Por:
|
Fecha:
18/05/1901
BOLETIN ~1ILITAR DE COLOMBIA
Organo del Ministerio de ¡ D1rector ad honorem
Guerra y del Ejército f F. J. VERGARA Y V.
Son colaboradores de este periódico los General de Ingenieros, Miembro de
Jefes y Oficiales del Ejército varias Sociedades Cient1flcas
DECRETO NUM.E"'RO ... .IJ.L<:- I90T
(3 DE ABRIL)
por el cual e crea un destino y se h:1 ·~ t:n nombramienlo
.El riecpresidt'llle de la República, mcarg ado dd Poder .E'jef ulivo,
DECRETA
Art. 1.° Cr~a e puesto de . ecretari· > pri Ya do d 1 Dircclor
general de la Policía Nacional, con una asi g- nación mensual de ciento
sesenta pesos.
Art. 2. 0 ~ómbrase para ocupar el pu t:s ~.o e n .: ado por el artículo
anterior al r. Alberto Montoya.
Este Decreto surtirá su efectos desd ' e l 30 cl t· l\1arzo próximo
pasado.
Comuníquese y pubHquese.
Dado en Bogotá, á 3 de Abril de 1901.
JO É MANUEL MARROQUÍ ..
El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNZÁLEZ VALENCIA
1'01\10 t-39
t e DE L
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
602 Bolet{n Militar
DECRETO NUMERO ... DE I90I
(5 DE ABRIL)
por el cual se hacen unas asimilaciones y se asignan unos sueldos
El Vt'cepresidenle de la Repúblz'ca, encargado del Poder Ejecutz'vo,
DECRETA
Art. I. 0 Desde el I. 0 del corriente mes los Directores de las
Bandas nacionales que hacen el servicio en Bogotá, quedan asimilados
á Coroneles para los efectos fiscales, con derecho al sobresueldo
respectivo.
Art. 2. 0 RespeUo de los demás miembros de las mismas Bandas,
continuarán en vigor las disposiciones contenidas en los artículos
2 I y 22 del Decreto número 228 de 3 I de M a yo de I 897,
y tendrán, además, un 25 °/ 0 de sobresueldo.
Comuníquese y ptiblíquese.
Dado en Bogotá, á 5 de Abril de 190 I.
· JOSÉ MANUEL MAR~OQUÍN
El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEz VALFNCIA
DECRETO NUMERO ... DE I90I
(6 DE ABRIL)
por el cual se incorpora un Batallón en las fuerzas nacionales
El Vt'cepresz"dmte de la ReptÍblú:a, c11cargado del Poder Ejecu/hro,
DECRETA
Artículo único. Incorp6rase el Batallón Pzchz1zcha, de las fuerzas
de Cundinamarca, á la 8 ... Divisi6n del Ejército.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 6 de Abril de 1901.
1 ,
]OSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNZÁLEZ VALENCIA
DECRETO NUMERO ... DE I90I
(9 DE ABRIL)
por el cual se hace una promoción
El Vt'cepresz'tlente de la Repúblz'ca, encargado del Poder E:fecuHvo,
DECRETA
Art. I
0 Promuévese al General Rafael González Barrero
de Jefe de Estado Mayor de la 3 ... Divisi6n del Ejército de Boya~
~á, al puesto de Jefe del Círculo Militar de Zipaquirá.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
lJolet{n ¡J/ilz"tar
Art. 2.0 El expresado jefe será además Comandante general
de la 8.• División del Ejército Permanente, con mando sobre
todas las fuerzas que existan allí organizadas y que se organicen
y queden acantonadas en el Círculo Militar.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 9 de Abril de 1 go 1.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEZ VALENCIA
DECRETO NUMERO ... DE I90I
(9 DE ABRIL)
por el cual se crea un Cuerpo de Guardia Cívica y se nombra Jefe de él
El Vú:epresz'clenle de la República, encargado del Poder .Ejeculzvo,
DECRETA
Art. I .° Créase un Cuerpo de Guardia Cívica, compuesto de
individuos pertenecientes al gremio de artesanos de Bogotá.
Art. 2. 0 Nómbra e primer jefe de este Cuerpo al Coronel
José Lozano, á quien se llama al servicio activo.
Delégan e á la Comandancia en Jefe del Ejército las facultades
necesarias para la organización de e ta uardia.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 9 de Abril de rgo r.
] E MA UEL MARROQUIN
.. 1 Ministro de uerra, RAr,rÓ.- o ·zÁLEZ VALENCIA
DECRETO NUMERO ... DE I90I
(9 DE ABRIL)
por el cual se hace un nombr:lmiento
El Vú:epresülente de la Repúblzca, encargado del Poder Ejecutzvo,
DECRETA
Artículo único. Nómbrase temporalmente Habilitado de la
Compañía suelta del Batallón Bomboná, mientras aquélla se incorpora
en el Batallón, al Teniente Nicolás María López.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 9 de Abril de 1 go 1.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEz VALENCIA
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín M-ilitar
DECRETO NUMERO ... DE I90I
( 12 DE ABRIL)
por el cual se nombra habilitado de un Cuerpo
El V?cepresz'dente de la Repúblzca, encargado del Poder Ejecutz'vo,
DECRETA
Artículo único. 1 ómbrase Habilitado del Batallón Pzchz"ncha,
de la s: División del Ejército, al Capitán Luis Gregario Torre•,
asimilado á su grado para los efectos fiscales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 12 de Abril de 190r.
J E MANUEL MARROQUIN
El J\finistro de Guerra, RA:\tÓN' Go. z¡{LEZ VALJ:N'CIA
DECR.ETO 1VUJvlERO ... DE I90I
( I 2 DE ABRIL)
por el cual se incorporan varios Cuerpos á las fuerzas nacionales
El víápreszdenü de la República, encargado dtl Poder Ejecull'vo.,
DECRETA
Artículo único. Incorpóran e n la fuerzas nacionales los iguientcs
Cuerpo que han pertenecido á las de Cundinamarca: el
Batallón Bn'ceiio, constante de ochenta plazas, acantonado en Facatativá;
las compañías sueltas de Guayabal, Agualarga y Madrid,
y el piquete volante de oacha y anoa , todo los cuales dependerán
de la Comandancia en J fe d 1 1 jét·cito.
Comuníqucs y publíqu
Dado en Boo-otá, á 12 de Abril de 1901.
JO E MA UEL MARR QUIN
El Ministro de Guerra, RAl\'IÓN GoNzÁLEZ VALENCIA
DECRETO NUMERO ... DE I90I
( 18 DE ABRIL)
por el cual se dispone la organizaci6n del Ejército de Reserva, se llama al ser·
vicio activo á un Jefe y se le destina
El Vicep1·esz'denlt de la Repúblz'ca, encargado del Poder Ejecutivo,
DECRETA
Art. I.° Con el fin de atender mejor al pronto restablecimiento
de la paz pudiendo enviar á campaña todas las fuerzas del Ejército
Permanente, dispónese la organización de un Ejército de Reserva,
destinado principalmente á guarnecer la capital de la Re-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín Mzlüar 6os
pública y las poblaciones circunvecinas, el cual dependerá directamente
del Ministerio de Guerra.
Art. 2. 0 Llámase al servicio activo al Sr. General Juan N.
Valderrama, y nómbrasele Comandante en Jefe de este Ejército.
Art. 3.° Facúltase al Sr. General Comandante en Jefe de dicho
Ejército para la organización de las fuerzas que han de componerlo.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á r8 de Abril de Igül.
JO E MANUEL MARROQUIN
El Mini tro de Guerra, RA~1Ó.· o. zÁL~Z V.-\LENCIA.
DECRETO NUM.ERO ... D .E' I90I
( 19 DE ABRIL)
po r 1 cual se hace un nombramiento
.E1 Vú:eprest'dmie de la R epúblzca, encargado del Poder Ejuuiz'vo,
DECRETA
Artículo úni o. ómbrasc Comi ario Pagador del Ejército de
Re~erva al L Teófilo Moneada T., a imilado á General para los
efectos fi cal e s.
Comuníques y pu líquese.
Dado e n Bogotá , á 1 9 de Abril de 15)01.
' JO MA UEL MARROQUIN
El Ministro de u e rra, ~\1\'lÓ. · GoNZÁLEZ V ALE 'CIA
D.B'CRE1'0 NUM..E'R O 47 3 DE I90I
(25 DE ABRIL)
por el cual se hace un nombramiento
El Vú:epresúienft de la R epúblzca, encargado dtl Poda· Ejeculzvo,
DECRETA
Artículo único. Nómbrase al Sr. Angel María Ramírez Comisario
Pagador de las fuerzas expedicionarias de Villeta á la región
de La Palma, asimilado á General para los efectos fiscales.
Comuníquese y pubHquese.
Dado en Bogotá, á 25 de Abril de 1901.
1 ' JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEZ VALENCIA
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
6o6 Boletin Mzl·Z:tar
DECRETO NUMERO 474 DE I90I
(25 DE ABRIL)
por el cual se hace un nombramiento
E1.' Vzeepresidenlt de la RepúbHca, encargado del Poder Ejecul/vo,
DECRETA
Artículo único. Nómbrase Comisario Pagador de las fuerzas
de Tequendama al Sr. Pablo Ferro, asimilado á primer Jefe de
cuerpo para los efectos fiscales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 25 de Abril de 1901.
JOSÉ MANUEL MARROQUÍN
El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEZ VALENCIA
DECRETO NUMERO 477 DE I90I
(25 DE ABRIL)
por el cual se forma un Batallón con el personal de dos Escuadrones
El Vzcepresidt.nlt de la Repltblz'ca, encargado del Poder Ejecut/·llo,
DECRETA
Artículo único. Fórmase un Batallón con el personal de los
Escuadrones San/os y .l'uira, de la 5: División del Ejército de antander.
Este Batallón llevará el nombre de Juan Jos( Nez'ra.
Para la organización interna del Batallón expresado, autorízase
ampliamente al General Comandante general de la 5: División
del Ejército de Santander, para que de acuerdo con el jefe
del Cuerpo, haga los nombramientos de Oficiales, tomando como
base el escalafón de los Oficiales de los Escuadrones anlos y Ne1'ra.
Comuníquese y publíquese.
bado en Bogotá, á 25 de Abril de 1901.
JOSÉ MANUEL MARROQUÍN
El Ministro de Guerra, RAMÓN Go~zÁLEz VALENCIA
DECRETO NUMERO 485 DE I90I
(25 DE ABRIL)
por el cual se refunde un Batallón en otro
El Vz'cepresz'denle de la Repúblú:a, encargad• del Poder Ejecul/vo,
DECRETA
Artículo único. Refúndese el Batallón Cardoso, de la s.• Di-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín M-ilita1' 6o¡
visi6n del Ejército, en el Batallón Girardot, el cual en lo sucesivo
hará parte de la expresada Divisi6n.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 25 de Abril de Igüi.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEZ VALENCIA
DECRETO NUMERO 487 DE I90I
( 26 DE ADlUL)
por el cual se refunden en uno dos Batallones, se llama al servicio actlYO á dos
Jefes y se les destina
El Vicepresz·denlt de la República, encargado del Poder Ejeculz'vo,
DECRETA
Art. r •0 Refúndense en uno, que en lo sucesivo se llamar_á
Batallón Pichincha, los Batallones rz·radores y Pichz"tzcha, de la 8.•
Divisi6n del Ejército.
Art. 2,0 Llámase al servicio activo al General Luis Urdaneta
y al Coronel Jesús Sanabria, y destínaseles como primero y
segundo Jefes, respectivamente, del expresado Bata116n.
Comuníque e y publíquese.
Dado en Bogotá, á 26 de Abril de 1901.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNZ.ÁLJ:Z VALENCIA
DECRETO NUMERO 497 DE I90I
(30 DE ABRlL)
por el cual se hace un nombramiento
El Vú:epreszdente de la República, encargado del Podtr F:;'eculivfJ,
DECRETA
Artículo único. N6mbrase al Teniente Alfredo L6pez Habilitado
del Batallón Juan José Ndra, de la 5.• Divisi6n del Ejército de
Santander, asimilado á Capttán para los efectos fiscales.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 30 de Abril de I go I.
JOSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, RAM6N GoNzÁLEz V ALENCa
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
6o8 Boletftt Mzlz'ta~
.DECRETO NUMERO 497 (bzs) DE z9oz
( 30 DE ABRIL)
por·ei cual se hace un nombramiento
El Vzcepresidenle de la Repúblzca, encargado del Poder E.fecutz'vo,
DECRETA
Artículo único. Por renuncia aceptada al señor Vicente González
Bonilla del puesto de Habilitado del Batallón Posada Guliérrez,
nómbrase al señor Santiago Munévar, asimilado á Capitán
para los efectos fiscales.
Comuníquese y públíquese.
Dado en Bogotá, á 30 de Abril de 1901.
]OSE MANUEL MARROQUIN
El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁLEZ VALENCIA
DECRETO NUMERO 503 DE z9oz
( 30 DE ABRIL)
por el cual se llama al serTicio activo á vario Jefes y se les destina
El Vzcepresidenle de la Repríblzca, encargado del Poder Ejecutivo,
DECRETA
ArtÍculo único. Llámasc al ser icio activo á los Generales
Andrés . Quintero, Pioquinto Ampudia y José Vicente alazar R.
y destínaseles así : al primero, como Inspector general de la I. ..
División del Ejército Permanente, y á los dos últimos como primeros
Ayudantes generales del Cuartel general del Ejército.
Comuníquese y publíquese.
Dado en Bogotá, á 30 de Abril de 1901.
]OSE MANUEL MARROQUI
El Ministro de Guerra, RAMÓN GoNzÁu:z V ALE CIA
SERVICIO FISCAL DEL .EJ.É'RCITO
CONSULTAS Y RESOLUCIONE
Repttbllca de Colomb·ia-Pagaduría Cmlral-Nzímero 5,954-Bogotá,
Sr. Ministro de Guerra
Dz'dembre I5 de z899
De acuerdo con la autorización que confiere á V. S. el artículo
8. 0 del Decreto de 29 de Octubre de 1899, sobre Contabilidad
Militar, consulto con V. S. si la Oficina á mi cargo queda comprendida
en los términos del mismo Decreto. Esto no obstante que
mis cuentas han sido formuladas por partida doble y con la obser-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletín JVIziitar
vancia de todas las formalidades que exigen el Código Fiscal y los
Reglamentos de Contabilidad.
Dios guarde á V. S.
RoBERTo PARDO C.
Repúbhccz de Colombz'a-Múuslerio de Guerra-... )eccz'ón 2 ... -Número
I,8Js-Bogotá, Dzezembre I5 de I899
Sr. Pagador Central
En respuesta al oficio de usted número 5,954, de esta misma
fecha, y de acuerdo con la autorización que confiere al Ministerio
el artículo 8.0
, Decreto de 29 de Octubre del a:ño en curso, sobre
Contabilidad Militar, digo á usted que siendo la Oficina á su cargo
pagadora de gastos militare exclusivamente, queda comprendida
en los términos generales del Decreto citado, aunque sus cuentas
hayan ido llevadas por partida doble, pues bien se comprende
que la partida sencilla no tiene más objeto que facilitar la formación
de cuentas á respon ables tran itorios é inexpertos, la mayor
parte, en el arte de la Contabilidad.
Dios guarde á usted.
JosÉ ANTOS
Repúbbcrz de Colombz'a-Ml1nslerz'o de Gu.erra-Seccz!m J ... -1'{/Ímero
I,924-Bogold, 26 de .Dz'cz'embre de I899
Sr. 11 agador Central
'iendo g nerales y absolutos los términos de los Decretos númer
s 519, de 25 de Octubre, y 550, de 29 del mismo mes, sobre
ontabilidad Militar, que dan amplias facultades á este Ministerio
para toda clase de contratación que se relacione con el equipo del
Ejército, es deber de usted atenerse en un todo á las órdenes que
se le comuniquen por este Ministerio, tanto más cuanto por el artículo
7. 0 del último Decreto citado se señalan las atribuciones de
la Corte de Cuentas en todo lo relativo al Ramo militar. De otra
manera el Gobierno quedaría imposibilitado para la consecución
de cualquier elemento que juzgara necesario á la buena dirección
de las operaciones militares.
A usted le basta comprobar S!.IS cuentas con los documentos
de ingresos y egresos de que trata el artículo 2. 0
, parte final del
Decreto 550 ya citado.
En estos términos quedan llenados los vacíos y aclaradas las
dudas que puedan presentársele sobre el particular, sin que esto
obste para que, si á su juicio faltare algún requisito ó documento
que compruebe un gasto, pueda solicitarlo del Ministerio.
Dios guarde á usted.
JosÉ SANTOS
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ÓIO Boletín M·Z:litar
RepúbHca de Colombt'a-Mz1nslen'o del Tesoro-Pagaduría CentralNúmero
94-Bogotá, 30 de Enero de I90I
Sr. Ministro de Guerra- P.
Bajo el número 6o me dirigí á V. S., el ro de los corrientes,
poniéndole de manifiesto los inconvenientes con que tropieza esta
oficina cuando se le presenta algún acreedor por comisión militar,
puesto que l1 Corte de Cuentas, al examinar las de la Pagaduría,
glosa toda orden que tenga esa procedencia.
El objeto de aquella nota fue inquirir de V. S. si se ratificaba
en las resoluciones dictadas por el Despacho de Guerra bajo los
números 1,87 5 y 1 ,924, de 1 5 y 16 de Diciembre del año de 1899
(Dian·o Oficzal número 1 1,390); y como no he tenido el honor de
una respuesta, y las dificultades aumentan con la insistencia de la
Corte en sus reparos, de nuevo ruego á V. S. se digne resolver,
una vez por todas, lo que de modo invariable deba hacer á este
respecto.
Dios guarde á V. S.
RoBERTO PARDO C.
Repltblú:a de Colombz"a-Mz1u'sltn'o de Guerra-SecCl'fm 3."'-Número
222-Bogotá, 30 de Enero de I90I
r. Pagador Central-P.
En respuesta al atento oficio de usted, marcado con el número
94, de fecha de hoy, e te Ministerio di pone que por la Oficina
de su cargo se dé estricto cumplimiento á los Decretos números
519 de 25 de Octubre y 550 de 29 del mismo mes, sobre Contabilidad
Militar; en consecuencia, queda vigente en todas sus partes
la Resolución de 26 de Diciembre de 1899, mientras este Despacho
no disponga otra co a.
Dios guarde á usted.
JosÉ Do~uNGO ÜSPINA C.
SUELDOS MILITARES
ORD~l'l GENERAL PA:R.A HOY 13 DE !AYO DE 1901
Art. 36o2. A partir del 1.0 del presente, los Habilitados del
Ejército racionarán las fuerzas de su cargo conforme á la siguiente
distribución, en la cual se toma en cuenta el nuevo aumento de
haberes otorgado por el Gobierno, mientras dure turbado el orden
público:
Soldado ............................................... $ r 30
Cabo 2.0 y Tambor ................................... 1 40
Cabo 1.0 y Corneta.................................. 50
Sargento 2.0
•• ••••••• ••••• •••••• ••••••••• •••• ••••••••• 6o
Sargento 1. 0
•• • • • • •• • •• • •• • • • • • • • • • • • • • • • • •• • • • • •• • • • • r 70
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Bo/et{n Militar ÓII
Las diferencias que resulten en cada mes entre el total de raciones
y el haber legal, constituirán los ajustes que se sacan en
la libranza de completo haber.
§.Cuanto á la Oficialidad, el nuevo sueldo se le dividirá, como
de costumbre, en cinco partes correspondientes á las cinco semanas
que tiene el mes militar.
El General jefe, MARIANO ToBAR
SINDÉRESIS NAPOLEÓNICA
(Del francés)
El General Guilleminot hizo las campañas de Alemania como
Ayudante de Moreau, y con este General se encontraba en París,
cuando observó que un individuo le asediaba en teatros, cafés y
paseos, trataba de ganarse su amistad y sin cesar le hablaba de
su jefe y del placer que tendría en adquirir relaciones con él. Al
fin una mañana el individuo en referencia, intrigante que obraba
por cuenta del Gobierno inglés, se entró de rondón al domicilio de
Guilleminot, y sin preámbulo alguno le ofreció 4,000 guineas si lo
relacionaba con Moreau; Guilleminot le respondió como debía,
pero el intrigante halló menos tropiezos acudiendo á otras personas.
Moreau había sido amigo de Pichegru, y Guilleminot interrogó
más de una vez á su jefe sobre aquél, dejando ver cuánto le indignaba
la traición de Pichegru, á lo cual siempr r pondía con
flojedad el interpelado.
Después del incidente referido, una mañana fue detenido Guilleminot
en su domicilio y encerrado en un calabozo, sin que nadie
le dijera qué acusación pe aba sobre él; así pasó seis meses, sin
interrog-atorio, sin la menor luz sobre semejante proceder. Al cabo
de aquel tiempo fue puesto en libertad, con orden de que se trasladara
en el acto á su patria (Flandes), donde poseía una pequeña
propiedad, en la cual debía permanecer hasta nuevo aviso. Guilleminot
obedeció sin replicar, y fue entonces cuando supo la conspiración
de Moreau, en la cual se creía tuviera parte lo mismo que
los otros ayudantes de aquél; el proceso no reveló el menor cargo
contra él, y por eso se le ponía en libertad.
Poco antes del arresto, Guilleminot había sido ascendido á
Coronel, pero no se le entregó el despacho, que no quiso reclamar.
En S'l hogar vivió Guilleminot de la agricultura durante
año y medio, y se creía olvidado de todos, cuando un día recibió la
siguiente lacónica orden: "Seis horas después de recibida la presente
carta, el Sr. Guilleminot se trasladará por la posta á Estrasburgo
á esperar allí las órdenes del Gobierno-Napoleón." El desterrado
obedeció, y llegó al lugar de la cita al mismo tiempo que
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ÓI2 Boletbt Jviilitar
el Soberano, depositando humilde su tarjeta en casa de Berthier,
la cual le fue contestada con el mandato de presentarse esa noche
en el Palacio imperial.
Conforme á lo prevenido al" Sr. Guilleminot, 'porque nadie le
daba tratamiento militar alguno, entró al salón donde estaban los
altos dignatarios del Grande ejército, sus amigos y camaradas, á
quienes no veía hacía dos años: nadie le reconoció; ni una mano se
tendió para estrechar la suya, y apenas tal cual fría reverencia le
recordó alguna antigua amistad. e mantuvo separado de tan extraña
concurrencia, presa del más grande malestar: hasta su traje
de burgués contrastaba con tantos brillantes uniformes. ¡ Qué de
reflexiones no se agolparon á su men te ! ; Cómo recordaba su modesto
retiro, donde á. lo menos no era víctima de semejantes des-agrados!
_
Mas de repente cambia la escena : la puerta del Gabinete del
Emperador se abre, y el ayudante de servicio pronuncia en alta
voz el nombre del Sr. Guilleminot. El proscrito staba en la sombra
de la chimenea, y entre él y el Gabinete se movía la l rillante
multitud, que al oír el llamamiento se aparta ilenciosa para darle
paso, observando el incidente con ojo atento, li ta para reconocer
si así le convenía.
El Emperador estaba solo con Berthier, que e cribía en una
mesa cubierta de carta geográficas de Alemania. uilleminot se
figuró que se le iba á interrogar sobr las campañas de Mor au, y
el temor de responder malle amilanó aún más. Bien sabía que se le
esperaba; pero esa íntima entrevista con el Emperador, puesto que
Berthier no e taba allí sino como ecretario, y los antec dent s de
la visita, todo conspiraba para quitarle la pre encía ele e píritu que
tanto necesitaba. Napoleón lo comprendió, y como le ínter aba el
asunto, quiso tranquilizar á uilleminol: "Vamos, le dijo n ton
amistoso y señalándole un a iento; sentaos ahí y conversemo ...... ,
"¿Habéis hecho las campaña de Mor au en Alemania?·' ... " í,
ire. Y siguió una erie de preo-untas, p e ro en tal tono que devolvieron
al interrogado la calma y con ella la memoria: era lo
que necesitaba para responder bien, pues notó que Berthier escribía
lo que contestaba. El plan de campaña del Emperador fue trazado
después de esa entrevista que duró hora. y media: el uno preguntaba
concisamente y el otro respondía de modo conveniente.
Terminado el interrogatorio, Napoleón dijo á Guill minot:
"Id á descansar y esperad mis órdenes. ' La puerta del Gabinete
volvió á abrirse, y la atenta multitud acudió al paso del que
salía; cada cual de ella encontró entonces en el proscrito, desconocido
una hora antes, un camarada, un amigo que se tornaba á saludar
con placer. Guilleminot no alcanzaba á atender á tantas
zalamerías cuyo valor conocía sobradamente para que no tratara
de rehuirlas cuanto antes.
El ejército se puso pronto en marcha: Guilleminot recibió
orden de seguir en el Estaco Mayor imperial sin grado, sin destino
y hasta sin sueldo, y as{ debía vivir varios meses, empleado en los
reconocimientos más expuestos, en los sitios de mayor peligro, con
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Boletin M-ilitar ÓI3
msistencia rara y sin que se le dijera una palabra sobre su anómala
situación. En esa campaña de 1806 era uno de los tres ingenieros
militares del Estado Mayor generalísimo, y como tal se le encargó
en Abril reconociera una posición para I oo,ooo hombres,
practicando luégo los estudios del caso sobre la manera como el
enemigo podría intentar obligar al ocupante á que la evacuara;
después se le mandó levantar el plano del campo de Jena.
Al otro día de la batalla de Eylau, Napoleón llamó á Guilleminot
y le dijo: "¿Vos levantasteis los planos de las grandes batallas
de M orea u?" "Sí, Sire." "Pues bien, tomad el número de ingenieros
que os parezca suficiente, levantad el de ésta y traédmelo
lo más pronto posible." Se trataba de una labor titánica, vista
la extensión de terreno sobre la cual habían maniobrado los dos
ejército . Guilleminot trabajó con ardor, y por una especie de prodigio
á los ocho días presentó el plano pedido, creyendo terminaría
con esto lo anómalo de la posictón en que se encontraba.
No sucedió así, y al otro día Guilleminot estaba lo mismo que
una semana antes, expuesto siempre al peligro, sin grado, sin destino
y sin sueldo; veía que el propósito del Emperador era experimentarlo
de todos modos, hasta en su lealtad, puesto que sin
ce ar se le ponía en ocasión de entenderse con el enemigo, si en
verdad hubiera querido hacerlo, lo que, dicho sea de paso, ni por
la imaginación de uilleminot cruzó iquiera; el Emperador quería
cerciorar e de ello hasta la saciedad.
1 cabo de seis meses de tan penoso servicio, uilleminot
r e cibió un día la orden de presentarse al Emperador: encontróle
escribiend con aire de gran preocupación. "Esperad," dijo apoleón
sin mirar al (¡u c e ntraba, y espué de agr gar otras líneas,
añadió sin leYantar la cabeza: "Pa ad á ca ·a del Príncipe Berthier,
pedidle cinco 6 seis oficiales, los que juzguéis necesarios, y
2,000 luiscs, y sin demora partid para Turquía." Guilleminot en
silenci• e peró alguna otra e. ·plicación. ·'Idos," fue lo único que
aquél añadió. ·
Guillcminot se trasladó a l domicilio de Berthi r y le pidió sin
más preámbulo 2,000 luises y seis oficiales · el General se quedó
asombrado y le dij : "¿Estáis loco·?" "Párto para Turquía,' replicó
el ingeniero. " h! es él quien os manda, exclamó el Príncipe;
estoy encantado de que se os confíe misión tan importante porque
la desempeñaréis á maravilla; aquí están los pliegos, pues no
faltaba sino poner el nombre del ejecutante." En el acto se entregaron
á Guilleminot los luises y los oficiales designados, y el
ingeniero se encontró sobre la ruta de Constantinopla tan inesperadamente
como antes lo estuvo sobre la de Estrasburgo. Entre los
papeles que se le habían entregado encontró su despacho de
Coronel.
Eran entonces íntimas las relaciones entre Francia y Turquía;
el Ejército de Yusuf Bajá estaba frente á otro de rusos, y se trataba
de disciplinarlo, de organizarlo, y de hacerse escuchar por un
jefe celoso de su autoridad y por una multitud acostumbrada á todos
los excesos, á fin de provocar por ese lado una poderosa di-
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BtJletfn Mtl-itar
versión y así desviar la atención de Rusia hacia sus fronteras mE'ridionales.
La tarea no era baladí. El comienzo no fue feliz: el ejército
de Yussuf acampaoa á orillas del Danubio, frente al ruso; Guilleminot
se acercó al primero, no sin correr riesgos, á bordo de
un barquichuelo turco. Cerca del campo entra á una barca para
llegar á tierra, y ve que los turcos se acercan en gran número á la
orilla; cree que es para festejarle, y apura el movimiento; pero al
distar apena.s diez pasos de la orilla, recibe una descarga de metralla
que por fortuna no hizo daño á nadie, pero sobre cuya in-.
tención no cabía duda. Después se le dejó llegar, y se le dijo que
tal era la costumbre turca, tirar contra cualquier franco que se
aproximara, pues con ese termino abarcan á todos los que no isten
á la oriental y á quienes en general miran como enemigos.
Yussuf recibió al francés como hombre celoso de su autoridad;
le prodigó atenciones y agasajos, pero se preocupó muy
poco por el objeto de su misiva, que por lo mismo no pudo cumplir
Guilleminot sino imperfectamente. El orgullo de los turcos es
inmenso, y la modestia del ingeniero les parecía signo de inferioridad.
"¿Cuántos h()mbres mandas en Francia?," le preguntó un
día Yussuf. u Diez mil," respondió aquél sin vacilar. " ¡Ah 1 e que
yo tengo aquí sesenta mil á mis órdenes. ' "Sí, replicó Guilleminot,
pero con esos diez mil soldados derroté ochenta mil turcos en
Egipto." La re puesta tapó la boca al musulmán.
De regre o de u mi ión, Guilleminot entregó á B rthier el
resto de los 2,000 luises, porque no todo el dinero se había gastado
en la comí ión. Después el ingeniero a cendió rápidamente : en
Waterloo mandó una División· en la guerra de España (r813) fue
el jefe verdadero, porque el Duque de ngulema no lo era sino
nominal; y por último, desempeñó los cargos de Jefe del Depósito
de la Guerra y de Presidente de la Comisión encargada de la defensa
de las frontera .
Hasta hace ¡:,oco los detalles de la Yida de uilleminot eran
desconocidos de los historiadores, y por cierto que eso de confiar
importantes misiones militares á un hombre que estaba en desgracia
para con el Soberano, sin darle grado ni empleo, constituye un
hecho curioso que ilumina con nueva luz la trama de la epopeya
napoleónica.
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PRINCIPIOS GENERALES DE ESTRATEGIA
Y DE TACTJCA EN LAS PEQUENAS GUERRA.S
por el Mayor C. E. Callwell, del Ejército inglés
TRADUCCI6N DE ISIDORO LA VERDE AMAYA-ContimJa -
XV. Emboscadas empleadas como avanzadas-El General Bugeaud
recomendaba y empleaba con éxito el envío, lejos del frente,
de pequeñas partidas mandadas por un oficial con orden de
tender emboscadas. El enemigo, cuando da inesperadamente con
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Bolet{n M·ilZ:tar ÓI5
ellas, puede creer que tiene que habérselas con el cuerpo principal,
y se retira. El General Lewal en sus Estudios de Guerra se decide
abiertamente por este sistema, y encarece á la partida que
no dispare y que haga uso de la bayoneta. La idea es buena. El
enemigo, que ha reconocido el campo durante el día, se acerca
cautelosamente con intención de sorprender ó de inquietar á los
centinelas; pero es atacado de improviso, y el hecho es que se
quema por su mismo petardo. En Argelia y en Túnez, los Franceses
emplearon algunas veces con éxito este método, lo mismo
que los Rusos en Asia CeRtral. Buenas tropas indígenas convienen
mucho en este caso, pues por naturaleza son astutas y se complacen
en el empleo de estratagemas. El objeto principal de las
avanzadas por la noche, en estas pequeñas guerras, no es tanto
el señalar la inminencia de un ataque, esta es la excepción, cuanto
el de impedir que el cuerpo principal rea hos ilizado y alborotado
como sucede.
XVI Sz'stema particular del General Yussrif-Es interesante hacer
notar que el muy capaz y muy experimentado General Yussuf,
que contaba probablemente más servicios en Argelia que ninguno
otro de los grandes Jefes franceses que se han formado en el
teatro de estas largas guerras, tenía la costumbre de colocar las
avanzada á mayor distancia por la noche que durante el día.
Colocadas á I 50 yarda de las cara del cuadro durante el día, por
la noche se situaban algunas vece ha ta la di tancia de r,ooo yardas.
P queños destacamentos muy alejados de los sostenes, corren,
sin embargo, el riesgo de ser anonadados si el enemigo se presenta
en fuerte número 1 ara intentar realm nte un g lpe deci ivo.
Esta manera de proceder se cita com seguida por un antig-uo
mae tro del arte de la guerra irregular, pero sus ventajas son discutibles.
XVII. Servzúo de segundad en marcha-El servicio de seguridad
en marcha, en las pequeñas guerras, comprende casi siempre
pequeñas fracciones desprendidas como vanguardia, retaguardia
y guardias de flanco. En la guerra regular basta lanzar un destacamento
en una sola dirección, aquella en que se señala la presencia
del enemigo ; pero en la guerra irregular, una columna generalmente
está expuesta á . er atacada por todos lados, y por esto debe
obrar con previsión. El ejército de Bonaparte, compuesto de antiguos
veteranos, al principio de su marcha de Aboukir sobre
Alejandría, fue completamente desorientado por la táctica de los
Beduinos y de los Mamelucos, que hostigaban sus flancos, y tuvo
que reconocer que en estas operaciones eran indispensables las
guardias de flanco. Charette, en la Vendée, más de una vez
cayó sobre el flanco de las columnas republicanas en marcha, causándoles
el mayor desorden. Guerreros irregulares y guerrilleros
se inclinan mucho más á proceder contra los flancos y las retaguardias
que contra el frente de un ejército en marcha. De este
modo las retaguardias y las guardias de flanco tienen una impor- .
tancia especial, y las reglas ordinarias fijadas para un ejército en
marcha rara vez son aplicables.
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6r6 Boletfn Mz.litar
XVIII. Efecto de la ltndenda del enemigo á proceder co11/ra los
flancos y contra las t·efaguardz'as-En capítulos anteriores se ha comentado
la tendencia del enemigo, en estas pequeñas guerras,
á evitar, hasta en lo más fuerte del combate, una acción decisiva
con el fuerte de la columna de las tropas regulares, en tanto
que se encarniza contra los flancos. Esto es lo que el enemigo
ha hecho siempre en Argelia, en el Marruecos, durante la sublevación
de la India, en el Ashantí y en Afganistán. Tal es su manera
de proceder cuando desea hostigar y retardar la marcha de
una columna de tropas regulares. Tratará de evitar el comprometerse
con la vanguardia, y escogerá una ocasión favorable para
atacar los flancos y las retaguardias de la columna en marcha ; y
si no se toman precauciones, puede resultar gran confusión, hasta
cuando el ataque del enemigo no es á fondo.
Una columna en marcha no se encuentra en situación de resistir
un ataque de flanco, á causa del convoy, que en las pequeñas
guerras uele ser considerable, en relación con la fuerza de
la columna. En una gran campaña moderna, la red de caballería
establ cida al frente de un ejército en marcha, protege á este ejército
contra una demostración inopinada, dirigida contra los flanc s
de sus columnas. Pero en las pequeñas guerra , en terrenos difíciles
como á menudo se encuentran, es de ordinario imposible
tender una línea de caballería.
XIX. Coronamzenfo de las aliuras ~1/. los desfiladeros de monfm1asPara
atravesar desfiladeros de montañas, de ordinario e ocupan
los dos flancos ante de avanzar la columna. En tanto que é ta se
desliza, los destacamentos quedan en po ición obre puntos favora
les, permitiendo á la columna que d file por ntr ellos. Este
sistema se adopta comúnmente con mucho é. ·ito n Afrranistán, y
en las e.-pediciones por entre las montañas de la frontera noroeste
de la India. Procediendo de otro mocl , 1 convoy, si no ya la
tropas mismas, se a!"rieso·aría mucho á er atacado de improvi o
por los montañesc que e precipitarían de algún punto del desfiladero,
puesto que los centin las á caballo no pueden vigilar convenientemente
los flancos, y que el movimiento de destacamentos
de infantería paralelos al de la columna principal, sería muy lento
y muy penoso.
XX. Strvzáo dt segundad en una marcha en cuadro-La formación
en cuadro evita, hasta cierto punto, la necesidad de tener
vanguardias, guardias de flanco y retaguardias. in embargo, aun
en este orden de marcha se establece comúnmente un cordón cir-cular
de centinelas á caballo, como lo hicieron Baker Bajá y Sir
G. Graham en sus marcha desde Trinkitab, en 1884. La objeción
al empleo de centinelas y sobre todo de exploradores, se apoya
en que pueden interceptar el fuego del cuadro; sobre esto se ha
insistida en un capítulo anterior.
XXI. Es t?nporfante qu.e las columtzas ett marcha se mantengan bien
compactas-A causa de la gran rapidez y de lo imprevisto de los
ataques de guerreros irregulares, es del todo indispensable que la
columna en marcha permanezca bien compacta. Una larga colum-
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Boletbz .J.filt'tar ÓI7
IJ'la cuyo alargamiento sea muy considerable, incita al enemigo á
intentar una sorpresa: no se pueden guardar los flancos, y no se
puede sostener un servicio conveniente de seguridad. En Shellala,
en Argelia, en 1881, en tanto que la cabeza de una columna francesa
derrotaba á los Arabes, los merodeadores atacaban el convoy,
que se había quedado muy atrás; toda la columna tuvo que
volver á Géryville para municionarse. Ventajoso fue que en Ahmed
Khe l los Afganes hubieran atacado la cabeza de la columna
y no el convoy que iba detrás, porque éste habría sufrido
fuertes p é rdidas. En los países montañosos, la protección de los
flancos de una larga columna es muy difícil, como se ha puesto en
evidencia en el Ashantí. El General Philippovich, t n Bosnia, en
1878, marchaba iempre con destacamentos á los flancos, á fin de
rechazar los ata']ues de las guerrillas del paí . Es siempre importante
evitar en marcha el alargamiento de la columna, sobre
todo en la guerra irregular, en que las tentativas sobre los flancos
son probables. E ·te es el único medio que permite proteger la columna
contra ataques d e flanco.
X TII . Debo·es de la vanguard/a-Las presct·ipciones tácticas
dan, con justa razón, grande importancia á la composición de las
avanzadas y á la definición de sus deberes. En las grandes campañas,
generalmente está admitido que b vanguardia se bata,
pue sirve de freno para amor iguar el primer choque del e nemigo.
En las pequeña guerras, al contrari , el deber de la van..:
guardia es más bien el de ob ervar. Su p:tpel e pruteger la columna
contra las emboscada y sorpre as. Cuando se avi ta con
el encmig , previene al cueq o principal y ·e repliega solxe él, si
lo gru JO· cnem'g son con iderables. El gran principio en campaña
contra nemigos irregulare , es mantener el ejército concentrad
ha ta el momento de entrar en combate. A cau a d la
vulnerabilidad de los flancos, la vanguardia corre gt·an riesgo de
ser cortada del cuL-:rpo principal, i se ad lanta much . No es
necesario hacerla avanzar demasiado. id enemigo di pone de
artillería, rara vez e5 formi able, y de ordinat·io no hay que precaverse
de su fuego. No hay peligro de que la columna en marcha
sea inesperadamente tomada de flanco por la artillería apostada
con este propósito, lo que sí acontece en la guerr~ regular,
cuando la vanguardia no es suficientemente fuerte y no está bien
lejos. En la guerra irregulac, la vanguardia no es sino una antena
y no un tapón.
XXIII. Retaguardz'as-El papel de la retaguardia de un ejército
en retirada es siempre muy delicado. En la guerra 1· guiar,
algunas veces se ve obligada á sacrificarse para salvar el cuerpo
principal, mientras que en las pequeñas guerras, rara vez es compelida
á hacerlo. En la guerra regular, la suerte de un destacamento
que se sacrifica, es la destrucción militar, es decir, pérdidas
enormes al principio, y luégo rendirse á discreción; pero en la lucha
.contra adversarios medio civilizados, y también en no pocos ca-
sos contra guerrilla5 en país civilizado, hay que evitar el rendirse.
En la guerra irregular, la mayoría. de las veces la suerte de
TOllO 1-40
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6r8 Bolet{n Mz"lz"tar
una columna que se sacrifica es la destrucción completa de ella.
No es sino en casos muy excepcionales cuando una unidad puede
ser llamada á sacrificarse. Además, por causa de la tendencia del
enemigo á maniobrar sobre los flancos, y como resultado de la retirada
que en estas pequeñas guerras implica casi necesariamente
una marcha al través de países infestados de guerrillas y por entre
un territorio todo en armas y excitado por la retirada de los ÍnTasores,
se comprende que la retaguardia es casi inevitablemente
cortada si se aparta demasiado del cuerpo principal. La retaguardia
no debe alejarse mucho. Su tarea es difícil en extremo. Ella
puede aprovecharse de la ocasión indicada para verificar un contraataque
eficaz, pero no debe comprometerse, 6 de repente se
encontrará separada del cuerpo principal que habrá seguido su
marcha.
En retirada, todavía es más importante que en marcha avanzando,
que la columna permanezca compacta y muy alerta. Si
el enemigo intenta dar un golpe, ya se ha hecho ver que estos
adversarios no son siempre ardorosos en la per ecución : maniobrará
sobre los flancos. El adversario es mucho más ágil que las
tropas regulares, de manera que si él lo pretende, éstas no pueden
escapár ele. Cierto que se pre entarán oca ion s en que se pueda
dejar una pequeña retaguardia para ocupar algún punto particular;
pero de ordinario será pr ferible y mucho más conv niente
que permanezca cerca del cuerpo principal y que pr ceda con
prudencia. Conlz!nía ____ _. )'.;;!(.._ ___ _
NOCI01VES DE GEOCRAJ?JA ./VILITAR
TEORI.I D./'.'1.. 'l /•.:ARENO
Cotll111fia
Llanura - 1cscras
To o el mundo sabe lo que s un llano, y sin embargo se enuentra
grand embarazo para d lini1~ esta palabra.
En la acepción ordinaria, llano, llanura, llanada, es una grande
extensión de terreno que no está cortada po1· monlm1as, ni surcada
por vallts ~· en una palabra, es un país ras , plano, liso; pero es difícil
señalar límites entre un país plano y un país montuoso. En general,
una comarca con -e rva la denominación de llana, cuando no
está atravesada por altas monfa11as, aunque el suelo sté sensiblemente
ondulado.
Los p equeños llanos encerrados entre montañas no son otra
cosa que vallts de solera 6 fondo plano. En general están formados
de escombros 6 restos que se han depositado en el fondo de las
aguas que en otro tiempo los cubrían. Un día los grandes lagos
de la América del Norte, desembarazados de sus aguas, formarán
probablemente llanuras análogas. Pero estos anchos valles de fondo
plano nunca dan más que llanuras limitadas, mientras que en
cierta parte de los continentes hay espacios inmensos .cuya regularidad
sólo es turbada por ligeras arrugas ó resaltos que ~e levan.
tan poco sobre f;'l nivel del Océano.
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B c!etfn . 1fzlitar
Las verdaderas llanuras son, pues, las que por un lado estáru
bordeadas por el mar.
El estudio de las llanuras es de grande interés para el geólogo,
si se atiende á que Ja mayor parte de las cordilleras son de fecha
posterior á la aparición de los conHntnles ,; de modo que éstos.
han debido elevarse al principio muy poco encima de las aguas ~
Entonces debían presentar una superficie uniforme y pantanosa~
porque al lroantanu'tnlo dt las montañas es á lo que las llanuras deben
las pendientes, más ó menos fuertes, que ahora permiten correr
á las aguas.
Toda la tierra seca ó tmtrgz'da (por oposición á la umergida
ó debajo de las aguas) puede dividirse en tres categorías: llanuras
bajas, llanuras altas 6 mesdas, y montañas. Las llanuras bajas están
situadas generalmente á la orilla del mar, y por lejos que se exti
ndan hacia el interior, si~mpre vienen á parar á la costa. Las
llanuras bajas mejor caracterizadas en Europa son la Holanda y
la Lombard{a, sin que puedan admitir comparación con los Llano_
y Pampas de América.
Las mesetas on también lla1turas~· pero e distinguen de las
bajas, tanto por u allzlud, como por su uperficie, que suele ser
menos Ji a, plana 6 igual.
i puede on iderar e á l0s tajos llanos como terr no S( lt'mtn-lanos
formados por ríos, to es, por los fragmentos que el agua,.
la nie\·e ó 1 Yientos han acarr ado desde la montaña ha ta lo
mayor s y má profundo surcos de la corteza terrestre, las m selas,
al ontrario, apar cen como residuos de este mismo trabajo
de ero zon y . acan cl este orig n dos cara teres distintivos; desde
lu ·go los ltrllol· de los ríos, que las atraviesan, van generalment
más ncajonados 'ntre sus orillas qu en los bajos-llanos, en los
cuales el nivel del agua es á vec s m<.í alto qu el de los terrenos
inmediato , lo que c. ·ige trabajos dispendiosos de di 1ue ó encauzamiento;
ademá ·, la capa arable 6 vegetal s menos e pe a. que
en las //,muras lajas, y tanto, que el arado má simple 11ega al subsuelo;
en las mesdas la capa veg tal escasamente tiene seis pulgadas
de fondo, mientras que en los bajos llanos pasa de cinte, de
cincu nta pies de profundidad. En los valles del Rhin y del Vístula,
mejor aún en los del Gangcs, Orinoco 6 Misisipí, es imposible
llegar al subsuelo. Sondas de gran profundidad han demostrado la
presencia de un légamo de aluvión, sin llegar á terreno firme ó
resistente.
Aunque las llanuras se 9-ividen en bajas y alias ó me.rtlas, no
puede fijarse de un modo positivo "dónde acaban las unas y principian
las otras " : tanto es el número que hay de gradas ó resaltos
intermedios. En cierto modo, por llanuras 6 escalonu sucesivos,
y como de terraza en terraza, es como principalmente se elevan
los contz1zenles encima del Océano; las grandes cordz7leras que los
atraviesan no son, por decirlo así, sino accülenles en medio de Jo
terrenos planos elevados.
Las coHnat 6 las miJtzlañas que se perciben á lo lejos en el extremo
de una llanura, no son muchas veces otra cosa que las caídas
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Ó20 Bolet{n M-ilita?'
ó pmdzentes de una meseta, más ó menos elevada por enc ima de la
que ocupa el observador.
E tas mesetas, y singularmente las de " mucha altura sobre el
nivel del mar, ' ofrecen una circunstancia que m e rece notarse. Es
raro que estén enteras en toda su exten!>ión : lo más ordinario es
que el maázo que constituyen, se encuentre recortado, resquebrajado
por entalladuras profundas, generalmente ramificadas, que
irradian en diferentes direcciones, partiéndole de Yarias maneras
al prolongarse sobre la me efa _inferior, en la cual vienen á desembocar.
Esta circunstancia es la que ha hecho considerarlas como
~rupos y nzacz'zos de montmias, mientras que en realidad no forman
generalmente en toda su extensión más que una sola y misma
masa fracturada por valles, más 6 menos hondos y numerosos. Las
plataformas de las diferentes piezas que al parecer los componen,
ya estén completarrtcnte separadas, ya unidas por trozos irregulares,
se hallan toda sensiblemente e n e l mismo plano, y las capas
ó estratos, que componen la masa, se corresponden en las pendientes
de las gargantas y barrancos que los surcan.
También á veces 'el maúzo está cortado y dividido por valles
radiales 6 con"Tergcntes, que se r únen en un punto central, en
donde se presenta un vasto hundimiento; y entone s se notan
obre el borde de este hoyo ó cuenca monlaiias, má ó menos alta ,
que realmente no son otra cosa que la extremidades de los trozos
6 masa parciales n que 1 macz'zo total se encuentra dividido ó
repartido.
Por los cálculos de Humboldt (que Zimmcrmann reproduc~..::)
relativos á la repartición del volulllen. de las monla11as sobre toda la
superficie de lo conlz'nmles, se viene á deducir qu las monla1ias r -
presentan una masa d terreno infinitamente menor de lo que á
primera vista pudiera so pecharse, mientras que la extensión de
las mese/as e , relativam nte, mucho más con iderable. Por lo demás,
mesetas y mon.latias, esto es, todo aqu llo que se eleva sobre el
nz'vd medz'o de la superficie terrestre, debe u origen á una "acción
procedente del interior de la tierra," al calor central, á la incandescencia
del núcleo del globo.
La sedümntacz'ón, la transformación lenta y tranquila de las
rocas primitivas, ha sido interrumpida y modificada por la acción,
probablemente repentina, de fuerzas interiores. Hoy toda vía, á
pesar de los millares de años transcurridos desde la primera coagulación
de la corteza, el interior del globo conserva, para muchos,
ese estado de jluz't:lez ígnea; y si la superficie, mucho más espesa
por efecto del enfriamz'ento, todavía no es bastante fuerte para resistir
estas fuerzas interiores ó plutónicas, mucho menos debía serlo
cuando sólo tenía 1/50 del espesor actual. Al levantarse las masas
estratificadas, se produjo á cada lado una pendiente, y estas pendientes
debieron ser irregulares por la desigualdad de resistencia.
Hé aquí por qué en tal punto de la superficie sólo se formó una
intumescencia, una protuberancia, una verdadera jiba, sin desgarradura,
mientras que en otro, el levanlamünto de una vasta exten-
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Boletín M·il-ita1' Ó2I
sión produjo una meseta~· allá, en el centro de esa meseta, ó bien en
sus bordes, surgió una serie de nuevas eminencias; acullá, en fin,
la corteza reventó, y las materias en fusión se desparramaron por
fuera en cantidad exigua respecto á su volumen, pero formando
masas enormes á los ojos atónitos del hombre, que siempre compara
con su pequeñez individual la inmensidad del mundo.
Estos fenómenos, al hacer tan áspera y escabrosa la superficie
de la tierra, han modificado y aumentado ventajosamente sus
elementos. Las capas ó estratos, no sólo de horizontales han pasado
á veces hasta quedar verticales, sino que se alteró su naturaleza
por el contacto ó la pt oximidad de las masas en fusión : sus
elementos, después de sufrir la acción de este elevado calor, se
enfriaron de nuevo; y así se ven transformados Jos depósitos calizos,
por ejemplo, en mármoles de aspecto cristalino.
EL OCCIDENTE ANTIOQUENO
(INiDITO)
I- Geografía deso ip/1'-zJa
Conlúzúa
POR R. W.ll'ITE
El Ri u io ( fluente d l Atrato) tiene su na imientos en el
páramo ó sabanas d l Frontino, di. tant poco má ó menos 65 kiIórnetros
de la cerrazón y hacia .1 ur ; en este trayecto recibe las
aguas de los ríos Caña:g rda , Chuzá, ramita y ramagTande
por la derecha; y por la izqui rda, Piedra , animí, ~ t·ontino, oYoga
y Rioverd , todos de e nsid ración. El ucio en su parte alta
se llama Hen·adura. 1 odo el terreno recorrido por lo ríos mencionado
, exceptuando una porción relativamente pequeña n las
cabecera de los ríos Cañasgordas y I I rraduras, pertenece á los
Resguardo , y entre é to , n la parte d que se trata, se encuentran
las cabeceras de los DL tri tos <.le Cañasgoruas, Dabeiba y
-irontino, y las fracciones de Abdaquí, Uramita, Encalichada,
Uramagrande, Cerro y RioYerde, con sus respe tivos caseríos, en
un total de unos 13,000 habitantes distribuidos así : Cañasgordas,
5,8oo; Frontino, 5,200 y Dabeiba 2,ooo. i ron tino es cabecera del
Circuito Judicial que incluye el Distrito de Pavarandocito.
El lindero del lote de baldíos pertenecientes al Departamento
principia en el punto llamado Botón del Dt'ablo en la cerrazón del
Riosucio, donde la altura del río sobre el nivel del mar es de 340
metros, y por lo consiguiente la temperatura cálida, aunque el calor
se amengua por el freno de los montes y las frecuentes lluvias. El
cerro de Parami11o ó del Viento donde nace el Uramagi-ande, tiene
3,800 metros de altura próximamente y es un pico imponente. Los
nacimientos de La Herradura, que es el páramo de Frontino ó
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622 Boletin Milita
Urrao, forman una masa grande con unos 3,210, y el Cerro de Mu.
singa, nacimientos de Rioverde, aquí llamado Musinga, 3,400 metros.
Hay pocas llanuras en est~ territorio, pero sus faldas y lomas
no son escabrosas, y la feracidad de sus terrenos nada despreciable.
Hay poca industria en grande, debido á la falta que hacía el
arreglo de los resguardos de indígenas ; y aunque hoy los terrenos,
exceptuando á Murri, tienen sus porciones bien alinderadas, la mayor
parte de los lotes están poseídos por comunidades descendientes
del indígena, á quien se señaló el lote ó tenidor por otros representando
derechos, y así no es posible emplear capitales en hacer
.dehesas y plantaciones estables en terrenos que carecen de título
seguros. Sólo en las mmediaciones de Frontino, donde una parte
del terreno fue vendida para pagar los gastos de repartición, se
ven valores creados en fincas, estancias, etc. cte.
Frontino está á r ,330 metros sobre el mar, tiene un buen clima,
terrenos fértiles para café y caña de azúcar, y es un pueblo
que progresa bastante. Cañasgordas, á 1,495 metros, tiene á sus
alrededores terrenos que aventajan á los de ~ron tino para el cultivo
del café, maíz y fríjol, pero debido á las comunidades no progre-a
como deb ser. En la parte baja de ambos Distritos, que está
600 metros sobre el mar, e cultiva el tabaco, el arroz y el algodón
con provecho, y se da muy buen cacao; el algodón es especial y
se exporta para el centro del Departamento ~in desmotar, y por lo
consiguierte con aumento en su costo, por pagar fletes con iderables
sobre la semilla.
El Distrito de Dabeiba, de nue\·a creación, no ha progresado
:á inmediaciones de su cabecera por la misma razón de estar ituado
en los resguardos y por estar interpuesta entre ella y lo terrenos
cedidos al Departamento, la famosa cerrazón de Ri sucio.
E. ta c1 rraz!m. es notable por la altura de la cordillera á ambos lados
y su serie de precipicios laterales ; para dar una idea de ella
basta decir que en el Botón del Diablo, camino de occidente, á 95
metros solr..! el río, donde éste ti · ne 45 de ancho, se puede tirar una
piedra y va á dar al lado opuesto; por arriba del camino iguen las
peña verticales. Muy bien descrito fue el camino con la palabra
conu'sa. Este desfiladero entre montañas de r,8oo metros de altura,
tiene eis kilómetros de largo y s inhabitable; así, la gente de
la población tendrá que andar por lo menos 14 kilómetros para ir
á donde hay tierra que puedan cultivar con seguridad de conseguirlas
en propiedad. Teniendo el Gobierno el título de las cien
mil ( 100,000) hectáreas y distribuyéndolas con buen criterio entre
Ja gente, pronto sG colonizaría esta región.
La fracción de Uramagrande, perteneciente al Distrito de Dabeiba,
se encuentra entre los terrenos de las escuelas, obtenibles
por remates á censo ó en arrendamiento.
Hecha esta descripción del territorio de la parte alta del Ríosucio,
seguiré la descripción de los terrenos del Departamento.
Tratándose de una extensión tan grande de terrenos, ó sea
40 leguas cuadradas, es difícil condensar el informe; y para mejor
proceder dividiré el terreno en tres globos: 1.0 Lo que se encuen-
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Bolettn M-ilitar
tra al Norte y Este de Riosucio; 2.0 Entre Riosucio y Chuparra
¿ó; y 3. 0 Al Oeste de los ríos Sucio y Amparradó.
Un camino de primera clase se está construyendo entre las
-cabeceras de los Distritos de Cañasgordas y Pavarandocito, el
cual se encuentra regularmente abierto desde Uramita hasta el
puerto de Pa varandó ; y como está medido, será conveniente hacer
referencia á la vía para localizar el informe. A los seis kilómetros
del puente de Antadó se encuentran los filos ó contrafuertes de la
cordillera, achatándose, y de aquí en adelante, hasta el kilómetro
r6, se han establecido algunas familias á orillas del camino. En
este trayecto el mínimum y el máximum de las alturas sobre el
nivel del mar on de 276 y 385 metros; la parte más baja se encuentra
pasando la quebrada Angostura, y la superior en el puente
del río Quiparadó, diferencias de altura muy insignificantes tratándose
de un camino de herradura que entre estos extremos tiene
menores alteraciones en el terreno. Desde el kilómetro 10 se
encuentra un terreno ameno y muy fértil, la temperatura varía
de 24° á 28° c., y debido á su subsueldo es inmejorable para la
agricultura. El Riosucio, que corre entre peñas, tiene de 50 á 6o
metros de anchura con vegas altas á las orillas, aunque de poca
extensión. El río no forma brazos ni ciénagas, y su corriente es
fuert , pues entre 1 puente de Antadó y la boca del Clumusio
(unos 10 kilómetro baja el río r6o metro , ó sea 10 por kilómetro.
Los riachuelos que caen al río por su banda derecha son pequeños,
hasta que 11 gan al río Quiparadó, el cual mide un curso
de r 5 kilómelros y ien en una dirección del Noroeste, hacia el
Río ucio. El valle formado por este río es muy fértil y tiene terrenos
ue se pre tan para cualquiera clase de agricultura, pues
tiene su principio á 2, roo metros sobre el mar, y cuando se une
con el Riosucio, su altura es de 230 metros; en las inmediaciones
del río, donde el camino lo cruza, hay lugar muy aparente para
una población que serviría á los ocupantes de la banda opuesta del
Riosucio por su poca distancia, y porque tanto arriba como abajo
de la boca d ... J Quiparadó se encuentran buenos puenteaderos en
aquel río.
Después siguen los pequeños ríos Chichiridó y Vallerí, cuyo
terreno es ameno pero quizá no tan fértil como el de Quiparadó.
De los 20 kilómetro en adelante, hasta el río Pegadó, el terreno
no ofrece distinción especial, y pasando el filo que separa este río
del de Cheusni, se entra en un terreno de muy buenas condiciones
para el cultivo y muy bien regado con aguas que se desprenden
del morro de Piedrasblancas, mole eruptiva que se levanta aislada
hasta una altura de r ,g8o metros. Después del kilómetro 34 se
atraviesa el llano de Piedrasblancas, elevado como una meseta y
donde el camino sube á la altura de 460 metros para caer al río
Tajidó, que está á 205 metros sobre el mar; este llano es de una
vista hermosa, pues tiene unos 4 kilómetros de largo, pero no será
muy ventajoso para la industria por la falta de agua. El cañón del
río Tajidó es estrecho, pero tiene vegas sumamente fértiles y es
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Botetítz JJ1ilitar
un río de consideración, pues tiene sus cabeceras en el alto de
Quiparadó, en la cordillera que divide aguas del Sinú y el Sucio;
en la parte alta los terrenos, de clima templado, son buenos y fértiles,
de acceso por el cañón del río Quiparadó; pero al llegar á las
inmediaciones del morro de Piedrasblancas, que se interpone entre
los ríos Tajid6 y Sucio, el cañór¡ se estrecha.
Los llanos del Tajidó y el Bedó, que llegan al río Mutatá, son
de mejores condiciones que el de Piedrasblanca , pues hay másaguas
vivas y el territorio es lo mismo de plano. En Mutatá el camino
cruza este río á 92 metros sobre el mar, y el Rio.::;ucio entra á los
grandes llanos del Valle del Atrato, después de haber r corrido
por un cauce muy marcado en el trayecto descrito, se abre, forma
islas, sus orillas son de poca altura sobre el agua, y sigue su
curso hacia el occidente, mostrando con una anchura de 200 á 300
metros el gran caudal de sus aguas.
Los tcrr nos hasta Pavarandocito son buenos para dehesas, en
fin, para el cultivo de las tierras calientes; pero tienen -1 inconveniente
que el río, al recorrer los grandes llanos abajo del pueblor
se pá1·te en brazos y sus aguas se riegan en una enorme exten
ión hasta juntarse con el Att·ato. Un vapor podría ubir cerca
del pueblo de Pa varandocito, con poco co to, para canalizar 1 río y
tapar algunos brazos ; pero sería más cunveniente la prolongación
del camino hacia el río León, para to·minarlo n el golfo 6 puerto
de mar; pues por esta r gión el ten-\_;no no presenta ob táculo alguno
y pasaría por uno de los mejor t rritorios de la pública.
Por l L ón el terreno es más ~ currido, y del id á ·u situación
recib" los vientos del Mar Caribe, y la lluvia no :on tan frecuente
· e .rn o <.:n la hoya d 1 Atrato, donde descarga la nubes
que se for m an en el Océano Pacífico; n 1 L ón hay " ranos largos,
se quema fácilmente el monte después de tumbado, y aunque 1
inviern ~s fuert(•, es de e rla duración. Es la da má aparente
para una línea f ~rr a que, arrancando del golfo, venga al interior
de Antioquia, y de allí por la hoya del auca al Departamento
de este nombre, línea que de~.de el u n camino, y así I~ ron tino, aña gorda y Dacleiba
uedarían e municadas con Ituango y por el pucnt e . scadero
con Yarumal y clemá pueblos. E to sería ele gran pron~cho para
el Di trito Ituango, que se pro\'ee de sal en Antioquia, á cinco
días de jorn da, micntra que abriendo la vía <.licha, en dos jornadas
se aba tC~;t~ría de dicho a1·tículo en 1 Di 'trito de DadeiLa .
Co11!z'núa
!(.· ---
YIA'J'E.S' POR MEXJCO Y SUDAAfERICA
NUEVA GRANADA
POR G. T. VICNE
Tra.ducción del inglés para el Boütfn Mtlitat
(Contimía.
La mañana siguiente, el mismo calor y nublado. Paseo á caballo
á er unas fuentes de agua salada de que me habló el Goernador
de La. Venta · creo eran catorce; el mismo arroyo es el
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Bolet{n M,i!Z:tar
que satura las aguas de todas. Son muy frecuentadas por el ganado.
Paseando á lo largo del precipicio, en donde se encuentran
algunas grandes rocas, una enorme tarántula se abalanzó con gran
rapidez y muy atemorizada, desde el otro extremo de una de las
pied1·as. No forman telaraña, pero suele encontrár elas n rocas
desnudas, cerca del agua, en donde cazan mariposas y otros insectos.
Inmediato á las fuentes e taba el árbol de la guayaba ,
junto el de la guaba.
La superficie de la región que rodea La Venta era peculiar :
una llanura abierta, cubierta de pasto y de piedra , pero notable
por el acopio de ruinas como ele rocas que, lo mismo que en el
Perú, sobresalen en diferente parte del suelo. Un cuadraJo de
tierra baldía, de cien yardas por lado, es a valuado en diez pesos,
y una legua, en la misma tasa.
eguímos de La Venta hacia el Nort . Un árbol como el
fresno, con pepas amarillas. Plantaciones de café y arboledas de
naranjos. Un pequ ño arbusto con frutas amarillas, de hoja espinosa,
blanca, llamado rogolga, cuyo u o no se conoce, y que se
dice es venenoso. Arbol con hoja de ancho ribete verde; la fruta
se come; algo como un higo. Dormí en una choza, n un alle
bajo, creo que llamado Huao-uete (?). De allí pasámo á Mamascato,
en donde comenzámos á bajar la montaña que conduce á la
muy rica y bella comarca de Patía. El calor se hizo muy grande. De
antemano estaba prevenido contra la región, como muy propen a á
las fiebres. En los bosques vi madera del Brasil; limonales ilvestres;
una fruta parecida á las chirimoya , pero de corteza espinosa.
Otra semejante en la forma á una ebolla alargada, y cuyo pellejo
e.·terior e come. ranadilla , áloe , sandía, fruta del uelo
planta de hojas ancha , como na turcio. Bandulias volando alrededor;
un pájaro n gro, con cola ;:n forma de hor uilla. e m
dijo que con id raban un tanto peligroso el ue lo .· tranjero
comiesen guanábana y mangos en Patía.
En an Marco encontré una familia negra, en a eada y nu -
va habitación de madera trabada, n la cual dormí; había buenos
melones. Anduve algún tiempo r celo o de mis muleros, uno de
ellos negro, y ambos d mala catadura, y observé que se echaban
de manera de poder tener los ojos fijos en mí. Estábamos n una
comarca en donde se encontraban mucho negro . Descubrí
qu~ se acostaban sobre mi ropa por la noche. Por la mañana
encontré dos ó tre alacranes obre mi chaqueta de caza, sin
que me quedase duda de que ellos los habían puesto allí con intención
de dañarme. Los del país aplastan un alacrán y en seguida
lo aplican para curar la picadura de otro.
Seguí, y como á una legua llegué á Dos Ríos, pintoresco punto
de reunión de dos quebradas, el Mamaconde y las cabeceras del
río Patía, fácilmente vadeables. Vi algunos arrendatarios á caballo,
que iban á dar caza á los ciervos con muchos perros comunes; les oí
corriendo tras de uno en el bosque, á la derecha, cerca del vado.
Como me habla en de un gran pueblo de negros del mismo
nombre (Patía), pensé como cosa prudente oasar por allí sin dete-
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nerme. La única calle estaba llena de negros, por ser domingo, y
parecían inclinados á dar muestras de impertinencia, pero no ocurrió
nada desagradable. La frecuencia de la langosta en esta región
era de lo más notable. De ordinario abundantísima sobre el
sendero, pequeña y recién nacida, de color castaño oscuro, más
crecida y ancha, se torna luégo verdosa, con rayas amarillas. Repentinamente
di con un sitio en donde había un enjambre de ellas, y
fue un espectáculo extraordinario. Por cerca de cincuenta yardas
la senda del bosque estaba cubierta con capas de langostas, como
si se hubieran formado por la gradual extensión de tres anchos
montones, y como si las hubieran sacudido de entre una canasta.
A mí me pareció que lanzadas de su cuna de tierra m u y cerca de
allí, se habían congregado instintivamente para aguardar á encontrarse
en estado de volar, que es cuando llegan á los tres meses,
según el dicho de Jos de aquel lugar.
Dormí en El Bordo, en donde el Cura me concedió hospitalidad.
La vieja negra me cocinó la banrlulia á que di paré; resultó
cDmida dura. Siguiendo camino, pronto pasé por El Pozo: dos ó
tres cabaña . Mediciné á una pobre mujer con las píldoras del doctor
Brandreth. El mismo aspecto del paisaje, escarpadas colinas,
con barranco soca vados que indican la acción devastadora de los
torrentes; por dondequiera la riqueza de la vegetación; llanos y
claros arroyos. Nublado, pero muy caliente.
Llegué muy fatigado á an Franci co : apenas tres ó cuatro
ranchos. Una labradora que se ufana con el nombre de Celestina.
Como á ocho millas má lejos están Los Arboles· menos casas de las
que he vi to en otras partes, á excepción de alguno sitios de Bolivia
y de la República Argentina. Por la mañana conseguí un
poco de leche en an ~ rancisco, y vi unos muchachos que sostenían
en equilibrio en el aire, con 1 aliento, pepas de corozo, de la
propia manera qu se so tiene una bola de marfil en el extremo
de un surtidor.
3 de Junio. De an Francisco á la Horqueta, sobre la cima de
una pendiente excavada en la floresta, muy lindo sitio con aldea
nueva y capilla. Pájaros negros y de amarillo luciente, semejantes
á oriolas, llamados judillo . Larga jornada; zanjilones muy malos,
y humedecidos por la lluvia. Pregunté al Cura por la posada: muv
contrariado y atento, pero no tenía cuarto. Otra persona, sin embargo,
m{; dio uno. Tenía una colección de cientopiés, escorpiones,
tarántulas, etc., sobre la pared. Me dijo que se encontraban ordinariamente
culebras corales, y que un pedacito de ají (capsicum)
era muy buena aplicación para la mordedura del alacrán, y que
la de una gran tarántula era muy peligrosa, que producía dolores
violentos en la cabeza y en todo el cuerpo, y que frecuentemente
terminaba de modo fatal, como en el caso de una mujer que me
nombró, que murió en cosa de veinticuatro horas, y afirmó que no
sabía de ninguno que se hubiera curado; el animal, agregó, es
inofensivo hasta cuando no lo tocan.
No es mucha la cascarilla ó quina que se encuentra en estos
bosques, y de todas maneras los jóvenes son más inclinados al jue-
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Boletí1t !1/fz'lzla?-
go y á la plaza de gallos que á sacar quina. Obligado á parar
todo el día, porque una de las mulas se puso renca. El valle de
Patía muy insalubre. HumLoldt lo evitó: comienza en Mercaderes
y termina en Horqueta. A la mañana siguiente el termómetro
señalaba, á las 8 a. m., 72°; tiempo nublado. Un arriero se emborrachó,
pero como estaba de pri a, seguí con uno hasta Las
Tres Cruces. Encontré una mu hacha campesina, medio india, graciosa.
De allí á Timbío, una legua más ad lante, la aldea y la
iglesia entre el bosque; el verde y bello valle de Popayán se alcanza
á ver desde la cima de una subida : la ciudad, oculta por
interpuestas colinas, aun cuando a na distante de allí tres leguas.
Alcancé mulas cargadas con quina de Arbela, á un día de marcha
de las montañas de Patía. Cada mula llevaba cuatro paquetes
limpios, sólidos y cuadrarlos, del peso de cinco arrobas ( 125
libras) cada uno; total, 500 libras (sic) para cada mula. Los ranchos
y casas muy limpios, y e taban pintados de blanco.
9 de Junio en Popaydn. Presto obtuve alojamiento con mi carta
de mtroducción, pero lo encontré muy in . alubre, por estar
situado en la parte baja de la ciudad, cerca de un arroyo. La mayor
cantidad de lluvia cae en Marzo y en Abril. Enero y Mayo
son los mejores meses para atravesar el formidable pát-amo 6
paso elevado hacia las regione d 1 Norte. El tet-móm tro permaneció
en 66°, á la sombra, á medí día.
Popayán et-a el n mbre d 1 je fe ó cacique de la comarca
cuand 11 garon los español s. Velasco pvetendc qu aquellos ha .
bitante de cendían de los caribes, p01·que eran caníbales.
Desd Ja apilla de Belén se dt fruta d una l lla vi ta de la
ciuda , con su plaza , sus calles d rcchas, de ángulos recto , gún
costumbre; ca a blanca y t 'jado scUJ- s de púrpura sucio, aunque
siemp1·e muy pintor se , n mitad de una pastada llanura, de
insuperable apariencia d f rtilidad, e.·tendida entre do fila de
verde montañas, cuyos extrC'mo di ve¡· ificados con ca n .:::rnas, están
formados como si hubic n ido s parados de las tinas que las
rodean. Sobre las montaña que quedan 'n lar gión del Norte hay
una ruta que conduce al Ya1le del Cauca, cuya posición se distingue
en el horizonte por dos ó tres imas de montañas que s levantan
en sus contornos. El volcán de P payán queda hacia 1 ori nte,
y el páramo ó la -levada región de llanura, n la que se,
encuentra el camino para B gotá, se alcanzaba á n::r á la derecha
de la mesa. El río d 1 Cauca nace en la montañas al Sur, y corre
hacia el norte de la ciudad, convirtiéndose pt·onto en copiosa corriente.
Cuando me paseaba en una colina de las inmediaciones, vi
pasar grandes aviones, casi tocándome, con una velocidad que
producía un ~onido como de campana con sus alas tesas como navajas,
no menos de catorce pulgadas de anchas.
Vi muchachos jugando á las bolas con las frutas de la palma
de corozo. Un dfa encontré á mi perro n mi cuarto con el cuello
hinchado_. y sospeché que lo había pi ado un grande alacrán que
mató en mi cama durante mi ausencia.
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Boletín Mz/itar
El Gobernador se había ido á Bogot:í á un Congreso, pero su
delegado estuvo muy acuciqso, y me envió algunos periódicos recientes
para que leyera, y me facilitó quien me condujera en mi
excursión al volcán. Dice Humboldt que los suramericanos hacen
distinción entre un volcán. de fuego y un volcán de tzzeve, cuando éste
está cubierto de ella y no está en actividad ó sólo arroja poco
humo. El de Popayán está cubierto de cieno.
- Se pasa el puente sobre el Cauca como á una legua de distancia
de la ciudad. Bello paisaje; dos pájaros de alas azules y cabeza
negra, cuello y pecho oscuros, pero con largas colas pardas,
como gallitos de montaña. Bandadas de negros pichones. El árbol
más grande, e l roble ó la encina del país. Vi el alba racina, de
larga hoja extendida, con racimos de semillas pequeñas y amarillas
.. buenas para las mataduras de los caballos, y que se dice les
purifican la sangre. También oí decir en Popayán que se hacía
uso de una planta, he olvidado cuál, para evitar la entrada de las
nigua . Un camino empedrado ondula en la margen derecha del
Cauca, que corre como mil pies más abajo. El color de ocre de la
tierra lo hace visible en una gran distancia. D sde la orilla del
Cauca se extiende una llanura de legua y media, bjen cultivada;
y allí,_ en medio de un hacinamiento de barrancos, precipicios y
caídas de agua, stá situada la linda aldea de Puracé, notablemente
a cada, lo que se debe á haber e erigido en el punto de
partida de un nuevo camino para el Norte, y también al cuidado
vigilante dd Cut-a, en cuya casa fui recibido con amabilidad y
donde cené y dormí conforLablemente. La anciana señora madre
de este sacerdote ·e ufanaba de haber conocido á Humboldt cuando
ella estaba de :>dad de atorce años y aquél encaminaba al
volcán.
A la. ocho de la mañana del 14 de Junio el termómetro señalaba
63°, y el agua qu hi rve á 199° en el Puracé, da más 6
menos 6,786 pies como altura aproximada.
Seguí luégo en una mula de repuesto, con un guía. Bella cabalgata
por entre bájo bosque, rozados por las flores de una planta
que me parece es una melástoma; flores de violeta silvestre al lado
del sendero. A distancia de dos leguas se levanta un páramo 6 césped
alto d e yerba larga. La cima se torna visible después de ascend
er dando la vuelta á una colina, y al mismo tiempo un chorro de
vapor que sale como humo blanco del lado de la montaña y se
alcanza á ver á gran distancia en diferentes direcciones. Todo en
contorno tiene un aspecto verdaderamente desolador; toda la montaña
que sigue, excepción hecha de sus precipicios porfíricos, está
cubierta de duro barro, con largas y pequeñas rocas que se levantan
por entre ella. Un condor solitario daba vueltas encima. La
naturaleza resbaladiza del suelo inclinado hace la ascensión sumamente
fatigosa, y un fuerte viento contribuye á hacerla más difícil;
una vez allí, de nuevo quedé chasqueado porque el cráter estaba
cubierto de nubes. Me vi obligado á volver la cabeza para evitar
que me sofocaran los vapores sulfurosos. No hay nada muy pintoresco
~n el propio cráter, hasta donde pude juzgar por entre la
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ÓJO Bolet{n Mt.bla,
impelida nie bla. La e rupción debió tomar otra forma, ó más probableme
nte volver á encerrarse, según el dicho popular que afirma
que previam e nte tenía la forma de ctípula cubi e rta con ni eve .
Solamente hay una p e queña cantidad d e nieve á la vi s ta, p e ro e l
espinazo está cubierto de ella en una e x t e nsión d e una l e gua. Como
conjetura, pienso que solame nte e stá á unos 8,ooo pi e s e ncima de
Popayán.
Bajando, fui á examinar e l volcán d e l Páramo, como lo llaman:
un chorro d e agua caliente sulfurosa que arroja humo y sale d e l
lado de una roca por e ntre un a g uj e ro que ocupa un e spac io d e
cerca d e una yarda cuadrada. Parece e l e mpuj e d e v apo r de
un gran calde ro, aun c uando su ruido e s m e n o r. Este el e va el termómetro
á 198°. E n contorno d e sus extr e m os hay una e fl orescencia
d e a zufre . E l agua q ue se d espre nde d e éste estaba fu e r te m e nt
e saturad a d e sal y áci do s ulfúrico, tal como e l agua d e l Mar
Mue r to, pero no tan nau seabunda. U nas sese nta yardas má. abajo
d e l ch orro e recoge a zufre, cavando; también se recoge azufre
mu y puro en la base de uno d e los volcanes de la co ta del Pacífico
. Los indios h acen aguje.r os n la tierra, y una fina t la de azufre
se forma del vapor que se exhala. e me informó que gran parte
d e l bar ro que cubr-e l as falda del Volcán de Popayán ra polvo
volcánico humedecido por la lluvia.
Hace como doce años que hubo una. erupción e e ~ niza~, de
.. la cual la veg tación no se ha recobrado. El r6 de oviembr de
1827 hubo un terrible temblor .cguido de una erupción, á las seis
de la tarde, y otro el 17, y se inticron cortos sacudon s con intervalos
en el re to del año. La erupción fue d barro glutinoso, que
bajó por el vali del Cauca, y arra. tró arena y piedra á u pa o;
una e1·upción semejante talló 1 r 7 de oviembre de 1724. El
Gobernador me informó que n la ültima crup ión 1 L>arro bajó
a l río, y que casi igualó n altura á los arcos del pu nte · era agua
negruzca con barr . ulfuroso. Una señora que se ncontr' n él,
me dijo que habit.!ndose mojado por casualidad, le quedó 1 pie
pin tado de amarillo por un año . lamo1·osos ruidos dejó oír 1 volcán,
y l a torre de la. iglesia d anto Domingo vin abajo á
causa del acudimiento.-Co11/Ú11Ía .
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