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¿~NO l. Bogotá, 3 de abril de 1858. NUM. 14.
Akímen Zaque.
La ilnprenta de .El ~apor, en Honda, ha empezado
su semana hterar1a por la pu blicacion del
poerna intitulado '' AKÍI\IEN ZAQUE, o la conquista
de '!'unja.,
. ro hemos recibido de esta obra mas que las dos
primeras e~1tregas, const~ntes de diez i seis pájinas
cada una 1 de esas la primera está consag-rada integran1ente
al prólogo en verso que ha puesto al
poerna .el señor Leonardo Fernánclez, i respecto del
cual d1ce el señor Pereira en su advertencia del
1. 0 de Inarzo: "Por ultimo debo llatnar la atencjon
' ácia el trozo póetico que por vía de próloo-o l1e
'' arrancado a la anli .. Jad del s ñor Leonarclo°Fer"
nández, para adornar Ja portada de n1i libro. Es
'' una série de consideraciones filo.:óficas sobre la
"instabilidad ele la vida humana, tan apl icables a
" todas las edades i condiciones de ella cotno al
' destino i porvenir de los imperios. La suerte
'' que e u po a la racion i al 11rotaaon ista de tni
' l . :::::> cantos, parece en o Jeneral retratada en esas es-
' trofa"" de fuego i de profundidad que hacen estre''
mecer el corazon con la fuerza del senti1niento
'~ de 'I a~sara, con1o deJei taT el o ido con la rima
'' dulce i robusta de Espronceda. El señor Fer;'
~ández ha nombrado esta composicion con la
1dea de la octava que la encabeza; pero juzgan"
do su plan, el pensamiento que la preside i las
'' bellezas de la ejecusion, acaso podría llamarse
" ResúvLen i fin del DIADLO 1\tUNno, poema que el
" último de los ántes citados dej 6 s1n concluir, i
'' sobre el cual alguuos creen que ha tocado al
'' nuevo vate granadino el valor i la aloria de
" acabarle." b
Despues de este elevado elojio por parte del autor
al señor Fernández, no seremos nosotros los
que podamos agregar ni una palabra mas sobre
el mencionado prólogo, como tampoco los que entretnos
en la demostracion odiosa de su falta de
mérito, caso que no lo tuviera. El público lo tiene
en sus mano~, que lo Jea i lo coloque justicieramente
en eJ punto que Je corresponda en nuestro
naciente Parnaso. Eso pedirnos para el señor
Fernández, i estamos seguros de que eso, i no otra
cosn, es lo que quiere su modestia.
La segunda entrega contiene ya el primer canto
de AKÍJ\IEN ZAQ.UE i parte del segundo ; pero como
el poema ha de constar lo n1énos de diez no es
posible que hasta ahora nos hayan1os podido for- )
n1ar.c?mpleta idea de su mérito. No estamos pues>
~scrJbJendo u~ juicio, juicio que seria por demas
!~perfecto, stno que ensayamos una recomcndaClon
.al público todo i en especialidad a nuestros
suscrito res, par~ que presten sus simpatías i su
apoyo al trabaJO del señor Pereira; tanto mas
cuanto que él ':a a descorrer a sus. ojos uno de los :,
cuadros ma~. br1llantes de ]~ conqutsta española en
nuestras ~eJIOnes n~tales, .1 cuando su trabajo, ímprobo
casi hasta el 1mpostble, está exornado con
las galas de una versificacion fácil i diestra. Cuando
lanzándose el primero en la hermosa pero intrin.
cada vía de nuestra historia salvaje, quiere
abrir paso, como Colon, a todas las fortunas i a to·
dos los talentos que vengan despues a cruzar en
Granada el mar de la armonía ; mar que tiene
tambien. sus tempestades i sus olas, para unos felic
s, terribles para otros, pero que es siempre una
virtud i un honor el desafiar.
El señor Pereira es uno de los pocos g ranadinos
que desde niños han seguido la fatal carrera de las
letras, i ya es de justicia que el público retribuya
en gloria i en provecho unos esfuerzos tan cons tantes
i repetidos. N o basta criticar sin entender
las cosas; no basta dejarse guiar por los juicios
tontos i envenenados de .la envidia; no basta aparentar
bu.en tono despreciando todo lo que es nacio·
na!, i mirando la poesía por el prisma ridículo
de los acrósticos, los versos de amores i el llanto
finjido de un erotismo empalagoso; algo de mas
sensatez, algo de mas criterio, alg·o de mas racionalidad
( permitásenos la espresion) es lo que necesitamos,
es lo que peditnos para apreciar debidamente
la obra del señor Pereira i todas Jas de
su jénero elevado. Es preciso no dejarnos absorver
todos enteros por el número ; los triunfos del cál ..
culo i del porcientaje no vienen a parar jcneraltnente
sino en 1nayor o menor repletan1ie nto del
estómago, i en rnas o ménos lujo en el vc~tir.
Ellos sirven para cebar al hombre, i para distinguirlo
de las bestias domésticas en que el cabestro
que arrastran es de oro i no de rejo, pero na da
mas. Son la poesía, las bellas artes i las industrias
liberales las únicas que han dado gloria i renotnbre
a los imperios, riqu eza a las naciones i salvado
la dignidad de nuestro linaje para el porvenir.
Pero está visto que siempre predicarémos en
desierto. Mas volviendo al poema materia de este
articulo, vamos a citar algunas de sus estrofas
para que sirvan de recreo a los lectores de la
BIBLIOTECA.
Amor, locuras, celos, ambiciones,
1 guerra, i muerte, i esterminio fiero,
Lucha sagaz de pérfidas pasiones
Inspiran hoi mi cántico guerrero.
Yo saco a luz antiguas tradiciones
Del pueblo de Hunsa i del feroz ibero,
Para llorar el trájico destino
Que 8obre AKÍI\IEN i su corte vi no.
•••••••••••••••••••••••••••••••
AL frente del palacio, no mui léjos
De la soberbia cárnara del trono
Corria la Fuente, i daban sus espejos
Al cuerpo goces i al jardin abono.
Despu es el Pabellon de los cort ey"o s,
Frecuente ca usa de celoso encono,
Entre r edes de sauces i retamas
La cárcel era de sus muchas dumas.
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •••
Pardos los ojos, de óvalo tenia
Cuyo inquieto rnirar de an1or blasona;
Recta nariz i labios fetneninos,
Ancha la frente, i los contornos finos.
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •••••••
Ricos m eta 1 es el i tn pcrio cri a,
Preciosas piedras le tributan gaje,
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110 BIBLIOTECA DE SE~ORIT AS.
Millones de aves el oriente envía gustos misterios~ Por otra parte, J erusalen no se
1 encantos n1il la soledad salvaje; ve inundada por esas olas inmensas de pereo-rinos
Por eso relumbrante atjentería que de todos los puntos del globo vienen a n~imar
Del rei decora túnica i plu1naje.... i engrandecer con su presencia las fiestas de la
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • .• • • • • • relijion ; ni allí está el Pontifice supremo que des·
Así bien pronto ligarán sus manos de lo alto de su trono inmortal bendice a sus hijos
AKÍMEN ZAQUE con Ulima hermosa, despues de haberse prosternado a sus pi é s; ni está
De Gámeza vestal. • • • allí la lanza, ni la corona, ni los clavos, ni la co-
•• • • • • • • • • • • • • • • . .. • • • • • • • • • • • • lumna, ni la cruz del Hombre Dios, signos todos
Solo de tí la inspiracion me viene. que conmueven con un poder sobrenatural hasta
Acepta, amiga, mi pequeña historia la última fibra del corazon ; ni finalmente todo ese
Que va a tus piés para buscar su gloria. (•) rnájico conjunto de monumentos i de recuerdos
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • . . • • • • que, evocando de sus tumbas los siglos paganos i
t_ Quiénes son esos bravos capitanes los siglos cristianos, los hace asistir con el viajero
De brillantes i sólidas corazas, al dra1na del Calvario, al mismo tiempo que se
Que parecen de raza de titanes, apodera de todas las facultades del alma, i las ele·
De férreo yelmo i fúJjidas embrazas~ va una a una hasta la bondad de un Dios agoni-
Esos que van en bellos alazanes zante, o las hace descender hasta la perversidad
DeJ centro de Hunsa por las anchas plazas~ del Judio deicida.
Los hijos son de Bétis i Monca)"o, Así todos los viajeros creo que están de acuerdo
Discípulos del Cid i de Pelayo. en decir que la felicidad de ver las ceromonias de
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • . . • • • • la semana santa en Roma basta para hace r ero-
Desfila pues el escuadran gallardo, prender el viaje a Italia. Inútil es, desde luego,
Llega por fin aJ término del v1aje; añadir que los qus allí nos hallábamo5 saludamos
Helado cierzo, firmamento pardo con una alegría singular el sol de aquel primer
Brinda el pais por único hospedaje. dia, llamado domingo de ramos. A las nueve de
La estrechez de las columnas de nuestro perió- 1~ mañana e~t~bamos ya en el Vaticano para asis·
dico no nos permite reproducir mas estrofas del t~r a la bend1c1on de los. ramos. No ha mucho
poema, pero estas nos parecen bastantes para des- t1emp~ que ~st~ ceremonia se.celebraba ~od~vía en
pertar el mayor interes por una composicion que ~ la cap1lla S1xtin~, p~ro por Instantes suph.cas de
se presenta tan lisonjera para el autor ¡ para su numerosos es_tranJeros que d.~seaban ser tesugos de
patria. el_la_, Gregor1o XVI resalv1o que en adelante se
h1c1ese en san Pedro. La vista de estas palmas
Recuerdos de la semana santa en Roma. artísticamente labradas trae a la memoria un inte-resante
recuerdo, i es el siguiente:
Los dias precedentes han sido consagrados a Sisto V habia determinado hacer elevar en la
pr~cticas o recuerdos relijiosos con abstraccion, en plaza de san Pedro el obelisco de granito rojo ,
Jo Je neral, de pensamientos mundanos i desacordes medio sepultado bajo los escombros d e l Circo de
con e_J carácter de la semana mayor en los pueblos Neron. La operacion fué confiada al arquitecto
católicos. Nuestras bellas i piadosas lectoras, de ~ Domingo Fontana, el cual dispuso un aparato de
qutenes principalmente hablamos, preocupadas to- cuerdas que debian mover insensiblemente el
da vía con estas impresiones, i en cuyas aJmas mono] ito, levantarlo i dirijirlo, sin peligro de los
blandas resuenan aún Jos ecos vagos i lejanos del obreros, ácia eJ punto que habia de ocupar. Se
Jtnponente rniserere i de las tiernas lamentaciones habia señalado el 10 de setiembre de 1856 para la
de Jeremías, no Jlevarán a mal que aprovechemos ereccion. El arquitecto exijia un profundo silencio
la op?rtunidad para obsequiarlas con algunas lí- a fin de que se pudiesen oir sus órdenes; i era
neas Interesantes, escritas por un sábio viajero mo- tanto lo que iba en esta exijencia ( tal vez la vida
derno, que recientemente ha visitado a Roma, i en de 1nuchos individuos ) que Sisto V hizo publicar
Jas cuales describe con elegancia la pompa i so- un edicto por el cual se anunciaba que el primer
lemnidad indefinibles de la semana santa en aque- espectador, cualquiera que fuese su rango o conlla
capital del mundo católico. Sentimos vivamen- dicion, que diese un grito, o turbase la operacion,
te no poder dar sino un breve estracto de estos be- seria inmediatamente castigado de muerte. No se
llos apuntamientos, demasiado estensos para las permite a nadie entrar a la plaza si no conoce eJ
columnas de un periódico: apuntami.entos llenos rigor de esta disposicion. Es cosa convenida entre
de atractivo, no solo para las personas relijiosas, todos los asistentes, que no se oirá sino ~1 sonido
sino ta1nbien para las que gustan de leer cosas de la trompeta que ha de dirijir los movimientos,
bien escritas; i por hoi nos contentarémos con un i el de los timbales para indicar el descanso ; la
s1mple episodio SJbre la funcion de los Ramos. voz del director de los trabajos era la única que
'' Si en el lenguaje católico la semana de que podia interrumpir el siJencio universal. Un com·
hablamos se llarna con razon, la senz,ana rn,ayor, la pro miso semejante no cuesta el menor esfuerzo a
sentana santa, en Roma merece que se le dé otro este pueblo tan entusiasta por las artes, i que, en
nombre, porque en ningun pais del mundo es tan muchas circunstancias, tiene algo de la grandeza
grande i tan santa. Grandes son sin duda i santas i de la seguridad del antiguo pueblo romano. Sisto
las ceremonias que durante estos dias memorable! V aparece luego seguido de sn corte, i se sienta
tienen lugar en Jerusalen, en el teatro mismo de en un tablado.
los acontecimientos; pero Jerusalen es esclava de Las cuerdas puestas en movimiento levantan eJ
los turcos. En el estado de miseria i de desolacion obelisco, i llevan esta masa, de un peso enorme,
en que se halla, qué pompa puede dar a sus au- áci_a la _pla~a donde debia ser colocado. ~l.Papa
(*) El poema está dedicado a una señorita. an1ma 1 estimula a los obreros con los moVImientos
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BIBLIOTECA~DE SEÑORITAS. 111
e su cabeza, con señales i miradas centelleantes trnnjeros admitidos con billete del mayordomo : fa ..
de alegría: dentro de pocos instantes la obra va a vor señalado que me fué acordado a mí. Si el tiem-consun1arse.
Fontana es el único que habla, i está po borra las irnpresiones, la palma del domingo de
mandando la última n1aniobra, cuando de repente Ramos i el cirio d e la Candelaria que recibí de
un capitan de un buque jenoves, llan1ado Bresca, n1ano del Vicario de Jesucristo, serán recuerdos
oriundo de san Remo, grita de en medio de la preciosos de aquellos momentos solemnes que con·
multitud con una \roz estentórea: "aqua alle funi!" servnré miéntras viva.
" agua a las cuerdas!,; i al momento va a entre· Fácil me fué convencerme de que en Roma,
garse espontáneamente a las guardias que rodean co1no en todas partes, la bendicion de Jos ramos es
el instrun1ento del suplicio, colocado en un ánaulo una de las ceremonias mas populares del catolicis ..
de la plaza. Fontana 1nira con atencion las ;uer- mo. En nuestros dias se ve todavía en Francia, i
das, ve que efectivamente va a prender fuego en aun en Paris, a la multitud correr presurosa a reciellas,
i que rompiéndose dejarán caer el obelisco, bir la palma bendita: el mercader i la tendera la
que aplastará a los obreros, i manda al morncnto colocan sobre la puerta de su tienda, i el cochero
echarles agua sin pérdida de tiempo, Bresca sabia adorna su sombrero con un ramo de eUa, mié ntras
como buen marino, que los cables colocados verti- que el 11iño, cargado este di a de dulces i manzanas,
cahnente se encojen cuando se les hun1edece, i lleva alegremente en la mano la palma maravillo·
naturahnente levantan el peso que tienen suspen- sa: a esto se reduce por desgracia la piedad deJ
dido. Así sucedió en este caso, i la operacion ter- . mayor número. Las poblaciones de Italia, en quie ..
minó en medio de los aplausos universales. nes el sentimiento cristiano está ménos debilitado,
E! Papa estiende los brazos a Fontana; pero conservan con relijioso cuidado los ramos que se
este corre ácia el hombre que habia gritado aqua distribuyen en las diversas iglesias, los colocan en
alle funi! lo abraza, lo conduce ante el Papa i pi- los lugares mas notables de las casas, i son para
de a este su perdon. o se trata de perdon, dijo ellas, no solamente un piadoso símbolo deJa Pasion
Sisto V, sino de recompensa ; que él mismo pida del Salvador, sino un recuerdo del deber que ti ela
que quiera. Bresca que sabia que en los jardines nen de llamar todos los dias las bendiciones del
de su ciudad natal se cultivaban hermosas palme- cielo, i de santificarse, como h:an sido santificadas
ras, i que allí venian a comprar las que se labran estas ramas de paln1era, por las oraciones de la
para la fiesta de lla1nos, pidió para él i sus deseen- iglesia.
dientes, el privilejio de vender al palacio Apostólico Despues de haber presenciado el juéves santo
las palmas necesarias para aquel dia. Al dia si- todas esas misteriosas ceremonias que recuerdan la
guiente se espidió un decreto que acordaba este > instltucion de la Eucaristía; pose idos aún de la
privilejio; i ademas, se dió al jefe de la familia el profunda impresion que deja en el alma el canto
grado de capitan honorario del primer rejimiento, de los salmos, llamado Gregoriano, es decir la mecon
derecho de enarbolar el pabellon pontifical a lodía antigua en toda la perfeccion de su majestuobordo
de sus buques. La familia Bresca, ilustre así sa sencillez, inimitable lenguaje que la música mopor
su abuelo, está hoi encargada todavía de su mi- derna no ha podido hablar todavía; vimos la reprenistrar
]as palmas para el domingo de Ratnos, i sentacion de los dos actos de humildad sublime con
todos los años envía un buque que las trae a Ro- que el Señor coronó su vida.
tna, donde son distribuidas con las ceremonias de Acompañado de toda su corte el Santo Padre se
costumbre. traslada al Vaticano, en donde tiene lugar la cere·
El Santo Padre baió de sus habitaciones a la Ba- monia del JJlandatum, o lavatorio de los piés. El
sílica, i se trasladó a ia capilla de la Piedad, donde trono pontifical está colocado en un recinto circular1
Jo aguardaba el Sacro coJejio. Despues de haberse t.¡ue adornan magníficas tupicerias, entre ellas la de
revestido con los ornamentos sagrados subió a la la cena, tomada del fresco de Leonardo de Vinci.
silla jestatoria, i fué conducido a la Confesion de A la izquierda se ven los ricos aparadores i mesas
san Pedro, precedido, como el dia de avidad, por donde e\,;tán las jarras, fuentes, palanganas, paños
Jos prelados i Jos cardenales, i acompañado del es- de lino, i otros objetos necesarios para la ceremotado
rnayor de la guardia noble. Al rededor de san nia ; a la derecha una espaciosa plataforma donde
Pedro se hallaban las guardias suizas en grande están sentados los Apóstoles.
uniforme, llevando las espadas flamíjeras de los Se llatnan así trece pobres a Jos cuales el Santo
cantones católicos: hermosa costumbre que parece Padre lava los piés. Sobre sus vestidos a la antigua
decir que los hijos de Guillermo 'I~ell tienen toda- llevan una larga túnica blanca de lana fina, con un
vía en sus venas sangre que derran1ar en defensa cinturon de cinta de seda, capa blanca con capucha,
del inmortal guardian de la libertad del mundo. todo bordado i adornado de seda blanca, i zapatos
Despues de una corta oracion el Soberano Ponti- del mismo color. Cuando el Soberano Pontífice ... e
fice se sentó en su trono i recibió el homenaje de sienta en su trono el primer cardenal diácono canta
los cardenales, revestidos con la c&ppa violetta. A el Evanjelio, i despues los chantres entonan la anderecha
e izquierda del trono se veian rnontones de tífona lliandatu?n. Entónces el Papa se levanta i
palmas, entre las cuales descollaban siete mui no- deja la capa pluvial, conservando el amito, el alba,
tables por la elegancia de sus adornos, obra de las Ja estola morada i Ja mitra bordada de plata. El
relijiosas Camaldulas, destinadas a adornar el altar cardenal diácono le rodea con un gremiªl de lino
i Ja cruz papal. Acabada la ceremonia de la bendi- blanco, guarnecido de encajes; i el Vicario de Jecion,
el Papa tomó de nuevo su asiento, i comenzó sucristo, precedido de los maseros, del guarda ropa ,
Ja djstribucion de las palmas. El cardenal decano, del primer maestro de ceremonias i de 1os dos car ..
de pié cerca del trono, presenta una por una las denales diáconos, se dirije a la plataforma de lo "'
palmas al Santo Padre, quien las da sucesivatnente Apóstoles, para renovar allí el ejemplo de su dJvjn o
a los cardenales, a los patriarcas, arzobispos, obis- IVIacstro.
pos, jenerales de las órdenes &, i tan1bien a los es- Al acercarse el Pontífice, uno de los ac:otnpañan -
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112 BIBLIOTECA DE SE:&ORIT AS.
tes desnuda el pié derecho de cada uno de los Após- l He ~quí una de esas. escenas 9ue es imp~~ibl e
toles. Un subdiácono, vestido de blanco i sin m a- olvidar Jamas. Abraham 1 los patriarcas, el EliJO d
nípulo, colocado a la derecha del Papa, sostiene el Dios i la primitiva igl esia han pasado a nuestra vispié
miéntras que el Pontífice lo lava con el ao-ua ta. Lo que fué, lo que es, lo que será siempre, el
que vierte un bussolante, i que cae en una an~ha cristianismo acaba de demostrarnoslo en a ccion.
fuente de plata dorada. El Papa lo frota lijeramen- El poder convertido en carga, Ja grandeza hecha
te? lo enjuga con un paño de lino, lo besa i ~e in- sierva de la debilidad, el amor ocupando el lugar
chna. Dos bussolanti, con capa encarnada s1guen de la autoridad; i suscediendo al egoismo, el pobre
al Santo Padre llevando dos fuentes de plata, una i el p eq ueño reabilitados, la fraternidad de todo
de las cuales contiene las toalJas destinadas a en- los hombres sin distincion de raza, de dignidad d
jugar los piés de los Apóstoles, i la otra trece rami- nacimiento; en una palabra, la milagrosa revolu-
1Jete~ de flores naturales. Despues del lavatorio de cion efectuada en las ]deas i en las costu1n bres del
los P.Iés cada Apóstol recibe de mano del Papa una jénero humano por el cristianismo: todo está allí!
servilleta i un ratnlllete; i de mano del prelado Qué Jibro hubo jamas tan elocuente como una cere·
tesorero, dos medallas, una de oro i otra de plata, monia semejante!
que van guardadas en una bolsa de damasco carmesí,
con galones de oro.
Durante esta ceremonia, en que se ve al Vicario
de Jesucristo, al augusto jefe de la cristiandad humillarse
j abatirse trece veces delante del pobre i
del p e regrino, i hacerse realmente en este dia el
siervo de los siervos, me decía yo a mí mismo: si
un viejo romano, si uno de l os Césares volviese a la
vida i contemplase en Ja gran Roma, sobre las mismas
ruinas del palacio imperial, un espectáculo
semejante, cuál seria su admiracion? El, que no
veia en los pobres sino seres despreciables, que diria
viendo a los monarcas a sus piés? Magnífico atributo
del catolicismo que en una sola de sus ceremonias
restablece la verdadera nocion del poder, i
enseña a todas las jeneraciones que, entre el paganismo
i nosotros,el Evanjelio ha colocado el infinito!
Este grave enseñamiento debia complementarse
con una nueva i no ménos tierna ceremonia. En la
gran sala que está encima de] perístilo de san Pedro
se halla preparada la mesa de los Apóstoles,
sobre una plataforma separada del público por una ·
barrera ; es larga, i está elegantemente adornada
con manteles i servilletas de lino fino, vasos de flores,
di versas piezas de orfebrería i trece pequeñas
estatuas de plata, que representan al Señor i a los
doce Apóstoles. De trecho en trecho se ven dispuestos
con simetría vasos dorados, llenos de frutas i
dulces. En cada asiento hai un cubierto de plata i
dos panes. Los Apóstoles estaban de pié detras de
la mesa, aguardando la venida del Soberano Pontífice.
A la llegada de este con todo su acompañamiento,
en traje de ceremonia, los huéspedes se
hincaron. El camarero mayor le puso una ropa de
Jino fino bordada de encajes i le presentó la fuente
de plata; en seguida los peregrinos vinieron sucesivan1ente
i el Papa Jes sirvió agua para lavarse;
vueltos despues a sus respectivos lugares, aguardaron
para sentarse a que el Santo Padre bendijese
la mesa. Despues del Benedicite un capellan comenzó
la lectura. Al momento empezaron a salir del
fondo de la sala los obispos i prelados nevando las
servilletas i platos que entregaron al Santo Padre
hincando Ja rodilla. Este los recibia i los presentaba
a los Apóstoles, sirviéndoles al misn1o tiempo
vino i ao-ua repetidas veces. Durante la comida
veia a :ste Santo Padre pasar i repasar sob~e la
plataforma, delante de la mesa) velando en que nada
faltase. Estaba conmovido, i de sus ojos corrian
1áo-rimas, que enjugaba con un pobre pañuelo de
algodon, a cuadros, que sacó de su bolsillo; este
era eL Papa ! Al tiempo de partir se lavó lns manos,
bendijo a los Apóstoles, i se retiró. Todo lo que
aJJí queda pertenece a estos.
A la Sefiorita D. R.
En su cumpleaños.
Gracia, belleza, anj e lical donaire
I virjinal candor,
Todo en tí unido a la virtud mas pura,
Se encuentra con primor ..
Permite .. pu es, encantadora j óven,
' Que hutnilde mi an1istad
Hoi una flor agregue a la corona
Que ciñe tu beldad.
1 pues cun1ples abriles que perfuma
La brisa del Eden,
Nunca se cambie, ni su huella el tien1p o
Imprímale a tu sien.
Que para tu alma que desprecia al mund o
I sigue la virtud,
Los años sean sueño delicioso
De eterna juventud.
Grata fortuna marque tus destinos,
Sin pena, sin dolor,
Miéntras te admira quien daria gustosa
La vida por tu amor.
MARÍA JosEFA CA~IA CHo
Novelas en miniatura.
AL SEÑOR J. M. M .
l.
Juan i Juana se quisieron,
Poco des pues se casaron;
1 luego ámbos se murieron,
1 lnego los enterraron.
II.
Pedro a Petrona adoró,
Petrona dijo no quiero;
1 Pedro por majadero
De una viga se colgó~
111.
Dos niños juntos se criaron,
Porsupuesto se quisieron,
Cojiendo flores vivieron ;
Mas luego los separaron,
1 eorar las indicaciones bien claras sobre la diferencia que
cosas. El perdon que se nos otorga sin haberlo me- habia entre estar a bordo de un buque mercante o
recido por el arrepentimiento de nuestras faltas, Jo en una posada pública, i estar en una casa ordenasolemos
recibir como un insulto, pues añade al peso da, quieta i respetable. A estos elocuentes razona-
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BIBLIOTECA DE SE~ORIT AS. 115
miento~ contestó Joaquin dejando caer el cigarro i Señor! gritó Antonio levantándose pálido
roncando ~onoramente. de ira.
El orador se levantó amostazado i se fué renegan- V en hijo mio, dijo la viuda tomándolo pron·
do un poco ~el tia Joaquin. , tamen~e por _la ~a~o: ven, añadió con Jos ojos hu·
Al otro d1.a temprano. se ay~ ,en la casa una ~e- n1edec1dos, s1 ha1 alg uien que no comprende cuán·
lotera de lo lJndo. 1-\.ntonio corr1o a ver qué suced1a, . to respeto se debe a los que nos fueron ca r os naso·
i encontró a su tio, causa del alboroto, regañando · tros comprendemos, ademas, el resp eto que d~be mos
a la criada porque no le habia Jitnpiado las botas, i a la casa en que está ese cuadro.
derramando sobre ella todo el vocabulario usual I sin oir a Joaquín abandonaron la sala.
entre marineros en dia de borrasca, no obstante la El áspero tio tuvo que almorzar solo, pues na·
intervencion de la señora de Castellar i las humil- die quiso acompañarlo. Cuando entró a su cuarto
dús ')se usas de la azorada criada. se encontró allí con Antonio en actitud seria i re-
Irritad o al ver aquello tomó a la criada por un suelta.
brazo la hizo entrar en la cocina i regresó a la sala, iHola, hola, sobrino, ya se te apeó la tnostaza?
atrai o por las voces de su madre i su tio que allí Os ruego que hableis en voz baja: no quisle-disputaban.
ra que mi madre nos oyese.
-Debes hacerte cargo, Joaquin, decia la señora, i Secretos tenemos~ Dese1nbúchalos pues.
de que es una criada fiel, laboriosa: que me acom- o se trata de secretos, seíior~ sino de algo
paña desde que enviudé, sirvié ndome con esmero. mas grave. El carácter i los años de U, compara·
-Bueno está eso! replicó Joaquin-iQué tengo dos con los mios, dificultan mi propósito; pero está
que ver si te ha servido bien, cuando a mí me sirve de por medio mi madre, i ella es primero que todo.
mal~ Podia den1ostrar con hechos sus buenas cua- i Cómo, qué 1-¿ Existe en el mundo álguien
lidades, si las tiene, pues Jos criados son para que que la haya ofendido?
sirvan i no para ser objeto de agradecimientos es- Existe; sí, señor •••• i ese es U! respondió el
tran1bóticos. jóven con Ja YOZ trémula i los puños cerrados : U ,
-Sinembargo, observó Antonio, no creo que ( que la ha lastimado el alma de mil modos.
mi tio querrá que echemos a la calle una criada Cómo así~-Cuéntamelo por vida tuya.
que . ha sido fiel a mamá i ha cuidado de mi niñez. U. la ha ofendido en su propia casa co ndu -
-Pues si no a la calle, al hospital, gritó Joa- ciéndose en ella cotno si estuviera en la mas ruin
quin; o a la punta de un cerro! Veo que tni her- posada pública: se ha d~jado llevar de arrebatos
mana tiene ]a manía de crearse obligaciones i re- indiscu lpables contra una antigua criada a quien
macharse grillos tontamente, cuando solo deberia debemos consideraciones; i no parando en esto, ha
pensar en darse buena vida. Pero yo pondré reme- insultado la imájen i la metnoria de mi padre! En
dio a esos caprichos. el corto tiempo que hace que U. vive en esta casa
l\1iráronse con sorpresa la señora de Castellar i ha manifestado tales inclinaciones i comportádose
Antonio, el cual, ya impaciente, manifestó que ca- de tal manera, que mi madre no podria sufrir.Jo una
da uno era dueño de arreglar como le conviniera hora mas.
su propia casa; observacion que r ecibio Joaquin Mi éntras se le hacia esta amable notificacion :
con aplauso como un asentimiento a su conducta, Joaquin se paseaba de estremo a estremo del cuar·
concluyendo por pedir el almuerzo. to. Al oirla se detuvo, i encarándose con el jóve n ,
1\iténtras lo disponían a toda prisa, encendió un t Todo eso quiere decir que busque otra po-cigarro
i empezó a pasearse en la sala escupiendo sada? le preguntó.
a diestro i siniestro sobre el blanco esterado. Su Antonio guardó silencio, equivalente a una res·
hermana contemplaba con angustia aquellas desas- puesta afirmativa.
trosas idas i venidas que echaban a perder la pulcra Está bien, continuó Joaquín arrugando el en·
salita. Antonio, que notaba el descontento de su trecejo ; pero ántes de irme arreglemos cuentas.
madre, gruñía en voz baja, pero sin articular pala- Desde luego preguntaré a U. qué halJa de censu·
bra tampoco. rabie en mis modales, U, que ayer me recibió con
De pronto Joaquin se paró delante de un cuadro desden i me volvió la espalda poniéndose a leer un
al óleo que adornaba la testera de la sala, i echán· periódico: U, que proclamó como regla de conduc·
do e una bocanada de humo preguntó: ta la egoista máxima de "cada uno para sí, i D1os
-i De quién es este retrato~ para todos~,
-De Castellar, de mi escelente esposo, respondió Antonio tartamudeó una esplicacion bajando la
la vi u da. cabeza.
-Oiga! 1 bien feo que era mi buen cuñado 1 Se queja U . de mi comportan1iento para con
dijo Joaquin haciendo un jesto. la vieja criada, añadió el tio l evantando la voz i i
La viuda i su hijo se conmovieron. Habituados cuál ha sido el de U. para con la amiga i compa·
a considerar aquel cuadro como una imájen ven e- ñera de su madre 1-i Ayer no se negó U. perentorable,
casi santa, sintieron herido el corazon. riamente a complacerla en una trivialidad ~-i No
-Es la primera vez que oigo hablar así de mi desechó U . como un abuso la obligacion de pagar
padre, repuso el jóven encendidas las mejillas, i me ~ Ja deuda de gratitud contraída por otr? ~-En~ó!lces
admiro de que haya sido U, que lo conoció bien i i por qué habré de creerme mas obhg~do ac1a la
debió recordar ante ese cuadro las virtudes del ori- vieja criada, que lo que U. se cree ác1a Ja señora
jinaJ, ~e sorprendo de que haya sido U. quien haya Rosa~ , . . .
proferido . • • • El JOVen qu1so 1nterru~p1rlo. . .
-Cierto, cierto, interrumpió Joaquin sin darse Quieta la lengua! d1JO con autor1dad Joaqu1n,
por entendido de la reprimenda, era un buen diablo, que aun no he acabado: Me echa U. en cara que
i no hai que culparlo porque Dios lo hubie~e colo- no he respetado a su d1funto ~adre i por .ventura
cado en la categoría de los fenómenos. ha respetado U. mas a su propia madre, v1va toda-
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116 BIBLIOTECA DE SE:RORIT AS.
via 1-i Cuál de nosotros dos se halla en el mayor
deber de con1portarse con ternura i respeto~ i juzga
U. descompuestas las palabras que proferí esta
mañana i cómo juzgar de las que U. ha proferido7
Yo he sido impertinente con mis iguales e inferiores;
U. ha sido grosero con sus superiores: yo me
he encolerizado contra una criada que descuidó sus ~
obligaciones; U. contra una madre que le recordó ~
las suyas : yo he mostrado poco respeto al marido <
de 1ni hermana ; U. ha sido enteramente irrespetuoso
ácia aquella a quien debe el ser, la educacion,
la subsistencia diaria-i Cuál de nosotros dos ha
dado peor idea de su corazon i de su carácter 1
A medida que hablaba Joaquin, el descontento
de Antonio se tornaba en vergüenza i en confusion.
Pretendio correJir a otro, i la correccion caía pesante
sobre su propia cabeza dejándolo abrumado.
1 fuí a besar su frente, i al besarla
Mi lágrima rodó por su mejilla.
1 era la luz, la santa idoJatría
Del amor maternal que ya nacin.
IV.
Ahora la nieve de vejez tediosa
Blanquea la cumbre de mi vida amargaElJos
duermen el sueño de la tumba,
I alguna vez que escucho la campana
Que Jlama al templo, doblo la rodilla
1 oigo la voz del ánjel de m1 guarda.
Es eJ amor de Dios que ya me guia
A la vida inmortal del alma mia.
Notas biográficas.
Súbitamente comprendió r..uál habia sido el propó· TALES DE 1\1ILETO, uno de los siete Sabio~ de la
sito de su tio, e jncapaz de justificarse ocultó la cara ~ Grecia, .~riundo. de Fenic_i~, descen~iente de Cadentre
las tnanos. mo, e hiJO de AJenor, nac1o en el pnmer año de la
Leyó Joaquin Jo que pasaba en aquella alma ~Ii.mpiada trijésima quinta, j murio en la quincuabuena
pero mal rejida, i deponiendo la severidad se JeSJrna octava, a la edad de noventa i dos años.
acercó al jóven, le puso las manos sobre los hom- SoLoN, uno de los mas céJebres filósofos i lejisla-bros,
i le dijo bondadosamente: dores de los tiempos antiguos, nació en Salamina,
-Ya ves que uno i otro necesitamos de indul- el tercer año de la trijésima quinta Olimpiada : fué
jencia: olvidemos lo pasado, i propongámonos ser pretor de Aténns en la cuadrajésima quinta, i mumejores
en lo venidero. La verdadera, la única rió al principio de ~a quincuajésima quinta, siendo
v1ctima de tanto estravío ha sido tu pobre madre, 1 de edad de setenta 1 ocho años.
i a ella debemos pedirle que nos perdone. PITÁGORAS floreci~en la sexajésin1a Olimpiada :
-Oh no ! esclamó Antonio enternecido, nadie, fué a Italia en la sexajésitna segunda, i murió en
sino yo, debe pedir perdon: ahora comprendo que el cuarto año de la septuaJésima, a los ochenta de
U. quiso correjirme con el ejemplo i cuánto tene- su edad.
mos que agradecerle mi madre i yo. HERÁCLITO~ natural de Efeso, hijo de Bion, flo·
-Q ... uita allá, contestó Joaquin riéndose no me recia en la Olimpiada sexajésima nona i n1urió a ]a
des a mi las gracias sino a l..icurgo, que fue el in- e.dad de sesenta i cinco años. I-Ieráclito lloraba conventor
de ese específico. Para l1acer aborrecible la unuamente; lan1entando los males del mundo.
embriaguez a los jóvenes de Esparta: en borracha- DEl\IÓCRITo, el filósofo que siempre reía de los
ba a los esclavos i se Jos exhibía degredados así i males del mundo, nacio en Mileto, en e] tercer año
embrutecidos: yo no he hecho mas que plajiarlo de Ja septuajésima sétima Olimpiada, i murió en el
patentizándote en mí tus propios defectos. cuarto de la cent.ésima. quinta, habiendo vivido
hasta la edad de c1ento 1 nueve años.
Recuerdos de una mujer.
l.
Cuando era yo una niña en el regazo
De tierna madre, en mi 1nejilla pura
Senti caer su lágrima ~ublime
Tras un beso de anjélica ternura,
I una voz escuché secreta i dulce
Como Ja voz del viento que susurra.
I era el amor filial del alma n1ia
Que del beso i la lágrima nacia.
Il.
Luego mas tarde en noche alegre j clara
Ví la pálida luz de alguna e treJla
Allá en la inmensidad donde la guia
La mano de Ja santa On1nipotencja:
Bajé mis ojos, se opritnio tni pecl1o:
I el corazon me paJ pitó con fuerza.
1 era el fuego, el volean, la po sía
De un amor de quince años que nacía.
III.
Era ya madre, i yo mecia la cuna
Donde mi hermoso niño se Llormia:
Allí estaba mi cielo i mi esperanza,
lVIi ambician, mi universo i mi familia ;
SocRATES nació en el últüno año de ]a Olünpia~
da septuajésima sétima,, i murió envenenado por la
< etc uta (a cuya pena fue condenado) en el primero
de la nonajésima quinta, siendo ya 8eptuajenario.
PLAToN, apellidado el divino, nació en el año
pritnero de Ja octojesima octava Olimpiada i dejó
~de existir en el año, tarnbien prirnero, de la centé·
sima octava, con tan do el octoj é "'imo primo de su
''ida.
ARISTÓTELEs, fundador de una célebre escuela
de diaJéctica, nació en el año prin1ero de Ja nonajésima
nona Olimpiada, i murió en e] tercero de la
S cent
Citación recomendada (normas APA)
"Biblioteca de Señoritas - Año I N. 14", -:-, 1858. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2094929/), el día 2025-05-10.
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