Dominicales de "EL MERCU,RIO"
B og otá, I\epú.blica de ~oto mbia .. JytaSG 13 ele 1906
G • . I<'OR E RO, Director
NUMEROS 287 Y 288
ADVE RTE NeJAS
No se admite más colabor,\f:ió" que la solicitada, expresamente por el Dil
ector.
:Esta. Rev¡,ta se edita en los talleres tipográficos de EL MERCUR.IO y es
propiedad de la Casa Editora.
MAURI CIO MAETERLINOK
INVESTIGACIONES ESPIRITUALES DE EMERSON
L A ci~ncia de l.a g~andeza humaDa esla más ex.
trana de las ~leDclas. ED trelos hombres, DinguDo
la Ig:nora ; pero casI todos descoDocen que la poseen.
El milo que me sale al paso, noserácapazde explicar.
le á su ~adre lo.q~: o~servó; y, siD embargo, desde
que su VIsta advlTtto ~I presencia, sab. todo lo qu.
soy, to~o lo que he sIdo, todo lo que seré, tan bien
como mI hermaDo y tres veces mejor que yo mismo.
Me co~toce iDmediatameDte eD el pasado y eD el
porvemr, en este mundo y eD los otros, y sus ojos
me!evelan á su vez el !,apel que desem peño eDl el
UDlverso y en la EternIdad. Los a lmas infalibles
hanse entrejuzgado; :t desd~ el punto qu~ Stl mi¡-a~
tla se cr';lzó con la mla, mi rostro, mi actitud, y
todo ellOfilllto que les rodea, y del cual son iDtér.
pretes, sabe á qué atenerse sin que le asalten duoRs ·
y bien q\je DO sepa distinguir aCIO la corona de u~
emperador del zurróD de uu pordiosero, me ba cono.
cido, ua instante, tao ~xactaU1cDte como Dios.
Verdad es :tue procedemOR ya como dioses, y
toda nuestra vlda se pasa en medio de certitudes é
infalibilidades infinitas. Pero somos como cieaos
jugando con pedrerías á Jo lal go de los caminos ~ y
ese hombre que llama á mi puerta, gas ta en el mo ·
";lento que me sal~da. t(ll~ ma.raviliosos tesm·os espintuales
como el prIJ1Clpe a qUIen bubiesearraDcado yo
á la J?uerte. Le doy entrada, y en un instante ve á
s~s pIes, como desde Jo alto de tina torre, todo lo que
tleDe lugar entre do~ almas. A la aldeana á quien
pregunto por. el camlDU, la juzgo de modo tan pro·
fUDdo como SI le preguntase por la vida de mi ma·
dre, y su alma acaba de hablarme tan íntimamente
como la de mi prometida. Remontó prest1ros" hast~
lo~ más gran,des misterios antes de responderme;
luego me dIJO tranquilamente, comprendiendo de
proDt? lo .que yo era, que había de toma r el sendero
de la IzqUIerda para llegar á la pohlaci ón. Si paso
tI.na hora en medio de una multitud, juzgo mil vece,>
SI.0 decirlo y siD peusarlo siquiera un momento, á Jos
VIVO~ y l~s muertos, y, ¿ cuál de esos juicios lo reformar~
el dm postrero? Hay en rsta babitación cinc"
Ó seIS seres que hablan de la lluvia v del bueu liem·
po ; pero por encima de esa conver;ación trivialísima,.
sei~ almas sostieoeD UDa plática en que ninguna
s~l)\dun" humaDa podría intervenir sin peligro; y
l)len que bablen á través de sus miradas, de sus mallOS
y. de toda Sn presencia, siempre igDorarán l o qne
han dicho. Les es preciso, no obstaD te, aguardar el
fin del IDnsequible diált'go, y por esto cxperimentaD
DO ef quE pe misterlmm tleotru de ~n hastfb', sin
V o l . I -N.o 4 Val e $ 5
darse cueDta de lo que dentro de ellos escucha todas
las leyes de la vida, de la muerto y del amor, que
pasaD como inagotables rios en torno de la casa.
Así acontece siempre y en todas partes. Nuestra
vida no transcnrre más que con arreglo á nuestro
sér trascendental, cllyas accioDes y l'ensaJllientos
atraviesaD á cada iDstante la envoltura que nos
rodea.
En el fondo, na vivimos más que de alma á alma
y somos dioses que se ignoran. Si esta noche me es
imp osible soportar mi soledad, y si desciendo entre
los hombres, me dirán que 1" tal menta arrasó sus
sembrados y que las última, belarlas les han obs ·
trnído el puerto. ¿ Y para esto he venido? No ob.tante
me retiraré luégo, satisfecha el alma y taD
lleDa dc fuerzas y de nuevos tesoros, como si hubiese
pasado aquellas horas entre PlatóD, Sócrates y Mar- ·
ca Aurelio. Lo 'lue hablaba la boca de aquellos seres,
no se oia al lado de lo que proclamaba su presen·
cia, y le es imposible al hombre no ser grande y ad
mirable. Lo qu e discurre el pensamiento 110 tieue
importancia alguna alIado d e la verdad que consti·
tuímos y que se afirrua en silencio; y s i des¡lUés de
cincuen ta años de soledad, Epicteto, Goetbe y San
Pablo abordasen á mi isla, no podría n deórme sino
l o que a l mismo tiempo y m ás iomediatam ente que
ellos, me contaría t&l vez el musgo d e su uavio.
Verdaderameote, lo más e"traño que bay das p3rtes, y un espantoso círculo de. sables y
caliones comienza á estrecharse en torno a ese pu·
ñado de valientes. Ya no se trataba solamente de
rechazar las cargas del enemigo y avanzar bala su
metralla j era necesario tambIén abnrsc paso al
través de sus mllsas. El General De'ort forma en
cuadro su columna de ataque y carga á la b"yo·
neta sobre los dragones y la artillería que bure el
camino. Son tecbazados, y los fr~nceses emp~'enden
de nuevo la marcha, pela uo. klI6metro m,'s ade·
lante aparecen de nuevo las mismas tropas que
logran detener las columnas francesas redoblando
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
loa eefuenoa de IU a"illería. Al mismo tielllpo,
cominaaD 'reoibir refuerzol las tropas enemigas
qoe atacaban' la. fraD0e8ls á retagoardia y por 10B
flaDcos.
DOr!lDte cortro hOrBs, los franceses continúan
so movimiento de retirada. recbazando una carga
de caballos , cada cuarto de bora, y BU friendo
sio interrupción los estragos de la certera Artilería
enemiga.
Ni Un cuadro se ha roto, ni un hombre se ha
abatido. Los Generales franceses, más sorprendidos
que los rusos mismos del hew(5TDO sin ejemplo de
sus sol dados, esperaban toda vía nlcanzar á refu·
giarse en Fere-Cbampenoise. Pero al aproximar.
se' las alturas que dominan al pueblo, divisa·
ron numerosas tropa~ que las ocupaban. "Creímos
al principio-dice el General Delort-que eran los
Mariscales Mortier y Marmont y nos regocijtimos
de baber alcanzado una fusión no exenta de glo.
ria. Pero estas ilusiones duraron poco; las descar
gas de una artillería formidable nos mos~raron,
barriendo nuestras filas, que estábamos en presen·
cia de un nuevo enemigo ..•• "
Erau las guardias rusas y prusianas coman·
dadas por los ~oberanos en p"rsona.
Habiendo salido de Yitry á la diez de la ma·
l1ana, Alejandro y Federico Guillermo tomaron
aquel CRmlOO saludados por los ca!íones cuyas de
tonaciones, al alejorae, leR anunciaban la victoria
de sus armas. Seguían en dirección á Pertbes cuan·
do se cruzaron con un emisario del General Kretow
portador de un despacho para el coade Pahl~n. El
príucipe Wolkonsky- que abrió el d~spacbocomunicó
al Zar Alejandro que Kretow avisaba la
maroha de una columna francesa PI r el flanco de·
recbo del Ejéroito. Schwarzemberg consideró qui.
mérico el aviso, y el Zar, dirigiéndose á Wol·
konsky, dijo sonriendo: "Tú ~es siempre el doble
ouando se trata del eaemigo." Pero ea el mismo
instante se dejó oír un vivo cañoneo al Norte de
Fere-Cbampenoise.
Los dos soberanos volvieron atrás y no taruaron
en (Ie~ouhril' las trop·'S de PacthoJ atacadas
en sus f1uncos por las columnas rusos.
A su vez, los franceses, al descubrir ei Estado
Muyor de los Aliad0s, y creyendo que era el del
Mariscal Marmont, dieron á una voz el grito dc
guerra de sus Ejérci tos: i Viva el Empel adorl
E~ta formidable exclamación, dominando los
ruidos del combate, lIcgó al Zar como un sublime
desafío.
Puesto que la retirada sobre Fcre-Champenoise
era imposible, Pucthod resolvió tomar á In
dereob1, oargando vigorosamente, y dirigirse á los
pantanos de Saint-Gond, donde no podría seguirlo
111 caballería enemiga · En esos momentos y en virtud
de las órdenes del Zar Alejandro, los franceses
eran usediados por los 4,000 jinetes de KorfI, 1500
oosacos, 2,500 húsares y dragones y 1,600 cornceros.
Por el camino de Fere se aproximaban, además,
111 caballería ligera de las guardias ru.a~, los
bú~ares de Puhlen, los corRceros de Dep réradovi~
ch, la brigada de caballería de las guardias
prusianas, los ocho regimientos de coraceros austríacos
de Nostit~, y por último, la Guardia moscovita
COl) el Gran Vuq ue Constantino á la cabeza.
Los franceses ya no eran entonces sino tres mil
hOlllbr~s mal contados, pero-dIce Delort- "marcharon
con tánto orden y d~lluedo, que no parecía
sino que su heroísmo aumentaba en la misma proporción
que los peligros."
Una vez más, logró este paliado de hombres
abrirse paso y avanzar seis kilómetros en medio de
esa tempestad de caballos. Reohazada una oarga,
renovaban la maroba, y ya estaban pr6ximos á los
pantanos cuqndo el General Depreradovitsoh volvió
á interceptarles el camino con 48 oal'lonell y un
regimiento de coraceros, encerrándolos una vez
más para la lurha definitiva ...
El Zar y el Rey de Prusia, pasmados ante
aquella resistencia tan heroica y tan desesperada,
enviaban á caJa momento otlcialf's de su séquito
á excitar á los franceses á que rindieran las arma~
antes de ser exterminlldos totalmente.
Pero los soldados de Pac~bod es~nb4n exasperados
por esta retirada de diez boras bajo el fuego
y las cargaR del Ejército alindo; á cada minuto
habían visto \Dcrmar sus filas y crecer las del enemigo,
y ebrios de pólvora y de sangre y de ruido,
aceptaban magnánimamente su destino, lleno el
corazón de cólera.
El Coronel Rapatel, edecán del Zar, fUd aba·
lesdo sin misericordia cuando pidió parlamento,
pero Pncthod pe"Js6 que después de unn resistencia
tan larga y valerosa, su deber de Comandante en
Jefe era evitar el sac .-ificio inútil de los hombres
qun le quedaban; así fue como al presentarFc un
auevo parlamentario, el Coronel de Thiele, Paco
thod salió de un cuadro, con el brazo derecbo col
gnndo, ensangrentado y roto por las balas, y pre·
gu n~6 á Tblele )0 que deseaba.
- " Mi General, gritó é:lte, os suplico que
rin.:!áis las armas. Estáis encerrados y vuestra resistencia
no tiene objeto."
-" Yo no sé parlamentar bajo el fuego de las
baterías, contestó Pactbod con acento glacial; ce·
sad vuestros fu egos y yo baré cesar los míos."
La artillería rusa cesó el ataque, y Paothod
entregó su espada. Pero allá lejos el último cuadro
hacia todavía una resistencia heroica. I!:I Z Ir Ale
jandro, mudo de asombro, DO pudo resistir más,
y desoyendo las voces de sus ofi~iales, picó su
caballo en dirección al combatp. gritnndo:
-" Yo voy á salvar á esos valientes."
Y mezclándose en la rdrieg:', contuvo el ímpe·
tu ue sus jinetes é hizo cesa r el ataque.
Después de la batalla los soberanos se bicieron
presentar á los Generales prisioneros-Amey, De·
101't, Bonté, Janin. IThévenet y Pacthod,-Ios dOB
últimos estaban heridos.
El Zar Alejandro elogió (:on clllor sus nazallas
del día y ordenó que se les devolvieran sus espadas
y caballos.
Tal es la bistoria de las dos desgraciadas ba ta ·
Ilas que libraron las tropas imperiales de Francill
el 25 de Marzo de 18B.
BENDER
LIBROS INGLESBS
THROUGH FIVE REPUBLICS OP
SOUTH AMERICA, by Percy F.
Mattin. W. Heinemann, London,
1905.-Un volumeo.
EL autor de este libro DOS describe la Areeotina,
el Brasil, Chile, Uruguay y Veoezuela en 1905.
Hasta .. hora los que habían visitado la Amélica del
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
Sur Be liiDitaball , contal'1lo. 11111 illlpreorion ...... ",ia.
je, describiéndonos 101 0101 Y cOltumbre~ de 101 ha.
bitantes, y consagrando , la Geografla la mayor
parte de IUS librOl. B. indudable que, por muy útil é
intuesa'lte que cica ela última ciencia, lo es mb too
da",ia la .ituacióu económica, moral y social de un
pueblo, .obre todo ahora que se da tánt .. importancia'
los fenómeo08 Bociales. Mr. Percy Martio así lo
ha compreodido, y sio n:c1uír de su libro los mapas y
las fotograrlas, concede grao importaocia al de.~o'
l'olvimieoto económico de las repúblicas americaoas,
y ni siquiera omite el aspecto que ofrece la política eo
cado. una de eUa ••
Por lo que hace á la Argentioa, Mr. Martio cree
que no ha Uegado aún esta República al ccoit de su
prosperidad. El extraordinario desarrollo adquirido
por d puerto de Buenos Aires no es más que un sinto'
ma de lo que UcgarA á ser la República si coostruye
ferrocarriles, protege la iodustria, explota S" agrio
cultnra y favorcce su inmigración. Respecto á Chile,
Mr. Martin teme que .ea demasiado rápido su pro·
greso. En cuanto á las demás repúblicas, sus juicios
no son, de.graciadamente, tan favorables. Del Brasil
dice que ou sistema administrativo deja mucbo qué
desear y que 6US tribunales de justicia no merecen,
por regla general, este nombre. El Uruguay no puede
pro¡¡-resar, según él, porque padece una illsurrección
crónica y no bay la segun uo importa qué abominación.
y el cielo, el cielo meridional, está perfectamente
sereno ni la más pequel'la nube, y, desde
sus "lturas, un sol estjvlII espurce generoso sus aro
dientes rayos.
No es una imagen alegórica de la persecuci6n y
tortura de on profeta desconocido en 8~1 país lo qoe
concluya de escribir. INó, por desgrrcla! Ello 8e 1I~ .
ma .. El castigo." De este modo respouden 108 mandos
á la infidelidad de sus espo8BS; e8 nn cuadro de
género una coatumbre ... y yo lo vi el 15 de Julio de
1891, ~n el pueblo de Kandibovk, distrito de KherIon.
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
GUSTAVO GAITAN O.
ANIMA. RURl8
QumN me diera i oh destino I quién me diera
Una glauca heredad de amplios confines
Do surco blando oon mi yunta abriera.
Quién me diese un corcel de luengas crines,
Un toro padre que' la grey mugiera,
y un fusil reluciente y tres mastines.
Obscura selva enmaranada y honda
Donde emboecarme, y sonoroso río
En cuyo CRuce, bajo el tnmbo frío,
Al sol ardiente mi cabeza esconda.
No mi.s pido' los dioses y , la suerte
Para ser sobrio y luchador. Me apena
La tediosa ciudad que se divierte
Bnrlona y triste cual bufón de escena.
Busco el alma del campo, porque es fuerte,
Porque es fecunda, incorruptible y buena.
Tú vendrías allí-luz de mis ojosCon
tu carga do amor; y me traerías,
Eo uoa mimo tus claveles rojos
y on libro y 1101\ plum" en I~ otra mano.
(lual ática deidad, asomarías
Baj" 18s frondas de húnlÍdos laureles,
Mien tras á escape, por el osco llllno
Saldría {¡ tu paso oon mis perros fieles.
y á pl'Ím" noche, OLl mi g ~ ntil cabana,
Cuaudo digll tllS gracias y recuerdo,
Mientr"s tú lees, á 11\ ciudad sombría,
Cual miraje del cielo. todavía
Veré en tus ojos mi paisaje verde
Yen tus cl'cnch~s obscur .. s ini montana.
No mlls pino á loS' diosos y á la suerto
PI\1'Il sor s6brio y luchador. Me apena
La tediosa ciud!\fl qoo se divi erto
Burlon '. y triste cu .. l bufóo de escena.
Busco el alma del campo, porque os fuerte,
Porque es fecunda, incorruptible y buena.
REVISTA POLlTICA
MAYO 12
EL único acontecimiento que tenemos que registrar
en nuestra revista semanal, es la Junta que se
verific6 en el Palncio de San Carlos por invitación de
los Sres. Ministro de Hacienda y Secretario General
de la Presidencia de la República, en representación
de S. E. el Presidente.
Tuvo estrl Junta, por objeto comunicar á las personas
pre.entes allí que el Gobierno había contra tado
on empréstito de J;; 300,000 asegurado con la hipoteca
del Ferrocarril de la Sabana, y esperaba poder
contratar otro de ¡; .1.400,000. El primero es un
hecho consumado, y el segundo "arece que tiene muo
chas probabilidades de realizarse.
D
Citación recomendada (normas APA)
"El Mercurio - N. 4", -:-, 1906. Consultado en línea en la Biblioteca Digital de Bogotá (https://www.bibliotecadigitaldebogota.gov.co/resources/2079292/), el día 2025-12-29.
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