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:-: ___- -"t;c-~~:::&.~...:s~: Q ? 2u su bufanuas, PUl'
t~da pal'te e oia el cM I (,}¡.as! de lo fósfol'os ó (c:-mo
? Porque son lo liones ele Oolombia,
la gloria y prez de e ta hij~t de Quesada; on :0,
príncipes de la ari 'tocracia monetal'ia.
Uan llegado al Ca ino, El lleune sey hirviente co'
mo topacio líquido, La pasado de h~ copa cl'istalina al
pecho alegre y
A caballo! Lo liones de Colombia á caballo! y
qué caballos. TO bebieron'otros mejore las agua, del
Suárez y compararse pudieran á lo corceles que pa .
tan la yerba verde del Guadalquivir, Za de po·
deroso pecho, como aquel "aI'agoné brio·
so" de que nos habla Saavedra; tordos de crin dorada
y blancos como la nieve, pal'ecen beber las aura
y dejarlas atraso
Han partido, salud!
, , ==
Allá en lo afuera de la ciudad, no I'ecuerdo dond~,
un opíparo almuerzo lo' e pera, alpicado de sendng,
no, de dobles botellas de Sautemes, J.\Iargot y
Ohampagne.
Oiglímoslo ,
lIablan tle amor, de modas, de caballo, de triun-fos
y conquistas, de con y de palacios.
Lá tima que no hayan nacido en Pnl'i .
Lo' pl'otngonistas son, un lion de bigotito torcido,
de bota alta y tic calzon colo!' de mahon, que mereceria
3er pintado pOI' Duma y un pichoncilJo que parece
empezar á volal', en cuyos labios el D0mbre de u
dama juguetea y cuyo foetecillo de puño argentado
golpea in ce"ar la botita de charol.
Lo brindis se "ll('ed~n á los brindis y las botellas
á In. botella y lus cigarros á los cigarros. El almuerzo
termina y lo li en la ciencia y sé que ella al fin
alum bl'al'á los enderos de la verdad.
El Presidente de la República tomó la palabra y
luego el Rectur de la Univer idad y por último el
doctor Plata Azuero.
"Gna alva de aplauso los saluda, los interrumpe
cien veces y lo io'ue. lian bajado ya. de la tribllna.
La mú ica. re' llena de nuevo y dos largas filn ' do
caballero dan paso al lindo batallon de damn ' que
pa a, I'i ueño y á la vez ereno, tl'iul rante y á la vez
mode too
II¡lY dos conientes de amor, nos dice un amigo.
'J.'re corriente, diria yo, La de en medio es la más
bella, verdad '!
Contt'aig:ímonos al di cur'o dd doetor LUWF:L
PLATA AZlJEHO, ya que lo límite de e ta rev' no
no. permiten hablal' con detenimiento de lo' otro do •
liiell hizo la UlJiversidad en (',coger poI' orador al
ilu tre bio que propu o en el Oungreso la creacion
de aquel cuerpo CIentífico.
11 dhelll'so lleno de riquL:.ill1a erudicion y esel'ito
en períodos numerosos y elocuentes, traza Illagi tl'almente
el cuadl'v de las ciencias que.e 'an en la
UniH'r'idad, II desal'rullo en m dio de la . t~?·
Llas dc los siglv- pasado y lo nombre I~~I Hl"i..
que han ido abl'iendo campq 't)'t 1r~rde [f~f,,~~~
filosofia que quiel'~~~p'-\Jel Yt,b' Q~'H - orcLa de
'O\~Ct>. O'!t:.C~
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114 LA TARDE
la razon al nivel' o moral; las matemáticas y la,>
ciencias naturales que so tienen como en sus 110m bros
la moderna civilizacion, siempre creciente; y por último
la s bellas letras y los diferentes ramos de adomo
:r:ecesarios en todo bombre clllto.
Pero si este di. curso es bello é interesan te por Sil
erudicion y u el cUl:mcia, lo es todavía más porque
el orador ha confirmado en toda su vida sus pa la b,':\s
con la práctica. Como político ha figurado en primera
línea en las Asambleas populares, y ha alTostrado con
varonil energía lo furore<; de una tiránica oligarquia ;
como hombre de ciencia ha empleado largas llOras ell
medio de lajuventud y en la preusa científica de Col
ombia. Como médico, ah!. ... eu:in bien ha merecido
este nombre ! 'Velando unas veces sobre Jos libros
y otras á la cabecera de los enfermos con el intercs y
amor de una madre, á donde él ha entrado, ha entrndo
tambien el consue lo y la al eg ría. Por eso los enferlllos
desearian multipli ca l' la horas que apénas le ba tan
para curar tantas dolencias. Por eso tantos corazones
le aman y le bendicen!
Jóvenes que hab e is de ser no muy tarde lo amigos
y salvadores de la humanidad que sufre, si no e!<
permitid::> dirigiros la voz, os diremos: ahí teneis el
modelo, imitad su ejemplo.
* " * Conforme al programa del presente diciembre, no·
die ha muerto que sepamos nosotros; mas no por eso
dejamos de entristecer nuestra revi sta con el nombre
de un hijo preclaro de las letras, nacido má s all:i de
Jos mares y arrebatado ya del mundo de l os vi vos
donde fué tan amado, E e nom ure es el de el poeta
español don Luis de Eguilaz. Tambien él nos p e rtenecia,
que aun no se pone el sol en los dominios de la
lengua caste ll)lTIa.
Eguilaz fué autor de la C7'UZ del.Matrimonio, Verdades
amCl1'gas y varios otros dramas ricos de im:igenes
y escritos en versos galanos y brillantes.
Eguilaz, de modesto origen, pero de claro talento
y de notables virtudes, se elel'ó á grande altura sobre
las alas de su propio genio y murió á los cuarenta
y cuatro años de edad, dejando un vacío tan hondo
en las letras españolas como en el cora"on de sus nu -
• merosos amIgos.
* * " "La América," que parecia haber muerto repen ti-namente
de una npoplegía fulminante, e tú dando ('ñales
de vida, y los avisos que en tinta carmin nada
ménos decoran las esquinas, nos anuncian su próxima
resurreccion gloriosa. Saldrá, segun dicen, diariamen·
te y con todos los adornos y la gracia de una juventud
inmortal.
* " " Se anuncia tambien el segundo número del "Anua·
rio de la Academia hispano colombiana." En ese número
aparecerá un canto de la JERUSALE}! LIBF.RTA.DA,
poema que ha sido traducido en verso castellano
pOl' el jóven literato don Enrique Alvarez.
IIasta aquí los jóvenes no han encontrado apoyo
en lo escritol'es do nota; ántes biel~, p o r lo gene ral
se Ita tratado de arrojarlos á empellones del santu:1.rio
de las letras.
Bien por el j óve n Alv:l.l'ez ! y bien por la Acndcmia.
Cuando Sll tiene talento y se encuentra proteccion,
todo e tá hecho.
Macte, virtute, puel', sic itUl' nd astra !
* * " Concluyamos felicitando á las gentes de buen hu-mor,
y deseándoles mucha alegría, muchos bizcochos,
mucho jerez, mucha p ó lvora y muchos globos en las
actuales novenas de Navidad, de ruidosa memoria en
los próximos aguinaldos y en las paT1'c~ndas de todo
género con que han resuelto solemnizar este hermoso
diciembre.
J. J. B·
-
Al se ñor doctor Emilia 10 Restrer o E.
D a sue que sentado estoy,
Diez veces habré mojado
La pluma, quo se Ita secauo
Otras dioz ..... ¡Qué torpo soy!
No es que soy, sino quo hoy
Algo mi r87.0n ofusca,
De S1l0l'te que en vano busca
Una idea 01 ponsamiento,
y neof\sito, lo siento,
Una sacudida brusca.
" Pues sacúd"lte tú mismo,
" lUalaventurado baruo,
" ¿ No sabes bien que el l' etardo
" Puede auastrarte :í. un abismo?
" De tu propio galvanismo
" Aplicate una corriente
" Que disipe de tu mente
" El vapor que la rodea
" y resplandezca la iuea
" Otra vez sobre tu frente. "
Trato de seguir en 1'ano
De mi concienoia el consejo;
Pero el alambre ya es viejo,
De mi bobina, Emiliano.
Va Ita, L eyden y Galvano
No inventaron instrumento
Que en este h o rrible momento
Vitalidad darme pueda,
Pues como forrado en seda
Me hallo en completo ai~la.llliellto.
Si encuentras esta figura,
Tropo tomado á la cien (; i~,
De dudo sa tl'aspal'encia,
y ha ta opaca, más que oscura;
Haz nn esfuerzo, procura
Desentraiiarle el sentido;
Que no es más <]ue el consabido
"So/us eris," r:ol Nason,
Oita ad ltOe, eu la ebtacion,
Pues hay nubes y ha lloviLlo.
Si tan solo fueran eso,
:¡"il'me aguardara en la brecha;
:Mas, de bOrl'asca desh echa
Son los tiempos que atravieso.
Emiliano, te confieso
Que ya no se cómo lidio,
Oómo no apelo al ?7'te'i cidio
Ni como tengo valor,
Para buscar uu condor
En un dístico de Ovidio.
Aunque viéndolo despacio
La cosa no es tan ex traña :
" Tambien sucede en España,"
y así pasaba en el Lacio,
Como nos lo prueba Horacio
De una manera elocuente
En su apóstrofe vehemente
"Q'Z ·tZ· "N' /tle non mor a la...... o SIgO,
Porque lo que sigue, amigo,
No lo tengo bien presento.
•
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, LA TARDE • 115
Yo no quisiera quejarme
Ni acusaciones le llago;
Más tú sabes que Santiago
No ha querido coloca:rme,
Lo digo por disculparme,
SeñaL, pues tambien y todo
De esto modo ó de otro modo
Subsi tír es menester,
y el h ombre no ba do comer,
Aunque del <:'s hecho, lodo,
No Jo digo esto por tí
Que á ,-"al no lo llvar<\s:
Lo digo por 10'1 demás
Que me censuran :.í mí.
A hora, permite q uo aq 'Í,
En súbita transicíon,
Oon sincero corazon,
Para tu 1 ecieule hija
Yo que soy padre dirija.
Mi ferviente bcndicion,
• : o
J. P. p,
UU CANTOR DE ALDEA.
( HISTÓRICO.)
DEDICADO A 1\iI AMIGA ER)IIl,IA Y.
Cuán hermosa e taba la mañana! Era uno de e ')s
dias que se graLan pal'a ,iempre en el alma. El cielo
~staba tan Jimpio y rle'pejado, que su azul puro Jo
blluieran ambicionado las má ricas y esplendidas
sul tana para adornar sus Llancas formas, y q uo igualar
'e p'1dieru al cielo ~I\vidiado de la Italia; ni Ulla
llubecilla ~ru ;r,,,ba el espacio, y el ,01 l'e8plandeciente
dtjaba divisar los lejanos horizontes. 'fado era apacilJley
bollo.
E:;te paisaje se reflf'jaba en una fuenteciJla y su
monótono ruido atraia -v convidaba á sentarse en sus fr~ cae; y I'ilencio::;r"s orillas.
Agobiada por el cal<:n' de la tierra t<.>mpladn, me
senté á contemplar con delicia. todus los eucautos C('l1
que el St'üor ha qncl'ido regalarnos.
nliéntms adlllil.lbn <.>xtacia-la este cuauro y henflecia
inte riorlllente al buen Dio., mi mallO ;'¡i~traida
iba forlllando 1'.J111 0;; de' las precio as flore;:; si l ve.stres
que abundan á O1'illa' tle la fuente.
Una y muchas [¡oras llabria p asado allí deliciosamente,
si la converi'acion de una bandada de ¡lÍños
que lleg.> á mis oidos no me h ubi l'a sacado de mi
llleditacion. Sus voces infantiles salian de un recodu
del camino.
~\ 1 oirle., lenntó di'traida. la vi lta. y al cance ,1 ver
lo que úun no hahia llamado mi atencioll. Med io oculta
pOI' una cortina de hojas de parra, tan verdes q ne
parecian l10jas de terciopelo ó e meraldas, se destacaba
una pnji7,a. c11(7,a.
Al encontra l' e
J'acion. No conocí. :í. mb padres. Estuve al lado de
la Rnciana hasta que u pronta muerte me dejó en
una segnnd,\ ol"fanelad .
"Lo l'pli giosos del convento de *** me tomaron á
su cargo. El recuerdo de csos séres que fueron para.
mí todo en la vida, lo llevo aquí en mi alma! ..• ,
" Algnl105 anos m lÍ.s tarde comprendí. que no teniendo
nomhre debia bnscl1nne uno; sabia que el
Virey auoptaba Jus expó ito~ y tomé el suyo, que aun
hoy consen'o,
" Estando un dia jugando en el convento, subí al
campanario ele la igle: ia, y queriendo atl'apar una linda
mal'lposa, caí al suelo! Siento horror al recordarlo,
y aÚ11 VI\"O! Para qué me querrá Dios?
-Para que cante sus a.labanzas, le dije,
Sonrióse y me contestó:
-" Es vel'd.lll.
"En ese valle solitario donde se extendia. el convento,
cleljci(),~a morada en donde pasé año. tranquilos
y lIicllO~O;:, e11 n¡t:dio de esos religiosos fué donde
aprel1ll! '1 cantar. Sí, porque ellos, aun siendo yo uiño,
me lleyaban al coro y d1 voces repetidas pOI' I1Jí,
se gl'a\"aroll pam si¡,mprc en mi mente. ¡Gracias,
bienhechores mios, ~in <,,,to, hoy no sabria cómo suLsisti
l' !
" Pero 1 ucgo ambicioné otra cosa, pensé que algo
Caltab:t :í. l:1i vida, era una compañera, Encontré un
ángel que endulzó dUl'ante veinticuatl'o año mi existen
cia. unca se turb6 nuestra dicha. Pero, ay! que
al fin la perdí! .... Sólo Dios sabe cuánto lle snfrido !
" :ro puedo eleciros lo qne fué de mí; ólo.é
que me hice soldado, maestro de escuela y he pasado
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116 LA TARDE
, -
pOI' mil viscH tudes. Tengo }¡lj05 y nietos, vivo lleno
de fe y espero en i\Ial"Ía, que me ampara y me consuela.
Mi única fortuna e el coro y t'. ta cn , ita que
me regaló el anto 'apellan, muerto ha poco (\ia"
"Los niños y la flores consuelan mi vida que toca
á su fin, y miéntl'as llega ese rli;~ d e rramo lágl'imas y
oro con fervor. L05 himnos de la i g le~ia. son mi encanto.
Todos los días voy al templo. 'llnmlo me acel'ca
al pié de la Vírgen, me siento con. alado, y cuando
le he cantado un himno, mi alma desea separarse del
cuerpo y correr bácia ella. Uno de mi nietos me'
acampaDa con su dulce voz, como lo habreis oido ."
- 'í, no sot ras le llamamos el tUl"pial, ,Glll1torcillo
del valle.
-" El ta.mbien so tiene mi;; vacilantes pasos.
"Ojalá que al morir cienen mis ojos los dulces besos
de un niño y que adornen uli ~epultnr a. algunas
sCBci Ilas flores.
IrI
Han pl\5ado hes años.
Los de _eos del anciano se han cumplido.
El cantarcillo del valle le cenó lo :; ojos, y las flores
cubren u tumba.
Aun me parece oír el eco de Sil voz, y cuando el
d ía CRtá sereno y tranquilo, recuerdo conmovida su
J.¡ i tona!
Bogotá, 1.0 de Diciembre de 18T 4.
CON curTA BORDA.
La ola d.e la vi d.a.
(DEL ALmUN DE TIEDGE.)
A dónde arreba tad~. y tnrbulenta
. Arrastrada. vas, ancla del rio?
Un criminal á pena así se ahuyenta
Sorprendido en delito infame é impío.
-Soy la OLA DE LA ,IDA: mi corriente
Oprimida se siente
Entre el estrecho cauce; atormentada
Contra una y otra orilla,
Al estrellarme el polvo me mancilla
Que ¿e~ peñazco, amenazante c:Je.
Al mar de eternidad inm ens urable,
Me siento arre ba tada,
y en S'lS aguaR seré pu ri Ilcu da
Del cieno que impalpablo
El tiempo al pas o, en sus corrientes trae.
UINTIO.
EL TREN INFERNAL.
(LEYE.'DA. DE LOS FERROCARRILES.)
( Oonclusion.)
Esta metamorfósis se extendió prontnmente
á todos los viajeros. Nuestros dos esposos tenian
los brazos entrelazados, y la eternidad
entera debía cernerse para siempre . obre esa
pare.ia marmórea: se hubiera creido que eran
el Amor y Sichís profundamente adormi'dos ...
Los gritos cesaron de repente y no volvió á
oirse nada, excepto el rugido del vapor y el
frote de los rieles bajo la plesion de las ruedas.
y el tren seguía, seguía, y su rapidez era entónces
de mil métros por segundo! Las nubes mismas
espantadas, se detenían á danzar en los
aires una zarabanda inferna1.
Satanás estaba encantado y Fritz pensaba.
I
en Blondineta, porque algunos dias solameuto
lo separaban de la noche de lo s muortos.
Ilabian dejado atras el polo Norte y recorrian
las costas de la 1 landa j de r pen e un rayo
que partió ele una nube iluminó el ei lo con u
llama, OBlllrdio de la cual divi ' 6 Fl'itz la cúpula
de la cated ral de Gante. Su ro:-;Lro se iluminó,
una alegría indescriptible rodeó ~u frente con
uua aureola de lum radora ......
-- h! señor Fritz, dijo e l dia Ll o, cnereis en
la golosina . .
- Seiior, no me ongaiíais, preguntó Fntz,
con voz trémula; Blondineta ......
-Oon mil ruidos, yo no engaño jamas á mis
amigos. La verás al momento. .
Fritz no se atrevió á r epl icar, voll'ló :i su
hornaza y se puso á llorar de alegría. El diablo
mismo se hu biera en ternecido. si un corazon
como el suyo pudiera eu t(~rneccrse.
onó la primera campanada de média noche
luego l entamente otras once, y á la últim'l. que
vibró con un timbre metálico de una fuerza
descono cida, el tren se detuvo súbibmente como
si un millon de brazos de acero lo hubiesen clavado
en el suelo.
V.
Entónces tuvo lugar una escena extraordinaria,
una centella de vida animó subitamen
te todos aq ue110s cuerpos de mármol, helados
ó inmóviles por tanto tiempo. En un momento
todos se encontraron en el camino. El
zuavo tomó en sus brazos :l la. r el igio a, la cort
esana se apoderó del capuchino y todos se
dirigieron al cementerio, saltando, y como llevados
sobre las nubes.
Todos los lectores conocen esas fumosas danzas
de l os muertos de la edad médía, lúgubres
m e lodramas originarios de la Alemania, donde
tOdas l!is condiciones bumanas, desde el papa,
el emperador y la grau señora hasta el último
medicante, entran de buen ó mal grado, en una
da.nza en que la muerte es el corifeo. Por primera
vez, la muerte pers .:mificada bnjo la. forma
espanto a del esqueleto humano, enseñaba con
un cinismo burlesco" la suprema desnudez que
debia haberse conservado como el vestido de la
tierra. " segun una poética expresion. La antigüedad
que velaba con flores todas las miserias
de la condicion humana y que r epresentaba con
alils negras y vestida con una larga túnica
la fantasma de la muerte, la antigüedad hubiera
rechazado tan terrible alegona como una
horrorosa irrision de la persona humana. El
cristianismo consecuente con sus principios de
humildad y con el anatema de la carne decaida,
presenta las imáge nes de la descomposicion
del cuerpo y de la degradacion de la vida terrestre,
haciendo contraste con una vida superior é
imperecedera.
Lo que producia el horror de la danza de 1013
muertos, era la supresion de este contraste; el
sen timiento religioso ha desaparecido; no q ueda
sino laimágen y la idea de la destruccion material.
L:1 moraleja, es la igualdad de todos los
hombres, no ante Dios, sino ante el borde del
sepulcro. Era necesario para acostumbrarse:lo
tal espectáculo, estar reducido, como las miserables
poblaciones del siglo XV, á propiarse el
triste mote de la danza de los muertos .
•
,
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LA TARDE 117
JJIoTte nihil mclius j '/Jita nil p ej1tS iniqua.
Nada mojor que la muerte, nada más inicuo
que lo. vida. .
y bien. á eso. danza salvajo, diabólica, se entragaron
los trece -viajeros el 1 tren infernal.
Los dos jóvene esposos toma uo.n parte en
01 bo.ile j pero por intervalos la jóvon dejaba
caer sobre \ brazo elo su espo o su cab za languid
ciente do amor, y u piraba.
]TII zuavo hacia mil cabriolns aute la r elijiosa
que no Iodia acostumbrarse á su nueva situa-
•
ClOno
La cortesana repetia n.nto cl capuchino su
repertorio de la Grand Chaumier. El capuchino
creia sériamentc quo su compañera tcnia los
ID iem bros dislocau o .
El planteador americano se habia apoderado
naturalmente ele la señora ing'le a, y la Am6rica
pareeia entenderse maravillosamente con la
Europa.
El turco y 01 indiano enseñaban sus danzas
nacionales á las jóvenes miss, que recibian la
l cccion con todo el cuidado de dos hijas de: Albion
bion educadas.
El negro reem plaza ba á. la ID uerte, y armado
de dos huesos en forma de violin, dirigia la
danza.
El diablo subido en la cima de una columna
funenaria, expresaba su alegría infernal con
las contorciones mns extrañas.
En cuanto á Fritz .................................. .
Este carnabal, lúgubre y fantástico á la vez,
duró cuatro horas. Cuando el martillo dió el
último golpe, la vasta necrópolis volvió :JI silencio
y cada uao de los trece viajeros tomó ele
nuevo su pue to eterno en el tren infernal.
En cuanto á l?rit7. ..... .llegó el último y en
su rostro se pintaba una tristeza indefinible,
Satanás se acercó á él, le dijo al oido una palabra
y el tren volvió ñ. emprender su marcba.
N os falta. añadir poco. El tren rodaba y seguia
ya su décilllo viaje, yasí sucederá hasta el fin
de los tiempos. Fritz--ya lo h emns visto mas
at.ras, no tOmó parte en la danza de los muertus;:
01 pobre jóven tenia la caueza, el cor~zon y el
alma repletos dQ un sentimiento bien distinto
de aquel de que hemos visto apoderados á los
danzantes de la muerte, agitauos y temblorosos ..
Quince años ha bian pasado desde la hora
en que los ardientes labios do Fritz habian
encontrado los de l3londineta y qua ... pero 11lTOjemos
un velo, para ser t n púdicos como Júpiter
cuando encontró en el monte Ida :\'Juno, adornada
con el ceüidor de Vónus.
Quince aüo habian pasado desdo qua Fritz
despues do haber cometido el sacrilegio bajo
las bóvodas santas, se habia convertido, por
ól'den de Satanrrs,en calderero del tren infernal.
Por la décima quinta vez acallaba de dejar á
aquella que no podio. ver sino una sola vez la
no,:,ho de los muertos j poro esta vez, tomando 01
lugar que deuia ocupar para sicmpre, estaba
más triste y como petrificado.
-Qu6 teneis, señor Fritz? le dijo el diablo
bruscamente.
--Ay! seüor acabo de abandonar i mi prometiia:
estaba sin movimiento y casi sin vida.
-Lo sé, respondió Satanás, Blondineta ha
muerto. Mira, ella exhala su último aliento.
-Está muerta I oxclamó Fritz arrancándose
los cabellos.
-Si, den tro de pocas horas sed eTI terrarla.
El pobre Fritz cayó lanzando un grito terrible,
todos sus dientes crugieron en sus alvoolos.
-Poro consuélato, amigo mio, tú no conoc es
aún los sccretos del infiemo. lHaüana cuanao el
repigull de las campanas llame á las religiosas
tí maitines, una jóvel1 rubia, fresca y rosada, coUlO
la <] uo estrechabas on tus brazos haca q uinca
aüos e n 1 il ubterüneo do la Catedral de Bruges
pasará. el dint 1 del convento ... Comprendes?
Como tu Blonuioota os inlllortal, no elebe cam~
biar ni onvejocer.
Fritz se levantó con la rapidez de un ]'esorte
y buscó á su maestro paro. precipitarse á sus
piés ... Satanás habia desapar ecido.
Al trcn infernal so le ve en todos los paises,
pero no se detiene jamas. Atraviesa los polos,
devora el espacio, vuela sobre las nubes,
atraviesa los mares sobre ri eles invisil>\ s,
vuel ve en periodos fijos á pa:;ar por los mismos
puntos. continuando siompre esa <;arrero.
tÍ que le ha condenado la maldicion. Es conocido
en todas las líneas de los fcrrocarrilos
y todos han visto esas figuras inmóvil s, petriHcadas,
sobre las cuales una terrible fatalidad
ha trazado su sello indefin ible. Por la noche, si
veis que los campesinos se dotienen al rü,pido
paso de 10 que los sabios llaman un met OTO,
y les preguntais por qué hacen la señal de la
cruz, os roponderán: "Es el tren infernal que
pasa."
Esta es 10. leyenda do los caminos de hierro,
que he traducido pam usl d, mi querido amigo,
que ocupa en el palacio de Santo Domingo el
antiguo noviciado ele los frailes dominicos,
con agrando su laboriosidad á fomentar la obro.
del ferrocarril del Norte. No ser6 yo el que tome
puesto en el primer tren que sc dirijn. hácia el
nrnre, que ose tren pll do sor el que llovo 4
Fritz do calderero, y no debo SOl' agra.dablo rocorrer
01 mundo converti\lo on ostatua para despertar
una vez en el ailo á ontrcgarse á la locu~
ro. do la danza dc los mucrtos.
FERNANDO FERNÁSDEZ.
----~~~:----
El diamante y la gallina.
(FÁBULA. DIITAD.\. DEL ALE:\L\.N,)
En el sucio corral \le una eocina
Cierta voz cscarbando una gn.llina,
Un diamonte tallaelo se encontró
y ofuera con la pata lo sacó.
C'lo, cIa., clo, j qué bonito eshí. ! decio,
En su idioma que era una algarabífl
Poro cuanto mejor,
De filósofa en tono discurrió,
Que esto vidrio pulido
Un grano de maíz hubiera sido!
y luego en la basura lo enterró.
Para cuá.ntos avaros la riqueza,
Oh ! menguada bo.jeza,
Es joya entre los cofres escondida
Pere nada de real pan" su vida!
CI~TIO.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
118 LA TARDE
EN LOS GUIN DO S.
T enia yo dieZÍocho años,-ell a
Apénas dif'zisf'is ; r ubia, r osada ....
No es por cierto m;ís fresca la alborad a
N i más "iva u n a fú l gida centella.
Un dia A drian n bella
Conmigo r uó a l vergel ,lo cojer fruta,
y así como empr en dimos n u cstr a r uta,
Absort me fijé por vez primera,
Cuán atractiy a y cuán hcrmosa e r a !
Llevaba un sombrcr i llo
De pnja, fCRto n eado con arlorn08,
Do floros de ranela y dc tomillo,
y r eal zando sus mórbidos contornos,
Un cOI ·pino aiu~tado ,
Saya corta, ab ultad a , d e d i :!tin tas
L abore-J, hi:cia el uno y o ' r o l ado
Itccoj i d a con l azos d e albas ci ntas .
Como n u es t ro pa seo s e ala r gaba,
L a ofr ecí el b r azo ; m e arro 1é al sen tirIa
Q n e e n é l l áng ui damen te se apoyab a.
Con fu o y s i n saber e l qu é dccirla ,
M e d e'as f - Tr ep~me ,í un alto g uind o,
D e. d e cuyo r a m aJe d e esmer a lda
El b e llo f ru to ya en sa zo n l a brindo,
Que e lla co n g racia r ecogió en la f a lda .
i Oh d elici oso in stan te !
j Oh secr etos d e a m OI·! ¿ c u á l mi v en t ura
Podré pi nta r , mi sangr e llamea n te,
Al v e r d esd o la a l t ura,
S u seno p alpitante,
Su v o luptuosa y c il n d id a h e rmos u ra ?
A c a so A d ria n a adivinó e n mis oj os
El fu ego in te rno q ue e n mi alma ardía?
¿ Esa l a cau s a fu é d e s u s o nrroj os '1
- " A g· u ell a guinda al canz a" m e d eci a ,
" Q u e está e ~la co p a ; a gárrate á la r a mas,
N o ,ayas á coer. " -" ¿ Y tÚ s i m e ama ,
Qué me dar,ís '¡ - B e rme j a (' u a llas p oma
Q u e m,lCl u rll e l estí o e n l a s l ader as ,
C on testó p erci b i endo d os p a l om as
Bl a ncas, ébrias de amor :-" L o q u e tú qui o ra~ ! "
CÁRL OS G U IDO Sr.\.No.
--.,,':..H!> ..... ~ --
UNA ALMA PIADOSA.
I.
LA LLE G ADA AL HOGAR NATIVO.
L a mü·;\d" d e l corazon se ll a ma
P oe."1a . i F ellces los q ue l a con e r"
nn y ent r etejen en l a vida l>r átiC:
t, eu l a Cjue se l a crée inútil r áun
Doch'a , por 103 q u e n o In. compre nd
e n; si e n do un d ó n d e l c i elo . !
F E UNAN C.\BALLEUO.
D o s viaj e ros, ámb0s j ó venes, cabal g ando s e ndas
mul as , llegaron unn. tard o, :í. pues t a s d e l
sol, :í. Ulla tri s te c aR u c ha, en d onde picli 3ron
p e rmis o pam. pa s ar la noch e . 1~ I mayor tendria
unos 26 a ñ os. Su s emblante pensativo y á las
v eces m e lancó lico , d ejaba comprende r q 1lC en
su vida habia h ec ho dos co s as muy buenas y
muy santas, qu e hacen al hombre grande por
su alma y amal>le por su corazon: pensar y
sufrir. El otro era un pobre diablo que no merecia
una mirada escudriíiaclora, y ménos en
presencia del interesante I nacio. Cuando hubieron
desen s illado sus mulas, se sentaron los
j ó venes en una piedra grande, vueltos sus rostros
al occidente. Ignacio suspiró diciendo en
seguida;
-ITe amado s i e mpro e sta hora. Sien do yo
niño , salí am os co n mi pa
Citación recomendada (normas APA)
"La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 15", -:-, 1874. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2092982/), el día 2025-05-02.
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