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Green Hornet Omnibus Vol #2

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  • Autor
  • Año de publicación 2018
  • Idioma Inglés
  • Publicado por Dynamite,
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
Ande. Parks, "Green Hornet Omnibus Vol #2", -:Dynamite,, 2018. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3279508/), el día 2025-11-21.

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Archivo, memoria y presente en el cine latinoamericano

Por: | Fecha: 16/09/1899

o lii Bogotá, Septiembre 16 de 1899 NUM. 117 DRGANO DEL MI NIST ERIO DE GUE RR A Y DEL EJERCITO --~·~-- DIR~CTOil AD-HONOUM, FRANGISGO J. VERGARA y V. Coron el, Mie mbro d e la Socieda d Colombia na de Ingenieros ·Q~2~~~~~2~~2~222~~~ ~ 2~2~2~2~~2~~22~2~~~222~~222222222222~2~ ~l~ Son colaboradores natos de este periódico todos los Jefe» y Oficiales del Ejército de la República ~~~~l~~~~~~~~~~~~~b~~~~~~~~~~~~~~l~~~~~~~,~~~~~~~~· ··~···~· ~ OFICIA L que deroga la número 111, de 2. 5 de Enero de 1897, sobre pasaportes Minist~rio dt· Gu~rra -Sección 1.a- B ogotá, ., de s~ptinnbr~ de 1899 CO , SIDEkANDO Que en el Decreto ejecutivo número 1 53, de 31 de Marzo de 1897, orgánico de la Contabilidad militar, quedó reglamentado el · ramo de pasaportes militares, con arreglo á los artículos 8, 14 y 16 de la Ley 39 de 1896, quedando, por consiguiente. virtualmente abro­gada la Resolución número 1 1 1 de este Despacho, fechada el 2 5 de Enero de 1897, que dio al mencionado ramo una reglamentación tran i­toria SE RF.SUELVE Revócase la Resolución número 11 1 de este De pacho, sobre pása­ortes militares, dictada el 2 5 de Enero de I 897. Comuníquese y publíq•1ese. El Ministro, JOSÉ SANTOS Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 162 BOLETÍN MILIT.!.R sobre nombramiento• de Oíicialea menores del Ejército Ministerio ae Guerra-Sección I. •-Bogotá, 11 de Septiembre de 1 88g En consideración á que con arreglo á los artículo;; 77 y 92 del Código Militar, corresponde al Poder Ejecutivo el libre nombra­miento de Oficiales inferiores del Ejército, lo que puede hacer direc­tamente al tenor de aquellas disposiciones, ó mediante propuestas de candidatos, pedidas en cada caso al Comandante en Jefe, 6 á los Co­mandantes generales divisionarios ó Jefes militares respectivos confor­me al artículo 8 I del Código Militar, SE RESUELVE El Poder Ejecutivo hará en adelante libremente los nombramien­tos de Oficiales inferiores del Ejército. En consecuencia, revócanse las siguientes resoluciones: la de 25 de Mayo de 1896, que dispone la for­mación de ternas en los Estados Mayores para los nombramientos cita­dos; la de 5 de Marzo de I 897: que señala requisitos á los Oficiales propuestos como candidatos, para llamarlos al servicio; y la I 3 de Mar­zo del mismo atio, que adiciona la de 5 de Marzo, indicada. Comuníquese y publíquese. El Ministro, JosÉ SANTOS. RepúP/i, a de C ,/ombia-Ejército permanente- 1 • Brig~tda de la 1. a Divúión-Batallon Nariño número 4.o Sr. General Jefe del Estado Mayor General-Bogotá. Para dar cumplimiento á lo dispuesto en el artículo 156 de la Or­den general del día 3 de Abril del corriente año, paso á rendiros el in­forme correspondiente, de regreso de la población de Tau a, donde me hallaba destacado con una guarnición de quince hombre . Antes de se­pararme de allí, me permito hacer mención que en dicha población se encuentra en la parte Sudoe te, una elevación de tierra como de 400 metros de altura, de de cuya cima se divisa la ciudad de Ubaté, la la­guna de Fúquene, las poblaciones de Nemocón, Cogua y parte de la ciudad de Zipaquirá. Esta elevación de tierra, después de estar ocupada aunque sea por una pequeña fuerza, no puede ser flanqucablc por nin­guno de sus costados. En lo que se refiere á la población, ésta es sumamente escasa de recursos para una tropa. El día 9 del presente y acompañado de los in­dividuos ya indicados, salí de dicha población con dirección á Zipaqui­rá á las 9 a. m., y á una ¿istancia de tres leguas encontrámos un pe- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'ÍN MILITAR 163 queño caserío denominado "Casablanca," situado en una hermosa pla­nada; allí pueden encontrarse recursos para una tropa. A una legua, 1 por la misma vía, encontrámos el río Neusa, obstáculo que se pre­senta en tiempo de invierno por carecer de puente. A dos leguas en­contrámos la población de Cogua, donde también pueden encontrarse recursos, y sus habitantes son hospitalarios. A las 3 p. m. llegué á esta ciudad, después de haber recorrido el trayecto de seis leguas. En el trayecto del camino no encontré más observaciones que ha­cer sobre posiciones militares. Dios guarde á usted. El Comandante de la guarnición, IND ... LECIO CORREA República ae Colombia-Drpartamento de Cundinamarca-Zipaquirá., Mayo 19 de 1 899-Ejérczto Perma11ente-1 ~ Brigada de la I. Diflisión-Batallón "N nriño" número 4· 0 Sr. Coronel primer Jefe del Cuerpo Por vuestro honorable conducto y en cumplimiento de lo dispues­to en el artículo 156 de la Orden general, tengo el honor de rendir el informe al ciudadano General Jefe de Estado Mayor general del Ejérci­to, de mi comisiÓn: El día 10 de Abril de 1899 salí de esta ciudad acompañado d . quince individuos de tropa, en dirección á Nemocón; la distancia .(le aquí á ese lugar es próximamente de 12 kilómetros; á un cuarto ,(1 hora de esta ciudad parte, por la derecha, un camino que conduce a Gachancipá; media hora después y por la vía de N emocón, en el punt() denominadoLa Granja, se trifurca el camino en uno que toma hacia Co­gua, por la izquierda, uno por el centro á Nemocón, y otro por la derc cha que va á Gachancipá; un cuarto de hora adelante por el centro r ha­cia la izquierda arranca el camino para Chiquinquirá; á poca distancia de elita bifurcación se encuentra un puente de construcción e pafiola sobre el río Aguatá, y de este punto se continúa el camino ha ta emocóa sin tener observación que hacer, pues e una buena carretera con tlll peq uefio dc~ni ve l. cmocón estrt situado al pie de un ramal de la Cor­dillera Oriental, con temperatura media de trece grados del centígra­do; es notable por su minas de sal, agricultura y la ceba de gana o_ En el trayecto comprendido entre esta ciudad y emocón no ha ., e? mi humilde concepto, posición militar alguna que merezca mcn c10narse. Dios guarde á usted, Teniente, LUCAS JIMENEZ C.. República de Colombia-Ejército Permam11te-1.• DifJiJión- BataUó ".Á)'tlCttcJ¿(), 11Úmero 3· 0 ·- f.& C ompaiíÍa Sr. General Jefe de Estado Ma)or general, por conducto del Estado Mayor divisionario. Dando cumplimiento á lo dispuesto en el artículo 156 de la Or­den general del día 3 de Abril próximo pasado, os rindo el informe oc.- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 1G4 BOLETÍN MILIT.!.R rrespondiente á la comisión que se me confió el 18 del pre~ente para conducir el correo de encomiendas á la población de Fusagasugá. Día 18- Salí de esta ciudad á las cuatro de la tarde, acompaña­do de un sargento y de un cabo segundos, y tres soldados, y tomárnos el camino nacional, del cual se aparta, á la izquierda, el que conduce á}:¡ hacienda de Tunjuelo, y sigue á la derecha el que va al Puente de Bosa y á la vecina población de Soacha. A las cinco y media de la tarde llegámos al puente de Bosa, en donde pernoctamos, por haberme informado el correísta que, al seguir, era difícil encontrar posada á hora oportuna. El camino recorrido es plano y arenoso, y el puente ya mencionado tiene aproximadamente diez metros de alto por otros tantos de largo y cinco de ancho, sosteni­do ¡>or tres arcos que dan 2aso á un caudal de aguas bien abundante. Día 19- A las cinco y media de la mañana salímos de este pun­to en dirección á Soacha, trayecto que se recorre en hora y cuarto, y que tiene á sus lados valiosas haciendas cubiertas de sementeras. La po­blación no es escasa en recursos; tiene s,ooo habitantes y una tempe­ratura de 1 so. A las siete y veinte minutos tomámos camino, y á la salida de la población se encuentra el que conduce á la hacienda de Canoas y ciu­< iad de La Mesa. Llegámos al punto de Puerta de Teja, en donde parte un camino para el Salto. De Puerta de Teja se sigue á la hacienda de Puerta Grande, )r~. que agrega á la fertilidad de sus terrenos la abundancia de aguas. A las diez de la mañana llegámos á la hacienda de Sibaté, en don­< le nos demorámos un cuarto de hora para almorzar; en esta hacienda hay abundante cría de ganados y suficientes recursos. De aquí seguímos el camino de Fusagasugá, que es de herradura y montañoso. A los doce y media llegámos al alto de San Fortunato, en donde hay una altiplanicie: á la una Jlegámos al punto llamado Las Cuevas ; de aquí seguímos á la una y media, y diez minutos despué llegamos al Peñón, de donde se divisa el valle que redea á Fusagasugá. De aquí se toma camino montañoso, quebrado y de bajada, en el que abundan las agua . A las tres y media llegámos al sitio llamado Gu1dualito, en donde hay un puente cub1erto de zinc. De aquí se toma travesía que se anda en diez minuto y se llega al Mermejal, continuando camino de herradura y montañoso. A las cinco y cuarto de la tarde pa amos por el punto llamado Los Luceros, quedando á sus lados las haciendas de Piamonte, La Pal­ma y otras, cultivadas de café, cte. A nue tra llegada á Fusagasugá, é inmediatamente de pués de en­tregado el correo, me trasladé con la escolta á la casa de la Prefectura, en donde nos ho ·pedamo . A los Sre . Prefecto y Alcalde di cuenta de mi comisión, sin no­edad. Fusagasugá e abundante en víveres, y en especialidad son muy so­licitadas en las plazas del interior sus panclas y mieles. El clima es :¡ano, y tiene aproximadamente 8,ooo habitantes. Las vías principales conducen á esta ciudad, á Arbcláez y Pandi r á Pasea. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. DOLETfN MIL11'AR 165 No hago relación del regreso, porque habiendo recorrido la misma vía, lo creo impertinente. Dejo así cumplida la comisión, y espero perdonéis los errorei ó deficiencias que halléis en este informe. Bogotá, Mayo 2 5 de I 899. Señor General. JUAN A CARDOSO República de Colombia-Ejército permanente- 1 .& DiviJivn-Batallón '' Ayacuc/¿6" número 2. 0 - 3· • Compañía. Sr. General Jefe ele Estado Mayor general. Doy cumplimiento á lo ordenado por la Orden general que dispo­ne rindan un informe los Oficiales que desempeñan comisiones, y paso á rendir el que me corresponde, relativo á la qu~", conduciendo el Co­rreo de encomiendas, desempeñé de esta ciudad á la de Zipaquirá el día diez del presente. La vía férrea mide cuarenta y nueve (49) kilómetros de extensión, los que recorrimos en dos horas, esto es, tomando el tren de cuatro de la tarde en esta ciudad, y llegando á aquélla á las seis. No es posible marcar las distancias precisas entre una y otra esta­ción, porque la velocidad del tren está sujeta tanto al terreno que re­corre, como á los obstáculos que puedan presentársele, y también á la urgencia que tcn¡a de llegar á puntos determinados y horas fija . La población de Zipaquirá es rica por sus producciones agrícola y la excelente calidad de sus pastos; pero si hay algo que la haga nota­ble son sus Salinas, que se explotan desde los tiempos de la Conquista y que cada día presentan mayor fuente de riqu~za pública. Zipaquirá tiene un abundante mercado cada tres días, y su po­blación puede calcularse en Io,ooo personas, contando los que \'Íenen de fuera al mercado. Bogotá, Mayo 19 de I 899. El Oficial de la comisión. SAMUEL CARDEN AS Subteniente República de Co/ombi.1-Ejército Permanente- I .• División-3. • Bri­gada- Batnlló11 "Granaderos" número 8.•-4-.a Compañía Ciudadano General, Jefe de Estado Mayor encargado de la Comandancia de la 3.• Bri­gada.- Tunja En desarrollo al oficio número 3 5+ del E tado l\Iayor General del Ejército é impreso en el Boletín Militar número 96, tomo v, os infor­mo sobre el camino recorrido de Sogamoso á esta ciudad, para lo que es timéis á b en. Distancia de Sogamoso á Santa Rosa de Víterbo 20 kilómetros. Ca­mino plano, bueno en verano y fangoso en invierno hasta C u che (vere­da); terreno montañoso de este último punto hasta Santa Rosa (hay casca- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 166 BOLETIN MILITAR al y tierra gredosa), el que mide aproximadamente 7 kilómetros. En la parte plana pásanse los ríos Chiquito y el Sogamoso 6 Chicamocha, éstos tienen por donde se pasa puentei débiles de madera. Pasando este último rio se desprende el camino para Nobsa (población). Antes de llegar á Puntalarga se desprenden unos atajos para Floresta ; á la izquierda 'luedan los caminos para Tibasosa, Dui rama y Paipa. En Puntalarga (casa, y hay recursos) se desprenden dos caminos: el que va por la orilla del río Chicamocha, el cual es intransitable á pie como á caballo; cuando se rebosa el río en invierno forma una laguna en todo el valle; entonces se toma el camino que va por la falda de la cordillera 'JUe queda á la derecha. Estos caminos vuelven á unirse en el alto del portachuelo de "Cuchi," desde donde se divisa y domina á Santa Rosa (ciudad con 7,ooo habitantes, capital de la Provincia de Tundama). El camino nacional queda dominado por las cordilleras que encierran el v.alle. Una guerrilla de buenos tiradores en cualquiera de estas cordille­ras puede causar grandes pérdidas á un ejército que transite por lo pla­no, y aun hasta estorbarle el avance. En todo el camino hay pequeños bosques, vallados, cercas de pie­dra y paredes. Para transitar esta vía, en caso de guerra, debe hacerse con mucha precaución para evitar una sorpresa. Tiempo que se gasta en marcha .de Sogamoso á Santa Rosa, 5~ ho­: ras con tropas de infantería, dándoles su respectivos reposo~ y que cada soldado cargue 20 kilogramos (comprendidos el rifle, cartuchos, el morral con su \·estuario y rancho). Temperatura del valle 12°, término medio. Enferme dad reinante en é te, fiebres palúdicas. Temperatura de Santa Rosa, 10° término meclio. Enf<:rmedadcs reinantes: reumatismo y pestes 6 catarros pulmo­nares. Dejo así el presente informe, sintiendo tan sóio que por mis po­ai luces en la materia, éste no quede conforme á mi deseo. Dios os guarde. CLEME:-.rTE A RI S H. Capitán .... Conferencias de los· Oficiales de la Misión Francesa IN 'l'RU CIÓN PROVIS~ONA.L PARA EL TIRO (Continú:l) Des pué el In tructor hace apuntar el fu, il por un hombre, y manda á todo los otros á verificar la puntería. Cada soldado le da su opinión eu voz baja; él mismo verifica la puntería é indica las faltas. 11 l. Manejo de la alza-reglas de tiro-puntería con las dijer¿n­tes líneas de mira. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 167 16 -El instructor hace repetir este último ejercicio con las diferentes líneas de mira. Para este efecto, el soldado toma el arma con la mano iz­ ·quierda, entre la alza y la llave, el Instructor le en-;eña el manejo de la corredera y las reglas de tiro. r 7-Manejo de la corredera-A la indicación de la distancia, dirigirá la vista hacia el alza y colocará la corredera en el lugar que indique el número designado, cogiendo la corredera con los dos dedos pulgares, la mano derecha debajo de la mano izquierda. (El soldado debe colocarse en la posición del tirador de pie). r8-Reglas de tiro-De o hasta roo metros se apuntará por la ranura de mira de la chapa ( 1 ), estando la corredera sobre el número roo. De roo á 400 metros se apuntará por la ranura de mira de la chapa, colocando la corredera sobre )a grada que indica la distancia señalada. En el caso de una distancia contada entre dos centenas, se colocará el graduador sobre la centena superior. A la distancia de 500 metros se apunta con la raaura de m1ra baja, estando la chapa vertical. De 6oo h~sta r,900 metros, se apunta con la ranura de mira de la corredera, colocándola á la distancia que indican los trazos grabados sobre la chapa. A la distancia de 2,oo.:J metros, se apunta con la ranura de mira superior de la chapa, colocánd la en Ia p~sición vertical. 117. Comprobación de la regularidad de la puntería. I 9 - Algunos tiradores, aun de los bien ejercitados, hallan mal la línea de mira. Para hacer comprobar este defecto, el Instructor procede del modo siguiente : Estando el arma sobre el capallete de puntería, y no inclina­da ni á izquierda ni á derecha, el Instructor apunta con la línea de rnira de roo metr0s á un blanco puesto á distancia de ro metro . · 1 soldado, sin tocar el fu ·il, halla la línea de mira y hace colocar sobre la prolongación de e~ta línea la parte inferior de un círcul negro que tenga un centímetro de diámetro y que estará fijado á la extremidad de una pertiga 6 V< r<:~. Un ayudan te hace mover e·te círculo sobre el blanco, con arreglo á lo que indica el soldado por señales, in abandonar la línea de mira. Cuando el cír­culo le parece al soldad que está bien colocado, lo avisa al ayudan­te, quien á su vez marca con un lápiz la posición indicada por el centro del círculo, que estará agujereado para e · te propó ·ito. Se repite tres veces la operación sin mover el fusil. Reuniendo, dos por dos, los tres puntos marcados de este modo, el Instructor delínea un triángulo. Si uno de los lados del ( 1) Llámasc chapa la parte de la alza que se levanta y baja, respectivamente, pa situar bien la corredera, después ele oprimir el fiador. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. [68 BOLETfN MILITAR triángulo tiene más de dos centímetros, hace volver á empeza la puntería, verificando cada puntería y señalando los errores .. Cuando las medidas del triángulo indican una puntería cons­tante, el Instructor pone una mosca en el centro del triángulo, después verifica la posición de esta mosca respecto de la verdadera dirección del fusil. Si el arma está mal apuntada, lo hace compro­bar por el modo que se indica en el número 14; explica al soldado· que esta falta proviene de que halla mal la línea de mira por más que haya apuntado siempre del mismo modo. 1/-Corruciones de la puntería. 20. Las causas de irregularidad en el tiro provienen princi-· palmente del tirador y de las circunstancias atmo féricas. 21. N o obstante todos los cuidados puestos en la fabricación de las armas, pueden producirse desvíos imputables al fusil; cada soldado debe aprender á conocer las particularidades de su rifle y á arreglar su tiro en consecuencia. 22. Las causas de irregularidad del tirador provienen casi siempre del golpe ó movimiento del hombro hacia adelante y del golpe del dedo sobre el pie del gato. El golpe del hombro proviene del temor del culatazo ó re­chazo del fusil ; para corregir este defecto, estando en el campo de tiro, el instructor pide al soldado el rifle, lo carga, ó hace el simulacro de cargarlo sin que d soldado pueda verlo, le restituye su rifle y le manda continuar el tiro. El golpe del dedo proviene de la no aplicación de los princi­pios indicados para ejercer la presión del dedo sobre el gatillo: los hombres repetirán dicho ejercicio hasta que sepan manejar el gatillo (disparador) según las reglas. Las circunstancias atmosfé ricas influyen también sobre la regularidad del tiro. El viento que sopla de la derecha ó de la izquierda, produce un desvío lateral en sentido contrario. Este d s v10, que aumenta con la di tancia, puede, con un viento de 5 metros por segun­do, alcanzar de 8 á 1 o metros para una di stancia de 1 ,ooo metros. El viento de atrás aumenta el alcance ; el de adelante lo­acorta. Cuando el viento sopla oblicuamente, produce en el mi¡mo tiempo desvíos de direccióA y de alcance. Los akances aumentan á medida que la temperatura se ele­va; disminuyen á medida que baja. La sequedad di minuye la densidad del aire y aumenta el alcance. La humedad la lluvia, ]a nieve aumentan la densidad del aire y producen una disminución del alcance Según que el sol esté á la izquierda ó á la derecha del tira­dar, alumbra el aparato de puntería de tal modo que el tiro puede desviarse hacia el lado contrario. 24- Así, pues, la corrección de la puntería es la regla y n<> la excepción, aun cuando se dispare con un buen fusil. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN HILIT A R 169 El soldado debe saber corregir el tiro, según las indicaciones del Instructor y los defectos particulares de su rifle. . El Instructor pone sobre un blanco una mosca cuya posición respecto del punto apuntado representa el desvío del tiro. Manda. á cada- soldado corregir la puntería con arreglo á la posición de esta mosca. Así, si el punto apuntado está en O, y la mosca colocada en A, el rifle bien apuntado debe dirigirse sobre el punto B.~ siendo. BO igual en longitud á O A, y hallándose B sobre la prolongació de AO. El Instructor verifica las correcciones de puntería, haciendo él mi~tmo colocar una mosca en el punto donde viene á tocar e!. blanco la línea de mira hallada por el tirador. PIIÍfÍones dtl tirador-Cr-locación del rifle en el hombr1-Puntería.tk un punto dtsignado usando de las díftrentn líneas de mira 25-Estando el soldado en la posición de descansen armas ol instructor mandará: Posición del tirador de pie. Se levantará el rifle con la mano derecha, se tomará con la mano izquierda entre el alza y el mecanismo de cierre, el pulgar extendido á lo largo de la caja, la mano á la misma altura que el codo, después se tomará con la mano derecha por la garganta: a mismo tiempo se dará media vuelta derecha, girando sobre el ta­lón izquierdo y colocando el pie derecho de I 5 á 20 centímetro hacia atrás y de 25 á 30 centímetros hacia la derecha, de acuerdo con la estatura del hombre, la punta del pie vuelta un poco hacia adentro. Se inc1inará el rifle con ambas manos, colocando la izquierda entre el rifle y el porta-rifle, el pulgar extendido á la izquierda sobre la caja la extremidad de los otros dedos á la derecha, el codo izquierdo contra el cuerpo, la culata sostenida entre el cuerpo el antebrazo derecho, la boca del cañón á la altura del hombro; se e trechará con fuerza la garganta con la mano derecha, el pulgar al través, y la segunda falange del índice, adelante y junto al gatillo. 26- Estando en la posición del tirador de pie, el ins tructo se colocará delante y á la derecha del soldado, tomará el rifle co­giéndolo con la mano derecha por debajo del mecanismo, y le man­dará suelte los brazos con naturalidad, levante el hombro derecha y Jo mueva ha ia adelante sin cambiar de posición del hombro iz­quierdo. El Instructor apoya con firmeza el arma sobre el hombro de­recho del soldado que él sostiene con la mano izquierda, el pulgar debajo del sobaco, el talón de la culata. igualando más ó menos 1 parte superior del hombro, el corte exterior de la cantonera dentr de la costura de la manga, el rifle horizontal sin inclinarlo á la de­recha ni á la izquierda. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 170 BOLETÍK MlLITA.lr. El instructor mandará al soldado coja el rifle, primero con la mano derecha por la garganta, después con la mano izquierda en­tre el alza y el almacén á una distancia proporcional con la longi­tud de su brazo y su corpulencia. Hecho esto suelta el rifle, que el soldado mantiene en la posición indicada, apoyándolo sobre el hombro; al aviso del Instructor volverá el hombre á la posición del tirador de pie. 27-Cuando el hombre aprenda la colocación del rifle en el nombro, el Instructor lo ejercita en apuntar con las diferentes lí­neas de mira. Para esto mandará: estando en la posición del tirador de pie, ../¡ 1 oo mttros ( ú otra distancia) apunün. A la primera voz arreglará el alza para la distancia indicada. A la voz de apunten levantará el arma horizontalmente con las dos manos, como queda dicho, manteniendo el cuerpo á plomo; colocará la culata en el hombro, el codo izquierdo caído, el codo derecho á la altura del hombro; buscará la línea de mira inclinan­.() o lo ménos posible la cabeza hacia adelante y á la derecha; es tre­chará con firmeza la garganta con la mano derecha, el pulgar por encima y la segunda falange del índice junto al disparador. Estando el soldado en la posición de apunten volverá á la po­sición del tirador de pie á la indicación del instructor. 28. Estando en la posición del tirador de pie, para apuntar á un punto designado, el Instructor mandará: Sobre ter/ objeto. A tantos metros. Apunten. A la primera voz mirará el soldado el punto designadet. A la segunda voz graduará el alLa señalada para la distancia mirará de nue\ o al punto indicado que no deberá perder más de vista. A la voz de apunten, apuntará el soldado dirigiendo la línea . ~ 1 El tirafrictor: la cuerda, la lazada, el nudo, la canilla, el ganch~ ~ 1 El punzón de barrena. < La rodillera. 1:11 t:l < Loe; tirantes : la bandolera, la cuerda, el gane ho. o 1 \El vástago: las divisiones. 2. :i el ocular: las divisiones, la tuerca de orejas. ~ 1 ..;'§ 1' La cabeza d61 alza; la ranura; la plancheta de los desvíos ; § La corredera, la mira, el tornillo de presión. 1 El ni ve) de puntería. L La plomada. La derecha é izquierda de la pieza con limonera, l>On la derecha la izquierda de la mula enganchada. La derecha é izquierda de la piez in limonera son la derecha y la izquierda del hombre colocado detrás. de la cureña, con el frente hacia la boca de la pieza. La derecha y la izquierda de la pieza armada con su limonera son la derecha y la izquterda de la mula enganchada. La derecha y la izquierda de la pieza no armada en su limonera son la derecha y la izquierda de un hombre colocado detrás de la e ure­ña y dando frente á dond~ lo dé la boca de la pieza. 1 1. El instructor hace conducir la pieza del parque al campo de maniobra por medio de simples indicaciones: :t fJanguardia á retaguar­dia, á la derecha, á la izquierda. Alto. El instructor hace armar la limonerc1 á la contera y &i los sin·ientes no están equipados los hará equipar. Lo .. terceros sirvientes quedan con las cajas. A la npalda (paso MlrÓI} Si los sirvientes están ya equipados el movimiento se ejecuta de lz misma manera; pero los terceros sirvientes se colccan junto á la (aj.z izquierda ccmo está prescrito en el número 1 5· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 16 BOLETÍN :MlLIT A.R El instructor puede mandar los sirvientes á ocupar sus puestos con movimientos individuales, diciendo: A rus prustos, cuando el pelotón está en balalla ó marcha á una cierta distancia de la pieza. Se vuelve á traer la pieza al r-arq u e del campo de la maniobra d.e la misma manera y el Instructor hacer coloc.u de nuevo la lim'J­era corno está prescrito en el número 1.0 NOCIONES DE rro~OORAFIA (Continuación) Prlnaea•a parte- P!Ianhn.e•ría C ,pítul• l. o - DifereTJtes mét•dos de le..antami ento En general las operaciones que se han de ejecutar en topo­afía son: 1.• El levantamiento del polígono topográfico; 2.0 El levantamiento de los detalles. § 1.0 -Levantamiento del polígono topográfico Después de hacer un reconocimiento general del terreno se tij an en éste las posiciones de los puntos vétices del polígono to­pográfico, procurando, no sólo que este polígono se aproxime lo más que sea posible al contorno del terreno, sino también que los la dos del polígono se puedan recorrer con facilidad, y que de cada uno de los puntos se vean el anterior y el que sigue. Sólo la práctica enseña el modo de escoger e tos puntos con­eniente y rápidamente. En cada uno de los puntos elegidos se clavan, hasta el nivel el suelo, estacas numeradas, y en el cuadern() de las operaciones e puntan las señas de los vértices respecto \!e los puntos notables el terreno, 6 m ~jor se dibuja un croquis de la posición de estos vértices, tanto para no equivocados ó confundirlo como para en­Olltrarlos fácilmente cuando esto sea nece ario. En re ·um '!n , tenem )S que hacer medicione en el terreno, y luégo e nstruír gráficamente, en la hoja de papel, una figura que represente, á la e cala dada, la posición de lo puntos del po­lígono top gránc proy ... ctad'J5 sobre el plan') horizontS principlle- m !todo- que pueden mplear e en la planimetría. 1.-Jl·totlo COil inslnLim.:nlos de medir distancitls Sea ABCDE (figura I.a) el polígono topográfico. Opera­dones en el terreno. Se descompone el polígono ABCDE en trián- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 177 -gulos ADE, ADB, BCD y se miden horizontalmente todos los •lados de estos triangulos: AE, ED, AD, AB, BD, CD, CB. B b .. - -~· 1 / 1 a - 1 ~i' :~ d e FIGURA 1.3 Construcciones en el papel. Se calculan con Ia escala dada, las longitudes de las líneas que deben representar en la hoja de papel las distancias medidas, y con estas longitudes se construyen suce­sivamente los triangulos a d e, a d b, b e d. f/erijicaciDnes. Se miden también en e} terreno las líneas rec­tas AC, BE, EC, que deben corresponder exactamente á los va­lores de las líneas a e, be, e e del plano. NoTA-Esta descomposición en triangulos se puede hacer . también empleando uno, dos ó más puntos auxiliares MN, figu ­ra (2). Siempre se miden todos los lados de los triángulos formados FIGURA 2. · S rÍa muy difícil emplear t ~ metod_o e n~~ terreno cubier­t o de obstá culos que impidan medir las distancias, por lo ... cual r~~ se emplea sino para levantar un terreno poco exten ~ o, Y a gran . 1 d 1 ... 1 escala, por CJemp o, e 1 oo a ~o-o 2 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 178 BOLETÍN MILITAR 2.° Caminamiento. Sea ABCDE el polígono topográfica,. figura (3). Operaciones en el terreno. Principiando en cualquier punto Ay se miden : 1. 0 AB y el ángulo ABC. 2.0 BC y el ángulo BCD. 3·o CD y el ánt;ulo CDE. 4. 0 DE y el ángulo DEA. 5· 0 EA y el ángulo EAB, midiendo las distancias horizontalmente. Construcciones en el papel. Se calculan con la escala dada, los valores que corresponden á las distancias AB, BC, CD etc. etc., y se construyen : 1. 0 a b, y el ángulo a b e igual á ABC. 2.0 b e, y el angulo b e d igual á BCD. 3.0 e d, y el ángulo e d e igual á CDE. 4.0 de y el arreglo e á b. f7erijicaciones. La suma de los ángulos medidos debe ser iguai á tantas veces dos rectos, cuantos lados, menos dos, tiene el polí­gono. Cuando la diferencia er· tre estas dos cantidades sea compa­tible con la precisión de los instrumentos, se reparte igualmente entre todos los ángulos, y se hace la construcción en el plano con los ángulos así rectificados. Cuando sea muy grande la diferencia es seiíal de que se ha equivocado el operario, y tiene que volver al terreno á medir los ángulos. Además, el polígono debe cerrar convenientemente, es decir, que i se construye el ángulo de a y la longitud e a el extremo del lado e a debe coincidir con el primer punto a Si no sucede así, hay lo que llamamos un error de cerradura a a" Cuando el error a a' sea compatible con la precisión de los instrumentos, se reparte igualmente entre todos los vértices del polígono, del modo siguiente: En cada uno de los puntos a b e d e se traza una paralela a a a' (figura 4). Si por ejemplo, el polígono tiene 5 vértices, se mi-den en estas paralelas b b,=~c e= zaa dd,= 3a'a ee,= 4aa' 5 5 5 5 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 179 El polígono a' b' e' d' e' es el polígono rectificado. Cuando fuere muy grande el errror de cerradura, hay equi­vocaciones en la construcción ó en las operaciones. En ambos casos, se buscarán estas equivocaciones, haciendo la construcción en el plano, y las operaciones en el terreno, en sentido inverso, es decir, en el sentido a e d e b y A E D C B. Muchas veces dos equivocaciones independientes se anulan en la construcción y no se hacen visibles, sino haciendo la cons­trucción en sentido inverso. Por consiguiente, aun cuando fuere admisible el error de c:erraduraJ sería buena precaución hacer la construcción en el plano en sentido inverso; si no hay equivoca­ciones debe encontrarse para todos los puntos errores iguales á los de la primera construcción, y el mismo error de cerradurra que, desde luego, se reparte entre todos los puntos. 3 °-lntersecci6n dt t'isuales Operaciones en el terreno.-Se mide muy exactamente y por el método de caminamiento una base auxiliar ABCDE (figura 5) que es generalmente una línea quebrada. Luégo, para determinar cualquier punto M del polígono to-pográfico, se miden: J. O En cualquier punto A de la base el ángulo 1t1A B. 2. 0 En otro punto C de la base el ángulo MCB. 3.• De un tercer pur.1to E de la base el ángulo MED. Construcción en el papel. -Después de marcar la base a be d e con mucha precisión en el plano, con la escala dada, se construyen los ángulos m a b, m e b, m e d, iguales y correspondientes á los medidos en el terreno. Yerijicaciones.-Las tres líneas m a, m e, m e, correspondien­tes á un punto M, deben en el papel concurrir al mismo punto, ó sus intersecciones deben formar un triangulo de error m m' m", cuyos lados no excedan de ! milímetro. En este caso se tomará el punto medio para repre~entar á lVJ.. Cuando sean mayores, hay equivocaciones y es preciso rec­tificar las opcracione sobre el terreno. Para que sean muy claras las intersecciones de las líneas a, m, e, m', e, m", es preciso que los ángulos que formen estas línea no sean inferiores á 30 grados. La ycrificación puede hacerse por medio de la intersección de 3, 4 ó más visuales dirigidas desde 3, 4 ó más puntos de la base. Los puotos A, , C, se llaman estaciones ó puntos de primer grado. Con las estaciones de la base se pueden así determinar varios puntos M del polígono topográfico. Estos puntos M se llaman es- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 180 DOLETÍN MlLITAR taciones ó puntos de segundo grado. Los puntos M ya determi­nados pueden servir para de terminar otros puntos que no se vean suficientemente desde la base. Estos puntos, que se determinan empleando uno ó más puntos de segundo grado, se llaman esta­ciones ó puntos de tercer grado. Para evitar una acumulación de errores no se emplean puntos de un grado mayor que el tercero. Hay varios otros metodos de levantamiento del polígono to­pográfico Pero, además de que éstos no .se emplean sino en casos muy especiales, son la consecuencia de la resolución de problemas de ge.)metría y de trigonometría que no podemo' estudiar en este cur~o elemental. § 2- Lrvrwtamieuto de los rletallts 1.0 Método por abscisas y ordenadas -Sea AB (fig. 6) un lado del polígono topográfico y 1\1 un punto de los detalles que se quie­ren determinar. Se traza en el terreno la perpendicular M P sobre A B (operación que se enseñará más tarde), y se miden M P (or­denada) y A P (abscisa). Luégo se señalan estas líneas en la hoja de papel en la escala dada. 2.0 Descomposición en triángulos- Así como para el levanta­miento del polígono topográfico con instrumentos apropiados se forman triángulos con las líneas del polígono topográfico y los puntos de los detalles, se miden en el terreno los lados de los tritingulos que se constituyen en el plano. Se emplea este método, por ejemplo, para levantar el plano de un terreno descubierto. 3. 0 Método por irradiación - Sea AB (figura 7) un lado del polígono topográfico, y M el punto que se quiere determinar. Se miden en el terreno, y luégo se construyen en el plano, en la escala dada, A 1\1 y el ángulo J.\1AB. 4. 0 Medio caminamiento-Siendo A B (figura 8) un lado del polígono topográfico, y M, N, O puntos de los detalle , se miden los ángulos 1\1AB, NAB, OAB y las distancias AM, MN, NO, y se construyen en el plano los elementos correspondientes. Cada uno de los puntos sirve para determinar la posición del punto siguiente, y como los errvres pueden acumularse con este método, se nece ita hacer comprobaci ne (del punto O, por ejetn­plo, midiendo además la distancia O B.) 5. 0 Alineamientos--Sea ABCDE (figura 9) el polígono to­pográfico. Se prolongan hasta lo puntos de encuentro con el po­lígono topográfico la_ recta principale de lo detalle . i, por ejemplo, se trata de levantar el plano de una casa M N P Q, se prolongan MN hasta R y S, PQ hasta T y U, MP hasta G y H, NQ ha ta 1 y K, y se mid~n en el terreno la dis · tancia AR, DS, BT, CU, EG, BH, CK, EI, que sirven para construír, en el plano en donde está ya dibujado el polígono, las c~atro rectas RS, TU, GH, IK, cuyas intersecciones determi­nan una figura que representa el objeto M N P O del terreno. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 181 NoTA-En el levantamiento de los detalles no se emplea exc1usivamente uno solo de los métodos precedentes, sino que es preciso combinarlos, y también emplear los métodos de levanta­miento del polígono topográfico, á fin de obtener la precisión máxima, gastando un tiempo mí ni m u m; es decir, que para el le­vantamiento de los detalles así como para todas las operaciones topográficas, sólo la práctica puede indicar el método más conve­niente en cada caso particular. Cuando el pollgono topográfico ABCDEF no se acerca bas­tante al contorno de los detalle~ puede descomponerse en polígo­nos parciales con líneas quebradas AMN PD (fig. 10) llamadas travesías, que juntan dos vértices del polígono. En el levantamien­to de estas travesías, se necesita una exactitud menor que en el levantamiento del polígono, porque tienen menor extensión y ade­más se comprueban inmediatamente las mediciones. Así, constru­yendo en el plano la línea quebrada AMNP D, el último punto debe hallarse en el vértice D del polígono. En todo lo que precede es bien entendido que se supone que la distancia entre dos puntos se ha medido horizontalmente. Capitán SABARTHEZ (de ingenieros) ( Co11l111Uará) • 4 SECCION DOCTB IN AL Guerra de Iaulependeneia (Conferencias á los Oficiales de la Guarnición de Bogotá) J - l 8 1 O, J 8 1 1 Y 1 8 1 2: L REBELIÓN DE LAS PROVINCIAS CAPITULO I- VENEZUELA Primern. campaña de Guayrwa "" (Continuación) Entre tanto, el ejército de Moreno, que permaneció en el Pao hasta recibir aviso de la entrada en campaña de la escuadrilla, se aproximó lentamente al Orinoco, de suerte que á principios de Marzo apenas había adelantado 16 leguas y ocupado á Santa Bár­bara á orillas del Caris. Aquí estaba el 4-, cuando recibió oficio de V:ill 'p 1 pidiendo municiones de artillería · y como la contestación del General en Jefe da gran luz sobre los acontecimientos de la época, conviene insertarla aquí: "' Véase la nota del número anterior. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 182 BOLE'l'ÍN MILI'!' AR "Inmediatamente que recibí el oficio de V. S. de 28 del próximo pasado, oficié al Gobierno de Cumaná para que diese sus providencias oportunas á socorrer la falta de municiones, como po­dría hacerlo en efecto, respecto á que, además de las remisiones de pólvora que se le han hecho desde Caracas, tengo reciente aviso de habérsele enviado 50 quintales en 3 de Febrero de este año ; y desde luego me persuado á que si no prevalece en Cumaná el pru­rito de contradecirme, al bien común, como lo ha padecido la pro­vincia, será V. S. Eocorrido oportunamente; no haciéndolo yo por mi parte, á causa de que, careciendo de artil1ería gruesa, las mu­niciones de esta clase, pedí. á Caracas las enviasen todas á Cumaná, que era donde podían necesitarse. Mucho me temo que así como el año pasado el capricho causó taRtos males á la Confederación, en éste la demasiada confianza vuelva á causarlos de nuevo. Esto 1o digo porque sé que uno de nuestros vocales del Ejecutivo se dejó decir, que para conquistar a Guayana no eran menester mu­chos aparatos, y no extraño que de su opinión resultase dar á su escuadrilla las municiones con tanta economía." El oficio que antecede ha de tenerse muy en cuenta, además, para el estudio de otras campañas, porque es clave preciosa que ex­plica multitud de hechos que sin tal auxilio parecerían incom­prensi bies. Mas como los hechos cumplidos no pueden deshacerse, la ca­rencia de municiones en la escuadrilJa obligó á González Moreno á modificar su primer plan de ataque contra la ribera derecha del Orinoco, y, en consecuencia, el día 6 comunicó á Villapol lo últi­mamente resuelto, en )a:; siguientes líneas: "Como el primer inconveniente que se presentd. para poder obrar la escuadrilla es la falta de municione~, y é ta no puede re­mediarse t · n breve como debería, la escuadrilla se aproximará todo lo posible á lo. enemigos, apoyándose con alguna artillería en tie­rra, desde cuya situación observará las operaciones de aquéllos. En consecuencia á que por noticias recibidas, y por la cobardía con que huyeron los buque enemigos en la acción del 2 7 último, debemos estar convencidos de nue tra up6!rioridad en calidad de gente, máxime para el abordaje; y teniendo, como tenernos, la ventaja del barlovento, encuen rro utilí ·i m a la partida de un abordaje general de noche. Para esto deberán repartirse nuestras embarcaciones del modo siguiente: sobre las alas los buques de gruec:a artillería, y hacia el centro los más ligeros, en la primera línea, que deberá constar de la mitad, á lo menos, de los buques. Los restantes ser­virán de cuerpo de reserva para socorrer á los que flaquearen. "Para concertar esta acción será muy conveniente alarmar á los enemigos una ó dos noches seguidas, á fin de que su su~ño los coja más pesados. La noche en que se deba dar el ataque se dispa­rarán temprano algunos cohetes, se encenderán fogatas, ó hará al­guna otra demostración que los ponga en cuidado, haciendo, ade- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍN MILITAR 183 más, que algunos buques den la vela con dirección hacia ellos, y luégo se retiren á sus puestos. Preparada así la cosa, se ejecutará el ataque general, en términos de dar principio á él una hora antes del día, verificando la vela con la anticipación correspondiente á llegar á dicho plazo, tomando las debidas precauciones contra los bajos de piedra que se encuentran cerca del puerto á presidios, se­gún el paraje que ocupen los buques enemigos. También será con­veniente verificar el desembarco que propone el plan anterior por Usupamo (media legua al Este de Vieja Guayana), aunque sin em­peñarlo mucho, Q mejor dicho, sólo en apariencia para llamar la atención de los enemigos; y por tanto se deberán practicar estas maniobras por la tarde, en términos que cierre la noche quedando Jos enemigos dudosos de nuestra~ verdaderas intenciones. La ocu­pación de algunas fuerzas nuéstra• ~n las inmediaciones del cerro N aparima, de que trata un plan anterior, deberá ser la de alarmar también al enemigo ; en el supuesto de qu~, careciendo los contra­rios de tropa para atacarnos, un cuerpo de cien hombres en situa­ción de ser brevemente socorrido, puede bastar por ahora para per­judicar á nuestros enemigos, y mucho más si tiene alguna artille­ría. Sirva de advertencia general la de que siempre se procure evi­tar cañoneas, ó tener mucha economía en el consumo de las muni­ciones, y que en cualquier tiempo que los enemigo¡ ataquen se trate de abordarlos. Para lo primero tienen los enemigos suficiente con el Capitán y cuatro ó seis indios más que carguen y manejen )a artillería de cada buque; pero cuando se trate de lo segundo, en­tonces su tripulación, compuc ta casi toda de indios y g~nte forza­da, sirve para poco. E to e lo que ahora he considerado oportuno, en virtud de los partes que he rer.ibido sobre el estado de fuerza y municione de 1~ escuadrilla y tropa~ que se hallan al Sur de Cu­tnaná. Si la Providencia nos concede fortuna favorable y Jogramo , como Jo espero, ]a completa d rrota de las fuerzas naval s enemi­ga , ntonces ]a. nué. tras ba tarían para poner en ejecuci .... n en todas u. partes el plan de ataque que anteriormente he remitido, pui'S es i J111t~[[able que una 'lJeZ d/JmÍnado el Orinoco está concluí da la r;uerra de Guayana. onclu •o con repetir lo que antes he di ho, es á abe1·, que el pormenor de as rreracione qu pre crib, y el aprovechar cualquiera oca. ión favor.- ble que se presente, J dej á la prudencia de los respectivo Jefe ." Por lo pronto, ]as tropa de mar y tierra de Cumaná se con­formaron con las órdene de González, y de Barranca· pa~aron á oc u par las playa~ y ensenada de orondo, que el Ori noco forrna dos legua y media al N.E. de Vieja Guayana, en su ribera iz­quierda: en dicho sitio desde luego la ventaja del barlovento pa­saba al enemigo si ·abía aprovechar la situación. Pero es de adver­tir que Vil1apol al n'lismo tiempo protestaba contra los planes del "General de los Ejércitos unidos," pedía se modificaran, y aun le .envió una representación de los Jefes que lo acompañaban con el Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 184 BOLETÍN MILITAR mismo objeto, la cual se firmó el I I de Marzo á raíz de la ocupa­ción de Sorondo. González sostuvo sus determinaciones porque había resuelto obrar con lentitud á fin de dar tiempo á que por el Apure bajara al Orinoco una expedición que el Gobierno de Ca­racG~ s preparaba en la Provincia de Barinas, y debía ejecutar una marcha de cien leguas por agua, siendo de advertir que no po­día emplear sino embarcaciones menores, únicas que e usan en aquel río. Entre tant '"' , el Ejército de tierra permanecía en Santa Bárbara, es decir, amenazaba á Angostura y obligaba á los realis­tas á mantener divididas sus fuerzas, pues tenían que defender las dos plazas fuertes en que se apoyaban, y distan sobre 200 kilóme­tros por el canal del río : el plan era peligroso si no se desarrollaba y mantenía con grande habilidad, por lo cual creían los Jefes de Cumaná preferible reunir todo el Ejército y tratar de realizar el paso del río en un solo punto. Pero en el modo de realizarlo olvi­daban que el teatro de la guerra, en la banda derecha, era corta­do en dos por el caudaloso Caroní: estaba reservado al genio de Piar hallar Ja solución del dificil problema. Mas sea de ello lo que fuere, los Jefes del Ejército de Cuma­ná, al conocer la última resolución de González, en Junta de guerra, en Sorondo el día I 7, extendieron una acta que no fue en verdad sino un atentado á la disciplina militar. En ella se afirma que los españoles proyectaban atacar nuevamente ]a escuadrilla, según el dicho de tres sujetos pasados de Angostura al Cuartel general ; que un oficial del Ejército de Caracas escribía de Santa Bárbara á Arismendi carta en que afirmaba que el ataque se realiza­ría esa semana ó la siguiente, que los realistas habían aumentado sus tropas para derrotar á las de Cumaná á lo que pasaran á la banda derecha del Orinoco; que d G eneral en Jife equivocó la situaciÓ1'l del cerro P.laparima, según dijo,por estar errado el plano que Ü había servido d e gma para dictar sus órdenes , concluyendo con disponer que el desembarco se verificara frellte de la isla de Cabrián, y que el General en Jefe mande> se atti c ,lra en forma el Padrastro (uno de los castillos de Vi ja Guayana) y entre tanto se amenazaran los castillos por la espalJa, por lo cual se resolvió: no verificar el paso del Ejército deCumaná á la banda derecha del Orinoco hasta que el Ge­neral en Jefe no Jevolviera el cuerpo de tropa que reg1 a Solá y es­taba en anta B irbara. Com o ju tificación se agregó: 1. 0 Que en caso de que la e cuadrilla fuera atacada nuevamente, era mejor tener reunida la tropa de tierra en la orilla izquierda, y auxiliar la escuadra, reemtJL.Iz á ndole las baja que había sufrido en per a­nal; y 2. 0 , que si la escuadra llegaba á sufrir un descalabro, de suerte que tuviera que repasar el río el Ejercito de tierra, como este apenas llegaba á 500 hombres, ni podría mantenerse en país enemi­go resuelto á defenderse, ni tomar por asedio los cast:Ilos, mientras que I,ooo sí podían imponer respeto al enemigo, rendir á Gua­yana ó á Angost ra, ó defenderse mientras se buscaba modo de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLETÍ.N MILITAR 185 repasar el río y de ejecutar una honrosa retirada. El acta se man­dó transcribir á González, reiterándole eficazmente la petición de que enviara la Columna de Solá, y pidiéndole contestara pron­to, porque acostumbraba entretener los postas, de suerte que és­tos empleaban de diez á doce días en ir á Santa Bárbara y vol­ver ; y mientras se recibía su respuesta, permanecer allí (Soron­do) para no dar co:tocimiento de lo resuelto al enemigo, que viví en asecho y podía atribuí r la retirada á cobardía. Y el acta con­cluía mandando á Villa poi resistiera para que "ó se le reúnan lastro­pas de que se ha desprendido, ó se haga el desembarco de todas por esta parte, respecto que hay una escuadra que la protege y puede verificarlo en veinticuatro horas, pues el esperar la de Barinas n sólo es gravísimo á la Confederación, porque en su retardo da lu­gar á que el enemigo se refuerce, si que también se debilitan los Ejércitos combinados, por las deserciones y enfermedades, al paso que se arruinan las Provincias con los considerables gastos que es­tán haciendo; autorizán-:lole al mismo tiempo para que haga la más seria protesta s )bre cualquiera funestos resultados que pueda sobrevenir al honor de las armas cumanesas y al interés común de la Confederación." · Puede juzgarse la impresión que en el ánimo de González causara el anterior rescripto recibido en los momentos en que, le­vantado el campo de Santa Bárbara, marchaba hacia la boca del Caris, con canoas y flecheras preparadas en ese tributario del gra río, navegable una docena de leguas, y principiaba el paso del Orinoco (el 20), h~ciéndolo en último termino la columna de Sol.i, por lo que el21,antes de embarcarse él, dirigió á Villapol la siguien­te comunicación: "Cuando escribí á V. S. mis oficios de I 5 y I 6 del corriente, tenía previsto el modo de pasar el 0rinoco con mi tropas, y ata ar al enemigo en su capital sin fuer2as navales, ni nu­merosa artillería. La Divina Providencia se dignó proteger mi id~as; y como habra V. S. vi to por mi último oficio, pisa ya mi ejército las tierras de Guayana. En consecuencia, pues, todo cuan­to puedo contestar á V. S. y á esos jefes que celebraron la junta del 17, que me acompaña con su oficio de igual fecha, es que cum­plan mis <)rcJenes y ataquen al enemigo." La suerte estaba echada: V dlapol dio largas al cumplimiento de la orden del General en jefe y los e pañoles, seguros ya de estar en­tre las dos fuerzas enemigas, aprovecharon el tiempo y u posición central con suma habilidad, cosechando con ello espléndido triunfo. El nuevo campamento de González apenas distaba cuatro leguas de Angostura y sobre la ribera estaba la columna de Solá, última que cruzara el río; la noticia de que los patriotas pasaban el Orinoco alarmó, como era natural, á los realistas de Angostura, quienes en el acto enviaron tos barcos que trllí estaban anclados á que impi d"eran el paso, pero llegaron tarde; el jefe de ellos, amigo de Solá. se vio con éste en la orilla del río, y convencido de que nada má~ Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 186 BOLETÍN MILITAR tenía que hacer allí, retrocedió, t.mto para comunicar el suceso como para ayudar á la defensa de la plaza. El jefe español se dio cuenta clara de la situación, y cuando recibió de González la in­timación para que entregara la pla7a so pena de entrarla por asal­to, manejó el asunto con habilidad y lo planteó de suerte que el Comandante de la ciudad pudo entretener unos cuantos días á los patriotas, sin dt:jarlos adelantar de Orocopiche, donde el General en Jefe de los Ejércitos unidos de Venezuela había establecido su campo y cuartel general. Entre tanto el GobPrnador, sin perder un minuto, preparó las naves que estaban en Angostura, con cuantos recursos fue dable embarcar en ellas, descendió con rapidez el río, se reunió con las que defendían á Vieja Guayana, alistó su escuadrilla para la lucha, zarpó del puerto en la mañana del 1.5 y, á las dos de la tarde de ese día, cayó sobre los patriotas con 9 goletas, 2 balandras, 6 cañone­ras y otras tantas flecheras. (Continuará) --·~·-- GEOGPwAI'IA :M:I~ITAPw :CE OOI.O:M::S:tA EL ESTUDIO DEL TERRENO (Conferencias á los Oficiales de la guarnición) Si nos imaginamos colocados en la cumbre ó parte más alta de una cordillera, cadena de montañas, serr ;nÍa ó cualquiera otra cla­se de relie·ve, y miramos hacia abajo, siguiendo uno de los flancos de la altura, veremos en el acto que á nue tros ojos se presentan dos clases de caminos para descender de la cumbre, caminos que llamaremos líneas para la mejor inteligencia de la cue tión. Por una de e as líneas, que será el fondo de una grieta, cañada ó valle, según su distancia, es decir, está como en una hondura, v remos correr aguas en más ó menos can ti d . d, y la llamaremo línea dt? má.Yima pe1zdientt', váguada que dice el Diccionario, ó tha!weg (camino del valle) de los alemanc·. A lo lado: de e a línea vere­mos otra do., m á. altas, por la cuales no sólo no corren aguas ino que las de lluvia que caen sobre ellas se de vían á derecha é izquierda para rodar hacia el fondo de la vaguada ; también esas dos líneas se alejan de nosotros con mucha menor inclinación, de suerte que á la vi:,ta parecen como si fuesen el caballete de una casa, y por e o se las llama líneas de mínima pendiente, la· que desempeñan siempre, como aqué1, el oficio de divisorias de aguas, y en el caso, que veremos luégo, el de línea rnagistrtd. De lo dicho resulta que la palabra pendiente tiene significación propia de descenso, es decir, cuando se mira de lo alto hacia lo bajo, pues cuando se procede al contrario, ó ~ea subiendo, en lenguaje técnico se la llama contrapendiente ó rampa. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLEl'fN MILITAR 187 Además, si una línea de max1ma pendiente queda siempre guardada entre dos de mínima pendiente, como éstas en verdad no son sino el lomo de tierras altas, de estribos, ramales, etc., es decir, l y gozan de la notable propiedad de cortar en ángulo recto á todas las línea de nivel de la misma superficie, como que éstas re ultan engendradas por lo planos horizontales, paralelo y superpuesto , con que imaginariamente podemu · cort. r u11a serranía ó monte en tajadas, que p r lo mismo resultarán m 'is y má. _grande:;; de arriba hacia ab jo ó á la invcr ' l. Y e as líne, imaginari5s que en c. te ca o v ndrían á ser m .'i<; 6 menos circulares se llaman curvas dr' nivel y o:::on el elerPent< m;Ís importante para repre entar un relieve, es decir, un cuerpo sólido, sobre el papel, donde el dibujo no tendrá in< do~ din1en ionc., largo y ancho, y le falta la que m;'i interc'a á los · militare , la altura. i esa curvas de nivel la imagina m os pintadas en el flanco le una montaña, con forme ve m o las cintas que delinean las teja, tran versalmentc en el tejado de una m,·dia naranja y las miramos de frente, no sólo veremos que la. de arriba están como abarcadas por las de abajo sino que todas, por trechos, se acercan hacia nos­otro.:~, y por trechos se alejan, es decir, parece que penetran entre la montaña; las porciones que están en el primer caso quedarán sobre una línea divisoria de aguas ó de mínima pendiente, y las otras sobre una vaguada ó línea de máxima pendiente. En una Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 188 DOLETiN MILITAR palabra, si de lo aho de la cumbre miramos hacia el foncio de una cañada ó valle, la línea de máxima pendiente se aleja de nosotros formando un arco vuelto hacia arriba, en tanto que la de mínima pendiente lo hace vuelto hacia abajo, y juntas las dos formarán una especie de óvalo más ó menos ancho ó prolongado que erá una de las vertientes atrás nombrada .. Ahora, con decir que las líneas de mínima pendiente arran­can siempre d" las partes más elevadas de una cumbre, monte ó se­rranía, y las de máxima pendiente de las partes más bajas, ó sea de los boquerones ó puertos, y que las condiciones de unas y otras acá en lo alto pueden e tudiarse de un modo correcto desde allá en lo bajo, y que el ca mi no más corto para cruzar una cumbre es el que sigue la línea de máxima pendiente que arranca del boquerón menos elevado de la magistral, quedará indicada la importancia de su es­tudio para el soldado. En efecto, si suponemos que sobre dos lí­neas de máxima pendiente podemos construír sendas escaleras, y por la una es preci o subir 100 metros y 200 por la otra, el tiem­po, la fatiga y el esfuerzo muscular que empleemos para trepar ésta, será el doble deJ que exige la otra, suponiendo que en ambas los escalones sean de igual altura. Supongamos ahora que en la de ro:::> metros de elevación no hemos podido construír sino 100 escalones de á un metro de altu­ra cada uno, y que en la de 200 pudimos construír 400 de me­dio metrv: es claro que si el tiempo empleado en subirla en cierto modo no varía, no sucede lo mismo con el esfuerzo y la fatiga muscular. Y si en la una siendo más alta pudimos poner más es­calones será porque se ha cumplido un hecho capital, á saber: tie­ne m h d •sarnl!? 6 se m ~nos pJndimte r.dativtJ, pxq u e en terre­no quebrado la longitud de un camino guarda estricta relación con fa altura dP. la cumbre á que hemos de ubir y con la incli­nación de us fald.ts que permiten ó nó los desarrollos sin los cua­les no podría dar,e al camino una inclinación ó pendin·zte adecuada para qu J lo recorra ora una locomotora, ora un carruaje, ora un mulo cargado, ora un hombre e cotero. i recordamo que altitud e la altura absoluta á que un lugar se encuentra sobre el nivel del mar, y que la cifra que expre a esa altitud se JI-ama cota, que la difer<:ncia entre do cotas es la altura relativa entre las d >S curvas de nivel á que ella pertenecen, y que una curva de ni ve] pasa por todo las cotas de igual cifra, fácil nos será en­tender lo que se relaciona con altura , de ni veles, pendientes rela­tivas ó absolutas, etc. En primer término diremos que se llama plano horiz.?ntal del ob ervador el que podemos imaginar le pasa por los ojos cuando mira al frente, en tanto que serán inclinados hacia arriba ó abajo todos los demás por sobre los cuales, sin cam­biar po. ición, 'alcanzan á ver objetos que esten más altos ó más bajos que sus ojos. Estos planos formarán con el horizontal una serie de ángulos cuyo valor ei fácil medir por medio de instrumentos, y que será el mismo de las líneas normales que en Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. BOLE'l'ÍN MILIT .AR 189 ellas tracemos, ó sea el que resulta de cortarlos por un plano ver­tical que pase á lo largo de nuestra nat iz. Ahora, si dejando aque­llos planos en su situación primitiva suponemos que subimos ó bajamos con el de los ojos, es claro que cortaremos á aquéllos en áno-ulos que variarán de diverso modo, siendo siempre distancia ho­riz~ ntal la que haya entre nue·tros ojos y los puntos donde éste cor­te á los otros planos, y diferencia de nivel la altura entre esos pun­tos, según que el corte se haya hecho cuando subimos ó bajamos, de suerte que porlremos expresar la pendiente por una fracción ordinaria en que el denominador sea la distancia horizontal y el numerador la diferencia de nivel, ó bien reducirla á fracción decimal por la división del primer término por el segundo, ó bien indicarla por el ángulo que forman los planos inclinados con el ho­rizontal. Si para la distancia horizontal tomamos á 100 como uni­dad, la relación será de tanto por 1 o o. En fin, si en los planos in­clinados trazamos líneas que se separen á derecha é izquierda de· la normal, serán tanto más largas cuanto más se alejen de ella, de suerte que su pendiente se irá reduciendo hasta ser mínima, y su longitud crecerá hasta ser máxima: la más corta--la normal- y por lo mismo más pendiente será la seguida por cualquier sólido esférico que baje por el centro del plano. · (Continuara) VARIEDADES lCZ.. O:S:OOO A MEt;IA:COS :CEL SIG:.O POR SANTIAGO PÉREZ 1 unto de partida-Ansermanuevo-Paso de la montaña-Juntas de Tamaná (Continúa) Desde el momento que se penetra en la montaña, va estre­chándose el horizonte, no quedando en torno del viandante sino un círculo de b sques impenetrables, donde la más rica y vigorosa vegetación se ha de arrollado por siglos y siglos, libre como el aire' que la circunda. Pero en aquella aparente unidad de perspectiva siempre de ár­boles, de palmas, de ramo., de hojas y tle flore , se o tenta á las mi­radas del viajero e-tudioso la más extraordinaria variedad, como en el sen opulento de ,la naturaleza. Allí se ven las gesnereáceas con su brillan te corola de forma di versa y de variatlo matiz, con su hojas cubiertas de vello finísim , y verdes una como la esmeralda, sembrada otra. de líneas negras, ya del color morado, ya del rojo, ya del de la canela, en su reverso. Hay un grupo de esa familia, que se hace notar por las pintas idénticas á las manchas de sangre que tienen, ora en su extremidad, ora en su contorno, ora en toda la extensión de sus hojas. N o son menos hermosas las Aroideas, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 190 ROLETÍN 1riiLITAR que al mecerse, sacudidas por el viento, parece que hacen o~ten­tación, unas, de sus verdes hojas de terciopelo, cruzadas por listas blanquecinas, otras de las hendiduras más ó menos profundas de su limbo. Bastando haber observado una sola de ellas siquiera, para conocerlas á todas, como del número de las que llaman los. naturales contras, por el uso que de ellas se hace contra el veneno de las víboras; tal es el lazo estrecho de semejanza con que la na­turaleza las ha atado á un solo tipo característico. Son también notables las Rubiáceas, y sobre todo, las célebres .i\1elástomas, de las que deben admirarse tanto las bellísimas flores, como apreciar­se el utilísimo tejido leñoso. En esta región las palmas no des­cuellan por su grande elevación, ni por el grosor de su hastil; pero en cambio son más gallardas, y hay un cierto donaire adicio­nal en sus compas redondeadas como por la mano de un artista, no menos que en sus hojas de un verde brillante y de formas capricho­sas, de las cuales la más elevada y central aparece como la extre­midad caudal de UH pájaro que estuviera escondido entre las otras .. ¡Cuántos vegetales desconocidos, especies distintas y hasta familias enteras crecerán profusamente en los senos jamás explo­rados de esas selvas, que sólo conocen el ave que sobre sus árboles vuela y la sierpe que por entre ellos se arrastra! ¡Cuántos tesoros ocultos, que algún día habrán de utilizar el comercio, la indus­tria y la Materia médica! En estas serias consideraciones entretenido el ánimo, veía pasar ante mis ojos las ondas majestuosas de aquel mar de verdu­ra, por entre el cual se distingue lo que se llama el camino. Es una línea tortuosa y profunda, que va casi siempre encajonada en­tre las paredes que le han formado las aguas, que son 1:: única cosa, como decía yo no sé cuál de nue tros Virreyes, que en nues­tro país nunca va fuera del camino. Por lo gen~ral es tan estre­cha, que no cabe de frente sino un solo carguero; y en ocasiones baja á una profundidad mayor, aju tada entre las murallas latera­les que escurren agua continuamente. Puntos hay en donde la luz penetra con dificultad por entre la ramas que se entretejen extendiéndose del uno al otro borde, formando á la manera de un bosque flotante; mientras que por lo. recodos de la grieta retum­ban las pi ·adas tlel viajero, que, sin poder moverse á ningún lado, va sondeando con su larga vara lo profundo de los fangales que pi a, ó de la corriente que, en la misma ó en opuesta dirección, lo acompaña con tenacidad en su sendero. (Continuara) --···-- Errata-En el número anterior, página I 38, por descuido salió impreso: (1v) 1. 0 , fuego á vo/rmtad; z.o, fuego de salvos. Léase: 1. 0~ fuego ó discreciÓ11; z.~, fuego por descargas. En la página 143, línea 6.\ en vez de 5 ó una, léase 5 dt u.rJa. Página 145, última línea: en vez de 1,765.45, léase 1,766.45· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 0 TUNJ A 276o z °C6ml)ita ~~ • V\ ::. f Río Piedras ·~ Capilla 258o ~ 0 Paipa-2 520 t"r:l ... ~ ~ Río Guatancuy · · Bonza z 0 Duitama-2530 ~ 0 Portachuelo ~ 0 Sta. Rosa de P276o z ... . o ~ Z ~Oerinz.a-2670 t"r:lv. . ~ 0 Belén-26 so Río Suápaga2400 o La Paz-2720 z 0 Portach1.1elito 307 0 ~Sátiva Sur Río Fragua o &ítiua Norlez.:z.8o z~ ?" 3310 Páramo Jabonera 0 Susacón-2 oo Q. Jabonera ~ 0 Cruz Colorada ~ ós,.)((/(i-1990 1 Río o l 17 5 Capilanejo Perflles-111neraa•los ., 1 i 10 BOGOTA-264o m. -, (Río Funza) 0 Puente del Común :z.s8o z v. Río Sopó ~?" z oJ:ocancipá-2590 tzl .... • 0 Gachancipá-2590 0 La Horqueta Páramo Moral-2840 / z o Sisga-2630 \ oChocontá-2640 zo ~?'<' oJJ,ltoviejo·- 27 so Río Funza 1 :Z: ::! Las Pilas-2790 1 ?"' Párall'\O Albarracín \ Río Albarracín-2720 / z !"'r reutaq>artamentos 1.00 U~:X::O.A.:DES Canea 17.5 uniciade s . Condinamarca 14·5 Santander JI Hoy acá 16 unidades Antioquia 1 3 ·5 Magdalrna 3 Tolima Pana1ná Bolívar L-----s-·5----~-----~ F. J. V. V. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año III N. 117

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