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ANo 1. Bogotá, 22 de mayo de 1858. NUM. 21.
Revista. ~ucs.bie~1 í qué diferencia hai entre una dan1a
La semana ha sido tan infe)iz infecun a e in- con crnloltna 1 una fragata mirada de popa en alta
d t t · ' mar? o en e, que cas1 estamos por ponerle un in u to- .
da las palabras de nuestra r evista j salir así del Jnguna.
mnl paso de escribirla. Contiéncno empe ro e l t e- .Casi puede decirse que el acontecimiento mas
mor de los q_uis 1ui co s, como c!ec id Tirabeq~te, e n rutdoso de la set~ana que espira hoi, es el baile velos
bueno~ t1empos en que habta Tirabeques e n e l nezolano-grana~tno, o granadino~venezolano, ya
mundo,_ i el m~n~do e~a otro, u otra, pues,stgun an· que de ~?alqUter ~odo salen bten estas dos fra·
da, motivo ha1, 1 mu1 poderosos,~para pensar rnal i se~.. e dJo ~ada menos q~e en e l local del Senarema!
de su sexo. La crinolina triunfa por to ... !as do_ 1 al ot ro dia daba cotnpaston ver a lo s padre . .: conspa~
tes¡ sine mbargo, hablad con una Jama cual· S cnrJtos, esperando q? e sacas?n l~s damesana , las alqui
e ra, con una de esas de ojos d e águila i sonrisa fonlbras rr.es tad~s, t los sofas aJenos para poderse
de sílfide, i al punto os dirá que la c rinolina es una con g t: cgar 1 segutr ~delante sus tare as Jcjis lativas.
superfetacion in h ones ta, un_ trastajo de mal gusto: i _A JUz ga r por las J e ntes que concurrí~ ron a dicho
q~ e_lla n o alcanza a esphcarse cómo es qu v hai ball_e, l h echo que ue c~nn~emoraba tiene que ser
senorttas de tono que se resuelvan a us'lrla. Todo ~ut popular e ~ es ta c1udad; o no s e conrnemora
eso o dirá,i mas; i lu ego la vercislevantarse d e l sofá nlng_un llech o, 1 en tónces n oso tros nos al egra mos
o de la otomana, z ozob rar i casi virar p0r r edo ndo cordtalmcnte, po.rq u c , ~ l'l: u·at~n~ose d e r e~oci jo, se
con un miriñaqu e montañoso , que se roza contra deponen los. odios pohttcos, I v1enen a d esaparece r
l as cuatro paredes d e l salon i que os deja atónito i en el. t~rb ~ lhno ~e una contra~anza espa.ñola todas
l~lo o pa_ralelo de escánda~o: como cierto j e fe polí- ~as ~~~. ttncwnes 1 todos los ma~1c es. En vtsta de ~s~o
ttco de cterto cnnton, a quten saltan dejar d e la 1nis- ?Jquien no dcs~a qu e la soc1edad sea una ~otre e
m~ manera la~ . cosas de la penoquia d e su nac i- ~enn_a~cnte ; 1 que to e ~ o . fu e~ e _puro. charo paña ma-m
te nto. 1 i que 1m porta que los periódicos lib er ales, - 1 avl ho!SO de Conde~ mu s ica I di v~rsion ? . ,
conservadores, 'radicales , draconianos, rabicoítos, ul- Al fin el canoso 1 vene rabl e ,ttempo se pronunc1o
tras, i hasta Jos mismos rabila1·gos de todo e l u ni- contra l.a m?da fa~al que ~~ es ~ a d~sarrollando aquí
verso mundo se hayan pronunciado contra e lla 1 de lns rifas_1 lot e r1a?. 1 quten su: o e l e~taba lla.rnado
r ada, porque ella triunfe. por todas partes, sin per· ~ a d_esempena_r sei?CJUnle tarea; e l cuya lar ~a 1 nada
der una sola de sus batallas, sin apartarse una so la faltble espenencta _le hace ve r las co:sas baJO su ve r-
1 í nea de su terreno i armada solo de barbas d e bn- d~d e ro punto de VJsta. Él, que lta censurado la te·
ll e1: a i de acero:p e;o n? cruento, aunque sí te mpla- rnbl e_ ('ostu~nbre d e l du_:lo. P ro en lo que si ?O
do 1 deslumbrante. Saltd a Ja calle ¡ no vereis rnas ha caldo el r es p ~ table senor, es e n que este año tJe-que
crinolinas: i no crinolinas sirviendo de apéndi- ne g.u~ ser ~arn_1~oro para ~ ogotá ba~o ,t odos aspccce
a las m~j e r~s, sino mujeres sirviendo de apéndi- tos, 1 ~o sera ml_e n~ras e_l tigre contmu~ ~1 ó_rden
ce a las crtnol1nas. Id a las casas ¡ os s ucede rá lo d.el cita en el edJfic1o m1s1no de la rnunictpaltdad 1
pr op io; por todas partes la crinolina en el t ea tro silo en 1~ pla~a d~ Bolívar ~ de la Constituc10n,
en la iglesia, en el paseo, en la al cob ~ i en el salo~ c~m~ qUien dtce, al frente mtsmo de los negocios
de recibo; es_te no es ya pues el siglo d e l vapor, ni publico~~ . . .
del fe rrocarnl, ni del telégrafo¡ es el siglo de la cri- La .r:! ltJca del gran d csc u bnU?r ?e. las verdades
nolina, siglo ampuloso i r ed undante como ella. ~~~ aflJjtdo un ~anto _a aquellos t_nd1vtd~1os que ~olo
N h · d d
1
d. h tienen establecidas rifas los dom 1no-os 1 eso u e cien-o
emos exaJera o pues cuan o 1e mos 1c o t d · · b 1 1 ° ·1' 1
mas arriba que como están las cosas a es casi os e Cigarros 1 agate as por e estJ o, en as cua-
. .bl ti . 1 d d d l 'y d 1 les nunca pasa el pu es to de un franco como decimos
unpos1 e Jar e ve r a e ro sexo e mun o. to e a . · · ,
vez que triunfa la crinolina,i la crinoli~a es un tras- P?I aca, puts JIUlen~ n ql ue ~e estalbrezca una escep·
to enteramente femenil cion respec ? e su In c ustria ; ta vez tengan razon
I b
. C ·
1
· t b . . pero es lo cierto que lo malo en estas cosas es em·
. - Jen, ar os, p~egun a a un prov1nc1ano re- pezar.
cten llegado a la capJtal en busca de novia rica i e t. 1 . d 1 d 1 1 . l bl d , . . . on tnuan os VI van eros e an o a et en e mer-pa~
a
1
.e i ~ómo . P0 re saber Sl Euladta tiene 0 no cado i absorbiendo todo lo que tienen los pobres i los
cr1no 1na f · · , . . . . ricos; s1ne1nbargo, ya han empezado a vende rse
Oh! eso es lo n1as fac1l, arn1go: repara s1 brin- alg unos artículos ménos car~s que ántes, i todo ha·
ca al sentarse,·... ce esperar que la gran cuestton es tomacal presente
Pues que? . dentro de breves di as faces mas halagüeñas.
, .Pues s1 bnnca ~s se.ñal evidente de que l~ ten· EJ lujo nos está comiendo crudos; lujo en Jas ca-dra,
1 grande. La cnnohna no ~s mas que el umon sas, Jujo en las personas, lujo en todo, i e ntretanto
de los buques de alto bordo apltcado al sexo de los el comercio paralizado, la industria muerta: la calle
encantos ~ Ja l1 er ~osura. real desesperada; pero el lujo reinant e. Este s í que
-El tu~on ~1ces ~ . es un misterio verdad e ro! Los rnn s pobre ... , los rnas
Oh! st el tnnon d1go. 1-Ias estado alguna vez ~ luj os?s ; i est.o des¡?ucs de hnb cr dich~ Jo aquin que
en Ja ~ar1 S el mzo era ra1z cúb1ca del yo, porque sin mio no pue.
-S t. . . < de ha_ber . yo . El yo ~s el ser.~·ompl~jo i pensante;
11as VJ to una f¡agata n vela desplegada? < ¡) e ro s1 u d1ncro no l1n1 cotnpleJidad n1 pensamiento
S I ( • ' ' - J, \ nt nada .
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166 .BIBLIOTECA DE SEN'ORIT AS.
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Teatro: no tendremos sino dentro de algunos dias.
Fiestas: empiezan a sonar las de julio.
Tendremos otro baile el mártes 25 en el salon de
Ja Cámara de Representantes en retribucion al del
Sr. S. Páez; esto i la noticia de haber llegado a Hon·
da la compañía lírica de Olivieri tienen en fernlen-tacion
a Ja capital. '
El capitan Arturo
EN COM1SION.
l.
conoce, a juzgar por la naturaleza de las obras que
se le atribuyen.
''Era la noche i hora en que los astros
Están en la mitad de su carrera ..•• ,
cuando se sintió un trueno violento, tembló la tie ..
rra, las aguas de tu vieron su curso, i el consabido
monasterio brotó en la falda de Ja montaña co1no
un espectro de piedra, Jnas siniestro que su artífice,
i fuerte como Ja abstinencia del solitario ganan-
•
CIOSO.
Pero sea de la fundacion del monasterio lo que
fuere, es Jo cierto, como dijimos al principio, que
En la falda escabrosa de la montaña, a oriJlas de una tarde al ponerse el sol uno de los pocos viajela
"Cascada de) Diablo,'' una tarde al ponerse el ros que frecuentaban la vía de .... contemplaba
sol, contemplaba uno de los pocos viajeros que fre- el dicho edificio; i sin duda alguna idea le p'teocuentan
la vía de •••• el ruinoso monasterio de cupaba el seso, pues su aire de atencion dejaba de
Santa Catalina; el cual, como una roca mayor que ser concentrado para ser estúpido.
las otras rocas, se destacaba entre un bosque de ol- t Quién era? i Algun sabio viajero o algun pinmos
de apagado color. El ciclo, como un viejo pa- tor curioso, que se entretenia en enriquecer su álbcllon,
había visto mor-ir uno en pos de otro todos hum con un cuadro mas 1 Tal vez seria un desosus
arreboles vespertinos; i ni una estrella, ni una ') cupado, que, a falta de mejor distraccion, se deJeisola,
iluminaba su ancho seno de sombras. Ya Jos 1 taba con la ''ista de aquel austero edificio, sombreaescuálidos
i reducidos ganados de aquella comarca do por el árbol de Jos muertos i severo cotno un
estéril reposaban en Jos establos; i el blanco i cqui- anatema de Ja virtud contra las Jiviandades l1uma·
distante humo de las cabañas circunvecinas mar- nas!. .... No era nada de esto: era un jóven de
caba la vuelta de los labriegos a su pobre i desam- veinte i dos años, hermoso, apuesto i aventurero.
parado hogar. Llevaba uniforme azul, i las presiHas decapitan.
La comarca a que nos referimos, es una de aque- Cuando la campana del convento dió el toque de
Jlas comarcas paramosas i tristes como todas las l oraciones, como su tañido tuviese algo de siniestro,
cercanas al polo, i donde el sol brilla siempre a una graciosa sonrisa ajitó sus labios i dilató las estraves
de nubes borrascosas, o en el fondo de un tremidades de su blondo bigote.
cielo melancólico. A falta de árboles i flores, abun- Despues de lo cual, requirió las riendas de su
da en torrentes i peñascos. cabalgadura i oprimiéndole los ijares,fué a echar pié
La fundacion del monasterio en aquellos parajes a tierra en el patio de la hostería del CuERvo, la
de desolacion, no ha tenido hasta hoi un oríjen pre- única de Ja legua.
ciso: unos la hacen subir hasta ahora ha dos siglos, Reci biólo el ti o Pedro con Ja amabilidad propia
atribuyéndoJa a cierto rico,cuya juventud no había de un hombre que de veinte años atras disputaba
sido tan buena que digamos; i que habiéndose reti- tenazmente a las mujeres su eterno deseo de caer
1·ado en su vejez a las montañas a orar i a penitcn- en gracia; queremos decir que lo hizo con el gociarse,
pagó al cielo en fundaciones lo que le debia rrp en Ja mano i la sonrisa en Jos labios. El ca pitan
en honradez. Suponen otros que el supradicho m o- Arturo (este era el non1bre del jóven) no pudo renasterio
fué obra e~clusiva, aunque no espontánea, sistir a atractivos tales, i dando militarmente un
de Satanas. He aquí cómo. golpe al tío Pedro, preguntóJe qué babia para
Rabia dado el pícaro de Lucifer en ator1ncntar cenar.
mui frecuentemente a un solitario del monte veci- Oh! todo lo que gusteis .•••. No te neis mas
no, ya azotándolo con su cola de sierpe, ya magu- que pedir .... Se os servirá como a quien ~ois,
Hándolo con sus enhiestos cuernos de becerriJlo, de con1o a un jeneral.
forma que el santo montañes no tenia hora feliz Nada de eso, amigo: no soi jeneral t lo en-i
qué decirnos 1 ni sosegada siquiera. En ta 1 con- tendeis ~
flicto, i temeroso de caer en tentacion, resolvió te- Ah 1 lo comprendo: las injusticias de estos
ner una conferencia con el rei de Jos infiernos, i tiempos.
proponerle, de llano en plano, el siguiente tratado No me quejo yo por eso. He en1pezado hasde
paz, que fué ratificado i canjeado en el mismo tante jóven la carrera, i mi graduacion no es tan
dia : baja que digamos.
"El solita1·io conviene en que " atanas lo 1Jruebe De ninguna manera. i Qué grado te neis 1
una vez por todas. Si lo vence, el solitario da'rá su El de capitan, que obtuve en el último en-alma
a Satanas; si no lo 'Vence, Satana$ construirá cuantro con los insurjentes. • '
un 'lll.Onasterio, que será consagrado a Santa Ca- Bien lo decia yo, ca pitan. No hai graduaeion
talina., mejor para un hombre de vuestros años. Las mu-
Hizo el diablo su tentativa i la perdió, pues tuvo chachas no gustan de los coroneles ni de los jeneel
poco tino de confiar tan alta i difacil e m presa a rales, porque sq rango Jos aleja de Jos placeres; i
una rubicunda hija de Eva, que tan desgraciada como son ya viejos, por lo regular. . . . . Por. otra
como Lais, la cortesana, con el filósofo Xenóc ates, parte, los aJfércces i tenientes no son mas que roosolo
alcanzó un desengaño tnas para su sexo. naguilJos, siempre Jimpios. Sí, sí; no hai como
En consecuencia, el enenz,igo malo, como decimos Jos capitanes; esos sí que están en el justo medio.
por acá, tuvo que cumplir Jo prometido; cosa que El misn1o hubiera sido el parecer del tio Pedro
le fué bien fácil, si se atiende a que el diablo e$ 7 · 1 · 1 • fC?r Jo g_ue !!_e ve, Arturo era capitan americano al
s1 no e meJor, sí e mas atrevido arquitecto que se serv1c1o de Espana.
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BIBI.JIOTli)CA DE SERORIT AS. 167
si hubiese tenido que hnb é r e las con otra dignidad Pues bie n! es con vuestra mujer ihai algo
1nilitar que no l1ubi era sido la de capitnn. de particular en elJo?
. ~s cierto, amigo, repuso Arturo; para mí no A no ser lo de clifunta, yo no lo alcanzo.
ha1 s1no tres grados en la milicia dignos d e un Aplaudo esa conforn1idad; p ero no es con e lla,
l1ombre de corazon: el de jcne ral, e l de ca pitan i que no e tá el tiempo para momias . .... h ai t anta
l de sarjento. El prime ro dispone las batallas, i los niña h ertn osa d socupada. E s con la abadesa del
otros dos las g·anan. lJos demas, escepto l os soldados convento d e Santa atalina, a gregó Arturo riendo.
rasos por gupue. to, se encargan d e los partes i d e 1 si e ll a tambien no es m omia, no halJo lo que
las paradas. pueda ser .
-Bi n dicho. Qué t lleva acaso una vida ta n anacoreta '2
-Sí; pero d jcmos ya ese punto i pasemos al No lo digo por eso.
de la cena. Pu ... s por q u é 1
,- ,Os dije q u e se os serviria con1o g·ust:seis .... Porque en l convento ya no hai abadesa.
que no teníais mas que p e dir. --Pero habrá priora.
orriente~ me habcis dicho todo eso ; pero 'fatn} oco.
ha beis evitado m u i diplornáticarncntc el porn1en or. ué hai, pnes ~
- 1 o os con1prendo -¿qué portnenor1 ada.
-I.Jos bu e nos posaderos no se páran n p e lillos, ada! esc latnó Arturo parándose sobresa lta -
s ino qu tl e de Ja pritn e ra insinuac ion echa n afue- UO . ¿ 0~ e~tais burlando de ITIÍ ~
ra todo lo que hai. Van1 os! d ec i 1, que ya os es- lro, rni capitan, r epn e l tio Pedro t odo azo-cucllo.
rnd o. l\1ns es ve rdad lo qu e os digo. Cree dme : el
El tio Pedro sintió que le faltnban Jas fnerzas. tn unastcrio h oce por lo n1énos oc h enta años qu e lo
El catálogo no era de lo mas largo ni d e lo ma s de t1:uyó un t crre rno to. 1 h oi solo lo habit::tn l ns
selecto. co rn ejns
-CalJais 1 - -Bellac o! vos m e engañais.
o sé por dónde e1npezar, se atrevió a mur- I or mi padre, que di go verdad.
n1urar. P ero~¡ esta tard e , ántes d e veni r aquí, l o h e
aya, pues, lo diré yo. 'I'raed1n e una ga l]jna, contemplado m ed ia h ora seguida, i lo h e vi s to en-pan
i vino. te ro, co1nple t o, sin faltarl e una piedra .
·-Por l o que es gaUina .. • • No rn e opongo, porque a í pareco a la distan -
-Bien f no hai, eh 1 Pu es traed un pollo; por c ia; p e ro os juro 1uc no m iento c u ando di go que
for tuna Ja cuestion no s ele sexo. ¿ pensais que está e n rn in as.
me conte11taré, como vosotros Jo s gauchos, con un Pero i h o mbre de Dios, no veis c¡u c yo he oído
pedazo de y egua 1 · ( s u s campanas dando e l toque de oraciones 1
-Es que.... -En cuanto a e ·o nada puedo objeta ro , porque
-Tatn poco hai polJo ~ ciertamente todos los dins al ponerse e l so l se oyen
-Ca pitan.... s us carnpanas, i aun r ec u e rdo que su tañido es lú -
-Corno d ej ísteis que pidiera como gustara.. • • gubre i misterioso.
que no t e nia mas que p e dir. 1 a fe que no se nece- 1 cómo me e~plicais todo eso ~
sita habe r nacido príncipe para comerse una galli- No lo sé.
na o un pollo. Os r epi to que sois un bellaco. Vamos, tomad
-Cierto, ca pitan; pero si os dije todo eso fué una luz i seguidtnc al monas terio : voi a probaros
por no sacrificar la fór1nu la. Ya sabeis lo que el que está n1n s sano i robusto que vo s.
mundo dice de nosotros i de los barberos. Yo ir al m o naste rio! dijo e l tio Pedro poni é n-
-La cita ha estado oportuna. Pero i me dareis dose mas pálido qu e la mu e rte, ni por todo el oro
de cenar~ que dicen dió el inca Atahuallpa a Pizarra por su
Esta pregunta de Arturo fué acon1pañada de un rescate!
jesto poco familiar; por lo que el ti o Pedro, mas 1 porqué no?
listo que un gamo, corrió adentro en busca de Porque sus ruinas son unas ruinas t e rribles;
algo con que fe stejar a su huésped. hai nlil consejas sobre ellas; mirad, ca pitan, lo que
Sirvió al fin el tío Pedro al ca pitan Arturo una haceis; desistid de tan teme rario proyecto.
lonja de pescado, varios ostiones preparados con Desistir! d ij~ _riendo Arturo. • • • Al diablo
limon; pan i vino; i miéntras cenaba, trabaron de con vuestra proposh!IOn.
nuevo el siguiente diálogo : Conque es cosa d ecidida 1
-Quisiera dar una vuelta por los alrededores. D ecidida! Pero yo no os acompañaré.
-En este tiempo son aquí las noches mui oscu- Era la vez en que el tio Pedro se habia ostenta -
ras; el camino es escabroso . . . . do mas enérjico.
-V oi demasiado cerca para teme r nada de eso . Bien, dijo el ca pitan, consiento en ello, ya q ue
-No adivino dónde pueda ser. al fin no me serviriais sino de estorbo.
-Ni hai para qué. N .o me opongo, capitan, pero seguid mi con-
-Me sorprende ese misterio. sejo, no vayais; t~l vez lo ha~ c is porque ig~o.rai s
-Suponed que sea a una cita amorosa. que ese monaste rio ha gozado s1en1pre ~e maiJsin·ta
- Una cita amorosa! A no ser con mi mujer, 1·eputacion. Ya se ve, al fin obra del cha b l o.
que es difunta hace un año, no veo con quien puc- Pues qué?
da ser. U na cita amorosa en estos parajes, i de Sí, capitnn, lo construyó el diablo.
noche 1 Ai! capitan, si a cuatro varas de aquí es· Hombre! de cuando acá e l diablo se entretie-tán
las pampas, i una vara mas allá s e acaba el ne en esas obras de piedad 1
mundo. No Jo sé, pero no debeis rnaravillaros por tan
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16 BIBLIOTECA DE SE~ORIT 1\ . •
poco, cuando
tedrales.
en Europa ha construido hasta ca-
. f-le leido algo de eso. Pero ya que os empeñaJs
en hacerme creer que el monasterio solo exi::,te
en ruinas, cuando :ro lo he visto com plctamente
bueno; ya que no me acompnñais, dejadme dormir,
pu e s tendré necesidad de e .. tar despabilado mui
de ~adrugada. por lo que os suplico que mellamets
temprano. Conduzco pliegos de iernportancia.
El ti o Pedro salió de la pieza, i Arturo envolviéndose
en su capa de campaña, se recostó en un
escaño que cerca tenia,hojeando un libro que habia
tomado al azar.
II.
torno babia divanc. de color carmesí, sobre Jos cuale
s dormian otras tantas j óvencs,vestidas de blanco i
con una corona de rosas en la sien. A su costado
d e re cho, velaba su sueño una palotna de ojos de
azabache i patitas de coral.
En la testera de los di vancs: i en gruesas letras
de acero brillante , se v e ia el notn bre de cada una
de las durmientes; por lo que Arturo pudo leer
JE~NI, LILA, Es~tERALDA &. &, mas lindas que la
énus olín1pica i Ja I-Iel e na de los griegos.
Arturo comprendió al punto que no podría resistir
por mas tiempo aquella contcn1placion superior
a toda fuerza hum:tna, i volvió la cara a otra parte
esclamando:
-He aquí unas monjas bien singulares t
Eran las doce de la noche cuando le pareció a Sorpresa, amor, enajenamiento, todo esperimen-
Arturo que salia de la posada del CuEn.vo i se en- taba el cnpitan ; i en su deseo aruentísimo de saber
caminaba al tnonasterio de Santa Catalina. lo que le pasaba, llegó hasta a echar ménos al es-
La norhe estaba oscurísima. pectro su conductorJ a quien, con razon, pensó que
Abriósc la puerta del convento como por encan· podia dirijirse con probabilidades de buen éxito.
to, i un espectro se presentó en su dintel. En tal angustia resolvió despertar a una de las
-t Sois vos e1 capitan Arturo~ preguntóle. beldades que tenia delante, i con este propósito
-El mismo~ .. volvió a recorrerJas todas; pero en su irresolucion,
-t Servls en el 3. o de línea, que hace la guar- ora dejaba esta por aquella, aquella por esta, sin
njcion en Valdivia ~ determinarse por ninguna: todas lo imponían con
-Efe ctiva mente. la profundidad de su sueño.
-Potleis scg·u irme. De repente le asaltó un pensamiento aflijidor:
Arturo entró en el convento con pié resuelto. le pareció que todas aquellas bellezas eran otras
Cubriole el espectro la cabeza con un lienzo nque pueden figurar entre las mejores de sus coro pouna
de estas cantatas tan admirablemente, miéntras ~ siciones dramáticas, fueron representadas por canque
Scar]atti tocaba el clavicordio, que el auditorio, tores italianos de primer órden. A ningun vocalista
co1npuesto de buenos católicos i creyentes en mi la· del siglo 1 ~ se _le concedi~, con tanta unanimidad
gros, quedó firmemente persuadido de que no era como a Far1nelh, la poseSJon de una voz poderosa,
'Tranceschelli q u icn había tocado el violoncello, estensa i dulce, que hoi no escitaría ninguna clase
sinó un ánjeJ que había tomado su figura. de admiracion.
Entre los mas céle9res compositores por el estilo En esa época, no obstante, se disminuyó el furor
de Scarlatti, hiciéronse notar Gasparini, Bouonci- por las óperas. La curiosidad se sació, i el espíritu
ni, Caldara i Pergolesi. de faccion, de oposicion, i de enemistad contra Han·
El primer drama musical representado en Ingla· del, hizo que se las abandonara totalmente por
terra enteramente a estilo italiano, fué A1·sinoe, rei- algun tiempo. El gran compositor quedó tambien
rz.a de Chip·re, por el año de 1705; drama que se inhabilitado en este período de su vida por Jos dobles
1radujo del orijinal italiano de Stanzani de Bolonia, padecimientos de la perlesía i la insánia. El había
i en el cual fueron ingleses todos Jos cantores. Ad- escrito treinta i nueve dramas italianos para el
dison escribió en 1707 su ópera de Rosatnunda, teatro ingles, sin contar las óperas que había comque,
puesta en música por un tal Clayton, compo· puesto en Alemania i en Italia.
sitor despreciable, fué desechada despues de tres En 1139 reapareció en público, i continuó dan·
representaciones. do oratorios en el teatro de Haymarket; i el conde
Entónces empezaron a llegar de Italia cantores de Mi
Citación recomendada (normas APA)
"Biblioteca de Señoritas - Año I N. 21", -:-, 1858. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2094909/), el día 2025-06-27.
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