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P E R 1 O D 1 C O D E D 1 CAD O A L Á LIT E R A T TI R A.
Serie IV. Bogotá, 19 de Junio de 1875. • Número 41 .
A~DE.
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RESIGNACION.
(continuacion)
Primeramento abrió don Pedro Románez (t
Humbcrto las puertas de la gramática para que
por ella entrase al estudio de las ciencias y de
las demas artes, porque, ob ervaba don Pedro,
los que las estudian no sacan por la mayor parte
fruto de ellas, á ca usa de que, tomnndo la gramática
por cosa de pamema, npénas desfloran sus ru·
dimentos, I'e dan á entender que pueden seguir
fácilmente el curso cuyo remate les ha de otorgar
la toga del juri con ulto Ó la corona del
eclesiástico, y no paran mientes en que el que no
es conocedor de las reglas del bien hablar para
bien comprender, no .erá nunca docto jurisconsulto
ni sabio ecle~iástico, y como corbata, no
será. eminente en la profesion que abra7are ; fuera
de que da mucstra de mal nacido y peor criado
el que en su haLlar no se sujeta á las reglas
de la c01Tcecion.
Qui ieron :ldemas los padres que don Pedro
enseñase á Humberto las otras artes liberales,
on cuyo estudio manifestó éste raras dotes de
entendimiento. Tocante á las mecánicas, se pensó
que la de guarnicionero le estaba bien, porque,
á necesidad, podria sacar ventaja uel tráfico
que en el país se hacia de guarniciones de caballos
y Ululas; y aunque hubiese quienes úbjetaran
que el uso de las artes mecánicas !'lo era
propio de la gente de calidad, don Pedro, que
era hombre de experiencia, notó que por asent·lr
á, ese falso principio, muchos que !!an caido de
lo más alto á lo más bajo de la rueda de la fortuna,
con la tilde de ciencia que llElgnron á adquirir
en la elevada. educacion que se les dió, se
ban encontrado mano sobre mano, . encarados al
hambre y al vicio, por donde hau de caminar
por sus pasos contados tí. la perdicion.
Tal fué el género de educacion que don Pedro
Románez dió á Humberto, y como á par de . us
enseñ'lnzas fue&e el ejemplo de las austeras prác·
ti('as morales del maestro, el discípulo no defraudó
las esperanzas que en él habian fincado
BUS padres, y ternlin3dos sus estudios, volvió
don Pedro á la ciudad en que vivia de asiento,
dejando en Humberto un corazon preñúdo de
virtudes, y en don Adeodato y doña Cunegunda
la profunda gratitud que le habian cobrado por
las mercedes que de él habian recibido.
Ya mozo de diez y ocho años, Humberto recibió
de BUS _padres el oaudal que éstos le habian
señalado para. que entrase de todo en todo al
tráfico del mundo. Parecióle á IIumberto la
profe ion del comercio la mas acomodada á su
carácter, y determinó establecer en la casería
una tienda de ropa y quincalla, en la cual hizo
ganancia considerable.
Para abastecerla hacia viajes periódicos á. la
capital de la provincia, adonde tambien llevaba.
mercancía para cambiarla por los géneros que
para su tienda necesitaba; y entre tanto los
padres hacia n sus veces en los negocios de la
casería. .
Eu uno de estos viajes vió y conoció Humberto
á una doncella que frisaba con los quince
años, y cn quien se unian los ex.tremos de la
gracia y de la discrecion : de airoso y cimbradol'
ta1\e ; de rostro animado por ojos inquieto, mas
brillantes que los zafiros de sus pendientes. que
colgaban á uno y otro lado de sus rútilas crenchas;
de pálidas mejillas con graciosos hoyuelos;
y de boca sonrosada y pequeña que al abrirse
dejaba ver dos hileras que no se sabia si eran
de perlas ó de marfiles, Aricia, que tal era el
nombre de la hermosa doncella, atraia las miradas
dc todos y cautivaba corazones.
Puso IIumberto en esta doncella los ojos, que
fué ponerlos en el cielo de su ventura; y al
alllor que concibió por ella se abrió su alma como
el bnton que desenvl,lelvc sus hojas al recibir la
suavísima gota de rocío.
Era Aricia hija dc doiiaAntonia, viuda respetada
por sus canas como por sus infortunios, la
cual, acaudalada en un tiempo, tenia apénas un
modesto pasar, merced al trabajo asiduo y ('onstnnte
; y no bien supo Huruberto las buenas partes
de que Arici:\ estaba dotada, trabó ami bd
con una y otra, con el bien encamÍnado propósito
de hacer á Aricia dueña de su corazon, la cual
por su parte, desde que fué blanco de hs honestas
miradas de lIumberto, so sintió herida por
los agudos dardos del dios alado y jugueton. Ah !
i cuántas gratas y desconocidas impresioncs no
recibieron por el acendrado amor, que es la.
suma de los más tiernos afectos, y cuántos blandos
pensamientos no vinieron entónces á su imaginacion,
que los exaltaba con maravilloso esfuerzo
y los enajenaba y movia de manera de
creerse ellos posee'dores de una suprema felicidad!
¡Oh desapnderado ímpetu del amor, que
nsí sublima los corazones, como coje, al modo
de red barredera, todos los consejos de la razon
y el buen di¡;curso, extraviándolos hasta el punto
de hacerles creer que cercanos 01 despeño pueden
alcanzar el fastigio de la felicidad!
Humberto y Arieia, con todo, no habían logrado
comunicarse sus pensamientos para dar
vado a loe M'dores de I3U amorosa pasion, pero
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271 LA TARDE
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las miradas se habían adelantado i sns razones; f Aricia el amuto de nuestro enlace matrimonio.l
que es condicion de :namorados pechos, cuau- que .será consagrado por la bendicioo de DiC's:
do se oponen vallas ~ la dechraclOo de sus de- medIanto el bel1C'plicito de usted y el de mis
seos, hacer que los oJos expresen lo que los la- padres. Las buollu partes de Aricia sustentadas
bias no alcanzan. en la virtud, me han determinado i hacer Cf;tt\
Llegó al cabo la. ocasion en que Humberto y solicitacion. Bienes de fortuna tengo con los
Aricia pudiesen á solas descubrirse sus enamo- cuales acaso pueda ofrecerla Basten para el perados
pensamientos, y él, pungido grandemente Egroso camiuo de la vida que vamos á amprenpor
la afeceion en que su alma se abrasaba, la der.; y a~nque la alabanza propia acarree vitudijo
en breves razones: Oh idolatrada AI ,icja! peno, (lIgo :i u. ted que mi único título para
y con cuántas veras y no interrumpido anhelo anhelar Ja posesi?n de Aricia, es 01 de honrado
habia suspirado por llegar al estado en que nos de g.ue lile acredita el mundo. Delúvose alguhallamos!
i Oómo y es posible que al fin y á la nos mstan!es doña Antonia, y respondió: bendipostre,
tras las zozobras que origina la consecu- to s~a el Cielo, que ordena los .,ucesos conforme
cion del bien que se desea, me encuentre á la á miS votos: nunca desee para mi hija un caposombra
de mi acariciada esperanza! Tiempo es so opulento que la pusiese en estado de lucir
ya de quebrantar el silencio que para nuestro pe- frívolo.~ .oropeles; quédese eso para quienes en
nar nos habíamos impuesto, y de que sa dó luo-ar su COdICH\ pretenden hacer del matrimonio una
á la declaracion de mis honranos deseos. qUf\ b no me!cancía, ó para quiene¡, en 61'1 protervidad
son otros que recibir por esposa á la bella Ari- qUleren hacerlo dAscender de la condicion de so.·
cia, á cuyas prenda e se ha rendido mi voluntad, cram~nto tí la de un contrato de fines terrenales.
y cuyas no usadas vi¡;tudes han sabido granjear La vIrtud en los esp0501i e~. el vínculo mM
el afecto que bulle en mi pecho. El anhelado sí estrecho para. su comuu felICIdad, y no suele)
que reeiba de tus labios habrá. de levantarme de acontecer que e.lla venga apareada con el caudal,
la llaneza de mi condieion á la alteza de tu vil'- que de ordmano donde sobre éste falta aquélla.
tud. A esto Arieia respondió: lus ahincas, oh Mas hé aCJ~Í que A~(;ia encuentra con un esposo
RUJ:pberto, responden á los mios, y la realizacion n? ménos nco en bleoes de la fortuna '1 ue en
de tus ansias será lo .que me ha de traer la ven- virtudes, en lo cual se ve que las reglas quiebran
tura. Si yo he sido dueño de tus pensamien tos, aun en .Ja~ cosas más ordinarias. Doy, pues, ruí
desde el punto que mi buena estrella ordenó que consentWllento ~ vuestro amor, y que él sea
tú me conocieras, la rareza de tu ingenio y el he· prend:l. de la blenandanza de que sois merecbizo
de tus prendas avasallaron desde un princi. · cedores. Mndóse el color de Humberto y de Aripio
mi alma, que se encontró luego fuertemente eia: él trocó .en gualu?- ~a.s rosas de. sus mejillas, y
asida á la tuya. Cúmplanse, pues, llUestras espc- e~la su_palidez e? V1ViSlIDO carmm j. y despues
ranzaa, y sea testigo de nuestros esponsales la Vi~O do.na Antoma en. que postenormente so
fc de dos corazones unidos por un vínculo pero senalanil:' como lo hablan pensado los ~fsposadurable
de amor. Mas para que nuestra union dos, el dla y lugar del proyectado casamIento.
se ponga en obra á ley de buena razon, es me- Otro dia, aguijado por e~ deseo de dar notic~a
nester que con la brevedad po~ible solicites tú á sus padres de lo que tema en mientes, salló
la vénia ue tus padres, y yo la de mi madre, H~mberto de la capital de la proQncia, donde
pues padre no le tengo; ·que la bienandanza del dejaba la .más cara l?r~llda d.e su alma, ?espues
matrimonio no se cónsigue sino miéntras los au- de d~¡;pedlr~e de AnCla, qUlen con I.ágnmas en
tares ele nuestros días no la aseguran con su los oJos y tnsteza en el corazon, habla abrasad()
bendieion, pues que se han visto algunos que, muy estrecha.mente al que en breve seria luz
faltándoles este requisito, aunque los desposados que á tranqUllo seguro la llevase.
se hayan amado entrañablemente, han dado en Obra de doce leguas de camino quebrado y
el suelo con la felicidad que habian soñado, lo cerril habia de la capital á. Rodamonte,.y el
cual acontece tambien cuando los padres, lleva- amor, que como que ponia alas á sus pié~, ó medos
del deseo de labrar la felicidad de sus hijos, jor á los del rucio I'odado en que iba caballElro,
ó ya del de acrecentar su hacienda, los sujetan:i lo determiuó á hacerlas en un dia, para lo cual
un enlace en que no entran por mucho los afec-. era menester forzar el paso de la caballería.
tos. Atónito oyó Humberto las graves razones de Hecha cerca de la mitad del camino, y como
Aricia, y si no lo viese por vista de ojos, creye- el sol lanzase ya derechamente sus rayos, se
fJl- que no eran sugeridas por su entendimiento. apeó para sestear, y pic!lodo los tolanos, creEl
entónces dijo: Sea en buen hora lo que tú yó ser bien henchir la andorga y dar un respiro
dices en órdcn al consentimiento que de nuestl·os al caballo, en tanto que el bandullo llenaba.
padres h"mos menester para el matrimonio que Sentóse á la sombra de uu copudísimo .DOha
de santificar nuestro amor. El dia de la cele· gal, orillas de un arroyuelo de nitidas y cristabracion
de ese casamiento, dijo Aricia á este pun- linas aguas, desde donde la vista abarcaba las
to, será fijado por mutuo acuerdo entre nuest:-os cumbres de los lejanos montes y donde la amepue1
res. así como el lugar quc mejor nos esté plllra nidad recreaba el ánimo, espccial el de los euaell.
1. Vengo gusto:::o en ello, respondió HUl!lberto, morados: aquí se alzaban las guaduas dentro
y con tal propósito tengo de partir mañana mis- de las euales el viento producia sonidos sememo
para Roda:llonte, doode ya se alamparán ellos jantes á los de una dulcísima flauta, á. cuyos
por mi llegada; mas quiero ántes bacer partícipe acordes respondia el dulce remecer de sus raá
tu madre de lo que entre los dos queda concer- mas: al\{t perfumaban el aire los ramos de la.
tada. En esto se presentó doña Antonia, madre flor dcl Espíritu Santo, que tersas y blancas
de Aricia, á quien Humberto dijo: en buena sa- como el ampo de la nieve, son vivo emblema de
ZOll viene usted, que está.bamos tratando con lo que su nombre representa; acullá, serpeaba
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• LA TARD E 272
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perezosamente, al pié de la. eminencia, como una
lista argentada, el maje~tuo ~ o ri o que fertiliza
las campiñas que baña, r ~ve r deci das con el pasto
que alimenta los ga nados, y con las a nchas
bojas de los platanar es; ccrc:l. bl anqueaba. una
a lq uería ci r cundada de nara njos y dc limoneros,
y animad!\. por el ca nto de la volateria; y más
a ll¡í., en lej an ía, la ceja de un n evado, nunca h ollada.
por pl anta humana. Apacen tó Humberto la
vista en cste especticulo, ospaciose en la cont
emplacion de él, y como la soleda¡} sea pa rte {¡
extremar los afectos, sinti ó q ue la lluma de su
ll illor -se cneendi a. más vi\fUm ell te, y le producia.
bien estar y alegría inenauab les.
E u est o acer tó á pasar un caba llel"0 de buen
talante, y que l}or au buena traza en 01 ves tí r i
el montar, tuvo HUUlberto por persona de cue nt
a. D etlÍ vose junto del arroyo, y se apeó para
dar un pier.so de hierba á. su caballería, y
a vig 'H'arla algun t anto para que se pusiese en
; por su en número de 1,840, y la mayor p.urte, s!'gun
su hechicera obra, y ;, quién se atl'everá. i decir pude observar, velli¡tn en forma de oro ó de dill.
que no la ha mel'ooido? Seguramente uinguno mantes. El obsequio de la madre es un servicio.
de los que oyeron l~ música, que era poco ménos de mesa compuesto de 280 piezas de oro macizo ~
que celestial. Mañana las cajas de música se re· Oada pieza lleva el monogl'ama de Cabl'al y
partirá.n elltre las doncellas de honol' y los de- Thockmol'ton formado con diamantes. Este tesmas
convidados como preciosos recuerdos de la timonio de amor matemo i::nportó algo más de
boda. Cada una filé importada directamente de 4.000,000 de pesos en 01'0, Ademas, la señora.
Paris, está embutida en mosaico y esmerada- de Oabral regociió el corazon de su hija regamente
trabajad'l con oro, plata y una gl'an va- lándole 1,000 va~as dc punto de Bl'u.elas j 365
riedad de piedras preciosas. La~ cien cajas coso trajes de mañana.. de tarde y de tertulia, es detaron
otros ta.ntos miles de pe<;os. eir, uno para cada division sooial de cada dia del
El salon en que fuel'on unidos el kentukiano año; y, para col marlo todo, un oertifieado de
y su morenita novia brasilera, ofrecía una par- depósito emitido 1101' el banco de lngla terra, sien.
ticularidali en sus adornos que provocó las más do ese país el pUCltO objetivo del paseo nupcial,
entusiastas manifestaciones de gusto y de sor- por la suma do l,OOO,UOO dtl libras esterlinas
presa. de parte de todos los concurrentes, Me (5.000,000 de pes os).
refiero á. las decoraciones de las cuatro paredes. Esta última. par tida os parece el non plus ultra
Desde el piso hasta. el cielo raso aquello era una de la prodigalida.l ¿ no es verdad? Así os pare~
mas.a. compacta. de camelias blancas en plena cerá., en efectot h.; lista que oigais lo que el amanfior,
yen el centro de cada. una. se hallaba. in- . te padre hizo 1;>01'" la hija. de su coraZOD, yentón-
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L ~\. T A It D E •
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(!(>s ,enad (\. ocupar un lugal' secundario. IJe' el efecto. Desplles de contemplar por un modió
los titulos dc una magnífica ca a urbana y monto la centellante pronda, prorrumpió en una
ca:;a-quinb en todas las principalcs capitalcs del cstrepitosa carcajada. y exclamó alogremente:
mundo á. la. "ez que en los más fam o~os baños. c. A fé, hija, que sirvil'iais perfectameote pOI'a.
Estas numerosas mall:iollc;:; cstlÍn todos suntuo- fanal de locomotora 1"
I!ameute amucblad;ls y adornadas, yen cada una, Este collal' importó:\ Souzn. Oubral, contau-
co mo tierno m elllcllto que re cu erde tí la gcntil do el pl'ocio de las piedras con el costo de tallarlIlalia
los apr eciab ll's dias de su doncellez, hay la5 y labrarlas llG.OOO,680 pesos 8 centavos! El
un apo~ento que r ep roduce exactomente en el mismQ me enseñó los recibos ayer, y por lo ttlnto
amueblauo y l os ad o rn os la habit<.lcion que ocu- estoy en actitud de dc:.!" la cifra exada. Y, sinempaba
eu la ca a p ·ltCl'IHl. borgo, este cariñoso padré, al decirme el importe
No sati~fc gho todavía con esta ostento a. ma- agregó quc habria pagado gustoso cl doble ántes
nifesta c: ioll llll . u largu e za, Oabral presentó :i la dc errar su objeto ó no poder dar á su idolatrada
llovia un vapor de los mojores que e3 dable co ns ' bij¡\ 01 reo-alo de boda quc lo destinaba cuando
tauir en el Ulyde, ton su completa dotaci r)Jl de estaba ell~ todavía en su cuno. Ahí teneis al
!l1¡¡rinel'ía contratada para dicz añoa de servicio homure, con su desmedida prodigalidad cuando
y con sus sueldos pagados anticipadamente para 8e tr¡¡ta de lograr sus fines, y con su absor\'cnto
e l término comploto de su c outrato; duce cuba- amor por su bija.
110s :irabes, todos ton blaucos como la leche, y, No d ebeis osperar de mí ninguna de:lcripcion
esto como broma, 1,000 libras de caramelos cou- do 11)'; brillantC's, de la.s doslumbradoras toilelte$
feccion por la cual la novia. tiene, se dice, una que vestia la parte fcmcnina de la concurrencia,
decida prcferencia. ni aun de los preciosos atavíos de la desposada.
Pero el más valioso regalo del archimillonario No entiendo de tales cosas, y al aventurarme á
es un collar que mereco tigurar en el númoro de discurrir sobl'e ellas, es más quc probable que llnlas
tau decantadas "maravillas dol mundo." maria al encaje ribete y á la scda alpaca. Diré,
Hace 16 oños, poco dllspues dc nacel' su hija, pues, set;l,.cillamentc que, por lo que pude juzgar,
empezó á reunir los diamantes de que se eom- la rica heredcra lucia vestidos dignos de BU capone.
Siempre y doquicl'~ que tenia noticia de teO'orÍa sochl. Debo á una d~ las' señoras convialguua
maravillosa piedra, so prcFentaba perso· daodas el poder informaros que su traje era de
nalmente ó por medio de un apodorado y la u.d- punto dc Uruselas, guarnecido hasta la cintura
q uiria. :hIaudó rebuscar toua Europa, Asia y de pequeñas perlas, cou su voluminosa cola orAfrica
en obsequio del proyectado colla r, y ulla lada de filigrana de oro dellsamente cngastado.
vez llegó hast;~ á. hacer propuestas para la adqui. cn diamaut es . Su tomendo cuello se hallaba eirBicion
del famoso diamouto Pitt, que, segun cuido por el sin par obsequio de su padre, y por
dice la historia, costó G75,OOO pesos al duque añadidura, una verdadera galaxia de diamantes
de Orloans, y que Napoleon I ostentó pOl' algun centelleaba en su peinado y en sus anchas pulsetiempo
eu la guamicion de su espada. Empero, m. Era, á buen seguro, la beldad más resplansalió
burlado cn su tentatIva con gran pcsa.r su- deciente ciue jamas contemplarán mis ojos,
yo; mas despues l.s de 01'0 nacionales, A medida que los comomento
y entónces ofrecieron hacer cuanto eo cheros iban depositando BU carga, so les llamaba
ell08 cabia. Eo efecto, lo hicieron por cspacio de la atencion hácia el contenido de los jarrones incinco
dias, tl'abajando dia. y noche, y el resultado vit~lUd(llos cordialmente á. que se sirviesen ad li.
fué que eo una semana ántes do la boda, los bitum" Tan pronto como quedaban vacios 108
diamantes, tallados, lo.brados, ensartados en un ricos reeepHcul08, eran llcnados do nuevo por
hilo de oro y pl'ontos para cercar el nevado cuc- sirvientes destinados únioamente á ese servioio.
110 de la novia, fueron depositados en manos del Uno de los ooohoros se aprovechó C'ln tan ,
triunfante-Cabral. _ buena gana de lo. invitacion, que cuando llegó
Por casualidad me hallaba presente cuando, el momento do volver á la ciudad tuvo que pedir
dos di as ántes de su casamiento, se enseñó por á sus dos pasajeros le hiciera.n el favor de 8on·
primera vez á Malia el preoioso collal', Vestia tarse en el pescanto del coche. Les manifestó,
ésta un traje de seda negro, y su padre, des· ruboriza'do y balbuceando, quo el interior de IIU
pues de echarle al cuello los brillantes, que con- vehículo se hallaba ooupado por el tesoro que
t.tastaban tan notablomente con 01 oolor de su habia. acumuladQ ~n el curao del dia, y que no
vestido, retrocedió algunos pasos para observar habria tomado tanto á no ser por el recuerdo de
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LA TARDE •
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BU mujer que yacia llferma en casa .
Oida e ta explicacion , uno de los dos pasaj eros
volvió :í la mausiOIl y r efirió lo oc urrido á
Cabral , qui en se inte r esó· tanto por la p obre e nferma,
que e n e l a cto propu o le van ta r8C una
suscricion para su auxilio. 'fodos los convidado
manifestaron su nproba cioll, y :í 10;3 p ocos m o-mentos
sc r ecogió e ntr e e llos Jo. boni to. &u m3. de
diez mil p e so!', tí Jo. que el gen r oso anfi t ri on
agrcgó su propio ehequo por 40,000 más, de cl arando
que no queria que huuie c un solo coraz
on entri¡,teeido en tan fausto dia.
Cuando so e ntregó nI co chero la régia dádi,a
" un cordial para tu doli en te mujer, buen h o mbre,"
como le dijo Cabral, aque l prorrumpió en
llanto, exelamnllelo que jamas exis tió en el mundo
un hombre como su bienhechor j y tí fe que
ten io. razan.
Pero aquí d ebo poner punto final, pues 08 he
escrito ya una larga carta. Debo pasar por alto,
á lo ménos hasta otra oca::;ion, un Finnúmero ele
cosas relacionadas con el casamiento, cada una
de ellas muy digna ele atencion. Pero por lo que
06 he descrito podreis juzgar de las proporci ones
y de la calidad de lo que os he descrito ex pade
RerC1.tleln, como Jiee H oracio. Ah! si mi viejo
amigo, sen&elor Webs ter W egner, hubiera podido
ver el carro-salon nupcial en que h hermosa
Malia partió de la casa paterna, con su exterior
trabajado enteramente de marfil talla lO! Pero
veo que tengo escasamente tiempo para aprovechar
el correo de las 3. A. M. Con que abur.
Los pastoras da la. playa.
( Conl ¿nlUlcion. ) •
-A un lado de la nldea, en una pequeña casa blanqUE'ada;
pero es difícil que poela is ellcontrarlo en ella,
pues se oculta y se niega cuando algui en pregunt:L
por él j más seguro es que lo busql1 ei;:; hácia ('1 mal·, á
donde 6e dirijo con frecu encia. al anocbecel· ó por la
mañana_
-E a es cuenta mia. JIasta la vista.
-Una carta ('n la po ada os indicará quese aproxi-ma
el momento, y una banoera r oja en la co tn, en
frente de la cabaña, os dirá que es ti ellipo oe desemborcar.
Ad .
El marino alió y tomó la ,lireccion cId mar. Des·
pues de andor unos paSt'S, se de tuvo, se sentó
¡·ecostado contra t;n (\l'bol, y se quedó al parecer dormido.
Don Luis )0 miraba dE'sde una. de las ventanas de
la sala; pero viendo su aetitud y comprendiendo su
intenciou, dijo:
-Es mejor abueso de lo que yo creia, me ha comprendido.
Cerró la. ventana y empezó á pasearse por
In sala teniendo el cuidado do mirar bácia fllera siempre
que al pa ar por enfrente dé ella, venia á. quedar
en la mi ma direccivn en que se bailaba el capitan.
Este es el bombre, aunque debo ir con cautela. Dónde
me habrá conocido ? Conoce mi historia .... Confieso
que le temo. En fin me lo han recomendado algunos
amigos, y no sé porqué dudo. Si me descubre, tanto
rieF !le ua r
á couocer á un intliv iuuo pm st"iias es \TI:\:; f, ";il CI"I"RV
qlle acerta r.
En ' l'to rué i llt c rrumpi , T(~ en su mOlHílog0 por cd
e t allidu ele \1lla anna. ¡JI! fU e'go y c\lJTienoo há cü In
ventana , la. abri e'¡ y vio a l cllpüan Cl>n una. pi. tola
cn una mano , y que eOIl In. t}t rn alzab::. tlcl , ue lo U1):\
a ve marina qlle aca l.mb:t de matar.
- H ola! pan·ce qneoi, h uen tirador, le dij o.
-No me g ll ~ta que' llI l' ou-er\'c\1, conte"tó el ca pi-tan
, y repa ré q ne e~t(' paja rraco pa<;abn. l'~, r a un lado
y otro mir<Í ndoll1e f. il'11l prH y lo maté, ya \'e i ~.
- o ('s uifi cil repetir la prueba aun por uno qUe}
no es marino, y voy ;\ en eñar os lo ah ora mi mo, y
acercánuo, e á \1n arm ari o, t omó una pi:. t nla y '·o lvi Ú>
,( la ventana. P ¡¡;:;abn una gaviota y don L uis d i. pa ró
bácia ella. El aye continuó 'u vuelo , pero l>e vió que
ba.bia ~ id o beri tla en una pata, la cual ll e vaba colga ndo_
- El capitan g r itó : s il"mpre t endré que rcmedia!:
lo que tú hagas 11111 1, y di parando ~ob r e el ave ó,t a.
conti nlló u ,·uelo co:\ :ímbas pata - clllgando.
Don Lui;; se quedó ¡;;orprelldi,lo y comprend,ic:. que
el bombre con q ni pll tenia que hab ~ rse l as eITa ba.;¡o
trlu cbos a ~ p ec t o s ~ lI pe ri o r á él.
El capitan se liomió y vol vió á ca rga}· sus pi -to l :1.$.
Lucgo continuó l'U camino )" uesapa reció tra¡;; una pequeña
arbol eC"jn.
Don Lui- CCITt) de nueyo la 'l'cntanar t ~,c6 una campanilla
y c-peró Ull momento, despue del cual < l)
pre entó pi mi mo hombre qlle babia lley,\uo la l , queJa
al conde.
-Has "i ~ t o al hon\ure 'Jue acaba de salir '1 'í:;Le 1",
y uime dcspues cuanto hnga.
-E~t:i bien , contestó el cl"i.ldo y sal ió.
Don Luis pi dió de nuevo ~ u cab-lIl1n, y se d iri ~ i i
hácia la cab~ña. ('n bU5Cn. de I 'eha. tiun ; pe ro 110 haIhindolo,
e cri bi,í ul1as pecas pnlabra ' ('n una t l jc ta
y la entregü. ~~n seguida partiv eu direc:cioll á h.
aldca. .
No habia andado mncuo eu:mdn halló al homhre ;~
qui en habia. envi ado como e, pía del copi t an, t e n u i tJ,~
en el. uelo con la boca h acia abnj o, bacielll1 0 e fuerzns
inútilc pOI· ponerse de pié. Con una. e pccie de anil lu
de r eso rte t enia l a~ mano atadas :í la ('~ pal u a en tal
di spo icion que le era imposiblc cual q llicl· moyitni c:'nto,
plle- los mi , mos brazos cf> tirado hácia la cintllrl\
eran un impetlimento para encon·al· la. cspnlcljl.
Don Lui se acercó á él Y le prcguntó porq,ué se ha.llaba
a~ í.
- ,,1 taclme ante t odo y de ~ pueR 0 - contaré c6mo
ban pa 'arlo Ins ("osas.
El a C(, l"O de que (' ~taba beche;¡ el resorte t>ra tan
fino que cos te'¡ !'umo trabajo romperlo. Despues dO'
mucbo e~ fu e rzo se consig uió que el espía, quedase
libre, y, pu de pi ~ , exclamó:
-Qué h ombre ! C:íspi ta r Qué !tOI.) bre ! K o pudiendo
acabar cou él qui iera tenerle por amo. Así
me gu tan á mÍ.
- Pcro dí, qué es lo que ba bec.:bo 1
-Una friol era! Cuanuo yo creía que estaba ig ui én-dole
la pi ta y me agazapaba con intenci on de no ser
v hételo aquí que sientg que me ngarran por una
pierna y qUE: me suspenden en ('1 :tire como si fuera
un conej o. No pude ni gritar: tal fué el su to que me
dió qué se me oprimió el pecho eomo cuandu niño me
arrojaban a~ua por la cabeza. Diantre! Qué hQmbre !
Qué fuerza! Ultimamente pude dt>cirle: "no me mateis)
por Dios! y haré lo que querais.
-No quiero nada me dijo: únicamente no me gusta
andar acompañado, y para evitar tu compañía, \"oy
á dejarte aquí por algunas hora!', con la eondicion de
que cuentes á tu am,o lo que te bn pasado. Ya veL::;
señor que he cumplido mi eODlision.
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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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27i LA
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-Biell! VUt;¡\"l 'IIIC á mi ("a"tillo y otrn \. '1. no sea •
tan lerdo y cuida m:í" de q'lC no te allllt'n tan cerca
del bulto; sobre turlu cllilbtlo con las manu;: que ¡¡' -
yen p~ra I'l'cil,ir el ~ ¡\lal'io. '
Don Lui \'ohil', ñ montar ñ c!I\¡allu ,. partió de
1lri,.a en la (Iire ·¡-iOll Cllle lIevaua. .
El e.:.pl:l lllllllllUI' lÍ;
Tengo mis lllpti\u pal'a no arompaiía1'te 1l1á · ticmpo.
Quiero ulIscal' UII :tIllQ C~ lml> el que acaba dc tratarme
-con tllnta onfianr.:l: prdiE'l'o en toclu ca o que lile
'traten a~í. a.1 que mc ·tén tiznando i!'llIprc la ca ra
con el a];\lIO que me dan, por cumplir comi;,,ionc '
que Illucha;; \ 'cces ch can contra mi. senLimi(·ntllS.
Hablando a~í siguió s u camino h:ícia la en. a de don
Lui ,quien ,eg uia la de la alde.l, al pa o corto de su
caballo y pcn ntlvo, st'gllia en ilencio cl hilo de I'U.
idea~, qnc c11Ipezauan a "el' un poco con y que
ie alal'lnnban con nHltivo del nuevo n'laciona tlu que
~cababa de ndClllirir.
Al Ilegal' ¡j la <.~(]uilla :,upPI'ior de la aldea \'i6 que
sc a.lejaban jUlltQ;; su nuevo conocido y el .'eñul' de
Ibañer. cn direccioll al mar, cn cuya orilla di tillguió
tambien á ElIl'rique en una barca qlls sen-uramente
aguardaba á k,~ dos {Jl'imel'os para dar Sl~ acustU1l1
bl'ndo pa ca.
Por IIn movimiento natural, el marino vdyilÍ la
cabeza háciVo atras r vió á lluestro hombre que par('cin
se6uirlu. Lo ad\'irtió á su compañel'O, y \'l,h'iéndose
exclall1lí :
Hola! no quisiera terminar la compaiiín, quc tan
buenos resultados promete, por un rllrnpimicnto pero
sona.1 ~ntn: los SOCIO . . SnLe que l' te, cñor tiene por
precI IOn que sel' de los nn ro. : por In • encilla rnZtln
de que es un crucero Cluedaba. C:lza á la mi"m:l presa.
Así, pues, déjanos aITeglal' nue. tros a~lJnto' es de
los mios y corre de mi cu('ntn. Creia haL e rt~ atlver tido
que no me agrada ~er oL;'€'I ' vado, pero 8i no lu
be hecho, busca á tu criado y pregúntaselo. Sen
til'ia tcner que C' ' plidrtC'lo )'0 mismo.
-Decidldamentt', dijo para - í tlOI1 Lui , tengo qU('
contentarme con mi "ituatiulI, empiezo:í creer que e'
mejor tenerlo por :lmigo. Si qnisiel':l pC1'(lel'llle nOs('I'Ía
ciert:lmente e te ('1 camino que tomara, ni \'iniC'r:1 en
busca de un ~ombre c~l:sid('l'ado aquí como e. pia.
Es un descon~)c.ld() ; ¿ quc II1t~res puede telll'1' en pel'
derme'l y loglcanlcntt', b::tbICndu un m(Í\,il COIIIO cl
tesoro, f,íci I es u.:plieHr su 1I(' gadn y su modu de pro
cedc;l'. E - un puco bn¡ tengo el honor ne conocero •
-}>e~·d.un e , vue, a señoria ; pero yo creia que me
c:l11ocena)~ . ~Ie babei " escrito algllna. cartns "obre
I/'t aSIII1{O Impo rtante; nuestro amiO'os de l\Iad~'id y
dc Ri1b~o me han dado alguna in ·tl~lccion y !rer9'm:
ndac,?ne. p iua su . eñoría. demas, CFt'O que esta
sena Rem bn . tant!' para que sepai que Sov ami.,.o y
I .' d' 1 ' <> , e mo~_ro m e 1:1 11I0n('( a pL'queiia.
~,EfcctÍ\ amente, excl~llló don Luis; pero en qu~
estaba. yo pen ando •..• 1 el otro .... quién es ? ....
porq ue .·abe ...• como os lt'l1nai~ ?
-Me llaman el capitan Franli.
-N () puede el' .••• me han engaiíado ó ,·os pre-tendci~
haclrl0. Cuidado! no soy humbre con quien
pU NJa Jllgar~('.
-Pero si 110 os explicais, es imposible que yo os
comprenda. Qué os ha pasado 1
- 1\10 t:ad~ne . cartas; quiero "erlas y quiclfOo
que yolvals a mostrnrme la seña que debe ~l7u.oS á
reconocel' co cualquiel' caso.
El marino sac6 del bolSIllo UD:) enrtern de e~l'O y
tomando dos cartas las puso en mImos de don Luis
entregándole tal1luien la media moneda que ántes l~
ha bia enseñado.
Don . ley6 bs cartas y pareció satisfecho y
conv.encldo de que e.,l\ll la u.yas. Luego tomó la
:nedl<1 ~oneda y e::tamínándiJola eren cuiWido leyó:
· La SOCiedad de" y pUl' el otro fa diJo : u. la mooeda. "
- Está .bien, dijo, 110 tengo porqué dudar.
Hoy mi ' mo se ba presentado aquí otro marino con
nl('~tro nOIll bre; me ha. hablado de mis cartas de
. 1 fi ' 1111 emp¡'es:I-, y Icmos u·mado un contrato de ayudar-nos
mútuamcnt(' en este negocio. El guarda uu cje~piar
y yo ten"'o 1:1 otro: "edlo nqui.
-y ñrma(lo cl c ' pitan Frank. dijo el marino.
El'to es orpreJ1dente:)'o soy el capitan PlI':lnk, á mén~)
s. quc me haya vuelto dos. Diantre! la rosa e$
se rl a.
y mucho, dijo don Lui .. , paseándose por la pieza.
En esto hay a Igun plan siniestro para nosotros. Prot~
ndL'n pel'de:nos 6 arrebatamos el tesoro. Es proCI~
O obrar ap y con mucha. cautela. Cuando veai!l
u,na 1.Jandera bla~lca debei ' desembarcar y accrc:lros al
CastIllo, quc 1 no puede tomarse, debe saltar: á
todo tl'alJce es preciso Impedir que se apoderen del
tesoro, aun eU:llltlo n05otro .~ lo perdamos.
-Bien, SC~OI', pero comprendercis que si se pierde
~I . t~soro, pierdo yo, y uno no arriesga el pellejo
mu t JI men te.
-Para cse cnso os doy dicz mil reales.
'rolUad e . ta libranza contra mi banquero, pag:ldera
dcntro de un me , que será el tiempo que á mas tardar
se emplear:\ en este asunto. Ya sabeis, es preciso
procurar tomar el Ca tillo, que no tí ene más defensore.
qnc lo: criados dcl Conde y algunos labradores
que serán llamados á última hora.. Si esto 1'.0 fuere
po i ble, procUl'ad introducir en los subterraneos una
buena cantidad de pólvora, con el objcto de haccrlo
yola r.
· -Jo seré yo quien p!'Cllda la mecha, dijo el maTIno.
• .1. o importa, no ~¡¡~tal'á quien la prenda. No perdais
tIempo; no os aleJels de la costa y que toda vuestra
gente e · té di " puesta. Partid.
· -Nece itu al~uuos fondo!> para las primeras opera-
CI .... ya. TeJS •••• yo no tengo riq uezas y cuel>ta
mucho llenar tantas bocas.
Don Luis sacó una bolsa. llena de monedas de plata
y la entregó al bandido que salió de espaldas.
Esta vez don Luis no be cuidó de observar qué
direccion habia tomado.
(Continuará. )
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Citación recomendada (normas APA)
"La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 41", -:-, 1875. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2092960/), el día 2025-05-16.
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