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LUZ Y FE D AN FUERZA.
LA MUJER,
REVISTA QUINCENAL
EXCLUSIVAMEN T E REDACTADA POR SEÑORAS Y SEÑORITAS,
BAlO LA DIRRCCION DE LA SEÑORA
SOLEDAD ACOSTA DE SAMPER.
N.0 48. }- LUNES, NOVIEMllRE 1.0 DE 1880. ~PRECIO 30 cs. ===============---
ESTUDIOS HISTORICOS
SOBRE LA. MUJER EN LA OIVILIZACION.
CAPÍ'l'ULO DUODÉCIMO.
LAS MUJERES EN LOS IMPERIOS DE ORIENTE Y OCCIDENTE.
( CO~TINUACION).
XVI extrañas polémica.!!, amenizadas con las
~ depredaciones y piraterías de Gcnseri-
APÉN'.\.8 llegó Gen~erico á Cartago, co en todos los puertos de Itr~lia y Orecuando
mnnJ6 6. sn hijo primogénito ¡ cía. Al fin el vúndrdo convino en enque
tomase por espos:\ 6. la hija mayor tregar á la Emperatriz y á su l1ija con
de la ex-Emperatriz, 1~~ Princesa Ji~udo- la. coudicion de que redujeran á oro tocía.
Ji;u se¡.("uitla envió un mensajero á dos los Lieues de lo;; antiguos EmparaRoma
ú pedir el re.'>cate de h Empcra- dores de Occidente y so lo mandaran
triz y de su hija menor Placidi!L. Adc-¡á él, y adema'> entregaría :í J>l:\cic.Jia á
mas ma udó tam bien pedir ú Consta o ti- sn novio, un jóven romano llatuado 1
nopln., 1Í los Emperadores de Oriente, Olibrio, cou quien delJcria haherse carescate
por sus crmti vas, amonaz:tndo sado án tes de la mnerte de V a len ti nia..
que si prontamente no le enviaban el no. Pero en e•to tenia un proyecto:
inmenso rescate c¡ue pedía. por ella:-;, exib.-ia que procbmaseu Empemctor de
iría "con una antorcha en una mano Occitleote al mencionado Olibrio, cuya
y una esparla eu la otra. á buscarlo en mejor cualidad, segun Geoserico, era.
todos los puertos do Italia y de Gre- ser cuñado de su hijo. Como en Roma
cia." "" Roma rehusó pagar tributo n.l- ~ rehusasen semejaBle cosa, Gcn~erico
b'1.tuo, y el Emperador de Oriente qni- redobló stts ho¡;tilidadcs y semlJrÓ de
so entrar en transacciou con el hút ba- cadáveres y causó el mayor terror en
ro; pero nada pudo oh tener: Geuserico todas esas costas ..... Diez años Juraron
pedía imperiosamente " la dote de su l despeuaz á u dos e sin piedad vándalos,
nuera y el rescate de la suegra y de su romanos y griegos, derrama orlo sangro
hija." Siete aálos duraron actuellas 1 á torrentes en los Imperio~ do Oriente 1
y Occidente, en favor y e11 pro de Oli.
* Thiorry, "Recita do l'histoiro roruaine." ! brio, el que aceptando la idea do Geo-
.1
TOMO IV 34
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270 L A M U J E R . 1
serico, intrigaba, luchaba y combatía gusto. Despues de haber gemido bajo
para obtener la corona imperial. Al fin, el Imperio da Oriente, que entró á gomerced
á una insurreccion repentina, bernar el de Occidente, éste al fi o se
Olibrio logró lo que deseaba: se vió convirtió en una reuoion de pequeños
coronado Emperador y revestido de la Estados, gobernados por jefe~ godos, y
púrpura; pero no duró en aquella po- Roma, que ya no era la ca pi tal roatesicion
sino tres meses, al cabo de los rial del mundo, pasó á ser la. residencia
cuales rouri6 de enfermedad en el pa- de la Iglesia universal; es decir, la
lacio arruinado de los Césares. Placidia, metrópoli del espíritu religioso del
su esposa, Emperatriz de un día, afli. mundo, bajo el poder del Papado.
gida y acongojada, huyó de Italia y fué En los próximos estudios eutrarémos
á asilarse á un convento de Jerusalern, en la historia de la Edad Média y proen
donde encontró tambien á su infeliz curaremos pintar en lo posible la posibermana,
Eudocia, que había tenido cion que ocupaba LA MUJER en aquell:J.
que separarse del hijo de Genserico época tan interesante bajo todos aspecpara.
buscar paz y tranquilidad bajo el tos, y sobre todo porque en ella albovelo
mongil, despues de una vida de reaba la civilizacion cristiana, civiliza.
dolor y de cautiverio al lado de una cion nueva enteramente, pues la. que
horda de 1árbaros. hasta ent6nces babia no era sino un
El Imperio de Occidente estaba eu estado de cosas informe y monstruoso,
la última agonía, y con él concluye la conjunto impropio é imposible del su.
historia lhmada propiamente antigua, dario despedazado del mundo antiguo
y empieza la Edad Média. en union de los pañales del moderno.
Los últimos Emperadores, ineptos y
ridículos personajes, no merecen que se S S
les nombre. Basta saber que el último · A. DE ·
César, corno el primer Rey y el último
Emperador, se llamaba Rómulo Au- FIN DE LA HISTORIA ANTIGUA.
EL VERDADERO CONSUELO.
(Tomado del francas.)
1
D:& la tardo espirante el rojo brillo
Daba al blanco castillo
Un aspecto fantástico y hermoso;
Las cimas tle Jos sauces alumbraba,
Y á SUd plantas dejaba
Las tJrad<~ras dormir en el reposo.
Con Ella al pié de la muralla estaba,
Y á mi lado sonaba
Sn dulcísima voz en el ambiente.
El sol bordaba caprichoso encaje
Sobre su negro traje,
Y acariciaba su apacible frente.
Sobre 8'1 cuello delicado y puro
Los jazminE's del muro
Parecían tejer dorado velo,
¡ Unico adorno de la tie1Ta vana
Que aceptara mi hermana,
Tan muerta al mundo y tan unida al cielo !
Departiendo conmigo me decia :
-1 Oh, cómo no amaria
Al Dios de paz y bendecida calma,
Al mirar, tras agudo sufrimiento,
Colmados de contento
l'rli desolado corazon y mi alma!
-¡Nada es In dicha y el placer humano
Con que so muestra ufano,
Por deslumbrar, el engañoso mundo!
1 Ni su afecto pequeño y miserable
Puede ser comparable
Con el divino amor, grande y profundo!
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REVISTA QUINCE N AL. 271
-¡Y qué! le respondí yo sorp1·endida,
¿Si la pasada vida
Con que soñaste á renacer volviera? ...
¿Si distinta pudiese ser tu suerte
Y, vencida la muerte,
A tu lado tu esposo reviviera? ...
-¿Si, libres de pesar y desengaños,
Florecieran los años
En que le amaste y que lo fuiste cara?
¿Si el pasado volviera sin enojos? ••.
Ella elevó los ojos
Al cielo y respondió : -¡ No Jo aceptara !
Allí, de la muralla á los coufines,Un
ramo de jazmines
Entre las manos,-su mirar sereno
Revelaba la dicha misteriosa
En que el alma reposa
Cuando es santo el amor y no terreno.
¡ Pocos meses despues estaba muerta 1
Mas mi memoria incierta
La recuerda y la ve como aquel di a;
¡Y nunca nada borrará. en mi mente
Esa exprosion ferviente
De consuelo, de paz y do alegiÍa !
II
Por doquiera se escuchan los gemidos
De hermanos afligidos,
Tristes vi"udas, desolado padre;
Hijas amantes, cuya dura suerte
Ea lamentar la muerte
De alguna tierna y abnegada madre 1
Levantad, les dijera, vuestros ojos
De sus caros despojos;
i\Hrad al cielo y olvidad la tierra.
Sus bellas almas, de su Dios gozando,
Os están esperando,
Y sólo polvo el cementerio encierra.
Oh 1 no léjos estais ni separados
De esos aérea amados ;
Os ven, os oyen, por vosotros oran l
No pudiérais querer que revivieran
Y de nuevo se vieran
Desterrados aquí con los que lloran !
Si quereis complacerles, con fe pura
Rechazad la amargura ;
1 Que siempre sea resignado elll!l.llto 1
Y llenad el vacío de su afecto
Con el gozo perfecto
Del verdadero amor, profundo y santo 1
Y aquel inmeneo, imponderable auholo
Que del amor del cielo,
Sin saberlo quizás, consumo al hombre,
Satisfecho por fin, y trasformado
El dolor del paaado ....
Una ventura gozareis sin nombre!
Y exclamareis entónces, como aquélla
Qut~, aún júven y bella,
13e este mundo encontró la dicha rara:
-Si ese pasado encantador volviera,
Y otra vez reviviera
El que tanto lloré, no lo aceptara.!
BERENICE.
29 de Setiembre de 1880. ------
LA INDIA DE JUAN FERNANDEZ.
( CUADI~O HlST6ztiCO-l'{_üVELESCO:)
:1..570.
IV humanos qne transit.1.ban por esas de·
siertas soledades eran los de la expedí-
ENTRE TANTO que la expedicion ha- cion de Mala ver de Silvn. que lo bn.bian
hin. proseguido su camino, el mísero abandonado; ni aun tribus indígenas
Juan Fernández yacía. tirado al pié de se encontraban ya por aquellas zonas ...
una palmera aguardando la muerte, y era inútil, pues, aguardar que algun
rogando á Dios que se la mandara án. sér humano llegara á acompañarlo en
tes de que lo despeda~a.ra algun tigre 6 el terrible trance, entre la vida que se
que le picara alguna serpiente. Debia va. y la muerte que llega ..... "Sin em.
morir allí, i qué ganaba con desespe. bargo, pensaba, si no tengo padre ni
rarse 1 No babia en lo posible esperan. madre, Clara piensa en mí ..... i y pen.
za de ningun recurso, -los únicos séres sará de véras en este desventurado que
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272 LA MUJER.
babia ofrecido vol ver al cabo de un año 1 cho, durante una media hora, hasta que
sin falta, 6 mandar noticias de su para. llegando á la entrada de un espeso bos.
dero, i y ha pasado ese tiempo y nada que, la oscuridad profunda que reinaba
l ha sabido de él?" allí lo arredró tanto, que se detuvo, y
Y con aquella claridad de espíritu al detenerse sinti6 que todo él se des.
que tiene todo el que siente que este coyuntaba y caía sin sentido al pié de
mundo ya no es para él, crey6 recordar una alta. roca que estaba en el comien.
cierta frialdad en la despedida de su ce del bosque .... i Cuánto tiempo dur6
novia, cierta modulaciou en su voz, un j así desmayado~ no lo supo nunca; pero
no se sabe qué en todo su aspecto, que al cabo de horas 6 tal vez minutos no
le heló el comzon. Esta idea que babia más, volvi6 eu sí despertado por el
tratado de desechar siempre, ántes lo ruido más extraño y espantoso que se
asaltó en aquel momento, y se hizo puede imaginar, despues del silencio en
dueño de su alma ... j Ni aun ese consue. que babia estado ántes la naturaleza
lo le quedaba en sus últimos momentos~ entera. y los animales de, los bosques.
Empez6 á oscurecer, y las soro bras 1 i Qué era aquel ruido~ El mismo no
que se extendieron sobro ac¡nellas lla. lo sabia, y por largo rato, úntes de abrir
nura.s pasaron por el espíritu del aban. los ojos, crey6 que habia. muerto y se
donado portugues y le llenaron de re. hallaba á las puertas del infierno. Sin
pentino terror, el cual fué creciendo á embargo, á medida q••e ibo. volviendo
medida que la oscuridad ~;e hacia más 1 en sí comprendió que aquel estruendo
densa, pues una nube que halJia cu. no provenía sino de las riñas, los gri.
bierto el lado del cielo que podía ver 1 tos, las voces do una muhitud de aniel
moribundo, le tapaba todo como con u1ales que vivinn eotre los árboles y
manto fúnebre..... ¡ las malezas vecinas, y se habían desper.
-Morir sólo nquí 1 decía retorciéo. tado ti deshoras con alguo grno comba.
dose los brazos con repentina clesespe.
1
te entre tigres y jaguMes, osor;, leoues
racion .... Señor : Seuor l i Qué enmones y zonas, erizos y panteras .... En medio
he cometido yo para que mi suerte sea· de aquellos :mllidos formit.!ables, se oia
tan negra? ..... Oh felices los que mue. el grito agudo de los monos, el quejido
ren con sus parientes, sus amigos junto, de las t6rtolas, el silbido de las serpien.
con un sacerdote al lado que les allane tes, los broncos gemidos del araguato y
el camino de la eternidat.l y los con. los caparros, el grufiido impaciente del
snele !. ... felices los que en no hospital, hu roo y del puerco.espiu, el gomiJo
si no tieueu ni amigos cerca, por lo lastimero de la lechuza, ln ~oz tri,te del
méoos hay cptien los mire, quien los y:Lu.cal>6, qno parecía un grito Lunutno,
compadezca, quien les d6 un sorbo de unido al del trompetero, campanero y
agua L •.. veutnrosos ¡qué digo! los que do varias clases de loros ..... Comprensiquiera.
mueren ti la luz del dia, sin diendo al fin el mísero portu~,rues que
estos fanta'lm!\S f¡ue pienso que mecer.
1
¡lo que oía era el alboroto que ~uele
cn.u, siu estas visiones que parece cotuo oírse con frecnencia eu los bosque:. tro.
si me aprota.rn o eu sns brazos !. . . • pica les ú media noche, trató de eudere.
Horrorizaclo, temblando, inspirado 1 zarse, abri6los ojos en torno suyo y vi6 1
por el espanto y el delirio cle la tiebrc, el espectáculo mú.s extraño: el suelo,
se levantó .Y eGhÓ ti correr loco, desa-1 cubierto cle materias vegetales en de8-
ln.do, si u Scr lo quo hacia, precipi.l composicion, brillaba por todas partes
túnuose por metlio del bosque tle pal. cou un3 luz fosfórica que iluminaba el
lmerns, y siguieudo, sin sabor cómo, la bosque con un esplendor fantástico y
. huella rl~, sus compañeros. No sentía. extraño, en tanto que las copas de los
ya sus }HéS llaga(los, no le faltaban las árboles estaban plateadas por complefuerzas
que le hu.bian desamparado, y to con la luz de una hermosísima luna.
huyendo cla las '·isiones que le acosa- que parecía nadar sobre un cielo aznl1
ba.n, con:i_6 por u u grandísimo tre- y despejado ... El aterrador estruendo
!
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REVISTA QUINCENAL 273
continnaha en el fondo del bosque; uuns
vocos parecin acercarse y otms se n.lo.
jaba para volver despues. ¿ Qut! rlmma
tan c¡;panto~o su representaba allí, en
tanto que el cielo sonreía trnnquiln.
mente, bnílo.ndo toda la tierra con In
luz do plrün que derramaba el astro
noct 11 ruo r "
V
mente en sí, y tragó algunos. s.orhos de
agua que lo acabaron de rQvJVJr.
Ya habrún adivinado nut~t ros lectores
que la persona que nsí lo socorría
era la india María. V ea m os cómo ha.
hi:l. logrado hacerlo. Uua vez que notó
1¡ue toJo el cllmpameuto a;c había retirado
y dormídlose hasta el1íltimo solda.
rlo, confiarlos todos en que IM hogueras
nlejari:m á los tigres y poutorn61 - .Ma.
rín se acercó 'L la 11oguem m6s cercana,
A pesar del susto que babia tenido moti6 un poc:o do ceniza (lO una olla
Juan r'croúudcz, que le había obligado soca, r dentro algunos carbones coceo.
ú huir nnto los fantasmas sobrenatura. didos, eo seguida llenó su calabazo de
les ideados por una fiebre ardiente, fll agua, y reco~:iendo la vasija ou que
1 estruewlo tlo las voces natttrniP..s de loslttnbia guardado el caldo que lo había
1
l anil!lnles del bos<¡IHl lo calmó u11 tanto, da1lo p) padro Castilhlando, sn oriont<'Í
puu:; tunia Jli!Ís horror ú lo Íll\ on tntlo; cuidt\dosnme~¡te y á toda carrera tom1Í
' 1 por s11 propin imaginacion que ú los .. 1 ca111ino do regreso por tlouclc había
1 peligros verdnclcros que lo ccn·nltnu.,. transitado la expedicioo en la tarde
Una debilidad inten~n se apoder6 de anterior. Para María no ho.bia cosa al~
1, ú tal ]JUnto, que ::.inti6 como si su gunn que la .mredrnrn en su caritativa
corozo u se hubiese parado, y quo sule mpresa, ni ~msnba en el peligro cuan1
alma se le escapaba sin sentirla, do so acordaba que so dingin Mcia el
-Dios mio! dijo mentalmente, tened punto en que habia. quedado su amo.
picdncl do mí 1 Ah l si yo eucontrnrn. un ('aminnha (¡ todo tmtc, c¡uc es el cami.
sér vi viento qnu me diem alguu líqui.: niLr fnvorito dle su raza, y con paso tnntlo
pnrn rcmojnr mi garganta, creo qtll' to mM acelerado y sin clescnuso, quo la
me volvl'ria In vida ... La vida: la \ idn l... ; carrera tendida ele u o blnn<'o, e¡ u e en
Lo temo á la muerte en esta soledncl.. .. lon•ve so huhiiern. cnosaclo . .Al cabo de
Quiero In. vida 1. •• Oh: si alguien \"i. , dos horas dll marcha, eunudo cc.lculaba
niom, quó dicha seria parn. mí l ... La que no estaba muy distante del sitio
fiebre ha calmado .. podría 'i\'Ír si me oo quo babia quedado el portugucs, vi6
socorricmn .... ~'lcorro, Smior de bs que tenia que n.tmve ar unn ceja do sel-1
Alturas' .... Oh: mandndme uu ¡¡~r com. m m pesa, en donde parccin como si se
pasivo, que si viniera nhom, ju mrin la u hi••ran dado cita todos los animales do
dedicar mi nxist{lucia 1i su sen icio. . los contornos: ero tnl el estruendo que
Sefior' Sciior l .... piednd: .. . !se oia. Algo allnnnnda con Sl'mcjaute Un-
Al pensar nsí \Olvi6 á perder el couo. taholn paR6 lü más aprisa po ihlu aquel
11
1 ciwieuto. Cunudo \Olviu en sí fué I!Ín. 1ncdroso sitio, y alllegnr nl otro cxtre..
tieudo ltigrimns '}UO cainu en grm.!Stls 1110 se cncontr•Í do rondon cou ol cuer-
1
' gotas sohn• su rostro, y oyendo una voz po postrado, 'r al parecer sin vicia., del
lquo le dccin, en tanto que 1111 hrnzo le que iba á buscar. Poniendo sus ollaa en
lO\'::Liltiiha suavt•mentu l:L ci~hc.za: el suelo r;c n.ceroó {¡ Juan Fernúndez y
-Amo mio du mi vida, tome vuesn empe7.ó ó trlltarle de revivir, lo cual
merced este sorbo de agua, t6melo por logró al fin, como hemos visto. En po!
Jios!. . l Si liabrn muerto 1 uñooin. .. ·1 coa minutos Mana babia recogido alNo,
nuu MUÍ caliente. .. gunas romas secas, y con lns brasas
Al mismo tiempo sinti6 una vasija encendidas prondi6 una buena cande.
fre.<~ca quo le acercaban ú los labios. El lacia cerCA del moribundo, el que, aun. 1
hizo un esfuerzo pam volver entera. t¡tiO su debilidad no lo pcrmitia arti.
* \'úasc 1/umboldt en el viaje ya c•ltn..tu.l culnr palabra, no habia dejado de ver
Ood.t:zl, '' Gc:~mfíu do Venezuela," &l·. lo t¡uo hacia su sin iunta, y c6mo cn-1
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274 LA MUJER.
ceudido el fuego puso sobre él la olla 1 -i Cuál es 1
con el caldo, el que una vez tiLio ecl~ ó -Que mandeis á nuestro capellan, el
en una totunvita pequeña que llevaba, padre Castilblando, que mañanu mismo
y le hizo tomar algunos tragos. 1 me case ....
La fiebre le babia abandonado, segu- -¿Que os case 1 Estais en vuestro
ramente haciendo crísis con el terror de juicio 1 Y con quién por ventura 1
que fué presa y la carrera por el bos- -Con María ....
que; pero le quedaba una debilidad -i La india?
tan extremada, que no podía hablar ni -La misma.
moverse siquiera. De seguro que si la Silva lo miró at6nito.
india no hubiese llegado aquella noche -i Casaros con la india:María 1
misma, á la n1adrugada Juan Fernán- -Pues ....
dez hubiera muerto. -Nodigais desprop6sitos, Junn Fer.
Una vez vuelto ií la vida el portu- nández.
gues, merced á los cuidados de ]a india, -Escuchad, pues, mi historia, y aun.
trató de dar algunos pasos, pero no pudo que la conoceis en parte, no podeis
sentarse siquiera, lo cual manifest6 á saberla á fondo.
su salvadora. con grandes muestras de Cont6le entónces sus angustias en
pesar, pues bien sabia él que si pcrma- fl.quella noche espantosa, y el voto que
necin.o allí otra noche, de seguro serian habia hecho de consagrar su vida á la
devorn.uos por las fieras. persona qne lo socorriera si aquello su-
-No tengais cuidado, amo mio, con- cedía, aunque sólo lo aguardaba de un
testó la india con gran calma; yo os milagro.
cargaré. -Y añadi6: i de qué otra manera
-Tú, María! Imposible! podré dedicar mi vida á esta excelente
-No me costará ningun trabajo, yo muchacha si no es dándole mi mano de
soy fuerte y ensefiada á cargar en casa esposo 1
de mi señora, y adamas estais tan flaco -No veo, por cierto, la necesidad de
y extenuado que no me &erá muy difícil tanto, repuso riéndese el Mala ver de
llevu.ros hasta el campamento. Silva; pero si insistís en ello ....
-i Y si ya lo l1an dejado, prolliguien- -M.i conciencia me lo manda así,
do la marcha 1 repuso Juan, y aunque dojé noYia en
-No harán tal, pues oí decir que Portugal, en las cercanías de Oporto,
iban n mandar una expedicion adelante, una guapa moza, más fresca que un ro- ¡
y agnardarian varios días eu aquel sitio. sal y más sana que una fruta madura ....
Apéuas empez6 tí quebrar el alba., 1 -i Dejásteis novia europea, y quecuando
María, arreglando el cargador, reís desposaros con una indígena 1 in(
chi11chm•¡•o) que siempre llevaba á 1 terrumpióle diciendo el Adelantado.
cuestas, obligó ií Juan Fernández á que 1 -Pero ella está libre de tomar otro
la. permitiese ca.rga.rlo, y emprendió esposo, y no dudo que lo hará, pues
alegremente marcha de regreso al sitio há tiempos que se cumpli6 el plazo en
en que estaba ranchea.do Silva con sus 1 que yo babia de vol ver .... y desde estas
compniTeros. soledades, i c6mo manda.rle razon de que
Grande alborozo manifestaron los es- aún existo? ... Esto ya se aca.b6 .... y con
pañoles con la buena obra de la india, María Le de maridar, sefíor, que no hay
la encomiaron muchísimo, y cada. cual remedio ....
le codiciaba una sirvienta tan perfecta. Habláronle al padre Castilblando,
.Al caho de pocos dias Juan Fernán- que sin más requisitos que hacer jurar
dez se sinti6 enteramente repuesto, y á Juan Fernández que estaba soltero,
U amando al Adelantado le dijo séria.- lo cas6 con María, que creyó vol verse
mente: loca de alegría con el honor increíble
-Señor Gobernador, quiero pediros para ella que le hacia su amo.
una merced que espero no me negareis. Cuando tuvo fin la expedicion de
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REVISTA QUINCENAL.
Malaver do Silva, ,Tuau Fcrnáudez RO el de~co de da.r á rono('er lns idoas do
establl'.ció en Santnfé, en doudo vi" ió aquel tiempo en punto 6\os pní~cs amemuchos
niios casado v dice fray PoJro ric..'lnos, no oc)S estimulara:¡ referir la
Simon, que f¡.<;egur'ai,a el portul.{n~s s~tertede este hombre desgmcinclo. Afli.
"que el!bha más contento con Muna 9TJ~o. ma.& no ~esesperndo ~on el ma!
que si tuviera por mujer una gran se- txlto de su pnmora tc11tattva, se fue
flora europea." luogo al Perú, donde tenia. hicnes y fa.
VI tuilia; allí vendió sus propicdacles, y d~
vuelta á Espafía cncootro l'rédulos que
. de nnc>o lo siguieron con In esperanza
.Antes nn el Continente. S!Sio cscap6 do
tada , y ~ olnen~? tí tierras. hnhlladas esta ca.tástrofu un soldado e paüol, do
por cspaiíolcs. \ 1éndose cas1 sólo Ala- nombre Juan Martin de A 1\.ujnr, quien
la\ cr tU\"O que abandonar la empr~'l dospu • do impondernbl peligros, y al
mo.l do su ~non, Y ~olvcr {¡ Hnrqmst- c~bo de diez nfíOP, hubo de salir {i la
meto e u el curso del año e lo Hí70. boca del rio E er¡uh o pnSAudo dcspue:s
'
1 .Aquí deLcrinmos poner fin á su des- lí In ciudad dEl Cnroc~"
graciada oxpctliciou, c.lico Haralt, "' si ' ·
• lli8toria d6 J"thc:utla, pliwc1 tomo, p:i.
gion 210 •
~.A. DE S.
.AL EMPEZAR EL TERCER .A~O DE /.a Mujer (con 'el mÍmQrO 40) so
comonzartí In. publicacion do una no\cla bist6ricn que n.bmzMtí toda In epoca.
do In ludedcnpcncin, y scrti la contiuunciou de'' La juventud do .Aodr{-s."
ALGUNOS CONSEJOS A LAS SEÑORITAS.
vn
LUTO Y m:SGiaCIAS.
e torbosa, por no tener Sltficicntc iotimiflnd
en In casa en rlonde yace un
enfermo de ;rnvcdnd, mandará con
UNA scfioritn hicu educada debe mn- frecuencia fÍ ·preguntar por él y {i ofre.
nifcstnr siempre un buen comzoa, y ccr sus servicios. :->i cree necesario me.
1
óntcs que todo cumplir.~ con los Jebe. nudc..u lns viHitas, éstns deben ser cor.
res ientan máR, :<Íno
tantea y continuando ó entahbndo co-l las más inclinadas al esté rico y laR que
quctPo.~ con los que van, sin ocuparse uo tienen suficiente poder de voluntad
realmente del enfermo y de los do- para domar sus repentinas emociones.
lientes. El luto generalmente tiene graclua-
Cuaodo se penetra al dormitorio del ciones más 6 ménos severas, segun los
paciente, la co1ulucta de lo:l visitantes grados da parentesco. Así como en
debe ser el colmo de b prudencia, de Europ:~ hay cierta propension á acor ...
la discrecion y del buen sentido. Nada tar el ténnino del luto, entre nosotros
de gritos ni de exclamaciones; jamas muchas personas lo exageran tanto,
se debe dejar ver la sorpresa 6 el te- qno hay familias que lo van proloo.
mor: el silencio, una. actividad sin rui- gando hasta el punto de que ya nunca
do, un buen humor constante y un se lo qllÍtan.
continuo deseo de complacer, l'in maní. N o es buena nunca la exageracion
festar que se bnce el menor sacrificio, en nada; y aunque más vale sentir de.
deben ser los uistintivos de las perso. masio.do que muy poco á los que han
nas que realmente quieren ayudar á dejado tÍntcs que no~otros esta morada
sus amigos 6. cuidar un enfermo de terrestre, no es bueno en resumidas
gmvedatl. Por ningun tnotivo del1emos cnent:\!l llevar el rigor á su última ex.
pronunciar palabras desconsoladoras ni prcsiou, porque cn.nsa tal fastidio entre
molestar al paciente haciéndole pro- las j6veoes de las familias, que ya te.
guutas que le pueuan tlisgu>a á Silvia, que
y con crespen en el ~>ombrero. Como ella se extremeci6. ¡Qué quería decirla
nadie le cooocia parientes, y jamas César? Es CO!';a digna. de uotarse que
1 hablaba de ellos, todos le preguntaron todas las mujeres, hasta las m6s tonta:;,
con sorpresa, por quiéu estaba de luto. son per~picaces, y comprenden y abar.
-Por mi esposa,- respuso con una can el pensamiento ajeno con mucha
sonri~'l. cruel. más penetracion que (· 1 hombre de w:is
-}Iuri61 i cuándo? genio. Silvia ~e puso ú rc!'apitular cuáles
-No sé la fecha .... Pero recibí ayer habían sido lns relaciones que u cedía.
una carta de mi ex-suegro, que el'ltab(l. ban en Lr~ olla y César, y reconló que
radicado por el Indo de Cúcuta, en la hacia algnuos dias qnc él trataha de '
cual me comunicaba que ya quedaba galanteada con marcada iutent'ion.
roto el último vínculo que me ligaba '· iAcaso ahora querrá hucorle el tiro
á él, hahieudo n.nerto su hija. en aquel :í. mi elote, ya que está libre para vollugar.
Pero, aí'íadió, como yo estaba 1 ver~o á casad'' pensó Silvia, y coll este
separado de esta ,·eñorn. hacia algunos pensamieuto pasó el día, d.Lllllole \ ucL
años, ustedes con1prenderún que si vis. ta en bU mente y examiu;íntlolo en to-to
luto no es porque le tengo en el das direcciones.
corazoo. Entre tanto los dos amigos se diri-
~adie le contest6. A pesa.r de la fri- gian al almaceo en que est:~ha, emplcavohdad
y tontería r¡ue caracterizaba á
1
do, ú tn:ís bien en que tcuia parto Luis. 1
la fam~lia de dcñn. Narcisa, el cinismo No lo enc~ntraron allí, pt:ro se haltt~ba 1
1
¡ del am1go de Gcr:n les ~~oc6. Él com. el señor F~·anco, stt p-rotector. _¡
TOMO IV
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278 LA M U JER .
-i Qué se les ofrece á ustedes 1 pre. -Eu cuanto á los i ntereses que usted
guntó éste, con tono semi.agrio, pues me exija, exclam6 German, no habrú
ht reputacion de estos hombres no era inconveniente! .... Necesito el dinero
buena. con tanta urgencia, que estoy p ronto ú
-De~;eaba, contest6 Oerman, nego. hacer cualqui&r r,acrificio para conse.
ciar este docnmento, -pero parn eso guirlo. Le din\ aíiadió, cuúl es el ne.
será preciso que me vea con Luis. gocío que se roe presenta, y usted juz.
-No tal, repuso el sefior Franco, si gará si tengo razon .. . . . Usted sabe tal
es asunto de negociar, lo mismo es ha. ve~ qtto 1a hacienda del "Cenizal" es
blar conmigo. ruia, pero está desnuda y no puedo ha.
·-Pero como es asnuto reservado. . .. cer ningun negocio con ella. Se me
-PoJn1s hablar con el señor aden. presenta ahora la oportunidad de llom.
tro, dijo Sántos, pues como él dice, lo prar muy barato un ganado llanero
mismo es él que Luis. Y nñadi6 en voz que llegartí pronto ..... Si no cierro el
baja: este boro bre sospecha algo, díle trato del ganado, des¡mes será difícil
lo que pen~abas decir al otro, y no te conseguirlo con las mismas ventajas,
turbes.. . Yo te aguardo aquí, repuso pues para decir verdad, pocas personas
en alta voz. , me fían, teniendo la usurpada reputa.
El seiíor Franco introdujo á Oerman cion de calavera..
en su escritorio. Y al decir esto se sonri6 con un aire
-Es el raso, dijo Germau, que mi tan cándido, que el señor Franco no
tío el doctor Ahumada (á quien usted pudo ménos que sonreírse uunhien, y
sin duda conoce). ... creerle cuanto lo babia dicho. Gennan
-Bin duda, un sacerdote ejemplar! se despidió y íué á buscar á su cóm.
- ~li tio me ha hecho donacion de plice.
una suma que debo percibir en el &n. Al comerciante, r-;in Pmbargo, re.
co, pero á plazos l argos,- no quiso que pugnaba tener tratos con Germa.n,
fuera de otra manera.- Pero resulta. le disgustaba rozarse con persona tan
ahora c¡ue se me presenta uu negocio ldesncreditadn, pero Luis, habiendo re.
excelente, con el cun.l podrin. tal vez conocido la firma del doctor Ahumada
hacer fortuna, si tuviera en plata so. y averiguado que tenia dinero en el
nante toda la suma que mi tio ba te. Banco, ~;c empeñ6 con el señor Franco
nido la hondnd do donarme. Como yo para que hicieran el ne;::ocio. Por otra
sé que Ubtedes negocian en esta clac;e parte, result6 verdad que Germ:m estu.
de dor:mnento.-, do:-eaba liaber si pod rin viera en trato por un ganado, y ofrecia
contar con su auxilio. Yo sé que seria corrt•girse y cumendnr sus mala..~ cos.
fiícil negociar este documento con otras lumbres si le propon·ionaban modo de
personas, puro romo quiero que el doc. trabajar honradamente. L:t somhm de
tor Abum:uh i~uore que yo be faltado Bilvia, que Luis uo podía ménos que ver
á su de~co de que no pewiha el dinero en la miradn. de su hermano, ofuscaba.
todo junto, he ereido r¡ne s6lo con per. el claro entendimiento del hijo de doña
souas honora Hes como u~ teJes me po. Pastora; y n~í. merced á sus consejos,
dría entender. el señor l!'rn.nco nccedió á descontar el
El señor Franco cxamin6 el docu. documento, y entregarle el dinero á
mento y dijo: Germnn.
-N Ol'Otros llÍ hacemos esta clase de .A.l tiempo de recibirlo, Luis notó
negocios, pero muy rara vez, y tlll oca. que le acompañaba S6utos, y que re.
siouec:: excepcionales, así ec:: que si usted partieron el dinero en dos partes, lle.
me lo confía, yo veré á Luis, y ma. vando cada cual la suya. Esta circuns.
fíaon podremos hablar. Sin embar&o, 1 tancia, así como el aspecto de reconcen.
añadi6, tal vez no me animaré á cer rar t rado gozo de S:í.ntos, que nada debía
l el negocio, -los plazos !iOD largos, se. de alegra rle el asunto, hizo que Luis
gun veo, y.. .. . abriera. los ojos y se llenara de apre. ________________________________________ ¡
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REV I STA QU I NCENA L . 279
hension; pero nada dijo y gunrdó el -Porque ¡ qué dirá si sabe que yo
secreto oculto. Al cabo de pocos días no he cumplido con lo que deseaba, y
supo que Germa.n no había. comprado b e recibido el dinero todo junto t ...
ganado ninguno, y que con el dinero -Ese no es crímen .... puedes alegar
que recibió babia. adquirido dos mag- que lo necesitabas, y adamas ....
níficos caballos, y gastaba en comilonas -No, no! Hazrne el favor de no
y francachelas, sin reparo ni economía. hablar con el doctor Ahumada.
El ruido de sus locuras hacia el gasto -Sí, hablaré, repuso Luis con firmede
las conversaciones de los ociosos de za; cada momento me persuado más que
1
la ciudad, y todos se sorprendían al algo de extrafio hay en esto.
verle tan llena la bolsa, cuando bien -El doctor Ahumada no está en la
se sabia que ya no tenia de dónde con- ciudad, contestó German,- se halla en
seguir dinero. Esta especie la oyó Luis su quinta..
discutir en el círculo de su familia, -Iré á su quinta.
pero él nada dijo, é hizo mal, porque si German le miró con aire iracundo.
hubiera hablado del asunlo tí su madre -Luis! gritó,-no irás, te lo prohibo!
ella le hubiera. hecho saber que el doc- Éste se sonrió con compasion, y dijo
tor Ahumada había asegurado en su resueltamente :
presencia. que jamas le volvería. á dar -i Te parece acaso que tú me puediuero
alguno á German. Pero Luis Ígo misma, de lástima
1ar al docto1 en $\1 <¡uinta; in~ eou Ger- al ver• tau mal cmplot\da una belleza
lltau, ~i uo ticuo incOil\l'llÍcnto. .fí~ica tan !'Obrc,alieuto, y uu deseo ve.
-Y Uenunn le pro~tar¡Í tillO do su,; hcmeute de f¡uo so eou~·irtiera. o.laun
cahlllus, añrHlir) S;íutos, eu el momeu. dia c~~e hombre, cuya alma era. tan per-
1 to de salil con m amigo. 1 vertida, cuanto hurmo~a su n¡,'1na. Lu.
Hal•íase conronido qtt~ partirinn de crucia. su<:piní. y al pasar frente dtl un
la ciudad á las Joco del dia, comerían espejo• vió ttefiejarse allí un rostro bien
' en ca~a del doctor Ahumada, que era difore·nte Jo lo que había sido diez años
1
muy hospiwhrio, y que á pesar ele su :íntos, cuMJo en todo el auge ele su un\
ejez y de sus a chal) u es gustn.b:\ mn. ciento bolle?.~~. ese bomure había arro.
1
cho clu~ sns uruigos pa~a.ran el día con jndo sobre olla uu velo de tristeza que
él en la quinta del "Cipre;;.'' Poro no la acompauaria. hasta la muerte.
1
fué sino despue¡; do las tres de la taroe -Oh l cuánto mejor hubiera sido
que German se pre~entó con el r,aballo pot.lerlle llorar muerto su cuerpo y no
1
'Jiil' balJia. ofreri1lo 1Í Luis, diciéndole penlid;~, 1'U alma eu un mar cenagoso
1 <]Ue hasta esa horo. había podido doso. de pecado l pensó ella. Ahom yo no
cupar,.o. puedo olvidarlo, aunque e:l realidad uo
1 -Pero, dijo 1loña Pastora, es ya ten~o por él el menor cnrifío, pero .....
1 muy tnrrle, ltay «los horas de aquí al U u agudh.imo dolor atravesó rsu nlma,
''Cipro~," ¿{¡qué hora." podrán volver? y desoando al1ogarlo busoó el piano y
-Hay bncualuua, contestó Gtlrmun, pasó l¡~ tarde cantando y tocando con
volveremos con la noche .. ... yo tengo una utucion, una melodía. tao pura y
· que O'itar á las ocho en Cl\.~a de César profn1¡¡.da, quo su madre no pudo tuéoos
H(,uto,; que mo convidó á cenar; así que p~~nsnr que Luerecia jamas ~o ha'
t!.; que aurHtue tengamos tiempo de ir hit~ rnanife3tado tan verdn.deramooto
y volver bueno ~erá que nos apresure- artiRtm como e8e día. Tan cierto es que
mo<; ú ponernos en camino. el tahmto en la mujer rara \·ez ee dej¡~
Y al decir esto Laj•S á pre~ioir In. en- conocor si no es iuspiraciou de una. honsillad::~.
del caballo de Lui8. :Mome11tos dí~ima~ angustia! El suf¡·imicllf<> do8-
de~pue~ tomaban ú toela carrer:L el ca. pierto. su inteligencia, la fcUcidwl la.
mino de la quinta. del ''Ciprcs." embota y entorpece.
Lucrecia vil) partir á Luis con Gor. Llejgt) la noche y Lucrecia porrnnne.
mau con cierta nprehoosion vaga. que cia se1atado. fronte del piano, y poco á
no era por cierto del caso, en ci rcuns. poco 11>11 alma se haui~~ soreun.do, y uun
taucias de tan poca importancia. ¿Pero dulce tranquiliJnd inuudal>a sn espíqnit{
u comprcudP.rá ar¡uellos n.visos del ritu agitado ánteq. "En el munllo nada
cor.tzou, aquellos pre!ieutimiontos quo hay e~¡taulo, se do1·in, sólo la mthic-a, la
su n.poJcran á veec~ ha.sta de la persona annon¡fa, q1.1e nos eleva. hácia el cielo,
mt!nos aprehen>-i va y quu ros u ltn n que nos pmeda consolar de los desengaños
e u renliuad eran fuudado~d .. .. i Quién torresi;res, rocordiíndouos que el amor
le hubiera dicho á Lucrecia que a1¡ue-; do Dios e!! la única. verdad de la. virla."
lla era la tiltima ve:& que hablnria :1 1 -L~'! ocho l exclam6 doiía Pastora,
Germau 1 A G«.!rmao, tí ttuien ella. ha-! a.somá•pdollo al ball!on,- yn. no debe tar.
bin. amado tlluto, ~.üs con un
llevaran á ca~a de César Sántos, en don- pié roto, y cubierto de sangre.
de había cenado, segun dijo. Hé aquí lo que Luis relirió á su fa.
Tranquila doña Pastora, pensando milia, miéutras que llamab:1n á un méque
l>olóres hahia adivinado, se retiró dico que le viera el pié lastimado:
á dormir. E'ia. tarde salieron á todo correr jun.
Serian las siete de la. mañana. cuando tos Gerroan y él, pero una. vez que es.
Lucrecia. (que era poco madrugadora) tuvieron á un:~. hora de distancia 1le la
se despertó sintiendo un movimiento ciudad, German detuvo un poco el paso ,
inusitado en la casa, y una criadn. entró de su caballo, y volviéndose á Luis le 1
llena. de con~ternacion á decirla. que dijo : 1
babia llegado un sirviente de ca!la del -;Qué bonito sombrero tienes! ¿Eu
doctor Ahu:nada. á avisar que o~a noche dónde lo comprMc.e ? .•.••
había sido a-;esiuado el buen sacerdote -Me lo regaló el señor Franco, con. 1
en su cama., y ;;in (1ue ~1 hubiese podido· testó, os muy fino y ligero,- á- él se lo'
defenderse ui llamar. mandaron de Neiva. , 1
. -¡Y Luis! preguntó Lucreci:\. -~[uéstra.rnclo. 1
-No lo vieron n.ll.í, contestó In. cría. Lui-; !le lo quitó y Oermn.n !iC lo pu. ;
da, ni nyor tampoco .. ... sólo el doctor¡ so, diciendo:
Alberto llegó ~ la ca.sa, con otros co1u. · -:\Iuy bueno me parece, y me viene 1
pafíero>, esll\ mañanita, y fué el que perfectamento,-cambiemos por hoy de
tnandó el posta. sombreros.
Sumamente sorprendida tloña Pa.s. Y nl decir esto le dió el suyo.
tora. con ln estnui<~ ausencia de Luis, Luis accedió nl capricho tlo Gennan,
fu~ á hu~car á Uerrnan ií sn cas:\ pnra y siguieron convem~ndo do diferontes ' 1
que lo dijera qué ho.Lia sido de su com. cosa.,. Al ca.bo do un rato: ! 1
paüero de pasijO. -Yen por aquí, dijo; tomnndo una
-¿No ha \'Uclto, pue;¡! preguntó el \'Creda OXCU!;ada, - yo conozco UO:\ via. 1
jóveo. mucho ruás corta para. ir al "Cipres.''
-~o . .. y aun parece qne no llegó Pocos motnentos despues Germnn
al "Cipres. ' ' empujó In puerta de un potrero, ol cual
-Yo tampoco e~tnve por fin, re'!- atrave'!tl.ron diagonalmeute, y al llegar 1 1
poodió German. Durante el vinje él y cerca Jo un bo~>quecillo do arrnyaoos 1
yo tuvimos un tlii!gul:ito; á consecueocin Germa.n exclamó repentinamente:
de esto, resolví no seguir con él, y me -Aguarda, aguarda. un momento,
devolví.. .. que tu caballo quiere brincar: ... Tiene
1 -;Pero usted no llegó aquí sing á demasiada. corta la grupn, y es lo más ,
las die¿ !. . . Hcil que te derribe, pues no eres, segun ·
-A ca.;a sí, pero como me desmonté creo, jinete muy famoso.
en la. de B.luto'l á las seis, estuve con él Al decir esto so desmontó, y acer.
hasta las diez, hora en que volv( á casa. cándose al caballo de Luis, él notó que 1
-Dios mio l ¡ qu6 co¡¡a tan extrafia! bajo pretexto de alargarle In. grupa se
¿Qué se baria. Luis ent6nces? la apret6 dos puntos más. :
1
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282 L A MU JE R.
-Te eqttivocas, German! empezó á t6nces vió que á pesar de las vueltas ,
decir Luis, pero su compañero ya sepa- que le babia hecho dar German por las
rándosele babia. moutauo, y Júuclole un dehesas no estaba léjos del camino reaL
fuerte lapo al caballo de Luis, corrió Con mil trabajos y sufriendo atrozmenadelante.
El caballo, que se sintió cas. te logró al fin llegar á la vera del ca.
tigado, y apretada la grupa, cosa que mino, en donde, al cabo de un rato, se
él no podia soportar, empezó á dar fu. encontró con unos trabajadores á quieriosos
saltos, hasta dar por tierra con nes contó su triste situacion. Estos le
su jinete, torciéndole un pié al caer é condujeron á una casa vecina, eu donhiriéndole
una mano, y en seguida de le proporcionaron una silla en la
rompió á correr desbocado. cual le cargaron y llevaron á la ciudad.
Entre tanto German presenciaba el Cuando hubo acabado Luis su rela-espectúculo,
riéndose á carcajadas. Una cion, doña Pastora le dijo:
vez que vió á su compañero en el suelo - Me alegro, hijo mio, que no ten.
se desmontó, y riéndose toda vía, le dijo: gamos que lamentar sino la. troncha.
-No te afanes, que voy á coger el ca. dura de un pié y la cortadura de un
bailo y vuelvo, i te lastimaste un pié L dedo ; pero sí es preciso que lloremos la
Qué chirriado! ... Ja! ja! ja!.. ·iCon que horrible muerte del doctor Ahumnda,
no puedes caminad .... ¡ Qué flojo ere!i! que anoche ha sido asesinado en su
Furioso Luis no le coutestó nada, quinta.
sino que, tomándose el pié entre las -; Asesinado! exclamó Luis. i C6mo
manos, procuró vendárselo despues de y por qniéu?
haberse quitado la bota. Eotre tanto -Eso lo ignoramos, contestáronle;
German montó, y le vi6 echar 6. correr sólo sabemos lo que en este papelito
cou direccion al lugar por donde babia nos dice Alberto, quien llegó allá esta
huido su caballo. Luis aguard6 á que mañaua.
volviera su mal intenciouado compa- El papelito decia así:
fiero, pues crcy6 que todo aquello no •· Querida mamá:-A..cabo de llegar
era sino una chanza de mal gusto; pero aquí en el momento en que los sirvieu.
en vano lo esperó una y dos horas, y tes de mi querido protector entraban
aun lleg6 la. noche y no volvía. El pié á su dormitorio y lo encontraban asele
dolia muchísimo y el vendaje no ha. sinado; ¡cosido á puñaladas! i Qué ene.
bia iwpedido que se ensaugren tase la migos podía tener un hombre tan exmédia
y el pañuelo con que lo babia celcnte, que no vivía sino para hacer
envuelto. Salió la luna y el frio era el bien 1 Esto es increíble, tauto más
1 intenso. Luis procuró arrastrarse húcia cuanto que el crímen no ha sido per,
la. salid1.1. de la dehesa dando voces por petrado para robarle, pues nada falta
si acaso pasaba (llguien por la vereda; en la casa. El asesino (se cree que fué
pero todo fué imí.til, uadie le podía oir uno sólo) entró por el balcou de la
e u semejante sitio retirado, que no era sala, que estaba entreabierto, subien.
camino para ninguna parte. Resolvió, do por la reja de un cuarto situ~do
pues, pasar la. norbe en aquel lugar, en la parte baja. Pero al pié mismo
mctiéudose entre !Llgunos matorrales y de esa. reja quedó olvida do un sombrezarzas,
sin nada en la cabeza, pues el ro ..... Lo mando para que la policía. lo
sombrero se le bu~ia extraviado al l reconozca, y por ese indicio descubra
tiempo de caer. Puede comprenderse al autor de un crimen tan horrible.
cómo seria su resentimiento con Ger. "Su afectísimo hijo-ALBERTO.''
maQ por haberle dejado en semejante Cuando hubo acabado de }eer lacar-luga.
r, siu poder caminar y léjos de ta. de su hermano, Luis exclamó suma.
toda hum3.na habi tacioo; proponíase, mente agitado :
dijo, buscar á German apénas pudiera, - ¡Una sospecha horrible: .... ¡Dios
y exigirle una satisfacc.:ion por su ex- mio, líbrame de malos juicios! ¿En
traña conducta. Al fin amaneció, y en- dónde está el sombrero 1
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R E V I S T A Q U l N C E ~· A L . 283
-Aquí,contelit6 Lucrecia temblando. blico ju1-gali~ de otro modo, tanto m:ís
-;R.; el mio!. .. . ¡Oh German, Ger- cuanto que jl.tá contra nosotros ahora.
de la tarde, no podía ~er el asesino .... Dios ha querido templar nuestra for.
-¡ Y c¡niéu te vió! taleza do úuiruo; yo confío en su mi~;e.
-Nadie hasta esta mnffana.. ... 1 ricon.lia. Mié otras que yo tenga scguri.
Doña Pastora y sus hijas se sentaron ·dad de que Luis es inocente no hay
con desa.lieuto en torno del inválido,¡ narla que me arredre. Mis pobres amien
tanto que Luis se cubría 1:~ cara ga.'i tienen l'azon de hu irnos; las cir.
con las manos, y así permanecierou ctmRtaucins dlel crímen condenan á mi
brgo rato. hijo; pero sl. no~'ncon
test í, siuo que ¡;e encerr6 en su lidas de noche, ni mi madre se atreve.
cuarto c·on S;íutos, y esa noche no'¡ ría n reconvenir le; i por qué, pues, ha.
sali6 {¡ la callo, cosa inusitada en él. cerlo en esa. vez 1 En tauto que yo
Al di a siguiente, que era domingo, l pensaba esto, él babia eueontrndo la
1
maudú por dos t•aballos, y tomando el bota, y llegando á la puerta de su
uno del diestro, mont6 en el otro y se cuarto, que queda al otro lado del co-
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REV I S T A Q U I NC E N AL 287 ---- ----
rredor, gol pe6 suavemente; alguno le y aguardé hasta. las diez..... Y o sabia
abrió por dentro, y entrando cerr6 con que siempre dejaban el balcon entre-
' llave. Presa de una invencible curio. abierto ..... me entré por ah'í y me es.
si dad, corrí á escuchar á la puerta del tuve oculto más de dos horas en la. sala.;
cuarto de German, deseosa de saber hasta q ue consideré que estaría dormí.
quién estaba adentro. Ent6nces oí la do no entré¡ una luz opaca alumbraba
siguiente conversacion, cuyo sentido l la alcoba, pero era la suficiente para
no entendí bien sino al dia siguiente: hacer lo que deseaba sin ruido ... o. a
-"Te pregunto de nuevo, German 1 no oyó nada ..... y se fué para. la otr-.1.
(decía la voz de Cé~r Sántos ), i lo. vida sin saber quién le hauia abierto
graste hace rlo 1 la puerta ..... volví á abrir el balcon, y
-" Sí. me descolgué por la reja..... Todo es.
-" iSin que nadie te viera.? taba quieto; dejé el sombrero de Luis,
-"Sin que nadie me viera. como habíamos convenido, y volvien.
-" i Y Lui!:! 1 do IÍ salir por el jardín, busqué los
-" Qued6 sembrado en el potrero, caballos¡ monté, y poco ántes de lle. ,
como habíamos previsto. gar á la ciudad, solté el uno, que debe
-" i Y qué hubo del sombrero? haber buscado su pesebrera., y entré á
-"Todo, todo se hizo.... ¡Ah, pero tu casa y (des pues de desensillar mi
cu:in arrepentido estoy, Ué~ar : .. ¡ mu. caballo) me vine ..... Yo. estú, pues,
cho, mucho miedo tengo 1 todo concluido, y uo debemos temer
-" l Arrepentido ! 1 Vaya: ; qué ni. uioguua cosa ..... Luis quedará sin re.
ñerío.! Esto lo de bias hnber pensado medio comprometido.
úntcs ..... Cuéutame todas las circuns. "Sántos ent6uces le refirió que ha.
taucias del hecho..... bia entrado bien emboza<.! o úutcs de
-" ¡ .t-; o puedo : e' 1 tna, y en un nusmo dta.,. fueron ente.
arrullúndolo. Pero poco á poco volvió rrados en el Pi:re Lac/w·t..~e los cadáve.
á. decaer con ~ás rapi~e~ que ántes, y res d~ Lucrccia y de G~rma,n, mu~rtos
sm que los meJores mcd~eos del mun. la m1swa noche y qUlzá u la rut¡;ma
do pu~ieran comprender su mal, llcg6 h~r~.... i D~cret~s mistorio!>os de lo.
su últuna hora en París, una triste no- D1vma Prondenc1a que no podemos
che do invierno. A pesar de verla os pi. comprender¡
rante yn. doña Pastora, no queriá con.
vencer~c de que no hn.bia esperanza de
salvarla, y Luis, para darla gu~to, rmli6
acompañado por Antouio, que tambiun
estaba con ellos en Europ~~. en busca
del médico que había. recetado ú Lu.
crecia en los últimos dias. Como les
FIN.
• Sitio en que se exhiben las porson.~s quo
halla la policía. DJUertas en las calles do París,
y ou dundu sus paricutos lns pucdou l"Uclatunr.
En el pr6ximo número se empezará ú dar ú luz una comedia ele costumbres
nacionales por Soledad Acosta de Samper.
BAZAR. -
El domingo 10 de Octubre tuvo lu. la bella obra que tres señoritas carita.
gar u o Buzar en los claustros de Santo 1 ti vas han emprendido en fa.Yor de al.
Domingo, cuyo objeto era ayudar en gunas ESCUELAS CA'l'ÓLICAS que se han
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
290 LA MUJER.
establecido últimamente. Este Bazar 1ayutlarln., aunque fuera con cualquiera.
no tiene nada que hacer con los de la ofrenda, para. que sus miembros no
SOCIEDAD DE SAN V ICEN1.'E DE P .A.UL. tengan que pasar por la. pena de ce.
De paso diremos que dicha benéfica rrar al fin los establecimientos que con
y piadosa Sociedad, la de Sao Vicente, tanta o.bnegacion regenta.
está en lo. pobreza más grande, y que
1 todas las personas cristianas deberían
LA MENTIRA DE SABINA.
S. A. DE S.
:f\OVELA ESCJ\ITA E:f\ F}\U(CES PO}\ LA P}\IJiCESA O. CA:f\TACUZE:f\&-ALTIEJ\1.
(:Wublicada en )aH ~CVUO deS dCUX mondes," en luli0 \) JtgoStO dO J880,)
, TUADUOCION DE 8. A. DT. S.
IV 1 guardado secreto, sin tenor r¡ue hacer
uso de mayor penetrncion. Eu el pri. 1
SA.RL"~.\ encontraba todos los días al. mer momento qued6se estupefacto ....
gun pretexto para prolonK::\r Rn perrna. Ciertamente él estimaba á SaLina, b
1 neneia en París. Por primera. vez de respetaba, tenia por ella nu sentimiento
1 l'u vi1la no cm sincera consigo misma. fratenml,- ademas era bella, in teli¡:{en.
T,,, Rncmlia algo que no comprendía. to, abnegac.la, y con gusto la hubiera.
Durante todo el cur,¡o do su vida prosa.i. tonic.lo como hermana y como <\ruiga.;
ca., en doude no cabía un cnsuciio, nun. pero no se le babia ocurrido que puca.
habia pensado que su corazon podría dit!ra ser la esposa do sn corazon. Bien
de;;pertar. El idealismo uo había pa.. comprendía él que sus sentimientos no
sa.do jtunas por su irua.ginacion, y la. so parecían en nada al amor; la mira.
¡ nece¡;idn.d de amar y sor a.rnac.la no la ba. con una fmnca amistad y uadn más.
babia atormentado. Sn naturaleza po- Rogorio, en sus eosnciios de j6ven,
siti va, la gra.nde actividad de su vida se ho.bia. complaciJo en idear la que
la. ht\uian alejado de tod:\ idea de afee- deheria ser su e&posa, b que serio. lu
' to!l, fuer:t de los de su familia. En In mitaJ de sí mismo. Revestíala con unn
Rullicro no habia encontrado ningun aureola portica, ¡;uave, tímiua; un ~;ér
hombre que pudiera ser su espo~;o,-pero delicado que seria preciso proteger, la
en París todo bt\bia. cambiado para ella. sonrisa de su hogar, ol perfume de
LM ningunas ocupaciones que allí te- su ca~a: pero nada de esto encontra.
nia la obliga.b:~-n á pasar muchas horas ba en Sabina. Ella podría llevar su
en la ociosidad, y naturalmente las nombre con honor, c1ertamento, y ser
conversaciones que oia la .!Jacian pea. la compañera. de 8U vida, pero jamas
sar en cosas de las cuales jamas se ha- encontraría en ella el ideal. Había en
bia ocup<\UO. i Qué de extraño, pues, su carlicter una firmez;¡, que le choca.
que ántes de sa.berlo ella misma su co- ba, algo de áspero y de inelegante quo
razon se pusiera á amar sin calcular, laPtimaba sus sentimientos de hombre
sin acordarse de sí misma, con todo el culto. Cuando conversaba con ella lo
vigor de su carácter primitivo? Un daban ímpetus de rechinar los dientes
afecto, que babia empozado por la es- como si hubiera mordido una manzana.
timacion, en breve no tuvo límites, y verde. Su incontestable belleza lepano
supo disimular sus sentimientos, de recia demasiado austera, como la de la
J manera que Rogerio descubrió su mal verdadera virtud, pero hubiera querido
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REVISTA QU I NCEN AL . 291
encontrar en ella más encantos y más y que si indudablemente RU presencia
gracia. ; hacia falta á su padre, cualquier mayor.
Pero naturalmente no pudo manifes-, domo bueno podría suplirla fácilmente ..
tarse indiferente á }:¡. preferencia que 1 El sefior de la Rulliere, como e ra de
él la in~>piraba. Su amor propio babia esperarse, se enfureci6 cuando recibió·
sido lisonjeado, y pú~ose á fingir una lla carta (que le trasmitía la señora de 1
ternura que no sen tia, no pudiendo Essé) de Rogerio pidiendo la mano de
rechazar un corazon que tao cándida... su bija . P ero como no tenia á quien
mente se le entregaba. So.bina poseía martirizar, como de costumbre, á pouno
de aquellos caractéres generosos co se seren6 reflexionando qne la tia,
que encuentran mayor dicha en dar¡ entre otros informes que le daba del
que en xecibir; así, pues, se consideró pretendiente, babia uno que abría un
completamente so.tisfecha con el carifio nuevo horizonte á sus especulaciones.
que él la manifestaba, y fácilmente se 1 "El señor de Bargemout, le decía, era
persua.di6 que él la amaba realmente. huérfano, tenia apénas veinticuatro
La señora de Essé, con su experien. años, y su fortuna, considerabletoeute
cia, pronto descubrió todo lo que suce. aumentada durante su menor edad, en
dia, y hábilmente arreglaba las cosas manos de su albacea, deberíale ser ende
manera que á toda horn. se encon- tragada cuando cumpliese veinticinco
traran juntos Rogerio y Sabina. Sin años.'' Naturalmente, pensó el futuro
embargo notó que el desenlace se pro- suegro, tendría dinero que colocar de
longaba indefinidamente, y que el cul- sus sobrantes, pediría consejo al padre
pable de ello era Rogerio. Af•Í, pue~, de su esposa; tal vez seria fácil conse.
un día le habló francamente. Él no le guir algunos terrenos más en los al reencubrió
sus temores de no poderla dedores, y él se encar~aria de adminis.
mnar; pero b. buena tia acab6 por per- trarlos. Esto lo lleno de sn.tisfaccion,
suadlrle que uadt~ ~aliao los afectos de- y así fué que con la misma plnnm que
masiado \ehemontes qne so enfriaban bahía mojaoo pn.ra contestar uu 110
á vece.", de~pues del matrimonio, hasta categórico, eEcribj,) unn ct~rta,casi atenconvertirse
en hielo, y que daba m:ís ta, aouneiauclo su próxima lleóllfla á
garantÍa.; ele durable felicid:uluna trn.n. Pari~, con el ol1jeto Je arregln,r el tua.
quila y fraternal e:;tirru~cioo. Rogorio trirnooio.
se dejó eut,)ucps llevar por su ituagi. Una ve?. en presencia lle su futuro
nacioo, fig·nr:índose qne E:lllln.trimooio yerno, á quien no se tornó la l'eua 1le
convertiría lt ~aLiua, bajo In i nflucucia mirnr, en lo primero que so ocupó
do ,;n amor, en \ltl sér idcal,-nsí como fué en sentar lo~ prelimiuares del con.
la frutn. verde madura y !.'e llena de trato matrÍinouial. Alterc6 y ui~putó
dulce néctar con el c:dor dul f'Ol del como si se tratase de un pleito aceren
verano. PiJitÍ, pues, la mano de Sahiun., clelt\ote que cliJueria dar ú ~aLina, y no
la c¡uo olla, concedió llena de gratitud hubiura peus:ulo!iiquiem eu el ajuar~¡
y de alegría. ~ns cándidas pnlahras y l li\ señora de Esst! no se }mhiem encar.
tierna mirada eran tan diferentes on ga.do de ofrecérselo cspout:íneamente.
M{Hel momento Je su rudeza natural, Sa,bina entretanto vivía eu un mundo
c¡ue Rogerio so encontró feliz y con- ideal, y Rogerio cada dia la iba cncoutento
con la idea ele causar la dicha. de traudo más ¡¡arociua á sus ensueños.
aquella hermosa jóvou. Ade111a'!, tras- Totlo estaba lihto para llevarse á ca.
formada con su alegría, la belleza de bo el matrimonio: el contrato estaba
l:;abina ganó un ciento por ciento dán- escrito y no faltaba para firmarlo sino
dole brillo la ternura. de sus sentí- la. llegada del tutor de Rogerio, cuando
mieotos. un rayo vino á echar por tierra todo
En medio de la felicidatl, Sabina, que aquel edificio. El tutor se babia suicino
podia. ser egoísta., pens6 que su roa- dado dejando ~;us negocios en un desór.
trimonio seria una fortuna para Flora, den completo, en medio de lo cual no
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202 LA MUJER.
ho.bia sino uno. cosa clara: que ya no 1 Sabina, por un momento, vaciló en la
existía la fortuna de Rogerio. 1 fe que tenia en su amor, y pensó que
Sin vacilar un momento el sefíor de él tal vez la amaba ménos que ella á él.
la Rulliere se volvió atras de todo y Sin embargo juró guardarle su corazon,
neg6 su consentimiento, disponiéndose casi contra la voluntad del novio, que
para volver prontamente ú su castillo, decía. que no debía e3clavizarse, y que
llevándose á Sabina. Sólo le afligía una aun rehusaba tener la menor correscosa:
los gastos que babia hecho en el poutlencia con ella. Añadió que no la
viaje á París. Pero se consoló un tanto escribiría ni reci biria cartas hasta que
de esto con la compra que hizo de una • oo volviera á Fraocia rico, pues estnba
segadora mecánica que hacia tiempo~. resuelto á hacer fortuna. Bien cono.
deseaba adquirir¡ se sorprendía sin cia él la obstinacion del carúcter de
embargo de <¡ue Sabina no quisiera to- Sahína, y comprendió que ni la auseumar
el menor iuteres en la máquina. cia ni el tiempo lo borraría de su me.
N o entendía en absoluto por qué estaba moría, como sucedería. con otra mujer.
tan apenada su hija." !Qué le faltabn? Aceptó, pues, el juramento de Sabina,
decía; ella estaba enteramente feliz y partió a.~egurándola que él tampoco
en la Rulliere ántes del proyecto de la olvidaría.
matrimonio,- volvería á llevar la mis. Cuando empieza nuestra historia
rua vida que ántes,- eso era todo." hacia diez afíos que Roge río babia par.
Rogerio habin tleclarado que una vez tido, sin que SabiM 1m hiera tenido la
que no poseía ninguna fortuna. quepo- menor noticia de él. Tampoco ella pro.
der ofrecer á llU futura, Sabina estaba curó deE~cubrir su paradero, y lo aguar.
enteramente libre de todo compromiso. daba .con una constancia de l1ierro.
La sefíora do Essé aprob6 su noble con. ~lidiando el amor de su novio por el
ducta., pero su novia. Re negaba á acceder suyo propio, esperaba su vuelta con
á semejante cosa, declarando que esta- una seguriJad completa.
ba }Jronta :í caRarse con él. Dijo, acle. La señora do Essé babia muerto, y
mas, que no tenia inconveniente en Flora permanecía aún en su convento.
participar de su pobreza y traLajar con A pesar de la. soledad física y moral do
él, si ern preciso. }~l rehusó con la ma. su existencia, Sabina fácilmente buyor
obstiuacion. Sabina no vió en aque. hiera podido casarse. Pero el pensarlo '
llo siuo una gran delicadeza de parte no más la hacia subir los <'olores á la
de él. Rogcrio no se seo tia desgracia. cara; dela.nte Je su corazon y de su
do, era jóven y enérgico y poseía fuer. conciencia ellu. se consideraba la espozas
para veoror su desgracia. Resolvi6 sa. de Rogerio. Su amor léjos de debi.
emigrar ú América: allí dijo que po- litarse habin. crecido y hacia parte de
clria hacer uso de la. brillante educa. su sér. Eu la genorosid:ld de su alma.,
cion, como iogenie'ro, que babia reci. ella habia perdonado la única pena que
bido. Sabina perdió completamente su h.1. había causado Rogerio: la demasía.
presencia de ánimo cuando él le anuo. da. solicitud que había manifestado en 1
ció sus iutencioneR, y humildemente dejarla libre Jc todo compromiso; y al
ofreció acompañarlo para ayudarle en contrario, miraba aquel manejo como
sus trabajos. Él se negó ií ello enérgi- un heroico desiuteres.
camouto, con tanta vehemencia rehusó
aceptar la. abnegada. propuesta, que (Continuará).
Con motivo de la abundancia do materiales no cupo la Revi$ta ele E1.wopa,
peto en el próximo número la habrá más larga y más nutrida.
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Imprenta de Sllveetrc r C(llnpuliia.
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Citación recomendada (normas APA)
"La Mujer - N. 48", -:-, 1880. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2087394/), el día 2025-06-28.
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