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EL MO'SAICO
(AL CUAL ESTA UNIDA LA UIULI4lTECA DE SE·:ÑORITAS.)
TRIMESTRE 4.° BDgotá, 17 de diciembre de 1859. NÚMERO 50.
CQNTEN":r.DO. l SAlCO sigue la suerte c¿mun de los periódicos
• ','~ > ": F.J filoSIl\(;Oo PáJ, de est;a clase, doteJ~er~e en ~l segundo ó ter-
A NUESTROS Ailr ~c 01' ernar .0 Como toda mnjer, amab~ j Pero amaba un ser ficticio,
Torres Torrente, mUrIO el dIa ocho a las seIS una sombra~ nohabia encontrado un hombre bastante fuerde
la Inañana. Las personas que tuvieron la te quo imprimiese en .ese corazon, puro un~ sensacion de
fortuna de tratarla no podrán ménos que de- amor. Su frente ter~a, jamas ~e hll:bm oscureCido al contacto
, . ' _ • de una man\> estrana: sus oJos siempre .serenos, permane-plorar
la perdIda de una senora cuyas Vll-tU- cian aun impasibles j inanifestando ese indiferentismo abdes,
poco comune8 como esposa, como madre soluto ácia todo lo que tuviora visos de alarmar su natui
como amiga la hicieron manifestar un alma raloza, , , .
• , . • • • HortenSia era una mUjer perfecta, Su hermosura, POSI-dIgna
aun en medIO de sus sufrImIentos. N 0- sion i gravedad habia hecllO cruzar por lamente de muchos
sotros deploramos su muerte, i desearnos con- jóven~s, la idea de, sa~rificar su, porvenir, su juvcntud! sesuelo
a las personas que tanto deben sentirla g?n dicen los pa,rtldanos ?el celibato, en ~ras del matrlTIlO-h
h h . d ' 'd'd' mo, con tal de que la mUjer que les cupiera en suerte se puesto que an ec o tan gIllin e pe! 1 a. llamase Hortensia, i tuviese tan bellas cualidades'¡ atracti-
SECCION LITERARIA.
EPISODIO DEl< SIGLO XIX.
A MI .&PRECIADO AMIGO R,AUIUNDO BERNAL.
Hai tantas si:rigularidades en el carácter h\lmanO, tantas
" aberraciones inconcebibled en nuestra pobre naturaleza,
/ 'lne el homhre mnchas veces llega h~Htn dndar de kls mas
vos tan seductores,
Esta mujer, o mejor dicho, esta niña en forma de mlljer,
fué la que ]'eunió c!lalidades que creia :Marío necesarias
para la que destinaba a ser su espesa; estaba pues despejada
la incógnita mas difícil que se .presenta al hombre en el
trascurso de los años j encontrar una mujer jóven, seductora,
intelijente, virtuosa, no es hoi día lo mas fácil.
Mario, hombr.e de mundo i avezado a intrigas gJllantes
acostumbrado a tratar con las mujeres mas seductoras, sin'
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EL MOSAICO. 399
que su corazon gastado palpitase, iustado por una eLnocion < con pasion, cuya ~laturalcza no se h ,~ gasta¡lo en el esceso,
de amor, esperimentó quizá por l¡¡, primera vez cierto entor-' ( i el mundo no ha pelTertido su cor3zon, ese hombre, creo,
pecimiento en sus facultades, una inusitada timidez le so- puede amar guiado por un sentimiento moral, i no por un
brevino al acercarse a "Hortensia j seria el aliciente de la bastaJ:CIo interes j pero la falta tle un conocimiento verdahennosura,
de la virtud, o es acaso ese temor tan natlll'¡¡,l dero de los medios que creemos puedan eonstituir nuestra
a todo ser, cuando en circunstancias idénticas crcen;Jos felicidadr nos llevan del indiferentismo moral al mas refinaéonfonnarnos
con _un decreto de la naturaleza, i tratamos do materialismo, inmenso caos on que el espIritu del siglo
las cuestiones, no ya con la volubilidad de la juventud, si- nos ha precipitado.
no con la seriedad que circunstancias mas graves i mas Jugar 'con la reputacion de una mujer es hoi n;lOneda
trascendentales exijell. corriente, no pasa de simple calaverada.
Como hemos dicho, sus modales cminentemellte arista- 1ra que ustedes vean que Sl sé griego, les
diré que en este idioma mono8 quiere decir
uno, .i poli muchos). Hltgamos pues nuestra
fotogmfía, pues este arte está tambien a la
moda; tenemos algunos tipos, al azar, i nos
convenceremos de la exactitud de los nuevos '
principios. . .
Yo conozco a don Baltazar con10 a mi$ manos.
Es un viejo alto! delgado a manera de
anguila, de corva nariz i ojos vivos. 'Pertenece
a mi buena familia, tiene sus quince
mil morlacos, i sinembargo se ha echado de
ruana, sí, señores, de ruana del Socorro i bordon:
calza botines de soche, de aquellos
bien amarillos que venden por pares, como
curubas en la plaza de Sogamoso; i lo~ tiene
tan descosidog,:que a veces, Dios mio! se le
asoman los dedos, como entre las doradas reja,¡¡
t. de la jaula asomaran su cabeza un par de
toches, o dos anjelicales novicias, por entre
las rejas de su locutorio. Su mesa es parca
cn estremo, pues sigue con escrúplllo el parecer
de Frai Luis de ,Leon que tan hermosamente
!lecia:
.A. mi una pobrecilla,
Me&a, de amable prp¡ bien ~bastada .
M!l basta ..................... .
i no se vaya a creer que es por error de imprenta
qlle se ha puesto par?; en vez de pan.
Duerma él sobre las 'taleguitas que tiene enterradas
debajo de la cama, i quédense allá
los placeres ' de la mesa para' esos glotones
que solo piensan en los goces terrenos. Don
Baltasar no "a al teatro, porsupuesto, porqne
no haifullciones ; pero aunque las hubiera,
tampoco iria, porque i de qué cuenta hab}a
de gastar así no mas sns pesetas? Don Balt
asar no ve, porque, segnn decia su suegra,
los libros i los santos 110 se compran SillO se
heredan, i los que él heredó, gye fueron el
De8ide1'io Etecto i la Hijiene del doctor :i\1:erizalc1e,
ya se los sabe de memoria, i les tiene
las foj as mantecosas como pellejo de cochino
( con perdon de nstedes ). Don Baltasal' no
snle al campo, ' porque no tiene coche, cosa
que se me creerá desde luego, sin que haya
necesidad de jurarlo ; no monta a caballo,
voi'que, eh! un caballo no es cualquier cosa !
antes se compraba uno bueno, de lindo color
i S Ll~v e paso por veinticinco pe,sos, pero hoi
seria preciso afloj ar ciento por uno en que
se pueda medio andar. 1 entónces . en qué
goza ese hO~l1 bre? se me pregwltará. Pues
ahí está el busil,i8, i ahí está la monomanía.
A ese hombre le ha dado por no gastar, por '
mantenerse con su llesa bien abastada de '
paz. Tomemos otra plancha parafotografim'
@tra figura.
Estamos de nuevo en tiempo de galones i
charreteras; por todas partes cruzan oficialillos
con la espada elegantemente terciada
bajo del brazo, la franja del calzon sin tacha,
i sin un solo pliegue la bordada casaca.
N o importa que todavía no hayan recibido,
como se dice, su bautismo de pólvora; eso
cuando mas que~'l'á decir Ciue son militares
en tiempo'de paz. Pero es el caso que no hai
puesto para todos, i el valeroso Juan Carranza,
a quien tantos servicios debe la Patria i
la América toda, suspira porque le' den al
ménos el grado de alférez, que/trae desde el
tiempo de la guerra-magna. Sfuembargo nada
consigue apesar de su monomanfu,J, tan pronunciada
en favor de las cintas coloradas i ...
del sueldito tambien. Sus horas se pasan
frias i largas como flU esperanza; pero apesal'
de todo eso le tengo que aplicar aquellos
versos de Príncipe:
Limosna pide entre enojos
Un oficial ?-No te asombras:
No le dejan matar hombres
1 tiene que matar. . . . . . .
En la placa mas bruñida i reluciente voi a
sacar a don Pepito: todos 10 conocen i no
me dirán que esté deficiente el retrato. Don
Pepito es lmjóven mui buen mozó i un caballero
completo. Se le ve en todos los bailes
de tono, da el brazo a nuestros hombres
grande8, monta los mejores cab:~110s, se viste
con las telas mas finas i bien cortadas, se
enmelota con las mas olorosas pomadas, corteja
t:t 1m tiempo, i es correspondido de ellas,
a J uanita, a Tp'esa, a Susana, i a otras mil.
En una palabra, está monomaniaco, i su manía
consiste ~n engullirse como caramelos
las onzas de oro que le dejó su padre hace
un año, porq le en lo que méno's piensa es en
. .
BANCO DE LA REPUBLlCA
81BUOTiCA LUS - I,NGH ARANGO
HEMEROTECA
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402 EL MOSAICO.
el pon'cni!', i cn quc al fin i al cauo se le ~
:lCH 1H1.1'<ín las onzas, acabÍlnclosclc con ollas ;
por supuesto, las- mnehaehas i las casacas, ¡
~ os hombres gra~d os i l?s caballos,. los :vinos l
1 las pomadas. Es precIso convemr, smem- >
bargo, en qne csta monomanía no es de las I
peores; porque a qué fin tener plata, si se )
ha de guardar oon triple llave? i en cuanto l
a las mnjeres es mama JUni jeneral; y6 de ~
mí só decir, qne en todo tiempo me han gus- ~
tado las hijasdc Eva de todos tipos i coloJ'es, l
i por ellas me hc visto a pique de hacer mas
de lU1ft diablura. 1
Preciso es sacar a luz otro monomaniaco;
poro es preciso tambien ir despacio, con pies, \
-o mojor dicho, con manos de plomo. IIablo, )
pnes, de nn señor de capa larga, sesenton i
atrabiliario, a quien,'por mal de mis pecados,
conozco desde mi infancia : hoi ostá rücio,
rucio como un caballito que me regaló mi
padrino el canónigo por los años de 10 n 11.
A este sujeto le ha dado la manía por una
furia trcmenda contra los fracmasones. Ayer
no mas me estaba haciendo una plática en
los Portales,. i comenzaba ya a definirme el
grado de los Rosacl'Uz, cuando de súbito alcanzó
a ver no sé a quién, i persignándose
despavorido, huyó de mi lado, sin que pndiese
retenerlo por mas que hice. Seguramente
alcanzó a ver algun mason desde léjos, i como
es tanto . el teHor que les tiene se fué der
echo a esconderse. Este ciudadano redacta
periódicos contr~ los masones, hace novenas
contra los masones, conversa contra los masoñes,
sueña contra los masones, i a todas
horas .... dale con los masones! Si llueve,
si alguno se muere, si estalla una rebelion,
si despellejan un perro, todo lo haoen los
masones. Bendito sea Dios! yo detesto a los
masones i los creo picarones: pero debo confesar
que este dQn fulano monomaniaco, me
tiene mas ¡rito que los mismos masones, i en
castigo de su monomanía, yo me atreveria:
a proponer que se le encerrara no en una casa
de locos, sino en una loj.ia, a ver si se le
quitaba la gana de molestar con sus sermones
a todo bicho viviente. '
Por lo dicho resulta que la teoría de que
hablé arriba está perfectamente acorde con
lo que diariamente vemos, i que todos, todos
deberiamos estar encerrados cada uno en su
jaula. Todos tenemos nuestra monomanía,
unos de mujeres, otros de escritores, otros de
mercachifles, otros de padres de la patria, i
así sucesivamente .... m¡lS no quiero continuar,
porque la· monomanía que,mas me disgusta
es la de escribir largos artículos.
---- MUDARRA. A EDEUIIRA.
El candor 1... la virtnd!... doncs del cielo,
Adomo natul'Ol de la mujer,
De la mlljer el ánjel del consuelo
Que aliellta i enaltece Iluestro ser ....
Mi mente vaga i se dilata mi alma,
Al sentir despuntar el pensamicnto,
Arrebata a mi ser la inerte calma
1 me deja en comploLo arrobamiento.
Con lágrimas se baña mi semblante
Contemplando ese ser de mi iluaion,
Ante el cual otro ser tambien amante,
Se humilla por ganar su corazon.
Esta eres tú .... Delmira de mi amor,
Do corazon sensible, de alma pma,
Que prcsentas lozana ante el Creador
La inocencia i virtud, quc en tí fulgma.
El tiempo borra i en borron convierte
El estro i la razono la luz i el jenio .. .•
Al hombre mismo alcál\zale la muerte j
Mueren con él su idealidad .. . su injenio.
A impulso de la musa que me inspira,
Siento mi mente en triste confusion j
Sin comprender los ecos de mi lira
Que hacen ard~r mi pobre corazon.
La' mujer, arcánjel esplendente,
Centro de amor i luz del pensamiento,
Yolcan del corazon i lava ardiente
Donde milere i renace el sentimiento.
Ved aquí, hormana, de tu ser el tipo,
Tipo bello, sensible, pn!'loroso,
Del cual se goza el Todopoderoso,
J~n ser el grande, omnipotente autor j
1 a quien proteje desde el al,to cielo,
1 le quita esta vida fastidiosa
Para llevarle a la mansion diobosa,
Do le bendice con e.terno amor .. . •
Con el perfume que mi sien bañaste
En esa hora mortal de despedida,
En que miraba lóbrega la vida
1 sin encantos ya mi juventud.
Ausente i triste, sin placer ni gloria,
Sin ver la prenda quo en el mundo se ama,
Sin estreohar eJ pecho que se inflama,
Al invocar al Padre de la luz.
1 es tu memoria que en mi mente fulje
Cual astro rutilante, esplendoroso,
Inestinguible, anjelica~ grandioso,
Que hace en mi pecho el corazon temblar.
Lava de fuego que mi mente abrasa,
Que me entrega a delirios de dulzura
1 me hace contempla~ el alma pura,
Que al hombre nnnca se podrá entregar.
Adios 1 Adios hermana candorosa,
Cesó mi pensamiento en sed ardiente j
La llama, se apagó mui ~entamenté
1 solo me encontré en la inmensidad.
Pronto en mis brazos volveré a estrecharte,
1 juntos pediremos al Eterno
La dicha, porque el mundo es un infierno
De farzas, de calumnias, de maldad.
LA LAGUNA DE TOTA.
Levantéme una mañana' con el sol i con el
sol plÍseme en marcha. A breve rato este
presuroso compañero, que sin duda intentaba
hacer una jornada mas larga que la mi a,
torció en su camiuo por entre unas jiganteeEl
~iempo puede en su fugaz carrera eas nu~es pardas i dejó ~i sen'dero sombrea-
Arrebatar tn ardiente juventud ;
Pero nunca pOdrá, con mano fiera,
J<]mpañnr tu candor j tu virtu~.
¡ do i todo el horizonte enlutecido. Jiraban en
¡ mi alrededor lUl-a multitud de insectos alza-
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EL MOSAICO. -.403
dos de las ciénagas que atra\fesaha, í sus J110~
nótonos ~umbidos parecíanme los ayes d~ la
soledad.
A mi frente se estendiau en série no,interrumpida
una multitud de montañas, aznles
en su cima i de color de esmeralda en su base,
miéntras que, a mi espalda, el bosque
bajo sus apiñadas-ramas adormecía toda la
naturaleza, como al amp!Lro del silencio i de
las sombras . •
Al trepar a la cumbre de una pequefía colina,
presentóse de repente a mi derecha,
como por evolucÍon niájica i en una inmensidad
bajo-mis piés, el cielo con su brillo,
. sus nubes i su sol balanceándose en escaso
movimiento. Dió mi caballo un resoplido i,
saltando por sobre unos., verdes juncos, continuó
su galope a orillas de la laguna.
Yo no he visto el mar; pero sí me lo he
imajinado, i debo decir que, al contemplar
aquella espléndida masa de agua de mas de
seis leguas de circunferencia, ceñida a trechos
por costas escarpadas i rocallosas i batiendo
su oleaje con murmullo, medio satisfice
la necesidad que esperimentamos todos
de respirar su aliento i mecernos en su inmensidad.
En adelante, si es que j ama~ he de ver
el orijinal, me halagaré con la consideracion
de haber tenido en mi presencia su lil as fi el
i pretensieso trasunto.
Los rayos del sol, reflejad0s contra el azul
de las pequeñas olas, colocaban un diamante
sobre la cima de cada una de ell~ i arrójaoan
un manto de púrpura sobre sus costados.
Con los mismos rayos del sol parecia que las
náyades formaban en el fondo sus palacios
de oro i de cristal.
Bandadas de patos negros i rojos nadaban,
surcaban el espacio, o venian a descansar
sobre el flotante musgo de la oriHa.
La ~arza silenciosa se duplicaba en el espejo
de las aguas, asechando el momento favorable
para sumeljir su prolongado cuello.
La ténue i mansa brisa, que anunciaba
con su soplo 'haber visitado las flores salvaj
es, recreaba 11;1S sentidos i ~ste)ldia su saludable
influenCIa por todo mI ser.
Un cielo a'7,ul, interrumpido a veces.por
fantásticos grupos de blancas i descarmenadas
nubes, servia de digna cÚPlila a este romántico
i delicioso paisaje.
, Por largo rato permanecÍ en silencio, sobrecojido
con la 1;l.ovedad de las sensaciones
i absorto en una meditacion melancólica.
Aquí, me decia yo, en este apartado i florido
desierto se desarrolló en tiempos remotos,
ignorado para la codicia del viejo mundo, un
pueblo poderoso, rico, i noble !3n ideas que,
prescindiendo de los objetos terrenales, elevó
sus miras hasta el sol para hacerlo su Dios i
su padre; miéntras en el antiguo Ejipto el
renombrado i sabio sacerdote se inclinaba
ante el perro sagrado, o presentaba con l'eve-rencia
las ofrendas al blanco j" manso, Dids-i
bnei Apis. .
1, fij ando mi atendan cn los días que li emos
alcanzado i en las condiciones fí sicas de
nuestro pais, me preguntaba con satisfaccion
i con oi"gullo patrio, qué pnede cOíleebil's!3 o
¡Jeseal'se en los reinos todos d:e la Jl a.turaler.a
que no se encuentre en Nueva Granada con
profusion exhuberante o en escala sorpren-dente
i magnífica ~ ..................... ,
Rai en esta laguna cinco pequeñas islas.
Las dos mas grandes tendrán diez i seis cuadras
de largo i mas de diez de ancho. Son
fértiles i de formas irregulares .
Un desalmado inglés, que tuvo basta.nte
osadía para despreciar los encantos i desencantos,
fué el primero que las visitó, enCOIltrando
en ellas gran número de venados que.. ..
huyeron despavoridos.
Apropósito de encantos, es de advertir que
los de esta laguna no ,tienen ninguno de los
earactéres bellos i risueños con que la crédula
tradic~on deleita los oídos de los niños.'
En ella no se dice que existan cluecadas de
pollos de oro, ni totumitas de esmeralda, ni
cuentas de diamantes que .se consumen o
desvanecen al tocarlas. N o, los caractél'es i
las circunstancias de los encantos de la laguna
de Tota sun terribles i amenazantes.
Es que de cuando en cuando, i en días brillantes
i serenos, de repente el cielo se encapota,
las olas crecen i de azules se tornan en
negras, el huracan brama i barre con estrépito,
la cuenca sólida de la laguna se estremece
temblorosa, i de su seno, entre montes
de espuma f osforescente, sale una como enorme
balle:n.a, con cabeza de lmei, dando espantosos
i 'terribles rujido"S.
Esta como ballena no es otro sino Satanas,
o mas bien, diria un despreocupado observador,
el j enio de la supersticÍ:-.Americnno."
LA lIIALDlClON.
(Continuncion.)
Mil pensamientos profundos venia n a la intelijeDcia de
Cárlos a hablarle de la, grandeza del artífice de aquella
vastísima creacion que ve~a brillar sin límites; cuando de ¡ improviso, oyó pronuuciar 8U nombre por muchas voces,
que los ecos multiplicaban repit;i.endo a lo léjos la última
sílaba. No tardó en conocer que los bogas eran los que lo ~
llamaQan, por que vió en la risueña pradera quo acaba.ba ~
de dejar, los bultos de varios de ellos i distinguió entre
las repetidas voces que lo nombraban, el acento de sn viejo
compañero, el pescador Diego. Deseando -bacer conoeer
a los bogas el descubrimiento de una subida cómoda a la
cima de la cascada, i al mismo tiempo la necedad e1el horrOl'
que ella les inspiraba, iba a despegar sus labios, cuando
apercibiéndole con espanto sobre lo mas elevaelo de las
peñas, tomándole por algnllo de los fantasmas con que su
ciega imajinaeion tenia infestados aquellos lugares, echa.ron
a correr, repitiendo con un acento trémnlo i horroroso :
¡El mojan !.,. ••• El mojan !. . .. El mojan se ha llevado al
blanco . . .. 1
l ba Cárlos a descender para disuadirlos de su uecio
error, cuanelo una melodia que parecia venir de.l Empíreo,
le dejó estasiado, i como absorto en un letargo delicioso.
Sin ¡,bandonl1r la málj en de la fuente, Cárlos queria ver
sin ser visto. Se adelantó por entre un oloroso bosfJuecillo
sembrado de rocas enormes i DO tardó en apercibir el eco )
de una voz bumana.- ¿ Serán hombres salvajes ?. __ Se
preguntó sobresaltado. "N o, no es posible ai'íadió tocando
el cabo de su machete que tenia a la cintura, una música
tan suave no es del gusto de los hombres incultos."
Con una mulLitud de sensacioncs de sorpresa" temor i Curiosidad,
Cárlos continuó acercándose ácia allngar de donde
parecia venir aquella tierna melodia ; cuando al salir detras
ue una roca mas grande que todas, didsó sentado sobre
una peña a la orilla de la. corriente, a un venerable anciano
en cuya faz recreaba sus rayos la 1l1aS bella de las antorchas
de la noche. Entre las piernas de este viejo misterioso,
sonaba tiernamente el armónico instnullellto del rei
profeta, i 'sus . labios exalaban una melancolia mas tierna
quc la del sublime J ercmias. ' Sus dedos tenian una. maestria
majestuosa ; i de entre ellos se escapaban ecos divinos,
Cual desde playa segura
Mira en ealma el marinero
En el mar a la borrasca '
F'igurar bailes i cerros ;
Tal yo, 9,esde los umbrales
De mi vieja choza veo
La tempestad de la vida
• Del linaje humano entero.
Con miedo los ojos dirijo a la líistoria
De pueblos que fueran clarin de la guerra :
De sangre dejaron benchida la tierra, _
1 fué para el hombre funesta su gloria,
¿ Qué fué de los Otl'OS que sabios qnisieron
Con artes i ci~ ncias vivir e(l la paz? , .. _
Que al fin oprimidos, cual siervos, se vieron
De bélica jente salvaje i rapa.z.
Desde aquí, desde estas rocas,
Que nad ie viene a quitarme,
1iiro a los pérfidos bombres
Amigos apellidarse.
:I.fi ro se estrechan los senos
Con mil palabras falaces, .
I qua un puñal por la espalda
Se bundeu con fria sangre_
I desde sus fieras ciudades me miran
Como un solitario por que buyo su voz ;
Mas ,1 ai 1 que en su y.ana soberj)ia deliran.
i Que aquel no está solo que está con su Diqs 1
* * * Del tiempo siempre invencible
Bajo lu mano tremenda, '
Derrumbados los imperios
Cayeron con 8U soberbia:
1 al mirar que, no ha dejado .
Ni el rastro sobre la tierra,
Por do elel ser u la nada
Pi'eeipitados cayerou;
Alzando los ojos al cielo sereno
Que abriéndose inmenso recibe mi alma,
Del Padre infinito contemplo la calnw,
Ya n ijan los mares, o el hórrido trueno,
A tí me levanto, SeDor poderoso,.
Que absorto mi ojo doqui era te ve,
I en curo infinito de eterno reposo
Yo estuve por siempre i estoii estaré 1 .. . •
Retira de mi cabaiia
La dura rabia del bofubre ;
No permitas que la. tierra
Pise de mis derredores;
Porque aquellos que a. tu hijo
Dieron muerte con ladrones,
Aislados te aduran fieles
I unidos te desconocen.
1 desde sue fieras ciudades me miran
Como un solitario porque buyo sn voz;
Mas ¡ ai 1 que en su vana soberbia deliran
I Que aqual no está solo, que está con su Dios 1
* * * ( Continuará.)
IMPRENTA DE PIZANO 1 PEREZ.
Citación recomendada (normas APA)
"El Mosaico - Año I N. 50", -:Bogotá: Imprenta de Pizarro i Pérez, 1859. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2093674/), el día 2025-05-03.
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