcial meditacion. 1 es que,en la gran cuestion de que vamos a ocuparnos, los que solo la han estudiado en nuestros colejios, están preocupados, i tanto mas preocupados están, cuanto mas tenaz i profundo ha sido su estudio i Porqué ? Porque siempre se han ceñido a estudiar el lado fnvorable de esa cuestion. Han estudiado el pro pero no el contra. Han aprendido bien los argumentos pero ni siquiera han oido las objeciones. ¿En donde las hubieran hallado 7 ¿En sus Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL GRANADINO~ libros 1 ¿ Pero cuál es el a u ter bueno ni malo que sincera­mente piensa en ref'utarse a sí mismo 1 Si un autor se presenta a sí mistno objeciones, es para rechazarlas, com- , batirlas, i responderlas; no es seguramente para salir ven- ' cid o sino ,para quedar vencedor. Fuera de sus libros i en qué otr~ parte hubieran hallado lo que en ellos no se encuentra? No ·en otros libros,porque ·esos no se,estudian; no está mandado que se estudien, porque ya los primeros se creyeron los mejores i pGrque enseñar al mismo tiempo por otros sería poner en contradiccion la enseñanza. - Ademas en esto se mezc1an los intereses comerciales. No se puede ni consuliar privadamente otros Jibros, porque los comerciantes no los traen, i no los traen porqu~ perderían en la venta de unos libros que no se estudian.- Unico libro que haya venido aquí enemigo sincero de la doctrina moral de Bentham es Tocqueville; pero ni Tocqueville se estudia en lo s colejios, ni Tocquc­ville por otra parte se ocupa en refutar directa mente aquella doctrina. Jóvenes! P ermitidme que os obligue & recordar como habcis estudi.ado en los colejios la teor í a mo1'01. Permitid­me que os describa como la ha estudiado uno cualquiera de vosotros, porque lo mismo la habcis estudiado todos.­Pucs bien: ese de que ltablo pasó su infancia en el hogar doméstico, bajo el ala de sus padres: allí aprendió el ca­tecismo de memoria pero no de entendimiento; allí se fa­miliarizó con la Relijion, pero no el espíritu con sus fun. damentos, no el corazon con sus esperanzas, sino el cuerpo con sus prácticas, i las rodillas con sus jenuflexiones.­Luego leyó novelas, ó cualquier otra cosa, ó nada.-Luego entró al colejio, momento decisivo. Estudió cackifa pero seguro que la cachifa no lo moraliz ó. Dejo apar te el roce diario con toda e pecio de compaiiias, la irritacion ó el envilecimiento que en su alma tie rna produjeron 1 s brutales castigoc; de azotes i palmeta, los hábitos de fal­sedad i dis "mulo que le hicieron contraer; los pcquciio robos; las fugas nocturnas: inconvenientes anexos á todo grande establecimiento de enseñanza pública en que solo Be piense en instruir i apénas en educa1·.- Dejo aparte todo esto, po rque solo me ocupo por ahora de la teorías q e le en ;:;f lia ron i no de las costumbres que prac icó. Concluida la cachifa, entr0 a Filosofia, época mas decisi va aun. Durante Jos tres años de Filosofi a , estudió Ic.leoloj ía por Dcstutt de Tmcy; pero aunque la .J.l[etajisica sensua. lista de aquel hombre es la base lójica de la JJforal utüi­taria de Bentham, no me ocuparé sin embargo de la tal Metafisica, porque solo pretendo hablar de la moral del último, i esta puede ser refutada directamente. -Supongo que acabada la Floso.fia estudió Jurisprudencia; entónces fué que por la vez primera estudió alguna doct1·ina moral, i para ello le enseñaron el utilitarismo de Bentham.­Despues estudió nuestras leyes, despues se graduó, des. pues se re cibió de abogado, despues •••• dejó de estudiar i se vió precisado a trabajar; se hizo comerciante ó ha­cendado, o empleado, ó ejerc itó como pudo su abogacía .... En estas di ver as profesioncs,por cierto que no se le ocurrió volver a estudiar Moral, ¿qué moral necesita el que ha estudiado, el que ha comprendido bien el PRI. CIPIO DE LA. tJ'l'Il..IDAD 1 A lo mas repasó '$U Bentham. Cada vez por supuesto le pareció mejor. Leyó la Deontolojía, obra nueva, que lo acaqó de confirmar en lo que ha}>ia e tudiado en los ttatados de Lejislacion ••• • Oh! ¿No es así como en cada uno de nosot ro han pasado las cosas 7 ¿ 110 es así todu. vía como diariamente están pasando 1 Si pues se demuestra que esa sola teoría moral que ha estudiado es falsa, errrónea, monstruosa-, absurda~ abso­lutamente inmoral •••• t no es cierto que quedará demos­trado que ese estudiante, ese abogado, ese marido, es~ ciudadano, ese hombre ! si ha sido en su conducta virtuoso i bueno, solo por acaso lo ha sido J O jóvenes ! ¡ O compatriotas, compañeros, concolegas, amigos,hermanos mios !-No! no me hagais el agravio de creer que en este escrito pretenda yo dirijir una sátira contra vosotros, i que en realidad solo caería sobre mi mismo !-No! no! jamas. La juventud es una edad santa i la mano que ]a ultraje es sacrílega ... Si en esto que ht! bosquejado hai sá.tira,será. la sátira de nuestra sociedad que nos dió lo que recibimos, de ]a le i que reglamentó las enseñanzas, del lejislador que formó esa lei, del plan de estudios i de su autor a quien dejo de nombrar, en una palabra. J :1mas fué responsable el que cae sino el que empuja. Porque en efecto, nuestra pobre juventud ha sido em­pujada. - Hemos visto como, dcspu es de la cachifa i de Ja filosofia, movido siempre por ajeno impulso, llegaba cada estudiante hasta los tratados de l ejislacion; deten g ámonos ahí un momento. Al ponerle el libro en la mano ¿se le dijo por ventura: "la teorí a moral que ahí se enseña es falsa, peligrosa, dudosa por lo mé nos 1" N o, no, El Catedrático, lo otros alumnos, la clase entera, se estasia. ban sobre lo profundo i lo admirable del li bro. El pobre muchacho, el n ~ ófito que digamos, lo recibia como el libro de la sabiduría misma. El no lo habia leido, pero su catedrático se lo daba. As í, pues, ya p1·eocupado a fav or del libro, era que comenzaba a estudiarlo. Lo e tudiaba e n ardor, lo Jo ía i lo releía con ansia. Deseaba aprend r, deseaba lucirst', sobres alir on su clasP., no ser el último, no ser la burla de sus cornpa l eros ni el menosprecio de su. catedrático. -Por otra parte aque l libro le parecia real. mente bueno, racional, esác¿o,- Demostrado el principio (bien ó mal), las conseouencias en aquel libro sal ían unas de otras como las ondas se suce den en un río. El curso de las consecuencias arrastraba el espíritu del jóven como las ag uas se llevan un barqu"chuelo- ¡Pobre muchachó! U na te orin compl eta, armonizada, sistematizada, rmada, d isc ipli nada, organizada, l nchaba toda entera contra tu ignorancia cándi da, desnuda, desarmada, despre venicla! ..• 4 Qué tiene, pues, de estraño el que esa tu desprevenida ignorancia saliese sin remedio vencida en p re.;encia de es terrible teoría, organizada despacio i de antemano, que así se te venia toda entera encima 1 i Qué prueba todo esto? -Lo qne ya va apuntado arriba.- Que la mayor parte de nuestros jóvenes saben, es verdad, i aun saben mucho, si se quiere, pero que están preocupados con lo que saben, porque solo han est diado el pro i ni siquiera era posible que comprendiesen el que hai un contra. 1 esto prueba ademas el inmenso influjo que la autoridad tiene en todas lasco as de la vida, en el" empleo de la razon misma. Creemos muchas veces que obramos por nuestra propia razon, cuando de hecho somo .. empujados por la autoridad. La autoridad de un padre, de un mae.-t ro, de un superior, mete a un mt cha(:ho en un libro, en una teoría, en un camino encajonado entm cdtas paredes: i, una vez adentro, el muchacho puede si serruir adelante, pero no puede ya salir afuera. - Cree el m~chacho que su razon está dominando al libro, i es a~ contrario, el libro el que se ha apoderado de su raz.on 1 In está. tiranizando ! Otra e sa resulta dQ todo esto i es la gran dificultad Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. l:L CRANADINO. 71 . -que tiene el hombre para discutir i establecer los prin­ctpws. Basta en efecto raciocinar para sacar las conse­cuencias, mas para establecer los principios es necesario meditat·. Raciocinar sab~n todos, meditar pocos. La razon es esclava en el raciocinio; dadas las premisas, es forzosa la consecuencia; solo en la meditacion de Jos principios la razon es de veras independiente i libre: allí piensa, allí compara, allí escoje, allí es semejante á Dios. En materia de principios de rnoral, el jóven que en un {!o1ejio recibe un libro, compara 7 escoje 7- No; se le fuerza a recibir un principio i solo quedan por suyas las consecuencias. Esto en todas materias es cierto; pero en ningunas lo es mas que en materias metafi sicas i morales. Porque en fisica, en química, en historia natural, aun en economía política, ya no hai variedad aun ménos oposicion de prin. cipios, sino tan 8olo diferencias en los pormenores. (1) Pero en metafisic a i en moral hace ya dos mil años que dos sectas enemigas se disputan el mundo. La lucha empezó en Grecia entre PJaton i · Epicuro. Platon sostenia que el alma humana es inmortal, que la razon i las nociones qu e la componen son naturales i no adquiridas, que estas n ociones en e l hombre son un reflejo de la verdad eterna resid ente en Dios, que esta verdad eterna fué el tipo que sirvió para la formacion del mundo, que las sensaciones e ·t er na ~ en el hombre, no le dan las nociones jenerales ~ ino que . oJo las despierlan; que la justicia es en el hom­bre una de es as innatas nociones, i que por consiguiente no es un cálcu lo s ino ántcs una lei. - Epicuro ~ostuvo que todas las nociones vienen por los sentidos; que por consiguiente nada hai en el alma que en los sentidos no t uvie e; lo que equi alía á decir que el alma i los sen­tidos son la misma cosa, o, aun mas claro, que no hai alma, consecuencias a que Epicuro, que era lójico, se vió a rra trado. Sosto nia ademas que, no habiendo en el hom. bre una inte lijencia propia sino sensibi'lidad fisica apénas, el hombre no podia tener idea de un espíritu puro como Jio , que Dios por consiguiente tenia sentidos i órganos, que era, en fin, el mundo mismo, o mas bien, que no } abia Dios.- Con respecto a 1 moral, no pudiendo segun é l ser una nocion innata i una leí fija, era un cálculo va riable; i, no habiendo en el hombre mas que sensacio. nes, resultaba tarnbie n que el placer i el dolor eran la sola i suprema lci de la humanidad. Asi aquellos dos c élebres Griegos de una vez establecieron las dos grandes doctrinas filos6íicas que de entónceo mas habían de dividir para siempre el mundo. Estas doctrinas, de Grecia pasa. ron a Roma. Ciceron fué Platónico, el poeta Lucrécio con mnó á Epicuro. - Vino el cristianismo, 4ue dió á la doctrina de Platon la sancion divina. Desde entónces, por el lat·go espacio de muchos siglos, aquella alta doc. trina reinó sola en la sociedad i alumbró con su luz a los mas eminentes escritores. San Pablo, San Agustin, _ [1] Permítaseme apuntar la razon. - En Jas ciencias~ J en economía política, como verdaderas ciencias que son, solo pueden estudiarse hechos que pueden ser ·observados aislada­mente, i e uantas mas observaciones se recojen, mayores ade­lantos hace la ciencia. Pero en moral no van á estudiarse los he~hos, smo que se va á buscar un principio anterior que los cal~que-l~ego la Bloral, en rigor, TJO es un conjunto de obser­vaciones smo una regla de conducta, no es ur.a cienda sino u:- a lei. Cabe pnes en esto tarieda 1, i por consiguiente elec­cwn~ no porque no haya una leí 1:erdalera sino porque se puede eacoJer entre la verdadera i las falsas. Por esto el hombre _que n~ es responsable de los hechos que oboerva en las ciÉm­clas,. s' e$ re~ ponsable de los principios que adopta en moral. Bossuet, Descartes, i Leibnitz, la adoptaron i la desen· volvieron.- Mas he aquí que, allá por el siglo 16, cansa­dos los hombres del vano clamoreo del peripato (que nada tiene~ue hacer con la doctrina moral platónica), pensaron en aplicar a la fisica el método esperimental.-Bacon de Verulamioen Inglaterra fué el que hizo sonar los primeros golpes.-La doctrina moral platónica, qne había subsistido hasta entónces, vi ose accidentalmente envuelta en la mis­ma proscripcion que el peripato, con el cual por desgracia había caminado paralelamente hasta entónces.-Tras de Bacon pues, salió Locke, que, reproduciendo en parte á. Epicuro, negó las ideas conjénitas o innatas; pero que no osó seguir adelante. Tras de Loclre apareció en Francia Condillac, que llevó algo mas léjos las consecuencias i se acercó algo mas al primer maestro. Tras de Condillac vino el conde de Tracy, que resueltamente sentó que pensar es sentir. Pero el mismo Tracy ya se httbia que­dado atras. Lo que él aparenta decir con profundidad, Helvecio, Holbach, i la muchedumbre de los enciclope­di tas lo habían dicho ya de un modo mas positivo, mas franco, mas popular, mas claro, i mas resuelto. Ellos se metieron en unas honduras a que 1'racy, por cobardía de carácter quizá, no se atrévió a bajar. -Adornas otra secta, aun mas formidable. nació por entónces en Francia, que con distintos medios se dirijió al mismo fin. Losfisiolo. jistas pretendieron esplicar el alma disecando cadáveres, i pretendieron hallar la ruzon humana en la punta del escalpelo. Bichat abrió la escuela. Cabanis, i llroussais que lo continuaron, i una inmensa multitud mas, sostu­vieron que no existe ningun principio inaprensible en el hombre, i que este solo se compone de cuerpo i órganos, por la convincente razon de que la discccion nada ma~ iene al fin a hallar que órganos i materia.- Tales eran las doctri as que reinaban universalm ntc en Francia hasta ahora poco en que grandes e critore , mas o mé no directamente,.han empezado a c-ombatirlas. Chateau­briand dió principio al movimiento. Manifestando que el Cristiani mo es bello, atrajo los corazones a él, i di.t­puso los ánimos a recibirlo. Por otra parte, e tablecida. en Francia la tolerancia relijiosa, i apartándose allí cada dia mas los sacerdotes del gobierno, del cual nada o mui poco participan ahora; ningun motivo colateral ha tquedado a los franceses para aborrecer una doctril\a que ya no pretende forzar los ánimos.-Los dos Bonnald, La Mennai , De Maistre, Fraíssinnous, Senac,Dégérando, Benjamín Constant,i muchos ma , aunque no enteramente acordes en los medios, i resintiéndose siempre de la exa. jeracion jenial de los franceses, han manifestado ya, que fuera de la doctrina platónica no puede haber teoría moral, i que fuera de la lei cristiana no pueden hallarse virtudes ni costumbres. - Lamartine, por otra parte, Lamartine, el primer poeta moderno quizá, ha hecho reconocer i con­fesar con sus aéreos i divinos cantos que no hai poesía mas bella que la que inspira.n el sentimiento relijioso, la~ esperanzas de la inmortalidad, el amor de Jo perfecto, el instinto vago del infinito. Esta gran revolucion que tiene lugar en Francia nunca mas se sospenderá, i es probable que pronto se complete. Por lo que toca á Inglaterra, país de libertad civil, po. lítica i relijiosa, allí jamas. la incredulidad se ha hecho doctrina popular, i siempre se han hallado escritores consi­derables que la han combatido. La impiedad i el epicu. retsmo siempre han sido allí opiniones meramente indi. viduales. Si allí Bentham tuvo alguna aceptacion fuá por algunos de sus trabajos lejislativos;uo seguran1<~nte por Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL CRANADINOJ, sos doctrinas de moral utilitaria, tomadas en su totalidad · del frances Helvecio. Dejemos la Europa i volvamos los ojos a la Nueva Grnnada.- La Nueva Granada, durante el pupilaje co­lonial, no conoció, resueltamente Jo digo, no conoció doctrina moral alguna que fueso enseñada Jeneralmente, porque en aquella época de sueño nada se enseñaba. La Relijion solo la conocimos por sus prácticas, por su culto esterno, por la parte de ella que mas se dirije a los sen. ti dos, no por el dogma, no por la fé, no por las esperanzas, no por la caridad, no por la parte sublime de ella que se dirije al corazon i al alma. Sin duda que el culto esterno hace parte integrante del cristianismo, pero en modo al­guno es su parte principal. - Cuando en un puo~lo la Re­lijion se vuelve toda prácticas, campanas, proceswnes con ~antos buenos mozos i judíos fcos,misas tea trales,aguas bcn­ditas, camándulas,cantos i fiestas; pronto las clase! elevadas de la sociedad,cansadas de materialismo,se retraen con una especie de di. gusto de la relijioni se hacen incrédulas .. Una vez dejada la relijion a la pl ebe, esta no tarda en d gradar­la con las mas vergonzosas supersticiones.-Abandonada a sus ciegos instintos, la plebe viene a hacer e~tónces de los aparecidos de las reliquias, de las aguas mil~grosa~,. etc, una parte aun mas importante de su crecncta cohdtana que de la misma. unidad i nec sidad de Dios, de los grandes dogmas de la caída orijinal en Adan i de !a Re­dencion en Cristo, de los preceptos del Decálogo 1 de la moral del Evanjelio. Tal era el estado en que nos hallábamos cuando la re­volucion para la independencia sobrevino. -La clase mas ilustrada de nuestra sociedad, que ya era incrédula o que tendia por lo ménos a serlo, al verse emancipada, se lanzó con furor sobre el único cebo qno a su intelijcncia se ofrecia.. Como la Rclijion era la potencia principal en CJl e la autoridad e paiiola aquí se ha.bia apoyado, al amor de la independencia pronto acompañó en nosotros el amor de la impiedad. Leimos, devoramos los libretes franceses del . iglo pasado, que especuladores mercenarios arrojaron, cual aguacero, sobre nosotros. La clase incrédula se apoderó del Gobierno, i nos dió por sistema de enseñanza el plan de estudios; i por moral el utilitarismo de Epicuro i Bcntham. ¿Parecerá ya pues inesplicable el que toda nuéstra juventud se haya vuelto teóricamente irrclijiosa 1 i l será estrafío que se dejen los hábitos cristianos i se abandone el culto, cuando se han ido léjos las convicciones 1 Es pues un santo deber en los escritores de este país combatir las inmorales teorías que se nos han enseñado, i con las cuales aun mas que persuadidos estamos preo. cu.pados , cosa de que mas me convenzo cuanto mas la con idero. Por mi parte jamas dejaré de hacer lo que aconseje á Jos demas. Voi pues á refutar la doctrina utilitaria; i, para mejor conseguirlo, trataré de presentarla primero con toda la pompa de aparente esactitud con que se ofrece en los co. lejios al jovencillo que la estudia. ¡ De qué se trata 1 De lo que mas puede importar a la humanidad, de definir el bi en i el mal, la virtud i el vicio, la inocencia i el crimen; de determinar lo que cons­tit~ ye la moralidad de las acci~nes humanas; de hallar una regla segura i cierta que nos sirva para conocer cuál accion es buena i cuál es mala, cuáles obras debemos ejecutar i de cuáles nos debemos abstener.- ¿No es esto de lo que se trata 1 L No es esto lo que se va a b tscar t Ahora bien, he aquí como raciocinia el principio de la. utilidad, i repito que voi a presentar estos raciocinios en toda la fuerza que se les puede dar. " F~l hombre solo ha nacido, solo ha podido nacer para la felicidad . Sin la felicidad l. para qué serviría la misma existencia 1 Esto es igualmente cierto con respecto nl .individuo que con respecto á. la especie entera. L:l es­pecie humana. seguramente no existe en la .tierra para hacer su propia desdicha. La mayor felicidad de la e3- ~cie humana es pues el fin verdadero, el único fin qne llenen, que deben tener las acciones del hombre. Luego las acciones humanas deben ser juzgadas, calificadas de buenas 6 de malas, por la conformidad que en sus resulta­dos tengan con este fin . La accion que con· sus resultado contribuya a esta felicidad será buena, s er:t virtuosa, ·crQ. santa, la que con sus resultados solo pro(luzca desdicha, será mala, criminal, impía. La accion de la cual nada resulte para la dicha 6 la de s dicha de la · pe cie humana será indiferente. Si los resultados de l mntrtmonio no fuesen favorables á la dicha de los homhr s, ¿el 1 , tr :. monio pudiera ser una cosa buena? - Si 1 s licores espiri­tuo os i alcohólicos no inflamasen las vias dijcstiva , si no produjesen la embriaguez, si su uso inmoderddo a la larga no condujese a las enfermedades i a la muerte, si lo mi mo resultara de beber aguardiente que de beber agna; ¿el u o esclusivo dei aguardicnt~ pnr toda b bida , cria inmoral acaso? i seria un vi io? • ~ o, sin duda. Luego los resultados son los que hacen la moralidad de las acciones humanas. Para decidir, pu ¡;:, sobre lamo­ralidad de una accion, de una costumbre , de una lei, €S necesario hacer el cálculo de los efectos que de esa accion, de esa costumbre, de esa lei, 1·esulte1' para la felicidad o la desventura de la especie humana." "Ahora bien, ¿en qué consiste la fi lici

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