REPÚBLIOA DE OOLOMBIA.
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--~ ·":--'-;-:;·-8"----:;.":-·,---' ------·'~~r~-·::-::~:;:;;iiÍlocros grue.os, con episodios de mal
)J. .. ).. >J 1 J0( ..;-lo. , I ol~r, que son propios u~ los pueblos sin ejercicio intelec.
VIDA INTELECTUAL. tual, y que ~n C?lombia estiÍn ya relegados á las aldeas y
I á los corros mfenores de vaqueras, "qne se suenan con las
Lo más genial en Bogotá es la agudeza, que no r~'1 manos," y de pastoras y pastorcillos reales, que alimen.
side ciertamente en todas par~es, pero que e~á repart!o tan los oidos con pal:tbras primitivas y licencio~as. Aquí
da en distinta cl~ses de la sOCIedad santa:feren?-. La f~a. hay una emulación tan grande. en el buen declf, que la
se que prov~ca nsa vale más para la eXistenCIa comun, frase que se celebra debe ser clllc~lada, de palabras do·
que las consideracIOnes filos6ficas y las recetas para te. nosas; sin ripios, de Ulla exactitud completa. ~ por
ner buena vida y buena muerte; porque uno se, escapa esta razón los hombres de verdadera chispa sostienen
de lo vulgar desagradable en una ola de al~gna, y es , con mesura Ulia couversación larga, sin desmayo, al
facil de probar que los benefactores con diploma de I mismo tiempo que sin alambicamiento. Casi nadie le
tales, son !os que hacen po~er buen~ cara á los hombre.s, toma prestado al vecino su curcaj, porqn~ al punto
aun debaJO de uu CI~lo gns ~e lUVlerno y e,n pre,se~cJa los conocedoreR, por la estructum del penodo, saben
de ~n futuro más gns todav\a de los ,negocIos publicos I qué personalidad está detrás de la frase ó del vers~ en
y pnvados. El buen humor, es la feliCidad, y, ~ falta de litigio. Y no se excluyen tampoco las palabras. VIVas,
oLra cosa, los hombres deblUn ~acerse c,?sqUlllas,. los sino que se les señala un lugar, qne no es el pnmero;
unos á los otros, para ll? ~oner JU~ás ceno de mlsán. ni pudierall ni debieran suprimirse, porque ellas son la
tropos. Cuando el aburrnruento se sienta á nue~ro ~ado, mitad de la lengua castellana,
las ideas se acortan y aun desaparecen las aspiraCIOnes CId t h b d to . .
generosas' no es bueno sino el hombre que ama la uane o uno e es os om res e gra mgemo s.e
vida no' uede amársela sin tener los nervios dulce- prepara á publicar una obra, nos parec~ que hay motI.
mentl elás8cos por la inflnencia de la musa Alegría. I V?S para estar de plácemes, porqt~elos ~Ibro~,agradables
De donne se deduce, naturalmente, que incurren en 1 Slelllpre son escasos, y los .de diflCIl dlgestlOn a~undan
Pecado imperdonable l"s que arrastran á nuestros con. '1 e;t todas partes l'ara nutnr los est6magos f~er.es. El
. 'b ' d libro que anunciamos hoyes uno de FranCISco de P.
CIUdadanos á contemplaCIOnes som nas, y son peca o. C '11 n Id" T' d B tá " tá
res, 6 sea mejor dicho, criminales, los que personal.! arrasqUl a, I u a o IpOS e ogo,' que?:a:sd~
mente causan enfado á sus semejantes con qnisicosas '1 en pren~a, y que contiene nnas fotograf~as comp ,e
como cobros, requisitorias, embargos, por ejemplo...... per~ona,Jes, t,omadas del natural; un estIlo peculiar, c?n
Para permanecer en estado de gracia deben buscar los ' denVaCl?n .dlrecta del de Quevedo, y con sello ~roplO,
bogotanos esos círculos chispeantes, en donde viven ell caractenstlCo, lo que puede llamarse la ,presencIa real
chiste, el epigrama, el salado relato y las hermosas y! del autor en su obra .. Hay much.os escntores que 110
alegres variantes de la palabra, cuando la anima un I comparecen en las págmas .de su hbro, y ?-llector se e
estro festivo y la reciben labios que ondulan con des. ¡ figura al leerlas que se entiende con los dl!untos, 6 que
envoltura y bocas que se abren para dejar que salga, ! ha de encontrarse con el autor, .no por a~ll cerca, entre
como un aire de música, la carcajada sonora. Es im. ! los demás cuadrumanos, smo qUizá despues de muerto ...
perdonable que la gracia de que hablamos tenga la ! en los cuernos de la 1 una. .
"ida efímera na la conversaci6n, y no vaya á consa. 1 La lectura de buenos libros se ha hecho fa~ihar
grarse en libro~ amellOS 6 á ser la pimienta de los ¡ entre nosotros. Lejos estamos de los centros estrepitosos
peri6dicos. En otros países vale mucho lo que llamaré. ! del pensamiento y siu comunicaci6n facil con ellos, en
mos el buen humor literario. La inmortalidad está de'j esta altura desconocida, á donde se llega con tanto tra.
trá:; de la agudeza. Y nosotros la poseemos en todas sus bajo y de donde se sale, por uua rareza, para Europa ó
manifestaciones: de de la chanza jovial y sencilla, hasta los Estado~ Unidos. Pero así, no obstante, vivimos al
el epigrama de punta aguda, que se dispara con arco 1 corriente de los sucesos importantes de todo el mundo,
flexible y va á olavarse en las carnes. El suceso más I y ell relaci6n con los más afamados escritores universa.
pueril da nacimiento á millares de comentarios 8:l.bro. les, mediaute las librería~ asiduas que nos abastecen
sos, de relatos nuevos, ue inciuentes grotescos y de fan. I oportunamente de rica y variada lectura. La facilidad
tasías risueñas, que son un enC'lnto. La vena abierta y I de obtener libros ha despertado un espírit,u beneficente
nunca exhausta mana licor ell que abrevan tQdos los de crítica, del cual e.tábamos desposeídos hasta hacc
paladares; y como cambie el acontecimiento, el hecho i pocos años, 6 que era patrimonio de algunas personas
del día, a~í toma otra faz la cr6nica divertida, sin que doctas solamente. La comparación, facilitada, de las
jamás sea monótona y nunca pueda doblarse la hoja. I distintas escuelas literarias y filos6ficas, permite á los
Es lo dicho una de las señales más precIsas de vida in. ! lectores que purifiqtlen su gusto y los estimula en el
teledual, Jl?r9ue la gracia es el fós~oro del cerebro, los I estudio. En ~os salones hoy día la charla insustancial
fuegos artlnclnlcs cuando liucstras Ideas están de fiesta. I va desapareCiendo, como una vergonzante de mal a!1'Üe.
COIl las cOllversacioncs dclicadas, en que el arte se reju.¡ ro, y el diálogo sensato, útil y agrauable, ocupa el v~cío
venece, en que los má.s pulidos tienen derecho al triun. de las cosas fútiles. La mujer ju,ga en materias, enantes
26 LA S IESTA
intrincadas para ella, pero inocentes y provechosas, qne
le dan consistencia al cn.rácter femenino, de suyo mudn.ble,
y que son uu adorno admirado en el cerebro de las
damas, como las ajorcas de diamantes en sus brazos
hermosos. Va desapareciendo por completo la mujer
silvestre, que es ya ex6tica en nuestra civilización, y de
la cual se despedirán los poetas con églogas melanc6licas,
que ellas, si tornasen, no entenderían por su propia
rusticidad. Los libros que sirven á los bombres deben
servir á las mujeres; los malos, que son los qne no contienen
un pensamiento fecundo, pues dicho se está que
no deben ser leídos ni por los unos ni por las otras.
El espíritu de crítica se manifiesta en la juventud
persistentemente y la aprovecha para ensanchar el radio
de su examen y ampararse de los dómines en un
raciocinio propio y deliberado. El saber es una inundación
de la cual no puedeu librarse ni los que asustados
busquen los más altos picos; que es inundación abajo y
diluvio encima. A fomentar el gusto al examen y la
experiencia, á la comparación y la deducción, á la investigación
de los hechos y de las ideas, que es lo que
constituye la crítica, vienen justamente dos nuevas obras
de nacionales (á uno de ellos, pues no tiene patria libre,
séale la nuéstra grata), á saber: la segunda edición de
los A?,tículos escogidos de Emiro Kastos, muy corregida
y aumentada, y los Esfludios OTíticos de Rafael M. Merchán.
De ambos nos ocuparémos próximamente. Pero
mielltras tanto, observamos que los dos escritores, aunque
con distinto procedimiento, tienen ambos por objeto
contribuir á que prevalezcan la verdad en los enteudi_
mien tos y el buen gusto en las l etras.
i Quiénes se apartan, pues, de esta vida intelectual
de la metrópoli 1 En todas partes son los mismos: los
imbéciles y los que tienen sed de oro.
A MI HIJA CLEMENTINA.
Si estuvieras aquí, cerca del lecho
Do el dolor implacable me t01·tura,
CulÍntas angustias de mi amante pecho
Calmaran tus caricias y ternura !
De la desgracia el huracán deshocho
Combate sin cesar nuestra ventura,
y es ya este grande corazón estrech o
Para la hiel que en su infortuuio apura.
Cúmplase a"í la voluntad divina
Del que les dió .í tus labios vil'gi nales,
1I1i dulce y adorada Clementina,
Trinos de los sinsontes y ttU'piales ;
Del que puso 011 tus ojos hechiceros
Arrobadora luz do sus luceros.
Septiembre de 1885. JORGE ISAAcs.
LA CANCIÓN DE LOS OFICIOS.
(DE 8ULLY PBO'DBOMME)
Los que la li¡na om puñan ó la llana,
O guían el aTado,
Son más felices que vosotros, hijos
Del Al·te soberano:
Ganan ellos el pan de cado. dío.
Con el diario trabajo,
y vosotl'OS, obreros pensativos,
De hábil, ligera mano,
Halláis la muerte en vuestras propias ob1'as,
Que triunfan de los años.
Más rud~ que la vuéstra es la taren
Del labrador austero,
Cuyos afanes colman de abundancia
Los hogares ajenos;
Mas él con las gavillas que le sobran
Tiene facil sustento;
Cuando á vosotros, que si alzáis el canto,
Guirnaldas vais tejiendo,
De ham bre os dejan morir ante sus puertas
Los henchidos graneros.
Suda el herrero en la continua noohe
De su taller ardiente,
Cuyo calor le seca la garganta
y c11'ostro le enrojece;
lilas, sin verlo agota.rse, humilde vino
En toscos yasos bebe,
J\llientras vosotros, que labráis de oro
Hermosas copas tenues,
Morís de sed, mirando ,¡ vuestro larl$
Rebosar los toneles.
Ante sus telas encorvado siempre,
Palidece y enforma
El pobre tejedor, y ni los astros
Ni el cielo azul contempla;
Mas siquiera un abrigo contra el frío
Su ardua labor le deja.
Los ligeros encajes de los sueños
Teje la mente vuestra,
y sinembargo perecéis helados
Cuando el invierno llega.
Audaz suspende el albañil, que escala
Tms un piso otro piso,
De frágiles andamios la existencia
y alienta entre peligros;
Mas siquiera una mísera cabaña
Hcredanín sus hijos.
Vosotros hacio. Dios tendéis ligeras
Escalas de continuo.
y no es vuestro el hogar donde se escucha
Vuestro último suspiro I
Llega la noche, cesan las faenas,
y todo el que trabaja Veucido,
pero en paz con la fOl·tun a Feliz
torna ti su casa,
Donde la esposa, sonrosada y fresca,
Llena de amor le aguarda.
La corta vida consumís vosotros
En perseguir ¡( el alma
Con ligeras y tímidas caricias,
y la ternura os mata!
FIDEL CANO. ----.... ~
EL PATIO DE LOS MILAGROS.
Nada más bello que la Bogotá actual. No que la
i ciudad esté alegre y bulliciosa, op ulenta y ~erroc~a,
dora' pero en cambio está pintoresca y romántlCa. PIDI
tores~a, con sus soluados de diversas divisas, con SIlS
1
, ramos del domingo de id. en los b~lcones, con su~ alcan,
tarillas en construcci6n, que aqul abren un abismo y
allí levantan una montaña, con el bazuqueo de los cañoR, ¡ que andan por esas aceras ~e Dios olvidados de su anI
tiguo cauce, con una multitud de gentes de antafí~ y
I de provincia que vienen á la corte á emplear ~us OCIOS
6 á emplearse en algo, y que recorren con su abigarrada
LA SIESTA 27
1
comitiva los templos y lugares públicos, Cou muchas Ila tarde, 6 corredores como azacaues hasta la misma
cosas más se engalana la que fué un tiempo asiento de I hora, pierden de ahí en adelante muy buenos ratos en
los ZipaR, y después de los nietos de Recaredo; pero visitas á la ch¡chería vecina, donde no es agua lo que
lo que más nos llena de entusiasmo y nos hace echar heben, La chicanta¡na, comQ ellOB llaman la chicha,
de menos los pinceles de Murillo, es la inmensa caterva I entretiene sus ratos perdidos y compone las moléculas
de mendigos, truhanes, pordioseros, azotacalles, rateros, I de sus cerebros, de manera de producir en ellos cierto
vergonzantes, vergonzosos, &:, que hermosea las plazas, I arreglo matemático cJue dé por resultado una borra.
callea, zaguanes, ch~cherías, atrios y P?rtales de l~ ciu·1 chera como una hipotenu a, ,
dad, Es una maravJlla ver ese hormigueo de ciegos, ' Allá en esos bodegones, despues de cocer lo habido
l~za~in~s, baldados" pletóricos, anémicos, hambrientos, I en grano y repar!'il' las baratijas y el nikel (i que muo
dlspeptlCos y paralíticos, 1 chas veces hace ncos á muchos! ), comen y beben mejor
Por la mañana están en montones semovientes ! que los obreros albañiles, que los pobres carboneros,
durmiendo en los quicios de las casas, en los ángulo~ ¡ que el mismo soldado, c!e línea, consagrado á la muerte,
entrantes de una iglesia ó en 1M apartadas zahurdas de ¡ que la madre ~~ familIa á qUien le reclutaron su ma.
los arrabales, Cuando el sol empieza á calentar, se van! ndo, y cuyos hiJOS en~ebles lloran por pan, que no hay,
poniendo en marcha hacia el centro de la ciudad, como! y que no pued~ peduse, porque el rubor y la pena
las brujM de Goethe en la noche de E¡anta Valpurgis, á! saltan á las meJil!as, , .,
tomar posiciones estratégicas: quienes en la puerta de ¡ Tras In, c0n:.üona Viene, en. pr~~L~cuacI6n de, sexos
una iglesia, llaman con tristes voces al coraz6n del co. I y ed:,des, el sueno reparador y JustiCiero que los Iguala
merciante devoto 6 de la viuda atribulada que van á ¡ ~l nco más orondo; el sueño, que para ellos no, es
oh su misa antes de comenzar la faéna diaria, como ¡ Imagen de la muerte, que ellos no son Argensolas, smo
otros se toman el del est7'ibo antes de emprender el; la , Ima¡¡-en de la nada! porque ellos son todos ateos
viaje á la sabana: aquellos se reparten las calles en i eplCurelstas, Las oracIOnes truncas y enrevesadas que
jurisdicciones inviolables é improrrogables, y cada cnal ¡ se les oye murmurar algunas veces, son enseñadas por
en su dominio grita y se pasea todo el día: esotros, re. ! los -yete?'l1trws á los ?'ecZutas, y para. ellos no tienen
beldes á todo yugo 6 convenci6n, y que tienen las me. I sentido de Dlngu~a clase: las apr,endle:on .para pedir
jores zanCM que jamás hicieron resonar las aceras de ! á los 110m bres, no á DIOS, cuya eXistencIa, SI la sospe.
Bogotá (como cierto hom6nimo de Nuest?'a Seño?-(~, las I chan, _no los preoc,upa, y cuyos atnbutos desconocen
de París), se dan á recorrer toda la ciudad, por todos ! e~ ,absoluto, ~n:~lgos declarados de todo, lo que sea
los vericuetes, y aquí piden, a.!Ií hurtan, acullá comen ¡ reglmen y ~hsClplllla, huyen ele los hospitales como
algo, se van por esta buena vida santafereña con el ! de lugares lllfestados y malditos; las casa, de asilo
lema del caballero de la Triste FiO'ura: sus fueros sus ¡ sou para ellos presidios; y 1M Hermanas de la Caridad,
bríos, sus premáticas su voluntad, bCuando llega la no. I los mé?icos y las boticas, sus tres en~migos: su mundo,
che, ,,-uelve la carabana, más 6 menos repleta la panza : demoDlo} carne, Su fístula, su lobauillo, sus calambres,
de oplparas sobras, y el costal de zarandajas, á las O'ura. : son ~u tlm6n lllflexlble eu el mar en que luchan por
pas habituales, donde un fog6n de hojarasca y m~dera I lo. VIda, ,con perdón de los (larwini~~os, Y si de Dios
de las cercas vecmas les aguarda, Es entonces cuando: y los Santos no hacen la, eshmaClOn que todo ser
el Patio de los Milagros, que descrihi6 el gran poeta, ¡ raCIOnal elcbe de hace:, de Malthus y sus leyes se
hene aquí un recuerdo no muy infiel. Para hacerse! burla~l del modo más Irreverente, Aquello de que en
8e,ntlr y ~o ser pisados por algún burro callejero 6 aL ! la SOCiedad cada e,sfuerzo debe tener su, remuneraci6n,
gun pr6Jlmo calamocano, y por ver si en esa última ¡ que sólo ha de satisfacer á qmen lo ha eJecutado; aqueo
redada cae algún pez, van O'ritando que es un O'usto: j llo de que el vicio'o infecundo no debe sentarse luégo"
i Una limosna para su cieg~ecito !" "i La carid~d se.! cuando ya sea una carga y no más-sobre el saco de
ñores :" "i Por las ánimas benditas!" Y demás so~sa. ¡ frutos que el h.onraelo padre de familia recolectó para
cas que ellos se saben, Se llecesita la imperturbabilidad ! s~ Y para SU" h1JOS; aqnello., ,( pero para hablar en sen.
de todo ,un Pedro Gringorio para no aturdirse con esta ¡ tlelO común), aquello de que á caela uno seg(m sus obras,
algarabla y no aterrar e con esa procesi6n de fantasmas! cada palo que aguante su vela, y el que lo gana lo jama,
en muletas, Llegados al cubil, es de ver la zalagarda i eso, llO entra, ~on la veneranda cofradía que nos ocupa,
que ar~an, las voces que salen de aquellas hocas, y lj,S j Las nl1.e,e doclmas pa.rte? de estos sugetos son rezagos
pantomllnru; ,que representan aquellos gandules, Allí j del VICIO, truhanes arhficlOsoS, ya cantados por Espron.
son las maldlClOoes para el avariento que no di6 sino I ceda y Bérallger, que hacen de la mendicidad un oficio,
U?~ pIltrafa de carne cediz~, para la señora pobre que i como átros de la zapatería ó de la agricultura,
dIO la, cofia vIeja de un Dl~tO, que de nada le servía á I Ya dijimos que son ateos, y lo evidenciaremos:
ella DI de nada puede serVirle al mendIgo, el cual la I i quién ha visto á un mendiO'o de éstos en la i lesia
eJ,l?-~ta en su b~rd6~ y se ríe de la. fig~ra ridícula de eu I oyendo la misa, confesando ó"comulgando 1 Nadi~, En~
hiJO entocdofiadlo, alh, en aquella mmuclOsa reqUisa, apa. ¡i fermos, como dicen ellos que están deberian ir tí. comul
1r1e cen os os proventos del día ' entre 1o s cual esb n'- gar semanalmente por lo menos p, ara poder recibir en.
t
at;t alguno,s ndíkele~, que cuenta y recuenta el propie. ¡ el cielo el pre:nio ó mejor dicho la indflmnizaci6n de
eanr IOla, cboaut p0aJ O~H e mIDe"r o cateador que ve la ceJ' a d e oro iI sus penas de acá' abaJ,O ; pero no": m.n O'uno de ellos se
de los me~digosay mC;:ld:\~::re ;n .. ~t~ hora 1 sicológica I preocupa de la ~uerte futura de su alr::;a, y cuando los
das' pues no sie~pre la parti ~~ uJI~ab ~ pa os y pa~. ! sobrecoge la CctJem, como llaman desdeñosamente á la
por 'igual á los que lo adc¡uirf:~~n ? . o l~ cOi{esp;n e I m~erte, lanzan una inttlrjección no nada pi~dosa, se
frente!" Y además, los sugetos de c~~ ~a~~a or e s~~ I ~~lran una I,lulg~da, y se van al an~teatro SID d~spe.
dnos en SUB puestos, como centinelas q h t 1 m~s, ait ¡ 1111'~e de ,n,adle Ul encomenda!se á n:nguuo, Y DI aun
, as a as res e i a 1 son ntiles, pues su orgaDlSlllo, mlDado por un mal
28 LA SIESTA
que no es enfermedad característica ni caracterizada en
la patología, sino qne es la muO"re los parásitos el
alcohol y el desarreO"lo constante de ~ida no puede' ser
estudiada en. f?rma o alguna; y ni ann a~atómicamente
se pneden utilizar: aquellos músculos, huesos y vísceras 1
n~ est.~n eu estado ninguno observable, couservable 6 "
disecable: ese pot pOU1'ri v':lelve á b tierra-después I
de h~berse burlado d. e la pohcÍa, de la caridad pública I
y pflva.d~, de todas las instituciones sociales y de las
leyes dlVlDas-á prestar el primer servicio de su muer- ,
te, en forma de abono de los potreros adyacentes al i
cementerio. I
~uy atrás d~jamos ya lo pintoresco de Bogotá y !
s~ PatIO de los Mtlagros; pero volvemos á ello, porque ¡
olmos á un aparcero que canta: I
"No hay gente como los ciegos, I
Que aunque no ven, oyen mncho . .
Penas se ahorran no viendo '
Las miserias de este mundo·"
y concluímos. Lo de romántica no se le achaca á !
nuestra villa ilustre por aquel número innumerable de i
viejas enmantilladas que lloran detrás del transeunte, :
contando hazañas y percances desgraciados, las más ;
veces verdaderos y dolorosos de oírse. i Piedad suprema i
para la miseria! I
LOS MINEROS DE NEWCASTLE.
I DE .lUG. DUBan I
Que otros sobre los montes respiren el aliento
J;leneficente y suave del impetuoso viento
E. i~unde un aire puro su frente en derredor;
L,v,anas velas otros desplieguen en los mares
y surquen presurosos, al sóu de sus cantares,
De las amargas olas el seno bnllidor ;
Que á otros, cada día, les llene la pupila
El sol con dulces rayos de luz tibia y tranquila
y ante sus ojos brille un cielo do zafir ;
Que otros, cerca de un techo cubierto de vordura
Recojan las coseohas que la estación madura, '
y . el canto de las aves arrulle su dormir.
El cielo echó sobre ellos sus ojos compasivo,
Un astro de bonanza los dió su fuego estivo,
Yesos mortales fueron nacidos al placer.
La mano poderosa que acá en la tierra imparte
Favores ó castigos, les dió la mejor parte:
Vida de amor y gloria que es grato merecer.
Ay I de aquel imprudente, ay I de aquel temerario,
Que del !Iriso!! desciende al lúgubre suntuario
~in la bendita lámpara que Davy nos legó;
A éso el torvo espíritu que aceoha en la penumbra,
Ó súbito le ahoga, ó súbito se alUlnLra
y entre implacables llamas al míseru abrasó ....
Ay I de nosotros todos: 'lue á YeCes 60 desprenue
La misllla dura I'oca que nuestra pica hicnd~
y rueda sobre cráneos como impetuoso alud.
Mós de uno que soñaba, COn alma cariñosn,
En los cabellos rubios do un hijo ó de una esposa
Encuentra en esa sima la muerte y sU quietud!. ...
y bien: somos nosotros, nosotros sombras mudas,
Del movimiento humano en sus faenas rudas
La poderosa fuerza y ellDvisiblo irunn.
Oh Industria! es el teso1'O que á riesgo da la vida
Ananca nuestra mano convulsa y aterida,
El que te impulsa férvido, potente leviatlÍn !
La hulla en llamaradas calienta la caldera,
llace rugir los hornos, hace tem blm' la esfera,
Rodar sobre los rieles el rápido vagón,
Es ella quien por todos los óru Litos del mundo,
Sobre el hinchado seno del ruar ancho y profundo,
Pasea omnipotentes los mlÍstiles do Albiún.
Nuestra labor oscura á la imperial diadema
Da el brillo esplendoroso de la beldad suprema,
Que en vano otros imperios p"etenden igualar.
Sostienen nuestros brazos el torpo sensunlismo
De esos quinientos lores, que ven con egoísmo
El hambre pavorosa sentar.e en nuestro hogar.
Oh Dios da la Justicia que ns dentro del pecho I
Nosotros no queremos buscar nuestro derecho
Turbando acá en la tiena el orden y la paz;
Nosotros no pedimos el puesto preemineute
Que ocupan los ruagnates del trono en la pendiente,
Ni el oro que acumula el privilegio audaz;
Nuestra am bición se sacia con que les des á ellos
Do un sol de amor al prójimo los vívidos destollos,
Para que al pobre atiendan con paternal fervor;
Que les recuerde á veces, en medio del bullicio,
Que si el cimieuto falta se cae el edificio
y aplasta entre sus ruinas al siervo y nI señor.
ANTOllIO J o.É HESTREI'O.
Havre, 1884. -, ........ ----
En tanto que nosotros, cual presidiarios viles, OONTRA LOS OR1TIOOS IMPERTINENTES.
Llevamos entre cuevas la vida de reptiles
Sin recibir siquiera del solla olaridad ;
y nó porque las leyes violáramos audaces,
Sino que la miseria, en confundidos haces,
Lanzónos desde niños á esta oscuridad.
¡ Porque ha llamado la atención del público, he lc,do
¡ dok ó tres veoes el artículo titulado Un ,,·itico impertillente,
, que publicó el número 10 de "La Miscelánea." La primera
, lectura soduce, poro tí la segunda se palpau las exagorai
ciones y errores y se descubre el cobre do la crítica.
¡ Por supuesto que la forma ingeniosa adoptada por 01
1 escritor, poniendo en boca de un interlocutor imuginario
"opiniones do que él dico no participar, no es en modo al!
guno oxcusa pnra rehuír la rosponsabilidad del artíoulo,
I ni menos alcanzaría la especie do palinodia final ti dar
Nosotros los mineros somos de la Inglaterra,
Vivimos oomo el topo, mil pies bajo la tierra,
y allá el martillo se oye con redoblado són ;
La hulla que arrancamos la empapa nuestro llanto,
La noche n08 envuelve con su tupido manto,
y el frío de la muerte nos hiela el corazón ....
Ay I del incauto niño que en desgraciada hora
Sienta el pié vacilante en la espiral traidora,
Del fondo de ese abismo jamlÍs ha de volver ....
Ay! del anciano débil, de caminar tardío,
Si el agua descubierta se torna en turbio río,
En ese estreoho vórtice habrá de perecer. - - .
carácte" de pura broma IÍ todn la pieza. La critica os,
i puos, bion seria, y comO tal pienso oOlllLutirla.
¡ No me detendré á examinnr las doctrinas literarias
, de Mingrelio, ca i todas teóricamente exactas, y por cier,
to no lllUy nuevas y originales, pues son lns mismas quo
, acerca de la crítica, la utilidad de las rcgltls y otros J>Uu-
'
" tos, han profesado siempre los Larras, Clarines y He\'illlls.
Me limitaré á defender oomo lo entienda los pasajos que
LA SIESTA 29
con más chispa que verdad, ha tachado en dos notables I y aun de la mano por las puertas doradas de la juventud,
poetas antioqueños. ! y que un mismo rayo del sol esplendoroso de esa época de
Desde luégo, convengo con lIIingrelio en que la críti· ! lB existencia ilumine sus frentes'
ca .6 al't~ de ju~gar ~e la bond.ad, verdad y. b~ll~za de las I P.or lo que hace al mal us? de vencer, no ~e parece
producclOnes hteranns, fundandose on prmcIplos de esté-I' tal, D1 creo qué gane en valentIa el verso trocandolo por
tica ó buen gusto y en las reglas científicas I'elativas á renclir, que es, por otra parte, sinónimo suyo, según puede
cada obra, según el ramo á que pertenece, es clase de 00- verse en el Diccionario de la lengua.
nacimientos poco ó nada cultivada en países atrasados. y como roeoan mansas adormidas
En ellos, el que hace papel de crítico es con seguridad' Juntas las ondas en tranquila mar, '
amigo 6 enemigo personal, político ó en religión, del es-I Nuestras dos existenci,as siempre unidas
. 't . d tI' . , f' 11 Por el sendero de 1 .. VId .. van.
en. al' Juzga o; y. en o.nces e .J.UlClO no y ?ano ca a para Tú asida de mi brazo, jndiferente,
,deJar el campo hbre a la paSlon adversa o favorable. El, Sigue tu planta mi resuelto pi6,
compadre ó copartidario agota el vocabulario de la ala- I y de, la se~da en 1 .. áspera pendiente,
banza bombástica y exagerada; el enemigo ó adversario j A rollado Jamás temes caer.
no acierta á hallar nada bueno en la .obra, y harto será "Es defectuosa la comparación, dice Mingrelio, por.
que del análisis de ella no pase á la disección del pobre I que no hay ó no debe haber movimiento ó rodada de ondas
autor, y lo ponga de presnmido, inepto é ignorante que en un mar que positivamente está tranquill?; y porque es
no haya por dónde cogerle. Así, pues, ó censores amargos 1
1
ext~avagante qne ,las ondas salten de su sereno elemento
cuya opinión envenenada encoleriza y no corrige, por más á berra para seguIr sendero, para oogerse del brazo y su-que
puedan decir verdad; ó ciegos aduladores, de quienes I bir por algu~a pendien~e áspera." . .
no hay que esperar que señalen defectos ó indiquen nue· ~ yo dl~o que, aSI como en la pl'lmera estrofa, la lU·
vas vías; pero nunca jueces imparciales que, sin más guía moralldad,.l~ Incorrección y. el.disparat~ quedaron de parque
la razón, aplaudan y enseñen, animen, corrijan y des· I te de la cl'ltlca, en las dos slgulentes q~Ien apareo~ defecpiGl'ten
la emulación: hé ahí lo que se le espera al hombre! tuoso y extrava~ante, no e8 el poeta, smo ~lingreho. qué
de ingenio ó al tonto que sale pluma en ristre por es08 ,I es lo opuesto a ~~a mar tet?pestu?~a? Una tranquila.
trigos de la literatura. ¡ ¡ Pero esa tranqUlhdad es la mmovilldad, y puede nunca
¡ suponerse un mar, ó siquiera un estanque, cuya tranquiliHace
presa Mingrelio en la primera cuarteta de la ¡ dad llegue hasta el punto de que la 8uperficie sea perfecta·
composición .A Julia, de Gregario Gutiérrez GonzlÍlez. ! mente nítida é inalterable' A las playas del mar, aun es-
Juntos tú y yo vinimos á la vida, ! tanda tranquilo, llegan rodando siempre las ondaQ á estre·
Llena tú oe hermosura y yo de amor; ¡ llarse, y siempre el viento, por ligero que sea, riza la BU-A
ti vencido yo, tú á mi vencida,. ! perficie y produce ondas. Porque de ondas habla el poeta,
Nos hallamos, por fin, juntos los dos. i nó de olas, que, á mi entender, sobrepujan en volumen,
Ya Rafael Pombo había tachado de verso malo el ! elevación, l'apidez y fuerza á las ondas. Y qué manera de
primero de esta estrofa y primero también en la colección! nociones son las de Mingrelio sobre la comparación? Ni
de poesías del bardo antio(lUeño; propone el señor Pombo ¡por 9n? prolonga.á otra estrofa la influencia ideol~gioa de
que se reemplace por este otro: i un slmtl que termma en la que precede? Este slDllllo re..-
Al par tú y yo vinimos á la vida; i pite el I,>0eta en su composición .A Julia, de 1869, con ma-y
dicen los editores (los hijos del poeta) que no hay in-I yor clarIdad: . . ,
co,m patibilidad entre el verso primitivo y el último de la I .... Unldos VInImOS basta el ftll Coal dos olas gemelas qne ban rodado
mIsma estrofa: : En busca de nna play .. en q06 morir.
Nos hallamos, por fin, juntos los dos, I La observación del crítico á la siguiente cuarteta, deja
si se tiene en cuenta que Gregario y Julia nacieron juntoB, ! de ser trivialidad para pasar á simpleza. Con que hay ines
decir, á poca distancia de tiempo y de lugar, y de pa· ! cohel'encia gramatical é imposibilidad material en decir:
dres íntimamente relacionados; tuvieron que separarse i Tú asida de mi brazo indiferente
luégo por largo tiempo, y después de varias vicisitudes se i Sigue tu planta mi res~elto phI; ,
hallaron para. siempre juntos. . . '1 porque quienes andan de brazo van de frente, y la planta
Pero Mingreho le cu~lga al cuarteto lo~ califioatIvos , del uno no puede seguir el pié del otro? Fuera de que no
de inmoral, incorrecto y dIsparatado i lo prtmero, porque! hay tal imposibilidad material, el verbo seguir no signm·
quienes vienen ó naoen juntos á la VIda, son los gemelos, ! ca siempre procesión y enlilamiento, sino también comy
éstos no pueden amarse con amor; l~ segu~d~, porque ¡ pañía.
el verbo vencer no puede ~sarse oon régimen I!ldlrecto; y ¡ "Y;;u mano en mi maDO, paso á paso ", continúa el
lo tercero, porque nada hene de raro 9ue qUIenes nacen i poeta, y l\lingrelio observa que" ya no siguen de brazLA.
Tal vez Guzmán no hizo mal
Con Fulano en a cenderlo ;
Que no importa nn Geueral
Donde es general el serlo.
JORGE POlIlBO.
IMPROVISACIÚN.
Largo rato caminámos
Sobre la grama. menuda, I (Á Oli OANA.R10)
Siempre limpia y siempre verde, Pájaro de par,la pluma,
Que la población circunda. De pico arpado y sonoro,
A t f d 1 Semejas salterio de oro . es e rag~ento e a composición Un paseo en Abe- Que resonara entre espuma.
Jorral! le nota M1D:~elfo que es imposible la posición que La esclavitud no te abruma,
d~~~nbe. Yo !"? se SI a los poetas pueda exigírseles la pre- Pues cantas entre tus rejas
clSlo.n IDa.temabca á cuya regla de hierro pretende Min- y al corazón saber dejas,
1 t 1 1 Por la. forma de tu ca.n to,
gre 10 suJe ar os; pero o que sí es claro es que no hay tal Que tus trinos no son llanto,
abs~rdo en la posición r~spectiva de los dos paseantes ó I Que tus notas no son quejas.
cammantes, y que renglon por renglón pueden dos perso- JOAquíN P. POSADA.
nas ~r~cticar lo que dice el poeta, formando un grupo na- ~ ___
turahslmo. La ?la?"o derecha de J uIia iba por detrás de la I
nuca de Gregono a tomar la derecha de éste fácilmente I EL TESTA~{ENTO DE UN POETA.
doblada hacia arriba· J li • ' y el brazo izquierdo de la misma ¡: i eo m b a t'1d a eXI.S t enC.l a fn'e I a de EID.l h.o Antom.o
u a, pasando por frente al cuello del poeta iba á unirse i E biD b' 6' b' l' 61 l' f
con su propia mano y con la derecha de que' ya se habló; ¡ .seo ar. e 1 Ir len eJos, y s o a ?anzo, como re u-
Y así el brazo izquierdo pod' b'. di' ; glO á sus dolores, la. tumba. Era un Joven lleno de lll- , la muy len ro ear a CID- I t r' - -d r d' ,
tura de la esposa, que, como se ve, iba como colgada del i ~ 1geneta, con ensue,nos e tea os, ldea8 a~re~s, prop6-
c~ello de ~u amante marido. Un poco flojos los brazos, ! sitos vagos pero ardlentes, que s~n el dlstmtlvo de los
nlngun~ dificultad hay para andar en esa posici6n ; y ella I cerebros de alg.unos poeta.~ desgraclado~. Apenas columes
la mas natural en d~s recien casados (Julia y Gregario i br6 la persegUl~a glona, con la cual ce~ebra esponsales
.~apen8B !l~:vaban tres .. nos de matrimonio en la época de la ! fantástiCOS la Juventud, cuando el publlCo de Bogotá
composlclon) que van á visitar la tumba de su primogénita. i aplau~ía su drama titulado i Ju.sticia ó Fatalidad! que
(Concluirá). I mereció de la crítica tantos encomios. Por ese tiempo i ya el infortunio lo había herido de muerte, y la ovaci6n
I que sus amigos le hicieron por su triunfo fué casi una
i fieRta p6stuma. El sufrimiento moral es, frecuentemen-
FÁBULA.
En el patio de rústica alquería
Un pato mor~ió á un perro cierto día;
y en va~o seIS mancebos, moraleja
PretendIeron sacar de esta conseja.
. Esto enseña IÍ los seres racionales
A nI> buscar moral en.animales.
R. DE NARv.h:z.
EPIGRAMAS.
Ayer tarde don Juan Lonas
De hambre fiera en el exceso'
Les pedía á todos un peso '
P?rque se hallaba en ayu~a8,
DIeron las seis, don Juan
: "¡HOI'as
dan
1aí,_~5._ 1IIII1, 8II1r&ií.,. ~i"'811101l..,\"
I
te, principio y consecuencia de las enfermedades. Una
p~na íntima, ':lna espantosa desgracia, postró hasta ren,
dir al pobre Joven; el aneurisma que le dió el último
j g<:>lpe fulminante, no fué sino resultado de uno ya reci!
bldo enrnedlO del pecho. Tal V~2l algún día alzarémos
i este velo sombrío que hoy, por piedad, no tocamos. I . ~ua~do los médicos desahuciaron á Emilio, él reci-
I bl6 SIO ~ledo el fallo. Pensamos que deseaba alejarse:
hay. oc~slones en que la partida, aunque sea á lo ignoto,
les mdlspensable. ~ero para viajar, 'porque él creía en
una contmua ascenSIón, según la teona espiritista, quiso I p0l!er s.obre . el papel lo que vivía y tenía ya cuerpo en
i sll.mtehgenCla. O como Gustavo Becqller, .. quería dorI
~lr en paz en la noche de la muerte," sin que sus crea-
I Clones fueran á ser su pesadilla. Entonces trabaj6 mu_
cho: los dial! ~ra!l contados, y á pesar de SUB dolores
I esCribía, 8610 rmdléndose á la suprema. fatiga.
LA SIESTA 31
Por la. tarde salía de su casa, lentamente, :1 dar un '1 EL MUNDO BOGOTANO.
paseo al Pa?"que de Santcmdc¡·. Iba allí :1 gozar de la , llabría materia para una revista nutrida. é interesante
música en las retretas, del grato verdor de los irboles, '\' con lo que pasa en Oolombia. ! Pues, señor: no es poc.'\ cosa
con la. vista de las eras florecidas, Lo ~imos en e~e tener á los italianos á tiro de cn.~ón, cuando .n~ nos hemos
lugar por última ve>l, Su rostro estaba pálido y flaqUl- acabado de. desenredar de la ~Itlma guerra cml.; la~ espe·
simo, sus ojos azules se movían en un círculo VIOlado, y I ranzas en C1~l:ue, tle un emprestlto de doce y ~edlO mllloneR
sus cabellos rubios habíau crecido hacia atr:1~. Al rede- I de pesos á tIempo ql~e un decreto del Gobierno ~a ~altlo
dor buscamos por instiuto la muerte. Aquello era un I como bombn. en la.s cajas de l?s ~ancos y en la cartel~ de
di ,,' mbarcro el desgraciado joven soureía los partIculares; y una Constitución nnev~ ~n p,erspe,ctl'vat
ca ,ver, ), ~NID el bl,o d' I d' 6 t' de los facultati I cuando ya Ibamos acostumbrlÍ.ndonos á VIVIr SIn DJOs DI
dulcemeute. ?~ , la o e ~agn s ICO ; , - , ley. Eso para no bn.bln.r más que de las cosas grandes, que
vos,. y corno qUISICr:1mOs reammarlo, coutestó con reslg- I si fuéramos á metemos en detalles, por Jesucristo que no
nacl6n: ., . . I sabemos á d6nde nos diera el barro en las calles y plazas
-Todo es ¡nútIl : cuando mucbo be de vIvir un mes. de esta pobre capital removida en sus cimientos por la
No se quejaba; aparecía soseg:1do y respetuoso mano inf¡,tigable de u~ Alcalde, empeñado en hacernos re·
con su destino. Por otra parte, buscaha en los astros un I cordar los buenos tiempos de Ahumada, de Alfonso Ace·
punto de cita para encontrar á los que am:1ba. , . vedo y de PadIlla.
Pronto con~er&'Ímos de SIlS obras. No quena monr , .....
sin dar término á un poema t!~ulado 'l'hara, de si&nifi- i Suponemos que no se querrá obligarnos á hablar de
caci6n grieg:1...... No~ refino el plan y reclt? al- I las representacioDes teatrales, que - al revés de lo que
gunos de los versos. Deseaba, :1Símlsmo, conclul l' un ! pasa en las capitales europeas - el invierno ha puesto en
drama que, por lo .que .Ie entendimos, era cou :1r~un?en-1 entre~icho; ni de las últimas proce~iones ~e PaSC!la y
tos de su propia hl ton:1, i Esp:1ntoso drama sena este, , Cu~sl1nodo, que t~do el mundo ha VI~tO; DI de lo~ lIbros
porque i Emilio se le agri6 en la boca la leche mater_¡ recientemente puul!c~dos, que somos mcapaces de Ju.zgar.
nal, y el 6sculo paterno le hizo ,pna llaga en la lDltad Sobre mu~rtos y vlll,¡eros Dadn. hay nuevo que, decIr; ,Y
del corazón 1...... c~mo nalhe. s~ SUICida, se cas~ DI se bate, p~~namos Sl~
La arteria traidora no le dió tiempo, Una tarde nO I dIfic1l:1tad dejar eD bl~nco el espacIo Íntegro que La SIesta
se vi6 al poeta ocnp:1r su banco de?ajo ?e los árboles, ! ~a aSIgnado á la re~lsta. ..
ni á su perrita blanca, á la leal Eta:1-j'os, Juguetear por i . .... .. .
los caminos de areua de~ Farque. ,Era .!lfeciso,. 3:llte I . aPero usted es eXlge~te, quendo Director, y el .. ofiClo
todo, morir; y comprenchendolo asl EmIlio, escrIbl6 á ! obhoa •. A~emás, la crÓnIca es una parte tan eS(lncIal en
sus amiaos predilectos la carta sicruiente, que era su úl- ! los penódlcos, y Duestro púbhco ~usta tánto de verse en
f 'j' too' o ¡ letra de molde, que, á falta de los zlgzags de :tIIerchán, de-
Ima vo UD . , voraría hoy con ansiedad hast.'\ los cronicones de la difunta
Señores Jorge Rafael A.ranza y AJejandro Vega, "Reforma," único género realista que se haya cultÍ\-ado
Queridos amigos míos: , con provecho eutre DOSOtI'OS .... Ahora, Di eso: "La Na-
Les suplico encarecidameDte que hagan cumplir mi ción" publica versos, leyendas hist6ricas, ú hojas de carteo
voluutad última, consignadf\ en estas líneas. Pel'llonen esta ' ra sobre el estornudo, los suspiros, los tropezoDes Y los
postrera molestia. callos, aDalizauos en su acepci6n filos6fica; "Las Noticias"
Dejo mi libro de Recuerdos á mis amigos todos, en la ! no dan ninguna que no haylLtnoS visto antes en el "Diario
confianza de que ellos no dejarán morÍ!' mi pobre norubl'e. ' Oficial"; "El Semanario" tiene que ir á escribir su reviso
Quiero que si alguna vez se publica mi drama, vaya i t,'L al desierto de la Oanuelaria, dándonos por crónica boprecedido
de un prólogo escrito por Alejandro, que sabe I gotaDa lo que habíamos leído en uu capitulo de la Pe/'egrísu
historia. , nación de Alpha y en uu articulo de Felipe Pérez; de
A Alberto Urdaneta Y Lázaro Girón les dejo La novia I fuera no recibimos Di un lihro ni UD periódico, y así, ¡ pre·
del Zipll. Ojalá la embellezcan con Sil lápiz. " teDde nsted que el suro haya de llenar esta necesidad de
Suplico que se quemen mis papeles Y las cartas de imposible s:1tisfacción ¡
mis amigos. Bogotá se muere de atonía. ToLlos sus resortes se ha·
Quiero ardientemente que mis coronas las guarde JuHa Illan flojos, y el movimieDto, la vitl:1 qne parece animarla
como un recuerdo, ! es algo comO la febril desesperaci6n de los últimos esfuer~
Una cubierta de luto que tengo en mi cartera, serlÍ 1 zos. Puede usted pasarse el día Cntero en una esquina
colocada deutro de mi ataud. cruzado de brazos, y decir como el poeta de "la Hora d~
Quisiera Ber sepultado en el suelo y que Adelina sem· Tinieblas":
brara sobre mi sepultura mi pensamiento blanco. Gente .. , y wás gente .. , y mús gente
Ojalá que mis nobles amigos pa"uen á María los cui. Pas" delante de wí,
d h 'd . o, Oh! qué tI'lste CB ver así
da os q ne a tem o conilllgo durante ml larga enferme· La hUllJo,uidad ell tonen te 1
dad; es UJla deuda sagrada que les dejo. ' .
Daniel lIIacharllviaya, Joaquín Pinto, Joaquín Gon- I Ver~ pasar dIez v~c~s P?r delante de usted amigos y
z'lez, el noble doctor Ortega, l'aciban la expresión de mi des~onoCldos en tal preCIpItaCIón y con. afán tan extraordi·
gratitud eterna por sus cuidados, I nano, que podría creer, soure to~o SI acaba ~e llegar de
En fin, para todos mis buenos, mis queridos, mis fie- fuera, que ,al fin hemos. c01I!prcDdldo aqul la IIDportancia
les amigos, Un último abrazo. del proverbIO yankee: T!me IS mOl/ey.
Adiós. , . Oh ! no señor, nada es 11l01lCy hoy eD esta bendita ca.
Suyo hasta la eternidad. . pItal, que .de capita/,--con teDer ocho BaDCOS en su seno-
Septiembre-1885,
EMILIO ANTONIO ESCOBAn. no po~ee SIDO la categona geográfico· política. Pero, á lo me.
nos, dirá usted, todos esos que entran á Santo Domingo y
v~n á l~ Tesorería; que salen por el correo (para. acortar la
distanCia) y se meten en (\1 Banco de Bogotá' que de ah!
van á San.Fr~uciBco y ~'uil~en al Bazar, para dirigirse lué. •
go al Capitolio, al Crédito hipotecario, al Prendario y á la
Que no se olviden de mi pobre Etairó.,
. Sencillo testa.mento de un poeta infortuDado, para.
qUien la. desgra.cia fué la inspira.ci6n y fué la muerte.
32 LA SIESTA
Unión, tprminando donde Isaac Jl.fontejo, Martioez, de La
Cuatlra, 6 don Jesús Gutiérrez, todos esos serán hombres
de negocios.
Esa es la agitación febril de qne acavo de havlarle.
Puede asegurarse que esa colmeua de la Calle Real que
zumba como las abejas, al rededor de las cajas de los Bancos,
no produce, como aquéllas, ni la miel del sustento dial
·io. · Ahí van los empleados, los descendien tes de los próceres,
los militares de la última campaña, los contratistas,
touos los acreeuores del Gobierno, es deci1) la povlación
entera--porque aqui no bay quien por éste ó el otro motivo
no depenua del Tesoro público-á desl'ontar el porvenir.
Qué bello teat·ro para un autor do l!'ilosofia en cal'fera!
i Cuántos padres de familia, cuántos huérfanos, cuántas
viudas, cuántos iuválidos que vuelven casi siempre á su
casa, vacias las manos, á soplar en las cenizas del bogar
siu fuego!
.. " ..
r. Qué seria de todos ésos si aquellas puertas, tan estrecbas
y todo como sao, se cerraran para ellos con el
Lasoiate ogni 81Je?'ctnza de este infierno más positivo que el
de Dante ~ Eso es, precisamente, lo que acaba de pasar
con el decreto del Gobierno á que nos bemos referiuo atrás.
Y, sin embargo, hay muchas personas que creen, pensando
en Bentham sin advertirlo, que la providencia es bllena:
1° porque el mal, si alguno produce, se extiende á todos y
es, por consiguiente, menos sensivle; 2? porque s6lo ataca
directamente á unos pocos, yesos pocos lo merecen; y 3°
porque el lJien que produce abraza al mayor número, y ese
mayor número es el que más necesita protecci6n.
Eso es, sin dulla, lo que 80 ve. Lo que no se v~, como
dice Bastiat, es tan grave, que tememos !JO tener lIbertad
de examinarlo, sin extendernos mucho, por una parte, y
sin traspasar, por otra, los límites que nos es uado salvar.
Si el empréstito fuera Un¡L realidad! Doce millones y
meclio de pesos! Por desgracia acabamos de leer en un periódico,
que M. de Lesseps, el Gran Francés, como ya se le
Jlam¡t se halla gra,emente enfermo, quizá á cousecuencia
de su 'reciente viaje á Panamá. Su vida sola seria la que
pudiera obtener la cODcesi6u de aClllel préstamo, que, al
presente 00 tenemos con qué asegurar, fuera de los derecbos
de ia N ación en la obra del canal. Sin esa esperanza
será imposible que el papel moneua conjure la crisis que
por touas partes nos acosa. ..... .
Porque á lo de adentro, teuemos ql!-e ~gregar lo .lle
afuera. Tiempo hace que cuatro cruceros 1tahaoos reCIbIeron
orden de dirigirse (L nuo~tras costas. ~ Dónde se h~n
quedado Y & rOl' d6nt.le ~scogleron para empezar~, segun
la expresión del señor lIIllllstro Rolnlant. ,
Y á todas éstas, nuestra única cañonera, la Boyaoa,
es apresada en el Istmo por contrabandista! !! IIé aUí palpable,
en la forma más concreta y elocuente, la sf~tes.is de
la actualidad. La llaga que uevora al país,-Ia 1ll1Sena,hace
anteponer el ansia de¡ l'ÍCluezas al más noble, allUás
sagrado al más imprescin él hubo de haber 611-
t0?1CX8 momentos ... " .
"Los hijos que tllVO fueron tres, ele los cuales v:'ven dos hoy
Bola,,,,"t." ('fomo 2, p. 96). 4 floy sola",.nt.l Nó: vwen hoy dos
80lamente ... "
, Nuestro COl·tós pnisano llamQ á este modo de oona:
tl-uÍr manía. N osotl·os le cnlificnl'ínmos de otro modo Sl
fuér~lllos do lo~ que lean al soñor Ccínovas, de quien ya no
extrañamos que con ciertas órdenes ministeriales h.aga fl!-silar
insurrect.os toda vez que con una plumada hterana
puso en capilla' do un día á dos hijos de El Solitario, BU
pariente oeroano.
Citación recomendada (normas APA)
"La Siesta - Serie 1 N. 4", -:-, 1886. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2079334/), el día 2025-05-02.
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