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I. Boo·otJ, ~ ábado
La Biblioteca de Señoritas. ' nu ~lra parte e.--tar!a la BrnLIOTECA a la hora de ,r arias dificultades no obligaron a -..uL pender est~ en suspen "'ion )nd e~nida.
nue~tro p riótlico durante tre ~e~es. E ·tas difi- ]!,! 1 cunn~o a lo "" figurtne. de las ~odas, no nos
cultade~ han ido ·n gran parte allanadas: tene- ha s1do postblc hasta ahora conseguirlos; mas no
1no~ r a buen papel; herno-. lo~rado cornprolnc- av en t_uranros nada en asegurar a nuestras a.rnables
ter dos de nu '"' lro prirnero" e rltor s cotno cons- ·u rito ras, que, cua~do nlas. t~rde, de aq_uJ a c~atanle
· colaborador · dirt.)ctc tnente iní.ere ados en tro n~eses come~zat·~n a re~JbJr cada q ... u1.nce d1as
la prosperidad de la tnpre a, i con ·pg uido fundar los laAJa
3.• Gorra sencilla, de seda negra recojida; la
arandela postQrior i todo el rededor del ala rodeados
por una cinta de terciopelo azul ; un lazo
negro. a u~ lado, i otro de terciopelo azu 1 al otro;
en el 1nter1or un lazo n o mas de cinta de terciopelo
azul 1nezclada con blonda; cinta de raso azul
para atarla.
Hace algun tiempo que se hablaba de la supre-
;;ion de la elegante chaquetilla; hoi, de pues de
mil vacilaciones, la han aboljdo completamente,
i solo se usa para trajes sencillos un gran sobre- todo
que llega casi ha ta los pi{ls, escondiendo la
enagua del traje. Los corpiños de cuello s e usan
cerrados con botones adelante i con dos puntas.
Lo trajes de lana i de poco valor se hace n sin
punta i con faja; un cinturon de seda doble del
color del tra~e ajusta el talJe con una hebilla de
oro, de plata, del nuevo metal alu11dniu;n, o de
acero pulido.
Aunque se ha. dicho que los volantes o arandelas
han pa ado de lnoda, no se ve otra cosa en
los trajes lijeros de baile, i en el verano pasado
se l!evaban sobre todos los jéneros. Los terciopelos
de lana i seda, el muer-a1lliguo i todas las
telas de invierno que son mui pesadas, se llevan
sencillos, de una sola enagua, o se ven hasta dos,
pero sin volantes.
Hace mucho tiempo que no se ve Ja 1nanteleta,
i solo las capas redondas llamadas bour1tous, de
diferentes forn1as i telas, se usan en el otoño i en
el invierno. Estas capas llevan los nornbres n1as
orijinales, i creo suficiente describir apénas las
1nas elegante.:.
U na capa redonda por detras i por delante i
completamente cerrada, con una 1noseta sobrepuesta
en fGrlna de una W, de cada una de cuyas
puntas pende una borla d~ seda, se IJama bournous
a la Do•ati. Ya sabeis que e te es el nombre del
principal de los siete cotnetas que han atravesado
nuestra esfea·a en el año. La capa a la Fttn1ty
( nombre de una 'nov-ela inn1or~l i estravagante,
rnui ea boga en Paris ) es de forma cuadrada por
detras i por delante, de dos capas sobrepuestas,
con maogas i adornada por una capucha; lleva
por todo el derredor' anchos encajes negros, i se
hace jeneralmente con hermoso terciopelo negro,
que es e 1 g1·an tono.
Hai otras formas llamac.las Morse (por el inventor
del telégrafo eléctrico) Ghika, Mionette &a, pero
que son poco 1nas o ménos parecidas a las dos
preceden tes.
Las capas de saliF de baile son bellísimas, i las
elegantes gastan mas lujo en ellas que en los de.,
mas objeto d,el vestido
Haee pocos dias que tuvimos ocasion de ver
algunas sobt·e Jos hombros de las damas de gran
muado, al salir de la Ópera Italiana ; las mas bellas
eran: de • felpas de seda, de color rosado o
azul eeleste, adornadas por una gran capucha con
su borla i forradas en raso blanco; otras llevaban
el sobre-todo oriental, que es una especie de talma,
con mangas mui anchas, de cachemira blanca i
bordadQ de or.Q i seda roja, o de plata i seda azul.
Las ménos lujosas llevaban eapa dobles de cachemira
blanc,, oord~das de canutjllos negros o
blancos; i por último, as mas hutnildes usaban de
meriQQ blanco mui JlO, acolchonadaB, con una
capueba i forrda~ e o taf~tan de colores vivo-.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
En est os paises, cuestion de alta filosofía que ajita al mundo feme·
la uirectora de aquel recinto, sale a recibir la nino, tanto cotno las cuestiones ~iontara, Istmo
visita. de uez, Principados Danubianos &,• dividen al
por dos caballos, p e ro con un lacayo no mas, dos Hasta ahora esta incótnoda costumbre sigue en
carnpanillazos advierte n al oficial?nayor, que ella 1 todo su esplentlor¡ i tene1nos la conviccion de que
es la encargada de recibir a la datna. El o..ficial no se acabará sino con el ltnpe rio napol eó nico.
1nayor es una rnuj e r de cierta edad i de grande La Emperatriz fué la principal inventora, i seria
esperiencia, vestida de seua i con ínfulas de per- preciso que ella d e jara de reinar para que se
sonaje. acabase la crinolina. Pero este problema es de-
Si se oyen tres catnpanillazos, el jefe de seccion, tnasiado delicado i no lo profundizaremos, temequ
e e s una jóven, sale a pedir las órdenes de la rosas de ahogarnos ••••
visitante, que ha llegado en un coche propio, p e - Varias conspiraciones sordas se han declarado
ro con un solo caballo i sin acompañamiento d e {tltitnanle nt e , aun entre las súbditas del imperio
lacayo. ~ cTinolinítico; sinen1bargo, no di n1inuye su poder,
Las que llegan a pié o en coche de alquiler son ~ i cada vez que se trata de echarlo abajo se hace
recibidas por los oficiales del establecimiento, que ~ •nas tiránico, como todos Jos poderes usurpadores.
son niñas 'de quince a diez i seis años. Ya Yeis ~ l.Aas lionas usan ]a crinolina enorme, de dinlenque
la etiqueta imperial se rnuestra aun entre las siones imposibles; las costureras, criadas, tendemodistas.
1·as i aun Jas carbone'ras, la llevan tambien, pero
El salon donde nos recibieron estaba rodeado < ridícula i sin gracia; las verdaderas señoras la
por espejos de las mejores lunas: un rico tapiz ~ usan para no hacerse notar, pero de tamaño re-
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gular. fle ahí la diferencia entre la dama de buena
. ociedad i la que no lo es.
La crónica <.le la últitna quincena reji tra tres
acontecitnientos dolora os para lo que aman el
valor, la cienr,ia i el tnérito moral.
na "'eñora aletnana, madama Pfeiffer, que en
dad avanzada ern prendió viaje lejano en el int
erior de los paise .. mas sal vaj s, ha 1nuerto hace
pocos dias ~n su pais natal, cuando pensaba hacer
u tercer viaje al r ededor del mundo. La señora
Ida Pfeiffer estuvo en la Oceanía, en la India,
E
Proyectos de gran fortuna
Hace tnil la fu c ntecilla,
Sin pen ar ¡ ai ~que Ja cuna
1 e l Ppulcro e tá e n la orilla.
Ese futuro jigante
E - luz que prende i se apaga;
ace apéna , i al instante
l .J gran lago se lo traga.
rrEÓFILO G.A UTIER.
El trilladero de la hacienda de Chingatá.
donde penetró hasta Dell1i, cruzó l Africa en . CUADRo PRI?\IERo.
vario sentido , recorrió la J\tnérica del 1 0rte, i Dormia don Florencia a pierna suelta, i por mas
en ur-.... tnérica vi itó la Patagonia, Paraguai, seña que roncaba 1na s recio que un marinillo,
Bl'a il, Perú, Bolivia, Ecuador i el Istlno de Pa- cuando un ruido tutnultuoso, haciéndose superior ,
nama. al de sus propios ronquidos, lo hizo de pertar so-
La otra rnuert e es la de un viajero, tan1h ien bresaltado; i a i perrnaneció por algun tiempo,
tnui conocido, el doctor .B"'éli ~ lVIaynard; era con- pues por mas que levantaba la cabeza i ponía el
di cíput·o de ~i. Eujenio P lletan i de otro sa- oido, no podia adivinar cuál causa lo producía.
bio iliteratos de la época. Apénas tenia cuarenta Era porque, educado en los E taJos Unidos i
i cinco año , i habia) a viajado do vece, al r e- recienllegado a Bogotá des pues de una ausencia
dedor tlelrnundo como 1nédico de la n1arina. En- de nueve años, ignoraba los usos i co&tutnbres de
tre otras publicac ion e , la que rnas lo hicieron su pai . ro podia darse cuenta en aquel momento
conocer fueron la historia de su viajes i el terri- de si aquello era revolucion, o los clamores que
ble epi"'otlio de Ja guerra deJa India, llan1ado acotnpañan el incendio, los t en1b lor es o la inun"
De Delhi i Ca,vnpore." Todavía están repre- Jacion repentina Lo cierto fué que, en paños
sentando en un teatro de Paris un drama intere- menores, saltó de la cama, abrió 1 a ventana, i si
santí:simo, "Los Fujitivos," cuya base es esa su vista i sus oidos no lo engañaban, no deseaúltima
obra literaria. brió siuo una turbamulta de be~tias cabalgares de
La tercera muerte, es la de uno de los héroes todos sexos i edades, precedidas por un gravíside
la Crin1ea, el )enera~ al les, que ha ~onmovid.o ~ n1o b.urro, que daban ':ueltas ~n un circo pequ~hondamente
a c1erto circulo de la soc1edacl par1- ~ ño; 1 fuera de los rel1nchos 1 acezos de la resiense.
lVI.urió de un pi toletazo que le di '"p nró un cua, no oyó mas voces humanas que estas u otras
hermano suyo en un acceso de locura, lo que ha parecidas:_" i Ah condenadas!-¡ Ahí les y-a rejo!
aurnentado el interes de la rnuerte de e te jeneral. ¡ A la vuelta i revuelta, i corran que aquí va quien
Pensaba comunicaros varias anécdotas de la las obliga. ! ''
crónica de salones i de bailes ••••• pero ¿cómo Las voces de " A meter orilla A volver! A
hacerlo despues de hablar de tres muertes? lo sacar tamo ! " que oyó luego, lo tranquilizaron
dejaremos para mejor ocasion. ANDINA. sobre los ternores de una catástrofe, pero no so-r.
a fuente.
A orillas del lago de N eufchatel.
( 'fRADUCCION.)
Cerca al lago hai una fuente
Que brota por entre tejos,
I se lanza en la corriente
Como para irse mui léjos.
I susurra : " ¡ Qué placer
Dejar negra sepultura
Para venir a correr
Entre aromas i verdura!
" i s;glos enteros luchar
Con la greda i el cascajo
Para con dicha colmar
Una vez tanto trabajo!
" ¡ Ser espejo que no empaña,
Donde se ven e ielo i flores,
Donde el colibrí se baña
1 beben los ruiseñores !
"Quién sabe ? a mui pocas vueltas
Seré de aguas un caudal,
Cubierto de islas i deltas,
Al Amazónas igual.
"Con mi espuma bañaré
Puentes de hierro i granito,
1 vapores llevaré
Garbosa al mar infinito."
bre el fenómeno ; i desde aquella hora no pudo
volver a p ega r los ojos. A. í fué que su condiscípulo
don Jil, que lo babia llevado a pasar algunos
dias en Chingatá, Jo encontró al amanecer
apegado a la reja de la ventanita tlel cuarto de
los huéspedes, como las beatas a la del confesonario,
para ver de descubrir la causa de tanto
bochinche.
-lVIucho
dijo don Jil,
di as.
ha madrugado U, condiscípulo, le
despues de haberle dado los buenos
-Deseoso de infortnarme acerca de la novedad
que ha estallado desde lastre .. de la mañana; novedad
que, hablándole francatnente, no he podido
hasta ahora atribuir ino a una revolucion, a
un pronuncia~iento de todos los caballos, yeguas,
burros i potrancos del universo.
-Es el trilladera, le contestó don Jil.
-I cuántos caballos le aplica U ?
-Cotno unos ochenta entre chicos i grandes.
-Ese es mucho progreso! o sí babia leido
en algunos periódicos que suelen llegar por allá,
que tni patria iba a la vanguardia, pero no crcia
que fuese realmPnte t~nto ••••• En · lo.. Estados
U nidos no se emplea s1no a lo sumo la fu erza d e
cuatro caballos para trillar, i trillan centenares
~ de cargas diariamente. La suya debe ser una má-
- ~ quina monstruo, qu trilla, avi en ta, cierne i tnu e-
,
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RITAS.
le lo n1énos mil cargas de trigo diarias. amo a ( otras dos hijas i Ja tnatná Dionisia, se fueron a viver
ese prodijio. ¿ I cuántos n1iies de carga de sitar el corral de lr.s galJinas, la alberca, la hartatrigo
e porta U. anualtnente? Corn is very dull liza i el jardin.
no'v in the States. I am sorr for you. lVIi é ntra e ·o las arneadoras discurrían a su mo-
To entender ni jota, condiscípulo; pero va- do ace1ca de la prese nria de un fora~ tero en la
rnos a n1i trilladero para que U. se inforn1e de todo. h~cienda. Iiabia do de -' lla ocupada en la operaYa
el primer tatno lo tenernos de un cacho. e ion de aventar. Era la. una tnas alta de cuerpo que
Tonlaron los dos condi~cípulos un buen trago la otra, i de pié en u na actitud garbosa, tenia el arde
anisado, i asomaron al carnpo tiritando de frio nero so tenido en lo alto por su robu to i rosado
en busca del trillad~ro. Los rayos del sol herian brazo. u ojos, que deberian e lar fijos en el golla
escarcha, que, como vidrio pulverizado, cu- pe del trigo que caía a modo d , granizo sobre sus
bria los árboles, las sementeras i los potret os, ase- pequeños i colorados piés , e ran detnasiado vivos
mejándo "' e la sabana a unainrnensa Jaguna de cris- ; para Jejar de arrojar algunos rayo sobre 1o que
tal. Sinembargo, todas las operaciones se efectua- 1 pasaba por el rnundo, i tnucho mas si lo que paban
en ]a hacienda. Los gañanes gritaban jera ! saba era un buen mozo. La otra, arrellanada sobre
jera ! jera t tniéntras que rPcojian los bueyes pa · un cuero de res, ra paba con e 1 filo de la mano
ra ponérles el yugo; las arnead ras se aproxima· un costa], separando el trigo del baJlico, al propio
han a la casa, garbosas i ri, ueñas, sin arredrarse tiempo que decia a su co1npañera :
del frío; i Ja recoj ida de caballos de silla aguar- i ~ué tal te pareció, Luarda ?
daba en Ja corraleja órdenes desde ántes de ama- Rigular, Antlalecia; pero esas barbas de tnis
necer. pecados !
Despues de haber andado por entre los monto- Poro, ya ves, todos las usan, a ménos que se
nes de trigo i al rededor de la era, se detuvo Don las comiencen a manosear, porque entónces se las
Fuljencio, i dirijiéndose a Don Jil, le dijo : desmochan.
ie gusta tnucho que U. atliestre sus caba- Cotno tambien se las en1bolan con tinta!
llos a correr en el circo; eso nunca está por de- Hon1bre! De véras? •••• Si serán ]ambidos!
mas, i así n1ismo lo hacen en los Estados U ni- 1 Pus no sino que no ! .•• Pero ya güelven .••
dos; pero i dónde es el trilladera? I tienen los cachacos unas ideas que ni qué ! o
-Aquí, no lo vé 1 ves, Andalecia ? lleva aferrada a mi señorita De-
-¿ Dónde, con mil santos r tnetria del brazo, que es la 1na bonita. De siguro
-Pues donde están corriendo las yeguas. que a tni señuá Djoni ia sí no se Je apega, a cuen-
-¿ No es una rnáquina, pues? ta de que es ya mayorcita.
-No las conozco sino de oidas. Ln con1itiva se había detenido en el patio,unos
-¿No hai ninguna en la sabana, siendo tantos mirando Jas enredaderas i las flores, i Don Flo-los
hacendados que han ido a Europa? rencio con su adjunta vjenuo unas chisga pinta-
-Por artes de calabazas tengo entendido que das de atnarillo i negro, que e, taban en una jaula.
hace algunos años trajeron una, pero que la de- Qué le parecen ? le dijo la señorita.
jaron dañar. Oh ! lindísitna"', lindí imas.
-¿ Por no pagar un buen obrero, seguratnente? lVIejores que los canarios, pet·o como son del
-Es que aquí e tan10s mui atra ados, diJo Don pais •••. agregó la señorita.
Jil: el di a que falte a una tnáquina de esas un ejP, Los canarios son tle un n1érito inmenso, sin-un
tornillo o cualquier 1najadería, no hai quien la S embargo.
haga, i ca. o de que haya, , ale co tanda tna que A mí en realidad, dijo la señorita, lo que me
la mi ... tna máquina . Pero, dt_-ljerno e a hi torias a dá es lástirna ver esos pobre$ anitnalitos enceu
n lado, para dPcirle cotno es el cuento de la tri- rrado .
lla. ,e hacen correr las yegua. en esa era o tri- Envidia es lo que a mi me dá. Habiendo
lladero, que, con1o U. vé, es un patio practicado en dos corazones que se entiendan ¿ para que mas
la dehe a, de doce varas de diámetro i cercado n1undo? Esas Clos avecillas así presas son mil i
por estantili\>S an1arrados con bejuco: en ese es- mil veces mas felices que yo, dijo don Florencio.
trecho circo se hacen volver i revolver los ani1na- I eso por qué? •••. Ave lVIaría,Jesus c1:edo!
les i se les dá rejo sin nai ericordia : unos caen, interrumpió la señorita.
otros se lastiman, otros se raspan las piernas,otros Porque mi corazon ha estado siempre solo ;
se rnalogran; pero se trilla, que es lo que impar- aunque tambienes cierto que en este instante palta.
Cuando hai tamo que sacar, se dejan desean- pita cerca de uno, que si es sensible, si llega a
sar las yeguas,se hacen montones a fuerza de hor- corresponder .•••.
queta, i cuando aquellos están bien altos, los coj(ln lVIira, Andalecia, dijo la aventadora a lasaentre
dos peones con la, 1nismas horquetas i los cadora, qué colorada se ha pue~to la niña Debotan
afuera. S e da vuelta a lo que queda en me tri a !
]a e1·a, i se repiten las n1istnas operacione~ ha. ta Algo que le habrá dicho el cachaco; pero
que está el trigo en C'"tado de cr aventado. En- con ella si no hai ~uje ••••
tóncc() se litnpia biPn un egtnento del trilladera ierto, porque de ella no se ha dicho hasta
al lado contrario ele aquPI por donue viene el vien- ahora ni el negro de una uña ••••
to, i ~e arroja con palas de rnadera el trigo a lo La comida en la hacienda de Chingatá era inalto
para gnc el viento se lleve la r~spa i el tarno faliblemente a las do ,a fin de que quedara tiempo
n1enudo. A la tarJe vo],·erérnos, i U. \'erá con para io arreglos posteriores. Durante la comida
qué propiedad ~e hace todo. no hubo ese dia ino conversaciones jenerales.
Despnes de altnorzar to1nó Don F'lorencio de Don Florencia se hizo mui amable, hablándoles
brazo a la ..,eñoritn 11en1etria, i con Don Jil, sus de Jeny Lind, de lo ferrocarriles, .del iágara,
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BIBLIOTE ' 7
del de preci? á~ia los n gro"' de parte de los blan- t condiscípulo, dijo don F lorencio : Jos augurios de
co ... , de) capttoho, de los hotele '"' , del bullicio e lo ant ig uos grieo-o no eran ni ménos acertados
in1nen o j nt ío )n Broad,vay, d lo ótnnibus, ni n1éno .. cautos i prudent e ~ . '
l o banco , los edificio de 1nrirmol, i de 1nil i mas Don ~!il.arrojó lueg o una horquetada de tamo a
portentos de la R epública tnod elo, inventora i lo alto, 1 vt c ndo qu al caer se desviaba de la per-propagadora
de la lei de Linch. pendicular, e clarnó :
Al acabar e la comida, volvió don F lorencio al c\.h ora í, n111chachos! ya está ahí 1 Arriba,
dratna d ~ la trilla. El pritn r cuadl'o que era el puc ! ,orto i alto, i no vagar!
del bochinche, e taba co1npletatnente tertninado. La e tremaua condescendencia del viento, que
U ADRO '""EGUNDO.
Estaba todo en silencio. La yegua se hallaban
en el potrero, unas rarnon eando con a pe tito, otra
bu~ cando los bebederos i otra , que eran la tnas,
revolcándo e a su . abar entre el poi vo. na ro~
illa, de la del ili on de la criada , se habia que-
. dado derrengada cerc a de la era, en compañía de
do potrancas enjaquitnados que daban vu Ita i
brinco i relinchab, n como tnuchachos que han
aborrecido 1a escuela.
De los demas actores de la parva, que e ran
nueve peones i peonas, unos e. ~ taban sentados
' limpiándo e el sudor de la frente i otro en u lugar
descanso sobre u r espectiva h orquetas. Una
inaccion jeneral rei naba en e l trilladera : d e vez
en cuando los peone n1iraban a su arno, i este lo
miraba a ellos, co1no pidiéndo es su parece r sobre
alguna cosa, i Juego todos los ojo , imultáneamente,
s e dirijian acia las copas de los salvias i
sá u ces lejanos a ver si e n1ovian ; pero todo era
eo vano, ni una so] a hoja se aj itaba. Era l:lna es-soplaba
con fuerza i tenacidad, d e jó terminaua 1a
operacion n un cuarto de hora.
Itecojió e el trigo clespue .. ~n un solo monton,
e barrió la ra, i e proc dió a tra fJUl ear. Ran,
ran, ro.n! sonaban la .. palas., i la, baleadoras aliado
contrario, arra .. traban .. ua,· en~ nt e c o n raJna
seca .... J te n1o gru ~ so, hasta darle Ja vuPita al rn ont
o n. Catorce cargas dió la í)nrva ; ~e recoji ron
e n o tal e de fiqu e, i se llevaron al grane 1·o <.le la
casa.
-Teniendo a. u lado un ánjel corno U, dijo don
Florencia a la eñorita Demetria, a quien encontró
de vuelta del trilladera, s ntada en l corredor,
st e puede vivir dicho o en el ca1n po.
La sefiorita se sonrojó, i entró con su padre i
don li'(oreucio a r e unirs e con el r esto de la familia
en e l alon.
AJ c.lia siguiente se fué e l huésped pnra Bogotá;
pero, eso sí, e rnp eñó a la señot~ita Demetria su
palabra d e volv.er a l os quince d ias cabales.
EuJ El: 10 DíAz.
cena de impone nte ilencio. Correspondencia de Ubaque.
-San Antonio ! esclamó de golpe un sabanero Enero, 1. 0 de 1859.
con su sonora voz, i con la tristeza de un encar- lV.Ie qu ejaba yo el otro dia de jaqueca, romadizo
celado. i tedi o. El aire de la oficina 1ne tenia d e esperado,
-San Lorenzo ! gritó otro de ellos, mirando i esa vi<.la sedentaria i con un jefe tan bravo que
ácia el ci el o. ni un tabaco en e dejaba fun1ar, era in. ufrible. R e-
-San Antonio! San Lore nzo! esclamaron to- solví irrn e al carnpo, a cualquier parte, a ti e rra
dos a una, con voz es tentórea , i haci e ndo r eso nar caliente, a los i nfi~rnos aunque fuera. I como
el eco en toda la s e rranía, al propio tietnpo qu e, p ert enezco a esa multitud d e raizal cs , que no cacon
)a cara para arriba, trataban todos c on los nocen ni e l rio Fucha, tuve nece idad de con ulojos
de penetrar mas allá d e l horizonte i desarre- tar a un ami go sobre cuál e ría e l lu gar mas aproglar
el equilibrio de la natura] e za. pósito para distraerme : este atni go , que <:S bas-
-¿ Qué calamidad nos ame naza? pregun t ó tant e fu e rt e e n materia de cosas al órd e n del dia,
don Florencio a su condi "!c ípulo todo sorprendido. me indic ó a U baque, i aun rne r econvi no por Jo
-Que la parva se quedaria sin sacar,porque el ig norante que 1n e encontraba r especto a la po i-aire
es el todo. cion del pueblo a la rnoda, del pueblo in el cual
~¿Conque U. se halla en las an gus tias d e los médicos no r es p on de rían de la vida de l os haCristóval
Colon en cierta ucas ion .•••• ~ Pobre de bitantes de Bogotá; yo confesé mi pecado i promi
condiscípulo! m e tí entni e nda, i en recompen a de tni docilidad
- 'í, señor, los campesinos somos el juguete é l m e facilitó una bu en a rnu]a i un g nía, suplide
los elementos ••• Ahora no nos falta mas sino cándome qu e, e n carnbio d e esos ]i je"ro se tvi-que
llueva, i ya Jos cerros se están nublando. cios, l e escribiera ]a correspondencia de Uba-
---.. ·1 entónces? que para LA BIBLIOTECA, periódico por e l cual se
-Se hace un monton del trigo i se tapa con ta- int e resaba e n estremo.
mo i cueros, i el dia que hace bueno se continúa Apesar de rni odio por todo aqu ello en que la
la fi esta. plurna i el tintero son aj e nle s indisp en abl cs , no
-I a tí que te parece, lloverá? preg untó d o n pud e resi st ir a Ja rnotl es ta úplica de n1i arni go.
Jil a su mayordorno. I h é aquí tni prin1 e ra obra i üni c a costu1 a que
-Pus, mi amo; yo le digo a sumercé con to- hasta el dia de hoi he trabajado con gusto. Voi
da verdá, que a la madrugada grande atisbé bien a continuar, pues.
la luna~ i tré mucha agua. Bien provisto de un suculento fiambre i derr1as
-Pero ditne categórif!amente ¿lloverá o no co as que mi bu e n arni go me indicó que eran ne-lloverá
hoi? , cesarias, rnontado en rni le reJa rnula i acompañado
--Pus, mi atno, debe de llover hoi si la agua ~ del vaquiano, atrav esé la ciudad por la calle deJa
que tré la luna es par.a hoi ; poro si es pa ]a se- ~ Carre ra hasta Ju plazu la de Jas Cruces, i totnanmana
de arriba, no tenga sumercé ningun cuidao. do lu ego a la izquierda emprendí ]a empinada
-Me parece mui r-acional el mayordomo de mi cuesta de los Lárhes. Jamas habia subido tanto ,
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8 BIB-LIOTl~CA DE SEÑORITAS.
al cabo de una hora me encontré por la prirnera otros la gran ventaja de no dejarse ver de do el pueblo es mui de igual, así es que siempre
contPm piar el bellí imo con traste que forrnan las ~ que se atra vie~a en cualquier direccion, se sube o
ri ueñas i fértiles sabanas de Bl>gotá con el árido > se baja, circunstancia que hace mui hijiénico el
i frií --imo de ierto de Cruz-verde. Animado por paseo, porque el sudor corre abundantemente.
la vista de Ini pai natal, del que tne figuraba es- ,ine1nbargo de estas desigualdades hai dos calles
tar tan lejos, espoleé rr1i rnula, que a la sazon se ~ n1ui rectas i pJanas, sobre calzadas con truidas
encontraba en un cauce que en otro tien1po daría ~ con grandes piedras colocadas convenienternente,
curso a las agua , i por e1 cual hoi solo ruedan pie- i que en un pueblo tan pequeño con1o Ubaque son
dras para tortura de las pobres bestias ; i en n1é- un monumento que sorprende al que por primera
nos de una hora me encontré en el termino del vez lo observa. Es en estas calles donde e .. tán
nunca bien exajerado páran1o de Cruz-verde. situadas las mejores casas, destinadas a alojar a los
Para el que como yo nunca a visto otra cosa que, en Jos meses de diciembre i enero, van a reque
las estrechas calles de Bogotá, nada puede cuperar la salud deteriorada por la falta de baños
sorprender Jnas que ]a vista de los variaclísimos i de paseos en nuestra ciudad.
paisajes que ofrec~n los va11es de Chipa que, F ó- Entre las tnuchas cosas que olvi<.lé al salir deBomeque
i Cáqueza desde la boca del páramo : allí < gotá, a causa de mi poca práctica en esto de viajar,
el corazon se dilata i la imajinacion se eleva con- < se encontraba la de no haber tomado la direccion
templando lo rico de la naturaleza, que ha dotado del mejor hotel del pueblo, donde pensaba peresas
rejiones con los prouuctos de todos los cli- manecer algunos Ji as; a í fué que me encontré
mas favoreciéndolos con una suavísima tetnpera- ~ en la mitad de la plaza sin saber qué camino cotura.
Despues de una pequeña detenciou comencé jer; pero cotno a la sazon se hallaba el puea
descender por una 1nui inc]inada pendiente, i t blo habitado por una n1ultitud de estimabilísimas
entónces distinguí al pié de la cuesta un ranchito familias de Bogotá, no tardé mucho tiempo en
aislado i único en 1nedio de esa vasta porcion de encontrartne in~talado en una confortable habitatierra,
al que el vaquiano dió el non1bre del Sal- cion, a donde babia sido conducido por los jóveteadbr,
agregando que babia totnado e ... te nornbre nes i sañor<1~, qu<-' de la manera n1as cordial i
por ser allí el lugar donde todos los caminanl(-lS franca rne obligaron a aceptar sus oferta , maniasaltan
las provisiones que llevan consigo. En la f2stándome qu~, apPsar de las grandes emigraciomitad
del pequeño patio del SalteaJor se encuen- nes que todos los años se hacian a Ubaque, no e
tra una loza de pieura bien pulida, que colocada encontraba una fonda o casa de alojamiento para
sobre otra rnas pequeña que le sirve de pie, forma el que no tuviera allí su farnilia.
una cómoda mesa de cornedor: allí sentado sobre Llevo ya ocho dias aquí, los que se han pasado
n1is COJinetes coloqné sobre la mesa sin n1antel en paseos a los distritos circun,recinos, i baños
una gorda gallina que mi solícita cocinera babia ~ en lo.s rios que rodean el pueblo, i en agradaguardado
en mi maleta con algunos huevos, un ~ bles reunione\ nocturnas en casa del señor Pedro
poco de ají de cazadores i unas tajadas ds carne ? ieto i otros sujetos tan estimables como él.
nitrada, despues de un trago del mas afamado , Esta noche vamos a bailar i a sacar cornpadres
brand y del Sr. Grau, que corrió fá·cilnlente por mi ~ en casa de la señora *** Jatnas había estado yo
garganta ( npesar de mi poca costumbre) i dí prin- ~ mas a mis anchas, ni escrito con mas gusto. Pero
cipio al mas delicioso almuerzo que ja1nas haya ya 1ni carta se alarga, i no me queda mucho tie1npo
probado, habiéndolo coronado con un vaso de agua que perder. En mi próxima habrá muchos pormas
pura que la de Torca, i cuyas virtudes, se- menores, pues sobra qué contar de este pequeño -
gun cuentan, son las de rejuYenecer i vivificar. Versálles.
Desde el Salteador hasta Ubaque se desciende
constantemente, i a medida que se anda se va
Recuerdos,
Recuerdas tú que, en los brillantes dias,
notando el cambio de vejetacion: el frailejon Ai! que tan presto para mí volaron,
disrninuye u e tamaño i se presenta bajo un fortna Tus ojos con mis ojo se encontraron,
ménos entristecedora, i las hermosas bata tillas T mis tiernas miradas comprendias 1
~Te acuerdas de la. blanda armoní~s
matizando los verdes arrayanes i morliños, a u- Que de mi acorde lira ~e escaparon,
mentan a cada paso con di tintí ¡ rnos colores i Cuando tus labios trémulos juraron
Que ~olo a mí tu corazon darías 1
tamaños, distrayendo de tal manera al carninante ~Re cuerda"' que las penas de la ausencia,
que apénas percibe el dulce murmullo de la rui- .1\hs bellos lauros estin1ando en poco,
d d Sufrí corriendo <'n pos de fan1a i ciencia~
osas casca as fln que desciPnde el pequeño río, ~ 1 que mas tarde delirante i loco
. ~
que, desde Pueblo-viejo ha ta Ubaque, acompaña Volví lleno de gloria a tu presencia'!
el tortuoso i desiert6 camitl?· ) ~~-~~_o_m~e_p_u_ed_o~ac_o_r_d_at_·._~_P_u~e_s_y_o_t_a_m_p_o_co_.~~*-•~*
El pueblo de Ubaq u e t1ene sobre todos los > IMPRENTA DE PIZANO 1 PÉREZ.
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"Biblioteca de Señoritas - Año II N. 38", -:-, 1859. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2094960/), el día 2025-05-04.
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