LA
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ESPADA DE
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HOLOFERNES.
[ Núm. 14.· ]
Santajé de Bogotá 20 de JI/ayo de 1830.
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Heu! patior telis vulnera jacta melS.
'Ay de mí! que padezco herida COI) mis flechas.-OvIDIO.
,
Continúa el l"etrato de. N._ S~ñor Jes,uchristo.
¿ y qué decis vosoi·ros; ó Prbfetas d~l Señor? Vosotros, depositarios
de sus promesas, y tieles intérpretes de su "Voluntad adorable,
veiai5~ al través de los densos é impenetrables velos de la .
futuridad los pueblos ' y las naciones todas que venian á rendir
sus mas tiernos homenajes ' los pies del Crucificado. Formabais
un mapa en que estabil 'delineado el imperio de Jesuchristo
des'de las heladas rejiones del Septentrión, hasta los
bárbaros" confines 'del austro. ftesonaron desde entónces en
el Orilmte' y 'en' el 0caso sus divinas y encantadoras pa- '
labras. · Isaías le ve nacer de una Virgen, gloria con que
ninguno de los mortales se tia coronado; ni se coronará v
jamaS'. David le observa aClorado de 'los Potentados de la
Arabia. Zac.arías le despoja d~ la falsa y frívola grandeza
del mundo, nos 10 representa pobre, para revestirlo
de la ~rdadera gloria y ma~estad. (1) Él es 'tan grande,
(1) P ermJtasenos ,usar de una comparacion baja, para manifestar que Jeluchristo
no debió aparecer en el mundo con el brillo y pompa vana, que
tanto necesita la mendicidad de los hombres.. Hacer vanidad de llevar muletas-
para ostentar a~ilidad en los pies, y ponerse anteojos para acreditar per.picácia
en la vista, sería el c61mo ae la locura. No es, pues, muy grande el
que para parecerlo necesita de muchos arreos, de afeites, vestidos, muebles, &c.
que adornaD tanto al bárbaro y estúpido, como al culto y al s~bio. Dama que
llecmla de muchos. arreboles r ¡>ereDdéngues; muy pobre estA d~ herinos~ra.
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rlice un Padre, recostado en el establo de Belen, como sen.
tddo sobre I ';s Serafines. Ageo y Malaq uSas lo admiran
en su tierna edad, di sputando con los Doctores. El hijo
de Am6s, á quien S. Ger6nimo lIam6 mas bien Evange.
lista que Profeta, nos lo preseota todo llagado, y herido
por la mano 'de Dios, desde la planta del pié, hasta la
coronilla de la cabeza, callado como un cordero manso, que
es llevado al matadero, para ser sacrificado por los pecados
del mundo. El Real Profeta oye las martilladas con
que fué -clavado en la Cruz, lo llora muerto, y transporta- '
dq luego de gozo, celébra festivo el glorioso triunfo de su
resurreccion y de su ascenison admira ble. Él canta las
victori as de la I glesia, y entpoa loores al ver á J esu¡:hristo
exerciendo su augosto imperio sobre todos los tiempos, sobre
todas las naciones, y sobre todos sus enemigos que
dt:spavoridos y. temblando lamerán la tierra, quando él venga,
á juzgar los hombres. Et inilllici tjus terram /ingent.
P ero no es solo en Judea donde Dios da noticia de
la. venida de su Divino Hijo á este Illundo. Aquel varoo,
modelo de la mas invkta paciencia, el Santo Profeta
J ob, lo ve ya vestido de nuestra misma carne, no met
af6ricamente, 00 en enibmas, ni en figuras" sino real y
verdaderamente. Yo mismo, dice, y no otro, con mi~ propilos
ojos hf.1 de ver un dia á mi RED.EjN1'O R .•
La famosa Sibila Eritréa nos anuncia la dolorosa
pasion del hombre Dios, su triunfante y resurrec-cion:
Ella, segun el testimonio de S. o, echa en
cara á los J udi os su pérfido desconocimiento. ,. Nacion ins~
nsata, dice, tú no \las querido reconocer á tu Dios disfrazado
bajo los velos de la humanidad: tú, por irr,ision,
y por una crueldad inaudita lo has coronado de espinas,
y lo J)as abrevado con hiel. Rasgaráse el velo del templo,
y á la mitad del dia se estenderá una noche sombda .
sobre la faz de la tierra por e pacio de tres horas. Morirá
en fin tu Dios; pero su muerte que durará tres dias,
se podrá llamar \In sueño, pues resucitará pasados estos
tres' di a , y su Resurrecci on será acompañada de la de
aq uellos que volverá él mIsmo {¡ la vida." Así hablaba
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la Sibila cerca de mil y doscientps
nida del Divino .TES US o
107
años ántes de la ye-'
)
La grand eza de J esuchristo Ntro. Señor está sell de los inCrédulos y fi16-
sofos Volterínos. La verdad precede al error, como el cuerpo
a la sombra; su carácter es la inmutabilidad; el del
error la novedad é inconstancia. (Colltinuará.)
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• dON LA iICENCIA NECESARIA . •
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Citación recomendada (normas APA)
"La Espada de Holofernes - N. 14", -:-, 1830. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3684016/), el día 2025-08-02.