Saltar navegación e ir al contenido principal
Biblioteca digital de Bogotá
Logo BibloRed
Saltar el buscador

Esta ingresando al contenido principal

  • Exclusivo BibloRed
  • Libros

Mi planta de naranja lima

CONTENIDO PARA USUARIOS REGISTRADOS

Inicia sesión para disfrutar este recurso. Si aún no estás afiliado a BibloRed, haz clic en el botón.

Acceder
  • Autor
  • Año de publicación 2021
  • Idioma Otros
  • Publicado por Libros del asteroide
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
Jose Mauro de Vasconcelos, "Mi planta de naranja lima", -:Libros del asteroide, 2021. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3410900/), el día 2025-05-02.

Contenidos relacionados

  • Exclusivo BibloRed
Imagen de apoyo de  Antología de cuentos hispanoamericanos

Antología de cuentos hispanoamericanos

Por: Mario Rodríguez Fernández | Fecha: 2013

Con notas explicativas sobre los autores, los periodos y las tendencias representadas, esta antología reúne cuentos hispanoamericanos que ofrecen una visión de conjunto acerca del género cuento Hispanoamericano. La selección recoge textos de Esteban Echeverría, Tomás Carrasquilla, Rubén Darío, Baldomero Lillo, Horacio Quiroga, Olegario Lazo Baeza, Juan Emar, Manuel Rojas, Jorge Luis Borges, Alejo Carpentier, María Luisa Bombal, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, y otros autores de reconocida trayectoria. La extensa nota preliminar ofrece un excelente panorama del cuento hispanoamericano.
  • Temas:
  • Literatura latinoamericana

Compartir este contenido

Antología de cuentos hispanoamericanos

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

Imagen de apoyo de  Patria Nueva: seminario político-cultural - N. 7

Patria Nueva: seminario político-cultural - N. 7

Por: | Fecha: 14/06/1930

T~ItI DIRECCiÓN : Semanario político-cultural JUNIO OERA~DO MELGUIZO (FUNDADO PO~ LUIS MA~IA M U~CIA) 14 REDACCiÓN: . . de 1930 F~ANCISCO FANOIRo SILVA AÑO 1 - BOGOTA, COLOMBIA - NO. 7 -- .. - VALOR ~ {fnT4VO~ n [(RVA"II~M~ . MAR[~ fm(l ~UAR(l DON MAR,cO FIDEL SUAREZ (Conferencia dictada en el Círculo de Estudios del Colegio de Ramírez de Bogotá) Hace algún tiem po, amigos míos, el vicerrector de este ilustre instituto, con gentileza no acostumbrada para con mozos de cortos años y poniéndose en los ojos la venda de la amistad para no advertir mi pe­queñez, tuvo a bien invitarme a disertar en el seno de ésta academia, sobre algún tema de índole literaria. Inclinado por natural disposición al estudio de los valores intelectuales en que tan fecunda se ha mos­trado nuesta tierra, creí de mayor interés y más alta sustancia, leeros algunos apuntatiempos sobre la in­fluencia de Cervanles en nuestros escritores naciona­Iss, especialmente en Mé\fcO Fidel Suáres, a quien to­dos damos el epíteto de exim io cu ltivador del habla. Poco, por no decir nada, han mostrado nuestros criticos sobre la atrayente personalidad de este escri­tor, a quien si nombran es para encomiar en forma desmedida, sin curarse de indagar las tendencias lite­rarias que imprimieron personal distinción a su prosa, cuando nó para injuriar, dándole del perverso, del mal intencionado o del incapaz. Desde los días clarísimos, en que apenaz mozo; se presenta a la Academia de la Lengua para leer sus comentarios a los tratados gra;naticales de Andrés Bell o, su figura se revela con perfiles inequívocos en los fastos de la República er~dita y bien hablada. Sin vers ación en materias filológi cas, dejo a otros la mi­sión de sefialar los alcances y merecimientos de sus acotaciones, entregándome a razonamientos, que si graves de suyo, casan mejor con mis aficciones, que si no resplandecen a los ojos de los que me escu­chan me han prestado, al menos, confortativos y con­suelos en horas que para otros serían de desepera­ción y abandono. Mil veces he oído, tanto en corrillos de cafés como en círculos de estudios, como el señor Suárez puede ser contado entre los ínclitos discípulos del escritor de Henares, cuyas páginas cortejó devotamente. Pueriles indagaciones talvez; de seguro triviales cono­cimientos del esp!ritu cervantino han podido llevar a la emisión de semejantes conceptos, que si no van descaminados, en parte, de la realidad, no tienen, em­pero, la extensión y propiedad que les asignan. Que el publicista de los sueños fuese lector infatigable de las obras de Miguel de Cervantes, particu larm ente del • Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 2 PATRIA NUEVA • Ingemoso Hidalgo, no tiene duda, como no la ad­mlY qbe se haya entregado a Su itlvestigación t·on el f~de. un. apasionado de lo bello, sin que esto in­dIque ántmos -de tomarlo · como espir'tual guía de los caminos del buen -decir. Pero adivinando e toy en muchos. la extrafieza: cada quién estará preguntando qué interés tiene, qué luces reporta para la marcha de la república literaria, la busca de la influencia de Cervantes en nuestros au­tores criollos. Calle mi boca, que por ser profana po­co será lo que pueda argumentar, y hable por ella la erudita y áurea de Julio Cejador: «la lengua de Cer­vantes, dice, es la lengua castellana en el momento histórico más importante de su evolución: el desper­tar de la raza española, el renacimiento de los estu­dios clásicos, la comunicación de nuestros escritores con el arte italiano y otras cien cons¡:!cuencias históri­cas, originaron una nueva literatura en el siglo XVI. tan distante de la del XV, com.o si un abismo de va­rios siglos se hubiese abierto en medio ..... " Esto por una parte. Por otra, «porque el QUijote nació en los momentos en que se llegaba a la plenitud lingüistica e iba anunciarse la decadencia literaria, que como aportes trajeron el culteranismo y el latinismo pedan­tescos » y porque, para compendio de todo, la lengua de Cervantes es la castellana en sus dos fases, erudi­ta y vulgar, «cristalizada en el mejor libro de nuestra literatura por el más sincero, experimentado y culto de nuestros ingenios.» De aquí, pues, que indagar las similitudes y semejanzas, el influjo más o menos per­sistente de Miguel de Cervantes en el ánima literaria de nuestros escritores y estilistas, sea tarea de prove­cho y punto de partida en el deslindamiento de orien­taciones, en la fijación y aquilatamiento de méritos. Bien sabéis vosotros que Suárez fue de amarga -mocedad como la de todos los predestinados. Cató a hurtadillas muchas veces sabrosos y añejos vinos -~ del espíritu; bebió en las bodegas de la latinidad del zu­mo de viñedoS que, sin embriagarlo, le dieron aque­lla espiritual animación, aquel cerebral despejo que precede en el orden de la materia a la llegada del período de algidez. A semejanza del buen gustador de espirituosos líquidos que no es precísamente el que consume todas las provisiones de su despensa, sino el que estima más cabal el aquilatamiento de lo bue­no, haciendo permanente la· armonía entre la afición y la inteligencia, así el señor Suárez, sin degenerar jamás en servil imitador de sus leídos, supo sacar de ellos cuanto de noble y perdu.rabl-e tenían. Comenzó escuchando los vagidos de aquel arte dramático, que bárbaro y latinizado, nacía bajo las arcadas de los templos, originando el teatro litúrgico, a cuyo lado se mostraba el profano y satírico de los «juegos de escarnio;- sigue la corriente de la his­toria literaria para asisf en los albores del Ren aci­miento a las adaptaciones clásicas que se inician en Cataluña y en Castilla, para cerrarse con el monumen­to de La Celestina en que, al decir de Menéndez y Pelayo «la verdad humana, así en lo trágico y apa­sionado, como en lo cómico y groseramente realista, se ostenta con tal vigor y crud eza, con tal vari edad de tonos y con tan estupendo poder característico que en vano fuera buscar otro mayor ejemplo antes de Shakespeare - encuentra, venciendo las dificultades idiom áticas, los pastoriles co loq ui os de Juan de la Enci­na; se deleita en las pinturas vi ll anescas que apuntan en la pluma de Lucas Fernández; concurre a los es­bozos de la comedia de carácter que apal ecen en el teatro de Gil Vicente y da COI1 el padre de la de co­pa y e pada en el extremeño Torres Naharro, no des­deñ ando presenciar los jocosos escarceos de Lopc de Rueda y Ju an de Timoneda. Departe buenas horas con. J"ep~ Calderón y el mercedario Gabriel TéMez, a quienes v - 01tar la nms fecunda vena de inspir.a~ión dramática: e ftese la capa pluvi~1 de los ~orpu& par comp'l' nder cAutos Sa­cramentales; a catzas~ el co m e los griegos para el .uesempeño de nobles tragedias y se echa a los hombros la pesada esclavina para interpretar el alma bufonesca. El cura de Hita y el i::Iono§o marqués de Santi1lana le cuentan al oído las aventuras de la sie­rra y el uno en su mozuela de Tablaaa y el otro en los donaires de su Vaquerilla, le recuerdan los bucó­licos esparcimientos del Latino. Topa en Cervantes la elegancia del estilo, puesta en boca del más cuerdo de los locos; escucha las cQrteses razones del Amo contando las excelencias de la andante caballería' ríe c?n los sabrosos dislates que se escapan de la boca SImple del escudero sin par; atiende los graciosos dis­creteos de dueñas y duquesas, las pláticas de ventas y cabreros; oye al Cautivo contar sus dolencias y a Esperancica relatar sus amores. Escala la torre sefio­rial de Juan Abad y entabla amena parla con su due­ño, que le enseña el manejo del acíbar que después ha de entregarnos con mil condimentos más en sus escritos políticos. - ' No eran, por cifra de todo, extrafias a Suárez las trapisondas y fullerías de pícaros y buscones, ni los solaces de las mozas del partido y de las hembras de tercería. Con Saavedra Fajardo había tomado parte en las tareas de la república literaria y encontrado en Mel­chor de Jovellanos la más alta cumbre de erudición, sac;ando del olvido fenecido cánones que cobran vigor y se remozan en la pluma aguileña del jurista de Gi­jón, a quien cultivó con todas las veras de su impa­ciencia artistica y a quien cQlumbramos en muchas de sus obras. Mas perdonadme tan larga digres(ón, tan desca­balada mezcla de autores V de temas, y estadme aten­tos, que quitándome las sandalias del peregrino terre­nal, y sacudiéndome el polvo del hombre pecador, voy a entrar, con el recogimiento que es de rito, al templo en que moran los luminosos escritores de la Mística: me hallo en presencia de la Avilense inmacu­lad a, de la enamorada insigne, de la más enamorada de todas las mujeres por que era la más mujer de tod as ellas y he sorprendid o a Suárez, inclinado con la devoción del creyente y la acuciosidad del sabio, so­bre los castos opúsculos de la Madre Teresa, advir­tiendo en ell os la clarid ad en e\ exponer, la dulzura en el decir, la gracia en el observar, el malicioso do­naire y el expansivo buen hum or en que tan excelen­tísima se mostró la hij a espiritual del padre Báñez. Pero lo he visto también detenido ante los Luises; si­guiendo c;on los ojos del co razón las meditaciones del jesuita La Puente; penetrando los teológicos arcanos que se gu ardan en las páginas del catedráti co Luis Vives. Es en estos apacentadores de espirituales reba­ños en los que enc;ontramos los guías intelectuales del gran Suárez: con ellos lo vemos aprovechar cuanto es posible en esas disciplin as, mostrándonos lo ilustre de sus c;onocimientos en la eterna Oración aJesucris­fa en que colaboran de consuno la mente yel corazón según Gómez Restrepo y en que el Varón de D olores que anun ciara el Profeta aparece tocado co n mansas ves tiduras eu<;a risticas dignas de ser bordadas por las monjitas de la Desca lcez cuyos destellos sob:epu­jan a los de las sedas de las casullas y d.~ l ma tt ca de las viejas catedrales castel lanas. La OracLOn a Je­sucristo no enseña la fal más sujestiva de don Mar­cos: el 'escritur cahlico dado al adoctrinamiento y al creyente empeñad() en la mayor gloria de Di( ,~. (Continúo en la pár,ha /4) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. PATRIA NUEyA ." 3 .' , , . • 1.' , ' . , Paradojas 'v ¡al e s POR OCTAVIO ROBLEDO AVENDAÑO (Especial para .PATt(lA N UEVA.) «Ser o no ser, esta es la cuestión » . SHAKESPEARE En el diccionario político colombian se han bo­rrado muchas palabras. El significado de otras se ha marchitado y las más han pasado a declarar lo con­trario. Es decir, existe un diccionario tan de emergen­cia, como falso. Y a pesar de que la máquina de nuestro estado se mueve trabajosa y tardamente, todo se improvisa, porque se necesita de emergencia. Esta palabra como las otras ha perdido su verdadero sig­nificado. Su etimología ha desaparecido en el mare­mágnum de conceptos errados que forman nuestro diccionario. Ella, como anda en manada con las otras, ha salido de su redil. Ya no se cree que es la situa­ción elñbarazosa del momento, una fiebre pasajera en la historia de un pueblo, a la que hay que acudir pronto y necesaria, pero efímeramente, sino que ha pasado a ser una vida prolongada, sedentaria, cansa­da, extraña, fuera de la real, llena de abortos, de so­luciones y de problemas insolubles. Todo es de emer­gencia entre nosotros, como lo ha sido siempre en la centuria que tenemos de existencia. Problemas de emer­gencia, soluciones de emergencia, gabinetes de emer­gencia, politicos de emergencia, COmo de emergencia también el arancel, con más de tres años de estar acabando con la agricllijt.(ra: d'el-' ):>aís .. · .' ", ' En los conciliábulos de emergenCia de 'nuestros seudo-políticos, esto es, de nuestros congresos, com­puestos tam bién con la emergencia y la prisa de una exalación, en noche tenebrosa, se l1a perdido la medi­da de la realidad de I.a nación. Pero donde existe una verdadera jerigonza, una verdadera confusi"ón, . una verdadera oscuridad es en ' la comprensión de nuestras vías públicas. En efect6; en Colombia las vías públicas se construyen para el pais y la nación, que vive en su generalidad en la montafta y que .es la que verdaderamente las necesita, agoniza por su "falta; disgregándose en todos sus ele­mentos y en todas sl;ls fuerzas. Y es que es preci$o distinguir y hacer notar las diferencias que existen en­tre país y nación" no própiamente con espíritu filoló­gico, sino para hacer notar que ya predomine en la solución de los problemas, uno u otro de estos dos conceptos, se despedaza en más el alma nacional o se acerca en mucho a la unidad del concepto de patria. Y esto último es lo que busca con desesperación nuestra generación. Que se emplee otra estrategia, que se vuelque con estrépito la manera ignorante y suici­da, como nuestros políticos obtusos legislaban sobre obras públicas. Que prime el concepto general del so- \ ciólogo-que hay que crear, auncuando sea de emer­gencia,- sobre el concepto unilateral del ingeniero. Pretendemos afanosamente que tengamos una sola al­ma nacional, más bien que se nos diga del extranjero que nuestras vías públicas están construídas con toda la técnica y con la estúpida intolerancia de una línea horizontal. Buscamos constituÍr una nación unida, con trabajo y con trabajo mantenid a, qu ser un protecto­rado de alguna nación extraña, con vida muelle y re­galada. Haremos primar sobre el conce pto es táti o y pasivo de país, el concepto dinámico y arisco de na-ción. Sobre lo físico, lo sociológico. Tal es el pensa­miento de la nueva generación y como tal procederá. La realidad de la naClOn en cuanto a sus vías públicas, no se puede comparar a ninguno de los paí­ses americanos, ni a ninguno del mundo. Pues es el país. que tiene una orografía más disforme, Tres mon­tañas de diversa altitud y de muchos ramales se echan repentinamente sobre su suelo y desgajan con dolores de abismo y con miedo de vacío su horizontalidad. De manera que las poblaciones forman una verdadera escala de alturas, predominando las más altas. Esto que es la realidad del país, es muy fácil de explicar­se. Los españoles se encontraron con este dilema al llegar al trópico, o abandonarlo definitivamente no siendo capaces de vencer el calor sofocante de estas tierras ecuatoriales, como también sus otros múltiples e insalvables maleficios para la r.aza blanca, o poner­les coto tratando de esquivarlos peligrosamente, con un equilibrio difícil en las cimas de las montañas y fundar así a horcajadas sobre sus altos ram ales las poblaciones. Así sucede con casi todas las poblacio­nes del interi or, unas fundadas por españoles y otras por hijos de ell os naci dos ya en tierra colombiana. Casi todas esas pobl ac iones han progresado a la vis­ta de la nación entera. Ya prescribieron toda clase de estorbos para 2u supervivencia. La nación, ni un cuer­po colegiado pueden ponerle cortapisas, ni armarle zancadill a a ciudades y puebl os cuya supervivencia ha sido o bien purificada con las llamas, o ennoble­cida con los terrem otos o decorada con pergaminos , tradicionales d~ tiempos idos con es plendidez y con magnificenci a. Ya tienen un derecho de supervivencia adquirida. Pueden progresar sin medida en lo futuro. Si la línea rect~ es en matemáticas el camino más corto de un punto a otro, no así en socio logía, que le coquete.a con insistenci a a la línea quebrada. Y pa­ra form ar una sola alma nacional se necesita una lí­nea tan fl exible, que busque valles y al mismo tiempo _abrace cimas. A los ciudadanos, a -los pueblos, a las ciudades hay que enseñarles a interesarse por las cuestiones públicas, pero nin guno de ellos se interesa si dichas cuestiones no les interesan. Hé aquí una de las fuen­tes de la desinteg~ació n de las fuerzas nac ion ales, de la vida nacional, hé aquí por qué no se ha logrado crear una sola alma nacional. Porque en Colombia, lo repetim os, las vías públicas unen ríos en vez de unir pueblos. Y las vías públicas sirven ante todo pa­ra unir esft.¡erzos, para unir esperanzas, para formar patria. Los ríos no necesitan unirse, no necesitan ami­garse, pues se bastan solos, ya que con la despreo­cupación del agua que corre buscando su equi librio en la ho rizontalidad, sin buscarlo, sin desearlo, se dan su ósculo y su abrazo en la intimidad de los abismos del océano. Coh esto ya queda dicho de manera cla ra cómo piensa la nueva generación respecto a carreteras, a ferrocarriles y a esos momias y absurdos sociológicos que son los troncales por tierras deshabitadas. Hagamos patria. Hagamos nación. Es esta la eter­na pregunta y la eterna respue ta de la nueva gene­ración. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 4 PATRIA NUEVA LA VIRGEN .DE LOS MINEROS" Al Lie. José Vasconcelos Una lámpara enferma con un alma de lirio abierto, una dormida sensación de cabezas afiebradas de noches y de locas tristezas que en la sombra florecen en la carne de un cirio. Un sabor frío a manos mordidas de promesas y miradas exhaustas que en la flor del delirio esperaron... Las horas pasan en su martirio con la oración marchita de las indianas presas. En la luz sin aliento pasa el desfile largo, los ojos apagados en un licor amargo de lágrimas y un místico temblor de canto inerte. En los dias iguales recorrerán sus bocas pidiendo, hasta una tarde que las camoanas locas borren la LlOZ oscura que se abrazó a la muerte. ANTONIO GARC/A • F?arce-q ue ... En el encantamiento de tus ojos audaces, de tus largas pestañas y tu faz de marfil, donde fulge la sangre de tus labios fala ces en su eterna sonrisa venenosa y sutil. En ti toda que tienes la expresión cautiLlante de una sílfide extraña, d@ una diosa del mal, que eres bella ya/tiLIa, delicada, embriagante como el tóxico amable de algún filtro oriental. Hallé numen dilecto para entonar un Llerso como tu perfilado, suaLle, azul y perverso y bruñido en las fibras del olacer y el dolor/ una estrofa cadente de donde huye el ensueño porque se que es inútil deshojar el empeño en el mármol de t u alma que es sepulcro de amor. LUIS D. PEÑA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • PATRIA NUEVA 5 UN IM P A S S E ? LIGA DE FOMENTO A6RICOlA Un silencioso pero agudo observador de los su­cesos políticos qLC están cumpliéndose en el país con beneplácito t~e muc¡lOs, temor instintivo de no pocos y resignada espectativa de los más, me decía en días pasados: no ve usted una rara coincidencia entre las publicaciones alarmistas de la prensa liberal sobre la pretendida conspiración de Cali y el extemparáneo re­cibimiento con carácter oficial de Presidente electo, hecho al doctar Olaya Herrera en Washington. a su regreso de Nueva York? Porque parece que el gobier­no americano, dentro de las normas protocolarias, no podía recibir al doctor Olaya con el carácter dicho antes de que oficialmente se hubiera declarado por la entidad correspondiente que su nombre ha sido consagtado efectivamente por la apinión nacional pa­ra regir los destinos del país. ¿No es esto practica­mente una notificación explícita de improbación a cualquier conato de resistencia? Desde antes de las elecciones del 9 de febrero, pero y~ en marcha la candidatura del doctor Olaya, Wl vIsIble el hecho de que el partido conservador estaba perdido al persistir en la funesta división que lo llevó al fracas o. Era evidente que en tales condi­ciones, ni siqutera el triunfo legítimo de alguno de sus candidatos tenía posibilidades de hacerse efectivo. Có­mo pretender ahora desconocer lo que tiene caracte­res de realidad contundente? Esto salta a la vista, y' así lo han reconocido no sólo los dirigentes de nuestra colectividad sino la ma­yoría del partido. Por esto mismo es el caso de de­clarar enfáticamente que la democracia colombiana constituye una hermosa y ejemplar realidad, excepcio­nal si se quiere en la América tropical, y que un país que tales condiciones reúne no es campo abonado para extralimitaciones intervencionistas, lIámeseles con el modesto nom bre de recepciones, o adquieran el carácter ostensible que tienen en otros países países pequeños más cercanos a la zona de influencia que irradia del norte. ' Si al doctor Olaya no le parece suficiente el res­paldo que le da la opi nión de su patria y teme verse a merced d~ encontradas exigencias que \!,l,1tarpezc_qn su labor, asuma, como hombre de estado las ' co'ntii1- ' Bogotá, junio 10 de 1930. Señor Director de Patria Nue a.-L. C. . !ene.mos el gusto de .comunicar a usted que el pro~mlO jueves 12 del comente mes de junio, apare­cera «EL. ~GRICULTOR", órgano de la Liga de Fo­mento Agncola de Colombia. «EL AGRICULTOR- que ser~ revista semanal de todos los' jueves, tratará cuestiones esencialmente agrí­colas y educacionistas. Cons,tituyendo la agricultura la principal fuente de riqueza nacional, y teniendo en cuenta el visible de­caimiento de la industria por la falta absoluta de ~is­temas, de tecnicismo, de enseñanza y difusión, la Liga de Fomento Agrícola, se ha impuesto realizar una in­tensa labor de mejoramiento, teniendo como base la escuela primaria. . «EL AGRICULTOR· está rodeado por un selecto núcleo de colaboradores, miembros de la entidad. La Liga de fomento agrícola está dispuesta a aco­ger y apoyar irrestrictamente, desde las columnas de su órgano, toda saludable iniciativa que propenda por el desenvolvimiento y progreso de la agricultura, factor máximo de la emancipación económica en el país. , «EL AGRICULTOR» será cátedra de enseñanza y tnbuna cultural, donde los colombianos tienen un ex­tensó campo de acción. Con la certidumbre de que usted sabrá darle aco­gida a paso tan trascendental en las patrióticas labores de la Liga de Fomento Agrícola, nos suscribimos del señor director, atentos servidores, El Secretario General MANUEL A. VARELA NIETO gencias del empeño en que está comprometido y ga­ne la batalla porque para ello tiene dotes suficientes, pero sustráigase desde ahora a la influencia de aque­lla zona pefigrosa porque allí, como en el mito ances- , tral de las sirenas, el varón que cede un palmo está 'en el vórtice del abismo. o m~ PARA NO REMENDAR COMPRE LAS MEDIAS, LA ROPA INTERIOR, LA ROPA DE BAÑO, LOS VESTIDITOS Y LOS JERSEYS, DE LANA, SEDA, ALGODÓN E HILO DE ESCOCIA QUE FABRICAMOS ALMACENES Ensaye "TEJ I DOS SANTA ANA" I Calle lO, número 140 I Carrera S,a, número 451 Tel éfonos 45-37-22-70 BOGOTA Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 6 PATRIj\ NUEVA ------------------_. - . : " " '-' - .. - La igualdad de sexos. He ahí, sin dtSd~. aIA.~~ una frase molesta y cómica. , e Ratifica la gran empresa moderna que pretende nivelar y suprimir las diferencias. , En lo que al 'aS'Recto .general del mundo se refie­re, los I vijijt:s nos . ensefjan yá que en todas las ciuda­de~ " q!.l~ hemos de visitar, tanto en Europa 'como fuera de elJa, J ~contr.aremoS el bulevar Haussmann. El tra3e de arne rjcan;:l,. bulevar Haussman del ves­tido, gana ya el Or;~nte, cuyas nobles pañerías caen una ~ una bajo el soplo de las ideas nuevas. Alcan­zará a. lo ,femenino cup.ndo llegue su Aora. como ya he dicho, ,y entonoes será -el fin del mundo. Pero si la mujer, en lllUchachito de fantasía toda­vía pertenece al pomio,io de lo mágico (con tal de que sea ¡d'e\ga,dq. y bonit~), ~a mujer con vestidos de hom­bre se¡;á, senQillament~ grQtesca (aun cuando sea delga-d¡:¡ y linda). . Démqnos, pues, mucha prisa¡ aun con faldas muy cortas, en mirarla tal y con.for.me subsiste todavía. ! El detalle encantado.r ,del aparato de una elegante, cCU) sus mil tejidos, sus. mH orop.eles, con la delicada rosa blall~a de su~ 11e~~rías, con .sus cintas versicolo­res, todas las vueltas, y revueltas del trapo, todas las frioleras lIer¡as del alma del vestido, con todo aque­llo p<:>r lo que la mujer será tantas veces diferente; CDn lo que representa la yariable mariposa de sus múl­tiples siluetas y es prenda de horas cambiantes, puede y aún debe apropiar su espíritu y su vestido, y, sin elubar-go ellq no constituye la verdadera artillería de sus arm¡¡J.'S coquetas: , Porque el principio, la causa pro­funda del prestigio todopoderoso de la mujer-por dondequiera que rejna, ya sea en el fondo de un her­baje custgdiando Jebaños- es eso de lo que desde hace mucho , tiempo .se ha hecho el ,objeto de la exal­ta~ ipn y qe, la mancha"la saya, esa famosa, frágil e in­mortal saya, que nosotros pronunciamos falda. ~yponiendo a.la humanidad desnuda, fácilmente cOl)venq"ríamos en que la mujer. en la eterna, batalla de, &U vida, ¡:>erdería .todas sus ventajas. Ventajas de belleza, primeramente, la línea femenina, tan fácilmen­te agravada POf esa últIma deformación de la mater­nidad: V, R9r lo demás, a belleza igual, ¿no es el homb¡-e perfecto más adm~rab le de cuerpo que la mu­jer perfecta? V que el hombre sea mal proporcionado, ¿no es sic npre men()s enojoso que la mujer mal h&h~ . Imagjnemos, en lugar de esos descargadores de torso desnudo que se ven ta a menudo en los mue­lles del Sena, en I:arís, un grupo de «descargadoras» con el mism o traje. ¡Qué espectác ulo más a propósito para volver la caral Este ejemplo basta para probar lo que yo quiero demostrar. Pero lo que la muj,er perdería so bre tQdo, una vez abolido el vestido es el viático supremo, lo que celias .. han lIall1.ado 'Iel no sé qu ~ ' y q ue sólo vive en el sublilll plegado deJ.tejido, entre el fl ujo y reflu jo de la bella ola de la fa ld a. Por muy poco redonda que ea, ved la lllujer en pantalones: B/1 pequeñ-o er ridicLtlo y lamentable. Corta de piernas. trata de dar grande pasos en­tr co rtados por el h L1eso demasiado prollunciadQ de las caderas. Se ve un listo, convertido repentinal11en- ____ lOAD RDR S I te.~.n.:'r'éclt • ho, colocado sobre pelvis matemal, mus­los sin nerviosidad, rodillas espesas, la mayor parte de las veces, y el gesto mezquino, a pesar de todo re¡;uerda siempre la prudencia de las faldas. ' Aquí ha pensamos en los disfraces del teatro. Se han visto muy gloriosos. Tan sólo ante el pequefto polichinela descrito, hemos algunas veces adivinado a la mujer destronada. Y, sin embargo, a la peor de to­das ellas hubiera bastado ponerse una falda. Con esto, todas las líneas habieran vuelto a su sitio como por encanto. Sostenido por esa peana de tela, que hubie­ra ocultado las feas rodillas, el busto hubiese parecido erguirse repentinamente; el talle, crecer; la amplitud de las caderas hubiera recobrado su gracia, movida al ritmo de un paso súbitamente ennoblecido por llevar pliegues tras si. - Porque si, como lo hemos demostrado, el peina­do parece tener una significación sobre todo estética, la falda atañe hasta la moral. ¿Nos arriesgaremos a perfilar un conjunto? Adelantemos este forismo: la mu­jer, a primera vista, es una falda y un peinado. Alejada de su falda, hállase amenazada por el ridículo. Pero, recobra la falda, he ahí que también recobra toda la arrogancia femenina, Habrá vuelto a hallar su aplomo y su importancia. Puede provocar y esconderse, arriesgarse a atacar quedando protegida. Son tan equivalentes la expresión de su rostro y la de su vestido, que parece que su voluntad y su pen­samiento no podrán sino efectuar movimientos vesti­dos. Inconscientemente, ha creado un nuevo sér. Su falda y su cuerpo no forman más que una sola ánfo­ra, y su gracia está tan acostumbrada al acompaña­miento de la insidiosa tela, que ya no se sabe cuál de las dos presta algo a la otra, cuál de las dos da realce a la otra. Hace un momento, despojada y torpe, nos obliga­b9¡ a encogernos irónicamente de hombros. Menudita, húbiéramos podido aplastarla entre el índice y el pul­gar. Se preguntaba uno qué es lo que podía hacer sobre la tierra aquel muchachuelo mal hecho. No po­dia decir nada, porque había perdido sus derechos. Ahora su genio brota. El mundo entero tornará en su derredor. He aquí que, en la red de su falda mila­grosa van a prenderse deseos, goces, penas. La vida ha vuelto ha hallar su eje; el mundo enigmático de las líneaas y de los contornos ha encontrado su cen­tro. Segura de su aspecto y de su mirada, va triunfal­mente a mezclarse con las almas qne la rozarán, con I as decoraciones que la contendrán. Este semanario se edita en los talleres tipográficos de ' la lI8RERIA NUEVA. • I l' • J' (. feléfonn 16-63 '. ,. Señores suscri'Ptores: avisen al teléfono ' lfi~63 ~ cuando no reciban oportunamente el lnú~ero. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. -}t¡. ,¡r: I"l" . _ ~.)I'!l .'1' {COSAS .¡ PAS~DAS') " "Í";J 'ni! Lt' 11" , • ., .. - r 1; I"'!.JH ~ .... ;. "11 .! 'LI . ' • #'{It IJ JI' _' J • ' " .4 J~ L , l . 1".1 'l ' J'J " · )1·{·,·¡.'¡' 'l!> l l';"!"!J1-- \!l;,!",l1l ¡)%':I f\l?OR RAf.AEL, MARRIAGA • 1, ~ • J " I "El pueblo es el más imagintivo de los poetas, a través de los años colora una figura desteñida, acumula en torno de un personaje las maldiciones, las pro.ezas, los horrores, Y la ley~nda es mejor que la realidad.» VENTURA GARCiA CALD.ERÓN Con un suave encanto de religiosidad y de ar­monía la Condesa Gertrudis :Von Podewils-Durniz ha escrito un poema melancólico y bello a la raza Chib­chao Y las páginas tnaravillosas de su libro nos hacen recorder a aquellos cofres de sándalo que guardaran en su seno finos pañuelos de batista, cartas románti­ca y flores deshojadas que un día besaran las da­mas galantes que con sus amados pasearon los jardi­nes de Versalles, tal la fragencia que despiden las le-yendas. ;', La Condesa de Podewils 'ha escrito un libro . y Colotnbia le es deudora de gratitud. y no sólo se contentó con ~-prender Id lengua de Castilla para poder vaciar el contenido enmarañado de polvorientos archivos que quien sabe cuántos años es­tuvieran recluído's en conventos de las crónicas ampu­losas ya en verso o en prosa 'de 1 nuestros primeros narra??res o cronistas, de los cuentos o leyendas que trasmitieran en las noches de luna las viejas indias parlanchinas a sus nietas, sino que empezó a estudiar la lengua del Chibcha, yla aprendió y se embriagó en la dulzura de sus nombres y en la' armonía ' de sus palabras. y de aquellas menudencias disgregadas por una y otra parte hizo un todo completo al que inspiró belleza, com~ al .muñeco ?e · barro del paraís'ó 'éF Dis>;1 ... del Cosmos mSplrara la Vida, y de ahl surgieron las Chigys Mie. .' ; *** -El estílo que emplea la Condesa en sus leyendas no es romántico ni tampoco narrativo, es su estilo vi­vaz, sencillo, fácil, de musicalidad encantadora. Sus na­n 2.<::ion~s son cortas, precisas, desecha la trama abo­rrece la int:iga, no anda con rodeos sino que 'va al fondo, en fm, supo comprender la leyenda..... así no nos extrañará que en muchas ocasiones deje simple­mente esbozado un tema que al explotarlo le habría dado-sin lugar a dudas-veinte o treinta páginas, La Condesa Oeftrudis Von Podewils-Durniz con la publicación de las Leyendas Chibchast llenó u~ va­cío notorio desde hacia 'mucho tiempo y quizá sea éste el punto de partida para que nuestros nuevos es­critores empiecen a recoger leyepdas y a dejar a un lado las BaLadas y los Pomances qlle merec.ed a una ra­ra paradoja-comienzan ya a sacudirse el polvo mile­nano de los años, cosas de este siglo. *** Si cantores han fenido y tienen fos mares-nos concret~mos a Colombra'-como Vergara y Vergartl, el romántl o le tor de Chateaubriand, y en nnestro días a Castañeda Aragón, el modernista, los ríos, como la mayor parte de nuesttos grandes versificadores, las 1)/1;1J' 11 •• 1 (,' !,", lagunas tortIbiéñ los m!l1~l)l 'en qos'-GhíbcháS y es-p:ecial­mente en ·Ia Condesa de PodéWiIs¡ ' escucl1emos: ~ ", , «X" ~I hechizo de l.l es ' qutp l ta;'·~spMiat.ización 'Ciér1tí­, ··ficza l es-Ul LIBRERIA NUEVA Calle 12, número 9,a, número 176 e, 171 , o a su sucursal, cartera Señor Administrador de la Librería Nueva: Sil1 compromiso ninguno de mi parte, le agradecería me mantuviera al corriente de todas , las obras que sobre (1) ....... ""., ..... " .. "" .......... : ............ , I , , ...... . . . .. .... .. ............... .. . .. .... . ...... .... ................. \ . ........... ¿ •••••••••••••••••••• • • le lleguen a la librería, dándome usted a CQ­nocer sus tablas de materias, y si es posible alguna referencia sobre su merito, . , ¡ De usted atento, seguro servidor, , , .' Mi dirección es: Ca .. "" ......... N.O ........ , .... " (1) Filosofía, Religión y Teología, Derecho I Ci1:i1, Derech'o Perial, Derecl10 Internacional y '1 Política Exterior, Sociorogía, Economia Politica, Cie/lcia Administrativa, Pedagogia, Corllercio, Fifología, Ciencias Matemáticas, Ciencia Na­ll/ rafe , M edidn a, Ingeniería, Agricultura. Arte] Deporte, I Literatllra, Historia, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 12 PATRIA NUEVA 'EXPIACION INUTIL. Tiene la cara resquebrajada por los afeites y los años. Sus ojeras llenas de misterio me producen la impresión de un abismo, su silencio raya mi pensa­miento. Lía. No se que dulzura fluye del ánfora plena de su cuerpo que va envolviéndome en un velo de recuerdos. Sus manos allusadas, labradas, recuerdan los puñales, tal su belleza y brillantes. Esta tarde, sobre todas las tardes, sus ojeras son dos pozos, dos cuencos profundos donde me pierdo en inútiles cavilaciones. Su silencio es tan denso quo podría masticarse. Se vertebra la tarde en el inmense lunar de su cabeza y en la sombra de sus ojeras el pasado me acecha como un felino. ¿Su pas ado? yo soy su pasado. Mi nombre pesa sobre su vida, mi nombre denso de fealdad que mu­chas veces he intentado olvidar. Mi nombre es lo que ha hecho de Lía esta criatura multiforme en la inmen­sidad de su silencio: Mi nombre ya no lo llevo, pero Lía no puede ol­vidarlo; él es su pasado, su historia. Esa catedral que se vino sobre mi infancia y la acható hasta el día que la dejó olvidada en el deván de las cosas inútiles, apoyado en el báculo de una esperanza que centella­ba en la distancia. Ese mismo día de mi resurrección, élla empezó a morir. Desde ese momento, ella fue otra mujer y yo otro hombre. Dos líneas paralelas que se encontrarán en el vacío. Sus ojeras cada tarde apare­cen más hondas y en la noche son taladros. Mi nom­bre aquel con el que me b autizaron continúa hacien­do' estragos en el alma de Lía. Yo no he podido vol­ver a bautizarme , pero yo ya no soy el mismo . Pobrecita Lía: en la selva lila ae sus ojeras falle­ce cada tarde. Sus ojeras: la huella de mi nombre ; ese nombre fantástico que arrastré durante mi infancia y todavía pende de la boca de los imbéciles con un ex- o traño' ritmo de muerte. Un dolor, pteñado de violen­cias y rebeldías, me ensom brece el recuerdo: . aquella risa de Lía. Ella tuvo la culpa, yo no deseab.a su amor pero su risa expoI.ió mi curiosidad. \Y hoy hace gestos innúmeros por volver a vivir a la sombra de aquél nombre. Inútil. Oculta en su silencio ll ora ante mi inflexibilidad. Entonces no tenía la cara requebrajada por los afeites y los años: ambos plenos de vida: ella. no ha debido 'I'eír en los sesenta pedazos de su carcajada de una hora. Su risa absorviósu felicidad yformó el duerme velas de mi venganza. Muchas veces me he pregun­tado si no podré perdonarla. Quien sabe ..... En el silencio de Lía, mi nombre, aquél que aban­doné, y este que se ciñe hoy ~ mi ser, sostie!1e una lucha violenta. Mi pasado y mI presente. Es 1I1nega­ble la preponderancia del pasado. La ~at~dral, aguel nombre pesaba como una catedral, amqulla ~u. VIda; es torpe aferrándose de tal manera y con delI CIa a lo que fué la mas cruel de mis torturas. Ella ~ampoco se llama así y yo no pretendo desandar su VIda para Este semanario se edita en los talleres tipográficos de la lIBRERIA NUEVA. . Teléfono 16-63 c?nstruír sus angustias. ¿Cómo supe el nombre de Lla? ¿El de la papeleta de bautismo? ·Su madre era Lía en eso de aferrarse al pasado. [Era· tan extraño el ruido que hacía aquel nombre en la boca desdentada de la anciana .. Lía se consumía en ardores implaca­bles cuando VIbraba su nombre con ritmo de muerte y tuvo seguridad de que en nuestro infortunio un gran amor nacería. No adivinaba mi traición. Nunca la llamé por aquél nombre' ella en cam­bio, no hacia otra cosa. Tuve que am'enaz~r1a y en­t0! 1 ces empezaron a labrarse sus ojeras; el ataúd de mI pasado. Un dolor se enredó a mi pensamiento el desenlace mostró sus flancos. Su silencio de una f~er­za turbadora se había despertado. Mi nombre: aquel nombre. El arrepentimiento patinó sordo, en estertores amargos. Cambiarlo y volverle la vida a Lía. La idea me acarició leve, dulce, pero la reacción la mutiló in­sólita: yo volver a ser aquel hombre muerto, desente­rrar pequeñas tragedias, restaurar mi vida de cariátide, estripado hasta en el sueño por la catedral? Imposi­ble, Lía moriría. Sí. Lía cuando supo m'i nombre rió como una loca. Y su silencio no está preñado de ri­sas por el recuerdo de aquel nombre? Su muerte no es por que ya no puede gozar con el extraño ruido que producía en su boca, aquella sinfonía fúnebre que era mi nombre? ..... En la noche las ojeras de Lía son dos taladros y sus ojos fulguran siniestros. Su silen­cio impregnado de rebeldí a se desbanda, por la pen­diente de sus gestos. ¿Cuánto sufrió Lía por su nontbre? Su tragedia s ó lo puede ser comparada a la mía. Noches de des­velo, asaltadas a cada paso por ese crimen que no hemos cometido. Hay expiación tan difícil de llevar como esta que Lía y yo hemos masticado a cada pa­so? Imposible. El acto del bautismo sencillo y primi­tivo, se convierte por obra )!. gracia de una extrava­gancia, en una ergástula temible ..... La tarde se descuaja e..n chorros de sombra. Las esquilas, suaves, dulces, dicen el nombre de Lía y el mío: qu é. felices hubié{amos sido llam á ndonos así, pero fue cruel el hado. Lía morirá con mi pasado, la gar­ganta atraveSa da por un gríto monstruoso: mi nombre, y, otr o tanto habrá de pasarme a mí en un relámpa­go de loc;ura, ebrio de venganza. ALFONSO ALFARO ALFARO 33E~~~~~~~~~~~~~~~~ ~ Compañía Trituradora de Piedra ~ ~ ~ ~ Gat'iria, . OOurcia 8t cría. ~ ~ . • CALLE 12, NUMERO 171 • ~ TEl:EFONOS: OFICINA, No. 58. 09-CANTER.A, 600 30E ~ ~ • Triturados de guijarro de todas clases y • 3$E de la más alta ca lidad . Gravilla y arenas la- ~ w vadas de primera. Piedras zonga , y med~a- 3QE ~ zonga, piedras de primera y demas matena- w M les de construcción. M ~ R.APIDEZ...Y CUMPLIMIENTO EN LOS DESPACHOS ~ ~~~~~~~~~~~~~~~ ••• ~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. PATRIA r(UEVA 13 ¿Exist una-poesía proletaria? POR SERGIO DE CHES SIN (Continuación) Somos la cabeza viva y clara de todas las humanidades, de todos los siglos ... somos los pensamientos de una sola frente [combada somos las letras del alfabeto mundial... .. estamos encajonados, estamos compenetrados [el uno en el otro ..... Después de tal éxtasis, no faltaba sino divinizar la cclase- y este último paso lo ha dado Philipchen­ko en la nota usual «del materialismo evolucionis­ta; dialéctico e histórico, felicitando a la tierra por hospedar sobre su corteza al proletariado y por gra­vitar al rededor del sol, celoso por esta buena fortu­na, en la danza sagrada del trabajo.» Cuán orgullosa debe estar esta 1110ta de barro, como debe gritar su felicidad a la faz de las estrellas y de los planetas. Ella es -el mundo de los mundos» amasado, de un extremo al otro, por las manos human_as. En el prefacio que escribió Brussof para presen­tar al público · La época de la gloria» no ha escati­mada sus. elogios al . poeta herrero »; mas al rendir ho­menaje a su originalidad, a su temperamento, a sus · in­tenciones profundas >, no ha podido reprimir un sus­piro discreto, el dolor de ver al Píndaro siderúgico a­bandonar los caminos de la poesía pura. Todo para su mal, La Pravda ha revelado brutalmente esta nos­talgia capitalista: «El proletariado nada tiene que ver con la poesía pura ». La poesía revolucionaria no es de lujo: debe prohibirse, igual que si fuera una traición, el caer en el narcsismo burgués. Como las palancas y las bielas de las cuales chanta el deslizamiento, como las forjas de las cuales describe las resplandecientes magnificencias, es preciso que persiga un fin utilitario. Su misión, en definitiva, consiste en rimar la propa­ganda, y, como la propaganda, tiene ror objeto .,elec­trizar las masas », un estilo poético no seria proletario sino bajo la condición de ser gustado por el primer mozo de cuerda que se presente. Este estiio, será vul­gar, tendencioso. El gran mérito de Philiptchenko, a los ojos del ca­marada larovoy, es de orden puramente negativo: este poeta 110 ha desmentido su naturaleza proletaria; -no ha la\1Zado hacia el azul los campanarios agujereados de las catedrales arrianas; su estilo evoca más bien los blo­ques macizos de las arquitecturas primitivas », Edifican­te confesión! El bolchevismo arrastra fatalmente la poe­sía a las cavernas. , Si, bajo la pluma de Philiptchenko la poesia. con­serva de vez en cuando un duro acento de lirismo ori ­ginal, si llega a, encontrar todavía un vuelo heroico a a los humos de las ,fundiciones, y algún penacho a la revolución, en los ot~os - en Bezymensky y Damián Bedny-" el eclipse es total) la noche es completa; la poesía está reducida, sin esperanza de liberación, a la condición .de los trogloditas. No es más que una mar­ca de los 1 artículo,s de la Pravda, y de los prospectos de. la 111 Internacional. No es más que la prosa comu­nista, redactada bajo la forma de - líneas desiguales ». y precisamente por esto, mucho más que Pilipt­chenko, Bezymensky y Damián Bedny, figuran en el primer rango entre los rimadores proletarios. - Bezy­l11ensky, escriben los IVESTIA (24 de febrero de 192~, es cnue tIO poeta», en la plena acepción de estos do término. E algo más que un poeta iudadano, es UI1 peta de clase. E tá sumergido ha ta el cuello, en la política. Sus ob~as tienen p.or. ?bjeto los hechos y los gesyos del partido, la asocraclon de la juventud comu­nista, los principales acontecimientos de que la U. R S. S. es el teatro» .......... No ~~ puede precisar con mayor des-envoltura, que los mentos de la poesía proletaria están en función de la lealtad bolchevique. Ahora bien, e~ l1?ateria de ortodoxia política, Be­zymensky pue.de nvalrzar con Staline, el secretario ge­neral del partido, y con Boukharine, el autor del alfa­beto comunista. Los Ivestia lo felicitan cálidamente por h~ber renega?o de su padre en una poesía que ha ve­llido a ser celebre: El retrato. La única familia que re­conoce Bezymensky, es el partido comunista. No tiene sino una ambición: Ser el digno hijo de mi mamá R. K. P .......... » (1) N? hay más que una religión, el culto de Lenine. Desp~es de la mu~rte del maestro, publicó Bezymens­ky, dl.ce~ los Ive.stJa, este · poema inOlVidable". que no se dejara de recItar en las reuniones obreras: «La carta de miembro del partido comunista número 224 332 -la carta de Lenine! ' , Díme partido qué buscas? Una voz dolorosa me respondió: -una carta de adherente ......... . Pero una ola proletaria bajo los auspicios de la Internacional colmará pronto el hueco sorprendido: .......... . Al cabo de algunos meses, cien mil cartas reemplazarán de Lenine la carta perdida ........ .. , .Piliptcllenko deificaba el proletariado-concepciórr elastlca puesto que hay proletarios que no son todavía bolcheviques-; Bezymensky, más sectario mas fiel al espíritu de la Internacional, reserva la can~nización al partido comunista exclusivamente. El cosmos está en estos términos: el co ngreso del partido ......................... . Sentado este principio, todas las manifestaciones del partido comunista, aún las más odiosas se aureo­lan con halos estelares. La Tcheka para mí, es un faro ............... · soy el primero en gritar: despedacemos los ene­[ migos. Todas las balas de la Tcheka son para mí .......... . He tomado parte en la ejecución de todas sus [víctimas. La Tcheka es una santa; sus secuaces y sus pro­veedores, heroes. -A esta progenitura de acero a estos hijos de octubre -, B~ zyme nsky ha consagrado un vo­¡ ume" en el cual la Juventud comunista muestra su ver­da~ er~ rostro: las fauces de una bestia lúbrica y san­gUlllana. Es necesario ir a golpear a los koulaks ......... . Yo corro, yo insisto, yo amenazo. Yo no camino, yo vuelo .......... . a todos los transeúntes les grito ......... . (Continuará) (1) lniciale t6e Rous kaia Komouni tcheskaia Partia (Partido comuni ta ru o). Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 14 PATRIA NUEVA -. -! . F'¡-d u R A s . -, -.- ~ ~ .. ;> . GILBERTO GARRIDO Hay en él una balanza que tortura la fe y el amor. Dentro de sus versos serenos, se abren los brazos del hombre que temblaron en la duda. Su voz es el grito profundo de un bombre que cree y uno que ha dejado de creer; el místico y el es­céptico que confunden Sus emociones extrañas en un mismo cuerpo mártir. En sus ojos donde la llama sagrada ha sembrado sus flores eternas, abre su cruz amarga el camino ciego, el camino que se ha perdido en él y ha deshojado las súplicas de sc culto y ha apagado todas sus palabras encendidas de fe.' Pero yo creo que la fe no hace falta cuando la duda es un culto cruel. Se ha quemado la carne para soñar, y sus horas tediosas han vuelto su ruta a las cenizas del pasado, que llenó con sus labios la sombra de una mujer. Quie­re ser Iluso, sentir en la sangre la locura alegre de lo fugaz, la llamarada que él ha visto en los otros y que los otros no han visto en él. Es la paradoja del hom­bre que se ha quedado por dentro, aislado en la vida por el fuego sensible como un arpa del que cantó las noches. En sus imágenes se oye el grito interno, des­, esperado, que se 'ciñe como una enredadera hosca a los deseos: él desea lo que amó por no poderlo amar! Tiembla en su cuerpo un viento empapado de tie­rra. Cuando se abren sus , pupilas cansadas de .panora-mas tristes, la vida se corona de una hiedra dura ....... . La inquietud metafísica ha lI~nado sus miradas de un deseo migratorio, un ansia de lo divino que se tras­parenta en las lejanías. El Oísto en el que ha soñado es el que todavía no ha nacido en él, ni en nadie. Antonio García. fl [(RVnflIl~M~ Uf · MnR[~ flDH ~UnR(l (Continuacióll de la página 2) Pero degenerando en este discurso y, bajando al plano movedizo en que se disputa.n nuestras peleas políticas, ¿no adivináis, oyentes píos, en los errores que se achacan a Suárez, naturales consecuencias del método teológico q.ue siempre lo orientó ..... ? A fuer de teólogo tenía :Suárez de. ser-.il1flexible,. porque entendía C0(J10 lo manda la Iglesia, cuán áspera e intransigente es la verdac4 y como político, prestándole a este vo­cablo Ja ' errada .Q.cepta~ión que aquí es corriente, ad­vertía que era de rigor mostrarse maleable y acomo­daticio, plegándose, ya a las circunstancia.s por extra­ñas que fuesen,' ora a los <;onteptos ' y opiniones de , los hombres por descaminados que anduvieran. De­aquí venían ·a surgir una especial colisión en que 'por un lado jugaban los mandatos del entendimiento 'y p'or otro los de los caprichos democráticos y en la pl.lgna el teólogo aventajaba al conduc;tor, la razón vencía las adhesiones pasionales, el hombre superior encadenaba las ambiciones y ponía los apetitos ' a recaudo. Y si a todo ello añadimos la superficialidad de nuestro me­dlo, que s ólo juzga en las cuestiones banderizas, por el aspecto de las mayores conveniencias y nunca que sepa, por el de su licitud y moralidad, claramente re­sulta por qué no fue óptima a los ojos comunes la tarea de Suárez, para quien parece dicho aquello de Cervantes: que jamás se abatía a lo servicios y gran­j erlas del vulgo. Señor Director de PATRIA NUEVA.-E. S. D. • Ha~ 9ue ~onscryatiz~r e1 conservatismo-, ha di­cho el dlstlngUld~ untverSltario AntonJo Garcfa. Esas palabras en esta epoca de claudicaciones fijan el de­rrotero y ~~estran la norma que debe cumplir la nue­va generactOn conservadora. Debemos salir a la lucha no con la menguada inte~ción de .. buscar los punto~ de contacto entre los parhdos polthcos para situarnos ~lIí ~omo se. estila, y especular a las derechas y a las IZ9ulerdas, SinO a combatir con fe por las sanas doc­trtnas que nos legaron los fundadores del partido Nuestra misión no es borrar las fronteras que nos se~ p~ran del. enem~go com~n, sino fortificar, con princi­pIOS propIos e mconmovlbles nuestras barricadas ideo­lógicas. Uno de estos principios, el esencial, y para nosotros el de maYQr importancia, es la defensa de la religión católica, pues, como dice Lor Cecil .Proba­blemente no tiene en nuestros días el conservatismo funciones más importantes que la de velar por la vi­da religiosa del pueblo, desde la esfera política. El alcance de la religión es para la política como el de los cimientos que sostienen toda la fábrica del edifi­cio. Mientras el ~onservatismo se consagre al cumpli­miento de su Tnisió-n religiosa haciendo de ella el pri- . mero de sus objetos, quedará preservado de los dos peligros que alternativamente le amenazan, a saber: de un lado el convertirse en una mera variedad del libe­ralismo apenas diferenciada de éste por ningún prin­cipio fl1ndament~1. Por otra parte el peligro de consa­grarse a la defensq de las clases pudientes sin un sin­cero propósito de respetar los intereses de la comunidad entera, ni otro objeto más elevado que el triunfo de su egoísmo., La religión es la medida con arreglo a la cual deben formularse los. programas políticos y el espíri­tu religioso purificará sus fines y sus métodos · . Así, . pues, nuestra generación debe desechar esas amplitu­des. complacientes con el enemigo, y 'defender esfe y los demás principios vitales de nuestras doctrinas que deben ser el manantial de donde broten y a donde confluyan todas nuestras energías políticas. De ellos trataremos constantemente desarrollando siempre nuestro lema:' acórdémonos que somos con­servad_ ores y no olvidem.os quiénes son los liberales. AQÚILINO GAlTAN AZUERO Bog0.tá, junio 4 de 1930. En cambio, y permitidme esta postrera distracción para finalizar tan importuno comentario, Suárez hubie­ra sido, jefe de mu~has campanillas y político de mu­cho rumbo, 'en la sociedad española- del siglo XVI, en que e(an teólogos hasta 10.5 hombres rústicos yen que la cenobíticq austeridad de 'las costumbres era pro­fesada por reyes y magnates, que, como Carlos el Quinto, buscaba deseanso para el peso de tanta gran­deza eFltre las cuatro paredes del monasterio de Yus­te y que, como Felipe 11 y Juan de Austria, acudían a los sitjos de penitencia para dar mocedad y fuerza a sus empresas de gobierno. En esa que Menéndez Pe­layo apelli,dó democracia fray luna, fuera hoy Suárez, hombre de muchas estatuas y muchas averiguaciones. Concluye en el próximo número) Señores suscriptores: avisen al teléfono 16-63 cuando no reciban oportunamente el número. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. PATRIA NUEVA 15 Cinematográfica5. A CARGO DE LUIS D. PEÑA 'Ama y aprende' es el título de la nueva pe­lícula de Esther Ralston para la Paramount Según declaraciones de B. P. SChulberg, director asociado de la Paramount, acaba de ser acogida la bella artista Esther Ralston para que lleve a la pan­talla la obra original de Doris Anderson intitulada Ama y aprende. Los papeles secundarios de dicha pe­lícula estarán a cargo de Lane Chandler, Aedda Ho­pper, Claude King y Helene Lynch. La dirección ha sido encomendada a Frank Tuttle. Las luminarias de la Paramount combinan sus trajes y joyas de acuerdo con su tem­peramento. De acuerdo con Travis Banton, famoso modisto parisino y encargado del guardarropa de la Paramo­unt, las luminarias ee esta empresa combinan el color de sus joyas con el co lor del vestido y éste en per­fecto acuerdo con el temperamento de cada una. H

Compartir este contenido

Patria Nueva: seminario político-cultural - N. 7

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

¡Disfruta más de la BDB!

Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.

Afíliate

Selecciona las Colecciones en las que vas a añadir el contenido

Para consultar los contenidos añadidos busca la opción Tus colecciones en el menú principal o en Mi perfil.

Mis colecciones

Cargando colecciones

Compartir este contenido

Oro y Grana: semanario taurino, teatral y de variedades - N. 2

Copia el enlace o compártelo en redes sociales

¿Eliminar esta reseña?