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PERIODIOO DEDIOADO A LA LITERATURA
eóe 11. Bogotá., 9 de Enero de 1875. Número 18.
I'-"'A Al\. DE.
LA TARDE DE MI VIDA.
No sé si estaba dormido ó si creia soñar. La
luna, astro de paz y amores, domin~~a en u.n
cielo sin nubes y una brisa fresca acanclaba mIS
• SIenes. . . .
Un dia largo y penoso habla fatIgado mJS
miembros que parecian doblarse como una rama
moribunda y desgajada. j Cuán ~a.rga ca:-rera
habia hecho! Arenales sin térmmo, ardIdos
por un sol de fue~o ~ alpicados de es.pinas ha~
bian angrado mIs plés. Gruesas gota de. udoI
corrian de mis sieues. Mi corazon palpitaba,
acelerttdo unas veres como si quisiera saltar de~
pecho y otras permanecía en quietud como SI
Ulla mano helada, la mano de la muerte parase
sus latidos.
Viajero, á quienes el cansancio y la fatiga
detuvo en los de iertt)s de Saara, hupo torI?en.
to igual al \'ue tro cuando viste~s en el bonzonte
alzarse el simoun que os trala en ms alas la
muerte? .
Eso sen tia yo! Y ni una mano que se tend~ese
para apoyarme ni nn arroyuelo que me bnn·
dase sus aguas, ni un árbol que con su SOlllbra
benéfica me guareciese.
Allá. detras de mí una trahilla de lobos asomaba
rugiendo. Qué me pedian? Mis c.arnes
no habian quedado en las zarzas del cammo y
en los guijarros de aquel ar~ual sombr.iú? ......
Ay ! pero el descanso vema y la luna amo:osa
acompañaba mi duelo. ~ su luz me~ancúhca
traspuse una colina. Los anes se suavIzaban y
á las arenas sucedió una alfombra de verde
hierba OI,\S suave y blanda que el terciopelo ..
Seguí bajando. Mi c.uerpo estab~ ágIl y BID
fatiga y el corazon palpItaba tranqullo.
Allá al pié de la colma asomaba entre sauces
una losa negra, sobre la cual titil~ban los rayos
melancólicos del astro. Seguí bajando y llegué
hasta ella. Era una. tumba? Lo ignoro. Pero
á sus bordes sentéme y hallé un desca~so seme·
jante al que gozaran los ~ombras fel~ces que
vagan por los Campos Ehseos. ~e léJos parecia
un sepulcro. De cerca se vela en su fondo
una luz nueva y purísima que á. su seno me
atraia y unas flores de perfume mmortal que
embalsamaba el alma.
•* *
Oh! tarde de mi vida I yo te saludo, sí, COD el
alma tres veces te lIaludo !
Tiendo mis ojos en derredor ... Qué largo dial
Mi alma está. desolada y acaso puedo decir con
el poeta mucrto :
"Que buscando en mis ojos una lágrima
Ni Riquiera una l:ígrima encontré."
Mi vida podda definirse así: un puñado de
abrojos.
Amistad!. .. Creí en ella y en su luglr he encon
trado un cuchillo sobre mi peeho.
Gloria!' .. Corrí tras sus fulgores mentirosos
y hallé solo un monton de cenizas .
Placer l. .. Soñé deleites y he hallado una copa
de acíbar y la antorcha apagada de un festin.
Amor l. .... Ah! tú sí eres una realidad, el
único dón concedido al hombre! Tú me has
acompañado desde el alba de mi juventud 1 Tú
me has defendiclo contra los tiros de la amistad/
Tú me has acompañado en mi soledad I
Tú me has tendido la mano para sostenerme en
mi" dolores! Tú me has brindado tu rogazo de
rosas al doblarse mis sienes moribundas! Allá
tras de la colina me diste sombra contra los ardores
del sol! Tú me has acompañado al trasponer
la colina! Tú me has seguido hasta el
borde de la lúgu bre losa!
Amor, amor, bendito seas! Si tu faz ha tenido
algun tinte melancólico ha sido únicamente,
porque sé que al fiu terminarás en la tierr~.
Quién pudiera. hacerte inmortal! Pero qué digo!
no lo eres ?
** *
He traspuesto el collado de la vida: ha empezado
la tarde, y allí... á mi vista negrea. la
lo a entre sauces.
Porqué temer? Quién teme:i la tumba? Hasta
su fondo me guiará el amor de la mano yentre
su luz que tan dulcemente fulgura allá dentro,
me inundaré todo entero. Allá está Dios y
allá está tambien el amor. Las flores de la viña
no tienen perfume tan suave Como las blancas
flores del sepulcro.
Al borde de él estoy descansando. Tarde de
mi vida, salud!
J. J. B.
•
EL DIOS DEL SIGLO.
No temais de otro Dios la omnipotencia:
Danzad en torno del Becerro de oro,
y ahogad, ahogad en e,truendoso coro
La. impertinente voz de la conciencia:
La. virtud no es virtud, es impotencia.;
Humo el Dios de Israél á quien adoro:
Bien en la. faz del pobre sienta el lloro;
Sólo un crímen es crímen, la indigencia.
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-
138 LA TARDE
Amad á vuestro Dios que sin medida
Los plnceres y os concede
y con bellas e clava os convida;
Si de la tumba alzaros él no puede ...•
Bastante e ya que de vo. otros quede
La memoria en el mundo bendecida.
1874. JORJE ISAAcs .
•
--=::><><;>0<::==--
Tenemos el gusto de dar publicidad á. la siguiente
composicion poética, escrita por una
dama que nos visitó el año pasado y que vaga
hoy todavía en tierra extranjera como tantos
otros hijos de Cuba, perseguidos por la tiranía
que hoy martiriza á su patria
La siernp1·e fiel isla de Ouba, la apellidan los
tiranos de España para halagarla; pero ella
será siempre fiel, no á la mano que la oprime y
vilipendia sino á la libertad que hará. de ella
bien pronto una República próspera y feliz.
Los hijos de esa hermosa tierra pelean hoy
como bravos á la sombra gloriosa de la Est?'ella
SolitaTia, miéntras otros saborean el pan del
destierro. Qué impOl'ta que haya algunos traidores
como Poy y Teodoro Guerrero, que por
un título académico ó una cinta despreciable,
vuelvan la espada á su patl'i8, pidiendo para
ella el dogal! Tambien entre nosotros hay de
esos hombres, que por una cinta ó un título
venderian á su patria á nuestro amo el rey.
Pero como esos están aquí relegados al desprecio,
así quedarán en Cuba los traidores literatos
y políticos.
A despecho de ellos y de casi toda la América
que ha mirado con tanta indiferencia la luchr,
de Cuba contm España, ésta sera al fin libre,
que como dijo Heredia:
____ No en vano entre Cuba y España
~L'iende inmenso sus olas el mar.
A CUBA.
EN EL 6.° ANIVERSARIO DE su REVOLUCIO~.
Alza la frente altanera,
Ouba, á quien el alma adora,
La de los valientes hijos,
La de los hijos her6icos.
Alza. la frente, que tienes
La ilustracion por antorcha.
y la libertad por tema
y la justicia por norma.
Alza la frente i oh mi patria!
Dulce, bella, y generosa,
Perla del cielo mecida
Del Atlántico en las ondas.
Si cual esclavo infelice
A quien su tirano agovia
Rompiendo el yugo homicida
Te defiendes valerosa;
Si en tristí imo destierro
Tu errante familia llora
Miéntras luchas solitaria
,
Que tu soledad aviva
Los de~tellos de tu gloria;
y en tanto martirios tienes
Mil vírgenes que te adoran,
y poetas que te cantan
y guerroro que te honran.
y así, luchalJdo irritada,
y así venciendo orgullosa,
Ensangrentado el semblante
y la j u ticia por norma,
Tienes Policarpas ínclitas
Que en tus altares se inmolan,
y Cincina tos egrégios
y denodadas Carlota s,
Tienes flore~ en tus campos
Que á las brisas enamoran,
y los céfiros te be an
y te arrullan las palomas.
Pero ¡ay r que te falta el hijo
Que con fuerza poderosa
Te elevó de triste esclava
Al prestigio de señora.
y hoy que el tiempo indiferente
Gira con calma e pan tosa
Seis años de lucha horrenda
Que tu c0stancia pregona,
En la frente atormentada
IJlevas insignia luctuosa,
y está tu cielo sin brillo
y de pésa llle tus glorias;
Más siempre ilustre guerrera
Sigues tu marcha radiosa,
y los pueblos entusiastas
De laureles tc coronan;
La l'&zon te abre el camillo,
Te sonrie la victoria
y la dignidad te impele
y el hel'oi mo te abona.
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Habitantes infinitos
De Asia, América y Europa,
Hijos del Africa ardiente
y de la cristiana Roma,
Desde la Stambul risueña,
De de la Albion poderosa,
De, de la artística Italia,
Desde el undoso Amazonas,
Venid á ver como lucha
Un pueblo libre que honra
De sus mártires la sangre
y de sus triunfos la gloria.
y tú, Ouba idolatrada,
Tan valiente como hermosa,
Que tus heridas refrescas
Del terso Yara en las ondas,
Alza la frente, que tienes
La ilustracion por antorcha
y la libertad por tema
y la justicia por norma.
Ringstton¡ octubre 10 de 1874.
Recuerdos á. mi ma.dre.
y ARA..
y luchando te destrozas,
Nunca. en lágrimas dolientes
Por tanto infortunio l'ompas,
E~ de ~oche; profundo y no interrumpido silenClo
. rema en derredo.r de mí; algunos rayos
extraVIados de la luna vIenen solo á herir la, os-
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LA TARDE 139
curidad de mi cuarto en este momento solemne
on que todo conviJa al recuerdo y ü. la meditacion!
E, esta la h ora en que algunos elevan en el silencio
sus oraeiolles al Padre de la natul':üeza,
en que otros van á ealn,ar las agitaciones de la
vida en medio de los goces tranquilos del hogar y
en que el au ente rocuerda con tri toza la ca::;a de
sus padres y ü. todos lo::; séres que han tenido algun
papel cn las escenas de su v ida en el teatro
nunca olvidauo de sus primeros años, en medio
de aquel circulo de amigos queridos desde su
nm'-ez.
Yo estoy au ente, tambien tengo léj os; muy
léjos el techo de mi padres, el círculo querido
de mi amigos más caros; dejad que me entregue
á. esos r ecuerdos que aunr¡ue siempre melancÓ·
licos, son uua necesidad del alma!.. o .. o o. o. o ...... .
Todo lo grato que tiene la niñez, todo el ascendiente
que tieue para el hombre en cualr¡uiera
época de su vida las remini, cencias de sus primeros
añoR, es debido en grnn parte nI sitio donde
pasaron y á. los séres que velaron por su exi~tencia.
y se la hicieron dicbosa con su amor, su ter-
• • nura y sus canclus.
Tambien yo fuÍ feliz en aquella época, tambien
gocé del alller, la ternura y las caricins que derraman
los padres como un alicnto uivino sobre
el alma ele sus hijos ...... Yo he dormido tambien
el sueño apacible y trauquílo de la infuncia so·
bre el regazo materno, y visto poblados mi suellOS
de alegres y eneautadoras vi~iones, bit, duda
cuando mi madre sonreía sobre mi frente y la
animaba cnn su mirada ü. selllejauz'1 del sol cuando
principia á sonreir á la naturaleza,
Allí están todavÍ:1 aCluellos lugares siempre
amenos que fueron t&stigos de mis j negus i ufantiles,
y doude hoy juegau 'ambien los niii.(¡s de
mi pueblo, tall risueños y f01iees como risueño y
feliz era yo ell tónces; allí está en fin, todo cuan·
to hoy me despierta un sellLimiento en el alma,
un afecto en el eOl'azon.
Sí, ...... yo siento que se agolpan á mi imagi-nacíon
recuerdos quc dormian ayer cuando el
eótudio absorbia touas mis horas, toda mi atencion
l. ..... Dejad que los contemple y los acaricie
uno á uno, que aunque no dejan sino tristeza en
pos de su huella melancólica, son tambicn una
necesidad del alma l. .....
p, J. BUSTILLO:
Diciembre 20 de 1874.
- -
LA MUERTE DEL GUERRERO.
Lo! galos se hacíun enten-ar con BUB armas •
ClL\.TliA UBRIAND.
¡ Vámos! .. ¡ Debo acabar!..j Venid amigos
A aprender á morbo, como JO muero!: • . . '
i Vosotros, compañeros y testigos
En los combates donde honré mi acero! •..•
¡ Venid, hijos de Galia, la potente,
Que destrozó en sus valles al romano! ...•
I Debo morir, aunque mi altiva frente
Siento aún hervir só mi cabello cano! ....
i Adios! .. j Los años de mi vida huyeron,
y vie.: o estoy 1. . í Pero la vieja encina.
Sólo al goJpe del hacha que le hundieron
Ilúcia. la tienoa la cabeza inclina !. . • • '
j Oh morir con vigor, cuando aún alcanza,
La. vida á combatir contra la suerte! ••••
Cuando pudiera con mi antigua lanza,
A Julio César perseguir á muerte! ••••
¡Galos heróicos! i Defended la tierra
Do nacimos, cual yo la defendía!
¡Llevad hijos, mujeres, á la. guerra,
Oomo la Grecia los llevaba un dia ! ••••
i Recordad lo que son esos romanos 1
i De Corinto la suerte, y cien naciones!
i Antes que esclavos sér,-pueblos y llanos
Quemad con vuestras últimas legiones! ••••
i Que ninguno se rinda! .. i Y si la suerte
Al inva or pl'Oteje,-quc la. historia
Registre <:on terror, cuál fue la muerte
De esta Nacion que sucumbió con gloria l ..••
i E:;tos mis votos son! .. i Ahora quiero
Que cerreis mis pupilas apagadas;
y que escaveis la, tumba del guerrel'O,
En aquestas llanuras tan amadas! ...•
Ah! ¡No 1I0reis por mí ,-que no se llora
Al que e va con la conciencia pUl"a,
y deja ejemplos que, á imitar implora,
Al caer en la negra sepultura! ..••
i A Izad de muerte el cántico postrero,
y en vez de l Janto, derramadme flores! ..••
i Dadme el supremo abrazo lastimero,
Que no anhelo otros póstumos honores! ..••
Dejadme ('1 uniforme con la malla,
y las armas llevar, cuando sucumba,
Porque yo he de volver á la batalla,
Si á hollar se atreve el invasor mi tumba 1. ..•
18i3. TEMITOCLES TEJADA.
o :: e
UNA ALMA PIADOSA.
(Couclusioll. )
Don...Juan, indiferente:i esa belleza y armonía,
tenia fijo su ponsamiento en la desgracia
que iba á descargarse sobre su exi tencia.
Carlota dió á SU hijo .un beso humedecido con
llanto; l'ecibió con una sonrisa la ú.ltima bendidon
del sacerdote, y moviendo en silencio los
la.bios, ,cual murmurando una oracion , se dur-mIÓ
para SIempre, tranquila, risueña y hermosa.
~e hubiera dicho que en su sueño su imaginaCIón
era encanada por visiones celestiales.
Don Juan, en presencia del cadaver de su f
a,mada, se mantuvo de pié, fijos en ella los ojos,
SID dar un grito, sin verter una lágrima.
A las tres horas, Carlota, vestida con el humilde
hábito de la Virgen del Carmen, y en el
ataud que prepararon para don Juan, fué colocada
en la sala, entre ocho oídos, cuya luz pti-
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140 LA TARDE
lida y movible, esparcia sobre su rostro marmóreo
sombras inquietas_ Don Juan hacia compañia
4. su esposa, sentado á su lado en una
poltrona. La. contemplaba de hito en hito con
mirada serena, y luégo, escondiendo el rostro
entre las manos, quedaba como embebecido en
su meditacion.
Ignacio entró m. uy q. uedo; tomó un esparto ' y con una sonnsa plCarona, se puso á hacer
cosquillas en el rostro á Carlota. Cuando don
Juan le vió, exhaló un grito.
-Hijo de mi alma, inocente hijo mio! exclamó
tomándolo entre los brazos y estrechándolo
contra el pecho. La fuente de sus lágrimas, hasta
entónces estancada, brotó en raudales. El niño
reclinó su cabecita, como cuando se dormia
3l'l'ulIado en brazos de su D"adre. Las lágrimas
del caballero goteaban y se deslizaban á lo largo
de los cabellos de su hijo.
Cuando hubieron sacado de allí el cadáver
don Juan, de cuyos brazos doña Pastora ha bi~
~uitado á I~o.acio, volvió á su primera tranquih.
dad, ese SlOlestro sopor del alma en las situac~
ones extremas, más terible que las contorClones
del dolor. "Las lágrimas brotan del corazon
fresco y sale? por la garganta húmeda, y
las grandes dolenclas qu.emau el corazon y secan
la garganta."
Un pensamiento infernal cruzó de súbito por
la mente del desgraciado, v delineó en sus labios.
una sonrisa feroz. Fijo· en su idea sus pens~
mlentos tomaron un giro muy diverso, tan
dlverso como hay divers~dad entre el bien y el
mal, entre una alma re~¡]gnada que bendice el
brazo que la hiere, y una alma que se alza contra.
Dios con insolencia.
Ignacio, que logró zafarse de las manos de
doña Pastora, entró dando brinquitos al galope.
-PapacHo, tengo hambre, y mamá. se fué :
deme pan.
Don.~ uan ~brió la cómoda, y le dió pan.
El nmo saltó con sus brinquitos al galope. El
caballero volvió á. sentarse en la poltrona, y á
entregarse á sus tnstes pensamientos.
Ignacio volvió á otro rato.
--Papacito, t engo sed, y mamá se fué.
Don Juan hizo traer agua, y le dió de beber.
El niño volvió á salir con sus brinquitos al
galope.
Don Juan yislumbró en su alma un débil rayo
de luz.
El chico no tardó en volver.
--Papacito, tengo sueño, y no está mamá.
Don Juan lo tomó en sus brazos y lo
abrigó. '
El niño se durmió como un cachrJ7?'ito.
.~l caballero, fijos los ojos en el rostro de su
hIJO, pe~só en la suerte de aquella criatura, si
llegara a quedar s~la en. el mundo, sin quien le
a1a:rgara ,-:n pau, sm !lUlen calmase su sed, ain
q~ll c n le dlera un abngo; y se reconcilió con la
VIda y con su dolor.
Di?en que los niños dormidos tienen visiones
<1~l Cle~o: al ménos esa sonrisa anjelical no /:le
pmta Jamas en otros labios, si bien el sueño
los haya oerrado al acabar de beber en el oáliz
de las delicias. Don Juan se embelesaba oontemplando
el rostro de sU hijo, alegre y festivo
como si sobre él no se
azote de la orfandad.
hubiora descargado el
IX
•
U:-I CEMENTERIO DE ALDEA.
Oh ! si -t
Sl.g0 creyendo u~a locura ó una temeridad, que
VIene á ser la nnsma cosa.
Ri\FAEL. Levf\,~ta.los remos __ ya hemos llega·
do (Rajael salta a tte7'ra) ¿ Me esperarás aquí ?
J ~CODO. Aquí te espero ... i Ah!. .. escucha ...
un lDstante ... cuando veas que apunta el dia
a.c~érdate que si nos sorprende el sol en est~
SltlO, no te costará :í, tí s610 la cabeza sino á mí
tambien ...... (Rafael s~ aleja.) ,
Es la única manera de que abandone á esa
~ujer. que le vuelve loco, ántes de que ya sea
lmposl~le el salvarle. (Recostándose en el fondo
ele la gondola.) i El amor, el amor! Si no exis,
tieran los celos, seria un paraíso sin serpiente.
ESOENA SEGUNDA.
(Los mismos.) (Rafael entm en la góndola.
dia empieza á clarea?').
El
JA.COBO. i Aun no brilla el horizonte del mar
con la primera luz, y ya estás de vuelta! Has
cumplido tu palabra.
RAFAEL. Me he acordado de ti.
J ACOBO. Ya lo sabia yo.
RH AEL. ¿ Y qué hacemos ahora?
El sótano de una ta berna. J acooo y algunos
ot?'OS j óvenes, disf razados con traj es cap ?'iehosos,
beben al dened01' de una mesa, sobTe la
que se ve 'l.m cuchillo desnudo.-En un extre?
lIO, un hombre, enmascarado, bebiendo solo.)
JAcono. ¿ Somos todos de la h ermandad? (J)i-
7'igiendo una ??tú'acta de inquietud hácia el emmasca".
arl!J.)
MASCARA 1. d Todos ... el tabernero no deja
pasar á la cueva sino á los que dicen las palabras
conrenidas, y esas palabras sólo las saben
hermanos.
MÁSCáRA 2.a ¿ y cuál es el objeto de nuestra
reuníon?
J ACOBO. Es coger y da r muerte á un enemigo.
1Lí.SCARA 3.
Citación recomendada (normas APA)
"La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 18", -:-, 1875. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2092959/), el día 2025-05-17.
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