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adalso a e e m 1s 1no Jos qu ien ll a d e bla
u ser i su grnndezu , quien d b iera e l poder
supremo, infinito J es s urn isi o o mi te ..
iosa, ese o c ulto talisman con que 1 r1ujer
domina 1 c o razon d e l hon1 bre-e ta m u iP.r
-
n1om l to lija n ) u u rna i rn o l
dirije su nc ot dora o pr ion . in rnbar
go, nun a faltará un bardo que n u Ha d
oro e nte 1 poder, la belle¡¡o 1 mo.bi11 d
de la mujer . . . . . . . . ...... . . . ..... . .... .
no es otra cosa que el de]ic do r toña, que . ... . ... ... ...... .. .. . .. .. . . .... .. ....... .
el pulido i tembloroso estambre que vinier v
de la Señora i irjen del Paraiso. . . . . . . olo un hombre-, un hombr 1a
IV mente ha podido i h sabido atnar a la muj r
Digámoslo de una vez . como merece ...... E IJa se le aceren, nlaza
Sin )a lujer, o mejor dicho, in Ja medin- sus torneados i búrneos brazos al red dor d
cion de Eva i de la purísima far1a, habrían su cu llo, le cubre e] rostro con sus dot·a o
quedado burlados los vaticinios de los profe .. , i plácidos cabeUos, uoe su ~echo n su p cho
tes; sin la Mujer el mundo solo marcharía ha- i sus sensible.~ corazone marcan un mi mo
jo el terrible anatema fulminado en el parai- latido; le mira, le acaricia, i le aonmueve con
so, i sin ella, el hombre sería una planta es- ese poder májico que ha recibido del Cietéril
i una pálida flor sin fragancia, i su nom- lo, entre tanto reckina en sus labios el pri bre
apéna se rejistraría con indolencia, sin . mer beso de amor.
in te res ni espet·anza: el hombre, en fin, sería Ella le dice, ''tme ama ; 1'' él no responde!;
lo que fué ántes de ser-Hun pedazo de barro." "oh!, no, tú no me amas!"- esclan1a ella, 1
A ella, a ella, nada mas, debe el mundo su una lágrima ardiente cul lava volcáNica, sul grandeza,
su nombre i su gloria, i quién sabe ca por las mejillas de su amado; un su piro
si tambien pueda deberle su inmortalidad: a lánguido, agonizante se arranca de su pecho
ella debe el mundo los hechos mas sublimes como la tierua ovacion que rinde a esa enea n de
abnegacion i fe que se rejistran en la bis- tadora. beldad, quien le pedía bajo la formn
toria i los arranques mas elocuentes i ad mi.. mas tocante, que realizara sus prop6sitos, 1
rab]es de jenerosidad i patriotismo. pareciéndole en este instante que se de pren
Entre sus brazos vemos acariciar dulce- día de su corazon el aroma de su rico inciens
mente al padre de la luz i ante sus plantas destinado a sus adoraciones- incautamente i
ven1os puestos de hinojos a los monarcas mas sin saber de que manera quebrantaba sus v •
poderosos, a los hombres mas frios i egois- tos- desobedece el divino rnandato .•••••....
tas .. . . .. . . . . . . . . . . . . Ella ha triunfado i, para convencerse, le
1 una mujer salvó mas de una vez el pue- presenta la fatal manzana .. , .. A dan la muerbio
de Israel de la cuchilla sangrienta de Jos de!; Eva queda satisfecha, aunque este triun Jentiles,
i una mujer logró esclavizar a su a- fo le costara demasiado caro ...•.•••.... . .
mor el hijo de un profeta, i una mujer cauti- Amable bello sexo. Permitidme que o
.Va i en triste de~olacion, arrancó un rasgo de dedique este pobre artícuJo como la e pre
ternura del corazon del hijo de FiHpo en las sion sincera de la estimacion a que sois a
márjenes ce ri0 granico, i una mujer dome- creedor; permitid me quemar al pié de vuesñó
la voluotad de César i Antonio, i una m u- tros altares mi pobre incienso, como una oJer
salvó a Roma de las piras de Coriolano, i frenda que el corazon consagra al mérito
una mujer puso un punto a los exesos del te- a la bellezn.
rrorismo de l\1arat i Robespierre, i una mujer
aseguré~ la independencia de su patria en
Colombia; i por una mujer, en fin, descubrió
Colon un nuevo m~odo rico, bello i pinto·
resco ..... .. . i por la mujer se consiguió la Ii ..
bertad-ese don sagrado que Dios bendijo desde
que en sus altas conce pciones dijo: •'Hágase
el hombre.' '
J el hombre siempre ingrato i voluntarioco,
si conoce todos les bienes que emanan de
la mujer, muchas veces los niega i con tone
glacial i aire severo tal vez responde a es-e
ánJel de bondad i dulzura que e algun
MIGUEL SAA.
--·o·-.
..
... ui ALMA 1 YO.
¡Dobla aJ destino tu marchita frente ~
Como dobla su tallo al dulce ambiente ,
Al caer de la tarde el jirasol-!
¡Quiere la suerte que tu amarga vida
Se consuma cual agua detenida,
Que con sus rayos evapora el so)! •. •
La esperanza de un dulce beneficio,
Te condujo inocente al sacrificio,
1 es preciso a la dicha renunciar! .•
Es forzoso que sigas tu camino;
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ov~ncible es la fuerzn del d 'stino,
es n vano la lucha provocar-!
. . . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . ,. . . .. . . . . . . .
El ánjel de pureza i de consuelo
~u e viste descender del alto cielo,
Era el sueño no mas de la ilusion;.
Esa sonrisa que mostró su boca,
1 ese mirar que te arrastrara loca,
Fueron tambien una feliz vision .... !
IIoi la voz de un fatal presentirniento
Viene i me dice c0n su rudo acento~
"Ella no quiere ni pensar en ti!"
1 nd iferente, al ti va te desdeña,
Porque tal vez en su delirio sueña
Que es n1entido tu loco frenesí.
J\1as esto no es así, porque cornpa·ende,
Que hai una pira cuyo fueao enciende
1 u na alrna que v:a a sacrificar;
Ella salile que la arnas con delirio
1 que aceptas sonriendo tu martiriu
Por ser ella la irnájen i el aJ.tar-
J>ero rnira-No olvides su metnoria,
~ea su nom bt·e el adorno de tu historia
1 al traves del recuerdo piensa en Dios!
En ella no con~iste el no quererte,
l:Ia querido Ja mano de la suerte
Socavar un abisn1o ~ntre los dos!
Su mision no es amar-es ser amada,
lia venido a este mundo consagrada,
] bendito l1a de ser su por\'Cni r-
Es profano el amor en esta vida:
Predilecta de Dios, flor escojida
No puede a tus halagos consentirPor
eso resignada eon tu suerte,
)~spera que se apague con la n1uert ,
De tu vida hasta el (al ti ano arrebol,
Pues que quiere el destino que tu vidZL
:-.e consnn1a cual agua detenida
ue con sus rayos evapora el soL-BRANDT
BU'-JC.. DO I .. A PIEDRA FILOSO AL.
[Conclusion.].
-1 por qué no podeis serlo?
-Porque ya yo soi un viejo gastado
por el trabujo, n11éntras que vos sois una
jóven que principiuis a vivir, i que, casánoos
conmigo sacrificareis vuestra ju¡a
ventud ..
....,¡..Os eqnivocais, señor· siendo vtJestra
esposa seré ~iempre P.ara vos tina hija
humilde, obediente i cariñosa, osi como
ros sereis mi padre. Sie11do vuestra es-
1-
p . ·t participaré de ue tros trabajos, a ·VHtré
v uesl rft ." pena .. , consolaré vuestra
t n:-.t z . j cuidaré vue tra ancianidad, así
con1 ,ros pa rt:ciparei de n1i pobreza, en jugareis
mis lágrin1a, cuidareis i proteje-rets
mi juventud.
T o puedo aeeptn r vuestro sacrificio,
niñé\; hoi estais bajo la influencia del sentin)
iento que os cansa la muerte de vuestra
madre: pero seguro que os arrepentis
n1añ1ua cuando os encontreis sola con
vne "trn razon.
-Jama~, señor, jama~! Os juro por el
cadáver de 1ni tnndre que tne consagrnré
a vos sin que nunca me arrepienta de
ello.
-Cuántn b0ndad encierra vuestro je-..,
oeroso corflzon, jóven! Acepto el sacrifi-cio
i n rr11 vez o .. jure que no os pesará.
Pero, ni ;vos tne conoceis, ni yo sé como
os 11 rnnn i~.
-Me llan1o An::t, ese es n1i solo nom
bre i creo que o. bastará, porqtte )'rt o
dije que no tenoo fa1nilia .. l~n cuanto a
vo!', os conozco den1asiado; sé que sois
un hombre grande, intelijente, honrado
i bueno.
-Pero que ha ernpleado su "Jidn en
resol ver un problernn= la estraccion del
oro por la descon1po icion de la orina .
,-Si, señor, tan1bien lo sé; muchas vece,
.. h~ oido vnestrns quejas al desesperanzaros
de encor.tra rlo.
-Pero que ni fin ya está en mi poder.
-Lo habeis encontrado?
-Si! l~nes no lo sabíais1 a, J'n, }ra
lo encontr~.
1 arrastrnndo a la j6ven ltasta el laboratorio,
le l1ize con1eter el sacrH jio de
dejar a su n1adre sola, para señalarle el
oro que se destacaba del fondo de la va ·
sija i cuyo color reluciente, brillaba e ilu ...
minaba en la oscuridad.
-Es po ible, señor, dijo la jóven sorprendida
al ver lucir el precioso metnL
-Sí, si, dijo el qttímico radiante de
gozo:. ya , ya, ya lo e~1co~tré; ahor~ soi
rico, Ulnlensamente raco 1 toda esa r&queza
serA para vo .
La jóven trató de retirarse, i el quinJiCt)
se supuso qtte no tendria con que llacer
los gastes del entierro: le e11treg6 25
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•
procedieron a Java lo i n1a : ó en ámluts manos ln e bez
t • del gua brtllaba tan- del q1 filie · clnv6 en puptla una
vw••O es e , CO ! 0 a Dlirad esttg dora, pe O DO ncontrQ
, 1 nde pa a el objeto paño eñ ell 1 z in electu 1 q e boscarn,
1endo tnnto el frote ijUe lé llie on s no la e dpida mirada del idJo a.
~-... ·eg i la disec cion, que por ra t! andt! Desgraciado igo,
a ie de májio infern 1, te has vuelto loco.
e tn m6 i ardi6 en anos de Pero Brandt no cpntestaba a las la ..
o 1" JI ma rápida i a~qli- bras de u a nigd, s~no ~ue dibnjándo e
o o ante R 1e izo Rlir co· 11na sonri de in en ntez sobre u la-or
or1o a cad n o con un bios cu · de $Hliva, e inelinal>n al
lo d 11go q e ~ i- ~ uelo i o 11n pelvo de ti~rra, gr1t n-ning
IDQ de 1 do do:-Oro! o oJ , y , ¡a Jo encP.ptre; pe-p
1 ra ro ende dose en st-gnida · Uevándo e
" ·•- · cincO! a-o cqn grado lo ded 1 1 de la boca, oplaba i
d &t amb· decía l h o i ce-
........ za, al g f , 1 · rt·a ba lB OJ o o i l1 lla lo i
iera l:ie o-ado o el humo lo b cara
p E e 1 plido el de tiJ19 e
p Brand hab a vn~Jro Joco r ol le •
tuba ir · ie 1do vid fi ica ·
en
com ani al gue e ra a los
los 1 o n ~enndo .
e e lleg4 el lecto ede-
JI efo a anover, i Ana
ic1 nd le: efior, Jtace do
.-.-ro- e l le o or 11orio d mi
e te o e coJ od
1idado de u anejan d, -
1 d e g 1 ep •
ndo e colnpa ció
_... el m i o
ola 1 q e me h bi
plico, eño , IJe-
·- cumpli le el
u o
L.
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JB qu el e , 1 rejion e --= • P,
ul cantores n J jlO tuyo;
eja que estnn1pe en tu precioso libro
· érvido canto.
~ olo que falta a mi deseo vehe1nente
J ~n io, du 1 zu ra, i la vibrante lira,
sa armoniosa que pulsaba Hornero
Cítara de oro.
¡Oh! quién tuvi ra su preciosa harpa,
Ese instrumento cuyas cuerda dulces
Daban al aire i a los bellos cnmpos
Cél iea música.
Oye, Juanita: en 1ni falta) historia ,
Llena de azares, de terrible angustia ,
Hai varias fojas que borrar quisiera
Fúnebres, tristes.
Y o no pretendo nl utecer tu alma
J >o se revela anjelical pureza:
ive tranquila, i de tu guarda el ánjel
::Sálvete niñn-!
Vive feliz, i cual robustA ceioa,
Llena de savia que en el monte crece,
Nunca doblegue tu divino cuello-
Hórrido Bóreas.
Rueden tranquilos para ti Jos años:
Sea tu morada un paraiso eterno:
Nunca se acerque para ti Ja noche
Tét •·ica, ose u r aEse
es el voto que por ti yo hago,
Virjen preciosa de mi patrio suelo;
6ala i ornato del verjeJ do crecen
Cándidos lirios.
Guarda la fe de tu virtud sublime;
Ese e!l la esencia de tu noble alma;
Pura i radiante cual se acerea en Mayo
]867 ..
1
Diáfano día.
--·o·-•
•
DURANTE UNA HORA.
•
ANECDOTA DE LA JUVENTUD DE SCHIL!..ER
Escrita en frances por .A lftmso Karr i tr.aducida
al español para La .Aurcwa 11or
Manuel Z. de la Espmella.
Un pesado cabriolé conducía lentamente
ocho viajertos por el camino de CobJentza; el
sol fatigaba. los caballos éle tal manera que
al subir UDll cuest:a los viajeros se bajaron
para andar]a mejar a pié. Delante del grupo
dos hombres parecía que se disputaban
la delantera; el uno, grande i esf:>elto, no a·
parentaba hacer esfuerzo aiguno i aquel paso
con e cual dejaba atras a los otr,os, parecta
ser su paso ordinario. El otro, al contrario,
peq~eño i obeso, movía r~pidamente
orlitn ~ pa ¡·na · 1 u do r d t
frent por . · u r ~ u· nrn ~r ...
contrar, en lo lto d la
bo n donde poder r fr cnr e ánt
guir camino, iba resuelta1nente detras de u -campanero.
Pardi z! señor, dccia t , ese tambo no
paree , i cuando ll gu rno n ·1 ya el n. ...
brioJé no hnbrá alcanzado i 1 conóucto•· •
convendrá en sperarnos.
u compañero no re pond i "" sino r ., do
blando el pa o. El otro 1 s guia a pA
si-trot .
A pénas hubieron tornado un ' a o d vi ..
no cuando llea6 e] cabriolé. De d ántes lo ~
demas viajeros habían ocupado us pues to.
re~pectivos, i los dos nu Ant~s h bíun ido
reempl zados por tr s persona qne s
le habían juntado en 1 camino,. Ast qu ,
cuando aq nellos quisieron volver a los su
yos, los gritos tie sus compañeros ya dem,
siado estrechos, ahogaron su;; reclamaciones ..
-No s ,e pueden 11 var once en un e -
briolé de seis asiento~! Esto s pn ra ahogar
nosf decían .
- ·Pero no es culpa mía, alegaba el hom
bresito carmesi; pardiez! i no n1e hare1s continuar
a pié, ni permanecer esta noche por
estos páramos. Yo he pagado mi puesto i lo ocuparé
hasta Coblentza.
l hacia por entrar: pero fué rechazado por
los confusos gritos de:-l\1 i piernu!-Mi pié! Mi
brazo!&. &.
-Sinembargo es preciso que Y.O me sien ~
te. He pagado mi puesto, i teogo derecho a
ocuparlo.
-Nosotros hemos pagado tambien ]os nuestros
i tenemos derecho a no ser molestados.
-Conductor, gritó el hombresillo: mi }u ..
gar! Quiero mi Jugar!
-Señor, dijo el conductor, que esos se·
ñores sean un poco condescendientes i habrá
lugar para todos.
-Estais loco, conductor 1 Quereis mas
condescendencia'? Somos nueve ya para aeis
puestos!
~-I estamos tan apretado~ que no pode ·
mos rebullirnos.
-Yo tengo un señor sentado en laa piernas!
- ·Y o llevo clavado un codo en las coa
tillas !
-Yo una rabadilla en el estómago!
-Veamos, señGres, dtjo tranquilamente
el conductor, veamos como es eso: todaYi&
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-7 •
arramaros mas.
Qaiere U eatriparnoa'l. . . . o ea ~
estrecharnos mas •.•• Estamos oomo cade
sardinas. ueve en seis asientos!
-La condescendencia es magnifica, pero
·--- debe llevarse hasta el suicidio.
-Huta el suicidio!
onduotor, baga Usted lo que quiera;
ro yo he pagado mi puesto i debo opar.
lo.
-Pero, señorf yo no digo t¡.ue no; tomadJo
.. ... entrad¡ estos señoras se arrima án un
~~~~-.
E hombre carmest se subió al estrilao
pero al fué rechazado a cOdazos i
odil po los de adentro.
entado, ar1oj6 una mirada a au com,
el'O de viaje que basta ent6noes 1\abta
wwnaoecido en ileuoio,. como para pre-
.... , le t¡ 6 hacfa, o a lo ménos para que le
d co reclamaciooe que sirvieran de
o a las suya&.
-.. onduotor, diJo el otro, venga iTsted
' m~, juro que me es impoaible hacer el cam
no a pi6.
•
-El Jugar será para vos.
-Ah! señor! gracias; d saber vues-tro
nombre i direccion para ir a espre•aros
mi reconocimiento en Coblentza.
El ranjero ilo respondi6, e hizo ·~iia
al conductor de partir. El cabriolé lo dejó
atras en un recodo del camino i al fin lo perdi6
de •ista.
:rios atas despues, vi6 entrar en su casa
a su reconocido compailero que habla visto
su nombre i dlreocion en su maleta. Despues
(le grandes cuml'limienios, recibidos
friamente, se empeñ6 en que le hiciera el
honor de ir a comer alguna vez a eu casa.
:Mi mujer, a la cual he hablado de vos ,
•e alegrará mucho de conoceros.
El estranjero le prometi6 hacerlo, pero
olvid6 su promesa •
Á pocos dias cambi6 de aloj«miento i no
oy6 hablar mas de su tiránico Anfitrion.
blat en voz ilel estranjerQ, tal
da a to que lúzoobede~
al co dueto
Pero u me mas tarde, se encontraron
en la calle. Despues de muchas quejas:
-Y o o os de ar6 sin que me deis vuestra
i - palabra de honor de comer boi conmigo.
Tengt.Y lgunos amigos en casa i es prciso
que eai de los nues roa. Se dice que sois
escritor mi IDUJer ha leido algo YUe&troi es-
4 loca conoceros.
di uesto de l~res ya ocupaU
ted de haeer baJar a 1
Como cta decidido a ~fectuar •
menaza no dejarle sin haJler obtenido
una formal lle c.,ptacion, Sohi-ller,
p ti6 solemnemente que aais ·rta, .. . . . no s1n o u 1nteraor 1uramentos, no
m~nos de no oou ri • la io i-
•
t~IOB.
ocupa8~& Cue
:.~"'.. dijo co ductq , ~ le pregua
UYO UDO de SUS
• ceoocla a • Holleno.
ananera ad itir na pq o
9&1_&'vJ'.ír•a o u «;loa ·-os7 vaya a
--- él que a todO traac
pi • a au oompt& 1 aa :1[ _ , _
p_,cto da o E
·-- rti~of · haqe a p1d •
RlUJ81'
..-P
nooeré.
E o
ra
vulpr
1 • • • ----1 DJUsto; pe ooaooar
encantadora del país.
si ea dijo SchUler, la oo-da
• Hpl e -
o con baile•• mate~P&tioa
·ares, 1~0 009 be-e
lleza 10 -·· a e
del lu
este ~· JP upec-to
se itlo el zoa.
D a comida Q habl6 poco , p8ro
mir6 m··-· o a la señora.
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_ .... (
n filo ofo pr tendí que el unl\erso t • todos lo d1 1 d nu Jtln on un uu n ld
l on1pu sto atonlo ~ep r lo , qu t~- de fiol' ;o ; tú U} u oz onar" na rn ·Joda 11
n1 ndo la forn1 de uu b1oche d1vidt lo por rni corazon qu todo los plauso d 1 u ul
do J1art tieJ den sin ce~ar a onfundils . tituu i 1 rui o d 1 tdunfo· tu qui n n
l:sto phca 1 s n aciou que e peri n1 n- n1i u ño n i n1, ji no . o con ncanto sn
.~ 1 po t·. Le oar ía que aqu lla u1u3 r d finibles; tú para qui n o anaado 1 11 p1
era él 11i n1 ; que separ:tdos ha ta ntun- cerca de mi, una purt d ot bra bnJO d l
, ra !Sin rnbargo para "l qu t 11a ha- ár·boles! ........ .
) \ nací o, para '1 qu habi· n crecido sus '' 1 ro, quién sal d ,nd rt) pe:•rf) tu
hern1o os ·ah Jlos ca taño~; para el que ~u qui'n sab SI t refr sen~ a la omb.. de
tall h bía ton1ado aqu lla gracia i fJ xibiJi- nu tro paí , o bajo lo. plotarHH as de la !lon
(Jud· para(.], ausente, qu u voz había te- t6ra·ida1 ........ .
1ido i n1 pre aq u lla d u]zu ra encantadora. ' J_Jo que y o s~ s q u tú r pura 01 10
-.1 diJo= "]~sta n1ujer . la rnio." l sus los ánj l ·, i que aun no t 1 'isto· qu t 1
p ;)n trantes a 1i rada~ se Jo dj.reron a ella con c1·eces n l ti ncio i el ai lun1i nto, s n
~~a 1 cuencia n1uda que tien n los ojos de jante a la ro a d lo Alp , que allí don
lus per o nas ap sionac~ a . n1i 1110 le tiend ] r 1u go ~u tapiz, )e va 1
Poi' lp noche, lJa se puso tnui pá ida i se verde follaje i sus flo1 es de un rojo ad o1i 1 n
1·etiró. . Hol~ nn volvió poco de 1 ues i di .. bl ; qu tú flor e s 1 ara n1í ol que t
·o a. us hu~sp des: n1ant1eoe l abriO'o n istno de un deseo qu
-" ro es nada, un ¡1taq u e de ne1 vios que e Jisonjearía i qo )os pasos d 1 'ia · ro no
le pasaJá n diez n1inutos." se han estan1pado nunca n el ]anco desi~1
A Ja mañana siguiente, Schil]er se pr~ to de nieve que te rod a.'
sentó en casa de l\1. 1-:lolfenn; estaba -;¡ Despues, todos dos stuvi ron lnago ti 111
solo. po sin habla•·· árnbos pooeidoti de una 1ní
-1\fi rnujef no recibe hoi a ninguno, i 1na idea, teniendo la mistna o a qu decir
aunque no podreis verla;, sois sinembargo se· án1bos ternbl0rosos e indeci ·o . • ,chill r
el único s.ceptuado de esa rigorosa medida aproxin1ó lentan1 nte su Jnano a la de H -
porque ella está encerrada con vuestras lena; las dos 1nanos e tocaron, pe1o n1u1
obJ·as. HjeratTiente · sinen1bargo sus corazones
• la mañana siguiente, p~u·a distraerse de consnov1eron.
la irnpresion que sentía, chiller sali6 al Ella se levantó!
catnpo. Pero se detenía a cada paso debajo Yo tlle ahogo aquí, sa]gan o , lleva -
de los o]mos, pensando que ellos podrían me a eEos verdes cespedes bajo cuyos ar·bQcubrir
con sus sombras a los dos. l luego les se proyecta una sombra que a1nais tanto
e agolpabar! en su espíritu i s1s1 corazon u- i de la cual guardais una parte a un ser qué
na rnul titud de pensaruientos tales, que se os es desconocido.
vol vía para buscar a quien co1nunicárselos. nrnediatarnente 1 ízC> poner los caballo e
Al otro día por la tarde volvió a casa el coche i luego partl ron Catninaron ]argo
de f\1. Holfenn. Si la casualidad, se decía él r-ato en silencio, r1i r·ándose solatn nte, i etnhicierc.
que la encontrase sola, le habl-aré, briagándbse n1utuan1ente con sus 1ni a· a da
le pintaré este amor súbito que se ha apode- Luego bajaron a un n1uiHdo jardin cu
rado de toda mi vida; le abrazaré lus rodi- bierto de acacias en fiot·e ; los pac:os no se
llas i le diré llorando: '' 7
0 te arno." oían, la luna, apesa1· de su esplendor, no e.-
inembaJ go ]a encontt·6 sola i u o le di- travesa~a e) follaje con sus rayos.
. d ' JO na a·· · · · · · · · Despues de una hora de paseo ca i en el
Ella tenia un libro en ]as manos i le dijo: silencio, I elena se alejó de l s acacias; el
1\1e ocupaba de Usted. poeta la siguió. Cuando llegó éd lugar don
El poeta quiso saber Jo que ella leía. B- de había dejado su coche, le n1Í1ó nuel'a·
lla cerró el libro. Pero como lo había teni- mente, i ton1ándole la mano, le dijo:
do largo tiempo abierto por ]a misma páji- " i rne habeis amado un momento, no n1e
na, el libro se abrió solo. sigais. A dios! nosotros no nos veremos ja1nas.'
"Oh! si la mujer que debe amarme su- Ella subió sola, i SchHier perananeci6
piese el tesoro de amor que ~.,o le reservo et el bosque, de tal 1nanera aturdtdo po•
en mi corazon r Oh! tú que debes atar a ti aquella brusca partida, i aquel t rno a-
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roa mo --..-
eremos
O llECUBRDOS
• siempre no
J J! .••• u
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Citación recomendada (normas APA)
"La Aurora: ensayos de literatura - N. 9", -:-, 1867. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2094329/), el día 2025-05-01.
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