DE
NUMERO 18.
BOGOTA.
l~iPRENTA DE OVAL LES 1 COMP.a
18 58.
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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Vn dia en 1.6ndres.
(Continuacion del número 14 .)
En las calles mas ajitadas de la ciudad, desde l\1ilend
en el oriente, hasta Westend i Sout\vark, se encuentran
ajentes de policía, separados uno de otro 400 o 500
piés, con sus casacas de azul oscuro, an gos tas, que parecen
pegadas al pellejo i bordadas de plata ácia la orilla
de los parados cuellos, con sombrero r edondo de felpa, sin
mas señales di~tinti vas que l et ras i núm eros en el cuello.
D e dia no cargan mas arma que una cachiporra. Por la
noche tienen ademas un far ol, un lazo de cáña n1o, una
capa i, una vez que otra, un puñal. Tal ajente de policía
tiene en Inglaterra estensísimas obligaciones Está bajo
su cuidado la seguridad de las p ersonas i de las propiedades.
Se considera a sí mistno corno el enemigo de los pícaros
i el servidor de los h ombr es de bien, por lo que go za
en todas partes de gran resp eto. A cualquier hora del dia
o de la noche se le encuentra en la calle. Cierra las puertas
de las casas cuando las han dejado abiertas, llama a fuego
i da la señal de acudir a eualquier catastrofe que haya
aconte cido en la ciudad. Quita todos los estorbos i peligros
que pueda haber en las caJies con motivo del atropellamien
to de los carruaj es o cualquiera otro. Conduce a
su casa a los niños que se hayan perdido, i aun a Jos viejos,
con1o en tre otros, a una señora de Bogotá, que por ser
interesan te el caso no lo dejo en el tintero.
Salió un dia nuestra buena santafereña a comprar uno~
dulces a una tienda junto a su casa. Es de advertir que
vivía en una de esas terrasses tan hermosas como aristocrá·
ticam ente habitadas, cuyas casas, separadas unas de otras
como 5fl a 60 pasos, están rodeadas de jardin por tres lados,
i son todas iguales i todas igMalmente bonitas. Las calles
(sembradas de árboles a cierta distancia, pues no son
otra cosa las t a les ter rasses) son r ec tas, anchas i una lo
mismo qu e la otra, de suerte que sin el nombre que las
distin gue, i el nútnero de cada puerta, seria difícil dar
uno con Ja suya. No es estraño así, pu es, que a nuestra
santafer eña, miéntras que ataba la siguiente conversacion
con la t ende ra, a pocos pasos de su habitacion, se
le hubiese trabucado la cabeza.
-Qué lindas cosas ti e ne U! Ah pastel hermoso! De
los mistno hace en Bogotá Franftois; i una señora,
amiga mia, tambien; pu es no crea U. que solo los estranj
e ros saben hacer de esas cosas no mas. Antes en
Bogotá no hacen mas porque no quieren.
Como nuestra comp atriota Jo tocaba todo i recorria la
tienda i todo 1~ Jlamaba la atencion, la tendera, que no en·
tendia jota de lo qu e de<'ia, esclamó para sí en ingles:
-Qué qu errá esta n1ilady!
-De ·1nelado si no los hacen en Bogotá, señora, son de
azúcar blanca como un copo de algodon, contestó estando
tocando un pastel de frambuezas.
Viendo Ja ventera que la señora hacia mucho hincapié,
o mejor dicho, hincadedo sobre el pastel, lo envolvió en
un papel i se lo alcanzó.
-Sepa U, señora, que yo no compro pasteles de melado,
replicó la paisana, rechazándolo con desprecio.
-Es mui bueno, milady.
-Cuaaándo, señora! No, no, guárdelo U 1 i deme mas
bien un chelin de dulces, contestó mostrándole una moneda
de este valor i haciendo hincadedo sobre los dulces que
queria, almendras, dátiles, &. a
La ventera comprendió, le hizo un cartucho, guardó
8U chelin i respiró, atafagada como estaba con una parroquiana
tan particular.
-Esto es mui poquito por un chelin.
-Yes!
-¿Por qué me da, pues, tan poquito' A cuenta de
-
ques¡oi estranjera seguramente. En donde Frangois no vale
esto ni un cuartillo.
-Yes!
-De me, pues, mi chelin, que eso es robar. Jamas ba-ria
nadie en Bogotá esto con un estranjero.
La vent era viendo que la cosa no concluia, se sentó a
su escritorio, sin hacer mas caso de su cada vez mas inin·
telijible parroquiana. Esta, viendo tambien que tenia que
habérselas con un tapia, pues un ingles en tal situacion
no es otra cosa, resolvió tomar su cartucho e irse para su
casa, re pi tiendo :
-t Quié n creerá esta judia que soi yo, para que me quiera
meter primero un pastel de melado, i Juego se quede con
mis trueques~
Pero en vez de tomar por la derecha tom6 para la izquierda.
No necesitaba mas para perderse. Anduvo la ceca
i la meca, preguntándol es a tod os los que querian oirla,
que no eran much os , en español, en dónde era su casa.
Aburrida, d esesperada~ se sentó en un quicio a llorar i a
comer dulces, i en la des espe racion hasta el papel del car·
tucho se lo comió sin echarlo de ver. No era para ménos
sem ejante situacion. Considérela el lector i echará de ver
que hai en ella mas para llorar que para reir. Por fin i
postre un ajen te de policía adivina lo que es: busca un
cab, coloca a la señora adentro, i da órden al cochero de
que la lleve a todas las embajadas. Van a donde el embajador
de Rusia, el de Pru~ia, el de Francia, el de Turquía,
el del Japon, &.a, &.a, i por último a donde el de España.
-¡Por fin hai quien hable el español' esclamó la seño·
ra como si hubiera agarrado el cielo con las manos. Le
contó todo el cuento.
-I bien, dónde es su casa? dijo el embajador español.
-Mi casa es en una calle mui bonita con árboles; la
casa es pequeñita, pero mui boniquitica i estamos mui acomodados
en ella. Tiene jardin i agua adentro.
-Pero cómo se llama la ~al le?
-Eso si no sé. Queda mui cerca de una confitería en
donde le roban a uno por los codos.
-iPero de qué pais es U., pues1
-De Bogotá, en dónde se hacen de esas cosas mui
bien.
-Bogotá, Bogotá! En dónde queda eso~ piensa el
embajador i echa mano de su diccionario jeográfico. En
la Nueva Granada. U. debe tener un cónsul. Pues bien,
cochero, lleve U. a la señora a donde el cónsul de la Nueva
Granada. Esta es su direcion. Eran como las once de
la noche. U na vez en su casa le dicen :
-¿I la direccion que le dimos?
-Esa 1 a tengo en La faltriquera.
-1 por qué no se la dió al cochero~
La pobre señora babia perdido la cabeza. Pero apesar
del afan que tuvo, de las angustias que pasó, no se arrepiente
de h~berse per~i--do i de haber estado ~n día entero
sin comer ni beber. V Jo lo que pocas han vJsto, los pala·
cios de los embajadores. Entró a los mas suntuosos salones
( en muchos de los cua_les encontró .g~an reunion) se
sentó en muebles de príncipes, fué rec1 b1da por lacayos
vestidos de seda i con pelucas blancas: en una palabra,
desde que el ajen te de policía la colocó en el cab, se crey6
poseida de un sl:leíio, viendo palacios enca~tados, llen~
de turcos i de chinos, perfumados de ambros1a, con corn1·
zas de oro, colgados con las telas mas ricas de la India i
pobladas de ninfas i de gracias.
Otro caso gracioso de un granadino perdido (en Lón·
dres, se entiende ) ocurrió del modo siguiente:
Partió nuestro antioqueño de la casa de Clemente, solo
i a pié, creyendo poder volverse por el mismo camino que
seguía. Llegó el tiempo de la vuelta, i despues de andar
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horas i horas, jamas en contró la posada. Los omnibus
andan si empr e a la carr e ra~ no si e ndoles permitido deten
ers e en un lu g ar mas de un minuto. Los condu ct ores
d e es tos carruaj es a costumbran hac er se ñas a los que an dan
a pi é , para in dicarles qu e hai aún pu es tos vacíos en el omnibus.
Can sad o cotno estaba nu es tro pa is ano i deses pe rado,
ve que un condu ctor _lo llama haci end ole señas:-'' E stoi
salvado, dic e, aqu el me con oce , es tal vez de lo s de la
posada. ,, Su be en su omnibu s i se si enta r efr eg ándo se Jas
manos de go zo. ilba para su ca s a~ No, señor , para el fin
de la ciudad, una distancia como de B ogo tá al C edro .
Llegado ahí, pe rmane ce aún se ntado, des pues de es tar se parados
los caball os de l carruaj e , para que el coc h er o de scanee
ahí i remud e des pues de un a hora. L o ven , l e hablan,
no e nti e nde , lo cree n desde lu ego perdid o, l e pi de n
su dir eccion i di ce en mal in g les f our t y-fou r ( 44) pu es
de la direcc io n R ed Lion Square 44, no sabia sino el núm
ero, i con es te no mas era impo sibl e adivinar ; pu es figúrese
el lector cuántos 44 habrá en L óndr es! Lo ll evan
a un cu e rpo d e pol icí a , ahí ag uar da ha sta qu e es de dia,
i despues d e con s ulado en con sulado, Jl ega por fin al granadino.
Clemente me referia que muchos g ranadinos salian
a pié para dar un vistazo de call e, con e l cuidado, eso sí,
de ll eva r u na tarj eta de la dir ecci 0n de la posada. U na
vez que e ~ tán cansados de caminar, dan la tarj eta a un
cochero i vu e lv en sanos i salv os a la po sada. Pues bien,
despues de andar horas i horas e ntera s, dado la ta1j eta al
cochero, han totnado un co che en la mi sma puerta de
la posada, aquel ha hecho dar una vu e lta al caballo, ha bajado,
les ha señalado la puerta de la casa ; i aunque fu-riosos
por la picardía del coch ero, que, vi énd olos en la
puerta de la po~ada, en vez de indicárse lo, los hac e subir
al coche, le han tenido que pagar por las buenas o las
malas la montada en el cab, i él se lo ha reído a sus anchas.
Volvarnos al principio. El aj ente de policía tiene el
· deber de dar a los estranjeros todos los inform es posibl es
acerca de la calle, ]a direccion de los habitantes, &.a, &.;;
de protejer los contra Jos esc esos de Jos co ch eros i de amonestarlos
para que se cuiden de los ladron es de bolsillos.
Mui a menudo oye uno, al sentir al peso lij ero de algun
ladron de esos qu e le tiene ya casi afuera el pañu elo. Sir,
mind your po cket (ponga U. cuidado a su bolsillo, señor.)
La rcspetabildau de que están investidos los aj entes de policía
en Lóndres, es tan universalmente reconocida, que
nadie, sin escepcion de rango, se deja dar una órden dos
veces de un aj cnte, a la primera obedece ciegamente.
Tambien es cierto que estos ajentes, aunque si e mpre gra·
ves, jamas son ordinarios. El número de ellos es en Lón·
dres el de cinco mil; pero sin el órden i la disciplina que
· rije a este ejército de policía, no 'podria itnpedirse o castigarse
desde el mas 1 ijero delito hasta el crímen "mas atroz,
como sucede, sea enmedio de la soledad de la noche, sea
de dia entre la innumerable multitud que puebla las calles
de Lóndres.
(Continuará.)
Ultimas modas de l'aris.
Traj~ de paseo. Vestido de glasé, color de café, con adornos
escoceses.
Falda lisa con quilles i costadillos, que los forma un
rizado trasversal del mismo glasé, adornado en ambas orillas
por una cinta escocesa i por un fleco, que tiene los
mismos colores de la cinta, colocado de trecho en trecho
aobre el rizado. Para evitar que las quiJles se escondan
entre el plegado perdiendo su gracia, al armar Ja falda, se
hace debajo de ellos una. gruesa tabla, a fin de que queden
perfectamente sentadas, 1 ademas aquella· no lleva metido
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e n la cintura lo qu e l e so bra d e l a r go por delant e, si no
co rtado en e l bajo, para qu e n o se r euna n mu chas t elas al
pl eg ado i de n pesade z a l a fald a.
Cu erpo alto, abi ert o por delant e, i ter mi n ado por una
pequeña ald.eta a Jo Lui s XV, qu e form a un poco de punta
por d elante 1 por d etr as. E sta al de ta sa le d e l a mis ma e s ..
palda por la part e de atras, i el r es to d e ella es pos tizo,
unido al cuerpo por una cos tura. En el pec ho se r epit e el
adorno de l os costadiU os e n fi g ura de pe to, co locan do la
mitad de l rizado en cada lad o, i e n el ce ntro un jare ton
li so, e n el cual se h ace n los oj ales par a ab otonar el c uerpo .
El bajo de la ald eta ll e va una cinta i un fl ec o todo al
r ededor.
Manga larga i entr e an cha, r ecojid a po r al g unos p]i egu
es en la san g ría pa r a q u e qu ede hu eca, i co n un puño
escoc es, bastant e ancho para dejar pas ar las tr es guarniciones
de en caje de la man g a interi or : una h ombr era
adornada con cinta i fl ec o compl eta la man g a del vestido .
S om br ero li so d e cres pon bl a n co con la co pa redonda :
el co ntorn o de esta i los bord es del a la i bavolet, van adornados
de un bi es de t erciopelo escoce s de tres centím etro s
de an cho, i so bre el ala Jl e va otro bi es may or de terci opelo
g rana, guarn ecido por delante de una puntilla que, sobre sali
endo mas que e l ala, desc ansa e n el pelo, i por detras
de otra puntilla, n egra tambi en, ig ual a la que guarnece
el bavolet.
U na escarapela de terciop el o, fi g urando amapola, cuyo
bot an le forma un rizadito de puntilla n eg ra, va colo cada
al lado der ec ho, con una an cha bl onda al rededor, que
cae en echarpe sobre el hombro. Al l ado contrario Jleva
un g rupo de frutas con h ojas de terciop elo grana, i en el
interior del ala un rizado de puntilla blanca i negra.
T r aje de baile . V es tido de crespan color de rosa, con
tres faldas adornadas al pie por una cenefa i fl eco de marabú
; sobre cada una de las cenefas va colocada de tr echo
en trecho una flor pensamiento, bastant e grande, repitiéndose
en la falda de encima ]a cenefa i fleco sobre la hilera
de pensamientos.
Cuerpo m ui escotado con peto, u na drapería terminada
con cenefa jgual a las de las faldas, forma 1a berta,i en me·
dio de ella se coJoca un ramo de pensan1i e ntos.
La man g a es un bullan recojido sobre el brazo por un
grupo de las mismas flores, i adornado al pié por otra
cenefa de marabú.
Peinado de bandós vu eltos i lazo n1ui bajo: nn cordon
de pensamientos forma corona sobre el peinado i moña
por detras, de la que pende un fleco igual a los que adornan
el traje.
Verdades de Pero Grullo.
Pero Grullo, i no Pedro Grullo, como algunos dicen,
fué un asturiano mui sirnple, i por tal se hizo célebre, como
se hicieron en Bogotá Morola, Longaniza Curubit(J i
otras notabilidades de imperecedera memoria. 1 Llá1nanse
verdades de Pero Grul!o aquellas tan notorias que es necedad
afirmarlas, como las que refiere el poeta Quevedo
en la Visita de los chistes :
Muchas cosas nos dijeron
Las antiguas profecías :
Dijeron que en nuestros días
Será lo que Dios quisiere.
Volaráse con las plumas,
Andaráse con Jo~ pies,
Serán seis dos veces tres.
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
BIBLIOTECA DE SENORITAS~
Este periódico consta de 8 pájinas en cuarto mayor
a dos columnas, i for1na una serie indefinida de ..
totnos anuales de 400 pájinas.
Su edicion es esmerada.
Consagrada la BIBLIOTECA DE SEÑORITAS
al recreo e instruccion de la juventud neogranadina,
no contiene mas que artículos de amena li·
teratura, versos, biografías, juicios críticos, costutnbres,
modas, revistas de teatro i conciertos, novelas
i descubrimientos.
Tambien entresaca de Jos periódicos las principales
producciones literarias, i les da cabida en sus
col umnas.
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La s uscricion a la BIBLIOTECA DE SEÑORITAS será anual, pero el
pago de ella puede hacerse por trimestres, a razon de 2 fuertes
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imprimiéndose un número determinado de ejemplares para formar
otro igua l de tomos, habrá que tomar siempre }oC) números puolicados,
empezando desde enero próximo anterior, por lo ménos.
Se suscribe en l a imprenta de OvALLES i Co:i\IPAÑÍA, casa que fué
del parque i en los portales de Anubla, número 28.
En los Estados, en las ajencias que se indican.
La cartas de los particulares pidiendo su criciones, se dirijnán
francas de porte a ÜVALLES 1 COI\lPAÑÍA -Bogotá .
La empresa no ha omitido gasto alguno para hacer
de la BIBLIOTECA una obra digna del país,
i para darle un carácter de per tnanenci a i duracion,
que, por desgracia, no han tenido hasta aquí
los periódicos literarios. Por fortuna e l presente es ..
tá encotnendado a las datnas, quienes, estamos se-guros,
le darán larga vida i honor. ·
CORRESPONDENCIA.
SR. RAl\IO ~ SERRANo, San Jos é. Constantemente hemos
r etniti do a U. todos los números de la BIBLIOTECA;
sinembargo, le remitimos los contpletos que nos pide.
SR. MANUEL J. RonRIGUEz, l ba8 ué. Remitim os a U.
la nueva suscricion que nos pide.
SR. MANUEL GuERRERo, Clt ocontá. R emitimos a U.
Ja nueva suscricion que nos pide.
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COLEJIO . DE "EL SALVADOR."
Partidarios decididos de la e~uc~~ion ~e lajuYentud, como que es
la base indispensable de la soc1ab1hdad 1 el ele!nento l}ece~ano para
el hon1bre que ba ~e vivir et~ t-1 n1un_do de In tlu s tracton 1 del pro·
greso, hetnos aetermlnado los lnfrascntos, fun .dar un pl~ntel de en-señanza
en esta c1u dad con e l nombre que arnba ~e de ... 1g!la · .
l\1uéYenos, ~d~mas, para ac.ometer esta e_l!lpresa, )a con~1deract o.n
de que Cipaqutr~, suelo q':le ndo que no~ vto nac e ~· 1 p~r el que abngan1os
las tnas v1vasafeccJones, caree 1 ha carectdo s1e1npre de un
t>stablecinuento de esta cla"e, digno .del el evado rango que. ocupa
en la jerarquía dt- nuestros pueblos; 1 cuya falta se hace se n tu cada
di a de unn manera mas palpable.
Kada diremos sobre nuestra idoneidad, porque no nos cumple hace.
r .apreci3:,ciones proP.i~~; pero sí observarétn os ajos padres de famtha
a qu1enes nocs dH1Jlmos, que no so mo s estranos a. tan augusto
mini~teri o, pues aunque jóvenes , ya a él nos hemos decltcado.
1\IATERIAS DE ENSEÑA~ZA.
Relijion, moral, urbanidad .
Gratnática castellana, in~lesa i francesa.
Escritura, ortografía practica, taquigrafía i teneduría de libros.
J e o grafía en toda sus partes.
Aritmética, A ljebra, J eometría elemental. Trigonotnetría r ectilínia
i e··-férica. J eon1etría práctica, agrimensura 1 levantan1iento de
planos .
Ciencias intelectuales.
l\1úsica i dibujo lineal.
CONDICIONES DE ADl\l!SION.
Se admiten en el establecimiento dos clases de alumnos; a saber:
I'(TERN0~ 1 cuya pension mensual será de doce pesos de le1, pagadero
s por tnmestres adelantados, suministrándoles el establecimiento
los alimentos, lavado i aplanchado de ropa; i
EsTERNoc::, cuya cuota será de tres pesos 1n ensuales, pagaderos en
los mismos términos, sinsuministrár eles mas que la enseñanza.
Es de cargo de los padres de fa mi lía o sus recon1endados, proveer
a los almnnos de los libros i útiles necesarios a su enseñanza, así
como la catna, vestuario i enseres de aseo. El establecimiento puede
proveer a los niños de estos útiles, siempr~ que se abone su v,alor:
En caso de enfermedad, que sea de caracter grave, ·a dara a_v1so
intnediatamente a los padres o recomendados para que determinen
si el alumno enfermo debe permanecer en el Colej io abonando lo s
gastos que ocasione, o si se re ~uelve su salida por el tiempo de la
enfermedad.
N o se admite niño que no sepa leer i escribir n1edianamente o que
adolezca de enfetmedad crónica o contajiosa.
,
EXAi\lENES I VACACIONES. ·
Ilabrá dos exámenes en el año: el primero, de carácter privado,
en e l mes d e junio, seguido de ocho dia" de vacaciones; i el segunpúblicol
e~ el m es de diciembre, con vacaciones hasta e l sie te d e
enfro s1~1ente. ·
E sdc advertir que e l ti empo de vacaciones se computará, para el
efecc to del pago de las pensiones, como si el alumno permanecie ra
en el establecimiento; así como t amb ien que si un. niño saliese del
Colejio ántes de terminado un mes escolar, no tendrá derecho a r eclama
r la parte de pension correspondiente al tiempo que falte para
completarlo.
E l establecimien to se abrirá el dia 15 de abril próximo , siempre
que contemos con el número "uficiente de alumdos.
Cipaquirá, l . o de marzo de 1858.
EuJENio ÜRJUELA. 1\IIANUEL H. PEÑ'A.
A NUESTROS AJENTES.
~ Suplicamos a UU. mui encarecidamente se
sirvan remitimos el ;valor de las suscriciones al
primer trimestre de la BIBLIO'rEC4., pues ha
empezado el segundo i no queremos dejar ningun
saldo pendiente.
• .dmbalema ••..... Clemente Nieto.
..dntioquia .•... .•. Antonio Correa.
Bananquilla ..... Arístide v· o igt.
Bucaramanga .... J acobo D. G ómez .
Buga •........... Anselmo B. ,Delga do.
Call . . . . . . . . . . . . . Ce non F. Lemus.
Cartajena .. .•.... Joaquín F. ' 'élez.
Choc
Citación recomendada (normas APA)
"Biblioteca de Señoritas - Año I Suplememto N. 18", -:-, 1858. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2094883/), el día 2025-09-11.
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