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LUZ Y FE DAN FUERZA.
LA MUJER,
REVISTA QUINCENAL
EXCLUSlVAJ.lEN'I'E REDACTADA l>OR SE~ORAS Y Sl!l~OIUTAS ,
nAJO LA. DtRECCION DE LA SBRORA
SOLEDAD ACOSTA DE SAMPER.
N.o 36 . ~ SABADO, MAYO l. o DE 1880. i PRI::CIO 30 cs.
DOS PALABRAS AL LECTOR.
CON este número cumple nuestra cnc10nes aumentaran considerable.
morlesta Revista afio y medio de exis. mente, así como las remesa'! puntua.
teucia.. Darnos de nuevo ú nuestros les de los fondos que se nos adeudan,
favorecedores las más expresivas gra.. haríamos un esfueno para aumentar
cías por la proteccion que nos han tambieu las páginas de nuestra Re.
dispen~ado. Solamente la.s personas vista, haciéndola más variada y ame.
que han tenido algo que hacer en las na. Si nuestras sul;critoras tuvieran
Imprentas y hayan estado ú la cabezu buena voluntad y deseos de proteger.
de una empresa tipogrt\tica y literaria, nos, basta.ria que en lugar de tener la
podrán comprender las fatigns, dis- condescendencia de prestar á sus ami.
gustos y afanes que debemos de haber gas La ~lujer para que la lean g1·atis,
sufrido durante estos Jieziocbo meses se empefiaran con ellas para que taro.
con la impresion y reparticion ele La bien se suscribieran. Esto aumentaría.
Mujer Como aquf no se acostumbra naturalmente los fondos de la empresa,
que Jns mujeres s~ ocupen en esta cla. y aseguramos que si logramos ver
se de trabajos, ya ¡nwcl1•u comprender crecer el número de suc;criciones en un
nuestros lectores~¡ debemos de ha.ber l \'einticinco por ciento, inmediatamente
pnde.:ido mil molestias durauto los anruentariamos ~::1 otímero de piíginas
pasados meses l Pero e,t:unos resuel. que hoy tiene la Hevbtn, así como in.
t&s á arrostrarlo tocio, y continuare- troduciriamos varias mejoras impormos
eu nuestra tarea miéntras que tantes, haciéndola más variada, de
nos f1.1.vorezca el público, y tengamos manera que hubiese en cada número
suficiente salud y eoerg(a. para. no lectura agradable para cada uno de
desmayar en el camino que nos he. los miembros de la familia, desde
mos trazado. el anciano basta el niño de escuela,
Para el pr6ximo Semestre, y al con. y desde la abuela basta la señorita de
cluir la publica.cion de "Los anales de 1 quince años. Pero si sucediera lo con.
un paseo," ofrecemos una novela de trario, y si en lugar de aumentar dis.
costumbres nacionales, por Oiga, au. minuyera.n las suscriciones, una vez
tora de Do'ña Jeróninna, asi como que concln7era el segundo año de
tambien un trabajo hist6rico nacio. vida, la Rev1sta tendría que eclipsarse,
nal. Ademas habrá con más irecuen. pues los gastos que es preciso hacer su.
cia una Secoíon Relligiosa. Si las sus. perarian á los fondos que se recaudan.
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·-
270 LA :MUJER.
ESTUDIOS HISTÓRICOS
SOBRE L.A ~rUJEH. EN LA CIYILIZACIOX.
CAPÍ'l'ULO DUOD:f:CUIO.
LAS MUJERES
EX LOS D1PERIOS DE ORIE);TE Y OCCIDE~TE.
( CON'rH\UACIO~).
JI multitud de poemas religiosos en lntin
y en griego, pues era. docta. en vari o'>
Era tal el respeto y el amor que idiomas.
Cons~antino le tenia ú su madre que En el año de 325 tuvo lugar el pritodas
las ciudades que mandó fundar mer Concilio general en Nicea . .A.I!tos
por aquel tiempo le> puso su nombre. de este se contaban yn 32 Concilios
Una de éstas fué edificarla en Palesti. parciales. Este Concilio convocado y
na con el nombre de Heleon6polis y presidido por Constantino es un~ ~o
otra en );icodémia (Asia l\Ieoor), en las pieJras fundamentall•s del ed1fic1o
donde algunos historiadores dicen que de la lrtlc~ia Católica. Eu él se declanaci6
la Emperatriz, porque gustaba r6 y d;fini6 la conf'uLstnucialidad del '
mucho de rctirar~e ú ella á rezar so- Hijo de Dios con el Padre; so fij<~ la.
bre la tumba de Sau Lu0iano, mártir, celebrncion Jcl Domingo de Pascua y
de quien ern muy devota. s~ declar6 el Credo.
Desde el momento en que Constnn- En tanto e¡ u<.: el paganismo de Romn
tino se declan) francnwcute, cristiano, hacia deowdnr y aniquilaba. la~ íucrHeleu1L
lo instigaba sin cesar para zas do C!i~ll ci uc.lad, Cow.ta u tinopla, ro.
que enviara emisarios á todas partos ú cien fu o dada, se elevnhn á su mayor
convertir á los infieles. Aunquo no esplendor, pues toclas las familias cris.
perseguin a los pagan~ probihi6 los tianns m:ís nnportnntes :-e trasladaron
ritos ímpfos, y puso fiu lt lo:> combates á la nueva Capitalt.lt:l Imperio.
de los glndindores y (1 que se diera. la Hasta eutónces Constantino no Janmuerte
á los crimionlos crucificíiudo. bia mereciJo de los hi~toriadores ~oiuo
los: orn para úl muy divina la ~;uñal elogios, poro hnhiéndoso tlujado llo.mr
de ln H.cdencion y In respetaba dt:rna. por las malas pasiones de una nHIJer,
siado para que contiuu~ra siendo se- perdi6 cu un rnpto do cólera todo P.l
ñal do casti~o é ignoiUinia. camino nudndo baj.l los auspicios ele
Helena era el alma do aquella~ re- ~ l':iant:L Holcun.
formas, y si Con&tautino arre.rló va. C:onstnutiuo bahía sido casado do~
rías oraciones, entre otras un~ cortn vecus: primero con Miucrvina, Jo
para ell1~o del ejército, olla compuHo r¡uien hubo que separarse para. conmuchas
obras · qu~ Jiccn que torlrwín traer mntritnouio con Fausta. -Flaviaexistcn
en el fondo de lns antiguas ~Iaximiun, hija Jel Etnpcrador }fnxibibliotccas
de lo~ monasterios griego'>. mino Hércules. Durnuto los primeros
Adcmns de muchas epístolas dirigidas años de su vida matrimouial, Fausta
ú su hijo, á Snn Silvestre Papa y tí se babia manifestado tnujer ejemplar,
San Antonio Abad, e.>cribió un libro y su conducta era irreprochable, pero
"Sobre la providencia de Dio~"- inspirada por el demonio de la. aro biotro
~>obre "L1. inmortalidad del al. cion, le tomó tal odio al futuro berema
"- "Consejos ú Con¡¡tantiuo "- y dero del trono- Crispus, hijo de Mi- ¡ varios otros, así como tambien una nervina, que resol vi6 perderlo. Acu-
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1 R E V I S T A Q U I N C E N A L · 271
s61o con pmcha!! forjadas de conspira- gar una iglesin. magnífica. Auemas
' ciou contra el trono y do toda clase de fund6 una cocina p1íblico. en dondo so
crímene, horribles, exasperando ú tnl les Jaba de comer á los indigentes de
punto á Constantino que lo mandó Jeru~alen * Constantino nunca rehuprender
y desterrar á Istria, en donde s6 cosa alguna íÍ su madre, y ella dis.
le dieron muerto violeutn, no se sabe ponía. de las arcas reales pam In. glosi
por órdeu de iiU padre 6 de su tna.. ria Jel cristianismo y el bien do la
drastra. humanidad.
Santa Elena que amaba muchísimo Suidas, el hi'ltoriador, San Ambro-á
su nieto, no qui!=:o creer en los críme- sio. San Gregorio y todos los que han
menes de CrispuH, y uuuHl.S hacer in- escrito la historia de Santa llelenn,
dagacioues para descubrir In verdad. elo~ian su hum1ldad con los desgraDes~
racindamentc las indagaciones ciados, su caridad inagotable, su pie·
probaron no Rolamente la inocencia. dad y su grande prudoucin. en todas
del Príncipe, sino que convencieron ú las peripecias de la vida.
Constantino de qu~ su ei:posa., Fausta, Despues de haber fundado las iglo.
era. calurnuiadom y quo le hnLio. sido sias en Jerul'alem y Be len, no dejó
infiel. Enfur~::cido cou e'-ta rnujor ma. punto importante de la vicla ele Nuesla
la. mn.ud6 dM h\ muerte en tJU La- tro Señor que no la conmemornrn. con
fio caliente hnsto. el cxeso. algun convento 6 Capilla. Despno¡¡ hi-
Cunnclo h~ Emperatriz madre tuvo zo recoger los huesos de muchos mtírnotiCia
de este si-Jgundo crírnen de su tires que hnLian perecido por la fé, .Y
bijo, su a.flixion no tuvo límites, y por erigi6 sobre su sepulcro una iglesia
primera. voz lo riñ1) indignada, amena. llamada de Los :.\Iártires. Eu Chipro
zándole con privarle Je su prc:.cucin Y edificó un convento dedicado tÍ Santa.
partir léjol>de un hijo tau poco cristil!- Tecla. y otro á la Santí,imo. Cruz ..... .
no. Santa Helena se retiró cntoSnc~s ,¡ Pero no nos alcanza el espacio para.
~ · Paleo;tinn con lo!> hijos de Fnu5.ta, á ennumera.r todos los edificios que la
quien re.:;olvió educar cristiautuncnte. Santa madre de Constantino levan.
Santa Helena tenil\ SO niios cuando tS por todas partes un el Imperio.
pns6 á Palestina ncompnüada de lo m ..s Cuando Santa Helena vol dó al lado
selecto de la Corto hiznn t iun y con cnr- de su hijo le llevó de rt?galo dos
ta blanca de 1ill hijo pnm hacer oll gusto de los clavos sagr~dos por haber sido
en todo. En lo primero c¡no se ocupó uoo de los instrumentos de nucstm
fué en descubrir ul ~>epnlcro Y ln cru:r. ¡;;alvncion : uno lo hizo clavar en el
del Salvador. ::>obre ol Cahnrio eu- freno, y otro en el cas~:o dtJ Const· ncontró
que existin un templo dPclicado tino pnra prcscnarlo do todo mnl. Es.
á Véuus, c¡uc nmndó destruir, Y guiada te último atín existo y hace pnrto do
por revela.cioucs y la tmdicio11, al fi_n la corona. de hierro do los nutiguos
descubrió tre-; cruceR, pero 110 so pod1a Empe1a.:lores romanos quo esta.La doposaber
cunl fuern. ln de .Jesucristo. Un situda en la Catedral do Mon.,a. Otros
milagro se la hizo conocer. llolcna clavos de la Cruz de N u estro f:lefior f;O
mande) edificar un magnífico t<'rnplo encuentran en San 'biárcos de V ene.
sobre el Cnlvo.rio y ono en P.! )1onte cia y en la. iglesia del mounstorio bede
los Olivos; llizo cortar la cruz de nedictiuo de Catauia. En Roma, Sao.
N u estro Beñor <·n dos partes; In una, ta Helena mandó edificar la iglesin
encermda en una caja de pinta fué en- de Snnt-'l. Cruz parn depositar la. por.
viada 6 Constantino; la otm so deposit.6 cion de la cruz que babia sacado do
en Jerumlen, en donde todos los nfios
la. adornba el pueblo.
Habiendo eucontmclo en Belen un
templo dedicado á Ad6ois, levantado
por Adria.no, mand6 edificar en su lu-
• Al~,'unos \"Íajero., modl!mos di~u qno esa
cocina, fundada por Santa llclcnn aun exiate y
quo jamw;- ni aun de,puc,~ do haber pnsado á
manos do los turcos -ha dejado do aliviar al
pobre.
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272 LA ])fUJER.
Jerusalen, con otras reliquias de la
pasion del Redentor. Mil afios despues,
bajo el pontificado de Inocencio
VIII encontraron esos santos tesoros
encerrados en una caja de plomo
con una inscripcion que explicaba lo
que contenía. En esta iglesia hay una
capilla dedicada á Santa Helena, en
la cual no es permitido que entre nin.
guna mujer, salvo el 20 de Marzo de
todos los afios, aniversario de la fun.
dacion de la Iglesia.
En la iglesia de San Pedro Advín.
cula. están las cadenas de San Pedro
llevadas á Roma tambien por Santa
Helena.
La edad de la Santa Emperatriz era
muy avanzada, cuando despues de un
segundo viaje á Jerusalen se sinti6
mala, (unos dicen que estando en Ni.
codemia y otros que en Constantinopla
6 en Roma) y llamando á su hijo
y á su nieto al borde de su lecho les
dió muchos y muy sabios consejos. En
fin, el18 de Agosto de 328, despues de
que recibi6 los auxilios Je la Iglesia, la
Santa. espir6, llorada por su familia y
por todas las naciones que ent6nces
componían el Imperio de Constantino
el Grande.
El Emperador trat6 de consolarse
de tamafia pérdida ordenando que
hicieran á su madre el entierro más
suntuoso posible. La depositaron en
una caja de pórfido, la más grande del
mundo, toda ella cubierta con escul.
turas en bajo relie .. e. En ella Cona.
tantino mandó el cadúver á Roma, en
donde las ceremonias fúnebres Jura.
ron tres meses consecutivos. El Em.
perador mand6 construir despues un
edificio en la via Lavicnn á tres millas
de Roma. A pesar de qt1e hay va.
rías opiniones acerca del lugar en que
finalmente fué depositado el cuerpo
de Santa Helena, en Roma se le da
culto en la iglesia. de Ara Celi, y en
Venecia muestran el lugar en qlle di.
cen está depositada, habiéndose robado
los venecianos el sepulcro de Cons.
tantinopla cGando aquella República
se hizo duefia de la antigua Bizancio.
S. A. DB S.
(Continuará)
LA ORACION.
El alba nacarada
Ya brilla misteriosa,
La noche presurosa
Recoge su oapuz.
El sol su rostro asoma.
Entre celajes rojos :
LGraoias1 Señor! mis ojos
Vuelven á ver la lus!
Vuelven á ver con júbilo
La esplóndida natura,
Que llena de ternura
Te eleva canto• mil.
Aspiro con delicia
El cefirillo leve,
Que canta, apénas mueve
Loa ramas del pensil.
Las florea y las fuentes
Insectos y avecillas,
Cantan tus maravillas
Con su confuso son.
¿ Sólo quien no bendiga
Tu esclarecido nombre
Scr6, Señor, el hombre,
El rey de la creacion ?
El elefante altivo
En el desierto ardiente,
Se postra al sol naciente
Y adora tu poder.
¿Le diste al hombre una nlma
Formada de tu esencia,
Sublime inteligencia,
Y soberano ser¡
Para que cual el ángel
Caído de tu cielo,
Ingrato tu desvelo
:Pague con desamor?
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REVISTA QUINCENAL 273
¿ Acaso por vasallos
Le diste tantos séree,
Para que en loe placeres
Olvide á su Creador?
No, no, mi pecho ardiente,
Supremo Dios, te adora,
Y los instantes llora
Que consumió el placer.
¿ Qué queda de una vida
Pasada entre locuras?
¡Horribles amarguras
Nos quedan del ayer l
Sólo temo!' mañana
Ofrece á nuestros ojos;
Sembrada esta de abrojos
La senda de virtud ;
l Feliz el que la busca
En su olvidado asilo!
Feli:t el que tranquilo
Contempla su ataó.d!
Pasa fugaz el tiempo
Llega la muerte fria :
1 Inútil es el dia
Perdido para el bien !
1 Feliz el que al trabajo
Su vida ha consagrado,
Y contemplar le es dado,
La muerte con desden !
Señor, ya que mis ojos
Vuelven á vex· el cielo;
Recobrará mi anhelo
El tiempo que perdí.
Seguir juro, tus bellos
Decretos soberanos,
Y amar á mis hermanos
Como te adoro 4 ti.
ANOELA. GnAssr.
LA JUVENTUD DE ANDRES.
NOVELA HISTORICA Y DE COSTUMBRES NACIONALES.
FIN DEL SIGLO XVI D.
C.API'l'OLO Vlll.
lliSTEBIOI.
A pesar de lo locamente dichoso que
se babia sentido Andrés en casa de
don Melchor, cuando llegó al cuarto que
el Arzobispo-Vi rey le babia dado en su
propio palacio, y fué calmando su agitaoían,
un sentimiento de vergüenza y re·
mordimiento se apoder6 de él y pasó la
noche sumamente inquieto y diegustado
consigo mismo. ¡ Ah! cómo le pesaba y
lamentaba su debilidad, y se afeaba á si
mismo su conducta desleal y la falta de
solidez de sus principios? Cómo podría
volver á levantar la cabeza con justo orgullo,
como en mejores diae, ante los jóvenes
galanteadores y pisaverdes, si él
con toda su gravedad era incapaz de re·
sistir á la seduccion de una loquilla como
Magdalena?
Habiéndole buscado Gonzalo á la tarde
siguiente para que fueran juntos á casa.
de don Melcbor como ól acostumbraba,
Andrés hizo tal esfueTZo de volunlad,
que se negó rotundamente á acompañarle,
y le vió partir sin que el otro conociera
su angustia.
A la tarde siguiente sucedió otro tan·
tn, pero se sintió más débil aún y con dificultad
pudo negarse á las instancias de
su amigo.
Al tercer dia, estaba1ya tan cansado de
batallar consigo mismo, que resolvió ir
con Gonzalo por la última vez á casa de
don :Melchor, pero perdió su propósito,
porque su amigo, persuadido de que era
inütil invitarlo, no se le acerc6 en todo el
di a.
El cuarto dia á la mitad de él, se di"
rigia solo á•]a casa de Magdalena, decidido
á dejarse vencer por su inclinacion,
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274 LA MUJER.
cuando so enc.lntró con don :Melohor,
quo lo echó los brazos diciéndolo :
-Iba á bu~caros, querido mio, para iu·
vitaros :í. comer el cocido con nosotros ...
tanto Maria. como ~[agdalenl\ estlin deseosísim~
s de manifestaros lo mucho que
os aprecian ...
-Yo uo soy acreedor ... seiior don
Melchor .•.
-Esa es cuenta nuestra ... ¿ viene vuesa
merced coumigo,ó me tratará de desairar?
...
-No estaba prepat·ado para ...
-Preparado ! Pues nosotros somos
de confianza ... Y aunqud estcis enseñado
6. la mesa do los arzobispos y vireyes, en
casa por lo ménos encontrareis franque·
za, sinceridad, y la voluntad ru:is verdadera
de agradur'ls ... ¿Todavía me desairareis
? ... Estaremos sólos, enterameote
sólos.
.Andrés que estaba loco por aceptar, Jo
hizo al fin con mil protestas de gratitud
y se dirigió en uniou de don .Melcb.or á.
su casa.
~{agdnlena le recibió con suma bondad,
y 1\ndrés respiró al notar que no 1.1e
hallaba presente el Copitnn Alvarez,
cosa que le sorprendió, pues aquel hom·
bre siempre melancólico y taciturno pa·
recia hacer parte do la familia, y seguía
á Magdalena, como una sombra, (L toda11
parto~:~.
A pesar de la vulgaridad de don
Melcbor, de la sander. de doña Maria y
aún de la necedad del niño, Andrés pasó
un rato felicisimo en la mesa al lado
de Magdalenn. Sioembargo notó que de
vez en cuando y miéntras que conversaba
con la niña, don Mclchor daba :l. Magdalena
ciertas miradas de inteligencia
que olla parecía comprender, redoblando
su amabilidad con él, cosa fiUC le daba alguna
aprehension sin aaher por qué.
Cuando se hubo concluido la comida,
pasaron á la ~>ala. Pidió entónces don
l\Ielchor á Andr<:s que le aguardara un
momento en tanto que iba y volvía. Doña
M.nrla Fe recostó á dormir la siest11 en
la vecioa alcoba sobre una cuma de aparato
que se veía desde la sala. ~IagdaJena
se sentó delante de su bastidor con
Andrés al lado, quedando los jóvenes
sólos.
l~sta extraña conducta de toda la familia
alarmó al principio al incauto Andrés,
que sentía aunque no lo compren-dio.
bien, que se le tendía algnn lazo.
De repente niAgdalena dejó de bordar
y suspirando inclinó la cabeza, diciendo:
-Muy triste es despedirse.
-¿,Despedirse de quién?
-De nuestros amigos.
-Amigos que dejasteis en Cartagena?
-Amigos que teugo aquí...
-Luégo ... ¿ pensuis iros?
-Naturalmente ... si mi padre no tiene
la fortuna de conseguir un rlestino ... El
Virey Pimienta le habia ofrecido un
buen empleo aquí; pero desgraciadamente
su muerte nos ha priva.do de esa
ventaja.
-¿Y al no obtener lo que desea don
Melchor ? ... os iríais
-Por supuesto.
-A dónde?
A Cartagcna, ó talvez hasta Veracrnz ...
-V algame el cielo !
-Pero vos, podríais don Andrés ...
-¿Por qué me llami\Ís don Andres?
repuso ól interrumpiéndola, en tanto que
á. Gonzalo le decís lisa y llanameo te
Gouzalo ... ?
-Porque con vos no tengo la misma
confianza. ... sois tan sério !
-Yo sério ! .. .
-Y mucho .. .
-¿Con vos'(
-Conmigo y con todos.
-Proouraró enmendarme, aunque du-do
que con vos pueda nadie estar sério.
-Me haceis favor ... Pero volviendo á
nuestro asunto os décia, Andrés ... y al
decir "Andrés" se sonrió como una maga,
que vos podrías impedir nuestro regreso
á lo. Costa ...
-Yol
-Jamas me he empeñado con naclie
ni por nadie ...
-Pero lo hareis por noaotros ¿no es
cierto?
Andrés uo contestó¡ ella lo miró y
suspirando inclinó la cabeza y siguió
bordando.
-Será preciso, pues, repuso Magda-lena,
quo me despidtl de Soutafó.
-¿Y lo sentiríais mucho?
-Mucho.
-¿Por qué?
A su turno .Ma.gclalena guo.rdó silencio.
-¿Sentiríais dejar :1. algunos de vues·
tros nmigo:~ ... Magdalena? dijo au compañero
oon una voz tan tierna que él
mismo se sorprendió.
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--·-
REVISTA QU I NCENA L . 275
-Tal vez ...
-¿ A Gonzalo ?
-Por qué á Gonzalo?
-¿No eR vuestro amigo?
-Sí. . pero no es el único.
-¿Al Capitan Alvarez?
Magdalena se sonrojó y bajando loii
ojos dijo :
-H:1y otros ...
-¡Yo!
-Pues ... ¿ lo dudabais? y al decir esto
le dió una mirada que le penetró hasta
la medula de los huesos.
"Hay personas que tienen el don de
la inoportunidad." Esto pensó Andrés al
ver entrar al taciturno Cupitan Alvarez
con su inseparable compañero el niño
Clflmellte. Aunque el jóven militar no
trató siquiera de tomat· pa.;'te en la conversacion,
sino que se sentó en un rin·
con de la sala, jugando con el niño, que
le quitaba la esp11da y le metía la mano
entra los bolsillos, sacando alborozado
cuanto había dentro, la presencia de una
tercera persona, aunque no oiga lo que
se diga es cosa ombaTazadora; por cousiguieote
aquel diálogo que se est11ba
haciendo ya tan tierno, perdió para Andrés
su encanto y su novedau.
-¿ Oon que, repuso Magdalena eu voz
baja, jamas os habeis empeñado con
nadie?
-Jamas ... N1 había pensado hncerlo
nunca.
-Aunque yo os lo pida?
-E'!a es otra cosa.
Un Tnyo de nh•gria pasó por los lin-dos
ojos de )lagdalena.
--J,o hareis '(
-Si lo manda su merceu ...
--Lo mando ... (con uoa sonrisa)
--A vuestro vasallo ....
--A mi vasu !lo, si así quereis procla-maros
(otra sonrisa m:is amable)
--;.Lo porruitis ?
--Qué?
--Llamarme vuestro vasallo.
Este diálogo, compuesto más ele sonrisas,
do miradas y de inflexiones de voz
significativas, fuó iuterrumptdo bruscamente
por el Capitan Alvarez, que atravesando
la sala se acercó á Magdalena y
la dijo oon airo irritado :
--Magdalena .... permiteme dos palabras.
Magdalena miró al español con ojos
asustadizos, tor nóse encarnada como un
ababol y en seguida palideció, pero se
levantó iun•edintameote como impelida
pot· un t·eao rte, y aonmpañó ti Alva·
rez á la otra ventuna, en donde habló
con él algunos momentos, sin. que Andrés
pudiese oir un\ palabl'a de lo que
se decían.
Momentos dAspues Alvarez tornó á. su
lugar y Magdalena volvió á sentarse en
el suyo.
-¿Qué os dijo el Capitan con su aire
tan misterioso? preguutó Andrés sencillamente.
Magdalena que parecía muy agitada
no cunte~~ mi primo, y bajando In voz dijo:
¿ tnru¡oco sRbinis que Alvarez tiene sus
puntns do loco'!
-Ignoraba, por cierto, osto:. pormenores
¿ pndecerá accesos repentinos?
-Andrés, Andrés, repuso ella, veo
quo no me crei.i ... Así pues, hablemos
do otra oosa, y dejemos al pobre pariente
en paz y sesiego.
-Tenois razon, dijo ól; y como el Capitan
Alvarez pudiera sospechar alguna
trama contra su preciosa vida ó le asalte
quizás algun capricho descabellado si
contiuuo :í vuestro lado Magdalena .... me
despido.
-Os vais 1 exclamó ella.
-Ya es tarde.
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276 LA MUJER.
-;. No aguarda.i!l á mi padre?
-Hace una. hora que se f11é y DO
vuelve.
- Mucho os habeis fastidiado ?
-Bien sabeis lo contrario.
-Oigo subir á mi padre, exclamó ella.
Efectivamente en aquel momento entrabll.
don lllelchor á la. sala y cambiaba
rápidamente un<~ mirada con Magdalena.
-Padre, dijo ella, el señor Ruiz os
aguarda.
-Dispensad, amigo mio, dijo don
Melchor, pero un asunto importante me
detuvo en la calle.
-Yo tambien tengo que hacer, repuso
Andrés.
-Irémos juntos adonde !querais! ex·
clamó el amable huesped.
-De ninguna. manera permitiré que
os incomodeis.
-Al contrario¡ tendré muchísimo
gusto en acompañaros.
-Andrés, dijo Magdalena al despedirse
de él, no os olvideis de mi reco·
mendacion, de mi empeiio si quereis.
-Perded cuitlado, me encargo de
ello.
Durante el trecho que caminaron juntos,
don Melchor supo Jarle :i. emender
á Andrós qué empleo profería y con cual
se contentaría &. e, despidiéndose en
seguida repitiendo sus almibarados ofrecimientos.
Apesar de la mágia y el encanto que
rodeaba a ~1agda.l'3na, Andrés DO pudo
ménos que pensar que el convite á comer
y la. con vers:1cion á. sólas que habia te·
nido con l\I agdalena era cosa coucertnda
entre padra é hija pnra cautivarle y obligarle
á que le consiguiera aquel empleo
á don Melchor. EstlL id~a uo dejabu. do
atormentarle; pero nuda le hacia sufrir
tanto como la extraña intimidad del Capitan
Alvnrez, el misterioso cuchicheo
con Magdalena y la influencia que pare·
cia tenor sobre ella: pues no era la primera
vez que la "eia estremecerse ante
una mirada ó adaman del eRpañol; y
adamas no había olvidado la escena de
lo. ventana. en lo. venta del camino de
Honda, sin conta¡- con otras circunstan-cías
por el estilo que Gonzalo le refirió
los días ántes, cuando fué á. convidarle
para ir juntos á casa de don Melchor.
Sinembargo como habia ofrecido empeñar:~
e para conseguirle el empleo á
don l\felchor, buscó aquel dia á solas á
su protector el Vire y Arzobispo, y le dijo
que le parecía seria justo llevar adelanta
en algucas cosas el penaamiento del fina·
do Virey Pimienta, por ejemplo dar algua
destino á don Melcbor de los Barrios,
que vino con él de Cartagena, y que
á consecuencia de su muerte inesperada
se había quedado sin saber quó hacer.
-Ah! exclamó el Virey, -ese hombre
es el más repugnante que yo conozco,
Andres, -y si nada le he mandado dar
hasta ahora, no es por falta de pedírmelo
en todos los tonos, y con una insistencia,
una humildad tan exesiva que
causa hasta desprecio.
-Es cierto; pero recuerda Su Señoría
Ilustrísima que tiene familia. aquí, que
perecerá si uo puede mantenerla.
-¿ Está pues, en la miseria ?
-No sé si está enteramente en la mi-seria
... pero entiendo que cuando se le
acabe lo que trajo consigo de Cartagena
no tendrá que comer.
-Me han dicho que tiene hija hermosa
¿ Eh, Andrés?
Andres se 110nrojó y dijo titubeando:
-N o sé si .... es decir .... creo que sí es
hermosa.
-Andrés, Andrés, cuidado con los ha-lagos
de las sirenas ... Pero edto no os lo
digo con seriedarl ... yo 6é que el juicio
se ha hecho un trono en vuestro espíritu
.... Recordad.ne mañana, que tengo de
hacer algunos nombramientos subalterno.:~,
el nombre de ese Bárrios: no quiero
desatender el único empeño que me habeis
pl'esentado hasta hoy. Ahora veamos
lo que os dictaba ayer.
Y con este giro en la con versacion
descansó el pobre Secretario, que temblaba
ante la mirada. clara y persptoaz
del Arzobispo-Vire y.
( Oontim~arú)
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REVISTA QUINCENAL 277
SECCION RELIGIOSA.
UN A FLOR PARA. EL ALBU.M DE .M..ARIA.
Donde encontrar podré, Mnrt•·c querida,
Alguno. flor tan belh• v ddic:uh,
'f 111 pm·••, t 10 berm ,;:\y perrun'lda
Q IC IDCI'l:Z •.!r\ fle:;nr ha~t.a tU-< pié; 1
Q-te lli fiJre.-; tcrrenH tienen m:tncha>,
~¡ :;e ven :i tLI 1 \do, Vil·;);cn pura,
F,l nromn lr:l7. m !
P"q u ontJa~u; l11 c.ín ¡¡,¡,. violeta
1), 1.~ s mt 1 humil.lul yo t•• llevara,
Y un'\ mira•lJ. tuya ella alcan7.am,
Llon,, de compl.lcencia y dilocciou.
Q•Jo fué t-íuto, Seii la miran sin cesar.
Ay! enséñ'lme pu~, oh Madre mia1 A cultivar las flores más b.ormosas,
L'\s violetas, los lirios y las rosas
Que tienen ¡:.nra. tí tanto valor!
Dichosa yo 1nil veces, l:li las siembro
Y las miro crecer ca<.la mañana,
Y llevo ante tu altar mi Soberana,
La humildad, 1:1 pureza y el amor!
'l'ornn tu~ ojos, pues, Virgen amada,
IIncia el campo infeliz del alma mia,
Y ayúdame á an·anClH' la 1.arza impía
Y los ca1·dos y espinas que él brotó!
Ayúdame tí !>embrar tus santns flores,
Y al tornar 1:1 ri~ueiia p1·imavera,
Tal ''CZ pot· dicha cncontmré siquiera
Una violeta que ofrecerte yo!
Su.VERIA E. DE R.ENDON. -----·---
LA MUJER
VI
(Continuacion).
Como sus padres no habian tenido
m(i•¡ hijos c1ue él y Araminta, Qral.l. los
"Hnr jMenc- p••rdidos, ídolos de la casa. El pt\dre, hombre
iofclicc>~ uerrol!h,ulorts. ed- en extremo complaciente, se doblega-clavos
.1 h pat· clc una loca 1 b f ·¡·¡ l • 1 · h d
pa..~iun y do unn , Jnida los queda, cono- á Ubaltlo era su c!ofensa pa.ra sus fa}.
con lo~ dbp~rutcs que ha- . ~l
cen, y !iiuembargo loR repi- tas JUveot es.
ton t'Oll 111111. c•¡wcio de Pn- A · 1 d ~d 1
cnrnizamiento febril.... ramtn ta., proc ama a como 1 o o
Sot:LIC.
Ubaldo, el hermano de Aramiota,
babia hecho su entrada al muoclo como
muchos j6veoes de sus coudiciones.
Dejó úntes de tiempo las :lulas por los
diver5iones, y el 6cio, pero no estaba
desprovisto de al~unos conocimientos
y poseía. fama de hombre bien edu.
cado, junto con una figura simpática.
de la mollll., obtnvo el cetro de la. ele.
gaucia y de la belleza.. Ubaldo entró
deciJidameute en la vía de las cn.ln.veradas;
aunque conservando un fondo
primitivo Jo bondad en el corazon.
Uua noche jugaba, como era su cos.
tumbre en uniou de muchos caballa.
ros, en una de las casas más retiradas
de la. ciudad. Allí babia padres de fa.
milia que tal vez al dia. siguiente no
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278 L.A. MUJER.
tendrían un pan para sus hijos ; allí.
j6>enes inberbes, derrochando su patrimonio
úntes de conocer la santidad
del trabajo; allí. ..... pero vol vamos á
Ubaldo, que acababa de perder una
gruesa suma, y fía ú una carta su última
esperanza con su última mouecla.
Una doble exclama.cion de cólera y
de alegría estalla al derredor tic la
mesa.
-¡ Cnida! grita un jugador; y .recoja
al mismo tiempo todo el dinero
que le depara la CM hom hre y pasa. 1
seré lo que él 6~'11 • • • • ' ' 1 -N o te creerá, ni tú te atreverás á
) f r.nv. contarle nada.
E sn. tm·s mn. noc1 1 e Uba l d· o t uvo con 1 . i No! (contin.u ó con m{¡s vehemen-
1 . .' . ctn); porque qmen desobedece, como
su hermn1111 a stgmeote conver . ..;ncton: t, 1 , d .1 d h
- 1, o 1t e ¡¡ nmaf¡ o , d ecl·l l. e'1 , para 1t a. t t•.,1 as ur etn es liC · ~:u pn. 1re , y at.c e en
4 , )' . OliO SU Q\1!' O; qu1en DO taCe ffi,IS que
cer,e nnll. sup ten.: no prostgas en tus
1
t 0 d d '1 1
relaciones con el forastero. con raer. eu as para que e a.s .Pa-
. . . ~ue ; qmen no ayuda á su famtha y '
Ar:nnmtn. )uzo un Jesto de sorpresa. ¡ 1 ll ¡ ..
, , • , , • 1 ~o o a en a< e 'l'erguenza .... ..
-lodo lo se. contmun el; nada tle. -· A.raminta ¡
no Je extrniio vul'!'olvi ~wlolc lm; 1-u.
poncr~e al escritorio, contando - en yn!!. ( Continttal'tÍ ).
EY.\ VERBH 1 ~IAI.E\
VIAJES.
REOU1'JIU')0~ Dr': l-"U 1 ZA
¡•on e;, ·'· ox; s.
XIJI
CO!-:RT.\XZ.\.
Las orilla<: u el Hin, entre Schnffhnuscn
y Coustanza son l.nstante plnuns é
insi~nificantes. Víiiedos tws de 'iiic.
dos, molinos y tnús molinos, son los
1Íoicos olljctoc; r¡uo ~e prcscutnn pot·
todos lados. De tiempo eu tiempo hn.
jnhan la chimenea. del vapor en c¡uo
ibnmos embarcados y pas.1hnrncs por
debajo de un puente de mnclcm cu.
bierto; otra!> \'eces nos deteníamos tí la
orilln para recoger nlguu pnsnjero.
miéotras que nos miraban trnuquiln.
mente desde In plllyn las pohrus gentes
do lns aldcu~ y (;a~críos oc u pndus en l'XtonJor
al sol in numcrahlcs pniiut•los
de los que llamamos por nllúj1 mcrscs,
y que se fabricnu en Suiza cu rnuchn
abundancia.
Con frecuencia un castillo' iojo nrrui.
nndo 6 u un cn"a d., campo modernn ve.
ninn á mnnr nlgo nl pai:-;aje, y al pcr.
dorias ele ,·j¡;tn volví11mos :í n·r porto.
dnspartos viiicdos y semP.n tt>rns do li.
no, hasta que llagamoll, al cahodo tres
horas, tí la ciudnd de ConFtanzn. Un
puerto artificial fonnarlo con muelles
do cnlicnuto, uu pcquciio faro y un
lnrgo y pcc:ndo ¡nwutc rle madera qt.o
ntmvief:n ol Hiu, pnm poner en cotmtnicacion
á Constnnza con el resto del
ducado de iluden, :í quien pertenece:
anuncian nl 'injcro que llega yn tí cc:n
antiguo. ciudad.
Con~tnm:a fué fundada por Cou!'l.
tnncio Cloro (padre de Coustuutino)
en 2!)í y 1•s una especie do pequefia
1
Couf.tautiuopla en aqut!l riucon ele In
Suiza v de In Alewnuia; 1 n. tomndo
1 arte, 'por su J)()Siciou, en cosí todos lo~
gumdcs U('OU1et·tmientos cmopcos .
.Aih ful- lll donde ~e rcniJi6 cu 1418
el famoso Cotwi 1 io que conr.luy,) con
el ci~nu~ origit111do <'D la. ludH1 de .Junu ,
XXlll. Grl•gorio XII y B1·11ito XIII
( refu~indo cu E•t nña) TJOltlhrnudo de.
fiuithnmcutc tí :Martiu V, el,quc quod6
como d \erdndero l'oherutro ¡)()ntíficc.
En tiempo de In Edntl ~h diu éstn
ciudad l'Olltnl n cerca ele 40,000 \CCÍno~,
poro fu(. •al la multitud 1hl gente
que cortcnui1í ni C:ollcllio, !JIAC In ma.
yor }Jilrle de los hnhitnntes tmioron
que emigrar, y ac0modúmlo o en
otrn;; pnrtes no volvieron de pucc:.
De!;de t nt6nccs Coustattzn cmpcz6 {i
decaer y l10y npénns si cuenta !í,OOO
almas.
Como todas las cincladcs que hnn
¡;j¡}o importante>!\ y yn no lo Wll, Cons.
tnuza es tmo ruit.n triste y ~:-olitarin,
con enonncs w sns del'iertns, y muchns 1
iglesias y oonveuto" arruinados. Allí
todo es antiquísimo, y hnstn el hotel
eu que fui111os ~~ comér Ee llamnua del
B1·ochrt (Sollv un JlC>.CLHlo) de,de
1550, y ya existía en el miswo l·difi-cio.
1
l.Jn anticuario ha juntado en una
"icjn y borr1 hlc casn, que fué en don.
de se reunió el Concilio, nlgunas
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RE V I S T A Q U I N C E N A L . 281 11
curiosidades de e!;a, época. Allí se y dos horas dcspues lleg:íbnmos á la
ven los tronos del Emperador Sejis. Capital del Can ton; atravesando cowo ¡'
mundo y de 1\Iartin V; el alta1· en relámpago parte de In ciudad, cruzan- 1
que fué consagrallo el misal que sirvi:í Jo calles y jardines ha¡;ta llegar á lo.
para las ceremonias del Concilio &.a estacion. que se halla del otro lado de 1
Ad~mas han depositado en el mismo la poblacion.
edificio figuras de cera 1epresentando
al heresiarca Juan Huss y su discípulo XXVI
Jer6nimo de Praga, ambos quemados
en Constanza. por órden del mismo DE SAN GALL .A 'BASILEA.
Concilio.
Al cabo de cuatro horas de perma.
nencia en Constanza, e!>tabamos tan
d~seo>os de huir de aquel cementerio
de tantas glorias convertidas en polvo,
que nos fuimos á sentar al rayo del
sol, más bien que permanecer en las
calles fétidas y oscuras de la ciudad.
Era tal nuestra impaciencia, que esperábamos
la hora en que debía pa~ar
el vapor y sacarnos ele allí, como un
momento en que se nos devohia la
libertad.
El lago de Conslanza, en h parto
que pertenece á la Suiza, parece 110
brazo de mar; sus orillas son llauas
y están cu'Liertas tle sementeras. Lo.
navcgacion del lago es muy activa y
por todos lados apllrecen innumerables
barcas de pescadores, botes cnrgndo!>
de mercancías y vapores ll~nos
de pasajeros que lo atravieSlln varias
veces en el dia.
Las riberas ~lel lago de CoMtnnzn
fueron pobladas por los romano~ en
tiempo Je Augusto. y despues las iovatlwron
los "uavos y los franC'o~;
tieol-3 aquel diez y ocho legu:ts ele longitud
y de diez á catorce de a nrl1o ;
lo forma el H.io, que penetra allí por
, entre Suiza, Austria y Baviera, eusnochúndosc
para vol Vt:r á tomar en
Coostauza su cnrso de rio.
En poco más de dos horas crm:amos
el lago en casi toda. Ru extension y desembarcamos
en el cnnton de San
Gall, en un puerto llnruado Roschaf,
que tiene un gran movimiento mer.
cantil, y comunica con los otros puer.
tos de Suiza; así como con los ele Aus.
tria., Baviera, Baden y Wurteml.>Urg,
que tienen el lago por lindero.
En Roschaf tomamos el ferrocarril,
San Gall es una. de las ciudades más
importantes de Suiza, por su industria,
f:í u ricas de bordados y de muselinas, su
poblacion (12,000 habitani:es), la elegancia
<.le sus calles y ca~as-rodeadas
de parques y estensos Jllrdiues-y principalmente
por sus recuel'dos hi•tóri.
cos.
Gn11, Ga!lon 6 Gilian, discípulo de
San Colomuan (originario de Irlauda.)
pasó ;í Francia á predicar el cristia.
nismo (S. IV) y despues f'U retiró, .o olé.
jus de la orilla del lago de Constanza,
en donde fuudó el mouasteno de San
Gall. Anduudo el tiempo, el convento
se hizo famoso por la sabiduría y erndicion
de los frailes qne lo poblaban.
En el s1glo X llegó el monasterio al
apogeo de ;;u esplendor. Los sauios de
todus partes del mundo ihnn allí á es. 1
tudiar los manuscritos m!ts curiC"sos y
mt.s exactos de cuautns biuliotecas
existían entónte!'i. E<-a abadía derramó
torrentes de 1 uz !'Obre el mundo y
:;alvó In litcrntum clusica de las :uva.
sioues de lof' bárbaro~. D<'!'de el siglo
X.llos ALntlcs gol.crnab11n la ciudad
(que se habin formado al derredor dd
monasterio) y una parte del canton:
fueron soherauos allí hMtn 17fl8. En
1804 tu\'ieron por conveniente e:uplÍmir
el conveuto. El antiguo cl:tustro
es un inmenso edilicio, con\crtldo hoy
en escuulas corn110alcs, colegios, ar.
chivo~ y las l'ecretnrías de la Goberna.
cion del Cauton.
La Catedral es una de las más bellas
'}\le herno~ visto, tauto por la elegancia.
de su construtcion y la cantidad y ber.
mosura de los múrtnoles de diferentes
colores que adornan las capillt.s y alta.
res, como por los esplénuidos frescos de
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l r 282 L A 1\1 U J E R .
1 ~1oreto que cubren casi completamente 1 de llegar al confin de la Suiza hay
el techo con c~ntenares de figuras. que atravesar algunos contrafuertes
La bibliotect\ de la abauía. tiene de las moutaiTas del Jura, ha l'ido ne.
aún muchos libros precioso¡:, entre ceso.rio construir larguísimoli túneles,
otros una biblioteca que perteneci6 en los cuales se engolfa la locomotora, 1
á Carlomugoo, un ejemplar de llD cou u o ruido estridente que causa á 1
V.i?'[Jílio, copiado en el siglo IV, y mil veces cierta sensacion de desagrado.
manuscritos m:ís de poesílls y crónicas Uoo de esos túneles ruiue 2,490 me.
1
que vao á consultar allí mismo los tro~ de longitu(l y se oyon caer en el
historiadores. interior los chorros de o.gua, qt1e fil.
Recientemente edificaron la iglesia tran por entro las rocas, y se siente
protestante sobre las ruin·¡s de la au. pasar el tren por los puentes de bietigua
de Sao Gall. Este edificio ¡¡ O!!- rro que han hecho encima de riachuetilo
árabe, aforrado en el interior coJJ los 6 canoles en que ban 1·ecogido las
madera fioisimamet\te Jabradn y pin. aguas en el interior de aquella caver·
tada con arabescos de colores y tiletes ua tenebrosa Y btímeda. 1
dot·ados. y los muros exteriores ador. Al llegar :í la estacion de Basilea,
nn.dos ron labrn.do~ rojos y 1\znle«, es "e formó \lna algazara de gritos y dis.
tan alegre y profano en apariencia. putas, de reclamos y vociferaciones
que mfls qne Casa de Dios, parece un que seria impoRible de!'r.ribir. Notasaloo
de baile. mos particularmente á 110 frnncr5 que
Los periódicos y revistas q11e se pu- desde Aarau reclamaba sn e11uipAje :í
blico.n en San Gall, tienen famn. en cuantos empleados encontraba, pues
todo pnis en que fle babia aloman por no hauia parecido en todo el camino.
su mérito literario y sn sabia erudJCion. Estos le contestaban qne no tu áera
Des¡llles de permauecer un d111 en cuidado que al llegar te entregarían
San Gall, el 11 do Agosto n la~; cinco sus halÍles y maletas. Pero al llegar á
de lu. mañana vol vimos ú tomnr el fe. Bafli)ca Jos empleados se vol vieron
rrocarril con direcciou á Dasilea. qafo,~ lfr-cwos y echaron á pasear al
.A.travesl\moA todo el cnnton de San 'francés diciéndole que no eL•tenJian
Gall, el de .A.ppenzel, el de Tur¡!ovia Jo que deseaba. El franc~s q11e no te.
y el de Zurick. El terreno en todo el n ia 01 genio manso, exasperado ya, se
tr&nsito es l'Utnllmente montnfio~o y arrojó ~:;obre uno de los empleados, y
desigual, y los empresarios del ferro. sabe Dios lo que sucediera al francés,
carril hnn tenido qne gnsfnr f:umns io. ~i b mujer do é¡,te no ~e hubiera
menf:as y snperar mil dificultncles pn. metido en mt'dio del lmllicio y
ra llevar á efecto su pln n. Hou horho Pacr.tlo de allí á su caro ospo!'O, tiriÍnvinductos
( ú puentes secos) que pasan 2olo de un brazo¡ y, con el >e lo flotnnte
de \JO corro á otro y colma<.lo de tie1 rn, y paííolon arrastrnudo, no lo condujera
valles enteros para. nivelar la \ia fé. en triunfo hasta el cMru:.je, en que es.
rren.. tabamos nosotros contemplando aque.
El paisaje en estr~. parte de Suiza lla escena tragi-cómica. El francés
es muy apacihle con sus pintorescas echnba ch!t;pas y elevaba la voz para
colinas, hosqtwcillos de pinos, dilata- insultar á toda la raza germánica y
das sementeras y valles sembrados de especialmente la de aqnel cantan,
hermosas y limpias nlcleas, cnyas ca- pero su mujer lo cahnaha simpatizansos
son de madera. labrada primorosa. do con él 6 dlir;dole expre¡;ivos codttzcs
monte. cunndo gritalJn más de lo conveniente.
De Zurick n BAsilen. el camino ori. ¡ En Basilea llOS alojamos en un ho.
lla el rio Reuss unas \'eces y otras el tel 1 !amado do los Tt•cs Re1.JCS, er;pléo.
de Liestal ó el de Limmat, en cApri., dido edificio con balcones y azotea>
cbosns curvaR y cambianJo á cada ins. que dan sohre el Rin, ¡::oberbios come.
tante los puntos de vista. Como úutes dores, espejos, alfombras y tod!.\ cln-
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l~ E V l S '1' .\. Q U 1 N C E X A T..
se Jo lujo exterior, pero :;Ín ¡;ufici\Juto
comodi,laJ y cou :sorvicio tnu m:do
cmwto caro. Em uu hotel d~ grau.lo
cspcctá~:ulo, como tautos c¡uo hay ou
Enrop:1.
Ih.. . ilc 1 se hnlltL eu ol ,itio de uu
nutiguo fuerte rom 1110, IJIIO llannban
B.1 llicn, cou-.;truitlo ¡,or Vuleutiuiauo
hácin el ~ialo Il. Ante~ uciosn,
Hiendo to111plo protcstfiLt.te. Bu.
tru \lli'Ía:, tumbas iurpurtantu., ~u uota
la de Erasmo, cllil6sofo coutro\'Or.-i:.ta
quo li!LOIÓ cu H.ottordam cu 1 Hi7, pero
pns6 los últimos años clo su vida en
&silén y allí escribió lt. mayor parto
de sus obrns.
1:u hermoso pnlncio municipa! de
os tilo g6tico y el .Museo, u os llamaron
pn.rttcularmculo In ~otuncion. El ~Iu.
soo es muy iutcrusante y rico, solH·utollo
en JuUc>'t ras ele petrificaciones y
mincrulcs sui~os .. Adema;, virno,; una
gmu varic L.• u do r;uadro-; 1lc H olbci11
pndro é hijo, y vnrio~ rnueblcs curio::;os
por lwber pcrtouccido ií Era~mo.
Despues de pcrmiHacccr Jos dia'3 cu
lbsilca, ol 1-! do Agosto, ú la:; oelrodo
la mariaua, nlra\C' tunos el puente y
salimos du Sui:r.a, Jidémlolc ad íos Ú
c .. c p·lÍ-; qu~' enc10rrn tnutas bellu.:as
untur.dc::. y tauto:l eucn:~to,; poéticos;
ú e a patria ,Jo lu libcrtud bieu euteudi<
la, porque lrr~y tírdcu y policía ;
ul primer pucLio en Europa quo supo
iudupcut!izar"o para guardar su 11iguidad
yuo para perderla, como de~graci:~dalllcUtt~
ha ¡.,ucodido eu otras Rcpúhlica,.
P.:ro tawhieu c·s preciso coufu.
~;nr IJUC e" un:\ u .• ciou cgoi,ta cuando
su t rntn Jo otros p11ises y súlo nmn In
ltbcrtn•l pnm ol):, n•isrno. R:~m HlZ se
In. Ira vi<.to tcudor uua mnuo nmigu :l
lo11 vcucitlos y sÍIHnpru está t!e ptuto
dl'l rurís fuerto. E!>:• policía y t!iplu.
mnl'ÍI• eu lo-; pni~es extranjeros es mi.
rndn por muchos como el sucrcto de
su pro:.perida 1, ri,¡twzn, iudopeudcn.
cio. y fuerza. "'
l'IX.
• llcslrue>s los on teriores ca pltn
lo h m vunndt ron h 1 e -sns en Sun:n y hoy ella
lnb er do ~>crndo de r fugro a los intcrnnciona
h tllll 'J conumit s d<• .Alemania y de lmncill
uqu !In H pub 1 I>O uneu utm minada por b
h pm d la;ocinl oru(l: e• de 1r vor la lnrnorulidad,
lu arruligion r el de úrden.
CURIOSIDADES.
1
l<:n In China, so veurle por las calles vnsijns de palo lcchn de mujer, pues
ll'f:lw de mttje1·. Así en Shaugai el me- es alimento muy estimado allí para
tlio litro cuesta veinte céntimos. El dar fuerza 6 los débiles, á lo:; ::mcianos
Doctor l'Jnckunsie cuenta que veía 1 y {¡ los tísicos.
fcccueutt::mente á lns chiuas vender en
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284 LA MUJER.
ANALES DE UN PASEO.
DIA SEXTO.
(CONT1NUACION).
Do ~epente desper.tó.me, vol viéndo~e j labios rojos, dientes blancos, y ostentabt
á la v1rla real, el chdhdt) de angll<~~lll 1 un par de tl·enzas de pelo castaño or.
de la torcaza que se había oculbdo en deado y sedoso, tan gruesas y larga.
tre la hojllnl'Sca muruuatJs ántes, y vol· que un peluquero á la moda hubien
viendo loJs ojos al sitio en que estaba ¡ dado por- ella;¡ dinero suficiente pal·l
noté que revoloteaba de una parte :l. comprar todo el ajuar de los novios. Litotra
como asutJtarla, pero sin alejarse de vaba enaguas de zaraza de color roturecierto
punto determinado. Al miso10 bante, camisa bordada, pañolou colort·
tiempo oí el ruido extraíio que produce 'lo y sombrero 11doL·nado con vistost.s
la culebra cascabul cuando se pl'Op'lfa cintas.
á arrojarse sobre su presa, y vÍ que Entre los de la comitiva reconocí á
caía aleteando la torcaz que había. visto Patrocinio, la matire de la novi11, auci\·
posarlt\ entre las ramas del caucho. Lll na rlo aspecto severo y reilp'ltable, vestculebra
levantó la caboza. ele manera que da con enaguas de fula nuevas y pañola
pude ver y apuntar, p 9rv no supe si loo morado, In que procuraba aparent r
la había m~ta •lo, porquo aunqne la bus- oonte nto y alegría. con ojos llorosos y
qllé nn halhí sino ol oasadas- Señor don
sitio en que yo estaba. Recordó entonces Mauricio, añadió el novio acercándose
r1ue aquella madrugada. dobia d., haber- con sombrero en mano, ya que no tu•iso
oasauo :::l•tntiago, mi ex-·mayordt•tnt>, mos el gusto de verle en la Iglesia, y lo
pum cuya ceremonia había sido invitado encontramos por aquí ¿cómo no ha de
1
1
• y lo htlbia olvidado completamente. acompañarnos ..1. almorzar allá arriba en
1 Algunus de los de la ca1·avaon iban á mi e~tnncia?
1
pié, otro~ :í cn.ballo, pero el novio y In Santiago babia abandonado su empleo
noria cabalgaban juntos, al uso patriar- como mayordomo para casarse, tomar en
cal, montados en una yegua peq ueüa arrendamiento una estancia, trabajar
peto robusltl que yo l.tabia re~l\hldo :\. por su cuenta y tenor un hogar propio,
S 1ntingo. Era ésto un hombro de por•o en oompañía de In muchacha más bonita,
mfls de trointa. aíioa, :igil. activo, y de
1
trabajadora y recogida de todas aquellas
figura viva y simp1.ticn. Ves tia una ca- comarcas.·
mis!l blancn tan bien aplanchada y tnn Yo acepté con buena. voluntad la invicruelmente
almidonada, quo no podía tacion de Santiago; y por cierto que no
volver el cuello sin herir~e; aduma~ os- me pesó, pues pasé el dia muy contento
teot.tbu pantalones nuevo9 cie dril blan· con aquellas buenas gentes, volviendo
co rayado y sombrero rn.spon reoien es- por la tarde al puebl•> con toda la comítrenado.
ti va, despues de dejar:\. los novios insta-
La. novia era una niña de mónos de lados en su oueva habitacion, en la oum.
diez y seis años, pero robusta y bion bre casi del cerro, y en olima delicioso y
formada, de ojos negros vi var:lcl"lOs, sano.
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REVISTA. QUINCENAL· 285
II podido encontrar á su mujer en el tránsito
y se contrarió mucho cuando la supo
IIabíanse pasado cerca de cuatro aiio., u.uoJente. Quiso bajar al momento á buscuando
tuve r¡ne volver~~ la hacienda de carla, pero su hermana le dijo que ella
mi plldre. Por la<~ primera~ personas que de baria de haber llegado horas ántes i
!lregunté fn6 por Santiago y por sn m u- casa ele sa madre, y le aconsejó, que puesjer:
eotónces me rofiriet·on lo siguiente: toque deoia que estaba muy cansado, se
Durante lo:i primeros me~es de matri· noostase, durmiese y al dia siguiente á
monio los dos novios vivieron muy oon- ~ la madrugada bajase ó. verla en el pueteutos
en su estancia, bajando al pueblo blo. Como estuviese Santiago en realidad
sola~ente los domingos y días de fiestn, muy fn tigado con las jornadas qua habia
á oit· misa. y á venclet· on la plaza los pro· hecho en ltls dos últimos días, y nüda
dueto¡¡ (lt~ su lab1·anza, para lo cnal San· alarmado por la segnridad de su mujertiago
había comprado un buey, siendo tu. citu, se~tnn dijo, accedió á Jo que le inyegua.
la cabalgadura ele .h:nlalia y la dioaba Stl hermana : cenó y se acostó·
suya. Eulalia atendía á la casa, :i. las gn- Pero no le fué poEiblc dormir: asaltáron.
llinas y 1\ la comida da los peon9s, en le mil fautástic as ideas, parcoiale oír entanto
que Santiago a;istia. con frecuencia el aire tristes gemidos, ayas y suspiros y
~\.los mercados de los lugares circunveoi· á cada. momento se incorporaba. A esta
nos, en donrle siempre hacía negocios inquietud se unió que los perros ladraventajosos.
Vivinn los dos esposos per- ron y ahullaron con angustioso acento
feotamente felices, tanto que era preciso toda la. noche. As! fué que áun no se veia
quo nquello tuviese uu término, pues ni téuuemeute iluminado o\ horiv.onte
¿ qui~u iu. visto en el ruundo una dicha por la. luz del alba, cuando Santiago ae
permanente y prolongada? levantó, ensilló la yegua. con trémulas
Como Eulalia esperase ser pronto ma- manos, pues sn aprehensioo babia. orecidre
suplicó :í. Patrocinio qu3 la fuese á do tant 1 que ya tenia seguridad íntima.
acompañar en aqnella.s circunstancias, de que algo le debería de haber sucedido
pues la arredraba no tenerla á su lado á Eulalia. Cuando salió de la estancia
cul\ndo rn:1s la necesitaba. Pero su ma- solo percibía la. via que blanqueaba á sus
dro l:1 hizo presente quo:l ella no podio. pi6s, distinguiéndose del espeso bosque
abandonar sus 'lnohacet·es en el pueblo, que le cercaba, pero gradualmente la at·
y que era mucho mejor qne Eulalia ba_- mósfera fué haciéndose mád y mñs clara
jase{¡ su casa cuando Íltera tiempo. Cou- y el cielo todo tomó aquel tinte parduzco
vinieron oon Santiago en aquello, y óste y tt-iste que anuncia el amanecer, el -}Ue
ofreció llevar á la niña. :t casa de Patrooi- 8. poco se convirtió en rosado, y empezanio
quinao diae ~ntes de la época se- ron(~ dorarse las cimas do los lirboles más
iialada. altos, pero la luz no bajaba aún. Santiago
Sinembargo estando un dia ausente presa de una vaga nprehension y doloro~
antiago, antoj()selo de repente á. Eula- sa angustia apuraba la yegua sin oestn·,
lía, no aguardarle sino bajar do una voz estremeoiúndose ondn. vez quo salia chial
pueblo, en Luson de su mndro. )landó liando del bosque algun p:ljaro nocturno,
llamar pues, á una hermana de suma- el que, al vor la luz dol día, volaba :1.
rido, que vivia cerca, y había quedado buscar su g~Jarida. Santiago, sin saber
de cuidarle la casa durante bU ausencia, porqué, temblaba si so movía de imy
sin querer admitir ninguna compañía, proviso alguna rama cubriéudole de roasegurando
que estaba perfectamente cío al pasar, ú oía en el fondo del bosque
bttena y ee sentía con fuerza, para eru- caer algun palo ...... pensaba que jamás
prender n1arcba, sola y á pié, pues San· hnbia. \ isto que se tardase tanto el sol en
tiago so había llevado la yegua para su salir, y parecíale que hasta qua 6ste no
correría. A pesar de la imprudencia ele iluminara todo con su luz no so aliviaria
aquel capricho de la hija. de Patrocinio, su corazon oprimido. Con los ojos levan:\.
nadio sorprendió, pues sabian que era tados hácia arriba, espiaba la salida dell
campesina robusta y enseñada á caminar astro del dia, cuando al volver un recodo
largos trechos sin cansarse. para llegsr n In plnznleta, en que yo babia
Estaba ya. oscuro cuando llegó de su encontrado la comitiva de bodas, layeviajeuillo
Santiago, pero no por el oami. gua dió un repentino resoplido, paró las
no del pueblo sino por otro; así no babia orejas y &e resistió á seguir, aunque San-
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2Sü LA ~[U J E R.
tingo la animaba uon In. Y~Z y con. la semojante trnuce ¿ el l:;eiior no ~:;e habi"
rienda. Viendo aquello, tcndtó los OJOS apiadado do olla ? ...... Otro vagido del
por ol suelo para ver quó ¡·op.ug~aba ni.ño le recordó su duber ~e 1p~dre¡ inclitanto
11. su cabalgauura, y cou In IUCierta nose ontoncoil y lo rccogtó llernamentl)
luz quo ya había on el bo~quo noto so- envolviéndolo ou lt\ nw1w, y &in ncordarlnmonto
i la vera del camino uu bulto, se do la ye¡;un., que había huido despllVO·
algo como un ruonton do ropa~ en desór- ~ rida con dnucci<>n 11. su comedero, San·
1
don por el suelo ...... Un rep~uttno tort·or, tiago omprendió marcha 11. todo coner y
una loen y horrible aprehen:.ton lo cou~o- cabi loco h:icia el pueblo:\ pedil' auxilio.
vió tanto que le quitó ca:.i la. \Ísta al m~ Uoa yez allí so dirigió {1. la casa de Pnfuliz
esposo do Eulali,\, y s1n s:1ber cu:;¡ trocinio i quien entregó.,¡ niiio, y dando
lo que hacia motio las ospuolu~ ou los los alaridos m(ls horribleo no fué sin'o al
hijllTos de la yegua y al m1oUl~ tiempo le cabo de un buen rl\to que pudieron corn·
tiró la rienda; é,ta :.o oncnbrilu, d10 un prender lo que hubia. ;,ucedido. Sin elUvuolo
y fué u parar tan corea del bulto bargo, la idun de la :-ituncion de Eulalia,
postrado que cn~i le tocó .:on las pata:f do la espertlOZI\ d~ que tal voz no estudera
adelante. Santiago se tiró ul suulo en el enteramooto muMta, le volvieron en sí, y
momento en que salia el sol dotrns do un quitando un'\ puorla de la casa do la
corro, 6 iluminaba con sus ¡·ayo~ deslu.m- madre do la pobre oiiia se dirigió, con
brndoros todo lo que ho.bio. en aquella tal- cuantos vecinos tuderon notiein del tr:l.·
ca, antes do quo tiautiag hu- tiago dijo ora muy grande, seria la misbieso
tenido tiempo do ulacurla con el ma que yo trató do mutar y no pudu ol
nrroador que llevaba on la tuauo .... ·· dia de l11s bodas de Eulalia ......
Dosceporado, fuera do 81, loco do ospunto El niiio so c!'ió al ludo de Patrocinio
y de dolor, se tiró do rodillus aliado do en In nlOS:\1 }lCrO Ju h~.lló BUS hnbitt\lllOS: tenia. una nlegre y belln
entoramcute fria, lo que probaba qu.o fisonomla que me recordaba la de su
había tuuerto hacia lurgas horu11. Un h· madre, y en uuun re'"elaba que So que Yeis es la imúg•n
ces ornadas y cubiertas de plata y oro de la vida humana. Nosotros mistn1s
y engastadas en piedras prccio~as las nos labramos nuestra propia cruzá
cargaban con cliticultad: las pi~tlrns nuestro antojo: si la recargamos te
los punzaban las espalda!. y su c:xtrc- riquezas, de adornos y de ,·auidud, ,¡_
madopeso los fatigaba excesivameutc,- vimos temblando de que UO)l la quite1,
adornas, en las po::.ailas no podiau 1 puesto que en ella hemos fuudato
descansar tranquilos de uoche, teme. 1 nuestro orgullo ;-si desdeíiaudo a
rosos do que les robnseu aquel tesoro madera de que la fabricamos no pe1.
que tantas penas les caut-nba Así sarnos ~ino eo coronarla de flores, qte
miéntrns más adornada y al parecer , sou las ilu~ioues y las vuuas y perec1.
hermosa era lo. cruz CJUC cargab:w, derascsperanzasqucscuwrcbitun nne
más molestias lo cnusahan al cawinau. el sol de la verdntl, pasamos el res o
te; pero 6 pesar de eso nada temían de la peregrinacion lnmeutauclo nuCitnuto
corno el que pudiese álguieu tra imprudencia; pero ¡,j nos con tel.
quitársela, aunque fue!'c p:ua llevnr- tamos con una vida sencilla y arn.
los 6 uu lugar delcitotio y tranquilo, gladn, siu dificultad veremos llegar tl
reservado á los que abandonaban lu término do ella, sin que nos duea
cruz con resignacion y buena 'olun- abandonarla ni nos pese miéutras n
tad. Los que emprcudian su percgri- cargamos.
nacion cun su cruz cubierta de fres- ..................... . ....... .......... .... .
cas y perfumadas flores, sin dudn en Desperté en aquel momeuto. 11
el primor momento qlW el sol lucia ciclo entero estaba todo iluminnélo
sobre ellos, las flores r-e marchital,un, por la. luz de la luna que su rgía en tl
perdían sus bcllors colores y su pcrfu- horizonte, haciendo con sus refulger..
me, y en hre' e caían al suelo y el rell rnycs desapnccer la claridad mi.
viento so las llevaba. dejn1Hlo al des. IJOS fuerte do los astros que brillaban
cubierto In. tosen. y mal labrada cruz en el ciclo cuando me bnhia dormidCJ.
que cncnl>rinn. Pero sucedin que los Así es In claridad divina de 1 t }'.!),
pocos que lle,·aban su cruz becLa de pensé: ella hace palidecer y meu~unr,
madera ligera y sin ndornoR, cuyos haEtn aniquilarlos los ~ueños terreF.
C.ogulos salientes laabiau accpilluclo tres de nuestro cotnzon, para ilumi.
p:u a qno no les lastimaf'CD los hom- ' narnos con la fe en Dios, tínico cou.
hros,- cn.rninnbnu alegremente ror la. suelo cu esto mundo y la sola aspira.
víu. que les babia u sciínludo, :;iu temer f cion de nuestra nhun que no ~>ca un
las asperezas del camino ni los ladro- en~afio en la exi,tcncia lnnnann.
ncs q11a 1tuhic:;e en él; y así cuando 1 Setiembre de 1877.
llegaba la hora de en trcgar la. carga S. A. DE S.
ORÍGEN DE LAS HERMANAS DE LA CARIDDAD.
SAN VICJ;!\'I'E DE P .A UL es uno de l decir In caridad, la dulzura, l a. cienciaaquellos
santos que so pueden verda. nunca dejaba de ef:grimirlas contrn.
deramente llamar soldados de Cristo. todos los enemigos de la Lumanidad.
1 Siempre cou las armas al hombro-es N n.cido en el último tercio del siglo
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
REVISTA QUINCENAL. 289
XVI, durante su juventud fué apresa- sejando, alentando y socorriendo ú
do por los turcos, y llevado en cauti- todéls las mujeres que hacían parte de
verio no volvió á Francia, su patria, la cofradía. Durante varios años ejersino
el cabo de dos afíos. Aquella épo. ció esta mision con mucho fruto hacienca
de esclavitud aquilató su sao tillad do de su pccu lio todos los gastos de
y le hizo ser más compasivo con los viaje, pero siempre bajo las 6rdenes de
desgraciados en cualquier posicion que San Vicente. Durante el invierno, la
se encontraran. piadosa dama perm:mecia en .París, en
Una vez estando San Vicente en
1
donde su casa era el núcleo de aquella
Chatillon durante una fiesta, en el c<;>fradía. Luisa ~e Gra~ deseaba. armomento
de dirigirse al púlpito, le su- d~eotemente d~diCarse l\ Dws por mcplicaron
que recomendara á la caridad d1? de votos nrevoca~J.es,. pero San
de los O} entes una familia, que, babien- ! Vtceute no se lo perm1t16 smo al cabo
do enfetmado toda en una estancia 1 de muchos años de pn1eba. Sinembarvecina.
de ]a. ciudad moría de hambre go aquella cofradía necesitaba un rey
de falta de asist~ncia médicu. Su glamen~o más severo, pues las ~ujeres
sermon tuvo tal eficacia que m ucbas qu~ ?actan pa~t~ de ella ernn 6 ~asadas
personas salieron de la iglesia é inme- 6 .hiJaS de fannha, que no ~o?Ian dediatamente
recogieron cuanto ponsa- diCarse enteramente al serv1c1o de ~os
ron pudiera ser útil á aquellos desgru- pobres. Bus~ó el Santo ent6nces é h1z.o
ciados, y cuando el Snnto se dirigia llevar ú Pa.ns algunas aldeanas. pob~es
por la tarde ú la estancia dicha, eu- ¡ q1_1e no te01an gusto por el ~1atnmomo,
contr6 que ya muchas personas regre- Dl tampoco por la reclul'ton. en u?
saban de nll9. Viendo la cantidad c.Je com':ento, para. enseñarles (baJO la dlcomestibles
y de medicinas que b•1 b:an recc1?o. d~ la señora le Gras) el n.rte
llevado á ios eufennos se le ocurrieron de asJstir ,\ los enfermos con perfecc10n
estas palabras dol Evangélio: " son Y e.l de ~o.blarles de Dios y de S11s mi.
como reba?"ws sin pasto?·." He aquí, sencorchns .. En bre,·e se presentaron
dijo,-una gran caridad que esta gente muchas muJe~·es que de!'eaban. cons~ha
hecho pero no está bien ordenada· grnrse á serv1r tí. los pobres baJo la dlestos
pob'res enfermo<> tendrán dema~ reccion de San Vicente, hasta. que se
siados alimentos al mismo tiempo, los form6 una comunidatl formal, cuyos
que se dañarán pronto, y despues ten- regla~entos fuero.n aprobados por el
drán otra vez las mismas necesidades ArznbH-.po J~ Par1s y por el Rey de
sin qne haya. quien los asista" Francia.: e!>tas ft~eron l.la~adas "Her.
Pensando en esto babl6 con ' 'arias maoas de la C~:mdad, suvtentas de los
scfioras importantes de lA. ciudad, con pobres" desde ont6nces.
quienes arregló que se socorriera ú los Eutre los reglamentos y conflejos
pobres ú domicilio, tanto corporal como que San Vicente tl1ó á las Hermanas
espiritl1almente, para lo cual instituyó de In Caritlad encontramos estas palauna
cofradía. piadosa con un corto re- bras: "ellas estón mucbo miit. expuesglamenlo.
De allí esta cofrndía ee ex- tasque l:u; religioFns encl:ml'tradas uo
tendió Íl diferentes pueblos y lugares, teniendo por monasterio siuo las c~rUtd?·es de todo e l que sufre.
enfermedades que o o haya o a.li viado ....
Por cierto que han Pido las dignas hi- S. A. DE S.
REVISl-A DE EUROPA.
l.
EN FnAKCrA las discusiones en las C:ímnrns
de Ltruccwn publica.
han causado tnnta impre&ion, que In multitud
que so ngolpnba á las bnn·as era inmenso,
y allí se enc(mtraban reunidas todas las clases
de la sociednd. U:,al'c e1: aquellos pnitSes,
.m:ís adelantados que el nuestro, que las mujeres
asistan á las banas de las A&<>mblea~<, y
como las leyes que se discutían en el Senado
interesaban á toda la poblacinn, concurrían :í
las btii'I'M gt·an número do mnjet·es, dt·sdo la
humild"' esposa del at·tesano, hasta l:ls princesas
de sangre renl. Allí comprenden las mu·
jeres qoe In fcli<:idad de sns hijos depende de
los leyes que se promulgan y todas toman interes
en d n!'unto. Oh ! si lus mujeres en
otros paises comprcndi<.>rnn y neyeran que
su influencia benéfic~ puede régencrar, no >n las urnas. P ero RÍ
pensamos que la pt•csencia do lAs mujeres, si·
quiera. como cspcctndot·ns inteligente~, en las
ddibcrnciones de ras Cámat·as Lcgif-lati,·a!', se
rin un gmn pn•gr·cso en nuestro modo de $cr,
y de seguro su )JI'esencia impondría rcRpcto y
daría un giro mi1s ~:levado :i las delibemciones.
Por el telégrnfo se ha sabido que del'plws
de acaloradísimas di!'cusiones, ni fin se ne~ó
el artículo 7.0 de la ley de Instruccion públicn
por el cual RC e:xpul¡;abn. del terr·itorio franc~s
:i los jesuitas y á las congregaciones religinsnR.
Gran sensaeion ha causado <.>sta medida polític~&
frustradn, y se cree que si ahora ban pt·r·
dido Jos radica les la pnrtida, ~;e preparan para
trabajar con mns ánimo dcspues. El cspíl'itu
de irreligiosidád y de tirunín popular renace
en todas partes, como la hidra, de su propin
sangre; si se corta una. do sus cabezas lwy,
mañana reaparecerá con m:is brio. La volun·
tnrl de Dios Jo quiere nsi. t, á dónde nos llevarán
esas ideas de libertad enónea con la cual
11olo se pcrmi te qoo existan ciertns ideas Ruversivas,
y se pet'Sigue á los que son inspirados
por el verdadero amor á la humanidad 1
¿Por qué permite la Divina Providencia. que
sucedan ciertns cosas en el mundo 7 ¡, P orque
C\<~n que mucho:. e.QpÍritus honrudos, but-nos en
el fondo y dt>;,eo¡,o;; del YCJ <.ladero bil'n, se¡
ofu¡:qucn ba!'ota el punto de dt'S<.>at· la desmornlizacion
de lns mntutc el objeto que so propone
Su Divina vnluntnu ... . ¿ Será quizá
pot•n que \'Í\·nmos l'n continrm lucha entre el
bil·n y d mal, y que cuando lh•guemos ~í obtener
nlgultos beneticios ¿ .. tos H 'lln <"1 ft uto de
nntcbos eFfuerzos y a;.í los a-prccicm~s mejor 1
A P<',.:lr de l:t til aní11 c¡ne cierto círculo c¡uisi~:
ra impone¡· en Franda ¡.,u vuluntnd sobre la
poulaci,n, en nomi.H·e de la liLertnd,-t'l Gobierno
no t>st:i t(ldaviu <.>n sus mnno~, pues hay
una muy l:1ta libertarl de 11ccinn. Así celcbróse
un bnnquete en la ciudnd de Henncs, cn el
cn11l acon]al'()n enviar al Conde de Ubambord
(~"1 Enr·ic¡ue lY de Jos legitimi»ta~) un ~:aludo,
<'n t'l cual ~:e le dt!ci11 qut" ~;(,Jo In cal'a renl de
lior Lon podría Jibrnr la Fruncio del e;,tndo de
ngit:H'Ít>ll y de de~ór·den en que brtlla. J .. os
pt•l'iódicoR r<'publicanus ~:o ban l>orlndo mocho
(11'1 dic!Jo bnnquetc, pero el )li'Ueba que In l'itua .
cinu <.>s tan tirnntc y la opinion en f¡n·or ilt' la
pnz, lmjo cu:dqui<:t' régimen, es lan pujnnte
que yn no ~e tit'ne empacho en m:mife<>tarla á
las clnraR. La ]~cvolucion ¡¡e ha entronizado
cu Fronda de tnl mnm•ru, que ounc¡ne no RO
denamn Mngre, ni ~;e lucha :í lll:lno nrm>\da;
la deRconfianzn, el tl'm.Jr del comuni~mo y de
Jns Sociedudcs secn·tnE<, que cubren el mundo
como una red ; el miedo de una Regundn Comuna;
el camLio perpetuo de las leyes; la
nudncin de los le~i ~l:l''vres, que á todo tucan
y que n<• hny nr~dn que no irt•e,..pcten; 1:1 agitaci<
m Rl'mpitel na; el progreso del m ni sobre
el bien, todo en F1·ancin hace prc~entir· que
tnrde 6 temprano se clesencndenat·á allí una
tempestad, cuyas consecuencias es imposible
adivinar.
JI.
Segun las últimas noticins y en conformidad
con una carta qne la duquesa do
Mnrlborough e~criLió al Alc::lde l\Iayor de
Lóndres, Int,ANDA ha mejt¡rndo notablemente,
en su situacion económica. E::.to, metced ni
trabajo improbo do la. esposa del 'Vitey, la
duquesa de l\Inrlborougb, y de otras grnndes
Citación recomendada (normas APA)
"La Mujer - N. 36", -:-, 1880. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2087341/), el día 2025-05-10.
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