Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Dl~ItC.'¡'PR¡¡;S :
ALEJO UK LA TORRE Y LTICA~ CilMl.LglUJ
ADMINISTRAfOR
Fl'oilán Gor.zál 0'~
Te/C'g;'amas: LIlJEIL1L.
TELÉFO~ O número ¡j :;: ;j .
No se devuelven ori~inales.
f,a corresponJencia debe dirigirse al AJ·
ministrador.
O" WINA: .Acera oriental, Parque d~ San·
tander, número 394.·-Apartado llúmal'O 377.
Suscri pclólI por leo lllhneroe en
, ()olomhie .. ......... .. ... ........ . ...... $ I .. ,
Srs{ ri pei6n P( r 50 númt' fos. .. .. ... 2 ...
En el Ex l.(' r;or (oro ' .. .. .. ... ....... ,... 1 /jO
Remit irlo_. col umna..... ... .. .... .. .. .. 15 .. .
GaceLiliil •• ~a la\.¡r>l . .... .... ... .... .... " U 05
Avito", pah b"" ..... ..... .. ........ O 01
Número suelto el dí; de sn.lidn. .... . O O,:;
r. vi,(s que se ~ pa['ten de 11\ fo rma
0niinurÍ;,¡, precio COlll encional.
fi"Todo pago anticipado~
A:&O 1 - Serie 1 - NúmerG 38 BOGoTÁ - REPÚBLICA DE COLOMBIA Drmingo 1." de Octubre de 1899
CEMENTO ROMANO (PORTI~AND CEM]~NT)
de la lnejo!' marca del nlundo, dp. buena calidad y fresco, en cajas de 5 arrobas, 5 libras neto,
A $ 30· LA CAJA
BAZAR VERAOR.UZ DE LEO S. Kopp & 0.°
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l.a CALLE REAL B A ZA __ H SAMPER NUMEROS 432 Y 434
A pesal' del alto cambio este almacén se esfuerza en seguir vendiendo á los precios más bajos de la plaza su bellisimo surtido de telas para trajes y de lIove-dades
de líltirna moda y exquisito gusto para señoras. · ,
Acaba de recibir un bellísimo surtido de sobretodos do paño para Reñoras, enagua~ o ,f?udos de seda,
modistas de primera clase; un surtido completo ue g uantes pal'.i señoras ycaballel'os ; lmdlslllloS b,oas de
verdadera novedad, para trajes de lana, seda y algodólI ; famosas telas para fon'os, etc., todo lo cual tIene el
trajes para señoras y saliuas de baile, fahl'ictldos pOlo
plunn.s, de todos precios: '1untillas, paños y tel:, ---------
T .INTORERIA D,Ii; RICARDO MARIA UIFüE~TES R. (Calle 18, número 117, media cuadra arriba del Hospicio). Tinte negro filiO garantizado sobre
toda clase do telas de lana y mantIllas de cresp6n p. .
..
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL DIARIO , .
TELEGRAMA IMPORTANTE.
U"gente.- Bogotá, 30 de Septiembre
de 1899.
Directorio Liberal de ...
COllsultando unidad futuro
plan Directorio, acordamos beneplácito
Directorio Nacional,
conformidad opinión distinguidos
copartidal'ios antiguas fracciones,
atrilmÍr candidato unionista
Vargas Santos facultad
nombrar suplentes y colaboradores.
Comuníquese.
AQUILEo PARRA--JOSÉ MARÍA
RUlz.
•
(l) A la moneda de 5 francos se puede
conservar su nombre colombhlllo de peso,
con el objeto de que, á voluutad, cada cual
pueda llevar sus cuentas por pesos ó por
francos; para esto pU8de couservarse la deno·
minación de centavo para indicar la cenMsima
parte de un peso, y la dc cén ti mo se
reservarla pura indicar la centéaiooa parte
de un franco. U na vez hecho el cambio del
sistema monetario en la relación fijadaRlnedarían
3 unilades monetarias da cuenta re·
ducibles: uua á otra por una relación fija;
el p,'so de papel, unidad de cuenta antigua,
el pello de oro y el franco, unidades de cuenta
nnevas.
00 mayor q na el valor del p~pol, es cilBi
seguro que no se presentada tÍ la conversión,
lo qt\~ (lisminuiría eu algunos
cientos de rn¡¡e~ h suun total da mo·
neda 'lctnal ({ tIa hubiera nec9~idad de
convertir. Bu caRO de qua fuera preciso
recogerlll, Re pagt\ría por tlldo su valor
intrí n"eco oumentando en un tanto por
oiento tv¡uitativo para que los telledores
no sufrieran pérdida ni tllvieran ganancia
en la operación. A la moneda de
níquel; ya sea qne He cambie por 'lila
nueva, ya que se le deje en circulaoión
con su vlllor fraccio~ario con relación
al peso de papel, debe dár391e nt¡ carácter
tan estrict~meute fiduciario como
sea po~ible, para lo cual se oumplirán
fielmente las disposeciones del Código
Fiscal Robre dicha moned~.
Como á razón de 6 francos por habihnte
nos corresponderían de 25.000,00U
R 3lJ.01J0,OOO de franco, (1), ósea $ 5
tÍ $ 6.000,000, 1»00 máq ó menos, y al
precio actllal de $ 0,40 oro, los 25 gr;¡mos
de 0,835 costi\l'Íau $ 2.200,000,
término medio, que con los glStO;¡ de
acuihci,ín y de introduoci,ín c,~lcui(\d()s
en $ 300,OOO,8arí~n$ 2.500,000. Dadu·
ciendo del total de $ 12.000,000 los
$ 5.500,000 en que h9mos oaloulado
la acuñ~ción de h plata, nos q nadan
$ 6,500,000, á lo., cuale, h1y (1110
agregar los $ 2.500,000 qne cuesta 11\
plata y su acuñación, y la operación
total de la con versióa no costal'h, en
la prop~rción q '11) hemos supuesto de
3-5 po~ 1, sino u.nos $ 9.000,000, oro,
h1ciéndooe una e~O!lom¡a d9 $ 3.0l10,OJO
oro.
L~ conversión p:Jll'Íi\ llevarse á oabo
sin carg~rnos con descuent03 de empréstito8
y sin alterar notablemente
nue~trl> merolJo monetario, esto ee, conservando
en toda la oparaciófl un~ normalidad
.m'lyor de la que por ningún
Otl'O medIO de los que han sido propuestos
hasta ahora, pudiera obtenel'S3, y
con menos gra vamen para el TclRoro y
pam los particulares. Por e!lte sistem'\
se respetan, mejor que por ningún otro,
lo~ opuestos intereses de aCI'eedores y
deudores, pue,to que no puede alterar
de modo sensible el moato do las obligaciones
exigibles ni de las que' estén
por vencer. ..
BUENAVENTURA AN23LA
Tras ulla corta pero benéfica. .
existencia rindió aye¡' la jornada
de la vida el doctor Bllenaventura
Anzola. Era Anzola
miembro muy distinguicto de
la última generación que recibió
enseñanza en los colegios
de San Bartolomé y el Rosario,
bajo el régimen liberal. Corno
todos sus contemporáneos, el
doctor Anzola tuvo que afrontar
el problema de la vida, agravado
por la mísera condición á :
que los liberales de carácter
quedaron reducidos después de
la catástl'Ofe que desde ha quince
años viene consumiendo y
agotando las fuerzas de la Na·
ción:'
Anzola aceptó y peleó como
bueno esa lucha desigual. Merced
á una ~:onducta intachable
y á una labor conFltante, inteligente
y activa, logl'c) colocarse
social y políticamente en envidiable
situación. Jefe de qu
hogar 1110<1f:.lO, respetado y acat:
1do por amigos y adversarios,
.Y lleno de fe en la eficacia de
la práctica constante de los
principios de equidad y de justicia,
el doctor Anzola tenfa
delante de sí un porvenir risueña
y era una esperanza cierta
para sus hijos, para sus amigos,
para su causa y. para la patria
que tánta necesidad tiene de
hombres probos é it1\:eligentes.
Triste, muy triste es ver des-aparecer
de la escena de la vida
hombres que parecíanpredestinados
para vivi¡' y progresar.
Doloroso es ver que la
mnerte troncha eKistencias necesarias.
A la afligida esposa del doctor
Anzola, á sus hijos y á toda
su fH,milia, presentamos nuestrasentida
expresión de condolencia.
Ootubl'e 1.0 de 1899 '
ORONIOA
Urgent~.-A los señores
Agented que aún ,no Jan contestado
la cÍI'cular que les dirigimos
eon fecha 17 del mes de
Ag03to próximo pa.sado, les suplicamos
muy encarecidamente
nos h;1gan e 1 f,~ VOl' de honrarnos
con una r'espuesta..
Sstá en la capital nuestro IImi·
go y coparti,ialio el dootor Carlos C.
Otálora. Lo saludarno. cariñosamente
y le desearnos perlljanenoia frliz en Bo·
gotá.
Nllestro distinguido clllaborador
doctor Bslisario Peñ,\ V., siguió ayer
para Buenavista en' unión de su estimable
familia, en busca de mejores
aire~. Deseamos á los simpáticos paseantes
nn veraneo provechoso.
Incendio, Ayer á las dOl y treinta
p. m. s.] inoendió la cociUf\ de la casa
et1 donda viva el soñar Carlos R. Duqtle,
cita en la cU'ldra ,séptima de la
calle 12. Debido á la acti vidad y acierto
de 11\ polícíf\ y del cuerpO de bomb~
ros, qLlien e.,ta vez no se enoontraba
en llllelg~, el fuego pudo ser contenido
sin q ue, Olus:\r~ m~yoros daños. Este
. inceudio pudo abanzar pt'oporciones
muy gr!\ves, da:la la sit.uación de la
oasa en cue,tión {tlO debido tÍ un atascamiento
del h')llín en la chimenea.
Dejó de existir en esb capital la
señorita Cristina Cifdeutes.
rara Cartagena siguió el señor
D. Rafael Hoyos, persnna muy estim~d~
en esta capital.
D2scamosle viaje próspero y grata
permanencia en la ciudad heróica.
Anoche, á las 6 y 30, prasent6 en
el sal6n Rectoral de grados de la Escue!
t\ de Medicina, el eX!lmen para optH
el título de Dootor en Veterinaria,
al señor José de la Cruz Herrera.
Herrera es tipo de modestia y oonsagl'aciól1
al e,~tudio. No ha mucho recibió
en el C')legi.) del RO~f\rio el· título de
D.JCt11' en Filosofía y Letras, Su te¡¡is
pre_entllda entonce~ llamó la atenoión
en los oírculos literarios de .esta oapital.
El Dr. Alberto dela Torre htl
si Jo IHimbrado sustituto del Catedrático
de Hidrál1lica, eu ta Faoult~d de Matemáticas
é logeniería de la U ni versidad
Nacional. Por tan mel'ecid\ distin·
qióll, lo felicitamos.
Suplicamos encarecidamente tÍ
los señores miembros de la Junta Central
de Higiene, al señor Alcalde de la
ciudad, {¡ los h¡)llUl'able;¡ voc~les de la
J unt'·\ de Obras públicls, al señor lngeHiero
Municipal y tÍ todos los demás
funcinnal'i03 del régimau municipal,
que armados con todos los desinfectantes
preoonizados por ItI ciencia, y despué"
de arreglar todos sus negocios espirituales
y temporales, se sirvan hacer
uua yisiti 'al bosquejo de puente que
en la cllrrera 12 se halla colocado sobre
el río San Agustin. No dndamos que si
Dios les concede I'!. vida después de semejante
heróica prueba, pondrán 108
medios para suprimi,' esta foco de infacción
que puede considerdrse como la
gl'lIn m~ta de las matas grandes del tif¡)
bogotano.
Vapol·es.-Ho¡lda, 26' de Septiembre
de 1899.-Hoy zarpó el vapor" H.icaurte
'. de la Compañia Clllombiana
de Transportas para Girardot.
Giral'dot, 28 de Septiembre de 1899.El
vapor" Rioaurte" de la Compañía
Colombiana de Traqsportas aquí con ,
seis toneladas, nueve p1\Siljaros, y el río
muy seco.
Honda, 28 de Septiembre de 1899.Anoche
llagó el vapor" Bogotá. " de la
Compañía Colombiana da Transportes
oon ochenta toneladas, el correo y veinticinco
pasajeros. Hoy zarpó el vapor
" Páez " de la Compañía Colombiana
de Transportes con oinouenta toneladas
y tresoientas cincuel1b y cinco reseS.
Estado del cambio
Septiembre 30
J>ollard á 90 dZv .... ,...... 510 010
Libras á 500 "
Francos 497 "
Marcos oo •• '..... 495 "
Prensa del 30.
Ll Unidad Nacional.-Edición d.s
la mañana, cOlltinúlI el estudio sobre
la navegación de 109 ríos que crUZln
territorio de Colombia y de Venezuela
La Orónica, oomentando la sentenoia
de la Corte Suprema que confirmó la que
el Tribunal de Cundinamaroa dictó en
el jnicio de responsabilidad que inicia~
ron ante édte 108 stlñoros Epaminondas
y Sixto López, dice:
" Si todos ()pusiéramos al menor abuso,
un levantado grito de protesta; á la
arbitrariedad, la apelación ante los Tribunales;
al derecho de la fuerza, la
,.--.... ----..........
(1) Suponiendo que Colombia tenga de \
4i á 5 millones de habitantes.
fuerza del dere0ho; si no flaqueá.ramos
jamás, decidiosos 6 cob{rdes, en el reclamo
de lo que nos pertenece por razón
, l '
L .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Ootnbl10 toda 1899 ,
y . justicia, ......... entonces no ida el
del'echo de los colombianos, como ha
sucedido á las veces, á la almoneda pública'
no sería fácilmente c~nfiscado,
no p~decería eoli pses ante el caprioho
de 108 usurpadores,"
Et Autonomi,ta expone lo que distingue
á un partido de una simple facción
estudiando lo que genera los unos , .' y las otras.:, Para~los p~'lmer08 encuen-tra
como caURa la afimdad de pensamientos
en el modo como los individuos
que los int~gran, juzgan !ealizar. el
engrandecimiento de la Naolón; mleu
tras que las faccionea s610 tienen e~
mira satisfacer)u!l paeiones personales o
los intereses egoístas de los pooos que
las constituyen, y conc!uye: .
" Si con este cartabon se miden las
agrnpaciones pollticas de Colombia, fácil
es determinar cuáles merecen el
nombre de pal'tidos y cuáles el de meras
facoiones."
El Globo comenta el artículo de El
Autonomista titulado Deploramos, sobre
las palabras que , se dice pr?nunc~6
el señor Calderón en 1892, de Impedir
á bayonotazos la entrada de los Representantes
al Bance Nacional.
El OOl'reo Nacional al considerar la
noticia de la nueva emisióu, juzga que,
anojar hoy:(la circulació~ unos cuantos
millones de papel, eqUIvaldría á repudiar
la actual mouedn, plles «no se
puede, dice, abusar impunemen!e) ,d?1
crédito del Estado ni del de los llldlVIduos.
Aconseja que en lugar de e~i¡¡
ión puede procederse á verifioar senas
economías.
El H4raldo trae una carta del señor
Julián Cock Bayer al señor Benito Uribe
sobre planes fiscales. El .autor iu~~a
. que el camino para rémedlar la criSIS
fiscal, es la economía.
:BjecuclOn de J' osé · Garcla
GRANDES DETALLES
Como lo dijimos en nuestro número
de ayer el único anhelo de José García
era que lo ejecutasen lo más. pronto
posible.
\. las dos de la tarde del vierne8 fue
pl1~sto en capilla en la ~isma pieza en
que se verific6 la entrevista con nuestro
reportero
El señor dootor Escobar, capellán del
Pan6ptico, lo asisti6 desde aquella ??;9.
Garoía se confesó COJll glan con.tncJOn,
preparándo~e á .,morir arrep~ntld~ ?el
negro crimen de que había Sido UnJco
ejecutor . _
En las primeras horas de la manana
de ayer se traslad6 el _señor ~refe~to al
Panóptico con el objeto de Identificar
al reo. Este en el mismo troje de que
habl>lmos ayer, lo reoibi6 sereno en un
principio; más al revelarle por ~ué
todo el peso de la sanci6n humllua Iba
á caer sobre él, el oondenado á muerte
prorrumpió en gemidos, rogan~o por
la Virgen y 108 Santos que lo eJecuta-
113U prontllmente.
Corno se le interrogB€e acerca de la
complicidad de D. Florentino ~{¡nchez,
García sereno, alzando la mIrada al
cielo y' haciendo la se~",l de la cr?z,
exolamó:-" Pongo {¡ DIOS por testIgo
que si me resolví IÍ c?meter tan: negra
acci6n, quitando la Vida á tres ,moceu.tes
dos de los cuales habían Sido mis
pr~tectúre8 fue debido á la8 promesas
de D: Florentino, y nada más.
Espero que Dios me perdone tod?"
A las 11 se pn'paró el banqullfo en
la plazoleta el Pan6ptico ; tras del banquillo
se pusieron \lIJOS gruesos tablones
con el objeto de que)as balaij no re-
LA ESPADA DE DAMOCLES
POB ANA;CATALINA GBEEN
LIBRO l
.JI::»«lJ. :..._=----b:re.
(Continuación)
la fisonomía,-¿Conoce usted á mi
padre? .
-Hay pGCOS banqueros en la CIU-dad
que no tengan ese placer, contestó
can inquisitiva mirada .• -Soy es·
ptcialmente feliz en. encontrar á su
hija esta noche en mi casa. ..
Había algo en la manera como dIJO
esto yen la rápida mirada escruta.dora
que dirigía siempr? que podla á
aquella cara fresca y vIva con su encanto
sin nombre, m€zcl~~o de, espansión
y reserva, que deJO admirada
á su esposa.
Miss Stupresant est,aba en el c.~rruaje
con la s~ñora ,Ylt,zgerald, dIJO
la señora con clCrta dIgnidad estudIada.
Temo que á no haber sido por esa
circunstancia, no habria.mos gozado
del placer de su prese.ncla, y con el
tacto exquisito de qUien era en realidad
señora de su casa, en tO?O lo
que se refería á asuntos de SOCIedad,
.dejó al que aspiraba á ser magnate
de Wall Street que convesara con la
hija del hombre á quien todos los
banqueros ~de Nueva York espera-botacen;
tJdo aquelio estaba oubierto
con ores pones negros,
En la [,arto inferi D!' del banquillo
un gran cartel manuscrito decía:
" José G'H'cía ha sido ejeClltado po ..
asesinato l'erllet'ltado m ¡'u persoijas de
Tomás Sállchez O., Miguel Pigllerna y
Síxto Pulido, el 23 el., Diciembre de
1895 f:II la casa cerca1la "Z «(Puente
Cual/a:»_
Bogotá, Septiembre 30 de 1899_"
La escolta que debía cumplir la sentencia,
estaha compuestlJ. de ocho in·
divicluos del Batalló1l Boyacá Ilúmero
3.° y mandada por el alférez,Rodrígllez.
A las 11 y 40 minutos llegaron en
tranvía al Panóptico 108 Padres JU8I1ítaa
Pedro GuilJén y Raf~el Tenurio,
quienes iban á ayudar al doctor Escobar
en sus t.areas espirituales.
García, que no había dormido en las
tres últimas noches, se hallaba sereno
viendo que ya su última hora estaba
cercana. :, C~n grandes muestras de res-·
peto recibió á los Padres, y se dispuso
á bajar al patibulo.
Admirábamos en Garcla aquella serenidad
cuasi estoica delante de la
muerte.
Todo estaba listo.
En estos momentos llaman de la Gobernación
por teléfuno, al señor Prefe'cto
¡¡'para que suspendiera la ejecución.
Unos opin'lban en el Panóptico,
que era por aplazarla mientra9 entraba
el señor Arzobispo; otros creían que
era debido al telegrama de la prensa dirigido
al Excelentísimo señor Presidente;
mas en aquellos precisos instantes,
recibíamos la respuestd á nl!estro telegrama,
respuesta concebIda así:
Anllpoima, 29 de Septiembre de 1899
. Oorrso Nacianal, Heraldo, Globo, Orónica,
IJia1'io ¡/Autol!omi¡la,
El reo José García fue notificado el
veinti~iete (27), de que el Excelentisi·
. moseñar Presidente, se abstenía de conmu'tal'
la pena capital, para que se cumpliera
la sentencia dictada por el Juez
respectivo. La intervención de ustedes '
como representantes de la prensa en
favor del referido Garoía, ha resultado
fuera de tiempo, pues el telegrama que
contesto está feohadoel veintiocho (28)
del presente, En esa célebre causa,
tanto el Jurado, el Juez, el Tribunal,
la Corte Suprema de _Justioia y el Consejo
de Estado, jmgaron en su sabiduría
y prudencia, que el delito revestía
caracteres de suma gravedad, din que el
proceso adoleciera de vicio legal en su
larga y laborio.a tramitacióu. Por lo
expuesto, siento que ,el Espíritu de clemencia
lIlani festado por ustedes, no se
hubiese hecho sentir durante el juicio,
ya que el Excelent.ísimo Beñor Presidente
sólo puede fundar su dictamen
en lapropia conciencia y en los precep-tosdda
ley. RAFAEL M. PALACIO
No había esperanza. LOil momentoR
eran de terrible ansiedwJ, pintada en el
rostro de cuan tos estábamos en el pan6ptico.
Por segunda vez fue llamado el señor
Prefecto al teléfono, para reiterarle
la suspensión_ Los· tres sacerdotes,
después de conferel.ciar breves momentos
en voz baja, dieron la noticia de
la oonmutación á García.
Este. rojo de coraje, y dando terribles
gritos, se arroj6 en el lecho, mesánd.:.se
los cabellbH_ J.>oco menos que inútiles
eran los esfuerzos de cuantos en la pieza
estábamos para calmarlo.
De uu momento á otro, García saltó
de ía cama, y dirigiéndose precipitadamente
hacia el ángulo noreste de la pieza,
exclamó, precediendo sus palabras
con vulgar interjecci6n:
ban conocer, y se dirigió á un grupo
de selioras que discutían sobre el
mérito de unas ricas muestras de cerámica.
Mr. Sylbester la siguió con la vista;
nunca la había visto tan animada;
seria que la esperanza de ver una
persona joven en su casa había conmovido
alguna cuerda secreta, como
le había pasado á él? Era ella más mujer
de lo que él imaginaba, y sería,
aunque en el sentido más superficial
una madre para Paula? Animado con
este pensamiento, se volvió á la señorita
que estaba á su lado. Estaba ella
contemplando pensativa un grabado
del Hijo Pródigo de Dubufe que estaba
colgado en la pared sobre su cabeza,
Había algo en su fisonomía que
hizo que Sylbester le preguntara:
-Es este uno de sus cuadros favori
tos?
Sonrió é inclinó la delicada y pe queña
·cabeza.
-Si, señor, lo es; pero yo no estaba
mirando tanto e! cuadro como la
cara de aquella muchacha de oscuro
cabello que está sentada en el centro,
mirando como distraída. Sabe usted
lo que opi no? Que es como exótica en
e! cuadro. Su figura ' está delante de
nosotros, pero su corazón y su simpatía
están en algún remoto clima ú
-Yo mo mBto !!l
-Cómo qui r.re usted peHler todo lo
hecho, en un momento; con f ,\'S deseos?
le dijo el dootor J":scobar, enternecido.
Un joven peri odista reoibió en sus
brllzos IÍ Garcíp, Ilue pareció s ufrir un
de~m!lyo .
El infeliz pa~a ha por estadns de alma
JUB más rli versos; á arrebatos de ira como
el que acabam,ls de relatar, su~edía relativa
tránquiJidad, en que IHB lágrimas
del arrepentimiento bañaban sus me-jillas.
.
En eSlls alternati vas pas6 la tarda rle
ayer.
Parece que la intercesi6n del Ilustrísimo
señor Arzobispo, salv6 la vida á
Garda.
A tan elevada person~lidad, vaya
nuestro re~petuoso voto de gratitud,
Telegramas
San José de Costa Rica, 27, - IA.bcl'al,
, Honda pena muerte Roblos.
Alfl'edo Ar-eñas.
J erusa16a, 28, - IJirect,n-io Nacional Li¡~ra¡.
Liberales de ésta lamentamos profundamente
muerte del eximio liberal
doctor Robles.
Cnrlos de la Torre, Prllsidente del
Club.-Domingo Alo7l8o, Antonio Encina/
el, Secretario_
San Juan, 28. - Liberal,
Funesta noticia muerte preclaro patriota
liberal dootor Luis A. Robles,
tiene esta. población profundamente conmovida.
Colombia piel'de una de ijUS
glorias, y Partido Liberal UllO de sus
más meritísimos Jefes. En esta nocbe
larga de regeneración, vemos desaparecer
los adalines de nuestra causa,
pero firmes, iuspirarémonos en su alto
ejemplo.
Lisandro Rubio, Enrique Mi!lán S1\la~,
Julio A. Rubio, Esteban E, Rubio,
Celso G. Rubio, José Miguel Millán
R" Ramón Millán R., U/i:!es D,
Rubio, José Isaac Silva, Bruno Rubio,
José Manuel Basto R" Abelardo S. Rubio,
Federico Millán S., Pío SalltoR R,
Simón Santos, Néstor Pél'ez; Roberto
Rubio,
NUNCA rajan el cuero los betunes
del almaoén Patiño & C.a 3u-1O
MARCAS para ropa blanca. Patiño &
C.a, 2.& callo FlorilÍn. 30-11
MANCORNAS para puños dose
ratiño & C,a 20-11
ESENCIAS muy finas para el pañuelo.
En el nuevo Almacén de Pntiño
& C,a, 2 Calle de Florián.
LINDOS paños para vestidos de señora.
Patiño & Compañía, 2.& Calle
Florián, 351, 353, 355.
PAÑUELOS de todas olases. Patiño
& Compañía, 2.· Calle Floriáu.
CALZONARIAS. Plltiño & Compañía,
2.& Calle Florián.
UNA PASIÓN
(Ouento traducido de la Reruo Blelto por
R. V. M. para Víctor J. Natee.)
-Mira, me dijo el médico que me
guiabllo en el asilo, he ahí un loco de
una claEe bien curiosa,
y con el dedo me mostró un joven,
vestido con algún cuidado que se p~,seaba
en el parque. Daba largos y rápidos
pasos, se deten ía después bruscamente,
levantaba la cabeza apretando
hogar abandonado que le hace re,
cardar la música que le rodea. Su
alma está por encima de lo que le rodea;
y su cara es para mi fascinadora.
En 1.0 profundo de su sér lleva un
recuerdo ó un pesar que la abstrae
de! mundo y santifica ciertos momentos
de su vida
Usted mira hondo, dijo Mr. Sylbes
ter observando con in terés el semblante
de la señorita. Usted descubre
en la pintura tal vez más de lo que
se propuso el pintor.
-Né, nó; tal vez más de lo que
expresa la pintura, pero no más de lo
que el pintor se propuso. Vi el original
una vez, que como usted se acordará,
fue aquí en una exhibición : yo
era,entollcesmuy niña, pero nuncaolvidé
el aire de aquella muchacha,
Eso me revelaba más que todo el
cuadro, tal vez porque considero en
demasía al que lleva en su pecho una
gran pena ó una grande esperanza~
La mirada de Sylbester, al comtemplar
á la señorita, se enternecía.
-Usted cree en las grandes esperanzas,
le dij 'J. La pe:¡ueJ"'ia figura
pareció que crecía, y su semblante se
hizo casi b\!lIo.
--Qué sería la vida sin ellas? Contestó.
-Es verdad, dijo Mr. Sylbester, y
lo~ brazos c Intm el pecho oomo si estrechase
algún ser querido y de pronto
onviaba besos á los úrb ¡les, ni cielo, revehn-
lo una exaltación inmensa. DesPUéH,
como detenido brusoamente por
algú n re ~ol'te, volvía atrás, con el mismo
paso forz 'luo de calent.urieuto.
Se dirigió hrtcÍa nos lb'os. Pregunté
si era peligroso.
-Absolutamente inofensivo, me contestó
el doctor. Apeoas bace una semana
que le tenemo~ aquí; y oon tal de
que se le deje libertad para pasearse, está
feliz. Solamente al jardinero le comete
faltas. Eso es todo,
El 1000 se detuvo cerca de nosotros,
delanto de una canasta de flores. Quedó
inmovil, con las manos crispadas
oontra la mejilla, puestas en aotitud de
ardiente oraai6n. Su ro~tro, que yo
veía bien, había tomado un aspecto de
pasi6n intensa, y sus ojos lucientes, desmesuradamente
dilatados, abrazaban la
canasta, como para beLerse de IIna sola
mirada, todos IOR coJores y todos los
perfumes. Luégo, oon el empuje de una
bestia que brinCA, se lanzó sobre las
crisantemos, y después de agarrar ulla
lllanotada de ellas, de beearlas con ardor
y de tenerlas apretadas por un rato
oontra 108 labios, se le cayeron súbitamente
los brazos corno beridos de muerte,
y arroj6 las flores al 8uelo con uu
enorme gesto de desaliento y IIn hond.)
suspiro.
Volvió ú: pasearse ahí carca, con el
aire abatido y la cabeza caída sobre el
pecho,
-Si te habla, me dijo al oldo y de
paso mi guía, resp6ndele no á todas sus
preguntas.
El loco se había aproximado mucho
y el ruido de nueótras voces le biza al ,
zar la cabeza, Nús miraba con un aire
de sorpresa oomo feroz; luégo se nos
vino resueIt.amente y, fijos sus ojos en
los míM, gritó sacudiéndome por el saco.
-Dime, 110 la comprendes?
Yo estaba impresionado {¡ tll punto
que olvidé responderle.
-Ya lo ves, nadie la comprende,
nadie,
Y se alejó, con la cabeza entre las manos
y un aire de ttlnta desesperación que
sentí inmensa piedad.
- De quién habla? pregunté almédico.
-Te Jo dirá él mismo mucho mejor
que yo.
Precisamente aquí, en mi gabinete,
tengo ellegnjo de papeles de ese infeliz
y en él encontrarás cosas interesantes.
Hojéalos mientras preparo la dncha
para una loca que trajeron ayor.
Y me eutregó algunas hojas de papel .
de escritura irregular.
-Ahí tienes, me dijo el dootor,lo que
ba escrito eu estos últimos tiempos, hasta
la meningitis de que se le pudo salvar,
pero que le dej6 como le ve~ . Es
muy ourioso. *
• •
1.0 de J«nio,-Qué paseo tan delicioso
el que acabo de dar! Partí solo á las
cliatro de la mañana y anduve hasta me~
dio día. Qué encanto I He andado en
el rocío. Cada hebra de hierba tenIa
su gotita de diamante y oada uno de mis
pasos sacudía una 11 uvia de perIlls.
A través de mi calzadnsentía la freso
cura de la hierba y quise que rosase mi
piel. Estuve á punto de quitarme los
botines, pero un campesino pasó. IIle
dio vugüenza porque me miró. Me alejé
por el camino real. La tentación era
muy fuerte y no quise oaer en el ri ~
dI culo.
Mi cabeza estaba pesada cnando llegué,
á medio día, con el esp~jismo deslumbrador
de esa hora. Mañana saldré
más temprano.
2 de Junio.-Pasé muy mala noohe,
entrando en conversación con raro
interés, quedó admirado al ver cuán
inteligente y discreta era ...
Muchachas amables me rod ean,
pensó Sylbester¡ tendré que corregir
mi juicio respecto á nuestras seüori ,
tas de la moda si encuentro a,lgunas
tan sensibies y sin pretensiones como
ésta. Y por cualquier razón se puso
tan alegre y hablaba con tanto interés,
que las señoras acudían. de todas
partes de la habitación á oír lo que
la seria señorita Stupresant decía al
importante amo de la casa, que le
hacía sonreír de placer, á él, siempre
t;¡n triste.
Fue la reunión, aunque pequeña,
una de las más agradables de la estac.
ión, y así lo manifestó la seJ10ra Syl .
bester cuando se retiró el último carruaje,
y ella y su marido permanecieron
en la biblioteca profusamente
iluminada, admirando un estante de
rRro y antiguo trabajo que había sido
instalado ese día en el lugar de ho-
1101' debajo del cuadro de N uestra Sellora.
-Pensaba que usted tendría un
placer con esto,-dijo el marido.
-Oh, fue una ocasión de triunfo,
contestó ella. Es la primera vez que
un Stupresant haya pasado nuestros
dinteles.
EL DIARIO
•
oon una intolerable sensación de ardol"
en el cuerpo 'y pensé en la frescura del
rocío matinal. A la9 dos de la mañana
estaba ya en la pradera y he corrido
descalzo, brincando, saltando como un
niño en la hierba húmeda; sentla rodar
por mis piernas las gotas de agua. Era
un frío delioioso; tlln delicioso que beb[
rooío lion el mismo placer cou que deben
beber absintio los viciosos.
Mé levanté algo avergonzado, si ma
hubiesen visto 1 ......
3 de Junio.-Un baño de rocío 1 Acabo
de tomar un baño de rocío! Me boté
Robre la hierba y todos mis poros sin.
tieron el beso frío del agua nocturna.
Qué embriaguez, sentir la piel humedecida
con las lágrimas que de la madre
tierra han brotado en la frescnra de
la noche. Hubiera deseado qne esta
fruici6n durase mucho, muchísimo
tiempo-tan profunda así era I-y que
esas gotas se hubiesen convertido en
olas que me envolviesen, me meciesen
y entre las cu~le~ me hubiera perdido
extasiado. Parécemo que me he bañado
en frescas lágrimas de madre.
9 de Junio.-Soy , presa desde hace
algunos dí9S de un deseo loco. En un
principio de fiebre, leí algunos pasajes
de los poem~s búdioos y sen tí orecer en
mí la pasi6n por la naturaleza, enorme,
desmesuradamente. Esa pasióm invade
todo mi corBzóny tengo:un miedo atroz.
U UII fuerza irresistible me im pele haoia
ese amor imacillble, que puede matarme.
Ella, Gigante, Eterna, me atrae
con terrible seducción, con seducción
de sirena, con la seducción invenoible
que obliga á los jóvenes B seguir á las
mujeres. Pero yo resisto, quiero resistir
oon .todas mis fuerzas. No, no quiero
que mi corazón vaya á ese amor,
qne me mataría; no lo quiero; nó, no lo
quiero .
10 de Junio.-Qué COSII tan rara es
el coraz6n humano! Cogí esta mañana
una rosa y besé sus pétalos con tauta
pasión como hubiera besado un recién
casado las frE'scas mejillas de su esposa
amada; con el mismo de$vanecimiento
que tuve ayer al estrechar con mis
brazos la lisa y argentada caña de un
abedul.
15 de Junio.-La atraoción es muy
fnerte y no puedo resistir más; Dios
mío, Dios mio, qué será de mí? Soy
oomo quien corre al abismo con los ojos
tapados con sus propias manos.
17 de Junio.-El sacrificio está hecho:
me entrego. Siento qU\l he de morir
de ello, pero antes de morir habré
gustado satisfacciones desoonfJcidas para
los demás hombres.
24 de huio.-Ah ! ... ah! ... mis padres
quieren ~asarme. Dicen que es joven,
bella, rica. Debe venir mañ8na.
Ah 1. .. ah 1. .. No la veré; nó, no quiero
verla, Estaré, como boy, en la floresta.
Soplará mucho el viento y asistiré á la
lucha de la floresta con el viento.
Cuán bello! Venía el viento COI;! alnridos,
bramando como fieras sueltas en
el espacio y se revolvía, corno sobre su
presa, sobre la espalda de la floresta q ne
le aguardaba, temblorosa de la luohll
pr6xima. Bajo este ataque, ella so doblegaba
primero y prolongad OH oyes rodaban
en sus ;>rofundidades. Las más
altas ci mas, se inclinaban, erguíanse de
nuevo y desaparecían á los violentos la·
tigazos con que bramando cada vez
más, el viento las azotaba. Y de miedo
sin duda, aullaba desesperadamente 1\\
floresta también. Qué horror tan majestuoso!
Helábnse mi sangre y hl)rizábase
mi piel ...... Ruidos de batalla llenaban
el espacio ennegreoido. Los árboles
se retoroían desesperados. Y el
viento golpeaba, golpeaba siempre!
Caían pedazos de madera como astillas
inútiles de lanzas. El viento triunfaba,
Ah! exdam6 dirigiéndole una mirada
de descontento_ El era orgnlloso
y no consideraba á nadie superior en
cuanto á posición social. Es usted
acaso una mujer de poco más ó menos
para que se regocije de la entrada
á su casa de alguna persona especial?
-Yo creo, replicó Ona, un tanto
mortificada, que usted encontraba un
placer excepcional en su entrada.
-Puede ser; me alegrab3 de verla
aquí porque su padre es uno de los
más inflnyentes directores en el banco,
de que espero ser en. corto tiem,
po, Presidente.
La naturaleza de esta declaración
fue calculada para pro-iucir con ella
á Ona un efecto que la alhagara, y
efectivamente borró todo recuerdo
del modo como la señorita Strupresant
habla sido introducida. Después
de algunas preguntas seguidas de
una escena de mutua felicitación, la
agrajecida esposa dejó á su marido
que ap ' gara las luces ó llamara á Samuel
para que lo hiciera, y subió la
escalera para ir á divertir á la curiosa
Sara COIl sus coloquios incoherentes
y sus inconsecuencias, otro de !US
hábi tos peculiares.
En cLlanto á Sylbester, se detu vo
unos pocos momentos en donde ella lo
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
..
EL DIARIO
con violento empuje y como alentado
por la victoria, se botó todavía máH furioso.
Ha arrincouado á RU adverHario,
pero má ~ terriblo, como para levantarle
de la tierra, arrancarlo de raíz, revol
\'01'10 en el suelo. Entonces la floresta
lanzó gritos lúgubres, grito" de espanto.
Yo grité también: "u¡;uuntn,
aguanta, resiste más 1" Y luché con
ella. Me sentía con fuerzas para sostener
una encina que cuyestl. Pero arriba
las oimas revolcadas .. alargadas. estiradas
por él viento comocabellera:Í, huían
vestiginosa, locamente. Ellas saltaban,
silbaban como para librarse de los árboles
que las reten Íau; y bajo sus brincos
furiosos los pubré. árboles tembla·
ban hasta las raíces, como si alios también
hubierall qllerido desprenderse
para acompañar á las cima, en su fuga.
Pronto dejó el viento de sacudir esta
cabellera móvil de verdura: establ1, agotado
ya también. Y la floresta, toda
tembiol'osa, se irguió de nuevo en el
aire y" tranquilo. Yo también entré á
mi caSA sin alientos, herido por 108 esfuerzos
de e,ta lucha.
25 de Jl1nio.-Vino, la vi por mi
ventana, al pasar. Me parecería bonita si
ctra persoua no me hubi'ése robado el
corazón. Pero ahora ......... Bien sé que
nunca podré querer tÍ una mujer. Qué
son, en comparación de las de ella, ' las
ron risas de una mujer? Qué miradas
de mujer valen por las amuras virginalEs?
Qué ojos brillan corno brillan las
estrellas? Ella todo lo tiene, todo. Las
otra~ mujeres liada tie:ltln, nada, nada!
Qué bella es la primavera cuando se
engalana de flores blancas como una
novia y cuando con el aire tibio y puro
esparce sus perfumes embriagadores, en
el ala de las b risas ligeras. Todo sonríe
y cnnta y palpita y ~iembla de gu~to.
SOB las nupcias de la tIerra; es el himno
universal. Los soplos perfumados
qua pasan, os acarician como dedos aéreos.
Oh 1 cnántae veces he sentido en,
tonces fundirse delicio~amente mi corazón
entre el pecho.
Y qué bblla es aún cnando se pone
diariamente su manto de estrellas, al
morir el blondo soL ...... " Oh! cómo
miran esa~ estrellas, deslumbradoras
ó tímidas ..... .... ! Son los brillautes
, ojos de la sombro, las aGtorchas de los
palacios del infiuito. Sin embarg~, allá
arriba, eu el negro manto de terCIopelo
del cielo, la vía lactea, como nn polvo
de claridades nacarnadas, deja flotar su
banas de luz ligera y suave. Y ea el
formidab:e silencio de las COEnA, parece
que, por instantes, se haoe sensible la
inmensa armonia de los mundus y que
Re "ye, tÍ tJ avés del espacio sin límites,
su marcha melodiosa y rítmica.
AJer tarde experimenté muy lenta·
mente ese sentimiento aote el esplendor
cá lido y delicioso de la noche.
Lss ¡~ltrellas brillaban hermosas como
faros y persuasiva5 como miradas. Con
las tnanos puestas hacia ellas les hablé
y no ha h"bido mú~ica rnás deliciosa
y embriagadorll que Sil respuesta.
S de Julio.-Mis ·padres se inqui¡;tan
porque rehu¡,o persistentemente ver
esa joven.
,. Haces mal, amigo mio, nu siempre
se presentan ooasioues tan buenas."
R ~s pondíleB que todavía había tiempo,
que aun no (lueda casarme yeso los
ha afligido. Sufro también ; pero, ¿ puédo
expresar las causas secreta~ y las
l'omprenden\n?
Lo cierto es ti ue diariament·e mi _ voluntad
, como piedra que se desmoron~,
va acabándose y cada hora ~e lleva un
pedazo. Mi alilu\ está á mercedd~l mÁs
ligero soplo y cualquier COS9 , [ '01' inHignifieaute
que sea, la ¡wce vibrar,
como di eell que vibru con el viento ,el
Arpa Oolia. Así, cómo podré casarme
y ser el apeyo de mía mujer, yo, flue
necesito de apoyo, No me atrevo ¡\ hacer
esas confidencias 111 rnérlieo de casa:
negras y blancuR, una luz gris, tiueia y
tll~bia. Y eu el gigatit t'S()O oleaje f llriOilO
se formaban y desapareci lln cla ridades
de uoa bl"li enl'a sin In ill ().
E;;o era . in iestro y me hizo recordar
Jos fuegos flltuos <¡ue r'ilvueh" en los
cementerioK.
En la Ilauura inmensa, sin límiteR,
las olas se chocan con furia, mltan, se
frotan, se escurren uons subl'o otra", en
e~I¡¡_lUtosos clamores como tru enos.
Cuanto más lejos se b a vea, obsérvase ,
cómo llegan con su corona, su diadema
de espumfts, y como van, enormes y si.
métrioas, temblando por el empuje que
las lleva. Atacan el muelle y cuando
lo sienten ce rca, rompen su> monstruosos
alineamientos y,oorno soldados
que asaltasen, 8e !Jr€oipitan aullando
como locas y a.cosando. Tiros de espu-ma,
ascieuden al cielo gris, como cohetes
de las olas, mientras el muelle, en
lamentos, resuena bajo esos enOrmfS
gol pes sorc]¡m. Se forma en la base como
un hervidero de cólera ~, una inmensa
emanación de aguRS irritadas, que otras
aguas barren, pero que de nuevo surgen.
Creí ver, desde el acantilado, ante
esa inmeusidad desenoadenada, pequeñas
criaturas tender el pl1ño al mar y mezclar
sus gritos de angustia y maldicióu
con el himno colosal que subía de esas
profundidades de un verde bl anque,
cino. Serán hermanas, mujeres de algún
marido que uo ha vuelto? Quizás
Ellas me han hecho sonreír de compaRióu.
No comprenden aoaso el canto
de la tempestad, para ocuparse en mf>z·
quinos egoísrD0s? Yo si lo comprendía
y tuve en ello algunos instantes dé gigantesco
orgullo.
Las olas decían:
c: LevÁnt'lmos la espada del vasto mar
en enormes montañas móviles y espumosas.
Cuaudo el viento sopla y quiebra
las alas de las aves que vuelau encima
de r1Ue~tras cabeza8, puando de lHa nubes
reunidas en el cielo cae una luz
pálida, uua luz de muerte, sontimos
temblar de alegl'Ía, nuestros pechos
oristalinos. ~ Estt'€chémonos, herm1\nas,
estrechémonos, que es la fiesta de las
olas» Y nos balanceamos como para
tomar fnerza. Y nos arrojamos, 110S
levantamos por sobre nuestras vecinas,
para ver nuestros vastos dominios, los
dominios en aue vamos tÍ saltar como
locas . .: So pla·, viento amado más recio;
cada vez más recio, q lle por ti flota
la ,blauc" y bulliciosa orin, el p~ n acho
tembloroso de la victoria sobre
nuestras verdes cabeza",»
y sopla el viento; ahondan nuestm
húmeda llanura surco,; pavorosos y de su
seno álzanse los primer'ls Cantos de las
olas besadas por la tempestad,«ellas dicen,
recio, viento, todavía más recio. ), Entre
tanto, de las profundidades, antes sileuciosas,
elévause cántico~ al cielo negro,
sielO pre más retumbantes y más largo~,
y pronto, en formidable conciel'to, gl'itamos,
á la V(Z q ne salt,¡mos, blancas y
serpenteadas: «prosigamos, hermanas,
prosigamos, "sa es la fiestu de las ola~,
y bailemos, bailemos. que es la inmensidad
nuestro dominio. Más alto, hermanas,
alcemos más alto nuestro~ pe.
nachos blancos, que nuestra blanca espuma
salte recta l hacia las nubes. La
espuma es hija del aire. Para nORotras
las hijas húmedas, la Ilanma iufirlita de
hondas saltadoras, 'pros igamo~, herma.
nas, prosigamos y bailemos .. :»
Arrinconado co"tra la rocn, el rocío
del mar azottibame el rostro y deslumbnlbame.
Me parecía que estaba recibiendo
una duoha de olas. Al regresar
me sentí con una fuerza, con una energía
de gigante.
7 de Agosto.-Est.a mañana á las 7,
estuve en la roca Uhel'es y quedé ma'
ravillado con lo que ví.
El lago extendía á mis pies su bello
manto azul. El agua, tranquila, dormía
·aún. Del lado de Amnecey, veíanse
tonos lucientes y fríos, cortados por
grandes manchas cerúleas, irregulares
y móviles: era el único signo de vida
en esa bella ~up e rficie calmada todavía
con el sueño de la noche.
Luégo 8iHintieron soplos ligeros en
con dos pllTlto~ bil\ ucoH imperce[)tibleR,
v eÍ»~8 mover BlI!Wenlell t.e dajando tr'"H
sí \ln a c,tel" en forma dB xb"i,ic<>. Era
un bote ,con su remero.
Lns ¡\ r bo l (' ~ , los cielos, tod o murmuraba,
y ]>"1' subre la hi er b" se de"lizD ban
úpidf\lll ,mte los Ingartos ¡;t'Oilncieudo
\ln rnido lige"o.
Todo, todo lo había invadi do ya la
claridad; y ante mí el Semnor d,'jaba lentamente
su a'pariencia de bostia inDlrme
que reposara cansada y esti rada á lo
largo del lago.
l!'recu entaré mucho el sitio en donde
estll ve sentado esta mañana.
10 de Ago8to.-Oreo haber vivido los
más d e lici os o ~ instan t;;s de mi vida; las
impresiones de hoy dejarán en mi almfl
un largo'y palpitante recuerdo.
Dí la vuolt,fl al lago y regresé á Mentlton
con la púrpura triunfe. l de la tarde.
He debido muchas veces á manos
llenas, comprimir el pecho en que mi
corazón. con ímpetu violento, salta
como si quisiera escalar las alturas
pr()millente~, radiosas y vivientes bajo
ese manto de rOoRda luz que les da la
apariencia de oarnes de niño, promiuenoias
que cantRn, allá arriba, el himno
glorioso de la luz. Todas brillan
como faros ele rocas; pero tan luminosas,
tan sonrientes, tan felices, que parecen
querer levantarSB en uus, corno
una gigantesca corona de flores purpuradas,
para huír de la sombra azul que
asciende lentamente por ellas y para hacer
brillar cada vez mts alto su canto
de luz en el horizonte claro.
No ·obstante, en el lago, nuestro boto
parecía deslizarse como sobre abismos
de una claridad lechosa, rartida por la
luz del sol, y en el agua de las lejanas
orillas más sombrías, parecía reflejarse
por momentos un horno ardiente y
suave.
Botando hondas de claridad color de
rOSfI, el sol caí" sobre el Semnor, cuya
ancha falda negra, cllsi inmóvil en ese
deslumbramiento universal, tenIa el aspedo
ele una muralla enorme y hostil,
mientras que á lo lejos, allá abajo, se
adormecía, violado, en uua actitud de
osfillge hierática.
Por último. el sol desapareció y solamente
la cresta del Sernl'lOr flotó en un
polvo de oro deslumbrante.
VÍ entonces cOmenZI\1', en las montañ
as ro~ adaR, la inmensa agoní!\ de la
luz. En gruesas y repugnunt.es ondulaciones
de serpiente, la sombra trepaba
por las ruestas brillantes y fingía la luz
escapar las mordeduras de su enemiga,
dejando 3 su pesa!', radiosos y sonrien,1.
e8 todavía, los lugares que antes alumbrara.
Pero la horrible serpiente, iufatigable,
ascendía armstrándose y osoureciéndolo
todo con su sucia baba, y lo
que ella tocaba quedaba como herido de
muerte y se hUtldta y se achioaba, hasta
desaparecer. Habíanse bonado las alturas
y solamente la gigante del lago,
bFuumett, se lanzaba siempre más alt1\,
oon violento empuje en la luz, y luoÍa
como único sér viviente en esa grisosa
constelación.
Pero también fue devorada por la
horrible serpiente. Un último momento
la luz color de rosa luchó contra la
sombra invasora; refllgióse en las más
em pinadas crestas, de doride después de
revolar como un flleg;) fa tuo, fue desalojada,
envuelta; y I ~ FQurne~te , á
pesar de su vigoroso empuje hacia la
luz, desapareció aplastada, mnerta.
Yo me agazapé en la pradera, desde
donde veía, j adeante, la luoha del negro
dragón y de la lu z: con mucho es .
fuerzo , vcl ví á casa.
14 de Agosto.-Despel'té esta mañana
espantosamente fatigado, con fuertes
picadas en la cabeza; con mucha difionlt~~
d yolvÍ á la roca Ch,he~, mi paseo
pl'cdileeto. ' '
Me senté cerca á la tumba en donde
duerme su sueño último el máa artista
de los filósofos Y el miÍs filósofo de Los
arti. tas,.
con la mirada l,erdi¡la en el cielo Hw l,
me d e j~ eil1 ool'l'achar COI! la dnlzlll'll
de ia luz, b ca ricia del air e, lo tibio
de la mad ro tierra .
Poco á poco, en ulla em briaguez inex-
1,lioab le, SE ntí un atLmlimiento de suavidHd
infinit.a en mis carnes,' en mis
huesos, en todo mi ser, el cual s(' disolvía,
se fundta, atra{do, bebido, absorbido
pOi' ellA. He vmido á ser una parte
de ella y floto en su seno con la conciencia
necesaria para sentirla y embriagorme
deliciosamente.
Oh! dicha: me he convertido en
aire, en luz, en planta, en arroyo. Mis
cabellos son verdes ahora como la cabel1em
dB los árboles; la delicada hierba
me pu rece que es mi barba j y (¡ través
de mis costillas echan ¡as pll\ntas ]¡ ~ Rti\
en los pul mones raícéR gruesas y fibro saR.
Las raíces chupan, beben de mi
sangre ) yo la doy con la misffi fl s8tisfacción
de un mártir que muere por 8U
Dios. Las fibrillas 8e alargan, ab"azfludo
mis pulmones, mi corazón, todo mi pecho
con sn sed ligera y ex primen toda
mi sust.anoia. Entonces desfallezco y
creo que he perdi do el sentido.
El 80 1 ardía ya cuan do me des erté
temblando. Yo había rodado COll t 'fl la
eerca que guarda la tumbl\ ; sin s ber
lo que hncía, sin da rme cuenta e si
alg uien me observaDa, cobré fuer as y
Ir¡ frauquee. Corrí á la puel'ta de hi 1'1'0 .
dA la tumba, clavé los ojos en ",1 ca ¡¡do
rlelm€tn I y mis miradas se hundiero en
la oscllric\ad. Retrocedí, vacilante, e imo
un borracho. Allá en la sombra, con
caracteres de fuego , bajo el meda Ión
de bronce del Maestro, lucían estas PII_
labraR:
Causos 1'el'Um altissima8 ...
¡;;SRS palabritA, que c8Hi aoabab yo
de pronu nciar, poco antes dij mi a
meoirn ient\) l. .. Era una iiusión de
cfJ r"brl', ardido ya por la fiebre ?
sé; pero uo mE! atreví á mi rar segl nda
Y (' Z ]lOI' entre el calado de la puerta de
hierro y d e~cen dí por la peql1eña e iua
oomo un loco, perseguido siem pre por
esas pabbras que resonaban en mi ído
de lIll modo fxtraño, solemnes y m' viles
como el principio de uo himno
grado.
Caz.;sas 1'erum alt{ss ima8 ...
Por la tarde, en un momento de culma,
vi ocultarse la luna tl'llsdeí S3m 01'.
Descendía radianto sobre la mon aña
ennegrecida. Tooó la cumbre con una
dH SUB punta. , y la cumbre la at ajo
como beca in visi ble, A primera ,ista
pa recí", como una barra en funJ ici n y
la boca segllíl\ atrayéndosela . Poco las_
pué" el astro de plata no ra e sioo IDa
aotoreha vacilante sobre la rnont ña,
luégo una estrella J últimamente uu
soplo de luz. Y la boca de sombra seguía
devon\ndol,\, La pobre lnce iH/\
tembló en tonces, quedó trémula, c mo
Ri t.uv irse miedo á la muerte, com si
fuese CQlI iudecibleR pesares como escendía
atrás, nllá abajo, en lo dese nacido.
So alzó por última vez sobr la
enOrme cresta negra, fuem de IHS auces
de la sombra, p~l'a dar una mil' dll
de adiós al bello lago, y desapnre ió.
Can el refl ejo de la luz pálida, el
Semllor tOll ia un aspecto más monstt lOS,?
Y más negro, como sati sfecho d la
amable y luminosa presa q'1e se aca
ba de trHgar.
20 de élgosto.-t le reflexionado.
quedase después de la muerte alg na
sensibil idad! Si se sintiese real me te
cuando se convierte nno en poI vo . nanimado,
cenizll viviente, dispersado en
las auroras en el rocío, en todo. lié
éxtasis.
21 de Ag,' slo ,-Maldición ! E, tá
ferma 1 No me ama! No ama ánac1i ,6.
llIld ie ha querido jam!:s ... Ah l la in ell
Bbta ba yo triste c, ta mañana, con tiÍ steza
de muerte y ella siguió con su
mi,ma sonrim de siemprtl, indif,m3nte,
im pasib le. Ah! femen tida, femen ti( a!
22 de Ag ~ 8t O .- N 6, ella jamús a
querido á nadie. Está apagada s.u lIa a
de amor, la que en tiemp') de juven d
hadll reventar los' volcanes y, la ue
lanzaba al espacio ,e,1 ruego interior ,que
ardía en sus entrañas de madre. Ah ra
Re reida de ella s. Ad e rnú~, acuso tengo
lIeoeBid~d de él puta cUI'armf> ? Yo misnlO
he descubierto desd8 , hace tiempo
mi trat!Jmiento. 'rengo qne ver todas
las fllerzf\R naturales para disminuír
mi propilt debilidad conteruplallllo su
monstruosa energía. Ella, Fólo ella, será
mi médico,
el aire, que producían en las aguas una
oudulación, como una titilación débil y
brillaute. Algunos instantes después
tembló el lago, como si invisibles insec_
tos, por millones, danzasen en la su perficie.
i Cómo sabía él comprender á mi
amada! j Y de qué moJo me ha hecho
expeJimenlar la mayor parte de sus
páginas el temblor de una inicia~ión
mgrada! El ha hablado de Ella oomo
yo pudiera haberlo hecho; como un
amante hablaría de su prometida, como
hablaría de su Dios un sacerdote. Y fue
sin duda plua saciar sus apagados ojos,
para lo que qui~o dormir aquí, en este
horizonte suyo, más oerca de Ella q'Je
, est~\ fría, helada. Ah ! .. , . ..
6 de Julio.-:3e me hostiga en caS'1
demasiado; yloR periódicos dicen q l1e
una violenta tempestar! empieza á sacudir
el mediterráneo; mañana llegará
á su máxiillo de i tlte ns¡d~d . Ved, ,el
n 'medio jlwtO ~ la enfermedad.
7 de Julio.-Nueva ayuda; siempl'G
ese maldito casamiento. Siguienjo mi
codnmbl'e, nada he contestado, p8l'0
parto esta tarde mismo para el Iit,orial.
'rengo necesidad de partir; creo que
m~ voy á volver loco. '
Sin ,embargo, por detrás de las mono
tañas grises semejantes á bruma compactada,
una blanca é inmensa claridad
ascendía al cielo y acabó por invadirlo
todo; y al Jin el sol se dejó ver sobre
las alturas dentadas, que parecían más
duras y-más frías á medida que en ellas
aclaraba.
los otros hombre~, en esta fa lda luminosa
tapizada de viva verdura, en esta
tumba blanca que pareoe sonreír, hosvitabria,
y desde donde puede descubrir
la movible sabana del lago que ora
se extingue ó brilla.
Ckrtarnente él la ha comprendido!
Octubre 1.0 de 1899
qué las flores mús preciosns y bailé sobro
ellas, con la miwJa frenétioa delicia
COII que bailé en otra ocasión
sobre el rucío. Las (6trel las lllcían. irón
icas. Les boté ,¡ la oar~ las flores
al'fal,Cadas, antes de pisot.earlas. Las
estrellas parpadeaban como deben parpadear
I'JS oj OR ¡le un loco. Con el plaoer
con que un caníb,11 salta sobra el
cad¡;ver de su vÍotima, ~alté sobre los
tal los, sobre las hoja~, sobre las flores.
1'ÓIllIl, ved lo que hago de tus sonrisas
y de tUH perfumes. Quizás le sonríes á
otro, monstruosa coqueta y otros se dejan
tal vez agarrar cou tus lazos infernales.
Pero yo les diré : "atrás, desgraciados,
atrás; (In..! es lo qne hacéis.
.lWa es una perversa , una mentirosa,
UIII, pérfida, más perversa, más mentirosa,
más pérfida que todas las mujeres
juntas. Atrás, atnís, ó h muerte se os
espera junto R la espa ntooa ~erena! ... "
Abrióse una ventana de la casa y huí.
Por la mañana, ante el estrago. Oh !
había hecho muy bien las cosas !-se
con sternan)!: todos. Ah! ah! yo reía,
ah ! ah! Pondrán quieu vigile ...
Parto para el lug~r en donde la infume
me sonrió más. Allá en donde ella
me hechizó también quiero torturarla
prolongada, duramente.
28 do Agosto,-Ah 1 ah aquí todavía
se ha quitado al malheohor, ah! ah!
La. rosas, las más bellas ro.as fueron
arancadas por mí y arrojadas tÍ un es-t.
ercokro. Púdrete, encantadora pérfida,
púd rete. Ah si yo pudiera cojerla y
batida en un estercolero oolosal J. ..
29 de Agosto.-Victoria! Victoria!
Hurra, Ya triunfo 1 Ha llClrado,sÍ, hll
llorado! Viotoria! Victoria!
Corté á navajazos uu coposo pi no y brútaron
lágrimas á los bordes de las heridas.
Corren lentas, muy lentas, al grado
do mi deseo loco. 1'odav¡a nJ hay bas ,
tftute vengqnzR, mañana cojeré uoa
hacha. .
30 de Agosto.-He cort'ldo esta noohe
tres COpOROS pinos, 1<.:u esta vez rodó
la sa ngre. Bebí de ella: estaba pegajosa.
Sin embargo, qué d,)]jcia beber sangre
de la pérfida. Quisiem bañarme en
esa sangre.
31 de AyostD.-Envidio mu~ho a los
que jamás han oonocido otl'as traiciones
qlle las tmicion €s femenillas. Ellos
al menos pueden satisfacer RU rabia
de venganza.
Yo nada puedo contra ella. No puedo
nada, nada. Pero ellcontraré, quiero
encontrar y habré de cOl1leguirlo.
2 de 8eptiembre.-Estoy enfermo. ::le
ha hecho venir al médieo. Oh! ah! el
médic() . . Ha diaguosticado un prinoipio
de fiebre cerebral, qué imbécill ah!
ah! fiebre cerebral l. ..
S de Septiembre.-A muerte! á muerte!
Quiero condenarla á muerte, La
encon t ré. Mañana haré traer bula~ i 1)m
e n ~H S. Dispararé cañones contm las
estrel ias. Quiero matarlas ú todaH y en
seguida dará muerte al sol.
4 de Septiembre.-Mi cabeza arde. Ha I
vuelto el médico. Oh! sufl'O, sufro mucho
! Ella se venga, es seguro que se
venga. Horror l EI¡ sueños me lo ha
dicho, sí me lo hu dicho. Elln, á quien
tanto amaba; eso es horrible espantoso.
S de Septiembre.-N adie la comprende
ab~o lutamente nadie. Tongo las siene;
corno entre uu ciroulo de hieno. Paréceme
que voy á morir. Perdón, amada
mía, perdón ... Nada, no me respoude ...
Me vuelvo loco .. _ Ahl Maldita, maldi-ta,
maldita. *
* *
Apenas acabé de leer entró el médico.
Lo interrogué con anRiedad.
- Cree usted salvarle? I
Y fríamente me contestó :
-Q u i ~ ás,
Me diflgustó la inoiferencia, de lo
cua l se aJOercibió.
-Para qué curarlo? agregó oon dul-zura.
Para ql1é? .
Yo exclamé:
-Para qué? Puede ser la intelígen ci",
de un escritor oscurecida por un
momento. Pensad eu qne sería un
crimen ...
Y me i:uterrumpió bondadosamente:
- .. . Privar {¡ la literatl1ra de lluevas
locuras. Pero si se CUrase eae pobre
joven sería precioo prohibirle escribir y
hasta leer. Tiene el cerebro hondamen_
te quebrantado y á la más ligera excitación
reaparecería la locura, inourable
entoncBS sí.
Y como yo q~edas~ pensativo agregó:
-Qué queréIS, snl1go? Muchas veces
la naturaleza se engaña .. Eu vez de
genio, es locura. Lo comprobarías si
pudiéseis ver lo que vemos . 1Ilosotros
aquí todos los días.
8 de Julio.-La bella, la admirable
tempestad! NO ..... me ha dado alientos,
he rejuvenecido die¡ años.
Qué vigorosa es miadorada, qué virtuosa
para producir fruiciones espantosas
I
Entre tanto la luz ilumiuaba las faldas
de las montañas y arrojaba las brumas
de la mañana que iban á refugiarse
en las garguutus, con los conejos, á
10.; cnaJes envolvía con su polvillo azul,
mIentras que en las praderas, las anchas
sombras de las cimas, l'eplegábanse lentam~
nte y desaparecían descubriendo
aquí y allá lo luciente de algúl' techo
de pizarra.
Amante de más audacia que los otr!JB,
ha I ~vautado el velo de las aparienoias
gratas 6 terribles, delicadas ó grandiosas,
que guardan su esencia y ensaya
contemplar cara á cam las cosas.
Ninguna palpitaci6n de amor leva,1 tfl
su sello. Fjn los primeros díllS del m ndo,
como ulm mad re que abriese os ,
brHz08 tÍ sus hi jos ¡,eq ueños, ella ab ía
su enorme peoho y las imnensas mo -
tañas recib ían el abrazo. Cuando 1-
guua prominenoia se había erguido d -
rBnte mucho tiempo aislada en el spacio,
ella le decía ó' Ven, hija lUla,
á recohrar tu calor en mi seuo," y la
altura obedeoía y oaía con espantoS )S
clamores de dicha. en el !Jecho matera ),
siempre abie rto. Hoy me 01 vida y 1 e
d .. j il IU'Tir, transido, helado, lejos e
su corazón.
2'! de AgostO.-PU0sto que tú e
Cerró la puerta de su gabiuete me
c?gi~ familiarmente por el, b.razo, y'contllmo
con voz dulce, algo '.nste :
-Genio, locura, misterio, casi ~:iem-pre
lo UtlO está cerca de lo otro 1 -
A las cuatro de la mañana estab .~ yo
en el acantilado. Por entre las peq ueñas
desgarraduras de las nubes, caín,
~obre la inmensa agitaci6n de las olas En el hondo azul del lago, algo negro
j Las causas de las cosas! ¿ Se conocerán
alguna vez? ¿ Podrá saberse cu@,les
son?
He querido dormir algllnos instantes,
allá encima; pero hoy mi cerebro no
está bien. Me acosté sobre el césped y
haa tmicioTJado, pérfid~, yo te t raici -
naré también. Y te h ~ ré su frir y
haré' daños. Ah 1 qué placer hacer e
daño.
25 de Agosto.-I1e desvastado un p -
dazo de la casa . Bajé suavemente, si
ruido, con la noche estrellada. Arra -
Su coche esperaba en la puerta. Pero
me parecdó . que durante el regreso á
pesar de haber sidlj> largo, no atra;e.
samos tres palabras.
ÁNDUÉ MARULLI9.
IMPREN'l'A DE MEDA HDO l.\IVAS
......
Citación recomendada (normas APA)
"El Diario - N. 38", -:-, 1899. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/3689530/), el día 2025-07-21.