,
lBiselllanario lPolíticot 1-iterario ~ 1Rotidoso
/
Axo I.--SERIE 1. } Bogotá (REPÚJ3LlC_~ nE Cow:mm.), jueycs 1.0 de _\.bl'il de 1897. ~Ú:JIER010
H1Bogotá"
DIHEO'l'OH,
Eouaroo Espinosa t&uzmán.
ADUrNISTRADOR,
Dirección telegráfica : Bacatá.-.A~partado de correos nÚlUl!ro 259-
OFICINA: Calle nueva de Florián. número 360 A Y 360.
Saldrá á luz todos los jueves y domingos.
En Colombia, !'-iuscripc~ón adel~ntacla (1')0 !1Llmeros) .... . $ 4 ._
Unnsene (25IH1!1l':!rD5) .•••••••• ••••. ••••. 1_.
En el Exterior (100 números). - - -' .. - - - _ .. - -.. _. __ .. -_ 5 ..
Una serie (25 números) ________ . ____ .. _. .. 125
Número suelto, el día de la salida del periódico. __ • _ . ___ .. '. 05
N úmero atrasado .. _ . __ . ______ ... __________ ... __ .. __ . . .• 10
Comunicados, columna .. ___ . _ .. '_"' __ . .. ............ _ . . 20 ..
Remitidos, columna ......... __ o. __ ...... __ .•. _. _ ..... . 15 ..
Sueltos y avisos 1cc/ame, en Gacetilla __ . _ ....... _ ... ..... _ 02
Anuncios, forma común __ ............ __ . __ .. __ .. _ .. _ .. __ . 01
N o se devuelven originales.
Los señores Agentes tienen derecho al 10 por 100 de 10 que recauden.
Cuando se haya contratado la publicación de un comunicado, re·
mitido, anuncio, etc., no se devolverá su valor, ni parte de él, aun
cuanclo su dueño resuelva lo contrario.
Toda correspondencia debe dirigirse al Administrador.
:Jr Pagos adelantados.
l TlNER/IIU'O DE CORREOS
PAciJ.-'lC'o.-Llega IQ.~ tune.: á las 4 p. m., y sale Jos martes á
las 2 p. m.
Ellcomiendas.-Ifay dos en cada mes: llegan el 3 yel 18, y salen
ello y el 25 á las 6 n. 111.
OCCIDENTE.·-Llega los lunes á las 10 a. 111., y sale los marlt:S á
las 3 p. 111.
EucomieJUlas.-Llega los días 14 Ó 15 y 25, Y sale en los días 6 y 18.
SUDOESTE (Ambalema).-Llega los jueves á las 10 a. m., y sale
los viernes á las 3 p. m.
ORIENTE (Úrocué). - Llegan correos 8, 18 Y 28 de cada mes, y
saien el JO, 20 Y 30.
SUDESTE (Melgar). Llega los jueves á las 4 p. 111, Y "le los
viernes á las 2 p. m.
ATLÁN'l'Jco.-Llega á Bogotá los días 5, 11, 23 Y 29 de cada mes,
y sale en los días I ~', 7, 13, 19 Y 25 de cada mes.
El de Encomiendas llega e131 Ó I~ y el 13, y s'l Je el6 y el 18.
NORTE.-Llega los jueves de cad , hombres
y niños. Calidades y precios sin competencia. Finísimos
ajuares de tela de Holanda para novios. .
Bogotá, calle 12. número 272. Bajos de la casa del señor Manano
Tanco, junto al almacén de la señora Ana Tanco, denominado ~)'all .José.
Teléfono número 134. 10-6
COMPAÑIA DE SUAZA, almacén situado en la 3~ Colle Real,
número 524, ~visa él sus favo rece~~res que ha recibido, 3(h.:más
del buen surtido de sombreros legitimo:> suazas, paragua~, caucho
para zamarros , frenos superiores., zapatones , encauchados de paño
impermeable, camisas, cuellos y puños de lino. Ventas por mayor y
menor á precios módicos. 8-6
con su raso, millaré, borlas,
etc., etc. Surtido completo. Almacén
de Juan de Dios Ortiz,
3.' Calle Real. 15-6
FLORENTINO DELGADO R. En su almacén, calle 10, números
4 287 Y 289, vende petr6leo de superior calidad á vein te pesos caja
de diez galones, y otroS tantos artículos . 10-5
:iWdl"l?MOL, :A/fARMOL
Lozas para consolas y mesas
de centro. Almacén de Eugenio
Pardo, calle 12, numero s 170 y
172. Bogotá. 10-6
LINDO SURTIDO
de papeles de fantasía para seño ra,
propios para regalo.
Almacén de Eugenio
calle 12, numeros 170
Bogotá.
Pardo.
y 172,
10-7
EMPLASTOS POROSOS.-Rest,urador para el cabello y la barha.
Velontina finísima á precios sin competencia en la Farmacia
Normal de Bogotá. Calle 12, números 222 B Y 222 C. abajo
uel 1'1lS,~jr! H e17zández.
ORISíOS D~ MARFIL..
~urtido completo. Almacén
de Juan de Dios Ortiz, 3: Calle
Real.
ULTIMAS NOVEDADES
JJlem~s para comida y folios
para bautizo. Almacén de Jj}ugenio
Par~10, calle 12, números
170y172. 10-5
e E S A L. E. H H, c" V O E.
y
ANGEL ESPINOSA
';"'-'!:...."boga.d.oo y ~a..g-en.t-es:.
Se encargan de todo negocio
relaeionado con su profesión, anticipan
los gastos de los asuntos
que se les encomienden, l)revio
arreglo, y en especial gestionan
reclamaciones ante la Conlisión
de Empréstitos y Suministros.
Honorarios módicos. Carrera
8:, número 473, apartado numero
21~.
POSTES DE HIERRO
para cerca de alalubre, baratos,
sólidos, eternos, vende Eugenio
López en su almacén de fierro.
Parque de los Mártire.s. __
LLEGARON
los reverberos de petróleo, sopletes para latoneros,
cocinas, forjas para soldadores, fósforos en cajitas y
tinta de marcar al
ALMACEN DE CAMILO PJESCHACON,
calle 12, núm.ero 206, arriba del Pasaje Henzández.
También se acaba de abrir un gran surtido de útiles
de escritorio y de dibujo. Se timbra papel á precios
sum¡¡mente bajos. Quedan unos pocos ejemplares de
esqueletos para reclamos á la Junta de Catastro.
5
ACab.fl.- d~ . llegar á la segunda Calle
'Real, núhrero 452, un gran surtido de
mantillas Jersey, desde $ 32 hasta $ 120.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
";i[i.on.o t á"
MIGUEL ANTONIO CARO
CANDIDATO DEL PARTIDO NACIONAL
PARA LA PRESIDENCIA DE LA REPUBLlCA
EN EL PROXIMO PERIODO DE , 8g8. A ' g04
NOTAS BREVES
La energía no es, como algunos la entienden,
la cólera de la pasión ni el desahogo
del odio; es, al contrario, la seyeridad
de la acción puesta en lo justo, que
no en \' ilece el carÍlcter ni malgasta el ent
endimiento, que impone el ej er cicio de
l os deberes sin inyadir y \'iolar los dercchos
de otros, que r eKpete en ~ nm a y acate
la jm;ticia, desechando las tendencias
mezquinaR y las exageraciones extra vagant
es y extremas.
Para con\-encer y para conmover, es
necesario prescindir de t odo género de
ofensa, porque ésta amen gua el yalor de
la razón qne se t enga y hace flue nos inclinemos
f¡'LCilm ente hacia la parte contra
ria. Difícil es poseer la yirtud de la lanza
de Aquiles para curar las heridas que se
abren. La serenidad de ánimo es recurso
eficaz para hallarle á las cosas acertada
solución; no así la irritabilidad que de
fijo da fracaso á los bueno resultados de
las empresas y extravía el se ntido y el sentimiento,
lleyándolos al error.
La reflexión sensata., á despecho de
los que pr oceden con ligereza y con
saña, si se emplea en t odos los actos de
la vida y se alía con la buena intención ,
es el verdadero fundamento del bien, ya
que lo impremeditado, lo que r espira pasión,
sirve al mal de poderosísimo auxiliar.
Las gentes de corazón bien formado
y de juicio r ecto, celosas de su conciencia
y de su dignidad, triunfan de todos y de
todo con la moderación.
Ahora bien, no es posible dar lecciones
de equidad, de justicia y beneyolencia
yiolando al pun to los preceptos establecidos
en esas t eorías proclamadas con
aparatosa publicidad. Semejante modo de
obrar no puede ser m caballeresco ni crist
iano y entraña la mAs notoria y repugnante
inconsecnencia.
El mérito de las buenas palabras y
de las maneras afables y cultas ej erce un
infll\jo casi decisiyo en la yoluntad ele
los demás y comunica cierto prestigio á la
causa que se defiende, mientras que el encono,
la acritud y la inconsideración, producen
preci samente el efecto contrario,
porque se supone, desde luégo, que el que
á tales armas apela, y de ellas se vale, se
mantiene, por su naturaleza mediocre y
por su rudo y agresivo carácter, alejado
del discreto sist ema de la cultura y extraño
en un t odo á su proyechosa influencia.
Ante todo, conviene conservar siempre
una actitud digna y leyantada, que
no excluya en ningún sentido el r espeto
debido 11 los demás y tÍ uno mismo, ni deje
que las facultades se relajen y se vicien
por el abuso de las exprcsiones hostiles y
denigrantes, ya que es inaceptable la t eoría
de que son buenos todos los medios
que se empleen para combatir al enemigo.
N o se explica, en efecto, qué especie de
deleite pueda experim entarse con el humor
venenoso del odio.
Finalmente, la mejor respuesta es el
desdén para abatir la injuria, para anonadar
la calumnia, toda yez que la impostu-ra
no puede prevalecer en definitiya en el
juicio de los hombres de bien.
La verdad sale siempre victor iosa,
porque es la verdad.
EL REYISMO
F laco ser vicio han hecho los reyistas á su
candidato al envia rle el siguiente cablegrama :
B Igotá. 15 de Mal' l.o de 1897.
General Rarael Reyes.-París.
Hoy, glorioso a ni ve rsario, os saludamos como á
invicto Caudillo conservador y futuro Presid enti! de
Colombia.
"El Correo ¡Vaciolla l," "El O¡dcJI," Gltillermo
QuiJltero Calderóll , Primiti;,o Crespo, Carlos Crda//cta,
ViceJl te RestrcjJo, C'arlos Cucr'¡'o Jl!til'q/lc.'J. José J!a-
1111e! Rcslrcpo, Roberto Urda//eta, Jfa/mcf J Orti::: DItráJl,
llfigltcl Abadía ¡U/Jldl':::, Federico 11follfoJ'a, J JJ.
P/rez JI Soto, F FOJlsem Pla:::as, Jlla/lIIe! Jos/ Urióe,
F J {Tcrgara J' [Te/asco, J. ./'l //tollio Romcro, Berllardo
Pi:::a//o, rlg/lstill Crióe, Ellriq/le Umaíla, L/lis ¡Victo,
Pedlo A.. Pi.'Jarro, Jorge l/fo)'a I íísq/tc:::, Go ardo P/I_
Iccio, José J !cdilla CalderólI, Bartolom/ Rodriglte:::,
FraJlcisco ¡l felldo:::a Po:rc:::, Ricardo ¡l foralcs.
Nueva York, ~1 M.-:o 15.
VnlUt l rama, TI olguín.- Bogotá.
Reyes díceles : " Ani ve rsario Enciso declaro
acepto candidatura como d efensor Causa Nacional v
amigo señor Caro. Caucanos propónenme Holg uí~1
candid ato Vicepresidenc ia ; acéptoles."
CALDIi:RÓN.
En nu estro humilde entender el primer cablegrama
fue concebido por un Maquiavelo ó
por un político cándido de tántos como pululan
en ¡ estas rep úblicas/
Al General Reyes le fue comunicado por
los periód icos, y es de presumirse que la correspondencia
epistolar iría elel propio modo,
que su cand idatura era obra del señor Caro,
que el sel''ior Caro res istiría todo conato de suplantación
~I o que es cierto) que ellos garantizaban
su dIcho y que les constaba lo que afir maban;
esto lo decían con la arrogancia de
quien obtiene fácil victoria que cree debida á
la eficacia de su propio mérito y no á la benevolencia
del seiíor Caro, su J efe natural. Cuando
comunicaban esto al General Reyes, se dieron á
la activa tarea de atacar al señor Caro de toelas
maneras, hasta el punto de hacer en el Congreso
proposiciones hirientes de censura contra
él, y de fulminar oficialmente contra el mismo
señor Caro una excomunión mayor en estos Ó
semejantes términos:
U.\' [ÓN COXSERVADO!{A, PE RO S I;\: CAT{O.
Ahora bien: cua ndo esto acontecía; y
cuando el General Reyes obraba bajo la insp iració
n de todo lo que le llevó el correo, sus
a migos de aquí le dirigen el cablegrama citado
y le obligan á habl ar, no de acuerdo con lo
que aco ntece hoy, sino de acuerdo con lo que
sucedía ento nces, sin hace rle presente que los
acontecimientos se verificaban con vertig inosa
rapidez. Como era natural, el General Reyes
cayó en la trampa que le fabricaron la ineptitud
y el candor de sus partidarios al co ntestar
que aceptaba su candidatura como nacionalista
y amigo del señor Caro. Es justo, pues, reconocer
que el General Reyes no tiene culpa de
que sus amigos sean tan poco diestros en el difíc
il arte de la política.
Lo que sí es indisculpable de parte del
General Reyes es el hecho de haber aceptado
la candidatura en nombre de la batalla de En·
ciso, como para noti fi car, á los liberales, que una
valla de sang re los separa, y á los conservadores
q~ e no estén con él, que puede ocurrirles lo
propIo.
En todo caso, los combates fatricid as no
son títu los alegables cuando se trata de la administración
y dirección civ il de una naciólI y
menos de una república: la justicia, la sabidu ría
y la alteza de miras, son los únicos títulos
que deben tenerse en cu enta para la gobern ación
de los hombres.
y sin embargo, el General Reyes acepta
su candidatura en nombre ele un partido nacional,
como si la fr atern idad nacion al pudiera hacerse
invocando la sang re vertida, las desgracias
de los unos, las fortunas de los otros y las
lágrimas de todos. Esto fue lo que se celebró
en el aniversario clásico de la batalla de E nciso,
y con estos elementos es co n lo q ue se quiere
hacer i polltica naciunal! No. así no se engaña
á los pueblos. Los pueblos saben más que los
hombres.
Hablemos claro: El 1'e)'ismo no es otra
cosa que una aglomeración inconsc iente de individuos
desprendidos de los pechos maternales
de la política, que han ven ido por ley de
gravedad á formar una masa común: son
algo así C0l110 los elementos desechados de los
sabinos, los etruscos y otras razas que concurrieron
á la formación de Roma. Partido sin
plan polí tico determinado, pues los prohombres
que lo componen han si'do fund adores y violadores
de las instituciones vigentes y no tienen
ni siqui era el valor moral de proponer un plan
para abrogad as. ¿ En dónde está el programa
de los rCj'isfas.> Si todo él se red uce al cabl eg
rama mencionado, parodiando las palabras de
h'¡ COllstituciolla/, diremos que ya los COll sp.r vadores
v la nación saben tÍ qué atellerse.
El ¿ablegrama del General Reyes no se
('ompadece co n la ac titud as ulllida por los re)'
istas. E l Constitllcional, dechado de la situación,
aparte de las bellezas literarias que conti
ene, di ce, aludiendo al se ií.or Caro : "Aquí entra
la corriente del satani smo á entllrbiar las
cri stalinas linfas de una inteligencia maravillosa;"
y más adelante ag rega, aludiendo á la Regeneració
n :
Mas, i qué asombro ! cuando los responsables de
tántas calamidades deberían entonar á grandes voces
el acto d e cont rici ón y hacer pública pe nitencia por
todos sus yerros y d años voluntarios ó involuntarios,
lo que vemos es que se nos yerg uen más soberbios é
insolentes que nunca, y que se proponen nada menos
que RECOMENZAR. Esto ocurre á la h ora misma
en que estamos recogiendo los más amargos frutos de
esta política nefasta . . .. La ación los habría ya pe rdonado
y los d eja ra vivir e n paz, si ellos á su vez quisie
ran también al fin dejarnos e n paz. H asta con el
crimen confesado y expiado hay indulge ncia y perdón;
pero con la reincidencia é impenitencia 110 hay
medio. ¿ Qué esperanza nos q ueda si á la hora q ue es
se nos pregona, blandiendo la férula, q ue el exacto
cri te rio de las cosas no se adquie re sino en la altura ;
que del segu ndo escalón pa ra abajo no hay sino torpeza,
perversidad y apetitos, confusión y pasiones-?
¿ A q ué punto inconcebible llegaría el orgullito de
nuestros actuales regentes, si e n vez del más completo
fracaso en tod0S 105 ramos de la Administración, la
infecundidad más clesoladora, los conflictos q ue nos
ha n p rovocado, los enormes perjl,icios q ue les debemos,
los escándalos que nos han claclo de regalo; si
en vez de toda esta serie de calamidades hubiéramos
crozado cle los frutos del acie rto, d el apacig uamiento
de los ánimos, del prog reso en todas sus ma nifestaciones,
en ti n, de hono r y gloria .... ?
¿ Y esto será lo que el General Reyes y
los l-C)'is tas ll aman ser amigo del señor Caro?
E l General R.eyes nos pe rmitirá que pongamos
en duda su cari smo en mate rias electorales. Lo
que sí está fll era de duda es que los 7'C)'istas no
parecen ser Illuy adictos al señor Caro.
Hablando se ri amente, no debemos olvidar
que la última y definiti va s íntesis oficial del reyismo,
queda formul ada así:
UNIÓ CO TS ERVADORl\, PERO
S IN CARO.
Q).olauot:adóll
EL GENERAL BOULANGER
Ju zgando por la vivacidad del ca rácter fra ncés,
alg unos tachan á la Francia de ser un país en el cual
la imaginación d e sus hijos arrastra fácilmente á inconvenientes
d eterminaciones.
Nada es menos cie rto que esa apreciació n, en
cuanto hace relación á los hombres eminentes que
dirige n la política en Francia.
Evide nte testimonio de cordura han dado ellos
a l mundo con la marcha, cada vez más próspe ra, de
la República francesa. E stá afi anzada ya de mane ra
estable. Cual fa ro in conmovible e ri gido en el a ntig uo
Continente para marcar el rumbo á las naciones, Francia,
d espués de haber fr ~ n q u eado escollos q ue se
reputab an insalvables, y después de h ab er venciclo
dificultades inte riores que se considera ron in supe ra bles,
se ha g ranjeado la estimación y el respeto de los
países europeos, monárqu icos en su casi totalidad.
N unca ha respla ndecido tanto el b uen se ntido de
esa Nación como cuando se trató de la elección para
P resid ente de la Hepúbli ca, del 'muy popular y brilla
nte miembro del ejé rcito, el General Boula ngcr.
Rayano e n locura fu e el entusiasmo que excita-
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
ron los galones, los oropeles y la gallarda figura d e
ese soldado afortunado, h ombre de méritos, sin duda,
pero iguales apenas á los de otros Jefes de su patria,
y menores que los de otros contemporáneos compatriotas
suyos.
¿De qué sobresalientes dotes administrativas había
él dado pruebas para que se pretendiera elevarlo
á tan encumbrada posición, sin temor de que ella le
produjera el vértigo que suelen dar las alturas?
Gobernar un pueblo no es correr aventuras, y
¿ qué garantía daba el pasado de ese soldado intrépido,
temerario y de espíritu aventurero, para que se le
confiara la suerte de su patria?
El buen juicio de la mayoría del pueblo francés
triunfó sobre exageritdo entusiasmo: la candidatura
del General, la nzada con mucho empeño á los cuatro
·jCltos, y en circunstancias para él favorables, no
tuvo buen éxito. Cuerda reacción vin o á t;empo para
salvar á la Francia de un probable desastrc. Las
riendas del Gobierno, que quisieron poner en manos
de un militar que no era un César, ni un Napoleón,
ni un de l\1olke, se confiaron á UIl hombre civil experimentado,
que se juzgó á la altura del puesto para
el ntal se eligió, y que no frustró las esperanzas en él
fundadas.
Al hacer Tácito el elogio de un General romano
que mereció bien de su patria, Julio Agrícola, manifiesta
que á los militares se les considera comtlnmente
como inaparentes para administrar bien los negocios
públicos, acostumbrados, como lo están, á las vías de
hecho)' á no parar mientes en pelillos, ó en lo que
como tales consideran. Tal observación ha sido confirmada
por la historia, y miles de ejemplos pueden
citarse de gobe rn a ntes militares que h an allanado dificultades
de la peregrina manera como Alejandro el
Grande desató el nudo gordiano.
Julio Agrícola venció á los bretones haciendo
prodigios de valor y demostrando . ? ra ndes cualidades
de General. En cierta ocaSlOn, como carecía
de bajeles, la nzó á nado sus cohortes y legiones
en mar casi siempre embravecido, y atacó y venció á
los enemigos, que se e ncontraban en una isla.
Fue Cuestor, Tribuno, Pretor, Patricio, Cónsul,
Gobernador de provincias indómitas, y obtuvo hasta
los honores triunfales en Roma.
"Decir que fue íntegro, que conservó siempre
sus manos puras, sería elogio injurioso al mérito de
tan grande hombre," según bella expresión de Tácito.
Lleno de mereci mientos, y habiendo recorrido la
escala de los honores, nunca pretendió asumir el poder
supremo.
Murió conservando hasta su último día la estimación
y el amor de sus conciudadanos.
]\fuy distinto fue cl fin de Boulanger. Cayó lastimosamente,
después de haber sido el eje de basta rdas
combinaciones.
Su altanería, un tanto quijotesca, hizo oportunamente
dudar de la solidez de su criterio y de la pureza
de sus intenciones. Su popularidad, aunque grande
en un momento dado, fue transitoria, porque
ten ía su origen, más que e n méritos reales, en la voluble
imaginación de las impresionables multitudes.
:i\l adie ha echado de menos al militar de arrogante
apostura. No ha hecho falta para nada, y se exhibió
á la postre en loda su pequeñez, por falta de tacto;
por no haber sabido limitar sus aspiraciones; por
no habersc conformado con brillar cn segunda línea;
por falta de patriotismo, en fin, pues en su desmesurada
ambición pretendió, en época de reconstitución
de su país, dcsempeña r fun ciones muy superio res á
sus aptitudes y que otro desempeñó á contentamie nto
general.
Otra hubicra sido la conducta del General Boulangcr,
y un rasgo oportuno de desp rendimiento y
patriotismo habría acreccntado su gloria rililitar con
merecimientos de otro orden: con la gloria dc la virtud
e n la vida pública. IJay momcntos de tentación y
de vértigo que poncn á prueba los caractercs: son
mome ntos decisivos.-Zf:TA.
Q)t:ónlcn
EN EL CONSEJO MUNICIPAL
:i\los salió como lo dijimos: el seño r Po rtocarrero
lo propuso, previa al teració n d el orden del día d e la
sesión del lunes ; el seño r Presidente lo te nía amablemente
aceptado de a ntemano, pues ape nas Ilegámos
dio á Callejas orden para que nos diera modo dc senlarnos,
y el IIo norable Concejo aprobó, sin voz disonante,
que se au to ri zara al señor .'\lcalde para comprar
asientos destinados á las barras de la COI·po ra-ción.
Gracias. '
Allí se o),en cosas buenas, pero las más son iniquidades,
ciel·las ó inventadas, que en todo caso el
Concejo debe sacar en limpio. y la lástima es q ue no
pueda hlcerlo Ó no lo haga tan pronto como la necesidad
lo exige y el deber lo manda.
Ya son los jueces del círculo y muchos vecinos
que piel en á gritos, y con justicia, el establecim ie nto de
Inspecciones de Polic ía municipales en dos de los barrio;
de la ciudad que se han quedado si n ellas porq
tiC loS te nían departamentales y el Departamento c n-
IfGIJOGO T -ét JJ
- fibril .1.0 de 1 89?'.
tró por la economía de suprimirlas. Qué raro y qué
enmarañado es el servicio policial de la ciudad: depende,
según el lado por que se le mire, ya del Ministerio
de Gobierno y de la Policía Nacional, con sus
Inspecciones d e permanencia, su Scguridad y sus Inspectores
especiales, que pueden llamarse de delitos
oficiales, porquc conocen de cuanto á los empleados
atañe; ya del Gobernador, con sus Prefectos, Inspectores
departamentales y guardas de la renta de licores,
que para ella son policías ; ya del Alcalde con sus
Inspectores municipales y su Juez de aguas, que en
10 del precioso líquido debe intervenir; ya d el Ministerio
de Hacienda, con sus empleados de aseo, alumbrado,
vigilancia y ornato; ó ya, en fin, del de Guerra,
con comisarios especiales que suele crear para investigar
las tentativas contra el orden público. y todo
esto servido por el Cuerpo de Policía Nacional, que
en las más de las veces es el único lazo de unión entre
esta fcderación de empleados, grandes y chicos, cu-yas
disposiciones pucden y suelen encontrarsc .. ___ En
estoypara esto es para lo que se requiere absoluto centralismo,
que todo ande acorde y obedezca á las mismas
disposiciones, y gran bien nos haría el Concejo
si hace estud iar este asunto de alguno de sus miullbros
que sea abogado, y logra acuerdo entre todos los
poderes para fijarle derrotero seguro. A nuestro juicio,
este ramo debe ser exclusivamcnte municipal, y
las olras entitbdes que se sirvan de él y lo pagan, debieran
hacerlo por .intermediación del Alcalde, que
debe ser el suprcmo Jefe de la Policía de la ciudad,
ayudado y sccundado por los In spectores municipales,
sean de permanencia ó no. Así, seguramente, el
servicio marchaba mejor y costaba mcnos.
No va siendo perdida ni mucho me nos la labo r
que nos impusimos con estas sencillas crónicas; se
nota interés en las publicaciones de los actos oficiales, y
el Concejo, no sólo ti ene al debate un proyecto que las
organiza, sino que recibió con agrado una patriótica
propucsta del señor Ignacio Borda para encarga rse de
ellas, y otra de D. J ulián Restrepo para codificar todas
las disposiciones vigentes quc en alguna manera
tocan la administración del Municipio. El seño r Horda
ofrece encargarse de editar El Registro il[ulticipal,
tal y como hoy se publica, pero siendo de su cargo
tomar los materiales el('l Concejo y llenar dos pági nas
con lo que á diario suceda y las otras dos con impor tantes
piezas municipales de épocas pasadas; como
remune ración pide únicamente el d erecho de tirar por
su cuenta el número de ejemplares el el periódico,
además d e los que el Municipio pague, que pueda
colocar por suscripciones particulares. Ojalá q uc el
Concejo se aproveche ele las indiscutibles dotes tipográficas
y del noble empeño q uc el señor Borda pone
á su servicio.
Justa y justísima la queja de D. Inocencio Flórez
por los perjuicios que lc está causando el río San
Francisco á una su casa inmediata al puente norte
del Matadero público, y los cuales hizo presente desde
1893 sin quc su voz haya sido escuchada á pesar
de que el Concejo o rd enó á la J unta de Obras Públicas
que algo hi ciera por evitárselos. Parece que para
conservar el Puente Núñez, que hizo la Nación con
sus propios fondos y cn exclusivo obsequio de la ciudad,
el Ministerio de Fomcnto hizo variar, cargándolo
al Oriente, cl cauce del río, cuyas aguas amenazaban
destruír el estribo occidental del puente, y esta
variación dirigió el río sobrc la casa del señor Flórez,
y ya ha h echo en ella las de Dios es Cristo. Claro
que la culpa del daño la tuvo sólo el Gobierno Nacional,
que procedió en esto como suele suceder cuando
el asunto sólo se refiere á los nacionales y no hay peligro
de complicación con extranjeros; pero como
este daño á particular se causó en beneficio del Municipio,
que consiguió un magnífico puente sin comerlo
ni beberlo, es también claro que el Municipio debe
subsa narlo, y, por lo mismo, mal harían los H onorables
Co ncejcros en no atend er al sellor Flórez como lo
pide, pues el que está á las maduras ha d e estar
también á las duras.
Volvió al debate el pl eito de los señores Miguel
Samper & C~' con la Compañía del Acueducto, que
pretende cobrarles el servicio de aguas de un lote que
aquéllos compraron, y por un tiempo muy anterior
á la fecha de la compra. Puesta la queja al señor Alcaide,
éste se declaró incompetente y lo pasó al Concejo.
Estudiado el punto por éste, resolvió que el servicio
de aguas es persoJlal, que la suma que por él se
paga no impone hipoteca tácita sobre la finca que la
recibe, y que en el particular no ti e ne el Acueducto
más derecho que el de cortarle el chono al deudor
moroso, y única y personalm e nte á este deudor y no
á la persona que le s uceda en el goce del agua de que
se trat e. A pesar de esto, claro COIllO el día, el Acueducto
insiste en que su contrato lo deja en libertad
para darse los reglamentos que quiera, y quc en éstos
tiene resllc lto que el deudor para con él se;1 la finca
que recibe el agua y no cl ocupante que se la bebe!
E l Conccjo, dando muestra de equiddu, i Ilsistió
en su primera resolución y o rdenó que ella o;e C0municara
de lluevo al Acueducto y que se put>licaran en
El Correo Nacional los hien el :lborados informcs del
P ersonero en el particular; tod " esto. pror supuesto,
después de larga discusión en que tomaron activa
parte los Concejeros Rivas, Posada, Peña y Portoca-rrero
y cl Personero doctor Gutiérrez. El señor Peña
declaró que el Acueducto violaba su contrato cada
vez que gana le daba, y que era necesario ponerlo al
paso de sus deberes; el señor Posada fue de ig ual
concepto; porque la tal Compañía vivía úurlándose del
Municipio y atropellando los derechos de 103 contri·
buyentes; y el señor Portocarrero calificó de inauditas
las pretensiones del Acueducto, y llegó en el calor
de su discurso hasta censurar al señor Alcalde porque
no les había puesto pronto y eficaz remedio} punto
al cual le hicieron notar los señores Rivas y Gutiérrez
que había injusticia en su apreciación, pues en el
caso debatido había incidentes quc no eran del recurso
de la Alcaldía, y así lo resolvió el Concejo al
negar la parte de una proposición que quería decirle
al Alcalde que él sí podía haber resuelto la reclama··
ción de los señores Samper. En este asunto dc aguas
es mucho lo quc espera Bogotá del buen acuerelo entre
su s ediles y la Compañía del Acueducto, y bucno
sería, para saber siquiera cómo andan las cosas, que se
publicaran todos los informes del Pcrsonero, en el
asunto.
Muchos asuntos más sc debatic rIJn en la sesión
que re,'islalllos, pero como esto ya va largo, lo vere-
11103 en la próxima.-J OSELÍN.
""
Elella Tenín 'Vill s.-Era un encanto con su carita
de pascua, sus ojos sonrienlcs y mostrando renuevos de
vid., en toda ella como brotes poderosos en plena ftorescen,
ia ,le nuestros bosques; con su trajecito siempre blanco y
una gorr ita de encajes que le ell\·olví:r. en v:r.porosa nube su
cabeza dorada, corría hecha un snl oe dicha por el parque
de Santander, reavivando con la suya la feiicidad de sus jóveneo;
parlres. Nadie dij era al verla que to,10 ese mundo de
vida se ria pronto sólo un átomo de muerle, y, sin embargo,
así fue, y el rlomingo pasado pleg') sus labios con la última
sonrisa, cerró les ojos para nll ver el dolor inmenso de
aquéllos de quiene, "r.1 más que carne de su carne y hueso
de sus huesos, alma de su alma, y voló al ciclo á ocupar
su puesto, aún no frío, en el coro de los ángeles de Dios.
Feli, ella sí; perol Slh Iv,bre, p' Ire_, q lle enterrar0n con el
frío ca láver de su hija única el orgullo de su casa y el ca-
I" r de su hogar ...... 1';lIl1s alabarán los designios del Se·
ji,H, y puesta en f:1 su fe, esperarán re,ignados hasta el día
en que los junte la muerte, esa renovadora de torios los cari¡'
Ios sa ntos.
J ulio Q ll eve( I (I_-~:1 ,lomi,~go pac,a.]o fallec.ió en
ZipaCJuirá este eminente cor.l[)(JsilOr, una de las gloflus ar tísticas
más eximias de C"I"mi>ia.
Mientras nos es dado hacer sobre él un artículo necrológico,
registramos con profu nda pena en nuestras columnas
la noticia de su fallecimiento.
Presentamos á su familia nuestra expresión rle cando·
lencia.
([íonntn\ caClos
ASSOCIA TED SPANISH & CUBAN PRESS
Boletín de la Dec(·na.-i'\lieva York, 20 de Fehrero de 1897.
N O cesa la prensa sensacional de este país en:ilI deci dido
empeiío ele falsear las noticias de Cuba, valiéndose al
efecto de poco escrupolosos corresponsales que desde allí
envían las más absurdas invenciones, las cuales se publican
en los periódicos neoyorkinos con encabez¡lmientos llamativos
y con ilustraciones de hechos imaginarios que una
parte del público considera como irrefutable corroboración
de los hechos ,[ue con copia de detalles describen los corrcfponsales.
Como de costumbre, el Jourl/al, el ''arlt!, el
II~ral y el SUI/, 50n los diarios más a .tivos en esa campaña
de mendacidad, calumnia y difanldción; y otros periódi
cos de menos iniciativa se hacen eco de esas falsedades,
las cuales, por medio rle [as agencias rle noticias que nada
rehusan como ofre,.ca novedad, se transmiten á torlas partes
del mundo.
A juzgar por lo que esos periódicos han dicho hace
algunos días, la insurrección está m~s pujante que nunca.
Máximo Gómez, seguid¡) del seclicente Gobiern<> de la llamarla
"República," iba avanzando hacia Occidente y, gracias
á su superior estrategia, no tardaría en burlar al General
'Veyler y á torio su Estado Mavor, presentándose rle ntro
de poco ti empo á las pucrtas de la misma Habana. Pero
con sólo repasar los cablegramas que acompañan ú este
Boletín, se verá que sucede pre, lSamente roda lo contrario,
es decir, que el núcleo de la r""olución mandarlo por Gómez,
se h:J. dividido en vari.ls partidas y ha emprenrlido la
fuja hacia Oriente ante el empuje de nuestras tropas Que
quedan algunas pequeños partidas en las provincias de Pinar
del Río, ~ahana) Matanzas, no hay que negarlo,
pero esas partidas no tiel,en coh~,lón ni importancia:
siempre, aun en tiempo de paz, han infestado los campos
de Cuba partidas de bandidos qUe C11<'sta mucho trabajo
exti rpar, por las condiciones especialísll1las de ese suelo.
Tanto ei V{1Jlr! como el S/l1l )' el Ilcmld han publica·
do una supuesta entrevista de sus lespectivos corresponsales
con Máximo (~!Íme" en la cual se hace decir á ese Cabecilla
que tanto él como los otros J efes de la insurrección,
están dispuestos á prolongar la lucha hasta conseguir la
independencia, y cierto que autorizara la celebración ,le es" contrato
sin exigir it~demllización de ninguna especie al señor
Salgar.
Las bases 2'~ y 3" señaladas por la Asamblea como inrlispensables
para el contrato de rescisión, dicen así: "2~
Luis Salgar se compro:neterá á implant,.r en la Provincia
de Zipaquirá la administración de la renta de licores por
el sistema rle patentes y de acuerdo COIl la Ordenanza respectiva,
haciéndose cargo de la administración general de
esta renta en la Provincia, hasta que el Gobernador tenga
á bien rematarla, y sin exigir remuneración alguna por su
trab:tjo personal hasta por el término de sesenta días." "3~
Luis Salgar se comprometerá á ceder al Tesoro departamental
la multa en que han incurrido los señores rematadores
de la renta de licores monopolizados de la Provincia
de Bogotá, por causa de la introducci6n de licores á la Provincia
de Zipaquirá, y de acuerdo con la Ordenanza número
40 de 1893, la cual multa asciende por lo menos á $ 2,600."
Si la aceptaci6n de estas bases por parte del señor
Salgar no implica una illdemnización, ha dicho la. verdad
el señor Rozo Ospina; pero si-como es evidente-implica
indemnizaci6n, el señor Rozo Ospina ha faltarlo á la verdad.
Cómo deba juzgarse este procedimiento del Apoderado
de Cundinamarca, en los precisos momenlos en que él
apoya el pretendido arbitramento entre el Departamento y
los ex-rematarlores del monopolio á quienes debiera cobrar
ejecutivamente, lo dejamos á la perspicacia de nuestros
leclores.
Valiéndose de sutilezas, que no queremos calificar,
pretende el señor Rozo Ospina soo~ener-en retirada-que
si la Ordenanza número 41 de 1894 no ordena el arbitramento,
sí lo permite tácitamente. Pero es talla debilidad de
su argumentaci6n, que él mismo la considera insostenible,
y se expresa así en el párr::tfo siguiente:
"No obstante esto, cuando el señor doctor Antonio
José Uribe, Apoderado de los señores Ospina Hermanos y
Eduardo Vázquez J., propuso la creación de un Tribunal
de Arbitramento, para que decidiera las cuestiones pendientes
entre sus poderdantes y el Tesoro de Cundinamarca, el
señor Gobernador, acogiendo mi opinión, se denegó á ello,
por no tener autorización expresa para comprometer."
y hubo necesidael, en efecto, de la autorización de la
Asamblea, que ahora se publica por primera vez, á pesar
de tener fecha 16 de Julio de 1896.
"Las demoré.s, dice, que hayan ocurrido en Antioquia,
no se me pueden. imputar á mí, porque yo no tengo autoridad
ninguna sobre el Juez de Medellín, para obligarlo á
cumplir su comisión, porque yo no haso sino coadyuvar la
acción del Ministro Público y porqueen el contrato que celebré
con el Departamento, expresamente se estipuló que yo
IH1 quedal,a comprometido á practicar diligencias fuera d~
Cundinamarca. "
Esto de eje,. .:er po,leres así, sin contraer casi obligac:
ones de ningulH especie y recibiendo $ 4,0'10 por hono·
ranos, puede revelar mucha habilidad mercantil, pero no
hará jamás la fama de Ul) Abogado. r\ quien tal hace, apenas
podr,( Ilamársele-en justicia-hábil parásito del Tesoro
público.
La Resolución ele la Asamblea de r6 de Julio de
1896 autoriza al Gobernador del Departamento pára constituÍ!
el Tribunal de arbitramento, pero con dos c011l.1iciones
esenciales: " El examen de los libros de cuer,tas de
los señores Ospina Hermanos y Eduardo Vásquez referentes
al producido de la Renta de Licores durante el
tiempo que la administraron como arrel1datarios," y que
el señor Gobernador "lo conceptúe conveniente para el
Erario departamental." .
El examen de los libros se ha estado haciendo, pero
es el caso que, según se nos ha informado, los libros
present"dos por los ex-rematadores no llenan, ni con mucho,
las condiciones rle la ley, y no han r1ebido-en con·
secuencia-aceptarse, porque cuadernos de apuntes no hacen
fe. Y es extraño que el señor Rozo Ospina no haya
Techazado esos libros. Este es un hecho grave sobre el cual
llamamos la atención pública.
Es indudable que la Asamblea pensó que se presenta·
rían Libros llevados de acuerdo con el Código de Comercio,
y que serían acompañados por todos los comprobantes
corresponrlientes, tales como las cuentas originaleS de los
Agentes en todos los Distritos, los Copiadores de correspondencia,
etc.; pero que no se imaginó jamis que la audacia
de una parte, y la culpable negligencia de la otra,
llegaran hasta el punto de hacer ilusoria la prudente exigencia
de esa Corporación.
¿ Conceptuará el señor Gobernarlor que hay en el arbitramento
conveniencia para el Erario departamental?
No lo creemos, aun cuando sea ll1uy grande el desencanto
que hayan producido en su [mimo las extrañas ges·
tiones del Apoderado del Departamento.
No lo creemos, porque no hay constancia rle que el
señúr Gobernador haya adoptado arbitramentos para cobrar
á sus rleudores morosos, y estalllo~ seguros de que él
vela por los intereses de CLlndinamarca con mayor solicitud
que por los propios.
No lo creemos, porque si el seijor Gobernador consulta
al Poder Ejecutivo, éste-podemos afirmarlo-le dará
opinión contraria al malhadado arbitramento.
y ya que á este punto hemos llegado y que el señor
Secretario de Hacienda no considera correcta la intervenci6n
del Gobierno Nacional en el presente caso, bueno
será copiar el artículo 3n de la Ordenanza número 4 L
de 1894: Dice así: "Los contratos de rescisi6n que se celebren
á virtud cle esta Ordenanza, quedarán sujetos á la
aprobación del Gobierno Nacional."
Está, pues, decidido por la Asamblea, que no sola·
mente puede intervenir el Gobierno Nacional, sino que hay
obligación (le someter á su aprobación todo arreglo ó contrato
que se lleve á cabo. Y una r1e dos: 6 esta Ordenanza
no es ya aplicable, y entonces no han debido fundarse
en ella los señóres Secretario de Hacienda y Apoderado de
Cundinamarca; ó es aplicable, y entonces nada puede hacerse
sin la intervenci6n del Go bierno Nacional, y no estu·
vo en lo cierto el señor Secretario al rechazar la legalidall
de esta intervenci6n y aCeptarla únicamente como graciosa
deferencia hacia el Poder Ejecutivo.
Con toda la presunción que usan los necios, di00 el
señor Rozo Ospina: "Las ideas que tiene H. y Z. sobre
constitución de TribLlnales de I\rbitramento soa tan origina.
les que no merecen los honores de una contestaci6n seria."
No para contestar este hrote de vanidad, sino porque
necesitamos hacer luz, mucha luz en el asunto, vamos ,í
hacernos cargo de las palabras del señor Rozo Ospina.
En nuestro artículo anterior sostu .rimos, en relación
con el arbitramento, estas ideas: 1 ~ Sólo se someten á decisión
arbitral aquellos _suntos en los cuales hay derechos
controvertibles de una y otra parte; 2~ Cuando s610 hay
derechos claros y perfectos de una parte y obligaciones de
la otra, no hay lugar á arbitramento; 3'~ El arbitramento
no lleva en sí la inmediata terminación de una controversia
judicial, porque cualquiera de las partes puede argüír contra
él, ó negarse simplemente á cumplir la sentencia, y entonces
se necesita de un nuevo juicio para definir la cuestión.
Estas proposiciones son las que han parecido absurdas
al señor Rozo Ospina. Veamos cómo las consideran las
autoridades en la materia, y qué dispone nuestra legislación,
que suponíamos conocería el señor Rozo Ospina.
N o teniendo nuestras propias afirmaciones "rnás autoridad
que la del sentido común, acudímos al señor doctor
Juan Manuel Rudas, á quien con justicia se considera como
uno de los más ilustrados jurisconsultos del país. Hé aquí
su exposición:
" Respondo á las cuestiones propuestas por usted, así:
"Primera.
"¿ Cabe arbitramento allí donde sólo hay derechos de
una parte y obligaciones rle la otra, 6 sólo es aplicable el
arbitramento á aquellos asu'1l0s en los cuales hay duda en
el derecho de las partes, ó derechos y obligaciones recíprocos?
"
"Respuesta. Según el artículo 2469 del Código Civil,
'la transacci6n es un contrato en que las partes terminan
extrajudicialmente un litigio pendiente 6 precaven un litigio
eventual.' Y agrega el mismo artículo:: 'No es transacci6n
el acto que s610 consiste en la renuncia de un derecho
que no se disputa.'''
Resulta de esta disposici6n, de un modo claro y terminante
que no cabe transacción sobre un derecho que no
se disputa. La transacción supone necesariamente un derecho
dudoso, litigioso ó que puede llegar á serlo.
Esta doctrina riel artículo 2469 de nuestro Código
Civil es la de la I.ey l~, título xv, libro 11, riel Digesto.
Se encuentra, además, ,ostenida por Merlin, Repertoire de
Jurisprudenc", Transaction § lJ, número r~; por Aubryet
Rau, Coms de Droit civil fran<;:ais, tomo cuarto, página
656, § 4 L8, edición de París, 1871; por F. Laurent, Cours
élémentaire de Droit civil, tomo 4°, página 152, titulo XVI,
número 2 [8, edición de París, 1887; I,(JI" Béniat SaintPrix,
NOles sur le Code Civil ¡ tomo 3°, IJ;igina 555, nÚlnero
8,131; por G. llaudry-Lacnntinerie, Précis IJroit civil,
tomo 3'!. página ST9, número 98+, edición de París, 1889,
y por otros notables expositores.
La transacci6n su pene sacrificios recíprocos. Una
transacción sobre derechos que no se disputan debe ser
consirlerada como falta de objeto ó sin causa real. Duran-ton,
xvlll,53s,etc. )
Esto supuesto, veamos lo que dice el artículu 307 rlel
la Ley l0S rle r890:
" Pueden someterse á la decisi6n de -os rJe-x.B9ec)
Contra la sentencia arbitral puede impetrarse la declara·
ci6n de nulidad y, en consecuencia, Jluede surgir de ella
esa controversia y otras.
"Fdo., JUAN MANUEL RrJDAS."
La anterior Exposición confirma nuestras opiniones y
nos parece que pesa más que el párrafo que hemos transcrito
del señor Rozo Ospina.
y como el derecho que Cuudinamarca tiene para co·
brar á los señores Ospina y Vásquez es perfecto, juzgamos
que está demostrarlo que es un imposible legal la aceptación
del arbitramento.
El señor Rozo Ospina tendrá que aceptar esta conclusión,
porque no suponemos que él, apoderado de Cuno
dinamarca para reclamar ante los Tribunales la efectividad
de ese derecho, sea quien venga á sostener a priori que
ese derecho es dudoso. Porque no creemos que el señor
Rozo Ospina, encargado rle defender ese derecho, sea
quien declare, antes que los Jueces, que ese derecho no
e3 derecho, que esa pretensión es indefensable y qlic elebe
de clararse de una vez perdida. Y porque si el sefior Rozo
Ospina cree que son temerarias las pretensiones del De·
partamento, no podrá explicar satisfactoriamentc el hecho
de estar, por un salario, ItI servicio de esas mismas pret:n.
SlOnes.
Termina el señor Rozo Ospina S.l nota con frase~ que
no nos alcanzan, pero que sí revelan que hemos aplicado
lnerro candente á úlceras que manan sangre.
Si el señDr Rozo Ospina no sabía quién es H. y Z ..
sus palabras denuncian una ligereza apenas explicable por
el dolor que produce en ciertos caracteres la exhibición
de sus faltas; si sabía quién es, apenas habrá conseguido
mancharse con el estigma de calumniador.
El señor Rozo Ospina pudo averiguar en la dirección
de La Epoca nuestro nombre, como lo hizo el doctor An·
tonio José Uribe, porque allí tenían, desde el principio, orden
de darlo á todo el que lo pidiera, pues no evadimos
jamás la responsabilidad de nuestros actos. De manera
que si habíamos firmado con esas iniciales, no era por temor
á responsabilidades de ningún género, sino porque no
gustamos de llamar sobre nosotros la atención pública, y
porque, hablando el lenguaje de la verdad y apoyándonos
en documentos auténticos é irrefutables, nuestro humilde
nombre nada añadía ni quitaba á nuestras afirmaciones.
Se equivoca el señor Rozo Ospina si crec que puede
distraernos ele nuestro objeto, con escritos de grosera ca·
lumnia. Puede;estar seguro de que seguiremos sin vacilaciones
al fin que nos hemos propuesto, sin temor á los gozques
del camino.
Finalmente, se nos antoja que la intemperancia del
lenguaje rlel señor Rozo Ospina no es otra cosa que el glito
de rabia y de despecho porque hemos empezado á levan·
tar el velo con que pretendía cubrir su parcialidad en favor
ele los ex-rematarlo res del monopolio y en contra de los
intereses de Cundinamarca, que en hora desgraciada fue
ron puestos bajo su custodia.
FABW LOZANO.T.
IMPRENTA DE EDUARDO ESPINOSA GUZMÁN.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Citación recomendada (normas APA)
"Bogotá: bisemanario político, literario y noticioso - N. 10", -:-, 1897. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2094772/), el día 2025-10-21.
¡Disfruta más de la BDB!
Explora contenidos digitales de forma gratuita, crea tus propias colecciones, colabora y comparte con otros.