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Poesía no completa

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  • Autor
  • Año de publicación 2013
  • Idioma Español
  • Publicado por Fondo de Cultura Económica
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
Wislawa Szymborska, "Poesía no completa", -:Fondo de Cultura Económica, 2013. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3405890/), el día 2025-10-06.

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Todas mis cosas en tus bolsillos

Por: Fernando Molano Vargas | Fecha: 2019

"Estos casi no son poemas de amor. Son poemas de mi amor. De un amor, quiero decir. Y son también de mi deseo. Así ¿a quién más que a mi novio, o a aquellos amigos cercanos que me quieren, o a mí, podrían interesar? Temo que para otros podrían resultar muy aburridos. Es probable. Porque Fray Luis comentó algo acerca de un pasaje del libro que Salomón le hizo a su amada: si alguien ve de lejos, sin oír la música que los anima, a una pareja que baila, así, sordo, solo verá un par de monigotes moverse como idiotas. Y es cierto. Pero fray Luis también creía que justamente por eso valen, y son bellos, los escritos sobre amores. Porque a veces evocan esa música; la que los dos danzaron. Acaso, a pesar de mi torpeza, haya sido yo capaz de hacer sonar algo de ella en estas líneas. Ojalá así sea". -          Fernando Molano Vargas, en 1997 "Todas mis cosas en tus bolsillos es un conjunto de vestigios e invocaciones del amor a un ausente, y están escritos al filo de la propia ausencia; es un collar de poemas de muerte, como lo son todos los poemas de 'un amor'". -          Del prólogo escrito por Carolina Sanín
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Todas mis cosas en tus bolsillos

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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 130

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 130

Por: | Fecha: 16/12/1899

A~O lii Bogotá, Didembre 16 de 1899 NUM.130 --~·~-- ORGANO DEL MINISTERIO DE GUERRA Y DEL EJERCITO DJR.tCTOR AD•HONOR.tM, FRANCISCO J. VERGARA y V. Coronel, Miembro de la Sociedad Coloml)iana de Ingenieros Son colaboradores natos de este periódico todos loa Jefes y Oficiales del Ejército de la República OFICIAL (z 3 DE NOVIEMBRE) por el caal ee traspasan los sueldos de los finados General de Brigada Valerio Andrade U. y Coronel Heliorloro Piescbacón, á sua viudas reapectivas El Presidente de la República CONSIDERANDO Que el General Valerio Andrade y el Coronel Heliodoro Piescha­c6n murieron en servicio del Gobierno dejando sus familias en comple· to desamparo; y Que es deber del Gobierno aliviar la situaci6n de las familias de los que mueren defendiéndolo en los campos de batalla, DECRETA Artículo único. Desde el 1.0 de Diciembre del afio en curso las viudas del General Valerio Andrade U. y Coronel HeJiodoro Piescha­c6n disfrutarán del sueldo íntegro que les hubiere correspondido en vida, mientras se solicita del Congreso la recompensa á que puedan tener derecho. §. Estos sueldos se satisfarán en la Pagaduría Central de la Repú­blica. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ti78 :BOLETÍN MILITAR Dado en Anapoima, Departamento de Cundinamarca, á. 13 de Noviembre de 1 899. MANUEL A. SANCLEMENTE El Ministro de Gobierno, RAFAEL M. PALACio-El Subsecretario de Relaciones Exteriores, encargado del Despacho, ANTONIO GóMEZ REsTREPo-El Ministro de Hacienda, CARLOS CALDERÓN-El Ministro de Guerra, Josá $ANTos-El Ministro del Tesoro, RAFAEL ÜRTiz-El Ministro de Instrucción Pública, MARCO F. SuÁREZ. Rtpública de Colombia-Ejército nacional- Comandancia general d1 la s.• Divi.rión-Númtr() 6o-Ouartd general en Guataquisit(), N()fliembre J 1 dt I 899. Al Sr. Ministro de Guerra-Bogotá. En este lugar he tenido el honor de recibir la atenta nota de S. S., número 124, por la cual se digna participarme que por Decreto de+ de este mismo mes ha dispuesto nombrar Jefe de Operaciones en el Departamento de Santander y en el río Magdalena al Sr. General D. Edmundo Cervantes; y por la cual me exige S. S. que me ponga, con la División Je mi mando, á órdenes del Jefe mencionado, con el fin de formar el Ejército que haya de llevar á cabo tales operaciones de caro­pafia. De la manera más formal y honrosa me es altamente satisfactorio manifestar á S. S. que con la División que el Sr. Jefe Civil y Militar del Cauca tuvo á bien confiar á mi mando, me pondré en este punto á. órdenes del Sr. General D. Edmundo Cervantes, prometiendo á S. S. que contribuiré de la manera más decid1da y á la altura de mis alcan­ces á obtener el pronto restablecimiento del orden público y á debelar el núcleo revolucionario dondequiera que él se halle, y al sostenimien­to del Gobierno é instituciones de que es órgano y representante S. S. en las actuales circunstancias. Dios guarde á usted, JESÚs ZULUAGA --~·~-- EJERCICIOS Y MANIOBRAS DE INFANTERfA (Continuación) REGLAMENTO de los ejercicios y maniobras de las tropa• de infantería TITULO II ESCUELA DEL SOLDADO Reglas generales y división de la escuela del soldadt1 t. Reglas generales-Esta escuela es una de las bases funda­mentales de la educación militar del soldado: abarca la instruc ... Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETíN MILITAR 579 ción individual y la de la escuadra y debe enseñársela con sumo cuidado. 2 El instructor explica cada movimiento con pocas palabras, claras y precisas, y ejecuta él mismo el movimiento á fin de agre­gar el ejemplo al precepto. Acostumbrará al soldado á tomar de él mismo la posición explicada, no tocándolo para corregirla, sino cuando lo necesita la falta de inteligencia (del soldado). Sostiene su atención por un tono vivo, no lo demora demasiado tiempo en los mismos movimientos, y sólo de un modo progresivo exige pre­cisión y uniformidad. Permanece en una actitud siempre regular. 3· Hay dos especies de voces de mando: la voz preventiva y la voz ejecutiva. La voz preventiva (que está escrita en bastardilla) debe darse distintamente, en un tono más elevado y alargando un poco la sí­laba última. La voz ejecutiva debe darse en un tono firme y breve. Po­drán suprimirse en las voces ejecutivas las sílabas que siguen des­pués del acento. El instructor dejará siempre un intervalo suficiente entre la voz preventiva y la ejecutiva. 4· División de la escuela del soldado-Esta escuela está dividida en dos partes, y cada parte en dos capítulos. El primer capítulo de la primera parte contiene la instrucción individual del soldado sin arma y con_arma; el segundo capítulo contiene la instrucción del soldado en la escuadra formada en hi­leras cerradas. El primer capítulo de la segunda parte contiene la instrucción de la escuadra para el combate; el segundo capítulo contiene los ejercicios prácticos en toda clase de terreno. PRIMERA PARTS CAPITULO 1 INSTRUCCIÓN INDIVIDUAL Reglas g1nera/es Art. x.o Posición del soldado sin armas. Vista á la derecha y á la i-z.quierda. Movimientos para el desarrollo del cuerpo sin armas. Art. z.o Flanco derecho é izquierdo, semiderecho y semi­izquierdo. Media vuelta derecha. Art. 3.0 Principios de los diferentes pasos. Art. 4· 0 Movimientos para el desarrollo del cuerpo con ar­mas. Manejo del arma. Esgrima con la bayoneta. Art. 5. 0 Instrucción del tirador. Instrucción del tirador para c:.l combate. Inspección del arma. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~so BOLETÍN :MILt~AR CAPITULO II INSTRUCCIÓN DE LA ESCUADltA Reglas generales Art. 1.0 Principios de la alineación. Art. 2.0 Marcha en batalla, de frente y á retaguardia. Mar­cha diagonal. Hacer alto. Giros y variaciones. Rodilla en tierra y á tierra. Deshacer y volver á rehacer la formación. Art. 3·0 Marcha por los flancos y por cuatros. Marcha por dos y por uno y volver á formar por dos y por cuatros. Hacer alto y ponerse en batalla. Columna derecha é izquierda. Marcha dia­gonal. Estando en batalla seguir por cuatros en la misma direc­ción. Estando por cuatros seguir en batalla en la misma dirección. Art. 4· 0 Manejo del arma. Art. 5. 0 Adiestrar la escuadra. SEGUNDA PARTE CAPITULO I INSTRUCCIÓN DE LA .ESCUADl\A PARA EL COMBATE Reglas generales Art. 1°. Formaciones de la escuadra. Aumentar y disminuír los intervalos. Art. 2.0 Marchas. Art. 3.° Fuegos. Art. 4·° Formar y reunión. CAPITULO II INSTRUCCIÓN EN TERRENO VARIADO Reglas generales Art. 1.0 Uso del terreno. Art. 2.0 Método de instrucción práctica. PRIMERA PARTE CAPITULO I INSTRUCCIÓN INDIVIDUAL Reglas generales 5· El primer capítulo de la primera parte se enseña al me­nor número de soldados que sea posible. Estos hombres deben ser colocados en una sola fila según sus estaturas, de modo que cada uno toque con el brazo derecho el codo izquierdo de su vecino de la derecha, cuando éste pone el puño izquierdo sobre el cinturón Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 581 encima de la cadera; la muñeca rígida, la palma de la mano y las uñas hacia atrás: de esta suerte quedan á 12 centímetros uno de otro~ Los hombres se numeran siempre de la derecha hacia la iz­quierda; después de dar media vuelta, cada hombre conserva el mismo número que antes, y la fila se encuentra entonces nume­rada momentáneamente de izquierda á derecha. Los artículos 2.o y 3.0 se ejecutan primeramente sin arma y después con arma. A las clases y los antiguos soldados encargados de la instruc­ción individual se les llama instructores. El trabajo in di vi dual se hace practicar á los soldados nuevos desde los primeros ejercicios. El instructor ejecuta primeramente y sin explicación los movimientos que deben imitarse; los hom­bres se ejercitan solos, sin voz de mando y sin observarse los unos á los otros. El instructor observa sucesivamente á cada soldado y recti­fica las faltas; vigila también la posición y la actitud del indi­viduo. La maniobra con voz de mando no empieza sino cuando los soldados nuevos ejecuten los movimientos sin vacilación. La ejecución de cada voz de mando contiene varios movi­mientos, á fin de hacer comprender mejor el mecanismo de ellos á los soldados. La última sílaba de la voz de mando indica la ejecución rápida y viva del primer movimiento; las voces dos, tres, las de los demás movimientos. Después los movimientos serán enseñados sin números. En todos .los movimientos con arma, ésta se llevará siem­pre en el seguro. Cuando el instructor quiera hacer empezar el ejercicio, man­dará: Escuadra, firmes. A la voz ejecutiva el soldado fija su atención y toma la posi­ción del soldado sin arma ó la <:le descansen armas. 6. Art. 1. 0 Posición del soldado sin arma-Los talones en una misma línea y unidos, siempre que lo permita la configuración del soldado; las puntas de los pies vueltas igualmente hacia afuera, formando con ellas un ángulo algo menor que el recto; las piernas tendidas sin hacer fuerza; el peso del cuerpo á plomo sobre las caderas, y el pecho un poco inclinado adelante; los hombros á una misma altura; los brazos colgados con naturalidad; las palmas de las manos vueltas ligeramente hacia adelante, los dedos extendidos y unidos, los dedos pequeños tocando atrás la franja del pantalón; la cabeza alta y recta sin esfuerzo; los ojos dirigidos hacia el frente. 7· Para hacer descansar, el instructor mandará: descanso. A esta voz, el soldado pe1 manecerá en su lugar, pero no es­tará obligado á conservar la posición ni á guardar inmovilidad. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. :BOLETÍN MILITA..B 8. Movimientos de cabeza á derecha é izquierda-El instruc­tor mandará: Y.ista á la derecha (ó izquierda), Derecha (ó izquierda). A esta voz cada cual se volverá ligeramente hacia la derecha (ó izquierda), sin precipitar el movimiento, sin cambiar la posición de los hombros, de modo que vea la línea de los ojos y des­cubra un poco el pecho del ::,egundo hombre de la fila que está ó se supone que esté hacia la derecha (ó izquierda). A la voz Fir­mes, la cabeza y la vista recobrarán su primitiva posición. 9· Ejercicios sin arma para el desarrollo y agilidad dtl cuerp~ Véase el apéndice número 1.•. 10. Art. 2.° Flancos-El instrw:tor mandará: }lanco derecho (ó izquierdo). A la derecha (ó izquierda). A la voz ejecutiva se Jevantará ligeramente el pie derecho, se hará frente á la derecha girando una cuarta parte de círculo sobre el talón izquierdo, con la punta del pie ligeramente levanta­da; después se volverá á colocar el talón derecho al lado del iz­quierdo y en la misma línea de éste. Los flancos izquierdos se ejecutan sobre el mismo talón que los derechm•. 1 1. Semijiancos-El instructor mandará: Medio flanco á la derecha (ó izquierda), A la derecha (ó izquierda). A la voz ejecutiva el movimiento será ejecutado lo mismo que el precedente, pero el soldado no girará sino una octava parte del círculo. 12. Medias vueltas-El instructor mandará: Media 'Uuelta á la derecha. Primer movimiento -A la voz ejecutiva se hará frente á la semiderecha, girando sobre el talón izquierdo, y se colocará el pie derecho detrás, de modo que forme con el izquierdo un ángulo recto, y que el medio del pie derecho quede enfrente del talón iz­quierdo y á distancia de 10 centímetros. Segundo movimiento- A la voz dos se girará sobre ambos ta­lones, levantando la punta de los pies ligeramente, las piernas ten­didas, se hará frente atrás y después se colocorá el talón derecho al lado del izquierdo y en una misma línea. 13. Cuando el soldado esté con arma, estos movimientos (flan­cos, medios flancos, media vuelta) serán ejecutados en la posición de tercien ó en la de descansen; en este caso levantará ligeramente el soldado su rifle con la mano derecha, que apoyará en la cadera. 14. Art. 3. 0 Prin(ipios de los diferentes pasos-Paso redobla­do- La longitud del paso redoblado es de 72 centímetros, medidos de talón á talón, y el compás de marcha á razón de 120 pasos por minuto. 1 5· Colocado á diez ó doce pasos adelante de los soldados y frente á ellos, el instructor explicará el mecanismo del paso; lo ejecutará él mismo; después mandará: De frente, marclun. A la voz preventiva se cargará el cuerpo sobre h pierna de­recha y hacia adelante, sin doblar las rodillas. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR A la voz marchen, se llevará el pie izquierdo 72 centímetros adelante del pie derecho, la punta del pie ligeramente vuelta hacia afuera, el talón derecho levantado, todo el peso del cuerpo descan­sando sobre el pie que esté sentado. Después moverá el soldado el pie derecho hacia adelante, la planta del pie cerca del suelo, se sentará el pie á la misma distancia y de la mism.:. manera que ha sido explicado para el pie izquierdo, y se continuará la marcha de este modo, cuidando de no cruzar las piernas ni cambiar la direc.: ción de los hombros, permitiendo el balanceo natural de los bra­zos y manteniendo siempre la cabeza recta hacia el frente. r6. Para suspender la marcha el instructor mandará: Escua­dra, alto. A la voz alto, el soldado sentará el pie que está levantado, á 72 centímetros adelante, y colocará el que está atrás al lado del otro. r 7. Con el fin de dar al mecanismo del paso toda la regula­ridad y toda la preciiión que conviene, cuidará el instructor de que: 1.0 , el peso del cuerpo se cargue sobre el pie que esté acle­ante; 2.0 , el talón del otro pie se levante á tiempo para facilitar ste movimiento; 3.o, la cabeza permanezca alta, el cuerpo sin i nclinarlo á la derecha ni á la izquierda. 18. El instructor indica sólo de tiempo en tiempo el compás por las voces uno, cuando se sienta el pie izquierdo, y dos, cuando es el derecho. 19. Paso atrás-Estando el soldado á pie firme, el instructor mandará: Paso atrás, marchm. A la voz marchen se llevará con viveza el pie izquierdo ha­cia atrás á 35 centímetros, medidos de talón á talón, y así sucesi­vramente hasta la voz Escuadra, alto. A la voz alto d soldado se detiene llevando el pie que esté delante al lado del otro. 20. El instructor cuidará de que el soldado se dirija recta­nnente hacia atrás, con las piernas tendidas, y de que el aplomo atsÍ como la posición del cuerpo sean siempre conservados. El com­I? ás de e te paso es el mismo que el del paso redoblado. (e 11/t i 11ttt1r á) CAMPAÑA EN EL RIO MAGD.ALE NA Primera parte-Documentos a DIARIO DE OPERACIONES Octubre 20-En Barranquilla. A las 3 a. m. fui llamado por ell Sr. Comandante General de la 3·a División del Ejército con el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILIT XB objeto de informarme, como amigo del Gobierno, que en las últi­mas horas del día anterior se había alzado en armas el radicalismo llevándose la draga Cristóbal Colón y hundiendo en el caño la draga Ayacucho con el propósito de impedir la salida del cañonero Hér­cules. En seguida me trasladé al lugar en donde s~ encontraba hun­dida la draga Ayacucho, obstáculo que en concepto de varios inge­nieros extranjeros no podía ser removido sino mediante una labor complicada que requería tiempo y materiales adecuados, y procedí á estudiar Jos medios que debí::t emplear para dejar expedita la vía obstruída, teniendo en cuenta la urgencia que había en abreviar el tiempo. El Sr. Comandante General ele la 3.• División del Ejérci­to, á solicitud mía, dispuso que el cañonero Hérculn se pusiera á á mis órdenes; y en efecto, empleando la fuerza mecánica de e : a nave y con espías debidamente colocados, que obraban movidos por el cabrestante, conseguí, después de dos horas de rudo trabajo, que la draga Ayacucho quedara en posición vertical en vez de la horizontal en que la habían hundido los facciosos. Al comenzar esa operación hice saber al Sr. Comandante General que en pocas ho­ras e~taría el caño en posibilidad de ser transitado por los buques. En la mañana de este día recibí el nombramiento de Coman­dante General de la flotilla de guerra, que acepté, y en seguida dispuse lo conveniente para salir en operaciones con el buque Co­~ mbia y el cañonero Hércules, situando en éste 1 t Comandancia General. A bordo del Colombia se embarcaron cincuenta indivi­duos de tropa al mando del Capitán Matéus, y en el Hircules ochenta comandados J>or el Capitán José T. Silva. A la!' 4 y 30 p. m., convenientemente preparado, ordené la marcha del Hércules, quedando el Colombia listo para salir al man­do del General Ignacio Folíaco. En las últimas horas de este día arrimó el Hércules á los puertos de Piñón y Cerro de San Antonio para tomar combustible é informarme de la marcha que llevaba el enemigo y las operaciones que éste había verificado. Día 21--A las 3 y 25 a. m. llegó el Hércules á Calamar. En este puerto tuve conocimiento de haber llegado aquí la draga Cristóbal Colón en la tarde del día de ayer y seguido viaje inmedia­tamente hacia arriba; y me persuadí de que los buques de la Com­pañía fluvial, á excepción de la lancha }lora, aquí amarrados, habían sido inutilizados por los revolucionarios que marcharon en la draga. Destrozado el telégrafo nacional, hice uso de la línea del ferrocarril para entenderme con el Jefe Civil y Militar del De­partamento, á quien di cuenta de todo lo ocurrido en Barranqui­lla, de lo que se sabía del Departamento del Magdalena y de las oportunas providencias que había tomado el Comandante gf!neral de la 3·· División del Ejército. A las 5 y 35 a. m. dispuse em­prender marcha, aunque á esa hora no había llegado todavía el Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 585 El Hércules arrimó á Heredia á las 7 a. m., y en este puerto he sabido, por persona amiga y d~ absoluta confianza, que los re­beldes han llegado á formar una flotilla c0mpuesta de la draga Cristóbal Colón y de los buques Barranquilla, Cimeros, Gieseken, Eltna, Magdalena, Elbers y Antioquia. En vista de esto y habien­do tenido conocimiento de que los pa >aj e ros que conducían esos buques aún permanecían á bordo, resolví contramarchar hasta en­contrar en Calamar el Colombia, acelerar su marcha y darle cuenta al Sr. Comandante general de la 3.a División del Ejército y al Jefe Civil y Militar del Departamento. A las 9 a. m. de este d1a hice reunir la oficialidad del Hércules en el salón, á efecto de leerle el plan de ataque y defensa que figura en la Orden general del día de ayer. También hice reunir la tripulación del buque, á quien se le leyó la misma Orden, y á cada uno particularmente se le ins­truyó detenidamente de los deberes que les corresponde llenar en caso de combate. A las 10 y 5 a. m. llegamos á Calamar. Aquí encontré el C()lombia. Penetrado de que este buque está todavía sin blindaje y en vista de la necesidad de batir á lo5 revolucionarios antes de que lleguen á Puerto nacional, necesidad que tiene el carácter de urgente, dada la circunstancia de saberse que en aquel puerto deben tomar fuerzas y elementos de guerra, compré al Sr. Antonio Llach una pieza de tela negra para simular blindaje en el C,lombia, orden que no fue cumplida. A las I 1 a. m. despaché el Flora, que tomé para buque aviso en la Compañía Fluvial, con pliegos para el Sr. Comandante de la 3·a División del Ej é rcito. A las 12 m. llegaron dos compañías del Batallón Teneri(e, al mo.ndo del Teni e nte Coronel Rubén Ba- . rón, que puso á mis órdenes el Jefe Civil y Militar del Departa­mento. Por falta de capacidad en el cañonero Hércules dispuse que esas fuerzas entraran á aumentar la guarnición del Colsmbia, por tener ese buque más capacidad. Indiqué al Sr. General Elías Ro­dríguez se trasladara al buque últimam e nte mencionado y exami­nara las piezas de artillería con que cuenta esa nave. El Sr. Ge­neral Rodríguez objetó al General .Folíaco la colocación del ca1íón Hotchkiss de proa. En esos momentos pasé á bordo del Co­lombia, y encontré que realmente el caííón montado sobre el trípo­de no podía en ningún caso resistir el primer tiro sin ser desmon­tado, y así lo manifesté. En consecuencia, para probar la razón que teníamos el General Rodríguez y yo de lo que sosteníamos, dispuse se hiciera un tiro. Los resultados no se hicieron esperar ; el cañón se vino abajo con el trípode, y golpeó al Timonel Pedro de la Rosa y al General Folíaco en una mano. Indiqué inmedia­tamente al General .Folíaco la necesidad de montar el cañón sobre la cureña, toda vez que no podía asegurarse convenientemente el mencionado trípode sobre la cubierta del buque, por ser ésta muy delgada. El General Folíaco insistió en dejar el cañón en el trípo­de, asegurándolo con unos tornillos en la cubierta. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 586 BOLETÍN MILITAR Copia de la Orden general que determina el plan de ataque y defensa puso en manos del Comandante del Colombia el Ayudante de la Comandancia general, Capitán Diógenes A. Reyes. El resto de este día se empleó en blindar el Colombia, para lo cual hubo necesidad de tomar algunas balas de tabaco en la bode­ga de la Compañía Fluvial, previas las formalidades legales. El anterior Capitán del Hércults, Sr. Salomé Martínez, ha­bía colocado el blindaje de defensa de los prácticos en la parte in­ferior de la casilla, de tal manera que las maniobras del buque, en caso de combate, debían verificarse colocándose los prácticos en ese lugar. Convencido del mal resultado que, llegado el caso, daría la mencionada innovación, ordené se procediera inmediatamente á colocar el blindaje en la parte superior de la casilla, prescindien­do en absoluto de la anterior disposición. En efecto, esa misma no­che quedó debidamente arreglado todo así. Pernoctámos en la bo­dega de la Compañía Fluvial, al lado del Carolina. Día 22-0rdené la marcha de la flotilla, y á las 5 y 25 a. m. zarparon el Hércules y el Colombia, siguiendo éste á retaguardia de aquél. A las 6 y 55 a. m. arrimámos frente á Buenavista, y á laa 1 1 y 5 a. m. á Heredia. En esos puertos se tomó combustible y á la vez adquirí informes del enemigo y restablecí á las autoridades legítimas. A las 4 y 5 p. m. llegué á Tenerife. En este puerto dis­puse lo conveniente para organizar el servicio de posta y di ins­trucciones al Jefe Civil y Militar para que procediera á tomar todas las medidas necesarias para garantizar la tranquilidad en la población. A las 8 y ro p. m. Hegó la flotilla á Zambrano. Por hallarse enfermo el telegrafista titular de esta población, y por ser de urgen­te necesidad la comunicación telegráfica, nombré telegrafista ac­cidental al Sr. Alberto Peña, quien en seguida asumió las funcio­ciones de tal. Autoricé al Sr. Luis M. Mulfort para que suministre al Jefe Civil y Militar del Distrito, los fondos necesarios para la reparación de la línea telegráfica, fondos que, en la nota respecti­va, le advertí le serían cubiertos por el Gobierno nacional; y para mayor eguridad, le manife~té que asumía personalmente la res­ponsabilidad. Por telégrafo ordené al Jefe Civil y Militar del Car­men procediera á hacer restablecer la línea telegráfica en su juris­dicción. De todo esto di cuenta á la Comandancia general de la 3: División del Ejército y al Sr. Jefe Civil y Militar del Depar­tamento. Atraca~o en este puerto, llegó el vapor Colombia á las 1 o p. m. y siguió marcha, contraviniendo el Comandante de ese buque la orden que le había dado de no tomar en ningún caso la van­guardia. Informado aquí de que los pasajeros que llevaban los bu­ques enemigos se habían quedado en este puerto, dispuse acelerar la marcha. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR li87 Día 23-A las 2 y 15 a. m. zarpó el Hérculu de Zambrano y llegámos á las 4 a. m. á Yatí. En este puerto encontré el Co­lombia. Emprendimos marcha en seguida. La flotilla llegó á Magangué á las 4 y 50 a. m. Hice colo­car en la ribera de este puerto y desplegados en línea de batalla 40 individuos de tropa al mando del Capitán Silva. Encontré á esta población sin autoridad legítima, no obstante haber sido aban­donada por los revolucionarios, que dejaron en Ji bertad al Prefecto de la Provincia, Sr. Antonio López. Encontré destrozada la línea telegráfica. Los Sres. Enrique C. Parias y Luis del Valle, ex-Contadores de los buques Elbers y Gieseken, que cayeron en poder de los ene­migos, me ofrecieron en esta población sus servicios, y les di de alta en calidad de Ayudantes de la Comandancia general, asimi­lados á Ca pi tan es para los efectos fiscales. Hice comprar las medicinas necesarias para la floti1la, y á las 6 y 35 a. m. ordené la marcha. Después de haber atracado la flo­tilla en el curso del día, para tomar combustible, en los puertos de Madrid, El Retiro y Guayabal, llegámos á las 9 y 20 p. m., arriba de Los Cerritos. Dispuse pernoctar aquí. Día 24-0rdené seguir marcha á las 3 a. m. y, arrimámos á Las Bonitas á las 6 y 20 a. m.~ para tomar combustible. A las 8 y 20 a. m. llegámos al Banco. Este puert.:> había sido abandonado por los revolucionarios; encontré destrozada la línea telegráfica y la población sin autoridad legítima. La necesidad de marchar á toda máquina no me permitió dictar providencias tendientes á res­tablecer el telegrafo y constituír aut<.tridad que diera garantías á los asociados. Se arrimó á la H umarcda á las 9 y 40 a. m. para tomar combustible, y á las 12 y 25 p. m. se arrimó á Puerto Cor­tissoz para embarcar á los señores Flórez y Santiago de la Rosa, amigos del Gobierno, que espontáneamente ofrecieron sus servi­cios como Prácticos. A la~ 5 y 30 p. m. hice devolver el cañonero Hércuüs debido á la señal de auxilio que daba el Colombia. Al llegar al lado de este buque, que estaba fondeado frente á Caimita!, me informó su Comandante que había sufrido un daño la máqui­na. Ordené la reparación del Golombia é hice amarr?r el Hirculu hasta que aquél estuviera en estado de poder continuar marcha. Atracado en este puerto y considerando que en caso de que el enemigo estuviera en Puerto Nacional no sería conveniente se apercibiera de la aproximación de los buques que componen la flotilla de mi mando, dispuse que desde esa hora (7 de la noche) se suspendieran los toques de ordenanza y las señales reglamentarias. Con no poca sorpresa noté que el vapor Colombia, atracado en la misma ladera y á una distancia de 200 metros del buque de la Comandancia general, y sin tener en cuenta las más triviales reglas de estrategia militar, dio los toques de ordenanza y las señales de costumbre. Acto continuo se ordenó la marcha y se atracó á los Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 588 BOLETÍN MILITAR Obispos, para tomar informes del enemigo en una casita que está situada en esa ladera. En los precisos momentos de salir de este puerto (á las 11 y JO p. m.), se oyeror-1 simultáneamente los pita­zos de los buques enemigos, y en el acto quedaron las dos escua­dras frente á frente. Dispuse se levantara á 200 libras la presión, usando carbón mineral, y se empeñó la batalla. El parte detallado de esa acción de armas se encuentra en el libro respectivo. Día 25-A la I y JO a. m. terminó el combate. Los revolu­cionarios habían sido completament~ vencidos; el Elbers, Barran­quilla, Elena y Cisneros quedaron á la retaguardia del Hércules, sin máquina y sin gobierno; la draga Cristóbal Colón completa­mente hundida; el Gieseken, no aceptó combate y siguió aguas arriba, y el Antioquia, á toda velocidad bajó sin entrar en bata­lla. Preocupado con la suerte del Colombia, que desde el principio observé no seguía con la rapidez del Hércuüs, persuadiclo de que era imposible dar caza al Gieseken, y habiendo cesado ya los fuegos, dispu:;e, al llegar á Gamarra, en donde terminó la batalla, contra­marchar para enterarme de lo ocurrido al otro buque de la flotilla á mi mando. A las 2 y 20 a. m. llegué al lado del C?lombia, que estaba anclado frente á los Obispos, debido á la descomposición que sufrió su máquina, en los precisos momentos en que comenzó el combate, según me informó el Comandante de ese buque. Los vapores Elena y Cisneros, que habían sido arrastrados por la co­rriente, tropezaron con el Colombia y se hallaban arrimados á la ladera, á cuatrocientos m tros del buque últimamente menciona­do. Dispuse la composición de la máquina del Colombia y situé el Hércules en po~ición que pudiera dominar los vapores de la flotilla enemiga, aun cuando ya despedazados y sin fuerza motriz. A las 6 a. m. hice arrimar el Hércules cerca de los buques Elena y Cisne­ros, y despué de reconocer los muertos r heridos, tomar los pri­sioneros y recoger lo elementos de guerra que se determinan en otra p:lrte, salí m os á las 7 p. m. para veri úcar la mi m a operación en los vapores Barranquilfa y Elbers. A las 1 o y 20 a. m. arrimó el Hércu/,:s otra vez al Oo!?mbia. Pude persuadirme de que el Co­mandante no había dado cumplimiento á la orden de colocar el ca­ñón sobre la cureña, lo que dio lugar á que se desmontara al hacer el primer disparo. Dispuse lo conveniente para activar la compo­sición de la máquina del Colombia, y ordene al General Folíaco hicit!ra dar sepultura á los muertos en la ladera de Santander. Or­dene que el Elbers, que había quedado en posibilidad de navegar, bajara remolcando al Barranquilla, y nombré para Comandante de aquel buque al General Santiago M. Alvarez, rescatado en el combate; que el Colombia remolcara al Elena, y el Hércules tomó al Oisneros, y con este buque á remolque emprendimos marcha hacia abajo á las 12 y JO p. m. A las 2 y 5 p. m. se arrimó •á Puerto Cortissoz para tomar combustible. Dispuse pernoctar en este puerto. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. .BOLETÍN MILITAR 589 Día 26-A las 2 y 10 a. m., como no parecía el vapor Colom­bia, dispuse contramarchar dejando el Oisneros al cuidado de una escolta mandada por un oficial. A las 3 y 15 a. m., hora en que se divisó el Colombia, contramarché, el Hércul~s tomó nuevamente al Cimeros, y salímos de Puerto Cortissoz á las 4 y 30 a. m. A las 5 y 15 a. m. se alcanzó á ver al Flora, y como no correspondió á las señales de buque amigo, que por repetidas ve es le hice dar, dejé anclado en la mitad del río al Cimeros, custodiado por un oficial y un soldado, y seguí en persecución del Flora. Alcancé á este buque á las 5 y 45 a. m., me persuadí de que era amigo, re­cibí un pliego del Jefe Civil y Militar del Departamento de Bo­lívar, y dispuse que el Flora subiera á colocarse al lado del Cisne­ros. A las 7 y 20 a. m. llegué al Banco, en donde encontré al Colombia, que de mi orden se adelantó en los momentos en que llegó el Hércules al lado del Flora. A las 8 a. m. emprendimos marcha. A las 2 y 30 p. m. se divisó el Antioquia, que subía. Le hice dar las señales del caso, que no correspondió, sino viró proa y mar­chó aguas abajo, hasta reunirse en el Retiro con los vapores Bís­marck y Manuela Aycardi, que con el Antioquia se colocaron en acti­tud de combate. Volví á dar )a señal de alto, que fue correspondida, y dispuse ponerme á la voz con dichos buques, cuando me persua­dí de que eran amigos. El Coronel Aurelio de Castro, Comandan­te de la flotilla de retaguardia, había tomado el Antioquia, que se puso en fuga la noche del combate de Gamarra, lo hizo armar en guerra, y con esos tres buques se puso á mis órdenes. Ordené al Comandante del Aycardi subiera hasta encontrar al Oisneros, lo tomara á remolque y bajara con él. Inmediatamente ordené mar­char, siguiendo el Antioquia y el Bísmarck á retaguar.lia del Hér­cules. LJegámos á Zambrano á las 6 y 15 p. m. Después de in­formar por telégrafo al Comandante general de la 3·a División del Ejército y al Tefe Civil y Militar del Departamento del triunfo obtenido en Gamarra, emprendí marcha á las 6 y 30 p. m. A las 8 y 30 p. m. encontré por Santamartica al buque Miguel Samper, que siguió de mi orden á retaguardia. A Calamar llegámos á las 10 y 25 p. m., despué¡ fueron lle­gando sucesivamente los vapores Samper, Bísmarck y Antioquia. Dispuse que el Samper subiera hasta encontrar el O;lombia, á efec­to de que tomara las fuerzas que comanda el Coronel Rubén Va­ron, y bajara con ellas á la mayor brevedad, para que pudieran se­guir viaje esas tropa á Cartagena á ponerse á la disposición del Jefe Civil y l'vlilitar del De¡Jartamento, que por repetidas veces me las había pedido con el carácter de urgente. De acuerdo con el Jefe Civil y Militar del Departamento dejé en este puerto, debidamente custodiados, los prisioneros to­mados en el combate de Gamarra, para que sean conducidos á Car~ tagena. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 591 Día 2 7-A las 8 y I o a. m. ordené la marcha. A las 1 o y 30 a. m. encont .. é el J7igilante, descompuesto, abajo de Remolino. Dispuse lo conveniente para que bajara remolcado por alguno de los buques de retaguardia. A las 12 m. encontré el Zea frente á Barranquilla, y en este puerto fondeámos á las 12 y 45 p. m. El General, Comandante general de la flotilla de guerra, D. A. DE CASTRO ••• SECCION DOCTBIN AL (traducido clel Reglamento alemán aobre servicio en campaña) Toda tropa que se encuentra á proximidad del enemigo, debe ro­dearse del respectivo urvicio de uguridad. La fracción encargada de preservar de una sorpresa á la tropa que cubre, tiene al mismo tiempo la misión de darle tiempo de tomar las armas y prepararse para la lu­cha en caso necesario. De lo dicho resulta gue toda tropa debe organi­zar un servicio de reconocimientos á corta distancia, aun en el caso de que á vanguardia fuerzas de caballería desempeñen el de exploración á gran distancia. Para fijar el efectivo gue debe prestar este servicio, es preciso te­ner en cuenta que su misión es en extremo fatigosa, por lo cual con­Tiene reducirlo al mínimum estrictamente necesario. El fraccionamiento de la tropa encargada de la vigilancia en e uesti6n, es variable, pero se hará siempre sujetándose al siguiente principio: los grupos serán tanto menos fuertes cuanto más c:e alejen del grueso ó cuerpo principal. Todo cuerpo de tropas alcanza el fin indicado, escalonando unas tras otras las fracciones que deben cubrirlo, las que así resultan tanto más débiles cuanto más se aproximan al enemigo. Los cuerpos pequeño• se cubren simplemente por medio de piquetes y de centinelas. I .• Servido de seguridad m marcha-De ordinario las tropas en marcha ocupan una gran profundidad y se ven reducidas á moverse por los caminos, por lo cual necesitan un cierto tiempo para desplegarse, ó sea para formarse en orden de combate. Las diversas fracciones encarga­das del servicio de seguridad, tienen, de consiguiente, por misión, pro­curar esetiempo á la columna y aventar á la vez los obstáculos de poca importancia, á fin de que la marcha de la fuerza no sea interrumpida por ellos. De lo dicho resulta que aun cuando un buen desempeño del ser­vicio de reconocimientos es la base del de seguridad, dicho servicio no basta por sí solo, y es preciso complementarlo con otras medidas de precaución. El grueso de la tropa, 6 sea la columna, irá precedido por una van­guardia hacia adelante y cubierto por una retaguardia hacia la cola; los flancos se cubren por medio de ílancguardias ó flanqueadores. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE1'1N MILITAR a) f/ anguardia-La caballería destacada adelante del frente de un ejército no alcanza á cubrir de modo completo á las tropas que la siguen, las que por lo mismo tienen que guardarse por medio de vanguardias. Como un buen servicio de exploración es el mejor medio de cu­brirse, á desempeñarlo se enviará la mayor parte de la caballería de que se disponga. De este modo el grueso podrá avanzar con seguridad y movimiento más uniforme que si la vanguardia no se hubiera constituí­do sino en el momento en que se hizo necesaria. En todo caso, y como regla absoluta, la caballería que desempeñe el servicio de seguridad dejará á la infantería un número suficiente de jinetes que sirvan de ex­ploradores durante el combate. Las circunstancias pueden exigir igualmente, ó que la mayor parte de la caballería haya de ser enviada en otra dirección, ó mantenida á retaguardia de las otras tropas, lo que sucederá cuando el enemigo sea muy superior en esta arma y el contacto se halle establecido desde algunos días atrás. La caballería se moverá de tal suerte que llene las condiciones del servicio de exploración, no pierda su enlace con la infantería que la sigue y esté siempre en la mano del jefe en el momento de empeñarse el combate. Aun durante la acción el servicio de reconocimientos cons­tituye el principal oficio de la caballería, lo que no ohsta el que inter­venga en la lucha en el momento propicio. La distancia á que debe marchar la vanguardia es variable y de­pende de las intenciones que se tengan, de la fuerza de que se dispone, de la configuración general del terreno y del enemigo mismo. Preciso es en todo caso que esa distancia sea suficiente para que el grueso no sufra ni demoras ni vaivenes en su marcha y pueda intervenir á tiempo, cuando sea necesario, para sostener las tropas avanzadas. En las marchas que preceden á un ataque pueden di sminuírse las distancias, á fin de acelerar el despliegue á vanguardia. La fuerza y la composición de la vanguardia dependen del terreno y de la importancia del cuerpo principal: los cuerpos considerables la regulan sobre la importancia de la fracc.=ión que marcha en cabeza. En la infantería comprende una porción que varía del ! al t del efectivo total. En los casos en que no comprenda la mayor parte de la caballe­ría, se le agrega un destacamento de esta arma, de fuerza suficiente, para asegurar el buen servicio en la vanguardia. También se le agregan artillería y zapadores, de acuerdo con las necesidades de la operación, pero siempre por unidades tácticas. Sin embargo, si razones especiales no incitan á fraccionar la arti­llería, preferible es conservarla agrupada, pues su entrada en línea por partes en presencia de otra enemiga superior en número, la expone á pérdidas sensibles á menudo irreparables. También puede á veces ser conveniente añadir á la vanguardia un equipaje de puentes y una sección de ambulancia. De ordinario con las vanguardias marchan secciones de aereonautas. La vanguardia se subdivide en grtteJ IJ y cabeza, y según el caso, cahallería de va11guardia. El grueso (Haupttrupp) comprenderá lama­yor ?arte ele la infanrería, y en tesis general, la artillería de la Yanguar­dia; la cabeza (Vortrupp) se compone de infantería en la proporción d~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 593 k á i del todo, por tracciones constituíd:1s, con los zapadores y la caba­llería necesaria. Esta última arma se incluye en proporcione.s tales, que la in.fantería no tenga que enviar patrullas de reconocimiento fuera del camtno. La cabeza marchará á tal distaacia del grueso, que éste tenga tiem-po de desplegarse en caso de encuentro con el enemigo (de ordinario ~á 1 kilómetro). En las vanguardias pequeñas la cabeza precede al grueso á distancia conveniente, para que éste no pueda ser sorprendido por el fuego de la fusilería. Cuando la cabeza es fuerte puede, para aumentar la seguridad, destacar á 3 ó 400 metros adelante una compañía ó un pe­lotón. A una distancia poco más 6 menos igual de la cabeza y á vanguar­dia de ella, marcha la punta de infante ría, que á su turno irá precedida por la punta de caballería ó por la caballería de vanguardia precedida entonces por una punta de esa arma. La punta de infantería se compone cie ua oficial y una escuadra. con lo cual, á la vez que tiene mayor resistencia, puede cubrirse sobre un frente más extenso sin recurrir á la cabeza. Cuando la conformación del terreno á ello la obliga, marcha en orden disperso. De ordinario se le agregan algunos ciclistas para ligarla mejor á los otros escalones de la vanguardia, y en caso contrario deja dos hombres á retaguardia para ligarse con la cabeza. La punta de caballería se compone de 1 oficial y 6 jinetes; á reta­guardia y en el camino deja uno ó dos p4ra ligarse; aprovecha las altu­ras que se hallen á proximidad para observar, después avanza á paso rá­. pido hasta otro observatorio, moviéndose así por saltos sucesivos, á fin de ganar el tiempo perdido en los intermedios. En tesis general, lo!> ji­netes muchan con la carabina lista, salvo orden en contrario. La infantería que marche sola fracciona su vanguardia ce) mejor modo posible. Otro tanto hará una tropa de caballería aislada, de acuer­do con la misión que se le haya confiado. Todas las disposiciones que adopte una vanguardia tenderán á im­pedir que la marcha del cuerpo principal se demore 6 retrase sin nece­sidad. Ante todo importa poner las tropas al abrigo de u :1a orpre~a seria. Los pequeños destacamentos enemigos serán amenazados sin va cilar, y el jefe de la vanguardia, que sabe que es seguido de cerca por d cuerpo principal, debe a\·anzar resueltamente. En la marcha, las .fracciones pequeñas dependen siempre de las grandes, á las cuales in­cumbe asegurar el enlace respectivo.-(ContinuarÁ). --···--LEOOION C SJETIV A La Gaceta de Francfirt, periódico alemán que goza de gran .crédito en los círculos militares del Imperio, consultó á un jefe prusiano sobre el valer de los oficiales ingl~ses, á propó~ito de la guerra del Transvaal. Dicho militar atribuye precisamente á sus colegas de ultra-Mancha la derrota de los ingleses en la anterior guerra del Transvaal, en 188 r, dando las pruebas de su aserto. Después del relato histórico, el jefe alemán hace las consideracio- 2 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLKTÍN VI:UITA.R nes generales que siguen y que nosotros traducimos del Gourrier dn Etats Unis, por ser de actualidad y estar refrendadas por los he­chos que se cumplen á nuestra vista: "Las mismas faltas (ignorancia del servicio de campaña, des­cuidos en los reconocimientos, etc.) produjeron el considerable nú­mero de bajas que han sufrido los ingleses en sus recientes guerras, á pesar de que no se trató de un enemigo armado y que por lo mis­mo se presentaba poco menos que sin defensa, como sucedió en la última campaña del Sudan. Un jefe inglés, á quien interrogué so­bre su juicio acerca de Ja próxima guerra del Transvaal, me dijo: 'Terminará favorablemente para nosotros, sin duda ninguna, por­que contamos con fuerzas muy superiores en número á las de los boers; pero nos costará enormes sacrificios de vidas, porque des­graciadamente es una gran verdad que nuestros jefes no saben• nada de guerra, y los oficiales no saben conducir sus tr0pas con­tra un enemigo bien armado.' Preguntéle si no creía que la supre-· sión de la venta de los grados de oficial, cuyo resultado principia á hacerse sentir en la cima de la jerarquía, hubiera sido benéfica para mejorar el valer de la oficialidad. 'N ó, respondió. La capa­cidad intelectual de nuestros oficiales sería superior, si en nuestro ~ ejército el favoritismo tuviera menos ingerencia, porque no es el mérito, sino los padrinos, los que deciden de ordinario el nombra­miento de un militar para u u grado elt!vado. Nuestros oticiales entran jóvenes al ejército, sin tener la menor idea de lo que es el servicio; y si en ese estado les toca de repente entrar en campa­ña, se portarán con bravura, es cierto, pero apenas podrán con­ducirse á sí propios, y no sabrán qué hacer con 5us soldado~.' "Una ojeada á las últimas maniobras inglesas me produjo idéntica impresión. Los oficiales todos presentan porte descuidado, las órdenes se dan como con pereza, y nadie se preocupa porque se ejecuten estrictamente, como pude verlo en m 1s de una oca ión. Los oficiales no atienden á la naturaleza del terreno sobre qJe maniobran, y toda maniobra inglesa con una infantería que di - para por descargas y de;deíía heroicamente abrignrse, tran porta el espíritu á la batalla de Waterloo, la única quizá que estudian los oficiales que tratan de formarse juicio propio sobre la 'l".;ctica. "Un escritor militar inglés señala, en un libro sobre d ejér­cito inglés, hasta qué punto los oficiales tienen horror al estudio de la historia militar, y como fuera de las guerras con los afridis y sudaneses, no han tenido ocasión de aprender el ofic:io, siquiera sea prácticamente; como enseñar al soldado el manejo del arma tampoco es ocasión para aprender la ciencia de la táctica; como además el oficial inglés se aplica concienzudam(;nte á dejar de mano todv lo que parezca militar, fuera de las horas de ejercicio, y como, por último, reduce sus estudios á algunas de Jas b...1.tallas ya antiguas, no hay por qué extrañar que en el campo de manio­bras desempeñe un papel dudoso cuando lo observa un ojo de ver- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN )lJLITA.B 59 S dadero soldado. En una palabra, esos señores juegan á los solda­dos; son gentlement cuyo porte, indiferentismo en las horas de ser­vicio y género de vida que llevan fuera de éste, indican de modo claro que no visten el uniforme sino porque así lo exige el grado de oficial, y porque tal es la costuwbre entre los jóvenes de buena familia. "Sin duda ninguna esos gentlement con uniform~ son valientes. Un oficial inglés me decía un día que estimaba incompatible con su dignidad poner rodilla en tierra ó echarse de pechos contra el suelo para resguardarse del fuego del enemigo; creía que tales procedimientos eran indicio de temor. Las numerosas bajas de oficiales durante las últimas guerras, las derrotas mismas de la guerra del Transvaal en 188 I, fueron el resultado de ese valor, que no puede elogiarse, porque es estéril, en especial cuando no está respaldado por conocimientos militares. "Los ingleses fundan sus esperanzas, en la próxima guerra con los boers, en su caballería, y en verdad que la que vi en In- ,glaterra es la única tropa de la isla que está á la altura de la ins­trucción militar moderna, y aun supera á algunas tropas europeas de la misma arma. La oficialidad de la caballería produce mejor impresión, pero en materia de instrucción no lleva ventaja á sus camaradas de la infantería y la caballería. "Naturalmente en el ejército inglés se encuentran Generales y Jefes que reconocen todos los defectos de la táctica inglesa; entre ellos Sir R. Buller, designado para mandar en jefe la cam­paña del 'rransvaal, no ignora que contra los boers se necesitan procedimientos menos elementales, y después de inspeccionar las tropas destinadas á la campaña, revista pasada no hace muchos días en el campo de Aldershot, dijo á los oficiales: 'no conservéis con mucho celo vuestras prácticas militares,' y aun reconvino á los de infantería por preocuparse demasiado por fi>rmar y conser­var líneas correctas, descuidando los objetivo de la lucha y la na­turaleza del terreno____ Por lo demás, e"toy convencido de que esas lecciones de última hora no harán impresión en el ánimo de los oficiales ingleses." Inútil es recordar á nuestros lectores cómo en estos días de revuelta se ha hecho caso omiso, por no pocos guerreroc;, de los más elementales principios de la ciencia, lo cual ha dado por resultado inútiles carnicerías en las que de poco ó nada han servido sagaces estratage:nas de .guerrillero, muy buenas i en vez de aiíadirJac; á antiguos procedimientos, absurdos á la fecha, se hubieran involu­crado con los preceptos que enseña la experiencia de las últimas. guerras en el Extranjero. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR :t..EO~IONES DE OEOORAFIA FISIOA CURSO DEL PROFESOR THOULET EN LA UNIVERSiDAD DE NANCY Traducción libre, hecha para el Boletín Militar 1-tQu.é cM la 8'eografia lilllica'l La geografía física es el e!!tudio razonado de los acontecimientOi que se cumplen sobre la superficie de la tierra, en torno nuéstro, en este instante de los tiempos que nos ha sido dado presenciar, y que modiiicaa ~in cesar el modelado externo del globo: ella investiga las causas de ~sos cambios y señala sus consecuencias; ella nos habla en el lenguaje de las medidas y los números. Llamando las matemáticas en su auxilio, y también la física, la qufrnica, ó mejor dicho, las ciencias todas, la geo­grafía física aplica el método experimental, al que nada resiste cuando es posible aplicarlo: deja el llano 6 la montaña, el río 6 el torrente, el lago 6 el océano, para meditar en el laboratorio, y, recíprocamente, sale del laboratorio á viajar por los desiertos, escalar los montes y navegar en los mares. Cuando la geografía física observa un rasgo cualquiera del relieve terrestre, analiza las causas que le dieron el sér, discute sus de­talles, y en seguida, ocurriendo á la síntesis, trata de reproducirlo ea proporción compatible con las débiles fuerzas del hombre, comparables, á pesar de todo, á las más imponentes manifestaciones de las fuerzas de )a Naturaleza. Sobre el globo la obra del ay~r, no es sino la del hoy, ua día más joven, llámese ese dfa siglo ebo ó corno se quiera; la geografía física al leer sobre las colinas, las playas y aun en el fondo de los abi»­mos salobres la historia del presente, lee á la par la historia del pasado y del futuro, y corno los hechos que se cumplen á nuestra vista dataa de siglos anteriores y continuarán mañana, y dentro de mil años, la geo­grafía física al través del tiempo, ve lo mismo adelante que hacia atrás, y cabos, y cuyo conocimiento es el fin mismo de nuestraa investigaciones, sin temor puede abandonarse á veces la línea recta. Y de todos los seres vivientes ninguno es tan importante como e Jtombre: no se trata aquí del interés que presenta su estudio, hecho de-n modo general para los hombres. Olvidemos adrede esa confraterni­dad en lo humano: mirémoslo en g('ología y en geografía, y considere­mos Jos fenómenos, cualesquiera que sean, en su valor real. La simple observación obliga á reconocer que el hombre posee sobre la naturaleza una influencia que lo convierte en verdadero agente geológico: despoja los montes ele su manto protector de arbolado y los ríos en sus aguajea repentinos talan las llanuras y arrastran hasta el mar los detritus arranca­dos al suelo; los lurtes y derrumbes colman los valles y hasta desvían el curso de los ríos, como sucede en el Tirol; en Suez reunió dos mare¡ y produjo cambios en el clima de las regiones vecinas; al presente pre­tende atraer la lluvia á su voluntad. En Holanda quita tierras al océano por medio de diques; en otros sitios, con el auxilio de obras de arte mo­• ifica el régimen de los ríos y por ende la configuración de las costas -.ecinas; aquí deseca lagos y pa.ntanos; allá-el Utath-transforma un •esierto en tierras de labor, y á veces hace lo contrario de esto último; Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 598 BOLETÍN MILITAR ora destr1.1ye ciertos animales, no sólo en las islas sino hasta en los con- , tinentes, como el bisonte en el Far-West; ora lleva consigo plantas y animales, haciéndose responsable de las modificaciones que entrañan esos cambios: á la fecha los Estados Unidos son talados por el estornino y Australia por el conejo, importados á esos suelos hace treinta año'l y que al presente hacen retroceder ante ellos la misma civilización. Toda acción implica una reacción: si el hombre obra sobre la na­turaleza, la naturaleza obra sobre el hombre: esta influencia no sólo ea material, ejercitada sobre el cuerpo que conserva, debilita ó aniquila, si9o. que alcanza al esríritu, á la inteligencia, hasta en actos al parecer libres. En efecto, el azar pu::de desempefiar papel en los acontecimien­tos de la historia de un hombre. Cual, entre los humanos, cuando ya sus cabellos han cambiado de color y ha recorrido la mayor parte de su limitado viaje terrestre, en esas horas melancólicas, en las que, solo, en mediq de la calma, con la frente apoyada en la mano, piensa en lo pa­sado, no recuerda que en tal ó tal época, próxima ó lejana, una nada, una hoja que el viento lanzó á derecha ó izquierda, Jo indujo á obrar de cierto modo, y esa acción modificó por completo su existencia. Lo dicho se comprende: los años vuelan rápidos, andamos de prisa y nue¡¡­tra caída en la tumba es irremediable. Al contrario, 1 el szar no figura en la historia de las nacione!l ~ un pueblo, como un hombre, nace, crece, envejece y muere, pero para él el tiempo de la vida dura siglos y su vida corre parejas con su destino. Crímenes, faltas, torpezas, todo lo paga por su justo preciO y á su debi .. do tiempo, á una justicia que algunos llaman ciega y que es inexora­ble. Si á veces nos parece que esto no sucede, débcse á nuestra mjopía para abrazar en conjunto toda una serie de causas con sus consecuen­cias. Los fenómenos en la naturaleza son una canttdad complexa, y no los comprendemos sino cuando son el resultado de una, dos ó tres leyea bien conocidas; cuando provienen de mayor número de leyes, en Tez de llamarlos excepciones, anomalías, como lo hacen algunos, confese ... mos humildes que sobrepujan á nuestra ciencia, y busquemos paciente sus causas necesarias que siempre están en la r~gla y en la ley. Voce como anomalía, excepción, casualidad, significan en verdad un fenóme­no incompletamente obsen: ado ó no eutendido. Pongamos un ejemplo de n':lestra tesis: , España de seguro fue poblada de S. á N., por las co] u m nas de Hércules ; sus primiti\-os habitantes, los iberos, no sólo ocuparon la península, sino que desbordaron má allá de los Pirineos, hasta los Al­pes. Al contrario, los cc1tas, que trasrnontaron los Pirineos y vivieron en Galicia y Portugal, en su marcha de N. á S. se fundieron en las llanuras de Castilla con los primeros, dando origen á los celtíberos. Melkarth, el Hércules tirio, también llegó por el Mediod1a; Espa­fia lo halla en cierto modo más bi~n que él la encuentra, porque loa barcos partidos de Fenicia lo llevan directamente á Málaga, la antigua Malaca, tras costear toda la orilla Septentrional de Africa. Funda á Gá­de~ (Cádiz), é impotente para pen~trar en el interior de la comarca¡ de-. fend~do por montañas que lo rodean como murallas, vuelve sobre sus pasos~ repl,onta la costa1 y es por lll G~lia por donde sigue hacia d N. 1sw camino de pillaje y sa.ngre. Los fenicios, en resumen, iristabaron factorfa.i Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETfN MILITAR i99 desde la boca del Tajo hasta la del Ebro, pero hablando propiamente, no colonizaron allí ninguna tierra, porque un pueblo comerciante, por prolífico que sea en su país natal, si éste es peq uefio y Ja geografía le impide extenderse, comercia pero no coloniza ni civiliza, y si lo hace es á pesar suyo. Fenicios y cartagineses en la Antigüedad, venecianos y tie­noveses en la Edad Media, ingleses en nuestros días, se han limttado á explotar el suelo con audacia y habilidad, incluso hasta hacer derramar sangre; tanto peor para los débiles: el negocio es negocio. Cuando los cartagine es se apoderaron de Espafia en su lucha con Roma-simple concurrencia comercial-no pudieron mantenerse en el terreno, aun cuando aplastan á Cartagena y 8agunto, que siguen, los acontecimientos se repiten en esa Africa europea, en esa tierra compacta, cuadrada, rodeada por un cinturón casi continuo de montafias y cortada al través, de E. á 0., pot otras barreras sucesivas, ríos y montes, Sierra N evada y Guadalquivir, Sierra Morena y Guadiana, Montes de Toledo y Tajo, Sierras de Gua­darrama, Duero y Ebro, Montes Ibérico. y de Galicia, y en fin, la línea Pirineos-cántabros. A 1 N. una gran muralla, con estrechas puertas; al N.O. la fortaleza y el refugio montañoso; al S. una puerta sobre Afri­ca. La historia de Espafia es una serie de oscilaciones de N. á S. y de S. á N. Los bárbaros, suevos, vándalos y alanos, penetran por lo Pirineos, y p._so á paso alcanzan la Andalucía; sfguenlos los visigodos, que cruzan también los Pirineos, y tras destrozar á vándalos y alanos, los obligan á emigrar á Africa por Gibraltar, en tanto que los suevos, refugiados en Galicia, se mantienen allí, y más tarde avanzan hacia el S. y conquistaa. la Lusitania, donde se establecen. Tres siglos después los musulmane ; invaden á España por el S. y la ocupan setecientos años, durante los cuales se libran centena­res de batal1as, brillan las artes y las ciencias, se construyen joyeles. de arquitectura como la Alharnbra, la Mezquita de Córdoba, el Alcá­zar de Sevilla; la sangre corre á torrentes; por todas partes bulle el incendio, el pillaje, la ruina; renace el espíritu de investigación cientí­fica y se funda el método experimental ; 1 ucen las ciencia~ todas; rei­nos se fundan y se abisman; se descubre á América y se dobla el cabo de Buena Esperanza; luchan entre sí las religiones, y luchan por medio de la persecución, el patíbulo, el destierro; la más refinada civilización reemplaza á la ba.rbarie, y la barbarie dev~"~ra la civilización. Y entre esaa peripecias singulares la osci ación es continua: va de S. á N., y cuandO' llega á los Pirineos, s ·:! revuelve sobre ella misma y cumple el invers() movimiento, hasta Gibraltar, sin una irregularidad, sin un vaivén, cual péndul<:> gigantes~o que en vez de sesundos bate siglos. ' Los ara bes llegan .. por Gibr•ltar,; en Jerez aplaitan á Rodr.igo, el il ·timo rey de los visisodos, y siete afiot despu~s loa visiaodos de Pclat• Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 600 BOLE'l'ÍN MILI'l'AR no poseen sino la forta1e7.a de Asturias: entonces se produce la reac­ción; los sarracenos pierden terreno sin cesar á pesar de todas las vici­situdes de la guerra, y pnr último, Fernando é Isabel los arrojan para siempre á Africa. España y Portugal desembocan entonces al mar por sus únicas 1lanuras, y sus noveles marinos avanzan á de cubrir y conquis­tar nuevos mundos. Quien haya viajado por España habrá visto esas cimas azu1osas -sierrar-que cierran el horizonte con sus dobles y triples filas pa­ralelas de dientes, que entre cada par de contrafuertes guardan una llana­da estrecha, alongada, de suelo parejo cubierto de encinas ó retamas. De trecho en trecho se alzan pitones rocallosos, levantados un centenar de metros sobre el valle, coronados siempre por las ruinas de un castillo: fueron esos muros construídos por los cabalJeros de las órdenes militares, y en Castilla son tan numerosos, que dieron nombre á la comarca: la tierra de los cmti/los. Cada uno de ellos marca una etapa de la lucha con los muslines: los caballeros guerreaban, ganaban algunas leguas de te­rreno, hasta la próxima roca, en ella construían un fuerte, y ya no vol­YÍan á retroceder; pasaban los meses, otras leguas se conquistaban hasta el próximo cerro, y un nuevo castillo aparecía: de nido de águila en nido de flguila f:.1e reconquistada España. Las ruinas revelan aún lo que fue¡on esas fortalezas: oscuros recovecos, torres con saeteras y una vasta 8ala abovedada, donde se esculpía el escudo del caballero, señor de la aldea, que se formaba al pie de la empinada roca. Y en esas ruinas no faltan huellas de la invasión napoleónica que marchó de N. á S. rápida­mente, y luégo, poco á poco, retrocedió vencida por la reacción que ahora principiaba en el medio día, al pie de la fortaleza del Sur, la Sie­rra Nevada •. La historia es el relato de la lucha entre el hombre y la naturale­za; la geografía física pretende explicarnos la batalla describiendo el campo. En los albores de la humanidad, la naturaleza aparece con la. llorrible hermosura de su majestuosa y omnipotente tiranía. América y Europa están cubiertas por glaciares inmensos; los animales son gigan­tescos: el mammuth, grande como dos ekfantes, con colmillos de cua­tro metros de longitud; toros salvajes, de fuerza colosal; el tigre europeo, al que comparado el de Bengal~ era lo que éste es al gato domé tico; • La aplic3ción de las enseñanzaa de la historia á la geogrAfÍa de nuestro suelo, no es menos admirable ejemplo de la verdad de esta• doctrinas. Los hombres que constitu. yeron el Estado muisca, venidos del Sur, clominan un momento toda su exten ... ión y crean •na civilización que desaparece ante la invasión caribe, bajada del Norte y que penetra por loa vallea de los grandes ríos navegables. L ;' a mismas ruta m .rendas por la natura­lt>% 3 traen á la altip anicie á los conquistadores, clesde el Norte, el Sur y el Oriente, y el -.alle de los Alcázares, la ú ltima tterra descubierta en América, es la ciudadela ó elre­tluctocentr: tl de los vaivenes de nuestra historia. A partir del apoyo que prestó á los muis­cas contra loa caribes, cuatado se dio el grito de independencia, dominada por !os patrio­tas, permitió luégo reconquistar á Ca1 acas ; perdtda á la ll<·gada de Morillo, puso, en cierto modo, fin á la guerra, reduciéndola á las llanuras; reconquistad;; en 1819, fue la fragua donde se forjaron las armas que libertaren de nuevo.á Caracas y Quito. En las lu­chas civiles su acción no ha sido menos acentuada: en 1 84-o, á pesar de que la revolución tlominó on momento el país, vencida en la Sabana lo fue en seguida en toda la República; en 18 54- se necesitó colosal esfuerzo para reconquistar las altiplanicies, base del Dictador; en 186o la pérdida de la capital, no rec'>brada en t86z, decidió el triunfo de la revolución; m fin, en loa tiempos posteriores, el hecho ae confirma: geológicamentP hablando, 1.1 al­. aiplaoicie ha d~mpeñado en Colombia el papel de lu Caatillaa en Eapaña. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETíN MI LIT .A.R 601 un ciervo cuya cornamenta midió tres metros. Sólo el hombre aparece débil y desnudo, pero en el acto princ:ipia el combate, que no terminará jamás: ]os primerm hombres se fabrican armas de piedra y atacan á los animales feroces para alimentarse con su carne y cubrirse con su piel; se instalan en las cavernas, de donde arrojan á las fieras para guare­cerse de las inclemencias del cielo; para vencer el frío hallan el fuego, y se creen como dioses; inventan las redes para dominar los ríos, y la piragua para vencer el mar. Más tarde, después de siglos de labor y de miseria, descuajan los bnsques y roturan y cultivan la tierra y crían ani­males domesticados. Y á pesar de tantos esfuerzos, el hombre es siempre-· súbdi ,o de la naturaleza. El país que habita, su clima, su configura­ció•, la altura y orientación de las montafias, la dirección de los ríos~ la posición relativa de los mares, en una palabra, todo lo que lo rodea tiene i.dluencia sobre él, y lo modifican á su imagen en sus costumbres, ideas, leyes, artes, inteligencia, tem~eramento, en su cuerpo y en su alma, en multitud de hechos que ejecuta creyendo cumplir su propia voluntad •. Dejemos los tiempos prehistóricos y pasemos á la antigüedad. Los imperios caldeo y asirio, Nínive, Babilonia, Suza, Ecbatana, aún con­servan en sus ruinas un sello imborrable de grandeza y atrocidad tran­quilas: los al tos relieves de la époc" sólo representan carnicerfas, carros de guerra que ruedan sobre montones de cad( veres, filas interminables de cautivos, degollados ó encadenados á los pies de reyes de talla colo­tal. Los palacios pesados y macizos, á pesar de sus vastas proporciones;.. las columnas con capitel formado por cabezas de animales; los tores ala­.¡ os con cabeza humana coronada con una tiara rígida; los guerreros pin­tados en cuadriláteros de porcelana de colores chillones, con aire feroz,. cabello y barba arreglado en trenzas rígidas, con vestido á la vez am­plio y estrecho, sin un pliegue; las vasijas y cofres de caras netamente cortadas, con aristas agudas y contorno simbólico, todo esto sólo pudo idearse, cons:-ruírse, tallarse, esculpirse y pintarse en las llanuras casi sin límites de Asia, ardientes el verano, glaciales el invierno, ora sin agua, ora inundadas por "erdaderos diluvios, sin verdura, bajo un sol rojo y brutal, con horizontes monótonos, tan dilatados como los del mar, en donde la inmovilidad de la arena desolada reemplaza la movilidad de las ondas; en una palabra, en )a tierra de Semíramis, Sardana palo, Sargon y Jerjes. lHablaremos del genio helénico iluminado por un cielo límpido y templado; de Jonia, tan muelle y tan agradable para vivir como en tiempos de Mileto, Esfeso y Halicarnaso, sólo porqut! la atmósfera es la misma? ¿De Roma, bastardeada, y sin embargo grande aún? Todo lleva el sello del clima, y si cambiamos de latitud, hallaremos, por ejem · plo, los piratas escandinavos de ojos azul claro, cabello~ rubios; nautas. en drakkars ligeros, atrevidos é imponentes, como los fjords de su país,. poetas de la poesía de sus brumas, crueles y finos como las heleras de sus montafias. Al Norte, al Mediodía, al Oriente y al Ocaso, en lo pa­sado como en lo por venir y el presente, dondequiera el hombre y la • Hijos de tierra cálida, por cjemp!o, 'SOn los calen/ano:~ (tolimenses), co.fleño• (Bo­lívar y Magdalena), caucanos (Valle), y llan•ros: todos se di1tinguen á la simple vista.... En lo (;sico y en lo moral é iutelcctual, e o 1stituyen casi pueblos distint01 ANCO D LA RfPU!l 11 T A Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 602 BOL:ETÍN MILITAR tierra se presentan unidos por lazos tan estrechos, como los que enlazan al hijo y á la madre. Así pues, los aconteJ}: imientos cumplido:; por los hombres coloca­dos bajo la dependencia inmediata é imperiosa de la Naturaleza, siguen una marcha determinada: la misma cau a produce la misma consecuen­cia, que convertida en causa á su turno, da necesariamente origen á toda una serie de nuevas consecuencias que de un modo lógico se en­cadenan las unas á las otras. Por lo dicho, la historia ya no es una sim­ple enumeración de hechos, sino una ciencia, en la más alta acepción de la palabra : en vano se buscará diferencia de categoría entre un fenómeno social y un fenómeno natural: la dilatación de un cuerpo por el calor y el desarrollo de una raza; los prodigios de la erosión y la decadencia de un imperio. Forzosamente la barra metálica aumenta de longitud, sometida á la acción de un horno; el pueblo que perma­nece e-stacionario en medio de otros que progresan, forzosamente debe perecer; el mercader que, á calidad igual, vende más barato, acapara la clientela del lugar; un cuerpo pesado, abandonado á sí mismo, cae. Por esto, la geografía fuira es la inflntigarión y expofirió11 de las ltyts t¡llt rigtn la Juperjhit terreJtre; es la introducción indi"pensablc de la his­toria (y sobre todo de la historia militar), si posible fuere separar el -conjunto de las mutuas y estrechas relaciones que median entre la geo­grafía y la historia. Lo dicho no significa que los acontecimientos se repitan de modo it1énlit#, y que la historia no sea sino un perpetuo y monótono giro. Por más que tanto las obras humanas como las naturales sean regidas por leyés eternas é invariables, sin 1o cual no serían leyes, codo fenómeno, sea humano, sea natural, rara vez es una manifestación simple; al col\­trario, por lo común es la suma de un número mayor ó menor de leyes y puede compadrsele á una ecuación única entre múltiples variables, 1.:ada una de las cuales varía conforme á uria ley, conocida ó des:ono­cida, pero en la cual el azar no tiene cabida. Y, continuando la comparación, en esa ecuaci6rt las variables van acompafiadas por coeficientes que sin cambiar en la esencia modifican sú valor, que aumenta ó disminuye entre amplios límites positivos y "~ negativos. El papel del investigador consiste precisamente en tomar en cuenta esos coeficientes en su conjunto y en su individualidad, para des­preciar los que en cada caso particular se tornen iguales á cero, hallar los que á pesar de ofrecer un valor real, por d momento ejerzan influen­cia inversa sobre sus propias variabl('S que dejan entonces anular, del mismo modo que permanece en reposo el cuerpo solicitado por dos fuerzas iguales y opuestas; es dar, al contrario, su importancia entera á los elementos que, á causa de condiciones especiales, adquieren in­iluencia preponderante. Hé aquí la relación que hallamos entre la na ­turaleza y el hombre, entre la geografía física y la historia. La naturaleza no permanece pasiva; creeríase la inteligente y apa­sionada. Se asemeja á un sefior celoso de su autoridad; es clemente con quien la obedece y terrible con el que osa resistirla. En la soledad de las aguas é Islotes del Pacífico pululaban los grandes cetáceos y las avea ­ ·marin-as, los que tras acom'ódar su existencia al medio ambiente 'y por­táHe como aúbc!itos sumisos, vivían en paz y calma, sin einerse unoS i Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN .M:ILlTA.B 603 otros ni temer a1 hombre, que no conocían. Aparece el hombre, y todo cambia; él ataca la naturaleza, y la naturaleza se defiende; débil entre dos adversarios tan poderosos, el animal huye ó desaparece. ¿Quiere el hombre romper un istmo, atravesar un monte, establecer un puerto? la naturaleza, con bloques de granito ó granos de arena, destruye lo hecho por poco que se la descuide; edifica él una ciudad, al pie de un vol­cán, y ella la sepulta entre cenizas; se establece el hombre sobre el bor­de de los acantilados del mar, y ella los mina y derrumba, t>bligándolo á retroceder; el mar destroza las rocas más duras y las trar1sporta á lo lejos, para formar escoJlos contra Jos cuales se rompen los bajeles; ella lo mismo excava cavernas que destruye diques y tajamares. Sin tregua. ni reposo repara sus pérdidas, cura sus heridas, inventa nuevos método• de defensa para resistir los que de ataque inventa el hombre. Ora gra­ciosa y apacible, deja crecer los árboles á orillac; de las olas y permite al h;ombre q4e allí levante palacios ó fortalezas, pero de repente des­pierta su furor, se sacude y con tremendos cataclismos asola comarcal entera~; pero de ordinario llama en su auxilio el infinito poderío de lo infinitamente pequeño y lo infinitamente lento, y si el hombre suspende la lucha, en breve ella recobra todos sus derechos; en Asia la arena ha sepultado vas~ísimas ciudades, en América otras yacen cubiertas por la selva; hasta "las mismas ruinas perecen." En los orígenes de la humanidad, las condiciones de la lucha fue­ron de sencillez extremada. Entonces el hombre, como el animal hoy día, sufrió Íntegra la influencia de la naturaleza, la que no podía resis­tir por encontrarse mal armado para la lucha: sus fuerzas eran nulas, comparadas con las naturales. Durante: ese período, la lucha se reduce á una especie de equilibrio que se desplaza con lentirud bastante para dejar ver el encadenamiento de las diversas faces. Los antiguos pueblos, sin necesidades materiales, sin industria, sin máquinas, y en los que el poder se concentraba en unas pocas manos, se asemejaron á grupos de nifios cuyos móviles, señalados por las mismas condiciones ambientes, eran en extremo reducidos. El problema presenta su complicación mí­nima, y: para nosotros que lo juzgamos hoy el alejamiento de los hecho• los hace comprender mejor, cual si se tratara de aquellos objetos que no se perciben bien puestos junto á los ojos, y se distinguen co!ocados á cierta distancia, cuando muestr m sus contornos con toda nitidez. Por esto el estudio de la antigüedad es indispensable. La invenci6n del vidrio de \'Ídrieras, el descubrimiento de los pro-;. ce4imientos industriales para fabricarlo en grande escala y á bajo precio, es sin duda una de las primeras grandes victorias de la humanidad. Al presente el hombre puede vivir en el interior de casas y desafiar en ' ellas los rigores del frío: en su hogar, rodeado por su familia, en el seno del calor y la luz, del reposo y del bienestar, logra que su inteligencia se desarroJle, se perfeccione y lo guíe hacia nuevas victorias; así quedó en capacidad de abandonar la cuenca del Mediterráneo, de suaves in­viernos, para esparcirse por las comarcas septentrionales, sin necesidad de vivir en ellas en el fondo de oscuras cavernas, verdaderas guaridas 9blación es de I 1,155 habitantes. l DEPARTAMENTO MAcHADo-Este Departamento se halla dividido en 3 parroquias, que son: Villa Tobar, Mora y Zea. Tiene 69 sitios, r,828 casas y ranchos, 88 ventas, 191 ha­ciendas, 7 hatos, r,r65 conucos, 14 cortes de madera y 10~667 habitantes. f7ifla Tobar-Esta villa, anteriormente llamada Bailadores, capitítl del departamento, se halla á orillas del río Mucuchíes, y es una de ]as que mas han progresado en este Estado. Su temperatura es agradable, y los terrenos que la circundan son muy ft:races. Su población es de 5,193 habitantes. DEPARfAMENTO RrvAs DÁVILA-Este Departamento se halla dividido en 2 parroquias, que son: Bailadores y Guaraque. riene 35 sitio , 924 ca as y rancho., 32 ventas, 20 hacien­das, 3 hatos, 190 conuco , 7 corte de madera y 6,026 habitantes. Bailador s-Hállase esta villa á los 7°57'25' de 1at. N. y 4043'40' de long. O. del meridiano de Caracas, y á una altura de 1,748 metros sobre el nivel del mar. Su tem?eratura es deliciosa; · 1 termómetro C. marca por término medio r8°49. Sus cercanías están cubiertas de plantaciones y ofrecen bellí­simas perspectivas. Bailadores, sin e,nbargo, no ha progresado, y hoy apenas cuenta 3,654 habitantes. En ésta, como en casi todas las poblaciones del Estado, los emigrantes europeos hallarían cuanto es menester para prosperar y vivir holgadamente. DEPARTAI\IJEN'IO Puuno-Este Departamento se halla divi­- dido en 4 parroquias, que son: Mucuchíes, Valparaíso, Santo Do­mingo y San José de 'Torondoy. Tiene 31 sitios, 849 casas y ranchos, 33 ventas, 12 hacien­das, 10 hatos, 194 conucos, 6 cortes de madera y 4,359 habitantes. Mucuchíes-Esta villa, capital de] Departamento, se halla á Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETíN MILITAR 007 los go2o' de lat. N. y 301 1 1 25' de long. O. del meridiano d(" Ca­racas, y á una altura de 2,360 metros sobre el nivel del mar. Es la población que se encuentra á mayor altura en todo el territorio de la República. S clima es bastante fresco, pues el termómetro C. marca por término medio 15°97. Está construída al pie de los páramos de Santo Domingo y .\1ucuchíes, y casi á orillas del Chama. Su población es de 2,164 habitantes. DEPARTAMENTO MIRANDA-Este Depart.1mento se halla dividido en 4 parroquias, que son: Timotes, Palmira, Chachopo y Pueblo Llano. Tiene 26 sitios, 919 casas y ranchos, 32 ventas, 10 hacien­das, 12 hatos, 241 conucos, 5 cortes de madera y 4,945 habitantec;. Ti motes-Hállase situada esta villa, capital del Departamento:a entre altas serranías á orillas del Motatan, y á algunos kilómetros del nacimiento de este río. Su temperatura es agradable, y su población de 2,097 habi­tantes. DEPARTAMENTO CAMPO ELfAs-Este Departamento se ha­Ha dividido en 4 parroquias, que son: Ejido, Acequias, Jají y La Mesa. Tiene 39 sitios, 2,123 casas y ranchos, 92 ventas, 289 ha­ciendas, 4 hatos, I,oo6 conucos, 9 cortes de madera y 10,793 habitantes. Ejido-Esta villa está situada á cerca de 6 kilómetros del Chama, á los go1o' de lat. N. y 400'5' de long. O. del meridiano de Caracas, en un terreno quebrado que se halla á 1,205 metros sobre d nivel del mar. Desde ella se ve la Sierra N evada, que lleva sus plateadas ci­mas por sobre las demás alturas. Su cli.na es templado y sano; el termómetro C. marca por .término medio I 1067. Tiene una po­blación de 5,593 habitantes. Di.PAR'TAMEN'l o CoLINA-Este Departamento se halla divi­dido en 4 parrcquias, que son: Lagunillas, La Victoria, San Juan y Pueblo N u evo. Tiene 45 sitios, 1,774 casas y ranchos, 43 ventas, 71 ha­ciendas, 2 hatos, 663 conucos, 9 cortes de madera y 9,672 habi­tantes. Lagzmillas-Esta vi1Ja, capital del Departamento, se halla al occidente de Ejido y á pocos kilómetros del río Chama. Esta villa ha progresado algo. Hoy tiene 3,07 I habitantes. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR V .ARIED.ADES POR SANTIAGO PÉREZ (Continuación) Pero ¿qué, sino ignorancia y estupidez pueden tener unos ~sclavos de ayer, por cuyo mejoramiento físico ó moral jamás hi­cieron nada sus dueños? ¿Qué, sino insolencia y mala voluntad pueden albergar unos corazones que la servidumbre, la avaricia y la crueldad envenenaron con el odio y la provocación? ¿Cómo, sino cruzados, han de querer tener unos brazos que crecieron en­tre hierrvs, y cuya larga tarea, para provecho ajeno, concluyó ..ayer, y empezó con la vida del esclavo? ¿Qué moral, qué pundo­llor, qué buenas costumbres hay derecho para exigir, ó motivo iq uiera para esperar, de parte de unos seres nacidos en la igno­rancia, nutridos con la miseria, criados en la abyección y aban­donados á sus instintos? Para ellos se hizo un castigo, una penitencia de todos los días, el trabajo, y aborrecieron esa noble ocupación; para ellos no había más alimento que plátano y pescado, que es el único que les ha venido á ser necesario; y hoy no tienen que trabajar para la satisfacciÓn de su sola necesidad, porque plátano y pescado les ·dan profusamente sus tierras y sus ríos; todo el oro que explota­han para sus duei1os no les valía sino la paruma ó el guayuco; y 'hoy compran guayuco ó paruma con un puliado de las arenas de <>ro que arrastra la corriente vecina. Si sus dueños los hubieran estido y alimentado mejor, ellos hoy trabajarían para satisfacer esas necesidades que ahora no los aquejan ni estimulan; si hubie­ran ilustrado su espíritu y educado su corazón, ellos serían hoy o<>tros; serían hombres y no casi fieras; verían en un blanco uQ .semejante suyo, no un enemi~o; serían una parte de la sociedad, ~no una amenaza contra ella. Pero al verse de repente libres; al pasar del estado de escla­vitud al de dueños de sí mismos, sin preparación, sin hábitos de libertad, sin co tumbres de virtud, sin de eos de comodidades que no conocen ni imaginan, han pasado de siervos de hombres á .. ·iavos de vicios; tienen las manos libres, pero el alma y el cora­zón esclavos; han confundido la independencia con la altanería; la libertad de escoger trabajo con la libertad para no trabajar; la · gualdad de derechos con la igualdad de miseria; la dignidad de .hombres libres con la insolencia de déspotas. ( Contin~ará) Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 130

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