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EL MOSAICO~
TR1~ESTRE 2. o BOGOTA, 50 DE AllRlL DE ~ 859. N6MI!RO ~9.
CONTEN IDO.
Espediciflll bo/tÍllira,
En UII album, ¡JJr J. ),1. ),Ii
lectores i cmbellecer esplimdidamente las columna. de
este periúdico. En nuestro eonccpto, Posada es uno de
los hombres destinados a demostrar que la TIlllI a que
pertenccieron Leon, IIcrrera, Rioja, Calderon, J..ope de
Vega i Anjel de Saavedra no ba deJencrado en:AmériclI.
No \Iabemos si todos nuestros contemporáneos habrí\n
formado de nuestro jÓ\'en i eminente lite tato el mismt:r
juicio que nosotros, Itero estamos segUt03 de que 1.1
formará In p08terid~d. En esta tierra, no hai todavía
crilica literaria, i esla es , a lo que entcndemos, la caU5a
de que no nos ~norguJ1ezcamos, como se enorgulleccr¡'1II
nuestros descendientcs. de ser compatriotas de C ... RO i
de PO .... II ....
AL SR. SUWS O'LIURT.
A confirmar la npinion
Que ttÍ has tenido de mi
Hoi, ~·o mismo, \'oi aquí,
AUllllue 11 mi pesar, Simon.
"Que tengo poca ofidoll
A [o que Haman trabajo,
I que prefiero. a destajo
!t lolest!lr lL todo el mundo.
Porque soi un "agabundo '"
Pero ese tiro barlljo.
Porque, en verdad, que no n. digo
El trabajo unR delicia,
Puea 11 la humana ma.1lcia
Nohalló lJio~ mayor castigo •
•
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14S
.
"
Abre el GÓllc!is, amigo,
J allí In prll~bll hallarás:
E\'u escucho a Satanas
E indujo a Adnll al v('cado,
I el Padreesclomó indignado,
"~1aldito, trabajarás."
1 mas no creyó preciso
La ornni!ciencia del Eterno .
Pa ra trocar en infierno
l~'\ gloria del Paraíso.
Con vocablo tan cl)nci~o
El mismo Dios nos probo
Desque el mundo comenz6
Que el trabajo C!' " cosa fuerte:
J cs por esto que de muerte
Odiudo lo tengo yo.
No obstante tal repugnancia,
Mi suerte es tal en el día,
Siman, que trabajaría,
T con asidua constancia,
Aunqun fuera en una c!tullcia,
Como simple jornalero;
Mas no cs posible: primero
.l'oT(IUe esta es cosn imposible;
Segundo, i lo ma! terrible,
Porque. la verdad, 110 quieTO.
Yo mi pluma (mal cortada)
Tengo en constan!ól servicio;
l'ero eso aquí no es oficio,
Eso aquí no vale nada,
1 si en la Nueva Granada,
Sin consultar mi opinion
La vida i la educacion
Que tcngo yo recif¡í,
¡Por qué me culpan a mí?
l'onle en mi lugar, Simon,
A consultarme el asunto,
Sin duda, no habria vivido
O 111 \'i\'ir, habria eseojido
P""a nacer otro punto,
.\demas ... , pero barrunt?
Que para prologo basta,
Que con él estarás hasta.
Arriba de las narices
...I que, hastiado yll, me dices,
Que tu paciencia se gasta,
Al asunto vamos, pues,
Sin meterme a recordarte,
Pues no quicIO lisonjearte,
Que tu apellido es inglós,
t Yo bien sé que es irlandes)_
Ni que eres hijo ¡sobrino
De otro nombre que el destino
Ha llenado do:> esplendor,
1\'i que el Gran Libertndor
Fuó tu homónimo i padrino.
Ni méQos diló, Silnon,
Que hablas el italidno,
Como Dante,-i castellano
Como el mismo Calderon ;
Inglés como l'almersTON,
Frailees como LamarTIN,
EIL MIIJSIEGOl
Como Tácito latin,
1 griego como I/erodoto,
Que ere, todo un poligloto.
i ¡Iallé la palabra, ~¡1 fin !
Te diró, cosa sencilla,
Que al ir a servir el té,
Da un doméstico un traspié ,
I te rompe una vajilla .
O ,quO! una m~n<;ha amarilla
Unl¡ levita te daña,
O que al¡;una mala maña
Te desmejora una mula.
O que te bebe~, por gula,
Seis botellas de Champaña.
r cualquiera otro percance
De la calaña de esos,
A costarte treinta pesos
Tú no duda,lls que alcance:
Para avudanne en un trance
En que me encueotro de honor,
Noble amigo, hazme el {al'or,
De darlo por sucedi,Jo,
1 despuC's echa en ol vido
A tu humilde servidor .
-0-
1!I:ttlliIl11l ]:i1~JJ.
J. P. POSADJ. ,
Oh Tasso! oh Danto! 1 i tu, patriarca Homero!
Tú "irji\io dil"ino
Que marcais el sendero,
Del espiritu humano i su destino;
Pir;unides ¡nmobles cuyas frentes
Respeta el tiempo en su impotencia vana;
Bellos faros ardientes
En el camino de la historia humana,
Destello acaso de mejor esencia
Que sigue i brilla cuando el cuerpo ha muerto
I anima nuestra pobre intelijencia
Como animan las brisas del desierto
l.os restos de la triste caravana!
Vosotros si sois grandes! Han caido
Reyes i reinos en eterno ol vido;
El ciego \'ate, en tanto, el pordio1eto,
Deja en sus ver~os perdurable gloria,
r si a Trora recuil!rdase cn la his toria
Es que e'le nombrc vil'e en el de Homero,
Camorns i Ccn'alltes
Aquellos dos Jigantes
Que tuvieron al mundo de enemigo,
Que ignorados pasaron
1 apcDas encontraron,
Para morir, el lecho de un mendigo
Etemos h:illaran, [,!:ii!ntras los reyes
Que en medio de 0[0 i purpura vi\'ian
Dándoles sus caprichos como leyes,
Ai! apenas se saben que existian !
1 si la Fama con su negra mano
])e Ferrara nos muestra al carcelero,
Es que e,e u! jenio tuvo prisionero,
E! I¡ue el Tasso señala a su tirano,
Oh, Dios! ~erá que hai algo de tu esencia
Del alma eo la inmortal intelijencia?
¿Por (IUÓ no han arrastrado
I~os siglos en ~u flujo omnil)otentl!
Esos colo!os cuya eterna frente
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El MlOSAIClD 14<:\
SurJc ¡ domina el mar de lo pa!ado ?
Si no urdiera In llamll
Oc la inmortalidad en C~05 pc('ho~.
Oh! ¿ por quó cortejaron 11 la rama
Con!us \'irtuo~o!. con ~U! grandes hechos
:':ufpendodcsrlUdci':, hnmbrc, snrcilsmo '
I ~jn mas protector que un cntu~ia~mo}
-E~ que Idlcndc la tumba \'en un ciclo.
Un Dios i una corona de consuelo. !
E;\ I.'N AJ.Bml
Sudlll una ¡laja de 111 libro al "icllto
t:n 0:>1 c~paclu ,'olnr!\. oh"idadu,
l'prdidu en la ~stcmion d~[ firmamento
~\sí Ctl tu album mi firma ulumdonada •
..... Illlc.a tu le darás un pensamiento
1 sera un nombre ubandolllldo ni "icnto.
-.- 0:>1.',11.
JIU!]ll :tlilD.
LA CONSTITUCION FI-:DERAJ.
l'ON rRINOLI"IA.
Alicer el epígrafe anterior caclamar/in las bellas ¡ loen·
eimos! ganamos In C!lc~lion! Victoria tanto mas grata
c~anto que In defen~orM 110 puubamos de doce! la
constanCia naturnl en 111. mujer ha triunfado! O 11 h¡ usan-
51 de los \'encedores en 111 Concepcion ¡Mogoles: el
grande ejhcilo de Oriente compuesto de doce hombres
todo~ ;onstantes i rC!uc\tos, ha ~nl\'ac\o los princ¡l)io~.
:-lo se~onta8, las. CO~aS permanecen ill sIQI", quo : el epí_
grafe tIene su orljen en una ocurtencia, i este es el caso,
El 15 del presente se diseutia. en la CAmllrt\ de RepN!_
senta~tes, el proyecto de lei creando el distr:to federa[;
un senor que¡;lI~ta muchodeconcutrir alll barra aloirlo
lee r, dijo a Sil co!"p~iieiO de blinca; "Ese pro;'ccto es
una \'erdadera crmohnll, I como tales superfetaciones me
desagla~au,n o estol por {,I, aunque simpalil.o en e.tremo
con .el dlputa,do que lo .ha presenlallo," Instado para que
e~ phcDra su Idea, contl1lu6: "Ese proyecto elenldo nlei,
"lene ~ se~, en suma, .u I~a cOll.stilucioncitll IIgregadll n la
CODstltUClOll grantle; I 51 es elcrto que IIquelJo. quita lo~
e.mba.rll7.os que .prcsenta ebtll en 8U ejecncion, la CrillnIma
tleroe las mtSffiM cualidades; Imes hn"icndo hu veces
de muchas, muchi.imas ellPgllus, quita el C'mbnrazo que
tienen la~ mujeres ni "cstirse, i las Ilaee, pnr cousiguicllte,
IllU e51~dlta! en ta! ,operaeioll Segun [os contribuyen_
tes h~b~tilnte! de la .CIU~[lId, los gastos en el distrito Be
reduclflan, de con~ IS"Ulcnt(; el proyecto es economico
como lo es .Ia crinolina, evitnndo el go.sto, o, como dice;
I~! ecoDomlstas, el conSUlllo de tanta ropa interior: pre"
lene la~ enfermed8~cs revolucionnlina end6micas por
desgrll.cla en estll. herrn, la crinolina a su turno pre_
,'lene las suya~, que las nlas "('ee, se ll.nticilllln, se palpan,
~e ,-en ¡lar el no )J~O de la, crinolilll1, o mejor dicho por
el uso de tanta ropa.
llajo otro aspecto; ¡e quiere criar cor el pTO\'ecto Dnn
nueva, entidad. territori"l, ade.mas de las ocho q'ue \lamamos
E~tndos, I e~a nu~va enttdad rendrú a ~er la crioolina
de la Confedcracion; Rsl es (Iue entre lns qut:! quie_
reD ponerla a la moda, 110 hai u,u diFcordalll."'ia sino
en su magnitud, Unos sostienen que se fOlme de la ciu_
dad de Uogolá, otros qtl!l le le del!e IIglegar 11 guisa de
arandela o mantelete lodll la so.banu; otros, en ~n, quie_
ren una etln~1in~ estul'enda, a saber: todo el magno
E,tado de {;Ilndmamarca,
Esto de ponerle crinolin~ a la Constitucion federal
crinoli?a u los t~s.tadr).!l, no ha pasado de (¡uercr , gracias
a. un. Cllldadano dlputadne~, ~e trab;¡jaTlín once horas, mónos de un din,
i en este tiempo nu se puede ,lar e"asion n la lti que
erc;¡ el distrito federal ¡mimos 11 la8 que deben complc_
mentnr I~ idea, que lué lo que me prepuse demostrar."
Por otra parte, qoó empeño hai en delJ101 car el cí rculo
dentro del cual debemos encontrnr 111 gobierno jenefal,
cuando no sien'pre lo buscamos ]lora hacerle favor sino
\lata dañarlo? Ojalá pudieTlllnos dur una leí con ellollble
objeto de hacerlo espiritunl, ¡que conocicsem08 su existencia
tan solamente por 1(1 vida 111 moni1.ll.da de los Esta_
dos, puesto que aquel debe ser 11. estos, 10 que el alma e5
al cuerpo, que ~in nber el lugar dondc reside, ~iente su
bcnófica influcnci'l i el'ita Sil eorru¡lcion.
Coneluir~ haciendo una ;lwitIlCioll, i e~, que ya que nt>
ha salido 111 [ei (le crinolinas en CAte 11110, se di~c\lu\ ~II
eonvooienci, o inconvenicneia; no nos sueeda lo que con
las otras erinolilJ..s, preeuUOras de tan mal ag;h ro. que
hoi ~~ rien de nú~(1tro~ en nuestras propia' barbas. Ye) In
confieso, IIOS hao Cllrrido completamente ¿i e~lo ¡lOr quó'
porque las aU\('am09 cuando ya. lJabian in\athdo nuestr<)
territorio. ~uando nue.tras bellas habian perdido el ~en-tido
del oido, )lal1o_ (\ la oUTa. 1'. :\r
Que cerros ha; que el int(rt~ no a!lllna 1
i que dificultad que no III rOlollll?
Qné Ilecho fiel, ' u6 volulIlAd UII ~alll\
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l óO El MOlSAICO
Que cste no la inficiooc i la corrompa?
Destlu\'C el trato de la vIda humana.
No hui' órden que no alterc i no corrompa.
Ni c~trecha entrada, ni cerrada puerta
Que no la facitite i deje abierta.
Este de parentesco ¡hermandades
Ocsnta el nudo i vinculo mas fuerte,
V ucl\'c en enemistad las amistades,
I el grato amor en desamor CQnvier te.
Inventor dc desastres i rnaldudcs
Ahoga la razon, cambia la suerte;
Hace al ¡clo caliente, al fuego rrio
I hará subir por una cuesta un rio .
~
EN LA :\IUEHTE DE LA SEXOR.-\
:UDII.i\1ll:IJ.i\ IlD:&Dla'll\:I!D 3J:lIIHl:&WD.
i Cuan tristemente terminó tu \ ida!
l\"¡ tu rica corona de hermosura
Del golpe dc la muerte te libru.
i Como caíste inerme i abatida,_
lIermosa flor. sobre la tierra impura!
¡ Cómo el amor al pUDIo 110 te alzú!
Lloraba tu hija, niiia de~gtaciada
lI ucrfanll ya, i al empezar la ,'¡da,
De!l}Cdazaudo tu alma matelUal.
¡ I tener que dejarla abandonada
~;n can Iloche dc dolor, perdida
Jimicndo al pic de un pailO funeral!
Pobre mujer ! Mui triste fuó el instante
I'o$l¡ero de tu rápida ell"istencia;
l'esada fuó tu carsa dc dolor!
Cuando oiste a tu esposo sollOZlInte,
I 111 llorosa "oz de la inocencia
fruto bendito de un bendito amor!
M ui lorge fuó tu postrimer tormento
Cuando de allí apartaste tu mirada
HedllllJlndo tu ealiz con horror,
I encontraste a tu madre 311\ aliento,
:'Ilui cerca de tu lecho arrodillada
Buscando para su hija un salvador,
El que pudo salvarte está en el cielo
I EL toma en cuenta tu postrer instante,
Elll!\ra tu hija madre bnscaT[¡,
El ru~ el que quiso arrebatarte al suell)
El el dnlor agudo i delirante,
Dol tu es[lOso i tu madre a¡Jlaeaní !
Ilai ulla tradicion dulce ¡ piadosa
Que yo escuchó contar, \'ertiendo llanto
EII mi IIIlTada i rá.pida niñez;
Oulci!ima leyenda misteriosa
Que indeleble conservo, con cncanto,
\unque la oi contar solo una I'ez.
Al morir una madre, vuela al cielo
El áujcl que a su hijo custodiaba,
I ella viene a quedar de ¡¡njel guardian;
I lo acompaña cn estc triste sucio
Hasta que muere el hombre a quien guardaba
¡ al ciel~lltónces madrc e hijo ,'an!
AIlEIZIPA.
CU J~~;'TO DE COWR DE nOSA
(EIIM.parte,.)
j·,\.I\Tf¡ 5I!OU!l·D~.
1.
Ya tenemos a Pedro con un pic en el estribo, dis_
puesto a emprcnder el viaje unh-crsal con que el~p~zó a
soilar as] que cmpu6 a rrjtnn-ar su alma en la bltlhote·
ca del indiano.
. EnNlntrarÚ cl Ilaraiso de sus sueños en los pai5e~
qu~ va a recorrer ? Las montaiias de Suin, los castillos
fcudales de Alemania, la filantropía inglesa, I?I monu·
mentos de la ciudad etcrua, las mujercs de OTlente, In
ruinas de ,\tenas i las instituciones del r\ue"o Contlllen.
te . ,' le parecerin desde cerca tan bellas co.m o deadI e
lejos? Sus ojos que desde lejos todo lo poetizan, ¿ o
vulgarizaN;n todo desde cerca? , _
Sig{¡moslc en su \'ioje espiando I anahz,ando las emociones
de su COrIlZOn, que nuestro estudiO, aun,que su·
perficial i falto de la filosofía que el asunto requIere, no
será del todo inMiI hoi que tllnto abundan las ,almas no
comillendidu, i hol que tan torcida interpretaclon s~ d~
a las palabras de J et!us; "NadieHproreta en I~ ¡mlna;
Pedro se dispone a abandonar el valle natl\'o. \ a
nadie se opone a su partiua, porque t,od?s ~~ han con·
,-eacido va de que SU! eonsl'jos, sus suphcas 1 su lágn.
mas, no 'bastan a quebrantar su resolueion, i porque el
señor Cura el mM ronocedor del c;,:razon humano entre
los habitantes del valle, opina que en la homeopllua, c,n
el similia ,imilib/l' curanl/lJ de los médicos, está. la UUl_
ca esperanza de curllr 11 Pedro.
Todos lloran 111 darle la de~ pedida, pero éllle rmanece
!ereno. Su madre le entrega un santo escapulario que
asegurn ha de protejerle de todo peligro; i 1tosa, al es·
trechar su mono, coloca en el dedo pequeno del mano
cebo una modesta sortija, adornada con pelo de sus do·
radas trenz.as, que ne"aba en su dedo del ca,razon_
Entónces es lÍnicamente cuando uaa lagrlma asoma. a
los ojos de Pedro, probando que ~u eorazon no ha
muerto alín para su madre 1 su amada! ,
Ignacio, escelente muchllCbo que ~u~ca per~ló de
, ista el valle sin sentir su corazon opnmHlo de tTlsteu,
le acompaña con una cabaUeria hasta Bilbao, dondo! Ig.
nacio se volveri. IIt rlls i Pedro se ¡Irovcerá de cuanto \le-cesite
]lara continuar su viaje. ,
Ya se alejan del Concejo, Alllega~ a una colma don.
de vau a ;¡erder complt'tamente de \'I$ta el blll,nco cam·
paoario de la aldea, escondida entre nogales I cereZal,
Ignaeip, que ... a a hacer un ,'¡aje de cinco leguO!,
vueh'c la vi!ta,'Ie pÍlra i lIe\'a el re"erSQ de la mllno a suS
ojos arrasados en lágrimn. Pedro, que l'I a recorrer el
uni'-erso, lo nota i suelta una burlona carcajada.
¿ Dices, a!ma mia, que IlIs lágrimas de Ignacio, aun·
que hijaa de una sensibilidad algo e:ujerada, eran per·
las de valor inestimable? Yo no te diró que si ni te
di ré que \la, Ilcro has de saber que quiero mas la ternura
de la ignorancia que la sequedad de la snbiduria. Cami.
nito de Bilbao \'llll dos eivili¡o¡acioues; la de los vallel i
la de las ciudades, Escoje la que IDas te plazclI, quc yo
busco uua que tenga Ilor ]lede~tal un litlro i por corona
un manojo de espisas,
Pedro se acercaba al fin a los Pirineos. Iba 11 evocar
en RODces,'alles In! sombras de Bernardo del Carpio i de
Carlo-:\fagno i sus doce Pares! Iba a. oir la bocina de
Roldan! I ba 11 contemplar las blancas bOEnwcntas de
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EL MOSAIGOI 1M.
!ns despedazadas ¡ejiones francas! Iba a ver alzarse,
Iluminada con la sonrisa del triunfo. la magnifica figura
de aquel bravo I!c~eCQ-jau'/a del Canto de AlIovi:cur !
Iba, en fin, n eneontrar enredndo~ en los espinos, los ji.
rones del manto rojo del Emperador de los francos !
-Oiga lime ustedes, preguntó a unos labradores en
RoncesvaUes, ¿ dónde se dió la famosa batalla!
-¿ Qué batalla? preguntaron 11 su vez 108 labradores.
-Aquella en que el hijo de Jirncna hizo huir sin
manto i sin corona al arrogante Emperador de Jos fran .
eos.
Los lahradores se cneojieron de hombros como si les
hablasen en gric,?o.
- Ah! csclamu al fin uno de ellos; ve usted aquel
pico hendido por la carretera r Pues, segun cucnt¡¡n los
antiguos, allí hubo una gran bataIJa en tiempo de los
moros.
Pedro siguió su camilla murmurando:
-En tiempo dc los moros . ... ! Quó jentee tan igno.
rantes i tan vulgares .... ! Bien se conoce que todavía
e~toi entre espal\olcs.
Al llegar al pie del Altovizcar preguntÓ a un mucha.
cho que apacentaba unos bueyes en un pudo inmediato
al camino:
-¿ D6nde está el desfiladero que llaman la hacina de
Roldan?
-Ve usted aquellas rocas negras? Pues alli está.
- ¿ Quieres guiarme aIJ(\ i te daré una buena propina?
-Aunque me diera usted el oro i el moro, contestó
el muchacho. Tem¡)ladus están los gabachos para que
va\"amos a visitarlos los del \·alle . . .. !
'Pedro no quiso detenerse a oir la esplieacion de estas
palabras, porque acababa de com'enccrse de que mión_
tras se dirijiela a espanoles no oiría mas que sandeces i
\·ulgaridades.
Por fin llegó al sitio donde presumia haberse dudo la
gl1ln batalla, pero necesitaba un guia para no esponene
a tomar el bramido de alguna vaca por el sonido de la
bocina de Roldan.
Unos pastores estaban comiendo el rancho al pie de
unos úrboles cercanos, i ~e encamin6 áciu ellos.
¿ )le dan ustedes razon, les dijo ántes de llegar, del
sitio en que fueron derrotados los doce Pares de Fran_
cia?
Los pastores, por única contestacion, prorrumpieron
en juramentos contra los e~pañoles; tomaron cada uuo
su cavado i se lanzaron cn ademan amenazador al en.
cuentro de Pedro.
Este, vicndo que la co~a iba mal, puso pies en poI.
vorosa, dejando caer la capa i el sombrero como CarloMagoo
el manto i lu corona.
... Los pastores continuaban tras él. j ya se iba a rendir
re\'cntado de cansancio i en~angrenhdas sus manos i su
cara con el roce de los espinal!, cuando acudió en su
ausilio un hombre que, armado de escopeta, andaba por
allí de can. i quc abuyentó a los pastores arnenaz:\ndol03
con una perdigonada sino volvían pics atraso
-¡ Pero señor, ese/amÓ Pedro, entre qué jcntcs esta_
mos ! Prcgullto u esos bárbaros dóndc fueron derrotados
los doce Pares dc Fraocia, i enllrbolan los cayados como
si les hubicse llamado perros jud¡os! En mi aldea se
contesta rústicamente 11 los forasteros, pero sc les daria
el alma i la vida si las neccsita~en.
-Caballero, dijo el cazador, no debe ustcd estrañar
lo que han hccho csos majadero~. Son franceses, i los
españoles les están quemando la sangre continuamente
con cso de los doce Pales i CarIo-Magno. Preci~amen_
te estos dias han sido mas insultarlos quc nunca. ¡han
creido que usted venia a repetir el insulto.
-Yo lo único que queda era recorrer esos sitio! que
encierran tan grandes recueldos histOrico!. Si usted.
que tan bien se ha portado conmign, quisiera acampa_
liarme a e~os sitios, me haria un nuevo favor que le agradeceria
tanto como el primero.
-Déjese u$ted de tonterias, cab~l1cro. Ahi no cncontraria
usted mas que peñas i matorrales; se espon.
dria usted a que esos muchachos pensasen que trataha
usted a toda cmit .. de insul tarlos, i tal "ez mi escopetll
fuera y!l impotente para defenderle a usted.
-Pero la historia de los viajes habla a cada instante
de p<,ligros que hall arrostrado lns viajeros en una utjl
in\'estigacion arqueolójica o botáni<,a, o simplemente por
satisfacer su curiosid~d. Ahí tiene ustcd a su compa.
triota Chateaubriand, {lue bajó al crátcr del Vesubio ....
-¡ Qué cráter ni quó calabnzas .... ! Si va usted a
hacer caso de todo lo que se escribe .... ! U~ted por lo
visto viaja con objeto de di\'ertirsc ?
-De ¡]h'ertirme i de ilustrarme.
-Pues entónccs tucrza usted a la izquierda i bújese
a Bayona , que justamente mañana empieza alli la fériu
i se divertirá usted dc 1(J lindo.
Pedro se decidió al fin a seguir el consejo del cazador
i llegó sin dctenerse a llayona.
Conforme se acercaba esta ciudad, habian llamado su
atcncion infinitas muchachas que se encamiuaban tam_
bien a Ihyona, ostentando hermosísimas trenzas de
IlelO cuidadoslmente peinadas i adornadas cun vistosos
laz'Js .
Torno habitacioll en una fonda, se puso hecho un
Gerineldos i enlió a visitar la ciudad.
Desde 5U habltacion habia visto unos hom1lres que
rccorrian las calles con uno~ grandes sacos al hombro,
gritando:
-Quien le corto el pelo ~ a quien se lo corto!
Aquellos hombres i aquellos gritos habian escitado
vivamellte su curiosidad. Al atravesar una plaza, viendo
unos grUtlOS de aldeanas ¡ de hombres semejantes a los
que habian llanmdo su atcncion, se dirijió a ellos.
El hijo de las nobles Encartaciones, dondc <'i que es_
cribe <,stas pájinas ha visto a nna j6"en enfermar ¡ morir
de tristeza por habcr perdido su hermosa eabellenl,
donde dos largas trenz~s de pelo inspirun mas vanidad
a las muchadlas que todas las riquezas del mundo;
donde el galan Eiente tanto placer acercando sus labios
a una hcrmosa trcnza de pelo como acercándolos a una
ro3ada mejilla, i donde la cabellera femeuÍlla se: O 10:lllollllm·. (Iue v.n ,'11 el eUluler1L
Citación recomendada (normas APA)
"El Mosaico - Año I N. 19", -:Bogotá: Imprenta El Mosaico, 1859. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2093097/), el día 2025-05-03.