Por:
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Fecha:
11/10/1855
TRI..U• ~o /
"''-~LE :1.0 I:Uh 5
CANlliOA TO
UlOPT.\DO POR L.\ JG\T.\ Cb. 'TR.\l, ELECCIOX.\llH DE 1IEDELLIN.
EL PUEBL
Y A se aproxima la segunda can1paüa
·eleccionaria; i aunque las cárceles se llenen
de liberales; i aunque ]a Lejisla.tura
se ponga en receso para que sus miembros
ejecuten como pnrticulares lo que corno
l~jisladores resolvieron a fin de asegurar
el triunfo; i aunque los Cabildos
1 jurados sean parciales; i aunque nos
t'scomulguen los JJadres, hai que entrar
de lleno en ella como si nadie nos ata-
cara, como si nada nos impidiera trabajar
con libertad.
Los pueblos de Córdoba sobre todo,
en Jos cuales jamas ha podido aclimatarse
el bárbaro monopolio de licores,
.están en el caso de hacer un esfuerzo
upren1o. Ya habrán visto lo que, en su
informe a la Lejislatura, dice en favor
l Cabildo CfiJe el púrroc.:o CliCllplo con
sus deucrcs, i como ha d:cho ánlcs no :wh~ ni ha _oído
decir qne se hnbicrn mezclado en las elecciOnes, 1 por
el ronlrnri lo viú padfico consagrarse a sn:> deberes.
4.o Qne ni nnn so ncercó el Sr. cura al jurado
él recibir cédtlla ni n Yolnr.
Todos lo· miembros del Cabildo qne coneurrieron a la
se 1011, e~tán unónirm:s rn e:;te c~rtificado, j en su concepto,
::;i alguno <.lijeye lo_ contrariO es nnu labedad ..
En fe ue lo Ctlill, esptdc el pre;;ente en el Heltro
a 9 ue ~etLeud)re de 1 5:J.
El \'bepre~Hlcnle, PEDH.O J(jAX J.uU.liiLLO. -El Secretario,
Jo._·é ill. Jle;ta Ochoa.
SE:-'oil CrH \. 'PBRO~f: Vrt:EXTE CAL\D.
nl'tiro, ll de setiembre de 1855.
AprP.ciado seiior nuestro. .
En contcstacion, a la apreciable nota de U. q11e
anlecede, i en ob::.eqtlio de la verdad .i la ju:,li-cia,
decimos lo siguiente: . .
Como p;irroco cumple ~ .. per_fec~arnenfe l~ten,
con las obligacione ' d~ s11 m1_nt..:leno 1_es mm ll1gno
tlel SucerJudo que eJerce; 1 como cwdadano obsrrva
nna conducta ejen1plarisima.
No3 consta: qne el dia 8 d~ julio últi~no, día
en que tuvieron lugar las elecctone· de dtputado
a _la Lejislatura provincinl, so crlcb;ó en este distnto
la fiesta del Corazon de Marta, la cual, periódicamente
se celebt·a por U. i por us fdigeeses
con constante i ferviente devocion: que allf
esln vo U. funcionando i e u mpliendo con los ~acrobantos
deberes que le impone su mini5terio sacerdotal.
Nov consta con evidencia, el que U. no ha
obrado, ni directa, ni mdirectamante ea dichas
elecciones; i que ni siquiera em!ti6 su voto en el~a .
Creemos r1ue U. no a~ra_-tro, como a bestias,
a lo vecinos Je este dJ.-:tnlo, para q11e fueran a
votar a Rionecrro; i para formar nuestra creencia.
nos ba tu 0 vel' la lci que seúala los limites,
dentro de lo~ cuales deben votar los ciudadanos,
j mal podría U. comlucir ~ su:s feligreses del !~etiro,
para que fnC'sen a R1~n_e_gro, ce~ ndo debwn
votar i votaron en su donncllLO.
La mas preponderan1c í convin~ente razon _q,ne
nos asiste, para creer lo contrar_IO, a lo em1t1do
por los periodi~las de Li\ EsPERANZ.\ t EL CATO_LICISM_O,
cuyas citas nos hace U, _es: que los vecmo' ael
Retiro no son de esos mtserables que, conlo autórnat¡
s o biombo , se mueven en todas direcciones
a impul$OS del f~nnti~m<> i l_a abyeccion; pues
que el carácter de mdere~denc~a de los ve_ctnos
del Retiro, n es dcsconoc1do, ~ttlÓ de lo Edttores
de" EL CATOLrcrs.,ro" i "LA E PERA ' Z.\. ".
Es lo que podemos decir a U:· _en obsequio de. ~a
verdad; entre tanto nos suscnbimos sus afectlstmos
servidores i amigos.
Pedro José 1lfejía, Leon Un:be, Pedro 1Jfejía, J. Rafael
Vallejo, Jo¡;o su mui atento seguro servidor. Q.B.S.M.
'"E:'i .\.~CIO fi.ESTREPO.
En prescnci-. de tnn flagrantes tc.:llimonius
decida el público impnrcial, si corresponden a
mí losatent' dos e UG se me imputan contra la
soberanía nacional, pmfanando así la sagrada
mision uel sacerdote.
Cuales hayan sido los principios que me han
guindo en el ministc ·io sagrado, en los nc~gocios
r-elacionados con f 1 Cobierno ternpora!; Yoi a
manifestar breremente alguno~ de ellos, para
no eansal' la alencion pública.
Luminosos son los lugares de la sa~rada escritura,
nsi del antiguo como nuevo Testamento,
C' ilnnnes i decretos eclesiáslicos, doc.:ll'inas
Je e ·rritores i maestros re~pctables pm· su erudicion
rn tan grave materia, en donde '"C demuestm
un;íni nemente que <~1 sacerJotc cristiano
debe abBtracr~e de 'todn los negocios pro-
1iwos, pnra 'Oiisnt; ·.:se todo al ministerio sagrado.
En el an!i;uo Testamento se refiere: que rl sefior
Dios dest1nó a los Levitas para que se empleasen
en el servicio del tabernácu lu, que rni1ndó
a 1\Ioises que tornase ios hijos de Caalh pura
nsislir di;\ j noche i ~enir en el Tnbrrnáculo de
la alianza-euidando que esla familia no se
perdiese de entre Jos Le-. itas--punfic;indolus
c~nfMme al Rito-a lo qne Aaron debía ofrecer,
como duo de Jos hijos de sracl en la presencia
Jcl Sefíor, para que sirviest~n en su ministerio-
por· lo c11al :Moises debia separados
de e u medio de los hijos de brael, i de todos
oficios i empleos públicos, para que únil'mnente
fuesen suyos.-~ingnno pnede servir a dos
seño ·e, eomo se vé en el nue\'O Testamento.
Jesucristo fundnJor 'e la ''cn!adcra Iglesia,
enviado por su padre celeslinl pitra la felieidad
temporal i eterna del j(•nrro humano, arar(•ce
al mundo, ya como ami~o i protector de los
hombres, ya como Lnite,:,ll'o snpicntísirno, dig·
no modelo de justicia i dcrnas "Virtudes. Sus
multiplicados milagros hacen qnc los pnchlos
le tcconozc" n por el gran profeta que había de
venir al mundo: por cll\Iebins anunciado i es·
perado sio·Jos a tras; que babia de St'e Rci deIsrael.
Qui~·re clcvúrsclc por el pueblo al trono
ya establecido proclamándolo rei.-l\Ius como
él no habia Yen ido a romper ni despreciar la lei
sino a cumplirla; evadió sabiamente esta ocnsion
dando n entendct· que "su Túno no era de
este mwtdo" qne su autoriuad puramenle espiritual
no le permitía intervenir en los negocios
del siglo-qu~ ninguno lo hallia antorizudc
para esto. Queriendo los fariseos sorprende¡·!
e respecto a la obediencia delJida al César, que
ordenaba pngar tributó, concertaron mandnr
cerca de él a algunos de sns discípulos con Jos
Hcronianos pam que les dijese: st era lícito pagar
triúnto al Césat o no? El Salvador les contestó:
dad al CésaT lo q·ue es del Césa'l' i a Dios
lo que es de Dios.
Pasando del maestro a sus discípulos a quienes
trasmitió su auloridad para rejir la Iglesia
de Dios; vemos que reverenciaron i pradicaron
esta misma doctrina marcando i reconociendo
siempre los límiles de esta potestad. Asi es que
entre los cánones i decrelos apostólicos se rejistran
algunos a e~te fin. Tales son "el Obispo,
el Sacerdote, o el Diúcono, de ninguna manera
se ocupen dn los negocios lemporales. (ea p.
Epíscop. 88 dist). No conricne al Obispo, Pbro.
o Diácono, mezclarse en asuntos de administracion
pública; pues debe estar espctf topara
consagrar~r. al servicio eclesiástico; teniendo
presente' 'qu,e ningmw puede servir a dos se·tfwr
·es ''.
Sucesivamente los santos PP. San Clemente,
San Ambrocio, San Cipr·iano, los concilios ecuménicos,
particularmente el Cartujincnse i Tridentino
reconocieron esla misma doctrina, i la
mandaron observar so pena de ser escluido de
Ja comunion católica, segun la tremenda ser:ttencia
de S. Mnleo ... .. si no oyere a la Iglesw
tenlo como jentil o publicano.
El respetable Osio Obispo español, dirijiéndose
al Emperador Constantino, se espresa asi:
'' Atí te encomendJ Dios el imperio, i a nosotros
nos confió las cosas pertenecientes a la Iglesia;
i así como el que atenta a tu imperio contradice
a la ordenacion divina; asi tambien guá¡·date
de esponerle a un gran crímenapropiándote
lo que es de la Iglesia. Escrito está dad alCésar
lo que es del Césa'r i a Dios lo que es de Dios;
i no siénuonos por lo tanto, permitido tener el
imperio sobre la tierra, tampoco a ti ¡oh emperador!
te corresponde ·tomar el incensario,
ni (lis poner de la potestad sagrada''.
No es ménos terminante el erudito Pedro de
Marca hablando de la autoridad civil con rclaciou
a la eclesiástica. "De tal modo dice, se
ha de tomar esta autoridad, que los reyes en
las cosas humanas no admitan la compañia,
ni de la mi ma potestad eclesiástica) la cual
cs!ft destinada a lns cosas rspiriLuales, de manera
que no puede locar en las temporales sin
h·1ccr inJuria a los reyes".
Con\'enéido de la necesidad de observar estos
principios lw procurado, desde que abrazé el
sacerdocio, (nl1o de 185flj sean ellos la invariable
re¡:; la de mi condueta al traYcs de los recios
sacudimicnlo · políLiCl era cura de esta parroquia
cuando sonó en l\_ edellin el grito eJe n'hclion
pretcstando, entre olros motivo·, In drf¡'nS:1 de
la relijion cri Liana: mi debr.r en-tales rirtunstancias
era precaver a mis ·f'eligrcsr::; de lo~ falsos
profeta& que predicaban el cstermin:o Je
hrrmanos contra hermanos, reconlándo\ps los
divinos mandamientos, base fundamental de
la relijion de Jesur.ri!>lo; la cual no era enlónces
atacada, ni podia defenderse con espada de
fi<'no, sino con la espacia der espiritn que es la
orncion i penitencia, como se espresaba San
Pedro Damiano. ''Si, pues, por la fé que es la .
vida de la lgl sia universal, nunca se permite
tomar las nrmas de fierro. ¿Cómo es pues, que
se empeñan sangriento~ combates por las facullades
terrenas i transitorias de la Iglesia?
Así como el mismo hiJO de Djos venció todos
Jos obslúculos del mundo, no por la venganza
de un exámen rigoroso, sino por su i n\'icla
paciencia; así tambien nos ensenó a sufrir con
ánimo firme la rabia del ·munclo, ántl:'s que tomar
las a1·mas, o hacer dafio al que nos dat1a ''.
Híceles presente que debian todos estar suje ..
los a la lejitimu autoridad para no contradecir,
ni resislir a la divina oruenacion: lo que moliYó
la órden de separacion de mi curato. Dins despues,
el jefe de la rebelion me hizo comparecer
ante si, i trató de reconvenirlne, en medio de
su lrJpa, como contrario a su pronunciamien·
to. Contestéle, que si el pronunciamiento era
contrario a las máximas del evanjelio que eran
las que yo predicaba en el templo a mis felign
·ses, como era mi obligacion, ciertamente
hahia sido contrario a tal pronundam1ento, debiendo
así continuar. Mas tarde, el mismo jefe
firma la órden para que se me caplure i
remita con la custodia necesaria a la cárcel de
Medcllin; prision que evadí acojiéndome a la
bandera del lejllimo Gobierno en cuyo estado
tuve la salisfnccion de prestar mis servicios,
corno sacerdota a ios uesgraciados de nno i otro
ejército en Jos campos de batalla de Abejorra!
i Rionegro, como fué público.
No concluiré este largo i pesado artículo sin
dar las gl'llcias a los señores EE de "EL CATOLICISMO"
i •' LA EsPERANZA", por la oportunidad
que me han brindado para darme a conocer
e ual soi; i no como a su caletre i cal afia
,plugo representarme. Encareciéndoles, sí, a
fuer de escritores ortodojos, no ohiden el octavo
mandamiento de la lei de Dios; "No LEVANTAR
FALSO TESTil\fO~IO, 11 MENTIR''. Cumpliendo
con las obligaciones que la Relijíon impone al
infraetor. En esto conocerá la nacion, que
los dichos señores, si han delinquido contra Ja
honra del prójimo, están prontos a repararla
como vcnladeros católicos que no ignoran que
"La Fésin las obras es muerta".
José V·icente Calad.
--(~"'-)-=H:-a:-br-cá:--co_m_o-un año que no voi a .Medellin. Seguramente
el informe fué equivocado; os~ me confundió
con mi hermano Dr. Manuel Emeteno Calad que
era el que allí estaba.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.