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Alto, moreno y atractivo

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  • Autor
  • Año de publicación 2015
  • Idioma Otros
  • Publicado por Harlequin
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
Dawn Atkins, "Alto, moreno y atractivo", -:Harlequin, 2015. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3413221/), el día 2025-06-09.

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¡Líbranos de todo mal!

Por: | Fecha: 11/05/1901

·~~~ 30GOTA, MAYO 11 DE 1901 .SERIE II-TOMO I-N. 0 19 BOLETIN ~IILITAR DE COLOMBIA Organo del Ministerio de ¡ Duec~or ad honorem Guerra y del Ejército F. J. VERGARA Y V. Son colaborndot·es de e te periódico los ~ General de Ingenieros, Miembro de Jef~s y Ofl.cin.les del Ejército ~ varias Sociedades Cientiflcas • DECRETO NUMERO 502 DE rgor (30 DE ABRIL) por el cual se aumentan los sueldos y raciones del Ejército de la República El ricepresülente de la Repúblú:a, encargado del Poder Ejecutzvo, En ejercicio de la facultad que le confieren el artículo 2. 0 de la Ley 39 de r 8g6 y lo Dect·etos legislativos números 105 de 25 de Enero último, y 420 de I 2 del presente me , DECRETA Art. 1 . 0 e de el r .0 de Mayo próximo y mientras dure tur­bado el orden público, gozarán del sobresueldo del 25 °/0 que ex­pre a el artículo 2.0 de la Ley 39 de 1896, los Generales, Jefes, Oficiales, empleados administrativos é individuos de tropa que ha­gan parte de las guarniciones acantonadas en las siguientes co­marcas: Dtparfammlo de AnHoqzúa-En lo di tritos de Cáceres, Reme­dios, Segovia, Zaragoza y Zea, al Norte; Pa varandocito y Dabei­ba, al Occidente; en la zona del Ferrocarril de Antioquia y en la poblaciones ribereña de lo ríos Magdalena y Cauca. Departame11to de Bo/acá-En las regiones ribereñas del río Magdalena, en la de Muzo y Coscuez y en la de la Salina de Chita hacia el Llano, hasta Labranzagrande. · En todo el territorio de los Departamentos de Bolívar, Mag­dalena, Panamá y Tolima. Departammlo del Cauca-En los puertos sobre el Pacífico, la población de Barbacoas, el Valle del Patía, la zona de Papaga­yeros á Córdoba, y las regiones del Chocó y Mocoa. Departamento de Cundznamarca-En la Provincia de La Palma, en la zona de La Mesa á Girardot, en la de Villeta á Guaduas y en las poblaciones ribereñas del río Magdalena. TOMO 1-37 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 570 Boletfn Mz"lt."tar Departamento de Santander-En las Provincias de Ocaña y Cú­cuta y en las regiones ribereñas de los ríos Magdalena .. Lebrija y Sogamoso. · En todo el territorio de las Intendencias nacionales de Casa­nare y San Martín. Art. 2.0 Gozarán de este mismo sobresueldo los individuos que hagan parte de fuerzas en campaña que permanezcan acantona­das por más de una semana en las comarcas antedichas. En este caso el sobresuelto se abonará únicamente por las semanas com­pletas que permanecieren en ellas. Art. 3. 0 Desde el I.0 de Mayo próximo los Generales, Jefes y empleados administrativos asimilados á tales, del Ejército perma­nente en servicio activo, tendrán un sobresueldo del 25 °/ 0 , ade­más del otorgado por el Decreto Legislativo número 15 I de IO de Octubre de 1900. Se exceptúan de esta disposición: el Coman­dante en Jefe del Ejército, el Jefe de Estado Mayor General y el Comandante Militar de la Plaza de Bogotá, quienes gozan ya del expresado sobresueldo en virtud del Decreto Jegislati o número 420 de 12 de Abril del corriente año. Quedan exc ptuados tam­bién los Ayudantes del Cuartel General del Ejército que no pres­ten servicio diario y permanente en las Oficinas de la Vic presi­dencia de la República, del Ministerio de Guerra, de la Coman­dancia en J fe y del Estado Mayor G n ral del Ejército, con arreglo, estos últimos, al Decreto ejecutivo número 483 bi. de 25 de Abril. Art. 4.0 A ígna e un obr sueld de 50 por reo á los Oficia­les inf riorcs, á los empl ad s a •. mini~ tra tiv ~ a imilad s á tales y á los individuo de tropa del Ejército permanente de la R pública en servicio activo, además del concedido por el Decr to número I 5 I ya citado. e .·ce¡~túan de sta di po ición los Adjuntos del Cuartel General del Ejército que no presten servicio diario y per­manente en las Oficinas de la Comandancia n Jefe y del Estado Mayor General del Ejército, con arreglo al Decreto ejecutivo ci­tado en el artículo anterior. Los Ayudantes y Adjuntos del Cuartel general exceptuados en los dos artículos anteriores, tendrán derecho al sobresueldo cuando salgan á campaña 6 á comisión que dure más de una sema­na. En este caso el sobresueldo se abonará únicamente por ]as semanas completas que permanecieren en tales servicios. Art. 5. 0 En la Provincia de Cúcuta, además de los sobresuel­dos expresados en los artículos anteriores, continuará pagándose el so 0 / 0 reconocido por Decreto legislativo de I 3 de Enero último. Art. 6.0 Decláranse legalizados los sobresueldos pagados en épocas anteriores al presente Decreto, en virtud de disposiciones dictadas por los Jefes Civiles y Militares de los Departamentos y por los Comandantes en Jefe de Ejército en operaciones. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 30 de Abril de r go 1. JOSÉ MANUEL MARROQUÍN El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNz.ÁLxz V ALRNCIA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletin J1.11'1ita1~ 57I EL PORQUÉ DE UNA CATASTROFE (Arreglado del francés para el Boülf1t Militar) Tras larga lucha los soldados boers han sucumbido arro­llados por el inmenso número de sus agresores los ingleses. A primera vista, pues, parece que en es~a ocasión, como en otras an­teriores, el único elemento decisivo en la contienda ha sido la masa del vencedor, la táctica del número atribuída á Moltke. ¿,Es esto cierto; semejante afirmación resiste un cuidadoso análisis? No lo creemos. En efecto, la derrota de Jos hijos del Transvaal e debe á causas viejas como el mundo y que siempre han producido idénti­cas catástrofes : á la falta de disciplina, al abu o de la defensiva y á la no existencia de espíritu de iniciativa entre los desventura­dos habitantes de la comarcas que riegan el Vaal y el Orange. Quisieron los boers, sin er soldados, afrontar la batalla for­mal, y sucumbieron; obligados luégo á cambiar de sistema por la fuerza mi ma de las cosas, se tornaron gu rrilleros, y en este cam­po lo han hecho mejor in duda alguna, porque aun cuando sería error afirmar que la táctica es 6 de e ser nacional también lo e­ría ostener que un incrlés, un francé , un alemán ó un español en la guerra no será influído á la larcra por su temperamento na­cional. Ya en otras ocasiones afirmamos en estas páginas que los b er durante la lucha formal cometieron faltas enorme , de de el p nto de vista militar. Al e tallar la guerra, es claro que la primera nece idad de los habitantes de las R públicas sudafricanas era libertar los te­rr torio coloniale ccinos de las tropas inglesas que los guar­necían. La principal fuerza inglesa estaba en Natal á órdenes de hite j y aun cuando su Jefe hubo de dividirla, en obedecimiento o dispuesto por el gobierno de la Reina, siempre quedó con tr pas bastantes para que fuera preciso librarles combates regu­lares si se las quería vencer. La guerra de guerrillas era inacep­table en esos momentos. Parecía, pues, que el Generalísimo boer, el General Joubert, al comenzar la guerra, iba á aprovecharse de la embarazosa situa­ci6n de sus enemigos, á derrotar á Symons, capturar á Yule, recha­~ Ir á White y marchar sobre Puerto Natal. Poseía en esos días las ventajas del número, de la iniciativa y de la ofensiva estraté­gica. Pero no hubo tal. El ultimátum se denuncia el 11 de Octubre, y ha.sta el 20 no se presenta el primer combate de alguna impor­tancia: allí muere Symons, y sin embargo, á sus derrotados ba- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 572 Boletín 7J1-ilüar tallones se les deja retirarse tranquilamente al través del Biggars­berg. Al principio se dijo que semejante descuido provenía de falta de concierto entre los jefes boers de Orange y de Transvaal, pero en realidad lo que hubo fue una verdadera defección : un jefe orangista no quiso obedecer la orden de marcha. Lúego el c0mbate de Elandslaagte, empeñado por Sir White para sacar de apuros la columna de Yule, por poco no es nece­sario al General inglés: los jefes boers querían retirarse sin combatir, y no permanecieron en sus puestos sino por los ruegos de Koch, quien declaró que en último caso peleada solo, en lo cual lo secundó enérgicamente Schiriel, jefe de los voluntarios ale­manes que se distinguieron en esa jornada. Ocho días después \Vhite·, desecho y rechazado sobre Ladys­mith, esperaba verse ahogado definitivamente por 1 número, cuan­do lo que resulta es un sitio con lentitudes que se acentúan día por día; y cuando Botha avanza al fin sobre Pieter Maritzburgo, se es­trella con las anguardias de las columnas ingl as, á las cuales se ha dado tiempo y campo de de embarcar tranquilament n Puerto Natal. La misma lentitud en 1 centro y n 1 o ste; dond quiera la misma ignorancia de las verdadera condicione de la guerra. Allí los Inglese no tenían sino de 4,000 á 5,000 hombres, y la in­vasión debió seguir de cerca al ultimátum. Jo hubo tal: hasta principios de 1 oviembre no se hacen alo-unas tímida _,-cur i nes sobre la línea del Aar-Ed sberg Stromb rg, y luégo los bocr se hipnotizan delante d I<.imberley y de Mafeking, que, como á Ladysmith, bombardean in resultado. Debido á sem jantes lentitudes, Methuen puede llegar tral1- quilamente en f rrocarril á range River y tratar de libertar á Ipecie de barrera; y como por alguna parte había de correr el agua, tomó una direc­ción lateral, hacia la línea de separación del depósito sedimenta­rio de la llanura y de las rocas de la montaña. Un valle r1u se e, por decir así, en el conflicto de tener que sufrir y r signarse á tomar contra su voluntad una dirección longitudinal r pecto á una cordillera, no tarda en encontrar otro valle transversal en el cual vierte sus aguas y en 1 que concluye por alirse e n la suya, si se permite esta expresión. En la época cualernada, que los geólogo llaman del dzluvzúm (en latín, para distinguirla del diluvio bíblico), los valles de erosz'ón, simples ó con terrazas ó escalones, que generalm nte se encuen­tran colocados en la prolongación de los valles de fractura, han ido formados y rellenos por aguas bajadas de estos valles; de suerte que si se mira el escaso caudal que constituye nuestros ríos actua­les, como residuos de las antiguas y enormes corrzenles, cuya exis­tencia tenemos forzosamente que admitir, entonces sí se puede decir, con los antiguos geólogos, que cada río efectivamente ha ex­ca vado su propio valle, y añadir, además, que cada valle ha sido rellenado con materiales tomados de las montañas en que nace. Las aguas obran por su acción disolvente, ::¡ue deslíe y corroe con su peso, por el movimiento de traslación y por choque. Se debe, pues, inferir que en cada uno de los trastornos determinados por los diversos movz'mzenlos del suelo, las aguas, lanzadas violenta­mente de un lado para otro, han debido, como hoy vemos en los terremotos, lavar, desleír, deshacer, modificar de mil maneras las rocas, depószlos ó terrenos preexistentes. Muchas circunstancias pue­den explicarse por la eroszon de las aguas y las extensas denuda­ciones que han podido operar. Desde luego, siempre que veamos Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Mzlz'tar 577 en algunos parajes líneas de colz"nas, cabezos, muelas ó cerros, de cum­bres planas y todas á nzvel, compuestas de rocas ó materias de sedz._ mento, cuyas capas se corresponden, bien se pueden considerar como los hz/os ó damas que á semejanza de las que el hombre deja en los grandes desmontes, las aguas dejaron en testimonio de su paso y de sus estragos en ciertas épocas relativamente no muy lejanas. abido es también que cuando corrüntes bravas acarrean ma­teria en suspensión, éstas se depositan fuera de la corriente, en lugar de extenderse en capas ó estratos planos, como las que lenta­mente se van po ando en aguas tranquilas. Así es que un río hin­chado con crecidas, forma en sus orillas especies de bordes eleva­dos encima del fondo del lecho; y un obstáculo que parta la co­rriente en dos brazos, basta para originar un depósz'to que, eleván­dose á cada avenida, viene á se1· islote,. y ( alvo las dimen ione ) en este úlote podemos ver una mon.ta11a aislada en medio de dos valles que la separan de do cordz'lleras, es decir, de las bargas del río. Las dunas, ó montecillos de arena en las costas, no enseñan cómo S€.: hacen hondonadas al mismo tiempo que elevaúones, y for­man grupos de colzi1as, que también es país monta11oso en miniatura, surcado por valles, sin la más mínima erosz'ón por las aguas. La nieve nos da otro ejemplo sensible de aglomeración des­igual, cuando cae con mucho viento, y un árbol, por ejemplo, divi­de la corriente de éste, amontonándose en unas partes y formando islotes. Aquí también, muy en pequeño, tenemos mesetas surcadas por valles, en cuyo bordes hay cabos, penínsulas y monlat1as aisladas. Luego si esto sucede en un fluido elástico tan raro como la atmó fera, ó en superficies líquidas tan menguada como nuestros ríos, echémonos á pensar lo que pasaría en aquellos vasto y bo­rrasca os mares geológicos, y comprenderemos que la inmensa fuerza de las corn'enles debió muchas veces recoger y acumular las materias de las capas en los parajes en que el agua estuvie e tran­quila, originando por consiguiente colz'nas y valles graneles ó peque­ños. E probable que haya muchos valles de esta especie, y parece también é ta la explicación más plau ible de e as colinas aisladas y de esas resquebrajaduras que en ciertos parajes forman bordes de una tMsela que domina una llanura, y cuyas capas han conservado su posición original, ó no han sufrido, á lo menos al parecer, desarre­glos uficiente , para explicar el relzeve del país. Las grandes cordzlleras suelen estar separadas por grandes valles, cuyas pendientes son generalmente muy suaves, y cuyo fon­do está ocupado por un río. Esos valles se llaman longzlu.dz1zales; y las montañas que los bordean tienen generalmente el plano de sus capas paralelo á la dirección del valle. Los otros valles que vienen á abrirse en éstos, y que siempre son más estrechos, con pendientes más abruptas, mucho más cor­tos, y que generalmente cortan en ángulo recto el plano de las capas, son los llamados transversales. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín M-ilita' Estas dos clases de valles se encuentran en los países de monta­ña: en los Alpes se ven los unos y los otros ; pero en los Pirineos sólo hay transversales. En el aspecto geológico y geográfico, es de grande impor­tancia la distinción entre los valles longiludz.fzales y lramversales. Los primeros siguen la dirección general de la cordz'llera, y se relacio­nan íntimamente con la estructura de la montaña. De ordinario sus dos laderas son de distinta naturaleza, puesto que están cabal­mente en el punto de separación de do formaáones diferentes. Al contrario, los transversales tienen frecuentemente idéntica cualidad en ambas laderas, puesto que cortan la cordillera. Esta distinción de lon.gz'tu.dznales y transversales es fáctl en grandes y formales cor­di/ leras, con eje longt'tudinal exten o, cuyo tipo perfecto son los An­des, luégo y menos lo Karpato , menos aún los Alpes, y menos, por consiguiente, los Pirineos: más difícil es en grupos y macizos montañosos. Aunque los val/u transversales tienen comúnmente us bargas 6 laderas más escarpadas que los longiludz'nales, es claro que to depende de la naturaleza del terreno, pues mal puede haber escar­pados en tierra mueble ó incoherente. En los valles longz'tudznales, las dos laderas opuesta si no son de naturaleza diferent , á lo menos están compuestas de materias arregladas de otra manera. En los transversales, al contrario, hay casi siempre identi<.lad perfecta entre las do paredes opuesta , así en el aspecto de la 1laluraleza, como en el de la estructura; y cuando se ve de un lado un ángulo aliente, e casi s guro que el lado opue to presenta un entrante. Lo<> pasos eslrtchos formados por e. carpes vertical e 6 á pico, que á veces presentan los valles en div rso puntos, (.; llaman en general desfiladeros, y también puertas de las naúoms, por la impor­tancia que tienen en una guerra defensiva. Los hay célebres en la historia: tale son los desfiladeros del Tauro y d~l Cáucaso, lla­mados Puerta Ibérica, Puerta Caspia, Puerta Albane a; Paso de Isso, célebt·e por el de Alejandro; las Termópilas, en que trescien­tos espartanos detuvieron el ejército de Jerje ; las Ilorcas Caudi­nas, en que los Samnitas forzaron ;Í los Romano á pasar bajo el yugo, etc. Las paredes de estos pasos cortados á pico tienen á ve­ces alturas enormes; los hay, repetimos, en los Andes, que se ele­van á 1 ,6oo metros. De lo dicho resulta que hay bastante confusión en las ca u as · originarias de los valles, puesto que, obrando varias de elfas si­multánea y sucesivamente, han debido combinar, anular y confun­dir á veces sus resultados. Tal sería, por ejemplo, el caso de un territorio que hubiera tenido en su origen muchos valles de acumulación y compresión ; que en seguida hubiera sido fuertemente plegado y arrugado; en el que levantamientos posteriores hubieran producido numerosas fracturas con separación; y después, el juego de las piezas, como en el mosaico ó bóveda que antes se menc10nó, hubiera causado Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín M·ilila'l' 579 fallas y nuevas dislocaciones; y por último, encima de todo esto, el dz"luvúun geológico hubiera venido con sus denudaciones y erosiones á dar, por decir así, la última mano á todas las hendiduras, depre­siones y desigualdarles preexistentes.-ConHnúa. --------~ -------- GUERRA DE SECESION EL GEJ..ERAL POPE Conl/núa I I Organización del Ejército confiado al General Pope-Ocupación de Culpepper­Court- IIouse y orden general de avance-Pope retrocede á la línea del Rapidan-Jackson se pone en marcha el 7 de Agosto para atacar á Pope­Batalla de Cedar-Mountain-Pope retrocede cruzando el Rappahannock. Pope solicita refuerzos-Lee se propone envolver el flanco derecho de los federados: grave situación de la brigada Early-Audacia de los confede­rados- Pope cree que los separatistas van á atacar su flanco derecho-Afor­tunado raid llevado á cabo por tres divisiones confederadas-Instrucciones de Pope para obrar con vigor-Los confederados retroceden-Batalla de Manassas-Gap-Batalla del 30 de Agosto-! etirada de Pope-Destitu­ción de este General-Bajas de federados y confederados durante la cam­paña de Virginia. Fojeando algunos libros de la guerra de Secesión, las opera­ciones del General Pope han cautivado mi atención, tanto por el infortunio de este ilustre caudillo, cuanto por las proezas de fede­rados y confederados ; no me propongo hacer un detenido estudio que ocupada buen número de cuartillas, sino una breve reseña de las operaciones realizadas bajo el mando de Pope : con este lige­ro bosquejo no haré sino presentar el ímpetu arrollador de los unos y la admirable r sistencia de los contrarios, pues contrasta, en efecto, la unielad del pensamiento militar de los s paratistas frente á las fatales diferencias er.tre el Gobierno de :Váshington y el General en Jefe de los unionistas. El dominado ejército de Virginia, cuyo mando confirió el Pre­sidente Líncoln al General Pop , se componía de cuatro cuerpos de Ejército, mandados por los Generales Sigel, Banks, Mac-Dowell y Burnside. Hé aquí la organización y fuerza de los mencionados Cuerpo Í l. a división -Schenck { 1.• brigada-Mac-Leaa. • · · 2. • brigada-Stahel. j 2 • divis1'o'n-Steinwehr. . . 1 • brigada Bohlen Prim~r Cuerpo - · · • . - . · L 1gel. ........... 1 ~ 1. bngada-Knsanowsky. 3.• diYisión-Schurz.. ...... 2.• brig~da- Schimmelp-fenmg. lBriga.da Milr Jy. ( ~ 1.• brigada-Crawford. J 1.• diTisión-Williams . .. 2.: br~gada-Gordon. Segundo Cuerpo- 3· bngada-Gorman. Banks ............. 1 ~ a b · d p · 1. nga a- nnce. 2.• diYisión-Augur.. . . . . . 2.• brigada-Geary. · l 3 .• brigada-Green. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. s8o Boletín Militar ( ( r." brigada-Tower. a d' · · • R k J 2." brigada-Hartsuff. l. 1V1SIOn- 1C etts .... ... . 1 3·"' brigada-Carrell. l 4·" brigada- Dureya. Tercer Cuerpo.- ~ ( 1. .. brigada-Patriek. Mac-Dowell .. .... , 2 a d ' · . , K ' J 2." brigada-Doubleday. l . 1V1510n- 1ng ....... .. ... 1 a b . d G'bb , 3· nga a- 1 on. l 4·" brigada-Hatch. a d ' · ·' S 5 l. a brigad a -Piatt. 3· lVISIOn- turges . .... .... ~ 2 .... brigada. 2. nga a. J ( 1." división-Rena ... .. ...... . J 1 1.: bbr!gadda. a . . . 1 ( 1. a brig a d a . 9.° Cuerpo inde- 2 · dlVISIOn- tcvens .. .. .... . (. 2." brigada. pendiente. Burn- 3· lV1SlOn- ar e .. ....... ~ 2 .a brigada. side ................ 1 a <.1' •• 1 p k 5 I.a brigada. . d e 11 ' { J .. \ bri gada - llaya rd. l Dtv. e abn e na-Cox... . 2 a b · . 1 l3 f d ng a u a- u or . La fuerza de los tres cuerpos de Ejército ra la que sigue : Infa ntería Caballeria. Artilleda Total Primer cuerpo . ............. 10,550 1,730 948 13,228 Segundo cuerpo ........ . . . . 13,343 4,104 1,224 18,671 Tercer cuerpo ... . .. 17,604 2,904 971 21,479 - ---- ---- - ----- -- -~- Total. .. . . .. .. ..... . 41,497 8,738 3.143 53.378 -Designado, pue s, el General Pope por el obie rno upre mo para mandar el Ejército llamado de Virginia, acudió aquél desde el Oe te, donde s e hallaba en operacion e , y bien pronto ganóse la confianza de sus subordinados con la bondad de sus disposiciones ; su plan, en un principio, era proteger á Wáshington y Maryland, á la par que amenazaba á Richmond por el Norte. En virtud de órdenes dictadas desde Wáshington por Pope, Banks partió con la primera brigada de la primera di visión y toda su caballería para Culpepper-Court-House, con el objeto de ame­nazar desde este punto á Gordonsville; avanzando con las pre au­ciones necesarias, la vanguardia de Banks ocupó á Culpepper­Court- House sin resistencia de ningún género, y sin que el enemi­go diera .señales de su existencia, no obstante que se conocía su proximidad. Mandando el General Hatch toda la caballería, s -tle de Culpepper-Court-House con el fin de efectuar un reconoci­miento hasta Gordonsville, destruyendo en la retirada la vía fé­rrea; pero cuando llega á Madison-Court-House, el I 7 de Julio de 1862, sabe Harch que el General Ewell, con una división del Ejército de Lee, había ya ocupado la posición el día ant rior; re­cibe entonces instrucciones el General Hatch para que sin pérdida de tiempo se dirija hacia Blue-Ridge, á la cabeza de z,ooo hom­bres, y destruya la vía férrea ; mas víctima sin duda del temor que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Mzlz"tar se apoderó de él al encontrarse con el numeroso ejército contra­rio, retrocedió apresuradamente, sin cumplir las órdenes recibidas; relevado Batch por semejante conducta, fue sustituído por el Ge­neral Buford. Al mismo tiempo que se verificaban estas expediciones, el General I<.ing avanzaba con algunos destacamentos de Caballería para destruír la línea férrea y de este modo cortar las comunica­ciones entre Richmond y el valle de Virginia, y logró realizar con bastante éxito su atrevida empresa. Conocedor, pues, el Ge­neral Pope de la situación de sus tropas y de las dis~&osiciones de las enem igas, da la orden general de a vanee á todo su Ejército, que en los primeros días de Julio de r862 comienza á marchar, según todas la reglas del arte de la guerra, siguiendo la dirección de la vía férrea de Orange. - in que el enemigo entorpeciese este movimiento, á pesar de e¡ue las precauciones tomadas durante la marcha fueron extre­mada , la vanguardia ocupó sin resistencia alguna, el I 7 de Julio, á Orange-Court-House, punto situado á cinco y media millas de Gordon vill . Comoquiera que el General Pope pensaba atacar á Gordonsville con todas sus tropas, salió de Orange-Court-House para caer con su numeroso Ejército sobre las que él creía e.-iguas fuerzas defensoras de Gordonsville ; mas á poco de salir de este punto, los exploradores unionistas retrocedieron, acosados por el sinnúmero de jinetes confederados. E ta impresión, unida á la no­ticia que se recibió en el Cuartel general de que numet~osas fuerzas enemigas marchaban contra él, obligó al eneral en Jefe á no pro guir, por temor á verse envuelto y batido; en consec1.1encia, retrocedtó apresurad mente á la línea del Rapidan, r]onde creyó ope podía esperar tranquilamente á su adversario. -En la tarde del 4 de Agosto, el aguerrido Coronel virgi­niano John Mosby, después de desembarcar en Aikins-Landing, marcha apresuradamente al Cuartel general de Lee y anuncia á é t c¡ue el Cuerpo de Burnside e taba aquella mi ma mañana embarcando con dirección á Aquia-Crecck. La nueva del Coronel Mosby dio lugar á que Lee transmitiese rápida órdenes á fin de atacar á Pope antes de que se verificase la unión de Burnside al General en Jefe del Ejército de Virginia; en consecuencia, Jack­son se puso en marcha el 7 de Agosto para dar el ataque- á las fuerzas de Pope en Culpepper con sus tres divi iones, que camina­ban en este orden: Ewell, el primero, después Winder, y en ter­cer lugar Hill, formando en total unos 30,000 hombres. El 8 de Agosto la caballería de los separatistas, siguiendo el camiño de Culpepper-Orange, pasó en la tarde de dicho día el río Rapidan por Barnetts-Ford. -Creyendo Pope, al saber el paso del Rapidan por los con­federados, que éstos avanzarían por el camino principal que une á Culpepper con Orange, concentró todas sus tropas á vanguardia del primero de estos puntos, y en él estableció su Cuartel general. Ocupaban las fuerzas federales la línea formada por el camino Culpepper-Sperryville, de este modo: en la izquierda y en Cul- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín M·itita-r pepper, la división Recketts con la brigada Crawford, del Cuerpo de Banks; en el centro y en el puente de Hazel-River, Banks, y en la derech::t, en Sperryville, el primer Cuerpo. Ante la proximi­dad del enemigo, Pope dio órdenes para el movimiento de sus tro­pas, con objeto de que se concentrasen á vanguardia de Culpep­per; en la tarde del día 8 de Agosto la brigada Crawford uníase á la de caballería de Bayard en Cedar-Mountain, á 12 kilómetros de Culpepper; Sigel vivaqueaba en Hazel-River-Bridge, y Banks llegaba á Culpepper. El día 9, sin conocer los intentos de las tro­pas confederadas, los unionistas siguieron avanzando; en las primeras horas de la mañana, mientras igel se "establecía en Cul­pepper, Banks dingíase hacia Cedar-Mountain, en cuyos alrede­dores se encontraba desde el día anterior la brigada Crawford. Entretanto, Jack.son, que con un Cuerpo de EJército acaba­ba de llegar de Richmond, no bien hubo establecido el contac­to con los soldados de Pope, persuadióse al momento de la de­bilidad que ofreda un frente tan extenso como era el que ocupa­ban los federados. Deseoso, pues, de atacar á la División Banks, que, apoyada por el General Dowell, emprend{a un n1ovimiento retrógrado hacia el Rapidan, ordena el General confederado Jack­son que sus tropas ocupen apr suradamente la pendientes septen­trionales de la montaña de e dar, desde la que, á modo de obser­vatorio in xpugnable, pueden divi ar tranquilamente los movi­mientos del contrario. Cuando las a vanzatlas de Banks creen ser dueñas de la po ición d dar, una cuantas descarga les ad-vierten, de m do hart trist , que han acudido tard . · Cr y ndo Banks que ante sí ólo .iene la vanguardia enemi­ga, confla en aplastar á las fuerí'a separatistas con el número y arroj d lo suyo , y al efect coloca la ivi ión Augur en la iz­quierda, Prince en el camino y Gr ary en la derecha; la brio-ada Crawford cerca de Greary, la Di vi ión Wilson á la derecha de é te, y la brigada Gordon con la ca all ría en el flanco d recho. A las cuatro y media, próximamente, atacan las fuerzas de Jack on, cuando aún no han terminado los unioni ta su mo i .. mientas. Ewell, con la do brigadas ( Trimb y Hay), debería po­sesionarse de Cedar-Mo'..lntain para amenazar desde esta magnífi­ca posición el flanco izquierdo de Banks al mi mo tiempo que la brigada Early debía empeñar el combate concentrando u aten­ción en Culpepper. Early se dirige resueltamente con su brigada en orden de ba­talla por la derecha del camino ; mas cuando después de hábil ma­niobra corona la cresta de una colina, el intenso fuego de la arti­liería de Prince y Greary le obliga á retroceder, buscando refugio tras aquella posición; el cañón llama al cañón, y bien pronto co­mienza un duelo horrible entre ambas artillerías, pues la de Early ha acudido precipitadamente. La segunda división de Jackson, mandada por Vinder, despliega á la izquierda del camino de Cul­pepper y abre violento fuego de cañón y fusil sobre las tropas unionistas. Ewell, entretanto, termina su movimiento envolvente y comienza á. cañonear con violencia las posiciones de Greary. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BoLetín .1Wz"lita1' Esperando Jackson la incorporación de Hill, se contenta con cañonear furioriosamente las posiciones de los contrarios, sin arries­garse en prematuros ataques; Banks cree, por el contrario, que estas dudas del enemigo encierran una superioridad en los suyos y una debilidad encubierta en las líneas de los separatistas. Resuelto á la ofensiva, ordena Banks un ataque general. Prince y Greary, con sus brigadas, avanzan resueltamente desafiando el nutrido fue­go de los separatistas ; mas de pronto se ven detenidos por un cru­zado y horrible fuego de la infantería y artillería contraria; la pri­mera brigada del Cuerpo de Hill se incorpora á Early en el mo­mento oportuno, cuando los federados marchan impetuosos al ataque; heridos gravemente los dos Generale , Agur y Greary, y diezmadas las dos brigadas, se retiran éstas á sus primitivas posi­ciones. Green, que no había r cibido órdenes para el ataque, con­tinuó en el bosque donde se encontraba (extrema izquierda), su­friendo un horrible fuego de artillería nemiga. Má afortunada fue el ala derecha de los federados: quizá. si Pope hubiese conocido tanto la ituación de us tropas como la de los e ntrarios, 1 éxito de Williams J,abdase traducido s gura­mente en victoria para los unioni tas. Al mism tiempo que Early era atacado de graciadamcnte por las do brigada anterio­res, el ala derecha caía con enérgica el se p ración sobre la Divi­sión :Vincler; la brigada Crawford, rebasand la brigada separa­tista Taliajerro y env ]viéndola en sus mortíf ras ele ·carga , no 6lo la desbanda, sino que el de order1 que produce · la precipitada fuga de lo de aquellla brigada e comunica á gran part de la de Jarly. · Un mom · nto más y la confusión pu de g n raliz~rse por com-plet en el cam o de los confed y·ado · ; Ja k on, que apr cia el peligro, con el ac nto ele us palabras y con el fu go de su mira­das detiene :i. lo atolondrados fugitivos ; al grito de " tonc·wall­Jackson,' sus soldados se reanimaron, y los que pocos momentos antes Yolvían la. e palda al enemigo, atacan ntu ia ta las tro­pas ele Crawford, que privadas de todo auxilio, luchan denodada­mente con Ronald por su fr nte y Campbell por el flanco derecho. Gordon acude en socorro de Crawford y presencia de lejos el he­roísmo de aquella infortunada brigada unionista, teniendo á su vez que luchar con numerosas fuerzas que se incorporan á lo separa­tistas, y cuya presencia viene á completar la victoria de la tropas de Lee. Destrozado Banks en toda la línea, concentra todas sus fuer­zas un poco más á retaguardia; Jackson, á su vez, ordena el avan­ce de las suyas y las establece en las posiciones ocupadas aquella tarde por sus adversarios. Con un violento cañoneo, muy dismi­nuído á intervalos, retroceden los federados y avanzan los contra­rios, hasta que las primeras sombras de la noche ponen fin al combate iniciado en Cedar-Mountain. Después de dos ó tres horas de encarnizada pelea ; después de haber luchado con admirable tesón; después de haber prodi­gado su san1í!'re y su valor, los federados sufrían dolorosas pérdi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Mz"lz"tar das: 2,000 hombres entre muertos y heridos, 400 prisioneros, en­tre ellos el General Prince, un cañón y 5,302 armas; 223 muertos y I ,070 heridos, entre los cuales figuraban los Coroneles Williams y Sheffield, fueron los que experimentó Jackson en su afortunado ataque. . -El IO de Agosto la división King, procedente de Frederiks­burg, vino á engrosar los mermados y abatidos restos de la de Banks; con este refuerzo eficaz Pope creyó vengar el desastre del día anterior, atacando vigorosamente la montaña de Cedar, donde habían pernoctado después del combate las tropas de Jackson; mas comprendiendo este General confederado que sostenerse en la posición citada era sumamente expuesto, pues veía en gran pe­ligro sus comunicaciones, decidió retirar e silenciosamente, cruzan­do el Rapidan. Cuando los exploradores federados conocieron el movimiento iniciado por los contrarios, intentaron cerrarles el paso; pero por fortuna para aquéllos, el General Pope, temiendo alguna fal a demostraci6n de las tropas de Jack on, procedi6 con cautela y no se a enturó en una persecución que probablemente habría ido la ruina total del Ejército confiado á sus cuidados; efectivamente, el Ejército separatista se estaba concentrando para caer sobre e l unioni ta. Prudente y escarmentado, se apresuró Pope á retroceder, cruzando el Rappahannock sin que experimen­tase baja alguna, gracia á su hábiles di posiciones. No era, á la verdad, nada halagüeña la situación del General Pope, porque con reducidas tropas debía mantener sus comunicaciones con Frede­riksburg, lo que le obligaba á mantener un frente demasiado ex­tenso, débil por con io·ui nte n todo u punto . -C~nocedor, por la tanto, 1 en ral Pope de u crítica si­tuación, tanto más apurada cuanto e le exigía un máximum de efecto con una débil nergía, no vacil6 n p dir refuerzos á á.s­hington, pues de lo contrario se vería obligado á retirarse y reco­nocer, por lo mismo, su impotencia frente á la ntu iastas y nume­ro as fuerzas contrarias. El Gobierno conte t6 á Pope que inme­diatamente se le enviadan r fuerzo , con el objeto de que saliese de aquella situaci6n pa i a; defensiva que sólo podía conducir, se­gún está probado, á una derrota inevitable ._ -El 2 I de go to el Ejército de Lee, llevando á Longsreet en la derecha y á Jackson en la izquierda, se anunció en el Rappa­hannock, cañoneando vivamente las posiciones de los federados. El 22, mientras Long treet cubría la po iciones ocupadas el día anterior por todo el Ejército, Jack on, con la caballería de Stuart, remontaba apresuradamente el río con sus tres divisiones: se pro­ponía Lee con esta maniobra pasar el río sin que los federados lo advirtiesen, y envolver de este modo el flanco derecho de éstos. Aunque sorprendido Jackson por las dos brigadas de Milroy y Bohlen, pudo rechazar fácilmente la acometida de estas fuerzas y llegar, en la tarde del 22, á Freemans-Ford, defendido este paso por Sigel; tuvo necesidad Jackson de remontarse algo más, y logró apoderarse del puente de Sulpfur, á la vez que Early era dueño de 1 a orilla izquierda del Rappahannock. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Mzlz.tar En vista del movimiento ejecutado por lo contrarios, intentó Pope batir en detal á éstos ; en tanto que Jackson e taba muy en­tretenido con el paso del do, pensó Pope aprovecharse del aisla­miento de Longstreet, pasando el Rappahannock, aguas arriba y abajo de Kellys-Ford. Circuláronse la oportunas órdenes, y has­ta se a visó á los refuerzos esperados se dirigiesen hacia Stevens­burg, posición situada entre el Rapidan y el Rappahannock. Una lluvia torrenci<.d que cayó en la noche del 22 de Agosto y que destruyó los puentes y elevó considerablemente el nivel de las aguas, malog.-ó el éxito de esta operación. Pero tal contratiempo no fue infructuoso para los federados; la brigada Early, que ha­bía pasado el río la tarde anterior, encontróse aislada en la orilla y en situación peligrosa ; comprendiendo Pope lo crítico de dicha brigada contraria, comenzó á mo er sus tropas para atacarla, con esperanza de aniquilarla por completo ; la salvación de Early con­sistió en el error de Pope al creer tenía ante sf, no una brigada, sino numerosas fuerzas confederadas · el peligro que corría Early, hizo á éste construír aquella noche un puente de circunstancias, por el que incorporaron á Jackson en la madrugada del 23. Cuando después de fatigosas marchas y de haber abandonado las posicio­nes, llegaba Pope con la caballería de Buford donde soñaba en­contrar un fuerte contingente contrario, tan sólo halló los restos de aquel puente que, con una actividad casi incomprensible, habían construído los separatistas; su desaliento fue grande y sus temores se aumentaron visiblemente. -La audacia de los confederado llegaba á punto increíble y ponía en gra e aprieto la seguridad de las tropas de Pope ; afluían en gran número lo separatistas, creando una situación poco halagüeña para las inactivas tropas de Pope; entretanto, los reL . .:erzos pedidos con tanta urg ncia como insistencia por este General, llegaron co11 bastante retra o, pues el día 25 de Agosto tan sólo 7,000 hombres había recibido Pope. Un atrevido golpe de los confederados acabó por sembrar el pánico entre su enemigos, é hizo ver á 6stos cJaramente los in­convenientes cada vez más graves que t1·aía consigo su inacción obligada. El General Stuart, con 2,500 jinetes y dos piezas, atra­viesa el Rappahannock por Water! o-Bndge, burla la vigilancia de las avanzadas contrarias, se desliza sigilosamente entre ellas, y á favor de la oscuridad se presenta inopinadamente ante el Cuar­tel general de Pope, situado en Catlet, en el que I ,500 infantes y cinco escuadrones protegían un sinnúmero de bagajes. Sorpren­didos los federados ante audacia tan increíble, no oponen ninguna resistencia, temerosos sin duda de acarrear con sus disparos una desgracia mayor, ó creyendo, por lo visto, que el atrevido golpe de mano había sido general en toda la línea. Después de apode­rarse del Secretario de Pope, de importantes documentos, bagajes y uniformes, 300 prisioneros y gran número de caballos, regres6 Stuart á su campamento una vez terminada su afortunada corre­ría. Pope, como es natural, recibió con gran dolor este contra- ToMo 1-38 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 586 }Jcletín M·ilitat' tiempo, y se decidió á solicitar con urgencia ndo de reft.:erzos y á exponer á su Gobierno su grave situación, na la satisfactori.1, ante la conccntracic5n rápida de fuerzas que lo· confederados sta­ban haciendo en Rap¡ ahannock, vVaterloo-Bridgc y ulphur­Springs. Ca¡,it n de Infantería. Conli'n!Ía (De la Rt.'VIsttz T.fat~c·a de f;¡.;;rntería )' i.liJtllkd.r, de :\Iatlrid ·. ~--- PRINCIPiOS GE1VER~JLES LJH ESTR .. JTEGIA Y DE TACTICA E.V LAS PEQUE/VAS GUERRA~ por el Mayor C. E. Callwell, tlcl Ejército inglé TRADUCe!()=" l>E ISIDORO LAVERDI!: MAYA-Conlllf1Íc1 CAPITULO . 'L' EL SERVICIO DE SEG 'RfDAD .Si:'itema de la columna de 1 dcúcrto en I8 :J-Durant · el día, ]a columna contaba e pecialmente e n Jos centinela á. caball ; ca ·¡ todo 1 terreno era de ~ cubierto, y no pez-mitía ue se acercase el nemigo sin que lo notasen al moment ; alguna veces el ame/ Corps concurría con la cauall ría, cuyo efe tivo eran muy dé­biles. Habitualmente el si ·tema adoptado era juntar dos hom­bres u e se colocaban de 500 á 1,000 yardas adelante, ·egún las circun tancias. De noche, la e lumna formaba de ordinario el zeribá. Los puestos pe u ños quedaban ó en el zcribá ó fu ra, inmediato . Como el zerilxt tiene comúnmente la forma de un cuadro, había un puesto pequeño p r cada cara, 6 cuatro por todos, lo que sumini ·­traba dos ó tres Clntin . la dobl que estaban situados de 100 á 400 yarda · adelante~ pero generalment nunca á más de 200 yardas. Un per¡ueño pue to debía también suministrar cuatro 6 seis centin las á la vez. El pe ueño pue to enviaba patrullas por fuera, y un Oficial y un sarg !nto salían cada hora, ó antes si había mo­tivo de inquietud. Estaba conv nido que en caso de ataque los centinelas debían descargar sus fusiles y retirarse precipitada­mente obre los pequeño puestos. La posición ocupada en Gubat comr rendía un zeribá cerca del Nilo y una aldeíta fortificada sobre un terrenC' má le' antado, á cosa de un tercio de milla del río. Primero se ensayó una cadena de avanzadas, pequeños pues­tos y centinelas, en forma de herradura que envolvía toda la co­lumna. Pero resultó que este sistema exigía muchos hombres, de modo que más tarde cada posición tuvo más avanzadas. El plan adoptado por Jos guardias del Regimiento C.mzel, que ocupaba Ja aldehuela, exigía muy pocos hombres. Había ocho grupos, cada Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BoletíJt lkfzlitar uno d tres hombres, fuera; uno de lus soldados bacía de centi­nela, y los otros dos dormían al lado suy6; lo Oficiales y argen­tas ó cabos de servicio en las avanzadas dormían cerca de las lindes de la aldea X. Dtficullzdes del servú:z·o de avanzadas en las malezas y tl bos­que- Como en tl desierto de Bayuda ;:é, las avanzadas no deben ge­net ·almente dar, de día, mucha inquietud en un terreno bien des­cubierto. Es en ~ re malezas ó bosque donde las fuerzas regulares que hacen alto deben e<>tar alerta á fin de evitar una sorpresa. Un campo ó vivac de tropas disciplinadas, cuando está entregado al reposo, atrae de modo irresistible al al vaje. Los guerreros irregu­lares se mueven sin ruido cuando lo juzgan conveniente, y si los centinelas no son muy vigilantes, el campo corre gran riesgo de ser asaltado repentinamente. En este terreno las tropas regulares se hallan en situación muy desfavorable, si el enemigo es valien­te y resuelto; por esto las avanzadas deben estar muy sobre aviso para responder de la seguridad del campo. Tifrek-El ataque del zeribá de Tofrek, cerca de Suakín, en 1885, es un buen ejemplo de la dificultad de asegurar el ser icio de las avanzadas n tal circunstancia. El bosque que rodeaba el claro en donde se formó el zeribá era alto y tupido. Se coloca­ron centinelas á caballo corno á una media milla en el bosque ; pero su campo de observación era muy limitado. En contorno del terreno desmontado en donde los zapadores trabajaban, se encon­traban puestos pequeños de infantería como á 150 yardas adelan­te. Cuando los Madistas atacaron, avanzaron con tanta rapidez que picaban los talones de los centinelas que se replegaban al ga­lope. Por esto los pequeños puestos de infantería no recibieron avi­so y tuvieron que replegarse apt·esuradamente y como pudieron sobre el cuerpo principal. Desde lueg las avanzadas fueron casi inútiles, porque el enemigo estuvo sobre el zeribá antes de que aquéllas pudieran indicar su presencia; y, por otra parte, intercep­taron un tanto el fuego de las tropas. En un caso como este, ningún sistema de avanzadas habría podido asegurar la inviolabilidad de la columna. Puestos pequeños no pueden contener un empuje de fanáticos. No se concibe su uti­lidad, é impiden hacer fuego. Las tropas deben estar en situación de protegerse por sí mismas, desde el momento en que los centi­nelas señalan la inminencia del ataque. El caso precedente es excepcional, puesto que la experiencia demuestra que las razas que habitan teatros de guerra cubiertos por bosques cerrados, no son partidarias de estos ataques á fondo contra tropas bien arma­das. Las operaciones en Birrnania, en el Ashantí, en el Dahomey y en Achín, en medio de los grandes bloques de piedra, no ofre­cen ejemplos de ataques tan feroces como los de los Madistas. XL Objeciotles á la 1·etirada inmedz.ata de las avattzadas sobre el cuerpo przncipal-Debe siempre recordarse que si las avanzadas se han colocado con la recomendación de que se replieguen sobre el * El desierto de Bayuda es el desierto comprendido en el codo del Tilo en· tre Korti y Gubat este desierto es el que atravesó la columna de Sir H. Stewart Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. l3olet{n Mz"l,Z:tar cuerpo principal en aso de ataque formal, el espíritu de esta re­comendación puede impedirles que resistan con energía hasta á reducido destacamentos del em:migo. Por otra parte, el hecho mismo de; batirse n retiraaa tiende á precipitar el ataque de los contrarios, envalentonados por este movimiento de retroceso. En el combate de Nukumaru, en la guerra contra los Maoris, el enemi­go hizo acercar, ocultándose, centinelas en facción en el bosque, que era muy alto, y acometió repentinamente en gran núme­ro contra los pequeños puestos que fueron reforzado , pero los cuales no pudieron conten r al enemigo sino al entrar en línea la artillería y la caballería. Si se tiene intención de combatir so­bt- e la línea de los pequeños puestos, es esencial tomar disposicio­nes para ello. Además, parece muy prudente, puesto que hay el convencimient de que en semejante terreno el ataque del ene­migo será muy repentino, no alejar demasiado lo pequeños pues­to , pues de otro modo erá imposible darles refuerzo con toda la prontitud del ca o. Cierto que si los pequeños puestos están atrincherados, ó si tienen al frente un terreno descubierto, sufi­cientemente exten ·o, que les permita hacer buen uso de sus ar­mas, pueden resistir en el sitio. Sin embargo, parece ventajoso que en el bosque se acerquen las avanzadas y se adopte un siste­ma tan compacto como lo permitan las circunstancias. XII. E11. país monta/loso debe esfa1 se sü:mpre vzgJlanle aun cuando sea con débz'les destacamentos-En un país así, es indispensable que hasta los destacamentos pequeños se mantengan siempre alerta contra las sorpresas. E ta recomendación es tan precisa, que casi sería inútil hacerla i no fuera porque en las pequeñas guerras se han visto muchísimo ca os de negligencia que han costado caro. Cerca del Gate Pah, en la guerra contra los Maoris, un des­tacamento en iado para destruír una sementera de maíz, no se ocultó, ni tomó precauciones de ninguna clase; repentinamente fue atacado por los Maoris, y sufrió grande pérdidas á causa de la dispersión de los hombres y de su descuido. En el Achín, en 1874, un puesto pequeño holandés establecido detrás de la posición en tanto que el combate e desarrollaba por el frente, fue sorprendi­do en pleno día; y no habría escapado á su destrucción sin la oportuna llegada de refuerzos. En la guerra contra los Zulúes, un de tacamento montado, ;;t.} practicar un reconocimiento, se detuvo en terreno descu bi rto cerca de alto matorrales; n colocó centi­n las á caballo, y fue sorprendido y e.·periment6 con ecuencias terribles *. En el ataque de los Matabelés contra el laager de Im- • El autor hace alusión á la muerte del Príncipe Imperial de Frar:cia. El 1.0 de Junio de 1879, el Príncipe Luis -apolcón, que estaba agregado á la ivi­sión Newdigate, había precedido á esta División en su marcha del Blood River hacia el Ityotyosi River, para Yerificar un reconocimiento con el Teniente Carey y algunos jinetes. Hicieron alto cerca de un .léraal á orillas del Ityotyosi: los ji­netes echaron pie á tierra sin ninguna precaución; ni aun siquiera tenían carga­das sus carabinas Martini · Henry. Repentinamente un ·grupo de Zulúes salió de entre los pastales y se precipitó sobre ellos. Los jinetes montaron con rapidez á caballo y huyeron El Príncipe intentó en Yano montar, y fue asableado por los Zulúes. (Narrative of the Field ope1'ations to1mected -zvith tite_ Ztdtt War of I879• H""" Guards, war office, página 94). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín M~"l·itar bembesi, que estaba situado en terreno descubierto, á alguna dis­~ ncia de ~na inmensa selva, un pequeño puesto de tropas de dos Jinetes hab1a echado pie á tierra cerca del monte, y no estaba so­bre aviso. El enemigo atacó y sorprendió á los dos hombres, pero uno de ellos pudo escapar. XIII. Las tropas regulares en las peque1ias guerras no disponen sz'no de ttn medz'ano servz.do de avanzadas-El hecho es que en este servicio de avanzadas, las tropas regulares apenas igualan al ad­versario. Los enemigos que se encuentran en estas pequeñas gue­rras no son generalmente temibles á campo raso y en presencia de tropas disciplinadas. Mientras mayor confianza tenga la colum­na, más segura estará del éxito de la batalla; y mientras más audaz sea el plan de operaciones, mayor será la probabilidad de obtener rápidamente la victoria. Este es el principio fundamen­tal en el manejo de estas campañas. Pero en los detalles peque­ños del servicio de seguridad, no hay que mirar con indiferencia á los guerreros irregulares. En este caso, el soldado instruído tiene que habérsela con un enemigo prudent<:: y astuto. Las enseñanzas d 1 patio de cuartel no le comunican la a tucia y la vigilancia ins­tintiva de su adversario. Tiene la ventaja del armamento, ninguna otra. ~s pr ciso qu 1 centin la no se descuiden un punto. Los pue tos pequeños deben esperar ataques repentinos, y tienen que proceder con sangre fría y seguridad. El si tema de avanzadas di­fiere mucho, en las pequeñas meno icte millones quiniento mil f rancos), tal es el total

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año V Serie II Tomo I N. 19

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Por: | Fecha: 18/05/1901

BOLETIN ~1ILITAR DE COLOMBIA Organo del Ministerio de ¡ D1rector ad honorem Guerra y del Ejército f F. J. VERGARA Y V. Son colaboradores de este periódico los General de Ingenieros, Miembro de Jefes y Oficiales del Ejército varias Sociedades Cient1flcas DECRETO NUM.E"'RO ... .IJ.L<:- I90T (3 DE ABRIL) por el cual e crea un destino y se h:1 ·~ t:n nombramienlo .El riecpresidt'llle de la República, mcarg ado dd Poder .E'jef ulivo, DECRETA Art. 1.° Cr~a e puesto de . ecretari· > pri Ya do d 1 Dircclor general de la Policía Nacional, con una asi g- nación mensual de cien­to sesenta pesos. Art. 2. 0 ~ómbrase para ocupar el pu t:s ~.o e n .: ado por el ar­tículo anterior al r. Alberto Montoya. Este Decreto surtirá su efectos desd ' e l 30 cl t· l\1arzo próxi­mo pasado. Comuníquese y pubHquese. Dado en Bogotá, á 3 de Abril de 1901. JO É MANUEL MARROQUÍ .. El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNZÁLEZ VALENCIA 1'01\10 t-39 t e DE L Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 602 Bolet{n Militar DECRETO NUMERO ... DE I90I (5 DE ABRIL) por el cual se hacen unas asimilaciones y se asignan unos sueldos El Vt'cepresidenle de la Repúblz'ca, encargado del Poder Ejecutz'vo, DECRETA Art. I. 0 Desde el I. 0 del corriente mes los Directores de las Bandas nacionales que hacen el servicio en Bogotá, quedan asimi­lados á Coroneles para los efectos fiscales, con derecho al sobre­sueldo respectivo. Art. 2. 0 RespeUo de los demás miembros de las mismas Ban­das, continuarán en vigor las disposiciones contenidas en los ar­tículos 2 I y 22 del Decreto número 228 de 3 I de M a yo de I 897, y tendrán, además, un 25 °/ 0 de sobresueldo. Comuníquese y ptiblíquese. Dado en Bogotá, á 5 de Abril de 190 I. · JOSÉ MANUEL MAR~OQUÍN El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEz VALFNCIA DECRETO NUMERO ... DE I90I (6 DE ABRIL) por el cual se incorpora un Batallón en las fuerzas nacionales El Vt'cepresz"dmte de la ReptÍblú:a, c11cargado del Poder Ejecu/hro, DECRETA Artículo único. Incorp6rase el Batallón Pzchz1zcha, de las fuer­zas de Cundinamarca, á la 8 ... Divisi6n del Ejército. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 6 de Abril de 1901. 1 , ]OSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNZÁLEZ VALENCIA DECRETO NUMERO ... DE I90I (9 DE ABRIL) por el cual se hace una promoción El Vt'cepresz'tlente de la Repúblz'ca, encargado del Poder E:fecuHvo, DECRETA Art. I 0 Promuévese al General Rafael González Barrero de Jefe de Estado Mayor de la 3 ... Divisi6n del Ejército de Boya~ ~á, al puesto de Jefe del Círculo Militar de Zipaquirá. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. lJolet{n ¡J/ilz"tar Art. 2.0 El expresado jefe será además Comandante gene­ral de la 8.• División del Ejército Permanente, con mando sobre todas las fuerzas que existan allí organizadas y que se organicen y queden acantonadas en el Círculo Militar. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 9 de Abril de 1 go 1. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEZ VALENCIA DECRETO NUMERO ... DE I90I (9 DE ABRIL) por el cual se crea un Cuerpo de Guardia Cívica y se nombra Jefe de él El Vú:epresz'clenle de la República, encargado del Poder .Ejeculzvo, DECRETA Art. I .° Créase un Cuerpo de Guardia Cívica, compuesto de individuos pertenecientes al gremio de artesanos de Bogotá. Art. 2. 0 Nómbra e primer jefe de este Cuerpo al Coronel José Lozano, á quien se llama al servicio activo. Delégan e á la Comandancia en Jefe del Ejército las faculta­des necesarias para la organización de e ta uardia. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 9 de Abril de rgo r. ] E MA UEL MARROQUIN .. 1 Ministro de uerra, RAr,rÓ.- o ·zÁLEZ VALENCIA DECRETO NUMERO ... DE I90I (9 DE ABRIL) por el cual se hace un nombr:lmiento El Vú:epresülente de la Repúblzca, encargado del Poder Ejecutzvo, DECRETA Artículo único. Nómbrase temporalmente Habilitado de la Compañía suelta del Batallón Bomboná, mientras aquélla se incor­pora en el Batallón, al Teniente Nicolás María López. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 9 de Abril de 1 go 1. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEz VALENCIA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín M-ilitar DECRETO NUMERO ... DE I90I ( 12 DE ABRIL) por el cual se nombra habilitado de un Cuerpo El V?cepresz'dente de la Repúblzca, encargado del Poder Ejecutz'vo, DECRETA Artículo único. 1 ómbrase Habilitado del Batallón Pzchz"ncha, de la s: División del Ejército, al Capitán Luis Gregario Torre•, asimilado á su grado para los efectos fiscales. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 12 de Abril de 190r. J E MANUEL MARROQUIN El J\finistro de Guerra, RA:\tÓN' Go. z¡{LEZ VALJ:N'CIA DECR.ETO 1VUJvlERO ... DE I90I ( I 2 DE ABRIL) por el cual se incorporan varios Cuerpos á las fuerzas nacionales El víápreszdenü de la República, encargado dtl Poder Ejecull'vo., DECRETA Artículo único. Incorpóran e n la fuerzas nacionales los i­guientcs Cuerpo que han pertenecido á las de Cundinamarca: el Batallón Bn'ceiio, constante de ochenta plazas, acantonado en Faca­tativá; las compañías sueltas de Guayabal, Agualarga y Madrid, y el piquete volante de oacha y anoa , todo los cuales depen­derán de la Comandancia en J fe d 1 1 jét·cito. Comuníqucs y publíqu Dado en Boo-otá, á 12 de Abril de 1901. JO E MA UEL MARR QUIN El Ministro de Guerra, RAl\'IÓN GoNzÁLEZ VALENCIA DECRETO NUMERO ... DE I90I ( 18 DE ABRIL) por el cual se dispone la organizaci6n del Ejército de Reserva, se llama al ser· vicio activo á un Jefe y se le destina El Vicep1·esz'denlt de la Repúblz'ca, encargado del Poder Ejecutivo, DECRETA Art. I.° Con el fin de atender mejor al pronto restablecimien­to de la paz pudiendo enviar á campaña todas las fuerzas del Ejér­cito Permanente, dispónese la organización de un Ejército de Re­serva, destinado principalmente á guarnecer la capital de la Re- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Mzlüar 6os pública y las poblaciones circunvecinas, el cual dependerá directa­mente del Ministerio de Guerra. Art. 2. 0 Llámase al servicio activo al Sr. General Juan N. Valderrama, y nómbrasele Comandante en Jefe de este Ejército. Art. 3.° Facúltase al Sr. General Comandante en Jefe de di­cho Ejército para la organización de las fuerzas que han de com­ponerlo. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á r8 de Abril de Igül. JO E MANUEL MARROQUIN El Mini tro de Guerra, RA~1Ó.· o. zÁL~Z V.-\LENCIA. DECRETO NUM.ERO ... D .E' I90I ( 19 DE ABRIL) po r 1 cual se hace un nombramiento .E1 Vú:eprest'dmie de la R epúblzca, encargado del Poder Ejuuiz'vo, DECRETA Artículo úni o. ómbrasc Comi ario Pagador del Ejército de Re~erva al L Teófilo Moneada T., a imilado á General para los efectos fi cal e s. Comuníques y pu líquese. Dado e n Bogotá , á 1 9 de Abril de 15)01. ' JO MA UEL MARROQUIN El Ministro de u e rra, ~\1\'lÓ. · GoNZÁLEZ V ALE 'CIA D.B'CRE1'0 NUM..E'R O 47 3 DE I90I (25 DE ABRIL) por el cual se hace un nombramiento El Vú:epresúienft de la R epúblzca, encargado dtl Poda· Ejeculzvo, DECRETA Artículo único. Nómbrase al Sr. Angel María Ramírez Co­misario Pagador de las fuerzas expedicionarias de Villeta á la re­gión de La Palma, asimilado á General para los efectos fiscales. Comuníquese y pubHquese. Dado en Bogotá, á 25 de Abril de 1901. 1 ' JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEZ VALENCIA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 6o6 Boletin Mzl·Z:tar DECRETO NUMERO 474 DE I90I (25 DE ABRIL) por el cual se hace un nombramiento E1.' Vzeepresidenlt de la RepúbHca, encargado del Poder Ejecul/vo, DECRETA Artículo único. Nómbrase Comisario Pagador de las fuerzas de Tequendama al Sr. Pablo Ferro, asimilado á primer Jefe de cuerpo para los efectos fiscales. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 25 de Abril de 1901. JOSÉ MANUEL MARROQUÍN El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEZ VALENCIA DECRETO NUMERO 477 DE I90I (25 DE ABRIL) por el cual se forma un Batallón con el personal de dos Escuadrones El Vzcepresidt.nlt de la Repltblz'ca, encargado del Poder Ejecut/·llo, DECRETA Artículo único. Fórmase un Batallón con el personal de los Escuadrones San/os y .l'uira, de la 5: División del Ejército de an­tander. Este Batallón llevará el nombre de Juan Jos( Nez'ra. Para la organización interna del Batallón expresado, autorí­zase ampliamente al General Comandante general de la 5: Divi­sión del Ejército de Santander, para que de acuerdo con el jefe del Cuerpo, haga los nombramientos de Oficiales, tomando como base el escalafón de los Oficiales de los Escuadrones anlos y Ne1'ra. Comuníquese y publíquese. bado en Bogotá, á 25 de Abril de 1901. JOSÉ MANUEL MARROQUÍN El Ministro de Guerra, RAMÓN Go~zÁLEz VALENCIA DECRETO NUMERO 485 DE I90I (25 DE ABRIL) por el cual se refunde un Batallón en otro El Vz'cepresz'denle de la Repúblú:a, encargad• del Poder Ejecul/vo, DECRETA Artículo único. Refúndese el Batallón Cardoso, de la s.• Di- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín M-ilita1' 6o¡ visi6n del Ejército, en el Batallón Girardot, el cual en lo sucesivo hará parte de la expresada Divisi6n. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 25 de Abril de Igüi. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEZ VALENCIA DECRETO NUMERO 487 DE I90I ( 26 DE ADlUL) por el cual se refunden en uno dos Batallones, se llama al servicio actlYO á dos Jefes y se les destina El Vicepresz·denlt de la República, encargado del Poder Ejeculz'vo, DECRETA Art. r •0 Refúndense en uno, que en lo sucesivo se llamar_á Batallón Pichincha, los Batallones rz·radores y Pichz"tzcha, de la 8.• Divisi6n del Ejército. Art. 2,0 Llámase al servicio activo al General Luis Urda­neta y al Coronel Jesús Sanabria, y destínaseles como primero y segundo Jefes, respectivamente, del expresado Bata116n. Comuníque e y publíquese. Dado en Bogotá, á 26 de Abril de 1901. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNZ.ÁLJ:Z VALENCIA DECRETO NUMERO 497 DE I90I (30 DE ABRlL) por el cual se hace un nombramiento El Vú:epreszdente de la República, encargado del Podtr F:;'eculivfJ, DECRETA Artículo único. N6mbrase al Teniente Alfredo L6pez Habili­tado del Batallón Juan José Ndra, de la 5.• Divisi6n del Ejército de Santander, asimilado á Capttán para los efectos fiscales. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 30 de Abril de I go I. JOSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, RAM6N GoNzÁLEz V ALENCa Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 6o8 Boletftt Mzlz'ta~ .DECRETO NUMERO 497 (bzs) DE z9oz ( 30 DE ABRIL) por·ei cual se hace un nombramiento El Vzcepresidenle de la Repúblzca, encargado del Poder E.fecutz'vo, DECRETA Artículo único. Por renuncia aceptada al señor Vicente Gon­zález Bonilla del puesto de Habilitado del Batallón Posada Gulié­rrez, nómbrase al señor Santiago Munévar, asimilado á Capitán para los efectos fiscales. Comuníquese y públíquese. Dado en Bogotá, á 30 de Abril de 1901. ]OSE MANUEL MARROQUIN El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEZ VALENCIA DECRETO NUMERO 503 DE z9oz ( 30 DE ABRIL) por el cual se llama al serTicio activo á vario Jefes y se les destina El Vzcepresidenle de la Repríblzca, encargado del Poder Ejecutivo, DECRETA ArtÍculo único. Llámasc al ser icio activo á los Generales Andrés . Quintero, Pioquinto Ampudia y José Vicente alazar R. y destínaseles así : al primero, como Inspector general de la I. .. División del Ejército Permanente, y á los dos últimos como prime­ros Ayudantes generales del Cuartel general del Ejército. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 30 de Abril de 1901. ]OSE MANUEL MARROQUI El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁu:z V ALE CIA SERVICIO FISCAL DEL .EJ.É'RCITO CONSULTAS Y RESOLUCIONE Repttbllca de Colomb·ia-Pagaduría Cmlral-Nzímero 5,954-Bogotá, Sr. Ministro de Guerra Dz'dembre I5 de z899 De acuerdo con la autorización que confiere á V. S. el artí­culo 8. 0 del Decreto de 29 de Octubre de 1899, sobre Contabilidad Militar, consulto con V. S. si la Oficina á mi cargo queda com­prendida en los términos del mismo Decreto. Esto no obstante que mis cuentas han sido formuladas por partida doble y con la obser- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín JVIziitar vancia de todas las formalidades que exigen el Código Fiscal y los Reglamentos de Contabilidad. Dios guarde á V. S. RoBERTo PARDO C. Repúbhccz de Colombz'a-Múuslerio de Guerra-... )eccz'ón 2 ... -Número I,8Js-Bogotá, Dzezembre I5 de I899 Sr. Pagador Central En respuesta al oficio de usted número 5,954, de esta misma fecha, y de acuerdo con la autorización que confiere al Ministerio el artículo 8.0 , Decreto de 29 de Octubre del a:ño en curso, sobre Contabilidad Militar, digo á usted que siendo la Oficina á su cargo pagadora de gastos militare exclusivamente, queda comprendida en los términos generales del Decreto citado, aunque sus cuentas hayan ido llevadas por partida doble, pues bien se comprende que la partida sencilla no tiene más objeto que facilitar la forma­ción de cuentas á respon ables tran itorios é inexpertos, la mayor parte, en el arte de la Contabilidad. Dios guarde á usted. JosÉ ANTOS Repúbbcrz de Colombz'a-Ml1nslerz'o de Gu.erra-Seccz!m J ... -1'{/Ímero I,924-Bogold, 26 de .Dz'cz'embre de I899 Sr. 11 agador Central 'iendo g nerales y absolutos los términos de los Decretos nú­mer s 519, de 25 de Octubre, y 550, de 29 del mismo mes, sobre ontabilidad Militar, que dan amplias facultades á este Ministerio para toda clase de contratación que se relacione con el equipo del Ejército, es deber de usted atenerse en un todo á las órdenes que se le comuniquen por este Ministerio, tanto más cuanto por el ar­tículo 7. 0 del último Decreto citado se señalan las atribuciones de la Corte de Cuentas en todo lo relativo al Ramo militar. De otra manera el Gobierno quedaría imposibilitado para la consecución de cualquier elemento que juzgara necesario á la buena dirección de las operaciones militares. A usted le basta comprobar S!.IS cuentas con los documentos de ingresos y egresos de que trata el artículo 2. 0 , parte final del Decreto 550 ya citado. En estos términos quedan llenados los vacíos y aclaradas las dudas que puedan presentársele sobre el particular, sin que esto obste para que, si á su juicio faltare algún requisito ó documento que compruebe un gasto, pueda solicitarlo del Ministerio. Dios guarde á usted. JosÉ SANTOS Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ÓIO Boletín M·Z:litar RepúbHca de Colombt'a-Mz1nslen'o del Tesoro-Pagaduría Central­Número 94-Bogotá, 30 de Enero de I90I Sr. Ministro de Guerra- P. Bajo el número 6o me dirigí á V. S., el ro de los corrientes, poniéndole de manifiesto los inconvenientes con que tropieza esta oficina cuando se le presenta algún acreedor por comisión militar, puesto que l1 Corte de Cuentas, al examinar las de la Pagaduría, glosa toda orden que tenga esa procedencia. El objeto de aquella nota fue inquirir de V. S. si se ratificaba en las resoluciones dictadas por el Despacho de Guerra bajo los números 1,87 5 y 1 ,924, de 1 5 y 16 de Diciembre del año de 1899 (Dian·o Oficzal número 1 1,390); y como no he tenido el honor de una respuesta, y las dificultades aumentan con la insistencia de la Corte en sus reparos, de nuevo ruego á V. S. se digne resolver, una vez por todas, lo que de modo invariable deba hacer á este respecto. Dios guarde á V. S. RoBERTO PARDO C. Repltblú:a de Colombz"a-Mz1u'sltn'o de Guerra-SecCl'fm 3."'-Número 222-Bogotá, 30 de Enero de I90I r. Pagador Central-P. En respuesta al atento oficio de usted, marcado con el núme­ro 94, de fecha de hoy, e te Ministerio di pone que por la Oficina de su cargo se dé estricto cumplimiento á los Decretos números 519 de 25 de Octubre y 550 de 29 del mismo mes, sobre Conta­bilidad Militar; en consecuencia, queda vigente en todas sus par­tes la Resolución de 26 de Diciembre de 1899, mientras este Des­pacho no disponga otra co a. Dios guarde á usted. JosÉ Do~uNGO ÜSPINA C. SUELDOS MILITARES ORD~l'l GENERAL PA:R.A HOY 13 DE !AYO DE 1901 Art. 36o2. A partir del 1.0 del presente, los Habilitados del Ejército racionarán las fuerzas de su cargo conforme á la siguien­te distribución, en la cual se toma en cuenta el nuevo aumento de haberes otorgado por el Gobierno, mientras dure turbado el orden público: Soldado ............................................... $ r 30 Cabo 2.0 y Tambor ................................... 1 40 Cabo 1.0 y Corneta.................................. 50 Sargento 2.0 •• ••••••• ••••• •••••• ••••••••• •••• ••••••••• 6o Sargento 1. 0 •• • • • • •• • •• • •• • • • • • • • • • • • • • • • • •• • • • • •• • • • • r 70 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Bo/et{n Militar ÓII Las diferencias que resulten en cada mes entre el total de ra­ciones y el haber legal, constituirán los ajustes que se sacan en la libranza de completo haber. §.Cuanto á la Oficialidad, el nuevo sueldo se le dividirá, como de costumbre, en cinco partes correspondientes á las cinco sema­nas que tiene el mes militar. El General jefe, MARIANO ToBAR SINDÉRESIS NAPOLEÓNICA (Del francés) El General Guilleminot hizo las campañas de Alemania como Ayudante de Moreau, y con este General se encontraba en París, cuando observó que un individuo le asediaba en teatros, cafés y paseos, trataba de ganarse su amistad y sin cesar le hablaba de su jefe y del placer que tendría en adquirir relaciones con él. Al fin una mañana el individuo en referencia, intrigante que obraba por cuenta del Gobierno inglés, se entró de rondón al domicilio de Guilleminot, y sin preámbulo alguno le ofreció 4,000 guineas si lo relacionaba con Moreau; Guilleminot le respondió como debía, pero el intrigante halló menos tropiezos acudiendo á otras per­sonas. Moreau había sido amigo de Pichegru, y Guilleminot interro­gó más de una vez á su jefe sobre aquél, dejando ver cuánto le in­dignaba la traición de Pichegru, á lo cual siempr r pondía con flojedad el interpelado. Después del incidente referido, una mañana fue detenido Gui­lleminot en su domicilio y encerrado en un calabozo, sin que nadie le dijera qué acusación pe aba sobre él; así pasó seis meses, sin interrog-atorio, sin la menor luz sobre semejante proceder. Al cabo de aquel tiempo fue puesto en libertad, con orden de que se tras­ladara en el acto á su patria (Flandes), donde poseía una pequeña propiedad, en la cual debía permanecer hasta nuevo aviso. Guille­minot obedeció sin replicar, y fue entonces cuando supo la conspi­ración de Moreau, en la cual se creía tuviera parte lo mismo que los otros ayudantes de aquél; el proceso no reveló el menor cargo contra él, y por eso se le ponía en libertad. Poco antes del arresto, Guilleminot había sido ascendido á Coronel, pero no se le entregó el despacho, que no quiso re­clamar. En S'l hogar vivió Guilleminot de la agricultura durante año y medio, y se creía olvidado de todos, cuando un día recibió la siguiente lacónica orden: "Seis horas después de recibida la pre­sente carta, el Sr. Guilleminot se trasladará por la posta á Estras­burgo á esperar allí las órdenes del Gobierno-Napoleón." El des­terrado obedeció, y llegó al lugar de la cita al mismo tiempo que Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ÓI2 Boletbt Jviilitar el Soberano, depositando humilde su tarjeta en casa de Berthier, la cual le fue contestada con el mandato de presentarse esa noche en el Palacio imperial. Conforme á lo prevenido al" Sr. Guilleminot, 'porque nadie le daba tratamiento militar alguno, entró al salón donde estaban los altos dignatarios del Grande ejército, sus amigos y camaradas, á quienes no veía hacía dos años: nadie le reconoció; ni una mano se tendió para estrechar la suya, y apenas tal cual fría reverencia le recordó alguna antigua amistad. e mantuvo separado de tan ex­traña concurrencia, presa del más grande malestar: hasta su traje de burgués contrastaba con tantos brillantes uniformes. ¡ Qué de reflexiones no se agolparon á su men te ! ; Cómo recordaba su mo­desto retiro, donde á. lo menos no era víctima de semejantes des-agrados! _ Mas de repente cambia la escena : la puerta del Gabinete del Emperador se abre, y el ayudante de servicio pronuncia en alta voz el nombre del Sr. Guilleminot. El proscrito staba en la som­bra de la chimenea, y entre él y el Gabinete se movía la l rillante multitud, que al oír el llamamiento se aparta ilenciosa para darle paso, observando el incidente con ojo atento, li ta para reconocer si así le convenía. El Emperador estaba solo con Berthier, que e cribía en una mesa cubierta de carta geográficas de Alemania. uilleminot se figuró que se le iba á interrogar sobr las campañas de Mor au, y el temor de responder malle amilanó aún más. Bien sabía que se le esperaba; pero esa íntima entrevista con el Emperador, puesto que Berthier no e taba allí sino como ecretario, y los antec dent s de la visita, todo conspiraba para quitarle la pre encía ele e píritu que tanto necesitaba. Napoleón lo comprendió, y como le ínter aba el asunto, quiso tranquilizar á uilleminol: "Vamos, le dijo n ton amistoso y señalándole un a iento; sentaos ahí y conversemo ...... , "¿Habéis hecho las campaña de Mor au en Alemania?·' ... " í, ire. Y siguió una erie de preo-untas, p e ro en tal tono que de­volvieron al interrogado la calma y con ella la memoria: era lo que necesitaba para responder bien, pues notó que Berthier escri­bía lo que contestaba. El plan de campaña del Emperador fue tra­zado después de esa entrevista que duró hora. y media: el uno pre­guntaba concisamente y el otro respondía de modo conveniente. Terminado el interrogatorio, Napoleón dijo á Guill minot: "Id á descansar y esperad mis órdenes. ' La puerta del Gabine­te volvió á abrirse, y la atenta multitud acudió al paso del que salía; cada cual de ella encontró entonces en el proscrito, descono­cido una hora antes, un camarada, un amigo que se tornaba á sa­ludar con placer. Guilleminot no alcanzaba á atender á tantas zalamerías cuyo valor conocía sobradamente para que no tratara de rehuirlas cuanto antes. El ejército se puso pronto en marcha: Guilleminot recibió orden de seguir en el Estaco Mayor imperial sin grado, sin destino y hasta sin sueldo, y as{ debía vivir varios meses, empleado en los reconocimientos más expuestos, en los sitios de mayor peligro, con Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletin M-ilitar ÓI3 msistencia rara y sin que se le dijera una palabra sobre su anóma­la situación. En esa campaña de 1806 era uno de los tres ingenie­ros militares del Estado Mayor generalísimo, y como tal se le en­cargó en Abril reconociera una posición para I oo,ooo hombres, practicando luégo los estudios del caso sobre la manera como el enemigo podría intentar obligar al ocupante á que la evacuara; después se le mandó levantar el plano del campo de Jena. Al otro día de la batalla de Eylau, Napoleón llamó á Guille­minot y le dijo: "¿Vos levantasteis los planos de las grandes bata­llas de M orea u?" "Sí, Sire." "Pues bien, tomad el número de in­genieros que os parezca suficiente, levantad el de ésta y traédme­lo lo más pronto posible." Se trataba de una labor titánica, vista la extensión de terreno sobre la cual habían maniobrado los dos ejército . Guilleminot trabajó con ardor, y por una especie de pro­digio á los ocho días presentó el plano pedido, creyendo termina­ría con esto lo anómalo de la posictón en que se encontraba. No sucedió así, y al otro día Guilleminot estaba lo mismo que una semana antes, expuesto siempre al peligro, sin grado, sin des­tino y sin sueldo; veía que el propósito del Emperador era expe­rimentarlo de todos modos, hasta en su lealtad, puesto que sin ce ar se le ponía en ocasión de entenderse con el enemigo, si en verdad hubiera querido hacerlo, lo que, dicho sea de paso, ni por la imaginación de uilleminot cruzó iquiera; el Emperador que­ría cerciorar e de ello hasta la saciedad. 1 cabo de seis meses de tan penoso servicio, uilleminot r e cibió un día la orden de presentarse al Emperador: encontróle escribiend con aire de gran preocupación. "Esperad," dijo apo­león sin mirar al (¡u c e ntraba, y espué de agr gar otras líneas, añadió sin leYantar la cabeza: "Pa ad á ca ·a del Príncipe Ber­thier, pedidle cinco 6 seis oficiales, los que juzguéis necesarios, y 2,000 luiscs, y sin demora partid para Turquía." Guilleminot en silenci• e peró alguna otra e. ·plicación. ·'Idos," fue lo único que aquél añadió. · Guillcminot se trasladó a l domicilio de Berthi r y le pidió sin más preámbulo 2,000 luises y seis oficiales · el General se quedó asombrado y le dij : "¿Estáis loco·?" "Párto para Turquía,' repli­có el ingeniero. " h! es él quien os manda, exclamó el Príncipe; estoy encantado de que se os confíe misión tan importante porque la desempeñaréis á maravilla; aquí están los pliegos, pues no faltaba sino poner el nombre del ejecutante." En el acto se entre­garon á Guilleminot los luises y los oficiales designados, y el ingeniero se encontró sobre la ruta de Constantinopla tan inespera­damente como antes lo estuvo sobre la de Estrasburgo. Entre los papeles que se le habían entregado encontró su despacho de Coronel. Eran entonces íntimas las relaciones entre Francia y Turquía; el Ejército de Yusuf Bajá estaba frente á otro de rusos, y se trata­ba de disciplinarlo, de organizarlo, y de hacerse escuchar por un jefe celoso de su autoridad y por una multitud acostumbrada á to­dos los excesos, á fin de provocar por ese lado una poderosa di- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BtJletfn Mtl-itar versión y así desviar la atención de Rusia hacia sus fronteras mE'­ridionales. La tarea no era baladí. El comienzo no fue feliz: el ejército de Yussuf acampaoa á orillas del Danubio, frente al ruso; Guille­minot se acercó al primero, no sin correr riesgos, á bordo de un barquichuelo turco. Cerca del campo entra á una barca para llegar á tierra, y ve que los turcos se acercan en gran número á la orilla; cree que es para festejarle, y apura el movimiento; pero al distar apena.s diez pasos de la orilla, recibe una descarga de me­tralla que por fortuna no hizo daño á nadie, pero sobre cuya in-. tención no cabía duda. Después se le dejó llegar, y se le dijo que tal era la costumbre turca, tirar contra cualquier franco que se aproximara, pues con ese termino abarcan á todos los que no is­ten á la oriental y á quienes en general miran como enemigos. Yussuf recibió al francés como hombre celoso de su autori­dad; le prodigó atenciones y agasajos, pero se preocupó muy poco por el objeto de su misiva, que por lo mismo no pudo cum­plir Guilleminot sino imperfectamente. El orgullo de los turcos es inmenso, y la modestia del ingeniero les parecía signo de inferio­ridad. "¿Cuántos h()mbres mandas en Francia?," le preguntó un día Yussuf. u Diez mil," respondió aquél sin vacilar. " ¡Ah 1 e que yo tengo aquí sesenta mil á mis órdenes. ' "Sí, replicó Guilleminot, pero con esos diez mil soldados derroté ochenta mil turcos en Egipto." La re puesta tapó la boca al musulmán. De regre o de u mi ión, Guilleminot entregó á B rthier el resto de los 2,000 luises, porque no todo el dinero se había gasta­do en la comí ión. Después el ingeniero a cendió rápidamente : en Waterloo mandó una División· en la guerra de España (r813) fue el jefe verdadero, porque el Duque de ngulema no lo era sino nominal; y por último, desempeñó los cargos de Jefe del Depósito de la Guerra y de Presidente de la Comisión encargada de la de­fensa de las frontera . Hasta hace ¡:,oco los detalles de la Yida de uilleminot eran desconocidos de los historiadores, y por cierto que eso de confiar importantes misiones militares á un hombre que estaba en desgra­cia para con el Soberano, sin darle grado ni empleo, constituye un hecho curioso que ilumina con nueva luz la trama de la epopeya napoleónica. ------.~+-- ---- PRINCIPIOS GENERALES DE ESTRATEGIA Y DE TACTJCA EN LAS PEQUENAS GUERRA.S por el Mayor C. E. Callwell, del Ejército inglés TRADUCCI6N DE ISIDORO LA VERDE AMAYA-ContimJa - XV. Emboscadas empleadas como avanzadas-El General Bu­geaud recomendaba y empleaba con éxito el envío, lejos del fren­te, de pequeñas partidas mandadas por un oficial con orden de tender emboscadas. El enemigo, cuando da inesperadamente con Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Bolet{n M·ilZ:tar ÓI5 ellas, puede creer que tiene que habérselas con el cuerpo princi­pal, y se retira. El General Lewal en sus Estudios de Guerra se de­cide abiertamente por este sistema, y encarece á la partida que no dispare y que haga uso de la bayoneta. La idea es buena. El enemigo, que ha reconocido el campo durante el día, se acerca cautelosamente con intención de sorprender ó de inquietar á los centinelas; pero es atacado de improviso, y el hecho es que se quema por su mismo petardo. En Argelia y en Túnez, los Fran­ceses emplearon algunas veces con éxito este método, lo mismo que los Rusos en Asia CeRtral. Buenas tropas indígenas convie­nen mucho en este caso, pues por naturaleza son astutas y se com­placen en el empleo de estratagemas. El objeto principal de las avanzadas por la noche, en estas pequeñas guerras, no es tanto el señalar la inminencia de un ataque, esta es la excepción, cuanto el de impedir que el cuerpo principal rea hos ilizado y alborota­do como sucede. XVI Sz'stema particular del General Yussrif-Es interesante ha­cer notar que el muy capaz y muy experimentado General Yussuf, que contaba probablemente más servicios en Argelia que ninguno otro de los grandes Jefes franceses que se han formado en el teatro de estas largas guerras, tenía la costumbre de colocar las avanzada á mayor distancia por la noche que durante el día. Colocadas á I 50 yarda de las cara del cuadro durante el día, por la noche se situaban algunas vece ha ta la di tancia de r,ooo yar­das. P queños destacamentos muy alejados de los sostenes, corren, sin embargo, el riesgo de ser anonadados si el enemigo se presen­ta en fuerte número 1 ara intentar realm nte un g lpe deci ivo. Esta manera de proceder se cita com seguida por un antig-uo mae tro del arte de la guerra irregular, pero sus ventajas son dis­cutibles. XVII. Servzúo de segundad en marcha-El servicio de seguri­dad en marcha, en las pequeñas guerras, comprende casi siempre pequeñas fracciones desprendidas como vanguardia, retaguardia y guardias de flanco. En la guerra regular basta lanzar un desta­camento en una sola dirección, aquella en que se señala la presencia del enemigo ; pero en la guerra irregular, una columna general­mente está expuesta á . er atacada por todos lados, y por esto debe obrar con previsión. El ejército de Bonaparte, compuesto de an­tiguos veteranos, al principio de su marcha de Aboukir sobre Alejandría, fue completamente desorientado por la táctica de los Beduinos y de los Mamelucos, que hostigaban sus flancos, y tuvo que reconocer que en estas operaciones eran indispensables las guardias de flanco. Charette, en la Vendée, más de una vez cayó sobre el flanco de las columnas republicanas en marcha, cau­sándoles el mayor desorden. Guerreros irregulares y guerrilleros se inclinan mucho más á proceder contra los flancos y las reta­guardias que contra el frente de un ejército en marcha. De este modo las retaguardias y las guardias de flanco tienen una impor- . tancia especial, y las reglas ordinarias fijadas para un ejército en marcha rara vez son aplicables. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 6r6 Boletfn Mz.litar XVIII. Efecto de la ltndenda del enemigo á proceder co11/ra los flancos y contra las t·efaguardz'as-En capítulos anteriores se ha co­mentado la tendencia del enemigo, en estas pequeñas guerras, á evitar, hasta en lo más fuerte del combate, una acción deci­siva con el fuerte de la columna de las tropas regulares, en tanto que se encarniza contra los flancos. Esto es lo que el enemigo ha hecho siempre en Argelia, en el Marruecos, durante la suble­vación de la India, en el Ashantí y en Afganistán. Tal es su ma­nera de proceder cuando desea hostigar y retardar la marcha de una columna de tropas regulares. Tratará de evitar el compro­meterse con la vanguardia, y escogerá una ocasión favorable para atacar los flancos y las retaguardias de la columna en marcha ; y si no se toman precauciones, puede resultar gran confusión, hasta cuando el ataque del enemigo no es á fondo. Una columna en marcha no se encuentra en situación de re­sistir un ataque de flanco, á causa del convoy, que en las peque­ñas guerras uele ser considerable, en relación con la fuerza de la columna. En una gran campaña moderna, la red de caballería establ cida al frente de un ejército en marcha, protege á este ejér­cito contra una demostración inopinada, dirigida contra los flanc s de sus columnas. Pero en las pequeñas guerra , en terrenos di­fíciles como á menudo se encuentran, es de ordinario imposible tender una línea de caballería. XIX. Coronamzenfo de las aliuras ~1/. los desfiladeros de monfm1as­Para atravesar desfiladeros de montañas, de ordinario e ocupan los dos flancos ante de avanzar la columna. En tanto que é ta se desliza, los destacamentos quedan en po ición obre puntos favo­ra les, permitiendo á la columna que d file por ntr ellos. Este sistema se adopta comúnmente con mucho é. ·ito n Afrranistán, y en las e.-pediciones por entre las montañas de la frontera noroes­te de la India. Procediendo de otro mocl , 1 convoy, si no ya la tropas mismas, se a!"rieso·aría mucho á er atacado de improvi o por los montañesc que e precipitarían de algún punto del desfi­ladero, puesto que los centin las á caballo no pueden vigilar con­venientemente los flancos, y que el movimiento de destacamentos de infantería paralelos al de la columna principal, sería muy len­to y muy penoso. XX. Strvzáo dt segundad en una marcha en cuadro-La forma­ción en cuadro evita, hasta cierto punto, la necesidad de tener vanguardias, guardias de flanco y retaguardias. in embargo, aun en este orden de marcha se establece comúnmente un cordón cir-­cular de centinelas á caballo, como lo hicieron Baker Bajá y Sir G. Graham en sus marcha desde Trinkitab, en 1884. La objeción al empleo de centinelas y sobre todo de exploradores, se apoya en que pueden interceptar el fuego del cuadro; sobre esto se ha insistida en un capítulo anterior. XXI. Es t?nporfante qu.e las columtzas ett marcha se mantengan bien compactas-A causa de la gran rapidez y de lo imprevisto de los ataques de guerreros irregulares, es del todo indispensable que la columna en marcha permanezca bien compacta. Una larga colum- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletbz .J.filt'tar ÓI7 IJ'la cuyo alargamiento sea muy considerable, incita al enemigo á intentar una sorpresa: no se pueden guardar los flancos, y no se puede sostener un servicio conveniente de seguridad. En Shellala, en Argelia, en 1881, en tanto que la cabeza de una columna fran­cesa derrotaba á los Arabes, los merodeadores atacaban el con­voy, que se había quedado muy atrás; toda la columna tuvo que volver á Géryville para municionarse. Ventajoso fue que en Ah­med Khe l los Afganes hubieran atacado la cabeza de la colum­na y no el convoy que iba detrás, porque éste habría sufrido fuertes p é rdidas. En los países montañosos, la protección de los flancos de una larga columna es muy difícil, como se ha puesto en evidencia en el Ashantí. El General Philippovich, t n Bosnia, en 1878, marchaba iempre con destacamentos á los flancos, á fin de rechazar los ata']ues de las guerrillas del paí . Es siempre im­portante evitar en marcha el alargamiento de la columna, sobre todo en la guerra irregular, en que las tentativas sobre los flancos son probables. E ·te es el único medio que permite proteger la co­lumna contra ataques d e flanco. X TII . Debo·es de la vanguard/a-Las presct·ipciones tácticas dan, con justa razón, grande importancia á la composición de las avanzadas y á la definición de sus deberes. En las grandes cam­pañas, generalmente está admitido que b vanguardia se bata, pue sirve de freno para amor iguar el primer choque del e nemi­go. En las pequeña guerras, al contrari , el deber de la van..: guardia es más bien el de ob ervar. Su p:tpel e pruteger la co­lumna contra las emboscada y sorpre as. Cuando se avi ta con el encmig , previene al cueq o principal y ·e repliega solxe él, si lo gru JO· cnem'g son con iderables. El gran principio en cam­paña contra nemigos irregulare , es mantener el ejército con­centrad ha ta el momento de entrar en combate. A cau a d la vulnerabilidad de los flancos, la vanguardia corre gt·an riesgo de ser cortada del cuL-:rpo principal, i se ad lanta much . No es necesario hacerla avanzar demasiado. id enemigo di pone de artillería, rara vez e5 formi able, y de ordinat·io no hay que pre­caverse de su fuego. No hay peligro de que la columna en mar­cha sea inesperadamente tomada de flanco por la artillería aposta­da con este propósito, lo que sí acontece en la guerr~ regular, cuando la vanguardia no es suficientemente fuerte y no está bien lejos. En la guerra irregulac, la vanguardia no es sino una antena y no un tapón. XXIII. Retaguardz'as-El papel de la retaguardia de un ejér­cito en retirada es siempre muy delicado. En la guerra 1· guiar, algunas veces se ve obligada á sacrificarse para salvar el cuerpo principal, mientras que en las pequeñas guerras, rara vez es com­pelida á hacerlo. En la guerra regular, la suerte de un destaca­mento que se sacrifica, es la destrucción militar, es decir, pérdidas enormes al principio, y luégo rendirse á discreción; pero en la lucha .contra adversarios medio civilizados, y también en no pocos ca­- sos contra guerrilla5 en país civilizado, hay que evitar el ren­dirse. En la guerra irregular, la mayoría. de las veces la suerte de TOllO 1-40 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 6r8 Bolet{n Mz"lz"tar una columna que se sacrifica es la destrucción completa de ella. No es sino en casos muy excepcionales cuando una unidad puede ser llamada á sacrificarse. Además, por causa de la tendencia del enemigo á maniobrar sobre los flancos, y como resultado de la re­tirada que en estas pequeñas guerras implica casi necesariamente una marcha al través de países infestados de guerrillas y por entre un territorio todo en armas y excitado por la retirada de los ÍnTa­sores, se comprende que la retaguardia es casi inevitablemente cortada si se aparta demasiado del cuerpo principal. La retaguar­dia no debe alejarse mucho. Su tarea es difícil en extremo. Ella puede aprovecharse de la ocasión indicada para verificar un con­traataque eficaz, pero no debe comprometerse, 6 de repente se encontrará separada del cuerpo principal que habrá seguido su marcha. En retirada, todavía es más importante que en marcha avan­zando, que la columna permanezca compacta y muy alerta. Si el enemigo intenta dar un golpe, ya se ha hecho ver que estos adversarios no son siempre ardorosos en la per ecución : manio­brará sobre los flancos. El adversario es mucho más ágil que las tropas regulares, de manera que si él lo pretende, éstas no pueden escapár ele. Cierto que se pre entarán oca ion s en que se pueda dejar una pequeña retaguardia para ocupar algún punto particu­lar; pero de ordinario será pr ferible y mucho más conv niente que permanezca cerca del cuerpo principal y que pr ceda con prudencia. Conlz!nía ____ _. )'.;;!(.._ ___ _ NOCI01VES DE GEOCRAJ?JA ./VILITAR TEORI.I D./'.'1.. 'l /•.:ARENO Cotll111fia Llanura - 1cscras To o el mundo sabe lo que s un llano, y sin embargo se en­uentra grand embarazo para d lini1~ esta palabra. En la acepción ordinaria, llano, llanura, llanada, es una grande extensión de terreno que no está cortada po1· monlm1as, ni surcada por vallts ~· en una palabra, es un país ras , plano, liso; pero es di­fícil señalar límites entre un país plano y un país montuoso. En ge­neral, una comarca con -e rva la denominación de llana, cuando no está atravesada por altas monfa11as, aunque el suelo sté sensible­mente ondulado. Los p equeños llanos encerrados entre montañas no son otra cosa que vallts de solera 6 fondo plano. En general están formados de escombros 6 restos que se han depositado en el fondo de las aguas que en otro tiempo los cubrían. Un día los grandes lagos de la América del Norte, desembarazados de sus aguas, formarán probablemente llanuras análogas. Pero estos anchos valles de fon­do plano nunca dan más que llanuras limitadas, mientras que en cierta parte de los continentes hay espacios inmensos .cuya regu­laridad sólo es turbada por ligeras arrugas ó resaltos que ~e levan­. tan poco sobre f;'l nivel del Océano. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. B c!etfn . 1fzlitar Las verdaderas llanuras son, pues, las que por un lado estáru bordeadas por el mar. El estudio de las llanuras es de grande interés para el geólo­go, si se atiende á que Ja mayor parte de las cordilleras son de fe­cha posterior á la aparición de los conHntnles ,; de modo que éstos. han debido elevarse al principio muy poco encima de las aguas ~ Entonces debían presentar una superficie uniforme y pantanosa~ porque al lroantanu'tnlo dt las montañas es á lo que las llanuras de­ben las pendientes, más ó menos fuertes, que ahora permiten co­rrer á las aguas. Toda la tierra seca ó tmtrgz'da (por oposición á la umergida ó debajo de las aguas) puede dividirse en tres categorías: llanuras bajas, llanuras altas 6 mesdas, y montañas. Las llanuras bajas están situadas generalmente á la orilla del mar, y por lejos que se ex­ti ndan hacia el interior, si~mpre vienen á parar á la costa. Las llanuras bajas mejor caracterizadas en Europa son la Holanda y la Lombard{a, sin que puedan admitir comparación con los Llano_ y Pampas de América. Las mesetas on también lla1turas~· pero e distinguen de las bajas, tanto por u allzlud, como por su uperficie, que suele ser menos Ji a, plana 6 igual. i puede on iderar e á l0s tajos llanos como terr no S( lt'mtn-lanos formados por ríos, to es, por los fragmentos que el agua,. la nie\·e ó 1 Yientos han acarr ado desde la montaña ha ta lo mayor s y má profundo surcos de la corteza terrestre, las m se­las, al ontrario, apar cen como residuos de este mismo trabajo de ero zon y . acan cl este orig n dos cara teres distintivos; desde lu ·go los ltrllol· de los ríos, que las atraviesan, van generalment más ncajonados 'ntre sus orillas qu en los bajos-llanos, en los cuales el nivel del agua es á vec s m<.í alto qu el de los terrenos inmediato , lo que c. ·ige trabajos dispendiosos de di 1ue ó encau­zamiento; ademá ·, la capa arable 6 vegetal s menos e pe a. que en las //,muras lajas, y tanto, que el arado má simple 11ega al sub­suelo; en las mesdas la capa veg tal escasamente tiene seis pulga­das de fondo, mientras que en los bajos llanos pasa de cinte, de cincu nta pies de profundidad. En los valles del Rhin y del Vístu­la, mejor aún en los del Gangcs, Orinoco 6 Misisipí, es imposible llegar al subsuelo. Sondas de gran profundidad han demostrado la presencia de un légamo de aluvión, sin llegar á terreno firme ó resistente. Aunque las llanuras se 9-ividen en bajas y alias ó me.rtlas, no puede fijarse de un modo positivo "dónde acaban las unas y prin­cipian las otras " : tanto es el número que hay de gradas ó resal­tos intermedios. En cierto modo, por llanuras 6 escalonu sucesivos, y como de terraza en terraza, es como principalmente se elevan los contz1zenles encima del Océano; las grandes cordz7leras que los atraviesan no son, por decirlo así, sino accülenles en medio de Jo terrenos planos elevados. Las coHnat 6 las miJtzlañas que se perciben á lo lejos en el ex­tremo de una llanura, no son muchas veces otra cosa que las caídas Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Ó20 Bolet{n M-ilita?' ó pmdzentes de una meseta, más ó menos elevada por enc ima de la que ocupa el observador. E tas mesetas, y singularmente las de " mucha altura sobre el nivel del mar, ' ofrecen una circunstancia que m e rece notarse. Es raro que estén enteras en toda su exten!>ión : lo más ordinario es que el maázo que constituyen, se encuentre recortado, resquebra­jado por entalladuras profundas, generalmente ramificadas, que irradian en diferentes direcciones, partiéndole de Yarias maneras al prolongarse sobre la me efa _inferior, en la cual vienen á des­embocar. Esta circunstancia es la que ha hecho considerarlas como ~rupos y nzacz'zos de montmias, mientras que en realidad no forman generalmente en toda su extensión más que una sola y misma masa fracturada por valles, más 6 menos hondos y numerosos. Las plataformas de las diferentes piezas que al parecer los componen, ya estén completarrtcnte separadas, ya unidas por trozos irregula­res, se hallan toda sensiblemente e n e l mismo plano, y las capas ó estratos, que componen la masa, se corresponden en las pen­dientes de las gargantas y barrancos que los surcan. También á veces 'el maúzo está cortado y dividido por valles radiales 6 con"Tergcntes, que se r únen en un punto central, en donde se presenta un vasto hundimiento; y entone s se notan obre el borde de este hoyo ó cuenca monlaiias, má ó menos alta , que realmente no son otra cosa que la extremidades de los trozos 6 masa parciales n que 1 macz'zo total se encuentra dividido ó repartido. Por los cálculos de Humboldt (que Zimmcrmann reproduc~..::) relativos á la repartición del volulllen. de las monla11as sobre toda la superficie de lo conlz'nmles, se viene á deducir qu las monla1ias r - presentan una masa d terreno infinitamente menor de lo que á primera vista pudiera so pecharse, mientras que la extensión de las mese/as e , relativam nte, mucho más con iderable. Por lo de­más, mesetas y mon.latias, esto es, todo aqu llo que se eleva sobre el nz'vd medz'o de la superficie terrestre, debe u origen á una "acción procedente del interior de la tierra," al calor central, á la incan­descencia del núcleo del globo. La sedümntacz'ón, la transformación lenta y tranquila de las rocas primitivas, ha sido interrumpida y modificada por la acción, probablemente repentina, de fuerzas interiores. Hoy toda vía, á pesar de los millares de años transcurridos desde la primera coa­gulación de la corteza, el interior del globo conserva, para muchos, ese estado de jluz't:lez ígnea; y si la superficie, mucho más espesa por efecto del enfriamz'ento, todavía no es bastante fuerte para re­sistir estas fuerzas interiores ó plutónicas, mucho menos debía serlo cuando sólo tenía 1/50 del espesor actual. Al levantarse las masas estratificadas, se produjo á cada lado una pendiente, y estas pen­dientes debieron ser irregulares por la desigualdad de resistencia. Hé aquí por qué en tal punto de la superficie sólo se formó una intumescencia, una protuberancia, una verdadera jiba, sin desga­rradura, mientras que en otro, el levanlamünto de una vasta exten- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín M·il-ita1' Ó2I sión produjo una meseta~· allá, en el centro de esa meseta, ó bien en sus bordes, surgió una serie de nuevas eminencias; acullá, en fin, la corteza reventó, y las materias en fusión se desparramaron por fuera en cantidad exigua respecto á su volumen, pero formando masas enormes á los ojos atónitos del hombre, que siempre com­para con su pequeñez individual la inmensidad del mundo. Estos fenómenos, al hacer tan áspera y escabrosa la superfi­cie de la tierra, han modificado y aumentado ventajosamente sus elementos. Las capas ó estratos, no sólo de horizontales han pasa­do á veces hasta quedar verticales, sino que se alteró su naturale­za por el contacto ó la pt oximidad de las masas en fusión : sus elementos, después de sufrir la acción de este elevado calor, se enfriaron de nuevo; y así se ven transformados Jos depósitos cali­zos, por ejemplo, en mármoles de aspecto cristalino. EL OCCIDENTE ANTIOQUENO (INiDITO) I- Geografía deso ip/1'-zJa Conlúzúa POR R. W.ll'ITE El Ri u io ( fluente d l Atrato) tiene su na imientos en el páramo ó sabanas d l Frontino, di. tant poco má ó menos 65 ki­Iórnetros de la cerrazón y hacia .1 ur ; en este trayecto recibe las aguas de los ríos Caña:g rda , Chuzá, ramita y ramagTande por la derecha; y por la izqui rda, Piedra , animí, ~ t·ontino, o­Yoga y Rioverd , todos de e nsid ración. El ucio en su parte alta se llama Hen·adura. 1 odo el terreno recorrido por lo ríos men­cionado , exceptuando una porción relativamente pequeña n las cabecera de los ríos Cañasgordas y I I rraduras, pertenece á los Resguardo , y entre é to , n la parte d que se trata, se encuen­tran las cabeceras de los DL tri tos <.le Cañasgoruas, Dabeiba y -irontino, y las fracciones de Abdaquí, Uramita, Encalichada, Uramagrande, Cerro y RioYerde, con sus respe tivos caseríos, en un total de unos 13,000 habitantes distribuidos así : Cañasgordas, 5,8oo; Frontino, 5,200 y Dabeiba 2,ooo. i ron tino es cabecera del Circuito Judicial que incluye el Distrito de Pavarandocito. El lindero del lote de baldíos pertenecientes al Departamento principia en el punto llamado Botón del Dt'ablo en la cerrazón del Riosucio, donde la altura del río sobre el nivel del mar es de 340 metros, y por lo consiguiente la temperatura cálida, aunque el calor se amengua por el freno de los montes y las frecuentes lluvias. El cerro de Parami11o ó del Viento donde nace el Uramagi-ande, tiene 3,800 metros de altura próximamente y es un pico imponente. Los nacimientos de La Herradura, que es el páramo de Frontino ó Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 622 Boletin Milita Urrao, forman una masa grande con unos 3,210, y el Cerro de Mu­. singa, nacimientos de Rioverde, aquí llamado Musinga, 3,400 me­tros. Hay pocas llanuras en est~ territorio, pero sus faldas y lomas no son escabrosas, y la feracidad de sus terrenos nada desprecia­ble. Hay poca industria en grande, debido á la falta que hacía el arreglo de los resguardos de indígenas ; y aunque hoy los terrenos, exceptuando á Murri, tienen sus porciones bien alinderadas, la ma­yor parte de los lotes están poseídos por comunidades descendien­tes del indígena, á quien se señaló el lote ó tenidor por otros repre­sentando derechos, y así no es posible emplear capitales en hacer .dehesas y plantaciones estables en terrenos que carecen de título seguros. Sólo en las mmediaciones de Frontino, donde una parte del terreno fue vendida para pagar los gastos de repartición, se ven valores creados en fincas, estancias, etc. cte. Frontino está á r ,330 metros sobre el mar, tiene un buen cli­ma, terrenos fértiles para café y caña de azúcar, y es un pueblo que progresa bastante. Cañasgordas, á 1,495 metros, tiene á sus alrededores terrenos que aventajan á los de ~ron tino para el culti­vo del café, maíz y fríjol, pero debido á las comunidades no progre-a como deb ser. En la parte baja de ambos Distritos, que está 600 metros sobre el mar, e cultiva el tabaco, el arroz y el algodón con provecho, y se da muy buen cacao; el algodón es especial y se exporta para el centro del Departamento ~in desmotar, y por lo consiguierte con aumento en su costo, por pagar fletes con iderables sobre la semilla. El Distrito de Dabeiba, de nue\·a creación, no ha progresado :á inmediaciones de su cabecera por la misma razón de estar i­tuado en los resguardos y por estar interpuesta entre ella y lo te­rrenos cedidos al Departamento, la famosa cerrazón de Ri sucio. E. ta c1 rraz!m. es notable por la altura de la cordillera á ambos la­dos y su serie de precipicios laterales ; para dar una idea de ella basta decir que en el Botón del Diablo, camino de occidente, á 95 metros solr..! el río, donde éste ti · ne 45 de ancho, se puede tirar una piedra y va á dar al lado opuesto; por arriba del camino iguen las peña verticales. Muy bien descrito fue el camino con la palabra conu'sa. Este desfiladero entre montañas de r,8oo metros de altu­ra, tiene eis kilómetros de largo y s inhabitable; así, la gente de la población tendrá que andar por lo menos 14 kilómetros para ir á donde hay tierra que puedan cultivar con seguridad de conse­guirlas en propiedad. Teniendo el Gobierno el título de las cien mil ( 100,000) hectáreas y distribuyéndolas con buen criterio entre Ja gente, pronto sG colonizaría esta región. La fracción de Uramagrande, perteneciente al Distrito de Da­beiba, se encuentra entre los terrenos de las escuelas, obtenibles por remates á censo ó en arrendamiento. Hecha esta descripción del territorio de la parte alta del Río­sucio, seguiré la descripción de los terrenos del Departamento. Tratándose de una extensión tan grande de terrenos, ó sea 40 leguas cuadradas, es difícil condensar el informe; y para mejor proceder dividiré el terreno en tres globos: 1.0 Lo que se encuen- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Bolettn M-ilitar tra al Norte y Este de Riosucio; 2.0 Entre Riosucio y Chuparra­ ¿ó; y 3. 0 Al Oeste de los ríos Sucio y Amparradó. Un camino de primera clase se está construyendo entre las -cabeceras de los Distritos de Cañasgordas y Pavarandocito, el cual se encuentra regularmente abierto desde Uramita hasta el puerto de Pa varandó ; y como está medido, será conveniente hacer referencia á la vía para localizar el informe. A los seis kilómetros del puente de Antadó se encuentran los filos ó contrafuertes de la cordillera, achatándose, y de aquí en adelante, hasta el kilómetro r6, se han establecido algunas familias á orillas del camino. En este trayecto el mínimum y el máximum de las alturas sobre el nivel del mar on de 276 y 385 metros; la parte más baja se en­cuentra pasando la quebrada Angostura, y la superior en el puente del río Quiparadó, diferencias de altura muy insignificantes tra­tándose de un camino de herradura que entre estos extremos tie­ne menores alteraciones en el terreno. Desde el kilómetro 10 se encuentra un terreno ameno y muy fértil, la temperatura varía de 24° á 28° c., y debido á su subsueldo es inmejorable para la agricultura. El Riosucio, que corre entre peñas, tiene de 50 á 6o metros de anchura con vegas altas á las orillas, aunque de poca extensión. El río no forma brazos ni ciénagas, y su corriente es fuert , pues entre 1 puente de Antadó y la boca del Clumusio (unos 10 kilómetro baja el río r6o metro , ó sea 10 por kiló­metro. Los riachuelos que caen al río por su banda derecha son pe­queños, hasta que 11 gan al río Quiparadó, el cual mide un curso de r 5 kilómelros y ien en una dirección del Noroeste, hacia el Río ucio. El valle formado por este río es muy fértil y tiene te­rrenos ue se pre tan para cualquiera clase de agricultura, pues tiene su principio á 2, roo metros sobre el mar, y cuando se une con el Riosucio, su altura es de 230 metros; en las inmediaciones del río, donde el camino lo cruza, hay lugar muy aparente para una población que serviría á los ocupantes de la banda opuesta del Riosucio por su poca distancia, y porque tanto arriba como abajo de la boca d ... J Quiparadó se encuentran buenos puenteaderos en aquel río. Después siguen los pequeños ríos Chichiridó y Vallerí, cuyo terreno es ameno pero quizá no tan fértil como el de Quiparadó. De los 20 kilómetro en adelante, hasta el río Pegadó, el terreno no ofrece distinción especial, y pasando el filo que separa este río del de Cheusni, se entra en un terreno de muy buenas condiciones para el cultivo y muy bien regado con aguas que se desprenden del morro de Piedrasblancas, mole eruptiva que se levanta aislada hasta una altura de r ,g8o metros. Después del kilómetro 34 se atraviesa el llano de Piedrasblancas, elevado como una meseta y donde el camino sube á la altura de 460 metros para caer al río Tajidó, que está á 205 metros sobre el mar; este llano es de una vista hermosa, pues tiene unos 4 kilómetros de largo, pero no será muy ventajoso para la industria por la falta de agua. El cañón del río Tajidó es estrecho, pero tiene vegas sumamente fértiles y es Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Botetítz JJ1ilitar un río de consideración, pues tiene sus cabeceras en el alto de Quiparadó, en la cordillera que divide aguas del Sinú y el Sucio; en la parte alta los terrenos, de clima templado, son buenos y fér­tiles, de acceso por el cañón del río Quiparadó; pero al llegar á las inmediaciones del morro de Piedrasblancas, que se interpone en­tre los ríos Tajid6 y Sucio, el cañór¡ se estrecha. Los llanos del Tajidó y el Bedó, que llegan al río Mutatá, son de mejores condiciones que el de Piedrasblanca , pues hay más­aguas vivas y el territorio es lo mismo de plano. En Mutatá el cami­no cruza este río á 92 metros sobre el mar, y el Rio.::;ucio entra á los grandes llanos del Valle del Atrato, después de haber r corrido por un cauce muy marcado en el trayecto descrito, se abre, for­ma islas, sus orillas son de poca altura sobre el agua, y sigue su curso hacia el occidente, mostrando con una anchura de 200 á 300 metros el gran caudal de sus aguas. Los tcrr nos hasta Pavarandocito son buenos para dehesas, en fin, para el cultivo de las tierras calientes; pero tienen -1 inconve­niente que el río, al recorrer los grandes llanos abajo del pueblor se pá1·te en brazos y sus aguas se riegan en una enorme ex­ten ión hasta juntarse con el Att·ato. Un vapor podría ubir cerca del pueblo de Pa varandocito, con poco co to, para canalizar 1 río y tapar algunos brazos ; pero sería más cunveniente la prolongación del camino hacia el río León, para to·minarlo n el golfo 6 puerto de mar; pues por esta r gión el ten-\_;no no presenta ob táculo al­guno y pasaría por uno de los mejor t rritorios de la pública. Por l L ón el terreno es más ~ currido, y del id á ·u situa­ción recib" los vientos del Mar Caribe, y la lluvia no :on tan fre­cuente · e .rn o <.:n la hoya d 1 Atrato, donde descarga la nubes que se for m an en el Océano Pacífico; n 1 L ón hay " ranos lar­gos, se quema fácilmente el monte después de tumbado, y aunque 1 inviern ~s fuert(•, es de e rla duración. Es la da má aparente para una línea f ~rr a que, arrancando del golfo, venga al inte­rior de Antioquia, y de allí por la hoya del auca al Departamen­to de este nombre, línea que de~.de el u n camino, y así I~ ron tino, aña gorda y Dacleiba uedarían e municadas con Ituango y por el pucnt e . scadero con Yarumal y clemá pueblos. E to sería ele gran pron~cho para el Di trito Ituango, que se pro\'ee de sal en Antioquia, á cinco días de jorn da, micntra que abriendo la vía <.licha, en dos jorna­das se aba tC~;t~ría de dicho a1·tículo en 1 Di 'trito de DadeiLa . Co11!z'núa !(.· --- YIA'J'E.S' POR MEXJCO Y SUDAAfERICA NUEVA GRANADA POR G. T. VICNE Tra.ducción del inglés para el Boütfn Mtlitat (Contimía. La mañana siguiente, el mismo calor y nublado. Paseo á ca­ballo á er unas fuentes de agua salada de que me habló el Go­ernador de La. Venta · creo eran catorce; el mismo arroyo es el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Bolet{n M,i!Z:tar que satura las aguas de todas. Son muy frecuentadas por el ga­nado. Paseando á lo largo del precipicio, en donde se encuentran algunas grandes rocas, una enorme tarántula se abalanzó con gran rapidez y muy atemorizada, desde el otro extremo de una de las pied1·as. No forman telaraña, pero suele encontrár elas n rocas desnudas, cerca del agua, en donde cazan mariposas y otros in­sectos. Inmediato á las fuentes e taba el árbol de la guayaba , junto el de la guaba. La superficie de la región que rodea La Venta era peculiar : una llanura abierta, cubierta de pasto y de piedra , pero notable por el acopio de ruinas como ele rocas que, lo mismo que en el Perú, sobresalen en diferente parte del suelo. Un cuadraJo de tierra baldía, de cien yardas por lado, es a valuado en diez pesos, y una legua, en la misma tasa. eguímos de La Venta hacia el Nort . Un árbol como el fresno, con pepas amarillas. Plantaciones de café y arboledas de naranjos. Un pequ ño arbusto con frutas amarillas, de hoja espi­nosa, blanca, llamado rogolga, cuyo u o no se conoce, y que se dice es venenoso. Arbol con hoja de ancho ribete verde; la fruta se come; algo como un higo. Dormí en una choza, n un alle bajo, creo que llamado Huao-uete (?). De allí pasámo á Mamas­cato, en donde comenzámos á bajar la montaña que conduce á la muy rica y bella comarca de Patía. El calor se hizo muy grande. De antemano estaba prevenido contra la región, como muy propen a á las fiebres. En los bosques vi madera del Brasil; limonales ilves­tres; una fruta parecida á las chirimoya , pero de corteza espinosa. Otra semejante en la forma á una ebolla alargada, y cuyo pelle­jo e.·terior e come. ranadilla , áloe , sandía, fruta del uelo planta de hojas ancha , como na turcio. Bandulias volando alre­dedor; un pájaro n gro, con cola ;:n forma de hor uilla. e m dijo que con id raban un tanto peligroso el ue lo .· tranjero comiesen guanábana y mangos en Patía. En an Marco encontré una familia negra, en a eada y nu - va habitación de madera trabada, n la cual dormí; había buenos melones. Anduve algún tiempo r celo o de mis muleros, uno de ellos negro, y ambos d mala catadura, y observé que se echaban de manera de poder tener los ojos fijos en mí. Estábamos n una comarca en donde se encontraban mucho negro . Descubrí qu~ se acostaban sobre mi ropa por la noche. Por la mañana encontré dos ó tre alacranes obre mi chaqueta de caza, sin que me quedase duda de que ellos los habían puesto allí con in­tención de dañarme. Los del país aplastan un alacrán y en segui­da lo aplican para curar la picadura de otro. Seguí, y como á una legua llegué á Dos Ríos, pintoresco pun­to de reunión de dos quebradas, el Mamaconde y las cabeceras del río Patía, fácilmente vadeables. Vi algunos arrendatarios á caballo, que iban á dar caza á los ciervos con muchos perros comunes; les oí corriendo tras de uno en el bosque, á la derecha, cerca del vado. Como me habla en de un gran pueblo de negros del mismo nombre (Patía), pensé como cosa prudente oasar por allí sin dete- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. nerme. La única calle estaba llena de negros, por ser domingo, y parecían inclinados á dar muestras de impertinencia, pero no ocu­rrió nada desagradable. La frecuencia de la langosta en esta re­gión era de lo más notable. De ordinario abundantísima sobre el sendero, pequeña y recién nacida, de color castaño oscuro, más crecida y ancha, se torna luégo verdosa, con rayas amarillas. Re­pentinamente di con un sitio en donde había un enjambre de ellas, y fue un espectáculo extraordinario. Por cerca de cincuenta yardas la senda del bosque estaba cubierta con capas de langostas, como si se hubieran formado por la gradual extensión de tres anchos montones, y como si las hubieran sacudido de entre una canasta. A mí me pareció que lanzadas de su cuna de tierra m u y cerca de allí, se habían congregado instintivamente para aguardar á encon­trarse en estado de volar, que es cuando llegan á los tres meses, según el dicho de Jos de aquel lugar. Dormí en El Bordo, en donde el Cura me concedió hospitali­dad. La vieja negra me cocinó la banrlulia á que di paré; resultó cDmida dura. Siguiendo camino, pronto pasé por El Pozo: dos ó tres cabaña . Mediciné á una pobre mujer con las píldoras del doc­tor Brandreth. El mismo aspecto del paisaje, escarpadas colinas, con barranco soca vados que indican la acción devastadora de los torrentes; por dondequiera la riqueza de la vegetación; llanos y claros arroyos. Nublado, pero muy caliente. Llegué muy fatigado á an Franci co : apenas tres ó cuatro ranchos. Una labradora que se ufana con el nombre de Celestina. Como á ocho millas má lejos están Los Arboles· menos casas de las que he vi to en otras partes, á excepción de alguno sitios de Bo­livia y de la República Argentina. Por la mañana conseguí un poco de leche en an ~ rancisco, y vi unos muchachos que soste­nían en equilibrio en el aire, con 1 aliento, pepas de corozo, de la propia manera qu se so tiene una bola de marfil en el extremo de un surtidor. 3 de Junio. De an Francisco á la Horqueta, sobre la cima de una pendiente excavada en la floresta, muy lindo sitio con aldea nueva y capilla. Pájaros negros y de amarillo luciente, semejantes á oriolas, llamados judillo . Larga jornada; zanjilones muy malos, y humedecidos por la lluvia. Pregunté al Cura por la posada: muv contrariado y atento, pero no tenía cuarto. Otra persona, sin em­bargo, m{; dio uno. Tenía una colección de cientopiés, escorpiones, tarántulas, etc., sobre la pared. Me dijo que se encontraban ordi­nariamente culebras corales, y que un pedacito de ají (capsicum) era muy buena aplicación para la mordedura del alacrán, y que la de una gran tarántula era muy peligrosa, que producía dolores violentos en la cabeza y en todo el cuerpo, y que frecuentemente terminaba de modo fatal, como en el caso de una mujer que me nombró, que murió en cosa de veinticuatro horas, y afirmó que no sabía de ninguno que se hubiera curado; el animal, agregó, es inofensivo hasta cuando no lo tocan. No es mucha la cascarilla ó quina que se encuentra en estos bosques, y de todas maneras los jóvenes son más inclinados al jue- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletí1t !1/fz'lzla?- go y á la plaza de gallos que á sacar quina. Obligado á parar todo el día, porque una de las mulas se puso renca. El valle de Patía muy insalubre. HumLoldt lo evitó: comienza en Mercade­res y termina en Horqueta. A la mañana siguiente el termómetro señalaba, á las 8 a. m., 72°; tiempo nublado. Un arriero se em­borrachó, pero como estaba de pri a, seguí con uno hasta Las Tres Cruces. Encontré una mu hacha campesina, medio india, gra­ciosa. De allí á Timbío, una legua más ad lante, la aldea y la iglesia entre el bosque; el verde y bello valle de Popayán se al­canza á ver desde la cima de una subida : la ciudad, oculta por interpuestas colinas, aun cuando a na distante de allí tres leguas. Alcancé mulas cargadas con quina de Arbela, á un día de mar­cha de las montañas de Patía. Cada mula llevaba cuatro paque­tes limpios, sólidos y cuadrarlos, del peso de cinco arrobas ( 125 libras) cada uno; total, 500 libras (sic) para cada mula. Los ran­chos y casas muy limpios, y e taban pintados de blanco. 9 de Junio en Popaydn. Presto obtuve alojamiento con mi car­ta de mtroducción, pero lo encontré muy in . alubre, por estar situado en la parte baja de la ciudad, cerca de un arroyo. La ma­yor cantidad de lluvia cae en Marzo y en Abril. Enero y Mayo son los mejores meses para atravesar el formidable pát-amo 6 paso elevado hacia las regione d 1 Norte. El tet-móm tro perma­neció en 66°, á la sombra, á medí día. Popayán et-a el n mbre d 1 je fe ó cacique de la comarca cuand 11 garon los español s. Velasco pvetendc qu aquellos ha . bitante de cendían de los caribes, p01·que eran caníbales. Desd Ja apilla de Belén se dt fruta d una l lla vi ta de la ciuda , con su plaza , sus calles d rcchas, de ángulos recto , gún costumbre; ca a blanca y t 'jado scUJ- s de púrpura sucio, aun­que siemp1·e muy pintor se , n mitad de una pastada llanura, de insuperable apariencia d f rtilidad, e.·tendida entre do fila de verde montañas, cuyos extrC'mo di ve¡· ificados con ca n .:::rnas, están formados como si hubic n ido s parados de las tinas que las rodean. Sobre las montaña que quedan 'n lar gión del Norte hay una ruta que conduce al Ya1le del Cauca, cuya posición se distin­gue en el horizonte por dos ó tres imas de montañas que s levan­tan en sus contornos. El volcán de P payán queda hacia 1 ori n­te, y el páramo ó la -levada región de llanura, n la que se, encuentra el camino para B gotá, se alcanzaba á n::r á la derecha de la mesa. El río d 1 Cauca nace en la montañas al Sur, y corre hacia el norte de la ciudad, convirtiéndose pt·onto en copiosa co­rriente. Cuando me paseaba en una colina de las inmediaciones, vi pasar grandes aviones, casi tocándome, con una velocidad que producía un ~onido como de campana con sus alas tesas como nava­jas, no menos de catorce pulgadas de anchas. Vi muchachos jugando á las bolas con las frutas de la palma de corozo. Un dfa encontré á mi perro n mi cuarto con el cuello hinchado_. y sospeché que lo había pi ado un grande alacrán que mató en mi cama durante mi ausencia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Mz/itar El Gobernador se había ido á Bogot:í á un Congreso, pero su delegado estuvo muy acuciqso, y me envió algunos periódicos re­cientes para que leyera, y me facilitó quien me condujera en mi excursión al volcán. Dice Humboldt que los suramericanos hacen distinción entre un volcán. de fuego y un volcán de tzzeve, cuando éste está cubierto de ella y no está en actividad ó sólo arroja poco humo. El de Popayán está cubierto de cieno. - Se pasa el puente sobre el Cauca como á una legua de dis­tancia de la ciudad. Bello paisaje; dos pájaros de alas azules y ca­beza negra, cuello y pecho oscuros, pero con largas colas pardas, como gallitos de montaña. Bandadas de negros pichones. El árbol más grande, e l roble ó la encina del país. Vi el alba racina, de larga hoja extendida, con racimos de semillas pequeñas y amari­llas .. buenas para las mataduras de los caballos, y que se dice les purifican la sangre. También oí decir en Popayán que se hacía uso de una planta, he olvidado cuál, para evitar la entrada de las nigua . Un camino empedrado ondula en la margen derecha del Cauca, que corre como mil pies más abajo. El color de ocre de la tierra lo hace visible en una gran distancia. D sde la orilla del Cauca se extiende una llanura de legua y media, bjen cultivada; y allí,_ en medio de un hacinamiento de barrancos, precipicios y caídas de agua, stá situada la linda aldea de Puracé, notable­mente a cada, lo que se debe á haber e erigido en el punto de partida de un nuevo camino para el Norte, y también al cuidado vigilante dd Cut-a, en cuya casa fui recibido con amabilidad y donde cené y dormí conforLablemente. La anciana señora madre de este sacerdote ·e ufanaba de haber conocido á Humboldt cuando ella estaba de :>dad de atorce años y aquél encaminaba al volcán. A la. ocho de la mañana del 14 de Junio el termómetro se­ñalaba 63°, y el agua qu hi rve á 199° en el Puracé, da más 6 menos 6,786 pies como altura aproximada. Seguí luégo en una mula de repuesto, con un guía. Bella ca­balgata por entre bájo bosque, rozados por las flores de una planta que me parece es una melástoma; flores de violeta silvestre al lado del sendero. A distancia de dos leguas se levanta un páramo 6 cés­ped alto d e yerba larga. La cima se torna visible después de ascen­d er dando la vuelta á una colina, y al mismo tiempo un chorro de vapor que sale como humo blanco del lado de la montaña y se alcanza á ver á gran distancia en diferentes direcciones. Todo en contorno tiene un aspecto verdaderamente desolador; toda la mon­taña que sigue, excepción hecha de sus precipicios porfíricos, está cubierta de duro barro, con largas y pequeñas rocas que se levan­tan por entre ella. Un condor solitario daba vueltas encima. La naturaleza resbaladiza del suelo inclinado hace la ascensión suma­mente fatigosa, y un fuerte viento contribuye á hacerla más difícil; una vez allí, de nuevo quedé chasqueado porque el cráter estaba cubierto de nubes. Me vi obligado á volver la cabeza para evitar que me sofocaran los vapores sulfurosos. No hay nada muy pin­toresco ~n el propio cráter, hasta donde pude juzgar por entre la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ÓJO Bolet{n Mt.bla, impelida nie bla. La e rupción debió tomar otra forma, ó más pro­bableme nte volver á encerrarse, según el dicho popular que afir­ma que previam e nte tenía la forma de ctípula cubi e rta con ni eve . Solamente hay una p e queña cantidad d e nieve á la vi s ta, p e ro e l espinazo está cubierto de ella en una e x t e nsión d e una l e gua. Como conjetura, pienso que solame nte e stá á unos 8,ooo pi e s e ncima de Popayán. Bajando, fui á examinar e l volcán d e l Páramo, como lo llaman: un chorro d e agua caliente sulfurosa que arroja humo y sale d e l lado de una roca por e ntre un a g uj e ro que ocupa un e spac io d e cerca d e una yarda cuadrada. Parece e l e mpuj e d e v apo r de un gran calde ro, aun c uando su ruido e s m e n o r. Este el e va el ter­mómetro á 198°. E n contorno d e sus extr e m os hay una e fl orescen­cia d e a zufre . E l agua q ue se d espre nde d e éste estaba fu e r te m e n­t e saturad a d e sal y áci do s ulfúrico, tal como e l agua d e l Mar Mue r to, pero no tan nau seabunda. U nas sese nta yardas má. abajo d e l ch orro e recoge a zufre, cavando; también se recoge azufre mu y puro en la base de uno d e los volcanes de la co ta del Pacífi­co . Los indios h acen aguje.r os n la tierra, y una fina t la de azufre se forma del vapor que se exhala. e me informó que gran parte d e l bar ro que cubr-e l as falda del Volcán de Popayán ra polvo volcánico humedecido por la lluvia. Hace como doce años que hubo una. erupción e e ~ niza~, de .. la cual la veg tación no se ha recobrado. El r6 de oviembr de 1827 hubo un terrible temblor .cguido de una erupción, á las seis de la tarde, y otro el 17, y se inticron cortos sacudon s con inter­valos en el re to del año. La erupción fue d barro glutinoso, que bajó por el vali del Cauca, y arra. tró arena y piedra á u pa o; una e1·upción semejante talló 1 r 7 de oviembre de 1724. El Gobernador me informó que n la ültima crup ión 1 L>arro bajó a l río, y que casi igualó n altura á los arcos del pu nte · era agua negruzca con barr . ulfuroso. Una señora que se ncontr' n él, me dijo que habit.!ndose mojado por casualidad, le quedó 1 pie pin tado de amarillo por un año . lamo1·osos ruidos dejó oír 1 vol­cán, y l a torre de la. iglesia d anto Domingo vin abajo á causa del acudimiento.-Co11/Ú11Ía . ---- -«!4-

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año V Serie II Tomo I N. 20

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