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El Mosaico - Año II N. 35

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  • Año de publicación 05/09/1860
  • Idioma Español
  • Publicado por Bogotá: Imprenta El Mosaico
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
"El Mosaico - Año III N. 18", -:Bogotá: Imprenta El Mosaico, 1864. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2093604/), el día 2025-06-05.

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Imagen de apoyo de  Reflexión anónima sobre las mujeres admiradas por dar visibilidad a otras mujeres que han sido víctimas de violencias.

Reflexión anónima sobre las mujeres admiradas por dar visibilidad a otras mujeres que han sido víctimas de violencias.

Por: Anónima | Fecha: 2020

Narración oral de una mujer que vive en la ciudad de Bogotá quien admira a las mujeres que desde su profesión o experiencia, trabajan por las que han sido invisibilizadas. Admira a las mujeres que han sido víctimas de algún tipo de violencia y transforman su dolor en fuerza para trabajar por sus comunidades, también admira a las mujeres que han tomado la voz de aquellas a las que han matado y trabajan por un mundo sin miedo. El testimonio fue recolectado en el marco del laboratorio de co-creación "Postales sonoras: mujeres escuchando mujeres" de la línea Cultura Digital e Innovación de la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá - BibloRed.
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Reflexión anónima sobre las mujeres admiradas por dar visibilidad a otras mujeres que han sido víctimas de violencias.

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Imagen de apoyo de  El Mosaico - Año IV N. 31

El Mosaico - Año IV N. 31

Por: | Fecha: 11/09/1865

Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. NÚDí.~31. ~ogotá, lúnes 11 de setiembre de 1865. - Preoio: 10 oentavos. Año n. * P~RI6DICO DE INDUSTRIA, CIENCIAS, ARTES, LITERATURA E INVENTOS, A CARGO DE 'UNA ASOCIACION PROGRESISTA. CONTENIDO. ;-lnJes por Europn i América-Léjos de In patria-Espejo del al­Jan- La luz i el arroyuelo-El cahallo-Scmbrnr purn coJer.­A Bogotá. -----+.~.~.~.~.----- VIAJES POR EUROPA 1 AMERICA. EL CEME:lada Clln los m'úileos i esque­que ya nos habia yenido otra vez. Visitar el ce· I letos que la. llH1llic:;ntlidau hi/.o tl'~SpOl'tal' allí del menterio del padre Lachaisc, que los poetas i los ; cementerio (~e los Illocciltes. Qué desórden de }lrosadoreshan hecho célebre mas que el cinccl do \ hucsos! c¡ué (~C galerías lúguhr~d adomadas con los escultores funerarios, i la opulencia de los que I hlancas i corroidas ca!a ... el'a~, cuya. mucca imper­se entretienen en imitar la moruda de Mausoleo. I turbr.hle i sowbrí ... '/,; un ¡;"l'ca~mo del mundo! Qué Adcmas, 8C sabe que allí reposan los rl!stos de los ! sitio, 1'11 fiu, IJ.'uijio uolo para produéir 'tr1'epentidos grandes 'hombres del pueblo frances, i la tumba de I o c.3úliptieus, i La"ta el (;u:11 b,lja el pal'icienoo i el las notabilidades arrastra siemprc con h fuerza de ,iajero, en hU'J(;a de uu libro douue escrilJir su nom­la admiracion. I bre pOI' un arriA.lique 'le ol)crpla, cOUlo::Ji scmejante Sinembargo, allí no su llora ni "0 suspira. +\lli eójJcct:iculll.JO fue~e un ad,¡u elocuente para su se habla con los compañeros, o sc medita sobre la ; ul;gullu, o CUillU ui ellos fueran suporiores a la leí historia, la poesía, las ciencias i las bellas artes. . .. inexol'Uule de la. mue. le ! allí no se piensa en la eternidad del mundo in,i~i· I ;, O t" que :vjud libro llU' es mas que el rcjidro hIe, sino en la eternidad de la gloria del que no es I de 108 ~ue debeu venir a sustituir a aquellas cení-mas, i cuyo renoro breo tal ve¡o; Be codicia. . . . zas profanadas? . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL MOSAICO. Se puede escribir o cantar en un álbum delante del Niágara, que es una maravilla horrible i bella del mundo físico; pero allí solo se debiera llorar, porque allí se encuentra el hombre delante de la nada, o delante de los secretos del sepulcro, tal vez mas terribles que la cólera de Dios! Sucediéndose las jeneracioncs a las jeneraciones como las olas del mal', o como las aguas de uu rio, que pasan para jamas volver, es preciso que los pa­dres encuentren dondc descansar cuando sus hijos vengan a reemplazaros en la caravana de la muer­te. Entre los salvajes esta necesidad no es tan apre­miante, porque en el desierto hai campo para todo. El cuenco de un árbol tI onchado por el huracan, la gruta que forman laR ¡'ocas, el césped blando don­de pacen los corzos, o el bosque retirado donde ocultan los pájaros el f¡'uto i la sencillez de sus amores, todo brinda un rincon donde volverse a confundir con la masa inorgánica de la tierra, o donde dormir como Atala el sueño de que no se despierta jamas, i que sirve de antecámara al cielo. IJa administracion de los negocios fúnebres de Paris, ticne empleado un personal considerable i un tren costoso. Coches de luto hai mas de 500, servidos por 350 caballos, entre negros i blancos. Por regla jenerallos entierros pagados (los pobres no entran en la cuenta) alcanzan al dia a 110, lo que da un total anual de 40,150 personas muerlas; esto es, tantas como las que pueblan actualmente nuestra capital. La conduccion del cadáver del gran músico Meyerbeer, recientemente muerto en Paris, hasta la estacion del camino de hierro del E ste, costó 2,800 duros. Los gastos del entierro de la princesa Czartoriska en la iglesia de san Luis, pasaron de 3,800. Un entierro en los Inválidos a grande espectáculo cuesta 16,000 duros! Qué pensar de estos esfuerzos del orgullo h.umano? de este manto de oro con que se envuelve un montan de gusanos? ¿ N o valdria mas mandar encerrar sus restos en una modesta caja de pino, i r epartir esas riquezas entre los pobres? El canto llano de los frailes, los coches vacíos que siguen al cadáver, los blandones i los perfumes no cic,atrizan ninguna herida social ni calma el dolor de ningun semejante. . La eternidad es un palacio donde el hombre puede presentarse mui bien con un simple sudario. De qué puede servir la gala delante de Dios? n. molo una madre llorando sobre los restos de sus hij os; que la verdura gris de los pinos i su colo­cacion monótona, léjos de alegrar, entristecen el conjunto; que faltan las 'aves, i que todo parece revestido de un no sabemos qué tétrico que oprime el corazon i nos trasPQrta léjos de nosotros mismos i de los hombres. - La ciudad de los muertos domina la ciudad do los vivos, i con su silencio elocuente parece gritar ­la i llamarla a la raz.on; mas Paris . rie i canta a sus pies como una cortesana embriagada i i a cada nueva tumba levanta ella un teatro; a cada eco lúgubre que le viene de la colina sagrada, una l:ísa; a las oraciones de los que lloran en la eminencia, las locuras de los que se aturden en el valle. Arriba los cuerpos en di solucion i aquí las pasio­nes en efervescencia! Cuando nosotros empezamos a trepar el monte Luis, el sol de invierno estendia sus rayos turbios i sin calor sobre él, como una haz de espigas sazo­nadas; i la escarcha estendida por todos sus pun­tos í repLiegues, semejaba un gran sudario tendido sobre él por los espíritus del cielo, i del cual eada tumba hubiera desgarrado su pedazo. Jamas la na­turaleza habia tendido con mas gracia i oportuni­dad un velo semejante sobre paraje tan escojido ... Era tal vez aquel dia un dia de fiesta para los cadá­veres, i el cielo les habia prestado uno de sus velos para engalanarlos. Recordamos que nuestro cementerio de Bogotá, cuajado de flores durante el año i siempre mimado por una mano solícita,ántes que un o3ario parece un risueño verjel. Su golpe de vista es admirable, su brisa embalsaJ1llada, imponente el aspecto de su ca­pilla; i, como observaba uno de nues:'os compañe­ros, profundo i sentencioso en sus in scripciones. El padre Lachaise no tiene pues coneccion algu­na con él; aquí falta el follaj e, el césped i el es­pacio ; no se ve una ave por ninguna parte, i las tumbas apiñadas las unas contra las otras i casi todas de piedra comun, remedan mui bien una ciudadela salvaje i en desórden, con calles irregu­lares i altibajos, en donde, a falta de lechuzas i cornejas, se ve de cuando en cuando atravesar el coche fúnebre seguido por un escaso cortejo de dolientes. Pueda. ser que durante la primavera, el sol dé alegría i colores a aquel lugar, ahora triste i hu­medo, i sin otro aliento que el glacial del invierno. Mas si falta al padre Lachaise la pompa de las El cementerio del padre Lachaise está construi- galas, tiene en cambio la pompa de la historia. No do sobre el área del antiguo con'1ento del monte se puede dar un paso en él sin tropezar con la tum­Luis, del cual dicho padre, confesor de Luis XV, 1 ba de una celebridad. Son como los viejos amigos era el superior . Este cementeri( de Paris, como del espíritu que uno ha conocido en los libros, i lo obs!lrva Lehaguez, es el asilo necesario de todo que ahora toca con las manos i ve con los ojos. lo que es rico, poderoso o célebre en la ciudad. Lo que em un astro, una entidad, algo como Ut). . Su estension es bastante considerable, i ,visto de sueño, pasa a ser un polvo, una ,ceniza fria, í a ve­léjos con sus calles de árboles i las cúpulas de sus ces tambien algo ménos que uno mismo, sér desco­tumbas salientes, parece una pequeña í hermosa nocido, pues si nos fuera . dado abrir esas tumbas ciudad, donde el que no sabe a qué punto camina, para reconocer aquellos grandes hom bres, nos apar­suena encontrar jardines i fuentes, alegría en los tariamos de ellos con honor. Tal es la miseria.de rostros i bellezas amables. Mas i ai! una vez ho- la humanidad! Hado su recinto, se ve que la ciudad está triste i Allí no anima ni guia al estl'a~jero otro sentí­abandonada; que todas sus casas están cerradas; miento que el de la curiosidad. Ni un suspiro, ni que sus puertas son de hierro; que sus calles, que una lágrima; el dolor está ausente, el c )razon vienen i van en todas direcciones, están desiertas; duerme. que lo que parecían jardines, son palizadas negras Nosotros nos detuvimos largo rato sobre la tum­que separan entre sí la tumba de los niños; que ba de Eloísa i Abelardo, monumento gótico tras­allí, en vez de flores, hai coronas marchitas i me- portado allí de la iglesia del Paracleto, i que em­dio,' podridas por las lluvias; que lo que parecía pieza a destruirse. El Paracleto fué un .convento una fuente, es una. tumba de mal gusto; que lo construido por los discípulos de Abelardo, del cual que sé tomó porfuna persona, es una vírjen dc már- fué Eloísa abadesa por largo tiempo. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL MOSAICO. 243 Hace ocho siglos que murieron estos dos céle­bres amantes, i sinembargo su tumba está revestida e coronas acabadas de poner sobre ella por manos desconocidas. ¿ Qué es esto: ul?- culto secreto; o 'Un amor desgraciado qnc busca alivio en un dolor mayor? Para nosotros están hien allí los restos de Eloí­Ea; i lo están, como mirtir, como poetisa, como sant·a .. .. todavía se siente el calor de su corazon al traves de la piedra, por cuyos poros parecen fil­trar las lágrimas de sus ojos; el viento jugando en la cúpula medio destruida de su tumba remeda bien el eco de sus gritos desolados. ... pc~'o Abe­lardo, el espíritu frio, el enamorado de sí mismo el fil ósofo conversador, el victimario, en fin~ no 1 jamas! :Enamorado in~omprensibk, 110 queria la gloria para depositarla como un b'ofeo a 10"8 pios de su amante; no era el Tasso ni el l'etl'arca: era solo el ambicioso quc despedazaba el pccho de una mujer enamorada a los aplausos de una multitud egoista. . H abia tenido corazon para seducir, pero no te­ma corazon para correspondcr .... preferia sus di s­eípulos a su esposa, cuando ella era el jénio i la pasion, i cllos no eran mas que la novedad i el ser­, ilismo. Dej ó su cadáver a la que habia r etirado su cuer­po, i buscó la compañía de su amante cuando ya no podia llevar a ella su alma ni la poesía de su voz ..... espiritualista de un jénero especial, no comprendió el matrimonio de los sentim ientos ni los vínculos tIe Platon, pues desde el momento en que Eloísa no podia ser para él una heDl bra, la ' alejó de sí, i sopló sob re la hoguera de su amor con el hielo de la indiferencia. ¿ P or qué es que se han recojido los restos de este hombre i se conseryan como una reliquia? Es en su calidad de amante, o en su calidad de filóso­fo? Como amante no merece sino el desprecio de las almas sensibles i jenerúsas. Como filósofo, hai muchos que valen mas que él, i cuyo fin postrero se ignora. Nosotros hemos dicho en otra parte, que el hombre 110 es el estilo, COlllO ha dicho Bufon, sino el carácter. Es por eso que no encontramos estimable a Abelardo, mitad beato, mitad escépti­co, que aceptó una situacion degradada, e hizo el santo despues de haber hecho el seductor. l\Iiltou vale mucho mas que él como cantor, i sioembargo no se grabó ni aun su nombre sobre su lápida ! Empero, paz a su memoria; pues si descansa aún junto a la bella Hloísa, tal vez no es por él !liño por ella., que lo amó con u;::a locura estraña en su raza., i con esa uncion inmerecida que la ha­cia llamarlo mi único desptws de Jesuc,'isto ! Tropezamos tambien con las tumbas de La Fontaine, de lHoliére, Beranger, Balzac i Federi­co Soulió, cuyos talentos literarios han formado época en Francia. Nosotros gustamos mucho de los escritos de Balzac, que algunos de sus compa­triotas encuentran un poco exajerados. Sea de esto lo que fuere, lo cierto es que el delicado no­velista tiene mas reputacion fuera de su pais que en su pais mismo. El estranjel'o es siempre mas justo porque no es émulo ni envidioso. Mas tarde se cambiará de opinion en Francia, i mayormente ei la literatura 00ntinúa en la plena decadencia en que se encuentra hoi. El teatro ba sido invadido por los calambures'¡ los golpes májicos de bastidores i las novelas solo saben deificar las mujeres públi­cas; las primas donas i las bailarinas de la ópera dan el tema i lo pagan ; J:¡, dcspreoeupaciou en los hechos i en las palabrns es el secreto de la escena; los folletines exijen memorias ad hoo sobre las gue­rras de 'Crimea, China i Méjico, i todo va, a este respecto, como es de esperarse en un pais en que Victor Hugo está proscripto del territorio i La­mártine de los salones de palacio .... Vimos tambien el sepulcro de Bernardino de Saint-Pierrc, llamado el T eocrito frances, cuyo idilio de Paulo i Virjinia, cr eacion típica de dos niños enamorados, le dió una celebridad que no le fué dado sostener. . En el padre Lachaise duermen tambien Bellini i Webe1', esas maravillas de la música cuyas melo­día8, aunque de otro órden, serán eternas como las de Homero i el Dante. Delaut-e del sepulcro del mariscal Ney estuvi­mos parados largo rato, como delante del valor i de la fidelidad militar. Nuestra cabeza hervia con el recuerdo de todas las glorias del primer imperio napoleónico, cuando los hombres de Francia eran verdaderamente grandes, i la caricatura parecia desterrada para siempre de las TulIerías . Las balas de los illgleses, o mejor dicho, las ba­las de toda la Europa ~l a Inglaterra no era mas que el mampuesto) habian respetado en Waterloo el pecho de Ney, que ql!eri'a morir ese dia como un verdadero mariscal de Francia, para ser des­pues afusilado oscuramente como un desertor con­tumaz. ¿ Qué queria la restauraeion que hiciese Ney? aprehender i acuchillar a su antiguo compa­ñero de armas, a su jefe? .... ¿ Cómo desnudar la espada delante del hombre que oscurecia sobre su frente los laureles de César i Alejandro? ¿No ha­bia él militado veinte años bajo Napoleon, para sonreir a la vista del caballo blanco i la levita gris? Para Ney, Napoleon era la patria, el deber, el amor i la gloria; en esos momentos no habia en Francia otros traidores que 10.8 que no habian es­tado en Marengo, Austerl itz i J ena .. ... Si todos los mariscales de Francia hubiel'an seguido en tiempo la conducta del b1'a¡;0 de los bravos, los alia­dos no se hubieran paseado con insolencia por las calles de P aris, ya que los parieienses, mas habla­dores pero ménos prácticos que los rusos, no supie­ron entregar a las llamas su capital, siguiendo el noble ejemplo del pa tr iotismo i del justo orgullo. El dia, arrepentido de su hermosura, volvió a enturbiarse, el frio se hizo mas penetrante i la lluvia empezó a caer en grandes gotas; fuenos pues preciso apartarnos de aquel lugar de descanso, donde no queda, de ' los hombres cuya memoria llena el mundo, mas que un monton de huesos sin calor,cubiertos por unas cuantas lozas de mármol! Allí, mas que en otra parte, nos convencimos de una idea que tenemos de tiempo atras, a saber: que la tumba es la única puerta de la inmortali­dad. De la inmortalidad en Dios i de la inmorta­lidad en los hombres, La primera se alcanza por la fe, la segunda por el mérito. Loó hombres no son justos con el j énio sino cuando vuelven del cementerio de inhumar los restos de los personajes célebres. Sobre la tumba no prevalece ningun odio, ninguna envidia, ningu­na emulacion ...• todo interes mundano, toda in­justicia se estrella en sus muros como las olas eu­fureeidas del mar contra las rocas. De ahí la justicia de la posteridad; Homero, Milton, Cris­tóbal Colon, no entraron en el gremio de los gran­des hombres sino· despues de su muerte. Hoi no se conserva la apoteosis sino para los cadáveres .... se laurea i corona el polvo, i se pisa i se desdeña Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. 244 EL MOSAICO. """'U'U'''~'''''\&.II, •• """ •• ·,.·~h·'' '\ ''·aJ ·'''''·u·.,·,.J, .·,."J ••. · ••••• · ••••.. v ............... , ••• ~ ..•••••.••.••• ~ ••• ................. "'.· .• ·.O· ••• , ..... "" ••• , ••• • .... ·.o},.·O •••• 1 ............... ",,..., .. a eae mismo polvo, cuando vive, siente, palpita i I 68 aún! ¿ Provendrá esto del querer de Dios, o de las pa­siones de los hombres? Que reeojió nuestras primeras hucllas, I que pinta en la noche las estrellas. Volvamos pues allá, querido amigo, Do se suspirl]. por nosotros ahora . ... . Sinembargo, preciso es establecer aquí una es­Allá In. libertad nos brinda abrigo" cepcion respecto de los militares llamados héroes o grandes capitanes, pues a estos sí se les dispen­san los hoñores de la gloria durante su vida, i si caen como César bajo el puñal de los asesino!:', es Bolo para levantarse luego, como César tambien, al pináculo de la admiracion humana.-F. PÉREZ .. ~ LEJOS DE 1"- Pá1RI1. En vano ajito, inquieto, mi mirada, En vano en torno al horizonte miro, 1 en la noche callada Lanzo a las auras hondo mi suspiro! En vano, amigo, que el eeruleo velo Roba a mis ojos de la ausente patria La faz risueña i el hermoso cielo! Ese cielo de luz i de colores, Que borda el sol de grana en su carrera, l a do elevamos nuestta lJrez primera! Cual ave arrelptada por los vientos Que pierde nido i ra na, en clima estraño, Mi vida es de pesares, 1 nada encuent.ro que de mi alma bor¡e La grata imájen de mis bellos lares! Mi triste eorazon, triste suspira, 1 destempladas notas Lanzan las cuerdas de mi triste lira! Aquí no hai flores para mí, ni estrellas; Mi pecho es una copa de amargura. 1 errante i solo en medio del tumulto Vago como una sombra en la espesura. Nadie sonrie a mi labio; de mis ojo;;, De amor, nadie responde a la mirada; Soi estral1¡jero en medio de los hombres; 1 hechos, hazañas, nombrcs, En torbellino de turbion confuso, Que sc hincha, crece i retumbando pasa N ada dicen a mi alma; no .... su acento, Es para mí como el sonar del viento! Del azuloso Sena la onda muda; Del sol el disco pálido; Del árbol la marchita cabellera; Este bullicio eterno, Igual al de la mar inquieta i fiera; 1 las soberbias cúpulas alzadas Aquí i allí de entre la niebla fria N o valen mas que nuestra fiel sabana, Siempre linda, risucña, Retrato de la América galana, 1 de lazos de plata i bellas flores Ouajado el bello pecho de colores. Allá es de fuego el sol; jamas el hielo Marchita en alta noche el césped blando; Allí no pierde el bosque su follaje, Es eterna la rosa, i de los cielos Eterno el nácar cándido celaje Allá eEtá nuestro hogar, nuestros amore~, De nuestro Dios el templo j El clavo do colgaron nuestra cuna Nuestras madres piadosas; De diciembre la luna, Llena de luz i majestad tranquila; El viejo can, nuestro primer amigo; ~ escondida entre musgo i entre lilns J.. . a fuente misteriosa I nunca de pcsar allá se llora! Paris, 10 de noviembrc. ESPEJO DEL ALJU. '(Conclusion.) F. PÉREZ. Alarmado el marques con la mclancolía que rodeaba la vida de su hija, e irritado al mismo tiempo con ella a consecuencia de las revelaciones que le habia hecho el aya, de que la niña h1.blaba en sueños palabras estrañas que la acusaban de alimentar una pasion amorosa, el marques se re­solvi6, empleando el temor i la amcnaza, a arran­carla una confcsion. Así lo hizo. La cándida vírjen, aunque toda es­tremecida, confes6 a s;¡ padre todo el amor que encerraba en su pecho. U na cólera feroz se apoderó del orgulloso señor. Antes de tomar una medida violenta, creyó ló maf! convenien te mandar al pastor que se alejase para siempre de aquel lugar; i si no le hizo venir a su palacio, fué por evitar que su servidumbre se apercibiese dc lo quc era él, pUflS lo consideraba como una deshonra; queria que fuese un secreto pHa~d~ , Desdichado Anjel! el ábrego sáñudo iba a mar­chitar su naciente amor; traidor gusáno iba a di- 1 1 secar la flor de su esperanza, r oyéndcle el eOl·azon. El vivia entónces halagado con ell ecuerdo de sus primeras emociones, que es la mayor fclicidad 1 para dos amantes. I Una tarde, el marques dirijió sus pasos ácia lo. I cabaña del sencillo Anjel. . Le encontró rcposando sobre la fresca yerba, entretenido en la lectura de un libro. Al estar frentc a él lc dijo con aspereza: -Villano! Súbitamente Anjel se incorpor6, i su rostro se mantuvo sereno como el horizonte al espirar unn risueña noche de estío. Con suave voz dijo: -Yo, señor! - Sella tu boca. Si has creido que era lícito al gusano que se arrastra sobre la tielTa, entre el polvo i las miserias, fijar atrevido su mirada en el águila que mira cara a cara al sol .... -Pero, señor! I -Calla! Si has creido poder deshonrar mis . canas, enlodando para siempre los blasones de mi : casa, te has engañado, miserable! -Qué ....... ? -Tiembla ¡ai de ti! Ella, tu esposa? .. ¿ la I hija dc mi cOl'azon, cuyas sienes ciñen hoi una dia­dema, i ceñir podrían la corona del monarca? _ .. 1 I Nunca; yo mismo primero, a ella i a ti, les arrall­cara ]a existencia. Con solo mirarla, empañas el cristal de su pureza. I Te mando que te alejes mañana mismo de estos lugares, porque si no .... villano J -Señor, aunque villano, tengo nobleza en el pecho, i mi corazon es tan grande i tan puro como la luz de ese sol que alumbra vuestras canas .• I -Si ercs tan iD~olente, mi sufrimicnto se ago· I ta: ... Aléjatc de estos lugares, o teme mi furor. I -Tengo el coraza n de un valiente, i una eOll­I dueta sin tacha. Nunca, señor! I -Ai de t.i, miRerablc! Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. EL MOSAI OO . ~45 E stas últimas palabras fueron la senteneia del pobre jóven. E l marques babia formado su resolucion, i se volvió todo convulso i con ceñudo rostro, hasta llegar a su recámara, cayendo en un sillon pro­fundamente ajitado. En vano fueron las súplicas i amenazas que el marques empleara con su hija. Esta amaba de véras; i si no atendió a las unas despreció las otras. ' Viendo tal resistencia su padre, furioso, mandó encerra rla en un aposento embovedado que habia en un estremo de la casa. Ai! quizá la infeliz Mercedes no saldria de él sino amortajada i eeñida con la corona de las vírj enes. En su lúgubre encierro, Mercedes no hacia mas que llora\·. Cuando las lágrimas se secaban en sus mejillas, buscaba un aliv io a su dolor, escribiendo en las desnudas paredes de su triste cárcel el nombre de " Anjel," i dibujando aquellas flores de la montaña, cuyo dulce recuerdo habia quedado grabado en ·su mente. Apénes tomaba :¡,limento. Agua era lo que mas llevaba a sus labios, como para refrescar el fuego que devoraba su alma. Trascurrian los dias, i el marques se mostraba inexorable .. Mel:cedes habia perdido ya toda esperanza. De-seaba la muerte. . Su mayor distraccion se la brindaban unas tór­tolas que vcnian a posarse en una tupida i pequeña r ej a que habia en lo alto de la pared, i que era por donde unicamente podia ella tener conocimieuto del dia. Si las palomas, esas aves bellísimas, son el em­blema de la inocencia, de la dulzura, de la senci­llez, del candor, de tod;ts las dotes que mas res­plandecen en l:1 juventud ¿qu6 mucho que esas nYecillas viniesen a unirse a una aprisionada compañera? Si la paloma fué el ave favorita de V énus ¿ qué mucho que Mercedes quisiera tanto a aquellas ave­cillas, cuando ella era una diosa de hermosura? Si por medio de una pura e inmaculada paloma r epresenta la iglesia al Espiritusanto ¿ qué mu­cho que esa infeliz niña brindase un relijioso amor a. esas blancas avecillas .. Si las mUJeres israelitas ofrecieron palomas al Señor, para obtener su purilicauion ¿ qué mucho que esa virjen cristiana t.mase esas avecillas pa ra obtener de su Dios la completa purificaeion de BU amor ? Solo el t ristísimo canto de las avecillas llegaba hasta ella como un eco de muerte. P ocos dias despues de vivir encerrada la des­graciada cuzqueña, se hallaba una noche el mar­ques completamente solo en su gabinete, cuando de repente se abrió una puertecilla, i se presentó ante él un hombre de siniestro aspecto, con mar­cadas señales de una servil obediencia i de un hu­~ illante r espeto. Un corto rato hablaron en voz tan baja, qu'! 8010 ellos per cibian sus apagadas articulaciones. Al fin el marques se levantó i le dijo: -Estais decidido? -Sí, señor ; lo estoi. -Aquí tienes, repuso el marques, un bolsillo lleno de oro. ~sto fué lo único que pudo escucharse; i en se­gUIda aquel hombre ealose hasta los ojos el som­brero, i salió por la misma puerta que lc sirvió de entrada. ¿ Qué habian convenido esos dos hombres, vásta­gos, el uno de la mas noble aristocracia, i el otro de la mas corrupta claso-popular? Treme la pluma al consignarlo. . E l oro fué aquí el vil elemento para consumar un crímen . ... . .. . .... . . .... ...... .. . . .. . . E l bueno i sencillo Anjel desapareeió.del lugar, sin que quedasen vestijios de ninguna clase, aun­que las jentes, comprendiéndolo todo, murmuraban contra tan horrible atrocidad. Personas habia en el Cuzco que estaban penetra­das de que el honrado labrador Anjel no pertene­cia a un oríjen tan oscuro; pues, aunque bastardo, era hijo de uu oficial realista de alta graduacion. No conoció a su padre, i todavia mui jóren per­dió a su madre, que habia sido un bella indíjena. Hai a veces cierta unidad ele relacion, cier­ta ¡¡imultaneidad entre dos sucesos, i tambien cierto presentimiento en el cOl'azon humano, que predICen los acontecimientos funestos, pues regu­larmeute ese desconocido fenómeno se produce so­lo 1::on hechos tristes i desgraciados, sin que ni el hombre ni la ciencia hayan po. Altinento. El alimento del caballo debe variar segun su talla i su fuerza. . U n gran caballo de tiro come al dia en Francia 40 litros de avena i 12 de heno. A un caballo d,e trabajo, para estar bien alimentado, debe dárselc al dia por término m0dio, 12 ° 15 litros MULAS. Se obtienen buenas mulas escojiendo bien las yeguas i el burro padre. De los tres meses en ade­lante debe darse a los muletos puñadas de heno de euando '_en cuando, i aumentándole siempre la ra­cion, pues de este modo se desarrollarán rápidamen­te. Durante el primer año, heno de buena calidad o un pastaje escojido son indispensables a los mu­letos. Por lo demas, el réjimen que debe obser­varse con ellos es el mismo que el recomendado para los caballos, salvo que, despucs de desarro­llados, se avienen bien con cualquier elase de ali­mento. No debe apurárseles muoho el trabajo du­rante los grande-s -cal_ore..s ... . ~.--- SEMBRAR PARA RECOJER. -Niña, sus puertas el mundo 're abre i a gozar empiezas; Sus ricas galas te ofrece, 1 al verte todo se alegra. El camino de la vida Es mui largo, i muchas penas Entre sus placeres guarda; Quiér-es que tu guia sea? Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ~48 EL MOSAICO. ¿ Quiéres alma de mi alma Ser al cruzar esa scnda? Quiéres que tn sueño vele? Quieres ser mi compañera? -No, no .... ¿para qué tn ayuda? Yo soi sola, libre i bella: De todo lo mas precioso Que hai en el mundo soi reina: Flores, músicas, perfumcs, Todo mi triunfo celebra; Yo non ecesi to gu ía, Tcngo para mi defensa Una sonrisa que embriaga, r unas miradas que ciegan. El mundo e~ mio, i me ofrece Cuanto el capricho desea. -Adios, niña! .... quiera el cielo Que nunca 108 ojos vuelvas Ácia mí, qucj al verte pura, Quisc hacer tu dicha eterna. .......... ....... . . ............. O' ............. ,. ................. l . .... .. Pasan años .... pasan años; Las verdes flores se secan; De los árboles las hojas Se caen, i el viento las lleva. El negro de los cabellos De blanca nieve se t.rueca; La niña que ayer corria A.pénas a andar acierta. -Estoi sola .... siempre Bola 1 Dicc con hortda tristeza; Ki un brazo donde apoyarmc, Ni un alma ~miga me quedan. 1\1ucho he gozado, mas ¿quién Con mis recuerdos se alegra? ¿. A qurén hablo de mis desdichas Si l1 nadic, a nadie interesan? ¿ Quién me ofrecerá su apoyo Si soi una pobre vieja? ¿ Dónde está el amor, que hace La felicidad eterna? Un triste suspiro exhala, r le responde una queja: -Si tú me hubieras amado, Dice tlDa voz, si me hubieras' Dado tus primeros días, Roi calmaria tus penas. Llora, pobre vieja, llora: No recoje quien no siem7n'a. J. N. .. O' .. A BOGOTA. Diez años ha que abandoné tus lares, Donde pasé mi juventud querida; Roi vuelvo anciano, fujitivo i pobre, Sintiendo el alma de pesar rendida. V uclvo ,t tu seno como el ave infausta Que arrebata en su curso el huracan, r que se mira en playa abandonada, Sin nido, ni árbol, presa de su afano ¿ Por qué razon no descendí al sepulcro ~n esa edad que tan fugaz pasó, A.ntes qne recibir la negra copa Que la sue rt~ fatal me señaló? Descansar olvidado en tu regazo Sin la señal siquiera de una flor, Seria mejor que contemplarme incógnito, Solo, con mis recuerdos de dolor. ., Nada ha cambiado en tu ajitado seno j J ... as mismas flores, ese mismo sol, Los mismos serafines i de\dades, Del hombre siempre tierno jirasal. Todo es igual; i la miseria estrcma Dispersa la miramos por doquier, Fatigando a la cspléndida opulencia Que derrama la dicha i el placcr. ¿ Por qué razon el infeliz que llora De hambre i de sed, i desnudez i afan, Quizá no encuentra caridad ni amparo, I adic, ninguuo que le arroje un pan? Ah! cuántas ,e ces alzará a los cielos Su penosa mirada i su oracion, Pidiendo a Dios, que es padre tambien suyo, Se le tenga cn cl mundo compasion .• , . , . P ero me oh ido, tú serás por siempre ~l centro del placer i del dolor, Arbol inmenso que su sombra ofrece A la zarza igualmcnte que a la flor . Te dejo al fin, es fuerza que yo siga; El honor i el deber lo exije así: Re de volver a mi adorada playa Para vivir o perccer allí. Junio de 1 65. C. A VISOS. --- ---- PEREIRA GAMBA 1 C." ESPECIALIDAD PARA LA YENTA DE ~r.(QUlNAS. EN RL RSTABLECIhlIEKTO de la esquina do San Junn de Dios, carrera do Bogotá. Una máquilla de desmotar nlgodon ..... S 160 ,. Varias de desgrnnar maiz. de ............ 25 a 33-60 Relojes mariuos de campana i ocho dias do cnerda, a. . .......................... . Máq.1inas de coser, de juguete, a ....... . Id. id. id. superiores a ...•... , .... . Aparatos de copiar cartas, de ........... . Romanas de báscula i plataforma para pe· sal' hasta 46 arrobas, a .................. . Id. para mostrador, id. 36 libras, a ...... . Hoces de superior calidad, docena . ..... . Hachas, machetes i sables del mas supe- 16 .. 4-80 160 20 a 30 60 15 6 rior acoro fundido, garanti~ados, docena ..... 36 a 60 AradOR 1I0rteamericanos, do.. . . .. . . . . . .. 48 a 64 ., Máluinas de aserrar, escoplear &.' un torno i un surtido completo do herramientas de ::arpintería. Papel de cartns, el de mejor calidad i mas barato que existe en la ciudaCl; el único que teniendo el lustre sati, nado del papel inglés i la finura del conocido con el nomo bre de tela de huevo, no so trasluce como este i tiene la ventaja de poderse escribir por todas sus caras, $ 3-20 centavos la resma. SI~ APELACION. EL QUE SUSCRIBE tiene necesidad de se­pararse de esta capital en todo este mes. Los que tienen relojes en su poder sírvanse sao carlos inmediatamente. Calle ele Santa Ana1 nCtmero 45. Bogotá, 1.0 de setiembre de 1865. Pastor Gamba. SILVA.& VALEN ZUELA. ACABAK de recibir el mui fino i acredita­do Champaña "Comte de Villefort, prés Rheirus," en medias botellas de cuello dorado. Lo venden por mayor i por menor, a precios equitativos, en su almacen, carrera de Vene­zuela, calle :l.a número 65. 3-2 lMPRE!\TA DE "Er, MOSAICO."

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El Mosaico - Año IV N. 31

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Quién - 09/12/21

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