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Fecha:
14/06/1864
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TRIIV!. I. AÑO II. Bogota, 14 de junio de 1864, NUMERO 64.
El ARZOBISPO DE SMHME DE BOGOTA:
AL CLERO I A TODOS LOS CATÓLICOS DE LA N. GRANADA.
Se ha publicado en algunos periódicos de Bogotá
un artículo o u11a alo c ucion que c<;>mienza "Tomas
C. de 1'\Iosquera, Presidente de los Estados Unidos de
Colombia A todos los que la presente vieren ; ¡ salud!"
i el contenido de éste escrito se reduce a llenar l
de insuitos a nuestr·o Santlsimo Padre el seí1or Pío
IX, actual Vicar·io de Jesuc>risto; a sus santos predecesores;
al colejio de Cardenales, i con particularidad
al Erni]lentlsimo señor Antonelli, Secretario de Su
Santmad. Imposible parecería 1 fJUe existiera un
homLn~e que preciándose de talento :Vde instl'Uccion,
i ocupando la primera majistratura en una Nacion,
descendiera hasta pt·esentarse por debajo del nivel
del hombre mas vulgar o ménos culto, escribiendo i
dando a la luz pública un escrito tal como el que
hemos leido, fechado en Popayan el 12 del próximo
pasndo febrero. No parece creible que pudieran Begar
la impiedad i el ódio contra el Catoticismo hasta el
estremo que se descubre en el papel a que nos referimos.
SI, ésto parecería increíble; pero desgraciadamente
es cierto, i está consignado en varios periódicos
que cit·culan, no solü por todos los puebloo de la
República que llaman Estados Unidos de Colombia,
sino tambien por todas las Repúblicas de América i
podas Naciones del antiguo mundo. En todas pnrtes
se habr~ leido la alocue!on o el artir·.ulo firmado por
"'f. C. de 1\fosquera, Presidente ele los Estados U nidos
de Colombia, " i se habra leido par:1 confusion i
vet· güenza de Jos colombiano<; que tuvieron por Presid<>
nte a un hombre que, salvando los lindes de las
mismas pt·esuncion i vanidad, pasa a ponerse en r;dículo
i a hacerse df'spreciable, pues no habrá persona
que por escaso buen sentido que tenga, al ver éste
pnpel no forme el juicio mas desfavorable de su
autcr.
1· 1 seri or 1\Iosq~era ha tomado como pretesto para
drsahogar su rabra contra la Santa. Sede, la Enelclica
de Su Santidad dit·ijida al Episcopado granadino, al
Clero i a los católicos de ésta Repüblica: Euclclica en
la cual el Pastor universal de lo s fieles, usando de la
supremu potestad espiritual que recibió de Jesucristo,
condena todos los ataques hechos ala Iglesia en los decretos
i en las leyes que contra ella se l~an sancionado
en esta República, declm·ando las penas en que han
incurrido todos los que han. sido autot·es o tenido alguna
parte f'n estos ataques ; 1 las penas de que habla son
penas espirituales ; penas que la Iglesia tiene fulminadas
contra sus hijos desobedientes i que se rebelan contra
ella; penas que despreciaráu i de que no haran caso
los que no pertenecen a ella, o los que queriendo
aparecer como católicos, le hacen con todo una obstinada
guena al Catolici smo : pPrO los verdaderos católicos,
los que lo son en la realidad i no solo en el nom·
bre, eomo tantos que quieren trtularse tales, entre
ellos el señor l\Iosquera; los verdaderos católicos, éstos
sí oyen la voz del Vicario de Jesucristo,. acatan sus
determinaciones i obedecen i observan sus leyes i
mandamientos. ¿Por qué, pues, se quie e decir que
Su Santidad calumnia al Gobierno con aseveraciones
falsas, i pretende tener derecho para iujerirseen la
autoridad suprema de la. Nacion? ¿En dónde está la
r.alumnia? ¿En dónde se descubre esa pretension de
incalificable usurpacion de que habla el Presidente?
Ninguno, ni dentro ni fuera de la Republica,. ignora
que el Jenerall\Iosqura dió Tos decretos llamados de
'' Tuieion " i" Desamortizacion de bienes de manos
muertas, "i que en cumplimiento de estos decretos,
algunos de los Obispos fueron es pulsados del país, i
otros, en medio de numerosas escoltas de soldad0s,
fuimos conducidos en conHnamiento a lugare~ insalubres
i pri-vados de toda clase de recursos. Ninguno
ignora la cruel persecucion que s ~ les declaró a Jos '
Pal'focos i de mas Sacerdotes fieles, arrancándolos de
sus curatos, a los unos para hacel'los salit· fuera de la
Rerública_, a otros para con~in.arlos en temperaturas ,
ardientes 1 mortíferas, u ohltgan dolus a audarerrantes
por los bosques i viviendo entre las fieras. I ¿cuál
ha sido el delito que hayamos cometido para tratarnos
como jamas han sido tratados los mas insignes criminales?
¿Cuál nuestro crímrn ~ No haber sometido a
la autoridau de los hombres, la jurisdiccion espiritual
que recibimos, no de ellos sino de Dios. Haber protestado
contra el injusto i violento despOJO de todos
los bienes de la Igles ia. i de las comunidades relijiosas,
sin, ott'O det·echo que el que dá la fuerza en manos de 1
los vencedores, sobre una parte de la sociedad la mas
pacífica e inofensiva. ¿Porqué, pues, dice el señor
1\Iosqurra que el Gobierno colombiano ha sido calumnindo
por nuest•·o Santlsimo Padre? ¿No son ciertos
los hechos tiránicos contra la Iglesia a que el Santo
Pa . re se refiere en su Encíelica ? ¿ ~uál es el atat•que los pueblos no ocurrirían a ellos;
puesto que Jéjos de inspirarles confianza, les inspirarían
temores fundados, acerca de la validez de los sa··
cramentos que ellos administran, i se retirarían de co •
municar con ellos en las cosas santas
Foresto es 9ue el Supremo Pastor de los fieles, habla
en su EnciCiica señalando al Episcopado, al Clero
i a Jos fieles de esta República, el camino que debe se·
guirse, exhortándoiíos a no convenir en nada que sea
contrario a la libertad e independencia conque Jesucristo
fundó su Iglesia, i declarando ahora, como siempre
lo ha hechoy las penas espirituales en que incurren
todos Jos que se se-paren de su doctrina o aten·
taren contra sus derechos e inmunidades. Por esto es
que, sin que se diga que queremos conspirar, o no reconocer
la supremacía de la Nacion en lo que es de su
competencia, si desconocemos el derecho conque tras·
}lasaudo los límites del poder temporal, se quiere lle·
var esa supremacla hasta Jejislar en negocios que solo
tocan a la Reiijion, i tiranizar nuestras conciencias,
vretendiendo obligar al Clero a prestar inícuos jura·
mentas de· obediencia a disposiciones contmrias a los
preceptos de la Relijion Santa, Católica, Apostólica~
Romana, la única verdadera i fuera de la cual no
puede encontrarse la salud eterna ; la ReliJiOn que
p1·ofesan todos los granadinos ;. Relijion de la cual
i somos, aunque indignos~ uno de los Pastores, i como
¡¡ tal no podemos güardar silencio cuando vemos que
se la ultraja sacrílegamente igualandola con las sectas
que ella ha condenado, i que se colma de improperios,
tanto al actuerada,
1 de consiguiente nos obligarán a desear
cualqUJer cambio en nu~:-" stra suerte venga do
donde viniere. Por eso d 1jimos en nuestro número
15, hablando del Catolicismo i nuestra
independencia con ocasion de la invasion de
Méjico, que, probablemente a conducta do los
mejicanos nacia de que los liberales allá como
aquí habían hostilizado, despojado i perseguido
sin piedad al Clero i a la Iglesia católica, i
añadimos :
"Nuestros liberales ignoran probablemente
que hai ciertos hechos que no pueden verificarse
sin una p oderosa razon de ser. Dos 1
Curas dieron en M~¡ico el primer grito de rebe!
ion contra un poder que tenia en su ·apoyo
la tradicion de tres siglos, contra una Nacion
que tenia la misma fé, las mismas costumbres, ,
que hablaba la misma lengua que los mejicanos,
en donde casi todos ellos tenian parion·
tes i amigos. Hoi, segun se dice, el Clero recibe
con palma s al ejército de una N acion que
habla otra lengua, que tiene otras costumbres.
N o hace muchos ai'íos que el bizarro J eneral
Santana venció a esos mismos franceses con
un ejército de mejicanos. Entónces, al primer
grito de alarma, todos los ciudadanos volaron
a alistarse bajo las banderas nacionales. Entónces
no estaban desesperados; pelearon co-·
m? pelea todo pueblo que se siente libre 1
triUnfaron. ¿ Por qué miran hoi con indiferencia
i hasta con simpatía a los -mismos que entónces
no pudieron pisar impunemente sus
fronteras? Es que se ven forzados a sacrificar
l~ _i~de~endenc.ia para salvar la Relijion i la
ClVlhzaCion. S1 l:.t anarquía i la difusion de
perversas ideas no hubieran convertido ese
v~sto i hermoso país en una cosa semejante a
S1e~ra-morena o las lagunas Pontinas ; si se
hubieran respetado los derechos i la fé de los
ciudadanos, hoi como ántes habrían marchado
contra el enemigo alentados por los sacerdotes:
invocando a Dios i a los santos protectores de
la Patria, i hoi como ántes habrían vencido. ~~ .
Si hubieran sacrificado la libertad, seria porque
Dios es primero que todo; pero no han
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44 EL CATOLICO.
, usado sino del derecho de 1os esclavos, escojer
entre señor i seño1· ."
1 No creemos que haya motivo para temer que
se pretenda conquistarnos. Los temores que
hizo nacer por un momento la cuestion peruana,
han desaparecido al ver el documento publicado
en "El Diario Gficial" de 9 del corriente,
número 35. Ese documento pone ~n claro
que aquella cuestiones como todas las que la
poderosa Europa nos suscita abusando de nuestra
debilidad cada día mayor, gracias a nuestras
frecuentes guerras fratrwidas. Es cuestion de
' indemnizaciones i naua mas i por ello damos
)~ts mas sinceras gracias a la D1vina Providenc~
a, porque llegamos a temer deveras la pérdida
de nuestra nacionalidad; pues aunque los
católicos no hubieramos sido los últimos en
defenderla, el pueblo desesperado, burlado
tantas veces en las rio::-uei'ías e~peranzas que le
h <.t n hecho concebir los am l iciosos, ¡'quién sa·
be si no ha.bria tenido la decrsion gloriosa con
•
1 que en otro ·tiempo, invocando el nombre de
Dios marchó al combate para conquistar su
independencia ! ¡Quién sabe si se habria
1~ mostrado indiferente al cambio de señor por
señor!
1
Efectivamente, a éste grado de desesperacion
conducen a lo~ pueblos los que llamándose sus
protectores i defensores de sus libertades, no
f' hacen mas que corromperlos i despotiza.rlos :
!
los que los enseñan a despreciar todo lo que hai
'1 de mas sagrado para el nombre : los que insultan
i ridiculizan la fé en que consisten sus
únicas i hermosas cualidades. ¿ Qué patriotismo
puede exijirse del que no mira en el sue-lo
que lo vió nacer sino un lecho de espina8;
del que no puede acercarse a las urnas electorales;
del que no puede esperar ni aun justicia
en los tribunales; del que no tiene seguro
nada, 111 la vida, ,ni et honor, ni el pan de sus
llijos ; del que se oye llamar goJo cuando acaso
siente hervir en sus venas la noble sangre
de alguno de los mas ilustres mártires de la
Independencia; del que se vé odiado, vejado,
opnmidQhasta. en su .creencia·relijiosa que es
' el santuario en que se encierra todo lo que va·
¡ le algo en el sér humano? ¡ I los que a~í tra-l1
tan a una inmensa mayoría de sus compatriotas,
tienen el descarado atrevimiento de llamarse
liberales ! Déjen de ser los verdugos de la
verdadera libertad, déjen de perseguir la Reli-
' jion, hagan efectivos los derechos sociales, hagan
desaparecer las odiosas denominaciones de
vencedores i vencidos, déjen a los católicos
tener patria i hallarán en cada uno de ellos
cuando llegue el caso un soldado dispuesto a
defenderla siguiendo el ejemplo inmortal de
nuestros padres. De otro modoJ podrán decirles
: " Que yayan los que tienen que defender,
los que saborean los goces de una libertad ámplla
hasta para encarcelarnbs i matarnos, que
vayan, decimos, a llevar esa misma libertad al
punto amenazado por la invasion estranjera.
1 .Ellos no quieren tener amos, ~ienen razon ;
pero nosotros que estamos considerados como
esclavos, i algo peor que esclavos, puesto que
se insulta i escarnece hasta nuestra fé, hasta
nuestra alma, que vemos que se nos quiere
privar no solo de los derechos que nos legaron
nuestros libertadores, los que nos dieron patria,
sinó hasta ,del consuelo de rogar a Dios segun
nuestra creencia, .segun nuestras mas íntimas
convicciones, i qué vamos a defender 1 i Los
derechos de los que nos consideran sus esclavos?
N o queremos defender esos derechos porque
son h1jos de la fuerza i están basados en
la destrucc10n de los nuestros. ¿Quién impide
que así como se han confiscado bienes de con·
servadores por ser de conservadores, que así
como se usurparon los bienes de la Iglesia por
ser de la Iglesia, se sigan confiscando los que
aun queden a algunos particulares porque quiera
repetirse lo que ya se nos ha dicho: "El
vencldo debe sufrir la lei del vencedm·? ''
La justicia es la base fundamental de todo Gobierno
i donde ella falta) el Gobierno no puede
exis.tir porque no tiene otro objeto que defenderla,
que hacerla efectiva. La Relijion es la
que dá 1a8 nociones de la justicia. 1 por eso
quien ataca la Relijion, ataca todo lo mas resp(•
table que hai en la sociedad. No obstante,
nuestros vencedores, en plena paz, atacan nuestra
Rel1jion, i se dicen republicanos!
Hasta el primer Jefe de la N acion hoi, en
una. resolucion comunicada a las sei'íoras católicas
de esta ciudad, queriendo mostrar su deseo
de que se restablezca la libertad ma.s ámplla,
deja escapar conceptos bien dignos de
censura i que prueban lo poco en que tiene
nuestrn, Reljjion. Para él, el Clero mezcló la
cuestion n~!Jjiosa con la polít:ca i se atr.ajo por
eso el ódio de los cor1feos de la revolucion.
Falsed~d grande por cierto 1 El Clero no se
empeñó deveras en la cuestion política, pprque
si lo hubiera hecho, la revolucion no habria
vencido. El Clero debió moverse porque CO·
nocia a su adversario, i debió preveer lo que
il>a a suceder, pero contenido por egoísmo, por
pereza, no sabe m os por qué, no se movió. La
rev.olucion tenia mas bien un objeto social que
político: ese objeto era claramente contrario
al Catolicismo, 1 así como si hoi se enarbolara
un estandarte para defender la monarquía,
todos los republicanos formariamos en las filas
contrarias por amor a la patria, así el Clero
.debió tomar con decision su puesto el otro dia
en las filas de los que defendían el Gobierno
loj ltimo. Bsto es claro, i echarle en cara aquello
para apoyar o disculpar los escesos a que
los- vencedores se han entregado contra. él,
sobre ser poco jeneroso, es altamente infunuado.
Que se le echara en cara la indiferencia
~on que se manejó en su mayoría, seria
mas JUSto.
El señor Murillo croe que es "una impertinencia
i aun necedad que nosotros temamos
los efectos de providencias de lejano alcance
que no implican sacrificio alguno cuando se
abre una era nueva que promete toda lejítima
satisfaccion:," i al mismo tiempo dice que "el
Congreso preocupado aun por los peligros de
las otras llbertades, no se atrevió a. renunciar
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EL CATOLICO. 45
del todo a las precauciones" contra la Relijion
o contra el Clero. Esa preocupacíon sí fué una
necedad: i necedad tanto mas grande: cuanto
que no tenia el Congreso derecho para mani-festarla
por medio de una lei tiránica. Es que
el señor Murillo no vé en su ojo la viga de
lagar. I con razon, puesto que Juzga otro disparate
nuestro creer en la Providencia i llamar
por eso a Dios el Dios de los Ejércitos como
lo nombra la Escritura santa.
l\1ucho en que pensar nos ha dado la resolu
cion de que tratamos, pero dejamos para otro nú mero
su exámcn, porque deseamos que el seiior
Muri!lo se .convenza de que todo en el mundo
tiene que referirse a Dios, porque D los 1-o llena
todo, lo vé -todo, i lo dir1je todó con su Providencia
í su Justicia; de maner.t que es un d1s
¡ parate querer gobernar sin EL la. soeiedad.
1
.1
1
1
·coNFERENCIAS
DEL PADRE FÉLIX, P.RONU NCIADAS EN LA IGLESIA DE
N uESTRA SEÑOUA DE PAius, EN FEBRERO ULTIMO.
t. a CONFERENCIA.
La critica moderna delante de la ciencia i del
Cristianismo.
Señores :-Des pues de habe1· justificado el prog1
·eso intelectual por el Cristianismo del ante de la
' filosoflil, vamos a justificarlo delante de la ci e ncia.
Hemos demostl'ado que entre eJ Cristianismo i Ja
ciencia no puede existir niugunu incompatibilidad,
i hemos visto cómo Jos misterios mismos, fondo
oscuro del cristianismo, vienen a ser para la ciencia
cuando los admite_, como antorchas ilumina-
¡ doras. El Cri·stianismo pOL' sus principales miste dos
' ilustra la ciencia del mundo, Ja ciencia de Dios,
la ciencia del hombre, eu una palabra, toda Ja
ciencia ; i .Jesucristo mismo, centro viviente del
verdadero Cristiauisrno, se nos ha presentado eu
un espléndido rayo como el foco universal de la
luz. Sí, el Cl'isto, el Rijo de Dios hecho hombre,
es la verdad plena i sustancial ; es la razon divina
encarnada en una carne humana, toda Juz
viene de él, i toda citncia que le huye se pierde
en las tinieblas segun el grado en que le huye.
1 sinembargo, es contra Je~ucristo mismo que el
espíritu humano parece, en algunos hombres, revelarse
l.oi ; i es en nombre de Ja ciencia que se
aspira a destronarlo. Se diria qué el jénio científico
eu una hora de vértigo, vol viéndose contm su
propio foco i conspirando contra él, ataca en el
Verbo encamado el fundamento i la sustancia de
la verdad.
Pero nó señot·es .. Jo que ataca a Jesucristo i al
Cristianismo, no es Ja ciencia_, nó : es soJo su apariencia.
Siendo Jesucristo la verdadera ciencia i
el faro luminoso de la ciencia, no puede haber eu
realidad contra ÉL sino la ciencia falsa, el fantas·ma
cientíílco.
Entre las diversas formas b~JO las cuales se presenta
entre nosotros Ja falsa ciencia, hai una que
parece hacer hoi fortuna mas brillante i que llama
particularmente la atencion. Hija del racionalismo
moderno, snlida con trabajo de los hel·vot·es filosóficos
de Ja AJem~nia, ya célebre del otro lado del
Rhin por excentl'icidades en que ell'idículo cone
pareJas con la impiedad; se ha apaa·eeido en medio
de nosotros con preteusiones de revelado1·a i actitudes
ntido, mirando a ojo 1
desnudo, hahian creido hasta ahora que 11) falso
difel'ia radicalmc>nte de lo verdadet·o, el mal del
bien, lo bello de lo feo. Con el lente prodijioso de
la cdtica modema, pueden ver en el mundo moral
i t•elijioso los infinitamente pequeños ; i percibit·
que lo que se llama el era·M no es sino u u ·a:nntiz
de la ve1·dad, lo que se trama el mrll un matiz del
bien, lo que se llama divino un matiz de lo humél.no,
lo que se llama sobrenatnral un matiz ele la
natmaleza.
Hé aquí lo que es tener tanto talento i no tene1'
principios~ Crítícos del siglo: la dais de snbios, 1 ~
anunciais una a·enovacion i una depuracion de
todas las ciencias pot· la vuestm; i rareceis de la
primera condicion de toda· ciencia, de principios
ciertos.
Hai mas, la cien.cia es la verdad de los principios
mostrada en las conclusiones; su· trab:-ajo es 1
hacer salir, a la luz de la razon, lo desconocido de·
lo conocido. Tenemos, pues, der.echo de pedit· a
la ¡·eina de las ciencias, la crítica científica, que
nos muestre StlS conclusiones ; que nos dig;a de
dónde parte i a dónde vá; que nos cite una verdad
conocida por eHa. Hasta ahora no ha hecho mas
que afit·mm· i negar. Nada ha concluido, porque
las conclusiones son hijas lejítimas de los principios,
i la crítica no los tiene.
Su lójica mas hábil consiste precisamente en no
coneluit· nada; ella misma lo ha dicho: <)
La ci'Ítica acal u de dejar escapar su secreto.
No discutirá la cuestion de las cuestiones, la su,
pone resuelta ; i esto, porque es la ciencia independiente
: se cree con el derecho de suponet· lo
1 que no puede demostrar.
Tiene delante de sí diez i ocho siglos pat·a afi¡·:
inat· lo sobrenatural i lo divino, tiene una luminosa
lejion de talentos i doctores, todo el grande
f'jército que lleva la palabra i la bandera de Jesuc'l'is
to ; pero ella no tiene que meterse con los
polemistas i los teólogos; jamas discutirá con
, ellos. t< I.os Cristianos privados de la gran luz de
la crítica, son espíritus limitados i decididos a
permanecer tales : disputa,· con ellos es perde1·
tiempo, es quet·er argumentar· al salvaje sobre la
absUI'didad de sus feticheS.>) 1 estos espíritus limitados,
estos polemistas tan sobel'biamente des-
' deñados,se llaman segun el tiempo,Oríjeues o San
Agustio, San Anse .m o o Santo Tomas de Aquino,
Bossuet o Fenelon, Descartes o Leibnits !
Hénos aquí esa soberbia crítica que reprocha a
las relijioues i sobre todo al Cristianismo, el imponrrse
de una vez, héla convencida de imponerse
a sí misma toda entet·a sin discusion i sin
exámen, sin prueba ni d mo s tmcion; hela aquí
frente a fnmtc con la ciencia i despojada de las
cualid~des i att·ihutos de la ciooc·a, convencida
sobt·c todo de damos como conclusiones de la ciencia
i resultado de sus investigaciones, sus hipótesis
g1·at litas i los efectos d\j sus caprichos. Que
contioúe,si quiere, ostentando al traves de las ílot'es
de su literatma i Jos perfumes de su poesía, su
erudicion de gala i su teolojía de romance; que
. continúe diciendo a la multitud : « Soi la mas alta
i• espresion de la razon humana, soi la ciencia.>)
1
: Podemos decirle cou una profunda conviccion :
1 no sois la ciencia porque no vel'ificais ninguna de lj las condiciones de la ciencia. Los yerdaderos
l. sábios al veros pasa¡· sacuden la cabeza i encojen
Jos hombt·es dicieudo : a Es la burla de la ciencia,
! es el charlatanismo cientlÜCO.>)
¡_
Pet·o, seilot·es, si Ja critica moderna no justifica
el título de científica que ella misma se dá, sí justifica
el de anticristiana que ]e damos nosotros.
(Continuará),
-Los padt·es Tl'initarios, que han vuclto a
Francia hace cinco ailos i que estaban establecidos
al principio en l''aucon, lugal' del uacimiento
d<> su glol'ioso fnudadot· San Juan de Mata, han
hecho una 1meva e importante adquisicion, habiéndoseles
cedido el antiguo santuario de Nuestt·a
Señora de Litle, cet·cn de Viena. ¡ Qué atraso 1
I iuego dicen que la Francia es un país civilizado,
donde reina Ja libe ·tad !
-Se ha C(')ebt·ado hace poco en Roma con gran
pompa, en la iglesia de San Antonio de los portu·
gueses, el n1atdmonio de l:l nuet·a del Mal'iscal
Saldai'la, Embajadot· de Portugal cerca de la Santa
Sede, con Mr. Goulbourn '\Valpole, ingles
distinguido i noble que se ha convertido recientemente
a la fé católica, despues de babet· tenido
cuat1·o dias de ejercicios espirituales en un conYento
de Jesuitas. Todo el cuerpo diJ>Iomático,
sin escepcion, asistió a l::t ceremonia. Tres personas
mas de la servidun bt·e del uovio se habian
convertido igualmente al Catolicismo e hicieron
su primera i fenorosa comunion el. dia de )as
nupcias.
-En el mes de febrero se hizo en Nimes la
consagracion de la nueva i bella iglesia dedicada
a Santa Pcrpétua. ¡Qué rett·oceso!
-Monseüot· el Obispo de Angers recibió el 26
de febrero la abjuracion de una jóven pt·ott:stante,
de familia distinguida, la cual recibió los sac¡·amentos
con una uncion eJemplar, que llenó de
'temura a los cit·cunstantes, i que se espera haya
tocado ott·os corazones nubles.
-Dice un dial'io ft·ances que la pastoral dil'ijida
pot· el Arzobispo de París a los fieles de su
Diócesis, con ocasion de la apertura de la cuaresma,
es un magnífico tratado sobre la divinidad
de Jesucl'isto. ¡Qué todavía toleren ésta familia
de Arzobispos i Obispos en el país de las luces,
cuando nosotros no los toleramos acá en el país
de las monas !
La ciudad de Marsella se preparaba a la inauguracion
de la soberbia iglesia de Nuestt·a Señora
de la Guardia. Se espet·aba que la fiesta seria de 1
las mas espléndidas. Mas de 25 Arzobispos i
Obispos habían ofrecido concurrir a ella. El
Catolicismo se acabn, sin poderlo remedim·l
-El famoso Víctor Manuel se desyeJa po1· la
salud de sus vasallos. Una gran parte de los pre·
sos en las cárceles de Turin había muerto de
frio!
-I .. os sermones de cuaresma en Paris tuvieron
éste año un concurso estraordinario, sobre todo
de hombres, lo que indica e] pt·ogreso sél'io i el
afianzamiento creciente de la fe en las rejiones
mas ilustradas de la sociedad. Por otra parte parece
que los ataques de ]a falsa ciencia i de la
impiedad deben redundar en gloria de la Re.Iijion;
ya su ridícula debilidad ha hecho impresion en
Jos espíritus, i ha p1·ovocado, ademas, refutaciones
tan sólidas, protestas tan jenerales i tan brillantes,
que los mas indiferentes se han visto
obligados a dii·ijit· su atencion a éste grande objeto,
Ja divinidad de Jesucristo i la verdad del
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48 EL CATOLICO.
:¡-
Cl'istianismo. El R. P. Félix es el que h~ pt·edicado
en la iglesia de Nott·e-Dame, i sus temas han
L'Odado jeneralmente sobre las pretensioHes de la
cl'Ítica modema. "El Católico'' presenta hoi a
sus lectores una mu estt·a de las admil·ables conferencias
del P. Felix.
de la Vitla de Leiva, i de que torlnvía hni almas
tan depmvadas que las persiguen i les han quitado
hasta el agua. En el pt·ox.imo número da•·emos J
· mas noticias de éstas santas mujeres, ho-i vet·da- ·~ ¡
det·as mát·tires.
Ott·a clase de conferencias Jiteradas se han
abiet'to en Paris, en beneficio de los hel'idos polacos
: pensamiento noble i jeuet·oso cuya iniciativa
han tomado homb•·es eminentes i ornJo¡·es distin- ~ guillos,
tales como Sain t-Marc Git•at·din, l\I. Le- \
gouve i otros. Mas de tres mil personas habían
as-istido i colmado de aplau s o-s i s impatías a los
oradol'es en la primera conferencia.
- Una mteva Jerusalen. Un Coronel ingles
que fué a la Ch ina en la última espPdicion, viajan
do pot· el interio1· del celeste imperio ha hallado
una ciudad de mas de un millon de habitantes,
todos judíos. Es inconcebible, dice el pel'iódico
de donde tomamos és ta uoticia, la existencia de
una ciudad como ésta en un país tan intole1·ante
como la China i tan celoso por sus ct·eencias
relijiosas.
El discm·so de la corona a la apertut·a ele las
sesiones del parlamento ingles fué tnlsmitido de
Lóndt·es a Pads por cinco hilos teleg•·áficos. La
tt·asmision se hizo en diez mioutos, bien que fué
necesal'io hacer pasar 1,050 palabras.
-Se prepmaba en Bnyona una grande esposi ..
cion intet•nacional franco-espauota.
La fuer za totnl de las múqnin as de vapot· ele
que dispone la iu(lnstria inglesa e quivale a la de
82 . 685, 2 4 4 ca ballos, lo que rept·esenta la fuet·za
reunida d e 400 millones de hombres. Así la Inglatet•
ra con 20 millones de habitantes realiza el
1
, trabajo de una poblacion veinte veces p.1as nume,
·osa.
1 - Un banquete de 5 00 cubiertos, presidido pot·
1 el Pl'Íncipe Napoleon, h a bía tenido lugar en el
Palacio de t'h industria, en celebt·acion de la apet·tura.
del cnnal que atraviesa el Istmo de Suez.
El Pdncipe, que fué testigo oculm· ele éstos tmbajos
en su viaje a Ejipto, pt·onunció un discurso
lleno de interes. El cannl de a g ua dulce está ya
cubierto de bat·cos veleros que lo at1·aviesan en
todas direcciones. Puede, pues, decit·se que ya
no hai Istmo de Suez, como se ha dicho que ya
no ha i Pirineos.
La Revista, mensual trae la siguiente graciosa
anécdota. Un ministro pr·otestante solia encontrarse
en. cierto camino con un Cut·a católico que
por lo regular montaba un caballo pequeño i
flaco, i haciendo juntos su rumbo pot· uu buen
tt·echo, discutían pacíficamente sobre puntos de
fé. Un dia vió el clérigo protestante al Ct1ra venir
a pié, i manifestándoLe su sorpresa,le dijo: Gómo 1
mi buen amigo; es posible que venga U. a pié 1
~Sí, mi Reverenrlo_, contestó el c]érigo católico.
Se me ha muerto mi caballito.
-Qué desgracia! pobrecito! Pet·o supongo
que no lo dejaria lJ. ·morir sin administrarle l.os
sacramentos.
-Nada, mi Reverendo, contestó el otro imitando
la sorna del ministro,, no fué posible admin
.istl·árselos.
-Lástima grande. ¡,I por qué?
-Porque mi pobre caballito era protestante.
~:J)J;l,~!Jt ~!lJll~
LA NOVENA DE LA CANDELARIA.
I.
( Continuac!on.)
Yo hnbia pues llenado, con una alegria nueva para
mí, todas las obligacio de la novena; i rom o si el
h abito de estos eje•·cicios hubiese elevado mi L'a zo n soble
sí misma, a una altura que áutes no había podid oalcanzar
jamas, me hacia un cargo de haberme en·
tregado a éllos con el solo objeto de satisfacet· una curiosid'ad'
pueril. Era, en efecto. mi confianza ci ega
por miserables cuentos de niños la que m e había inspirado
tantos actos de sumision i de fé de qu e una 1
piedad mas sincera i desinteresada se habría hecho
un deber, i cuya recompensa me atrevía a esperar,
como si no la hubiese encontrado en la satisfaccion de
mi propio corazon. Este remordimiento me sobrecoJió
sobretodo en el momento en que. acabados mis
preparativos i abierta mi puerta a la aparirion proxima,
me disponía a proferir mi última oracion. Probablemente
espt•esé en ella mas pesares que deseos ,
i no sé si esta repm·acion fué aceptada, pero pude al
ménos lisonjearme.de ello por la dulce serenidad que
entró en mis sentidos i que calmó en un mom ento
todas las ajitaciones de mi esph·itu; apénas h a bía
ocupado mi sillon, cuando fui sorprendido por el sue- '
i1o mas flrofundo. 1 No se cuanto duró, ni cómo se alumbraron las
tinieblas en que me babia sumer_jido; pero me pare-ció
de repente que babia cesado de dormit·, mi habitacion
volvió a totrHlL' su aspecto acostumbrado , a la
luz vacilante de mis bujías, Discernl todos los objetos,
oí todos los ruidos, esos ruidos débiles, indeter- '
min ados, sin oríjen sensible, que parecen no d ejarse
oü· por un momento sino para tranquilizar al alma
contra la Íll\'asion del sil encio eterno. El entablado
estet·ior no traqueaba, pe ro producia un murmullo
sordo como si fuera arart~iado por un penacho de
plumas o UD ramillete de flores. Volví Jos ojos ocia
la puerta i vi en ella una mujer; quise lanzarme para
it· a recibirla, i un poder invencible me detuvo en mi
Iu gm·. Traté de hablar, i las palabras quedaron clavadas
en mi lengua. Mi razon no se perdió en éste
miste1·io; comprendió que era un misterio, i que las
orac-iones de mi no\'eoa habían sido escuchadas.
La desconocida se acPreó lentamente, tal vez sin
notarme, como si obedeciera a una especie de instinto,.
de impulso irresistible. Llegó al sil Ion que yo le
había preparado, se sentó, i tjuedó así espuesta a mi
c ·1riosidad cuya impacieucia nada ·eprimia, porque
ella tenia siempre los ojos bajos . Yo la mit·é alentado
por- su inmovilidad. por su silencio. Ciertamente 1
nunca la habia visto, i sinembat•ge esperimenté, en
medio de la aoncienci-a vaga de un sueño, la convic- 1
cion de que- esa existencia, estraila a todos mis recuer·
dos, no era ménos real i viva. La imajinacion misma
de mi nlma, purificada pol' el recojimiento i la
oracion, no debia producir nada que se acercara a
ésta vision. Ella pertenecía a un órden de inspiracion
al que el hombre no podría elevarse por sí mismo,
i que esa ciencia delicada i escojida de la sensacion
que se llama hoi· la estética es incapaz de imitar. Mi
metafisica de estudiante filósofo velaba aun en mi
slreño; pero se humillaba delante de la obra del poder
de Dios. Yo comprendía q~e una creacion tan
pura i tan perfecta no podia ser obra mia.
En la ultima sesion dominical de la Sociedad de
San Vicente de Paul, se hizo el denuncio de la
terribl~ miseria a que están reducidas las Monjas
(Continuará).
IMPRENTA CONSTITUClONAL-POR NICOLAS PONTON. ~~~ t
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