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Bogotá, dOlDlng'o 28 de l\fayo de 1854.- {l TUM. 4. TRIl\f. l.
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L~t\. SlTlT .L~CION.
no vertidos, i que merecen
en el espíritu público.
El 21 del corriente mayo, a los cuatrC! años cabales, en el
mismo odia, a la misma hora en que el ex-jénOeral Manuel María ·
Franco intimaba la espulsion a los Jesuítas, uespues de reñido
combate, (i no a traicion como lo divulgaron los enemigos
del Gobierno), l'jndió su ,ida en las caBes de Cipaquirá. Un
fuego vil·o, sostenido, furioso, se trabó con las fuerzas que mandaba
aquel valiente Jefe, i despues de cuatro horas de combate
al acercarse ya la noche, la nluerte de Franco puso fin a la
pelea i coronó nuestras banderas con el laurel de la victoria.
El 22 por la Inai'iana, I-Icrl'era que se movía con sus fucrzas
hacia el Boqucl'on de Tábio, fué cortado por los valientes
al mando del Jeneral 1\lelo; i allí un nuero conlbate; i otra
mas sefia}adn; victoria pusieron en vergonzosa dispersio!l las ·
fuerzas encmlgas.
Llegqda la noticia a Bogotá, publicóse con estrépito; i
Jos gólg~~, 3: pesar de c~o, hicieron creer, pOl' un ciia, qué tajes
victoJ'ia no e habían alcanzado, que tales triunfos no se habían
-obtenido, que el enenlioo conservaba sus posiciones, e intactas
sus fuerzas, i que como io habia Pl'ometido el Designado Herrcra,
el 25 entrana a Bogotá sin un tiro de fusil. Triste confianza, i
falaces promesas, hechas a las incautas lnontoneras que conducia,
para atraerlas a morir Iéjos de sus hogares, ardidns 'por
la metralla del cañon, o despedazadas por las lanzo s de ',nues • .
nos húsares, Triste pérdida para la Nueva Granada!
undáJ,anse principalmente los góJgotas para discunir de
e.ra, ~D algunos lijerQs descuidos do los partes oficiales,
docu IlW,s escritos en el campo de batalla, entre el hUlno de
la p6 ~ la aJga$ara del triunfo, en medio de la faena de o
recojer a~mM! caba~losJ de asogurar prisioo~ros, de atende¡
a los heridos, 1 de disponer que se enterrasen Jos centenares
de cadávere~ e testffitaban el pOtO' tino, la ninguna pericia
miJit de 1 o j ,rales :p.ujtr~go, Herrera~ Patria i el malo-l'QCO
G tá ~e ia en el anhelo de la incertidumbre,
tan o.. tira! cuando se la oye circular por
M.fMIY i po naivid os: mentira divulgada con
=-"-'''<'.~-- la ce Id
car
1 dentes en Cipaquirá, relatando todos los desastres,i dando razon
de los ceT'ltenares de víctimas que el Designado Herrera i US
I secuaces habian dejado ántes de emprendel' la- fuga; i solo
ent6nces fué que creyeron los incrédulos i que salieron de la.
I duda los que so Dlantenían indecisos. A los últimos no les faltaba
razon para conservar su indecision, pues se preguntaban
con asombro: se han .
a i produjeron las escánd as escenas 9 de
mayo i del 8 de junio? Ah! sobremanera sensible i dolorosa
era la respuesta. q~e daban aquellas cartas!
Los triunfos de Cipaquirá i Tíqllísa son demasiado ciertos,
la tl'emeoda leccion que ellos envuelven es mui clara para que
necesite oomentarios qué )a voz de la fraternidad nos veda ha-
I cero A la obstinadá incredulida4 ha hecho lugar un funesto
desengaño: a la voz de la mentira ha seguido la voz de la "erdad,
poniendo en evidencia el ventajoso estado en que se en-cuentran
las fuerzas del Ejército que ha ahogado la anarquía
entre sus tríunfant~s brazos, i que h3. invocado "La Convcncion."
Sí: porque nadie :cn esta tier1'8 ha pensado, ni por un
momento, en la Djctadura: na,die! ese rumor se ha difundido de
las mismas impur~s fuentes que hicieron correr la voz de que
Mela habia muerto en la batulla) n manos de Franco, i de que
I Tíquisa i Cipnquirá babian sido campo de derrota para los
I hombr s del 17 de abril, cuando fueron el SCPUICl . de un Ejército
respetable por su número (4600 hombre) y ., que insignificante
por la calidad de los Jefes que conducian .llontoncras
que no pudieron parar dGlante de fuerzas veteran as, que "abian
que no hab ia pei'don sino alcanzaban la yictoria. Ellas la alcanzaron,
ape ar, de ]os siniestros pronó ticos de políticos que
,no han pesado las poderosas causas que han dado orijen a csta
·trasformaeion polí.tica.
. Desde el 7 de agosto de 1819 para acá, no se habia presentado
un . hecho de armas tan señalado, i de! mnta magnitud por
stl · im~ortaneia numérica i por. sus ulteriores consecuencias.
.En BQyacá llls tropas de) Rei eran ell número de tres mil
hombres al mando de Barreiroj i Bolívar sacó (bJ Llano solo
dos mil qui~iento8 h IObres: por to~os 5500 guerreros.
En Cipaquirá i' iquisa las tuerza.s de Herrera, segull consta
do U oomunieaoiawes oficiules, . ascendl80 a cuatro ,mil seiscien1Gs
hbmbres, la 1l10~or o parto bi~n armados i Lieo montados;
i las d~l Gobierno provisoriO no legab'ln a dos mil cuatrocien-tos
•. por odos 7000 ,hombres.
, Hell'ua tl'aia cuatro JeneraJcs, i a 108 valientes Pineda,
tJorena, Rójas PiIlZOO, &.. &.a
El Go~ierJlo provisorio no teuia en su fllaS sino un Jenera',
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL 17 DE ABRIL.
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pero seguido de una l~cida, i valer~sa oficialidad que vale mas
que cien Jefes aguerrIdos I que veInte achacosos Jenerales.
Herrera traia montoneras cojidas en los mercados i en las
iglesias a la hora de misa.
Melo llevaba ochocientos democráticos voluntarios, que
paran como los mas aguerridos veteranos, porql;1e saben cual
es la causa que defienden.
Las fuerzas de Barreiro no eran aguerridas: eran soldados
poltrones de guarnicion: Bolívar salió, con unos descamisados,
es cierto; pero de~camI8ad?s que ha~lan luchado con la muerte
en cien combates, I que venlan entusIasmados con el gran prestijio
del nombre de Simon Bolívar, el cual hacia palidecer las
huestes españolas.
Bolívar no sacó montoneras del ))ano de easanare, que
al haberlas sacado, no hubiera vencido. Bolívar venia con
los Jenerales Ans06tegui" Rondon, Soublette, Santand61", con
el Coronel Jiménez: Bolívar traía el batallon Cazadores, el de
Barcelona, el bravo de Páez, el batallon de línea " N'ueva Granada,"
el escuadron de los Llanos, las columnas de Tunja i del
Socorro, su Reserva de caballería i la Lejion irlandesa. Un ejército
así, podía con ventaja medir sus armas con ocho mil
veteranos.
Ilerrera pensaba, como inesperto combatiente, que en el
número consiste la ' fuerza, cuando la fuerza está solo en la discip
lina i en el valor.
Herrera m~ndó a Franco a que le abriera la brecha para
entrar pacíficamente a Bogotá, i Franco ]a hubiera abierto, al
contar con algun apoyo, pero no lo tuvo: las montoneras se dispersaron
" como los nubarrones de la montaña al soplo del huracan"
seguQ lo habia pronosticado en su proclama el J en eral
en Jefe; i en vez de entrar Herrera a Bogotá a recojer laureles,
parece que la fortuna le tiene Designado para sufrir el mas.
triste i lamentable desengaño. Dentro de poco lo sabremos.
Los muertos en la batalla de Boyacá, segun el parte firma-
,
nuestro concepto, las causas principales a que
]os espléndidos triunfos de Cipaquirá i Tíquisa.
1.& La ciega confianza del Designado en que todos los
valientes Jefes i Oficiales de nuestras tropas imitarían la infame
i negra conducta de Rójas. Se creyó i se hizo creer
a los 4,600 labradores conducidos por Pranco i Herrera
a Cipaquirá que los soldados del Gobierno se pasarian, al punto
de presentarse las fuerzas enemigas. No rué así, i les quedará
como fruto de su inesperiencia un triste desengaño, para que
mas tarde no se dejen persuadir lijeramente de lo que les escriban
los asilados en las Legaciones estranjeras.
2.& La segunda causa fué admitir como axioma que los
enemigos tenian exelentes Jefes, j que Melo no contaba con
uno siquiera que pudiera encaminar sus huestes al triunfo. Jefes
de la calaña de Patria j de Buitrago, por mas que esten condecorados
con las estrellas de Jeneral, nada significan delante del
IMPAVIDO Castro, del ARROJADO Gutiérrez, del IMPERTÉRRITO
Habacuc Franco j de tantos Oficiales, Sarjentos i soldados que
se han portado bizarramente.
3.& Contar con la opioion. l Qué opinion tendrian esas
montoneras de indios vestidos de blusa de bayeta 1 ¿ qué entienden
de principios i de Constitucion, esos pobres campesinos
que solo entienden el mujido de sus rebaños 1 Nada. Los que
pudieran haber defendido algun principio están escondidos en
Bogotá, o se hallan prófugos. No así los demócratas que siguen
las banderas del Gobierno provisorio: esos si entienden por
qué causa peléan, i cuál es el princípio que sostienen. ¡ La opinion
! es la reina del mundo, sin duda; pero en 108 pueblos civilizados,
allá donde hasta las viejas i los niños salen a morir en
las barricadas, no en estos países, donde 108 jóvenes robustos
se esconden los primero!, o sus padres los hacen esconder. En
1849 la opinjon dicen que estaba pronunciada en favor del Sr.
Cuervo, 1 sin embargo López trIunfó contra la opinion: en
1851 la opinion dicen qfte estaba por Ospina, i apes8l de eso
BU revolucion acabó tristemente. En Carácae la opinion estaba
por el Congreso, i J08 Monégas triunfarQn de la mayoría. En el
Ecuador la opinion estaba por Novoa i por los Padres Jesuítas :
cayó Novoa i salieron los Jesuitas. Si Bolívar, contando con la
s s
opinion únicamente, no hubiera traído veteranos aguerridos i
Jenerales valcntisimos, el gran Bolívar no habria triunfado de
Barreil'o el 7 de agosto, en el puente de Boyacá.
4.a La fundada esperanza que alimentaba el Designado de
que los capitalistas de Bogotá harian un desembolso de 200,000
pesos, cuando ménos, con Jos cuales podia intentarse el corromper
algunos Jefes. Todo ese ruido se redujo a la oferta de 4,000
pesos hecha al señor Coronel Jiménez, quien[('Tdirijió por posta
al Jeneral Melo, la carta en que tal ofrecimiento se ]e hacia,
pidiéndole instrucciones. Una Division de 4600 hombres como
la que trajo Herrera a perecer en Cipaquirá, hace un gasto mensual
mui crecido, i tiene por 10 mismo que ser costeada por los
ricos, o que dispersarse, i siendo lo primero imposible, Herrera
atacó, ántes que le sucediera lo segundo.
5.a El descrédito en que habia caído la ConstitucioD del 21
d~ mayo, i las Constituciones municipales de todas las provinCIas.
En fin, sea de esto lo que fuere, que tal vez nosotros DO
atinamos con las verdaderas causas que han influido en el triunfo
de los Convencionistas,)o cierto es que Herrera completamente
derrotado, atravesó la Sabana i se halJa ahora estacionado
en Vi lleta, con las fuerzas que traía Viana desde Mariquita,
en tanto que ArdiJa, i las fuerzas capitaneadas por Márquez,
se encuentran en la Mesa de Juan Diaz, sin atreverse a
dar un paso a la Sabana, porque los vencedores de Tíquisa en
número de 5000 soldados, ocupan a Facatativá i a Balsillas.
¿ Qué harán aquellas fuerzas cuando sepan que los Ibaguereños
se han levantado con el doctor Patrocinio Cuéllar a su cabeza,
con la mira de protejer la salida de los caucanos? Dispersarse r
Capitular? Subir a Neiva? Pasar el Guanácas? ¿ Qué harán?
Por cierto que la situacion en que se encuentran los beljJer~ntes
es embarazosa. .
N o teniendo que temer por abora nada en la Sabana, i debiendo
el Gobierno provisorio buscar recursos para mantener,
vestir i equipar la gran fuerza que tiene sobre las armas; nosotros
le recomendalnos, en nombre de] patriotismo 1 de )a humanidad,
que dicte las órdenes mas severas, a fin de que DO se
~:nmlrtan - t-ropeJíns, ni arbitrllfiedades de ninguna especie.~ .......
sus ajentes, refrenando a aquellos que abusen de las especiales
circunstancias en que nos encontramos; porque si al triunfo de
la fuerza armada se agregare la moralidad i buen manejo de los
empleados, los pueblos por fin tendrán que convencerse de que
el mo\'imiento tlel 17 de abril no tuvo por objeto sino matar Ja
anarqnía i propender a la felicidad del mayor número.
•
ACLARACION DE UN HECHO.
En tanto que los valientes salen al campo a pelear, a morir,
los cobardes escondidos en la capital inventan calumnias
para desacreditar el movimiento del 17 de abril. N o debemos estrañarlo.
La máxima es de Mnchiavelo; i el señor J. E. C. la
predicó enJa Civilizacion, diciendo que al partido del Jeneral
López era. preciso "desacreditarlo por todos los medios posibles."
Tal máxima se ha puesto en planta abora, pero de una
Inanera formidable.
Entre tantas mentiras, se ha divulgado una con tales viso~
de verdad, que muchos incautos la han admitido. Se dijo que para
hacer cierta al"eriguacion se babia apoderado Camilo Rodríguez
de un tal Lombana, i que des pues de haberle dado tormento,
Jo encerró en un calabozo; pero que habiendo tenido que salir
al campo a una comision, que duró cinco dias, se olvidó de
avisar donde quedaba el preso, i que este murió de hambre, agregando
que le habian encontrado la mano derecha i parte del
brazo comidos a bocados : que se veía allí la señal de los dientes,
en las carnes despedazadas. El rumor corrió así, i la calumnia
siguió haciendo su efecto, hasta que un sujeto habló con el
Jefe político, reconviniéndolo sobre un hecho tan escandaloso, i
el Jefe político despues de haber ejecutado, con la actividad que
acostumbra, las investigaciones precisas, mandó fijar en las esquinas
un cartel concebido en estos términos:
SEnSMUNDO LA LINDE,
JEFE pOLfTICO DEL CANTON DE BOGOTA.
Teniendo noticia de que en la capital se dice, que tanto eaJa
cárcel pública cotno en el cuartel de bCisares, han mu o de
hambre ~os indi vidufls, entre ellos un seilor Lombána, de 1
(Iue se d.lce estaban presos, i todos lo, datos que hai sobre el
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
EL 17 E ABRIL.
particular son referentes. a que el señor doctor Lúcio Davore,n
]0 babia divulgado,resolv1ó ,esta Jef~,~ura ha~er comparecer al CItado
doctor Davoren, i baJo)a rebJJon, del Juramento, espuso:
que oyó decir en la calle, que hablD. muerto de hambre en
el cuartel de Sao Francisco un señor Lombana, lo que causó
tanto horror al deponente i a un estranjero de alta categoría,
a quien refirió el hecho,
Citación recomendada (normas APA)
"El 17 de Abril - N. 4", -:-, 1854. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2095187/), el día 2025-05-07.
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