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:fBisemanario ~olít icot jLiterario ~ lRoticioso
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AÑo l.- SERIE I lI. } Bogotá (REPÚBLICA DE COLO~1 1:L\ i. do mill go U de Uctu bre de 1897. { NÚMERO 68
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I REC'I'OH,
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E llcolll ielldas .- Llega los días 14 6 J5 Y 25 , Y !\Rle en los días 6 y JS.
T UDOESTE (Ambalema).- Llega los jueves ::\ las JO a . m., y sale
los viernes á la s 3 p. m.
OR I ENTE (CJrocué).- Llegan correOS 8, 18 Y 28 de cada mes, y
salen el JO, 20 Y 30.
S UDEST E (M elgar). Ll ega los j ueves á las 4 p. m. , y .. le los
viernes á las 2 p. m.
A TLÁ NTlco.-Llega á Bo go tá los días 5, 11 , 23 Y 2 9 de cada mes.
y sale en los días l el li lll t" l! ari o del seño r R ock woo l
Call e 1 2, u tÍ mero l -r-;, l"lme r pi . cautinlr el corazón
de los colombianos; otro, en fin, había
de implantar esa pol ¡tica it pan ~r agua, con
que ha soltado el General! Pero eso no
importa; los 110mbres son mero,::; accidentes
cuando se trata ele la sah-acic'JI1 de los
pueblos; y eA segnro que el Gencral V élez
sonreid de placer cuanclo yea coronada
su obra por aq llellos mismos contra
quienes fulminaba sus rayos desde Amalfi.
Siemprc hemos abonado al General
Vélez la buena voluntad, ya que la fortuna
no ha elado lugar para que le abonemos
las buenas obras, y hoy más quc nunca
admiramos su patriotismo, puesto que,
arrojando las muletas, rompiendo sus programas
y sacudiendo el poho que el
tiempo había acumnlarlo sobre él, se presenta
en esta capital como hombre nueyo,
nos permite mirarlo y admirarlo de cerea,
y se pone personalmente, con el grado de
Capitán, á la cabeza de numerosa falange
de buenos y de arrepcntidos. Entre estos
últimos hay muchos cuyas reputaciones
fueron hechas pedazos para leyantar sobre
sus ruinas la del General, y juzgamos que
si pasó por sobre ellos el hisopo que todo
lo borra, pronto llegará el tiempo de las
rcparaciones, tales como las q ne se (laben
al Tesoro público y al propietario de El
He1'aldo. El ponenir nos guarda estnpendas
sorpresas!
El General Yélez debe permanecer
cntre nosotros indefinidamente, por lo menos
hasta que el tiempo haya consolidado
la honradez, la seriedad y las ideas de
algunos dc sns nue\'os amigos. Por de contado
qlle si el General no rleyuelye las
honras que él ó sns representantes quital'
0n, cometería una notoria injusticia.
)II\R'l'Íx PAZ.
Er, la Pila Chiquita, ó sea al extreno del camellón de
San Victorino, el doctor J ,leras, que tenía en aquel punto su
colegio, se acercó al Presidente y le pronunció un vehemen·
te oiscurso. Copiamos las siguientes expresiones de dicha
arenga congruentes con las opiniones que antes hemos emitido
sobre el renombrado educaclonista :
" i llustre ciudadano! Aquí tenéis el plantel de educa·
ción que cultivo hace) a algunos años, con el esmero de
un padre y los cuidados de un patriota; y entre estos niños
que os presento se hallan muchos de los renuevos de los
próceres de la inclependencia y de los mártires de la libertad.
Convencido de que la virtud es el elemento vital de
las Repúblicas, yo he procurado, señor, inculcar en sus
tiernas almas los sanos principios religiosos libres de fanatismo
y de superstición; porque los principios religiosos
son la base de la moral que sostiene la civilización moderna.
Es la virtud, seflOr, es la virtud la que debe gerr.linar
en estas '11m .• , inocentes para provecho y gloria de la democracia,
el ( hjelo primordial oe mis desvelos; porque es
con ella solamente como podrán defender la independencia
de la patria, y servir dignamente á la causa santa de la libertad
!"
i\l doctor Lleras, como Alcalde Parroquial de Bogotá
en el año de 183+, le tocó intervenir, desgraciadamente, en
sacar ele la ciudad á la "eílOra Manuela Sáenz, á quien desoe
el lunes 1 [ de Enero del aiio dicho dio la orden verbalmente,
acompañado de un Agente de Policía y de una escolta
de diez hombres, mandada por el Teniente Dionisia
Obando con ocho presidiarios que llevaban una silla de
manos.
. . . . Rehusó la señora Sáenz obedecer la orden del
señor Lleras y hasta le amenazó con que le daría un pistoletazo
si insistía; llegó á decir que matarfa al primero que
se acercase. - . . .
No hubo fo rma de obligarla. R eiterada la orJen por
autoridad superior, torn ó á resistirla, amenazanno á los sol.
CA RLOS HOLGUIN
Hace un mes- el 18 de Septiembre- fue el tercer
aniversario de! fallecimiento del doctor Rafael
Núñez; y ayer-19 de Octubre- cumplió también
t res años de haber pasado á mundo mejor el doctor
Carlos Holguín. Esos dos eminentes hombres públicos,
jefes del nacionalismo, á quienes unió en vida
sincera amistad personal y estrecha comunidad de
ideas políticas, bajaron casi á un tiempo al sepulcro.
En sus últimos días, ambos sintieron en su espíritu
l~s amarguras del desengaño, bien que compensadas
p3r la satisfacción de haber sido factores de p rimer
orden en la tarea de salvar el país de la anarquía y
acaso de un retroceso á la barbarie. Deber patriótico
es rendir á su memoria homenaje de reconocimiento,
tributo de admiración y respeto.
Cuando e! futuro historiador de Colombia haya
de juzgar la benéfica obra de la Regeneración, le bastará,
para apreciarla con imparcialidad y acierto, hacer
justicia á la altísima inteligencia, rectitud de propósitos
y casi portentosos esfuerzos de Rafael N úñez,
Carlos lIolguín y !\liguel l\ntonio Caro. Ntíñez y
IIolguín pertcnecen ya <:l pasado; y Caro continúa
defendiendo con valor y firmeza el partido glorioso y
el régimen constitucional de que es uno de los principales
fundadorcs, régimen y partido que aquellos dos
compañcros suyos dejaron al morir confiados á sus
extraordinarios talentos, ;í su .ontereza de carácter y
á su indisputable autoridad moraL
Alg.ín notable escritor ha dicho quc la historia
·de las naciones es en dcfinitiva la biografía dc sus
grandes hombres. La afirmación e3 exacta; porque,
aun en los países civilizados, donde la genuina opinión
pública funciona con amplitud, lib rc de pasiones salvajes
y de hidrofobia imbécil, toca sicmpre-por providencial
designio sin duda-á un escaso número de
escogidos, crear, por decirlo así, los acontecimicntos,
Ó. cuando menos, encauzarlos y dirigirlos. Según
Emerson, las mismas grandes revoluciones, si bien
latentes por tiempo indefinido en el seno de las sociedades,
tienen origen en el cerebro de UII solo
hombre.
En política especialmentc, e! fenómeno sc ofrece
diariamente á la vista de todo,>. Los hombres de ge-
1110, sea que procedan por inspiración cristiana y crean
con Bossuet que " el hombre se agita y Dios lo conduce,".
sea quc sc dejen arrastrar por tentación diabólica
y miren con Víctor Hugo en todo trascendental
acto humano la intervención de "lo deconocido,"
simprc influyen con su pensamiento ó su acción en la
suerte de los pueblos. De ahí que en determinadas reg
iones la civilización, considerada en el punto de vista
moral, avance ó rotroceda, segtín el criterio, b ueno
ó pervcrso, que predomine en el espíritu de los conductores
políticos.
Débese á Gládstone y á Disracli la modificación
sufrida en los últimos cincuenta años por los dos grandes
partidos ingleses. El primero fue convencido
tory al principio de su carrera; pero pasó luégo á ser
agente principal en la transformación de los aristocráticos
wltigs en liberales democráticos. El segundo,
por el contrario, comenzó como wlll~t; considerando
"hipocresía organiz~da"-orgalli.:;cd Il)'jocrisy-á todo
gobierno conservador, y se convirtió más tarde en
educador del partido tory, "partido imbécil"-stltjid
party-según la calificación de Stuart 1\lill, citada por
Mac Carthy. La labor dc esos dos grandcs hombres
de Estado fue seria y prolongada; y precisamente
por esto, en los anales de la Gran Bretaiía, durante el
dados con un puñal, el 'lue afortunadamente pudieron arrebatárselo,
sacándola luégo á la fuerza en una silla de ma·
nos.
Tal severa medida se tom" porque en ese tiempo se
decía que la casa ele esa señora era el punto de reunión ele
los desafectos al Gobierno, y que era allí en donde se recordaba
con entusiasmo el bllm tiemjo de la dominación del
difunto tirano (Bolívar). El Cachaco tic Bogotá, periódico
redactado por el doctor Florentino González y por el rloctor
Lorenzo M. Lleras, decía: "Esta mujer ha dado muchos
días de inquietud á esta ciudad, se ha burlarlo de las
autoridades; y sería bueno que se le hiciese entender que
ya pasó el tiempo (le hacer más cosas."
y cumplida la orden añadía :
"Agotáronse los medios severos; era preciso 'lue la
orden se cumpliese; y los soldarlos la tomaron entonces y
la pusieron en la silla de manos, en CJue hubo que lle·,arla,
porque resistió absolutamente á montar á caballu. ¿ Creen
ustedes que podía haberse hecho otra cosa? ¿ D'~ i\lanuela
debía ([uedarse en su casa; porqué resistía con sable y pu-
11al á las autoridades? ¿Porqué no CJuería salir ele entre su
cama? Considérese bien todo esto, y se conocerá que debió
hacerse lo que se hil.O, no precisamente para que ella
entienda que debe obedecer á los funcionarios públicos,
sino para que tocios los granadinos sepan que no puerlen
burlarse de sus disposiciones. N o den ustedes oídos ;\ los
ecos dese/ltollados tle viles jasiolles, que se repiten entre los
enemigos riel Gobierno, y enajenan los corazones de la
gente incauta y sencilla."
Bien elocuentes son las palabras que el 9 del mes de
Diciembre de 1848 consagró el periódico El Día, en
alabanza del Insti tuto del doctor Lleras. Transcribiremos el
primer aparte de ese conceptuoso editorial, que revela quese
hacía justicia al Director:
( COlltinuará).
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
último medio siglo, figuran sus nombres de un modo
prominente. Sucede, además, que, por un sentimiento
de simple decoro nacional, los ingleses sin excepción
veneran á Mr. Gládstone, y no hay entre ellos quien
no estime en alto grado la memoria de Disraeli.
Conocedor e! doctor NÚllez de 105 males que
mantenían el país en agonía, y por espíritu de justicia,
inició la Regeneración; mas para poner ésta en práctica
tuvo que vencer grandes pr<;:ocllpaciones ciel antiguo
liberalismo, y atraer de su lado los hombres
pensadores del viejo partido conservador. Por su
parte, los sellores Holguín y Caro comprend ieron todo
el alcance de la reforma aludida, y fueron los primeros
en esforzarse por "educar su partido" y remover
obstáculos, al parecer insuperables, que se oporlÍan
á la conciliación y avenimiento con el liberalismo
independiente, no menos que al milagro de la resurrección
de los muertos. Sin la fecunda y persistente
cooperación de ellos, bien puede asegurarse que aún
existiría la Constitución de ¡ 863, ó habría desaparecido
á medias, en tanto que el conscrvatismo histórico,
invocado actualmente por una oposición desmallada,
tendría todas las apariencias de anémico agonizante
organismo.
D. Carlos Holguín contribuyó en primera línea
á redimir el antigllo partido conservador de la servidumbre
política, así como también á salv~r el país de
un régimen anárquico, y por ello los nacionalistas debenH's
recordarlo con orgullo patrio. Al recontarlo
en la lista de nuestros grandes servidores públicos,
podemos aplicarle las siguientes líneas del doctor N úiiez,
escritas en 1883, con motivo de la muerte de
Gambetta:
"Tuvo que soportar el fuego de las filas contrarias,
y que defenderse también de los disparos directos
é indirectos que contra su autoridad y su nombre
estallaban en el ejército de sus conmilitones. La his·
toria de Gambetta no fue en esto sino la reproducción
de la historia de todos los creadores de alguna cosa
trascendental ó siquiera importante. A linos se les
administra la copa envenenada; á otros se les destierra;
á otros se les suscitan embarazos para que encuentren
oprobiosa caída el) vez de gloriosa ascensión;
á los más se les persigue con el ultraje y la calumnia;
)' frecuentemente la ingratitud es el primer
lote que á todos se adjudica. La nueva creación traza,
sin embargo, 'u camino, y en el curso de los t iempos,
días, allos ó siglos, la corona de espinas se transforma
virtualmente en lau rel."
(De El .VacioJlalista).
ALGO DE TEATROS
El miércoles en el Colón, y á beneficio de la simpática
seiiora Quiiiones, pliSO en escena la Compaiiía
Chaves, por tercera vez en esta temporada, El Rey
q/le rabió, y el jueves nos dio en el Municipal, la compaiiía
Azzali, la primera representación del Trovador;
anoche debió repetirse Afascota en aquel teatro, y
darse en éste la ópera FallSto. Este ha sido, pues, el totai
artístico de la semana, y en verdad que no ha sido
poco ni malo.
El Tro'i!ador flle un nuevo y brillante triunfo
para la compañía lírica, y en especial, como era mltural,
para el Pacini y para el Betti, y e~o que éste sólo
tuvo tres días para prepararse y q lIe empezó su parte
con cierto miedo que hizo temer al público otro desastre
tenoril; y El Re)' que mbió estuvo á la altura
de lo mejor que nos ha dado e! sellar Vanegas y satisfizo
al numeroso público que fue á aplaudir á la
Quiiiones en su noche de gala, de la cual guardará
gratos recuerdos la simpática artista, pues halló su
camino regado de flores y pudo apreciar el cariño
que le tiene el público y el agrado con que la ve
trabajar.
N o haremos resella más detallada de estos espectáculos
y dejamos para la próxima vez nuestra revista
del n'ovador, porque queremos destinar el espacio
de que disponemos hoy en BOGOTÁ para mostrar á
nuestros lectores los esfuerzos dignos de todo aplauso
que ha hecho el señor Esguerra. Ministro de Hacienda,
para organizar más y mejor el Teatro Colón, y
darles cuenta de que por Resolución ministerial dictada
en estos últimos días, se han atendido las indicaciones
de la prensa en el particular, y se ha
creado, como lo veníamos pidiendo, y se acostumbra
en todo centro culto, una Administración especial del
teatro, que atienda, en beneficio del público, á la conservación
del edificio y á la buena marcha de los espectáculos
que se den en él y que ojalá, y es lo único
que falta, sean de ópera italiana.
E l Administrador tiene á sus órdenes un celador
jef;;- de la tramoya, con dos ayudantes, para que cuiden
y aseen el edificio y manejen telones y decoraciones
en día de función; un mecánico director de la Planta
Eléctrica, con cinco operarios, y no son pocos, para la
producción de la luz y su servicio en donde sea más
necesario y en pr0porción á la actual capacidad de la
Planta, que escasea ya por el natural deterioro que
ha sufrido en seis allos de uso; y un portero, que en
tiempos normales sólo dejará entrar al teatro á los
((r)30GOTAJJ-OcL-ubre 24- de 1897.
empleados en él y á los empresarios á quienes se lo
ceda el Gobierno y que están sometidos de hecho á
las órdenes é instrucciones del Administrador como
representante del Gobierno.
ron estos elementos, así central izados, es claro
que la marcha de nuestro gran Teatro será cada día
más regular y que debe cesar todo temor de que se
descuiden en lo mínimo, ni el edificio mismo con t030S
sus accesorios, ni la comodidad y la cultura que los
espectadores deban hallar en toda función pública respetable;
y esto será ahora así con tanto mayor razón
cuanto que el señor Ministro de Hacienda ha ten' 'o
el buen tino de nombrar Administrad or, ad-ltOllol:!íll,
del teatro, al señor D. Alberto Borda, ingeniero educado
en la clásica tierra del arte, y doblemente
apto, por lo mismo, para apreciar cuanto exija la conservación
y embellecimiento del edificio y cuanto sea
necesario para que las represc:ntaciones teatrales correspondan
mejor cada día á nuestras aspiraciones de
ciudad civilizada.
El seiior Administrador dictará pronto, si es que
ya no ha dictado, el reglamento interno del teatro, y
para él nos permitimos encarecerle especialmente el
servicio de policía, de modo que no volvamos ú ver,
como vimos el miércoles último, que desciende desde
el Paraíso y sobre el ptÍblico de platea, un cigarrillo
encendido, ni otras menudencias aún más desagradables.
Severidad, seiior Administrador, severidad, pues
es fuerza civilizarnos aun cuando hayan de civilizarnos
á la fuerza I
PLAclllo.
MEJORAS MATERIALES
Señor Ingeniero ~fu"1icipal.
Bien sabemos lo complicado de sus muchos quehaceres
y los activos esfuerzos que hace usted por
atenderlos debidamente, y sin embargo, no podemos
resistir al deseo de contarle todo lo que vimos en un
viaje reciente á Chapinero, y que puede ser útil para
aumentarle aquéllos y hacerle redoblar éstos.
Esto fue el jueves pasado; llovía á chuzos, como
suele decirse, y del cerro bajaban torrentes de agua
que por fuerza habían de llegar al llano, atravesando
la carretera y la línea del tranvía y arrollando cuanto
obstáculo hallaran á su paso. El primero de ellos, ó el
que primero vimos, se despeñaba violento sobre la
plazueLt de la Ciudad Ciqra, esa l1ut:stra Certe de los
l\Iilagros quc bien conoce la policía, en busca de su
cauce natural, que antes estaba cubierto y que ahora
se ve allí destapado en previsión de crecientes semejantes
y para dejar el agua á su gusto, ya que no hay
autoridad que sepa encauzarla. En efecto, el zanjón
actual, alcantarilla antes, se lienó en un santiamén con
las piedras y la arrna que arrastraba el torrente, y éste,
ya fuera de madre, y ha'lta de padre, echó por donde
pud" é inundó por completo las tiendas de esa fábri~
a de velas y jabón que fue enantes la ponderada venta
del Sargmto Prieto.
Imponente era el caso y hasta agradable de ver'
por ia rtcuc:osidad con que los sellares agentes, con
el calzón á media pierna y desprovistos de su espadín
y demás insigni?s menos bélicas, ayudaban á las
buenas gentes de las tiendas á salvar de la catástrofe
sus mueble" ensereS y títiles de trabajo. La autoridad,
representada por los policiales, trataba de remediar el
dalla que no supo impedir!
Un poco más adelante, nuevos torrentes bajaban
con igual violencia de! cerro, pero poco daño hicieron,
porque no había á su paso tiendas que inundar ni
gentes infelices que acabar de arruinar.
En todo esto, estimado sellor Ingeniero, hay
algo que precisa corregir, y como usted es el palla de
lágrimas en casos semejantes, á usted nos dirigimos
para que vea el modo de lograr que no se repitan
escenas semejantes. Es necesario que las aguas, aun
en época de grandes crecientes, tengan curso fácil y
seguro, y para esto debe abrírseles un cauce recto,
del cerro al llano, sin curvas ni retrocesos, con alcantarillas
al través de los caminos y con entrada directa
sobre los p redios bajos que, gústeles ó no á sus dueiios,
es fuerza las reciban sin obstáculos de ninguna
clase.
Ya que por los caminos de Chapinero andamos,
buena será la ocasión para hacer notar que adelante
de La Pradera hay una construcción que avanza sobre
el camino más de lo mandado y que sólo debe
permitirse si quien la acomete tiene para ello e! permiso
del caso.
J OSELfN.
([o\:nspon.clcnci.(~ ni Ill":.te, tomaron las de Villadiego, y quién
sabe cuále. mis '1"<:' la policía aún no. ha lograrlo averiguar.
Antes d~ e,to suced ió el caso que otro caballero dejó
su macho á pastaje en el potrero más seguro del Puente
del Común, y r.uando fue á tomarlo para regresar á su tie
na, se encontró con qlle el macho no parecía, ni pareció
jamás, en un potrero bien cercado}' cuya puerta se mantiene
siempre cerrada con ll ave. Dio el rlenuncio en Chía,
en donde incesantemente reciben otros semejantes, dirigió
telegramas, puso aviso en los periódicos y .. _. en fin, gastó
un poco de dinero el' buscar su animal, y é.>te está hoy tan
perdido como si tal cosa. Parece que en el Puente hay negociall/
es en bestias que las consiguen con sólo tomarlas
donde las hallan y que las envían á vender á Casan are,
donde nadie ha de ir á reclamarlas .. _. Bueno puede ser
el negocito, pero ya era tiempo de que la autondad vicra
1. :"io de evitarlo.
Chislues.-El Correo Nacioll''¡ de antier trae un
suelto titulado Clúsllles llacionalistas, y que sin duda responde
al suelto que [Jublicámos en el número 66 de BOGOTÁ,
titulado "_'1 UIW,\ coz."
Lea, seiior colega, el suelto en cuestión, y verá que
se dice alli que los gritos de "La llora /lega de /lit 2S de
Septiembre . ... deJI la ,JI·dCI/ . . __ )' elltro de primero á Rzlacio
_ ... " fueron proferidos despllés riel banq uete ofrecido al
señor General Vélez, y naturalmente efectos del espumoso
champagne en cabezas débiles al exponerse á la acción
del frío sereno de la madrugada.
Esta fantochada nclícula tuvo lugar en la calle, y dos
caballeros respetables que nos merecen entero crédito están
listos á comprobar la veracidad elel hecho á cualquier persona
que se crea interesada en el asunto.
Y nos permitimos concl uír con las frases dcl colega:
"La mentira es uno de los medios de imposición de las malas
causas."
Núñez y la Reo·eneraci6n.- Recomendamos
la lectura de estc intcle;;':1nte folleto, i los que duden: del
conservatismo hist6rico dd señor D. Carlos Calderón
Reyes.
Ratm·os.-EI señor]). Librado Sin"hez, de Zipaquid,
ha sido \'íctima de uno de estos Ú7'OS, que acostumbran
ir á los hoteles tarde de 1" noche á pedir posada, y los
dueiios de dios no tienen inconveniente en proporcionársela
en alguno de los aposentos en donde ro. duermen otros huéspedes,
cuyas cartera" relojes, etc. etc., c¡cedan á disposición
del primer bellaco que, aprovechando tan propicia
ocasión, nl:ldrllg~\ r ~e Tnarc.:ha annado de una cartera con
S 200 Ó más.
Deploramos e! robo que ha sufrido el sef.or Sánchez,
y excitamos á la Policía para que obligue á los empresarios
de hoteles y casas de asistencia, eviten que los viajeros que
vienen á la capital sean escamoteados de manera tan vergonzosa.
l..lax\ cclaclcs
CANC/ON CUND/NAMARQUESA
Detesta en este pueblo á los señores
Liberales: si se alzan á mayores,
Paliza les propina;
y á la vez como sabios los reputa
Y servil homenaje les tributa
En puntos de doctrina.
Que algún pedazo de alcornoque grite:
"Ha muerto la República !" él repite:
"La República ha muerto."
Que un incógnito escriba: "Están fCJbando!
Esto es absolutismo! Esto es nefando!"
Y él dice: "Cierto, cierto."
Se va á la capital, otro lo arrea,
Firma lo que le ponen, aunque sea
La mayor herejía;
y vuelve á este lugar con instrucciones
De regar que dominan los masones,
Que hay mucha picardía!
Tiene armitas guardadas. Al oído
Le dicen que en defensa del partido
Prevenidas las tenga:
La fecha, ya le avisarán; el grito,
"iAbajo Melo!" Y danle por escrito
Una bonita arenga.
Salud, incorruptibles caracteres,
Almas puras! Cumplid vuestros deberes
Engatusando á muchos;
Probad que bajo máscara cristiana,
En practicar la regla volteriana
::Ilás que nadie sois duchos.
Cebad, oh santos! vuestro encono fiero.
Venga el desastre! El pobre ex-guerrillero
Que á ciegas ejecuta
Lo que ordenáis, aguantará el azote,
Y exclamará, atollado hasta el cogote:
"l\Ialhaya la 7'endltta.'''
El buen conservador, por el contrario,
N o es torpe, no es soberbio, no es voltario;
Está con el Gobierno;
N o anda esparciendo envenenadas frases,
No es maldiciente, ni firmón de BASES,
Porque teme el infierno.
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IMPRENTA DE EDUARDO ESPINOSA GUZMÁN .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"Bogotá: bisemanario político, literario y noticioso - N. 68", -:-, 1897. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2094911/), el día 2025-10-02.
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