Año I-Serie I
DIRECTOR
PEDRO JOSE GOMEZ C.
Dirección cablegráfica: RENACIMtEN.
Para suscripciones, entenderse con los Sres. J. N.
Paniagua y e.', Agmcla dd Pellodismo y Cmtro ie
.A1tu1láadores-Pla~uela de Sal: Cados.
Número suelto ................................... $ 1 .. .
Número atrasado...... . ...... ............... ..... 1 50
Para ánuncios, arr6glos particulares.
Remitidos, columna............................... Se» ...
No se devuelven originales,
La correspondencia debe rotularse al Director.
Oficina: Pasaje Hernández, piso bajo, número 30.
Contratado un aviso por determinado número de
veces, se hará efectivo el valor de ellas :l.unque se
ordene su suspensión.
ABRAZO
n
A la restauraoión constitucional
de 1831, que destituyó
del Gobierno al General U rdaneta
y puso en él al General Caycedo,
contribuyeron elementos
,de ambos Partidos. En ella tomaron
parte activa 10 mismo el General
López que el General Posada;
y tal circunstancia pareoía
indicar por fin la hora de
aquellaanhelaela fusión,de aq uel
abrazo de los Partidos en el Gobierno.
El GeneralOaycedo, que
por su respetabi1idad y. su benevolencia
podía como nadie
hacer un Gobierno mixto y de
apaciguamiento, no omitió medio
alguno para formarlo
Desde el momento en que se
hizo cargo del Poder Ejecutivo,
obró con una moderación, ó mejor
dicho, con una paciencia que
constituye acaso el mejor timbre
de aq uel benemérito bogotano,
que tantos. otros tiene
para la admiración y la gratitud
de los colombianos.
En su Ministerio dejó algunos
l'espet~bles ciudádanos pertenecientes
al Gobierno anterior,
ancianos yenerables y próceres
de la Independencia, como
los Generales Mendoza y
Pey, que no podían inspirar la
más leve ,desconfianza al Liberalismo,
y corno representante
de este Partido trajo al Ministerio
de Guerra al General José
María Obando.
Pero á pesar de aqu'eUas disposiciones
y de aquellos sacrificios
que parecían ser lo más.
acertado para llevar el repo:'
so á los ánimos y la paz á 'la
Répública, no -consiguió ni por
una semana, ni por un día, sus
patrióticos fines. El Palacio de
Gobierno se convirtió en morada
de la agitación y d~ la discordia;
allí se batallaba, -se
comb.a ,t ía, has.ta, .ha c1e r de la
:.- ~n5lO!t pres' l!.enCla como un
palenque cerrado PH que se disputaba
el terreno palmo á palmo.
IJa aproximación de 108
Partidos en el Palacio de Go-
RENACIMIENT . _ ..... -.. • .• . •...• -:: : .:;::::::;::::: : : ::::::::;::::::.":::::==:::=:::::::::::::::.: : : : : :::::.;; _._ ._. _._ - _. -_ .. _----
Oficina, Pasaje. Hernández, piso bajo, número 30
República de Celombia-Bogotá, jueves '12 de Marzo de 1903
bierno, fue como el contacto de
dos sustancias que al tocarse
se inflaman y producen el incendio.
Ni por un momento se dio el
Liberalismo demagógico por sati~
fecho; ni por un momento
aquella fracción reconoció las
sanas in tenciones del Vicepre.
sidente, ni acató sus órdenes, ni
coadyuvó en la obra emprE'ndida
por él con tanta generosidad,
con tanta benevolencia
y con tanta altitud de miras. El
cáliz de amargura que tm'o que
agotar el Genera 1 Caycedo, las
afrep.tas que devoró, lHS iras de
que fue víctima,son apenas comparables
~Uas que tuvo que sobrellevar
el Sr. Mosq uera, que
debió su caída á la iniciación de
una política semejante. I 'omo
es sabido, fue el convenio de
Apulo eL que.llevó pacíficamente
al Poder al Vicepresidente Caycedo;
convenio en el cual el General
U rdaneta y todos sus
amigos,secuaces y sostenedores,
quedaron inermes y vencidos,
sin más baluarte ni defensa que
la palabra del Vicepresidente.
Entre las amarguras que éste
apuró, no 'debió ser la menor
la de ver roto aquel pacto,
violada su palabra y entregados
á 13. persecución y al escarnio
los que confiaron en
ella.
La discordia, las agitaciones
y el batallar en el seno del Gobierno,
tenían naturalmente
una enorme trascendencia, y
repercutían por toda la República,
que se vio en aquellos
días a(lometida de malestar, de
desconfianza, de confus.i6n indecibles.
y era justamente en aquel
momento cuando más se necesi.
taba de un Gobierno compacto,
.fuerte y poderoso, que pudiera,
Bn medio del sosiego y de
la serenidad,constituír la República
de la Nueva Granada.
Gracias a~ desconcierto y á la
debilidad del Gobierno, Venezuela
y el Ecuador se constituían,
dirigidos por Gobiernos
fuertes, que aprofechándose
de la confusión y la discordia
que reinaba en el nuéstro, llevaban
sus pretensiones territoria-
,les mucho más 'allá de lo que
permitían las líneas divisorias
del uti possidetú de 1810. Casa-
'. nare pedía su anexión á Venezqela,
y el Cauca, azuzado y
acaudillado por los Generales
López y Obando, quería ser Provincia
ecuatoriana.
De modo que aquel abrazo
que d tan altos fines y tan inmaculados
deseo~, qUIso el General
Caycedo q \le se dieran los
Partidos en su Palacic., nos iba
costando la mitad de la República.
Pero no fue esto sólo: á pocas
vueltas el General Obando
se hizo árbitro elel Gobierno
y ejerció una dictadura en qu~
él cometía las faltas v las viol~
ncias y dejaba la re;ponsabihdad
al Jefe del Gobierno
quien fatigado de aquella luch~
estéril, y desencan tado de sus
hermosos ensupños, resolvió retirarse,
resignar el Gobierno
en la Convención que acababa
de reuni~se; ~ ésta encargó del
Poder EJecutIvo al propio Ge-neral
Obando, -
De suerte que el generoso intento
del General C~ycedo no
solamente no trajo la paz; no
sol~mente produjo infinitas agitaCIOnes
y la debilidad del Gobierno;
no solamente iba ocasionando
la pérdida de gran parte '
del territorio patrio, sino que
tuvo por consecuencia fatal la
transmisión del Poder no á un , . '
patrIOta, no á un sabio, no á un
hombre virtuoso, sino ' al General
Obando, sal picado con la
sangre de Sucre; de Obando,
tipo del demagogo feroz, que
había de ensangrentar luéO'o el
país para' csca par á la j'usticia ;
d? O~ando, que pasa por la
. hIstorIa ~e la Repúblic~ como
el demOnIO de la Revolución.
Cierto que Al General Obando,
?1?~ido por una exquisita
senSIbIlIdad y por delicadeza de
co~ciencia, no q uería ~omar poses~
ón del cargo dlil Ministro de
~l!-e.rr~, ~i~ que se le siguiera el
JUICIO InIOlado por el Gobierno
de U rdaneta, por su participación
en el asesinato de Sucre ,.
para conseguir un sobreseimiento
impuesto por las circunstancias,
hacía la peticién cuando
se creía omnipotente, cuando
su amigo íntimo, el General
,López, era General en J pfe, y
cuando se juzgaba capaz de derrocar
al Gobierno, no sólo si se
le seguía el juicio, sino Ri alguien
se oponía á la más peq u~ña de
sus voluntades. Aquel rey de
los farsantes se figuró quizá,
al hacer la dramática exiO'encia,
que había desapare~ido
has,ta. el último vestigio, hasta
la ultlma- prueba, hasta el último
rastro del delito. Olvidó
que había escrito, de su puño
y letra, la famosa carta, conservada
por la Providencia ¡¡ln
el hueco de' una peña de la Montaña
de Berruecos, aquella carta
á Eraso, que decía:
" .Mi estimado Eraso : El dador de
ésta le advert.iráde un negocio importante
que es preciso lo haga con éL
El le clirá á la voz todo, y ,.manos á
la obra. Oiga todo lo que le oiga. y
ustedes dirijan el.golpe.
Suyo, JosÉ MARÍA OBANDO'"
Número 25
Tampoco se figuró que Apolinar
Morillo, que dio el golpe,
había de caer en manos de la
justicia, y declarar, en la hora
suprema de Id muerte, que había
dado aquel golpe á instigación
del General Obando.
Elegid9 el famoso General J efe
del Gobierno por la Convención
Granadina, fue el primer
cuidado de é3ta llamar al General
Santander y nombrarlo Presidente
de la Rep11blica.
De modo que aquel abrazo de
la restauración Caycedo dio por
resultado ]0 que dejamos dicho,
y por añadidura., la pérdida del
Gobier~o en muchos años para
el Par~ldo · . Conservador, y el
entrOnIZamIento de las doctrin.
a s , de las prácticas y de las
persecuciones liberales.
E~ Gen~ral Posada, que fue
admIrador entusiasta del Sr.
C.aycedo, describe así el principIO
de su A.dministraci6n,ooment~~
do sus esfuerzos para la fuSlon
de los partidos en el poder
"Por Decreto de 17 oe Abril en
~urificaci6n. h:h.ía. el Vicepresid;nte
rormaoo su l\1lnIsterLO, llombrando
para el Despacbo de Hacienda al Sr;
Castillo Racia; para el del Interior,
al SI'. P eelro Gual, que ambos habían
sielo Secretario¡:;; de Estado en la Aclmini~
tración del G ene ral Sanfander; ,
para el de Relaciones Exteriores, al
Sr. Alpjand ro V élez; y para el de
Guerra, al General José María Oban:::
do. ~() hnllánrl"se en la capital sino
el primero ele lo:,; lI()mbrad o ~. rli:,;puso
.POI' ot,ro D ecreto que mientras venían
I?:,; Sres. V élez, Obanrlo y Gual, cont\[
1uar¡¡n e~ ~us puestos los Sres. García
elel Río, Jerónimo Meneloza y
General Pey, Ministros rlel General
U rdancta. V nrias otras medioas de
ref~~ión ele. los partidos tomó, que
t.uvleron un re~ultad() contraprodu_
cente, porque los partirlos no se funden
jamás; porque pretender amal-'
g~mar hOrItbres divididos en principIOS,
y más que en principios en interese;;,
es pretenner disol.ver el aceite
en el agua y formar de am os un solo
líquido. . .
ti EIl el nomhmmiento rle. Consejero,.
ele Est.ario llevó el Vicepresidente
su patr~t.ica aunque irrealizable
idea m~~ lejos todavía que en el
de ~us MIOI~tr()s. Los nombres de
Vicente Azuéro y Juan García del
Ri01. de José María Ortega y Diego
Fernanrl.o-GÓrnez. emparejados, sona-
1 an mal al oído; así es que lo que tenía
que suceder, sucecli6: ningún
pqrticlo quedó cOlltento."
ubo algo más: el abrazo
co el Liberalismo demagógico
privó del mando supremo al Sr.
J oaq uÍn Mosq uera y al General
Domingo Caycedo; apresuró la
agonía y la disolución de la
Gran Colombia, y llenó de tem
pestades la aurora· de la Nueva.
Granada.
, .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EXTERIOR
COSAS DE ESP 4ÑA
Cambio de Ministerio-Pronósticos-Debates políticos
en la Corte-Reorganización militar- Es.
cuadra de tierra y mar.
2) de l'loz'¡'embn- Cuenta E5paiía desde
hace ocho días con un Ministerio más. Días
después se volvieron á abrir los debates
parlamentarios; el ~r. Saga sta consideró
como deber suyo el presentar la dimisión
del Gabinl'te que presidía; su principal ¡Atención
fue la de probar si todavía podía
contar con la confianza del Rey. Este, después
de veinticuatro horas de reflexión,
confió al mismo Sr. Saga sta el cuidado de
reformar su ministerio; la operación duró
seis horas, lo que sólo fue una simple enmienda
El \'eterano Jefe liberal éonservaba
sus colaboradores, salvo tres. Los nuevos
Ministros son: el Sr. Purgcerver, Ministro
de Justicia; el Sr. Eguilior, Ministro de
Finanzas, y el Sr. Sabrador, MinisLro de
Hacienda.
Al Sr. Sagasta se le toma por Presidente
del Consejo. Quiere ce nuev() el Rey
darle á su antiguo amigo una nueva muestra
de su confianza.
La intención del joven monarca e~ establecer
por completo en ESFaña la estabili_
dad ministerial. Los liberales que están hoy '
día en el Poder, son los primeros en aprovecharse
de las ideas del Rey.
En las actuales circunstancias la presen.
cia del Sr. Sagasta á la cabeza de la Gobernación,
es, por un claro punto de vista,
una garantía, á lo menos una garantía
contra los excesos á los cuales no se quería
evadir'de entregarse la fracción más adelantada
del Partido Liberal. Por su edad,
el Sr. Sagasta es el enemigo de todos los
radicalismos Sus consideraciones y sus respetos
por el Papa son tales, que una ruptura
con Saint Süge implicaría un sinsabor en
sus últimos días. El vasallo del Concordato
y las asociaciones religiosas no tomarán ninguna
medida sin estar probablemente de
acuerdo con Roma. Asegura varias cosas
que había dicho antes,y todo lo que ha dicho
últimamente el Ministro de Gobierno; el Sr.
Moret expuso la ~octrina de gobernador sobre
las congregaciones,declar6 que la situación
debía estar arreglada, no por una ley
exclusivamente civil, pero sí por un acuer_
do del Peder Civil y la Iglesia Catól ica. Es
probable que la desaparición del Sr. Sagasta
le diera el triunfo al Sr. Canalejas, y
la venida de este último á los negocios de
Estado marcaría predominancia y t/2ndencías
radicales en el Partido Liberal.
La guerra á la Iglesia volvería como
contraseña, y el gran caballo de batalla de
los políticos sería la devoción al ex-Mini strOo
anticlerical.
En el curso de la última crisis, el Sr. Sagasta
tuvo el cuidado de declarar que él
era liberal, pero no radical. E5tá, por lo
tanto, neta y definitivamente separado del
Sr. Canalejas. Casi á un mismo tiempo
sobrevino la ruptura; se cree que la unión
está preparada eritre el Sr. Silvela y el Sr.
Maura; éste proclamó en pleno Congreso
que estaba qe acuerdo con el JefE; del Partido
Conservador, que las aspiraciones eran
idénticas y qtle las ideas coincidían.
Mientras ql1e el Partido Liberal tiene
desagrados entre sí, el Partido Conservador
se consolida y se refuerza, y el grupo
gamasista, de que el mismo Sr. Maura es
parte de gran valor. Cuando le llegue
el turno al Gobernador, el Sr. Silvela dispondrá
de nuevas fuerzas; su partido esta.
rá consolidado y mejor formado. Si al presente
está encargado de formar un minis.
terio, la coalición formada al lado del Sr.
Saasta se verá al caho de poco tiempo
reformada contra él. Los amigos del Sr.
Sagasta, rechazados en la oposicíón, habrían
sido inducidos á formar parte de los
del Sr. Canalejas, y de este acuerdo ¡JOdrfa
salir quizás un programa radicaL
Conforme al decir de personas bICn informadas,
esta perspectiva fue una \:e Jas razones
que tuvo Alfonso l:lll para continuar
depositando su confianza en el Sr SagaSta.
Las Cortes han vuelto á empezar desde
él 19 sus sesiones interrumpidas una sema- .
na por la crisis. Con un me!. de intervalo,
el debate político usado para la apertura '
de cada sesión y después de todo cambio
de ministerio, volvió á tomar su ac.tiy ;d oe Cuaresma,
el Sáh~lIio Sanh) y la Vigilia de
la N ati vidad oe Nuestro Sefio r J esucristo.
2g Gozan delbdulto sin ninguna
obligación, y sin oar limosna.
VII. Los fieles que tengan u~o oe
razón no pueden comer ca rne y pescaoo-
lo que se llama promiscuaren
una rnlsma comlcla, en oía ele ayuno,
aunque sea de los dispensaoo~, ni
en los clomingos ele Cuaresma.
VIII_ Se poclrá cumplir COII el precepto
oe la Confesión y Comunión
anual clesde el domingo rle Septuagésima
hasta el día cle la Octava ele
Corpus.
IX. Manclamos á los Párrocos y
Rectores de todas las iglesias, asf seculans
como ng-ulares, oe la ei uclacl
y oe la Arquiclióeesis, que hagan las
colectas que están inclica~las en el
Ordo cle la Arquidiócesis para el pre·
sente afio, á saber: H Para los San·
tos lugares de Jerusalén, el Viernes
Santo; 2? Para el Dinero .ie San Pedro
el..2})A~.:r.9Qio; 3? para l!l reoención
de los esclavos ele Afríea, el 6
de Enero; colectas que se enviarán á
la Secretaría del Arzobispaflo.
X. Suspénoase la Oración pro pace,
y dése. cuando lo permitan las rúhricas,
la Oración pro Papa.
XI. La Presente Pastoral !'e leerá
en todas las iglesias 00 la Arquidiócesis,
y en las parroquiales, íntegramente
en clos días festivos.
Dada por Nós, !Oellad.a con nuestro
sello y refrendacla pór nuestro Secretario,
en Popayán, el oía de la Epifanía,
6 de Enero cle 190~.
/ + MANUEL J0SE
Arzobispo de Popayán
M aximiliano Orespfl
Canónigo Secretario
SECCIOH CIENTIFICA
, ~
EL COCO DE LOS MARES
Durante más de un siglo, la nuez de coco
de los mares, á causa de su extraña forn;¡a
y de ignol arse el árbol que la producía, teníase
por un fruto sobrenatural y se le atribuía
toda suerte de virtudes medicinales;
llamábasela entonces Nux medica. J..a' nuez
del coco de los mares, ó más bien del ¡;oco
de las Seicheles, para lIam"rla pa"r su nQrp~
bre, está formada de dos drupas ovoides
muy prolongadas, unidas lateralment~: de
40 á 45 centímetros de largo, por cerca de
20 en su mayor anchura, cuyo perisperma
leñoso es de extrema dureza, 10 cual le
permite estar durante largo tiempo sum,ergida
en agua, sin que se eche á perder su
meollo.
Desde muchos siglo~ se encontraban nueces
de coco de los mares en las costas -de
las islas Maldivas y del Indostán, particular,
mente en la costa de Malabar; allí las arrojaban
las corrientes, sin que nadie supiese
ae dónde procedían. Los indios las consideraban
como frutos de un árpol submarino,
y los europeos las miraban como hechas de
una materia especial que no pertenec{a al
orden de los vegetales ni al zoológico; has-
, ta un distinguido botánico, á principios del
siglo XlI, no vaciló en afirmar que el coco
EL RENACIMIENTO
de los mares estaba formado de ·una materia
inorgánica, ~ la cual debe sus ,virtudes
curativas; idea muy conforme con el espíritu
de la época Su procedencia ignorada
10 hizo una cosa. merlicinal de primer or_
den: su pulpa, seca y reducida ií polvo, era
soberana contra la fiebre, la disentería y el
cólerd, cO!1stituyendo el depurativo por excelencia;
su aplicación én cataplasmas era
como una ranacea universal contra las más
rebeldes afecciones de pecho la hidropesía,
la gota, las arenillas, las úlceras más inveteradas,
los reumatismos más crónicos, considerándose
también como el reductor más
eficaz , de fracturas y luxaciones. As! es que
el precio de una nuez medicinal era elevadísimo;
los portugueses, poseedores en
aquel tiempo de las regiones en donde se la
encontraba, habfanse atri'uído el monopo.
Iio de recogerla. Por mera sospecha de po
seer un coco de los mares, se maltrataba á
cualquier natural del país, y si se llegaba á
adquirir la certeza de la posesi6n. se le ma·
taba. En las Indias, bastaba poseer uno de
los cocos indebidamente para constituír un
crimen tan grave como el de hacer mon~da
,falsa. Las virtudes curativas del !I.entado
fruto eran conocidas hasta en Europa; tan
asíes, que se dice que un Príncipe de la
casa de Hasburgo, atacado de gota y are·
nillas, ofreció 4,000 florines de oro, lo que
representaba en aquella época unos 80,000
francos de la moneda actual, á quien le procurase
uno de tales frutos; no reza la historia
si dicho pe r sona je consiguió hallar el
antídoto, pero sí nos dice r¡ue murió poco
tiempo después. .
El descubrimiento del Archipiélago de
los Seicheles hubo de di5iiJa r el misterio que
envolvía el origen del coco de los mares.
En ¡ 769 Bani descubrió el árbol que lo
produce. en un pequeño valle de la Isla
Poaslín, llamado la quebraia de los Cocoteros;
es una palmera descrita iJar Labillardiere,
algunos años más tarde, á la que han
llamado Lodo¡'c~a Sechellarulll Ó cocotero de
las Séchelles.
El Lodoicea es ciertamente una de las más
bellas muestras de la familia oe las palmeras.
Su tronco, muy derecho, que alcanza
30 y hasta 40 metros de altura, está coro-nado
por un reducido número de hojas palmeadas
(9 6 ¡·o), muy anchas, en forma de
abanico, de un hermoso verde oscuro, que
alcanzan las dimensiones enormes de 7 á 8
metros. d,e...Jargo +,or 4- Ó JJcho. Del
centro de estas hojas salen espatas leñosas
muy desarrolladas (como de 60 centímetros)
en forma de nav..!cí11as, de las que nntre las manos. se
frotó los ojo;; ' eOlllO para convencerse
que · no sofiaua, sus lahios se contrajeron
{)on un ge-sto en qua bullía 'toda
la hiel de su a11l13, é irguiéndose como
para manifestarse á sí mismo que todavía
qu~elaha un resto ele valor en
su espíritu, etlcaróse con la majesta,l
elel crepúsculo, "t.riste como el qué se
efectuab,a en su pecho aCluella tarde
llorosa.
il·
Volviénoose hacia el fo ~.J de su
pequefía estancia, cUyOf' muebles yacían
en desordell y volcarlos unos sobre
otros. exclamó:
-Va haciénelose muy tarrie ... acaso
fuera mal mirado mi ohs>quio al
llegar retrasan o !, y añadió eon sonriS'.
l sardónica: aún es tiempo oe oepo.
sitar ante su hermosura destructora
el último gaje ele mi aomiración.
Con mallo precao,:ida cerró las puer"
tas y corrió las cortinas de ~u habitación,
y ya liada se volvió IÍ. oír en
aquel templo ,de desesperación y de
locura.
La última espaela cle oro que el rey
moribundo esgrimía desde el ocaso,
en el combate empeilaoo con el condor
oe lJi noche, cuyas alas gigantescas
cubrían ya el dombo del ensangrentado
cielo, quebrártrlo¡;:e en las
vidrieras clel balcón, quiso elar el
postrer aoiós á aquel desventuraelo,
trocándolas por un segundo MI aiiicua
espejeador,a. .*. Todo era bullicio y alegría en aque-lla
casa impregnada de aromas y reverberante
de luces; las damas hermosas
y elegantes, ricamente ataviaclas,
desbordaban en los salones tapizaoos
de seda como flores de entre
una canastilla de mimbres; las joyas
'. hacían competencia de luz á los bri-'
llantes ojO¡;; la alegría de la fiesta contrastaba
con la melancolía
Citación recomendada (normas APA)
"El Renacimiento - N. 25", -:-, 1903. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3690855/), el día 2025-05-05.