TIErÚDLIOA DE COLOllIDIA.
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ct· + ~.!!
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I.a lllmolacwn flwlosa I tiranos realtzar semepnte prodigIO, porque los que co.
por una idea, ?llUn.IlTlficado, el amor de los a.mores, es la Rep~íbli_ que es placentero á las almas libres dejar vagar sus
ca, esa lUefa~le boudad d~ b natllrale~a, la (!lle tlcne, pen 'amientos varoniles. La Jloesía. responde al sacrificio
cuaudo se aSleuta tranqnila soLre la tl.erra, htenhechor como la mujer al amor, y suprimido el becho her6ico:
regazo ],lara .todos los h?lI1hres; si se la Illsulta, poderoso so rompería en la cítara la cuerda m!Ís vihrante. El
deapreo10; Sl se la. pel'!!lgue, profunda calma., y cuando htÍroo on ooasiones crea. al poeta, y el poeta inmortaliza
74 LA SIESTA
al héroe. Cuando puede llamarso grande un hombre, es I
cuando el laud da á sn conbcto la nota épica, y será 1
entonces grande tambiéu el poeta por una traslación I
incomparable, ~~ que .el héroe. v .. á vivir en el canto, y ¡
el poeta en el SltlO ya lllmortahzado. Serán lllseparables !
desde entonces como el tronco y el follaje. Y los holo- ¡
caustos l'epublic:mos de nuestra guarra de emancipaci6n I
deben tener cantores elocuentes, porque la evocación I
vigorosa de los. grandes hombres contribuye á la forta_¡
leza de las naClOnes. Ellos son el duro ,J.:¡ronce que es_ '
cuda á la carne deleznable; son como el lujo fastuoso, I
único permitido á las democracias. La poesía que más,
vive es la más libre; y la más libre, la que sea un ho-!
menaje á los libertadores. ANTONIO RICAURTE necesita, I
reclama la oda en que ha de vivir eternamente: oda 1
amplia, ardiente, tallada á grandes golpes, que resuene!
lejos como un suplicio para los opresores. La oda es el 1
bronce de las letras; y para e.icribirla inmortal, traslá- !
dese el bardo á San Mateo; jamás la Libertad ha arro- I
jado al infiuito, como allí, una de sus flechas con más!
estrépito. Aquel poeta será el escogido, que sepa darle ¡
al verso el grito del pueblo, la cólera del oprimido, el i
estigma al tirano, el horror sublime del sacrificio; y!
luégo, el acento de la victoria, la bienvenida á la Repú_ !
blica y el vaticinio de un porvenir libre para Colombia. !
Que sea el canto á pleno aire, bajo el sol t6rrido, y n6 !
una silva enfermiza, arreglada en el tocador y con los!
guiñapos de la retórica. ¡
Ninguna fuerza noble desaparece en la Historia, :
atlllque mengüe en ocasiones. Tal parece cuando se ve i
vacilante una iden, q ne ha de ocultarse, pero sucede que ¡
ella está allí, y que son los hombres, algunos homLres, !
los que se tapan pusilánimes para que la purísima cla- ¡
ridad no los ilnmiue. En el alltro se recata la fiera, i
en la sombra el malvado. Lit libertn,d e~ cuesta agria, ¡
i Pero los que quebrantan la ley del progreso, la supri- :
men? i Oh ! nó ! Los varones de la Independencia inicia- !
ron una obra de demolicióu que no terminará sino muy!
tarde; lo que se llama simplemente orden -la quie- ¡
tud-la haLía en tiempo ele los virreyes; derechos am_ ¡
plios fu'; lo que ellos quisieroD conseguir, Pensamiento ¡
de amor tí. la posteridau, de sublime amor, que DO todai ¡
las generaciones sucesivas han logrado mantener eD el i
coraz6n, como la última adyertencia piadosa de la ma_ :
dre moribunda. Es j listO dm' calor á esas ideas, si e8tu_ !
vieren ateridas: que los árLoles elel Lose¡ ue no medren!
en los ámbitos de la ciudad; que manos irreverentes no !
nivelen las colinas gloriosas .. , En In, enigmática tron1ba ¡
en que subi6 á las nubes RlOAURl'E se encerraban innu- ¡
merables y grandes pensamielltos; de allí no ban baja- ¡
do todos á coronarnos. Esperemos, sin desmay~r en ¡
los contratiempos, la llegada de esos alados mensaJeros. i
VendráD; que de otro ruodo, el trueno de San Mateo \
habría sido solamente una Lrutal explosión. i
JUAN DE D. UalDE, !
•••
LA LIBEltTAD.
UN' EL pnnan CENTEN.lntO DRL ElÉUOE DE 8A~ MATRO,
JJNTONIO RICJ rJ1TE.
Llllibortllil f)R In. vidA..
OOlLLElllUO !'r."T'l'A,
La nd" ea inefalJlo:
Donnción 6s1'''lit:[no" do la tierra
(JHe nos nI'l'oja do BH a6uo, y cieu'a
Lo porvonir illstablo.
Como busca la c .. lma
El agua dentro el vaso contenid .. ,
Husca el emuri6n en 01 ova.rio vida,
Busca 1" dicha el alma.
Ulla OB la íij .. mota;
y on el estadio pOI' 01 premio lnchrm
El epioúreo, y los quo al cielo escuchan,El
m:trtir y el profota.
Sér feliz 1... apetito
IrresisLib10 'lne domina ciego
Al sár huma.uo, y le couduoe luógo
Del cero al infinito . ...
Ir
La -vi1esll-1886.
~--
75
sería una afrenta tan grande como es grande la gloria! SAl'l;' 1tIATEO.
de aquel márti;. . ,', ... y bien, sí, 01 hecho cs conocido de todos. De ningún
Pero habna algo de más trIstemente grande aun .... , otro puede decirse con mns propiedad que ha sido promulQue
en la patrIa del IUmortal. ANTONIO RICAURTE fal-¡ gado por todas las vooos do la fama . llallsa encargado do
t~ra. el brazo de ~1ll hombre d~gllO que, heredero ~e 811 ¡ vulgarizarlo, nl!í~ clue de enaltecerto-porque él so impone
ejemplo y custodIO de su gl0l'la, vengara el oprobIO ele ¡ IÍ los 'lnimos por sí mi.mo-Ia bistol·ia y la leyenda, el drala
cnna del héroe de San Mateo! ¡ nHI y la poesía lírica.loB cantos populares y las nannoionea
i Oh Colombia, patria mfa! i Que la historin no I del hogar. A&í y todo, ]JO puoden leerso sin pat1'i6ticII an_
.liga jamás que habéis perdido la virtud fecunda de dar ¡ gustinlns páginas dol porfiado recio batallar do San Mateo,
héroes á la libertad I ¡ ni terminllrse la Icct\1r11 do talcs p,(ginas sin 'lue el asom_
JUAN MANUEL RUDAS. ¡ bro on primer lugar, y dospu,:" In admh'ación y 01 orgullo
: nacional, invaduu nuestros corazones. Do nosotros podeulos
EL SACRIFICIO DE IUCAURTE.
Al7.:'\ Columhia 1:1. nlH\tilh. frento
y al llNlrf rle- tn~~ ~i~lns desafía:
DC\ C~~tilla (·1 J.,Níll salta )'ngiellte
y (~I n~tn nC<'l'to (';11 :lclltu,llJrndn.
RIII'~(\ llo1f",:n' {-/lItiO f·l Rol vhiOlltc
Crlll "'11 fllf'I!0' á \ ('TWI'r la 1iranfn'
M:lli llpl'lIl1R irrutlia en 01 Orip,nte 1
CUUlulo :Imagn el cid6n nI nllev~ día.
! decir que nunca holUos leído e.te episodio de nuestra HisI
toria sin '[ue hayamos sentido 1<1 nocesidad do cerrllr ellii
bro con cierta. ospecie de recogimieuto, para elevar nnestra
: mente ,¡ la contemplación uo a'jllel hecho exu·aordinnrio.
i y no es precisamento el valor do <¡no allá so dió mues· I tra, lo que lnás excita l1nest.rn nl~llIiraci61l y nuestro elltuI
!iu.smo. Es la ulJneguciúll; (lS ~1 sRcrificio conscieute; es la
I oportnnldad miRloa; Hon, OH fin, t.odllS estM oosas ti la vez,
I las que despiertan tales sentimientos on nuestras almas.
76 LA SIESTA
Volvamos la :vista haoia O;.histórico lugar, no temamos re-' del espacio, la frase elel Jefe derrotado en Thapsus. D';llde
petir 1" rel~clon de la subltmo escena. está ,'uestro Gellcf"Ol? les gritaron á los venoidos los solda-
ETlIn ~Iete n:ü los soldados de Boves, y mil ochocien- dos, de César. - Eslrí al ab,.igo d. "1Ies/I'OS golpes, les cantos
los patnotas situados en la llanura de San Mateo, coman· testo 01 fiero republicano, mostrándoles la espada ensandados
por ~olívar, apellidado Y tÍ Lihertador. Las hordas grentuda que aoababa de sepultarse en su pecho, y, cnando
llaueras bajaban de las altums on avalanchas formidables, ,tal oímos, paréconos que de los senos de la Histol"Ía so aly
con estruendosa vocería ourgaban violentas, furiosas, 1 zara rllmor de aplausos anta cl sacrificio de Metalla. Si
sobre. el campamento republicano, queriendo hacor obra asistimos de igual modo, on eL mismo poríodo de la vida
de mln,:tos el e~terminio de la gente patriota. El valor, agitada de Ro¡nn, ,í Lo que algún escritor contemporlÍneo
l~ seremdad y la pericia rechazaban las salvajes arreme- ha llamado Las ·>lItilllas lloras do U/ica, amnrga, profanda
ttdaa, y.el choque de los contendientes somejaba el do las tristeza paseé nuestro espíritu, y, sobrecogidos del roligioolas
rablOsas dUrIlute un mnl' de leva contra 10' acantilados so respeto que imponen los grandes dolol'cs humunos en
de la nbera. Cuarenta díus duró la oruenta lidia, al cubo I las grandes catástrofes do lo. TIistoria, nos descubrimos
de los cuales el ejército republicano se hallaba notable- I ante el suicidio de Catón, que" tuvo la dichn do simbolimente
disminuído por el au~ilio que llev6 á Caracas el Ge-I zar en su agonía la agonía de la Repúblícn." (3) Rayan,
ner~1 Mariano Montilla y for la~ bajas hab.idas durante ~~ ,si~ el1l: bargo, mns altos nuest~·o ~ntusiasmo ;1 nuestra adrefnega.
Boves, restableCldo ya de la honda que rec1blO m1raOlOn en prosenCla del sacúficlO de RroAUTITE. Arrogan·
en el Calvarialda su ala i~quierda: un instante de ince~-ti~um- '1 RroAuRTE se encont~'aba B?T,ÍvAR, quo tenía la misión ~e
bre turbo entonces el ammo de todos, y por un mO"lmtento dar hbertad ¡( medIO continente. Hay, además, otras C1rsimultáneo,
amigos y onemigos se volvieron ,¡ mirar ell cunstanoins q';le cstabl~cen notable .di~erencia no sólo en
éxito de aquella terrible acometida. En la casa mandaba los detalles, SIlla tambHln en lo prlllClpal de uno y otro
MTONIO Rro.!.UltTE una poqueña fuerza, incapaz de oponer I drama.
muy larga resisteucia; á poco, en efecto, reparando que I Cayó el fran~és .en nocttu"na cela~a, en la espesur~
los soldados republicanos bajaban ell'ecuesto en l'otuada, de ~~a selva, resIguaudose, por cumph~' con su deber, "
alzaron los realistas un grito de alegria on señal do triunfo 1 reCI~rr .la muert~ de .manos de sus one~lllgos. El deber d~l
decisivo; m!Í8 de reponte .... mÍl·ad..... ¡ sacnfiCJo no ten,a, Ul con mucho, 01 mlsmo grado de clar1- .... ...... ...... ...... ...... . . ...... I d"d Y certidumbre en el caso do RrcAURTE; con todo, inmo-
¡Qu.ién es el que atrevido, lóse de propio. mano, refle:dvamente, y como para servir
Batiendo ,,1 aire la encendido. mocho, I de edificaci?n ti los unos y d~ escarmiento ti los otros~ hízo-
Entre las rosns del Ahril florido " lo con horrlsono estrueudo, " luz elel sol, en eBcenarJO que
La muerte aguMd .. , ... vedle, so pasoa, I parecía señalado do antemano por el dedo de la Providen-
Los rizos do la sieIl desorclcnatlos, I
En el cerebro quemadora idea, I cia, sobre la cumbro da un moflte, teniendo por especta,..
y al ver llegar los ue
SMude airado ¡ .. inflamada tea. i hahílln poLcado encal'nizadamente, por el predominio do
Llegan, el parquo iuva'len .... de ira ciogo !. una grande idea, tautos días cuantos duró la cólera de
Vuola RICJ.URTE á 1 .. tremenda estancia,
y á la lI61vora. arroja el bot"fnego: ! Dios en el diluvio de 11\ leyenda mosaic~.
Se enciende, lnce, estalla ... y entre el "1"010 ! Si la Historia de ('olombil\ no tuviera ron. que esta
D~I humo ,lonso, y entre t~ueno y sangre, I pnginCl brillante,ella sería, por sí sola, suficiento pam emu-
DIVinIzado 86 remonta al elelo. (1) i lar con la historia de todas las demós naciones. San Mateo
Disipado el humo, vió noves que su eSpeRo. columna i os algo más que un simple campo de batalla; por la oshabía
quedado roducida ,¡ pooos soldados, y'¡ éstos dosaton- , pontánea inmolación de HIOAURTE, es, ademós, sitio consatados
huyendo por la misma dirección que a11tes ~levaro.n·l· grado. Allá debemos ir en pos de inspiraciones, si son tiFlaqueó
entonces sn coraje, y lleno de pavor, rur.o tocar mOS flaquear nuestros ánimos, cuando peligren la libertad
retirada y se recogió de nuevo ti las alturas. (2) 'y la indepondencia de In patrio.. Sobro 18 eminenoia de
Si asistimos en espíritu al derrumbamiento de la Re- I at¡uel collado se hi7.o inmortal, por 18 santidad delsacrÍpública
en la Ilntigua Roma, oímos, ti posar del tiempo y i flcio focundo, la idea de la emancipación amerioana, quo,
__ ! como lo ha dicho CaRtelar, ea la iJca capital de nuestro
(1) Ricardo de Francisco. I siglo.
(2) En gran liarte de eote relato hemoo, copiado A Bnralt y, L A l'
Díaz con ligeras o.lteraCJOneR y con la. traspoSlclones que no. ban UIS . ,ODLES.
parecido convenientes A nueBtro obJeto. (3) Lamartine.
LA SIESTA 77
RIOAURTE.
Un rapto ele heroisn\.o i0D;lortalizo,
Hnsia 110a. vida quo en SlleuOlo pa.sa,
Como Sl' admira al resplandor upremo !
Ve la luz deRprelldida de estos l~,tros
Que alcanza al remotísimo bemisferio,
Llenar el horizonte de dos mundos,
Quemando las coronas y los cetros.
... :p~~~ .~~ 'p~~ 'I;~'~'~ '~(li;i~' ~i~~~i~'~d~;
Ciega b gran constelaci6n un velo;
Sepúlta e Colombia tras sus glorias,
Cual se sepulta un sol tras ue los cielos.
Yuelve á bram:1.r la tempestad; sus ohs
Van IÍ mojar en apartauo suelo
La frente de Bolívar. y el gigante
Postrado yace de ambición en sueño •.
Torpes yó, sus selltidos,. el~ briagados
Oon el perfume del letal mCleoso,
Oye crugir el aquilón, y agual:tla
En la orilla del mal' ronco y slUlestro ....
Ya lIe":1. la tormenta; biucbe 1M onda.'.
Crispa ef rayo mort.al su crin de fuego;
Ya Bolívar ti, huír, M hunde la tierra,
y ahogado flota sobre el mar el genio.
Ai'~~it~' d'~ ';1; '~~p-;~¡~'~i~;; ÜiC'ÁURTE,
Agitarla h faz, doliente el ceño,
y cual humo sutil huye la imagen
De Sil delirio ins61ito y profético.
LA SIESTA 79
El soplo de las aurM bala~cea I Frío como el aliento del deSierto,
y el corvo rayo de distante luua 1
Viene :i rasgar las sombras de su sueño.
IV
EL SAORIFICIO.
Raya apenM la luz; en espirales
Lenta se eleva la hlímida neblina,
y en el límite azul del horizonte,
Como est.rella incendiada, nace el día.
Rico de luz, rad iante de belleza,
Henchido de perfume y armonías,
Del seno de la mar ondisonante
Levanta el sol su freute diamantina.
La voz del viento, el ruído de las hojas,
El murmurar del agua cristalina,
El balsámico aroma de las flores,
El pálido crepúsculo del día,
Todo llena la bóveda del cielo,
Que, como inmensa, lúcida cortina,
Bajo sus pliegues de OIO circunscribe
La tierra, el mar, y la región vacía.
Al prístino lucir, discorde esparce
Marcial rumor la bélica bocina,
y armipotente enjambre de guerreros
Con resonante pa"o se aproxima.
Bandera, con leones y cMtillos
Roncas despliegan mugidoras brisas;
y á su sombra belígeras se jnntan
Las huestes de los hijos de Castilla.
Sobre lIn bridón ind6mito, cual nunca
Le vió mejor errante Ismaelita,
Boves, al frente, impávido recorro
Los campos, más veloce que la vista.
NolJle el corcel con impaciencia piafa,
Flexible el cuerpo, la, color cetrina,
En corva línea el cuello retorcido,
Grandes los ojos, la cabeza ergnida,
Cual un plumero la flotante cola,
Hincbadala nariz, la oreja altiva,
y dilatado pecho, ijar tembloso,
Boca espumaute, crines extendidas;
Apenas hiere el suelo con el casco,
Bélico á .u relincho el viento silba,
Arrastra un huracán sobre sus crines,
y al rayo en el escape desafía ..... .
Avánzase la hueste; cubre el cielo
La uube polvorosa; hinche la brisa
De guerrero clarín solemne ruído,
y hueca y destemplada vocería.
Bajau del monte; cercan la llanura
En hervorosa multitud bravía,
y el rnído de la voz y de las armas
Retumba en las cavernas convecinas.
Así por agrias breñas y raro ~Iares
Se desgaja corriente vespertina
Tr~ la hosca tempestad, que con la aurora
BaJ6 del monte á la escarpada cima.
En frente avanza, y á su encueutro viene,
Desbocado el corcel, suelta la brida,
CoItando el aire la enristrada lanza,
De los patriotas la. legi6n bra.vía.
Nuuca toro feroz de enbiesta frente,
Que en el cuello sinti6 dura cuchilla,
La tierra en torno al levantar bramando,
Cnal nna exhalaci6n, en su embestida,
Mas rápido parti6, rasgando ~l viento
Del asta con la punta estremeCida,
Que, al divisar las bárbaras falanges
De Boves el feroz, parti6 Bolívar.
Llegan; se tocan, y al ingente choque
Gime la tierra, se oscmece el día,
Da el arma coutra el arma, silba el aire,
Corre la sangre, y el acero brilla.
No pára el bote de llanera lanza
Aquí, ni arnés, ni peto, ni loriga,
Ni tresdoblado escudo, que el guerrero
Con solo su valor y su arma liriia.
Dos á dos, cnerpo 6. cnerpo, ora &e aferran
Con los hercúleos brazos á porfía;
Ora esgrimen veloz tajante espad;¡,;
Ora lanza mortal rápida enristran.
Así en 1 a areua Mrrida del Africa
Dos fieras á. lo lejos se divisan,
y la nna sobre la otra se atropellan,
Atronando la zona convecina.
y alzan al rededor nube de polvo,
Man~ lluvia de sangre cada herida,
Hasta que rotos los nervudos brazos,
Enlazados sus miembros, agonizan.
Tal se estrechan en ira rebramante
Las dos falanges, fila contra fila,
Hombre contra hombre, lanza contra lanza,
En recia, atronadora arremetida.
Cual cárdeno relámpago pasea
Todo sitio mortal el gran Bolívar;
Allréola de SI1ngre le circunda,
Lnz de victoria en su contorno brilla.
Así en la noohe espesa entre hosca nu be
De do aguacero rápido destila,
Entre brumas, y nieblas y aquilones,
Aquí y allí, su luz el rayo pinta.
Ya ceja el español; en pos dejando
Un reguero de sangre, se retira,
Cual de la Bircania tigre moribunda
Se aleja de, bravísima jauría;
Y salvado contemplan los patriotas
El tesoro que ardientes defendían ;
Yace el parque tí su espalda, resguardado,
RIOAURTE valeroso lo vigila.
Si Boves 10 sorprende, si arreb¡tta
Esa mina de muerte, destruída
Lo. libertad de Veneznela queda,
Y la esperanza de salv;¡,rl;¡, un día.
Por eso v;¡,lentisimos persiguen
De Boves el ejército, y ansían,
En el polvo enterranllo sus lmnderas,
Matar su causa y acabar su vida.
Ya la ll:lnum cruza, en retirada,
Y á veces con pavor se preoipita
La turba infiel que yerma á Venezuela,
y que bárbaros jefes acaudillan.
Lo siguen los patriotas y se alejan,
Atrás dejando el parque, á cnya vista
Si más redobla el espa~ol Sil esfuerzo,
Más lo atropella el ínchto Bolívar.
80 LA SIESTA
De repente el estrépito se dobln;
Cobra denuedo la legi6n realista;
Carga con estupendo poderío
De los patriotas las cansadas fila~.
Alto rumor domina impetüoso,
y asorda In. triunfante vocería
Con que prorrumpe, en júbilo creciente,
Del español la bárbara cuadrilla.
Vuelve Bolívar los pasmados ojos,
y mira descender por la colina
A. cuya falda el bosque se dilata,
Em boscada porci6n de los realistas.
Entonces, lento, sordo, majestuoso,
Cual de cien huracanes la porfía,
Rompe el cañ6n; y. el eco retumbaudo
Estremece la bóveda infinita; I
y Bolívar al lúgubre estallido,
Cual de tartárea, ronca melodía, .
Sus haces junta, rápido cruzando, 1
Cual cometa en la atm6sfera encendida. '1
Él mismo enseña el blanco, él mismo arrastra
Sus huestes, y á la lid las precipita;
Si hay un puesto mortal, ese es su puesto, I
Si hay una fila trunca, esa es su fila. Mas, como en alta noche sin estrellas, !
Cuando el viento está audaz, la mar bravía,
Que tremente borrasca se desprende
Del cielo sin color de ignoto climn,
y espumantes las olas se adelantan,
y quebradas en pos se arremoliun.ll,
y en los tajantes filos de la rocn
Se estrellan rebramando en su porfia;
Tal con afán redoblan los patriotn.s
El valor indomable con que lidian,
Como lidia el guerrero n.mericauo
Por patria, honor, y libertad y vida;
Mas en la Ibera fuerza numerosa
Se estrella su robusta valentía,
Sin poder hasta el parque adeln.ntarse
A defenderlo de la vil cruadrilla.
Ya llega, ya lo cerca, ya lo ocupn;
Rrc.aURTE en él está con fuerza exigua,
i C6mo de numerosos batallones
Librarlo yá podrá su gallardía 1
i Y no puede volar hasta ~u lado
A compartir con él la suerte esquiva,
Bolívar valeroso, que ya apenas
Contiene á los Iberos que lo sitian!
Llegan los emboscados de repente,
Y ante el parque fortísimos desfilan:
Los ve RrcAUltTE, clama á sus solrlndos,
y arde en su mente inspiración uiviua.
Entonce al espectáculo solemne
Vol viendo acordes la asustada vista,
Los combatientes, mudos, ver desean
El sublime final ue aquella liza.
Suspéudese la lucha; centellea
Dando en las armas el f111gor del dín,
y ni una voz, ni un golpe, ni un suspiro
Turba el hondo silencio que domiua.
Ma.~, vese descendor con voloz paso
La guardia ql!e las arn;tas defondla,
Sola sin adalid, en retuada,
Muda la voz, y sin alzar la viste..
No hay combate, valor, ni resistencia;
Sin un esfuerzo solo, está perdidn
La libertad de Venezl1ela her6ica,
La salvación y gloria de Bolívar.
iEse es tu honor, RlC.aURTE generoso ¡
Ese tu juramento, y fe cumplida 1
Llenas así misi6n tan elevada?
Burlas así esperanza tan divina 1
Oh l n6; que tú ereR bravo Americano;
Corre eu tus venas sangre Granadinn ;
y antes el sol apagará su disco,
Que M ceder por baja cobardía.
Vueltos yá de su asombro los guerreros,
Hacia el pnrgl1e indefenso se encaminall,
y clamoroso cántico de triunfo
Sobre las alas de aqllil6n envían.
Tiembla Bolívar de sonrojo y rabia,
La noble frente con dolor inclina,
Y tremente ira.cuuda crispaturf\
Tuerce en su diestra el arma Ibericida.
Mira al feroz contrario que penetra
Donde el tesoro está que defendía,
y ve los enemigos dominando
La e3tancia que sus armas deposita. .
Cuando han llenado yá todo el espnclo,
Cuando dan yá su gloria por cumplida,
Cuando sólo un guerrero los .a~uarc~n,.
RIC.aURTE, ardiendo en amblclón diVIDa,
Van á avanzar; el héroe Granadino
Con el acento ele Estentor les grita:
"Españoles, llegad; un hombre lib;e,,,
"Tropel de esclavos, ahora os deRafla,
Dice RICAURTE, y con segura mano
Muy más veloz que estrella.desprendida,
Rojiza llama arroja, incemha el pnrc\lle,
Tiembla la estancia, el español so al>Jsma,
y sordo trueno y súbito que estalla
E~tremeciendo la regi6n vacla,
Cruge de monte en monte, de eco en eco,
De los inmensos Andes por la fila.
Vélase el sol con nube polvorosa,
Cortan el aire cálidns cenizns,
y hombres y piedms, armas y corceles,
V uelan en confusión y honda rüilla.
Tal en tendido mar Vapor alado
Que la ola azul del piélago salpicn,
De pavorosa llama y humo denRo
Cúbrese, y arde en noche repentlUa ....
Sobre In espesa. niebla '1 áurea llama,
Sublime incienso de sublime pua,
RIC.a"CRTE encuentro, por sepulcro el cielo,
El mar por llanto, y por bland6n el día!
S. PÉREZ.
RICAURTE.
Anterior tí. Plutarco, 6 contemporáneo de Plllt&rco,
Las vidas de los va?'O?US ilusf?'es incluirían la suya;
pero la incluirían en llágina singular, desda la cual
ella irradiaría BU luz como la. más flllgorosa de todas. I GIL COLUNJE.
Citación recomendada (normas APA)
"La Siesta - Serie 1 N. 10", -:-, 1886. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2079746/), el día 2025-06-27.
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