Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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PERIODICO DEDICADO A LA LITERATURA.
Serie IV. Bogotá, 19 de Junio de 1875. Número 40 .
•
RESIGN A-CION,
, ,
A. MI QUERlDIS1MO M.!ESTRO y AMIGO DON
,
JOSE MANUEL l\lARllOQUIN.
8empre il mal noa vien pe!' nuoce!'e,
Al pié de una de las serranías que se desprenden
de la Cordillera oriental de los Andes, se
dilata un delicioso valle, en que lozanea una vejetaciou
exuberante y vigorosa, con todas las.
maravillas que la naturaleza ha delTam:Jelo allí
cou mano liberal: ostentase, .vestido algunas
veces do encarnadas flores, el cámbulo que da
80\11 bra y frescor á. numerosOs arbustos multiplicados
con profu:lion, el cual emula en proceridad
á la ceiba en que anidan las urracas, y á la palma
que apénas puede sustentar sus ponderosos
racimos; los riachuelos que vienen de las quiebras
de los vecinos montes, cruzan y riegan el
valle,y son de agua tan cristalina, que en ella se
l'etl'ata el nítido azul del ciclo, como los muchos y
florecidos arbolicos que se acercan á besarlas,pel'fumando
el ambiente, y su murmurio,' grave y ru·
moroso, se une en dulce concierto á las arpadas
voces de las avecinas y al ruido de los ramajes
acariciados por el viento, Mas adelante, en un
extremo del valle, está. asentada una casería,
alegre, limpia y ataviada como una novia puesta
de veinticinco alfileres en el dia de su desposorio,
en mitad de la cual se alza una pequeña
igle~ia de almenada torrecilla; y las casas agrupadas
en órden, siempre recien enlucidas y encerradas
por cañales y cercas de árboles frutales,
ocultan su sencillez con las plantas trepadoras
sembradas al rededor de ellas, todo lo cual ha-
. ce hermosísima vista. mntre todas aquellas casas
hay una cuyo aspecto permite creer que en ella
tienen asiento el lujo y la comodidad, y que pertenece
á persona rica y principal, porque es de
dos pisos, eestá pintada artísticamente de varios
colores, sus vidrios han deslumbrado más de
una vez los ojos de los que pasan, y sobre su
hermoso porto n realzado con adornos arquitectónicos,
muchos de ellos chulTiguerescos, sobresale
un antiguo escudo de armas con un leon en
actitud rampante, y en el cual acaso fincaron orgullo
los que allí le es~amparon.
Pero si la. casería por su aspecto es parte
para hechizar al que la conooe, cuánto mas no
hechiza al que hace conocimiento con sus moradores,
que son honrados sobre la misma. honradez
é hidalgos sobre la misma hidalguía: ni
desavenencias que turben su sosiego i ní la en·
I
herbolada maledicencia que conoe el seno de la
8~ciedad en que se aposenta j ni la envidia que
bllJca asqueroso diente en el ajeno crMito' ni
e~ influjo de arteros magnates, que enerva l¡ altivez.
de los corazones, se acomodan en aquel
apaCIble lugar: ántes por el contrario el señor
y el labriego, el poderoso y el pobre l¡bran allí
de consuno la patria prosperidad, vinculada no
mé~os en la hacienda que en el humilde pegUJal'.
La .casa del escudo de armas en que hemos
detemdo la atencion pertenecía efectivamente á
personas principales: habitaban en ella don
Adeodato J doña Cunegunda, ricos en bienes de
fortuna, y, en lo que toca tí los de naturaleza,
no anduvo ésta avara con ellos, que si el buen
parecer de los verdes años lo iban perdiendo, no
er~ á tal pun~o, que no se conservasen algunos
deJQs de antIgua hermosura, Tendria él unos
cincuenta años, y ella salvaba los término:; de
los cuarenta, si y~ no era que á usanza fcmenil
los descabalase. El era arrogante sobre modo
y su alma, aleccionada en las adversidades, siem~
pre estaba apercibida á aliviar cualquiera desgracia,
á aligerar cualquier dolor, á abrir liberalmente
los brazos á quien le buscaba, y libraba
su satisfaccion en hacer el bien y en evitar
el mal; ella, ademas de su ademan grave y recatado,
de que dependia el respeto con que se
la miraba, era una mujer nobilísima, que derramaba
sus bienes sobre la necesidad, como Dios
había derramado encantos sobre ella. Con tales
c?ndiciones, ¿ qué mucho qUtl. se tuviese en precIO
á estos buenos esposos, y se les considerase
COffiO dechado perfecto de virtudes?
Empero, si la fortuna no habia puesto tasa á
su deleite y regalo, sentian un vacío que no le
alcanzal"Ían á colmar todos los tesoros que la
diosa ciega eva en su codiciado cuerco el cual
consistia en q Dios les negara el n:uto de su
amor, como a que se cumpliera la inflexible
ley de que la a no puede encontrarse en el
mundo terrenal, pua$to que es patrimonio que solo
se alcanza 'en algo más elevado. Con todo esto
ellos,honradores del precepto divino, nunca levan~
taran queja contra lo que otros habrían calificado
de infortunada suerte; ántas bien, sumisos se rendian
á lo que ordenaba el cielo, considerando
que solo de este modo puede alcanzarse la tranquilidad
de ánimo y la fortaleza de espíritu. Así
que, aun cuando tuviesen en su interior un secreto
vacío que no dejaba de congojarlos de
manera que su aliento se .trocase más de una vez
en suspiros, no daban muestra de la flaca ocasion
que los traia tí tal término, por lo mismo que
su ánimo era fuerte para contrastarla.
Un día de 106 hermosísimos de la zona ínter-
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- . ' ....
I~ A T A R DE
-- -- - ... u_u .
tropical determinaron don Adeodato y doña Cu- r se hubiese reparado algo de 8U tUI'bacion, il'l.quinegundo.
visitar BU casa de placer, á corta di s- l'Íeron por su nombl'e y el de sus padl'es, Dijo
tancia de la casería, ApeI'cib"i é ron se paTa cllo, que so llama'ba liumberi;o, y SUs padres Peri c~
acomodá.ndose de 'todo lo 'necesar'io para su 'c(}- y Toña, que fuá dejad(ls 'tacanuo t n bleta. , sunería,
cowo solian hacerlo 'en casos semejan tes; puesto que no sa bia el n om bre y apellido l egíti:.
y sirviéildotes 'de 'mozo de espuelas 'un an'tiguo mos dc sus padres, sino sdlamente 'el sobrenomcriado,
pues lo bahia. sido en la. casa, parti e ron 'b1'e familiar con que le habian e'tl¡;eíiado n lla'
gozdSOS: el cielo despejado j el sol, que ¡¡tln '1l0 mal'los, Ní tampoco atinó C011 el del si 'tio én qua
habia adelantado en su camil1o, aerralÍl aba sobre vivia , y solo dijo qu e su casa era en el Cc n'ó, y
la campiña EUS dorados cabellos para darla ani- que Perico le llevaba con el objeto de hacer una
macioll, baciendo exhalar:í las flores dulcísimo vi~-ita á su plidri'no,
,arom?, ·; '~ l l:e'frescado ambiento ,Y el sordo rumo,r En 'vista dell'osultado nada satisfactorio que
,de,1 1'10 ~~~ perezosamente c~rJ'la pal'8lelo al ca- ubtu'vi el'ou de las l1"ro-guntas ~u'e habian hecho
~1DO, hll'lendo las enormes,pledras que se le opa' 0:1 'l'apn'Znclo, d et erminaron haccr sabedOres d é l
y~a:n en su lecho; el mugu' ,del ganad.o ~.u las extraño suceSo á la autoridad dell lugar y colÍlU"aehesas
<}ue se encontr~ban al p~so ; ~l canto de nicarlo con todas las personas 'Iue pOI' su condi]
os traba~adores al d:e~l'lb~r árboles anosos para 'cion estuviesen en términos de poder aclnrarl ó
formar tler~,a labran~la i cada una d~ cstas co- por n¡edio 4c sU éi:iscreciúny consejo '; q'}e, SI
gas de ,pOI' s~ era ~an amena, ,y todas J~nt?:s tan bien desde el mismo punto que lo encontl'arol},
,s,eduCtlvl,ls, q~e el. compue~to _ no poma ~é~os 'trataron al niiio como á su propio hijo, llevaban
qde dar ese ~Ie~esta~ que po ~~cas . veces sona- con pesadumbre ~I qu~ se hqbiesc visto expues,
'lIlOS en la. prosálCa :n da Be las (hud~des. , to en templ'ana 'vIda á 'los embates del desamptr-
Así, montados sobre seridos caballos, cdulÍna' ro, 'bien así 'c bmo la'Ve y pl'C!ciosaSimicnte que
'han los buenos esposos embebecidos ~lIla com,i· dI vii:lDtb arroja deladte ~e. sí, ~a cual solo pue:.
deracion de aquel c\l¡:¡.dro magníficb q~e la natu- de desenvolv~rse y frudtlficar SI le acoge el s enó
'rateza con inimitable mano desenvolvía á sus de 'la madre iJEJ'rra,
:ojos, ?lost.I'ando 'l,as innum~rables bellez~~ con No ta!'daron dou Adéodato y doña Onnégund¡¡"
que 11beral nos brmda el C~lador, cuando muan- dada su vuelta por la casa de placer, en pl)nel'!:' 9
do n,caso á la ,vera del canuno" ~opal'on, sentado en camino para la ca~el'Ía á horas en que 'el bron'al
pIé de un arbol, con un nmo de hasta edad ceado sol de la tarde comunicaba melancólic o
de cinco años, de cabellos ensortijados" rostl'o 'tinte iL los campos .presagiando -la venida de 'lb.
:agraciado 'y Doble, CUy;l téz hal:iia1.:obádo cl color noche, '
'á.,las>'osas que 'por, allí se parecian, y eu ' cuyo 'La cual ' cei'rllba á más andar, y las tlstrellas,
radeI?~n se trasl,uCl,a la du1zur~ ~el natur~ ~ no q ne !por ' ehtónces 'no e:an celad~s por el ,br~W)
.mén<;>s que lo I:rmclp~l de su lInaJe, Vesha, un de la luua, se daban pnsa por aVIvar su tUllldh
saquIto de pano naCIOnal con J;lautalones 4e lo ·luz, cuando terminaron el inocente paseo, acoro'mismo,
cubríale I.a c8:be,za Vn sombrero de fie~- paíiados de aquel á quien acuso habían sll.lVad<:>
,tro'l c~lzaba zapato~ ~e cor.doba tl ' un 'tau to tl'a,l- de perdurable milleria, el cúal iba rnoutado en el
.d~a y ' empolvados,.qUlz,ás á .~ausa del que habla cuartago que I!l efecto 'le habiau aparejado desde
pIsado en el cammo . . Co~la en aqu~lla sazon la granja pUI'a mayor comodidad,
,lln me?drug~ de pan negro! que qm-za pOI' GOU- No bíen se habia apeado don Adeodato, .puso
do}enc,13 le dll~ran unos ar1'1eros al pasur. en obra ' punto pOI' punto lo que desde un prin-
Movidos 'á lástima los esposos, Se dirigiEi'l.'dn . cipio habiau deterwinado: aboeóse cou ' el alcal-
: a1 rapazuelo 'y con voz conmovida le ' ptegunta- ,de y , demas persouas 'principales del lugar ,para
ron qué hacia en tal lugar, y qtúén le habia ' la aclara.c iou del suceso que 'tan inquieto le te'
abandonado, á lo ' cual · dieron por respuesta so- ' nia, y todos se apre~Ul'aron ' cdn solIcitud á eje'
lamerlte ' uIl'lis :g l'uesísimas lágrimas seguidas de cu,t'ar lo que p!j.reeia más conveniente: ningun
. zollipos, ' que bien manifestaba cuánta ' ei'a l'a indicio, ni la más ligera vislumbre lea dió el hil,o
·amargura de su tierno corazon. 'lnterrogado que pudiese sacarlos del laberinto de dudas á
' nuevamente, apénas pudo dar 'á, erit énder en mal que se habian dado; Y tuvieron por bien creer
' concertadas ra~ones c6mo su padre esa noche que quizá los padrea por desamor al ~ijo le aban-habia
sido llevado por ünos negros que le ame· donaron á Dios . y ála ventura, de,sechánaole co'
n 'auLban, y cómo:i él le habian sacado ' del ' bos- mo pesada, carga, y valiéndose de algun lanoo
I que y le habían pues~o a1)í,. , . pax.a porierlo ~n efec~o. ,. , . .
Contentól"es en ' todo extremo la graCla del Y como suele deelrse que el trato es ~ngeD-
' niño, y con el alma lacerada por la miseria de drador de cariño, don Adeodaio y doña Cune'
éste, dieron traza y órden como le llevara con· gunda le cobraron tal á. Humberto, que vino á.
sigo e\ moz~ , ~~ ~spuel~s hasta la gr·anja, y ' ver ser l~ lumbre de sus ojos y el arrimo d~ su ~s)\
1 (; 0'0 de averIguar qUIénes eran su& padres y peranza; y ' como acaece que la larga puvacI,on
'd'lnode par~ban,si ya no era que ' liubiesen csi'do del bien apetecido es .parte para extremar la
p a bulo :i la ferocidad 'de salteadóres, cosa que 'e satisfaccion cuando se alcanza su go~e, los nuel
lcs. h'nciai'ecÍo creer, pues jam'as habian oiao vos padres de Hum berto se holgaban sobre maóe:
d eci'r ,qu~ los h?biese en aq~ellos ' :parajes: El ra con el ,,Pensamiento de que, ' tras, ~ontin~ós
niño SlgU'lÓ obediente á su gUIador, y los otros anhelo~ SIempre defraudados, les hubIese DIOS
. su camino, 'disc~rríéndo en su imagil}:ación cómo deparado ' ese hijo por lD:edios el!. traordinarios é
habria llegado ·á tan lamentable estado ése Diño, inesperados. Daban' por bien servidos todos los
. en'·quien la cort:dad de su fortuna se adelanta- r.fcl.~es p~ralc~nz~r ese tér~iDo, y solo ~eDsaron
\ baá la de sus anos. en adelante en gUiar á su hiJO por el caWlDO de la
' CoDÍ'o llégarón"á ' la: casa "de . placer, y el niño rectitud yen el temor do Dios, para que algUIl
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LA TARDE 264 •
~ia fuese útil servi~or. da la l'evública, tanto
~mo bijo 6n quien se hel'manaseu las dotes <;1.e.
~a sabiduría y la virtud, Humberto, qu,e. 6. IQ¡S
principios D;\ost¡'a,ba en sus frecuen,tes lág.rimas
la pen~ de su ternísima alma, so. n,cQmoda ba á
,~ nu~va vida á que le habin. tra ido :tI,O ya su
gesventurada sino Sil dichos~ suer.te, si c~ que
puede calificarse de talla, que n.o está vivificada
en la infantil edad p,or el c:¡do~·· del hogar, qt;l.e,
;\pura, lQs, afec~08, ~. mper.o, aunque dO,n Adeodato
y dpüa¡ Cun~un,da J?0 cabú\U de sati~ac-.
~_iov, con cl hl:\lIazgo que por orden3¡¡;l.ion, del c~~lo
habian tenido, en vece&, la m,inon~ba el pe o lil:),mi-
ento de que habia 1l;na madr~ que cstarifl¡ paga,
ndo con lágrimas de. &,angre 13. p 6 ~'d~da de uv.
pijo, lo cual les hacia¡ r~)Jp.pe.r eJ?, dolorosQs 81,],Spiros,
con que solian e.xp~'i¡;nil' la co~pasiQ~ q1,le.
1P1; do,~inaba, y e~cla,ma,b.~:o, ~ i O~ ~e.s\,enturada
madre, pues s;n veutu~?- es la que ve así robados
sus, m,ás ~:lros afectos por la cruelísima
for~llGa! ¡ Tuviel:as esta prcnda querida de tus
e~trañas, y trocáramos el goce que con ella 1;l,e~
IDOS tenido, en punzante torced9.~ ~u~ ~op ~~en~7
~eas~ ¡
Estas razon~s daban á co~ocer bien 01a1'0 el
amor q\le habían cQbrado á. H umbel'to, que igualmcnte
acr.ecentaba el que. se habia despertaQ,o
como por instint-o en su cora~on, Oreció algo
ruas ~ste, y conforme iha dese.nvolvi611 4ose su
cuerp{\, se desenvolvia tnmhicn su intelige.ncia,
al parecer clara, lo cual hacia que se afirmase.n
más en la ide~ d~ que hab.ia, nacido de padres
en quienes andal'ian al par. el tale~to y la educacion.
Asimismo iba mostrando una gallarda
disposicion, qua se aunaba amigablemente con
las buenas dotes d.e su entendimiento,
:ft:abia. llegqQo puts l~ sazon oportuna pal'a
facilitarle el paso pOI la senda de la sabiduría,
~n la cual tenia andado ya algun tanto, porque
sus nuevos padres no habian qescuidado el enseñarle
á eODQcel' á piQs, y. la,s oraciones q~e nos
brindp. b Sant.a Madre 19lesia ~al'a cons\lelo ~u
-puestra escab~os& vidq, ISabielldQ ellQs por prop~
a experiencia, á. ley de católicos cristianos,
que allí no tienen cabida los nobilísimos afectos
y las acciones gener0sns, donde el temor de
Dios y la ol'f\;cion no hacen su oficio.
Habiendo qeliberado madUl'amente sobre cuál
habria de ser el género de educacion que se
hubiese de dar á H\lmbertQ, determinaron PQnerlQ
bajo la direccion de un ayo sabio y discl'eto,
ql.~e diera PQr cimiento á su aprendizaje
las máximtls d~ l.~na sana moral, sin el cual cimiento
toda la fábr,ica del saber en un punto da
en tierra al mas leve soplo del mal; observacion
que habian hecho cn muchos que, colmados de
oonocimientos, como no se sustentasen 6stos en
108 principios de la mOt;al cristiana, se han tornaqo
en instrumentos que acarr.ean la degrada~
cion del individuo, y que refluyen en perjuicio
de la sociedad que lo mantiene en su seJlo,
~scogielon por ayo de H umberto á don Pedro
Románez, d6min~ de una de las ciudades vecinas,
y :í quien trajeron mediante una paga
que de antemano se concertó, Era este un hombre
CllYo ijspecto le señalaba. la edad de unos
cuarenta. años, de alta estatura, de buena disposioion
; tenia larga y negra barba, los ojos aSombrq.
dos por pobladas cejas, y s~ ves~ido p.umilde
' . . - " ,
como 511 condiciono 1\ tal caballero se confió la.
d!;)lir.a,d.a tarea de educar á Hu,mberto, quien.,
como lo rayase ya la luz. de, la raZOD~ se l'indió
d ~ bueQ grado á la vQJunta,d dfl S.US, padres •.
l\h :~mo MÉNDEZ DE MENDOZA.
~ ~ ..
(Se contínuar~,),
_. --'"'.~~ ... ~
EL ADIOS- . -
(De Goete,)
Oh! i Déja q.u.e mi lIa.nto, amada mía,.
~e diga lo. que siento al darte adíos !
t Porque mi labio nunca expresari~
El pesar de mi triste corazon !
i Yo no puedo sufrir. de este momento,
Aunque h(;)'~bre soy, el sit;l igual dolor ~ -
i 1\11! i L.as Y9.~efl. de qulce sentim~ent~
Tristes a.hota p,ara mi alma son ~
i Esos besos de amor que tú me has Jado.,
De los de ~yer no tienen el calor!
i Ni a~ estl'ec4a:rla.: b9Y he gozado,
PQrque ¡tI dec,irrpe adios ¡at;lguideció. l·
Cua:o,do. un favor m~ dapas placentera,
•
Ouán dulce era á mi alm.a l, a emocion !
i Dulce, como e! plac~r, que e.n p!,imaver~"
1\.1 ye4 la. flor, sintiéramos loa qos ~
I De hOJ más D(l formáré ¡le. tiel'·nas ~9re,
Diadémas para tí !." i Todo acabé !. '.'
í La. primavera huyó con mis amores,
y el invierno sucede!..,.i Adios, adios!.,.
187Q. • 'TElIÍST-OCLE-S T.E.JA.D A,.
- .
Es el dia 4 4e julio d~ 1874. No han dEj.q~
las diez de la IItaijana y el .calo!, es ya sofocaxtte,
al cqal se liñade una nqbe !le polvo, en el c!1JIlino
que va. de la ci'u,da!i de g. fll PlleplQ de R.
Quien pQr !lUí pas!} ppr primf!ra vez, se encuen,
tra desagradablem!;lnt.e sq:rPl'fludido ;\1 sentir en
aquella latitud tfl.nta palol' como en las llanuras
de la Manchfl. ó 40 Oastilla la Nueva: la topografía
do l~ comarca, una especie de desierto de
rp.uphas leguas, sin agua ni vejetacion q 't~ eató
cerca, explioa aque!la elevada t~mp~ratJ.P'l}.
Por la carretera apénas ~ay ntás' tra'n~éuxttes
que militares que vq.n y yi~nQI1, y !llqltitud da
carros con pr~v~slqHeB, espoltaq,os FQf f)lerza.
armada.
E.ntrp el polvQ hay p:luchaa rama.s desg1'!-jadas
de los árbQles que est4n orilla del camipo, La
pdm~ra idea que oCllrre al vcr19s jl~spojados de
gran parto de su follaje, es acusar á. la desenfrenada
so14adesoa. que así l~ d!3stroza ; pero cuan-
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265 LA TARDE
do se van encontrando soldados con equipo de
invierno, morral, armas Y municiones, cuando
se los ve marchar en medio de aquella nube de
polvo candente, Y con una cosa negra sin ala
cubierta la cabeza, se comprende que instantáneamente
la rodeen de verde follaje, que lleven
en la mano una l'ama para apartar un poco el
polvo Y poder respirar j las que son grandes ó
pequeñas, 6 sobran, quedan en el camino; de
muchos TIlales se acusa á los soldados en vez de
acusar á la guerra.
Por entre los carros y sorteándolos, corre una
diligencia, no es muy propio decir que COTre,
púrque se pára muy á menudo. En aquella direceion
hay una via férrea, que la ruptura de un
puente y la guerra combinados dejan sin circulacion:
se han improvisado medios de suplirla
saliendo de vehículos arrinconados, de cuyo número
es la diligencia mencionada. Con la sequía
y el calor crugen sus maderas mal ajustadas;
una rueda se caldea en términos, que hay que
rej1'esca1'la á cada paso. Este 1'ejresco consta de
las partes siguientes: desenganchar el tiro,
apearse los viajeros, suspender el coche, sacar la
rueda y echar agua a] cubo y al eje hasta que
se cnfrien, y el correspondiente coro de blasfemias
y obcenidades que acompañan á estas operaciones.
Durante ellas, los viajeros se agrupan
á la sombra más próxima; maldicen de todo,
ménos de los verdaderos causantes de aquella
vejacion j comentan la última sangrienta batalla,
que por haberse dado hace muy pocos dias
no se ha olvidado aún; hay sobre ella tantns
opiniones como personas, que se ofrecen cortesmente
10 m!lrienda, Y se dicen quiénes son, de
dónde vienen, á dónde van y á qué. Uno solo de
los viajeros ve y oye en silencio todo lo que pasa.
Acabado el refresco de la rueda, monta con
los otros, á la media .legua los saluda y se apea;
bajan de la vaca varios bultos y cajas de su pertenencia,
y alguna de esas personas á quienes
produce un verdadero malestar el incógnito de
aquellos con quienes viaja, se pregunta: " ¿ Es
usted comisionista de comercio ~
-No señor, responde el interpelado, acompañando
estas palabras con una triste sonrisa, y
agrupando sus efectos,
Está. en una especie de plaza, de grande extension,
de forma irregular; por dos lados, cssas
de mala apariencia y una iglesia; por otro la
carretera; en frente un gran edificio de piedra,
sobre cuya puerta se lee: HOSPITAL MILITAR;
en medio, y como sembrados al acaso, árboles,
de poco ramaje, á cuya escasa sombra se guarecen
algunos Boldados, arrimando los fusiles al
tronco. Se ven parados gran número de carros va-
•
ClOS, y otros que van llegando; hay muchas voces,
mucha confusion y jefes y oficiales de Sanidad
militar con bota¡;¡ de montar y los caballos embridados.
El viajero sabe que hay allí heridbs,
comprende que van á sacarlos; su rostro se altera;
pasan pOI' su frente sentimientos de piedad
y nubes de indignacion, y parece expresar
Illternativumente,la súplica y la amenaza. Ade·
lántase resueltamente como para hablar aljefe;
á los pocos pasos se detiene, mueve tristemente
la cabeza, hace un gesto que significa ¡ qué necedad
vO'!J tí hacer yo! vuelve atras, y se sienta
en una piedra, á su parecer ménos dura que el
,
corazon de los que van :.í eva cual' un hospital tí
tal hora Y, en tal forrua , Con los codos npoyadoo
en las rodlll~~s, la cabeza en las manos, y mirando
al sucIo SlO ver lo que hay en él habla así . . ' consigo mIsmo.
-j Habiendo via férrea llevar )08 beridos en
carro! Se dirá que no está. corriente. ¿ Cómo )0
estuvo hace dos dias para llevar á los generales?
Lo que se hizo por los jefes sanos, ¿ no podrá
hacerse por los soldados heridos? Dar el largo
rodeo que se da por la carretera, estivados en
carros de infernal movimiento Y con esta temperatura
tropical! ¿ Tampoco podian sacarse más
temprano ó más tarde? Es preciso que salgan
de aquí {~ las once, para que aprovechen las
horas en que el sol calienta más. i Cuánto van
á sufrir al atra\' esa¡' este desierto, sin una gota
de agua que llevar á sus abl'asados labios, Y cuánto
les perjudicará este horrible viaje! nim80
que no 8e evacúan los graves; á los siete dias, no
lo parecen todos 108 CJue lo son: cuántos morirán
(¡ quedarán inútiles de 108 que van á salir Y qué
buenos aliados son de la gangrena Y de todo
género de desgraciadas complicaciones, el calor
el malo Y prolonga"do movimiento, la dureza;
fal~a de amplitud del vehíuulo, y tanto subir y
bUJar. ¿ No saben que los heridos deben moverse
10 ménos posible ~ Esto es elemental. El
• • • VIaJero pIensa e1;tas cosas Y otras: luego, como
si quisiera apartar de sí las ideas que le mortifican
con ]a v ista de los objetos exteriores, levanta
la cabeza, mira acá y allá, fijándose en una
mujer pobre, pero decentemente vestida, sentada
á la puerta del Hospital, y llevando con
frecuencia á los ojos las puntas del pañuelo que
cubre sus cabellos blancos, Como está muy triste,
se siente atraido por aq uella mujer que llora
se acerca á ella Y le dice: '
-Buena anciana, ¿ qué tiene usted?
-¿ Qué quiel'c usted que tenga señor? - res-ponde,
como admirada de que todos no le a.di-
• vlDen su pena.
El viajero la comprende., y prosigue:
-Está aquí?
-i Ojalá.! j Desear una pobre madre ver heri·
do al hijo de sus entrañas! Yo lo deseo.
-Tal vez c~té bueno. No habrá podido csoricribir.
-1 Bueno! No señor, Todos los soldados de
su batería le han visto caer, y en aquella confusion
nadie sabe si quedó muerto herido y prisionero
como tantos otros, ó ha. venido á este hospital.
-¿ y no le permiten á usted entrar 'á vez si
está?
-No me lo han permtido.
El viajero entra en el Hospital; le sale al en·
cuentro el portero; es un paisano, á quien ade·
mas de un ojo le faltan todas l&s señales exteriores
que impresionan favorablemente. So entabla
el siguiente diálogo.
-¿ A donde va usted, caballero?
-A ver el Director del Hospital.
-No se le puede ver.
-Es indispensable que le vea, púelelllted
recado.
-No puedo.
-Es preciso.
-¿ De parte de quién?
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LA TARDE 266
-De una persona que viene á regalar al hos- enfermas de los que iban á cuestas ó en brazos.
pital algunas de las muchas cosas lue le faltan. Al llegar á. los carros, i qué de dificultades y de
El portero se v~, .y no tarda. en volvtll' . con la I dolores para subir á los que no podia.n hacerlo
órden de que el viajero entre a ver al Director, pOl' sí mIsmos! Cunndo se halbban e5tlvados saque
se excusa con él de recibirle en la escalera bre la tabla dura, el bagajero preguntaba si espor
donde sube y baja apresuradamente, Es una taba caT[Jado, y con la re"puesta afirrnat.i\'u,
persona muy amable, y parece excelente: se arreaba las mulas y se dirigía á. la carretera.
queja de lvs apuros que pasa, de 10 mal servido A todo esto, sin oÍl'se un ¡ay! una protesta,
(I.. . ue está, de las muchas cosas que le faltan, in· ni una qneja de tantas como podrian darse.
terrumpiendo la relacion con órdenes que da á ¿ Seria que loslperjudicados no tenian idea de que .
unos y á. otros, y aplazaudo una conferencia más la traslacion pudiera hacerse con ménos perjuilarga
para cuaudo hayan marchado los hel'idos cio para ellos, ó 'lue el soldarlo herido 813 intimique
van á salir. da en presencia del médicojife con sus estrellas
En cuanto á. la pobre mujer que lloraba á la ó sus entorchados, y no se atreve á quejarse por
puerta, se comprende quo no puede subir en no parecer insubordinado?
aquel momento, porque aun en el caso poco pro- Fueron pasando, pasando: era tan pcnoso el
bable de que Re lo permitan, se expone á que verlos, que al viajero le pareció que debian ser,
miéntras busca á su hijo en una sala, 61 salga sin no doscientos, sino dos mil. Al principio sus ojos
que ella le vea. La infeliz se resigna á esperar, pasaban alternativamente de ellos á la afligida
pero el viajero prevee lo que va á suceder si se mujer, que esperaba como una fortuna ver á su
queda allí. Van á. pasar 200 heridos: cada uno hijo entre aquellos desgraciados: dospues no
que vea aparecer de léjos imaginará que es su miraba mas que á ella: su rostro, su ademan,
hijo, y recibirá doscientas impresiones al coo- sus estremecien~oB continuos, eran corno el refietemplar
su mísero estado, y doscientos terribles jo y el reslÍmen de todos aquellos dolores.
desengaños al saber que no e~tá allí, y creyéndo- En brazos de dos camaradas apareció un arti·
Je muerto. COD'lpadecido, se acerca á. ella y le lIero con las dos piernas herid~s. Se oyó un
dice: i Bjjo I imposible de repetir, y SI! vió á la ma-
-Buena anciana, vengase usted conmigo á dre abrazarle, y despues caer de rod illas. Palaesta
casita inmediata, aquí el calor es sofocante, bras no tenia; con lágrimas le hablaba besando
y va usted á sufrir mucho inutilmente. Dígame su rostro, sus manos, y hasta aquellos paños
usted el nombre de su hijo; aquí á la puerta empañados en su sangre. El soldado, profundale
llamaré, á medida que vayan pasando los he- mente conmovido, decia llorando: "Madre, no
ridos, y cuando respo a correré á buscarla á llore, el físico ha dicho que la bala no ha tocado
usted. al hueso, y que pronto estaré bueno."
-Ay! no señor, no. Podria no oir que lo lla- Rabia llegado el límite de las fuerzas de la
maban; los artilleros suelen ljuedarse algo sor- pobre anciana, que tuvo una congilja y perdió el
dos; él me escribia que estaba. tardo de oido; sentido. Auxiliáronla piado~amente; el vi"jero
figúrese usted si estuviera aquí y yo no le viese. sacó de su equipaje alguna cosa con que con fOl'-
¿ A donde iria á. buscarle? tal'la y volverla á. la vida, miéntras su hijo, sin
-Temo que le falte á usted fuerza. saber si estaba muerta, era llevado al carro, y
-Dios me la dará.. Él me la dió, porque yo pedia al bagajero que no arrease hasta ver si su
no tenia tanta como la que he neoesitado. El me madre reoobraba el sentido y podia siquiera deampara.
Elle premie á usted, buen caballero, cirle adios.
que tiene compasion de mí. Desde que salí de Un bagajero no es un hombre que se conmuocasa,
hace cuatro dias, no he visto más que per- ve facilmente. Tratado con dure'z-ar "ajado cl1si
sanas extrañas i y luego, en estos pueblos en ~iempre aún mas de lo que exije la lleoesidnd ;
que hay guerra, no sé cómo se vuelve la gente: perjudicado en sus intel'esos, arruinado tal vez,
en el mio, cuando una mujer llora en la oa11l:\, expuesto on ocasiones á peligros que no debiera
se forma corro y le pregunta por qué: aquí pa- correr, el bagajero es una desdichada víctima de
san de largo: sin duda han visto llorar muchas la guerra, y no es raro que en ella se endurezca,
y se han acostumbrado, pero es cosa terrible. que de sus iras participe, y que odie á los que
Si viera usted, señor, qué consuelo tan grande forzosamento sirve. No obstante, el que llevaba
me dió nada más que con deoirme: "¿ Qué tie- al artillero herido, se comp~deoió de él. Tal vez
De usted, buena anciana? " se acordó de un hijo que tenia In misma edad,
El diálogo se interrumpió con la vista del pri- ausente tambien de la oasa paterna i tal vez penmer
herido: el doloroso desfile habia empezado. só en su pobre mujer, aflijida por tenerle léjos ;
En lúgubre silencio empezaron á pasar jóvenes, ello es que dijo con voz que no parecia la suya:
alegres y apuestos hácia una somana, hoy des- "No te aflijas, hombre, daré tiempo á que tu
figurados, débiles y afligidos. Iban con la cara madre vuelva en sí ; " y enredando de propósito
ó la cabeza cubierta de paños ensangrentados, los tirantes de las mulas, hizo como que los esotros
con el brazo pendiente de un pañuelo, ó taba arreglando cuando le dieron órden de an~
cojeando, arrimados á. un compañero ó á un palo, dar, y se quedó el último.
6 acuestas, 6 en brazos. Ni una oamilla, ní una Entre tanto la pobre anciana había reoobrado
sola. se emplea para trasladar á. aquellos infeli· el sentido y volvia tí donde estaba su hijo, con
ces: y no podía verse sin indignacion y sin mie- el firme propósito de seguirle. En vano le dijedo
de que se hicieran mucho daño, como los ron que apénas podía tenerse en pié, que la jorque
teDían una pierna herida, oon gran trabajo nada era penosa, el oamino sin un árbol, el oalor
y esfuerzo bajaban la escalera saltando sobre la sofocante. Despues de tanta dolorosa zozobra,
nna, á. riesgo de caer, y oómo colgaban las dos de oreer á su hijo muerto, ouando le encuentra
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20, • LA TARDE
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vivo, habia de verle un momento nada TI¡as, y '
d jndo ir sin aber s,i le. ha.cia da.ñ.o el camino,
tli si las heridas se agravaban? i Xmposible !. por
mucho que sll,friera con ir, ba.bia. de sufrir más
quedándose. El viajel·o. comp'l'endió que,serian
~l1útiles cllaut¡¡S l'cfl e)\ione SB le hiciesen" y desapareció
de une IJa pobJ:e mujer le busca.ba en,
\'ano con la vi ta., y p.1:eguntaba por él.. afligida
de marcharso sin darle las rrrlicias, sin saber su.
110m bl'e ni d eei de cómo se llamaba.
Habia echado ya andar con el e al:l'O, que 1'levaba
al querido de su cora7,pn, estaba ya on la
carretera, y volvía la yistf,l. con fl'ecuencia, por
ver siquiera deci r ndios pOr seüas ü. u descollor
cido bienhechol', cuaudo lo vió salir de entre las
casas corriendo, y á. s~~ lado un hombre con, I,1na
borriqui1la; era la cabalgadura que :í I:lubido
precio habia podido conseguir pa.ra la d~bíl
mujer. Cuando ésta lo comprendió. es.tuvp ~í. puno
to de clesD,layarse otra vez de entel'Uecimiento y
gratitud. Al despodirs~ dcl ~iajero. ro.r má.s <];ue
(lste lo resistía, quí o bes~rl.;l la mano. q,ue quedó
cubierta de lágrimas. Mirándola.s se hume·
decieron los ojos del desconocido, su amargut:fl.
lile dulcificó, su. alma, crispada por tan div~J."Bas
y. dolorosa.s seu,saciones, sintió una e.spElci.e de
b~cn estar,
En qué consistiria?
E.rl\ que, consolando., habia hallado eonsttelo.
Entúnces vi nublado tu ~olllhlnnte,
Ent6nces 1l}~ . mi rás.te d.esolnua.;
•
J turna lo olvid::tné : an· aquel insttwte,
¡Qué dc Gosa,! me d'ijo tu mirada I
Eutó\lúcS vi que (1 tu pupiia hermosa.
A.soulaba una hígrima J,l.echíecra
Qll{l un punto EO detuvo temhlorosa ... ..
Ay ! fué de amor tu lágrima p:-imera ?
E a gota a á cOlllunicnr á
lb, reina las' noticia obtenidas,; pero aguardaba el re"
sulta~lo d'e la entre\'i ta 1pa'I'a ' terll111l:ll' sU curia.
-Papá, dIjo Blanc¿L entl'Ul\do repentinamente, un
'un bombl'e te trae una carta, 'pero 'no qui'el'e' entre¡.
gal'la ino á. tí ; dice que' es ' urgente,
El conde salió y ' reeibíc, 'do 'un labriego urla cal'ta
'con sob ito para él. Abri'Ó Y leyó lo ~iguiente:
"El, séñor ?on'Lui de Robl«!s, solicita del señol'
'co-nde de Lare(l'o 'una entrevIsta que tiene pOl' objeto
'hablar de asuntos que intcre un :í ámbos, y espera le
será concedida y que !>e' le' ludicará la hora y el sitio: '
El conde ~tr'Ó' á su despacho y escribió de '
'estas lineas: ,
_ ." El conde de Loredo saluda atentamente al señor
don Luis de nobles y tiene el honor de mani tarle
'que le espera maiíalla. en el.parque del Castillo á las
, ochu de la ruafia~H~."
Salió y la: eútre~ó al e·illisai'Í'o.
A'pénas-se .habia alejado éste, cllal1c\:O le 'a'l:'!\mcial'on
¡·á-Sebastian. Un m'On'lent\:) ide .. pú·Cs's·c hallaba en con'
versaeion cen él.
;nON ,LUIS DE ROBLES.
•
'Hay naturalezas quc parecen destinada, 'pal'a ei
' mal y que como que son el complemento de nue tra
, sociedad: con idemuo el hombre en sí misrm>, aislado
de los demas sércs humanos Ique le ro'dea'l-I, e 'ye quc
, es un compuesto de buen'o y malo i en la. sociedad,
' considerada" ~ot'no U)1 o inrlivi'd'o'o, hay también una
parte 1l1:1.lu' ·cuyo terrible papel liay cierto~ hl'>inbres
'que se ~binplacen en hacer, á. los cuales parece que
un 'destino superior i'In}Jele hácia ello, sin 'qoe puedan
'detenerse un momento rsin que puedan siquiera pl'e'
sentAr como barrera para el nuevo crímen"los remol'·
dimientos del ya cometido. Pero, á donde voy á. parar
'con tales digl'esiotres '1 i es seguro que si continúo por
. semejante 'CU'mino T1te expongo á decir quién sabe
cuántas'blasfemias y 'disparates 'que no ban eótrado
en el' l)la'U' de n'li' CUen to y que, por el contrariu, ' me
estorbal'Ían en él. Todo eso cou que principia: este capítulo
es mentira; cs un monton de palabras que nada
dicen: el hombre es rnalo cuando se le antoja y
pO\1que ,tiene libertad pJlJ'a ' ello, es decil', libertad
acompaña<.la de la reil'ponsabi.Jidad natul'al por us sccion
; pero es ciertol(lue hay homeres en ¡quienes ' el
instinto dcl mal es tan fuerte, tan poderoso que los
8\'l'astm como en vertiginoso <.les censo á las regiones
' aterradoras del crímen, 'fal es nuestro hom'bre,' El
lectol' conoce ya algunos de sus hechos .que ba tan
para darle á conocer su caráctel', asi como hay algunos
contornos, algunlls facciones que deterUl~nan uua
fisonomía. Hombre audaz, suplia el valor con esa san-
'grc fria1uc'no resisto cu&udo hny tiempo de conside-
!'al' el .pelig ro ; ning ull lIotllc 8éntimi ento ll:Icia palpitar
"b cora'~on ; 110 lIlLbia enifJre a r¡uc 110 ucometiera
por cl'imin:íl que fue -e, i ue e lla esperaba a al' nl¡;un
proveclio. 'En fin , querido Iccto,', I)(JI'(]onadme por
pr~e ll tál'o ¡;em~Jante 'IH~r;<ó I1 n'je'y conocedlu pUl' m¡
propios becllo . 'Va á caballo sobre t1n
'
mngnífico :l1Ii mal
ne r:l'za ¡ptJ¡'ll. En su ,emLlante se lec tina cíel tll,
ati faccioh 'Ibézclada tie ircmía; con Un 'Tloco de inocencia.
scria el sel1lLlútite' del niiío'quc acaba de robat'
ti n a '1 úrt 1i'¡(1l. 11 O ,
Se al ej a d I ca, ti llo en áll'ecJiun ;1 su Casa. 'Ira soltadD
la 'ri enda obre el cuello del caballo y ,lo deja
andal':'t "U 'l1l1tojO; le ha dicho C0ll10 se dice á ·la fucl--
7.:\ públk"l1 en ' tl'lC los gubif;l'Ilos van :\'tWballo: '" al'UlII'S
;í llis(ll'~eitlll." .\hr, cmltestó un mozo que récibió 'el' caballo
para llevarlo ti la cuadra. JIa venido un sefiOI' que
por cierto no tiene muy finos modal ; e tá esperando
en' la sala. de las armas y dijo que le avisaran cuando
estuvierais de rcgreso.
-Bien, dijo don · Luis, ya no se perdió esta. ocasion,
y pasó á la sala que~se Je habia' il!ldicad0 .
En la sala á que entró Y'flae el'a en realidad uno.
sala de"árma en la que' las habia de todas cla es, y
n'uestro querido lector 'h> comprenderá fácihuente si
' le decirnos que ~ su d1'leño el'a e padn:cbin y dtleli ta
de' prafesiO'll,' como bNen ca.ballero de in'dustl'Ía, estaba
sentado ' en una ancba sma 'do I msclel'a comuIl,
'hecha. ¡j,' prOpósito para descans&l" de pues' del ejercicio'
de: las al'mas,' ún hómbte • como de unos cuarenta
. y cinco'á; citI'cuenta 'sños;'ddlllet'liana: 'e tatura, gl'UesQ,
tamido, r&biusto,: :lIIloho 'de espaldas, a'bultlado de hombros
;' teñla' ~:na> . C81'''; redonda' q'Ue pareeia mas grande
á' cónse!:a~dla I de ';~IlSlp&tmas negras y pobladns
'que h~adót'Dabá'Il' d~.'tkl'();t¡j!ñ't1 aspecto inde1iinido entro
ja bondad'natural\y"lal t;>l!íMini; este' hombre hubieJ'l\
e1lgaüado al' lllas'pro'ftrritlo : fisonmnista. 'No era feo,
,poro tampo~o se hubicl'a..podido decir ,que ella UuCln
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2GD LA TARDE
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mozo. En todo . u continente revelaba Sl'r un marino,
lino de eSlJ hOlllure ' que viven entre el cielo y la
mar, sin má ley que la fuerza del viento, sin m:ís
,"olunt
Citación recomendada (normas APA)
"La Tarde: periódico dedicado a la literatura - N. 40", -:-, 1875. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2092943/), el día 2025-06-30.
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