Por:
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Fecha:
14/06/1930
T~ItI
DIRECCiÓN : Semanario político-cultural JUNIO
OERA~DO MELGUIZO (FUNDADO PO~ LUIS MA~IA M U~CIA) 14
REDACCiÓN: . . de 1930
F~ANCISCO FANOIRo SILVA AÑO 1 - BOGOTA, COLOMBIA - NO. 7 --
.. - VALOR ~ {fnT4VO~
n [(RVA"II~M~
.
MAR[~ fm(l ~UAR(l
DON MAR,cO FIDEL SUAREZ
(Conferencia dictada en el Círculo de Estudios del Colegio de Ramírez de Bogotá)
Hace algún tiem po, amigos míos, el vicerrector
de este ilustre instituto, con gentileza no acostumbrada
para con mozos de cortos años y poniéndose en los
ojos la venda de la amistad para no advertir mi pequeñez,
tuvo a bien invitarme a disertar en el seno de
ésta academia, sobre algún tema de índole literaria.
Inclinado por natural disposición al estudio de
los valores intelectuales en que tan fecunda se ha mostrado
nuesta tierra, creí de mayor interés y más alta
sustancia, leeros algunos apuntatiempos sobre la influencia
de Cervanles en nuestros escritores nacionaIss,
especialmente en Mé\fcO Fidel Suáres, a quien todos
damos el epíteto de exim io cu ltivador del habla.
Poco, por no decir nada, han mostrado nuestros
criticos sobre la atrayente personalidad de este escritor,
a quien si nombran es para encomiar en forma
desmedida, sin curarse de indagar las tendencias literarias
que imprimieron personal distinción a su prosa,
cuando nó para injuriar, dándole del perverso, del
mal intencionado o del incapaz.
Desde los días clarísimos, en que apenaz mozo;
se presenta a la Academia de la Lengua para leer sus
comentarios a los tratados gra;naticales de Andrés
Bell o, su figura se revela con perfiles inequívocos en
los fastos de la República er~dita y bien hablada. Sin
vers ación en materias filológi cas, dejo a otros la misión
de sefialar los alcances y merecimientos de sus
acotaciones, entregándome a razonamientos, que si
graves de suyo, casan mejor con mis aficciones, que
si no resplandecen a los ojos de los que me escuchan
me han prestado, al menos, confortativos y consuelos
en horas que para otros serían de deseperación
y abandono.
Mil veces he oído, tanto en corrillos de cafés
como en círculos de estudios, como el señor Suárez
puede ser contado entre los ínclitos discípulos del
escritor de Henares, cuyas páginas cortejó devotamente.
Pueriles indagaciones talvez; de seguro triviales conocimientos
del esp!ritu cervantino han podido llevar a
la emisión de semejantes conceptos, que si no van
descaminados, en parte, de la realidad, no tienen, empero,
la extensión y propiedad que les asignan. Que
el publicista de los sueños fuese lector infatigable de
las obras de Miguel de Cervantes, particu larm ente del
•
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
2 PATRIA NUEVA
•
Ingemoso Hidalgo, no tiene duda, como no la admlY
qbe se haya entregado a Su itlvestigación t·on el
f~de. un. apasionado de lo bello, sin que esto indIque
ántmos -de tomarlo · como espir'tual guía de los
caminos del buen -decir.
Pero adivinando e toy en muchos. la extrafieza:
cada quién estará preguntando qué interés tiene, qué
luces reporta para la marcha de la república literaria,
la busca de la influencia de Cervantes en nuestros autores
criollos. Calle mi boca, que por ser profana poco
será lo que pueda argumentar, y hable por ella la
erudita y áurea de Julio Cejador: «la lengua de Cervantes,
dice, es la lengua castellana en el momento
histórico más importante de su evolución: el despertar
de la raza española, el renacimiento de los estudios
clásicos, la comunicación de nuestros escritores
con el arte italiano y otras cien cons¡:!cuencias históricas,
originaron una nueva literatura en el siglo XVI.
tan distante de la del XV, com.o si un abismo de varios
siglos se hubiese abierto en medio ..... " Esto por
una parte. Por otra, «porque el QUijote nació en los
momentos en que se llegaba a la plenitud lingüistica
e iba anunciarse la decadencia literaria, que como
aportes trajeron el culteranismo y el latinismo pedantescos
» y porque, para compendio de todo, la lengua
de Cervantes es la castellana en sus dos fases, erudita
y vulgar, «cristalizada en el mejor libro de nuestra
literatura por el más sincero, experimentado y culto de
nuestros ingenios.» De aquí, pues, que indagar las
similitudes y semejanzas, el influjo más o menos persistente
de Miguel de Cervantes en el ánima literaria
de nuestros escritores y estilistas, sea tarea de provecho
y punto de partida en el deslindamiento de orientaciones,
en la fijación y aquilatamiento de méritos.
Bien sabéis vosotros que Suárez fue de amarga
-mocedad como la de todos los predestinados. Cató a
hurtadillas muchas veces sabrosos y añejos vinos -~ del
espíritu; bebió en las bodegas de la latinidad del zumo
de viñedoS que, sin embriagarlo, le dieron aquella
espiritual animación, aquel cerebral despejo que
precede en el orden de la materia a la llegada del
período de algidez. A semejanza del buen gustador de
espirituosos líquidos que no es precísamente el que
consume todas las provisiones de su despensa, sino
el que estima más cabal el aquilatamiento de lo bueno,
haciendo permanente la· armonía entre la afición
y la inteligencia, así el señor Suárez, sin degenerar
jamás en servil imitador de sus leídos, supo sacar de
ellos cuanto de noble y perdu.rabl-e tenían.
Comenzó escuchando los vagidos de aquel arte
dramático, que bárbaro y latinizado, nacía bajo las
arcadas de los templos, originando el teatro litúrgico,
a cuyo lado se mostraba el profano y satírico de los
«juegos de escarnio;- sigue la corriente de la historia
literaria para asisf en los albores del Ren acimiento
a las adaptaciones clásicas que se inician en
Cataluña y en Castilla, para cerrarse con el monumento
de La Celestina en que, al decir de Menéndez y
Pelayo «la verdad humana, así en lo trágico y apasionado,
como en lo cómico y groseramente realista,
se ostenta con tal vigor y crud eza, con tal vari edad
de tonos y con tan estupendo poder característico que
en vano fuera buscar otro mayor ejemplo antes de
Shakespeare - encuentra, venciendo las dificultades
idiom áticas, los pastoriles co loq ui os de Juan de la Encina;
se deleita en las pinturas vi ll anescas que apuntan
en la pluma de Lucas Fernández; concurre a los esbozos
de la comedia de carácter que apal ecen en el
teatro de Gil Vicente y da COI1 el padre de la de copa
y e pada en el extremeño Torres Naharro, no desdeñ
ando presenciar los jocosos escarceos de Lopc de
Rueda y Ju an de Timoneda.
Departe buenas horas con. J"ep~ Calderón y el
mercedario Gabriel TéMez, a quienes v - 01tar la nms
fecunda vena de inspir.a~ión dramática: e ftese la capa
pluvi~1 de los ~orpu& par comp'l' nder cAutos Sacramentales;
a catzas~ el co m e los griegos para
el .uesempeño de nobles tragedias y se echa a los
hombros la pesada esclavina para interpretar el alma
bufonesca. El cura de Hita y el i::Iono§o marqués de
Santi1lana le cuentan al oído las aventuras de la sierra
y el uno en su mozuela de Tablaaa y el otro en
los donaires de su Vaquerilla, le recuerdan los bucólicos
esparcimientos del Latino. Topa en Cervantes la
elegancia del estilo, puesta en boca del más cuerdo
de los locos; escucha las cQrteses razones del Amo
contando las excelencias de la andante caballería' ríe
c?n los sabrosos dislates que se escapan de la boca
SImple del escudero sin par; atiende los graciosos discreteos
de dueñas y duquesas, las pláticas de ventas
y cabreros; oye al Cautivo contar sus dolencias y a
Esperancica relatar sus amores. Escala la torre sefiorial
de Juan Abad y entabla amena parla con su dueño,
que le enseña el manejo del acíbar que después
ha de entregarnos con mil condimentos más en sus
escritos políticos. - '
No eran, por cifra de todo, extrafias a Suárez las
trapisondas y fullerías de pícaros y buscones, ni los
solaces de las mozas del partido y de las hembras
de tercería.
Con Saavedra Fajardo había tomado parte en las
tareas de la república literaria y encontrado en Melchor
de Jovellanos la más alta cumbre de erudición,
sac;ando del olvido fenecido cánones que cobran vigor
y se remozan en la pluma aguileña del jurista de Gijón,
a quien cultivó con todas las veras de su impaciencia
artistica y a quien cQlumbramos en muchas de
sus obras.
Mas perdonadme tan larga digres(ón, tan descabalada
mezcla de autores V de temas, y estadme atentos,
que quitándome las sandalias del peregrino terrenal,
y sacudiéndome el polvo del hombre pecador,
voy a entrar, con el recogimiento que es de rito, al
templo en que moran los luminosos escritores de la
Mística: me hallo en presencia de la Avilense inmaculad
a, de la enamorada insigne, de la más enamorada
de todas las mujeres por que era la más mujer de
tod as ellas y he sorprendid o a Suárez, inclinado con
la devoción del creyente y la acuciosidad del sabio, sobre
los castos opúsculos de la Madre Teresa, advirtiendo
en ell os la clarid ad en e\ exponer, la dulzura
en el decir, la gracia en el observar, el malicioso donaire
y el expansivo buen hum or en que tan excelentísima
se mostró la hij a espiritual del padre Báñez.
Pero lo he visto también detenido ante los Luises; siguiendo
c;on los ojos del co razón las meditaciones del
jesuita La Puente; penetrando los teológicos arcanos que
se gu ardan en las páginas del catedráti co Luis Vives.
Es en estos apacentadores de espirituales rebaños
en los que enc;ontramos los guías intelectuales del
gran Suárez: con ellos lo vemos aprovechar cuanto
es posible en esas disciplin as, mostrándonos lo ilustre
de sus c;onocimientos en la eterna Oración aJesucrisfa
en que colaboran de consuno la mente yel corazón
según Gómez Restrepo y en que el Varón de D olores
que anun ciara el Profeta aparece tocado co n mansas
ves tiduras eu<;a risticas dignas de ser bordadas por las
monjitas de la Desca lcez cuyos destellos sob:epujan
a los de las sedas de las casullas y d.~ l ma tt ca
de las viejas catedrales castel lanas. La OracLOn a Jesucristo
no enseña la fal más sujestiva de don Marcos:
el 'escritur cahlico dado al adoctrinamiento y al
creyente empeñad() en la mayor gloria de Di( ,~.
(Continúo en la pár,ha /4)
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
PATRIA NUEyA ." 3
.' , , . • 1.' , ' . ,
Paradojas 'v ¡al e s
POR OCTAVIO ROBLEDO AVENDAÑO
(Especial para .PATt(lA N UEVA.)
«Ser o no ser, esta es la
cuestión » .
SHAKESPEARE
En el diccionario político colombian se han borrado
muchas palabras. El significado de otras se ha
marchitado y las más han pasado a declarar lo contrario.
Es decir, existe un diccionario tan de emergencia,
como falso. Y a pesar de que la máquina de
nuestro estado se mueve trabajosa y tardamente, todo
se improvisa, porque se necesita de emergencia. Esta
palabra como las otras ha perdido su verdadero significado.
Su etimología ha desaparecido en el maremágnum
de conceptos errados que forman nuestro
diccionario. Ella, como anda en manada con las otras,
ha salido de su redil. Ya no se cree que es la situación
elñbarazosa del momento, una fiebre pasajera en
la historia de un pueblo, a la que hay que acudir
pronto y necesaria, pero efímeramente, sino que ha
pasado a ser una vida prolongada, sedentaria, cansada,
extraña, fuera de la real, llena de abortos, de soluciones
y de problemas insolubles. Todo es de emergencia
entre nosotros, como lo ha sido siempre en la
centuria que tenemos de existencia. Problemas de emergencia,
soluciones de emergencia, gabinetes de emergencia,
politicos de emergencia, COmo de emergencia
también el arancel, con más de tres años de estar
acabando con la agricllijt.(ra: d'el-' ):>aís .. · .' ", '
En los conciliábulos de emergenCia de 'nuestros
seudo-políticos, esto es, de nuestros congresos, compuestos
tam bién con la emergencia y la prisa de una
exalación, en noche tenebrosa, se l1a perdido la medida
de la realidad de I.a nación.
Pero donde existe una verdadera jerigonza, una
verdadera confusi"ón, . una verdadera oscuridad es en '
la comprensión de nuestras vías públicas. En efect6;
en Colombia las vías públicas se construyen para el
pais y la nación, que vive en su generalidad en la
montafta y que .es la que verdaderamente las necesita,
agoniza por su "falta; disgregándose en todos sus elementos
y en todas sl;ls fuerzas. Y es que es preci$o
distinguir y hacer notar las diferencias que existen entre
país y nación" no própiamente con espíritu filológico,
sino para hacer notar que ya predomine en la
solución de los problemas, uno u otro de estos dos
conceptos, se despedaza en más el alma nacional o se
acerca en mucho a la unidad del concepto de patria.
Y esto último es lo que busca con desesperación
nuestra generación. Que se emplee otra estrategia, que
se vuelque con estrépito la manera ignorante y suicida,
como nuestros políticos obtusos legislaban sobre
obras públicas. Que prime el concepto general del so- \
ciólogo-que hay que crear, auncuando sea de emergencia,-
sobre el concepto unilateral del ingeniero.
Pretendemos afanosamente que tengamos una sola alma
nacional, más bien que se nos diga del extranjero
que nuestras vías públicas están construídas con toda
la técnica y con la estúpida intolerancia de una línea
horizontal. Buscamos constituÍr una nación unida, con
trabajo y con trabajo mantenid a, qu ser un protectorado
de alguna nación extraña, con vida muelle y regalada.
Haremos primar sobre el conce pto es táti o y
pasivo de país, el concepto dinámico y arisco de na-ción.
Sobre lo físico, lo sociológico. Tal es el pensamiento
de la nueva generación y como tal procederá.
La realidad de la naClOn en cuanto a sus vías
públicas, no se puede comparar a ninguno de los países
americanos, ni a ninguno del mundo. Pues es el
país. que tiene una orografía más disforme, Tres montañas
de diversa altitud y de muchos ramales se echan
repentinamente sobre su suelo y desgajan con dolores
de abismo y con miedo de vacío su horizontalidad.
De manera que las poblaciones forman una verdadera
escala de alturas, predominando las más altas. Esto
que es la realidad del país, es muy fácil de explicarse.
Los españoles se encontraron con este dilema al
llegar al trópico, o abandonarlo definitivamente no
siendo capaces de vencer el calor sofocante de estas
tierras ecuatoriales, como también sus otros múltiples
e insalvables maleficios para la r.aza blanca, o ponerles
coto tratando de esquivarlos peligrosamente, con
un equilibrio difícil en las cimas de las montañas y
fundar así a horcajadas sobre sus altos ram ales las
poblaciones. Así sucede con casi todas las poblaciones
del interi or, unas fundadas por españoles y otras
por hijos de ell os naci dos ya en tierra colombiana.
Casi todas esas pobl ac iones han progresado a la vista
de la nación entera. Ya prescribieron toda clase de
estorbos para 2u supervivencia. La nación, ni un cuerpo
colegiado pueden ponerle cortapisas, ni armarle
zancadill a a ciudades y puebl os cuya supervivencia
ha sido o bien purificada con las llamas, o ennoblecida
con los terrem otos o decorada con pergaminos
, tradicionales d~ tiempos idos con es plendidez y con
magnificenci a. Ya tienen un derecho de supervivencia
adquirida. Pueden progresar sin medida en lo futuro.
Si la línea rect~ es en matemáticas el camino más
corto de un punto a otro, no así en socio logía, que
le coquete.a con insistenci a a la línea quebrada. Y para
form ar una sola alma nacional se necesita una línea
tan fl exible, que busque valles y al mismo tiempo
_abrace cimas.
A los ciudadanos, a -los pueblos, a las ciudades
hay que enseñarles a interesarse por las cuestiones
públicas, pero nin guno de ellos se interesa si dichas
cuestiones no les interesan. Hé aquí una de las fuentes
de la desinteg~ació n de las fuerzas nac ion ales, de
la vida nacional, hé aquí por qué no se ha logrado
crear una sola alma nacional. Porque en Colombia,
lo repetim os, las vías públicas unen ríos en vez de
unir pueblos. Y las vías públicas sirven ante todo para
unir esft.¡erzos, para unir esperanzas, para formar
patria. Los ríos no necesitan unirse, no necesitan amigarse,
pues se bastan solos, ya que con la despreocupación
del agua que corre buscando su equi librio
en la ho rizontalidad, sin buscarlo, sin desearlo, se dan
su ósculo y su abrazo en la intimidad de los abismos
del océano.
Coh esto ya queda dicho de manera cla ra cómo
piensa la nueva generación respecto a carreteras, a
ferrocarriles y a esos momias y absurdos sociológicos
que son los troncales por tierras deshabitadas.
Hagamos patria. Hagamos nación. Es esta la eterna
pregunta y la eterna respue ta de la nueva generación.
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4 PATRIA NUEVA
LA VIRGEN .DE LOS MINEROS"
Al Lie. José Vasconcelos
Una lámpara enferma con un alma de lirio
abierto, una dormida sensación de cabezas
afiebradas de noches y de locas tristezas
que en la sombra florecen en la carne de un cirio.
Un sabor frío a manos mordidas de promesas
y miradas exhaustas que en la flor del delirio
esperaron... Las horas pasan en su martirio
con la oración marchita de las indianas presas.
En la luz sin aliento pasa el desfile largo,
los ojos apagados en un licor amargo
de lágrimas y un místico temblor de canto inerte.
En los dias iguales recorrerán sus bocas
pidiendo, hasta una tarde que las camoanas locas
borren la LlOZ oscura que se abrazó a la muerte.
ANTONIO GARC/A •
F?arce-q ue ...
En el encantamiento de tus ojos audaces,
de tus largas pestañas y tu faz de marfil,
donde fulge la sangre de tus labios fala ces
en su eterna sonrisa venenosa y sutil.
En ti toda que tienes la expresión cautiLlante
de una sílfide extraña, d@ una diosa del mal,
que eres bella ya/tiLIa, delicada, embriagante
como el tóxico amable de algún filtro oriental.
Hallé numen dilecto para entonar un Llerso
como tu perfilado, suaLle, azul y perverso
y bruñido en las fibras del olacer y el dolor/
una estrofa cadente de donde huye el ensueño
porque se que es inútil deshojar el empeño
en el mármol de t u alma que es sepulcro de amor.
LUIS D. PEÑA
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. •
PATRIA NUEVA 5
UN IM P A S S E ? LIGA DE FOMENTO A6RICOlA
Un silencioso pero agudo observador de los sucesos
políticos qLC están cumpliéndose en el país con
beneplácito t~e muc¡lOs, temor instintivo de no pocos
y resignada espectativa de los más, me decía en días
pasados: no ve usted una rara coincidencia entre las
publicaciones alarmistas de la prensa liberal sobre la
pretendida conspiración de Cali y el extemparáneo recibimiento
con carácter oficial de Presidente electo,
hecho al doctar Olaya Herrera en Washington. a su
regreso de Nueva York? Porque parece que el gobierno
americano, dentro de las normas protocolarias, no
podía recibir al doctor Olaya con el carácter dicho
antes de que oficialmente se hubiera declarado por
la entidad correspondiente que su nombre ha sido
consagtado efectivamente por la apinión nacional para
regir los destinos del país. ¿No es esto practicamente
una notificación explícita de improbación a
cualquier conato de resistencia?
Desde antes de las elecciones del 9 de febrero,
pero y~ en marcha la candidatura del doctor Olaya,
Wl vIsIble el hecho de que el partido conservador
estaba perdido al persistir en la funesta división que
lo llevó al fracas o. Era evidente que en tales condiciones,
ni siqutera el triunfo legítimo de alguno de sus
candidatos tenía posibilidades de hacerse efectivo. Cómo
pretender ahora desconocer lo que tiene caracteres
de realidad contundente?
Esto salta a la vista, y' así lo han reconocido no
sólo los dirigentes de nuestra colectividad sino la mayoría
del partido. Por esto mismo es el caso de declarar
enfáticamente que la democracia colombiana
constituye una hermosa y ejemplar realidad, excepcional
si se quiere en la América tropical, y que un país
que tales condiciones reúne no es campo abonado
para extralimitaciones intervencionistas, lIámeseles con
el modesto nom bre de recepciones, o adquieran el
carácter ostensible que tienen en otros países países
pequeños más cercanos a la zona de influencia que
irradia del norte. '
Si al doctor Olaya no le parece suficiente el respaldo
que le da la opi nión de su patria y teme verse
a merced d~ encontradas exigencias que \!,l,1tarpezc_qn
su labor, asuma, como hombre de estado las ' co'ntii1- '
Bogotá, junio 10 de 1930.
Señor Director de Patria Nue a.-L. C.
. !ene.mos el gusto de .comunicar a usted que el
pro~mlO jueves 12 del comente mes de junio, aparecera
«EL. ~GRICULTOR", órgano de la Liga de Fomento
Agncola de Colombia.
«EL AGRICULTOR- que ser~ revista semanal de
todos los' jueves, tratará cuestiones esencialmente agrícolas
y educacionistas.
Cons,tituyendo la agricultura la principal fuente de
riqueza nacional, y teniendo en cuenta el visible decaimiento
de la industria por la falta absoluta de ~istemas,
de tecnicismo, de enseñanza y difusión, la Liga
de Fomento Agrícola, se ha impuesto realizar una intensa
labor de mejoramiento, teniendo como base la
escuela primaria.
. «EL AGRICULTOR· está rodeado por un selecto
núcleo de colaboradores, miembros de la entidad.
La Liga de fomento agrícola está dispuesta a acoger
y apoyar irrestrictamente, desde las columnas de
su órgano, toda saludable iniciativa que propenda por
el desenvolvimiento y progreso de la agricultura, factor
máximo de la emancipación económica en el país.
, «EL AGRICULTOR» será cátedra de enseñanza y
tnbuna cultural, donde los colombianos tienen un extensó
campo de acción.
Con la certidumbre de que usted sabrá darle acogida
a paso tan trascendental en las patrióticas labores
de la Liga de Fomento Agrícola, nos suscribimos del
señor director, atentos servidores,
El Secretario General
MANUEL A. VARELA NIETO
gencias del empeño en que está comprometido y gane
la batalla porque para ello tiene dotes suficientes,
pero sustráigase desde ahora a la influencia de aquella
zona pefigrosa porque allí, como en el mito ances-
, tral de las sirenas, el varón que cede un palmo está
'en el vórtice del abismo.
o
m~
PARA NO REMENDAR COMPRE LAS MEDIAS,
LA ROPA INTERIOR, LA ROPA DE BAÑO,
LOS VESTIDITOS Y LOS JERSEYS, DE LANA, SEDA,
ALGODÓN E HILO DE ESCOCIA QUE FABRICAMOS
ALMACENES
Ensaye
"TEJ I DOS SANTA ANA"
I Calle lO, número 140
I Carrera S,a, número 451
Tel éfonos 45-37-22-70
BOGOTA
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
6 PATRIj\ NUEVA
------------------_. - . : " " '-' - .. -
La igualdad de sexos. He ahí, sin dtSd~. aIA.~~
una frase molesta y cómica.
, e Ratifica la gran empresa moderna que pretende
nivelar y suprimir las diferencias.
, En lo que al 'aS'Recto .general del mundo se refiere,
los I vijijt:s nos . ensefjan yá que en todas las ciudade~
" q!.l~ hemos de visitar, tanto en Europa 'como fuera
de elJa, J ~contr.aremoS el bulevar Haussmann.
El tra3e de arne rjcan;:l,. bulevar Haussman del vestido,
gana ya el Or;~nte, cuyas nobles pañerías caen
una ~ una bajo el soplo de las ideas nuevas. Alcanzará
a. lo ,femenino cup.ndo llegue su Aora. como ya he
dicho, ,y entonoes será -el fin del mundo.
Pero si la mujer, en lllUchachito de fantasía todavía
pertenece al pomio,io de lo mágico (con tal de que
sea ¡d'e\ga,dq. y bonit~), ~a mujer con vestidos de hombre
se¡;á, senQillament~ grQtesca (aun cuando sea delga-d¡:¡
y linda). .
Démqnos, pues, mucha prisa¡ aun con faldas muy
cortas, en mirarla tal y con.for.me subsiste todavía.
! El detalle encantado.r ,del aparato de una elegante,
cCU) sus mil tejidos, sus. mH orop.eles, con la delicada
rosa blall~a de su~ 11e~~rías, con .sus cintas versicolores,
todas las vueltas, y revueltas del trapo, todas las
frioleras lIer¡as del alma del vestido, con todo aquello
p<:>r lo que la mujer será tantas veces diferente;
CDn lo que representa la yariable mariposa de sus múltiples
siluetas y es prenda de horas cambiantes, puede
y aún debe apropiar su espíritu y su vestido, y, sin
elubar-go ellq no constituye la verdadera artillería de
sus arm¡¡J.'S coquetas: , Porque el principio, la causa profunda
del prestigio todopoderoso de la mujer-por
dondequiera que rejna, ya sea en el fondo de un herbaje
custgdiando Jebaños- es eso de lo que desde
hace mucho , tiempo .se ha hecho el ,objeto de la exalta~
ipn y qe, la mancha"la saya, esa famosa, frágil e inmortal
saya, que nosotros pronunciamos falda.
~yponiendo a.la humanidad desnuda, fácilmente
cOl)venq"ríamos en que la mujer. en la eterna, batalla
de, &U vida, ¡:>erdería .todas sus ventajas. Ventajas de
belleza, primeramente, la línea femenina, tan fácilmente
agravada POf esa últIma deformación de la maternidad:
V, R9r lo demás, a belleza igual, ¿no es el
homb¡-e perfecto más adm~rab le de cuerpo que la mujer
perfecta? V que el hombre sea mal proporcionado,
¿no es sic npre men()s enojoso que la mujer mal
h&h~ .
Imagjnemos, en lugar de esos descargadores de
torso desnudo que se ven ta a menudo en los muelles
del Sena, en I:arís, un grupo de «descargadoras»
con el mism o traje.
¡Qué espectác ulo más a propósito para volver la
caral Este ejemplo basta para probar lo que yo quiero
demostrar.
Pero lo que la muj,er perdería so bre tQdo, una
vez abolido el vestido es el viático supremo, lo que
celias .. han lIall1.ado 'Iel no sé qu ~ ' y q ue sólo vive
en el sublilll plegado deJ.tejido, entre el fl ujo y reflu jo
de la bella ola de la fa ld a.
Por muy poco redonda que ea, ved la lllujer en
pantalones: B/1 pequeñ-o er ridicLtlo y lamentable.
Corta de piernas. trata de dar grande pasos entr
co rtados por el h L1eso demasiado prollunciadQ de
las caderas. Se ve un listo, convertido repentinal11en-
____ lOAD
RDR S
I te.~.n.:'r'éclt • ho, colocado sobre pelvis matemal, muslos
sin nerviosidad, rodillas espesas, la mayor parte
de las veces, y el gesto mezquino, a pesar de todo
re¡;uerda siempre la prudencia de las faldas. '
Aquí ha pensamos en los disfraces del teatro. Se
han visto muy gloriosos. Tan sólo ante el pequefto
polichinela descrito, hemos algunas veces adivinado a
la mujer destronada. Y, sin embargo, a la peor de todas
ellas hubiera bastado ponerse una falda. Con esto,
todas las líneas habieran vuelto a su sitio como por
encanto. Sostenido por esa peana de tela, que hubiera
ocultado las feas rodillas, el busto hubiese parecido
erguirse repentinamente; el talle, crecer; la amplitud de
las caderas hubiera recobrado su gracia, movida al
ritmo de un paso súbitamente ennoblecido por llevar
pliegues tras si. -
Porque si, como lo hemos demostrado, el peinado
parece tener una significación sobre todo estética,
la falda atañe hasta la moral. ¿Nos arriesgaremos a
perfilar un conjunto? Adelantemos este forismo: la mujer,
a primera vista, es una falda y un peinado.
Alejada de su falda, hállase amenazada por el
ridículo. Pero, recobra la falda, he ahí que también
recobra toda la arrogancia femenina, Habrá vuelto a
hallar su aplomo y su importancia. Puede provocar y
esconderse, arriesgarse a atacar quedando protegida.
Son tan equivalentes la expresión de su rostro y la
de su vestido, que parece que su voluntad y su pensamiento
no podrán sino efectuar movimientos vestidos.
Inconscientemente, ha creado un nuevo sér. Su
falda y su cuerpo no forman más que una sola ánfora,
y su gracia está tan acostumbrada al acompañamiento
de la insidiosa tela, que ya no se sabe cuál de
las dos presta algo a la otra, cuál de las dos da realce
a la otra.
Hace un momento, despojada y torpe, nos obligab9¡
a encogernos irónicamente de hombros. Menudita,
húbiéramos podido aplastarla entre el índice y el pulgar.
Se preguntaba uno qué es lo que podía hacer
sobre la tierra aquel muchachuelo mal hecho. No podia
decir nada, porque había perdido sus derechos.
Ahora su genio brota. El mundo entero tornará en
su derredor. He aquí que, en la red de su falda milagrosa
van a prenderse deseos, goces, penas. La vida
ha vuelto ha hallar su eje; el mundo enigmático de
las líneaas y de los contornos ha encontrado su centro.
Segura de su aspecto y de su mirada, va triunfalmente
a mezclarse con las almas qne la rozarán, con
I as decoraciones que la contendrán.
Este semanario se edita en los talleres
tipográficos de ' la lI8RERIA NUEVA.
• I l' • J' (.
feléfonn 16-63 '. ,.
Señores suscri'Ptores: avisen al teléfono ' lfi~63 ~
cuando no reciban oportunamente el lnú~ero.
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-}t¡. ,¡r: I"l" . _ ~.)I'!l .'1' {COSAS .¡ PAS~DAS')
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• 1, ~ • J " I
"El pueblo es el más imagintivo de
los poetas, a través de los años colora
una figura desteñida, acumula en torno
de un personaje las maldiciones, las
pro.ezas, los horrores, Y la ley~nda es
mejor que la realidad.»
VENTURA GARCiA CALD.ERÓN
Con un suave encanto de religiosidad y de armonía
la Condesa Gertrudis :Von Podewils-Durniz ha
escrito un poema melancólico y bello a la raza Chibchao
Y las páginas tnaravillosas de su libro nos hacen
recorder a aquellos cofres de sándalo que guardaran
en su seno finos pañuelos de batista, cartas romántica
y flores deshojadas que un día besaran las damas
galantes que con sus amados pasearon los jardines
de Versalles, tal la fragencia que despiden las le-yendas.
;',
La Condesa de Podewils 'ha escrito un libro . y
Colotnbia le es deudora de gratitud.
y no sólo se contentó con ~-prender Id lengua de
Castilla para poder vaciar el contenido enmarañado de
polvorientos archivos que quien sabe cuántos años estuvieran
recluído's en conventos de las crónicas ampulosas
ya en verso o en prosa 'de 1 nuestros primeros
narra??res o cronistas, de los cuentos o leyendas que
trasmitieran en las noches de luna las viejas indias
parlanchinas a sus nietas, sino que empezó a estudiar
la lengua del Chibcha, yla aprendió y se embriagó
en la dulzura de sus nombres y en la' armonía ' de sus
palabras.
y de aquellas menudencias disgregadas por una
y otra parte hizo un todo completo al que inspiró
belleza, com~ al .muñeco ?e · barro del paraís'ó 'éF Dis>;1 ...
del Cosmos mSplrara la Vida, y de ahl surgieron las
Chigys Mie. .' ;
***
-El estílo que emplea la Condesa en sus leyendas
no es romántico ni tampoco narrativo, es su estilo vivaz,
sencillo, fácil, de musicalidad encantadora. Sus nan
2.<::ion~s son cortas, precisas, desecha la trama aborrece
la int:iga, no anda con rodeos sino que 'va al
fondo, en fm, supo comprender la leyenda..... así no
nos extrañará que en muchas ocasiones deje simplemente
esbozado un tema que al explotarlo le habría
dado-sin lugar a dudas-veinte o treinta páginas,
La Condesa Oeftrudis Von Podewils-Durniz con
la publicación de las Leyendas Chibchast llenó u~ vacío
notorio desde hacia 'mucho tiempo y quizá sea
éste el punto de partida para que nuestros nuevos escritores
empiecen a recoger leyepdas y a dejar a un
lado las BaLadas y los Pomances qlle merec.ed a una rara
paradoja-comienzan ya a sacudirse el polvo milenano
de los años, cosas de este siglo.
***
Si cantores han fenido y tienen fos mares-nos
concret~mos a Colombra'-como Vergara y Vergartl, el
romántl o le tor de Chateaubriand, y en nnestro días
a Castañeda Aragón, el modernista, los ríos, como la
mayor parte de nuesttos grandes versificadores, las
1)/1;1J' 11 •• 1 (,' !,",
lagunas tortIbiéñ los m!l1~l)l 'en qos'-GhíbcháS y es-p:ecialmente
en ·Ia Condesa de PodéWiIs¡ ' escucl1emos: ~ ", ,
«X" ~I hechizo de l.l es ' qutp l ta;'·~spMiat.ización 'Ciér1tí,
··ficza l es-Ul
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Sil1 compromiso ninguno de mi parte, le
agradecería me mantuviera al corriente de todas
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(1) Filosofía, Religión y Teología, Derecho I
Ci1:i1, Derech'o Perial, Derecl10 Internacional y '1
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12 PATRIA NUEVA
'EXPIACION INUTIL.
Tiene la cara resquebrajada por los afeites y los
años. Sus ojeras llenas de misterio me producen la
impresión de un abismo, su silencio raya mi pensamiento.
Lía. No se que dulzura fluye del ánfora plena
de su cuerpo que va envolviéndome en un velo de
recuerdos. Sus manos allusadas, labradas, recuerdan
los puñales, tal su belleza y brillantes.
Esta tarde, sobre todas las tardes, sus ojeras son
dos pozos, dos cuencos profundos donde me pierdo
en inútiles cavilaciones. Su silencio es tan denso quo
podría masticarse. Se vertebra la tarde en el inmense
lunar de su cabeza y en la sombra de sus ojeras el
pasado me acecha como un felino.
¿Su pas ado? yo soy su pasado. Mi nombre pesa
sobre su vida, mi nombre denso de fealdad que muchas
veces he intentado olvidar. Mi nombre es lo que
ha hecho de Lía esta criatura multiforme en la inmensidad
de su silencio:
Mi nombre ya no lo llevo, pero Lía no puede olvidarlo;
él es su pasado, su historia. Esa catedral que
se vino sobre mi infancia y la acható hasta el día que
la dejó olvidada en el deván de las cosas inútiles,
apoyado en el báculo de una esperanza que centellaba
en la distancia. Ese mismo día de mi resurrección,
élla empezó a morir. Desde ese momento, ella fue otra
mujer y yo otro hombre. Dos líneas paralelas que se
encontrarán en el vacío. Sus ojeras cada tarde aparecen
más hondas y en la noche son taladros. Mi nombre
aquel con el que me b autizaron continúa haciendo'
estragos en el alma de Lía. Yo no he podido volver
a bautizarme , pero yo ya no soy el mismo .
Pobrecita Lía: en la selva lila ae sus ojeras fallece
cada tarde. Sus ojeras: la huella de mi nombre ; ese
nombre fantástico que arrastré durante mi infancia y
todavía pende de la boca de los imbéciles con un ex- o
traño' ritmo de muerte. Un dolor, pteñado de violencias
y rebeldías, me ensom brece el recuerdo: . aquella
risa de Lía. Ella tuvo la culpa, yo no deseab.a su
amor pero su risa expoI.ió mi curiosidad. \Y hoy hace
gestos innúmeros por volver a vivir a la sombra de
aquél nombre. Inútil. Oculta en su silencio ll ora ante
mi inflexibilidad.
Entonces no tenía la cara requebrajada por los
afeites y los años: ambos plenos de vida: ella. no ha
debido 'I'eír en los sesenta pedazos de su carcajada de
una hora. Su risa absorviósu felicidad yformó el duerme
velas de mi venganza. Muchas veces me he preguntado
si no podré perdonarla. Quien sabe .....
En el silencio de Lía, mi nombre, aquél que abandoné,
y este que se ciñe hoy ~ mi ser, sostie!1e una
lucha violenta. Mi pasado y mI presente. Es 1I1negable
la preponderancia del pasado. La ~at~dral, aguel
nombre pesaba como una catedral, amqulla ~u. VIda;
es torpe aferrándose de tal manera y con delI CIa a lo
que fué la mas cruel de mis torturas. Ella ~ampoco
se llama así y yo no pretendo desandar su VIda para
Este semanario se edita en los talleres
tipográficos de la lIBRERIA NUEVA.
. Teléfono 16-63
c?nstruír sus angustias. ¿Cómo supe el nombre de
Lla? ¿El de la papeleta de bautismo? ·Su madre era
Lía en eso de aferrarse al pasado. [Era· tan extraño el
ruido que hacía aquel nombre en la boca desdentada
de la anciana .. Lía se consumía en ardores implacables
cuando VIbraba su nombre con ritmo de muerte
y tuvo seguridad de que en nuestro infortunio un gran
amor nacería. No adivinaba mi traición.
Nunca la llamé por aquél nombre' ella en cambio,
no hacia otra cosa. Tuve que am'enaz~r1a y ent0!
1 ces empezaron a labrarse sus ojeras; el ataúd de
mI pasado. Un dolor se enredó a mi pensamiento el
desenlace mostró sus flancos. Su silencio de una f~erza
turbadora se había despertado. Mi nombre: aquel
nombre. El arrepentimiento patinó sordo, en estertores
amargos. Cambiarlo y volverle la vida a Lía. La idea
me acarició leve, dulce, pero la reacción la mutiló insólita:
yo volver a ser aquel hombre muerto, desenterrar
pequeñas tragedias, restaurar mi vida de cariátide,
estripado hasta en el sueño por la catedral? Imposible,
Lía moriría. Sí. Lía cuando supo m'i nombre rió
como una loca. Y su silencio no está preñado de risas
por el recuerdo de aquel nombre? Su muerte no
es por que ya no puede gozar con el extraño ruido
que producía en su boca, aquella sinfonía fúnebre que
era mi nombre? ..... En la noche las ojeras de Lía son
dos taladros y sus ojos fulguran siniestros. Su silencio
impregnado de rebeldí a se desbanda, por la pendiente
de sus gestos.
¿Cuánto sufrió Lía por su nontbre? Su tragedia
s ó lo puede ser comparada a la mía. Noches de desvelo,
asaltadas a cada paso por ese crimen que no
hemos cometido. Hay expiación tan difícil de llevar
como esta que Lía y yo hemos masticado a cada paso?
Imposible. El acto del bautismo sencillo y primitivo,
se convierte por obra )!. gracia de una extravagancia,
en una ergástula temible .....
La tarde se descuaja e..n chorros de sombra. Las
esquilas, suaves, dulces, dicen el nombre de Lía y el
mío: qu é. felices hubié{amos sido llam á ndonos así, pero
fue cruel el hado. Lía morirá con mi pasado, la garganta
atraveSa da por un gríto monstruoso: mi nombre,
y, otr o tanto habrá de pasarme a mí en un relámpago
de loc;ura, ebrio de venganza.
ALFONSO ALFARO ALFARO
33E~~~~~~~~~~~~~~~~
~ Compañía Trituradora de Piedra ~
~ ~
~ Gat'iria, . OOurcia 8t cría. ~
~ . • CALLE 12, NUMERO 171 •
~ TEl:EFONOS: OFICINA, No. 58. 09-CANTER.A, 600 30E
~ ~
• Triturados de guijarro de todas clases y •
3$E de la más alta ca lidad . Gravilla y arenas la- ~
w vadas de primera. Piedras zonga , y med~a- 3QE
~ zonga, piedras de primera y demas matena- w
M les de construcción. M
~ R.APIDEZ...Y CUMPLIMIENTO EN LOS DESPACHOS ~
~~~~~~~~~~~~~~~ ••• ~
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PATRIA r(UEVA 13
¿Exist una-poesía proletaria?
POR SERGIO DE CHES SIN
(Continuación)
Somos la cabeza viva y clara
de todas las humanidades, de todos los siglos ...
somos los pensamientos de una sola frente
[combada
somos las letras del alfabeto mundial... ..
estamos encajonados, estamos compenetrados
[el uno en el otro .....
Después de tal éxtasis, no faltaba sino divinizar
la cclase- y este último paso lo ha dado Philipchenko
en la nota usual «del materialismo evolucionista;
dialéctico e histórico, felicitando a la tierra por
hospedar sobre su corteza al proletariado y por gravitar
al rededor del sol, celoso por esta buena fortuna,
en la danza sagrada del trabajo.» Cuán orgullosa
debe estar esta 1110ta de barro, como debe gritar su
felicidad a la faz de las estrellas y de los planetas.
Ella es -el mundo de los mundos» amasado, de un
extremo al otro, por las manos human_as.
En el prefacio que escribió Brussof para presentar
al público · La época de la gloria» no ha escatimada
sus. elogios al . poeta herrero »; mas al rendir homenaje
a su originalidad, a su temperamento, a sus · intenciones
profundas >, no ha podido reprimir un suspiro
discreto, el dolor de ver al Píndaro siderúgico abandonar
los caminos de la poesía pura. Todo para
su mal, La Pravda ha revelado brutalmente esta nostalgia
capitalista: «El proletariado nada tiene que ver
con la poesía pura ». La poesía revolucionaria no es
de lujo: debe prohibirse, igual que si fuera una traición,
el caer en el narcsismo burgués. Como las palancas y
las bielas de las cuales chanta el deslizamiento, como
las forjas de las cuales describe las resplandecientes
magnificencias, es preciso que persiga un fin utilitario.
Su misión, en definitiva, consiste en rimar la propaganda,
y, como la propaganda, tiene ror objeto .,electrizar
las masas », un estilo poético no seria proletario
sino bajo la condición de ser gustado por el primer
mozo de cuerda que se presente. Este estiio, será vulgar,
tendencioso.
El gran mérito de Philiptchenko, a los ojos del camarada
larovoy, es de orden puramente negativo: este
poeta 110 ha desmentido su naturaleza proletaria; -no ha
la\1Zado hacia el azul los campanarios agujereados de
las catedrales arrianas; su estilo evoca más bien los bloques
macizos de las arquitecturas primitivas », Edificante
confesión! El bolchevismo arrastra fatalmente la poesía
a las cavernas.
, Si, bajo la pluma de Philiptchenko la poesia. conserva
de vez en cuando un duro acento de lirismo ori ginal,
si llega a, encontrar todavía un vuelo heroico a
a los humos de las ,fundiciones, y algún penacho a la
revolución, en los ot~os - en Bezymensky y Damián
Bedny-" el eclipse es total) la noche es completa; la
poesía está reducida, sin esperanza de liberación, a la
condición .de los trogloditas. No es más que una marca
de los 1 artículo,s de la Pravda, y de los prospectos
de. la 111 Internacional. No es más que la prosa comunista,
redactada bajo la forma de - líneas desiguales ».
y precisamente por esto, mucho más que Piliptchenko,
Bezymensky y Damián Bedny, figuran en el
primer rango entre los rimadores proletarios. - Bezyl11ensky,
escriben los IVESTIA (24 de febrero de 192~,
es cnue tIO poeta», en la plena acepción de estos do
término. E algo más que un poeta iudadano, es UI1
peta de clase. E tá sumergido ha ta el cuello, en la
política. Sus ob~as tienen p.or. ?bjeto los hechos y los
gesyos del partido, la asocraclon de la juventud comunista,
los principales acontecimientos de que la U. R S. S.
es el teatro» .......... No ~~ puede precisar con mayor des-envoltura,
que los mentos de la poesía proletaria están
en función de la lealtad bolchevique.
Ahora bien, e~ l1?ateria de ortodoxia política, Bezymensky
pue.de nvalrzar con Staline, el secretario general
del partido, y con Boukharine, el autor del alfabeto
comunista. Los Ivestia lo felicitan cálidamente por
h~ber renega?o de su padre en una poesía que ha vellido
a ser celebre: El retrato. La única familia que reconoce
Bezymensky, es el partido comunista. No tiene
sino una ambición:
Ser el digno hijo
de mi mamá R. K. P .......... » (1)
N? hay más que una religión, el culto de Lenine.
Desp~es de la mu~rte del maestro, publicó Bezymensky,
dl.ce~ los Ive.stJa, este · poema inOlVidable". que no
se dejara de recItar en las reuniones obreras: «La carta
de miembro del partido comunista número 224 332
-la carta de Lenine! ' ,
Díme partido qué buscas?
Una voz dolorosa me respondió:
-una carta de adherente ......... .
Pero una ola proletaria
bajo los auspicios de la Internacional
colmará pronto el hueco sorprendido: .......... .
Al cabo de algunos meses, cien mil cartas
reemplazarán de Lenine la carta perdida ........ ..
, .Piliptcllenko deificaba el proletariado-concepciórr
elastlca puesto que hay proletarios que no son todavía
bolcheviques-; Bezymensky, más sectario mas fiel al
espíritu de la Internacional, reserva la can~nización al
partido comunista exclusivamente.
El cosmos está en estos términos:
el co ngreso del partido ......................... .
Sentado este principio, todas las manifestaciones
del partido comunista, aún las más odiosas se aureolan
con halos estelares.
La Tcheka para mí, es un faro ............... ·
soy el primero en gritar: despedacemos los ene[
migos.
Todas las balas de la Tcheka son para mí .......... .
He tomado parte en la ejecución de todas sus
[víctimas.
La Tcheka es una santa; sus secuaces y sus proveedores,
heroes. -A esta progenitura de acero a estos
hijos de octubre -, B~ zyme nsky ha consagrado un vo¡
ume" en el cual la Juventud comunista muestra su verda~
er~ rostro: las fauces de una bestia lúbrica y sangUlllana.
Es necesario ir
a golpear a los koulaks ......... .
Yo corro, yo insisto, yo amenazo.
Yo no camino, yo vuelo .......... .
a todos los transeúntes les grito ......... .
(Continuará)
(1) lniciale t6e Rous kaia Komouni tcheskaia Partia
(Partido comuni ta ru o).
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14 PATRIA NUEVA
-. -! .
F'¡-d u R A s
. -, -.- ~ ~ ..
;> .
GILBERTO GARRIDO
Hay en él una balanza que tortura la fe y el amor.
Dentro de sus versos serenos, se abren los brazos
del hombre que temblaron en la duda.
Su voz es el grito profundo de un bombre que
cree y uno que ha dejado de creer; el místico y el escéptico
que confunden Sus emociones extrañas en un
mismo cuerpo mártir.
En sus ojos donde la llama sagrada ha sembrado
sus flores eternas, abre su cruz amarga el camino ciego,
el camino que se ha perdido en él y ha deshojado las
súplicas de sc culto y ha apagado todas sus palabras
encendidas de fe.' Pero yo creo que la fe no hace falta
cuando la duda es un culto cruel.
Se ha quemado la carne para soñar, y sus horas
tediosas han vuelto su ruta a las cenizas del pasado,
que llenó con sus labios la sombra de una mujer. Quiere
ser Iluso, sentir en la sangre la locura alegre de lo
fugaz, la llamarada que él ha visto en los otros y que
los otros no han visto en él. Es la paradoja del hombre
que se ha quedado por dentro, aislado en la vida
por el fuego sensible como un arpa del que cantó las
noches. En sus imágenes se oye el grito interno, des,
esperado, que se 'ciñe como una enredadera hosca a
los deseos: él desea lo que amó por no poderlo amar!
Tiembla en su cuerpo un viento empapado de tierra.
Cuando se abren sus , pupilas cansadas de .panora-mas
tristes, la vida se corona de una hiedra dura ....... .
La inquietud metafísica ha lI~nado sus miradas de
un deseo migratorio, un ansia de lo divino que se trasparenta
en las lejanías.
El Oísto en el que ha soñado es el que todavía
no ha nacido en él, ni en nadie.
Antonio García.
fl [(RVnflIl~M~ Uf · MnR[~ flDH ~UnR(l
(Continuacióll de la página 2)
Pero degenerando en este discurso y, bajando al
plano movedizo en que se disputa.n nuestras peleas
políticas, ¿no adivináis, oyentes píos, en los errores
que se achacan a Suárez, naturales consecuencias del
método teológico q.ue siempre lo orientó ..... ? A fuer de
teólogo tenía :Suárez de. ser-.il1flexible,. porque entendía
C0(J10 lo manda la Iglesia, cuán áspera e intransigente
es la verdac4 y como político, prestándole a este vocablo
Ja ' errada .Q.cepta~ión que aquí es corriente, advertía
que era de rigor mostrarse maleable y acomodaticio,
plegándose, ya a las circunstancia.s por extrañas
que fuesen,' ora a los <;onteptos ' y opiniones de ,
los hombres por descaminados que anduvieran. Deaquí
venían ·a surgir una especial colisión en que 'por
un lado jugaban los mandatos del entendimiento 'y p'or
otro los de los caprichos democráticos y en la pl.lgna
el teólogo aventajaba al conduc;tor, la razón vencía las
adhesiones pasionales, el hombre superior encadenaba
las ambiciones y ponía los apetitos ' a recaudo. Y si a
todo ello añadimos la superficialidad de nuestro medlo,
que s ólo juzga en las cuestiones banderizas, por
el aspecto de las mayores conveniencias y nunca que
sepa, por el de su licitud y moralidad, claramente resulta
por qué no fue óptima a los ojos comunes la
tarea de Suárez, para quien parece dicho aquello de
Cervantes: que jamás se abatía a lo servicios y granj
erlas del vulgo.
Señor Director de PATRIA NUEVA.-E. S. D.
• Ha~ 9ue ~onscryatiz~r e1 conservatismo-, ha dicho
el dlstlngUld~ untverSltario AntonJo Garcfa. Esas
palabras en esta epoca de claudicaciones fijan el derrotero
y ~~estran la norma que debe cumplir la nueva
generactOn conservadora. Debemos salir a la lucha
no con la menguada inte~ción de .. buscar los punto~
de contacto entre los parhdos polthcos para situarnos
~lIí ~omo se. estila, y especular a las derechas y a las
IZ9ulerdas, SinO a combatir con fe por las sanas doctrtnas
que nos legaron los fundadores del partido
Nuestra misión no es borrar las fronteras que nos se~
p~ran del. enem~go com~n, sino fortificar, con principIOS
propIos e mconmovlbles nuestras barricadas ideológicas.
Uno de estos principios, el esencial, y para
nosotros el de maYQr importancia, es la defensa de la
religión católica, pues, como dice Lor Cecil .Probablemente
no tiene en nuestros días el conservatismo
funciones más importantes que la de velar por la vida
religiosa del pueblo, desde la esfera política. El
alcance de la religión es para la política como el de
los cimientos que sostienen toda la fábrica del edificio.
Mientras el ~onservatismo se consagre al cumplimiento
de su Tnisió-n religiosa haciendo de ella el pri- .
mero de sus objetos, quedará preservado de los dos
peligros que alternativamente le amenazan, a saber: de
un lado el convertirse en una mera variedad del liberalismo
apenas diferenciada de éste por ningún principio
fl1ndament~1. Por otra parte el peligro de consagrarse
a la defensq de las clases pudientes sin un sincero
propósito de respetar los intereses de la comunidad
entera, ni otro objeto más elevado que el triunfo de su
egoísmo., La religión es la medida con arreglo a la cual
deben formularse los. programas políticos y el espíritu
religioso purificará sus fines y sus métodos · . Así,
. pues, nuestra generación debe desechar esas amplitudes.
complacientes con el enemigo, y 'defender esfe y
los demás principios vitales de nuestras doctrinas que
deben ser el manantial de donde broten y a donde
confluyan todas nuestras energías políticas.
De ellos trataremos constantemente desarrollando
siempre nuestro lema:' acórdémonos que somos conservad_
ores y no olvidem.os quiénes son los liberales.
AQÚILINO GAlTAN AZUERO
Bog0.tá, junio 4 de 1930.
En cambio, y permitidme esta postrera distracción
para finalizar tan importuno comentario, Suárez hubiera
sido, jefe de mu~has campanillas y político de mucho
rumbo, 'en la sociedad española- del siglo XVI, en
que e(an teólogos hasta 10.5 hombres rústicos yen que
la cenobíticq austeridad de 'las costumbres era profesada
por reyes y magnates, que, como Carlos el
Quinto, buscaba deseanso para el peso de tanta grandeza
eFltre las cuatro paredes del monasterio de Yuste
y que, como Felipe 11 y Juan de Austria, acudían a
los sitjos de penitencia para dar mocedad y fuerza a
sus empresas de gobierno. En esa que Menéndez Pelayo
apelli,dó democracia fray luna, fuera hoy Suárez,
hombre de muchas estatuas y muchas averiguaciones.
Concluye en el próximo número)
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PATRIA NUEVA 15
Cinematográfica5. A CARGO DE LUIS D. PEÑA
'Ama y aprende' es el título de la nueva película
de Esther Ralston para la Paramount
Según declaraciones de B. P. SChulberg, director
asociado de la Paramount, acaba de ser acogida la
bella artista Esther Ralston para que lleve a la pantalla
la obra original de Doris Anderson intitulada
Ama y aprende. Los papeles secundarios de dicha película
estarán a cargo de Lane Chandler, Aedda Hopper,
Claude King y Helene Lynch. La dirección ha
sido encomendada a Frank Tuttle.
Las luminarias de la Paramount combinan
sus trajes y joyas de acuerdo con su temperamento.
De acuerdo con Travis Banton, famoso modisto
parisino y encargado del guardarropa de la Paramount,
las luminarias ee esta empresa combinan el color
de sus joyas con el co lor del vestido y éste en perfecto
acuerdo con el temperamento de cada una. H