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LUZ Y FE DAN FUERZA.
LA MUJER,
REVISTA QUINCENAL
I!: XCLUSIVAM ENTE REDACTADA POR SENORAS Y SEÑORITAS,
BAJO LA DTRECCION DE LA SEÑORA
SOLEDAD ACOSTA DE SAMPER.
N.0 25. ~ MIÉRCOLES, OCTUBRE 1.0 DE 1879. ~ PRECIO 30 CS.
UNA PALABRA A NUESTRAS LECTORAS.
AL empezar el 2. 0 afio de La . .iJfujC?· periocH&tica, que no cuenta sino con
creemos de ouestrotlebcr dar las gracias una ~;:ob persona. para redactar los nrmás
cordiales{¡ los suscri lores qne desde 1 tí culos de fondo, dirigir, administrar y
un principio nos han dispens~.. .d o su correr con todas las foen'ls concernieoproteccion.
En un trabajo 1írduo, con- tes á la impresion, no puede asegurar
tinuo y de tau pocn rernuneracion como 1 que a.lgun inconveniente, sea. enfermees
la empresa de un periódico entre dad ú otro grave cont.ratien.po, no
nosotros, se tiene estímulo al encoutrnr venga tn.l ve;: á impedir In. continuaperoonas
que consideren y acepten con l cion del periódico, defrandr\Odo así los
gusto los e~f11erzos que hacemos, pro- intereses de los suscritores. Hasta nbocumudo
hacer agradable é instructiva ra. Dios nos hn. protegido en todo, pero 1
ln.lectu ra de él. N o méuos ngratleceroos no sn l1eroos si continua rú d ispeosáodoá
nnefitros Agentes sus importante~ nos la gracia de hHalud, y no queremos
servicios y bueua voluntad. Advcrti- tentarle:
tnos :Í une~tros suscritores que en ade. Suplicamos al mismo tiempo de nue.-
lante no atlmitirémos I'Uscriciooes por ¡vo á los suscritores y Agentes, de den-,
m6s de un semestre, y los motivo~ que tro y fuera de Bogot1í, qne procuren
paro. ello tenemos son los siguientes: ser puntuales en el envío del producto
eu primer lugar, tuvimos muchos di8- de las suscriciones, pues no ~olamente
gu!.tOil y desagrados en el año pat;aclo, necesitamos dinero para subvenir á los
con motivo de que las p1·irnns que ha- 1 gastos de papel é impr~sioo en Bogotá,
1
binmos ofrecido á los suscritores am.la- ~ino para pagar muchas l'uscriciuues á
les ~e e:itra.viaban y perdían en los 1 periódicos extraujeroc;, á fin de poder
1 correos, y ha habido ciudad para la cual teuer á nuestras lectoras al corriente 1
1
hemos tenido que rep.oner dos veces las ,, del movimiento de le ri vilizacion. '
primas ofrecidas, dándolas por tripli- 11
cado! En segundo lugar, nua empresa La DJRECTO.RA.
1 1 1
1
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Tmro 11r. 1
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6 LA MUJER.
ESTUDIOS HISTORICOS
SOBRE LA 1\IU.TER EN LA CIVILIZAOION.
CAPÍTULO NOVENO.
LA MUJER ROMANA.
( CONTINU A.CION).
VIII
UNA vez dt1eños los romanos de to.
dC'Is los campos y íÍllas circunvecinas,
1
empezaron á tratn.r de organizar con
la mayor ec¡uicia.tl po¡¡ilJle el gobierno
interno de la República. De aquí sur.
gieron quejas del pueulo contra los
dictadores y los senadore~, y disgustos
entre los vario!i miemuros del gobieruo.
Patricios y plebeyos estaban siempre
1 en guerra, pero cuamlo lle~aba á ha.
cerse la sitmv:ion insostenible, se cele.
braba.u tratado!'!, se formaban ligas y
por algn11 tiempo volvía. á reinar la.
paz. Al Gn se iustituyerou loñ tribunos
del pueblo, rJUO eran los que defen.
dian la~> g"arautía~ de lo. plebe, eu tanto
qne los patricios teuiau el SeMdo pam
sí. Sin embargo, una \CZ que ~;e de.
cretaba una ley y la plebe laa;:ept{~ba,
todos la re<:petaLau, y por lo general
ilato. La pltbe ~ufria honiblemeote
df• llatuhre cmwdo lleg6 á la ciudad
uua provisiou de harina que euvinban
do Ki(;ilia. Deseosos alguuos Senadore>1
de recooquislnr los privi]e:_io~ que á
duras peuas les hnbian arrancado los
plebeyos, propusieron que no se diese
harina al pueblo bambaiento si no
1
'ofrecía veuder los privilegios que bn.
1
bia obtenido lintes, en cambio de pan.
EL autor de este proyecto era uu pa-
1 tricio llamado Coriolnno; pero n péna<>
¡se tuvo noticia entre el pueblo de lo
'que proponía el patricio, cuando le
¡
amenazaron matar y se vi6 obligadco fl
abandonar á Roma, é ir ú buscar refu¡gio
entre un pueblo enemigo de su patr·ia.
Iu~pi rndo por el odio -que profesabm ú
la plebe romana, Coriolaoo se pre!:elDt6
ú las puertas de su ciudad n:\tal., á
la cabeza de un ejército enemigo . ..Al
teuen,e noticia de esto, la plebe reh u.
s6 pelear, y los patricio.~ no podi:an
conseguir quien salien\ á defender la
ciudad amenaznda; así, el Senado resol
vi6 roaudar al roma u o e m bajador es
piJiéodole desi!>tiera. de su prop6si to
antipatriótico. Coriolauo conteRt6 con
desden. Más y más alarmaclos los p:a.tricios,
enviaron otra embajada conopuesta
de sacerdotes revestidos coo ~t"IS
trajes más ostentosos; pero nada n l.
caozalm á bla.udenr la vohllltttcl Jebi-srro
del orgullo~o ron1aoo. Al fin n
madre de Coriolnuo, la respetnble vr..
TURIA, ncompaiiada de la espo"a df'l
sitiador, Voiumuin, y seguido. de la~
matrooaf! de m:'i~ valer de Roma, se
prel>eott~ron oo el campamento eoemi.
go. Coriola.11o Re nt·erca á ~u maJre para
~;aluJarla., pero ella le detiene:
-Aguarda., dice; primero es pre.
ciso que yo sepa si me viene ú abrazar
un hijo mio, 6 un euemigo de mi pa.
trin; si soy tu mada·e 6 tu prisiooe.
m .... i CSmo es esto Coriolano 1 ... A la
vista de los mnros de Roma. has dicho
por veuturn: '·pienso atacar la. ciudad
sagrada que encierra mis diose!\ pena.
tes, mimad re, mi esposa y m iR hijos1 ... ''
De:;graciada de mí! .. si yo no hubiera.
sido madre, Roma. no Ee veria. sitin.
da l. .. Si no hubiera dado ti luz este
hijo, yo moriría. indepe"diente en el
seno de un país libre 1 Ello es verdad,
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REVISTA QU I NCENAL. 7
pero soy ménos tle~graciada que tú,
porque al mér.aos vi viré méuos tiempo,
y tu deshonra es m1ís digna de compasion
que mis ~ufrimi~ntos .... vuelve en
tu juicio, Coriolnuo, y piensa que en
tus manos está la suerte de tu patria y
de tus hijos .... La suerte de Roma E;e.
rá la de tu prole: decide de su porvenir
...
Dec;pues de haberle hablado Veturia.
largo tiempo por este tenor, Coriolaoo
se declaró vencido, pero al arrojarse
en sus brazos exclamó :
-Madre min., me habe íR rendido,
pero vuestro triunfo serl\ mi pérdida.
Al decir esto levantó el campamen.
to y se alej6 para ~iempre de Roma.
Seguu algunas tradiciones, Coriolano
muri6 inmediatamente de vergüeuza y
de a. rrepenLimiento; ot ros historiado.
res dicen que muri6 en el destierro,
pero al cabo de muchos años, y ya rnuy
anciano. El templo dedicado (L Fm•tu,
na Muliebris, parece que se erigió eu
honor de las mo.trouaR que salvaron ú
Roma ac¡uell:1. \"CZ de sus enemigos, y
lo levantaron en el uti::;mo sitio e[l qne
Voturia logr6 con sus palabras Jasarmar
á su hijo. ('*)
IX
Patricios y plebeyos continuaron en
lucha abierta., yft. en la"! tribunas, ya.
con las armas eu la mnno, y no se uniao
sino cunndo era preciso rechazar á los
enemigos, los cmL!es procuraban aprovecharse
de las disenciones interpas de
la República, para atacarla. La muerte
de la doncella VIRGINIA, apuualea.
da por su padre para salvarla del deshonor,
sirvió para dar mayores ga.rn.u.
tías á las mujeres de lo. plehe y más
libertad ú las clases pobres do Roma.
S. A. DE S.
( Oontin ucwá ).
(*) Véase Segnr "Ilistoria llomnnn," tomo
1.0
, y doctor Leonb:u·d Sehmitz "llisto1y
of Rome."
A PÓLO GO.
Un pajarillo bello y orgulloso
En un roble su nido construyó,
Cuando ,.oplando el vendaba! furioso
Su vivienda y su dicha destruyó.
Él des¡mes más prudente hizo sn nido
En las última~ ramas de un lloron,
Pero un niño risueño y atrevido
Al wimdo tnu corea lo cogió.
Y llevándolo en triunfo presuroso,
Sin pensar en los males que causó,
Soltando fué ligero y bullicioso
Las pajitas que el viento se llev6 ....
1 Ha'!ta qno al fiu ol pñjnro i.oooen to
Le,·es plnmns y mn~gos recogió,
Y en no árbol, á orillas de uno. íucute,
En el centro su nido fab1·icó.
Allí pasó 11u vida trinando melodioso,
Cou dulce compañera, rode:iudoln de amor,
Y entre el follaje oscuro del árbol rnmornso
Llenóse de avecillas el JJido encantador!
Aquesto nos enseña que el goce que buecr.wos
Está en la mediar, in, sin otm aspira<'ioo;
Jamas en la bajeza, qne tanto Jesprec; . mos,
~i contentando ansiosos efíme1·a awbicillu.
A zuo&NA nnL VALT.E.
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8 LA MUJER.
LOS DESCUBRIDORES.
CUADROS liifo:iTÓRIGOS Y NOVELESCOS-SIGLO x-\.
(CONTINUACION).
ALONSO DE OJEDA.
CUADRO X-1&10-LOS INDiOS DE CALAMAR.
I
LA bahía de Cala.roa.r ( despues Car.
tagena) era en 1510 un sitio ente.
Tamente agre&te, circundado de selvas:
veíanse manglo..?·es inmensoR en la orilla
y en el fondo bo:lques espesos de
toda suerte de árboles, á cuya sombra
vivían innumerables animales, y eu su
espesura se ocultaban tribus conside.
rahles de indígenas de raza caribe.
Eran éstos muy apegados li su independencia
y libertad,- como lo demostraron
en la defensa de su tierra contra
los españolaR, con tanto ánimo y bi.
zarría, que todos los que trataron de
desembart;ar en aquel punto babiau
tenido que abandonarle en breve.
Descubierto este litoral por Rodrigo
de Bastidas en 1500, fué despues visi.
tado por otros navegantes, quienes encontraban
que la bermOE=a y resgua.r.
dada bahía tenia mucha semejanza con
la de Cartagena. en España, pero ti la.
que era casi imposible abordar con
moti..,·o de la mulihedurnbre de natura.
les que usab1\n armns envenenadas, y
eran, segun decían, más u;írLaros y
tercos que oLro~.
Ba.stóle ~ O jeda aquellt~ uoticia. para
que se propusie!:ie hacerse dueño de
lugar tau propio para levantar una
fortale:.:u., y e o donde pens6 poder lucir
su valor y habilidad; así, apénas se vie.
ron en alta ruar cuando gobern6 con
direccion á la baLía de Calamar. Hizo le
presente Juan de la. Cosa lo difícil que
seria. redut;ir aquellas tribus con la
po¡;a. gente que llevaban. Díjole que
él podía hablar de ello con experiencia
propia, puesto que babia acompañado á
Bastidas en el descubrimi~to de aque-
Has costas y conocía la audMia. de les
naturales. Pero toda oposicion nfirmabl.
á O jeda en sus determinacione.s; as,
desoy~ los consejos de Juan de la Cos~,
mofándose de la excesiva prudencil.
que manifestaba el piloto on circun~tancias,
segun él, en que era preciso lu.
cirse como ''alientes y audaces, para da:
á entender á Nicuesa, dijo,que no er:o
por falta de ánimo y gallardía q1..e ha.
bia dejado de combatir .con él, y que
cuando se trataba de arriesgar la vid&
no babia cosa alguna que le arredrara
Así fué que una hermosa maña na de
Diciembre lleg6 la flotilla de Ojuda
frente á las puntas que hoy llaman de
Canoas, á cuya espalda se veía una alta
colina (llaruada despues nue&tra Seffo.
ra. de la Popa) cubierta. de moot¿1ña
espesa ; y orillando una. lengüeta de
tierra. baja, y pasaudo por uu estrecho
canal enLre dos islillas, penetraron al
magnífico puerto 6 bahía gua 1 Jamaron
de Cartagena de Indias. Lucia un M·
diente sol sobre el azul y de~pejado
cielo que se retrataba en las agtms
claras y mansa~ de la bahía, tao puras
y cristalinas, que se percibían en el
fondo las estrellas de mar de variadof:i
colores, las conchas, las algo.;; y ha~ta
los peces que pasaban y repo.~abau }JOr
entre los bosques de vegetncion marí.
tima que guarnecía el lecho del trau.
quilo y solitario puerto.
Sin embargo, aqu~lla. e:ol~dad era
aparente, porque no bien hubioroo an.
ciado los buques, cmindo salieron nubes
de guerreros indígenas de los Yecinos
bosques, en aJemau de peléa. Llevaban
todo el cuerpo pintado de negro
y colorado, la cabeza orlada con u~a
guirnalda de garras de tigre y de leo.
pardo, llevando en las manos ciertr.s
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REVISTA QUINCENAL. 9
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lanza'! llamadas a=agay, cargado ú las
1
atrapar. Así, eu lugnr de acercarse.
ospalJas el carcaj lleno ele fiecltns,- todos ello;; al son de sns i uc;trmuento.:;
el aspecto feroz, el ademan horrible, y guerreros levat:tnrou ~;us flechas y se
dando los gritos y alaridos mi\S pnvo- prepararon :l eutmr eu pelea con los
ro~os que hubieran jamas escuclJnllo
1
íu vasores. O jeda tnm biou hizo sus pre.
oitlos humanos. parativos para resi~tir ol n.tngue, poro
_Jnruellia.tamente mand6 el capitau iiutes de ello volvi6 ú rea. que e~tat•o. :~1 Indo del
un escribano, halt6 á tierra, desembar. capitao. le mauife~tóclc une' o qne era
cando en la isla de Codego. y de!'de mejor voher,e :í los na\'Íos por eut6n.
allí mand6 leer con toda solemnidad ces, pue~ las bordas iurlígeuns erau nuuu
rt!querimiento que habían matHln.do merosísima.s y los espatiolcs un puñado
de Espufia con e~e objeto,- obra de un de hombres; ademas, añadió el piloto,
cronisto. célebre de la época, el llama. yu. \CÍa que para e:otahlucer~e prestn~en á los más feroce:> de aquellas tierra5.
repre;;cotnr semejante farsa, pnm alar. -Yo no temo á hombres desnudos,
dear de imparcialidad con los atúui. contest6 Ojeda; adema-;, he veuido á '
tos indígouas, que nada podían eotoo. cumplir las 6rdenes del H.ey que manda
der de la comedia. Pero esto sutediú que eu primer lugar so trato de domar
no bolnmeuto ent6nces, sino que des. ;l los naturales qne mfis nudncia y bra.
pues 11iernpre se leía uu requeriruieuto vura manifiesten.
por el mi~tno tenor á los salvajes ú -Pero ....
quienes los españoles iban tí librn.r ba- -No insistais Juan de la Cosa: ex.
tallo., doclnr::índoles tercos y fuero. de clarn6 Ojeda, inspiraJo yn. por el genio
In. ley si persistían en pelear, ú pe~;:u de los combates, n.l notar que los oa.tu.
do las 6rdones de su supuesto legítimo rales se acercaban en falange, como
rey, el de Castilla. para arrollarle. Volved ú los navío~>,
1 Eu t~tuto que el escribano loia con nfiaJió.- yo confío e u la protecciou del
1
1 vo~ no muy l:iegura. aquel largo discur. cielo. y en la SauiÍhÍIOil Virgen, cuya
so, los i ouígenus permanecieron quie. imágen llevo sobro mi pecliO.
tos y sileocio~o<;, coUJo aguardanclo á -Alon~o. por ,~]tima ..ez os repito
quu ¡,uccdicra alguna otra co~n. Cuan. t¡uc es loca vuostm temeridad .... ~o
c.lo fiu;tli;.:ó su lectura el encargado de teuteis á Dios i
olla, Ojecln. mn.ndó que le~ mostraran 1 -Juan Jo la Cosn, ya no sois júven,
de lr jos las joyuelas, campanilla~; y estas escenas no so o pa. m vo~, dejad me!
demas rescates que traían. :.\lunifosttíu. -Ah~ loco y ciego moza : exclamó
dole11 al mismo tiempo, por bocu de los el piloto dolorosamente, ¡ pcn~n.is que
intérprotes que llevaban, que no lm- tcruo la mue1'te por mí! .. .. Adelante,
biau ido ú aquclh~ tierra. sino e u lion pues .... ataquétno~>los át.tes de que nos
de paz, y que si :;e acercaban ú los fo. rodeen l
rastcro~ serian ricamente ob;;equindos. Alonso de Ojedn. dió la órden de
Los indígenas se miraron lol) unos :í arremeter sobre el enemigo, y con el
los otrol:i pero permanecieron en ~;u piloto que le seguía los pa!:os, se arroj6
puesto. Los indios son naturalmente como un leon con c~pada eu mano so.
de:.couriac.los, y éstos con mús ra~on, bre la turba de indígenus. los que ere.
porque varias Yaces habían tenido que yendo al principio que los españoles
s\ifrir á manos de los ospnfioles, quie. vacilaban, no habían teoido tiempo de
ues, cogiéndoles descuidados, He ha-¡ ajustar la flecha. en el arco, y a:;Í les
bian llevado cautivos á cuantos podiau recibieron apénns con sus lanzas enris-
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10 LA MUJER.
tracias. Pero en breve nqnella flébil que cerra\.;an el horizonte como mn.
1 resistencia no tuvo efecto coutrn el espesa. muralla de verdura.
· bier·ro de los -europeo", y a.turJidoR y
atónitos ante el arrojo de aquel puiia. 1I
do de valientes, se derlararon en derro. Los rayos del sol de medio día. qteta,
casi sin haber combatido, dejando mabau ~;omo fuego, p!!ro Re re~pira1a
sobre el campo muchos muertos, pero un fre<~co clelicioso bajo la t:ombra le
llev{¡udo~e lo.; herido .~. los árbol e". Todo callaba e u la t at t-
Lo" e~ pañoles alcnuzaron ~ hacer raleza, !buques,
y en seguida empezaron{¡ exa. metinu en la e:;pesura de la E:ehn. L1!-l
miunr IoN ca.dúveres, sobre los cuales españoles, que bahia.n pasado la m:tíheucontmron
alborozados muchas plan. na, primero batallaudo con los iurli(ll,
chas ele oro, el que, aunque de inferior y de5:pues per~iguiéudolos c·alzado~ ~;en
. calidad, enceudi6 la codicia de aque. fuertes y pe~ndas bota'! al tra'"'es ce
llos aventurero&, y por ese motivo pi· las breiias v malezas th~ la moot:uü.,
dieron licencia. de per:.eguir á los pt·6. se sentían· fatigadoR y hambrieuto;,
fugos. Ojeda no ~;olamente lo penniti6, pues no habían pa~ado alimento uit.
sino <"¡tte quiso ac·ompnfiar á sus solda. guno aquel dia. Detuviéron~e, puei,
dos. Pero áute"< de emprender la per. algunos momentos pnra respirar. é>j e.
1 secuciou mand6 atar ú dos de los pri. da, que era infatigahle, Labia pa aLo
1
sionero¡;, y por medio ele los iutérpre. ndelaote cou los dos indros cauti\'os.
tes les dijo que los guiasen a.l sitio en -Arriba, muchachoH 1 gritó repet..
donde debían estar lo11 derrotado~;, so tinameute al llegar ú tma ligem empena
de la vida si )o¡; traiciona-bao. nencio., volviéndose ú los que hahín·1
-¡Qué baceis nhora.1 preguntó el quedl:\do atra.s, adelnntu; nquí está el
piloto. enemigo !
-Lo veis, conter-t6 el capitan, me Al decir e~tq, volvi6 caras, y deset:.
prepa.ro para it á traer mayor cnuti. vaín6 lu espnlla gritando: ¡ Sautin~o l
dad de nc1uel oro que tnn fácilmente Sa.ntinAo tí ellos; Y cle~? Por ahora los he. que detra~ "e \eHI., rodeado :le nwutnmos
vcucido, y de .. pucs de esta clcrrotn. iia, pero limpios nl~uno~ trecho" para
tal vez no \'Uehao tan pronto tí moles. dar campo (L las ¡;emeutems de maíz y
tarnos; aprovechémonos de ella para de Y'lc:\,
hacernos fuenes lli}IIÍ, pero no lo!i hu,. En la pnrte delanlern de la palizadn
quemos en el fondo de aquestos ccrra. r>e habían situado los guerreros el~ b
dos bosc¡\tes. tribu, nrrnados tollos ellos con m:u:arras,
-Repítooc;, respondió Ojeda, que arcos y flechn~, la.n:-.n'l arrojadiza~, y
vuestros coo~ejos suu pordidos para rní defendidos por escudos do fuadem tau
por ahora, y a, los
por euLre los a.rcabucos y las arbQledas que no puJiendo resistir huyeron to.
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------- _________ .;:_ ___________________ REVISTA QU I NCENAL. 11
dos ellos, méno~ ocho valientes. Estos
entraron ti ln. palizada de troncos
y empezaron á disparar flecbnzos contra
los españoles, cou tant.o tino y nlpidez
en sus tiros, que aquéllos no
osaron acercarlie al fuertezuelo, y se
detuvieron eu su ímpetu.
-Qué veo ! exclamó Ojeda con la
mirada ardiente, el cuello erguido, la
espada elevada, y todo su u.~;pecto tan
animarlo y terrible, que m{Ís que hombre,
parecin. el {¡u gel del exterrui ni o.
i C6mo, añadió, miraullo {Í los solda.
dos, por ventura temeríais y os arre.
d ra.rian IH¡nestos viles sal va jea?
-¡Jamas! gritó no soldado caste.
llano, jóveu qne no alcauzaha ú los
veinta años, ¡jamas dirán que el hijo
de mi padre tuvo miedo!
Y leyantando la. rodela en una ma.
no, y llevando un l'able eu la otra, saL
tó por encima de los a1110utonaclos ca.
daveres de los indígenas :¡ne habiau
quedado muertos en el primer choque.
L legó al poc;tigo de la palizada ~· cmpujó
con iauta violencia los maderos,
que cedieron los estn.ntillos, y al
caer éstos para adoutro cayó el jóven
para atras, atraveaado el pecho con
la flecha de uno de los ioclígeuas, qno
le asechalJa desde adentro.
-:Ualdiciou 1 ¡Jritt) Ojeda al ver
caer al valeroso jóveo, eu tanto t]Ue
los indígenas continuaban di..,parnudo
~us flechas cou grandísimo brío.
Vieudo el capitau que todo el que
se acercara á la pn.li7.1Hia moriría, y
:moque era fúctl arrojarle:'! y >encerles,
como a4.uello uo "e podía hacer sin
d arracnar la !:a ugre de los ¡..uyo)l, resol.
vió salir lle ellos de otra manera.
Miéntras qna él tingia ataearlos por el
frente, mandó qno pasaudo callarlamente
por l:\H malezas dos 6 tres sol.
dados !-ll acercaran por la parte de
atrn.s, preudie:.cn fuego tí lo.~ estacones
de w~dera y arrojaran paja ardiendo
en medio de los combatientes. _-\.sí lo
hicieron, y momentos despues vicrouse
los denodados guerreros rodeados de
llamas, que en breve rato conRumieron
' , completamente el edificio, junto con
1 ¡ lo<3 .heroicos indíge~a~ qu~re~rieron
morir allí delltro más lJieu que rendir.
se á los odiados forasteros.
En tanto que Ojcda se empeii'a.hn en
veucer á los naturales tle In palizada,
sus compañeros Lahian tomado•en el
vecino ca~xhalado esta. sentida
llazos sobre loF que tenían junto, y aun- pleaaria, cuando oyó la voz de Juan de
r¡ue mataban indios sin cesar, nada acle- la Cosa que g ri taba desde afuera:
ln.ntaban, pues en lugar de los que que- -Alonso! Alonso do Ojeda. 1 ¡en
daban fuera do con. bate ap'\.recian o nos dónde estais?
tantos á llenar el buceo de las filas. -Aquí! grit6 el interpelado incor·
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REVISTA QUINOENAI.~. 13
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por:índo<~e á riesgo da Rer atra.ve!>ado piloto moribundo, resolvi6 pc.·maoecer
por las flechas de los indios. á su Indo y ayudarle en aquel trance
Pero é~tos ya babia.o dejado do n.co- supremo.
meterle 6. él, y parecían empeñado!! en -Ah l exclam6 Juan de la Cosa esrei1i
r con lo'! quo se acercaban, y bn- tremeciéndose y retorciendo los brazos
jando de las paredes trabaron con ellos con el dolor que le causaban las heríun
reííidísimo combsl.te en torno de la da¡¡ envenenadas y quo le producían
cusa. violentas convulsiones. ¡Si pudiera al
Empeii6 ent6nces O jeda todns sus rué nos moril" como cristiano L ..
fuerzas para violentar la puertl\ con -Aquí eBtoy yo, indigno siervo de
tanto Ítllpetn, que aunque asegurada. Dios, exclam6 el fraile hincándose á su
por deutro por los españoles y por lado, Juan, ~·ecl, yo os ofrezco mis set·fuera
por los salvujes, se viuo abajo vicios y consuelos.
dejando la ~>alipecto más terrible y 11au. codos~
grieuto, tJltuiondo en él indios sin nt~- -N o alcanzo ..... pero oidrno .... m o
ro ero; pero éstos era u inagotables, y arrepiento, dijo con debilituda voz, y
por ut1o que caia se levanta.bau muchos pitio humilclemento per m1Ís, refugiarse eu uua choza 1 La escena era imponente: In. luz del
a1slad•t on donde pen~:.ó poliriu morir inceudio iluminaba. cou rojos resplantranc¡
uil.wacuLe. dores l:l noblo y ya ctírdena frente del
Como !.,s :;alvajes en su furia. h11.binn 1 piloto, que recibio. lo; con<:uc!os do la
pne:;t(¡ fuuc,o al Clt~erío, por si hubiese Rolig10n con profundo rúconocimiento
alguo español oculto bntre las Ctido
iluminado por 11011 luz roja é i u termi- de soldado, y á lo l~jos se oían los gutos
teutú rpteaumentalJa el horror do la es- ra.biosos do los indio",loli golpes do las
cena. La. choza en que se refugió el pi- n.rma¡::, los a.yes de los woribnudos, la"
loto, estaba, pues, o.l uutbrada. por "-q u el imprecacio;Jes do los •JUe at1n vi vian y 1
cárdeno re'>ph~ndor, y así, toaot~ro~os de el traquido del ioccnd10 que do\"'or·aba
ser vi,tos, sus corupnñero~ dejaron el non. parle do l<1. poblacioo.
asilo de las pareueA y le 1\haodouarou, Despues do uu síncope el pdoto vol~
al vo JO pobre fraile que iba en la ex. vi6 en sí, y viendo to<.hvía allí al fraile
pedicioo eu uoion de otros qne se !la. le dijo balbuciendo:
bian 'lueda.do en los navíos. Viendo --Salvaos, padre ~ ... romped aquella
fray .A.ndres que todos los que habían pared é idos al monte quo está cerca ...
salido fuera. de la. choza. habían caído Pero ántes escuchad mi última súplien
manos de loR sa.l vajes, y recordando, ca ... Dios ele be de babor sal vado la vida
a.demas, su ministerio á vista. del buen de O jeda; buscaJle ... y decid le .... de ___ , __
TOV() III. ......
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14 LA MUJER.
mi pn.rte ..... que be muerto, pero que
basta. mi último suspiro su memoria ...
Pero ántes de concluir eu frase se
le agotaron enteramente las fuerzas, y
dejando caer la cabeza. exha.l6 el postrer
suspiro.
Cerr61e los ojos el buen fraile, y
postráuclose or6, encomendando á Dios
el almR. del piloto, é invocando para sí
la proteccion divina. En seguida quiso
ohedecer el consejo de Juan de la Co!'a.
F:ícilmente hizo un agujero eu la dé.
uil tapia de la choza, y sali6 por él sin
ser notado por sus enemigos,- merced
á la oscuridad que reinaba por aquel
lado del pueblo,-y metiéndose a.l bosque,
en breves instantes desapareci6
entre la maleza tomando instintiva.
mente la vereda que conducía al mar.
Cor·ria como un loco el mísero fraile
por aquel camino, no porque ¡;e acordara.
de él sino como por inspiracioo,
y el haber acertado con la via lo tuvo
despues á milagro de su santo pa.tron,
á quien no babia cesado de invocar en
aquella fuga. A cada momento esperaba
encontrar otros españoles compaña.
ros suyos que hubiesen poJitlo salvarse
como él y que tomaran el camino del
mar. Pero cua.udo pas6 la noche, lleg6
la aurora., lució la. luz del sol y la seu.
da que seguía al travcs de la montaña.
continuaba solitaria, el pobre fraile se
convenció ques6le> él Re hnbia salvado.
Mú~ y más lleno de sobresalto y asombro
al notar el silencio que prevalecía
en todas partes, apuró el paso, tras.
puso el bosque, y por último, fatigado
y medio lllUerto, lleg6 al DD t\ la. orilla
del mar, Slh hauer encontrado la menor
señal de sus compañeros de dt~c;gracia.
Viéroule iau qued11oo co ellos, y recogi~ndole
exúnime en un bote, le llevaron 1¡ bor.
do, cu donde refiri6 lo que babia su.
cedido.
A pesa-r de la lamentable historia
que contaba el acongojado fraile, los
compn.fiero~ de Oj~da no perdieron la
espera.uza de que otros roús se huhieseo
salvado de aquel desastre.-Por lo
ménos, decin.n, el Ca}Jitan debe de babel"
logrado salir de entre las manos de
los indios,- pueR conocían su agilidad,
su denuedo y gra.odhirna resistencia.
Esta idea la coufirrn6 el derrotado al ele.
cirque estando con Juan do la Cosa. en
la. choza en que éste murió, crevó notar
que Ojeda se babia desprendido de en
medio de una. tmha de indios, y dando
saltos babia huido á lo ltj0:3. Así, bus.
cáronle en la seudd. que conducía al
pueblo quemado, pero si~ 14treverse tí
internar mucho, pues ya habian cobrado
miedo :í los indígenas, -lofi qne,
probablemente, los acecbnrian eu los
al rededores. N o éolamento E:e afligian
los españoles con motivo de la. pérdida
de los setenta !lolclndos mejores de la
expedicion, sino que con ese motivo
carecia.n de suficientes armas para ata..
car tí los enemigo!! con provecho.
Pas6se el dia. y no vol vi a ninguno de
los compañeros de Ojeda, ni éste daba
señal de vidR. Al otro dia ''isitaron
por tierra el contorno de la bahía, snbiéronse
a.l inmediato cerro (hoy de la
Popa), que eot6uces estaba cubierto de
monte espeso, y perdiendo la esperan.
za de hallarle en tierra se embarcaron
en los botes y se pusieron á reconocer
los manglares de las orillas del mar,
dando gritos, tiros, y tocando cornetns
para orientar á los que acuso estuvie.
sen perdidos en los bosqltes. Pt::ro todo
aquello fué e u vn.no,- y lo único que
vieron al t~rcer dia fné una turhn ele
salvajes que parecían burlarse de ellos
y manifestar su t rittofo danzando con
fantústicM mue('aS en la playa, y dando
gritos y Aullidos que más pa.recian
obra dtl chacn.les v animales feroces
que de hombres racionales.
Afiigirlo!l, conc;teruo.dos, careciendo de
jefes, puesto que Ojeda y el piloto haLia(¡
perecido en la malhadada. expediciou,
los espafio)e$lae decidieron ú abao.
1
donar a~uclla. costa. de mal agüero, y
\'Olver á Santo Domiugo IÍ dar parte de
la desgracia ocurrida. Dieron, pues, In
órden de levar las anclas, éiban ú proCC{
ier á ello, cuando Francisco .Piza.rro
pidi6 que le diesen noa hora, durante
la cual iria con tres 6 cuatro compañeros
á visitar un agrupado manglar, eu
un rincon de la bahía, que le parecia
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REVISTA QUINCENAL. 15
uo l::&bia.n examinado detenidamente, ¡ recia moverse sohre los troncos y raí.
y en donde crey6 ver un punto qne pa- ces de los árboles sumergidos.
(Continuará). S. A.. DE S. ----- PLE GA RIA .
Uno. mirada te pido,
Dnlce, /\morosa María,
Consuelo del alma mía,
IWfugio del corozon.
Te pido la fe sencilla
Que calmo mi ansia matema,
Que u1e diga no es eterna
La humana separacion.
Señora, enciende en mi alma
Esa antorcha pura y santa,
Ese amor que nos levanta
De este mundo n otro mejor;
De este umndo que nos cobra
Por la dicha de uu moruento,
Mil horas de sentimiento
O de profundo dolor.
Nunca en la. vida he encontrado
Ni alt.>gría ni consuelo,
Y hoy envuelta en denso velo
Qué puedo de ella esperar ?
Marí~~o l Trémulo el labio
Te in;oea desde el vacío
Que ha d&jado ese ángel mio
~ue en tus brazos voy á hallar.
Yo soy cual tórtola errante
Que en tl'iste selva apartada
Día. y noche en In enramada
Llora el uitlo que perdió.
Soy débil caña ri. la orilla
De un Oc.Sano tempestuoso:
En su abismo misterioso
Mi esperanza feneció !
Tít de los hombres enjugas
El ll~nto con mano pía,
Y al que en lu bondud confía
Le das horns de placer.
Tú, halago del pensamiento,
Ilusion que el alroa ado1·a,
De esta noche bolla aurora.
Guia y luz de la mujer.
A ti dirijo ¡ oh María 1
:M.i tl-istísima plegaria,
Desde la mua funeraria
Que guarda todo mi bien:
V u el ve á mí tus dulces ojos,
Mira mi intenso delirio,
Y lll espina del ma1·tirio
Arranca ya de 1ui sien !
RosARIO OrtREGO (chilena).
LA EDUCACION DE LAS HIJAS DEL PUEBLO.
EL TRABAJO DE LAS J.\..LUJERES EN EL SIGLO XIX.
OBRA ESCRITA EN FRANCES POR PABLO LEROY-BEAULIEU.
(~o~onad:~ poq la Academia de cienoice mo~ales y polfticas dt ljr¡aucia).
P.RIME& ARTÍCULO.
I nueva en Ftancia, puesto que fué
PENSAMOS, en u na série de estudios, publicada en 1873, oreelllos que es
examinar con nuestras lectora¡¡ el muy desconocida entre nosotros, y estamos
interesante libro cuyo título encabeza. seguras de que ninguna de nuestras
este a rtículo. Aunque 1& obra. no es lectoras la ha leido.
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L A M U .J ~-R_. -----"'=-------=-~ ~
¡El trabajo dG las mujeres eo el l j
siglo XIX! Qué horizontes Re presentan 1 U
á uuestra vista ~<6lo con la lectnra. dé
este título! La mnjer, es decir, la ?nadre Pero áutes de llegar nl fondo de la
de la humanidad, debe sor para. el cuestion, el autor hace una breve des.
lef:islador, el pnHtico, el moralista, el cripcion del trabajo de la mujer en la
filósofo, el estudio más interesante de historia de los p11eblos. Siendo la mujer
este ~;iglo; siglo que tiende ú sumirse el sér más débil de la hu wanidad, y
en la ruina, que se precipita. en un Riendo el hombre m;~s fuerte y robusto
mar de desmoralizacion, y que no podr~ físicamente, ella es, sin embargo, la.
levanta.t·se del cieno y de la corrupcion encargada ele dar á luz y criar á las
en que yace, sino por la influencia j6venes generaciones. "De esta deside
la. !lADRE, que dará trabajadores gualda.d de las fuerzas físicas, de esta.
para. los campos de la verdad. deAigualdad de ~;us trabajos nace, bajo
La educacion y el trabajo de la. mujer el punto de vista ccon6ruico y social,
del pueblo es un asunto 01uri m portante la. necesidad de la. familia. La familia
en la actual ci vilizacion. H 'lbíase creido csta.b1 e, permanente, il1disoluble,- no
en~re nosotros que la manera de elevar la. un ion libre y el contrato pa.sa.jero.
y da.r felicidad ií. la muj~r de l::w clases El hombre y la mujer aparte son !'éres
pobres, era darla una. iustruccion inte~ incompletos, y s61o la familia hace
lectual, cultivando eu ~:~lla. ciencias y que ae equilibren Al\S facullade~. Cada
artes perfectamente inadecuadas para miembro debe ser activo, pero con una
]a. vida que Jebe llevar clespues en el actividad diferente, y debe tmbajar- en
mundo. Dar instruccion útil, dn.r bue- la prosperidad ¡¡ocia} por vins dl'>ersas.
nos principios de moralidad, dar una La. obligacion del trabajo es h. misma
religion que sirva. de freno á sus pasio- par:~. ámbos, peto el trabajo no debe
nes y contiuelo en sus dc~gracias, y l ser el mismo. El hombre es robusto,
darla una industria que la proporcione e01prendedor; Sll fuerza. física, su a.c.
los mediof:i para subsistir, hé aquí el tividad intelectunJ, lo llevan á hnsca.r
objeto raciorJa.l que deberían tener eu su labor fuera de su bogar. La mujer
mira. todos los filántropos, los amigos sedentaria. por debilidad tle coustitu.
del pueblo y los cristin.nos que desean cion y por la. necesidad de cuidar de
ver en la. patl·ia. una. pobla.cion verda- los séres que alimeot::t., permanece den.
dE>ramente trabajadorA, indnfitriosa y tro de su morada." E~ta era. la. orga.
moral. nizo.cion natural de la familia, pero
.Antes de entrar en esto. cuestion la biatoria de lM diferentes naciones
ardiente, que en mala hora. se ha con- de la tierra prueban que el hombre,
vertido en cue~tion de partirlo, ..,e&.tuO!; abur.nurlo de su fuerza, ohli~aba ~í qne
lo que dice el autor del libro que de- las mujeres se ocuparan en las labores
seamos presentar á nuostra.s lectoras más fuertes y en los trabajos más dttros,
como muy digno de su ateucion. en tanto que éllo~; &e entretenían on la
"En t11edio de las grandes cuestiones caza ó hacían la guerra. ú &us vec1 noR.
que agitan uucstra época., dice, no hay Las griegns, las egipcias y aun ]M
1 ningnua. más interesante que·la del tra. romana~. trabajaban eo los campos y
1
!,ajo de la mujer. La constitucion de ta.mbien dentro de sus casas. Durante
1 la familia, la educacion de las nuevas la. Edad l\1énin.la.s mujeres eran esclavas
1 generaciones, ]a conservn.cion, el per- do los hombres, y todas, desde las hijas
1 feccionamiento 6 la degeneracion de In. de Carloooagno hasta las mujeres de
1 raza: en una palabra., el estado moral los labradores, tenian por obligacion
1 y aun fí:iico de un pueblo, depende en que hilar y tejer los veRtidos do sus
gran parte de la. orgauiza.cion del tra. familias. Adamas, cada castillo tenia
bajo de las mujeres del puehlo." talleres, en los cuaJes trabnjnuan las
mujeres de la servidumbre dol Seiior,
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RE\ .. IS'rA QUI~CENAL. 17
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MÍ oomo tambien las siervas t]Ue vi vian fiu del siglo XVII In fabrkacion de
en sus terrenos. encajes ocupaba ea Frnncia. á mrt'! de
Aquello~ talleres, en donde lie aglo. cien mil obrorns. Con el borda.!<> sucedi6
meJ .. bao tantas mujeres de diferentes otro tanto. y este oficio, ni perf~ccio.
cla.l!e-., eran foco~ de corrupcioo, y como na.rse, ha dado pau 6 millares de fn.
las quo los frecuenta hao no teniao nio. milias.
guoa educn.cioo, y tra.bajnbn.n contra. Nadie en nqucllos tiempos babia
su voluntad, las industrias 110 ¡::e per. l dicho que la. mujer no debería tener
f~cciouabn.n, y las nmjereR procutaba.n una. industria, y que su tioica mision
salir S el bello ideal
El ~~.utor hace un estudio muy eru. de la ci viliza.cion cr j,tiuun, en la cual
enta a.quf \lU cuadro
dolorosísimo de los F;tJfrimientos de las
mujere¡¡ y de las nifias de ménos de
trece años, que se ocupan en )a<; fábrL
ca.s y en las manufacturas de Francia
é Iogla;er.ra_, en. donde a.pénas ganan
con que v1 v1r nnserahlemen te.
Segun documentos auténticos, ahora
diez nños vivian empleadas permanen.
temente en el interior de las mauufa.c.
tu ras de sederías del mediodía de Fran.
cía má~ de 14,000 nifia& v como 450 000
mujeres. Hay eatableciñüentos en 'que
no solamente se hila., se tifie y se fabrican
la:; telas, sino que a.llí mismo
se cortan los vestidos y se cosen, y el
algodon que ha entrado eu su forma
nat0:ral sale bajo el aspecto de una
cam1sa, de una bata 6 de cualquier otro
vestido. Allí todo se hace con máquinas
de vapor, y si lns mujeres trabajan con
la máquina de coser que conocemos,
esas máquinas están movida!i por vapor.
En Paris hay uua manufactura que
oc.upa. 2,?00 mujerell, que trabajan al
m1Rtno t1empo en máquinas de costura
movidas por el vapor, y una manufac.
tura, por lo ménos, cuyas miíqninns Re
mueven por la electricicind. Más alio,
hay mliquinas cortadoras que en pocos
1 morueotos cortan docenas de ve;,tidos.
J Hay flíbrira.s de ~npatos y botines, en
do~de todo lo hacen por medio de mlí.
qumas! Y. ~nsta , trabajar en obras de quereis protegerlos, s~ñoreo;;, dad les luz
costura, segun la.s reglas del arte? á sus entendimientos y no oficio pam
i Por qué se eU1peñan los mandatarios sus tuanos. La limosna envilece, el tra.
en producir mnjeres inútile.'l, 6 más bajo dignifica. i Quereis honrar la me.
bien perniciosas para la sociedad, en moría. de los pr6ceres? Dati una edulugar
de niñas trabajadoras que lleva.. cacion útil á sus desccnt.lieutes. Abrid
rinn á &U!i familias el conocimiento de escuelas profesionales, no de artes de
industrias mtevas entre nosotro~, y que l adoruo, sino de utilidad; plantead ta.
18.'! pudieran Jar el pan cotidit\uo! Hay llores eu donde pueda u aprender los
abermciones del espíritu humano que ¡ pobres uu oficio, y habreis merecido
no se co1oprenden. En "ez de tmer tná!l de ln patria que con todos los di!;.
tantos mae~tros de literatura para. lm; cursos de ord~nauza del VEI:~TE DE
colegios, t por quó u o hacer venir 111aes .• JULIO.
tros para euseñar indu.s/;rirwlucrati va<; 1 S. A. DE S.
á los hijos del pueblo, y sobre todo á ( Conti nzumí ).
LA EDUCACION A LOS VEINTIUN AÑOS.
OARTAS A MI "PRIMA XATALIA.
en !r¡nneca poq ..~ . Rondelet, adoptada 31 eastellano y 81[t¡'89lada paJ!a las
lectot¡as CQ)ombianos poq .$. ;t. dt $.
EL sentimiento del DEBER, de la BONDAD I~'TEL1GENTE y del AMOR ORtS.
Tl..CiO es de lo que carecen las actuales generaciones, pervettidas por el mltteri&
li~mo.
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20 LA MUJER.
"f... a. misiou de1 escritor de la presente époc!\ (dice Rondelet en la iotro.
1luccion del libro q\le nos ocupa.) consiste no en deshactlr la.i ilusiones de la
juveutwi, sino en hacérselas recuperar porque las h-a. perdido.
"El movimiento que impulsa las sociedades bllcia el des6rdeo, hácill lt1
orgnnizacion permanente de la revolucion, y de la destruccion Re I.'Íente hasta.
en las fMnilias más s6lidameote fundadas. Allí, como en tollas partes, dil!rn:nuye
el re!':peto, la. Qbediencia. y el amor.
"Esta uueva. dificultad se añade á todas las demas. No podemoR pensar
en que se uos e¡:cuche y se nos lea mucho, cuando los consejos del padre no
son atendidos, comQ ta.mpoco se agradece la ternura de la madre.
"l!ay, sin embargo, en la jnventud un resorte que e'l nuestra esperanzn;
basta de un momento de ateocion, un movimiento de buena. voluntad para
lograr reconquistar y encontrar de nuevo las cualitludes é impulsos de generosidad
propios de aquella. enad."
Este seutiroieuto es el que nos inspira al dedicar estr.s páginas á las jó"t"Ones
compatriotas oue'ltras que de!lenn realmente adelantar en el camino de la
perfeccion, á la cual tiende toda alma. geoeros1~. Si nuestra voz no es suficien.
temeote autorizada para. qne so nos escuche y se sigan nnestros consejos, pen.
samos que la de una pere;oua como la del señor Antonino Roudelet, cuyas obras
han sido coronadas por la. Academia de ciencias morales y por la. Academi:~.
francesa. de París, sí será oída por las j6venes colombianas con respeto y con.
sideracioo.
En el primer año de La Mt~jer vertimos del inglés, arregl{!uciola á las
costumbres de nueRtro paÍ!l, una obrita '1lle gust6 mucho: "Lo QUE PIENS!.
UNA MUJER DE LAS MUJERES;" en el presente Kño veremos ~;i tiene igual
acept:1.cion '' L!. EDUCAOIO~ Á LOS VEIN'l'E AÑOS."
1
EL DEBER DE EST.áR ALEGRE.
y nmigoR. Haci11. tres años q\te yo no
i!Ja al Vn.lle-hermoso, y así fuo qtte
desde el primer día to encontr6 muy •
Mi quct·ida l"·úna. cambiada.
Tienes uie:.-. y seis Rños, la edad eu E~tiÍ" triste, Natalin., no puedas ne.
qne parece natund qne se reciban cum. gario. N e hay uuda m¡Í:J aristocrático
plimientos y nmln utlís, edad en que quo la melancolía; olla dtL cierto aire'
cuantos se to acercan es con palabras 1 de superioridarl y de orgullo, pu.rete
amables y agratlahles. Lo. juventud cowo si aquella. iudiferQncia a.lliva oos
aparece :í los que la miran en lonta.. elevara. sohre las cosas de la vida, en
mmzu. la. Ppoca. en que la vida uo tiene h~ Clml no noll dignamos iuteresnrnoa;
sino sonrisas, como uu dulce rec11erdo figtha.!ionos como si las miserins del
Jc io~; primeros afios, que uno gusta tnuudo sou cosa muy poc3. pu.ra unu.
1 ettcontrar de nuevo en los que vienen gmocle alrol\.
detras. La. do~grn.cia. es que entre esas mise.
1 Comienzo mal ol sermoo que pensa- ria.s de la. vitla se encnontrau los debe-ha.
dirigirte, mi querida Natalia. Mi res, y que bajo pretexto de mirar con
carta deLia. ser un 'I'I'(JCJ/ño casi, y no desprecio eso:~ pormenores, nos ¡,alimos
encuentro c6mo empcz.u.rla por eso. de las verdaderas obligaciones de la
Acnbo de pa.sa.r en la. msa de tus po.- exi:!tenci<~. humana..
clres y tí tu lado quince dias enteros: ¿Para qué pieuRas que sirve en el
te he visto á toda hora, desde las pri- 1 mundo una jóven sino es para difundir
morns horas hasta. las últimas del día., 1 en torno do sí una atru6sfera de alegría
en la Aoleda.d del campo, aunque en y de contento l Ella es la úuícn. en el
medio de un gro.o círculo de parientes bogar paterno que tiene tiempo para
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- 1
RE V I S 'l' A Q U I N C E N AL . 21
1 adornarlo. Toda. la existencia. de los 1 dan las contra.riedade!'>, las preocupapadres
durante la infancia. de sus hijos ciones, la melancolía, y tus padres te
consiste en tratar de proporcionarles ¡desconocen enteramente al verte tan
la dicha. Hoy, querida Natalia, halle- contenta y de buen humor.
gado la hora de retribuir una parte de 1 Sin embargo, N atalia, allí está todo
lo que recibiste de ellos. el secreto de la existencia. 1
iN o te parece justo que cuando el N o hay en el mundo sino dos es pe-padre,
-despues de pasar la mañana en cíes de personas: las que buscan la fe-1
sus negocios, ~ vueh·e á la casa es na. licidad en su hogar, y las que procuran
tural que encuentre delante de sí la hallarla entre personas de fuera. Que.
, fisonomía sonriente de su hij~, que le rida Natalia, yo no te predico una ale.
arranque por algunos momentos á sus gría ficticia, ni un contento fingido. Lo
preocupaciones ! El padre de familia único que pido es que hagas esfuerzos
1 es entónces como el fatigado obret·o, para manifestarte amable con aquellos
que deja. en el suelo su pesada carga que ven en tí la alegría de su corazon
durante algunos momentos para a-pre. y la tranquilidad de su alma.
tar 1;0bre su <;orazon al niño que se Lo que quiero para ti, es tu propia
refugia allí. felicidad. El manifestarse contenta, es
Francamente, N atalia, ¿es así como cumplir con u o deber; todos debemos
te manejas con tus padres, y no es de pagar lo que los demas nos han
1 cierto que faltas algo Íl tu deber~ proporcionado, á la met.lida. do nues-
1 1 Te miraba ayer sentada :í la mesa, tras potencias. Ah J si quisieras hacer
con la mi rada vaga y·fastidinda, i ndife. la felicidad de los de mas encoutrarias
reute, distraída, escuchaudo apt~nas, y un objeto muy noule en la vida, y ja-
1 no contestando uada á los amablds es. mas te fastidiarías! Yo no digo que
fuerzos de tu p~dre para animarte. esto es fácil, y que basta desearlo para
'l'enias todo el aspecto de una de esas llevarlo á cabo, y que s61o con quererprincesas
desdeñosas que, fatigadas de lo se disipa el mal humor y la melan.
todo lo que las rodea, creen hacer gran. colía. que te invade á veces. Pero es
de l1ouor á los que tieuen la. dicho. de preciso sobreponerse á eso sentimiento.
que les permitan dirigirse á ellas. Nada. aumenta tanto el fastidio como
Vamos, N atalía, ¿no es cierto lo que dejarse llevar por él, y sólo el esfuerzo
digo? iN o consideras que cuando tu que se hace para encubrirlo puede ayu.
padre vuelve ú su hogar ú buscar do!<. dar íi vencerlo.
• canso y solaz ú tu lado, es muy triste Perdóname la excesiva franqueza. de
que teugn. 1¡ue hacer e•fuerzos para 1 mi amistad. Esta. carta, que te pMe-
1
hacerse amaule y atento con la señori. cerá tal vez un ?'ega,ño, e¡¡ en el fondo
ta. su bija, que apéoas se Jigna aceptar !la prueba más grande de estimacion
sus ob~equios ! 1 que te puedo dar. Te hago todas estas
[ iN o Rcrá mejor decírtelo todo, Na- ¡ reflexiones ¡Jorque pienso que tienes
1
talia? Oreo que sí. El contraste que el corazon tan uien puesto, que no sohace
tu conducta en la casa con tus ¡lamento comprenderfis y apreciarás mis
padres es muy visible cuando llega consejos, sino que tendrás bastante vaal€
Plnn visita. Entónce~ te pr~~.entas llor para seguirlos.
baJO otro aapecto; que amalnhdad ! T f t' - -
' qué alegría t qué palabras tan come- ¡ u a ec tsuno pruno.
l didas : .... En aquel mom.ento so olvi- (Continual'á).
-------
TOMO Ifl. .. -.)
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22 LA MUJER.
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ANALES DE UN PASEO.
DIA CUAHTO.
(CO~TL.'WACION). 1
Y al decir esto se arrojó sobre la cama ligera, pero sin duracion ni perfume ; la 1
y escondió la cara entre las manos. que hay entre un delicioso p11isa.je de altí-
Alicia, enternecida, pues la amaba como simos cerros, frondosas Mboledas, hondos
ti una hija, la tomó en sus brazos, y con precipicios, ruidosos riachuelos, candalosos
la voz turbada y los ojos llenos de lágrimas rios, y un jardincito rodeado de muros y
la dijo: sin horizonte, lleno de flores ostentosas, y
-Cálmate, hijita min: mi resolucion que .suelo estarlo tambien do malvas y
no envuelve sacrificio alguno .... cumpliré ortigas .... In que hay entre la luz del sol
con gusto cuanto te he ofrecido. ¿No éres en un dia despejado y la luz artificial de
tú mi hija querida? una lámpara; la q11o hay entre uu bello 1
Al acabar de hablar salió al corredor niño, lleno de salud y belleza, y el retrato
y permaneció algunos momentos sola, tra- del mismo, aunque lo pinte uu gl'ltnde
taudo de calmar su emocion y serenar el at·tista; la que hay entre el delicioso canto
semblante. de la mirla y el l'oiseñor, y la imitacion
Cuando se reunió á sus huéspedes en la de éste por un organillo : la que hlly entro
sala, estaba tan pálida, que le preguntaron una cavntina de la Norn1a ó la Lucía, ó
si se ·sentía indispuesta, y ella contestó un torbellino tocado en nn tiple, aunque
brevemente que el paseo la babia fatigado, sea por mano mae~tra; la que hay entre el
y mudó de conversacion al ver llegar IÍ 1 océano inmenso, inagotable, conmovedor
Pepita alegre y sonriente. y solewnemo::~te tri., te, y un peq ueiio lago
Dejando á los demas en la sala entrete- ¡ suizo, rodeado de paisajes rui:.eilos. 1
nidos, Alicia, Adriana y Pepita salieron al -¿ Es decir, exclo.mú .t\licia, que el
corredor á. toma1· el fresco en las hamacas. amor es ca:.i siempre triste y la coq ueteria
Al cabo de un rato Adriana dijo: siempre alegre 'l
-Ahora dio..s leí una novela francesa -Sí, el amor verdadero no e¡¡ nunca
que me interesó, y la recordó anoche risueño, }JOro la coqueter·ía lleva por
cuando Máximo refirió el cuento de la séquito la risa y la frivolidad. Elprimoro
Violeta. El autor pretende probar que no puedo llegar hasta una dich11 sublitue por
existe en realidad ese amor tan decantado momentos; la segunda no sení jnmas ~;ino
de que hablan las poetas, y que todo un entretenimiento superficial y momeosentimiento
tierno no es sino coquetería 1 tttneo. Aquél, si es desgraciado, llenará. de
mús ó nténos disimulada, mediante la cual amnrgnra la existencia entera; é~;tu baní
cada uno procura engañar y engañarse. derrnmat· lñgrimas pasajeras do ¡Jasajero
hl:b:imo estaba fnrnnndo eu el corredor,, despecho. Bl uno es iudeleblo, seu. feliz ó
cuando salieron las aeiioras, y permaneció désgracin.do; la otra. fugaz cnalla sombra.
en la sombra, á corta di!>tancio., sin notarlo de una nube. Jerso coque- ! amo1·, destello dh,ino, necesita creer en la
tarín. eternidad del sentimiento que la domina.
-Tan cierto es, dijo Adriana, que In 1 -¡Y sin embargo, exclamó Adrinna
mujer que ama verdadero.n1ente no podrá con cierta amargura, nada más transitorio
nunca manifestarse coqueta con el que que ese amor que llaman inmortal!
¡)refiere. 1 -Sí, transitorio y fugaz cuando es
-Pero una. persona enseñada á prodigar mentido ó bastardo; pero constante y
ese fingido cariño de la imagiuacion, pierde durable cuando es verdadero amor ! La
la facultad de amar oon el corazon, que coquetería lleva en sí misma el gérmen
acaba por vol"erse falso y ruin, repuso de S1.1 extincion, permaneciendo activa
Máximo. Y aunque las mujeres no nos miéntras dura la incer~idumbre que la
creen muy doctos en materia de sentimien- estimula 1Í poner en juego sus recursos;
to, guiados por el instinto, rara vez lloga- pero con el tiempo empieza la monotonía,
m os á amar á una coqueta; las solemos el fastidio, y una >ez satisfecha la vanidad
bu::;car con anhelo porque nos divierten por aquel lado, busca inmediatamente otra
sin "Peligro, y porque á su Indo nuestro diversion nueva. El amor, al contrario,
corazon permanece perfectamente intacto. encuentra. alimento en la correspondencia,
-¿.Añadirá usted ahora que á nosotras y la armonía de sentimientos léjos de
nos gustan les hombres coquetos? preguntó hacerlo monótono~ lo hace profundo. E u
Adriana. resúruen : la coquetería es un capricho
-Sí, seiiora, y mucho; fenómeno que no hijo del cálculo y la vanidad : el amor es
he podido comprender en. ustedes, por otra la impremeditada concentracion de todo
parte, y con frecuencia, tan perspicaces. nuestro sér en un solo sentimiento que
-Consiste en la Ynnidad de las mujeres, excluye cualquieru. otro.
dijo Alicia, porque pretendemos avasallar -¿Es decir, exclamó Pepita, que el
los cornzones quo otras no han podido amor no vai·ía jamas?
sojuzgar. -No sé qué decirle, contestó Máximo,
-Precisamente, observó Adriaua, ese si11o que es un sentimiento tan inexplicable
creo sea el motivo por qué los hombres que no se sabe cómo ni por qué brotó en 1
val'iables obtienen tan fáciles triunfos. Y el alma, ni so comprende pot· qnó muere ll
lo peor es que frecuentemente resulta de repentinamente.
tale::; empeiios, que cuando ellas han ideado -¿Me querrá decir usted ahora, con-poner
eu juego toda 1m arte y losartlides cal- tinuá Pepita, t¡uo este scutiuliento quo me 1
cnlauos de la imaginaciou, se encuentran noaban do pintar como eterno é iualtorable
sin ~;uher cómo esclavas ellas por el alma y 1 puede cambiar y desalltn·ecer de impro-el
corazon, y ellos ruús libre:¡ que nunca. viso?
-On:o, aiíadio Alicia, que las mujeres -Balzac dice, repuso M th.imo, con
do la sociedad culta labran ellas mismas aquella perf'picacia que lo dU.tingno al
sn dt!sgraciu, porque ho bien do descubierto tratar del co1·azon humano, que "ya no
en sn corazon un sentimiento po:~ith·o, amo" es un sentimiento tan misterioso y
quieren convertirlo en pasion acti ,·a, que tan profundo como "amo."
muchas vece::;, sin discernimiouto, so apre- -¡ Cutir:.tos misterios inexplicables en
sr.ran á roali:r.a.r en el primero que pat·ece nosotros mismos! exc!Am6 Alicia.
dil'pnesto tl corr&.sponderles. Para arua.r -Es verdad, contestó Máximo: nlgnnus
corno se debe y ~~ qnien se debe1 se neoe- veces uns acoiou, al parecer insignificante,
sita un tacto innato, de que la generalidad una palabra, una mirada, extingue el
de las personas no está dotada. En ouma, 1 cariño instantáneamente, y con frecuencia
el amor >erdadero es muy raro, mucho se ama :t pesar de ver ajado nuestro orgu- 1
más de lo que se piensa.. 'llo, nuestra delicadeza y hasta nuestra 1
-Qué triste es todo esto ! exclamó Po- 1 dignidad. Como una roca :t orillas del 1
pita. ¿En qné se conoco que una persona 1 precipicio, permanece 'firme budando la
es capaz de sentir un Yerdadero amor, 1 acoion del tiempo, tan arraigada que ni el f
puesto que todas las almas no son aptas l¡·ayo ni la tempestad la conmueven, y el j
1 para ese sentimiento ? huraoan y la lluvia pasan por encima sin
¡ -En que sea profundamen~ creyente, 1 poderle hacer mal alguno; -pero de im- ·!
11 contesto !lláximo con gravedad. Un ateo proviso, y en un día sereno, l:ie desvía tal\ 1
no pnele amar con el alma, porque el l vez un!\ pequeña míz, se desprendo y
t
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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U LA .UUJER. 1
rueda un guijnrro que, oculto en la ba>e, af'Í. Por propia dignidttd debo hmcor ~-er
mantenía. la mole en equilibrio. )' arrll3- que uo soy imignificaute. y que si 1<:.> quiero,
trando consigo un puila.do do !torra, la avasallo tambicn corazones ....
l'Oca tambalea, se inclina y cae precipitada En resítmcn, qucdr) persuadida de que
al abismo; así el S~. mor que parece mát> ese amor que imaginó llenaba su exti¡;tcncia,
constante suele de un momento á otro 1 ora enteramente artificial, no siet.:~do sino
desvanecerse, no quedando en el corazon una di>ersion aceptada 11ara disitrnet· el
sino ruinas y de~pecbo. 1 tedio de los días de ociosidad nnoral y
La noobe estaba muy oscura y amena- física en que pn!>aba la vida aque.Ua niña 1
zabo. lluvia, pues la lnua no aparecía sino 1 mimada: pero le repugnaba, por u u sentípor
intervalos al traves de la espesa capa miento de tonhl envidia, que ..!el nw.ufrngio
de nubes que cubría el cielo, por entre las de sus esperanzas se formase la f•elicidad
cuales se deslizaba tal cual rayo de su me-¡ de su hermana, á quien considera. ba deslancólica
luz. El viento soplaba con desi- provista de juventud y atracti,•os, y ttsurguales
ráfagas, haciendo gemir un alto padora de un pue¡;to que no le pertenecía.
limonero que crecía cerca del ángulo del -~uestra couver!'acion, dijo ,1\driann
corredor, y avivando unas veces yapa- IÍ la sazon, me ha reconlado una historia
gando otras el fuego de las quemas que quo les referiré, con la condicion de que
devoraba los rastrojos on la cúspide do uu en seguida expreso cada cual su parecer,
>ecino cerro. 1 pues me interesa saberlo. '
P_or primer~ ve_z de su vida, 1'epita Uitáculo entreaqnellns dos almas cuando llegó al puerto un Lm¡uc de g11crrn.
que nmnbnn basta el sacrificio si11 quejarse, iugltis. y }.)s ofi:.:iales fncron tan bien
ero. olla y sólo ella. acogidos en Cartagena, qno :lutes de p.ariir
( -Máximo es tan grave, se decia, y ~o resohió el capit:m obsequia¡· á n•Jr.Jelln
1
me veo tan pequeña en comparncion, que, nlllaLle sociedad con un suntuosu !baile 1
en realidad, la vida á su lado m o causaría t 1 J.do ñ. bordo.
fastidio: sin embargo, desechar las ilnsio- El Luquo estal.k'\ foJHleado léjos del ,
nes que me eran halagiieüas y que alimen- mN•uJlCCto anicomo
sin inter'!S ou el mundo, todo esto mndo por las voces, el ruido lle romos y ln
supone mucha abuegncion y euvuehe un ¡·luz de los faroles. Loon, hcnunuo mnsncrificiQ
que no me siento capaz de hacer y•1r do Paulina, se había captado el cn.riiio
por mi hermana. Pero tambien es mucha
1
del ca pitan, quien, distinguiéndolo c•oruo
lnunillacion aspirar :t ser amada, sin lo- amigo, dispuso cu,·iar el mejor de !nu;
grar ni aun ser atendida, cuando tal vez
1
botes para conducir la familia :i b.mdo tí.
si pusiera los ojos eu otro le tmeria reu- la hora con,onida. Confiando en Psta
dido á mis piés. Esto no puede continmn· prúulesa. Lcon, acompañado por Rn fino,
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
HEVISTA QUTNOE~AL. •>~ -·1
Jlo,4: In fnlllilin ni mui'llo: pero iuvo In
morlificaciun do 110 hnlln~· bote, pues l!li!
lllllriuoru,¡ Jel c¡uo ltl c•t:J.li:1 dc,tiundo.
o ¡uivocaudo su fawilia con e trn, J.¡ liTlbnrcnron,
,. ncalmban de marchar. Ot· tacharlo rlo ruin cicntero.
por nhorrar el flete de un bote hnl1i11
pr fcrido nccptl\r lu 'nga pro m c.-a del
capitnn, que nada lo costaba.
ludiguado Leon por 1111 eargo MmO r"tn,
lo Puuh.bt•Í fnertonwnte, v d oltercndu so
fmí acalomudo hn~!41 1111 ¡;nnto nb.rumnh•
pntn el n.l..,lo Jo In fnmilin: pero felizmente
lo puso término In llcgnda del bote, em indo
c:qm•samcute paro ellos por el capitnn al
uotnr Ja equivocaC:on quo se habia ~ufrido.
La familia se embarcó, excepto J.con, ~ ~l'nfin
hcrvil' en :-u alma loco, mTrmquc~ de tm, J.
tcmcro!io do "'tallar de ltUO\ o. se nt.J"tu' o
de hnhlar. Cmno dijo ñutc , llnfino e
pre cutaha baJO 111111 mte\, fnz; ha tn
entónces u o hnLian 4 1•cch do qnc tm re o
llllll 4 nráctcr. que Lah;'l ocult 1dr. u o tanto
p01 hipucH· Í.1, <·unulo porqt v. nm ndo
Jll ofuurl11mento á l'aulnlll, l~to amor le
en in do ft cuo ll'\11\ ••on t llilr o en ,;n
ptc;eurin, J asta el pnuto de 1 arecer colllplaQicuto
J de gcmo un' o; bien que cu
reolulnd ern do tal índulo, que t.na \C?.
nrrn~trudo por Ja trn. cou ddicult d In J>Odin
dorniunr.
~iutJú:sc J'nulinn ofcuJidn cu sn nmor
frntmnnl y ou su prupin dignirlnd, y Sil
alegría de apare<% ; pero ni llc• m· ni
bnquo 'i tos:uncntc ndonmdo, y uotar In
animndB c,rcun que p1 cutaba el lMile,
~n empezado bajo 111m hcrm a tienda de
(.'a m¡ :llln, nl oit· b m·, ten y t~Fpirnr el
nromn de lns flore;:, casi oh'id · ~;u peno.
] ll medmt IUl'UtC Hufiuo le vfrcció In
lltOJIO pnm bailar, loq•to Lit•ierou cnllndos
y cvu tnllbti 1 friultlnd: rnns poco á poco,
1
J IIINccd ú In emhriagucz del baile y de In
armonía, y In vi~ta de Jo. bella y 1 oéticn
csccun del mar ilnminndo cu parte por la
Iuu':\ y eu IKlrfc por el vi' o reflejo de las
luce del htquc. In houdnrlosn Paulina
recuperó E.a nf¡¡lJ,Iidn41, ~ procnrn~~tlo clcshcohnt
· pcu-amio11los UI!!;Uf.Crad:~hlc.-:, fué
In primera en diri¡pt· h prllnbm ti sn 111nio
y sourcirlc; pero él permn11ooia tacihmro,
y npér.~ co~ttcstnh 1 con mouosilabo:- y
mortificante de,,tlbrimieuto.
De~pucs do hnbor hnilndo con Rufiuo,
Pnnlin:\ tu' o quo Bl'Opt:lr otras iuvitnciuucs:
de ~norte qno hn~t.'l pasadas dos bo-
1\\S no pndv Yoherso :í cmcoutmr ~.:nn su
nu,·iu y proponerlo que fnc-en ti :;t 11tnrso
en un lJ meo retundo, }'U es des~nb.~ calrnnrlc
v 1·c~tnblecer la armonía entre los
do. w
-llufiuo, le .O hn pri'i ado de vouir ti e In
fic~;t , en la dv solo, si u podo1· d1sftutar do nnd .
Pucs bren, ¡, •¡uc dcscniJ,¡ u:;tod ~
-tbw \t~yu I!Rt ... d á lrMrlo.
- (,Juo nn·n 'o .i t merlo !
>.:¡, lo ~~ iloch· nl ropitnn lJUe ihn á
mnudnr IÍ tÍelTil IIU oficial pnrn ill!iti\IJ' n
Le 11 que ,;uicso; s: que el no haru ;
u tcd u o accedo á ir 1i cncontrnrJc J trncn
couHtgo, echando nl oh ido el pn njet o
<.lil';.,u toque ttnicJou.
-.Jumns! ex.olnruó <·nlro (}ientcs.
-Ut.ituo decia usted ?
-Que no haré t 11 cosa.
-¡ Eo; decir que u icd 11ersisto en su
mole tin con mi horm uo?
-S1, porque ~o 110 dije siuo mi [CDSnmiciJto
-¿Quiere ustcti sostenct· cuiúnccs (¡uc
Lcou f.)s uu ruiu?
-~\sí lo dijo.
-¿, !'oro uo rcpnrn ustcu que con esto
m o ofende cruclmcuto '!
-A usted no, queridn Pnuliuu..
)~lln 110 contesto, ¡u cumndo ~lmnr el
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LA MUJER.
movimiento de indiguacion que empezaba 11uminoso como plat~ líquida. "A dios mis 1
á experimentar de una manera invencible. ilusiones, adios mis espemnzas! " mur-
¿,No sabe usted que la amo con todn muraba Po.ulina conforme el bote se ale-el
alma? aüadió él con acento tiemo. jaba más y más dirigi;índose b:\cia el '
-Si fuero. verdad, como hasta bo.v lo muelle ; y cuando lo hubo perdido do ¡
ba)Jia creído,¿, rebusaria usted hacerme el vista se volvió bácia Rufino, qtto perma-pequeño
so,crifiuio que le pido? necia callndo cerca de ella:
-La amo más que,¡ nadie en el nmndo, -Se hl). cnmplido la voluut.ad de usted, '
pero lo que me exige es imposible. le dijo pálida y séria. Volvnmns al baile. !
En esto se oyó el ruido que bacian los Y apénas tocando con la mano el brazo
marineros al desatar un bote y tomar los que le ofreció en silencio1 se encaminaron
remos, y '·ieron que un oficial se preparaba al salon.
ó. bajar por la e~cala de cuerdas. Ocultó Paulina lo que pasaba en su
-Rutino, exclamó Pa.t1lina con '\'OZ alma, y cuando volvió ó. su casa, su rasoturbada,
todavía es tiempo .... le pido, le lucion estaba tomada, medita.da y formada,
suplico que me complazca en esto. en ténninos que muy de mañana recibió
-No, no, eso no lo haré nunca! Rnfino una corta, poro llerentoria carta,
El oficial estaba ya en el bote, los que lo dejó anonadado.
marineros hundieron los remos en el agua Llegada. la noche la madre de Paulina
y empezaron á alojan;e. decía soucillnmente:
-Aún podemos llnmarlos para que lo -¿.Por qué no habrá yenido }lufino en
reciban á bot·do del bote; Rufino, por todo el dia?
Dios ! diga que sí, exclamó con agit.acion -Porque se lo he prohibido, contestó
Paulina. Paulina con serenidad pero con acento
-Serio. inútil, contestó él tercamente. triste.
l~uulina, sin decir mds, se ncercó á la -Xo te entiendo !
borda, y siguiendo con los ojos húmedos -Hablnró con mús claridad, aiiodio :
el bote cuyos rernos se hundían silenciosos Rnfino ya nu es mi novio : be roto con él J
eu el mnr iluminado por la luna, y do los pura siempre.
cuales, al levantarse, caía uu regnero
1
___ .,._,__
1 REVISTA DE EUROPA.
l
A1. empezar el segundo año iccn, sin Clllbar¡;o, que si ¿;¡
bn sentido repugnanci~ en llevar á cabo
aquel matrimonio, ella, ponm parte, tampoco
tiene sim¡mtía por el Jlroycctado casamiento,
y RU familia le ha manifestado que tiene liberl<~
parn obrar seguu le pnrer:cn. Decididamente
los .eyes y los príncipes pierden su
prestigio cad:• dia rnús, y esto consiste en que
bajan de su pedestal y se manejun como si ~tiple.~
mo1·talcs. ¿, Q11J efecto hnbicra produ-cilio
c•n Luis XIV, por ejemplo, si le hubiernH
notificado que deberia ir él en pN·s;u-
11<\ ó. 111111 cut-te e:s:tranjem á solicita• una
alinmm con una A rchiduqucsa do Amrria? ,
¿,Y qul~ hubiera dicho Ft•lipc lf, t<Í alguna de
sus parientas hubiera. manifestado vol mtt~S Znrcs,
contra el cntolicisrn,o, se1ti h\ rniun de la re- el l'l.rcmlin, seria destruido por el fuego. Jo:!
púulica! No inUJcd!iatamente, tal vez, pero Kremlin es la parto centml tle la ciudad,
!lO muy tnrde ·····" y 011 UOllUe tiC baJI:\n Varios palacios ofi-
A unt)IIO t•sla ley 110 pasó ahvra, y las Cá- ciales do los antiguos \!jnres, la Catedral y
rnaras ae huu l!lPíll'·auo pam volverse á rcu- el paluciu .\ rzobit~pal. Xaturalmcnte elnlarnir
el 23 de Noviernbro próximo, -se prcpa- m o. fué es puntosa y la profecía so puso por
nm pam soguit· atlelunto !11 dit~cmiiou Jo la ohra, á pctlt\1" do los centin~lnR que habiau
lt~y Ferry, y tarnhieu un;< pam crcat nuevas situado eu todllll p:n·tcs. A média noc.:hc crncscuolas
normnlot!, ó impedit· que l:ll! niñus pczó el incendio en v:uias part.os al mismo
del pueblo so eduquen en e!ltablccirnicntos tiempo, las cuales ardieron inmediatamente
religiosos. p<>rquc se Jns habil1 roceado de antemano con
El mismo Miuistro de la Iru y sobre todo á la tierna hija que deja
en este valle de penas la señora DE ORTIZ. Duelo es este
para el cual solo Dios }lUede dar consuelo ; acá en la tierra
apénas podemos orar por ella y po1· los que se han quedado
atrás aguardando la hora de reunirse con los que amamos en
otra morada más feliz. S. A. de S.
I•nr11:nta du SiiY~tre y C. e:
Citación recomendada (normas APA)
"La Mujer - N. 25", -:-, 1879. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2088397/), el día 2025-05-09.
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