Tengamos en cuenta que desde sus inicios la matemática ha influido en el
ideal de belleza, puede ser por el concepto de simetría, equilibrio, de armonía, de
relación, entre otros; son dos campos del conocimiento que soportan inmensamente
el desarrollo del pensamiento en nuestros estudiantes: “la matemática y la
literatura”, ambas consolidan ese potencial y creatividad, las dos aportan a los
procesos del pensamiento lógico en el hombre a organizarlo y disciplinarlo, los dos
tipos de lenguaje se complementan; el lenguaje matemático de hecho ayuda a los
niños a desarrollar sus habilidades lingüísticas, en fin las dos nos brindan un
mundo de ficción, o por lo menos que parece ficción.
Es bastante apremiante la necesidad de buscar mecanismos que nos sean
útiles para desarrollar el pensamiento lógico en los estudiantes, obviamente dentro
de la escuela se deben implementar diferentes y novedosas estrategias que ayuden a
los chicos a salir de ese mutismo mental, de esa negación a relacionar, de esa apatía
tan profunda que sienten tanto para leer de una manera crítica, como para elaborar
ejercicios matemáticos que les exija desarrollar la lógica y aplicarla.
Nuestro interés al realizar este trabajo, es mostrar de manera clara la literatura
detectivesca como una herramienta para desarrollar esa lógica en el estudiante; a
través de diferentes aspectos de ésta, el chico va a mirar la manera como se dan
cada uno de los elementos de orden lógico y se van encadenando como eslabones
que van dilucidando el camino a situaciones que son bastante complejas; es evidente
la necesidad de encaminar a los niños en el mundo literario para avanzar
significativamente en el desarrollo de las operaciones mentales y en la construcción
y constitución de su conocimiento.
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Finalmente, nuestra pretensión es mostrar el presente proyecto como una
estrategia de aula que sirva para potenciar las competencias de los estudiantes en
estos campos del saber; la adecuación e implementación de un ambiente de
aprendizaje y el diseño de la metodología IA propuesta por Rasco (1990) en sus
cuatro momentos, cada uno de ellos interrelacionados y estructurados con un fin
específico, dispuestos así: Planificación, Acción, Observación y Reflexión, que nos
permitirá llevar al estudiante por aquellos senderos mágicos de la estética
matemática y la estética literaria.
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