El dibujo es un medio sencillo y versátil que subyace en casi todas las actividades humanas, está inscrito en el ámbito cotidiano y tiene diferentes usos sociales. En la práctica, enseñanza y aprendizaje del dibujo han primado las clasificaciones disciplinares que reducen la posibilidad de utilizarlo de forma abierta y libre.
Apoyado en mi experiencia como dibujante, en algunas ideas de artistas y autores de otras disciplinas (coincidentes en sus objetos de estudio sobre experiencia, dibujo, conocimiento y cotidianidad), propongo la categoría de dibujo prosaico; entendiendo lo prosaico, como estética de lo cotidiano, usualmente invisible e invisibilizado por la cultura y la academia. A través de una interpretación cualitativa categoricé algunos dibujos prosaicos de Sixta Piedra y Julio Cortés, de acuerdo a niveles de síntesis, abstracción y detalles. Concluí que el dibujo prosaico, es un dibujo no especializado, posible en todas las personas, que por su naturaleza indisciplinar puede relacionar diferentes campos de conocimiento y potenciar la posibilidad común, abierta y libre de su uso. El dibujo prosaico es patrimonio gestual, gráfico y cognitivo del ser humano y puede contribuir a despertar su capacidad creadora: su dignidad.
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