•
•
ANO I. Bogotá, 27 de febrero de 1858. NUM. 9.
Fe de Erratas. trinnl, qu sí, i que no. u e sí, porque las observa-ciones
filolójicas de ese autor son i deben ser respe-
no de los peor s vicio~ de lenguaje de que ado- tudas; i que no, porque bajr, la bttse no se puede ha-lecemo-
los que, por falta de tiempo 0 de gusto, ni cer nada ; i cuando algo se trata bajo lcL base, la
consultatuo~ un diccionario ni leemos casi nunca
cuestion de hecho queda soterrada i en1bovedados
una gram ;tica 1 de cambiar atontadament la merecidamente los que así ponen las bases encima.
acepe ion de la pal· bra · e sta ha i algunas cu · la blemos, por tanto, en lo su ce -ivo sobre esa base
yo u -o caj j e nera 1 entre nosotros difiere del que ha- i sobre todas las d mas que lo sean.
cen de ella lo~ b.uenos habiUas, i otras a q~ por J>ro bable e que al llegar aquí diga alguna de
nue ... tra cuenta 1 rle:srro ao-rec:rarnos una!:> vec ~ 1 otras nuestras lectoras: '' pue~to que tantos errores, no
quitamo. letras i aun ~ílab -enteras. A muchas da- solo de entendimiento sino de lengua, cometen los
mos mala pronunciacion, ya alterando 0 cambiando hombres, tambienes de creerse que uno los comesus
letras. J a variándoles el J no-ar del acento. Has- ta." En c..,o como en todo lo d mas que diga, sobra -
ta se enc~1entran frases compl tas cu \·o si.rrnificado · , .
J ....., rá rnzon a nuestra 1 inda suscritora ; i al11 tiene la
''erdadero no es 1 que les damos nosotros al cm- prueba en ese uno que ella habrá empleado con re·
plearlas. lacion a sí misma. 'on efecto, ya que noso tros los
Si se cree que es ta es cue~tion de poca monta, re- hombres decimos ?tno, una han de decir las muje-cuérdese
que la anarq uta n el idioma es ~{ntoma res, suscrito ras o no. " Uno es fiel i constante, es
de la anarquía en las ideas; i considérese que sien- frase esencialmente masculina; "una suele ser oldo
la eomuniJad de lengua uno de los vínculos de vicladiza e ingrata" debe por supuesto ser la frase
nuestra raza en el antiguo i en el nuevo n1undo, de· femenina correspondiente.
hemos odiar cuanto ti enda a aflojar ese vínculo. I Estas advertencias las hacemos por el bien p1·o
mucho que lo afloja i ha la lo suelta el descuido en comunal. l e ro esto no quita que cualquiera, a su
hablarla uniformei regularmente i porque esto pu e- turno, nos advierta que ninguna necesidad habría·
de parar en el mon::;truoso enjendro de algunas de- mos tenido de ese las al habe r puesto la frase al decena-
de ba~tardos dialectos, en s ustituc ion de 1 a re eh o: /tacemos estas adveTtcncias &. • con lo que
hermosa lengua qne aprendimos de nuestros padres. habríamos evitado un pleonasmo mui usado pero
Todo esto sin contar el p e Jio-ro inmediato de no en - de 1nui mal sabor, sobre todo cuando el nombrei l
tendernos, o de entendernos a medias. reproductivo van m u i inmediatos, como en este ca·
Si decin1os, po1· ejemplo, que estábamos ambulan- so ad'Vertencias i las. I si el tal no e s un simple cualtes
entre si escribirían1os o no sobrs tan enojosa i quiera, nos advertirá ademas el otro inicuo pleonasresbaladiza
materia: unos se harán cargo de lo que motan comun cotno imperdonable de ese bien i ese
quere1nos e"""'presar, pero otros no; i estos últimos pro tan juntitos i tan parecidos en significacion.
tendrán 1nucha razon para no comprendernos. Los Pues iqué es pro si no bien, provecJ¿o en toda tierra
prin1 e ros, que Dios sabe cu~ntos son, s~pon~n gra- de españoles? I si el uno es e l otro, i ambos son uno
tuitamente que ambulante 1 dudoso o Indeciso son ¿a qué fin amontonar el bien i el pro sobre un solo
sinónimos; pero los otros saben mui bien que eti- adjetivo, abusando de su contlcsendencia como se
mol ójica i usualmente ambular¿te e~ lo q':le s~ tnue: abusa de todo lo co1nunal?
ve o anda sin tener paradero o r es1denc1a fiJa. 1 l ra tengamos razon en lo que h e mos dicho, ora
aun se puede sospechar qu~ m~tafóri_came~t e se to- no la tengamos ; biell se confiese que la tenemos, sea
me la ambulancia por vacllac1on o 1ncert•dumbre, que no se confiese lo que sí es indudable es que
porque en materia de andaderas: o andanzas, el que es to que acabamo~ d e l1ac e r de contraponer ya a
vacila o duda lo mas prudente que pu e de hacer es¿ 01·a i bien a sea es una atro c idad qu e debía estar
pararse; echarse a andar, hacerse ambulante pudie- defi,nida i castig~da en el código p enal. Cuando se
ra costarle caro. ha empleado una de esas palabras en la primera
Van, pues, por el deshecho de la l.engu? los.que parte de una disyuntiva, debo e mplearse la misma
se llaman ambulantes c~ando están Indec•sos, ... I co- en la segunda parte, aunque ot.ra sea la malhnda.da
meten en ello un sendo disparate. 1\'Ias.he aqu1 que práctica de los que P.or afe~tac1on u .otro cualquter
este disparate sendo será peor que grtego para Jos mortal pecado de e ... tilo, as1 descuartizan la lengua.
que están persuadidos de que Muchos son los errores de dic~ion es i de f~~ses
"Y erran los que creen que senrlo.~ ha significa· que es~án a .la moda entr~ nosotros 1 d e q~c pudier~do
jamas grandes, o fuertes, o descomllnales. No pue- mos citar eJem~los palpztantes; pero no ~1endo post·
de decirse, por ejemplo, que un ltontbre clió a ?tro ble tratar a un tiempo de todos ell?s., los Ir c tnos cn.usendas
bofetadas; i se dieron sendas bofetadas quiere 1nerando poco a poco para no fa_stidJar· Los n1 e nc1odecir
simplemente que cada cual dió una bofetad~ nadas .no son los mas graves nt los ID:as frc~uentes_,
al otro: sendos no envuelve ninguna idea de cuah· pues.sJn conta~ los que forman la copiOS_?, ptca~te I
dad o magnitud, sino de unidad djstributiva. Y e- erurl1ta colecct.on ~el malogrado ... ~onzal7,z, nt los
Tran mas groserarnente, si cabe, los que usan este que con dona1re 1 pureza. cori1JlO en El l\1uadjetivo
en singular •••• , seo" uno de los mas aprec1a~les colaboradore s d~
Si ahora nos preguntase alguno si en cuanto al "~a Biblioteca/' _hai otros m1l que an?an como .s1
uso de sendos se debe proceder siempre bajo la base dJJéramos alzados 1 cerreros; de cuy?s mil errores OJade
las anteriores advertencias de Bello Je tendría- lá nos fuera dado curar para Siempre nuestros
mos noso.tros que responder contra el p;ecepto do e- escritos co1no de llaga inmunda que todo lo afea.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
70 BIBLIOTECA DE SEÑ"ORlT AS.
•
•
Mas h e aquí que sin malicia i como para com- ~ la espuma blanca que h e rvia d e rramándose porto-pl
e tar la lista anterior, se nos ha escapado en ese cu· das partes.
yos t,rroTes otro que a ninguno va en zaga en lo d es - 1 Hago abstraccion de o tras innumerables bellezas
c arado i e ntrometido. Los cuales er1·ores debimos que e l ate nto viaj e ro obse rva en aqu ell os alrcdcdodeci
r , porque ahí no se trata de ninguna posesion, r es, como las grandes lajas cubiertas d e impresiones
si n o de una simple refe rencia. Pero hen1os visto fósil es e incrustaciones de conchas mnrinas,e l ocu e ntantas
veces: '' remito a U. tal oficio •••• en cuyo t es libros que la mano de la natural eza ha escrito
oficio digo a U. &.a" i tantas otras construcciones allí con caracte res rniste rios os para que e l hombre
o 1nas bien destrucciones iguales, que no pudimos medite e investigue sus secretos. Lo que ixnp orta
m é nos que presentar de una vez ej e mplo de tan fu- por ahora es llega r al t é rmino d e nuestro viaje e
nesto solecismo. iluminar los puntos principales d el cuadro de esta
Ojalá nos s e a fácil siempre que pongamos el de· escursion, medio romántica por los incid e nte s qu e
do o mas bien la uña de la crítica sobre alguna fal- en ella ocurrieron.
ta, el hacerlo, como en ese primer apunte, en nues- Llegamos a Suáita bien entrada ya la noche, i
tra misma frase ; así podremos hablar con desem- merced a la culta i noble hospitalidad de In fa nlilia
barazo i sin temor de desafíos. Claro está que cuan- principal que allí reside, con la cual nos li gaban
do así no suceda, no será por escasez de errores en sinceras r elaciones de amistad, d escansamos de las
nuestros escritos, ni por l ástima que nos tengamos, fatigas de la penosa jornada, gozando de todas las
pu es esta nos la tien e n otros; sino por aquello tan comodidades que habriatnos podido tene r en nuessabido
d e que se ve la paja en el ojo ajeno, i no la tra propia casa. ¡Qué h e rmoso contraste prese nta
viga en el propio. aquella familia respetable, en cuyo hogar se v e reunida
al refinamiento de la civilizacion mode rna, la
Apuntes de ranchería.
11.
La relacion de la espantosa catástrofe de que he
hablado ántes , a sabe r e l desce nso de una amiga
1nia por un hondo precipicio, me trajo un recuerdo
de la infancia que nunca se borrará de mi memoria,
i es el de una señora anciana que miraba ansiosa
la estupenda cascada de Tequentha1na, i habiendo
pisado la húmeda yerba, resbalaron sus piés
por ella, i bajó mui dulcemente un buen espacio,
deteniéndola en su funesto camino una bienhadada
aunque débil cerca de palos, en donde quedó mon·
tada, i meciéndose en el aire a la manera del canónigo
Claud1o Frollo, o del enano Habibrah que
refiere Victor Hugo. Aún viven algunas de las
personas que presenciaron este caso.
Cuando tocan a r eferi r cuentos e historias, cada
cual se apresura a poner su continjente, i ya le parece
que le quitan la palabra de )a boca. ¡ I cuánto
placer no ~ausa ver la atencion que prestan lo~
oyentes, que en tales caios suelen quedarse estasiados,
como los niños cuando alguna criada decidora
los entretiene por la noche con relaciones
fantásticas i estravagantes! Ello es que cada uno
de nosotros echó su cuarto a espadas, i narró, con
mas o menos eloc uen cia i con mas o ménos detalles,
alguna aventura estupenda que hacia crispar
los n e rvios al escaso auditorio.
Refe riase de dos sujetos que se encontraron de
noche en un angosto puente, ~in barandas, i que
t e mblaba con el peso de las mulas i jinetes, i ni unas
ni otros podian seguir ni volver a tras, cuando llega·
mos real i verdaderamente al puente de Suáita,
echado sobre un magnífico rio, cuyo atronante ruido
nos impidió continuar o~yendo el desenlace de
aquel medroso encuentro; i así hubimos de dejar
a nuestros viajantes sobre su puente para pasar nosotros
el que teniamo~ delante. Y o no pude ménos
de detenern1e en la mitnd de él a contemplar aquel
raudal inmenso de agua que baja de la montaña
por un plano inclinado tal vez de 25 por l 00, i que
se estrella contra n1il enorn1es piedras con un fra·
gor que espanta. Si el charlatan de Francisco
Aronet hubiese visto este rio habria dicho que algun
Micrómega habia despachado allí una botella
de chatnpaña, porque en efe.cto no se veia sino
sencillez i candor de los tiempos patriarcal es l .
Pintar el delicioso chma de este pueblecillo, su
aire puro, embalsamado i diáfano, sus v egas c ubie
rtas de blnnco algodon, se m ejante a la ni e ve del
invierno que arropa los campos en las zonas t e mpladas;
citar los abundantes depósitos de nitro que
demoran en las montañas vec1nas, i en donde los
antiguos habitantes indíjenas hacian sus se pulturas,
sin duda para que se conservasen intactos los cadáveres,
como en efecto se han hallado muchos; hablar
de todo esto seria entrar en porm e nore s, sino
escasos de interes, por lo ménos demasiado difusos
para unos m eros apuntes de ranchería.
Tres dias despues dejamos a Suáita; pasamos
por e1 pueblo de Guadalupe, famoso por las terribles
tempestades que allí se descargan con frecuencia,
celebridad en que no tiene mas rivales que
Mogotes en la misma provincia, i La Cimitara en
el l\Iagdalena. Cuando uno va pisando aquella
tierra clási<:a de Jos truenos, siente con ind e finible
gozo i bienestar la suave influencia del fluido eléctrico
que se respira i circula por todas las venas ;
pero cuando alza la vista i mira esas rocas siniestra~
de color negro i reluciente, a la manera de los
aerólitos, jigantes que se levantan formidabl es, i
parecen amenazar con sus salientes brazos a los
transeuntes; cuando a los pié s de la cabalgadura
se divisan esos largos i profundos subterráneos
practicados por aJgun cataclismo, dentro de los cuales
se oyen las pisadas de las mu!as con fatídica
resonancia, i que probableme nte fueron en un tiempo
guaridas de las fieras; entónce~, sobrecoj ido uno
de un secreto te 1nor, aplica la es pue la a los hija res
i se apresura a saJir de aquella r ej ion que parece
encantada, creyendo ver ya encitna la lluvia de
fuego que amedre nte a sus habitantes.
Antes de llegar al Socorro tocan1os en cierta posesion
de campo donde habitaba una señora amiga
nuestra con una hija suya, beJla i j e ntil muchacha
de veinte años, un jóven mayor que ella, i un niño
de diez a doce: fan1ilia interesante por su amabilitlad,
finura i trato fraflco i campechano. Apartábase
tnucho la casa del camjno, i su situacion era
la mas pintoresca que puede imajinarse: con hermosas
vistas por el occidente, rodeábanla montecillos
i setos encantadores, por donde habia hecho su
cáuce una fuente de abundantes i claras aguas .
•
•
•
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BIBLIOTECA DE SE:ÑGRiT:AS . 71
Las huertas i jar din s, llenos de 'árboles b ll ísi mos, a síd u o de costuras i otras haciendas. Ve íanse aqu.í
Jas vegas donde pastaoan las pintadas vaca , el i allí piezas de telas de lino blancas ya enteras ya
e 1 ima te m pludo i d licioso, todo hacia de e tn ha- cortadas i e~ tren d~ trasformarse e~ ropa interior;
c iencia, de cuyo non1bre qui ero no ncordarn1e por cortes ?e !raJeS de dtferentes clases esparcidos sobre
ahor!J, un pequeño paraíso, o aorno diria un poeta, los ~of~s, 1 otras cosas por e l esti lo. Nuestros preun
Ed e n en miniatura. sent1m1entos no nos engañaron. La señora a fuer
L o'"" a1nables ruego' de nue "'t ros h 1é pedcs, uni- de antigua i buena amiga , hubo de hacern~s fran?
os a cierta in.disposicion de mi con1pañ ro d? via- c~~ente una revel.acion que laJl enaba de gozo: la
Je, que se l1ab1a agravado con ]a fe: t1ga del du1 an- ntna se casaba mu1 pronto •••••••• Para horrarnos
terior, nos obliga r on n det n rnos allt alrrunos dias, ~ inoiscre tas preguntas, se anticipó a decirnos que
co n o-ran place r i contentamiento mio i aprovec h é ~ creia establecerla mui bien, pue s el futuro era un
aqu ')l re-piro para baña rme, pa ea r a pié, i buscar jóven Je buena presencia, de escelente carácter
la abundante caza en Jn rnontaña vcc!n~, hac~~ndo hon!ado .i l a~ori~so, que c~ntaba con un regula;
uso de una cscelcnte escopeta que ten1a el JOVen cap1tal, 1 tenia bien estab le c1dos sus n egocios. Esta
dueño de ca"'a a la sazon aus,~ nte. En mis largas pintura, h cha: en pocas pinceladas maestras era
esc ursi ones llev-aba por compañeros infalibl s a e seductora, i no pudimo~ mén os de felicitar co;.dialJorj
e, que a "Í se lhuna ba e l niüo, i a ~'lochoroco, rnente a la madre i a la hija, i de desear a esta toda
perro fi~l i de adtn~rahles instintos, qu e hizo e~t r c- la dicha a que era acreedora. E s ta r evelacion, que
cha atnJ. .. tad conm1go desde que supo que yo era e ra un parte en toda forma, estrechó mas, si era poaficionado
a la cacería i que me propo nia salir dia- sible, nuestra intimidad, i los djas r es tantes de nuesriamente
con la esc0peta. '( tra 1nansion en esta feliz morada se pasaron dulce i
Quiero decir do palab ras acerca de J otje porque aleg r e m ente .
.... u carácter ardiente i entusiasta, su imajinacion D espedímonos al fin, no sin pena, para se rr uir
vi va i clara i nte lij e ncja; m erece n una m emor ia llo· nuestro derrotero, i en una mañana apacible ~on ·
norable . Era el chico afecto a leer toda clase de li- tamos en nuestas mulas, despues de haber acomo bros
i ya habia agotado la pequeña biblioteca de su dado en Jos coji n e t es una buena provision de frutas,
hermano n1ayor, compuesta e n gran parte de ob ras dulces i bizcochos con que nos obsequiaron nueshas
trunca~; babia leido dos o tres tomos del Parnaso · Anfitrionas. Acompañáronnos un buen trecho nuesEspañol,
uno del 'I' ~at ro de Feijoo, algunos del tras dos amables compañeros J orje i Mochoroco, i
Abate Pluch , la Galatea, i otras norv e i as antiguas. ~uando nos dejaron fueva de los términos de la haPero
lo que llamaba mas ~ u atcncion e ra l a l\~Iito- cienda, reg re ... aron con sincero pesar por nu estra
1ojía, de que tenja un compendio que casi sabia de separacion.
1nemoria . . A .. propó'"'ito de mitoloj ía referiré un lan- Nada de notable ocurrió en nu estra pere arinace
chi toso: estando toda vía mui niño, vino un di a cion. Visitam os varias poblaciones de la pro~iucia
corriendo a su madre i hermana, i l es dijo con ro s- del Soco rro, vimos el proyectado camino al Magda·
tro animado :-iVIamá, y·a he visto a las náyades ; las l ena, que será el vehículo de la gran prosperidad a
he visto. Oh! qué hercnosas son! Al fin he descu- que está lJarnatla aquella parte de Ja R ep úbli ca ;
bierto el pozo e n que se esconden. i vieras, decia llegamos hasta la jnteresante villa de San Jil, una
a la hermana, son unas muchachas co mo tú, blan- de Jas mas notables poblaciones de la República,
cas, de abundante pelo, gordas i e .... beltas, i nadan por su belleza, s u estremado aseo, su pintoresca sique
es un primor; v e n i las v e rás. Averiguando tuacion, i sobre todo, por la cultura de sus habitanel
caso, resultó que una familia que por allí viajaba, te~, por su escojida sociedad, que ha alcanzado un
al atravesar la provocativa fu ente que r ecorria aque- grado mui alto de civi lizacion, i por haber produ llos
campos, quiso bañarse a la hora de la calorosa cido ciudadanos de gran mérito. Pasamos a la de siesta,
j desviando algu n tanto d e l camino, las m u- liciosa i poética provincia de Soto, hoi parte del Esjeres
de la comitiva, despojadas de sus vestidos, se tado de Santande r, i finalmente •••• Pero para qué
metieron en e l agua, donde retozaban i nadaban d e t e n erme en la relacion de un viaje hasta la fro nmui
a s u sabor, persuadidas de que e n aquelJas tera, cuando no me he propuesto escribir un viaje,
soledades ningun afma viviente podria verlas. A sino apuntar únicamente los mas notabl es incid e tlesta
sazon llegó el rapazuelo, que vagaba por las t es d e é l1
m á1jenes cojiendo mariposas, i se quedó sorpren· Poco mas de un m e s gastamos en nuestra espe.
dido i estasiado con aquella májica aparicion, de dicion, parte de placer i parte de negocios, i haque
solo tenia idea en sus libros de mitolojia i en bi é ndose visto obligado tni compañero a p ermanecer
las poesías que habia Jeido. Por d e sgracia, o por al g un tiempo e n el Socorro, donde lo llamaba cierto
fortuna, las náyades que oyeron el ruido de ]a ma- negocio, r egresé yo solo por Ja misrna ruta que ha leza
i descubrieron una parte de los vestidos de biamos llevado. Ya se figurará e l lector, si es que
Jorj e, corrieron desatentadas, unas a esconderse nos ha acompañado hasta aquí, que al volve r a nti
entre l os árboles, otras a sumerjirse en lo mas pro- tier1:a , como se dice por acá, no quise ni debí pasar
fundo de las ondas, o a ocultarse entre las piedra5, de largo, sin tocar en la casa d e nu estras conocidas.
i la vision desapareció, con no poca consternacion Con el corazon palpitante i rebosando de gozo~ Hedel
inocente niño, que no pudiendo atravesar el gué a aquella parte del camino desde donde se
raudal, no pudo tampoc0 averiguar el paradero de alcanza a ver e n lontananza, i como en un panosus
ninfas. rama, la hermosa casa e n que pocos dias ántes habia
Vol viendo a lo principal de nuestro cuento, que pasado 1nomentos tnn agradables. Todo fué divisar
no es cuento, la c&sa de nuestras amigas parecía aquellas colinas que me eran familiares, aquellos
estar de fiesta en esos dias, i ~odo en ella revelaba bosquecillos a cuya sombra babia escrito algunos
una felicidaa pre~ente o próxima, que se traducia versos i apuntamientos, piqué las espuelas, i la
· en los semblantes alegres i risueíios, en la con ver- mula, como si supiera a donde nos dirijiamos, apresacion
animada, i en cierto movimiento i trabajo suró el paso. No sé si el lector habrá observado
...
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
•
72 BIBLIOTECA DE SE:&ORIT AS.
que entre las emociones mas vivas i que mas ablan·
dan el aJma, ninguna puede compararse con la que
produce el ruido ya cercano de una fuente a cu~
as ~árjenes hemos sido dichosos, o hemos gozado
stqutera de un solo momento de placer puro. Esa
voz que ya conocemos i que parece venir en alas
de las auras a saludarnos; esa corriente que parece
apresura el paso para encontrarnos: hacen estre·
mecer todas las fibras, i por un movirniento in voluntario
se lanza un grito. Tal me sucedió cuando
percibí a lo 1éjos los ecos de la fuente que yo llamaba
de las Náyades, desde Ja aventura de Jorje.
Toqué en fin a las puertas esteriores que estaban
abiertas, atravesé las cercas i parte de los jardines,
llegué al patio principal, llamé en alta voz ; nadie
me respondió ••.•••• volví a llamar i no tuve 1nas
contes tacion que el graznido de unos ganzos que
se solazaban en la ori1la de un estanque. Me desmonto,
r ecorro una parte de la casa i por todo interlocutor
encuentro a Mochoroco, que a mis voces
sale presuroso ladrando amenazante, pero que al
reconocerme me acaricia moviendo la cola, i con
sus ahullidos parece decirme alguna cosa. Sale al
fin d e l interior una mujer a quien no conozco, i a
• • • quten Jnterrogo ansioso. .
...--N o hai nadie en la casa, me dice.
-En dónde están las señoras~
-La señora se ha ido, i quizá para no volver.
-I la señorita ~-No me responde Ja interlocu-tora,
pero ántes de tres segundos caen de sus ojos
gruesas lágrimas, que enjnga con su pañuelo de
algodon puesto al pecho.
-Acabe U. por Dios ! Qué ha sucedido 1
-Hace quince dias que murió la Señorita.
-Es posible!! 1 No! •••••••• Tú me . engañas,
•
ffiUJ8f.
-No, mi amo, es cierto. Mi 1narido que ha quedado
encargado de cuidar la hacienda, se lo dirá a
su merced .
Hice llamar al marido, que se hallaba en la roza,
i entre tanto, agobiado por el dolor, por la sorpresa
i por la incertidumbre cJavé los codos e incliné la
frente sobre la baranda del corredor, como fuera
de mí i sin poder cordinar mis ideas.
He aquí 1a relacion que me hizo este hombre, a
quien rogué me dijese todos los pormenores de esta
desgrac ia. Tres semanas hará, queJa señorita comenzó
a sentir los accidentes de una enfermedad
que se fue agravando hasta perder el conocimiento.
Yo me hallaba entónces aquí, i tne daba lástima
verla delirando con la calentura. Se le prodigaron
toda clase de cuidados i remedios, miéntras se hizo
venir un médico del Socorro, que yo mismo fuí a
1lamar. Todo fué inútil, porque el mal Ja consu·
mió en ocho dias, i cuando e! señor su hermano
llegó, ap é nas tuvo tiernpo para darle el último adios
•••• La familia, despues de un golpe tan terrible,
no ha quei~ido permanecer aquí, i se han ido
todos para Charalá, dejando a mi cuidado esta posesion,
que probablemente venderán.
-Con que fué una fiebre •••• tal . vez el tifo ! ..
-Así lo dijo el médico, señor.
Durante esta relacion, que el pobre Mochoroco
oia atentamente como si entendiese lo que se decia,
el llanto corria en abundancia de mis ojos. No
queriendo permanecer en estos lugares poco ántes
alegres i animados, hoi tristes i desiertos: monté de
nuevo, i con el corazon oprirnido me despedí de
aquellas buenas jentes, miéntras el intelijente i sen·
sible animal volvia a acostarse cabizbajo en la
puerta del aposento donde babia muerto su ama.
Un cuarto de hora des pues decia mi último a dios
a aquella casa, desde una colina donde tuerce i se
oculta el camino entre los árbol e~ , i con los ojos
nublados todavía envié por Jos ftires a mi amiga
un profundo suspiro. CELTA.
El llanto de Juana.
{IDEA TOMADA DE UNA POESÍA ALEMANA.)
De carmin ámbas mejillas,
Pequeños labios de rosa
1 la cabellera hertnosa
Besando las pantorrillas:
De perlas la d e ntadura,
Ojos negros, grandes, grandes;
No pisó nunca los Andes
Tan donosa cr·iatura :
Las pestañas aureolas,
Las cejas de ébano fino,
De las que quitan el tino
1 cautivan ellas solas;
1 un pecho •••• 1 qué pecho aquel!
Hubieran dado un colmillo
Por. v~rlo el mismo Murillo,
1, s1 d1go, Rafael.
Tal era Juana, que, en pena,
Sola, soJa en la sabana,
Aburrida de ser Juana
Se convirtió en Magdalena.
Lloraba a moco tendido,
Bajando por sus tnejillas
Torrentes que hu hieran millas
Del camino humedecido.
Sus cabellos por el aire
Flotand.o con noble maña,
De su cJntura de araña
Mostraban todo el donaire.
La vió Juancho i de rondon,
Aguándosele los ojos,
Ante ella cayó de hinojos,
Herjdo de compasion.
-¿Qué tiene~, preciosa niña~
Le dice t por qué ese lloro
Que el insondable tesoro
De tus ojos desaliña 1
Que tus meJillas empapa,
1 que cayendo de lleno
Sobre tu onduloso seno
Toda su frescura tapa~
t Haz sido engañada, dime,
Por algun pérfido amante~
Pues te juro que al instante
Este brazo te redime.
i O es que amas sin esperanza,
Sin esperanza ninguna,
Como yo, i tu humilde cuna
A tus anhelos no alcanza~
t Qué tienes 1 Cese tu llanto !
Cese esa amargura enorme
Que te aniquila conforme
l\1architando va tu encanto!
'
•••. t Mas lágrimas~ mas lamentos !
Ya vida tienes apénas •••• !
Grandes deben ser tus penas,
Enormes tus sufrimientos r
•
•
•
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BIBLIOTECA DE SE~ORJT AS. 73
-¡Horrible es, contestó Juana,
Espantoso rni dolor,
Inmenso, desgarrador ••••
Es una cosa inhutnana !
¿Ere s un Dios de clemencia,
Dijo Junncho, i tu justicia
Absolviendo la malicia
Solo ultraja la inoc e ncia~
-El oríjen ¡ mártir 1 dime,
De ese mal que tanto crece,
Que tus labios enmudece
I tu corazon oprime!
-¿ El oríjen de mi enojo~
Dijo ella. ¡ ¡ ecia de mí,
Que fní i agarré un ají
1 me lo estregué en un ojo ! t
E. S.
Concierto del señor Malavasi.
primer acto de " Lucía de Lammermoor ,, cuya
letra. omienza: Regnaba nel silenzio, la ejecutó con
propiedad. La voz flexible, dócil i su m amente
agradable de la señorita Borda, unida al buen gusto
que ha adquirido, i a su entusiasmo por el arte,
con.siguieron un éxito que no esperábamos, por lo
dehcado de la cotnposicion i el corto ti etnpo que
hace practica bajo la direccion del señor Malavasi.
o es posible hablar de esta perla de Donizetti
sin detenerse un poco. Cuando Lucía refi e re aterrada
a su amiga Alisa la vision que ha tenido a orillas
de úna fuente, i la dice entre notas de dulce melodia:
"Reg naba n e l silenzio
Alta la notte bruna,
Colpia la fonte un pálido
Raggio di letra luna.
Ed un sornmesso gemito
Tra l' aure udir si fe,
Ed ecco su que1 margine
L' ombra mostrarsi a me;" Despues de varios anuncios de este concierto, al
fin tuvo lugar el mártes último, favorecido por una parece que se levanta en efecto esa son1bra que veia,
noche n1ui bella, i por una escasa aunque lucida queJa llama con su mano cadavérica, que mueve
concurrencia. los labios para hablar, que clava el puñal en un
En dos partes se dividió la funcion, como de cos· pecho inocente, i enrojece con sangre las ondas cris·
tumbre, compuesta cada una de cinco pieza~, de las talinas.
cuales enumeraremos lijeramente las mas notables, La música de esta cavatina, como de toda la
sin que nos sea posible hacer largos análisis o comen- ópera, es admirablemente acomodada a las palabras,
tarios sobre cada una de ellas. i se necesita un gusto mui fino para inte rpretar esas
Dió principio al concierto la overtura de la ópera notas melancólicas, suaves como el susurro de la
nueva del maestro Auber titulada "Marco Spada.,' brisa. La señorita Borda, como las señoritas BeceNi
esta partitura podría negar a su autor, ni este rras, han demostrado que poseen en alto grado ese
podría repudiarla: tan impreso está en ella el ca- talento, i que con el tiempo serán escelentes canto·
rácter jeneral de la escuela francesa i el mui espe- ras. I así Jo manifestaron tambien en el duetto del
cial de Auber. No dejó de agradar esta hermana "Trovador," que ejecutaron las dos últimas con
lejítin1a del ''Che val de Bronce," de "1' Ambassa- soltura i donaire para terminar la primera parte del
drice," de la ''Muette~' i de tantas otras producciones concierto.
de la misma pluma; i mui particularmente llamó Despues de algunos minutos de intermedio, se
la atencion por el arreglo i buena direccion de la dió principio a la segunda con la overtura de la
orquesta, en que se notaba ensayo cuidadoso i esme- ópera del ya citado Auber, '~Le Do1ninó noir," que
ro de parte de Jos ejecutantes. Reciban aquí nues- desempeñó bastante bien la orquesta. Esta overtura
tras feJicitaciones i nuestras gracias esos pocos aficio- agrada jeneralmente por Ia semejanza que tiene
nados, v erdaderos artistas, que ajenos a los partidos con a)gnnos de nuestros aires nacionales~ o sea con
(que tambien los hai en el ejercicio de las artes) i a el j é nio i carácter de nuestra música.
las intriguillas mezquinas, i ~obrcponiéndose a Jas Mucho gustaron las variaciones sobre el tema,
ideas vulgares i ruines pasiones, ausilian al jénio, "Oh suave melodía!" que, con acompañamiento
le ayudan, le estimulan i le prestan gustosos su de piano, cantó la señorita Erisinda Becerra; i en
cooperacion. e fec to es una pieza que, aunque sencilla, tiene tné-i
I tocando este punto qué di remos de 1 as señoritas rito por sus belJ as melodías.
que, devorando en silencio disgustos i amarguras Una de las 1\toRgEAUX que mas llamaron nuestra
que solo s·aben supeditar las almas grandes, i hacien- atencion, fué la cava tina de la famosa ópera de Verdo
el sacrificio de su inocente paz en las aras del di '' I due Foscari," mui bien ejecutada por la señaarte
i del entusiasmo, arrostran todo jénero de mo· rita Borda, con aco1npañamicnto de orquesta i coros
lestias para exhibirse en público i daTnos una leccion de señoritas. Es esta una concepcion profunda i
de cultura i una muestra de civilizacion 1 •••• No llena de uncion i armonía, de aquellas que llegan
digamos nada, porque cualquier elojio para ellas ? a Jas fibras mas delicadas d e l alma. i Quién no se
sería frio en nuestros labios. ¿ siente conmover, casi llorar, al oír aquellos acentos
A la overtura siguió la cavatina del primer acto S tiernos que se exhalan en ecos prolongados, en mede
''Capuleti e Montechi," que comienza: Se Romeo ) dio de un acompañamiento sordo, semejante al vago
túccise un .figlio, ejecutada con voz llena i suave rumor de Ja~ olas e n una playa l ejana?
por la señorita Clementina Becerra, con acompaña- Por desgracia e n los conciertos propiamente tales,
miento de piano, i que fué justamente aplaudida. se pierde como es natural la mitad del efecto i del
En seguida el señor Malavasi ejecutó en )a flau- interes, por cuanto falta e] complen1ento de la múta
una fantasía sobre motivos del T1·ovato1·e. Siem- sica i las palabras, que es la escena, o sea el aparapre
:firn1e, siempre dulce i espresivo, el simpático to i decoraciones propias, la d eclan1acion, la accion,
artista embelesó a su auditorio, con las nuevas ins- los trajes adecuados, i mil otros e le mentos que hacen
piraciones del orijinal Verdi. de la ópera lo sublime del drama, el non plus ultra
La señorita Adelaida Borda ocupó su puesto, i de la pompa i magnificencia de ese todo complejo
venciendo las mil dificultades que ho1.ha1 q.ue sud~r la v1da; pero a oveja trasquimantenian
ellas estrechamente enlazadas para mez- lada Dtos rnzde el vzento, como se dice, i Dios nos
ciar sus lágrimas i ~brazarse, se las hubiera tomado ayudará. Así pues, n.o hai mas que hablar. Estas
por dos rosas abiertas en el mismo instante i húme· son nuestras dos sobrinas. ( Continuará).
das con el rocío de la mañana. No. se le ocurrió a
Magdalena el pensamiento de separar a esas dos
encantadoras criaturas; pero, por otra parte, su embarazo
era grande; no podia ni se atrevía a escojer.
Así, despues de algunos dias empleado~ en los arreglos
que hacia necesarios la muerte de su hermana,
Magdalena se volvió para Rouen llevando consigo
a las que ya llamaba sus sobrinas.
A Meunier le había parecido un poco larga la
a~sencia de su mujer; la conversacion de su amigo
Bibolet no reemplazaba para él todos esos pequeños
cuidados, todas e~as dulzuras de trato a que uno
se habitúa con tanta facilidad i cuyo verdadero precio
no se reconoce sino cuando se han perdido.
Preparábasc él a regañar a Magdalena, pero cuando
la vió llegar tra)rendo de la mano dos lindas
niñitas, toda su cólera amainó. Meunier sentía en
el alma no tener hijos, su corazon era escelente i
sus caprichos no existían sino en su espíritu. Comen~
ó por abrazar a las dos niñas, i dirijiéndose en
segu1da a l\1ngdalena: "Al1t le dijo, cuál de las dos
es mi sobrina~"
-En eso está precisamente la dificultad.
-Qué! no lo sabes? Espera voi a l1acerlas ha-blar.
Cómo te llamas~ dijo a la una.
- Anjela.
-La hija de tu hermana l\1agdalena se llama-ba
Anjela; debe, pues, ser esta. 1 tú? preguntó a
la otra.
-Anjela.
- Eh 1 V aya una cosa singular, i qué edad
tienes1
-Diez años.
Diccionario de curiosidades.
BERGANTIN. Ernbarcacion lijera que empezó
a. conocerse en el siglo XIV i cuyo nombre se deriva
de la palabra fr?ncesa. b·rigand, bergante, salteador,
porque los p1ratas 1 otros maJecl1ores bici e·
ron uso de esta nave desde su principio, por ser mui
velera.
.CruDA~. Parece que Gain fué quién edificó la
primera ciudad por los años 3, 70 ántes de J esucrisjo,
a la que dió el nombre Enochia por el de su hito
Enoch, la cual quedaba al oriente del monte Líbano.
CocHE. Parece que su uso se introdujo ácia el
si.glo ~V, i que su nomb.re se deriva de una poblaCion
hungara, donde se d1ce que fueron inventados.
En Viena. se usar~n los pri:ncros coches por el año
de 1,580, 1 en Par1s no hab1a mas que tres en tiem·
po de Francisco I. A España los llevó de Flándes
don Juan de. ~ustria, i se jeneralizaron tanto, que
fueron proh1b1dos por pracmática de 1577! ,
CoLoRES. El célebre 1 e\vton descubrió que la
luz ~lanca qu_,e nos viene del sol o de otro cuerpo
lum1noso? esta con1pue ... ~a de siete colores, que se
!laman sirnJlles o prlmlttYos, a .saber: rojo, naranJ~
do, amal?J.lo, verde,. azul celeste, azul turquí i
v1olado. Pitagoras hab1a de'"'cubierto )ra alao sobre
el oríjen de los colores. o
LANA ~IARl~A· Tomó su nombre en España de
la palabra marzna, porque fue llevada de ultramar
Solamente es inferior a Ja de Oachemire i a la d~
los carneros de las orjlla~ del 'J'ibet i de algunos
parajes de Persia.
•
-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"Biblioteca de Señoritas - Año I N. 9", -:-, 1858. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2094952/), el día 2025-06-30.
¡Disfruta más de la BDB!
Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.