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Purga

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  • Autor
  • Año de publicación 2011
  • Idioma Otros
  • Publicado por Ediciones Salamandra
Descripción
Citación recomendada (normas APA)
Sofi Oksanen, "Purga", -:Ediciones Salamandra, 2011. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3205313/), el día 2025-06-19.

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Imagen de apoyo de  ¡Líbranos de todo mal!

¡Líbranos de todo mal!

Por: Fanny Buitrago | Fecha: 2022

En ¡Líbranos de todo mal!, aunque los cuentos tienen cada cual su propia carga y motivación, existe una comunión que está en el aire, en el lenguaje, en los modismos, en la forma de aproximación al mundo finisecular de la metrópoli. Esa metrópoli que Fanny Buitrago puebla con sus criaturas incluso fabulosas, sólidamente ancladas en la salsa cotidiana de una urbe crispada, nerviosa, estrambótica, dotada de adefesios dignos de ficción.
  • Temas:
  • Literatura
  • Cuento

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¡Líbranos de todo mal!

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Imagen de apoyo de  Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 2

Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 2

Por: | Fecha: 11/01/1902

1 • ERIE III- TO;l/0 I . ülfERO -.0 E RRT li Oficia! - u ERO 1482 DE IS)OI (DICIIDIBRE JO) por el cual se hace un nombramiento El víc~p,es/dotlt dt la Rrpúbl/ca, ncargado d~:.:l Poder .F:¡'ecul/vo DECRETA rtículo único. 6mbrase yu ante ección 1ilitar del :fini terio de Gu rra al asimilado á apitán ara los efectos fiscale de 1 .0 de lo corri nte . omuníqu se y publíque e. D do en Bogotá á 30 de iciembre de ] EM upernumerario de la r. ndré uonfante y con la antigüedad lS)OI. UEL M RROQUIN l Ministro de TU n·a jo r~ Vtch. E Co CH.\ or el cual se dispone o 1486 DE lS)OI (DICIJUrBRE 30) pedir pa aporte con au ilio de marcha á los mili­t. re que soliciten su baj El T' ÍCr.'jJrt.flde1llc; d 1 R p¡íb/lca encargado del Pqder Ejecutivo Artículo único. litar que solicite D CRE A sd 1 1.0 de Enero de rgo2, á ningún mi­pontáneamente us letra de cuartel 6 que se TOlO 1-3 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Co1om bia '- 34 --' retirado del servicio por razones de mala conducta ó por cualquiera otra causa que dependa del mismo indh·iduo, se le expedirá pasa­porte con auxilios de marcha para trasladarse al lugar de su do­micilio. Comuníquese y publíquese. Dado en Bogotá, á 30 de Diciembre de 1 go r. JO E MA 1 UEL !\1ARROQUIN El Ministro de Guerra, jo É \ tc "TE Co~ ·cKA DECRETO NUMER 1489 DE 1901 (DICIEMBRE 30) por el cual se organiza una o1Lmna y s hacen unos n mbramicntos El Vü:ept nültnle de 1 Rr¡tíllda, a;ca1 godo dd Pcdt~· E}uu/,t·o, DECRETA Art. 1.0 Organfzase una Columna de operacione n la Pro­vincia de Tequendama, Departamento de undinarnarca, la cual se denominará (olumna de Tequendama, y constará de un Cuartel General, dos Divisiones y ]as fuerzas de voluntarios que o tienen al Gobierno en dicha ProYincia. Art. 2.0 6mbrase Comandante General d la Columna al General José Mazabel. §. 1 Cuart 1 general de la olumna lo constituirá el mismo ersonal de Ayudantes y Adjunto que formaban el Cuartel Ge­neral de las fuerzas que comanda a 1 General Nicolás Perdomo. Art. 3.0 La primera División d la Columna de Tequ ndama será la primera antigua del Ejército del Tolima, reorganizada de la manera siguiente : los Batallones Rz'vtra, 'Iéqucndama y Rrcaur­le se incorporarán en los .Batallo11tS lviarroquín, .Bncuio, Pldcz'do },-fo­rales y lviatamutuio, los cuale quedarán de trescientas plazas cada uno y seis más de Plana l\1ayor, y Jos Escuadrones Pcfcz y Ro11d6n. Art. 4.0 6mbrase Jefes de los BataJlones lf.-larroquín, B1 i'c:c­ño, Pláddo l'rloralu y Matamundo, y de los E cuadrones Pácf: y Ron­dón, re pectivam nte, á los Sres. oroneles TiL~rio Pimentel Gui­llermo Patiño, j esús María orio y Roberto Durán y argento Mayor Erasmo Ruiz y Coronel Lucio Copete; seo-undos jefes á los res. Tenientes Coroneles Rafael ngeJ orio. ntonio Zapa­ta y J enaro !lercado; argentos Mayores Luí Larrotta y Pom­peyo Lozano. Art. 5. 0 6mbrase ComanrJ.ante General y jefe de Estado Mayor, re pectivamente, de Ja e ·pre ada División, á los re . Ge­nerales Pedro León Moreno y Julio Santander. Art. 6. 0 Autoríza e al Comandante General de la Columna d~ 2 eq utndama para que de acuerdo con el General Comandante Ge- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín I ilitar de Colombia 35 _J neral de la 1.• Divi ión~ haga los nombramientos de Ayudantes del Cuartel General de la Divi ión y Oficiales para los Batallones, Comisario Pag-ador y los demás empleados administrativos que se­ñala el Código Militar. rt. 7. 0 Incorpóranse en los Batallone Palaré y 2.0 de Reser­va los restos del C6rdoba, 1 Allgulo y demá fuerzas que hacían la guarnición de La e a, lo cuales Batallone harán parte de la 2: División de la Columna de Tequendama lo mi mo que el Escuadrón Perdomo . . Por Decreto separado se nombrarán lo empleados del Cuartel General de e ta 2.• Divi ión y se designarán las fuerzas que deben completarla. Art. 8. 0 utorízase al Comandante General de la Columna de 7ujuendama para dar á las fuerzas de voluntarios que obran en esa Provincia la organización que ea posible, sin uitarles su carácter de contraguerrillas á fin de que pueda sumini trarles Jos recursos necesarios. omun(quese y publíque e. Dado en Bogotá, á 30 de Diciembre de 1901. JO E ?vf ~uEL MARROQUI El ini tro de uerra, JosÉ VtcE. TE Co ·cHA DECRET UMERO 3 DE 1902 (E.TERO 8) por el cual se honra la memoria del General de División D. Matías Camargo El Vicepresidente de la Rep1íbl/ca encargarlo del P oder .Ejecull"v6, CO SIDERAl\""1>0 Que el dfa 30 de Diciembre último sucumbió heroicamente en el combate de Une, tratando de inspirar aliento á tropas que ceja­ban ante el enemigo, el r. General Matías Camargo, que á lasa­zón desempeñaba el carg'o de Comandante General de la Colum­na de Cundinamarca del Ejército de Oriente· Que este distinguido militar combatió con valor heroico n di­verso campos de batalla, entre ellos en el inmortal de Palonegro, en defensa de las instituciones legítimas; Que el General Camargo antes de servir á 1 a tria como sol-dado, lo había hecho como dis inguido Instil\:ttor, trabajando con entusiasmo por la educaci6n de la juventud, DECRE Art. 1. 0 El Gobierno deplora profundamente la muerte del r. General Matías CamargoJ á quien para los efectos legale se le declara ascendido á General de División. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Jn Niili at· de C lornbia '- 6 _/ rt. 2. 0 do lo honor darán luto por et fa do ha ta media ~stn y e del apitolio. t·t. 3.0 El eJ fina-do mi ntt·a 1 n ion s á las familia d la víctima d la act 13l reb lión. • At·t. 4. 0 n ej mpl r auténtico d erá pue t en mano de la familia del ·r. Genen:tl amargo, 1 or comi-sionado especiale que n mbrará · 1 obierno, cncarrrado d ha­cerle pr ent el duelo d l "obt rno y de la atria . . rt. 5. 0 ése uenta al H. ·enado d la parte cotT pondiente. omuní uese y ubll ue c. Dado n Bogotá á de En ro rgo2. JO E QUI or e l . Iini tro de uerr.a 1 primer u ecretario . J. VERGARA ' V. RE LUCJ ME 30 DE 1901 (DictE. tBRE 29) er la cual e hacen ~lguna · Tefornaa· .. , ini tro de ucrr C O 1 D R.\. DO 1.0 Que en todos lo _.jército extranjero uebi ament · oro-a­nizado , los eni nte y ubteni ntes de infant · ría on plazas de - montada 2.0 uc en la actualidad es considerable la escasez de bricra­das y la be tias se han ad uirido artificialmente á recio exa e­rado ; 3. 0 ue e tá prescrito en la 1 y que uan o no ea posible u-ministrar bao-aje á lo ñciale e le u mini tt·e det rminado au. i-lio n dinero RE U LVF. rt. I .0 partir del 1.0 de Enero de 1902 no e darán en nin-gún atallón bag' jes á lo T nicntes y ubtenient . de fiJa , á los uc en cambi se abonará en dinero la urna de dos peso cincuen­ta centavos (. 2-50) or ca a día de marcha cuan o é ta e.·ceda de do legua en 1 día abonabl s por la Habilitación del re pec-tiv uerpo pr io un vale debidamente autorizad . rt. 2. 0 E ta esolución no impi 'e que á los Teniente y ub­cniente de filas s les pueda suministrar bao-aj cuando la briga­da del Cuerpo lo permita ó se hayan toma o 1 enemigo be tias en Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. oletín ~Iilitar e Colombia \_ 37 _) número suficiente. En e te casv no se abona á lo lio a1guno en diner ficiales auxi-omuníquese. El 'lini tr . Jo É VrcE.'1:E CoNCHA u,\! r II J GUE !J lom~iz.-JI ~,¡ /en'o d G :urra.-Bc-,CYO f.í, Enero de I902. r . Jefe Ci,·iles} . Iilit r··· y om ndan ~:sen Jefe. omunico á u te _s ¡u por cret del Po<.h.,r Ejecutivo me h encargado interinamente, n la fecha, de Ja Cart ra de.: Guerra, por licencia concedida al Dr. J. oncha. tU T!DF. ~ER. _t 'O'EZ -"'- 1(i ---= Doctrinal UER.R E e E Y lJ.' S I IOBR 1-\ E OR .• CHEV \LllE J ef.: d éatallón, cvn di loma, uel 65 Regimiento de Infantería {Traducc1ón para el Bo/dln .Afililar) APITUL PRI fE O OPE& ClONES DE l ·oc HE EN GENER. L CHE Influencia de laJ 1/mf:blas en las ope1 aclO!les 7mlitarcs-De los jt.(es-IJe los soldados-Del ah'mento-De:llerroto-De la di'sciplr!Ja-ApH­cadf; n de las diversas armas á las operaciont.r d, noc/1e. o es necesari larga práctica ara darse cuenta de la in­fluencia de la noche sobre las operaciones militares en general Esta influencia aparece en re ultados que son á la v · z de or­den físico, de orden moral y de orden táctico. 1 •0 1 oído perci e, á di tanda, los ruidos má 1 janos; la vista al contrario, está limitada por un horizonte muy re tringido. La luz artificial es visible desde muy lejo ; la luz de un fósforo, el fueg-o de una pipa, pueden traicionar un movimiento combina­do con la mayores precauciones · or tíltimo, la trop e fatiga mucho. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colon1bia '- 38 _; 2. 0 La falta de sueño debilita los músculos del hombre; el cerebro sufre á causa de la fatiga del cuerpo ; los objetos más co­munes toman ante la imaginación excitada la formas más ex. trañas. El hombre ignorante es por naturaleza supersticioso y crédu­lo · el espanto es contagioso· el menor caso fortuito extraña ó erró­neamente interpretado, puede oca ionar, aun en buena tropa, pá­nico, y el efecto es iempre desastroso. 3.0 Los movimientos en la oscundad son lentos y penosos, las tropas se orientan mal y lo errores de dirección son frecuentes. Es difícil conservar el orden en la tropa: el mando se destru­ye poco á poco, la cohesión desaparece con facilidad, lo mismo que los laz s tácticos · la iniciativa de las diferentes jerarquías, indis­pens~ ble, sin embargo, puede producir los errores más graves. i añadimos á estos inconvenientes generales los que resultan del temperamento particular de la raza gala · no podemos dejar de sacar la conclusión de la necesidad que hay en prepararnos seriamente á la guerra de noche., á fin de no caer descuidados en ella cuando suene la hora del peligro. No es dable á todo el mundo tener las aptitudes necesarias para dirigir felizmente una operación nocturna. Un hecho digno de notarse es que todos los brillantes comba­tes de esta clase, que menciona la historia, han sido dirigidos por hombres de alma de muy levantado temple. El valor solo no basta: es indispensable que el jefe tenga ambién una gran voluntad, ~ran experiencia, conocimiento per­ecto de su tropa, y por último, una imaginación viva y espíritu de in ven ti va para salir airoso de una situación crítica. • Porque si lo galo son prontos y fogosos para tomar las armas, por otro lado, re isten mal y no saben soportar los reveses ...... Son ligeros y muda-ble en sus resolucione ...... Lo galos aventajan en valor á todas las naciones. (César, d~ Bdlo Cttllico}. El buen orden reanima sin cesar en el soldado valeroso esa valentía y ese ardor que fomentan siempre la esperanza de vencer, que no le :~~n~ona nunca en tanto que el buen orden subsiste. Lo contrario acontece en eJercltos e!l que no hay sino fúria y n da de orden, como sucedía en los de los galos, cuya tmpe· tuosidad se desmentía con frécuencia durante el combate. (Maquiavelo. Discurso sobre Tito Livio . Pocas gentes hay en el munco que guarden menos el orden exacto en to-das las cosas ...... En ello el furor se impone sobre la paciencia y l buen orden. (De VigPner • Art m.ilitasre á' Onosaudu:). Le qllt mer.;.:ce atención particular son lo ataques de los franceses, de los que César no pudo menos de reconocer la asombrosa impetu?sidad. Yo creo que él caracteriza el primer choque de los galos como el más p.ellgroso. y que es de opinión que la fuerza con que siguen el primer ataque es much_o menor; sea lo que fuete, la iolencia d 1 ataque, lafuria fra, cua que caractenzaba ·u :ue­rras de la revoluci6n, es aun hoy u atributo n cional. (Príncipe Federico Carlos, t86o) . Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 39 _J La a tucia la audacia, la prudencia, la confianza en sí mismo, pe., tampoco terminan la enumeración de las cualidades que le son indi pensables. Lo oficiales que están á us órdenes deben tener una con­fianza ciega en él y no olvidar "que deben á todo instante dar ejemplo de virlude militare . . . . . . El soldado tiene constantemen­te fijo lo ojo en ello·; u valor y su angre fría se comunicarán á. su al m a y les harán capa ce de todo ra go de energía y de todo sacrifici . " E te soldado no e ino un sér imperfecto, ignorante y débil. El h mbre dice 1 Príncipe Federico Carlos, es un com­puesto de inteligencia, de a:lma y de cuerpo. La inteligencia se resume en la facultade intel tuales; el alma en las fuerzas mo­rales. P r medio de la inteligencia y el alma, somos dueños del cuerpo, lo somo tam ién ha ta cuando éste pretendiera rehusar su servicio. e En el combate, los tres elementos es decir, el hombre ín­tegro, está en actividad. Mientra · más se sube en la jerarquía de un ejército, toca mayor tarea á. la inteligencia y menos al cuerpo; y cuanto má e baja, mayor es el rabajo del cuerpo y menor el de la inteliCYencia. Pero con excepción de algunas raras naturalezas, todas las tencia del alma e conmueven profundamente en todos los gra­dos y en todo or en jerárquico. Estos movimi~ntos del alma son un secreto implantado por Dios en el corazón del hombre; es en ellos en donde se encuentra el principio de todo lo que es grande y noble, como también el germen de todo lo que es malo y il. "Allí está el a iento del sentimiento religioso que se llama co-razón, valor, heroísm .... .. , amor de la Patria, adhesión á sus su-periores, á su Compañía, fidelidad, abnegación, entusiasmo, deseo y fuerza de voluntad, sentimiento de honor y deseo de disting-uirse. Pero allí residen también las condiciones opuestas á estas cualida­des : el temor, el horror, el espanto; en una palabra: todas las pa­siones malas' • . En este pasaje notable, el Príncipe no ve sino al hombre y no á la tropa. ¿Por qué suced que un soldado que tiene reputación de au­daz, capaz de acompañar solo á un Oficial en una misión peligro­sa, y de librar á su Jefe y librarse él mismo del mayor peligro, el dfa menos pen ado escapa como una liebre, si sus camaradas vuelven caras? Y al contrario, ¿ por qué el ejemplo puede hacer de un pusi­lánime un héroe ? E porque la co ardía y el valor son igualmente contagiosos, y por esto una tropa sufre incontables influencias sicológicas, y vale más 6 menos según su situación de espíritu. Príncipe Federico Carlos, Ehu milita:riS'cM D~nksc!Jrift. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • Boletín Militar de Colo~nbia '- 40 --' Lo que un día la impre iona Yivamente, habría podido en otro y en distinta circun tancias pasa1· del todo inadvertido. Este hecho, de importancia capital n la gu t·ra de día, tiene mucho más importancia en la guen·a de noche. Aquí los lazos tácticos exi ten apenas : el p n amiento del jefe está, como su mi­rada velado por la tiniebla . El silencio es de rigor. ¿ Cómo un jef invi ible puede mante­nerse en contacto con tante con su tropa y a e~·urar entre ella y él una correspondencia no interrumpida"? Por medio de la tran mi i6n en ·oz baja de órdent:s ó infor­mes que no conciernan sino á cosa de interé':) mayor, in ning-una explicaci6n in ningún comentario. Este modo de comunicación, de boca en b..:>ca, e::> citado por Jenofonte y César como familiar á lo griegos y á lo galos. ¿Por qué no hacer de él un u o frecuente"? Que la tropa ea muy obedienk valiente y di ciplinada, que tenga confianza en su jefe; toda,•ía e to no La ta. "En el ejército francé , la fuerza moral p.-ima sobre la físi­ca *.'' Este juicio de un enemigo nos lisonjea, pero no debemo olvidar que lo físico obra fuertemente obre lo moral. La naturaleza pretende si mprc apoderarse de us derechos: "la bestia reacciona sobre 1 alma; un cuerpo débil ó fatigado no puede albergar sino un alor dudoso.' -:.. ~ i el hombre nc di fruta de todo el sueño :¡u • le e~ necesario, hay que prevenir el gasto de fuerza que la con!)ecuencia de ello. El medio está bien indicado : una alimentación xcepcionaJ. (e El General en Jefe puede ordenar di tribucione extraordi-narias cuando el estado de fal/ga de las tropas lo ~xi.Ja t . · H Suplementos extraordinarios se pueden conccuer ocasional­mente, en razón de las fatigas excepcionales que sopor/a una tro­pa 6 en razón de un e fuerzo particular que exige mayor r~jJaracr"ón de fuerzas ..... . "Los suplementos e.·traordinarios que con má frecuencia se conceden, son: La ración de líquidos ó una tercera part de ración de pan (250 gramos) ó de una quinta de carne ( 100 gramo ) :;:. Lo regl mentas consagran, pue , el principio de una conce­sión suplementaria de víveres; pero fuera de la rac16n de íquido, concedida por derecho á todo soldado que vivayuea~ en la !tropas,. e ta concesión es á la vez tardía é insuficiente. Es tardía, porque no hace sino reparar las fuerzas perdidas, en vez de aumentar las preexistentes. Príncipe Federico Carlos, Eme mi/itarische DeJ:I,:scltrift. • Von der Goltz. La Nación nrma-da. t Reglamento sobre el servicio en campaila, artículo 95· ¡ Resolución ministerial del 19 de Mayo de 1890, modificalla por la uotn: del Ministerio, de 17 de Marzo de 1~93· Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia ., n la sto 6 100 en reem lazo de una a' am~ada fe tiga má que una n compara ión de una rnarcha ó la in es . rento y fit·me en fatiga os, que langui ecen en la omnolencia, y u cer til>les de atemorizar e con 1 brit de un buho. En la mayor parte 1 w lo cas d berá o rar n un terreno dese nocido 1 mayor número. i la peración, cual uiera u sea, · ha o ido 1 rever con a lante an icipación, alguno oficiate ~ habrán sin eluda rec-orrido á r~i ·. á caballo ó n bicicleta, una 1 arte 6 la totalicla del paí ~u deba atrave ar E t rmitirá tToborat· la indi aciun s de lo habitantes, quien s, pur muy decidid s y seo·ur ue puedan estar, cometen con frecut:ncia er ·on.;~ obr t d porque n comp1·enden bien lo ue le pt· · guntan 6 pot·que le tantean mal las cuestion s. Para 1 que e r correr á la cab za dt una tropa n noche oscura, fuera de los camino un terreno montaña 6 cortado que no se ha visto nunca ino en el mapa, muy oco oficiale on ca­ac de mejante esfuerzo. Sólo los soldados que han hecho mucha5 cur iones por los ampo , son capac s d dars u nta de la dif r ncia de impre-iones que hay entre una exploración de día y tr de noch . J t } homLr no e limitan á una nc pción conjunto de una zona dada, sino que su experiencia les lleva á not r mil deta­ll ínfimo que le p rmit n · á cada in tante enro11trar e, esto es, ¡ue adquieren la seguridad de no hab r rdido su dirección. Lo que han cazado mucho, lo ue h n manejado mucho la topooTafía, poseen condicion qu le hacen ncontrar s ñales en dondt: los otro e habrían infalibl m nte xtraviado. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 42 _; u Jenofonte, en la Cyropédie, cuenta que Ciro, al ponerse en marcha para it- á combatir al Rey de Armenia, r cordó á sus Ca­pitanes, despué de darle á cada uno us instruccione , que lo que elJos iban á acometer no era otra cosa que una de esa cacerías que tan frecuentemente ha ían hecho juntos. t El recordaba á los que veía en emboscada en las montañas, que eran semejantes á Jos cazadores que van á. tender redes n lo lugares escarpados, y á los que d bían recorrer el llano, ue llos se parecían á los caza ore que van á 1 vantar la bestia en su fuerte para arrojar} y que caiga en sus redes La caza es, en fecto, una imagen d la guerra, soure todo de la guerra de noche, y un oficial gran cazador pued er consi­derado como jefe bueno para e. pedici6n nocturna ; que se le den algunos hombres que tengan la misma condiciones de él, y rea­lizará cosas increíbl . Los lazos tácticos no xisten n una tropa en oper·aciones de noche, sino cuando cada uno perman ce siempr , y n todas cir­cunstancias, en el sitio que 1 a igna el reglamento. La calma de la naturaleza l e tado hig-rométdco de la at-mósfera facilitan la percepción á gran di tancia, d ruido relati­Yamente ligeros; por tanto, habrá que vitar no solamente toda causa de ruido t, sino también toda conv r ación, aun en voz baja. Todos 1 s medios lumino o aconsejados por cierto militares de espíritu in v ntivo son más perjudiciales u e útilt: ¡; el uso del tabaco debe ser siempre, y para todos, form lmente proscrito. Hasta cuan o uno tiene seguridad de estar fuera del alcance del enemigo, toda la prescripciones relativa al orden riguroso, al silencio absoluto, deben ser minuciosamente observadas. Es esta una costumbre que debe prevalecer entre los Oficiales y soldados como el rem dio soberano para preservar del pánico á las tropas. En efecto, con el pánico hay siempre desorden y gritos. Nada es tan estúpido y débil como una multitud presa de te­mor. Esto se concibe muy bien: la mayor parte de los hombres tienen temperamento medroso y éste aumenta á sus ojo el peligro, y lo hace evidente cuando apenas es probable, y hasta con fre­cuencia lo crea. En esta disposición de e píritu, las impresiones • Maquia\·elo. Discurso sobre Tito Livio. t Una maniobra de noche encallñ totalmente porque un batallón, lanza­do por orden superior fuera del camino, tuvo en el mes de cptiembre, y en tiempo seco, que atravesar un campo en rastrojo. ¡ La circular del Ministerio del 29 de Marzo de 1894, que prescribe el em­pleo de la brújula indicadora en las operacione de día, dice ademis: "De noche, 6 con niebla espesa, es indi pensable contar, pb.ra orientar á los hombres, con pequeñas linterna que dlo llevan fija á la espalda." E ta linterna, amarrada al morral, proycct- un cono de luz detrás del ol­dt do que la lleva. Si á este cono se le interponen aleunos objetos, aun b. niebla, el que lleva la linterna se de taca en negro obre fondo claro, CQruo una verda­d~ ra sombra chinesca. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 43 -J producida por lo entidos obran mucho má apri a que el razo­namiento. El espanto e apodera de un individuo que grita, la mas t juzga con in tinto al cual no puede resistir, e enloquece, grita escapa, y ninguna fuerza humana es capaz de detener una desbandada que una severa disciplina habría po ido evitar. La disciplina es nece aria en un ejército, meno todavía para enseñarle á combatir con orden que para impedirle que e rompa al menor acontecimien~o imprevisto. Un tumulto es más perju icial que útil en la o-uerr:s., porque el má ligero ruido una palabra, un opio, bastan para ponerlo todo en desorden y hacerlo huír. (Un buen neral debe, pue , consagrarse sobre todo á es-coger bien á los que reciban sus órdenes para transmitirlas á los demá , y acostumbrar á su soldados á no oír sino ólo á los ofi­ciales encargados de darle á conocer su voluntad. La inobser­vancia de esta regla ha oca ionado con frecuencia grandes des­dichas., • Hemo dicho que el il ncio e necesario para quitar al ne­migo la posibilid d de descubrir 6 de adivinar la operación que se ejecuta, y que, a emá , e un medio de disciplina y de cohesión. Esta nece idad del silencio hace que las tres armas no sean igualmente apta para emplearlas de noche, cerca d l enemigo . ¿Cómo impedir que los caballos relinchen ó piafen? ¿Cómo hacer rodar los pesado carruajes de la artillería in despertar todos los ecos de los contornos? Además la caballería y la artillería no tienen en la oscuri­dad sino medio de acción muy re tringidos; por tanto, su empleo puede ser con frecuencia causa de revés. Todo depende del objeto que . e trate de alcanzar. Tenemos, pues que estudiar ucesi vamente : La marchas de no~he ¡ Lo combates de noche ; El servicio e egurida de noche.- Conlz1Hía --·:::!!-=tti~:;;:i bAS GRANDES BATALLAS DE POlt DICK DX LONGLA Y (Auslerlilz-2 de Didembre de 1805) (Concluye} POL ON En este duelo á cañonazo una bata de cañón le despedaza un muslo al General Valhu ert; cuatro soldados se presentan para alzarlo: tt Acordao de la ord n eJ día, les dice con voz de true­no, y cerrad filas. P rm neced en vuestro puesto · bien puedo ,mo­rir olo.u io Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Mil itar de Colon1 lcl De nuevo avanzamo á pa o de carga· la p ada cartuche­ra bajo la cual está atado nue tro k pi, nv golp_ las e paldas. Delante de nosotros profundamente encajonada en un barranco, se encuentra una aldea que no e eja ver ino por las llamas que la devoran . o acercamo con ¡-apidez á la planicie de Pratzen, coronada por una triple línea d infantería rusa, de donde bro­tan millares de relám ago . Lo oficialc enemigo , con el frac verde ajustado al pecho y el tall comp.-imido por un cintur.6n de plata, y el alto sombrero coronado por un montón piramidal d plumas negras que flotan l viento recorr .n la fila y mantie­nen á los hom res en u pu e~to. El 36 de línea forma la cab í'a y d plega con ped cto aplomo· por al(Yunos in lante can,bia, á m dio alcanc , un fuego mortífero de fusilería. in embargo nue tJ· o s r gimi nto ah1·uma do por este in­núm ro de fue os cruzado , ufr n értlida ruel . l Coronel de Lamott , d e l 36 de línea, se dirige entonce al Gt.neral aint­Hilair , y le dice: eneral, mat-chemo delant y á la bayo­neta, 6 omos perdido . -' ;. í, adelante . " r ponde aint-Hilai­re; y volviéndo e hacia nosott-o : ' ran .d ro d 1 4. 0 de lín a, tendréis el honor de caro-ar lo primero ; acordaos que e trata del honor de la águila franc a ." Todo 1 oldad ·claman: ¡ Ad Iant , neral . todos somo · O"ranadt.;ro . •· uena el to ue k cat-g , y al punto se cala bayoneta. La co­lumna a 'ranza con impetuo idad, in con te tar el fuego de fusil ría, y gritando: a<.la de cuartel, on ru o !" uestra primera línea hund sus bayon ta en el cuerpo de los oldados de las primeras fila nemiga de cargando al propio tiempo us fu ile , lo qu produce una sorda d tonación que lleva el terror á la filas sigui ntes. na columna de granadero mo coYita de enorme mo ta­chos rojos y con el alto chac6 de placa de co re llega en au.·ilio de lo- regimientos comprometido . El r 5 lig ro que oporta el peso principal de este ataque, r trocede un in tante nada má que un in tante. u Jefe, el lMayor Dulong toma n st momento e l águila del 2 .0 atallón y xclama: ' oldado yo paro aquí; va­mo á ver i abandonái uest1·a bandera y vue ·tr.o j fe ! te 1 noble apó trofe detiene á los dos batallones, que contintían la lucha con más furor que nunca. Lo abanderado champs y Brondé defienden u in ignia con inc¡·eíble valor con ra má de treinta granadero ru o que pr tenden apoderar de lla , y no la uel­tan. eschamps, dotado de una fuerza xtraordinaria, aporrea á algunos de u d versarios con el águila que tiene entre u manos. or último los rusos on arrojado á lo pantano de Sokol­nitz y obre el dor o de la planicie de Pratz n, hacia 1 camino d Au terlitz. En este combate encarnizado, el 48 al mando del in­trépido arbanegre arrebata tr bandera á lo granad ros r usos; 1 36 e apodera or u parte de tt·ece. Im ul ado por e l entusiasmo del éxito, nu stro ata116n . e compromet n 1 per e- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 45 _/ cución de Jo ru o y aja á paso de rarga un terreno inclinado y cubierto de viñedos. ue tros oldado altan por ncima de los sarmiento eco haciendo r onar bajo u pesados zapatos la tierra endurecida y helada. Rep ntinament el uelo ti mbla á lo l jo : una nube de ji­nete con frac azul cele te abotonado obre el pecho con enor­me casco de cu ro de un altura de me urada, on placa con el águila d · do cabe7as y la cimera adornada de un plumaje negro cortado en forma de cepi1lo e lanza sobre no otro al galope de u gran e ca allo alazane . on lo dragones de la guardia ru a, que el gran Duque Con tantino acaba de im ul ar contra nosotro . nte de que hayamo podi o reconocernos y f rmar el cuadro sobre te terr no cubierto por lo viñedo los dragone~ e encuentran en medio de no otro , no arrojan bajo sus caballos y.nos acri illan in piedad. 1 desorden e tá en u colmo. En sta cOnfu ión, nuestro a anderauo, l a1·g nto -Iayor GCimvion aint-Cyr sobrino del General de e te nombre, r ci e catorce sablazo n la ca eza y cae á tie1·ra. Un argento que r tende tomar el águila, cae muer­to á su ,·ez. ..n soldado 1 toma de la mano d 1 sargento, pero también ueda fuera de combat : no puede impedir que los jine-tes d onstantino tomen este trofeo. De d Ia altura en donde está colocado, a oléon ve e ta lu­cha. • Hay confusión dice á Rapp, i á impedirla con lo azado­r y mamelucos; y tú B iere ígu le con los invencibles gra­naderos de á caballo. ' Rapp párte al galope e n los mam Jucos y dos escuadrones de cazad ore , y avanza en buen orden ; tiene á su izquierda al valeroso Coron 1 Morland d los cazadore , y á su derecha al Teniente oroncl Dalhmann. 1 acercarse, Rapp di tingue á los ' caballeros ru o en medi de los re to de nue tro cuadro r ten­diendo conclufr enfurecido con nuestro desdichado batallón. Un poco atrás Ye la masas á pie y á caballo ue forman la reserva. De nue tro lado hemo oído resonar muy cerca el grito de u¡ Viva el mperador! ,., y al travé del humo alcanzamo á ver los o-orro de iel d oso con dornos e carlata , Jo mi mo que los turbantes verde de Jos cazadores y de los mameluco . A u as­pecto nuc tro valor renac . El en r:nigo también ha vi to nuestra caballería, y ab ndonándono , corre á arrojarse obre ella. Cuatro pi<"'zas de artill ría de la guardia ru a acuden al g-alop y e po­n n en bat ría delante de no otros. Rapp los señala con Ia punta del sable á sus intrépidos jinet : Mirad, les dice, á nuestros h rmano , á nue tros amigos, echados por tierra y pisoteados: en- 2llémoslos · venguemos nuestras banderas 1 valero o corneta mayor I<.rettly, de lo cazadores, y sus cornetas, tocan á la carga. Una descarga de metralla acoge á los cazadores á quemarropa; una parte d 1 Estado Mayor del regi­miento cae, lo mismo que el intrépido Morland, que por la maña­na ha ido ascendido á General. Pero nada contiene el brioso em- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 46 _) puje de nuestra caballería: Krettly, á la cabeza de sus dos pelo­tones de cornetas, se lanza con tanta impetuosidad sobre los arti­lleros enemigos, que toma las piezas. Ocho de los cornetas que le siguen, reciben, después de este glol"ioso golpe de mano, la Cruz de la Legión de Honor. El Teniente Coronel Dalhmann toma al punto el mando de los cazadores y de los mamelucos, que desba­ratan la caballería enemiga. Estos mamelucos son jinetes mara­villosos: hacen de su caballo lo que quieren. Con su sable encor­vado cortan de un solo golpe la cabeza, y con sus agudos estribos hieren las espaldas de los soldados. Uno de ellos aparece tres oca­siones distint-as á presentar al Emperador una bandera rusa; á la tercera vez Napoleón pretende detenerlo, pero se lanza de nuevo y no vuelve : queda sobre el campo de batalla. Toda esta masa de caballería, franceses y rusos, vencedores y vencidos, pasa por en medio de nosotros como un huracán, y rebasa el terreno que nuestro batallón cubría con sus despojos. Inmediatamente los soldado que no están heridos, se reoJ garlizan y forman á las órdenes del Mayor Bigarré para desquitarse de su desastre. Enfrente de nosotros, nuestra caballería, que ha llegado hasta las líneas de la guardia rusa, es acometida por una segunda carga de jinetes enemigos. Esta vez on las guardias de Alejan­dro, magnífica tropa de caballería, que lleva la coraza negra sobre el vestido blanco, casco de acero con penacho negro y la schab1 aque encarnada ; éstos, dirigidos por su Coronel el Príncipe Repnine, se arrojan sobre nuestra caballería. A pesar de su valor, cazadores y mamelucos tienen que ba­tirse con formidable enemigo. Esta guardia de jinetes está forma­da de hombres gigantescos que luchan con resolución. Nuestros cazadores se ven obligados á replegarse. Pero en este momento llegan al galope lo granaderos montados, conducidos por el Ma­riscal Bessieres en auxilio de Rapp. E tos denodados jinetes, mon­tados en grandes caballos negros, están deseosos de medir sus armas con los guardias de Alejandro. Pasan á nuestro lado como un rayo y caen sobre el enemigo. Durante un cuarto de hora reina una confusión indescribible, y e te cuarto de hora nos parece un siglo. No se puede ·er nada á causa del humo y del polvo. La infantería de la guardia rusa, testigo de este rudo combate, tampoco se atreve á hacer fuego, por temor de disparar sobre los suyos. El rombate es terrible: se lucha cuerpo á cuerpo. Por último, 1os granaderos á caballo, los cazadores y los ma­melucos, viejos soldados e ·perimentados en cien batallas, triunfan de los guardias de Alejandro y los dispersan. Avanzamos detrás de nuestra cabe Hería, y á nuestro turno nos arrojamos sobre la infantería de la guardia rusa. Enfrente de no otros se P.ncuentra el regimiento de infante­ría de la guardia de Moscu, tropa t..scogida, que lleYa en el cue­llo y en los puños escarlatas del frac Y rde, muchos adornos de lana amarilla, y los chacós coronados por pluma verdes lujosísi- Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 47 -' ma . El Mayor Bigarré se halla en un estado de exaltación indeci­ble : con el uniforme acri illado á golpes la charretera derecha desprendí a or una ala, se arroja obre el enemigo, diciéndonos á gritos : · hora es cuando hay que vengar nuestra afrenta de esta mañana, ' morir!' En un momento tomamos una formidable ba­tería, como también el regimiento de Moscou íntegro, con su Co­ronel y u dos banderas. Colocados en una altura á poca distancia del campo de bata­lla, lejan ro y el Emp rador de Austria han sido te tigos de la derrota y han vi to esta guardia rusa que debía consumar la vic­toria, de pedazada por un puñado de 'aliente . Los cañones, las banderas, el Príncipe Repnine, e tán en nuestra manos. Rapp, que en la confusión ha recibido una herida en Ja cabeza, iene á dar parte de este brillante combate al Emperador. u sable está roto; e tá cubierto de sangre y de polvo; trae con igo al Prínci­pe Repnin . ire, xclam e t desdichado oficial, dirigiéndose á apoleón hacedme fusilar, h erdido mis cañone y mis bande­ras."-" Príncipe, le contesta apoleón, comprendo vuestra deses­peración · pero se puede ser d rrotado por mi ejército sin dejar por e to de er un aliente militar y de tener derecho á mi e tima­ci6n. Rapp, que se le entregue al Príncipe R pnine u espada. E la una de la tarde; la victoria e tá decidida; nunca estuvo dudosa. o se ha nece itado ni un hombre de la r rva ni e ha empleado ninguno en parte alguna. La infant ría de la guardia no se ha movido de detrás de Napoleón. Un cuerpo considerable del jército ruso que ha sido sucesi- ·amente lanzado de toda su o iciones, se encuentra n este mo­mento en una hondonada arrinconado contra uno e tanques hela­dos sobre los cuales intenta capar. apoleón se dirige de ese lado con la arttllería ligera de la guardia. ire, ¿ hay ue ametra­llados? ·• pt·egunta Berthier. 1 Hay que acabar con todos, res­ponde 1 .. mperador. En seguida Jos cañones en vez d apuntar á esa m s de soldados, apuntan al hielo y en brev las balas de cañón lo rompen en pedazos enorme , sobre lo cuales compañías, batallan cnt ros, flotan un in tante y hunden. e 're entonces renovar e el e pectáculo horrible ue ya habíamos presenciado en boukir: ·einte mjl desdichado soldado que ahogan lan­zando grito horri les; en poc0s in tantes hombre , caballo , ca­ñone caja , todo se umerge .• iillar de ru o de onen las ar­mas á orilla de estos estanqu s. u parque íntegro y cuarenta banderas cae!"l en nuestro pod r. ..unca hubo campo de batalla más horrrible. De en medio d to inmen os lago se oyen toda­vía los grito de millares de soldados á quiene no se puede salvar. Por la noche ocupamos la bella posición en donde la guardia rusa e taba instalada por la m ñana, y el Emperador da todas sus órdenes á fin de que se recojan los heridos. Hay que r correr dos leo-uas del campo de batalla ara cumplirlas· todos los cuer­pos contribuyen con u hom brc para e ta penosa tat:"ea. Napo­león recorre e l terr eno d~ la acción, y nada s tan conmovedor Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar d Colon1bia \._ 48 ....J como " r á nu stros soldados h rido reconocer! . Uno olvidan sus sufrimientos y dicen : " lo menos s ha asegurado la victo­. ria" · y otros: ' D béi e tar contento hoy de vuestros oldad s "; y otro : u ufrimos mucho y ta1no abandonados des<.le el prin­cipio de la batalla, pe1·o hemos cumplid nuestro d bcr. ·• iguiendo u in pccción, 1 Empe1·ad01- llega enf1· ntc de nue tro batallón ¡ue al punto le pre~enta las armas. De improvi­so detiene su caballo y lanz:1ndo una mir·ada de reconYendón, exclama con \OZ terrib) : ' ol ados: ¿.que habt!is hecho del águila que os di y que m habíais jm·ado defende1· hasta la muer­te? ' uestro Mayor el valient Bigarré a ·vanza con la 1 unta de la espada baja, y c'ice: ce ire: hemos ido sorprendido durante nue tra formación en cuadro, y la caba11ería de la guardia rusa nos ha dado varias caJ-ga Entonce ir nos hemos arrojado desesperadamente obr 1 enemigo y hemo ido á conquistar e tas dos banderas, para suplicaros que nos deis una nue,·a águila en cambio.'' Y á una señal del Mayor do sargentos ·e acercan tra­yendo cada uno un estandarte d l regimiento de la guardia de Moscou, en el cual brilla el águila n gra de dos cabezas. Ante esto 1 Emperador parece calmar e. oldados, dice: ¿me podréis jurar que ninguno de vosotros se ha dado cuenta de que habían tomado nuestra in ignia, y que si hubiera sido a í o habríais hecho matar hasta 1 último, en ez de abandonar ese sírnbolo sagrado del honor? ' ' ¡ f sí, lo juramos! , responde­mos con la mano derecha xtendida hacia adelante. ce Sé bien que no habéis sido cobardes, sino imprud ntes, añade apoleón ; acep­to el cambio, y os daré una nueva áo-uila. '' Luégo, dirigiéndose al Mayor Bigarré y colocándole el dedo sob1·e la olapa de su frac, abierto de un balazo : u En cuanto á vo , Coronel iréis ma­ñana de parte mía á ver á Berthier, quien os entregará la conde­coración de caballero de la Legión de Fionor para cerrar ese ojal.'' Los resultados de esta batalla fueron inmenso . "He librado treinta batallas corno é ta, decía 1 apoleón, pero no he Yisto nin­guna en que la ;victoria e haya mostrado más efectiva y en la que los destinos hayan sido tan poco balanceados.·· Y lleno d . re­conocimiento por/nue tro valiente soldado : t Estoy satisfecho de vosotros, e.·clamaba : habéi cub_ierto vuestras águilas con glo­ria inmortaL'' EL COMB TE POR !\fA ~uEL M E ·o CHUR UCA (Continúa) Regularmente, el vencido procu a abandonar á tiempo el combate para alvar sus restos, por lo que, una vez persuadido de su impotencia, .mprende la retirada apoyándose en us tropas Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín 1ilitar de Colombia '- 49 _J m á nt ra y ocupan o posiciones sucesi \'a , que cubran la línea por donde la ef ctúa desde la uc se e fuerza en proteger la reorg-anización de la tro a di per as y contener la ersecución. E ta que tiene por jeto consolidar 1 resultado de la vic­t ria con la complet de trucción de la fuerzas batidas, se orga­niza in perder momento recurando deshacer en ellas todo es­tigio de orden y coh . ión ~· con,·ertir u fuga n completa des­banda a · ma i 1 adY r rio, aguerrido y prudente ha sabido ceder á tiempo y conserva n su tropas la unión y disciplina ne­cesarias para empr nd r una retirada en regla, la persecución e be ser metódica y caut - lo a haciendo objeto de un ataque for­mal cada una de la po icione n que se apoya y acosando al advers rio sin darle tiempo para rehacerse ni para probar nueva fortuna. La caballería ncar ·ada de esta operación la emprende sostenida por la artillería á caba11o, y hace cuanto puede por arro­llar á la contraria que i se con erva entera luchará desespera­damente para contenerla y cubrir el mo,·imiento retrógrado de la otras fuerza . Ordinariament como la noche oblicra á suspender la per e­cución y fa orece la r tira a, 1 vencido procura ostenerse sin emprenderla hasta que 11ega ó está próxima aquélla, y aprovecha sus sombras para desaparecer. TaJes son el cur o y el desenlace natural de todo combate bien dirigido y librad con r gularidad por ambas partes; mas hay ocasiones en que or una defectuosa dirección ó por otras causas no previ tas se empeña de una manera anormal ó confusa. la 1 (neas se dislocan ; los esfuerzos parciales no se producen co~ el método y oportunidad que re uieren las circunstancia , carecen de la suficiente energía ó son poco ordenados, y la decisión se de­termina por las pérdidas materiales de uno de los partido , por la desmoralización de su tropa y con frecuencia por am as cau as, ue las hacen ceder y de bandarse. ucede en otras, que en el combate de preparación logra uno d lo~ ~ontendientes ocupar puntos tan importantes y alcanza tal superwndad que, imposi ili­tado el otro para continnar luchando, renuncia y se retira. Por último, hay casos en que perfectamente equilibradas la fuerzas de ambos, se ag tan por igual progresivamente, y sin v ntaja no­toria de ninguno, que baste á pru ocar una crisi deci iva ; sobre­viene la noche y queda incierto l resultado hasta que a.Jcruno abandona Yoluntar-iamente el campo y desaparece, á favor de la oscuridad. Econom¡a de las lrop s en el campo de batalla-Es principio de aplicación esencial en todo e m bate forzar al ad ''er ario á mos­trar y consumir prematuramente us fuerza y economizar á la. vez las propias, conservando su pot ncia ha ta el fin, para asegu­rar la superioridad en el momento deci ivo. Esto se· consigue, no empeñando sino las absolutamente n e arias para cada período,. cubriéndolas con el terreno mientra no combaten, y pro echan-o los a?rigo ó accidentes para conducirlas al enemigo 6 esperar TOJfO I-4 Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia L.. so -' su llegada, y sustraerlas el mayor tiempo posible al efecto des­tructor del fuego. Los abrigos mejores son los naturales, que forman las ondu­laciones del suelo, cañadas, barrancos, malezas y bosques, así como los desmontes, caminos hondos, terraplenes, tapias, paredes ú otras obras que suelen encontrarse en países poblados y culti­vados, sirviendo unos y otros para preservar las líneas, y ocultar­las á los anteojos escudriñadores del enemigo. Para mayor des­canso y seguridad de las tropas abrigadas, se les hace permane­cer sentadas 6 tendidas hasta el momento en que deben entrar en acci6n, cambiando su situaci6n siempre que, por efecto de las al­ternativas é incidentes de la lucha, queden dentro de alguna zona peligrosa. En las diversas situaciones en que se halla una tropa du­rante el curso de un combate, conviene observar las precauciones generales siguientes, completándolas con toda la que el criterio de su jefe crea oportunas en cada caso. Toda fuerza expuesta al fuego de artillería debe evitar los terrenos duros y pedrego os, que contribuyen á aumentar el efec­to de los proyectiles, y preferir los blandos 6 labrados donde pro­ducen menos daño y á veces quedan sin estallar. Cuanto más domine una posici6n á las batería nemigas, menos temible s rá su fuego, ba tando un pequeño retroceso para que quede la tropa cubierta con la cresta· mas si, por el contra­rio está dominada por ellas, el efecto será mayor, y aunque con­sig~ cubrirse, quedará expuesta casi siempre al tiro indirecto. Una pared puede ser un buen abrigo, si está disimulada ó pasa inadvertida paFa el adv.er ado; . ero si e muy visible, la convertirá en blanco de sus ttro desde el momento en que sospe­che que oculta tropa . Un bosque de arbolado e peso, resguarda poco del fuego, pero puede esconder bien á la infantería y favore­cer su a vanee sin que sea notada. Las tropas ncargadas de sostener una batería ó constituír la res rva xterior de un atrincheramiento no de en colocarse normalmente á su retaguardia, donde existe ~iempre una zona pe­ligrosa formada por los tiros largos de la artill ría enemiga sino sobre los flancos, que menos batidos, ofrecen además mejor em­plazamiento para u intervenci6n oportuna en la defen a. Cuando faltan 6 e e sean abrigos nat rale , se suplen con obras rápidas de campaña que en la ofen iva construyen las re­servas en \os momento de descanso 6 e pectaci6n, creando poco á poco una serje de aproches y puntos fuertes á medida que se gana terreno, que? á má de robustecer el ~taque, aseguran la re­tirada si aquél e mfructuoso . n la defenstva e suponen lo tra­bajos construídos de antemano. l o obstant las reservas pueden emplear todo el tiempo di ponible en reforzarlos 6 completarlos. La infantería atrincherada no coloca n el parapeto ino los tiradores precisos á sostener el fuego, y el re to queda oculto en el foso interior hasta el momento en qu~ debe tomar parte en Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-51 __) el empeño. En las obras de perfil fuerte que castiga mucho el fuego de artillería, las reservas deben resguardarse con traveses ó espaldones constru{do al intento en el interior del reducto 6 detrá de él. La infantería en movimiento debe marchar desplegada desde que se encuentra al aJean ce del cañón y antes de aventurarse en cualqui r terreno reconocerlo y estudiar la manera más segura de avanzar sin érdidas, ierwpre e itando las partes impractica­bles 6 de difícil alida, así como las ere tas completamente descu­biertas que faldea mientra puede y cuidando de marchar bien orientada sobre la ituación del enemigo. La zona eligrosa , que forzosamente deba atra esar la alva á la carrera. Esta precauciones son más n e cesarias á los sostenes y reser­Yas que no udi nclo evitar por com 1 to Jos efectos del fu e go, tienden por lo general á di persarse prematuramente, y conviene que se conserven unidos é intactos hasta el momento en que ea oportuna su incor oració~ á 1 línea de combate. La ca baile ría utiliza su movWdad para sustr erse á la acción del fuego, manteniéndose á distancias superior á su alcance has­ta que debe interve nir lo que teniendo lugar ordinariamente ha­cia el fin del com ate ) sobre lo flanco favorece su colocación á r taguardia de ellos en emplazamientos que estudiados revia­ment a eguren su concurso en el momento crítico. Al acercar­se éste se apro'{ima á las lfneas de infantería deslizándose por la contrapendiente y depresiones que mejor la oculten, salvando á galope los e pacios descubierto y teniendo especial cuidado de no ponerse á tiro de fusil de las localidades y puntos cubierto que sospeche pueda ocupar el enemigo, á no er que la posibili­dad de reconocerlo aleje todo peligro de e m oseada. sta precaución es indispensable á los cuerpos indepenclien . . te que habiendo obtenido el contacto, maniobran sobre los flan­cos del enemigo · pues éste, á más de cubrirlos con su línea de puestos a\·anzado es regular que los segure cen otros destaca­dos, que ocultos en puestos ventajosos, acecharán la ocasión de castigar su osadía con algún lazo. En tal concepto, todas las po­blaciones, caseríos, osques y demás lugares sospechosos de ocu­pación así como los camino que á llo conducen, deben ser es­crupulosamente reconocidos antes d cruzarlos 6 pasar por us cercanías. La artillería en posición se abriga detrás de la ere ta y aleja los armones y carros á retaguardia, cuanto s compati Je con el buen crvicio y la mayor movilida de las piezas. unca e ta­blece á proximidad de bos ues ó Jugares que puedan ocultar tro­pas enemigas y favorecer su repentina é ine perada acción á corta distancia, y se mantiene 1 mayor tiempo posible fuera del alcan­ce máximo del fu iJ sin llegar al eficaz hasta los momentos más críticos. l\.1ientras no entra en acción, se oculta cerca de los emplaza­mientos que debe ocupar, y espera el momento preciso de colo­carse en batería para romper el fuego. co o l Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia 1 cambiar de posición ma1·cha en línea, evitando los movi­mientos de flanco y toda maniobra que pueda retardar su acción, forzosam nte suspendida para marchar, y que conviene reanude prontame nte. Las grandes baterías suelen mo·verse por escalones alternados, para no interrumpir totalmente 1 fuego.-Conll1ztía LA R EORGA IZACI01 T DEL EJÉRCITO I GLÉS omo ya hemos indicado en estas páginas Yiejas y hondas causa históricas y geográfica hicieron al Estado brit~nico preocu­parse iempre de su poderío marítimo, abandonando la robustez orgánica y moral de us in tituciones militares terrestres. La en­señanzas de la guerra de Crimea inquietaron á la opinión pública y á los hombres de Gobierno· ma la impresión duró poco tiempo sin qu reformas importantes vinieran á modernizar y á vigorizar aquel Ejército, pese á las enseñanzas d e las sucesjvas campañas que en el Continente o tenían las principale potencias muy es­pecialmente de la tranco- germana, tan próvida en leccione . E:\.is­tía un grave y manifiesto desequilibrio entre el poder marítimo y el militar de Inglaterra, desequíli rio de que se hacía eco en 1898 una autoridad tan cana y tan ilustre como Lord Roberts quien en una fi e ta militar de los voluntario decía por entonces : ' La ma­rina no puede por sí sola defender las Indias ni los derechos de la corona inglesa en China y en frica; al Cobrerno corrcspo11de, m vúta de lar ruccsülad(S nadonales que t:~"l-·isfetJ ur di?Jer~os puntos dd globo, d(dd/r . i las fuerzas de que d/spo1umos son sujicz'en/t.s para las exi'gc:ndas qu( pueden surgir. ' . Algunos año hac-e, el mismo Lord Robcrt , al igual que el ex- eneralísimo :Volseley y tal cual hombre ilu tre del lemento ci' il, pregonaban la necesidad de introducir seria reforma en el Ejército, pero tt·opezaron siempre sus generosos y preYisores deseos con la fuerza de la tradición y el egoísmo de los polftico ingleses. La argumentación de cuantos querían vi"ir á la sombra de sus viejas costumbres militares era, como sigue siendo, la siguien­te : el dominio del mar, que poseemos nos defiende de toda inva­sión; este imperio de los mares nos pone también en condiciones de realizar un contra-ataque sobre cualquier punto, el que mejor nos acomode, de las posesiohes ultramarinas 6 de la mi ma me­trópoli de nuestro adversario. Los peligros terrestres sólo pueden venirnos por el Canadá y la India · pero lo Estado nidos del orte son aliados nuéstros, y Rusia, mientras tenga u base de ope­raciones tan alejada de nuestras fronteras, no debe preocuparnos. Si algún día logra 'rencer esta dificultad llevando su base al cora­z6n del Afghanistán, tiempo tendremos entonces de prevenirnos Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ol tín ilitar de Colon1bia '- 53 _J ante las nec d l de 1 In r . · cnta po r lo m e no 20,0 o homl>r de tro-e gur n en el r u puesto d l Czin1 st1 t ice y junto con e t ott·o verdadero Ejército dt: P licía coloni 1. r los rigore dd clima y los hábito tradicionales de las fu e rza de las Colonia , lo u ld y pcn i ne e O. cialid y trop .1 c c sitan ser muy levado ; ¿ cómv po da co ncili r todo llo dicen los partid r"o d e ~ slalu fJUO, i e. i tiet·a el servid militar obli Yatori ? D .... spué de 1 guerr franco-germana, tratóse tibiamente n Inglatcn· de pr p rat· el amino pa•·a ir hacia 1 rincipio que tan brillante· re ult do· di á Pru ia. El entonce !ini tr d la Guerr , Lord Carclcll, qui o e lablecer algo así com un ervtcto reducido á fin de ref nr. r lo efecti v total e , haden des­filar mayo· núm ro de homl..> · ~ ¡..lOr banderas. Pero tropezó ad - más de las añeja Lradicion ~ con que 1 1·enu ,.o de re mr lazos en el Ejército de las Indias y posesiones de ltt·amar arrojaba un enorme uari mo n lo tran portes; de aquí que el plazo de tres ños e él ¡- ponía como tiempo de er ido activo> tuvi ra que elevarlo á cinco y muy Juégo á sei años. un este plazo, llamado corto, re ultó muy on ro o, y hubo qu Yenir al sistema que aún hoy ri e y cuya e racterística con' iene presentar, tomando como norma el ensami nto de ord Laudsdowne, de cuyo tiempo d Iini terio de la Guerra arranca la organización que exi tía al e - tallar 1 actu 1 conflicto con la do República boer . El Ejército inglés debe llenar tres objetos esenciales : 1.0 fantener en las Indias y en 1 colonias un ef ctivo d cerca de Ioo,ooo hombres. 2.0 E tar en condiciones de poder movilizar fuerza nece a­rias pat·a la equeña expediciones coloniales; y 3. 0 oder organizar, en caso de guerra con una potencia eu­ropea, tre cuerpo de ejército completos. Encerra a la organización en el sistema de los eng nche vo­lunt río , con ificultad odían alcanzarse efecti,•os numero o ca­paces d alimen ar esta grande necesidades, por a í llamarla constitutiva , má aquella otras que e derivan necesari m nt en ca o de lucha. Al e tallar 1 choque con el Tran vaal y el Estado 1i re, con­taba el R ino Unido con un jército regular de 256,ooo hombres Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '- 54 _J nominales, pues los efectivos reales en 1.0 de Enero de 1899 su­maban 23 1,85 1 hombres. En cuanto á Jos demás elementos del Ejército ocurría algo semejante, como podrá ver el lcclor. •- · El efccti vo de la resen'a, en presupuesto, era de go,ooo hom . bres ; pero el efectivo medio real registrado en el año de 1 8g8, era de 8o . go hombre . La milicia y la reserva de la milicia figu­raban en presupuesto con I 30,687 hombres, cuando en realidad ólo alcanzaban un efectivo de 103,647 hombres. Aparecía en presupuestos la yeomanry con 1 1 ,ooo hombres, cuando en su efectivo reales sólo se registraban 10,433. Y or último, los voluntarios tenían en el papel 362,767 indi­Yiduos, cuando r almente sólo eran 230,678 en 1.0 de oviem­bre ele 1 8g8. n re ume n, la situación del Ejército inglés al estallar el con­flicto ofrecfa los siguientes totales en su efectivos: En I resupuesto............ .. . .. . . . . . . . .. . ...... 750,617 hombres. En la realidad.................................. 657,499 ••• Conspiraba también contra una buena organización militar el hecho de que el presupuesto de la metrópoli sólo soporte una par­te de las cargas. L India, por ejemplo, paga los gastos del ejér­cito europeo que allí exi te ; y como de establecerse un servicio corto para el aumento de los efectivos, lo5> reemplazos costarían una enormidad por el pasaje de ellos á tan larga distancias, de aquí el que los buenos legisladores metropolitanos abo2"asen por un slalu. quo que, de alterarse, podría rcfluír sobre el erario inglés. A robustecer también todas sta reflexione venía una e­ríe de sucesos qu necesariamente habían de afirmar al Parla­m nto en su creencia de que con los recursos militares existentes se podía mantener y aun acrecentar el Imperio británico. Las varias x¡;ediciones contra lo aschantis (74 y 95-96), la de los matabeles en r 8g3, tal cual razzia n Africa y en Asia, y sobre todo la expedición al Sudán n r8g8, todas tan fáciles y bre­ve , sirvieron para embriagar á la opinión y para que los anun­cios de Robcrt , Wolseley, Brodrick y otros hombres de expe­riencia cayeran en absoluto descrédito. To o Jlo, n resolución, ha venido á contribuír á ue las ins­tituciones militare británicas permanecieran estacionarias, con. servando us añeja características morales y orgánicas, tan dis­tintas de la de todos los países uropeos. El oldado de oficio, formando n la sociedad una casta, re ulta al cabo un mercenario lleno e vicios y de marrullerías, insensible á las Yibrantes impre­sione del alma popular y amigo del Rey no más que por la mo­neda .... Injustici not ría seda el n garle háb tos de disciplina, valor, instinto cu rtelero, respeto ;t u superiores .... P ro, no representan o su función social el de er y el derecho d ciudada­nía, cual curre en Jos pueblo continent le ; iendo el cuerpo de Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. • Boletín Militar de Colombia '-- 55 ..J oficiales, no los instructores de la nación en armas, sino los ma­quini ta que llevan el aparato armado del país; careciendo de la compenetración y solidaridad á que estamos acostumbrados del lado acá del Canal; estando los sargentos veteranos al cuidado y vigilancia y en relación directa con el soldado, resulta una falta de armonía d la ticidad, de solicitud y de engranaje fecundo entre la soci dad civil y militar, de un lado, y entre la dirección del Ejército y su elementos constituyente , del otro. Con instituciones armadas de tan rara y vetusta constitución, no concediendo á la fuerza terrestre aquel cuidado con que del Rey abaJO e atiende constantemente á la marina, faltan á la ofi­cialidad el e tímulo y los medios para obtener una instrucci6n su­perior de que por otra parte, no había necesidad hasta ahora para combatir con masas deficientemente armadas y sin otra doc­trina militar que su valor ciego y su fanatismo. Por eso las críti­ca que la prensa viene formulando contra los generales y los ofi­ciales por los sucesos desgraciados de la actual campaña, van ín­tegras contra los u en el Parlamento, ante la opinión y en el Gobierno han debido impulsar por otros derroteros la máquina anticuada, torpe y costosa de la organización militar del país. Cual ocurre siempre en parecidos casos y en todos los pue­blos, el cuer o d oficiales ha venido á pagar con su sangre, sus virtudes militares y su patriotismo, los errores políticos y orgáni­cos, acumulados con el transcurso del tiempo por gobernantes y políticos mediocre , y aun por verdaderos estadistas, que cayeron también en el error de creer que el dominio del mar ahorraba la tran formación del oder terrestre, de pobre caro y premioso, en flexible conómico y fecundo . • • • El Reglamento de 1894 sobre la movilización de fuerzas en la Gran Bretaña pre e(a, para el caso de movilización general, la constitución de un Ejército de tres cuerpos cada uno con tres di- / visiones de á dos brigadas con cuatro batallones cada una. El pri-mer cuet·po de Ejército había de componerse de tropas regulares de guarnición en e l ur de Inglaterra, comprendiendo las del campamento de Alder hot. El segundo, todo también de tropas regulares se formaría con dos divisiones de las tropas de Irlanda y una división constítuída con las guarniciones del Norte de Ingla-terra y de Escocia. La milicia daría los elementos para el tercer cuerpo, al vo una brigada que sería de tropas regulares. Careciendo de grandes unidades, salvo la de Aldershot, for­mada en tiempo d paz por una división de tres brigadas de infan­tería e á cuatro batallones y una brigada de caballería de á tres regimientos, éstas se forman para marchar á campaña con las tropa que se de ignan de las guarniciones. Existen 1 7 distritos territoriales, análogos á las regiones de cuerpo de otros países, y al frente de cada uno de ellos se halla un Oficial GeneraL Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-- 56 _J El reglamento de r8g4, aunC]ue sustituído por el de 18g8, sub­siste en su e encia, y sobre todo en lo que afecta á la composición de los cuct·pos de Ejército. Como el conflicto con la Reptíblica ud-africana no estall6 repentinamente, el lfl(zr Office pudo ir preparándose para el envío de grandes refuerzos. Desde el me de Septiembre e confeccionaban multitud de uniformes ¡.~ ciales para la tropas que habían de marchar al Tran Yaal (uniformes klzakz); n r ooJwich se arregla­ba el material de at·tillería, pintándole también de color khaki;. multitud do comisiones milita1·e aHan á realizar compra5 de mu­los y caballos par.a la o·uerra, en España Italia y Huncrría, en la América del Norte y n la del Sur; e:l Almit·antazgo e ponía al habla con las grandes compañías de tran pot·tes marítimos y por adelantado n ptícrnbre y prim ros días d Octubre de r8gg, salían con d stino á G pe-Town varia compañía de tren. Aun cuando la mon1izaci6n del cuerpo c.-ptdicionario estaba acorda la desde el 29 ele ~ ptiembre, no la d crctó el ! fini tro de ]a Guerra hasta el 7 de ctubn.~, en qu , e n la apr baci6n del Consejo y por autorización real, se con ,·oc aban la n:sen·a y se suspendía el licenciamiento de lo cumplidos del Ejército activo. Este mismo día el Generalísimo Lord Wol 1 y, en ord n d 1 día d e l Ejército, llamaba al servicio activo á lus 1·eset·vista de 1a um­dades destinadas á componer este cuerpo t::. ·pedici .nario. Los resen·istas llamados cotTespondían á ocho regimiento de caballería que r u1t ron siete porque el 14. 0 de húsares no em­barcó hasta despué con la quinta división. \ estos cuerpo y á 26 regimientos de infantería debían incorp~rars e la primera clase de la resen'a, tn no la ección D., 6 reserYa uplementaria. Regimientos de la guardia: los ya pasados á la reserYa des­pués del 30 de Junio de r 897. Artillería: los designados individualment . Ing-enieros : parte de su reserva, y lo propio para el tren, com •) añías de sanidad, &c. La orden de movilización á cada reservista iba acompañada d el correspondiente pasaporte para circular gratis po.r: todas las líneas y de una libranza d 3 chelines para su alimentación duran­te el trayecto. las familias de los reservistas el Gobierno conce­día indemnización (separaf/on allowatlce), consi tente en 8 peniques diarios á la mujer y 2 peni1ues á cada hija de menos de 16 años 6 hijo menor de 14. Con arreglo á los efecti\'u en el papel, el cuerpo de Ejército ha l·fa de componerse de 52, 1 3 hombres, de los cuales 49 3o6 d ebían m<'rchar al Africa clel ur y 2,832 permanecer en los de­pósitos qe la metrópoli. Debemos añadir que las unidades movil.i­zadas estaban en la metrópoli, menos dos batallones de la guardta que f rmaban parte de la o-uarnición de Gibraltar e 25,000 reservistas llamados á filas, el 98 por roo recini6 la orden, no incorporándose, sin embargo, sino 2r,ooo, según de­claraba el entonces Ministro de la Guerra, ~1. \Vyr . ..Jham en la Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia '-- 57 _; Cámara de los Comunes, el 20 de Octu re, iendo de notar que el di trito má remolón fue uno de Londres, hecho que rueba el mayor ego{ mo de los centros populosos compara os con lo rura­les. Del rt;;conocimiento anitario practicado, resut 6 que el 8 por roo e 1 incorporados fue declarado inútil, y en la guardia, más exigente que lo otros regimiento el ro por 100. Resultado final: de lo 25,000 llamados con los no e co ·idos y las faltas, quedaron uno 20,000, 6 sea algo meno de la cuatro quinta parte . Aun cuan o el último día para la incorporación era el 17 de Octubre has~"'t el 20 no comenz' el embar ue del ganado y ma­terial, empleándost.: en las operaciones de concentración en lo puertos hasta el 12 de oviembre sien los elementos ern­barca os: 1 721 Oficiales ) 4 977 solda o y clases· en total, 46,6g8 ~uarismo, como se ve, inferior también al calculado. Fo1·madas las grandes uni ade con el~:: m .!:1 JS de aluvión, sin lazo e compañeri mo y sin la corre pon ncia m ral y militar que en la paz Si! e tablece entt·e Jefe y subordinados bien puede afirmar e que ya al embarcar llevaban gérmene J.e desunión, y aun de desaliento que no podían ah gar d~::spué ni el heroísmo ni el sacrifici de la oficialidad y tropa. Y si esto ocurría con la m ilización y el embar . ue del pri­mer cu rpo sin apresuramientos con la convicción de que tra­taba de un pa eo militar á Pretoria con todo linaje de medios y de recur os, puede calcular e lo que ocut·riría cuan o, luégo de sufridos los primeros serios reveses, el orgullo británico desbordó, y acel radamente ce enfardó" unidades y abarrotó con ellas los sl~amers. Los refuerzo ai lado para cubrir b· ja · el en ío d la s.-, 6.", 7.", ... y g ... di\·isiones; las fuerza de la milicia y de l yeo­manry; los voluntario y alguna otra unid , r clutada y co teada por la inicia iva local to o revuelto y apresurad , irvió para for­mar en el Africa del Sur el formidable Ejército u lucha casi es­térilmente con lo pobres y mermados boers. 1as, por el raqui­tismo y escasa fecundid d de las in titucíones militares inglesas, el problema se encuent1~a hoy en un e olador estado d agota­mietJto, sin que se hay p~dido saJil- de él por Jos expedientes y medidas parciales á que, ante lo requerimientos del neralísimo de las fuerza en operacione , apelaba el 1Var Office . .r • * La ituación de la cosa militar s lo mi mo en el Africa austral que en Inglaterra llamaba poderosamente la atención de la g ntes pensa ora . Agotados lo manantiale de la fuerza orgánica en una campaña de escasa importancia ¿cuáles no se­rian lo peligros ca o de un conflicto serio con cual uier poder importan e de Europa? No ya la prensa callejera solamente, sino publicaciones más acre itadas y le ídas, acentuaban de día en día los estudios sobre Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colotnbia '- 58 -' re militare, llegando en sus pesimismos hasta á sospechar si los re­cursos marítimos de la Gran Bretaña estarían á la altura que los sacrificios del país demandaban. En la revista M1ultenlh Century, de Marzo, por ejemplo, H. W. Wilson decía que la flota no podía dar de sí lo que de ella se esperaba, que estaba mal organizada, que en el Mediterráneo resultaba inferior á las de Francia y Ru­sia..... ¡ Fenómenos del pesimismo nacional, comunes en todos los países cuando llegan acontecimientos doloro os! De todas suertes, el estado de ánimo de los buenos patriotas sirvió á maravilla para que el gabinete elaborase un plan de re­forma del Ejército, en el que el Ministro de la Guerra, ~1r. Bro­drick, había de ondear la opinión del Parlamento acerca de la decisiva cuestión del ervicio militar universal y obligatorio. El ilustre Federico Treves, Juégo de estudiar ., el teatro de la guen·a el funcionamiento del cuerpo de Sanidad militar, abo­gaba en notable artículo por el aumento del personal ubalterno y por la creación de una reserva médica y sanitaria capaz de fa­cilitar el personal que exige una campaña; Conam Doyle, como antes Sidney Low, en la ya citada revista l\í'rzeteenlh· Cmtury, dis­currían, el uno sobre la conscripción, considerándola. conveniente, y el otro acerca del fracaso del modo de reclutamiento por engan-ches voluntarios ...... "El sistema no marcha bien. Desde luego, no hemos logrado obtene-r 1 número de homhres bastante para llegar á nuestro imaginario programa. El Ejército está siempre por debajo de su e ectivo reglamentario: la milicia igualmente, de sus 20,000 hombres, y lo. ·oluntarios de 40,000. En una pala­bra, no se encuentra número suficiente de hombre decididos á so­meterse á la educación milítat- mediante un sueldo permanente, temporal ó gratuitamente. En segundo lugar, los hombres reclu­tados más parecen sombras, pálidos fantasmas de soldados, que hacen buen servício en el papel y en las estadísticas, pero que son inservibles para la campaña ..... . ";,Cómo explicar de otra suerte el hecho de que mientras recorremos afanosos todo el imperio en busca de soldados robustos, sin preocuparnos de averiguar si legalmente pueden ser soldados, á fin de formar las fuerzas nec saria para el Africa del Sur, ten­gamos todavía nominalmente en la metrópoli IOg,ooo hombres de tropas regulares? Esto es lo que, desorientado, dijo Mr. \~yndham en la Cámara de los Comunes, el 12 de Febrero de IgDO, cuando después de sus primeras palabras, vino á pedir 50 000 hombres de tropa de refresco para la campaña; ¿por qué no sacarlos de los IQ9,000 que aún figura an en los registros de las Comisiones? Por que verdaderamente no existen; porque Jos que hay son enfermos, inútiles para el scrYicio, cortos de talla, &c.; porque el mozo de cuadra más romo 6 cuaiquíer dependiente de mercería, después de algunas semanas de ejercicio, estarían en mejores condiciones para hacer la guerra que la mitad de los soldados regulares del Ejército británico . ., The Nalional Revtew, Conlemporar~, Cornh1ll, New Li'brral Re­view, 'I he R8vtews o.f Reviews y otras publicaciones más populares, Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín Militar de Colombia \_ 59 _J por unos ú otros modos, en artículos doctrinales y de polémica, discurrían acerca de las instituciones militares, de su flaqueza or­gánica y moral y de la necesida n ue el Reino Unido se halla­ba de abordar seriamente la reforma de sus sistemas castrenses . .. otábase, in embargo, en esta campaña de la opinión, pre­paratoria de la parlamentaria y gubernamental, la timidez con que los escritore trata an las cue tiones relacionadas con el ser­vicio militar general obligatorio. · Tal es la fuerza de la tradición en la Gran Br taña, y tan hondo eran los. error s exisl~ntes en estas cuestiones de re mil/tare! Por su parte el Gobierno, abrumado por las exigencias de la campaña, pero siempre receloso de la opinión del Parlamento, se andaba por las ramas, como vulgarmente se dice, con expedientes y medidas transitoria , sin remediar la necesidad sino momen­tánea y deficientemente. 'El Gobierno--decía el anterior Ministro de la Guerra, Mr. Wyndham-no tiene intención de marchar por la vía del servicio militar o ligatorio, ni de nada qve se le parez­ca .... Cree el Gobierno que esto sería inoportuno ur. tanto que no realicemos nuevas tentativas para desarrollar y orgam·zar 11ueslras fu~r­zas mr1ilarts en liánpo de paz .... ' A lo cual contestaba el leader de la oposición liberal en la Cámara de los Comunes, Campbell Banner­man, ccque había oído con verdadera satisfacción al Mini tro de la Guerra rechazar la idea del servicio militar universal obligatorio ... u He leído-añadía-mucho artículos en la prensa relativo á la conscripción; pero yo pregunto : ¿ la conscripción en nuestro país, no existen razones que la hacen impracticable ? D sde lue­go, el servicio que en tiempo de paz incumbe á nuestras tropas, esto es, el de guarniciones en nuestras colonias, e~ d aquellos que jamás se podría imponer á tropa" reclutadas según e l ser icio mi­litar obligatorio; en segundo lugar, la misma idea de la conscrip­ción es extraña al carácter y temperamento de nue tro pueblo; tan así es, que si se implantara daría por resultado el destruír el entusiasmo natural que lleva, de una manera tan notable, á nuestros compatriotas á ofrecer sus servicios al país en las circuns­tancias presentes." Lord Lansdowr.e, Ministro de la Guerra al esta llar el con­flicto y en la actualidad ecretario de Estado, decía en la alta Cámara : Yo pienso que mucha gente migrarían del otro lado del Océano en demanda de paí e donde estuviesen seguras de hallar su propia religión, su l engua, y con frecuencia us ropias instituciones, y donde no tengan la conscripción que los asuste. Había en estos días una curiosa información en los periódicos dia­rios. e notaba un constante flujo de jóvenes emigrantes ingleses á Nueva York, y cuando se les interrogaba el motivo de abando­nar su país á un mismo tiempo tantos jóYenes, respondían: He­mos oído que se piensa adoptar el servicio militar obligatorio en el Ejército, y hemos decidido marcharnos con tiempo.,, Con tal movimiento de pinión, el actual Ministro de la Gue­rra, Mr. Brodrick, presentó su reforma á las d e liberaciones del P rlam nto. Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. Boletín tlilitar de Colombia '- 6o _J Las idea ue con tituyen la base e la r forma del Ejército~ son las siguientes : Inglaterra necesita a crcibii·se para poder enviar al exterior un re petable ejército, in de~atender pot· eso la defensa del país· para ello debe um ntar u caballería y su a1·tillería, los trans­portes y Jos ser· icio a u. il an.: ; e fucr,¿a mudificar la instrucciór, de 1 s tropa acándola d lo cuartel · 11 vándolas á los cam-pos de maniobra á lo 1 t rr no de conocido, dond la iniciativa pu d d e. arrollar · y lo jercicio e aproximen cuanto sea posible á. la r e lidad de la o-uerra. El territon d la m tr(po lt é Ji, i li1·á en s · di trito mili­tares en cn.da uno d e lor cual s st.: e sta 1 -'C e r-' un cuerpo de ejér­cito comph:: to, con un Coman lante en J ·fe ue lo mandará e tiempo d gue tT . L regione un: .Ald e r hot, li but·y, Irlan­da, Colche t e r York y E cocia. Los tre~ pdm e rvs e tar ' n e.·clu­si ·amente con tituído or tropas ¡·eo-ularc. : 1 o r·u 1re com­prenderán go batallo \;;s de milicia y de • lu 1tari ; adema~ 2 batallones d milicia y voluntario también. Tres de to cuerpo de ejército, lo pri 1 ro , má_ una di,·i­sión de caballería, en conjun o 120,000 h mb1·e habr n de estar sictnpre di pue to para alir del tet-ritorio metr·opo1itano. Para subvenir á la necesidade orgánica en hombre~, de esta nueva organizac16n, 'Ir. Brodrick no e atrevía á recurrir al servicio militar obliga~or:io r or el q ,Je tan 6lo se declaraba aman­te platónico. Bu O\ los recursos y confiaba - ncontrarlos en la­ampliación de los si t mas "igentes, di minuyendo el tiempo de los reenganches y aumentando la prima d é t 1 defender us idea en el P rJamento, el Iini tro de la Gue­rra concluía haciendo el siguiente resumen de u proyecto: ''Con un mayor ga_ to d 3.000,000 d libras esterlina , di pondremos de un ejército regular permanente d 155 ooo hombr s; de una re­ser a de go,ooo; d una milicia de 150,000; d una yeomanr.y de 35,000, y de un cu r o de voluntarios de 250,000. Sumando todos los servicio , disponclr mos de 6 o,ooo hombre . E tos 68o,ooo hombres habrán de repat·tir e así: Ejército d campaña........................... 260,000 hombres. Guarniciones de la metr6poli... .. . . . . ... . . . . tg

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Boletín Militar: órgano del Ministerio de Guerra y del Ejército - Año VI Serie III Tomo I N. 2

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