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Fecha:
18/11/1896
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
634 LA MUJER
de hermosas esperanzas se ha
ostentado allí. Ln. idea grandiosa
de la emancipación de la muier,
pero de esa. emanci pución que
sabe á ~u vez esclavizar con lazos
de flores, se ha visto convertida
en hermosa realidad, pue~ sus
ilustres Directoras, las señoras
doña. Eva y doña Paulina Gooding,
levantandose como hermosos
astros en el horizonte de la
PatriA, v~enen desde tiempo atrás
mostrando á la.· n1ujer la. senda
verdadera de sus grandes de:;tinos.
LA. MuJER se complace en tributar
sus fervientes íelicitnciones
á las Directoras de! Pestalozziano,
por el triunfi> que la inteligencia.
y la. virtud de In. mujer, cotno
tnacstra, ha. obtenido en el eRcabroso
campo del profesorado; á
la vez que, deseando cumplir con
un deber sagrado en beneficio del
progreso, recomienda á los padres
de fan1ilia en general este establecimiento,
que constituye hoy
uno de Jos más hermosos florones
de nuestras glorias nacionales.
Florida, dije yá en alguna ocasión, e~,
con su horizonte limpio, sus aguas crista·
linaH. y :;;us perfumes rle virgen naturaleza,
una flspecie de Tebaida, por la ten·
dencia que domina al espíritu que sabe
sentir y amar, hacia aspiraciones eternas
que se funden en una oración, en una
plegaria, en un canto sin relieves realista~.
Florida ! Cnando el infortunio e~tampó
sobre mi frente su be~o caligino~o, tú,
como una paloma, me cubri8te bajo el
dosel de tus amantes alas 1 Tú, muy diferente
del suelo en que nací, tuviE~te P.ara
mí notas de inmen .. a. generoRidaa y de
com pnsi vo amor, porque en tu snelo hos;.
pitahnio el egoísmo es planta que nunca
se aclimata. Bendita seas f
.A dvs legnas de la Florida se encuen•
tra Bucaramanga, sultana generosa que
abre las puertas de sus alcázat·es no sólo á
los heraldos del progreso, de todas la"
naciones, sino también á los que, proscritos
á veces en su misma Patria, buscan
dor¡uiera trabajo y pan en cambio de las
excelsas dotes do su intelig~ncia 1
Nadie que hoya visitado á Bucaraman•
ga y comprendido el valor intrínseco do
RU distinguida sociedad, puede en la ausencia
dejar ele tribularJe un recuerdo
dulcí8imo do fervorosa admiración.
Por eBo hoy, que las columnas de LA
MuJER se están enriquedendo aún más
con loR hermosos memoriales que las señoras
de la Florida y Bucaramanga elevan á
1~ Reina de España en favor de los pa-triotaR
cnbanoA, el pensamiento, al recorrer
DOS K'U:BVOS MBMOB.:EAJ:.ES los mundos del recuerdo. rinde su tributo
En el corazón de Santander, esa rica de gratitud, · modelado én la forma del
tierra que mana leche y miel, y en una cariño personal, al sentimiento gene~oso
hermosa explanada abierta á toda lnz y que ha impulsado á aquellas n.obles damas
que es como el término de la gran meseta á insCiibir sus distinguidos nombres en el
d.e Los ~antos, se levan~an cuatro p~b!a- inmortal registro de nuestra actual civili-ctoneR
un portantes: Ptedecuesta, G1ron, zación. ,
Florida y Bucarnmauga. IsoLIN.\ CHAPARRO.
Es esta r~gíón la más hermosa de todo ¡ __ .
el Departamento, tanto por su situación . . _ . .
topográfica como por encontrarse más in- .A. Su MaJestad Cnt.6]te .. '\ Dona María Cnstina7
· 1 · d · ") d 1 .Regente de Espaua.-S. R. M. med1ata á a mua a v1g1 ante e progre-sista
Gobierno de Santander. Señora:
· Hay en su seno savias de prodigiosa El luto y la desolación que desde hace
lecundidad; en su ambiente, ondas tibias dos años vienen invatliendo los hogareS
que embriagan los sentidoR; en su hori- de nuestros hermanos de Cub8; el clamor
. zonte, ígneos destellos, fosforescencias ra- de las innumerables víctimas inmolada¡~~
ras, casc11das de luz que hacen que el alma allí por la saña de. los agentes del Gobiersueñe
con lo ignoto como la felicidad, con no español, han entristecido nuestros colo
fantástico como la gloria, con el mnn· razones y nos mueven á suplic'lr de Vos,
· do de los anhelos infinitos como el fugaz como mujer, como Reina mngnánimn, como
idilio pa1·adieíaco. representante del Rey Católico, que pidáis
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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636 LA 1\iUJER
Clavijo, María Clavijo, El vira Clavijo,
'l'ulia Clavijo, Do.minga Arenas Canal,
Cleofe C. de Figueroa, Ana. Dolores Figueroa,
Ana MercedeFI Figneroa, Delia
Jones, Isolina Jones, Virginia A. de Puyana,
:María Josefa Puynna, S:ua Llach
de Arrázola, Tulia Bretón, Rosa Ga.lvis
de García, Enriqoeta García B., Rosario
B. de Amaya, l\longuí García de Castro,
Rosaliana Rey G., Carmen H.. de Granados,
Ramona Ruiz Estor, Concepción F.
de Oglia~tri, María A. B. de 1\Iéndez, Filomena
Valdennma, Carolina P. de Garcia,
Dolores G. de C~denA, Gabriela Garcia,
Maria García, María Duarte, Julia
Peraltá.
Y sin embargo, tal lujo de fr~scura orgullo~
Ea, de belleza 1·adiante, acababa de
· desnparecer. Aquella criatura extraña, cu
yos locos CRprichos, perver::.os 6 nobles, hicieron
la ruina ó el bienestar de t{mtos,
hondíase en la perpetua sombra .sin dejar
tras sí el pesar más ligero, nna lágrima siquiera;
y müy pronto, el día , siguiente
quizás, ya no quedarÍ~\ de ella, de su existencia
de meteoro, fugaz y deslumbrante,
sino una memoria indiferentemente com-pasiva
ó desdeñosa. ·
La carroza. suntuosa se despre'ndió del
frente de ]a casa, seguida. de una medí~
docena de coches cerrados. Detrás, mudo,
grave, caminaba .Antoñito.
Habíase puesto el vestido de los domin.
gos, de lana negra. Sobre el brazo, contra
el pecho, sustentaba un objeto grande,
. -Oye-le dijo á Antoñito, nn medio- velado por un paño blanco. Y mientras
día, Julio, su amigo y compaiiero de j ue- el cortejo fúnebre desfilaba. lentnmente
gos, reuniéndose con él eu nnn de lns ca- por las calles, al fulgor de la tarde páliua,
Hes de los arrabales,-aquella señorita tan en el cerebro del chicuelo surgía, neto,
rica que cuando pa~;aba en su coche juuto visionario, un recuerdo lejano.
á nosotros te f'aludaha y flonreía, ha muer- Hacía. un año, Antoñito, en su traje
ANTOÑITO
A Daniel B(lllén~
to: esta tarde la entierran... delgado de tela parda, con la cesta lleua
En efecto, 1\Iaud, la soberbia cortesana, de 1·osas 1·ojn · sobre la cabeza, iba por la
célebre en el mundo galante por su bella- calle larga, gdtando sus :flores con voz que
%8 y por sus caprichos, {~ oces refinuda- era yá un lamento.
mente perverso~, á veces al
cnello po1· un hilo fino do oro, mostra-~ se en el portal de uno. casa magmfioa, un
ba sobre el pecho una estrella de rubíes, portal amplio, de techumbre abovedada,
qlle lanzaba, en la. t)ieve inmaculada de ou el cual iiotnba una leve tibieza dulce •
. aquella carne, reverberaciones sanguíneas. Se sentó contra uno de los ángulos de la
Y ante los hombres anhelantes, entre Jas puerta de entrada, puso á un lado sobre
espo~as y las vírgenes, b.nmillada~, oscu- el piso la cesta de rosas, v, como un párecidas,
esa noe;ho habínse o tentado ella jaro entumido, se acurrucó allí, con la caaugusta
y triunfu.dora, co¡no la diosa so- becita poblada de ideas angustios~s ••••••
berana del Placer. Parecia que dentro de ¡ Qué dolorosa se le presentaba la 1magen
ella cantaba lR. Vida Utl hosanna de juveu- de su rE-greso, tiritando de frío, ~ través
tud e~pléndida y eterna.. de ln. ciudad inmensa, á. su casa : d1sta.nte,
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628 LA 1\1 U J . ~ R
AUSENTE ..... .
(A MERCEDES)
(Para mi distinguido amigo el señor Manuel José Rodríguez G.)
Sere11a está. la noche. La luna dulcemente
Derrama los fulgores de su argentada luz.
Reposa todo en calma .•. Tranquilo esttí el ambiente •••
Silencio ... todo calla .•• ningún rumor se siente .••
La noche, adormecida, descansa en la quietud •••
Glacial y tierna brisa aduérmese en las :flores.
LaR aves en sus nido~ He abrigan con amor ..•
La luna, siempre hermosa, derrama sutt fulgores .••
Parece duerma todo ... mas, ay! ... que mis dolores
No duermen ... ni me dejan dormir el corazón ..•
Ausente ! ... le jo¡; de ella me encuentro en este im~tante 1
De aquella que es mi dicha, mi encanto, mi placer t. .•
¡ De la mujer aquella que adoro palpitante !. ..
¡De ese üngel que idolatra mi corazón amante L ••
¡De aquella ó. quien le dije:-" De ti sólo seré 1 ••• ''-
Suspiros amorosos Be escapan de mi pecho
Y vpelan nnhelantes en pos de una ilusión .••
:Mi corazón se quejn en lágrimas d~be~ho,
Sufriendo amargas penas aobrtl ese triste lecho
Que le ofreció la ausencia-¡ el lecho del dolor 1 •••
La luna, dulce y bella, al ver mi abatimiento,
Con 6UB fulgentes lampos me viene á acariciar •••
Y entonces .•• 1 creo delira mi amante pensamiento t
Pues, oy! .•• que de mi amada paréceme que siento
De su mirar risubño el fuego divinal! ••• ...... ... ... .. ..... .. . . . .... ..... .. .. ... .... .. ... . .. . ... . ... ..
••••••ll.•• •••••~"••e••••~•••• •••••••••••••••••• •••••••••••••••
¡ Tal vez en este instante suspirará mi amada !. .•
. ¡ TaJ vez entristecida e acordará de mí ! ..•
¡Tal vez sobre su frente, ebúrnea y despejada,
Se posará doliente, cual ave desoJada,
El trémulo suspiro que exhalo en mi gemir 1. ••
¡ Volar!. •• ¡ volar quisiera !. .. ¡ Quisiera alznr el vuelo
Y hallarme un solo instante al lado de mi amor !. .•
Mirarla!. •. embelesarme ! y con amante anhelo
Posar Fobre su frente, tan pura como el cielo,
Un beso! ••• para darle con él mi corazón! ••• ......... ~··' .............................................. .
•••••••-•••••••••• ........ .,. ...... ••o•• •••••,••• ..... .,•••-••••s-•
1 Qué u oc he tan eterna! .•• La luna tri~temente
Derrama los :fulgores de Ru marmórea. luz.
ReposR todo en calma ... Tranquilo está el ambienta .••
Silencio ..• todo calll\ ..• ningún rumor se siente ...
La noche, adormecida, descansa en la quietud .••
El aura, enamorada, se aduerme entre las flores.
Las aves en sus nidos se abrigan con amor ...
La luna, soñolienta, aun lanza sus fulgoreA .••
Parece duerma todo ..• mas, ay! •.• que mis dolores
No duermen ••• ni me dejan dormir el corazón! •••
E ero 81 de 1896. ARTURO D.tNIEL P ~Rfs.
,.
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LA :M~UJER 639
GOKI'BB.BKCIAS una especie de blancura y claridad; y
6 al enVeJ·ecer había ganado Jo que se po· SOBRE LA EDUCACI N DE LA MUJER dria llamar la belleza de la bondad ... ~ •• '
POR MEDARDO RIVA8 ,, Había más de fe que de esperanza
(Continuación) en aquel noble carácter. Su fe la arras·
"Hija de estas dos grandes almas, traba á la vida activa, y dotada d~ una
que personificaban en toda su pureza la clara inteligencia, su virtud se alejaba
religión y el honor, era la señora Bár- de las contemplaciones especulativas y
bara Niño, quien murió en Tunja el se lanzaba en la caridad práctica y hu·
día 29 de Febrero del año de 1868, á milde. Y, cosa extraiia, aquella virgen,
los setenta años de su edad. que sólo encendió el fuego del amor de
' Era la mayor de una familia nume- lo bueno; que vivió casta como un ánrosa,
y á fe que su carácter no desmere- gel y á quien ac;¡so no manchó un solo
ció de su progenie. Desde muy joven, pensam'ento, en vez de separarse de los
la tendencia de su espíritu se dirigía á malos y de los caídos, parecía buscarlos'.
ocupaciones místicas, á una rara seve· Verdadero médico del alma y del cuer·
ridad de costumbres y, sobre todo, á un po, su misión estaba á la cabecera del
ejercicio práctico de la virtud. t::nfermo y al lado del pecador. Recor·
"Cuando la familia vivia retirada en damos haber presenciado, no una sino
su hermosa hacienda de Ocusá, Bárba- muchas veces, á desgraciadas mujeres,
ra era una segunda madre con sus once que, iluminadas por un momento, ocu•
hermanos menores. Su palabra hacia rrían á la casa de Bárbara en busca de
autoridad en la casa, y sus hermanos un asilo; y encontraban en ella aquella
jamás vieron en ella un compaiiero ale· dulce y triste bondad con que el SaJvagre
de juego y travesuras, sino un ami· dor acogió bajo sus alas protectoras 4 la
go serio, grave y dulce, á quien todos mujer adúltera.
ocurrían en sus pequei'ios sinsabores do· '·Cuando la familia de Bárbara se
mésticos. dispersó, cuando la viuda del mártir ae
"La dulce autóridad que ejercía, se hundic) en la tumba, llevándose consigo
revela bien en el cariñoso nombre que su grar~dio!'o luto de