En el marco de la propuesta que adelanta la Secretaría de Educación de Bogotá de una reorganización
escolar por ciclos, con un currículo abierto y flexible, con metodologías activas, proactivas,
interdisciplinarias y motivadoras la actitud de los docentes frente a la evaluación, es determinante.
Si tenemos un concepto positivo de todo el proceso educativo, diseñamos y desarrollamos planes
de estudio para que los niños y jóvenes aprendan más y de la mejor manera posible, la evaluación
se convierte en una estrategia para aprender, pues pasa de tener un carácter administrativo, o ser
una herramienta de poder, a ser un proceso tranquilo, profundo, dialógico, compartido y sistemático,
de monitoreo y de recolección de información sobre la experiencia de aprendizaje y de enseñanza
vivida, para explicar el desarrollo del aprendizaje en sí mismo, la interacción entre los actores y
factores escolares, la metodología empleada para alcanzar las metas propuestas, los procesos y
los resultados que se han alcanzado y cómo se manifiestan en la vida real.
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